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La microfísica de la política Jorge Granda Aguilar Facultad de Economía Pontificia Universidad Católica del Ecuador ABYA-YALA Quito 1998

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La microfísica de la política

Jorge Granda Aguilar

Facultad de Economía

Pontificia Universidad Católica del Ecuador

ABYA-YALA

Quito1998

LA MICROFISICA DE LA POLITICAJORGE GRANDA A.

1a Edición Ediciones Abya-YalaAv. 12 de Octubre 14-30 y WilsonCasilla 17-12-719Télf: 562-633/506-217/506-251Fax: (593 2) 506255e-mail: [email protected].

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Autoedición: Abya-Yala EditingQuito, Ecuador

ISBN: 9978-04-359-4

Impresión Digital: Docutech

Impreso en Quito-Ecuador, 1998

Indice

Introducción 5

1. El software de la sociedad informatizada: el discurso prospectivo. 11

2. El retorno de las formas artesanales de producción:un discurso regresivo. 23

3. El fin de la modernidad y la muerte de la razón:el discurso deconstructivo. 35

4. La naturaleza del lazo social: modernidad e industria. 47

5. La naturaleza del lazo social: modernidad y lenguaje. 61

6. El lazo social: la perspectiva postmoderna. 73

7. La microfísica de la política. 83

8. De la ideología a la pragmática de la autoridad y la legitimación. 95

Bibliografía. 107

Introducción**

La hipótesis central del trabajo consiste en que la natura-leza de la política se transforma conforme a los cambios queafectan al lazo social en el seno de las sociedades contemporá-neas. Se ha decidido invocar a "la política" en lugar del "poder"por razones no sólo de innovación semántica, en el sentido deincorporar en el discurso la dimensión de las transformacionesque la afectan profundamente, sino porque resulta más preciso yversátil referirse a la esfera de la "autoridad y legitimidad", reba-sando aquella percepción "cosista" sobre el poder que corriente-mente le confina una identidad casi inseparable respecto de ladinámica de lo institucional.

Así, mientras que en las sociedades modernas, el discursode legitimación de la autoridad se apoya en una práxis expansi-va y normalizadora, según la cual lo institucional -la centralidady cohesión del sistema- y la política se identifican de maneracompulsiva; en las sociedades que emergen se aprecia, en cam-bio, una pragmática en que el relacionamiento en ciernes gene-ra situaciones de naturaleza deconstructiva. No de otra manerase debe admitir el planteamiento que reconoce estados de ingo-bernabilidad en el seno de sociedades complejas, que se originanen la carencia de legitimidad de sus estructuras institucionales,sujetas a un embate progresivo de diversificación y universaliza-ción.

Del razonamiento que se propone, lo más problemático,quizá, resulta el hecho de generalizar las réplicas que surgen porel aparecimiento de sociedades postindustrializadas hacia aque-llas realidades que se las conoce como sociedades menos desarro-lladas. Y esto, no tanto porque se torne difícil descodificar las ac-tuales corrientes de internacionalización que recrean sus estruc-

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turas y redefinen sus lazos de inserción, ni porque tampoco sedeje de lado la recurrencia de un síndrome cultural que ha inci-dido en los modelos de interpretación y que por comodidadaquí podría llamarse eurocéntrico, sino más bien porque la pro-gresiva precarización de la vida en estas colectividades profun-diza el debilitamiento de la horizontalidad de la política: la ciu-dadanía de baja intensidad.

Con los riesgos que se expone, es posible afirmar que elparadigma civilizatorio de la sociedad, construido alrededor dela estructura institucional moderna y de sus grandes discursosde legitimación, se encuentra en la antesala de un gigantesco"black hole", en cuyo campo gravitatorio se procesa la muerte dela historia, entendida como progreso de la razón. Este reconoci-miento radical que coloca a la sociedad en una situación en quese hace inevitable la entropia, no entraña, empero, el adveni-miento del fin en términos de la desaparición apocalíptica delgénero humano, como a primera vista se podría inferir, sobre to-do si se hace referencia a aquel estándar secularizado, según elcual el proyecto de la modernidad, aparece, simbólicamente, co-mo la calle de dirección única o como la estación de destino fi-nal. Por diferencia, se asiste al surgimiento de un entorno quetransforma las coordenadas espacio- tiempo de lo social, en quela realidad de la socialidad que emerge se presenta cada vez máscomo una realidad de naturaleza virtual. Esta perspectiva quesurge a partir de la desdramatización de la razón totalizante espesimista, empero, en relación con la inmanencia de una gransalida salvadora.

El factor deconstructivo que terminará modificando lanaturaleza de la socialidad moderna, se origina en la intensidadcon que se operativiza la pragmática de la comunicación. Enefecto, los espacios que servían de soporte para la reproducciónde lo social son colonizados por juegos de lenguaje que transfor-man, de manera no violenta, la socialidad racionalizada del con-trato por la socialidad del contacto comunicacional, por la sociali-dad del circuito. Esta perspectiva se afianza, con el surgimientode las nuevas infraestructuras inmateriales, constituidas de in-

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formación y conocimientos, que amplían a escala planetaria lascompetencias de las partículas lingüísticas y de la pragmática dela comunicación. La policromía de los juegos de lenguaje deter-minan no solo una atomización progresiva del lazo social sinoque debilitan los vínculos tradicionales de cohesión, dando pasoa que se afiance una masa de entidades aisladas, de átomos indi-viduales. El aparecimiento de la socialidad del circuito decons-truye el logos de centralidad en que se sustenta tanto la ideolo-gía del gran objetivo, del gran periplo, del gran héroe como lagramática del tiempo histórico.

El debilitamiento de los vínculos societales y de sus for-mas unificadoras, los metarelatos, ha abierto una fase signadapor la incredulidad. Se llega así y por esta vía al estado de pérdi-da de legitimidad que caracteriza a la estructura institucional delas sociedades modernas y por lo tanto a la erosión de sus meta-narrativas.

La muerte de las ideologías, como juego de lenguaje, orien-ta las actuaciones del poder en su afán neurótico de reponer laincredulidad que genera el mundo institucional y para encubrirla lógica de la dominación que aún articula en mayor o menormedida la centralidad del sistema. En rigor, si se observa la prag-mática de los juegos de lenguaje se verá que su núcleo funda-mental, el signo lingüístico sirve de sustento tanto al procesocognitivo -el concepto- como a la dinámica volitiva -el estereo-tipo-. Con base a este reconocimiento se puede inferir que lastransformaciones que afectan a la sociedad, vía la pragmática delos juegos de lenguaje, inciden tanto en la naturaleza del saber ysus instituciones como en la visión valorativa, sentimental, en eluniverso de lo cultural. Sumariamente, el impacto de los cam-bios afecta a la matriz sobre cuyos cimientos reposa el universodel poder. Esta metamorfosis profunda de la sociedad modernatransforma y transformará aún más los recursos de la política: laautoridad y la legitimación.

Las pruebas reunidas para demostrar la atomización cre-ciente del lazo social contemporáneo, empero, tampoco cuestio-

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nan el hecho de que, incluso ellas no tendrían razón de ser sinoa condición de constituir productos de una cada vez más intensasocialización, aunque ésta tienda hacia modalidades peculiaresde personalización. Esta perspectiva impone el reto de redescu-brir los puntos nodales en que se construye -o deconstruye- entérminos de continuidad, -o ruptura- la nueva centralidad -odescentralidad- de este tipo de sociedades, que al parecer, seránlas sociedades de futuro. Por lo pronto se puede evidenciar quela vieja estructura institucional, como signo emblemático delcriterio de cohesión, ha entrado en los confines de la caducidad.Tan "dramática" es la situación que la médula de la sociedad in-dustrial edificada en torno a la centralidad estatal, se erosiona yse erosionará aún más.

El nuevo criterio de eficiencia del sistema empezó afec-tando a las instituciones más vinculadas a los referentes del mer-cado, las estructuras empresariales; el sed operativos, es decir, con-mensurables o desapareced (Lyotard, 1989) parece describir, sinola naturaleza, al menos exhibe las nuevas reglas de juego en quese realiza la nueva centralidad que emerge. En las últimas déca-das, Asia encabeza un movimiento reestructurador que no com-promete, empero, el papel de la intervención: la pragmática, lagestión de ese modelo de la gerencia colectiva, ha colocado al“sub-continente” en el status más destacado que el sistema decompetitividad mundial puede ofrecer. No obstante, el criterio delo eficiente y lo operativo remite más a lo tecnológico y menos alo justo y a lo verdadero.

Existe una cuestión que es preciso desentrañar y que estáseriamente articulada con el hecho de que la descentralidad y lapolítica, más que representar una contradicción per se, son porel contrario, una vía idónea para la constitución de nuevas for-mas de legitimación. Y muy probablemente de esa conjunciónemerjará una centralidad que habrá de concebir su propia insti-tucionalidad. Los medios creados por las sociedades postindus-trializadas, en el sentido de que facilitan la potenciación de la ca-pacidad interactiva de varias culturas y el surgimiento de una

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ética de co-apertenencia a dimensiones planetarias, facultan unavisible discriminación entre la dinámica institucional y la perso-nalización de las demandas que el universo de la política contie-ne y promueve. Con base a esta premisa y de manera extrema,se puede colegir que entra y entrará en desuso la tesis modernasegún la cual las instituciones son permanentes, los individuostransitorios. Bajo su influencia utilitaria sin embargo, se explica,en gran medida, la metástasis del sistema político convencionalque se autoalimenta, cada vez más, en una práctica secularizadade apropiación privada de los espacios de lo público.

El punto en discusión, empero, reside en discernir sí lasnuevas formas de personalización -realización vía creación-romperán el desencuentro con el lazo social del que proceden ysin el cual no podrían existir, o si aquella separación, irresuelta yahondada por la modernidad, constituirá la única e inmunizadainstitución que navega y navegará solitaria y a contracorriente.Es aquí donde se encuentran los retos y desafíos fundacionalespara la legitimación del lazo social, para el retorno de "lo públi-co", luego de su desconstitución como una dimensión subordi-nada a la lógica estatal que le confirió la estructura de poder mo-derno.

Las reflexiones que siguen a continuación se inscriben enel horizonte abierto por la Condición Postmoderna: Informe so-bre el saber de Jean-Francois Lyotard.

Quito, enero 1998

* Este trabajo forma parte de un estudio más vasto que se espera concluir enlos próximos meses.

** El autor consigna un reconocimiento especial a Salvador Marconi, RafaelQuintero, Rúben Suarez, Quinto Lucas y Miltón Benitez por sus valiosos co-mentarios y sugerencias.

1El software de la

sociedad informatizada:el discurso prospectivo

Se ha decidido utilizar, en un primer momento, el térmi-no sociedad informatizada como “el referente” que permita ilus-trar los principales hitos en que se sustentan los cambios y trans-formaciones. No se dispone, en realidad, de una distinción mar-cada que diferencie ésta primera elección, respecto de términoscomo sociedad postindustrializada o cultura postmoderna. Su uti-lización, en consecuencia, hace mérito a la pertinencia de unaexposición positiva, a fin de designar provisionalmente la nuevasituación de la sociedad, luego de las trasformaciones profundasque la afectan.

Se tiene plena conciencia, con todo, del enorme desafíoque esta empresa prospectiva se propone. En este sentido, aque-llos: quienes suelen observar el cumplimiento de una premisamuy difundida en el ámbito de la teoría, según la cual la utiliza-ción de nociones ah doc, descalifica ipso facto el rigor del discursodeberán hacer una excepción, al menos en lo que refiere al tér-mino que se analiza. En efecto, definida como un cuerpo más omenos sistémico de criterios, la noción sociedad informatizadacircula ya en determinados pisos del edificio de la academia, loque le confiere, en base a la autoridad que ostenta su destinador,sino un carácter científico al menos faculta su aceptación y legi-timación. Esta relación de privilegio se origina menos en unaprerrogativa metafísica de la academia y más en una pragmática

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distintiva a la institucionalidad moderna, según la cual la auto-ridad de sus enunciados se establece con base a una práctica delegitimación que resulta de la fusión de las categorías de lo jus-to y lo verdadero1.

Retornando al "referente" con el que se propone identifi-car, no sólo la naturaleza, sino la pragmática de las nuevas socie-dades y sobre todo la de sus niveles de socialidad, se puede afir-mar que la informatización o sencillamente la información a laque se remite el término en debate, no está vinculada, cierta-mente, a la percepción corriente, que a primera vista sugiere. Noes pues, la información que circula a través de las noticias deprensa, de radio o de televisión, la que entrega su contenidoprofundo y sus relevantes implicaciones.

La información, por extraño que parezca, se presenta co-mo uno de los principales componentes de la naturaleza. Se pue-de ilustrar, si se apela al recurso de la argumentación vía la pro-visión de pruebas, que el virus más minúsculo, por ejemplo, só-lo visible con la ayuda del microscopio electrónico es portadorde una especie de código genético, de una memoria en la que seprocesa un acumulado considerable de información. Esta certe-za más o menos estandarizable conlleva admitir que todo aque-llo que constituye un mensaje constituye una información: unalucecita roja que se enciende, el centello de una estrella, el gritoo el olor de un animal, una chispa eléctrica. Parecería, ser pues,que las partículas de información, que los elementos informáti-cos caracterizan no sólo a la pragmática de los géneros, sino queproveen los signos que permiten descodificar su profunda uni-versalidad2.

Bajo esta perspectiva se cuenta, además, como evidenciaprobatoria el hecho de que a cualquier intercambio de informa-ción, corresponde cierto nivel de consumo y/o liberación deenergía. Lo señalado, enfatiza el reconocimiento de que se pue-de apreciar, de manera consistente, un hermanamiento entre lainformación, las propiedades de los seres vivos y su relación per-manente con la energía. De ello se deriva que la materia, la ener-

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gía y la información proporcionan los "insumos" primarios, decuya combinación emerge el sustento que articula el proceso demediaciones entre el hombre -sus actividades y creaciones- y lanaturaleza3.

La pragmática -la performatividad- de la sociedad infor-matizada se autosostiene en base a un dispositivo técnico quepor así decirlo constituye su hardware: los cada vez más peque-ños y más poderosos microprocesadores. Ellos constituyen la sín-tesis domesticada de la capacidad de la naturaleza de fijar e in-tercambiar información; cuando se inscribe un elemento de in-formación en una memoria se fija energía, cada vez que una me-moria restituye información y la entrega, se libera energía. Estapragmática de la información en miniatura -memorias comple-jas y capacidades de comunicación4- abre una nueva perspecti-va que modifica el estándar tradicional de desarrollo humano

Obsérvese en detalle lo que se operativiza en el micropro-cesador, célula básica del mundo informático. Su antecedente degeneración, el transistor, reúne bajo la forma de circuito integra-do a la materia -las impurezas de los semiconductores-, la infor-mación -reducida a la simplicidad universal del lenguaje binario-y la energía -que se sirve del electrón-. Cuantos más circuitos sepuede integrar, más grande serán la capacidad y potencia de losmicroprocesadores5. La simplicidad radical del lenguaje binarioque sustituye toda la escritura de los números por dos signos, entodo y para todo: 0 y 1, cero y uno, se erige como la pragmáticadistintiva a la electrónica y a las telecomunicaciones. Su simpli-cidad universal permite registrar, retener, cambiar y hacer fun-cionar una masa ilimitada de señales de comunicación de todaclase, con la única y sencilla condición de ser primero traducidosen cifras que luego son codificables sin limitación por los dossignos 0 y 1 y sólo por ellos. A ello se añade la utilización del di-minuto elemento más ligero y rápido para la señalización bina-ria: el electrón. Dos mil veces más pequeño que el propio átomo,puede a impulsos de una débil corriente, circular muy de prisa

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en los circuitos integrados -chips- en un movimiento de vaivén:0 y 1. (Servan-Schreiber, 1980).

Pero, no sólo el microprocesador constituye el hardwaredel mundo de la información; la perspectiva que multiplica susaplicaciones se afianza a partir de las transformaciones que afec-tan a las telecomunicaciones, cuando adoptan el mismo lengua-je codificable de la electrónica: el lenguaje binario (0 y 1). A estetramo del progreso técnico se lo conoce como la era de la digi-talización de las comunicaciones6. Los sistemas digitalizados decomunicación son ensamblados a las aplicaciones de los micro-procesadores y los robots, describiendo en sus enlaces y junturasuna especie de telaraña informática en que emerge el principio"unificador" que concibe un solo gran sistema: el universo infor-matizado. Se puede advertir, empero, que en ese juego sistémicode sinergías existen ciertas peculiaridades que transforman lanoción unificadora del referente sistema: las capacidades infor-máticas deconstruyen la relación convencional entre centralidady dispersión, y, despotencian las competencias de control que seoriginan en la lógica deterministica que implica el principio dela conmensurabilidad de los elementos y la determinabilidad deltodo.

Más que trazar un cuadro que no puede ser completo yenunciar una nómina que puede ser no exhaustiva, se puedeafirmar que las ciencias y las técnicas llamadas de punta se apo-yan de manera progresiva en los lenguajes informáticos. Comoevidencia, cabe mencionar al ordenador, los semiconductores,los microprocesadores, los robots industriales, la transmisiónpor fibras ópticas, la bioindustria y sus aplicaciones, las nuevastecnologías aplicadas a la educación, a la medicina y en fin la co-nexión del microprocesador a las redes de telecomunicacionespara la automatización del trabajo a distancia. Seguramente aquíencuentra asidero aquella alusión que justifica que se asiste auna explosión informática de aplicaciones casi inimaginablesque potencializa consecuencias en cadena.

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Con todo, la incesante carrera de innovación de los pro-ductos vinculados con los "materiales" informáticos, en realidad,no representa toda la potencia del conjunto de cambios y trans-formaciones que afectan a la sociedad. La innovación radicalparece afincarse, por el contrario, en que se amplían las posibili-dades para el desarrollo del pensamiento humano. El surgimien-to de un software social se presenta, por diferencia, como la cla-ve fundacional del proceso de metamorfosis profundo que vivela sociedad. Los materiales informáticos constituyen, en efecto,los soportes técnicos en que se potencia la parte inmaterial,aquello que está conformado por lo logicial, por materia gris.Desde esta perspectiva, los cambios y transformaciones radicalesserán posible solo bajo la dirección del pensamiento, único quepuede alimentar el campo de lo logicial; se abre así un horizon-te diferente, en cuyos contornos se visualiza el surgimiento deuna socialidad que se nutre de las facultades personalizadas decada quién.

Esta forma de discernir, evade la perspectiva que se sus-tenta en la conciencia de que se vive una época de cambios quesolamente se inscribe en el prolongado ciclo que dio lugar la re-volución industrial. Al contrario, se abre un horizonte que seafianza en la conciencia de que se enfrenta un cambio de épocaen que, según parece, se anuncian formas de ruptura que afectanal estándar que ha servido de referente de progreso de la socie-dad. La informatización, se dice, es a la vieja sociedad industriallo que ésta representó respecto de la sociedad agraria, es decir,profundas transformaciones que prospectan formas de relevogeneralizadas. Así, la sociedad industrial caracterizada por elconsumo exponencial de los recursos naturales7, podría ser sus-tituida por una nueva estructura creadora exponencial de bienesy del desarrollo de las facultades humanas (Servan-Schreiber,1980).

Sumariamente, la sociedad informatizada aparece comola responsable de los procesos de desindustrialización8, que seoriginan menos en el equipamiento concentrado y en la utiliza-ción del trabajo físico, y se apoyan más en la dotación de equi-

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pos programables que demandan el desarrollo de la inteligenciay la creatividad. Esta perspectiva de transformación radical im-plica que deberá reconstruirse todo el equipamiento que la in-dustrialización clásica edificó en base a otra "materia prima": lainformación y el conocimiento. Las nuevas infraestructuras in-materiales -las redes mundializadas de datos y conocimientos-9

contribuyen al surgimiento de una nueva socialidad en que laexperimentación de lo social fluye a través de los intersticios deuna realidad de naturaleza virtual10.

Cabe destacar un rasgo no menos importante que ofreceeste nuevo universo de la tecnocultura. Al parecer, en las redesdigitales y en las superautopistas de la información de futuro searraiga un nuevo papel que refleja la naturaleza unificadora delsistema que se edifica. La nueva pragmática de centralidad queestá presente en las redes digitales se caracteriza porque no dis-pone de un gran “ordenador madre”, con la competencia tradi-cional de control de la telaraña y de sus usuarios. Este rasgo fa-culta la armonización de estructuras holístas no totalitarias quedespotencian la relación convencional entre centralidad y dis-persión. Su performatividad se basa en nodos, en servidores, quedistribuidos por el mundo, permiten un crecimiento no centra-lizado de quienes navegan e interactúan en la red. La pragmáti-ca que se ve provoca la expansión geométrica, por ejemplo deInternet, en cuyo seno se incrementa en magnitud fabulosa lacantidad de datos y conocimientos disponibles11.

La pragmática que unifica al sistema, se presenta, enton-ces, como una totalidad de naturaleza no violenta, bien alejadade la centralidad que se construyó como estructura de cohesiónen base a la lógica reductora de las oposiciones, a partir de lapremisa del incremento del poder y de las competencias de con-trol, siguiendo los trazos de la razón determinística según la cualla determinabilidad del todo se produce desde la conmensurabi-lidad de sus elementos.

La artrosis burocrática, síndrome de esa lógica de centra-lidad, se constituyó para arbitrar el conflicto entre lo universal ylo particular; de esa manera, la "razón totalizante" legitimaba el

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relevo del "caos" original por el principio del orden y su lógicadisciplinadora. La pragmática al azar y la fuerza de la aleatorie-dad que caracteriza a las nuevas formas de socialidad diluye lalógica reductora y de cohesión, típicas de la vieja estructura ins-titucional. La perspectiva que se vislumbra abre una nueva di-mensión a lo público -depredado por lo estatal en las sociedadesmodernas-, como espacio de experimentación virtual, en quetodos pueden usar pero nadie tiene el poder de controlar. Así, losdesafíos para la política, entendida como opción alternativa a lacentralidad-institucional se arraigan en medio de la performati-vidad que se produce en las redes digitales, en que millones deciudadanos confluyen, reproduciendo una pragmática que su-prime toda forma de delegación, al estilo de la "plaza pública" deantaño, para debatir ideas e informaciones en un diálogo direc-to, enriquecedor y de nuevo cuño.

Existe hoy la conciencia de que en el mundo de la tecno-logía de la información ha cambiado radicalmente la noción del"espacio". La transmisión de informaciones por la electrónica ylas telecomunicaciones para la automatización del trabajo a dis-tancia, flexibilizan los límites espaciales que imponían restric-ciones a la realización simultánea de diversas tareas y activida-des, reduciendo y simplificando las operaciones que de otro mo-do, implicaban consumo de energía para el transporte de perso-nas y bienes. En adelante, queda claro que el medio más rápido,más simple y menos caro para comunicar y trabajar desde cual-quier lugar del planeta a otro será provisto por la telemática12.

También se tiene presente que en el mundo de la tecno-cultura ha cambiado radicalmente la experimentación del tiem-po y de la historia. Este cambio es el que permite confirmar el finde la modernidad. La tecnología de la información ha produci-do fundamentalmente dos cosas: tiende a reducir los aconteci-mientos al plano de la simultaneidad y tiende además a informarsobre todos los hechos, eliminando las selecciones -realizadassobre todo por los grupos dominantes- que conformaban la his-toria como un tejido unitario en el que podía imaginarse un de-

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sarrollo y un progreso. (Picó J. 1988). Hoy ya no existe un pun-to de vista desde el cual se pueda hacer historia universal: ni elsacro imperio romano, ni la ciudad de Dios, ni Occidente centrode la civilización, ni si quiera un mítico proletariado mundial.Por tanto, cómo es posible todavía hablar de progreso?, cómo esposible hablar de historia si ya no sirve la gramática del tiem-po?13. Por su lado, Baudrillard ha identificado en la ahistorici-dad de las sociedades que emergen una parodia del instante me-siánico convertido ya en realidad14.

Simplificando al máximo, se puede decir que la sociedadde la información generalizada se presenta como la responsabledel debilitamiento de los grandes referentes del proyecto civili-zatorio moderno que se centraron en las competencias de cen-tralidad y de control. De ello deriva que la sociedad informatiza-da genera efectos deconstructivos que modifican las coordena-das espacio-tiempo de lo social y que despotencian la dimensiónde la historia, entendida como progreso de la razón totalizadora.La potencia deconstructiva que se ve, reside en la fuerza de alea-toriedad que caracteriza a la socialidad del circuito comunica-cional y que implica el agrietamiento del logos de centralidadque está en el corazón del proyecto civilizatorio moderno.

La potencia del pensamiento crítico al proyecto de la mo-dernidad, de esta manera, aparece como un intento de vislum-brar el futuro desde un mundo en el que ha ocurrido todo y nin-guna utopía o razón queda por venir. La fuerza y plenitud de lascosas está en el presente, que se convierte en fugaz apariencia pa-ra el individuo y eterna representación para una humanidad enla que lo siempre lo nuevo se convierte indefinidamente en losiempre lo mismo. Desaparece así el concepto de historia comoprogreso de la razón y se convierte en un presente cuya últimafinalidad es su propia reproducción15.

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NOTAS:

1 Se puede decir, simplificando, que tanto "lo justo" como "lo verdadero"tematizan la relación poder-saber en términos de una formulación en quese proyecta la dimensión de centralidad que caracteriza al proyecto de lamodernidad. Esta perspectiva se puede visualizar de manera "espacial".Por ejemplo, si se apela al plano vertical, el binomio de lo justo y lo ver-dadero se presenta como el referente que proyecta y construye las formasque unifican, integran y operativizan los discursos y prácticas con que selegitima la autoridad, en el sentido de la conservación y permanencia delestablecimiento. Por diferencia si se trata de su plano horizontal, tanto lajusticia social como la verdad científica constituyen la relación fúndantedesde la cual se articulan los programas y proyectos emancipatorios.

2 En la actualidad la cosmología reconoce al menos seis "transmisores demensajes", que al viajar a la velocidad de la luz, comunican continuamen-te los signos y datos que "emiten" los procesos que tienen lugar en el gi-gantesco universo que nos rodea. De estos seis, sólo uno de ellos es visi-ble. La luz se interpreta como un flujo de partículas de masa nula llama-das fotones, ellos, también tienen las propiedades de las ondas. La distan-cia entre la cresta de una onda y la de la onda siguiente es denominada,longitud de onda y se mide en ángstroms (A), que equivalen a una diez-millonésima de milímetro. La luz visible tiene longitudes de onda de en-tre 4.000 y 7.000 ángstroms. Los cinco transmisores invisibles están cons-tituidos por las ondas de radio, los rayos X, la radiación infrarroja, la ra-diación ultravioleta y los rayos gamma, que se han convertido en los sen-sores no-convencionales con los cuales, se ha logrado penetrar y ver, porel momento, el centro de nuestra galaxia.

3 El discurso sobre la sustentabilidad, la demanda sobre el manejo durade-ro de los recursos vivos y de los procesos vitales de la biosfera, exige con-siderar a la economía desde una perspectiva holística, es decir como unsubsistema de esa gran totalidad de mediaciones entre el hombre y la na-turaleza. Como nos indica Robert Goodland en The Case that the Worldhas reached limits, el sistema ecológico global no sólo que es la fuente delconjunto de recursos que alimentan el subsistema económico sino quetambién constituye la alcantarilla de sus residuos y desperdicios. El recur-so a esta percepción holista penaliza el paradigma del progreso industrialcentrado en la estética de la libertad ilimitada.

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4 En El Desafío Mundial de Servan-Schreiber se establece un símil en base auna línea que aproxima la lógica del microprocesador con la del cerebrohumano "..el cerebro humano contiene diez mil millones de células dife-rentes. Al principio -en el recién nacido- las células están separadas y nopueden funcionar en este estado de separación. Poco a poco se pondránen comunicación por medio de canales que se forman entre ellas, como siestas células se extendiesen la mano las unas a las otras para poder trans-mitirse información a partir de los sentidos externos. Este proceso esexactamente el mismo que hacemos vivir ahora en los transistores y en losordenadores electrónicos. Ningún transistor o circuito puede funcionaraislado, pero al ser puestos en comunicación se convierten en una calcu-ladora, en un ordenador".

5 Ibíd. p. 277 "..a partir del momento en que se pusieron mil transistores enla pastilla de un circuito integrado, se llegó a lo que se llamaría segundageneración (....) la tercera generación es aquella que permite diez miltransistores sobre una pastilla, sobre un circuito integrado (....) llega lacuarta generación -VLSI- capaz de imprimir en la pequeña pastilla -chip-cien mil transistores (...) la quinta generación pondrá en un clip más deun millón de transistores".

6 LYOTARD Jean Francois: La Condición Postmoderna. 1989, p. 14: "(..) sepuede decir que desde hace cuarenta años las ciencias y las técnicas llama-das de punta se apoyan en el lenguaje: la fonología y las teorías lingüísti-cas, los problemas de la comunicación y la cibernética, las álgebras mo-dernas y la informática, los ordenadores y sus lenguas, los problemas detraducción de los lenguajes y la búsqueda de compatibilidades entre len-guajes-máquinas, los problemas de la memorización y los bancos de da-tos, la telemática y la puesta a punto de terminales inteligentes, la parado-jología: he ahí testimonios evidentes, y la lista no es exhaustiva".

7 GOODLAND Robert: The case that the world has reached limits en ENVI-RONMENTALLY SUSTAINABLE ECONOMIC DEVELOPMENT: BUIL-DING ON BRUNDTLAND, UNESCO, París, 1991. Las funciones del eco-sistema global como fuente y alcantarilla han agotado la capacidad parasostener la actual lógica de expansión del subsistema económico. El impe-rativo, por tanto, que emerge es mantener el tamaño de la economía glo-bal dentro de la capacidad del ecosistema bajo una perspectiva que garan-tice su sustentabilidad.

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8 SABEL Charles: Industrialización en América Latina y nuevos ModelosProductivos en NARIZ DEL DIABLO No 17, p. 4, “La rápida difusión detécnicas manufactureras flexibles, en muchos de los casos basadas en laelectrónica en empresas grandes y pequeñas, de un increíble número desectores industriales y países, está minando la confianza en los principiosclásicos de organización industrial”. Por su parte, Servan-Schreiber, 1980,formula los planteamientos que siguen, argumentando en lo fundamen-tal que hacia futuro, se proyecta no ya la construcción de nuevas grandesmanufacturas donde se reúnan físicamente millares de trabajadores se-gún el modelo organizacional basado en el tradicional sistema de coope-ración de trabajo en grupo. Alternativamente, se pronostica el funciona-miento de pequeños equipos que trabajan cerca de su lugar de residenciay que están en conexión con los ordenadores y los robots, los cuales rea-lizan, en el interior de las fábricas las tareas para las que hayan sido pro-gramadas

9 Ellas ya no son, como se puede ver, los pesados equipamientos que cons-tituyó la sociedad urbano-industrial. Se trata de redes más sutiles y máspoderosas que permitirán desarrollar el potencial específico del collagemulticultural que surgirá a escala planetaria, en un entorno que promue-ve procesos peculiares desterritorialización y desurbanización.

10 La noción de realidad virtual utilizada aquí de manera provisional, paradesignar el proceso de "lo social" que surge en las sociedades contempo-ráneas, tiene sus orígenes, en el horizonte que introdujo la categoría "tra-bajo abstracto", en la que aparece, como preludio, aquello que en la ac-tualidad proyecta la mecánica cuántica en el sentido de la representaciónde lo social como simulacro de lo real. De esta manera, la naturaleza de losocial abandona el ámbito del poder abstracto y se desplaza hacia el mun-do de lo virtual y de la simulación. En la Historia del Tiempo, StephenHawking sostiene que en mecánica cuántica, partícula virtual es aquellapartícula que no puede ser nunca detectada directamente, pero cuya exis-tencia sí tiene efectos medibles

11 BARRERA M,: Los desafíos de Internet, Familia N. 543, El Comercio, Qui-to, 1995. La introducción reciente del sistema World Wide Web -interfasegráfica para usuario simple e intuitiva-, volvió aún más sencilla la formade navegación por el sistema. En la medida en que surge un medio noconvencional de comunicación que vehiculiza de forma asombrosamen-te simple el acceso al saber, nuestros países pueden involucrarse de mododirecto con los centros de divulgación de conocimientos y de investiga-ción, rebasando el aislamiento ocasionado por la falta de recursos y la si-tuación socio-económica. En atención a esta perspectiva, se sostiene que

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la distancia entre naciones desarrolladas y en vías de desarrollo se acorta-rá según Bill Gates. Las redes digitales, en la opinión de Huitema C, ayu-dan a salir del subdesarrollo, tanto como una nueva carretera o un nuevopuerto y requieren inversiones muy bajas. Adicionalmente, para ilustraresta perspectiva, imaginemos por un instante la importancia de esta he-rramienta para un estudiante ecuatoriano, probablemente acostumbradoa las bibliotecas escasas y no actualizadas, quien podrá investigar en fuen-tes digitales ilimitadas; el científico que intervendrá en foros en el que in-teractúan personas de todo el mundo, el técnico que se documentará deinmediato, sin tener que esperar informes que de otro modo, llegarían asu poder en meses.

12 El método clásico que se apoyaba y que aún se apoya en el aula, en la pre-sencia espacial y física del profesor está llamado a ser sustituido por mo-dalidades de enseñanza programada en base a sistemas enteramente in-formatizados, capaces de individualirse cada vez más; en fin, la educacióninteractiva a distancia, la videoconferencia, la conexión del microproce-sador a las redes de telecomunicaciones terminarán deconstruyendo el re-ferente moderno de espacio.

13 Modernidad y Postmodernidad, PICO Josep. 1988.

14 Ibíd. Baudrillard, citado por Picó, p. 48: "El futuro ya ha llegado, todo es-tá ya aquí, a mi entender ni tenemos que esperar la realización de unautopía revolucionaria ni tampoco un acontecimiento atómico explosivo.La fuerza explosiva ha entrado ya en las cosas, ya no hay que esperar na-da más ...lo peor el soñado acontecimiento final sobre el que toda utopíaconstruía su esfuerzo metafísico de la historia, el punto final es algo queya queda detrás de nosotros..."

15 Ibíd.

2El retorno de formas artesanales

de producción:un discurso retrospectivo

Inmediatamente se propone un ejercicio inverso. En lugardel discurso prospectivo que sitúa los cambios en un plano ho-rizontal y que se sirve de una lógica positiva para designarlos, seadopta un sistema diferente que busca poner en evidencia lasmutaciones que se producen en las sociedades contemporáneas,luego de someterlas a una "terapia" de interpelación en relacióna las formas de las que emergen. Ello, en cierto modo, suponeoperar más sobre los elementos de continuidad y menos sobrelos de ruptura. No se objetará la pertinencia de indagar bajo es-ta perspectiva, pues no es exagerado presuponer que en la for-ma de presentar los cambios y transformaciones, se otorgue uncrédito excesivo a lo conjetural y a aquello que proviene de la fu-turología. Se seguirán los trazos procesales, por tanto, que sugie-re el método de la negación.

La perspectiva que se plantea, cuestionaría seriamente lahipótesis de trabajo inicial, que consiste en aceptar que las actua-les transformaciones conllevan formas de ruptura profunda, queterminarán modificando la naturaleza del proyecto moderno, enparticular, en aquello que concierne a la pragmática del poder.Se verá que no lo es, en realidad. Esta forma de indagar se la asu-

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me sin otro propósito que la de evitar la situación de caer exce-sivamente en los dominios de lo conjetural, sobre todo si se con-sidera que se parte de una "ambigüedad" del recurso probatorio.Si la evidencia empírica a disposición sólo se presenta como sín-toma transicional, y sólo como eso, entonces se impone la nece-sidad de convalidar la presunción de ruptura, a partir de unaforma argumentativa, en que la administración de la prueba,permita desconstituir el estándar que hace que los cambios siganaún siendo racionalizados, en base a las competencias totalitariasde los viejos paradigmas.

Desde esa perspectiva, existen, al parecer dos "referentes"que podrían ilustrar la comprensión de las actuales transforma-ciones a través de una lógica interpretativa que parta desde lacriticidad, es decir, desde la forma negativa de indagar. El prime-ro de ellos, en realidad, más anacrónico que crítico, tiende a con-denar a lo otro, en el sentido de que la apología de lo ANTI-mo-derno se presenta como la alternativa para preservar la identidadque se ve amenazada por la intensificación de los cambios. El se-gundo encuentra en la red de conceptos POST1, una forma deinterpretación según la cual las transformaciones actuales, dadosu carácter transicional, facultan sólo una crítica radical que enprincipio atañe a su proceso de alumbramiento. En este segun-do sentido interesa confrontar, desde "la criticidad", las actualestransformaciones y sobre todo lo que implica el término socie-dad informatizada que fuera presentado desde una percepciónpositiva, desde una formulación propositiva. Así, términos comosociedad postindustrializada o cultura postmoderna no serán elresultado de prefiguraciones puramente aprioristas.

Varios testimonios sugieren un debilitamiento del mode-lo de industrialización clásico. En realidad, no interesa tanto di-lucidar el cuadro de síntomas que marcan esa tendencia, cómoel poner en evidencia la desconstitución del paradigma indus-trializador que instituyó de manera compacta la economía polí-tica. Desde el último tercio del siglo pasado hasta hace pocosaños, la superioridad de la producción de masa sobre la produc-

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ción de tipo artesanal parecía fuera de toda duda. Con base a es-ta evidencia, se difuminó la firme creencia de que la alternativahacia el progreso exigía una radical batalla para disolver los resi-duos pre-modernos que impedían la opción hacia el desarrollo.Por diferencia, hoy como en la primera mitad del siglo pasado,la producción de masas no parece constituir la única forma efi-ciente de mecanización. La rápida difusión de técnicas manufac-tureras flexibles, en muchos de los casos basadas en la electróni-ca, en empresas grandes y pequeñas, de un increíble número desectores industriales y países, está minando la confianza en losprincipios clásicos de organización industrial (Sabel Ch.).

A la luz de esta constatación radical, se puede afirmar quetodas las formas de pensamiento que se han propuesto empresasde totalización han terminado, a la larga, generando tendenciastotalitarias. En la búsqueda de su propio estatuto teórico, la eco-nomía política, dentro de los confines delimitados por la razóntotalizadora, asumió a la producción de masas, como la condi-ción sine qua non de la moderna sociedad industrial. Esta pers-pectiva no sólo que constituía el factor decisivo para el relevo laeconomía campesino-artesanal, sino que se planteaba formas deruptura en relación con la tradición rural, a partir del empleo demodalidades de producción mecanizadas. Estas últimas incidíanen la reorganización del proceso productivo, alterando no sólolas formas de cooperación del mundo del trabajo, sino la diná-mica acumulativa en el flujo de los recursos productivos.

El reconocimiento de que el aumento de la eficacia econó-mica proviene de una lógica de especialización, al parecer, cons-tituye la premisa primigenia con la que la economía política seplantea dicha prescripción. La productividad del trabajo se acre-cienta por la parcelización de las actividades: "si la construcciónde un alfiler se la repartía entre los obreros, en un determinadolapso de tiempo, éstos ofrecían un producto cualitativamentemayor, que si cada uno de ellos hubiera construido un alfilercompleto. Marx, desarrollando uno de los temas principales delpensamiento de Smith, sostuvo que con la reducción de las ta-

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reas a movimientos simples, la parcelización del trabajo, habríafavorecido la capacidad de proyectar máquinas especiales enfunción de producir más rápidamente y más eficientemente quelos seres humanos. Mas, el trabajo se parcelizaba, la profesiona-lidad se reducía y el trabajo vivo era sustituido por máquinas es-peciales, las fábricas comenzaban a asemejarse a un único com-plejo automático"2.

Se puede decir que esta forma de percibir la lógica de laeconomía mecanizada, sintetiza lo que será la pragmática delmoderno sistema de producción de masa. Su inconfundible sen-tido sistémico, estriba en un propósito doble, que a la larga, ase-gura su propia reproducción; esto es, la producción de volúme-nes crecientes de bienes homogéneos, estandarizados, con base ala utilización de máquinas mono-finalidad especializadas y elempleo de mano de obra semi-calificada o descalificada.

El estándar existente y que ha servido de paradigma tec-no-organizacional del régimen de producción, ha sido analizadodesde perspectivas diferentes. La más radical podría centrarse enla lectura de Christian Palloix, quién siguiendo el referente tra-zado por la Crítica de la Economía Política, introduce un itine-rario general que partiendo del ciclo capital-mercancía, habrá deconcluir en la "sociedad de consumo" o en el moderno sistemade producción de masas3.

Sirviéndose de un marco categorial en que destaca la va-lorización del capital industrial, Palloix presenta una secuenciahistórica que concluye en la fase más avanzada del desarrollo delcapitalismo y que coincide con la internacionalización del ciclodel capital-dinero, entendido como el período más acabado enque se sustenta el dominio del capital financiero.

Desde esta perspectiva, las firmas multinacionales con-quistan a escala planetaria, el papel que el capital industrial de-sempeñó cuando su horizonte espacial era el mercado nacional,precisamente, luego de que se vehiculizan los circuitos de valori-zación hacia escenarios transnacionalizados. Las actuaciones so-fisticadas que acometen los megaconsorcios del capital, en reali-

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dad, no constituyen sino la operativización en grado supremo delas economías de escala. El régimen de producción de masa, entodo caso, no se lo asume como una preestablecida e inevitableestación de destino; su viabilidad remite, en cambio, a la natura-leza historicista en que se basa la comprensión del capital comouna relación social; es decir, la economía de volumen constituyeun requisito que condiciona y que es también condicionada porlas exigencias que modelan el proceso de valorización del capi-tal.

En síntesis, se tiene que tanto la lectura que postula, des-de la economía política, las condiciones tecno-organizacionales,como aquella que apela, desde "la critica", a los procesos de va-lorización, coinciden en otorgar al régimen de producción demasas, el rango distintivo que hace diferente a la fase de indus-trialización, tal como se presenta en la historia económica mo-derna. Esto no ofrece, en realidad, motivo de discusión: se admi-te que la economía de volumen aparece como el momento cul-minante de la historia de la industrialización. Por el contrario, eldebate asume una nueva direccionalidad cuando se reconoceque los cambios afectan a aquello que más bien había permane-cido, dentro de ciertos límites, como invariante, y que ha consti-tuido el estándar clásico tecno-organizacional de la industriali-zación.

La rápida difusión de técnicas manufactureras flexibles,en la mayoría de casos basadas en la electrónica viene agrietan-do, como ya se señaló, la confianza en los principios clásicos deorganización industrial. La situación que emerge se plantea enun plano de transformación radical, en el sentido de que la mo-dalidad flexible de las técnicas manufactureras revierten com-pletamente los principios de producción de masa, tanto en aque-llo que tiene que ver con la organización interna de la fábrica,como con aquellas vinculadas con las relaciones de la empresacon el resto de la economía4.

Se puede decir que la naturaleza de los cambios que seproducen en distintos escenarios de la realidad actual estarían

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procesando el paso de la producción en masa de inspiración for-dista hacia una modalidad de producción flexible5. Parecería ser,pues, que se asiste a una transición generalizada en que se des-constituye el viejo paradigma tecno-organizacional, en que lamicroelectrónica en sus distintas aplicaciones -robótica, infor-mática, telemática, telecomunicaciones y la información desem-peñan un rol determinante. Se destaca, así mismo, el papel de lasnuevas tecnologías de materiales, las biotecnologias, las fuentesde energía innovadas, a partir de las cuales, el escenario de pro-ducción flexible tiene cabida como una realidad que emergedesde la ruptura. Sin pretender aún que sea verdadera la presun-ción de que el conocimiento se convierte en la nueva "materiaprima", las tecnologías flexibles se basan de manera creciente enlenguajes informáticos y en terminales inteligentes que por sunaturaleza configuran sistemas de producción altamente inte-grados6 con capacidad flexible y creciente de descentralización.

Si la producción en masa, como afirma Sabel, es la pro-ducción de productos estandarizados sobre la base de la combi-nación de recursos especializados: obreros con competenciasprofesionales muy limitadas –sistema de baja confianza– y má-quinas especiales; la especialización flexible es la producción debienes estandarizados que resultan de la combinación de recur-sos generales: obreros con amplias competencias profesiona-les –sistema con elevada confianza7– que activan un entornosustentado en máquinas universales. Hay que relievar la univer-salidad del equipo se sustenta en su condición de equipo progra-mable8; de ello se sigue que la producción de masas se basa en lacreciente separación entre el diseño y la ejecución del trabajo,mientras la especialización flexible en su integración. Aquellatecnología que consiente la automatización y programabilidadofrece al régimen de producción aquello que era impensable entiempos del pensamiento clásico: una creciente eficiencia unidaa una flexibilidad operativa. Las ventajas que conlleva la integra-ción entre diseño y producción, las estrechas relaciones entreproductor y proveedor y de relaciones de trabajo basadas sobre

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un elevado grado de confianza determinan la perspectiva de laproducción flexible9, que simbólicamente coincide con las pecu-liaridades de la formas artesanales de producción.

Hoy, la implantación de esta modalidad de especializaciónflexible presenta ciertos rasgos que conviene ilustrar. Se puedendiferenciar tres variantes. Una, tiene lugar en los contornos de lapequeña empresa. Las dos restantes aluden a las actuaciones delas grandes empresas. En la primera variante, varias empresaspequeñas y medianas especializadas en distintas faenas manu-factureras articulan procesos para generar bienes finales, si-guiendo las variaciones de la demanda. Estas empresas forman,además, consorcios para usufructuar de las economías de escalaen la obtención de créditos, en la comercialización de productoso en el desarrollo de actividades de investigación de utilidad co-mún. La participación exitosa de esta modalidad depende delgrado de desarrollo de espacios en que se construye la solidari-dad entre los grupos económicamente partícipes10.

Los consorcios no se limitan a producir bienes de trabajointensivo y de baja tecnología; al contrario, ellos, incursionan enprocesos y productos que usan tecnología de punta, orientada-dos a la exportación y sujetos a la alta competitividad de losmercados internacionales. Las pequeñas firmas, al desenvolverseen escenarios automatizados, escapan a las jerarquías verticalesde subcontratación, propias de una lógica de centralidad fordis-ta. La tradicional descentralización de operaciones es sustituidapor un subsistema de empresas en el cual no existe una firma di-rigente. Esta especificidad promueve una receptividad poco co-mún respecto de la innovación tecnológica y de las oportunida-des empresariales. Así se diluyen las fronteras clásicas de gestiónque son reemplazadas por sistemas de responsabilidad horizon-talizados, dada la alta calificación profesional de los trabajado-res11. Los ámbitos de solidaridad que prevalecen, en parte, soncausa, y, en parte, efecto de las prácticas cotidianas que vinculana las empresas entre sí y a los individuos de la colectividad. Amenudo una empresa con un producto que tiene éxito en un de-

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terminado año, es propensa a descentralizar parte de la produc-ción a un competidor, en previsión de la posibilidad de que elaño siguiente la situación se revierta.

Sin ser exhaustivos en la determinación de otros elemen-tos, queda claro que allí donde la producción de masa dependíade lo artesanal para la construcción de máquinas especiales, laespecialización flexible dependerá de la producción de masa pa-ra la construcción de máquinas flexibles.

Es preciso destacar, empero, lo que implican las otras va-riantes de la especialización flexible, en donde, por el contrario,las grandes empresas cumplen un papel crucial. En la versiónalemana de flexibilización, las grandes empresas están empren-diendo modalidades operativas versátiles a través de una descen-tralización interna, mientras que en Japón las grandes empresasestán perfeccionado el sistema kanban que se caracteriza por laestrecha cooperación con una vasta red de proveedores locales.En estas modalidades, la administración central de la empresatiene un análogo papel al que desarrollan los gobiernos locales yal de los consorcios entre las pequeñas empresas, ofreciendo ser-vicios financieros, comerciales y de investigación tanto al con-junto de unidades internas semidescentralizadas en el caso ale-mán, cómo a los proveedores externos en el caso japonés12.

En la configuración de estos nuevos escenarios producti-vos, interesa enfatizar aquello que se focaliza en los espacios deconstitución de la direccionalidad del régimen de producción.Como se recordará, en el período fordista, la gestión técnica dela intervención macro-estatal genera competencias de centrali-dad en cuya pragmática el sistema multiplica sus actuaciones. Enlos modelos de especialización flexible, por diferencia, tanto elplaneamiento estratégico, asumido por las grandes firmas -queincluye modalidades de descentralización- como las competen-cias que adoptan, en igual sentido, los gobiernos locales o las re-des de pequeñas firmas, suplantan, en ambos casos, el papel dela intervención macro-estatal cuya misión gravitaba en torno ala centralidad; esta perspectiva surge por el debilitamiento de las

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fronteras que separaban el diseño de la ejecución, la centralidadde la dispersión. La especialización flexible introduce formasdescentradas, autogestivas y flexibles en que se renova el proce-so tradicional de constitución de la dirección, sustituyendo lasviejas jerarquías de control y mando, y abriendo opciones a nue-vas formas de gestión y organización.

NOTAS

1 WELLMER Albrech. La Dialéctica de la Modernidad y Postmodernidad.1985, p. 103: “El término postmodernidad pertenece a una red de concep-tos y pensamiento <post> -sociedad postindustrial, postestructuralismo,postempirismo, postracionalismo-, en los que, según parece, trata de ar-ticularse a sí misma la conciencia de un cambio de época, conciencia cu-yos contornos son aún imprecisos, confusos y ambivalentes, pero cuya ex-periencia central, la de la muerte de la razón, parece anunciar el fin de unproyecto histórico: el proyecto de la modernidad, el proyecto de la ilus-tración europea, o finalmente también el proyecto de la civilización grie-ga y occidental. Ciertamente que la red de conceptos y pensamiento<post> se asemeja a una imagen cambiante: tomando la perspectiva ade-cuada se pueden discernir también en ella los contornos una modernidadradicalizada, de una ilustración autoilustrada y de un concepto postracio-nalista de razón”.

2 SABEL Charles. Industrialización en América Latina y nuevos ModelosProductivos en NARIZ DEL DIABLO No. 17. Quito.

3 Como bien señala Christian Palloix en Las Firmas Multinacionales y elProceso de Internacionalización, "..en las primeras etapas del capitalismo,el proceso de valorización del capital nuevo adopta la forma esencial de laacumulación en medios de producción (..) el dinamismo esencial de laacumulación se sitúa en una dinámica interramas y no exclusivamente enel mercado final: <El capital industrial de una rama de producción sumi-nistra los medios de producción a otra rama>. Las relaciones interindus-triales priman en el mercado final, mercado de renta capitalista y merca-do del consumo obrero. El aprovisionamiento de estos dos mercados noconcierne en su mayoría a las mercancías salidas de la valorización del ca-pital industrial, sino a las mercancías producidas por otros modos de pro-ducción e incorporadas a la circulación capitalista a través del capital co-mercial y el capital bancario.(..) La ampliación del proceso de acumula-

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ción obligaba al capital a apoderarse de la totalidad de la producción demercancías y principalmente en dirección de T (fuerza de trabajo)”.

4 Las evidencias ponen acento en el hecho de que se modifican las interac-ciones entre las empresas, en el sentido de que la subcontratación y las re-laciones estrechas con los proveedores desempeñan un rol crucial, queterminan debilitando o desconstituyendo los modelos que operan en ba-se a la integración vertical.

5 SCHULDT Jurgen: “Restructuración Internacional: Características e Im-pacto sobre la Economías Andinas” en EN BUSCA DE UNA ALTERNA-TIVA PARA AMÉRICA LATINA. CEREN. 1990, p.53.

Criterios Acumulado Tecno- Producción Flexibleorganizacional

Recurso Básico Energía (petróleo) Información y barata y abundante conocimientos

estratégicos

Producción Automatizada Flexible

Mezcla de productos Estable, homogénea Variada y cambiante

Estructura Jerárquica, Horizontal, por redesorganizativa departamental

Habilidades Especialización Multicapacidades

Equipamiento Concentrado, único Programable, adaptable

Calidad Tolerancia fija Ningún defecto

Mercados Masivos, homogéneos Segmentados,combinados

Relaciones laborales Conflictivas Negociadas,cooperativas

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6 CONADE/GTZ. Ecuador Siglo XXI. Quito, 1990. Basta ilustrar con algu-nos rasgos la nueva situación: las cadenas productivas transnacionaliza-das, por ejemplo se vuelven cada vez más integradas, potenciando la ca-pacidad de traducir los conocimientos y recursos intelectuales en compo-nentes de los bienes y servicios incorporados en los productos finales; losprocesos de producción asumen comportamientos cada vez más flexibles,se amplían las posibilidades de satisfacer demandas cada vez más sofisti-cadas. Las innovaciones que derivan de la fase productiva en curso, no seplasman en productos o mercancías individuales, sino en grupos de pro-ductos y/o en bienes complejos. Las telecomunicaciones por ejemplo,funcionan a partir del teléfono e incorporan como elemento clave de susistema, operaciones satelitales. Las comunicaciones parecen rebasar todarestricción, dado el potencial de almacenamiento y procesamiento de lainformación. La creación de nuevos materiales y aleaciones abre perspec-tivas insospechadas para la producción de nuevos bienes ya sea finales ocomponentes de otros más complejos. Las transformaciones descritas, endefinitiva, irrumpen el modelo tradicional al provocar su reestructura-ción y readecuación profundas. El advenimiento de una fase caracteriza-da por la industrialización de los servicios y la terciarización de la pro-ducción se posiciona vertiginosamente.

7 ALBUQUERQUE Francisco: La Producción Flexible y el Nuevo Modelo deAcumulación Capitalista Central en NUEVOS PARADIGMAS DE DESA-RROLLO PARA AMÉRICA LATINA FRENTE A LA CRISIS. Lima. IEP,1990. Mientras la producción fordista se fundamenta en el principio tay-lorista de la división técnica del trabajo en tareas definidas y simples, enla producción flexible el trabajador debe tener capacidad polivalente omultiespecilizada. Ya no se hablaría de un "puesto de trabajo" específico yúnico, sino de una "situación de trabajo" en que un equipo o grupo detrabajadores colaboran, teniendo responsabilidad completar por un sub-producto completo (incluido el control de calidad).

8 Ibíd. Las empresas integran en una las tres áreas básicas, el diseño de laproducción, el proceso productivo y la gestión empresarial, gracias a lamaquinaria automatizada programable. La informática, las herramientasde control numérico y los robots contribuyen a materializar esa síntesis.La maquinaria unifuncional y especializada de períodos anteriores seconvierte en una de corte multifuncional y flexible. Esto último posibili-ta la producción de lotes pequeños, con bajos costos; la innovación deproductos y procesos productivos sobre la marcha; la respuesta rápida alos cambios de la demanda; la reducción de la necesidad de existencias re-guladoras, a cambio del principio "just in time"; la competencia sustenta-da en la calidad del producto, que se desarrolla durante el propio proce-so de producción; la compresión del período correspondiente al ciclo de

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producción (entre la fase de innovación y la de fabricación). Con lo que,finalmente, las economías de escala basadas en la producción masiva contécnicas intensivas en capital pierden la significación que tenían en la erafordista.

9 SABEL Charles. Industrialización en América Latina y nuevos ModelosProductivos. p. 19, ".la necesidad de flexibilidad se está convirtiendo enaxiomática en la proyectación de máquinas industriales y máquinas espe-ciales (...); las ventas de centros de elaboración multifuncional programa-bles a nivel de taller, y en teoría adaptables a las necesidades de pequeñasempresas están en pleno boom; pequeños establecimientos altamente fle-xibles para la fusión de los desechos de hierro en los hornos de arco eléc-trico, están ocupando los mismos mercados donde antes dominaban lasgrandes empresas siderúrgicas, organizadas según los principios de laproducción de masa; ..."

10 Ibíd. p. 18, "El municipio o la administración regional, junto a una parti-cular combinación entre sindicatos, partidos, iglesia y asociaciones em-presariales, deben controlar las condiciones de trabajo y proscribir lasformas ilícitas. Sin esta barrera erigida por el sentimiento comunitarioinstitucionalizado, las empresas estarían continuamente tentadas a au-mentar su propia competitividad explotando mayormente a la fuerza detrabajo antes que buscando modelos innovativos de utilización profesio-nal y de las máquinas. Si una empresa se dirige en esta dirección, en efec-to, es fácil que otras la sigan, así como es fácil que se dañe el intercambiode informaciones entre obreros y manangers, precondiciones indispensa-bles para usar en modo flexible las máquinas. Por el contrario, el gobier-no local y las asociaciones privadas deben colaborar para garantizar laformación profesional y otros servicios de soporte a la innovación, queno son ofrecidos ni por las empresas singulares ni por los consorcios".

11 CASTELLS Manuel. The informational economy and the new internationaldivision of labor en THE NEW GLOBAL ECONOMY IN THE INFOR-MATION AGE. The Pensylvania State University Press, 1993

12 SABEL Charles. Industrialización en América Latina y nuevos ModelosProductivos en NARIZ DEL DIABLO No. 17. Quito.

3El fin de la modernidad y

la muerte de la razón:el discurso deconstructivo

Todo sistema intelectual, si pretende ser considerado enese rango, precisa la observancia de una doble exigencia1. Enrealidad, tanto el referente, que conforma el hecho o proceso so-bre el que versa el discurso, como el enunciado que se ofrece,constituyen inobjetablemente la naturaleza de que está com-puesto el sistema intelectual en ciernes. Existe una dialéctica,empero, según la cual el discurso tiende hacia la homogeneiza-ción de las diferencias entre el referente y el enunciado, cuandoapela a los recursos de la consistencia interna y de la verificaciónexperimental. Al alcanzar un status determinado, el sistema se es-tandariza y sus competencias se desplazan, por entero, hacia ellazo social. Esto último permite identificar al sistema intelectualcomo el destinador, y al lazo social como el destinatario.

La policromía de competencias y roles que se ve, surgendesde una perspectiva en que destacan los juegos de lenguaje. Sepuede decir que los elementos vehiculantes de la socialidad seconstruyen a través de la comunicación, que implica formas derepresentación: el recurso narrativo del discurso. De ahí que elíntimo parentesco entre lazo social y juegos de lenguaje no resul-ta extraño. Más allá de las determinaciones del modelo causa-

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efecto, se puede establecer que el protocolo pragmático que go-bierna el lazo social, está presente también en la lógica de los jue-gos de lenguaje. De ello se desprende que las reglas que arbitranla diversidad de aplicaciones entre destinador-destinatario, entrereferente-enunciado, están delimitadas por una relación simbió-tica, según la cual lo verdadero no es independiente de lo justo.La génesis de esa relación la proporciona Occidente2.

Cuando se normatiza el protocolo pragmático, como es-tructura autónoma, se generan competencias de centralidad:surge la autoridad y con ella el discurso de legitimación que ga-rantiza su regularidad y permanencia. La matriz de la estructurainstitucional recoge esa naturaleza. El sentido de la institución,su carácter entrañable a la centralidad, reside en que diluye laconflictualidad intrínseca de los oponentes a quienes contiene,sus relaciones de fuerza se despotencian frente a un escenarioque homogeniza sus diferencias. De esta indagatoria, se observaque la institución se presenta como el punto nodal en que se ob-jetiva la permanencia de la autoridad. La pragmática de legiti-mación se produce, en cambio, cuando la autoridad ejercita laregla de juego central del sistema, según la que se debe garanti-zar que se instituya la homogeneización de las diferencias de losoponentes.

Como sistema intelectual, la cultura moderna ofrece co-mo respuesta, frente a sus propias definiciones ontológicas fun-damentales, el enunciado progreso. Al parecer, éste sintetiza lapragmática para la comprensión logocéntrica de la realidad y deltiempo histórico. El progreso es entendido, de esta manera, nosolo como emancipación y trascendencia, sino como fronteraque delimita el universo civilizado del submundo de la barbarie.La perspectiva integradora que procesa este enunciado, empero,no logra por sí misma construir una dimensión propia, en elsentido de albergar una "verdad" capaz de consumarse a si mis-ma, según el status que ostenta la noción de centralidad que ca-racteriza al sistema en que impera la hegemonía del logos mo-derno. Desde este horizonte, las competencias del enunciado

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progreso, no rebasan el ámbito de lo puramente instrumental ylos esfuerzos para desenmascarar la potencia oculta en que estadimensión instrumental se apoya, remite, en realidad, a su des-tinador (el sujeto que lo enuncia): la razón. El carácter imperso-nal de la razón genera las competencias totalizadoras con las quese legitima la autoridad omnicomprensiva del sistema que se de-signa como logocéntrico.

Se ha señalado que la naturaleza de la modernidad es am-bivalente. En realidad, no falta motivo para pensar de distintomodo. Mas en relación con lo que se ha identificado como eldestinador de la cultura moderna: la razón logocéntrica, la situa-ción de ambivalencia, por diferencia, parece describir una rutaen que si no desaparece, al menos se relativiza. Al respecto, Co-lletti recuerda, aunque bajo un horizonte de preocupaciones di-ferente, que el tema que aproxima Marx a Hegel -al humanismoespiritualista del Renacimiento- es claramente la concepción so-bre la razón: la razón es el género de los géneros, es totalidad ycomprensión del todo. La razón es todo y nada, es tanto y cuan-to y a la vez ni-ni , receptáculo de todo y a la vez vacío de sustan-cia; es lo general-común de todas las cosas, sin ser en particularninguna de las cosas o especies naturales reunidas en ella3.

Con base a este punto de encuentro, se puede establecer,en efecto, los contornos de la ambivalencia en ciernes. Si seadopta una de las alternativas de la modernidad, el discurso es-peculativo prescribe, no es el hombre dice Hegel, quién piensa larealidad sino que es el espíritu o el logos el que, a través del hom-bre, se refiere a lo que el mismo ha puesto como realidad para li-berarse así de la enajenación y elevarse al conocimiento pleno desi mismo4. Viceversa, en el discurso emancipativo, la razón nocambia de naturaleza sino en aquello que la vincula con su ori-gen; desde esta perspectiva, la diferencia consiste en que en lugarde hacer de la razón el sujeto mismo, elevándola de ese modo aLogos divino, Marx apela a la naturalidad del hombre, el ele-mento desarrollado por la tradición propiamente materialista5.Como se deduce, las respuestas dualizadas que se constatan, no

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constituyen la prueba definitiva como para pretender dominarla génesis de la ambivalencia de que es portadora la modernidad.

Gracias a sus competencias omnicomprensivas, la razónlogocéntrica incluye a los referentes de lo justo y de lo verdade-ro. Ambos parecen potenciar la centralidad del sistema, en lamedida en que el proceso de constitución de la autoridad y de lalegitimación apela a las dimensiones valorativas de la voluntadde verdad y la voluntad de poder.

Existe una relación simbiótica, según la cual el estableci-miento de lo verdadero no es independiente de lo justo. La cons-trucción de esta relación abarca al conjunto del tiempo históri-co del proyecto civilizatorio Occidental. El paradigma teórico dela ciencias naturales -sólo se domina la Naturaleza, decía Bacon,obedeciéndola- legitima la verificación como criterio para dis-cernir lo verdadero; lo que implica que a la exigencia de la consis-tencia -la coherencia lógica del sistema-, herencia de la edad an-tigua y del medioevo, se añade la demanda de la verificación, ellegado del Renacimiento. De esta manera, la modernidad blo-quea la constitución de la autoridad como un proceso unilateral,ceñido estrictamente a la esfera de lo justo, es decir, como prác-tica y legitimación del derecho.

Como se ve, son las competencias omnicomprensivas dela razón totalizante las que armonizan el encuentro entre lo ver-dadero y lo justo. Y es que sólo la comprensión de la razón co-mo todo y nada, como receptáculo de todo y a la vez vacío de sus-tancia; como lo general-común de todas los mortales, sin ser enparticular ninguno de ellos, podía fundamentar la constituciónde la autoridad moderna y garantizar su legitimación frente alnacimiento del individuo que surge como resultado de la diso-lución de las antiguas solidaridades estamentales. Es el momen-to de la desmitologización del poder tribual. Las competenciasde la razón totalizadora, por tanto, se encarnan en el proceso quemodela la estructura institucional moderna, en cuya naturalezase procesa el encuentro geométrico entre la "voluntad de verdad"y la "voluntad de poder"6.

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Si se simplifica, se ha dicho hasta aquí, quizá lo necesario,tal vez no lo suficiente, sobre el destinador de la cultura moder-na, la razón; corresponde hacer lo propio sobre su enunciado, elprogreso. Como discurso unificador, el progreso asume las com-petencias instrumentales que se originan en las facultades omni-comprensivas de la razón. Empero, en tanto enunciado, el pro-greso sintetiza un doble carácter: como enunciado denotativo ycomo enunciado prescriptivo7.

Siguiendo su naturaleza denotativa, el enunciado progre-so, sitúa al destinador en una posición de sabiente. En efecto, lamodernidad, entendida como construcción de la historia, preci-sa de un paradigma para la modelación de su realización progre-siva. Esta perspectiva, se concreta a partir de la noción de la su-peración, que conlleva una doble implicación: la construcción delo nuevo con respecto a la tradición, y la exigencia del perfeccio-namiento del presente. De esta manera, la racionalidad Occiden-tal y su programa logocéntrico de constitución de la realidad yde la historia, se presenta como alejamiento del pasado y comoproducción ex novo del presente (Echeverría, 1991).

El tránsito de la barbarie hacia la civilización, queda asíconfinado al progreso. En el proceso de producción ex novo delpresente, se devela la naturaleza factual de sus fuerzas motrices einstrumentales: la industrialización. Desde esa perspectiva, larealización humana se presenta como proyecto de emancipacióny el concepto de revolución se entrecruza con las exigencias de laindustrialización. La reaproximación a la naturaleza, en igualsentido, subordina el sentimiento religioso de regreso a los orí-genes, y se impone la actitud secularizada del conocimiento enfunción de la superación de los límites del pasado. Hegel, Marx,positivistas, historicistas de todo tipo asumían, como recuerdaVattimo, que el sentido de la historia consiste en la realización dela civilización.

El progreso supone, además, un cierto ideal de la humani-dad. En la modernidad este ideal siempre ha sido el de la socie-dad europea. Así, el proyecto civilizatorio que sustenta la moder-

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nidad es la reconstrucción de la memoria de la cultura europea,que arranca en el mundo griego y reaparece en el Renacimiento.Su dimensión emancipatoria le otorga una legitimidad que searraiga como punto de vista supremo, comprensivo, capaz deunificar a todos los otros. Todo aquello que no entrase en el cau-ce de esa historia, no existía, o, si existía, no poseía historicidady permanecía anclado en estadios primitivos que no se habíanaún enfilado en la ruta del progreso; la emancipación debía acu-dir a estas zonas, desde fuera y debía canalizarlas en la vía delideal de la humanidad europeo-occidental8.

Si se apela, por diferencia, a su naturaleza prescriptiva, elenunciado progreso otorga al destinador un papel de autoridad,es decir, que espera del destinatario la efectividad de la acción re-ferida. El carácter prescriptivo del enunciado progreso se cons-truye a través de una triada, a saber: el tiempo histórico, el Esta-do y la norma.

La modernidad aparece como proyecto realizable cuandola meta de una perfección posible, que antes podía ser alcanzadasolamente en el más allá, sirve para mejorar la existencia terrena.La factualidad de este mejoramiento posibilita sustituir en elplano del saber, la doctrina del juicio universal por el riesgo deun futuro abierto, según el cual el género humano tiende haciamejor. De esa manera: lo espiritual profectus fue sustituido por elmundano progresus,9 en la misma medida en que las cienciasoperativas legitimaban la verificación como recurso para discer-nir lo verdadero, subordinando así el sentimiento religioso deregreso a los orígenes. Con base a esta percepción se afianza eltiempo histórico como recurso del progreso y se arraiga su mi-sión legitimadora.

A su vez, en tanto que el Estado se lo concibe como es-tructura de emancipación, el progreso se proyecta como para-digma institucional. Las revoluciones sobre todo apuntan al per-feccionamiento de la estructura institucional. En la constituciónde los Estados-nacionales, en extremo, se trató de conciliar laspeculiaridades históricas de cada nación en el ámbito de una es-

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tructura institucional que recogía una demanda doble. Por unlado, sancionar la universalidad de los derechos del hombre, ypor otro, garantizar la descolonización del individuo. La formaciudadano, que implica la ruptura con los vínculos a referentesreligiosos, encuentra en el destino de la norma abstracta y gene-ral, el espacio de su reproducción que garantiza la salvaguardiade su seguridad en el ámbito de una progresiva complejizaciónde las interrelaciones sociales10.

La norma jurídica, por su parte, se constituye en el espa-cio de defensa ciudadana frente a la irrupción de los "otros". Ladura abstracción e impersonalidad de la ley, alimenta las tensio-nes utópicas, empero, para trascenderla rescatando la peculiari-dad de lo otro, la añoranza de lo aún no colonizado por la nor-ma. Este reconocimiento implica, que la norma genera el impul-so a superarla, a desobecerla. En la medida en que el proceso queconstituye la norma es en cierta forma irreversible para la coe-xistencia societaria, al mismo tiempo, la añoranza de lo otro de-ja abiertas ventanas que impiden que la abstracción formal secierre definitivamente, instaurando el totalitarismo del consen-so11.

En fin, si la modernidad asumió como su propio paradig-ma, la historia como riesgo de un futuro abierto, en que se trazala conciencia de una época fundamentalmente de cambios; eltérmino postmodernidad trata, según parece, de articular laconciencia de un cambio de época de contornos aún imprecisos,confusos y ambivalentes, pero cuya experiencia central, la de lamuerte de la razón, al parecer anuncia el fin de un proyecto his-tórico: el proyecto de la modernidad, el proyecto de la Ilustra-ción europea, o finalmente también el proyecto de la civilizacióngriega y occidental. Ciertamente que el concepto de lo postmo-derno se asemeja a una imagen cambiante; tomando la perspec-tiva adecuada también con él se puede discernir, el horizonte deuna modernidad radicalizada, de una ilustración autoilustrada yde un concepto postracionalista de razón (Wellmer A, 1985).

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El término postmodernidad pasa, de ese modo, a denomi-nar un paradigma teórico de ruptura. Ruptura, que según Vatti-mo, comienza con la denuncia de incongruencia entre el discur-so teórico de la modernidad y su cristalización en términos de surealización efectiva; que continúa con el desate de un esfuerzo deliberación respecto de las grandes construcciones de las filoso-fías de la historia, en que las mismas categorías de comprensióndel tiempo histórico, gravitan en las propuestas sustentadas porHegel, Marx y el positivismo. El debilitamiento de la hegemoníadel modelo europeo de humanidad y la emancipación culturalde un sin número de regiones, señalan el tránsito de la moderni-dad a una época donde la hegemonía cultural y política no repo-sa en el ámbito de una sola cultura y de sus valores, sino que ex-presa una compleja interrelación de formaciones multicultura-les, de modos de vida, de valores y de intereses colectivos.

En la disolución de la idea iluminista de la historia uni-taria, la sociedad de la comunición generalizada cumple unpapel fundamental, en la medida en que su pragmática eliminalas selecciones y se funde con los procesos generales de forma-ción de identidades12. La multiplicación vertiginosa de la comu-nicación a más de escenificar una multiplicidad y diversidad demanifestaciones culturales, introduce un efecto de aceleraciónen la captación e interiorización de los eventos históricos, cuyovertiginoso desgaste relativiza cada vez más la función de sopor-te que cumple el tiempo histórico. Ello significa, la aceleraciónprogresiva del curso histórico, en que el pasado, según Kosellek,ya no arroja suficiente luz sobre el presente y en la que el inten-to de vislumbrar el futuro, según Baudrillard, se da desde unmundo en el que ha ocurrido todo. Privado, así, de modelos enlos cuales apoyarse, el tiempo histórico se vuelve difícilmenteprevisible e imaginable.

Hasta cierto punto, la superación de la modernidad im-plica la superación de la metafísica como complejo categorialomnicomprensivo con sus correspondientes correlatos institu-cionales, que un tiempo articularon la legitimidad del Estado, el

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monopolio de la política y la omnipervasividad sistémica de laley (Echeverría, 1991). El debilitamiento de la socialidad racio-nalizada del contrato, implica que tanto la "avidez" como latransgresión de la norma, dejan de constituir dimensiones valo-rativas en que se sustentan programas políticos de "redención".La norma, en la socialidad del contacto, del circuito, existe por-que trabaja sobre la transgresión, de la misma manera que latransgresión modifica la norma, la relativiza y la des-potencia.En este sentido, la modernización deja de ser una meta auspicia-ble, en la misma medida en que la apropiación de lo otro deja depresentarse como un programa utópico.

El debilitamiento del orden unitario y central, y la explo-sión de las diferencias, determinan la opacidad de sentido queconlleva la reproducción de sociedades altamente diferenciadas.Ello presenta, en cambio, la imagen de una sociedad planetariacaótica y enormemente compleja. Esta naturaleza no se reduce ala coexistencia pluralista y conflictiva de un collage cultural cadavez más amplio y diversificado, sino que hace referencia másbien al efecto de "contaminación" que resulta de la combinacióne interpenetración de una diversidad de imágenes, valores, inter-pretaciones y reinterpretaciones, que cada ámbito cultural pro-duce justamente como resultado de la intensa competencia cul-tural que caracteriza a las sociedades contemporáneas (Vattimo,1991). De otro lado, el temor a la universalización de los tiemposy a la ausencia de referentes provocan la reedición del naciona-lismo étnico y del regionalismo: surgen barrios urbanos de tipopueblerino y se observa el refortalecimiento de tradiciones étni-cas y religiosas13.

La postmodernidad cumple un salto en el proceso deemancipación, caracterizado por la generalización de un efectode oscilación entre extrañamiento y pertenencia a dimensionesculturales específicas. Los procesos actuales de afirmación deidentidades colectivas recorren la secuencia de la defensa a ul-tranza de sus propias especificaciones culturales; ello desata demanera salvaje la explosión de las diferencias; al mismo tiempo,

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la inexistencia de una racionalidad central homogenizante y ni-veladora, desencadena el efecto opuesto al extrañamiento cultu-ral como reconocimiento de la contingencia, limitación e histo-ricidad de cada reivindicación cultural (Echeverría, 1991). Expe-rimentar el pluralismo cultural o si se prefiere el politeísmo delos valores, según Vattimo hace más libres, a lo cual habría queañadir que el vivir la pluralidad de culturas como coexistenciavalorativa impulsa a reconocer valores generalizables que con-forman una ética que de co-apertenencia que articula estraña-miento y pertenencia a dimensiones planetarias comunes, cuyaobservación garantiza a su vez el florecimiento de las diversida-des culturales14.

NOTAS

1 KOSIK Karel: Dialéctica de lo Concreto. Editorial Grijalvo. Méjico, 1976, p.233 "Las épocas filosóficas concentran los diversos aspectos de su pensa-miento en un concepto central que en la historia de la filosofía se presen-ta como sustancia, cogito, espíritu absoluto, negatividad, cosa en sí, etc.Pero, en general, sin una problemática filosófica estos conceptos son va-cíos. En manos de un historiador que separe la solución y la problemáti-ca, la historia de la filosofía se transforma de historia del pensamiento fi-losófico en un absurda colección de formas petrificadas; de dramático es-cenario de la verdad se convierte en cementerio de categorías muertas. Lafilosofía es ante todo, búsqueda. Por ello debe justificar siempre, una yotra vez, su propia existencia y su propia legitimidad".

2 LYOTARD Jean-Francois: La Condición Postmoderna. 1989, p. 23: “DesdePlatón la cuestión de la legitimación de la ciencia se encuentra indisolu-blemente relacionada con la de la legitimación del legislador. Desde estaperspectiva, el derecho a decidir lo que es verdadero no es independien-te del derecho a decidir lo que es justo, incluso si los enunciados someti-dos respectivamente a una u otra autoridad son de naturaleza diferente.Hay un hermanamiento entre el tipo de lenguaje que se llama ciencia yese otro que se llama ética y política: uno y otro proceden de un mismaperspectiva o si se prefiere de una misma elección, y está se llama Occiden-te".

3 COLLETTI Lucio. La Dialéctica de la Materia en Hegel y en el Materialis-mo Dialéctico. México. Editorial Grijalvo, 1977.

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4 Ibíd. p. 244, "Al igual que el ser, el objeto es [para Hegel] un ente ideal, asítambién el sujeto es siempre conciencia o autoconciencia. Lo cual quieredecir que el resultado del movimiento es solamente la identidad de la au-toconciencia con la conciencia, el saber absoluto, el movimiento no hacialo exterior sino internamente en sí mismo, del pensamiento como resulta-do".

5 Ibíd. p. 244, "La autoconciencia es más bien una cualidad [un predicado]de la naturaleza humana, del ojo humano, etc.; la naturaleza misma no esuna cualidad de la autoconciencia".

6 Siguiendo la difusa frontera que separa la voluntad de verdad y voluntadde poder, Nietzsche en Mas allá del bien y del mal nos dice, p. 27,: "Qué ma-lignos pueden ser los filósofos! Yo no conozco nada más venenoso que elchiste que Epicuro se permitió contra Platón y los platónicos: los llamódionysiokolakes. Esta palabra, según su sentido literal, y en primer térmi-no, significa aduladores de Dionisio, es decir, agentes del tirano y gentesserviles; pero además, quiere decir todos ellos son comediantes, en ellosno hay nada auténtico (pues dionysokolax era una designación populardel comediante). Y en esto último consiste propiamente la malicia queEpicuro lanzó contra Platón: a él le molestaban los modales grandiosos,el ponerse uno así mismo en escena, cosa de que tanto entendían Platóny todos sus discípulos, y de la que no entendía Epicuro!, él, el viejo maes-tro de escuela de Samos que permaneció escondido en su jardincillo deAtenas y escribió trescientos libros, quién sabe?, acaso por rabia y por am-bición contra Platón? - Fueron necesarios cien años para que Grecia sediese cuenta de quién había sido aquel dios del jardín, Epicuro - Se diocuenta?”.

7 LYOTARD J.F. La Condición Postmoderna, p. 25, "Un enunciado denotati-vo como: La universidad está enferma (..) sitúa a su destinador (el que loenuncia), a su destinatario (el que lo recibe) y a su referente (aquello delo que el enunciado trata) de una manera específica: el destinador quedasituado y expuesto por este enunciado en la posición de "sabiente" (sabelo que pasa en la universidad), el destinatario queda en la posición de te-ner que dar o negar su asentimiento, y el referente también queda com-prendido en una de las maneras propias de los denotativos, como algoque exige ser correctamente identificado y expresado en el enunciado alque se refiere. (..) Un caso diferente es el de los enunciados del tipo: Hayque proporcionar medios a la universidad, que son prescriptivos. Puedenser modulados en órdenes, mandamientos, instrucciones, recomendacio-

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nes, peticiones, súplicas, ruegos, etc. Se ve que el destinador está aquí si-tuado en posición de autoridad, en el amplio sentido del término (..) esdecir, que espera del destinatario la efectividad de la acción referida”.

8 VATTIMO Gianni: Postmodernidad: una sociedad transparente? en DE-BATES SOBRE MODERNIDAD Y POSTMODERNIDAD. Editores Uni-dos Nariz del Diablo. Quito, 1991.

9 KOSELLEK R. Futuro Pasado, Para una Semántica del Tiempo Histórico enNARIZ DEL DIABLO No 12, II Época, Quito.

10 ECHEVERRÍA Julio: Modernidad y Postmodernidad en el debate contem-poráneo en NARIZ DEL DIABLO No 17, II Época, Quito.

11 Ibíd. p. 53

12 VATTIMO Gianni, Postmodernidad: una sociedad transparente? p. 151,"Antes que nada: la imposibilidad de pensar la historia como un cursounitario, imposibilidad que según la tesis aquí sostenida, da lugar al finalde la Modernidad, no surge solamente de la crisis del colonialismo y delimperialismo europeo, es también, y tal vez más, el resultado del apareci-miento de los medios de comunicación de masas. Estos medios -periódi-cos, radio, televisión, en general todo lo hoy se llama telemática- han si-do determinantes para producir la disolución de los puntos de vista cen-trales, de aquellos que un filósofo francés, Jean Francois Lyotard, llama lasgrandes narraciones".

13 SCHMIDT Wolfgang: El discurso de la identidad y la postura antimodernaen NARIZ DEL DIABLO, No 17, II Época, Quito.

14 ECHEVERRÍA Julio: Modernidad y Postmodernidad en el debate contem-poráneo en NARIZ DEL DIABLO No 17, II Época, Quito

4La naturaleza del lazo social:

modernidad e industria

La pragmática que caracteriza a la comunicación en la so-ciedad contemporánea se presenta, al parecer, como la responsa-ble del proceso de disolución del lazo social. Se puede ver el pro-ceso deconstructivo1 que se enuncia, a través de lo que sigue. Pri-mero, los nuevos circuitos en que se "crea" lo social, están cadavez más asociados a la pragmática de la comunicación y de losjuegos de lenguaje; surge así, una socialidad del contacto, una so-cialidad del circuito. Segundo, la colonización "no violenta" de losocial por parte de la comunicación genera un efecto implosivoque transforma el espacio normalizor"2 de lo social y modificalos vínculos de centralidad en que se sustenta la naturaleza delsistema. Tercero, la nueva lógica de eficiencia del sistema se nostraduce sin cierto terror, blando o duro: sed operativos, es decir,conmensurables, o desapareced (Lyotard, 1989).

Simplificando al máximo, se puede decir que el debilita-miento de la relación social mediante la operativización de losjuegos de lenguaje, deconstruye el referente objetivación de cuyanaturaleza emerge el fundamento compacto de lo social y la ló-gica de centralidad que caracteriza a la cultura moderna.

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Sin que sea exhaustivo el planteamiento según el cual ellenguaje es el mínimo de relación exigida para que haya socie-dad, se debe, sin más, admitir que en los contornos de la realidadcontemporánea, la comunicación y los juegos de lenguaje repre-sentan los nuevos engendros atribuibles a la era de la postindus-trialización. Si se apela, por diferencia, a un fragmento del dis-curso de la Crítica de la Economía Política, se deduce que la tem-poralidad del dinero es aplicable a la de la comunicación. En eldiscurso del método se establece, en efecto, que el registro crono-lógico, como recurso para discernir la historia, no siempre con-duce hacia una reconstrucción fiable de la realidad concreta, en-tendida como síntesis de múltiples determinaciones. Con base aesta percepción, la metáfora sobre el origen antidiluviano del di-nero encuentra asidero, y en gran medida se torna equiparableen relación con el itinerario que describe la comunicación y ellenguaje3. Debe quedar claro, por lo demás, que el rol estructu-rante del dinero en la sociedad capitalista moderna, no es pues elde las remotas y antiguas sociedades que remiten a su génesis4.

Los discursos de la filosofía de la historia en que se apoyala comprensión de la relación social, parten de la premisa segúnla cual la actividad-sensible de los individuos constituye uno desus referentes fundamentales. De aquel universo de naturalezapragmática lo que interesa, en realidad, es la práxis objetivanteque despliega el individuo, mediante la que se conforma la his-toria y el lazo social se torna inteligible. Esta perspectiva espacialse presenta como un proceso en que el objeto es entendido co-mo objetivación del hombre y en donde, en cierta medida, la co-municación y sus actuaciones pragmáticas vehiculizan la sociali-dad que de ella emerge. La objetivación aparece, entonces, comoel referente que discrimina y alrededor del cual la razón occiden-tal edifica, desde una perspectiva que incluye el tiempo históri-co, lo social y su estructura de centralidad. Así, en la constitucióndel lazo social se produce una relación de privilegio en que gra-vita más el lenguaje de la vida real que es la industria y la pro-

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ducción material, y, menos el lenguaje y la comunicación inter-subjetiva5.

La percepción totalizadora con que se formula la nociónde lazo social invade todo y el sentido de estructura que incorpo-ra, se produce a partir de una perspectiva que implica una cons-titución naturalista de lo real. En efecto, la relación social surge apartir del proceso de producción material que se lo entiende co-mo un proceso de mediación del hombre con la naturaleza6. He-gel fue el primero que comprendió hasta el fondo cómo el desa-rrollo del hombre pasa a través de su auto-objetivación y comoeste hacerse del hombre "otro", que no es él, tiene lugar, esencial-mente con el trabajo: "Hegel entiende el auto-producirse comoun proceso, el objetivarse como un oponerse, como enajenacióny como supresión de esta enajenación"7. De esa manera, el traba-jo se erige como el vehículo que socializa y en cuya actividad ob-jetivante se crea "lo social". En el lenguaje de la vida real el traba-jo se presenta como el dispositivo que estructura la relación so-cial.

Así, con ese énfasis totalizador, el trabajo ya no es unaactividad solamente laboral que el hombre desarrolla; aparececomo un proceso que invade todo el ser del hombre y que ayudaa constituir su carácter específico. Se forja así la moderna onto-logía del hombre en que la comprensión de la relación socialparte del individuo como un ser natural genérico8. Pero es sobretodo aquello que se concibe como lo genérico, como la generici-dad, lo que matriza el sentido de confluencia de sus vertientesprofundamente antitéticas: la del determinismo materialista, enla que el hombre como ser natural aparece como un simple ani-llo de la concatenación (universal) causal y objetiva, y aquellaotra, que se asocia a la tradición del humanismo espiritualistadel Renacentismo9. En este punto de encuentro que se afianza,como se ve, en el atributo central de la razón, lo general-común,sale a luz la identidad intrínseca que caracteriza a la cultura mo-derna.

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Tanto la producción ex-novo del presente como la nocióndel tiempo histórico se articulan alrededor del trabajo. Comoproceso, el trabajo operativiza una metamorfosis o mediacióndialéctica en que se crea lo nuevo; la génesis de lo cualitativa-mente nuevo resulta de la mediación dialéctica entre el hombrey la naturaleza. La superación de la actividad instintiva median-te la transformación de lo dado, abre el horizonte hacia la activi-dad humana: "en el acto mismo de la mediación -en el cual, dela animalidad nace lo humano y el deseo animal se transformaen deseo humanizado, deseo de deseo, es decir, de reconocimien-to- se crea también la tridimensionalidad del tiempo humano;pues sólo un ser que en el trabajo supera el nihilismo del deseoanimal, descubre el futuro como dimensión del propio ser, en elacto mismo en que se domina y contiene. En el trabajo y por me-dio del trabajo, el hombre domina el tiempo, ya que un ser quees capaz de resistir a la inmediata satisfacción del deseo y conte-nerlo activamente, hace del presente una función del futuro, y sesirve del pasado, esto es, descubre en su obrar la tridimensiona-lidad del tiempo como dimensión de su ser"10.

Mediante el despliegue de la objetivación que tiene lugarcon el trabajo, además, de la tridimensionalidad del tiempo, sedevela la temporalidad del hombre. Así, aquello que en el proce-so de trabajo se manifiesta como progresión temporal, en el pro-ducto, en cambio, se presenta como condensación o eliminaciónde la sucesión temporal, como calma y duración. En el presentese trasforman los resultados del trabajo pasado y se realizan losfines del trabajo futuro. Sin la objetivación no existe la tempora-lización. Como actividad objetivante, el trabajo constituye unmodo particular de unidad del tiempo (temporalización) y delespacio (función extensiva), entendidas como dimensiones esen-ciales de lo social11. La existencia de creaciones objetivadas, portanto, constituye una premisa en que se apoya el sistema logo-céntrico de comprensión del lazo social y del tiempo histórico.

Se han situado hasta aquí, algunos rasgos que se conside-ra decisivos en la comprensión de la relación social bajo una

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perspectiva en que el elemento fuerte opera con base a la drama-tización ontocreadora del trabajo12, y en la que se generan, conbase al referente objetivación, las competencias totalizadoras quecaracterizan a la racionalidad moderna. Se analizará, ahora, enque medida el trabajo industrial se presenta como la estructuraactiva que modela la perspectiva expansiva y normalizadora dellazo social.

En el trabajo, el hombre no solo que se unifica a la natu-raleza sino que con él construye su propia identidad. Se puedever el planteamiento que se enuncia, a través de las diversas for-mas y estadios que han alcanzado los ciclos productivos en suevolución progresiva. De esa dialéctica de identificación y dife-renciación entre hombre y naturaleza surge la invención y utili-zación de los instrumentos de producción: herramientas y má-quinas. En la medida, empero, en que los instrumentos de pro-ducción constituyen materializaciones duraderas de trabajo,ellos hacen del trabajo productivo, por extraño que parezca, unproceso colectivo en que se crea y objetiva lo social. Un análisissumario del discurso de la Critica de la Economía Política sugie-re que aquella retórica que establece que la historia de la huma-nidad se ha centrado en el desarrollo de las inanimadas fuerzasde producción o fuerzas productivas del trabajo (Dobb, 1968) seconvierte en la llave que permite ensamblar el puzzle que impli-ca el lenguaje de la vida real y que la modernidad jerarquiza enla comprensión del lazo social.

Se enfrenta así el hecho de que el penetrar en la dimensiónde la relación social equivale a poner en evidencia el hermana-miento que se produce entre la producción industrial y el lazosocial. Es decir, los individuos en su condición de productoresconstruyen entre sí la relación social que condiciona y que escondicionada por el proceso de producción. Las dinámicas quese dan en la producción, por tanto, dependen de la extensión enque se hayan desarrollado las fuerzas productivas, la división deltrabajo y el intercambio interior. El nivel que refleja el desarrollode las fuerzas productivas de la sociedad se puede observar en el

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nivel alcanzado por la división del trabajo y el intercambio. Estose traduce en la separación, ante todo, del trabajo industrial ycomercial en relación con el trabajo agrícola, que a su vez, pro-duce la separación de la ciudad y el campo13.

Según este modelo el estándar que posiciona el desarrollode la sociedad desde una dimensión histórica, tiene como refe-rente el paradigma progreso según el cual el proyecto civilizato-rio, que implica formas de industrialización, se torna en un ob-jetivo par excellence. Esta perspectiva que se sustenta en la poten-cia unificadora del discurso de la Economía Política se presentacomo el signo emblemático de la comprensión logocéntrica de larealidad. Sus competencias historicista y de centralidad estánpresentes en la dialéctica que implican categorías como trabajomuerto, trabajo vivo, trabajo abstracto, trabajo concreto, trabajosimple, trabajo complejo, en cuya pragmática, el lazo social seconstituye conforme al proceso que determina la expansión yuniversalidad del principio del intercambio y de la ley estructu-ral del valor.

El largo proceso según el cual la mecanización va sustitu-yendo crecientemente al individuo en los procesos de produc-ción directa, constituye un episodio crucial remitible a un fenó-meno compacto conocido como revolución industrial. Pero enrealidad, no existe una sino varias revoluciones tecnológicas(RTs). En la base de estos procesos de innovación se distinguenla introducción de nuevas técnicas de producción, de fuentes deenergía, de recursos naturales e insumos más eficaces, de bienesy servicios que cambian los patrones de consumo, la ampliacióngeográfica de los mercados y los circuitos de circulación, entreotros.

Más que trazar un cuadro que no puede ser completo, separtirá de ciertas características que sitúan los rasgos más salien-tes del inventario que ha descrito el despliegue de las RTs que sehan producido. Así, la primera revolución tecnológica, tuvo vi-gor durante un período de 41 años (1787-1827) e introdujo elcarbón como fuente principal de energía para movilizar los mo-

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tores a vapor. Un conjunto de innovaciones se observaron en laindustria textil y en los insumos básicos para el sector de la cons-trucción, y para la elaboración de partes de la maquinaria textil,utilizando el hierro y el acero. La segunda RT determinó unavance radical en el área del transporte -ferrocarriles y vapores.En este ciclo de 58 años (1828-1885) se procesa el tránsito del ca-pitalismo concurrencial al de la competencia monopolista; lamanufactura dio paso a la gran industria; con ella se afianzó laperspectiva de la maximización de ganancias a escala nacional,con extensiones paulatinas hacia el mercado mundial, en dondese incorpora a las colonias y semicolonias, gracias a las nuevas fa-cilidades que ofrecen las innovaciones en el sector transportes14.

Con la utilización del motor de combustión, la explota-ción del caucho y del petróleo, el uso intensivo de la electricidadse abre una tercera RT de 53 años (1886-1939). Aquí se produceun período de transición en que se debilita el dominio de GranBretaña y la libra esterlina y se afianza la presencia de EE.UU. yel dólar. Se fortalece la influencia de grandes corporaciones na-cionales en los mercados internacionales. Por su parte, con la in-corporación del motor de explosión, y la boyante industria delautomóvil a que da lugar, la utilización de insumos y productossintéticos, el uso de la electrónica y de los medios de comunica-ción masivos -especialmente la TV- se pasa a una cuarta RT(1939-1998?). En este ciclo se profundiza la internacionalizaciónde las economías y el dominio de las empresas multi o transna-cionales15.

Esa síntesis historiográfica que corresponde al desplieguedel "trabajo muerto" exhibe a los instrumentos de producción yfundamentalmente a su papel relacional, como la fuerza abstrac-ta en que se crea lo social. En efecto, si miramos los extremos deesa historia, es decir el trecho que separa el mundo de la herra-mienta del reino de los mecanismos y dispositivos, se podráapreciar el itinerario, en sus distintos episodios de constitucióndel lazo social. Ese largo periplo puede ser concebido tambiéncomo la disolución de las solidaridades estamentales y el naci-miento del individuo como un fenómeno crucial de la moderni-

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dad. También se puede decir que el proceso que debilita la "soli-daridad estamental" está articulada a una dinámica en que se di-luye la formación de las identidades. Efectivamente, la desperso-nalización del trabajo que da lugar a un espacio que funciona co-mo poder fungible suprime la posibilidad de la identidad indivi-dual dentro de un grupo, dentro de una comunidad.

En verdad, no existe fenómeno tan definitorio como aquelvinculado con el surgimiento del individuo, si se trata de identi-ficar a la modernidad. Al escenificar la pragmática del individuoen la sociedad, se ve que el individuo se mueve en un sistema deinstalaciones y mecanismos de los que él mismo se ocupa y esocupado por ellos, pero habiendo perdido hace tiempo concien-cia de que este mundo es una creación de lo social, entendido co-mo potencia abstracta en donde el trabajo se ha dividido en mi-les de operaciones independientes, y cada operación tiene supropio operario, su propio órgano ejecutivo tanto en la produc-ción como en las correspondientes operaciones burocráticas. Elmanipulador no tiene ante sus ojos la obra entera, sino sólo unaparte de ella, abstractamente separada del todo que no permiteuna visión de la obra en su conjunto. El todo se manifiesta al ma-nipulador como algo ya hecho, y la génesis solo existe para él enlos detalles16.

El universo de los mecanismos y dispositivos es, según larazón instrumental17, un mundo ya dispuesto de instalaciones yconexiones en que el movimiento social del individuo se desen-vuelve como capacidad emprendedora, como ocupación, comovinculación, en una palabra como preocuparse. La preocupaciónes el empeño práctico del individuo en la malla de relaciones queimplica el lazo social, comprendidas desde el punto de vista deeste empeño personal, individual y subjetivo. Así, la preocupa-ción es el mundo en el sujeto: el individuo no es sólo lo que élcree, o lo que el mundo cree, sino algo más; es parte de una co-nexión en la cual él desempeña un papel objetivo, supra-indivi-dual, del que no se da cuenta necesariamente. El hombre comopreocupación es la propia subjetividad siempre fuera de sí, que

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tiende a alguna cosa y sobrepasa continuamente su subjetivi-dad18.

En fin, el tránsito que se observa desde el "trabajo" al"preocuparse" refleja una forma de socialidad mediante la cual eltrabajo se ha despersonalizado en todas sus esferas -tanto en lamaterial como en la administrativa e intelectual. La mimetiza-ción del "trabajo" en el "preocuparse", por tanto, no es atribuiblesolo a la dinámica del discurso filosófico19 sino a los cambios ytransformaciones que afectan al lazo social dentro del mundo es-terilizado de la fuerza abstracta que lo engendra.

NOTAS

1 Más que una interpretación del tipo pares dialécticos: “Concepto según lanaturaleza vs concepto según el pensamiento” ó “trabajo vivo vs trabajomuerto”, las nociones “implosión” ó “deconstrucción”, ofrecen una pers-pectiva distinta. Su naturaleza no es ya la de constituir el papel de “corre-latos” de términos como explosión o construcción. Según parece, existeuna nueva dimensión cognitiva que surge desde un horizonte de crítica ala razón totalizadora, y que pretende denotar situaciones diferenciadas enrelación con aquellas que se infieren desde la dialéctica, entendida comoverdad capaz de consumarse así misma o como historia capaz de consu-marse así misma. Las nociones de implosión y decontrucción, provienen,por diferencia de un episteme distinto, toman como referente simbólicouna mezcla que resulta de los nuevos enfoques referidos al origen delUniverso y de la fisíca cuántica. Estas nuevas fuentes legitiman el princi-pio de la incertidumbre. En efecto, la posibilidad de los “black hole”, poroposición al planeamiento expansivo -la teoría del Bing-Bang- altera ellogos que modela la compresión normatizadora, y de centralidad que ca-racteriza al ámbito teórico de la modernidad. Por su lado, y como biendestaca Arthur Kroker en el discurso implosivo y deconstructivo de Bau-drillard antes que una formulación alternativa al modelo de sociologíaclásico, lo que se ofrece, es una pragmática de la física cuántica del mun-do procesado de las comunicaciones de masas.

2 KROKER Arthur: El Marx de Baudrillard. Theory, Culture & Society,1985. Se cita a Baudrillard p. 299 "Objetivo de la perspectiva espacial delo social. La socialidad racional del contrato, la socialidad dialéctica (del

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Estado y de la sociedad civil, de lo público y lo privado, de lo social y deindividuo).."

3 MARX K. La Ideología Alemana. Ediciones NN p. 31 "El espíritu nace yatarado con la maldición de estar preñado de materia, que aquí se mani-fiesta bajo la forma de capas de aire en movimiento, de sonidos, en unapalabra, bajo la forma del lenguaje. El lenguaje es tan viejo como la con-ciencia: el lenguaje es la conciencia práctica, la conciencia real que existetambién para los otros hombres y que por tanto, comienza a existir tam-bién para mi mismo; y el lenguaje nace, como la conciencia, de la necesi-dad, de los apremios del intercambio con los demás hombres".

4 MARX K. El Método de la Economía Política. AG Editor. Madrid, 1976, p.271, "El dinero puede existir, y ha existido históricamente antes de queexistiese el capital, antes de que existiesen los Bancos, antes de que exis-tiese el trabajo asalariado. Desde este punto de vista puede decirse que lacategoría simple puede expresar las relaciones predominantes de un con-junto poco desarrollado o también las relaciones subordinadas de unconjunto más desarrollado, relaciones que ya existían antes de que el con-junto se hubiese desarrollado en la dirección que está expresada por unacategoría más concreta. En este sentido, las leyes del pensar abstracto quese eleva de lo simple a lo complejo, responden al proceso histórico real".

5 COLLETTI Lucio: La Dialéctica de la Materia en Hegel y el MaterialismoDialéctico, p. 265, "Feuerbach no llega a comprender el mundo sensiblecomo conjunto de la actividad-sensible de los individuos que la forman;no ve que el mundo sensible que le rodea no es una cosa dada inmedia-tamente desde toda la eternidad, siempre igual a sí misma, sino que es elproducto de la industria y de las condiciones sociales; no advierte -dichoen otras palabras- que el objeto es también objetivación del hombre, co-municación intersubjetiva y, por lo tanto, relación social (...) en estoFeuerbach no llega nunca más allá del lenguaje, pues el otro lenguaje dela vida real que es la industria y la producción material se le escapa, (...)es decir, la historia no aparece en él”.

6 Ibid. p. 264. Es decir, la relación del hombre con la naturaleza es, a la vez,relación del hombre con otros hombres. “El primer objeto del hombre esel hombre, dice Feuerbach en la Esencia del Cristianismo, citado por Co-lletti. El otro hombre es el vínculo entre yo y el mundo. Yo dependo de lanaturaleza y me siento dependiente de ella porque soy y me siento depen-diente de los otros hombres".

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7 Ibid. p. 260, "La unilateralidad y límite de Hegel consisten más bien en elhecho de que permanece en el punto de vista de la economía política mo-derna y entiende el trabajo como la esencia del hombre que se realiza, conlo que Hegel ve solamente el aspecto positivo del trabajo, no su aspectonegativo. Su unilateralidad y su limitación está, en suma, en que para él eltrabajo es el devenir para sí del hombre en la enajenación o en cuantohombre enajenado, porque el único trabajo que Hegel conoce y acepta esel trabajo espiritual abstracto".

8 Ibid. p. 274, "Que el hombre es un ser natural genérico (genérico no es-pecífico) significa esencialmente dos cosas. En primer lugar que el hom-bre es justamente, un ser natural o sea que el hombre es, (o forma) par-te de la naturaleza y por tanto, que es un ser objetivo entre otros seres na-turales objetivos de los cuales depende y por los cuales está condiciona-do; en suma que tiene su razón de ser fuera de él mismo, un ser -diceMarx- que no tenga fuera de sí mismo su naturaleza, no es un ser natu-ral. En segundo lugar, que el hombre es un ser pensante, o sea, que lo quelo distingue de todos los demás seres naturales y constituye su rasgo es-pecífico, no es una cosa, es decir, una especie natural también, sino el pen-samiento, esto es, lo universal lo general-común de todas las cosas; y deahí que la especificidad del hombre no sea la de ser una especie sino el gé-nero de todos los géneros empíricos, esto es la unidad o totalidad quecomprende todas las especies naturales".

9 Ibid. p. 279, "..el hombre es el centro del mundo porque en él el mundotoma conciencia de sí, deja de ser objeto para convertirse en sujeto, seconvierte de ser en conocimiento. El hombre en su inmediatez es cosa,naturaleza, es ente entre otros entes. Pero Dios -repite Bovillus con Picó-no ha dado al hombre una naturaleza, el hombre no es, su ser es el frutode su hacerse. El hombre será piedra, planta, animal, ángel o Dios, segúnsu obra. Y esa obra, para Bovillus, es conocimiento; la dignidad humanaes ser conciencia del mundo, hacerse espectáculo del mundo”.

10 KOSIK. K. Dialéctica de lo Concreto. Editorial Grijalvo, 1976. Como pro-ceso o actividad, el tabajo construye la unidad del hombre y de la natu-raleza con base a una recíproca trasformación: el hombre se objetiva en eltrabajo y el objeto es arrancado del contexto natural originario, modifi-cado y elaborado. Es, por tanto, en esta doble relación que se edifica elmundo humano: el hombre alcanza en el trabajo su objetivación, al tiem-po que el objeto es humanizado.

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11 Ibid.

12 El análisis hecho hasta hoy ha tratado de describir el trabajo con ayuda depares dialécticos: causalidad y finalidad; animalidad y humanidad; sujetoy objeto, etc., mientras que el trabajo mismo era presentado como "cen-tro activo" en el que se realiza la unidad dialéctica de esos pares. De estamanera se trazaban los rasgos esenciales del trabajo, pero no se captabaaún lo que tiene de específico. La actividad humana se halla, pues dividi-da en dos campos: en uno se actúa bajo la presión de la necesidad y a es-to se llama trabajo, mientras que, en el otro la actividad se despliega co-mo libre creación y se le llama arte. La actividad humana objetiva, quetransforma la naturaleza e inscribe en ella significados, es un proceso úni-co realizado por necesidad y bajo la presión de una finalidad exterior, pe-ro al mismo tiempo realiza las premisas de la libertad y libre creación. Ladivisión de este proceso único en dos esferas aparentemente indepen-dientes entre sí no deriva de la "naturaleza de la cosa", sino es un produc-to históricamente transitorio. Mientras que la conciencia es prisionera deesta división, es decir, mientras no capta su carácter histórico, contrapo-ne mutuamente el trabajo y la libertad; la actividad objetiva y la imagina-ción; la técnica y la poesía, como dos modos independientes de satisfacerlas aspiraciones humanas.

13 MARX Karl. La Ideología Alemana. Ediciones NN.

14 SCHULDT Jürgen. Reestructuración Internacional: Características e Im-pacto Global sobre las Economías Andinas. en EN BUSCA DE UNA AL-TERNATIVA PARA AMÉRICA LATINA. CEREN. Quito, 1990.

15 Ibid.

16 KOSIK K, Dialéctica de lo Concreto, 1976 p. 87, El individuo maneja el te-léfono, el automóvil, el interruptor eléctrico, como algo ordinario e indis-cutible. Solo una avería demuestra que el aparato o el mecanismo no esuna cosa singular, sino una pluralidad, que el auricular carece de valor sinel micrófono, y lo mismo el micrófono sin el cable, o el cable sin la co-rriente, ésta sin la central eléctrica y la central sin la fuente energética(materia prima) y las máquinas. Por diferencia, el martillo y la sierra noson dispositivos o mecanismos, sino herramientas; no remite a un siste-ma de aparatos como premisa de su funcionamiento, sino que remite aun círculo estrechisimo de productores. En el mundo patriarcal del mar-

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tillo y de la sierra, no es posible comprender la problemática de los dispo-sitivos o mecanismos que son creación del mundo moderno capitalistadel siglo XX.

17 WELLMER Albrech. La dialéctica de la modernidad y postmodernidad.1985. p. 119, "La razón objetivante, sistematizante, e instrumentalizanteha encontrado su expresión clásica en las modernas ciencias de la natura-leza, pero, como también ha demostrado Foucault, las ciencias del hom-bre pueden así mismo ser incorporadas a este orden. Finalmente, los pro-cesos de racionalización de la modernidad (esto es, la burocracia, el dere-cho formal, todas las instituciones formalizadas de la economía modernay de la sociedad moderna) son también manifestaciones de esta razón ob-jetivante, unificante, controladora y disciplinadora. (...) Esta razón tienesu propia imagen de la historia: la del progreso, cuyo modelo es el ilimi-tado progreso técnico y económico de la sociedad moderna”.

18 KOSIK K. La dialéctica de lo concreto. Méjico, 1976.

19 Véase en la Dialéctica de lo Concreto de Kosik un planteamiento con el quese observa las mutaciones de lo social como las mutaciones de la propues-ta filosófica. "En cuanto se comprueba que la categoría de trabajo de la fi-losofía clásica alemana es sustituida en el siglo XX por el mero ocupar-se en esa comprobación queda fijado un determinado aspecto fenoméni-co del proceso histórico. La metamorfosis en la que se pone de manifies-to el proceso disolutivo que caracteriza el tránsito del idealismo objetivode Hegel al idealismo subjetivo de Heidegger".

5La naturaleza del lazo social:

modernidad y lenguaje

Desde la perspectiva moderna, lo social está pensado másdesde el lenguaje de la vida real que es la industria y la produc-ción material y menos desde el lenguaje y la comunicación inter-subjetiva. Esta percepción que jerarquiza, concibe la noción deestructura que discrimina lo condicionante de lo condicionado.En el fondo, la dirección que se sigue está determinada por el or-den referencial que proviene de la historia del trabajo muerto ysus creaciones objetivadas; es decir, el largo periplo que va desdeel mundo patriarcal de la herramienta al de los dispositivos ymecanismos. El proceso que funda la socialidad y que estableceel criterio de centralidad se articula, como se ve, alrededor de lasinanimadas fuerzas de producción. Surge así, la lógica según lacual lo social se fragmenta en realidades que son pensadas comoparte de la base o como parte de la superestructura.

Si se sigue con atención, empero, las implicaciones queprovienen del modelo base-superestructura, se deduce que no esla noción de lo real1 la que otorga al concepto moderno de es-tructura las competencias de historicidad y centralidad, sinoaquello que se origina en el referente objetivación. En efecto, laobjetivación torna inteligible a "lo social", como principio orde-nador cuando se desentraña la fuerza abstracta, la génesis ocultade la que procede. Por diferencia, el orden representacional de loreal, las grandes categorías de lo real (mercancía, historia, ver-

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dad, sexo, cultura, etc.) sólo se presentan como los "chispazos derealidad" que la fuerza abstracta que crea lo social se ve obligadaa reconocer a fin de evadir su proscripción, su supresión en el va-cío que implica su principio de no-existencia; de ahí que el espa-cio privilegiado de existencia de lo real solo se afinque en el uni-verso contractual de la norma.

A partir de esa perspectiva en que quedan fijadas las com-petencias de centralidad y de tiempo histórico en el concepto es-tructura, existe una vía de acceso hacia el lazo social que operadesde el lenguaje y la comunicación, entendidos, empero, comopartes de la realidad superestructural. Este acceso lo proporcionael saber2. Este, no sólo incluye a la ciencia, al conocimiento engeneral sino que incorpora al sentido común. Se puede decir queel saber da cabida a una amplia formación de competencias y ba-jo esta realidad se afianza su potencialidad unificadora. Su afini-dad con la costumbre le otorga un modo peculiar de legitima-ción que se origina en el consenso que permite circunscribir talsaber y diferenciar al que sabe del que no sabe, es lo que consti-tuye la cultura de un pueblo (Lyotard, 1989).

En síntesis, el acceso hacia el lazo social, vía el saber, sepresenta bajo una opción dual: la una, más teórica; y, la otra, desentido común. La primera aparece bajo la forma de gnoseolo-gía; la segunda lo hace bajo la trama de los relatos. Ambas, em-pero, construidas mediante juegos de lenguaje, lo que significa ala larga que antes que con el saber, el hermanamiento del lengua-je y del lazo social se produce, en realidad, a través de la formanarrativa3 con que se formula el "saber tradicional". Por diferen-cia, la naturaleza de la socialidad del circuito comunicacional de-construye el referente objetivación según el cual lo social se frag-menta en realidades que constituyen la base y superestructura. Lasocialidad del contacto y la experimentación virtual de lo socialdiluye el modelo que jerarquiza, en la misma medida en que sedeconstruyen las competencias historicista y de centralidad quesubyacen en el referente estructura4.

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Siguiendo el enfoque sugerido, en principio, se aborda eldiscurso de la gnoseología y de la filosofía del lenguaje e inme-diatamente se alude a la trama de los relatos. No es pues, la espe-cificidad de cada una de estas regiones del saber, lo que interesarealmente, sino el poner en evidencia el relacionamiento entresocialidad y lenguaje.

Se puede afirmar, que los contornos del debate, aparecenen la filosofía clásica alemana. Feuerbach entrevé, en efecto, laperspectiva que vincula la socialidad y su conexión entre la ló-gica y el lenguaje. El pensamiento, en la medida en que no es unaentidad en sí misma, sino que es una función del individuo, re-sulta del inevitable hecho de que en el acto mismo de pensar seexpresan los pensamientos a través de los actos del habla. El pro-ceso lógico deductivo, la demostración, constituye, al mismotiempo, una exposición u objetivación de mi pensamiento en elotro. El significado de la demostración no puede entedendersesin una referencia al significado del lenguaje5. Así, la demostra-ción tiene sólo una razón de ser, en cuanto es considerada comoactividad mediadora entre mi pensamiento y el de otros, lo queimplica que las varias formas de demostración y de los silogis-mos no son, en sí mismas formas de la razón, ni tampoco formasde un acto interno del pensamiento, sino que constituyen formasde comunicación, modos de expresión, exposiciones y represen-taciones. El proceso lógico deductivo resulta, así, reducido al len-guaje, a la comunicación intersubjetiva6.

Por la vía del lenguaje, o lo que es igual, por la vía de lacultura de la que forma parte el lenguaje viene conformada la ac-tuación pragmática del hombre. Se evidencia, según esta rela-ción, que las actuaciones del individuo social vienen condiciona-das, a menudo, por impulsos mentales que orientan el pensa-miento en una dirección determinada, dando curso, a su vez, aciertos movimientos anímicos, a ciertos esfuerzos de la voluntad.El lenguaje se presenta, al parecer, vehiculando todo este univer-so pragmático. En realidad, como sistema de signos, el lenguajeprecisa determinar su naturaleza sígnica. La categoría signo per-

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mite concebir a los signos lingüísticos como signos con ciertasparticularidades especiales. El rasgo que caracteriza a los signoslingüísticos queda establecido por la presencia de un nexo entreel portador o soporte material y el significado. Con base a estapeculiaridad, se puede explicar porque los signos lingüísticos re-sultan especialmente apropiados para el proceso de abstracción,y porque pueden presentarse como palabras, como nombres7.

Esta situación se origina en el hecho de que toda palabra,generaliza. El pensamiento abstracto que siempre es verbal se de-sarrolla a un nivel elevado de abstracción y generalización. Sur-ge así una relación de influencia recíproca entre el pensamientoy el lenguaje. El pensamiento abstracto posee un carácter gene-ralizador que se desarrolla con la ayuda del lenguaje de los sig-nos lingüísticos. Este, a su vez, precisa del pensamiento un carác-ter abstracto y generalizador. El lenguaje de los signos lingüísti-cos, por otra parte, tiene un carácter semejante, en la misma me-dida en que viene condicionado por el significado de los signos,que resultan indentificables con el pensamiento -en un determi-nado sentido de la palabra significado-. La palabra, por tanto,cristaliza en su significado, lo general de las cosas y fenómenos.De ahí que el recurso a estos signos, de los que se sirve como ins-trumentos, es también una característica del pensamiento8.

El pensamiento tiene siempre el carácter de esas imágenesdaltónicas a las que se refiere la psicología, es decir, el pensa-miento extrapola siempre lo que es general, recuperando lo quetienen en común los objetos y fenómenos correspondientes. Lafunción generalizadora del lenguaje y del pensamiento verbal,como se puede intuir, implica el hecho de que en el conocimien-to, lo particular viene a ser no solo un punto de partida sino queconstituye un objetivo, un resultado. Así, aquello que se aprehen-de del entorno de manera individualizada, resulta de la experien-cia y del proceso cognitivo en que subyace un lenguaje determi-nado. Ello implica que desde el pensamiento conceptual, verbalse llega siempre a lo particular, que es, en cierto modo, el puntode partida del conocimiento. Es más, en el plano del conoci-

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miento no se llega a lo particular a través simplemente de lo ge-neral, sino conformando de manera adecuada, lo general. Comopuede suponerse, se destaca a los medios de pensamiento y dellenguaje que permiten comprender lo particular a través de logeneral y transmitir el contenido así conformado en el procesode la comunicación. La individualidad se obtiene siempre me-diante una combinación de contenidos generales ya que en talescasos no se puede usar nombres individuales9.

Existe otro rasgo que es conveniente examinar. En reali-dad, el signo lingüístico no solo viene vinculado al concepto, si-no también al estereotipo. Exactamente, igual que el concepto, elestereotipo es un reflejo generalizado de la realidad que resultaposible con la ayuda de los signos lingüísticos. Su naturaleza dis-tintiva se establece en el hecho de que el proceso cognitivo quese cristaliza en el concepto, presenta una tendencia objetivo-des-criptiva que no excluye, empero, cierto tinte emocional o valora-tivo; el proceso en que hunde sus raíces el estereotipo posee, encambio, una vertiente no sólo cognitiva, sino también valorativay la posee según Schaff con todo el lastre emocional que ella im-plica. La palabra viene unida no sólo a la función cognitiva sinotambién a las funciones volitiva y sensitiva. En ella se procesauna unión genética entre ambas. El soporte de la relación emo-cional con el mundo es, precisamente, el estereotipo, que por logeneral no se le hace consciente al hombre como tal estereotipoy ejerce su acción con fuerza tanto mayor cuanto más se identi-fica en un todo unitario con el concepto10.

Así, con el lenguaje y los contenidos cognitivos y emocio-nales que conforma la sociedad, recibimos inyecciones de afectoy de repugnancia, cuyos efectos duran, a menudo, toda la vida.Según la época y el ambiente, se forman estereotipos positivos onegativos sobre miembros de determinadas nacionalidades, porejemplo, estereotipos del alemán, del judío, del latino. Liberarsepor completo de su sugestión, no es un empeño que parezca de-masiado fácil. De esa manera salta la conexión entre el lenguajee ideas (ideología) y a través de la ideología, al lazo entre el len-

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guaje y la acción social. En el aprendizaje de una lengua de ungrupo nacional se produce la apropiación tanto del conocimien-to que dicho grupo tiene del mundo como de su valoración delmismo, esto es, de los estereotipos. Ello supone que el aprenderun lenguaje no equivale a hacer propios únicamente los sonidosdel mismo, sino también los significados, íntimamente vincula-dos al soporte material correspondiente, es decir, al sonido. Estossignificados constituyen, así mismo los conceptos (con los queson idénticos) y los estereotipos11.

Podría decirse, pues, que no hay cultura en la que no figu-ren ciertos estereotipos de grupos, ocupaciones, maneras de ac-tuar, etc., que vienen relacionados en cada caso, con un determi-nado sistema de valores. La cultura no se confunde, en suma, conel estereotipo, ni guarda con él una relación de clase y subclasepero una y otro, cultura y estereotipo, están en intima conexióny se influyen mutuamente, ya que si por un lado, los estereotiposconforman la cultura, por otro la cultura influye sobre los este-reotipos sociales. Así pues quien se acerca a un estereotipo, entraen el lenguaje simbólico de la cultura. La disposición a aceptaruna cultura es, por supuesto, algo que viene unido de maneramuy íntima al conocimiento generalmente difundido del mun-do. Se apoya en un sistema de valores reconocido; sólo si desin-tegra el sistema de valores en el que se apoya, se diluye la pers-pectiva espacial de una cultura12.

Se intentará de inmediato, mostrar en que medida los re-latos y la forma narrativa constituyen la materia en que se obje-tiva el lazo social. Los relatos permiten definir los criterios decompetencia que son los de la sociedad donde se cuentan, y porotro valorar gracias a esos criterios las actuaciones que se reali-zan o pueden realizarse con ellos. La narración -la transmisiónde los relatos- obedece a reglas que fijan la pragmática, es decir,dejan percibir con claridad el modo en que la tradición de los re-latos es al mismo tiempo la de los criterios que defienden variascompetencias, donde se ponen en juego las relaciones de la co-munidad consigo misma y con su entorno. Lo que se trasmite

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con los relatos es el grupo de reglas pragmáticas que constituyeel lazo social. Sintetizando, se puede suponer que una colectivi-dad que hace del relato la forma clave de la competencia no tie-ne necesidad, en contra de lo que se pudiera esperar, de apoyar-se en su pasado. Encuentra la materia de su lazo social, no sóloen la significación de los relatos que cuenta, sino también en elacto de contarlos. (Lyotard, 1989).

En efecto, los relatos narran, en primer lugar, lo que sepuede llamar construcciones positivas o negativas que partiendode las hazañas de un actor personalizado proyectan y reconstru-yen el sentir colectivo. Es decir, cuentan los éxitos o fracasos quecoronan las tentativas del héroe, y esos éxitos o fracasos, o bienentregan su legitimidad a instituciones de la sociedad (funciónde los mitos) o bien representan modelos positivos o negativos(héroes felices o desgraciados) de integración en las institucionesestablecidas (leyendas, cuentos). En este sentido, los relatos per-miten, en consecuencia, por una parte definir los criterios decompetencia que son los de la sociedad donde se cuentan, y porotro valorar gracias a esos referentes las actuaciones que se reali-zan o pueden realizarse con ellos13.

En segundo lugar, la forma narrativa, según Lyotard, a di-ferencia de las formas desarrolladas del discurso del saber, admi-te una pluralidad de juegos de lenguaje: "encuentran fácilmentesitio en el relato enunciados denotativos, referidos por ejemplo alo que se conozca del cielo, las estaciones, la flora y la fauna;enunciados deónticos que prescriben lo que se debe hacer encuanto a esos mismos referentes o en cuanto a los parientes, a ladiferencia de sexos, a los niños, a los vecinos, a los extraños, etc.;enunciados interrogativos que están implicados, por ejemplo, enlos episodios de reto (responder a una pregunta, elegir un ele-mento de un grupo); enunciados valorativos, etc. Las competen-cias de las que el relato proporciona o aplica los criterios se en-cuentran, pues, mezcladas unas con otras en un tejido apretado,el del relato, y ordenadas en una perspectiva de conjunto, que ca-racteriza este tipo de saber"14.

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La transmisión de los relatos parecería constituir una ter-cera propiedad decisiva en relación con la dialéctica del lazo so-cial. La narración en la medida en que opera sobre la parte pres-criptiva y privilegia de los relatos la performatividad de la colec-tividad, diferenciando lo que es bueno de lo que no es, obedecemuy a menudo a reglas que fijan la pragmática. Es decir invocaaquellas reglas que guían la actuaciones y que por así decirlo son,intrínsecas al horizonte de los relatos. Un análisis sumario de es-ta doble instrucción pragmática hace aparecer establecida estasemejanza de condición, el narrador actual puede ser el propiohéroe de un relato, como lo ha sido el antiguo. La regla pragmá-tica ilustrada no es evidentemente universalizable15.

Siguiendo la movilidad pragmática que se cierne median-te los relatos, se ve que los actos de habla que son perculiares aese saber no lo lleva a cabo únicamente el locutor, sino tambiénel interpelado y, además, el tercero del que se ha hablado. El sa-ber que se desprende de tal dispositivo puede parecer "compac-to" por oposición al que llamamos "desarrollado". Deja percibircon claridad el modo en que la tradición de los relatos es al mis-mo tiempo la de los criterios que defiende una triple competen-cia, saber decir, saber escuchar, saber hacer, donde se ponen enjuego las relaciones de la comunidad consigo misma y con su en-torno. Sumariamente, lo que se trasmite con los relatos es el gru-po de reglas pragmáticas que constituye el lazo social16.

La incidencia sobre el tiempo del saber narrativo consti-tuye un cuarto aspecto que amerita ser examinado. "La formanarrativa obedece a un ritmo, es la síntesis de un metro que ha-ce latir el tiempo en períodos regulares y de un acento que mo-difica la longitud o la amplitud de algunos de ellos. Es, sin em-bargo, un saber común, el de los cuentos infantiles, ese que lasmúsicas repetitivas de nuestro tiempo han intentado recuperar oal menos imitar aproximadamente. Presenta una propiedad sor-prendente: a medida que el metro se impone al acento en las lo-cuciones sonoras, habladas o no, el tiempo deja de ser el sopor-te de la memorización y se convierte en un batir inmemorialque, en ausencia de diferencias notables entre los períodos, pro-

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hibe enumerarlos y los despacha al olvido. Interrogando la for-ma de los refranes, proverbios, máximas que son como pequeñostrozos de relatos posibles o las matrices de antiguos relatos y quetodavía continúan en circulación en determinados pisos del edi-ficio social contemporáneo, se reconocerá en su prosodia la mar-ca de esta extraña temporalización que alcanza de lleno la reglade oro de nuestro saber: no se olvide"17.

Debe haber una congruencia entre esta función de olvidodel saber narrativo por una parte, y por otra las funciones de for-mación de criterios, de unificación de competencias y de regula-ción social, que hemos citado más arriba. La referencia de los re-latos puede parecer perteneciente al mismo pasado, y en realidadsiempre es contemporánea a este acto. Es el acto presente el quecada vez despliega la temporalidad efímera que se extiende entreel He oído decir y el Vais a oír (Lyotard, 1989)18.

En la era de la tecno-cultura, por diferencia, un análisissumario presenta al relato como describiendo un itinerario per-dido. Así, mientras lo social -la socialidad normalizadora- en-cuentra espacios de legitimación mediante las competencias quederivan de la función narrativa (las actuaciones del héroe, delgran propósito, el gran periplo), en la socialidad del circuito, lascompetencias de centralidad y de tiempo histórico se desinte-gran vía la performatividad de los juegos de lenguaje. Ella, de-construye la tendencia normalizadora y expansiva de lo social, através de la pragmática de las partículas lingüísticas narrativasque vehiculizan valencias en que cada una se legitima siguiendola regla de su propia performatividad. Todo esto gracias a la apa-rición del signo como locus de lo real y gracias al lenguaje auto-referencial del significante/significado que como "espejo de pro-ducción" implica la súbita transformación del esquema produc-tivista del orden industrial.

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NOTAS

1 La ambivalencia de la modernidad involucra a la noción de lo real; enefecto, su contenido depende si el discurso emancipador-especulativo,parta desde la perspectiva del concepto según la naturaleza o desde la pers-pectiva del concepto según el pensamiento.

2 LYOTARD Jean-Francois. La Condición Postmoderna. p. 43-44 "El saberen general no se reduce a la ciencia, ni siquiera al conocimiento. El cono-cimiento seria el conjunto de enunciados que denotan o describen obje-tos, con exclusión de todos los demás enunciados, y susceptibles de serdeclarados verdaderos o falsos. La ciencia seria un subconjunto de cono-cimientos. También ella hecha de enunciados denotativos, impondría doscondiciones suplementarias para su aceptabilidad: que los objetos a losque se refieren sean accesibles de modo recurrente y por tanto, en las condiciones de observación explícitas; que se pueda decidir si cada unode esos enunciados pertenece o no pertenece al lenguaje considerado per-tinente por los expertos".

3 Ibid. p. 45-46 "Se puede decir que todos los observadores, sea cual sea elargumento que proponen para dramatizar y comprender la separaciónentre este estado consuetudinario del saber y el que le es propio en la edadde la ciencias, se armonizan en un hecho, la preeminencia de la forma na-rrativa en la formulación del saber tradicional. Unos se ocupan de esa for-ma en si misma, otros ven en ella la vestimenta diacrónica de operadoresestructurales que según ellos constituyen propiamente el saber que estáen juego, otros aún proporcionan una interpretación económica en elsentido freudiano. Aquí no es preciso retener más que el hecho de la for-ma narrativa. El relato es la forma por excelencia de ese saber y esto en va-rios sentidos".

4 Baudrillard, citado por KROKER, ve este proceso como un proceso im-plosivo, de contracción y reversión de las grandes categorías de lo real. Es-te es precisamente ese punto de ruptura de la totalidad simbólica en quela "norma" sufre su inversión en un orden de signos flotantes, en que lasestrategias de normalización son reemplazadas por la simulación de ma-sas, en que la significación sustituye al proceso de reificación, y, finalmen-te en que la hiperrealidad de la cultura indica la gran descomposición delo social.

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5 Ver en La Dialéctica de la Materia en Hegel y el Materialismo Dialéctico deLucio COLLETTI en que se sostiene que el lenguaje no es sino, la realiza-ción del género, la mediación del yo con el tú, a fin de poner de manifies-to la unidad del género, en que se supera, la separación individual entreel uno y el otro.

6 Ver en Lucio COLLETTI "Mientras que en Hegel la unidad entre pensa-miento y lenguaje es desarrollada en el sentido de que -como el aquí y elahora que se pronuncian, son siempre el universal- mi relación con la co-sa se reduce en realidad a una relación interior al pensamiento, en Feuer-bach, por el contrario, es el proceso lógico-deductivo el que resulta redu-cido a la comunicación intersubjetiva".

7 SCHAFF A. Ensayos sobre Filosofía del Lenguaje. Editorial Ariel, Barcelo-na, 1973.

8 bid.

9 bid.

10 bid. p 141-142, "Se puede pensar, en cambio, sin estereotipos, dado que elestereotipo no es una categoría correspondiente al nivel lógico del pensa-miento, sino al pragmático, una categoría que viene referida, en suma a laactividad humana. (...) Nuestras simpatías y fobias que vienen a tomar cuerpo de expresión enunos determinados juicios son un producto social y se nos trasmiten enel lenguaje, por conducto del medio en el que nos formamos"

11 bid. p. 147, “En la transmisión social no hay posibilidad alguna de elec-ción y por mucho que algunos quieran separar con precisión matemáti-ca la ciencia de la ideología, una y otra vienen asociadas de la manera másestrecha. Y en cualquier caso vienen asociadas genéticamente dado que lapráctica social que produce el lenguaje y estimula su desarrollo se hallajunto tanto a la cuna del conocimiento objetivo (o siempre relativamen-te objetivo) del mundo como de los talentes valorativos del mismo. Y laesfera de los enjuiciamientos y valoraciones, una esfera que une eo ipsofunción cognitiva y función sensitivo-volitiva, la esfera que produce losestereotipos y al mismo tiempo se basa en ellos no es, en definitiva, sinola esfera ideológica”.

12 Ibid p. 150, "En el plano de la inferencia lógica no cabe pasar, como esbien sabido, de enunciados científicos, fácticos, a principios valorativos y

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normativos. Así pues, sólo -y principalmente- transformando las corres-pondientes actitudes y convicciones de los seres humanos puede ser soca-vado un sistema de valores".

13 LYOTARD J. F. La Condición Postmoderna: informe sobre el saber 1989.

14 Ibid.

15 Ibid. p. 47-48, "Pero proporciona indicios de una propiedad atribuida demodo general al saber tradicional: los "puestos" narrativos (destinador,destinatario, héroe) se distribuyen de modo que el derecho a ocupar uno,el de destinador, se funda sobre el doble hecho de haber ocupado el otro,el de destinatario, y el de haber sido, por el nombre que se lleva, ya con-tado por un relato, es decir, situado en posición de referente diegénico deotras ocurrencias narrativas. El saber que vehiculan esas narraciones, le-jos de vincularse sólo a las funciones de enunciación, también determinade golpe lo que hay que decir para ser escuchado y lo que hay que escu-char para poder hablar, y lo que hay que jugar (en el escenario de la rea-lidad diegética) para poder ser el objeto de un relato"

16 Ibid.

17 Ibid.

18 Ibid. p. 50, "Hay, pues, una inconmensurabilidad entre la pragmática na-rrativa popular, que es desde luego legitimante y ese juego de lenguaje co-nocido en Occidente que es la cuestión de la legitimidad, o mejor aún, lalegitimidad como referente del juego interrogativo. Los relatos, se ha vis-to, determina criterios de competencia y/o ilustran la aplicación. Definenasí lo que tiene derecho a decidirse y hacerse en la cultura, y, como sontambién una parte de ésta se encuentran por eso mismo legitimados".

6El lazo social: la perspectiva

postmoderna

Se analizarán, en adelante, algunos fragmentos que descri-ben el debilitamiento de lo social, entendido como espacio ex-pansivo y normalizador. Ese proceso que implica en el fondo, ladesconstitución naturalista de lo real según parece, fluye másdesde la pragmática y menos desde el discurso de la razón. Sepuede intuir, en todo caso, cómo la pragmática se presenta comoalgo bien alejado del referente aquel que se inscribe en la distin-ción convencional entre racionalismo y empirismo. La sociali-dad de la norma estalla en pedazos cuando penetra el universodonde flotan las partículas lingüísticas. Es en ese contexto en quese "arraiga" la pragmática como categoría deconstructiva de lapercepción postmoderna; la lectura implosiva que ésta invoca,produce fricciones que generan ruidos, en el sentido de que laruptura que se avizora se presenta sin cierto terror: de la calle dedirección única hacia el callejón sin salida.

Existe la percepción de que se atraviesa por una crisis pro-funda, que hace sentir su profundidad, porque se refiere a las re-laciones entre los elementos más constitutivos del vínculo socie-tario, es decir, de organización misma de una sociedad cualquie-ra: las relaciones entre los hombres y las mujeres, las relacionesentre los adultos y los niños, las relaciones de una generación aotra, las relaciones en general entre el hombre y la naturaleza. Se-gún esta percepción, todo eso es lo que ha entrado en crisis1. En

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realidad, más apto para entender la decadencia que se cierne enrelación a la crisis de una forma de Estado determinado, o de unaforma de propiedad determinada, la cultura moderna, siguiendosu misión normalizadora, ha situado los cambios que afectan alos vínculos que son necesarios en toda forma de organizaciónsocial, como meros "efectos de rebote" que produce el mundo es-terilizado de la tecno-industria.

El espacio de la socialidad moderna, desde esa perspecti-va, se presenta como "la muchedumbre solitaria", en donde laexperimentación de lo social se vuelve deprimente. En la medidaen que se le quita al individuo la posibilidad de la identidad den-tro de un grupo, dentro de una comunidad, precisamente en esamisma medida se lo impulsa locamente a buscar agrupamientos;pero el apiñonamiento de la vida moderna desata la depresión(Zuleta, 1985). El efecto de la depresión surge cuando el entornodetermina que ya no hay nada en común: la masa es lo que que-da cuando se hace desaparecer lo social (Baudrillard, 1983). Enuna sociedad primitiva, en cambio, se producen, en muchos sen-tidos, los mismos problemas que en una sociedad moderna, pe-ro la sociedad entera participa en cierto modo de los conflictosde sus miembros2. Sumariamente, se puede decir, que en ciertosentido, el agrietamiento de lo social tiene su origen en la situa-ción según la cual la modernidad hace estallar la premisa de laidentidad. Esa identidad que se escapa, como sino de lo moder-no, se puede encontrar y buscar, por ejemplo, en todas las partesde la obra de Kafka3.

El efecto deprimente al igual que la avería en que se evi-dencia la naturaleza sistémica del mundo de los mecanismos ydispositivos aparece como el momento sacrificial que provoca lafuerza abstracta en que se crea lo social. El esquema dominante,sustentado en el irrealismo que implica el trabajo abstracto, ha-ce de la depresión una condición resistible, porque afecta sólo ala versión naturalista de lo "real".

Esta percepción en que se cancela lo real a partir de laexistencia de un poder abstracto, se la puede ver a través del or-

La Microfísica de la Política / 75

den representacional, hoy obsoleto, de la forma mercancía. En elesquema productivista de acumulación, la teoría de la valoriza-ción trataba de preservar el valor de uso como referente privile-giado de lo real frente a la abstracción, a la fungibilidad y a la fal-ta de proyecto que aparecen en el corazón del sistema del inter-cambio capitalista; y lo hacía porque estaba consciente, sobre to-do, de que el principio de su no existencia terminaría por supri-mirlo en el vacío de su propia simulación. El espacio contractualde la economía política aparece de esa manera, como el referen-te privilegiado de lo real, en que la defensa de los derechos de-pende, para su propia existencia, de la valorización de los chispa-zos de realidad tipo valor de uso como campo privilegiado y uni-versalmente accesible, de verdad4. Si se simplifica, esta es la pers-pectiva que alude a lo social como espacio expansivo y normali-zador.

En una sociedad en que el componente comunicacional sehace cada día más evidente, en cambio, el aspecto lingüístico ad-quiere una importancia estratégica; en ese contexto, el poderabstracto que cancela lo real sufre una súbita transformación: elsigno sustituye a la norma y faculta la constitución de lo virtualcomo signo emblemático del nuevo orden comunicativo y de lacultura de la significación. La pragmática al azar de las partícu-las lingüísticas provoca la colisión de los referentes privilegiadosdel antiguo orden referencial -la socialidad del contrato-: el prin-cipio de centralidad y la gramática del tiempo. Es el momento enque la lógica reductora de la norma cede frente a la fuerza dealeatoriedad y a la ahistoricidad de las sociedades contemporá-neas; y es que en el centro del circuito comunicacional gravita elprincipio de incertidumbre5 que hace estallar las diferencias y enla que el pasado y el futuro sufren una gran contracción: el eter-no presente.

Según esta perspectiva, una gran división epistémica seavecina; se diluye la profunda lógica estructural de la acción (y laconciencia) social. Con todo, se puede visualizar una ruptura delobjeto de la investigación teórica en que el principio de la reali-

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dad del orden referencial de la experiencia -la producción comoesquema (material) dominante del orden industrial- da paso a lasimulación como esquema dominante de un orden regulado porun código que se asocia a la lógica de la significación. No se tratade situar la forma-signo como algo opuesto a la forma-mercan-cía, ya que ello sólo implicaría que se estaría colocando al discur-so cultural por encima de la economía política (Kroker A, 1985).

El evento de disolución de lo social simula a la fascinantetrayectoria de una nova distante que en una impresionante ex-plosión6 de energía se expande repentinamente conforme se ex-tiende el principio del intercambio. El discurso del signo co-mienza precisamente en ese punto en que el mundo expansivo yrepresentacional de la forma-valor se dilata de pronto convir-tiéndose en el esquema implosivo y puramente figurativo de laforma- signo7. Es el momento en que la forma-valor desapareceen el vacío en que lo siempre lo nuevo se convierte indefinida-mente en lo siempre lo mismo, produciendose el efecto implosivoque traza la contracción y reversión de las coordenadas espacio-tiempo de lo social. Esta singularidad aparece como la responsa-ble de la supresión del concepto de historia, convirtiéndola en unpresente cuya última finalidad es su propia reproducción.

La lógica del signo fluye bajo una trayectoria disfuncionaldel esquema de la producción, asumiendo una expresión emble-mática del valor-forma en la cultura de consumo. Se debe mirarhacia la gran contestación en el orden de los signos, hacia la ló-gica de la significación abstracta, semiurgica y fungible, si sequiere dar una visión realista de la fusión de economía, políticay sociedad. La aparición del signo como locus de lo real, comocentro dinámico, es de libre flotación, al azar, tautológica y ho-móloga. En el mundo de la pragmática de la comunicación, elvalor de uso y el valor de cambio se combinan en aspectos refle-jos de un único proceso de reproducción semiológica abstracta,o lo que es lo mismo los clásicos polos de significante y signifi-cado se extienden en una homología estructural única, en la ló-gica del signo. El desafío es pues poner al desnudo la subjetivi-

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dad del valor de uso (la cadena referencial de significados) delanálisis cultural crítico (Kroker A, 1985), y estudiar el esquemaen que desaparece la centralidad en el mundo de lo puramenterelacional y objetivo de los objetos semiurgicos que flotan libre-mente.

La pragmática contemporánea de la comunicación, de esamanera, no sólo promueve el derrumbamiento de la socialidadde la norma, sino que provoca también la disolución de las com-petencias unificadoras de la función narrativa -el gran héroe, losgrandes peligros, los grandes periplos, el gran propósito; ellas sedispersan en nubes de elementos lingüísticos narrativos. Cadauno de nosotros vive en la encrucijada de muchas de ellas. Así, lasociedad que viene parte menos de una antropología newtonia-na y más de una pragmática de las partículas lingüísticas. Lasaplicaciones casi infinitas de muchos juegos de lenguaje diferen-tes, promueven la heterogeneidad de los elementos que dan lu-gar a una institución por capas. Es el determinismo local. Los de-cididores intentan, sin embargo, adecuar esas nubes de sociali-dad a matrices de imput/output, siguiendo el paradigma del in-cremento del poder que implica su lógica determinística y decentralidad en que la eficacia se convierte en el lenguaje que fa-culta optimizar las actuaciones del sistema; así, la eficacia se pre-senta como el nuevo horizonte de legitimación tanto en materiade justicia social como de verdad científica (Lyotard, 1989).

En ese contexto, la consecuencia consiste en que los anti-guos polos de atracción, constituidos por los Estados-naciones,los partidos, las profesiones, las instituciones y tradiciones histó-ricas pierden sus atributos seductores. Y no parece que deban serremplazados, al menos a la escala que les es propia. NAFTA no esun polo de atracción popular. Las identificaciones con los gran-des nombres, los héroes de la historia actual, se hacen más difí-ciles. No provoca entusiasmo el dedicarse a la "recuperación dela nación", como los presidentes parecen ofrecer como objetivovital a sus compatriotas. No se trata además de un auténtico ob-jetivo vital. Este queda confiado a la diligencia de cada uno. Ca-

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da uno se ve remitido a sí mismo. Y cada uno, empero, sabe queese si mismo es poco8.

En el ciclo desintegrador de la socialidad del contacto, elsi mismo es poco, pero no está aislado, está atrapado en una ma-lla de relaciones más complejas y más móviles que nunca. Joveno viejo, hombre o mujer, rico o pobre, siempre están situados so-bre "nudos" de circuitos de comunicación, por ínfimos que éstossean. Es preferible decir: situados en puntos por los que pasanmensajes de naturaleza diversa. Nunca está, ni siquiera el másdesfavorecido, desprovisto de poder sobre esos mensajes que leatraviesan al situarlo, sea en la posición de destinador, o de des-tinatario, o de referente. Pero su desplazamiento con respecto aesos efectos de los juegos de lenguaje es tolerable dentro de cier-tos límites y hasta es suscitado por las reglas y sobre todo por losreajustes con los que el sistema se provee con el fin de mejorarsus actuaciones. Incluso se puede decir que el sistema puede ydebe estimular esos desplazamientos en tanto que lucha contrasu propia entropía y que una novedad correspondiente a una"jugada" inesperada y al correlativo desplazamiento de tal com-pañero de juego o de tal grupo de compañeros a los que impli-que, puede otorgar al sistema ese suplemento de performativi-dad que no deja de exigir y consumir (Lyotard, 1989).

La pragmática de las partículas lingüísticas adquiere unaimportancia que resulta superficial reducirla a la alternativa tra-dicional de la palabra manipuladora o de la transmisión unilate-ral de mensajes por un lado, o bien de la libre expresión o deldiálogo por el otro: "..traduciendo ese problema a simples térmi-nos de la teoría de la comunicación, se olvidarían dos cosas: losmensajes están dotados de formas y de efectos muy diferentes,según sean, por ejemplo, denotativos, prescriptivos, valorativos,performativos, etc. Es seguro que no sólo funcionan en tanto quecomunican información. Reducirlos a esa función, es adoptaruna perspectiva que privilegia indebidamente el punto de vistadel sistema y su solo interés. Y por otra parte, la teoría de la in-

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formación en su versión cibernética trivial deja de lado un as-pecto decisivo ya subrayado, el aspecto agonístico"9.

Al enfatizar el acento sobre los actos del habla, y dentro deesos actos, sobre su aspecto pragmático se ha elegido un proce-dimiento. Desde ese punto de vista deviene un primer principio:hablar es combatir en el sentido de jugar, y los actos de lenguajederivan de una agonística general. Ello no significa necesaria-mente que se juegue para ganar; se puede hacer una jugada porel placer de inventarla: qué otra cosa existe en el trabajo de hos-tigamiento de la lengua que llevan a cabo el habla popular o la li-teratura? La invención continua de giros, de palabras y de senti-dos que, en el plano del habla, es lo que hace evolucionar la len-gua, procura grandes alegrías. Pero sin duda, hasta ese placer noes independiente de un sentimiento de triunfo, conseguido almenos sobre un adversario de talla como la lengua establecida ola connotación. Esta idea de una agonística del lenguaje no debeocultar el segundo principio que es complemento suyo y que sevincula con el planteamiento de que el lazo social esta hecho dejugadas de lenguaje10.

Las redes flexibles de juegos de lenguaje que surgen luegode la disolución de lo social pueden aparecer muy distantes de lapragmática moderna en que el mundo institucional bloquea eimpone límites a los juegos y reduce la inventiva de los compa-ñeros en cuestión de jugadas11. Desde esta perspectiva, la lógicade cohesión y centralidad de lo institucional penaliza las actua-ciones de las redes de comunicación: hay cosas que no se puedendecir.

Si de perspectiva postmoderna12 cabe hablar, ella se arrai-ga en un fascinante sendero de búsqueda. La súbita transforma-ción del esquema productivista, junto a la atomización de lo so-cial y la ventilación del individuo como terminal de informacióntienen como a su no-referente el espacio virtual e hiperreal de lasimulación. La contestación de esta situación equivale a la bús-queda desesperada de la resucitación de lo real: gente real, valo-res reales, sexo real. Si hoy desesperadamente fascina lo real es

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porque ha dominado el horrible conocimiento de que lo real noexiste (la dialéctica del espíritu y/o el protagonismo del trabajomuerto) o más exactamente, que hoy lo real se presenta comouna amplia y seductora simulación (Kroker, 1985)

NOTAS

1 ZULETA Estanislao. Sobre la Idealización en la Vida Personal y Colectiva yOtros Ensayos. Procultura. Bogotá, 1985.

2 Ibid. p. 126, "Así por ejemplo, en el ritual de iniciación, una muchachatiene la primera menstruación, en nuestra sociedad la tiene sola; en la so-ciedad primitiva es todo un ritual en el que participa la sociedad entera,entra por un túnel, la despiden las niñas, al otro lado la saludan las mu-jeres. Es un ritual de iniciación, y ella está con todos; en nuestra sociedadtambién tiene una iniciación de hecho, ahora podrías quedar embaraza-da y antes no, de hecho hay un cambio grande en su vida pero es un he-cho solitario que es vivido en forma solitaria que es mejor disimular, quenadie se dé cuenta".

3 Ibid. p. 125, "hay alguien que es un gorila que está buscando ser un hom-bre y que está ratificado en todos los Music Hall del mundo civilizado.Hay alguien que era un viajante de comercio y resulta ser un monstruo-so insecto. Hay alguien que proclama que va a ser agrimensor de una po-blación y nadie está enterado de que allí necesitan un agrimensor, y final-mente no encuentra con quién relacionarse para ser eso. Hay alguien queno sabe quién es él y esa es la obra de Kafka, el drama de la búsqueda deuna identidad, de una identidad amenazada precisamente por la moder-nidad. La modernidad es una amenaza a la identidad, no hay nada másmoderno que la esquizofrenia colectiva. Rosolatto en un estudio muy no-table que se llama El eje narcista de la depresiones, destaca una de las par-ticularidades de la modernidad, y ésta consiste precisamente en que es de-primente porque la modernidad promueve la ruptura de los lazos, de losvínculos de una definición".

4 KROKER A. El Marx de Baudrillard. Traducción de Consuelo Vasquez deParga. 1985.

5 HAWKING S. Historia del Tiempo: del big bang a los agujeros negros. 1989.p. 83, “El principio de incertidumbre tiene profundas implicaciones sobre

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el modo que tenemos de ver el mundo. Incluso más de cincuenta añosdespués, éstas no han sido totalmente apreciadas por muchos filósofos, yaún son objeto de mucha controversia. El principio de incertidumbremarco el final del sueño de Laplace de una teoría de la ciencia, un mode-lo del universo que sería totalmente determinista: ciertamente, no se pue-den predecir los acontecimientos futuros con exactitud si ni siquiera sepuede medir el estado presente del universo de forma precisa!. (..) En ge-neral, la mecánica cuántica no predice un único resultado de cada obser-vación. En su lugar predice un cierto número de resultados posibles y nosda la probabilidad de cada uno de ellos. (..) Así pues, la mecánica cuánti-ca introduce un elemento inevitable de incapacidad de predicción, unaaleatoriedad en la ciencia. (..) en ella se basan casi toda la ciencia y la tec-nología modernas. Gobierna el comportamiento de los transistores y delos circuitos integrados, que son los componentes esenciales de los apara-tos electrónicos, tales como los televisores y ordenadores, también es labase de la química y de la biología moderna. Las únicas áreas de las cien-cias físicas en las que la mecánica cuántica aún no ha sido adecuadamen-te incorporada son las de la gravedad y la estructura a gran escala del uni-verso".

6 HAWKING S. Historia del Tiempo. " ..de acuerdo con lo que se conoce co-mo modelo del big bang caliente. Este modelo supone que el universo sedescribe mediante un modelo de Friedmann, justo desde el mismo bigbang. En tales modelos se demuestra que, conforme el universo se expan-de, toda materia o radiación existente en él se enfría. (Cuando el univer-so duplica su tamaño, su temperatura disminuye a la mitad). Puesto quela temperatura es simplemente una medida de la energía, o de la veloci-dad promedio de las partículas, ese enfriamiento del universo tendría unefecto de mayor importancia sobre la materia existente dentro de él. Atemperaturas muy altas, las partículas se estarían moviendo tan de primaque podrían vencer cualquier atracción entre ellas debida a fuerzas nu-cleares o electromagnéticas, pero a medida que se produjese el enfria-miento se esperaría que las partículas se atrajesen unas a otras hasta co-menzar a agruparse juntas".

7 KROKER A. El Marx de Baudrillard. Traducción de Consuelo Vasquez deParga. 1985.

8 LYOTARD Jean-Francois. La Condición Postmoderna: informe sobre el sa-ber. 1989, p. 35, "Digamos, para ser breves que las funciones de los Esta-dos de regulación y, por tanto de reproducción, se les quitan y se les qui-

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tarán más y más a los administradores y serán confiadas a autómatas. Lacuestión principal se convierte y se convertirá más aún en poder disponerde las informaciones que estos últimos deberán tener memorizadas conel objeto de que se tomen las decisiones adecuadas. La disposición de lasinformaciones es y será más competencia de expertos de todos los tipos.La clase dirigente es y será cada vez más la de los decididores. Deja de es-tar constituida por la clase política tradicional, para pasar a ser una baseformada por jefes de empresa, altos funcionarios, dirigentes de los gran-des organismos profesionales, sindicales, políticos, confesionales(..)Deesta descomposición de los grandes relatos, que analizamos más adelan-te, se sigue eso que algunos analizan como la disolución del lazo social yel paso de las colectividades sociales al estado de una masa compuesta deátomos individuales lanzados a un absurdo movimiento browniano. Loque no es más que una visión que nos parece obnubilada por la represen-tación paradisíaca de una sociedad -orgánica- perdida".

9 Ibid. p.38, "Pues es la máquina cibernética la que funciona con informa-ción, pero por ejemplo los objetivos que se le han propuesto al progra-marla proceden de enunciados prescriptivos y valorativos que la máqui-na no corregirá en el curso de su funcionamiento, por ejemplo, la maxi-malización de sus actuaciones. Pero, cómo garantizar que la maximaliza-ción de sus actuaciones constituya siempre el mejor objetivo para el sis-tema social? Los átomos que forma la materia son en cualquier caso com-petentes con respecto a esos enunciados, y especialmente en esta cues-tión”.

10 Ibid.

11 Ibid.

12 Ibid. ps. 10-11, “La condición postmoderna es, sin embargo, tan extrañaal desencanto, como a la positividad ciega de la deslegitimación. Dondepuede residir la legitimación después de los metarelatos? El criterio deoperatividad es tecnológico, no es pertinente para juzgar lo verdadero ylo justo. El consenso obtenido por discusión, como piensa Habermas?Violenta la heterogeneidad de los juegos de lenguaje. Y la invención siem-pre se hace en el disentimiento. El saber postmoderno no es solamente elinstrumento de los poderes. Hace más útil nuestra sensibilidad ante lasdiferencias, y fortalece nuestra capacidad de soportar lo inconmensura-ble. No encuentra su razón en la homologia de los expertos, sino en la pa-ralogia de los inventores".

7La microfísica de la política1

La hipótesis central de este trabajo, consiste en que la na-turaleza de la política se transforma conforme a los cambios queafectan a lo social en el seno de las sociedades contemporáneas.En este contexto de cambios, la novedad es que el lenguaje cons-tituye, al parecer, la mínima relación exigida para que haya socie-dad. La elección de la política como categoría para describir lanueva situación, no sólo responde a consideraciones de ordensemántico, en el sentido de que incorpora en el discurso la di-mensión de los cambios y transformaciones que la afectan pro-fundamente, sino que pretende vislumbrar el proceso según elcual se vuelve obsoleta la perspectiva espacial y normalizadorade lo social, precisamente en el momento en que se desintegra laesfera de la "autoridad y legitimidad" que funcionaba como es-tructura de cohesión y de centralidad, anidadas en la lógica de loinstitucional.

Mientras que en las sociedades modernas el proceso deconstitución de la autoridad se apoya en una práxis expansiva ynormalizadora, según la cual lo institucional -la centralidad ycohesión del sistema- y la política se identifican de manera com-pulsiva; en las sociedades que emergen, el relacionamiento enciernes, genera situaciones de naturaleza deconstructiva. Es elmomento en que colisiona el mundo del poder disciplinarioconstituido desde el seno de una sociedad nomalizadora. La ló-gica expansiva y reductora de oposiciones que la caracterizaba

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parece desintegrarse, desconstituyendo el rol normalizador de loinstitucional2.

Se puede afirmar que el paradigma civilizatorio de la so-ciedad, construido alrededor del mundo institucional y de susgrandes discursos de legitimación, se encuentra en la antesala deun gigantesco "black hole", en cuyo campo gravitatorio se proce-sa la muerte de su razón totalizante. Este reconocimiento radicalque hace inevitable la entropía, no entraña, empero, el adveni-miento del fin en términos de la desaparición apocalíptica delgénero humano. Por el contrario, la súbita transformación de lasocialidad del contrato produce un efecto implosivo que des-ob-jetiviza el orden representacional del poder en el mundo transis-torizado del simulacro3.

El factor que terminará modificando la naturaleza de lasocialidad moderna, se origina en la intensidad con que se ope-rativiza la pragmática de la comunicación. El entorno decons-tructivo que se ve, transforma las coordenadas espacio-tiempode lo social: los espacios que servían de soporte para su reproduc-ción son colonizados por la lógica de los juegos de lenguaje. Es elmomento en que la socialidad racionalizada del contrato se agrie-ta y da paso, de manera no violenta a la socialidad del contacto, ala socialidad del circuito. En ese contexto, la experimentación delo social se presenta como hiperreal y cada vez más como partede la realidad virtual. La policromía de los juegos de lenguaje de-terminan la atomización progresiva del lazo social, el debilita-miento de los vínculos tradicionales de cohesión y el afianza-miento de una masa de entidades aisladas, de átomos individua-les. Sumariamente, el aparecimiento de la socialidad del circuitodeconstruye el logos de centralidad en que se sustentaba la es-tructura institucional y la ideología del gran objetivo, del granperiplo, del gran héroe.

La pragmática de las partículas lingüísticas implica la exis-tencia de muchos juegos de lenguaje diferentes, es la heteroge-neidad de los elementos. El circuito comunicacional da lugar só-lo a una institución por capas y al determinismo local. El gran

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objetivo macro deja de constituir un auténtico objetivo vital,queda así confinado a la diligencia de cada quién. Cada uno se veremitido a si mismo. Y cada uno sabe que ese si mismo es poco,pero no está aislado, su performatividad se desenvuelve en unamalla de relaciones más complejas y más móviles que nunca; es-tá situado sobre nudos o puntos por los que pasan mensajes denaturaleza diversa (Lyotard, 1989).

Esas nubes de sociabilidad descentradas no excluyen, co-mo ya se dijo, a la agonística. Los átomos están situados en cru-ces de relaciones pragmáticas, pero también son desplazados porlos mensajes que los atraviesan, en un movimiento perpetuo.Cada compañero de lenguaje sufre jugadas que le atribuyen undesplazamiento, una alteración, sean del tipo que sean, y eso nosolamente en calidad de destinatario y de referente, también co-mo destinador. Esas jugadas, según Lyotard, no pueden dejar desuscitar contra-jugadas; pues todo el mundo sabe por experien-cia que estas últimas no son buenas si sólo son reactivas. Porqueentonces no son más que efectos programados en la estrategiadel adversario, perfeccionan a éste y, por tanto, van a rastras deuna modificación de la relación de las fuerzas respectivas. De ahíla importancia que tiene el intensificar el desplazamiento, inclu-so el desorientarlo, de modo que se pueda hacer una jugada (unnuevo enunciado) que sea inesperada4.

El debilitamiento de los vínculos societales que se ve, asícómo la desintegración de sus formas unificadoras -los metare-latos- ha abierto una fase signada por la incredulidad. Se llegapor esa vía al estado de pérdida de legitimidad que caracteriza ala estructura institucional de las sociedades modernas y por lotanto a la erosión de sus metanarrativas.

La muerte de las ideologías, como juego de lenguaje, orien-ta las actuaciones del poder en su afán neurótico de reponer laincredulidad que genera el mundo institucional y de encubrir lalógica de la dominación que aún articula -en mayor o menormedida- la centralidad del sistema. En rigor, el signo lingüísticosirve de sustento tanto al proceso cognitivo -el concepto- como

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a la dinámica volitiva -el estereotipo- (Schaff, 1973). Se puede in-ferir que las transformaciones que afectan a la sociedad, vía lapragmática de los juegos lenguaje, inciden tanto en la naturalezadel saber y sus instituciones como en la visión valorativa, senti-mental, el universo de lo cultural. Sumariamente, el impacto delos cambios incide en la matriz sobre cuyos cimientos reposa eluniverso del poder. Esta metamorfosis profunda de la sociedadtransforma y transformará aún más los recursos de la política: laautoridad y la legitimación.

La "atomización" de lo social en redes flexibles de juegosde lenguaje puede parecer bien alejada de la realidad modernaque aparece antes que nada bloqueada por la artrosis burocráti-ca. Incluso se puede invocar el peso de las instituciones que im-ponen los límites a los juegos y por tanto reducen la inventiva delos compañeros en cuestión de jugadas. Esto puede ser seguido através de micro-escenas del tipo: en el uso ordinario del discur-so, en una discusión, por ejemplo, los interlocutores recurren alo que sea, cambian de juego de un enunciado a otro: la interro-gación, el ruego, la afirmación, la narración se lanzan en desor-den durante la batalla. Esta no carece de reglas, pero sus reglasautorizan y alimentan la mayor flexibilidad de los enunciados.Desde ese punto de vista, la estructura de cohesión que implicala institución siempre difiere de una discusión, ella precisa deciertas condiciones para que los enunciados sean declarados ad-misibles en su seno5.

Las limitaciones que se detectan operan como filtros sobrela autoridad del discurso, interrumpen conexiones posibles enlas redes de comunicación: hay cosas que no se pueden decir. Yprivilegian, además, determinadas clases de enunciados, a vecesuno solo, de ahí que el predominio caracterice el discurso de lainstitución: hay cosas que se pueden decir y maneras de expre-sarlas. Así, los enunciados de mando en los ejércitos, de oraciónen las iglesias, de denotación en las escuelas, de narración en lasfamilias, de interrogación en las filosofías, de performatividad en

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las empresas. La burocratización es el límite extremo de esa ten-dencia6.

Esta hipótesis sobre la institución es, sin embargo, dema-siado pesada: parte de una visión cosista de lo instituido. Hoy, seconoce que el límite que la institución opone al potencial dellenguaje en jugadas nunca está establecido (incluso cuando for-malmente lo está). Ella misma es más bien el resultado provisio-nal y el objeto de estrategias de lenguaje que tienen lugar dentroy fuera de la institución. Ejemplos: el juego de experimentacióncon la lengua (la poética) tiene un puesto en la Universidad? Sepueden contar relatos en un Consejo de Ministros? Hacer reivin-dicaciones en un cuartel? Las respuestas son claras: sí, si la Uni-versidad abre sus talleres de creación; sí, si el Consejo trabaja conesquemas prospectivos; sí, si los superiores aceptan discutir conlos soldados. Dicho de otro modo: sí, si los límites de la antiguainstitución se desplazan. Recíprocamente, se dirá que las institu-ciones no se estabilizan mientras no dejan de ser un envite (Lyo-tard, 1989).

El ciclo desintegrador que suprime la socialidad del con-trato se vincula con el desplazamiento de las funciones de regu-lación y, por tanto de reproducción de las estructuras de la cen-tralidad-institucional que ahora son confiadas a instancias flexi-bles en donde la cuestión principal se convierte y se convertirámás aún en poder disponer de las informaciones que estas últi-mas deberán tener memorizadas con el objeto de que se tomenlas decisiones adecuadas. La disposición de las informaciones esy será más competencia de expertos de todos los tipos7. Con es-to se puede verificar que la vieja estructura institucional ha en-trado de manera definitiva en los confines de la caducidad. Elcriterio novel de eficiencia empezó afectando a las institucionesmás vinculadas a los referentes del mercado, las estructuras em-presariales; el sed operativos, es decir, conmensurables o desapare-ced8 parece describir, sino la naturaleza, al menos exhibe las nue-vas reglas de juego que emergen.

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Las pruebas que se reúnen para demostrar la crecienteatomización del lazo social tampoco cuestionan, empero, el he-cho de que incluso ellas no tendrían razón de ser, sino a condi-ción de constituir productos de una cada vez más intensa sociali-zación -la del contacto virtual- aunque tienda hacia modalidadespeculiares de personalización. En ese contexto, existe una cues-tión que es preciso desentrañar y que está seriamente articuladacon el hecho de que la descentralización y la política, más que re-presentar una contradicción per se, constituyen la(s) vía(s) idó-nea(s) para desconstituir los filtros que operaban sobre la auto-ridad y para abrir nuevas formas de legitimación. Los medioscreados por las sociedades postindustrializadas facultan una vi-sible discriminación entre la dinámica institucional y la persona-lización de las demandas que el universo de la política contiene ypromueve.

En esa perspectiva, se puede colegir que entra y entrará endesuso la tesis según la cual "las instituciones son permanentes, losindividuos transitorios"9. Bajo su influencia utilitaria se explica, engran medida, la metástasis del sistema político convencional quese autoalimenta, cada vez más, en una práctica secularizada deapropiación privada de los espacios de lo público.

La socialidad del circuito se presenta, entonces, como laresponsable de la disolución del principio de cohesión y centra-lidad que implica el mundo institucional, en la medida en que lapragmática de la comunicación elimina las selecciones y se fun-de con los procesos generales de formación de identidades10. Lamultiplicación vertiginosa de la comunicación a más de introdu-cir un efecto de aceleración en la captación e interiorización delos eventos históricos11, escenifica una multiplicidad y diversi-dad de manifestaciones culturales. El debilitamiento de la socia-lidad contractual, implica que tanto la avidez como la transgre-sión de la norma, dejan de constituir dimensiones valorativaspara la sustentación de programas políticos de "redención". Lanorma, en la socialidad del contacto, existe porque trabaja sobre

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la transgresión, de la misma manera que la transgresión modifi-ca la ley, la relativiza y la des-potencia.

El circuito comunicacional cumple, así, un salto en el pro-ceso de emancipación, caracterizado por la generalización de unefecto de oscilación entre extrañamiento y pertenencia a dimen-siones culturales específicas. El experimentar el pluralismo cul-tural o si se prefiere el politeísmo de los valores, al decir de Vat-timo, hace individuos más libres, a lo que habría que añadir, queel vivir la pluralidad de culturas, como coexistencia valorativa,impulsa a reconocer valores generalizables que conforman unaética de co-apertenencia a dimensiones planetarias comunes, cu-ya observación garantiza, a su vez, el florecimiento de las diver-sidades culturales12.

Simplificando al máximo, la pragmática al azar de las par-tículas lingüísticas suprime el principio de centralidad según elcual se hace más difícil la determinación del todo a partir de laconmensurabilidad de las partes; asimismo, su fuerza de aleato-riedad provoca la contracción del pasado y el futuro y la historiase presenta bajo una dimensión: el eterno presente. Esta percep-ción implica un alejamiento tan radical tanto de la sociología delconocimiento como de las teorías del poder/norma, porque aquíse explora precisamente las implicaciones del nuevo orden co-municativo que se ventila a través de una cultura de la significa-ción que representa un brutal proceso de deshistorización y dedesocialización (Kroker, 1985).

La sociedad como un gran sistema de signos traza la con-tracción y reversión de las grandes categorías de lo real, en la me-dida que afecta al espacio privilegiado de su existencia: el mun-do contractual de la norma. Es el momento en que el simulacro,como campo gravitatorio, deviene en el esquema dominante quehace colisionar al mundo expansivo de lo social y de lo histórico.

En el nuevo continente de la tecnocultura, la colectividadpolítica importante son los medios de masas electrónicos comosimulacro; su principio de intercambio implica una difusión dela información puramente abstracta e hipersimbólica y lo que

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está en juego es la máxima producción de significados y la máxi-ma producción de palabras para unos sujetos históricos que sona la vez condición y efecto del orden del simulacro. Es el mundode los medios de masas electrónicos y especificamente el de latransmisión multimedia como simulacro privilegiado, en cuyaexistencia irreal -sistema de signos de sonido e imagen- se pue-de leer la lógica invertida e implosiva de la máquina cultural. Lainformación que se vehiculiza a través los medios de masa elec-trónicos o destruye directamente el significado y la significacióno la neutraliza. La novedad es que en ese contexto la informaciónlejos de producir una circulación acelerada de significado, seme-jante a la plusvalía resultante de la rotación acelerada del capital,implica la destrucción de cualquier sistema de significados cohe-rente13.

Frente a esta pragmática del sistema que es totalmente cí-nica en su desvalorización del significado, el esquema simulacio-nal traza un movimiento figurativo en que el poder, abandonan-do su asociación con las relaciones de fuerza, actuación, estruc-tura y vectores distruibutivos, se repliega y se presenta como unciclo de intercambio vacío, reversible, seductor como desafío yenteramente relacional14. La deconstrución del orden unitario ycentral, y la explosión de las diferencias, determinan la opacidadde sentido que conlleva la reproducción de sociedades altamen-te diferenciadas. La perspectiva que surge, sin embargo, es tanextraña al desencanto, como a la positividad ciega de la deslegi-timación15 (Lyotard, 1989).

NOTAS

1 Michel Foucault escribió la Microfísica del Poder. El error de Foucault, se-gún Baudrillard es su casi nostálgico de poder con límites, que se expresaen la mal interpretación de la cualidad puramente relacional del podermoderno, precisamente porque se busca domesticar al poder, acortandolas distancias entre el poder y sus referentes. La perspectiva que pretendeexplorar la "Microfísica de la Política" tiene un itinerario bien diferente.Se inscribe en la crítica postestructuralista del poder según la cual su pun-

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to de partida no es la perspectiva sociológica del poder disciplinario enuna sociedad normalizadora (Foucault), ni la interpretación hermenéuti-ca de la ciencia y la tecnología como una vidriosa ideología de fondo (Ha-bermas), sino que se apoya en el drástico proceso de deshistorización y dedesocialización que estructura el nuevo orden comunicativo de la cultu-ra de la significación.

2 La pragmática de los juegos de lenguaje da cabida a la constitución de unapolicromía de competencias y roles. Cuando se normatiza este protocolopragmático, como estructura autónoma, se generan competencias de cen-tralidad: surge la autoridad y con ella el discurso de legitimación que ga-rantiza su regularidad y permanencia. La matriz de la estructura institu-cional recoge esa naturaleza. El sentido de la institución, su carácter en-trañable a la centralidad, reside en que diluye la conflictualidad intrínse-ca de los oponentes a quienes contiene, sus relaciones de fuerza se des-po-tencian frente a un escenario que homogeniza sus diferencias. De esta in-dagatoria, se ve que, la institución incluye, a los referentes de lo justo y delo verdadero. Ambos parecen armonizar la centralidad del sistema, en lamedida en que el proceso de constitución de la autoridad y de la legitima-ción se apoya en la premisa del incremento del poder través de la volun-tad de verdad y la voluntad de poder. La modernidad legitima la verifica-ción como criterio para discernir "lo verdadero"; lo que implica, que blo-quea la constitución de la autoridad como un proceso unilateral, ceñidoestrictamente a la esfera de "lo justo", es decir, como práctica y legitima-ción del derecho.

3 KROKER A. El Marx de Baudrillard. 1985, p. 306, "..el principio de la rea-lidad del orden referencial de la experiencia -la producción como esque-ma (material) dominante del orden industrial da paso a la simulación co-mo esquema dominante de un orden regulado por un <código> (y, portanto, por la lógica de la significación), y donde, de hecho, la <loi mar-chande de la valeur> se ve reemplazada por la ley estructural del valor".

4 LYOTARD J. La Condición Postmoderna. 1989, p. 25, “..hemos preferidoun procedimiento: el poner el acento sobre los actos del habla, y dentrode esos actos, sobre su aspecto pragmático. (..) lleva a admitir un primerprincipio que subtiende todo nuestro método: que hablar es combatir enel sentido de jugar, y que los actos de lenguaje se derivan de una agonís-tica general. Eso no significa necesariamente que se juegue para ganar. Sepuede hacer una jugada por el placer de inventarla: qué otra cosa existeen el trabajo de hostigamiento de la lengua que llevan a cabo el habla po-

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pular o la literatura? La invención continua de giros, de palabras y de sen-tidos que, en el plano del habla, es lo que hace evolucionar la lengua, pro-cura grandes alegrías. Pero sin duda, hasta ese placer no es independien-te de un sentimiento de triunfo, conseguido al menos sobre un adversa-rio, pero de talla, la lengua establecida, la connotación. Esta idea de unaagonística del lenguaje no debe ocultar el segundo principio que es com-plemento suyo y que rige nuestro análisis: que el lazo social está hecho dejugadas de lenguaje".

5 Ibid.

6 Ibid.

7 Ibid.

8 Ibid.

9 Con este espíritu es como conviene, abordar las instituciones contempo-ráneas del saber. M. Callon, citado por Lyotard p. 40, "la sociología es elmovimiento mediante el cual los actores constituyen e instituyen diferen-cias, fronteras entre lo que es social y lo que no lo es, lo que es técnico yno lo es, lo que es imaginario y lo que es real: el trazado de esas fronterases un envite y ningún consenso, salvo en caso de dominación total, es rea-lizable".

10 VATTIMO Gianni: Postmodernidad: una sociedad transparente?. p. 151,"La imposibilidad de pensar la historia como un curso unitario, imposi-bilidad que (..) da lugar al final de la modernidad, no surge solamente dela crisis del colonialismo y del imperialismo europeo, es también, y tal vezmás, el resultado del surgimiento de los medios de comunicación de ma-sas. Estos medios han sido determinantes en la disolución de los puntosde vista centrales".

11 Ello significa, la aceleración progresiva del curso histórico, en que el pa-sado, según Kosellek, ya no arroja suficiente luz sobre el presente y en laque, según Baudrillard, el intento de vislumbrar el futuro se da desde unmundo en el que ha ocurrido todo. Privado, así, de modelos en los cualesapoyarse, el tiempo histórico se vuelve difícilmente previsible e imagina-ble.

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12 ECHEVERRÍA Julio: Modernidad y Post-modernidad en el debate contem-poráneo en NARIZ DEL DIABLO No 17, II Época. Los procesos actualesde afirmación de identidades colectivas recorren la secuencia de la defen-sa a ultranza de sus propias especificaciones culturales; ello desata de ma-nera salvaje la explosión de las diferencias; al mismo tiempo, la inexisten-cia de una racionalidad central homogenizante y niveladora, desata elefecto opuesto al extrañamiento cultural como reconocimiento de la con-tingencia, limitación e historicidad de cada reivindicación cultural.

13 KROKER Arthur El Marx de Baudrillard. 1985.

14 Ibid. ps. 303-304, “La teoría de Baudrillard del poder como signo, y porconsiguiente como término relacional y óptico está más cerca del obscu-ro significado de La voluntad de poder de Nietzshe cuando sugiere que elpoder solo existe como <apariencia de perspectiva>. Para Nietzshe en-tonces, como para Baudrillard ahora, el poder es <un signo de lo quenunca fue>: el poder tan solo existe en la forma simulada de una unidadabstracta que se impone a nuestra experiencia. Como todos los mediossimbólicos anteriores a él, el poder sólo tiene valor en el intercambio, y en-tonces sólo en la forma -valor de efectos vicarios (sexo, dinero, estatus,etc.)".

15 LYOTARD Jean-Francois: La Condición Postmoderna. 1989, p. 11 "El cri-terio de eficiencia es tecnológico, no es pertinente para juzgar lo verdade-ro y lo justo. El consenso obtenido por discusión, como piensa Haber-mas? Violenta la heterogeneidad de los juegos de lenguaje. Y la invenciónsiempre se hace en el disentimiento. El saber postmoderno no es sola-mente el instrumento de los poderes. Hace más útil nuestra sensibilidadante las diferencias, y fortalece nuestra capacidad de soportar lo incon-mensurable."

8De la ideología a la pragmática de la

autoridad y de la legitimación1

La cuestión que se plantea pretende desarrollar el tema dela legitimación en el seno de las sociedades contemporáneasdonde, al parecer, surge la socialidad del contacto. La novedad,empero, es que la pragmática del contacto comunicacional sepresenta como un espacio de ruptura, como un campo gravita-torio de naturaleza deconstructiva sobre el que colisiona la lógi-ca expansiva y normalizadora del obsoleto mundo institucional.

En el proceso de constitución ex-post de la autoridad in-terfiere un problema esencial, que es el de la legitimación; visto,por supuesto, desde una perspectiva en que se privilegia el mé-todo de la estática comparativa. En cierto sentido, el orden repre-sentacional que implica el mundo institucional depende, para supropia existencia, de una axiomática según la cual lo verdaderono es independiente de lo justo. Una y otra: autoridad y legitima-ción se articulan, como orden referencial, desde la dura abstrac-ción que entraña la norma y que implica que el derecho a decidirlo que es verdadero no es independiente del derecho a decidir loque es justo, incluso si los enunciados sometidos respectivamen-te a una u otra autoridad son de naturaleza diferente. La legiti-mación es el proceso por el cual un legislador (la autoridad) seencuentra investido para promulgar una ley que funcionará co-mo norma. Se ve así, que existe un hermanamiento entre el tipode lenguaje que se llama ética y política y ese otro que se deno-

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mina ciencia: uno y otro proceden de una misma perspectiva osi se prefiere de una misma elección y ésta se llama Occidente2.

En la edad de la informática la cuestión de la legitimaciónse plantea en otros términos. El gran relato ha perdido su credi-bilidad, sea cual sea el modo de unificación que se le haya asig-nado: relato especulativo, relato de emancipación3. Se puede veren esa decadencia de los relatos un efecto del auge de técnicas ytecnologías, cuya lógica pone el acento más sobre los medios deacción que sobre sus fines. Esta característica podría aparecer co-mo el factor deconstructivo que se entrega a la noción pragmáti-ca analizada. Se trata, empero, de una identificación meramentetrivial; en efecto, la legitimación que está en juego, tanto en ma-teria de justicia social como de verdad científica, seria el optimi-zar las actuaciones del sistema, la eficacia4.

Existe una distinción previa, sobre la que se considera per-tinente insistir, aunque ello podría parecer anacrónico. Se verá,en realidad, que no lo es. Puede llamarse lo político al mundo ins-titucional en que destaca, en cierto sentido, la estructura jurídi-co-política de una sociedad5; las prácticas políticas que se vehi-culizan desde la sociedad civil, por diferencia, constituyen aque-llo que se puede llamar la política. Tanto la dinámica institucio-nal como la política están articuladas con el proceso de constitu-ción de la autoridad y de la legitimación.

Interesa llamar la atención, sin embargo, sobre el papel delo político, en el sentido de que sus competencias se centran enla conservación de la unidad de una formación social; la autori-dad centralizada asume ciertas responsabilidades para el mante-nimiento del sistema del que forma parte. Lo político y la lógicainstitucional poseen la función particular de constituir el factorde cohesión -la conservación de los límites- de los niveles sepa-rados por un desarrollo desigual en el interior del sistema6. Sur-ge así la concepción de lo instituido como factor de orden, comoprincipio de organización de una formación, no ya en el sentidocorriente de orden político, sino en el sentido de la cohesión delconjunto de niveles de una unidad compleja, y como factor de

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regulación de su equilibrio global, en cuanto sistema. Por dife-rencia, y para enfatizar la distinción de que se habla, el espaciode la política se arraiga en el movimiento mediante el cual los ac-tores constituyen e instituyen diferencias, fronteras entre lo quees social y aquello que no lo es, lo que es técnico y aquello queno lo es, lo que es imaginario y lo que es real: el trazado de estasfronteras es un envite y ningún consenso (la cohesión), salvo encaso de dominación total, es realizable (Callon M).

En el seno de la socialidad del circuito, el carácter de libreflotación de las partículas lingüísticas debilita el logos determi-nístico y de cohesión en que se sustenta la estructura institucio-nal y la ideología del gran objetivo, del gran periplo, del gran hé-roe; es decir, la comunicación destruye la lógica reductora quecaracteriza a la norma y que suprimía -vía la persuasión o lacoerción- las diferencias. En el mundo del circuito comunicacio-nal no existe la historia central sino varias historias7. La natura-leza descentrada que se aprecia hace de la política aquello que seadapta a la naturaleza al azar con que funciona la pragmática delas partículas lingüistas y su "principio" de aleatoriedad. En esesentido la observación sobre la caducidad de lo político-institu-cional, al menos en sus obsoletas competencias de centralidad.

La potencia unificadora de las ideologías, como discursoslegitimadores de la lógica institucional, se evidencia a través delpapel cohesionante que implican las actuaciones del gran héroe,del gran periplo, del gran relato en cuyo sentido representacio-nal opera la misión reductora de las oposiciones que caracterizaa lo instituido; de esa manera el ciclo de lo político se identificacon la dramatización disciplinadora que implica lo institucional.

Veamos, El Principe, dice Gramsci, representa una crea-ción de fantasía concreta que opera sobre un pueblo disperso ypulverizado, para suscitar y organizar en él la voluntad colectiva.Con el Príncipe, Maquiavelo asume la tarea de realizar la educa-ción política de quién no sabe, en un sentido positivo, es decir,de quién debe reconocer determinados medios, aunque éstossean autoritarios, como necesarios para quién quiere determina-

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dos fines (Mondolfo, 1975). Es cierto que Gramsci afirma que laférrea dictadura del Príncipe encarna las exigencias del pueblo;pero se trata de exigencias objetivas, de la evolución histórica,juzgadas por el escritor político o reconocidas por la posteridad,y no exigencias subjetivamente sentidas y afirmadas por el pue-blo, que por medio de ellas se constituye en clase revolucionaria.Maquiavelo quiere, según Gramsci, realizar la educación políticade quién no sabe; y quién no sabe es precisamente la hipotéticaclase revolucionaria del tiempo, es decir, el pueblo y la nación8.

El movimiento espontáneo que representa la efectiva,aunque confusa, conciencia popular, está orientado precisamen-te en una dirección contraria a aquella que asume e impone elPríncipe; y por eso su férrea dictadura debe sobreponerse a la in-consciencia del pueblo que no siente las exigencias encarnadaspor el Príncipe mismo y que el Príncipe, por tanto, debe impo-nerle por la fuerza. "Maquiavelo trata de cómo debe ser el Prín-cipe para llevar a un pueblo a la fundación de un nuevo Estado;..en la conclusión el propio Maquiavelo se hace pueblo, se confun-de con el pueblo, con el pueblo al que ha convencido mediantesus argumentaciones precedentes, con el pueblo del cual él se ha-ce y se siente conciencia y expresión, con el cual se siente unamisma cosa"9

Aún cuando se acepte esta interpretación gramsciana delPríncipe, es evidente que ella muestra un Maquiavelo que no seidentifica con el pueblo, sino que se le sustituye, y exalta "la vir-tud de un dominador solitario, que encuentra en el pueblo, in-capaz de manifestar una virtud propia, la materia con la cualplasmar el Estado". He aquí la efectiva concepción del pueblo,postulada por este hipotético, "precoz jacobinismo de Maquia-velo": el pueblo es la materia que ha de emplearse para conseguirun fin que él todavía no siente, pero en el cual otros ven encar-nadas las exigencias históricas a las que ese pueblo debe obede-cer10.

Desde esta perspectiva, según Gramsci, los jacobinos fue-ron en la revolución francesa, la encarnación categórica del Prín-

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cipe; y el propio Gramsci, como fundador del Partido Comunis-ta Italiano, sentía que cumplía una función semejante y análogaa la de Maquiavelo y a la de los jacobinos respecto de los grupossociales portadores de la historia. El partido debía representarprecisamente al moderno Príncipe, al mito concreto. Puede ser só-lo un organismo, un elemento social complejo, en el cual tengaya comienzo el concretarse de una voluntad reconocida y afir-mada parcialmente en la acción, pero esta voluntad colectiva quetiende a concretarse ó a formarse, debe subordinarse enteramen-te a aquel organismo centralizador y obrar y desarrollarse segúnsus directivas. Más aún, el moderno Príncipe debe ocupar en lasconciencias el lugar de la divinidad o del imperativo categórico:todo acto se concibe como útil o dañoso, como virtuoso o comocriminal, sólo en cuanto tiene como punto de referencia al mo-derno Príncipe, y sirve para incrementar su poder o para dismi-nuirlo11.

Simplificando en extremo, la lógica de los fines alimentaen las sociedades modernas la constitución de la autoridad cen-tralizada y potencia la función unificadora de los discursos de le-gitimación. Desde esta perspectiva, el poder disciplinario nopuede existir sin la constitución del sujeto social; en ese sentidola fuerza normalizadora que tiende hacia la identificación com-pulsiva entre lo institucional y la política. En el fondo, esa forzo-sa identificación describe un itinerario en que se hace borrosodelimitar las fronteras que separan al mito de la razón. Desde es-te horizonte resultaría trivial, establecer diferencias entre unainstitución premoderna de una institución moderna. La lógicaintegradora y reductora de oposiciones que las caracteriza mar-can su inconfundible performance intemporal.

La pragmática contemporánea de la comunicación se pre-senta como la responsable de la disolución de las competenciasde la función narrativa; ella, como se observó, se dispersa en nu-bes de elementos lingüísticos narrativos, cada uno de ellos vehi-culando consigo valencias pragmáticas sui generis; no obstante,en esta diseminación de los juegos de lenguaje, el que parece di-

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solverse es el propio sujeto social. La naturaleza lingüística del la-zo social que surge no está hecho, empero, de una única fibra. Esun cañamazo donde se entrecruzan al menos dos tipos, en reali-dad un número indeterminado, de juegos de lenguaje que obe-decen a reglas diferentes (Lyotard, 1989). Es el momento en quela desestandarización de la norma se torna compatible con elprincipio de incertidumbre que gobierna la nueva performativi-dad que surge como sistema.

La nostalgia del relato ha desaparecido por sí misma parala mayoría de la gente. En el contexto al azar de la socialidad delcircuito la legitimación no puede venir de otra parte que de supráctica lingüística y de su interacción comunicacional. El uso deestos lenguajes no es, sin embargo, indiscriminado. Está someti-do a una condición que se puede llamar pragmática, la de for-mular sus propias reglas y pedir al destinatario que las acepte. Alaceptar esa condición, se define una axiomática, que comprendela definición de los símbolos que serán empleados en el lengua-je propuesto, la forma que deberán respetar las expresiones deese lenguaje para poder ser aceptadas (expresiones bien forma-das) y las operaciones que se pemitirán con esas expresiones yque definen los axiomas propiamente dichos12.

Aquí intervienen las técnicas. Estas, inicialmente, son pró-tesis de órganos o de sistemas fisiológicos humanos que tienenpor función recibir los datos o actuar sobre el contexto. Obede-cen a un principio, el de la optimización de actuaciones: aumen-to del output -informaciones o modificaciones obtenidas-, dis-minución del input -energía gastada para obtenerlos. Son, pues,juegos en los que la pertinencia no es ni la verdadera, ni la justa,ni la bella, etc., sino la eficiente: una jugada técnica es buenacuando funciona mejor y/o cuando gasta menos que otra. Lastécnicas contemporáneas no adquieren importancia más quepor medio del espíritu de la performatividad generalizada, es de-cir, la mejor relación input/output. El Estado y/o la empresaabandona el relato de legitimación idealista o humanista parajustificar el nuevo objetivo. No se invierte en inventores, técnicos

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y aparatos para saber la verdad, sino para mejorar las actuacio-nes del sistema (Lyotard, 1989).

Adquire así forma la legitimación por el poder13. Este noes solamente la buena performatividad, también es la buena ve-rificación y el buen veredicto. Legitima la ciencia y el derechopor medio de su eficacia, y está por aquellos. Se autolegitima co-mo parece hacerlo un sistema regulado sobre las optimizacionesde sus actuaciones. Pues precisamente ese control sobre el con-texto el que debe proporcionar la informatización generaliza-da14 La performatividad de un enunciado sea este denotativo oprescriptivo, se incrementa en proporción a las informaciones delas que dispone al respecto de su referente. Así el incremento delpoder, y su autolegitimación pasa ahora por la producción, lamemorización, la accesibilidad y la operacionabilidad de las in-formaciones15.

NOTAS

1 Para ilustrar el ámbito de la problemática que se pretende abordar se es-tablece un paralelo entre el discurso del poder y el del saber. Desde esepunto de vista, se puede mejorar su visibilidad introduciendo sus entor-nos respectivos. Ver El silencio de Althusser de Joaquin Hernandez en Na-riz del Diablo No 18. p. 60,: "Es muy probable que Althusser haya previs-to las encrucijadas del marxismo como filosofía. Apeló en un movimien-to similar al realizado por Kant casi dos siglos atrás a legitimar a la filo-sofía desde la ciencia y a ésta mostrándole la necesidad de un metarelato.El horizonte de Kant era el de la ilustración. El de Althusser, el de la ra-cionalidad unida indisolublemente a la imagen de las Ciencias de la Na-turaleza que ya no eran por cierto las de la época clásica de Newton y delas leyes de la Mecánica. Kant podía reclamar una racionalidad cuyo ca-rácter instrumental en el sentido weberiano-frankfurtiano no mostrabatodavía ni su dominio ni sus consecuencias. Para Althusser legitimar ennombre de cientificidad implicaba un riesgo: o bien destacar el carácterde la ciencias en desmedro de la filosofía (el lugar vacío) o ahogar lasciencias en nombre de una filosofía rechazada por los mismos científicos"

2 Ibid. p. 23, "Tomemos aquí la palabra en un sentido más amplio que elque se le confiere en la discusión de la cuestión de la autoridad por parte

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de los teóricos alemanes contemporáneos. Sea una ley civil: se dicta: talcategoría de ciudadanos debe realizar tal tipo de acción. La legitimaciónes el proceso por el cual un legislador se encuentra autorizado a promul-gar esa ley como una norma. Sea un enunciado científico; está sometidoa la regla: un enunciado debe presentar tal conjunto de condiciones paraser aceptado como científico. Aquí, la legitimación es el proceso por elcual un "legislador" que se ocupa del discurso científico está autorizado aprescribir las condiciones convenidas (en general, condiciones de consis-tencia interna y de verificación experimental) para que un enunciado for-me parte de ese discurso, y pueda ser tenido en cuenta por la comunidadcientífica. (..) Desde Platón la cuestión de la legitimación de la ciencia seencuentra indisolublemente relacionada con la de la legitimación del le-gislador. Desde esta perspectiva, el derecho a decidir lo que es verdaderono es independiente del derecho a decidir lo que es justo, incluso si losenunciados sometidos respectivamente a una u otra autoridad son de na-turaleza diferente".

3 Ibid. p.29, "Si se quiere tratar del saber en la sociedad contemporánea másdesarrollada, una cuestión previa es decidir la representación metódicaque se hace de ésta última. Simplificando al extremo, se puede decir quedurante los últimos cincuenta años por lo menos, esta representación seha dividido en principio entre dos modelos: la sociedad forma un todofuncional, la sociedad está dividida en dos. Se puede ilustrar el primermodelo con el nombre de Talcott Parsons (al menos, el de la postguerra)y de su escuela; el otro con la corriente marxista (todas las escuelas que lacomponen, por diferentes que sean entre sí, admiten el principio de la lu-cha de clases, y de la dialéctica como dualidad que produce la unidad so-cial)".

4 Ibid. p. 24, " Pues se plantea en su forma más completa, la de la reversión,que hace aparecer que saber y poder son las dos caras de una misma cues-tión: quién decide lo que es el saber, y quién sabe lo que conviene deci-dir? La cuestión del saber en la edad de la informática es más que nuncala cuestión del gobierno".

5 Se toma aquí la palabra lo político en un sentido más amplio que el quese le confiere en la ciencia política. Para simplificar el término no discri-mina estructura e institución en el sentido de que se entiende por insti-tución a un sistema de normas o de reglas socialmente sancionado; elconcepto de estructura, por el contrario, comprende la matriz organiza-dora de las instituciones. A si mismo, el aspecto relacional entre institu-

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ción y lo político rebasa la percepción restringida, admitida con frecuen-cia por el marxismo -instituciones superestructurales-, y que identificasólo aquellas instituciones jurídico-políticas: la empresa, la escuela, laIglesia, etc., constituyen igualmente instituciones.

6 POULANTZAS Nicos: Poder Político y clases sociales en el estado capitalis-ta. Siglo XXI Editores. Méjico, 1973. La ciencia política actual empiezaacentuar ese papel de lo político como factor de conservación de la uni-dad de una formación: (y esto como un ensayo de "definición" de lo po-lítico y, en cierto modo, como reacción contra M. Weber, que definía elEstado exclusivamente por el hecho de que detenta el "monopolio" de lafuerza legitima. Así por ejemplo, Apter definió lo político como una es-tructura que asume responsabilidades determinadas para la conservacióndel sistema de que forma parte. Almond insiste sobre el hecho de que lasestructuras regionales de un sistema están constituidas por sus límites, ylo político tiene precisamente la función decisiva de la conservación de loslímites en el interior del sistema.

7 HAWKING S. Historia del Tiempo. Editorial Crítica, 1989, "Dentro de es-te enfoque, una partícula no tiene simplemente una historia única, comola tendría en una teoría clásica. En lugar de eso se supone que sigue todoslos caminos posibles en el espacio-tiempo, y que con cada una de esas his-torias está asociada una pareja de números, uno que representa el tama-ño de una onda y el otro que representa su posición en el ciclo (su fase).La probabilidad de que la partícula pase a través de algún punto particu-lar, por ejemplo, se halla sumando las ondas asociadas con cada caminoposible que pase por ese punto. Cuando uno trata realmente de calcularesas sumas, sin embargo, tropieza con problemas técnicos importantes.La única forma de sortearlos consiste en la siguiente receta peculiar: hayque sumar las ondas correspondientes a historias de la partícula que noestán en el tiempo <real> que usted y yo experimentamos, sino que tie-nen lugar en lo que se llama tiempo imaginario".

8 MONDOLFO Rodolfo: Marx y Marxismo. Fondo de Cultura Económica.Méjico, 1975. p. 229, "Con el Príncipe, Maquiavelo asume la tarea de rea-lizar la educación política de quién no sabe educación política no negati-va, de detestadores de tiranos, como parece entender Foscolo, sino posi-tiva, de quién debe reconocer determinados medios, aunque éstos seanpropios de tiranos, como necesarios para quién quiere determinados fi-nes".

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9 Ibid.

10 Ibid.

11 Ibid.

12 LYOTARD Jean-Francois: La Condición Postmoderna. 1989. “Pero cómose sabe lo que debe contener o lo que contiene una axiomática? Las con-diciones que se acaban de enunciar son formales. Debe existir un meta-lenguaje determinante. Si un lenguaje satisface las condiciones formalesde una axiomática: este metalenguaje es el de la lógica. Existen limitacio-nes internas a los formalismos, que significan para el lógico, que la meta-lengua utilizada para describir un lenguaje artificial (la axiomática) es la"lengua natural" o la "lengua cotidiana"; esta lengua es universal puestoque todas las demás lenguas se dejan traducir a ella; pero no es consisten-te con respecto a la negación: permite la formación de paradojas. A cau-sa de esto, la cuestión de la legitimación del saber se plantea de otro mo-do. Cuando se declara que un enunciado de carácter denotativo es verda-dero, se presupone que el sistema axiomático en el cual es decidible y de-mostrable ha sido formulado, es conocido por los interlocutores y acep-tado por ellos como tan formalmente satisfactorio como sea posible”.

13 Ibid. p.86, “La cuestión es saber en que puede consistir el discurso del po-der, y si puede constituir una legitimación. Lo que a primera vista pareceimpedirlo es la distinción hecha por la tradición entre la fuerza y el dere-cho, entre la fuerza y la sabiduría, es decir, entre lo que es fuerte, lo quees justo y lo que es verdadero. Precisamente a esta incomensurabilidadnos hemos referido anteriormente, en los términos de la teoría de los jue-gos de lenguaje, al distinguir el juego denotativo donde la pertinenciapertenece a lo verdadero/falso, el juego prescriptivo que procede de lojusto/injusto, y el juego técnico donde el criterio es eficiente/ineficiente.La fuerza no parece derivarse más que de este último juego, que es el dela técnica. Se exceptúa el caso en el que opera por medio del terror. Esecaso se encuentra fuera del juego de lenguaje, pues la eficiencia de la fuer-za procede entonces por completo de la amenaza de eliminar al "compa-ñero" y no de una mejor "jugada" que la suya. Cada vez que la eficiencia,es decir, la consecución del efecto buscado, tiene por resorte un "di o hazeso, si no hablarás" se entra en el terror, se destruye el vínculo social”

14 Ibid. ps.86-87, "Así es como Luhman cree constatar en las sociedades pos-tindustriales el reemplazamiento de la normatividad por las leyes de la

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performatividad de los procedimientos. El "control del contexto", es de-cir, la mejora de las actuaciones realizadas contra los "compañeros" queconstituyen este último (sea éste la "naturaleza" o los hombres) podríavaler como una especie de legitimación. Se trataría de una legitimaciónpor el hecho".

15 Ibid. ps. 23-24, "Examinando el actual estatuto del saber científico, seconstata que incluso cuando este último parecía más subordinado quenunca a las potencias, y con las nuevas tecnologías se expone a convertir-se en uno de los principales elementos de sus conflictos, la cuestión de ladoble legitimación, lejos de difuminarse, no puede dejar de plantearsecon mayor intensidad. Pues se plantea en su forma más completa, la de lareversión, que hace aparecer que saber y poder son las dos caras de unamisma cuestión: quién decide lo que es el saber, y quién sabe lo que con-viene decidir? La cuestión del saber en la edad de la informática es másque nunca la cuestión del gobierno".

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