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1 LA MISIÓN CONTINENTAL EN LOS SANTUARIOS Y DESDE LOS SANTUARIOS INTRODUCIÓN: La Misión Continental sigue siendo la propuesta más englobante de concretización del Documento de Aparecida. Es decir que el Documento de Aparecida no se transformará en realidad a través de la pastoral ordinaria o de manutención. Dependerá de una pastoral misionera o extraordinaria, con tal fuerza que se imponga o prevalezca sobre la pastoral ordinaria. Es el sentido de la llamada fuerte por una conversión pastoral. Es un cambio pastoral que torne posible una auténtica pastoral misionera, es decir, una conversión para la Misión. Protagonista principal de la Misión Continental: el Pueblo de Dios Para llevar adelante la M.C., el Documento de Aparecida afirma que es necesario cooptar todas las fuerzas vivas de nuestra Iglesia, todos los agentes de pastoral de todos los ministerios y pastorales, todas las comunidades, grupos y movimientos. Hay que motivar a todos para que dejen su “vida ordinaria” y converjan para una única acción misionera. Todavía, el verdadero protagonista de una M.C. tendrá que ser el pueblo. El tendrá que ser motivado a un espíritu y a una acción misionera nueva. No basta la convergencia de todas las fuerzas vivas de nuestra Iglesia. Sin pueblo, nuestra M.C. seguirá siendo un montón de discusiones, reuniones, publicaciones, siempre entre los mismos. Si hay algo nuevo a ser promovido como Evangelización, hay que hacerlo dónde el pueblo está y con el pueblo. Los santuarios, lugares del Pueblo como protagonista de su fe. ¿Cómo potencializarlo como misionero? Los Santuarios son, en todo el mundo y de manera especial, en América Latina y Caribe, lugares del pueblo, es decir, donde el pueblo es el protagonista de su fe. Los verdaderos santuarios, con o sin la presencia o la colaboración del clero, son puntos de encuentro del pueblo católico. Hay una autonomía de fe en la piedad popular, en que la mediación de la jerarquía no se presenta como condición

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LA MISIÓN CONTINENTAL EN LOS SANTUARIOS Y

DESDE LOS SANTUARIOS

INTRODUCIÓN:

La Misión Continental sigue siendo la propuesta más englobante de

concretización del Documento de Aparecida. Es decir que el

Documento de Aparecida no se transformará en realidad a través de

la pastoral ordinaria o de manutención. Dependerá de una pastoral

misionera o extraordinaria, con tal fuerza que se imponga o

prevalezca sobre la pastoral ordinaria. Es el sentido de la llamada

fuerte por una conversión pastoral. Es un cambio pastoral que torne

posible una auténtica pastoral misionera, es decir, una conversión

para la Misión.

Protagonista principal de la Misión Continental:

el Pueblo de Dios

Para llevar adelante la M.C., el Documento de Aparecida afirma que

es necesario cooptar todas las fuerzas vivas de nuestra Iglesia, todos

los agentes de pastoral de todos los ministerios y pastorales, todas

las comunidades, grupos y movimientos. Hay que motivar a todos

para que dejen su “vida ordinaria” y converjan para una única acción

misionera. Todavía, el verdadero protagonista de una M.C. tendrá

que ser el pueblo. El tendrá que ser motivado a un espíritu y a una

acción misionera nueva. No basta la convergencia de todas las

fuerzas vivas de nuestra Iglesia. Sin pueblo, nuestra M.C. seguirá

siendo un montón de discusiones, reuniones, publicaciones, siempre

entre los mismos. Si hay algo nuevo a ser promovido como

Evangelización, hay que hacerlo dónde el pueblo está y con el pueblo.

Los santuarios, lugares del Pueblo como protagonista de su fe.

¿Cómo potencializarlo como misionero?

Los Santuarios son, en todo el mundo y de manera especial, en

América Latina y Caribe, lugares del pueblo, es decir, donde el pueblo

es el protagonista de su fe. Los verdaderos santuarios, con o sin la

presencia o la colaboración del clero, son puntos de encuentro del

pueblo católico. Hay una autonomía de fe en la piedad popular, en

que la mediación de la jerarquía no se presenta como condición

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necesaria para la piedad popular. ¿Cómo potencializar al pueblo que

acurre a nuestros santuarios, para que viva aún más fuertemente su

compromiso misionero?

1º. Mirar a la historia de los verdaderos santuarios

Hay que mirar a la historia de los verdaderos Santuarios, aquellos

que no se han originado solamente de decretos eclesiásticos, pero

que han brotado de hechos muy vivos en la experiencia histórica del

pueblo, donde verdaderamente se percibe una intervención divina

oportuna, como es evidente en Guadalupe y Aparecida. Hay una

dimensión misionera concomitante con el hecho original y el

comienzo de las peregrinaciones.

2º. El desarrollo pastoral junto con la jerarquía

En seguida, es interesante considerar el desarrollo de los distintos

Santuarios, a partir de la presencia o intervención de la jerarquía.

Hasta que punto, la pastoral de los Santuarios han ganado o perdido

en su capacidad de ser misionera.

3º. El D.A., la Misión Continental y el papel de los santuarios

en su concretización

Finalmente, hay que preguntar cómo realizar la Misión Continental en

los Santuarios y desde los Santuarios, sin que se sacrifique su

naturaleza propia y popular, pero haciendo de ellos puntos de llegada

y de partida para una misión que trasciende los límites de parroquias,

diócesis y movimientos. A lo mejor, hay más preguntas que

respuestas, pero sí es cierto que tenemos todo un punto de partida

muy importante e irreemplazable para la Misión Continental: los

Santuarios existen, están vivos y son lugares privilegiados de la

presencia del pueblo y de la acción de Dios. Los santuarios son

puntos de llegada y de partida de la vida de fe de millones de

peregrinos, abiertos para ser Discípulos Misioneros de una nueva

Misión. Pero son también una Misión Continental continuada según la

dinámica pastoral que se proyecta en casa santuario. Si podemos

expresar el deseo del D. A. para todos los santuarios de América

Latina y Caribe, sería:

Que cada santuario sea un Santuario de la Vida y para la

Vida plena

Que en todos los santuarios se proclame que el único

camino verdadero de la Vida y para la Vida es Jesucristo!

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Que el Documento de Aparecida nos inspire y nos anime!

I. LOS SANTUARIOS, COMO DE LUGARES DE

EVANGELIZACIÓN POR SU FUERZA PROPIA

Santuarios, espacios sagrados, geográficos o humanos

1. Los santuarios son los espacios sagrados del ser humano y de la vida

humana, como individuo y como grupo. Sagrado porque es un lugar

de relación con el divino, distinto del profano, que es el lugar de las

relaciones humanas. Es una relación de búsqueda de refugio, de

protección y de esperanza para la persona y para la vida. “Pode-se,

contudo, definir o espaço sagrado como um campo de forças e de

valores que eleva o homem religioso acima de si mesmo, que o

transporta para um meio distinto daquele no qual transcorre sua

existência”.1 Santuario es morada de Dios entre los humanos. Desde

el divino vienen el poder, la protección, los favores y gracias, el

perdón, y también las respuestas para el sentido de la vida y de la

muerte. Si las religiones y también el Antiguo Testamento han

mantenido el espacio sagrado como espacio geográfico, con objetos

y gestos míticos, Jesús ha inaugurado la precedencia del espacio

humano como lugar del sagrado, más importante que el espacio

geográfico. El santuario, la morada o la presencia de Dios entre los

humanos aviene en el encuentro, en la reunión, donde dos o más

están reunidos en su nombre. Es una nueva propuesta, evangélica,

que exige conversión de nuestro imaginario secular. Es el encuentro

de fieles que crea la sacramentalidad de la presencia de Dios. Hay

una geografía humana, que deshace la frontera entre sagrado y

profano, a partir del misterio de la Encarnación. Y el sagrado ya no

es fuente de poder, porque depende de relaciones de unidad, de

amor y de fraternidad entre los humanos. Por supuesto, que la

religiosidad popular mantiene su imaginario del santuario como

espacio geográfico de lo sagrado, pero en el peregrinar juntos y en

las celebraciones hacen también la experiencia del espacio sagrado

humano.

1 Zeny Rosendahl, Hierópolis e Procissões: o sagrado e o espaço, em Religião e Cultura, vol. VII, n. 14,

jul/dez 2008, pg. 11

4

Santuarios verdaderos y santuarios ficticios

2. Hay que hacer una distinción importante y actual, cuando

reconocemos un lugar como santuario. Aunque en muchos lugares,

los obispos han creado santuarios por decreto, sin un hecho más

fuerte que los justificasen, principalmente durante el Año santo, la

realidad es que los verdaderos santuarios no han nacido de decretos

de la jerarquía. Así, es necesario reconocer que hoy día, hay

santuarios artificiales, que no lo son, y hay los verdaderos

santuarios, aunque no sean reconocidos eclesiásticamente.

3. ¿Qué es lo que distingue un verdadero santuario? Históricamente,

nuestros santuarios tradicionales han nacido del pueblo y con

el pueblo. La jerarquía llegó más tarde, como referencia de

reconocimiento. Las peregrinaciones, las devociones, los votos y

exvotos, el desarrollo de manifestaciones folclóricas, como síntesis de

expresiones culturales, no están vinculadas a los mandamientos de la

Iglesia ni a las iniciativas de la pastoral. Al contrario, no es raro en la

historia de los santuarios los conflictos entre el pueblo y el clero, que

por veces consideraba sus manifestaciones como supersticiones y

buscaba inútilmente prohibirlas.

Santuarios en el contexto del mítico

4. Los Santuarios han sido siempre lugares privilegiados de

Evangelización en nuestro continente. Y eso por su propia fuerza

o naturaleza, como decía Puebla: “La religiosidad popular es

evangelizadora por sí misma porque tiene encarnada la Palabra de

Dios” (n. 450). Podemos decir que todo santuario autentico es como

un mito. Mito, no en el sentido de ilusión o engaño, sino en cuanto

un hecho de manifestación divina, que trasciende el acontecimiento

histórico que lo generó2. “A través del santuario, se está como en la

fuente donde mana lo mítico, donde fluye un acontecimiento que

tiene significado para el pueblo que le permite articular su conciencia,

no por lo individual, sino por lo social. El mito hace pueblo.3 Como

2 Cf. Eliade, M. Aspectos do Mito, Edições70, Lisboa

3 Padre Joaquín Alliende Luco, El Santuario como lugar privilegiado de Evangelización, p. 32, en

Documento del Celam 113: Santuarios, Expresión de Religiosidad Popular, Encuentro de Rectores de

Santuarios de América Del Sur 1908-1989.

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mito, el santuario ejerce su fuerza de atracción y de irradiación por su

misma naturaleza, sin depender de los agentes o de los proyectos

pastorales. La peregrinación a un santuario es una búsqueda de

participación de la misma gracia o fuerza que lo originó. Así, el

santuario concentra el alma religiosa de un pueblo, la potencializa

constantemente y perdura como valor de fe, sin estar condicionado

por la aprobación eclesiástica o por los planes pastorales.

Históricamente, la cooptación del clero ha sido siempre posterior a la

manifestación que da origen al santuario, como en Guadalupe,

Aparecida, Lourdes, Fátima, Lapa, etc.

Santuarios, mantenedores de memoria

5. Todo mito es mantenedor de memoria. Y los santuarios son parte

de la memoria histórica de un pueblo, como reconoce la Declaración

de Caacupé, de Mayo de 1980, “el santuario es el lugar de la

memoria católica de nuestros pueblos, en donde la Iglesia recuerda

algún hito notable de su historia de alianza con Cristo. Algunos

santuarios son simultáneamente memoriales de la historia de

salvación y de la historia nacional y americana de nuestros pueblos

(Cf Puebla 445)”.4

Santuarios, lugar de sacramentalidad popular

6. De hecho, la participación en un mito se hace a través de los

ritos. Todavía, en los santuarios, no son los ritos sacramentales de

la Iglesia que tienen la precedencia. Hay una sacramentalidad

popular, con ritos creados y mantenidos por el pueblo. Sus

plegarias, sus gestos devocionales, sus votos y exvotos, sus cantos

y sus danzas, y el mismo caminar hacia el santuario es un auténtico

rito, que hace al peregrino sentirse en el camino de Dios y en

comunión con Dios. Y cuando lo hace en grupo, crea un lazo de

solidaridad entre los peregrinos, que concretiza la dimensión de

comunidad de amor. Es toda una liturgia no oficial pero real, porque

vincula fuertemente con la dimensión espiritual. Por eso, es

impresionante como logra realizar el dialogo filial entre el humano y

el divino, proporcionando una experiencia concreta de encuentro con

Dios, que los ritos sacramentales oficiales tienen dificultades en

expresarlos.

4 Documento del Celam 113: Santuarios, Expresión de Religiosidad Popular, Encuentro de Rectores de

Santuarios de América Del Sur 1908-1989, p. 26-27, n. 9.

6

Santuarios, lugares de manifestación especial de Dios

7. La tradición de la fe católica siempre ha tenido los verdaderos

santuarios como lugares de manifestación especial de Dios.

Es un lugar-sacramento, de diálogo directo entre Dios y su pueblo.

La dimensión celebrativa en los santuarios va más allá de los siete

Sacramentos de la Iglesia. Brotan de la piedad y penetran una

cantidad de gestos y de objetos, como lenguaje simbólico entre el

divino y el humano. No podemos decir que son símbolos meramente

culturales o antropológicos. Si creemos que hay una auténtica

intervención divina en los santuarios, entonces Dios mismo usa de

esos símbolos para comunicar su mensaje, su amor y su gracia. Es

la libertad del Espíritu, que sopla donde quiere y como quiere.

La misionaridad natural de los santuarios

8. ¿Qué tipo de misionaridad han tenido los santuarios? La respuesta

depende de la historia de cada santuario, porque ha sido siempre una

evangelización inculturada, es decir, desde la historia concreta y

desde el interior de la cultura misma, donde el divino se ha

manifestado. Podemos afirmar que los santuarios:

- son puntos de atracción espiritual, que manifiestan la presencia

del Transcendente, en forma del mismo Dios, o de una de las

personas de la Trinidad, o de la Virgen y de los Santos. Visitar un

santuario como peregrino es superar toda y cualquier tendencia al

secularismo.

- son lugares donde se expresa la fe en un Dios, que se inclina

misericordiosamente sobre su pueblo. Una fe que se une a una

profunda esperanza y confianza.

- son lugares que acogen a los católicos alejados de la pastoral

ordinaria de la Iglesia. Hay muchos católicos que hacen de los

santuarios su referencia eclesial casi exclusiva. Como no hay

misionaridad sin buscar a los alejados de la vida de comunidad, los

santuarios han sido siempre misioneros, porque de alguna forma es

una comunidad para ellos, alimenta su fe y por veces los rescata para

un nuevo compromiso con sus comunidades de origen.

- son momentos en que los peregrinos hacen una experiencia de

diálogo interpersonal con el divino y de solidaridad en la misma

fe como Pueblo de Dios

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- más importante, desde el punto de vista de la misión, es que llevan

con ellos tal experiencia y la comparten, es decir, se hacen

naturalmente misioneros.

Santuario, misionero por su misma naturaleza de movimiento

de llegada y de partida

9. El Documento de Aparecida reconoce la misionaridad de los

santuarios, cuando afirma: “El caminar juntos hacia los santuarios y

el participar en otras manifestaciones de la piedad popular, también

llevando a los hijos o invitando a otros, es en sí mismo un gesto

evangelizador por el cual el pueblo cristiano se evangeliza a sí mismo

y cumple la vocación misionera de la Iglesia.” (DA 264). Ningún

santuario es estático. Depende de un continuo movimiento de llegada

y de partida, donde los peregrinos ven llenos de contenido para

presentar a Dios y parten llenos de contenido para compartir con los

demás. Afirma P. Noel Londoño, rector del Santuario del Señor de los

Milagros, en Buga, Colombia: “Los santuarios no son simplemente un

punto de llegada, como si el peregrinar fuera ad extra, = moverse de

un lugar a otro. Los santuarios son un punto de partida, porque allí la

persona se encuentra en su dimensión más profunda (filial ante Dios)

y asimila su dimensión fraternal (con los hermanos y la creación). La

misión propia del santuario no es moverse hacia otros lugares, sino

facilitar el que el peregrino llegue al fondo en su experiencia espiritual

(cristiana, en nuestro caso)”.

10. Es innegable la fuerza evangelizadora de Guadalupe, de

Aparecida y de tantos otros santuarios, desde el primer momento de

sus hechos originantes. ¿Es posible mensurar la dimensión misionera

de esos santuarios a lo largo de las innúmeras generaciones de

peregrinos y de situaciones históricas y sociales distintas? Creo ser

algo que merecería un estudio más profundizado. La verdad es que,

si todavía tenemos un pueblo con raíces profundas de religiosidad,

parte de esa realidad se debe a los santuarios. Basta analizar lo

contrario, es decir, donde no hay santuarios verdaderamente

populares, para sentir la pérdida de fe y de piedad católica.

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II. LOS SANTUARIOS, LUGARES DE EVANGELIZACIÓN

SEGÚN EL DINAMISMO MISIONERO DE SUS

MINISTROS

Pastoral de las multitudes o de comunidades

11. El dinamismo misionero de los santuarios, desde el momento en que

el clero asume su administración pastoral, ofrece hoy día una

variedad muy grande, desde proyectos y programas pastorales

admirables hasta omisiones inconcebibles. Esfuerzos han sido

desarrollados para animar la pastoral de los santuarios, a partir de las

iniciativas del mismo Celam, con los Encuentros de Rectores,

estudios, propuestas, etc. Pero, todo depende del compromiso o de la

buena voluntad de los agentes que actúan en cada santuario.

12. Uno de los puntos a ser enfrentado es el desafío entre la pastoral de

las multitudes y la pastoral de la comunidad. No es fácil llegar a un

equilibrio, porque los santuarios son puntos de encuentro de

innúmeras comunidades, pero acogen también a todos los grupos de

creyentes, desde los más comprometidos comunitariamente hasta

aquellos que tienen en el santuario su único vínculo con la institución

eclesial. Pero, donde se asume la propuesta de una Evangelización

explicita, es posible evitar la dispersión de las multitudes. Al

contrario, los santuarios tienen una fuerza rara de convocación,

donde se puede llevar a todos a una convergencia celebrativa,

ofreciéndoles un mensaje de acogida, de conversión, de experiencia

de Iglesia, que perdura más allá de la peregrinación.

La importancia del tiempo emocional

13. Aunque el tiempo horario que cada peregrino pasa por el santuario

sea muy limitado, hay un tiempo emocional, en el sentido de

apertura para Dios y para la Iglesia, de disposición para acoger, de

disponibilidad para decir sí, de profunda alegría personal y grupal,

que, si bien aprovechados, podrían hacer que muchos peregrinos

partan del santuario con una nuevo ardor evangelizador, renovados

en el entusiasmo de su fe y en de su pertenencia a la Iglesia.

Un santuario que se mueve hacia afuera

14. P. Noel Londoño, rector en Buga, nos ofrece un testimonio de la

misionaridad de los santuarios a través de la historia: “La mayoría de

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los santuarios han crecido como fruto de un movimiento ad intra y ad

extra = misioneros que salen del santuario y gente que viene a

buscar a los misioneros. Aquí en Buga (y considero que en Aparecida,

Guadalupe y otros santuarios) el santuario ha sido una manera de

ejercer la misión y un lugar para alimentar la misión. En Buga,

apenas llegados los redentoristas, salieron de misiones por todos los

alrededores. Solamente después de 80 años (en los años 70 y a

causa de los redentoristas que se fueron al Vicariato del Putumayo)

se ha disminuido la tarea misionera de la comunidad ad extra y el

personal ha sido ante todo para atender a los peregrinos. Pero las 3

peregrinaciones nacionales con la réplica de la imagen (años 90)

fueron otros tantos momentos de intensa predicación misionera por

muchos lugares de Colombia, lo que hizo que la gente empezara a

llegar en mayor afluencia. En otras palabras, el santuario envía sus

misioneros hacia lugares lejanos y los lejanos vienen al santuario a

buscar a los misioneros. Entre otras cosas, varias congregaciones

misioneras han nacido vinculadas íntimamente a un santuario, como

por ejemplo los de La Consolata”.

Condiciones que favorecen una pastoral misionera

15. Consideremos algunas condiciones que han ayudado muchos

santuarios a ejercer una pastoral misionera, casi como una misión

continua, con fuerte influjo dentro y fuera de sus países:

La importancia del equipo y del rector

16. La primera condición importante es el equipo y la figura del

rector, que actúan en el santuario. Aunque la continuidad de la

pastoral del santuario deba ser garantizada por un Directorio propio,

más que por la continuidad de las personas que trabajan en él, la

figura del rector y su equipo condicionan y dejan su marca pastoral

más o menos positiva. Los que lideran un santuario deben ser

primeramente auténticos peregrinos. Si posible, que no sean eternos,

porque fácilmente acaban por favorecer la manutención o la inercia

pastoral. El rector y su equipo, que asumen con gusto y con

dinamismo un santuario, con su historia, sus tradiciones, sus

características propias, que creen de verdad en la manifestación de

Dios en el santuario, tendrán fuerza de comando para condicionar la

cualidad de los servicios del santuario. Por eso, es una

responsabilidad pastoral muy grande la indicación de los rectores de

los santuarios, porque no se trata de una parroquia cualquiera. El

10

rector tiene que tener una mentalidad pastoral abierta, consciente de

la irradiación amplia de todo lo que se hace en el santuario. Un

santuario no puede jamás reducirse a feudo de un rector, que a partir

de su fuerza económica, hace lo que quiere. Un rector de santuario

tiene que ser un hombre de comunión eclesial amplia, vinculado a la

Conferencia de los Obispos, a las diócesis, parroquias, movimientos,

etc., con una grande capacidad de coordinar y de trabajar en equipo.

Un equipo no de burócratas de los sacramentos y de los

sacramentales, sino de signos vivos del sagrado que los peregrinos

buscan en el santuario. El respecto, la accesibilidad, la gentileza, la

piedad y la paciencia son virtudes importantes de todos los que están

al servicio de los peregrinos. El dinamismo misionero de los

santuarios, que tiene su raíz en el alma misma de los peregrinos,

produce más o menos frutos según el dinamismo misionero de sus

equipos de coordinación.

Acoger bien es también evangelizar

17. Otro punto importante del dinamismo misionero en los santuarios es

la Acogida. Tendría que ser una dimensión prioritaria en la

organización de la pastoral en los santuarios. “Acoger bien es

también evangelizar!”, porque es señal de respecto al peregrino,

de fraternidad evangélica y de invitación al peregrino para que se

integre en la dinámica evangelizadora y celebrativa del santuario.

Acoger bien primeramente a las personas mismas de los peregrinos,

pero también acoger bien sus culturas distintas, su piedad sencilla,

sus expresiones religiosas, sus motivaciones personales o grupales de

la peregrinación, en la pluralidad de tipos de peregrinos y de grupos

que acuden a un santuario. Aunque la acogida no se identifique con

permisividad pastoral, es siempre a partir de la acogida que se puede

llegar a un diálogo evangelizador frente a situaciones contradictorias.

La Declaración de Caacupé utiliza expresiones muy bonitas: “Los

santuarios son los brazos misericordiosos de la Iglesia madre, que se

extienden para acoger pecadores, marginados, analfabetos,

inconstantes, enfermos, recargados de trabajo, desarraigados y

oscilantes. Allí se les acoge, no para absorberlos, sino para

integrarlos pedagógicamente en las formas eclesiales de vida que

sean dables. En todo caso, sólo el acoger ya es un misterio cristiano

propio de una Iglesia, que no se cierra como secta (cfr. Puebla 462) y

que es la prolongación de quien vino al mundo para salvarlo y no

11

para condenarlo (cfr. Jn 12,47)”.5 Por eso, de modo especial el

sacramento de la Reconciliación debe ser asumido primeramente

como Ministerio de Acogida misericordiosa antes que por los

principios de la teología o de las leyes morales y canónicas.

18. El lema: “Acoger bien es también evangelizar!” tendría que llevar a la

organización de un Ministerio de la Acogida en nuestros

santuarios. Es una lástima ver a los peregrinos que llegan a un

santuario, muchos de ellos después de días de camino a pie, y no

encuentran a nadie que les ofrezca la bienvenida, los acoja

fraternalmente y les enseñe los lugares y las celebraciones del

santuario. El ministerio de la acogida es el ministerio primero y

común de todos los que actúan en un santuario. Si es bueno tener un

grupo dedicado a la acogida, es importante que todos los agentes del

santuario tengan el espíritu de acogida, como atención fraterna y

paciente a cada peregrino, a cada familia y a cada grupo. Pero, es

igualmente importante crear, incentivar y mantener el Ministerio de

la Acogida, porque donde ha sido implantada, el peregrino siéntese

inmediatamente respectado y acogido por todo el santuario, es un

signo visible de la acogida del mismo Dios o del santo titular del

santuario. Es verdad que el Ministero de la Acogida involucra más

bien a los laicos. Pero, es igualmente importante que los sacerdotes

no sean invisibles, como figuras o “funcionarios” que aparecen

solamente cuando entran para las celebraciones y desaparecen en

seguida. La presencia continua, visible y disponible de un sacerdote o

diácono en el santuario, al menos en los días de más movimiento,

expresa también la dimensión de acogida.

Santuario siempre abierto a todos

19. Al mismo tiempo, el santuario tiene que permanecer abierto a todo

el pueblo de Dios, a los movimientos y a todos los grupos, que lo

buscan, no con la intención de manipularlo sino para manifestar su

piedad. La evangelización en los santuarios parte de una acogida, que

tiene tolerancia pastoral para manifestaciones religiosas todavía

menos evangelizadas, para católicos no practicantes, para cristianos

no católicos y para no cristianos, que lo buscan con sinceridad. Todos

deben sentirse bienvenidos. Los santuarios son un punto de

5 Documento del Celam 113: Santuarios, Expresión de Religiosidad Popular, Encuentro de Rectores de

Santuarios de América Del Sur 1908-1989, p. 28-29, n. 15.

12

encuentro ancho y abierto a todos, una experiencia más bien de

Reino de Dios que de Iglesia oficial. Y sabemos que Dios opera en un

ámbito mucho más amplio que los espacios de nuestras pastorales

formales.

Santuario, lugar de sentirse Iglesia, Pueblo de Dios

20. Sin embargo, es verdad que los santuarios suelen ofrecer una

experiencia única del sentirse Iglesia, Pueblo de Dios. Reunidos

de tantos lugares distintos, los peregrinos celebran con alegría su

identidad común de católicos. Una atención especial el santuario debe

ofrecer a las peregrinaciones diocesanas y parroquiales, como espacio

de refuerzo del trabajo de evangelización de los obispos y párrocos.

Afirma el Documento de Caacupé: “…nuestras naciones y ciudades se

encuentran estremecidas y confundidas en su identidad. Por eso, es

de valor incalculable que los santuarios se constituyan en aquellos

lugares propicios donde el pueblo se siente identificado con su ser

nacional o regional y donde percibe su vocación eclesial de Pueblo de

Dios peregrino. En sus ámbitos las multitudes no son masa informe,

son pueblo, sujeto de todas las vinculaciones del orden natural y de

la fe”.6 Y es fundamental que los agentes de pastoral actúen en

sintonía con las propuestas pastorales y evangelizadoras del

Magisterio, celebradas en lenguaje popular, como novenas,

bendiciones, procesiones, etc.

Santuario, lugar de celebrar la unidad eclesial

21. Vivimos en nuestra Iglesia una pluralidad de tendencias desde

las más espiritualistas hasta las más comprometidas con la lucha de

liberación bíblico-social. Sin embargo, en el santuario, es posible vivir

una experiencia de unidad eclesial. “Creemos que el servicio de

unidad de los santuarios tiene una dimensión muy actual… Esa

multiplicidad debe ser convocada, reunida, en momentos de

comunión… Los santuarios están llamados a ser uno de los centros

donde cristalice la comunión y la historia”, pide la Declaración de

6 Documento del Celam 113: Santuarios, Expresión de Religiosidad Popular, Encuentro de Rectores de

Santuarios de América Del Sur 1908-1989, p. 27, n. 11.

13

Caacupé7 De hecho, ningún auténtico santuario puede tener un solo

color, es decir, favorecer apenas a un tipo de movimiento o grupo

eclesial. Sin embargo, aunque sea un espacio de acogida para todos,

no puede ser un espacio sin control, donde el pluralismo de grupos y

movimientos de la Iglesia puedan hacer lo que quieran. Exactamente

por ser plural, es importante que, en el santuario, todos se sientan no

solamente respectados, sino también, a gusto, sin el constreñimiento

de someterse a un u otro grupo. Esa es la razón por la cual la

dirección del santuario tendrá que explicitar normas muy claras sobre

la modalidad de celebraciones y principalmente, de las predicaciones

y catequesis ofrecidas en el santuario. Si puede decir, que el

santuario tiene que ser el espacio „católico‟, en su sentido original,

para todos los católicos. Ofrece una experiencia única de fraternidad

entre diversos, que es más difícil en el espacio de las comunidades

parroquiales o diocesanas.

Santuario, espacio plural para manifestaciones culturales

22. Como espacio plural, el santuario puede muy bien favorecer a las

manifestaciones culturales de raíz de los católicos, a un folclore

sano y válido, a un entretenimiento que complementa la experiencia

de fiesta fraterna de los peregrinos. Lo mismo se puede decir de las

manifestaciones sociales, que encuentran en el santuario su punto de

encuentro, de motivación religiosa y de celebración.

La importancia de la arquitectura y del arte religioso en los

santuarios

23. La arquitectura y el arte religioso tienen que ser pensados bajo

la preocupación de evangelizar. Deberán ayudar a converger y no a

dispersar. Iglesias donde se amontonan imágenes, pinturas, y todo

tipo de decoración, sin una finalidad que haga converger la atención

del peregrino, crea dificultades para la evangelización. Todos los

signos de comunicación deben tener un punto de convergencia, que

sea como el tema o el lema del santuario. Dentro y fuera del espacio

celebrativo todo tiene que ser pensado en vista a la evangelización,

en su sentido amplio.

7 Documento del Celam 113: Santuarios, Expresión de Religiosidad Popular, Encuentro de Rectores de

Santuarios de América Del Sur 1908-1989, p. 28, n. 14.

14

La importancia de los Medios de Comunicación

24. Aun dentro de la responsabilidad de los agentes de pastoral de los

santuarios esta el aprovechamiento de los medios de

comunicación. La radio, la televisión y el internet, además de la

comunicación escrita, alargan de forma estupenda las paredes de los

santuarios. Es un medio precioso para llegar a los enfermos, a los

ancianos, a los no practicantes y curiosamente crean un movimiento

que incentiva aún más fuertemente la visita a los santuarios. En el

santuario de Aparecida, desde los años cincuenta hemos logrado tal

experiencia con la Radio Aparecida, donde P. Victor Coelho, misionero

redentorista, en proceso de beatificación, se transformó en el

catequista de la Virgen de Aparecida para todo Brasil.

15

III. LOS SANTUARIOS Y LOS REPTOS DEL DOCUMENTO DE

APARECIDA PARA UNA MISIÓN CONTINENTAL

25. Son muy bonitas las palabras del Documento de Aparecida, cuando

habla de los santuarios, como que un resumen de todo lo que hemos

dicho: “Destacamos las peregrinaciones, donde se puede reconocer el

Pueblo de Dios en camino. Allí, el creyente celebra el gozo de sentirse

inmerso en medio de tantos hermanos, caminando juntos hacia Dios

que los espera. Cristo mismo se hace peregrino, y camina resucitado

entre los pobres. La decisión de partir hacia el santuario ya es una

confesión de fe, el caminar es un verdadero canto de esperanza, y la

llegada es un encuentro de amor. La mirada del peregrino se deposita

sobre una imagen que simboliza la ternura y la cercanía de Dios. El

amor se detiene, contempla el misterio, lo disfruta en silencio.

También se conmueve, derramando toda la carga de su dolor y de

sus sueños. La súplica sincera, que fluye confiadamente, es la mejor

expresión de um corazón que ha renunciado a la autosuficiencia,

reconociendo que solo nada puede. Um breve instante condensa uma

viva experiência espiritual” (DA 259). “Allí, el peregrino vive la

experiencia de un misterio que lo supera, no sólo de la

transcendencia de Dios, sino también de la Iglesia, que transciende

su família y su barrio. En los santuarios, muchos peregrinos toman

decisiones que marcan sus vidas. Las paredes contienen muchas

historias de conversión, de perdón y de dones recibidos, que millones

podrían contar” (DA 260).

26. Puebla, con Juan Pablo II, proponía que los santuarios sean “lugares

privilegiados” de evangelización (n. 463). Una evangelización del

pueblo entero, de su cultura, de su historia y de su esperanza, en

que, “bajo el manto de María, los pobres y sencillos serán siempre los

preferidos. En el corazón de la pastoral latinoamericana viven los

santuarios, porque en ellos late el corazón del pueblo”.8 El post-

Aparecida, más que las otras Conferencias, pide a los santuarios un

nuevo compromiso misionero, no sólo como lugar privilegiado, sino

como punto de llegada y de partida de la Misión Continental. ¿Qué

8 Declaración de Caacupé, p. 29, conclusión, en Documento del Celam 113: Santuarios, Expresión de

Religiosidad Popular, Encuentro de Rectores de Santuarios de América Del Sur 1908-1989.

16

desafíos tendrán los santuarios que están dispuestos a asumir el

Documento de Aparecida como propuesta para sus proyectos

pastorales? Pienso que no serán solamente punto de llegada y de

partida, sino que los santuarios pueden ofrecer todavía más, tomando

del DA sugerencias preciosas para su quehacer como santuario

misionero. A comenzar de las características exigidas para la Misión

Continental. que son las mismas que deben caracterizar un santuario

como misión continua: “testimonio de proximidad que entraña

cercanía afectuosa, escucha, humildad, solidaridad, compasión,

diálogo, reconciliación, compromiso con la justicia social y capacidad

de compartir, como Jesús lo hizo” (DA 363). Es decir, que sean

santuarios de la Vida y para la Vida.

Importancia del V CELAM para la unidad pastoral

27. El V CELAM ciertamente ha sido y sigue siendo un acontecimiento del

Espíritu para todos nosotros. A partir del tema: “Discípulos y

Misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en Él

tengan Vida; Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14,6), el

esfuerzo de los participantes ha logrado ofrecernos un documento,

capaz de unificar nuestras fuerzas y hacernos soñar juntos una nueva

Evangelización de nuestra sociedad latino-americana, caribeña,

indígena, afro-americana, etc. El pluralismo social, cultural y eclesial,

que nos dispersa y desanima, puede transformarse en una pluralidad

muy rica, que nos pondrá a todos en nueva disponibilidad para la

misión. Las grandes líneas han sido trazadas, la convocación ha sido

hecha, sin excluir a nadie. Ahora, será importante hacer que el

Documento de Aparecida sea divulgado, sea conocido y sea asimilado

por mayor parte posible de los católicos. En seguida, será

fundamental re-trazar todos nuestros proyectos pastorales sobre las

grandes propuestas que el Documento de Aparecida nos propone.

Creo que en la medida en la cual el Documento de Aparecida penetre

nuestras reflexiones, nuestras celebraciones y nuestras decisiones

pastorales, sin duda, provocará un dinamismo misionero nuevo,

capaz de llevar adelante el gran sueño de una Misión Continental.

Peregrinos: lugar social del Documento de Aparecida,

lugar social de la Misión Continental

28. Si la ubicación misma de la V Conferencia por primera vez en un

santuario, es decir, el lugar social, ha ejercido un influjo positivo

17

sobre los participantes, como reconocen Oscar Beozzo9 y otros

especialistas, será también desde los santuarios que la Misión

Continental puede ganar un empuje vital para llegar a toda nuestra

Iglesia y a toda nuestra sociedad. Celebrada en el sub-suelo de la

Basílica, los participantes tenían como sonido de fondo las plegarias

y los cantos de los peregrinos. Su contacto con ellos en las

celebraciones y en sus encuentros dentro del santuario ha

impresionado a los obispos y los hicieron superar todo enfrentamiento

de grupos antagónicos para dar juntos una respuesta de esperanza a

aquellos peregrinos, que se tornaron emblemáticos y representantes

de todo nuestro pueblo. Podemos afirmar que hemos tenido la

primera Conferencia en que el pueblo, de forma indirecta, ha

participado todo el tiempo. Será también desde este pueblo, que

frecuenta nuestros santuarios, que la Misión Continental tendrá una

contribución vital. Por eso, el compromiso de los santuarios con el

Documento de Aparecida y con la Misión Continental es fundamental

para seguir adelante con los proyectos que pretenden concretizar el V

Celam. Eso nos pide de inmediato, no sólo llevar adelante los puntos

arriba, de la primera y segunda partes, sino algo más. Y la principal

condición para una respuesta misionera de los santuarios será el

trabajo en red o en conjunto de todos los santuarios. Como decimos

en portugués, trabajar en “mutirão”, es decir, buscar caminos para

una colaboración y una convergencia de todos los santuarios de

nuestro Continente en determinados puntos, con fuerza para

vehicular a todos los peregrinos el mensaje o el kerigma de

Aparecida.

Palabras claves de Aparecida

29. Hay palabras claves10 en el kerigma de Aparecida, que deben

integrar el mensaje de nuestros santuarios. La primera es, de modo

insistente, la palabra Vida, en su sentido amplio, como un hilo

conductor de todo el Documento. En seguida, es la expresión

Discípulo y Misionero, de la cual se puede sacar la y para formar

una sola expresión: Discípulo Misionero. Vinculada a esa expresión se

repite innúmeras veces la palabra Misión. Y el centro es obviamente

9 Cfr, Beozzo, J. Oscar, Aparecida à luz das Conferências do Rio, Medellin, Puebla e Santo Domingo, PP.

39-47, en Amerindia: V Conferência de Aparecida, Renascer de uma esperança, Paulinas 2008

10 PALABRAS Y TEMAS CLAVES: DISCÍPULO (+ de 390) + MISIONERO (más de 340) + VIDA (más de

840) + PUEBLO (más de 300)

18

la persona de Jesucristo, como fuente y ápice de la Vida plena, o

como el camino verdadero para la Vida. Finalmente, la palabra

Pueblo es contemplada en todo el Documento, como víctima de la

falta de Vida, como protagonista de la Misión y como destinatario del

derecho a la Vida. Es una referencia principalmente a la gente

sencilla, a los trabajadores, a los que no pertenecen a las clases

dominantes de nuestros países. El D. A. es esencialmente

Cristocéntrico, Biocéntrico y Misiocéntrico.

30. Vida es la palabra unificadora de todas las propuestas del V

Celam. Hay una opción fundamental por la Vida. Vida en el sentido

más amplio, desde la vida sobrenatural de la gracia, hasta la vida

ecológica y el simples vivir humano (cfr. 356). El concepto “Vida” es

transversal en todo el documento y adquiere una connotación

universal. Aunque cuando habla de la Vida ofrecida por Jesús, se

habla de la vida integral, material y espiritual. Las tres grandes

partes del DA giran al redor del contexto de VIDA de nuestros

pueblos, la formación de los Discípulos para la VIDA plena y ser

enviados como Misioneros de la VIDA para nuestros pueblos.

31. Discípulo y Misionero están vinculados directamente a la persona

de Jesús, a una experiencia de encuentro personal con Él. Él es el

centro, el punto de convergencia y la finalidad. La centralidad

explícita de la persona de Jesús Resucitado es fundamental en todo el

documento. Su seguimiento es ante todo el seguimiento de los

Evangelios. La vinculación eclesial es una consecuencia del encuentro

con Jesús. Es a partir de este encuentro que se construye la

comunión eclesial, o la Iglesia. Así, la Evangelización del Documento

de Aparecida está centrada en Jesús vivo, resucitado, no en la

Iglesia, como institución o como movimiento o como grupos y

asociaciones. Jesús en la dimensión universal y cósmica, como

propuesta divina a todos los pueblos y a todas las culturas, como

presencia divina en la historia de la humanidad. Él es Camino, Verdad

y Vida para todos.

32. Es fundamental que asimilemos la expresión “Discípulo Misionero”

como una nueva convocación evangélica que pide un nuevo

compromiso de cualidad en el seguimiento de Jesús, para nosotros

mismos y para nuestros peregrinos. “Discípulo Misionero” es algo más

que el ser simplemente un buen católico. Es un nuevo reto, un nuevo

movimiento, un nuevo proyecto que debería unirnos a todos en

América Latina y Caribe, de todos los grupos y movimientos actuales,

en el desafío de Evangelización. Creo que es una terminología que

puede tornarse popular y significativa, principalmente entre todos los

19

laicos que actúan en nuestros equipos, pero también para todos los

peregrinos.

33. Pueblo es una presencia protagónica en el Documento de Aparecida,

que ocurre más de 300 veces, no solamente como destinatario de la

Misión Continental, sino como su protagonista. De hecho, hasta ahora

no hemos logrado especificar la colaboración continua y eficaz del

pueblo en la dimensión misionera de nuestra Evangelización. No es

fácilmente cuantificable. Existe y actúa fuera del control explicita de

nuestras pastorales programadas. Pero, es una realidad, sin la cual,

ya no seríamos católicos. La verdad es que toda nuestra herencia de

religiosidad la recibimos de esta misionaridad de nuestro pueblo. En

el mundo rural, como también en el mundo urbano, principalmente el

suburbano, es la gente del pueblo que irradia su fe, de manera

explícita o implícita, a los alejados de la Iglesia, o sea, realiza la

acción misionera de la Iglesia. Nosotros, los ministros ordinarios,

obispos, sacerdotes, diáconos y ministros laicos, normalmente

comprometemos más de dos tercios de nuestro tiempo pastoral en la

manutención de nuestras parroquias o comunidades.

34. El Documento de Aparecida afirma que no se podrá pensar o realizar

la Misión Continental sin los Laicos. Los santuarios son los primeros

que deben ofrecer el testimonio de la colaboración laica en todos sus

segmentos, desde los ministerios variados hasta la coordinación

administrativa y el anuncio de la Palabra. La iniciativa y la

colaboración activa de los Laicos, a comenzar de los agentes de

peregrinaciones hasta los que cuidan de la limpieza, los hace

irremplazables en nuestra pastoral y todos deben ser involucrados en

la convocación de ser Discípulos Misioneros. No podemos olvidarnos

que los santuarios son originalmente espacios laicales y hay que

respectar eso como deseo del mismo Dios, que crea los verdaderos

santuarios.

Santuario, lugar de un mensaje y experiencia de Vida

para la Vida

35. Para ser un santuario según el D.A., las mismas características del

documento tendrán que ser asumidos por los santuarios: ser

Cristocéntrico, Biocéntrico y Misiocéntrico. Por eso, creo que todo lo

que predicamos como conversión, gracia, compromiso, redención,

salvación, liberación, comunión, etc. tendrán que converger para el

concepto de Vida, tal como el D.A. nos describe. “Que todos tengan

Vida!” (DA 1, 384, 389), es la finalidad explicita de la Misión

Continental (DA 360-364), que deberá transformarse en la finalidad

20

de todas nuestras pastorales, de nuestras celebraciones y de

nuestras predicaciones: “Se trata del Reino de la Vida. Porque la

propuesta de de Jesucristo a nuestros pueblos, el contenido

fundamental de esta misión, es la oferta de una vida plena para

todos” (DA 360). Por supuesto, que los santuarios tendrán que

abrazar esta finalidad y también transformarla en actos pastorales

concretos. Que sean santuarios de la Vida y para la Vida, como lugar

de protección, de refugio y de animación de la Vida.

36. La Vida ha de ser entendida en su sentido integral, que comprende la

vida natural y la sobrenatural, la vida personal y la vida social, la vida

humana y la vida de todos los demás seres. Es una cultura de la

vida (DA 358;435;464-469;543), como un kérygma que produzca

una nueva actitud religiosa de solidaridad delante de una realidad

sagrada, dada por Dios y que nadie tiene el derecho de limitar o

sacar. Por eso, el enemigo o pecado a ser combatido es la “cultura

de la muerte” (DA 185), presente en nuestra gente, como una

actitud pasiva y religiosamente conformista delante de muertes

injustas y presente principalmente en muchas organizaciones

sociales, donde todo lo que interesa es el lucro a cualquier precio,

también de vidas humanas.

37. El mensaje misionero pide que seamos “profetas de la vida” (DA

471) en toda su amplitud, desde la concepción de la vida humana

hasta su último suspiro, pero también la vida de la naturaleza, en

toda su biodiversidad, como la Amazonia. Es defender la tierra contra

la explotación de su vida, es defender las condiciones fundamentales

para la dignidad de una vida humana. Una vez más, la conversión

misionera debe mirar al cambio radical de una cultura de la muerte y

de la violencia para una cultura de la vida y de la paz, por los

caminos de la reconciliación y de la solidaridad.(DA 534-546)

38. Ciertamente, los temas de la sacralidad de la vida humana y de la

dignidad de cada persona humana, simplemente porque es vida y

es persona, tendrán que estar de forma explícita en el contenido de

nuestros anuncios. La dignidad de la persona y de la vida humana

son “buenas nuevas”, es decir revelación evangélica. Están

vinculadas a nuestra fe en la persona de Jesús. (DA 104-113; 387-

390) Y hay que proponer el sueño de una ciudadanía universal

para todos, fundamentado en el derecho de vivir.(DA 215; 414)

39. Si el centro de nuestro mensaje es la Vida, es un reto posible en los

santuarios promover momentos y espacios de ecumenismo y de

manifestación de la cultura indígena y afroamericana. (DA 227-234)

21

40. Hay que rescatar, con el D.A., el sentido original de los santuarios,

como santuarios de la Vida y para la Vida: lugares de refugio, de

protección y de animación de la vida humana.

Santuario, lugar de la Alegría y de las Buenas Nuevas

41. Alegría es una de las expresiones características del Documento de

Aparecida. “elevamos al Espíritu Santo nuestra súplica confiada para

que redescubramos la belleza y la alegría de ser cristianos” (DA 14).

La fe, como encuentro con Jesucristo y como comunión de Iglesia

debe provocar el sentimiento de alegría profunda en el discípulo

misionero, como “antídoto frente a un mundo atemorizado por el

futuro y agobiado por la violencia y el odio” (DA 29). Es un

sentimiento que brota de la certeza de que, ser cristiano es el mejor

regalo del amor de Dios (DA 103; 117; 145; 167). Por eso, el canto

de Acción de gracias ecua lleno de alegría en nuestros santuarios. Y

no es posible llevar adelante la pastoral de los santuarios sin que

todo el ambiente del santuario sea de alegría y de fiesta. La

peregrinación es una experiencia de alegría: alegría en la acogida,

alegría en las celebraciones, principalmente de la Eucaristía y de la

Reconciliación, alegría en los servicios, alegría compartida por todos,

a comenzar de los celebrantes. Una alegría que brota de la fe, de la

acción de gracias, de la confianza, de la experiencia fraterna de

Pueblo de Dios reunido y principalmente, de las gracias recibidas. Esa

es la experiencia importante, que condiciona el anuncio de la Misión

continental y que nuestros santuarios pueden ofrecer y alimentar

constantemente.

42. El Documento de Aparecida nos propone la Buena Nueva de la

Dignidad Humana, la Buena Nueva de la Vida, la Buena Nueva de la

Familia, la Buena Nueva de la Actividad humana, donde incluye el

Trabajo, la Ciencia y la Tecnología, y la Buena Nueva del Destino

universal de los bienes y Ecología (DA 103; 104-126). Si los presenta

como Buenas Nuevas o Evangelio significa que no son simplemente

destinatarios de la Evangelización, sino parte del contenido

evangelizador o de la Revelación. Son contenidos importantes, que

deben ser contemplados en las predicaciones y en las celebraciones

de los santuarios. Así que, antes de predicar sobre la dimensión ética

de esos puntos, es necesario bendecir a Dios por la revelación que

nos hace a través de ellos. Son Buenas Nuevas, creación y noticia

provenientes de Dios mismo.

22

Santuario: rescatar el anuncio y los gestos de la opción

preferencial por los pobres

43. Hay que volver con fuerza a la “opción preferencial por los

pobres”, (DA 391-398) atentos a los nuevos rostros, provocados por

la globalización: migrantes, víctimas de violencia y de tráfico de

personas, tóxicodependientes, explotadas sexualmente, analfabetos

tecnológicos, niños de la calle, etc. Es una opción a que respondemos

con nuestras obras sociales, que normalmente son una irradiación de

la caridad pastoral de los santuarios: educación, vivienda, salud y

alimentación, atención a los pobres, etc. “En nuestras obras, nuestro

pueblo sabe que comprendemos su dolor” (San Alberto Hurtado, DA

386). Pero, el Documento de Aparecida vuelve a pedirnos un

compromiso profético de liberación social, como una exigencia de

nuestra fe cristológica.

44. De hecho, el Documento de Aparecida ha rescatado el método

pastoral Ver-Juzgar y Actuar, como forma de analizar las grandes

causas socio-político-económico-cultural-religioso de la realidad

histórica de la vida de nuestros pueblos (DA 19). Normalmente,

nuestros santuarios son una respuesta a lo que podemos llamar de

micro-realidad de la vida de nuestro pueblo, es decir, los problemas y

dificultades de cada día, las enfermedades, las angustias familiares,

las situaciones emocionales, etc. Basta visitar las salas de exvotos

para constatar las razones de las plegarias de acción de gracias o de

súplica. Pero ahora, vuelve a ser un compromiso pastoral que “la

realidad que nos desafía como discípulos y misioneros”, que es el

contexto de la macro-realidad social, tenga eco dentro de los

santuarios: globalización, subjetivismo, individualismo, consumismo,

ciencia y tecnología para el mercado, la comunicación de masa con su

cultura artificial (nueva colonización) y la publicidad, la cultura del

consumismo, con todo el impacto condicionante de esa realidad sobre

la situación socio-cultural-política-económica-religiosa. Hay que

buscar un equilibrio entre la respuesta cristiana a la micro y a

la macro-realidad, para que nuestros pueblos tomen consciencia

del contexto de sus vidas y aprendan a discernir cuáles son los

caminos para la vida y cuáles son los caminos para la muerte (DA 33-

97).

Santuario: lugar de la centralidad de la Palabra de Dios,

como punto de encuentro con Jesús

23

45. Todo el Documento de Aparecida, centrado en Jesús y los Evangelios,

exigen que la Palabra de Dios ocupe una centralidad más fuerte y

explícita en nuestros santuarios, desde las celebraciones litúrgicas

hasta las bendiciones y los actos de piedad popular. No se evangeliza

sin que nosotros, los católicos, asumamos la Palabra de Dios como

fuente primera de todo lo que creemos, vivimos, predicamos y

hacemos. Hay que hacer de la proclamación y meditación de la

Palabra de Dios el primer punto de encuentro con Jesucristo (DA 247-

249). El mismo libro de la Biblia debe ser visto como un símbolo

respectado y honorado en nuestros santuarios. Tendríamos que

“biblificar” más y mejor todas nuestras actividades con los

peregrinos. Aunque tengamos la fuerza de la piedad popular, pero sin

una referencia constante y explicita a la Biblia, dejamos abierta una

brecha fácil para las sectas. La sacralización del libro de la Biblia, al

menos en la misma proporción que hacemos con imágenes y otros

símbolos, sin duda creará una nueva seguridad de fe para los

católicos.

Santuario, lugar de la integración entre Piedad popular y

Liturgia

46. La piedad popular ha tenido un protagonista en la celebración y en el

Documento del V Celam (DA 258-265). Muchos de nuestros

santuarios buscan promover la integración entre la Piedad

popular y la Liturgia. Sin embargo, estamos lejos de una profunda

integración. Liturgia y Piedad popular siguen como realidades

paralelas, una del clero, la otra del pueblo, que se practican

separadamente. Todavía, si toda la finalidad de la evangelización es

la Vida, que se manifiesta de forma tan auténtica en la piedad de los

peregrinos, es necesario volver a mirar a la Vida para celebrar la

Liturgia. No es posible seguir con celebraciones que ejecutan ritos

oficiales, sin tener en consideración las motivaciones que han llevado

el peregrino hasta el santuario. La verdadera Liturgia es la que

celebra la Vida de Jesús sobre la vida de los peregrinos. Y para eso,

es fundamental integral la Liturgia en la Piedad popular. Es,

innegablemente, uno de los puntos importantes para una pastoral

que logre motivar a los peregrinos, para que sean discípulos y

misioneros. La Piedad popular, que atrae a los peregrinos, y las

celebraciones litúrgicas, preparadas por el santuario, son dos

realidades que no pueden estar presentes solamente de forma

paralela en el tiempo y el espacio de un santuario. Es necesario

buscar una síntesis evangelizadora, crear puntos de encuentro,

24

principalmente para que el anuncio de la Palabra vaya al encuentro

de la apertura emocional del peregrino, normalmente provocada por

sus actos de piedad popular. Los actos litúrgicos no pueden ser

soportados o impuestos al margen de los actos de piedad.

Tendríamos una dicotomía anti-evangelizadora, aunque nuestro

pueblo sea pasivo y con capacidad de soportar imposiciones sin

protestar.

Santuario, lugar para la Familia, los Niños, los

Adolescentes y Jóvenes y los Ancianos

47. Es algo nuevo proponer la familia como un evangelio, como una

realidad revelada por Dios y por consiguiente, como objeto de nuestra fe cristiana (DA 114-119). “La familia es uno de los tesoros

más importantes de los pueblos latinoamericanos y caribeños” (DA

432), y son todavía muchas las peregrinaciones hechas en familia. Por eso, la familia es un bien a reconquistar y la relación de los

santuarios con las familias tiene que ser fortalecida. No hay Misión Continental solamente a partir de individuos, sino a partir de familias,

que viven marginadas de la presencia de la Iglesia y de sus ministros. La presencia de familias en los santuarios debe ser mejor notada,

celebrada y bendecida. Los santuarios podrían ofrecer también un servicio de aconsejamiento familiar para parejas que necesiten.

Momentos de bendición especial para las madres, los padres y los hijos ayudan a subrayar la importancia cristiana de la maternidad, de

la paternidad y de la filiación.

48. Los niños merecen tener su momento de atención especial en los

santuarios, aunque sea solamente un momento de bendición especial. Pero, es posible promover con esmero el servicio de los monaguillos,

las peregrinaciones de los movimientos que integran a los niños,

desde la Infancia misionera hasta los grupos más diversos que se ocupan de ellos. El niño peregrino más fácilmente hace la experiencia

de la alegría de su fe católica (DA 438-441).

49. La preocupación con los adolescentes y jóvenes (DA 442-446)

puede encontrar una respuesta también en los santuarios. También los santuarios precisan renovar la opción preferencial por los jóvenes,

ayudándolos en la búsqueda de una respuesta de sentido de vida y de compromiso misionero. El primer grande desafío es ofrecer en el

santuario una experiencia de unidad y de encuentro para los distintos grupos de diferentes tendencias que ordinariamente encontramos en

las parroquias y comunidades. Tenemos que pensar en estrategias capaces de involucrar a los que participan, para llegar hasta los que

están alejados. En seguida, el santuario es un espacio con capacidad para atraer también los jóvenes alejados, con iniciativas específicas,

en que el caminar juntos, celebrar juntos y compartir juntos pueden

25

una vez más encantar a tantos jóvenes y transformarlos en

misioneros de la vida.

50. Sabemos muy bien que los ancianos son los peregrinos, que acuden

con mucha frecuencia a los santuarios. Es importante que el

Ministerio de la Acogida ofrezca una atención especial al bien de los peregrinos ancianos. Y ellos serán los primeros que estarán

disponibles para ser incorporados a la misión evangelizadora (DA 447-450).

Un clamor ético desde los santuarios

51. Hablar de la vida es hablar de la ética en todos los campos de la

actividad humana, y de modo especial en la política económica, en la

ciencia y tecnología, en la ecología. Bioética, manipulación genética y

embrionaria, fecundación artificial, aborto, etc. todo se relaciona con

la vida. Los santuarios no pueden omitirse, porque tienen una

repercusión más amplia que las diócesis y parroquias. Es importante

una posición de equipo, que no dependa solamente de iniciativas

individuales, delante de ciertos temas que exigen un anuncio

profético. Mejor todavía, si los santuarios, por la amplitud de su

mensaje, hacen eco a la posición de las Conferencias episcopales y

del Papa, para propagar al pueblo la respuesta de la Iglesia delante

de determinados temas o situaciones concretas. (DA 60; 123;406b;

465;467; 474c). La contrapropuesta a muchos problemas éticos y

que podría ser un anuncio fuerte desde los santuarios, es la

convocación a la “Globalización de la solidaridad”.

Santuario y los medios de Comunicación social

52. Hay que aprovechar mucho más de la „midia‟ en los santuarios.

Aunque no tengamos espacio en radios y televisiones, la Internet es

un campo abierto y factible para todos (DA 487). Los santuarios, que

son fuente de mensaje evangelizador, pueden así ensanchar sus

paredes más allá de sus límites físicos, creando proyectos de

evangelización, que, por la vinculación afectiva y espiritual de los

peregrinos, están abiertos para acoger una formación como

Discípulos Misioneros. La “mídia” o las Comunicaciones Sociales es

un campo en que los santuarios podrían trabajar en red (DA 484-

490).

Santuario, lugar de formación de Discípulos Misioneros

26

53. Si es cierto que en los santuarios es imposible desarrollar con los

peregrinos todas las etapas del proceso de formación de los

Discípulos Misioneros, sin embargo, los aspectos del Encuentro con

el Señor y de la Conversión tienen en los santuarios un lugar

privilegiado (DA 278). Todo depende del ambiente que se ofrece, del

espacio para la piedad popular y de la cualidad de la comunicación de

la Palabra de Dios y de las celebraciones sacramentales,

principalmente de la Reconciliación y de la Eucaristía. Por supuesto

que la responsabilidad por la formación del Pueblo de Dios cuestiona

la multiplicidad de celebraciones, principalmente de la Eucaristía, que

por veces depende menos de la necesidad de los peregrinos y más de

la tradición tan negativa de “intenciones de misa”. Celebraciones que

no merecen tal nombre, por la velocidad, ritualismo, y casi simonía

con que acontecen. Aún en el campo de la formación, creo que sería

posible preparar una Catequesis sobre la Vida, según el Documento

de Aparecida, como un vade-mecum para todos los santuarios.

54. Los santuarios, como referencias míticas, pueden transformarse en

mantenedores de la mística de la Misión Continental, como una

iniciativa que nos obliga a mirar y a mantener la mirada más allá de

los territorios de comunidades y diócesis. Son punto de partida y de

llegada de las iniciativas misioneras. ¿Y no sería factible que los

santuarios sean centros de formación y de animación de los

Discípulos Misioneros laicos, religiosos y clericales? Si no tienen

posibilidades de liderar las iniciativas, podrían por lo menos ser

lugares de referencia para muchas de las iniciativas de las

Conferencias episcopales y del Celam.

Conclusión

55. El desafío que el Documento de Aparecida presenta a los

santuarios de ser misioneros y de integrar la Misión continental, no

es tan difícil, porque no está lejos de lo que son los verdaderos

santuarios. En verdad, casi todos son “caminos de reconciliación y

solidaridad”. El peregrinar, el llegar y el partir normalmente rehace

el espíritu del peregrino y lo llena de alegría y de paz. En los

santuarios se respira la “cultura de la paz”, porque son los

espacios ordinarios de la celebración de la reconciliación y

proporcionan pequeñas experiencias de solidaridad. Son de verdad

“casa de hermanos”, donde es posible “sumar y no dividir…

cicatrizar heridas, evitar maniqueísmos, peligrosas exasperaciones

y polarizaciones”, porque ofrecen una experiencia de integración.

Son fuente de esperanza para un vivir y convivir más dignos.

27

Como signos del proyecto de Dios para la humanidad, los

santuarios pueden mantener el sueño común de “un continente de

la esperanza, del amor, de la vida y de la paz”, que motivan a

crear estructuras justas en la sociedad, a partir del “asumir

plenamente la radicalidad del amor cristiano” (DA 534-546). En

todo eso, la figura modelo de la Discípula Misionera es Maria

Santísima, la Maria del Magnificat, portadora peregrina de la Vida

plena a todos, desde el momento de la concepción del Hijo de

Dios. Sea Maria la inspiración, la intercesión y la compañera para

llevar adelante la Misión Continental desde los innúmeros

santuarios de nuestros países. “No podemos quedarnos tranquilo

en espera pasiva en nuestros templos, sino urge acudir en todas

las direcciones para proclamar que el mal y la muerte no tienen la

última palabra, que el amor es más fuerte…”(DA 548). “Guiados

por María, fijamos los ojos en Jesucristo, autor y consumador de la

fe, y le decimos con el Sucesor de Pedro: „Quédate con nosotros,

porque atardece y el día ya ha declinado‟ (Lc 24,29)” (DA 554).

P. José Ulysses da Silva.CSsR.

CAACUPÉ, PARAGUAY, MAYO 2010

BIBLIOGRAFIA:

V CELAM, Aparecida: Documento Conclusivo, Conferencia

Episcopal Argentina, 2007

CELAM, Documento 113: Santuarios, expresión de religiosidad

popular, Bogotá, Colombia 1989

André de Oliveira, Vicente: Acolhida, como formar comunidades

acolhedoras, Ed. Santuário 2008

Amerindia, V Conferência de Aparecida, Renascer de uma

esperança, Paulinas, S. Paulo, 2008