La Matriz Social y Política de La Inflación Elaboración Sobre La Experiencia Latinoamericana

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 Fondo de Cultura Económica is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to El Trimestre Económico. http://www.jstor.org LA MATRIZ SOCIAL Y POLÍTICA DE LA INFLACIÓN: ELABORACIÓN SOBRE LA EXPERIENCIA LATINOAMERICANA Author(s): Albert O. Hirschman Source: El Trimestre Económico, Vol. 47, No. 187(3) (Julio-Septiembre de 1980), pp. 679-709 Published by: Fondo de Cultura Económica Stable URL: http://www.jstor.org/stable/23394971 Accessed: 07-01-2016 17:05 UTC  F R N S Linked references are available on JSTOR for this article: http://www.jstor.org/stable/23 394971?seq=1&c id=pdf-reference#reference s_tab_conten ts You may need to log in to JSTOR to access the linked references. Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/  info/about/policies/terms.jsp JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. This content downloaded from 200.14.85.85 on Thu, 07 Jan 2016 17:05:05 UTC All use subject to JSTOR Terms and Conditions

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    LA MATRIZ SOCIAL Y POLTICA DE LA INFLACIN: ELABORACIN SOBRE LA EXPERIENCLATINOAMERICANAAuthor(s): Albert O. HirschmanSource:El Trimestre Econmico, Vol. 47, No. 187(3) (Julio-Septiembre de 1980), pp. 679-709Published by: Fondo de Cultura EconmicaStable URL:http://www.jstor.org/stable/23394971Accessed: 07-01-2016 17:05 UTC

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    LA MATRIZSOCIALY POLTICA DE LAINFLACIN:ELABORACIN SOBRE LAEXPERIENCIA

    LATINOAMERICANA*Albert O. Hirschman

    (Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, Nueva Jersey)

    Introduccin

    Desde hace largo tiempo ha resultado obvio que las races de la inflacinya sea en la Europa Occidental, los Estados Unidos, la Amrica Latinao cualquier otra parte calan hondo en la estructura social y polticaen general, y en el conflicto social y poltico y en la administracin delconflicto en particular. Las disputas surgidas entre keynesianos, monetaristas y otros economistas, acerca de las causas de la inflacin, se refierena la elaboracin de modelos de los procesos inflacionarios que se desenvuelven entre las diversas esferas y los diversos sectores de la actividadeconmica y, en consecuencia, al mejoramiento de la poltica econmica.Pero sera difcil encontrar un economista

    queno estuviese de acuerdo

    en que ciertas fuerzas sociales y polticas subyacentes desempean unpapel decisivo en la causacin de la inflacin y del xito o el fracaso delas polticas antinflacionarias.1

    La razn de que las teoras econmicas de la inflacin dominen elcampo a pesar de todo no es que quienes participan en la discusin estn profundamente convencidos de haber captado las variables decisivas,sino el hecho de que han desarrollado intrincadas estructuras analticasque se prestan a interminables elaboraciones nuevas, a cierta verificacin

    emprica y lo que es ms importante a la formulacin de consejosde poltica econmica. En cambio, gran parte de lo que se ha escritosobre las (indudables) races sociales y polticas de la inflacin se hanconformado con nociones vagas expectativas crecientes , disminucinde la cohesin social , crisis de la capacidad de gobernar que noson ni intelectualmente articuladas ni polticamente tiles. En este ensayotratar de demostrar que es posible ir considerablemente ms all de ta

    * Este trabajo formar parte de un volumen que publicar la Brookings Institution sobre el

    tema de la poltica y sociologa de la inflacin. [Versin castellana de Eduardo L. Surez.]1 Se dice que aun Milton Friedman ha distinguido entre la causa prxima (el aumentoexcesivo de la oferta monetaria) y las causas sociales ms profundas en un seminario. VaseArthur Seldon, Prfac , F. A. Hayek, Fll Employment at Any Pnce? Instituto de AsuntosEconmicos, Londres, 1975, p. 9.

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    les afirmaciones obvias y casi tautolgicas acerca del contexto sociopoltico de la inflacin. Para los fines de esta demostracin utilizar ampliamente la experiencia de la Amrica Latina y los anlisis basados enesta experiencia. En el proceso demostrar tambin que algunas de lasideas ms heterodoxas acerca de la inflacin que se estn proponiendoahora en Occidente como grandes novedades han sido corrientes desdehace largo tiempo, aunque en forma algo diferente, en la Amrica Latina. El propsito de tal ejercicio no es tanto la pretensin de algunas primicias histricas para los analistas de las inflaciones latinoamericanascomo el sealamiento de interesantes diferencias y modulaciones y laelaboracin de una concepcin ms general del problema.

    I. Dos EXPLICACIONES SOCIOPOLTICAS DE LA INFLACIN

    Las persistentes y fuertes presiones inflacionarias que han caracterizadoa un gran nmero de pases latinoamericanos han originado dos corrientesde interpretacin principales. Una es la conocida tesis estructuralista

    articulada por un grupo relativamente cohesivo de economistas duranteun periodo bien delimitado: fines de los aos cincuenta y principios delos sesentas. La otra es la que podramos llamar tesis del empate , cuyoorigen es mucho ms difuso y extendido en el tiempo. Algunos elementosde la tesis del empate se encuentran con frecuencia aun entre los defensores del argumento estructuralista. Sin embargo, las estructuras lgicasde las dos tesis son diferentes, aunque ms adelante sealaremos algunasconvergencias.

    1. La tesis estructuralista

    En virtud de su carcter relativamente compacto principiar por latesis estructuralista. Esta tesis surgi a fines de los aos cincuenta comoun antagonista del pensamiento ortodoxo que insista en que la inflacin era simplemente una cuestin de demasiado dinero. Los economistasque la proponan tendan a minimizar las importantes dimensiones polticas de la tesis, en parte quiz para volverla respetable entre su cofrades.

    El enfoque estructuralista se concentra en lo que ocurre del lado dela oferta de una economa que crece o trata de hacerlo. Las primerasformulaciones de la tesis criticaban la agregacin excesiva de los modelos

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    de crecimiento tradicionales. Su punto de partida comn era la observa

    cin de que, en el curso del crecimiento econmico de los pases menosdesarrollados, aparecen inevitablemente ciertos estrangulamientos de laoferta en algunos sectores importantes. Tales estrangulamientos sectoriales podran derivar simplemente de la tendencia del crecimiento de estos

    pases a acompaarse de una gran diversidad de desequilibrios y desproporcionalidades en sus estructuras productivas; tambin podran especificarse uno o dos sectores, en particular la agricultura para la produccininterna de alimentos y la produccin de divisas a travs de las exportaciones, como aquellos donde la oferta tender particularmente a serinadecuada en relacin con las demandas de una economa que crece yse industrializa.2 Como resultado de estas deficiencias de la oferta losbienes afectados aumentarn de precio o sern racionados; esto ltimoocurrir con las divisas cuando no se dvalu el tipo de cambio. En cual

    quier caso la economa experimenta un choque de la oferta 3 que, enausencia de la flexibilidad descendente de otros precios, impartir inevitablemente un estmulo inflacionario a la economa.

    Resulta evidente de inmediato que el argumento estructuralista tiene

    mucho en comn con el argumento que sostieneen forma

    ingenua perocorrecta que el aumento de los precios del petrleo ocurrido en 1973,aunado al auge de los precios de los alimentos y las materias primas,hizo una aportacin vigorosa a la intensificacin de la inflacin en los

    pases occidentales durante el ao siguiente. Se necesit esta experienciacandente para que la posicin estructuralista, que hasta entonces haba

    2 El primer anlisis de la inflacin, segn lincamientos estructuralistas, se debe a Juan No

    yola Vzquez, El desarrollo econmico y la inflacin en Mexico y en otros pases latinoamericanos , Investigacin Econmica, cuarto trimestre de 1956, pp. 602-648. La exposicin siste

    mtica ms conocida del punto de vista estructuralista se encuentra en el ensayo de OsvaldoSunkel La inflacin chilena un enfoque heterodoxo , El Trimestre Econmico, octubrediciembre de 1958. Vanse una ampliacin del anlisis y referencias en Joseph Grunwald, TheStructuralist School on Price Stability and Development: The Chilean Case , Albert O. Hirschman (comp.), Latin American Issues, Nueva York, Twentieth Century Fund, 1961, pp. 95-124,y Dudley Seers, A Theory of Inflation and Growth in Uno'erdeveloped Countries , Oxford,Economie Papers, junio de 1962, pp. 173-195. Yo desarroll en forma independiente una interpretacin de la inflacin, como algo resultante de los desequilibrios de la oferta surgidos enel curso del crecimiento, The Strategy of Economic Development, Nueva Hven, Yale University Press, 1958, cap. 9 [versin castellana del Fondo de Cultura Econmica], La controversiaestracturalista-monetarista fue el tema principal de una conferencia internacional celebrada enRo de Janeiro en 1963; los ensayos all presentados se publicairon en Werner Baer e Isaac

    Kerstenetzky, Inflation and Growth in Latin America, Homewood, 111., Richard D. Irwin, Inc.,19643 Por supuesto, este es el trmino usado ahora; vase, por ejemplo, Franco Modigliani,

    The Monetarist Controversy or, Should We Forsake Stabilization Policies? , American Economic Review, 67, marzo de 1977, p. 14.

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    habitado en el bajo inundo acadmico de la economa del desarrollo,

    se volviera respetable en los pases industriales avanzados. Pero nunca sepresent as el asunto: quienes ahora hablan de una nueva clase deinflacin no parecen conocer el origen latinoamericano de sus tesis.4 Recientemente han pasado al primer plano, en los Estados Unidos, otrasideas que tienen mucho en comn con la tesis estructuralista. Se ha sostenido que cierta estructura de salarios y diferencias salariales se considera natural o justa en todo momento dado; por lo tanto, cuandoaumentan algunos salarios se generar gran presin para el restablecimiento de la posicin relativa de otros asalariados,5 con un aumento general consiguiente de las presiones inflacionarias.

    Un supuesto bsico de todos estos escritos es que cualquier cambio

    importante de los precios o salarios relativos e inflacionario, porque elmantenimiento de la estabilidad de los precios en estas condiciones re

    querira una reduccin compensatoria de algunos precios o salarios, algoque los administradores monetarios no tendern a imponer. Por supuesto,la inflacin nunca ocurrira o se acelerara si estos administradores se

    pusieran siempre a la altura de las circunstancias. Pero parece muy im

    probable que la determinacin de los gobernantes de tomar acciones antinflacionarias sea siempre idntica, cualquiera que sea su costo entrminos de desempleo, quiebras generalizadas, disturbios sociales, etctera.6 Los gobernantes no tienen simplemente ni preferencias lexicogrficas ni instintos suicidas de esa clase.

    A excepcin de esta observacin acerca de las sensibilidades de los

    gobernantes podramos preguntarnos si los estructuralistas no han presentado simplemente otro anlisis econmico de la inflacin. Hasta cierto

    punto esto es cierto sin duda, pero como ha empezado a percibirse, cier

    tas implicaciones sociales y polticas surgen casi naturalmente de la po* Un ejemplo particularmente notable es el conocido artculo corto de James Tobin There

    are Three Types o Inflation: We Have Two , The Neiv York Times, 6 de septiembre de 1974,que identifica uno de estos tres tipos como debido a escaseces y aumentos de precios de algunos productos importantes y luego afirma que no debieran aplicarse a esta variedad losremedios clsicos de poltica monetaria estricta y austeridad fiscal . Por supuesto, esto eraexactamente lo que deca la crtica estructuralista.

    8 Esta observacin, recientemente esgrimida por Michael Piore y otros autores, ha sido muyconocida desde hace mucho tiempo en los pases latinoamericanos que tienen grupos de trabajadores privilegiados y poderosos (mineros chilenos, trabajadores petroleros venezolanos). Vease un argumento similar, formulado con anterioridad respecto de diversos precios, en Charles

    Schultze, Recent Inflation in the United States , Employment Groivth and Price Levels, Audiencias ante el Comit Econmico Conjunto, 86 Congreso, 1* sesin, 25-28 de mayo de 1959.6 Yo segu estos lincamientos en Strategy, pp. 160, 164. Robert J. Gordon formaliz recien

    temente el argumento en The Demand for and Supply of Inflation , Journal of Law and Economies, 18, diciembre de 1975, pp. 807-836.

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    sicin estructuralista. Para muchos de los estructuralistas la causa de

    la inflacin no es cierta falta de atencin o de virtud, tal vez accidental,de parte de las autoridades monetarias, ni una concentracin errada enlas variables incorrectas , tales como la tasa de inters en lugar dela cantidad de dinero, sino algn defecto fundamental de la estructurasocial y econmica que presumiblemente slo puede eliminarse mediantela accin poltica. Por ejemplo, si el culpable es el estancamiento o elcrecimiento lento de la produccin de alimentos, que se debe, a su vez, aun anticuado sistema de tenencia de la tierra, la accin antinflacionaria

    requiere un cambio de ese sistema; es decir, un cambio de las relacionesbsicas de la propiedad y del poder. O bien, si el origen de la inflacinreside en el poder de la opep para elevar el precio del petrleo, la mejoresperanza de evitar una repeticin de la experiencia se encuentra en la

    promocin de la capacidad de los pases consumidores de petrleo paraaplicar el poder econmico o poltico compensatorio.

    La vocacin poltica de gran parte de la teorizacin estructuralista se vuelve obvia aun cuando se adelanta un poco el razonamientobsico que comprende. En lugar de invocar un retraso sectorial de la pro

    duccin como la causa original de la inflacin podra suponerse una declinacin generalizada de la productividad. Si tal declinacin es imprevista generar un aumento de precios, de acuerdo con las nociones mselementales de la teora monetaria. Esta clase de explicacin estructuralista generalizada de la inflacin prevalece ahora en Occidente: algunosatribuyen la inflacin a la falta creciente de motivacin por parte de los

    trabajadores, otros la atribuyen a la torpeza, la falta de profesionalismoy otras formas de ineficiencia X de parte de los administradores; otrosms la atribuyen al exceso de intervencin y regulacin estatal o al cre

    cimiento parasitario del sector de servicios.7 Mientras que los economistaslatinoamericanos que propusieron inicialmente la tesis estructuralista seidentificaban en general con la izquierda, ahora parece que la teorizacinestructuralista es un juego en que pueden participar, y participan, todaclase de creyentes en la necesidad de la reforma y el cambio fundamentales . Entre ms persistente e intratable se presenta la inflacin, ms

    probable es que todos estos participantes presenten su diagnstico y remedio profundos favoritos, como se observa es la experiencia latino

    7 Vase, por ejemplo, Amartya Sen, Rational Fools: A Critique o the Behavioral Foundations of Economic Theory , Philosophy and Public Affairs, 6, verano de 1977, p. 334: Estoy persuadida de que las dificultades econmicas actuales de la Gran Bretaa tienen muchoque ver con problemas de motivacin para el trabajo ..

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    americana ms antigua y en la ms reciente experiencia de la Europa

    Occidental.El razonamiento estructuralista ha sido descartado a menudo por los

    economistas ms tcnicos que le imputan una naturaleza ideolgica. Comoacabamos de sealar, no hay duda de que los idelogos de todas lascorrientes sern atrados al campo estructuralista. Dado que, en muchas de sus versiones, la tesis estructuralista afirma que la realizacinde cierto cambio social o poltico es esencial para el xito de la batallacontra la inflacin, no se requiere mucha perspicacia psicolgica parasospechar que la tesis se propone ( inventa ), por lo menos en parte,para llegar a esa conclusin. Quienes creen que la inflacin se debe aciertas fallas fundamentales de la estructura social y poltica tendern aconvencerse desde el principio de que existen tales fallas; una vez convencidos de ello se vern fuertemente tentados a conectar la abolicinde un mal generalmente reconocido, como la inflacin, con la realizacin de un programa de cambio sociopoltico que normalmente tiene unatractivo mucho menor.

    Pero el hecho de que este tipo de elemento ideolgico est presente

    entre los estructuralistas no debe volver sospechosa a priori su lucha.Despus de todo, es posible que la inflacin sea el sntoma de una o varias fallas sociales ocultas que debieran corregirse, y es ms probableque estas fallas sean descubiertas por quienes tienen una inclinacin natural a advertirlas y corregirlas, como resultado de sus concepciones polticas y su posicin en la sociedad.

    Sin embargo, debemos prestar atencin a otros resultados posibles ymucho menos benignos de la actividad de los estructuralistas. En la prctica su consejo equivale a menudo a sustituir el problema econmico de

    la inflacin por un problema sociopoltico tal como la tenencia de latierra, la intervencin estatal excesiva, etctera. Para poder aliviar elproblema A, dicen los estructuralistas, debe encontrarse primero una solucin al problema ms fundamental , B. Esta prescripcin plantea dosdificultades. En primer lugar, qu hacer si B resulta an menos manejable que A? En tal caso, los estructuralistas son, en efecto, responsables de una intensificacin de la dificultad de las tareas que se proponenal cuerpo poltico. Algo as parece haber ocurrido en la Amrica Latinadurante los ltimos treinta aos.8 Es obvio que este proceso puede resultar contraproducente. En lugar de contribuir a la solucin fundamental

    8 Vase mi ensayo The Turn to Authoritarianism in Latin America and the Search for ItsEconomic Dterminants , prximo a publicarse.

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    anunciada, la estrategia estructuralista podra generar un sentimiento

    generalizado de incapacidad para encontrar soluciones. Tenemos aqu uncaso especial de la proposicin de que cierto tipo de autoanlisis puedeempeorar en efecto el problema del paciente, ya sea una persona o un' 9pas.

    La segunda dificultad, ms prctica, de la estrategia estructuralistade la sustitucin del problema A por el problema B ha sido que elproblema A, la inflacin, se volvi a menudo tan apremiante que debaencontrarse algn alivio de inmediato, independientemente de que se alegara que el remedio disponible slo se ocupaba de los sntomas de laenfermedad. Pero los estructuralistas latinoamericanos se resistan a renunciar a su pureza doctrinal y condenaban como futilidad monetaristalas medidas antinflacionarias ms elementales y obviamente necesariasen situaciones de hiperinflacin. Debido a esta falta de flexibilidad, losestructuralistas perdieron influencia rpidamente y desde mediados delos aos sesenta no se ha sabido mucho de ellos, de modo que, cuando lasms slidas de sus ideas pudieron haber encontrado su lugar a mediadosde los aos setenta, ya se haban olvidado.

    2. La tesis del empate

    Esta tesis es bien conocida ahora. Como se seal recientemente, la

    explicacin de la inflacin en trminos del conflicto social entre grupos,cada uno de los cuales aspira a una mayor porcin del producto social,se ha convertido en el equivalente tautolgico del socilogo frente almontono hincapi del economista en la expansin exagerada de la ofertamonetaria.10 En la Amrica Latina, en efecto, la tesis estructuralista no

    se desarroll slo como un antdoto contra el enfoque ortodoxo, sino tambin como un contrataque o un alivio frente a la tesis sociolgica quebuscaba un remedio a la inflacin en un grado mayor de armona social,algo que podra lograrse mediante la igualdad de los sacrificios , unafrase muy usada en Chile durante los aos cincuenta, antes del surgimiento del pensamiento estructuralista (en trminos ms contemporneos, la

    9 Esta idea est implcita en J. H. Elliott, Self-Perception and Decline in Early Seventeenth-Century Spain , Past and Present, febrero de 1977, pp. 41-61.

    10 Una concepcin funcional de la inflacin como una vlvula de escape para el conflictode la distribucin no nos dice mucho en s misma: es tal vez el equivalente, en la economapoltica, de la caracterizacin monetarista de la inflacin como la emisin exagerada de dinero .Fred Hirsch, The Ideological Underlay of Inflation , Fred Hirsch y John H. Goldthorpe(comps.), The Political Economy of Inflation, Londres, Martin Robertson, 1978.

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    igualdad de los sacrificios se llamara, por supuesto, poltica de ingre

    sos o un nuevo contrato social ). En 1963, en mi estudio de la experiencia chilena, expres lo siguiente:

    Debe hacerse notar que la crtica estructuralista a la disciplina monetaria tradicional difiere mucho de la crtica que considera la inflacincomo la consecuencia de la lucha de diversos grupos sociales por rebanadascada vez ms grandes del producto social. Quienes mantienen esta concepcin sociolgica conceden que la inflacin se detendra si se restringierael aumento de la oferta y el ingreso monetarios, pero sealan al inocenteasesor extranjero que esta es una orden mucho ms estricta de lo que l

    cree, que la inflacin no resulta simplemente del dispendio irresponsable,de alguna falla aislada de la voluntad, sino que representa el resultadodifcil de cambiar delas actitudes y los conflictos de grupos. En cambio, el estructuralista afirma que, para eliminar la inflacin, no debenalterarse slo las actitudes, sino tambin las relaciones econmicas bsicas.

    Ahora, la distincin entre las dos concepciones no es quiz tan claracomo la hice aparecer hace quince aos. En primer lugar, como acabode sealar, la tesis estructuralista generalizada hace depender la inflacin de la produccin agregada que se

    quedacorta frente a las expecta

    tivas, y una razn principal de tal suceso consistira presumiblemente enalguna dificultad de cooperacin experimentada por los diversos agentesproductivos. En la medida en que la tesis estructuralista considere estadificultad como la causa bsica de la inflacin se une a la explicacinsociolgica, excepto que aade un eslabn intermedio a la cadena causal:la baja de la produccin. Para la tesis sociolgica la inflacin es el resultado directo de las demandas encontradas de mayores participacionesen el ingreso; para la tesis estructuralista podra ser un resultado indi

    recto de estos u otros conflictos.En segundo lugar, la tesis sociolgica o del empate ha empezado a

    asemejarse a la posicin estructuralista tambin en sus conclusiones depoltica econmica. Cada vez sepone ms en claro que la terminacin ola mitigacin de la pelea es algo ms que un mero cambio de actitudes : la mera exhortacin a todas las partes para que sean razonablesha resultado intil, y en el campo sociolgico se ha difundido la conviccin de que las relaciones institucionales existentes entre diversos grupos de intereses y entre ellos y el Estado deben experimentar cambios

    importantes.

    11 Albert 0. Hirschman, Journeys Toward Progress: Studies of Economic Policy-Making inLatin America, Nueva York, Twentieth Century Fund, 1963, p. 215.

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    La diferencia principal que todava subsiste entre la teora estructu

    ralista y la sociolgica consiste en el hecho de que la primera, como lasteoras econmicas de la inflacin, hace algunas afirmaciones bsicasacerca de las relaciones causales que concebiblemente pueden verificarse,mientras que la teora sociolgica, quiz justamente porque resulta tanpersuasiva en trminos intuitivos, no ha articulado una estructura finade distinciones, proposiciones e hiptesis. Yo creo, y espero poder demostrarlo en las secciones siguientes de este ensayo, que, gracias en granparte a las contribuciones latinoamericanas, existen algunos elementos detal estructura fina y que la teora es mucho ms rica de lo

    queordina

    riamente se cree.

    II. El efecto redistributivo de la inflacin y EL EMPATE

    1. Contribuciones del anlisis econmico

    En virtud de que los economistas tienen una delantera considerablesobre otros cientficos sociales en el anlisis de la inflacin no es sorprendente que hayan aportado los primeros bloques de construccin para unateora de la inflacin ms til, basada en el empate o el conflicto social.La aportacin se ha hecho al inquirir por los efectos de la inflacin sobre la distribucin del ingreso, un tema casi tan antiguo como la inflacin misma.

    En una poca se daba por sentado que la inflacin favorecera lamayor desigualdad del ingreso. El argumento surgi primero en el anlisis del ciclo econmico: la expansin del crdito bancario durante el

    auge pone poderde

    compraadicional a

    disposicinde las

    empresas, quienes lo usan para aumentar sus inversiones ms all del nivel permitidopor el ahorro voluntario. Este financiamiento inflacionario del auge deinversin equivale al ahorro forzado ; es decir, a una expansin de lainversin a costa del consumo (en una situacin donde se supone el em

    pleo pleno), de modo que se impone la reduccin del consumo al pblicocomprador mediante los aumentos de los precios.12

    Esta doctrina del ahorro forzado fue una de las primeras que se interesaron por el efecto de la inflacin sobre la distribucin. Pero la idea

    12 Gottfried Haberler, Prosperity and Depression, Ginebra, Liga de las Naciones, 1939,pp. 42-44 (existe version al castellano del fce), y F. A. Hayek A Note on the Developmento the Doctrine of Forced Saving , Quarterly Journal of Economies, 47, noviembre de 1932,pp. 123-133.

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    688 EL TRIMESTRE ECONMICO

    de que la inflacin es una mquina que vuelve ms ricos a los ricos ypor lo tanto es probable que haya sido diseada para ese efecto apareci durante el primer decenio del siglo, aunque en una forma diferente, por lo menos en un pas de la periferia . Chile haba sufrido recurrentes presiones inflacionarias desde el decenio de 1870, y aqu un corode voces surgi para acusar a los grandes terratenientes, bien provistosy bien hipotecados , de apoyar la inflacin que les permita pagar susprstamos con papel moneda depreciado.13 Esta tesis es en cierto sentidoel equivalente exacto, para los pases de la periferia, de la doctrina delahorro forzado de los pases centrales, industriales. En ambos casos se

    supone que la inflacin es una manipulacin hecha por los grupos gobernantes respectivos y en inters de ellos: los industriales en el centro, losterratenientes y los exportadores de productos primarios en la periferia.

    Por supuesto, hay otro beneficiario posible de la inflacin: el Estado

    que incurre en dficit y lo financia mediante la emisin de papel monedao prstamos del banco central. Durante la poca de auge del patrn oro,antes de la primera Guerra Mundial, los gobiernos se encontraban sometidos a una estricta disciplina en este sentido, porque sus prstamos di

    rectos o indirectos del banco central estaban sujetos a menudo a lmitesestrechos. El papel del Estado como el principal beneficiario potencialde la inflacin qued en claro cuando se elimin esta disciplina durantela primera Guerra Mundial e inmediatamente despus. El Estado puedecombinar a su favor los dos tipos de cambios del ingreso que acabamosde mencionar: puede extraer ahorro forzado para sus propios proyectos de inversin o de otros gastos y tambin gana como un deudor a granescala y distribuidor de ingresos fijos (pensiones, etctera). Estas ganancias dependen en gran medida de que la inflacin sea imprevista, pero

    el Estado gana aun cuando la inflacin sea enteramente prevista, dada lanecesidad que tienen las empresas y las familias de aumentar sus saldosen efectivo: esta necesidad es satisfecha por el Estado, que as obtiene uncontrol gratuito de recursos reales.14

    Por supuesto, en muchos casos en que el Estado se beneficia de lainflacin slo acta como un conducto : se usa el poder del Estado para

    18 Propuesta por varios autores chilenos a principios del siglo, la tesis recibi amplia circulacin y la autoridad del pensamiento econmico de los pases desarrollados por parte de

    Frank W. Fetter en su monografa Monetary Inflation in Chile, Princeton, Princeton UniversityPress, 1931. Vase una evaluacin crtica de lo que yo llam la Doctrina Fetter , Journeys,pp. 164-175.

    14 David Laidler y Michael Parkin, Inflation: A Survey , Fconomic Journal, 85, diciembrede 1975, pp. 791-793.

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    MATRIZ SOCIAL Y POLTICA DELA INFLACIN 689

    canalizar en una u otra direccin los recursos adquiridos mediante el fi

    nanciamiento inflacionario. Aqu surge la posibilidad de que algunos grupos antes discriminados se conviertan en beneficiarios: por ejemplo, elEstado puede decidir nuevos pagos de transferencia, como los beneficiosde la seguridad social, y en esta forma pueden incluirse algunos gruposque no pueden jugar sin ayuda el juego inflacionario. Eventualmente,tales grupos pueden convertirse en participantes plenos del juego, ya sea

    porque aprendan a recurrir al Estado o porque desarrollen la capacidadde accin independiente, mediante demandas eficaces de aumentos desueldos

    y salarios,o mediante una combinacin de estos dos modos. En

    efecto, los primeros anlisis de la inflacin como un mecanismo que inevitablemente genera una distribucin ms regresiva del ingreso hansido sustituidos ltimamente por la conviccin de que la inflacin es invariablemente el resultado de los intentos de los grupos de menores in

    gresos frecuentemente ayudados por un Estado reformista o populista por aumentar su participacin en el producto nacional mediante

    mayores salarios, mayores beneficios de la seguridad social y otros pagosde transferencia. Es bien conocida la experiencia argentina durante el

    primer rgimen de Pern (1946-1955) como un ejemplo temprano deeste tipo de intento de redistribucin por la va de la inflacin.

    As pues, un grupo social tras otro ha aprendido a aprovechar la

    ventaja redistributiva inicial derivada de la inflacin, hasta que todos los

    grupos principales de la sociedad se convierten en expertos. Este es enrealidad el significado de la metfora del empate. Pero una vez que seha completado ms o menos este proceso de aprendizaje multilateral ylos estirones a la cuerda se encuentran, por lo tanto, en todo su apogeo,

    ya no basta entender cmo un grupo cualquiera pueda obtener una ventaja inicial o sufrir un retroceso inicial. Para entender la naturaleza y ladinmica del empate debemos investigar el patrn de las represalias quetender a desatar la movida inicial.

    El anlisis econmico, y en particular la escuela monetarista, ha aportado a este tema la idea de que, cualquiera que sea el grupo beneficiado

    inicialmente, su ventaja no tender a perdurar. Por supuesto, esta es una

    ampliacin del concepto del equilibrio: la inflacin se contempla comouna perturbacin que no puede afectar permanentemente la distribucindel ingreso en la sociedad, ya que esta distribucin se debe al juego defuerzas naturales . A principios de los aos treinta y antes de esa fe

    cha se afirm esta tesis con respecto al ahorro forzado y a la infla

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    690 EL TRIMESTRE ECONMICO

    cin de los beneficios ;15 recientemente se ha sostenido primordialmentepara criticar la idea de que el desempleo puede reducirse mediante polticas monetarias o fiscales expansionistas, al costo limitado de cierto aumento de la inflacin. Si este aumento es imprevisto, sostiene la modernatesis monetarista,1 diversos grupos de receptores de ingresos se vern desagradablemente sorprendidos, y sus reacciones, en combinacin con laspolticas oficiales, propiciarn una inflacin cada vez ms rpida o unretorno al punto de partida; es decir, a la tasa de desempleo que losgobernantes trataban originalmente de reducir. Este tipo de razonamientotrataba de demostrar que las polticas que buscan reducir el desempleomediante una poltica econmica expansionista estn condenadas al fracaso; para los fines de esta demostracin, los monetaristas se vieronobligados a meditar ms all del efecto redistributivo inicial de la inflacin, y eso significaba un paso adelante en el entendimiento del empate. Sin embargo, sus anlisis de movimientos secuenciales siguen siendo muy generales probablemente debido a que se interesaban muchomenos en el proceso que en el resultado: el retorno al punto de partidacon su moraleja de castigo para los gobernantes intervencionistas .

    2. Los cambios intersectoriales. Con especial inters en la experiencialatinoamericana

    En este punto podemos introducir la experiencia y el anlisis latinoamericanos para enriquecer el panorama. En primer lugar, la experiencia de la Amrica Latina ha incluido un grupo de actores ms diversificado que el admitido en los escenarios de los economistas del PrimerMundo, quienes han escrito sobre todo en trminos de la distribucin

    del ingreso entre beneficios y salarios, mientras que el Estado es untercer beneficiario potencial. La discusin de las modernas inflacioneslatinoamericanas, o sea las ocurridas despus de la segunda Guerra Mundial, debieron traspasar este marco limitado, pues era obvio que la inflacin favoreca a menudo a un grupo de propietarios o empresarios a

    15 Vase, por ejemplo, F. A. Hayek, Prices and Production, Londres, Routledge, 1931.16 La llamo monetarista moderna para distinguirla de la teora monetarista que sola

    contrastarse con el punto de vista estructuralista y que simplemente insista en que para explicar la inflacin no hay necesidad de examinar ms all de los fenmenos monetarios.

    Las referencias clsicas de la tesis monetarista moderna, con hincapi en la diferenciacinentre la inflacin prevista y la imprevista, son Edmund S. Phelps, Phillips Curves, Expectations of Inflation and Optimal Unemployment over Time , Economica, 34, 1967, pp. 254-281, yMilton Friedman, The Role of Monetarv Policy , American Economic Review, 58, marzo de1968, pp. 1-17.

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    MATRIZ SOCIAL Y POLTICA DELA INFLACIN 691

    expensas de otro. Por ejemplo, como ocurra a menudo cuando la infla

    cin se combina con un tipo de cambio fijo y por lo tanto inevitablementecon controles a la importacin (de otro modo, el aumento de las importaciones provocara dficit intolerables de balanza de pagos), los exportadores experimentan una declinacin de sus ingresos reales, mientras

    que quienes obtienen permisos para importar al tipo de cambio sobrevaluado, de parte de las autoridades del control, obtienen una gananciaequivalente. En virtud de que las exportaciones latinoamericanas consistan en gran medida en productos primarios, por lo menos hasta mediadosde los aos sesenta, mientras que en las importaciones pesaban mucho losbienes de capital y los insumos intermedios para la industria en expansin, la inflacin tenda sistemticamente a favorecer a las industrias nuevas, a expensas de los productores primarios, como quiera que se iniciara.

    Los economistas brasileos fueron los primeros en advertir que, en unaeconoma abierta, la inflacin poda tener efectos profundos sobre la distribucin intersectorial del ingreso, al igual que sobre la divisin del in

    greso entre los salarios y los beneficios.17 Esto se debi probablemente a

    que, en el Brasil, el cambio en favor de las industrias de sustitucin de

    importaciones y en contra de los cultivadores de caf y otros productoresprimarios fue considerable y particularmente prolongado ; las represaliasefectivas de los cultivadores, o en favor de ellos, fueron lentas, debidoa que la oferta de caf no responde en gran medida a los cambios deprecio a corto plazo: los rboles ya existen y dan frutos, cuya cosechasigue siendo rentable aunque los precios bajen considerablemente. Lasreacciones de la oferta son sustancialmente mayores y ms rpidas enel caso de los cultivos anuales y tambin en el caso del ganado, sobretodo cuando puede cambiarse a otros usos de la tierra. Por supuesto, la

    rapidez con que el efecto redistributivo inicial de la inflacin se ve contratacado por un grupo afectado depende del poder poltico y econmicode ese grupo; ese poder depende, por lo menos en parte, del dao econmico que el grupo pueda infligir a la economa mediante la negativa desu contribucin, y la capacidad para infligir dao y para negar la con

    17 Alexandre Kafka, The Theoretical Interpretation of Latin American Economic Development , H. S. Ellis (comp.), Economic Development in Latin America, Nueva York, St. Martin'sPress, 1961, p. 21, y Celso Furtado, Industrialization and Inflation , International EconomicPapers, 12, 1967, pp. 101-119. Posteriormente Mamalakis trat de demostrar que los choques

    sectoriales proveen la clave para entender toda la historia y la sociedad latinoamericanas. Vase Markos Mamalakis, The Theory of the Sectoral Clashes y The Theory of Sectoral Clashesand Coalitions Revisited , Latin American Research Review, i, otoo de 1969, pp. 9-46, y 6,otoo de 1971, pp. 89-126. [Existen versiones al castellano de los trabajos de Mamalakis enEl Tbimesthe Econmico, nms. 130, 142 y 157.]

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    692 KL TRIMESTRE ECONMICO

    tribucin depende, a su vez, de las caractersticas fsicas y econmicas de

    la lnea de productos en que se especialice el grupo.18Los cambios intersectoriales del ingreso provocados por la inflacin

    han jugado ocasionalmente un papel constructivo al poner recursos adicionales a la disposicin de algn sector que desempee un papel importante en el desarrollo, pero en otras ocasiones han sido muy errticos ydemasiado perturbadores. El reconocimiento de este hecho se encuentradetrs de los experimentos de indizacin , sobre todo en el caso de pases que sufren inflaciones persistentes de dos dgitos, como el Brasil. Laindizacin (es decir, el ajuste de los sueldos, las rentas, los pagos de intereses, etctera, de acuerdo con los cambios de los precios, a intervalos

    regulares de un ao por lo menos) ha sido presentada a menudo como

    parte del paquete antinflacionario introducido en ese pas despus del

    golpe militar de 1964. En realidad, el instrumento fue antinflacionario

    primordialmente en la medida en que resultaba muy incompleto porqueno interfera con la considerable compresin de los salarios reales ocurrida en los primeros aos del rgimen militar. La funcin real de la indizacin consisti en evitar algunas de las repercusiones intersectoriales ms

    dainas de la considerable inflacin que sigui ocurriendo despus de1964 (nunca baj del 15 %). En este sentido, la indizacin ha sido bastante eficaz: salvaguard el ingreso real de los exportadores (mediantefrecuentes minidevaluaciones del tipo de cambio), los activos de los acreedores y ahorradores (mediante la indizacin de las tasas de inters delos prstamos y los depsitos de ahorro) y el ingreso del Estado (mediante la indizacin de los impuestos atrasados). Pero el sistema fue siempremuy administrado; podra usarse y con el tiempo se us para conceder favores especiales a las actividades econmicas consideradas esen

    ciales mediante su exencin del mecanismo de la indizacin. Por ejemplo,en 1975 se decidi que los prstamos a mediano y largo plazos concedidos a las industrias de bienes de capital por el banco oficial de desarrollo

    (bnde) pagaran una tasa de inters preferente con un tope de 20 %,considerablemente menor que la tasa efectiva de la inflacin (que en esa

    poca volvi al nivel de 40-50 %, donde ha permanecido desde entonces).Como ocurra antes con la combinacin de la inflacin y la sobrevaluacin de la moneda, estas lagunas oficiales del sistema de indizacin tu

    18Vanse otras observaciones de esta tendencia en Albert O. Hirschman, A Blas for Hope:Essays on Development and Latin America, Nueva Hven, Yate University Press, 1961, pp. 11

    12. [Versin al castellano del FCE.1 A Generalized Linkage Approach to Development, withSpecial Rfrenc to Staples , Economic Development and Cultural Change, 25, Suplemento1977, pp. 67-98.

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    MATRIZSOCIALY POLTICA DE LA INFLACIN 693

    vieron el doble efecto de desviar recursos hacia un sector favorecido y de

    hacerlo en una forma inflacionaria.19En seguida, un anlisis poltico. A menudo se expresa un desconcierto

    considerable ante el hecho de que en varios pases, como el Brasil, dondedominan regmenes autoritarios y se mantienen rgidamente controladoslos salarios, la inflacin sigue constituyendo un problema grave. Una razn de este fenmeno es precisamente el hecho de que la lucha por el

    empate puede ocurrir no slo entre los beneficios y los salarios, sino tam

    bin, por ejemplo, entre los beneficios de un grupo empresarial y los deotro grupo. En el autoritario Brasil la apertura a gran escala de facilidades de crdito de consumo para los compradores de bienes durables permiti desde 1964 el auge sostenido de la industria automotriz y la de aparatos domsticos en la segunda mitad de los aos sesenta y principios delos aos setenta, un poco a expensas de las industrias de bienes de consumo tradicionales y de las industrias productoras de insumos bsicos y debienes de capital; ms adelante, durante la fase nueva y ms difcil iniciada en 1974, las industrias de maquinaria y bienes intermedios se hanvisto inundadas de incentivos y facilidades de crdito.20 Como ocurra en

    el caso del anterior desplazamiento de recursos, de los productores primarios a los empresarios industriales, tales cambios de prioridades dentrodel sector industrial pueden realizarse con mayor facilidad, desde el punto de vista poltico, mediante una expansin crediticia inflacionaria, aun

    que selectiva, y no mediante programas no inflacionarios como la combinacin de subsidios con impuestos, o de la expansin del crdito en unadireccin con la restriccin del crdito en otra direccin.

    No quiero sugerir que la eleccin de un mtodo inflacionario, en lu

    gar de uno no inflacionario, para desviar recursos hacia ciertos sectores,

    haya sido siempre una decisin consciente de los gobernantes. Por el contrario, es bien sabido que la combinacin de la inflacin con la sobrevaluacin de la moneda, como un medio para desviar ingresos de los

    exportadores primarios a los industriales que sustituyen importaciones,se les impuso a los gobernantes y surgi de arreglos que originalmente

    19 Vanse algunas evaluaciones de la experiencia de indicacin en Werner Baer y PaulBeckerman, Indexing in Brazil , World Development, 2, octubre-diciembre de 1974, pp. 3547; Albert Fishlow, Indexing Brazilian Style: Inflation Without Tears? , Brookings Paperson Economic Activity, 1, 1974, pp. 261-282, y los ensayos sobre Indexation, the Brazilian Ex

    prience, Explorations in Economic Research (nber), 4, invierno de 1977. El autor recibi en1976 la informacin relativa a las lagunas oficialmente arregladas en el sistema de indizacindurante un viaje que realiz al Brasil.

    20 Jos Serra, Three Mistaken Theses on the Connection between Industrialization andAuthoritarian Regimes: The Case of Brazil , prxima publicacin.

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    694 EL TRIMESTRE ECONMICO

    tenan propsitos muy diferentes.21 Sin embargo, si los gobernantes esco

    gieron una y otra vez la toma de decisiones de reasignacin de recursosen forma tal que se estimulara la inflacin, a pesar de que se disponade otros mtodos, ello nos dice algo acerca de la naturaleza de las relaciones existentes entre el Estado y diversos grupos de productores. Msadelante volver a ocuparme de esta cuestin.

    3. Combinacin de cambios entre sectores y entre clases: Ciclos de laeconoma poltica en la Argentina y en la ciudad de Nueva York

    La importancia de los cambios de ingresos y los conflictos intersectoriales en el curso de las inflaciones latinoamericanas nos hace sospecharque no se ha prestado suficiente atencin a estas cuestiones en el anlisisde la inflacin de los pases industriales avanzados.22 Por otra parte, lasinflaciones latinoamericanas no han sido en modo alguno neutrales res

    pecto del balance de salarios y beneficios. En todas partes los perceptoresde sueldos y salarios se han visto muy afectados por el proceso inflacionario. Pero dado que su papel se agrega a los conflictos intersectoriales

    surgede inmediato la

    posibilidadde un acto en tres o ms

    dimensiones,en lugar del escenario sencillo de sueldos y beneficios del anlisis econmico tradicional. Y junto con este aumento del nmero de actores surgela posibilidad de alianzas inestables que nos dan una clave de la dinmicacambiante de la inflacin.

    Recientemente se han hecho algunos intentos interesantes por explicaren esta forma el curso de la inflacin de la Argentina y sus recurrentesciclos de intermitencia.23 Los tres grupos principales comprendidos aquson los criadores de ganado y los cultivadores de cereales de las Pampas,

    la burguesa industrial y las masas urbanas. El grupo central es la burguesa industrial: tiende a hacer causa comn con las masas urbanas enuna recesin, cuando ambos grupos pueden convenir en una poltica eco

    21 Vase Celso Furtado, Industrialization and Inflation .22 Charles S. Maier hace un esfuerzo interesante por delinear diversos tipos de coaliciones

    asociados a tipos diferentes de inflacin en The Politics of Inflation in the Twentieth Century , John H. Goldthorpe y Fred Hirsch (comps.), The Political Economy of Inflation, Londres, Martin Robertson, 1978. Sin embargo, su anlisis aparece todava primordialmente entrminos de clases verticales, aunque considera la existencia distinta y los intereses separadosde un gran nmero de grupos medios, desde los empleados hasta los terratenientes.

    23Adolfo Canitrot,

    Laexperiencia populista

    de redistribucin deingresos , Desarrollo

    Econmico, 15, octubre-diciembre de 1975, pp. 331-351, y Guillermo O'Donnell, Estado y alianzasen la Argentina, 1956-1976 , Desarrollo Econmico, 16, enero-marzo de 1977, pp. 523-554. O'Donnell establece otra distincin entre la pequea burguesa nacional y los industriales ms grandes, ms cosmopolitas y ms orientados hacia lo multinacional.

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    nmica fuertemente expansionara y en que se mantenga bajo el preciodel principal producto de exportacin de la Argentina, la carne, que tambin es el principal producto de los asalariados. Pero las exportacionestienden a declinar en estas circunstancias, y con gran rapidez, porque los

    trabajadores, al aumentar sus ingresos, literalmente se comen las exportaciones del pas, y porque los criadores de ganado, al revs de lo queocurre con los caficultores del Brasil, pueden reaccionar ante una reduccin de los precios liquidando sus hatos. En consecuencia, los industriales

    empiezan pronto a experimentar dificultades de abastecimiento en sus insumos y bienes de capital importados. Al aumentar los precios de lacarne, al igual que otros precios, los trabajadores exigen aumentos de salarios; los industriales descubren pronto que sus aliados se muestran demasiado exigentes. En este momento se unen a las lites agrcolas, y estanueva coalicin puede convenir ahora en que deben mantenerse bajos lossalarios reales y aumentarse los precios de los productos agrcolas. Las

    polticas orientadas hacia este fin, y a combatir la inflacin en general,provocan una recesin que eventualmente conduce a un nuevo cambio de

    posicin de la burguesa industrial, de modo que la representacin se ini

    cia de nuevo. Las diversas fases de la representacin estn marcadas pordiferentes clases de regmenes polticos: durante la fase expansiva, infla

    cionaria, se mantiene una coalicin inestable entre las fuerzas populistasy ciertos sectores de la comunidad empresarial; los militares asumen elcontrol cuando estos sectores empiezan a preocuparse por la inflacin excesiva y se alian con los terratenientes y los ganaderos.

    Este modelo tripartita es todava demasiado sinttico para que parezca totalmente convincente, pero arroja nueva luz sobre el trasfondo socialde la inflacin y los ciclos intermitentes de la Argentina. Nos invita a nue

    vos refinamientos y comparaciones con experiencias similares de otraspartes.

    Una de tales experiencias es la crisis fiscal sufrida en los aos setenta

    por la ciudad de Nueva York. Aqu, la administracin populista delAlcalde Lindsay pudo reunir, a mediados de los aos sesenta, una coalicin extraa de reformadores liberales, en gran medida provenientes dela clase media alta, movimientos de derechos civiles de los negros (y otras

    minoras), y ... grandes bancos comerciales que se sentan muy contentos de apoyar el financiamiento deficitario porque las emisiones de bonos

    y pagars les daban saludables comisiones y buenas oportunidades de in

    24 Martin Shefter, New York City's Fiscal Crisis: The l'olitics of Inflation and Retrenchment , The Public Interest, verano de 1977, pp. 98-127.

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    versin .26 En contra de Lindsay se unan los sindicatos de empleados pblicos y fuertes elementos de las clases media y media baja. Dado el marcoinstitucional, el equivalente de la inflacin era aqu el enorme aumentodel endeudamiento: Lindsay era demasiado dbil en el terreno polticopara elevar suficientemente los impuestos o limitar la expansin de los

    gastos a sus proyectos preferidos.26 Pero al igual que ocurre con la aceleracin de la inflacin, el endeudamiento creciente preocupa a algunosmiembros de la coalicin gobernante. Finalmente, bajo la administracinde Beame, los bancos cambiaron de bando y se debilit el apoyo de laclase media alta; unidos a las clases media y media baja, los interesesbancarios y empresariales imponan ahora un rgimen de austeridad estricta cuyas vctimas principales fueron las comunidades negra e hispnica. La ciudad no sufri un golpe militar, pero s una prdida considerablede autonoma fiscal, tras haber estado al borde de la quiebra.27

    Con sus paralelos y sus diferencias, las historias de la Argentinay de Nueva York resultan muy interesantes. Al destacar las escisiones

    intersectoriales, los conflictos de clases y la dinmica de la propia infla

    cin, pueden explicar las diversas fases del ciclo de la poltica inflacio

    naria y el paso de una a otra a medida que se desintegran las alianzasantiguas y se forman otras nuevas. En esta forma, tales historias inyectanun alto grado de realismo en la metfora del jaloneo.28

    III. La interpretacin sociopoltica del comportamientoDE los GRUPOS FRENTE A LA inflacin

    En las pginas anteriores hemos vislumbrado ya algunas formas del com

    portamiento de los grupos frente a la inflacin; pero todava no lasentendemos bien. Al parecer, la inflacin se inicia o se intensifica, a me

    nudo, cuando un grupo social tiene poder o influencia suficientes para

    25 Op. cit., p. 109.28 Examinaremos ms adelante este fenmeno bajo el rubro del efecto de complementari

    dad del gasto o la inversin pblicos.27 Shefter distingue entre las disciplinas impuestas desde adentro y desde afuera, op. cit.,

    pp. 99-101, 124.28 Un enfoque ms general para el entendimiento de las maniobras inflacionarias de mu

    chos actores deriva de la simple observacin de que los individuos y los grupos operan en va

    rios mercados: la mayora de ellos toman los precios como dados en algunos mercados, pero tienen o pueden adquirir poderes de fijacin de precios en otros mercados. Harvey Leibensteinintenta trazar las consecuencias de esta situacin para la dinmica econmica y poltica de lainflacin en The Inflation Process: An Application of X-Efficiency Theory , ensayo indito,abril de 1978.

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    obtener riqueza e ingreso adicionales para s mismo (o para escapar a la

    participacin en alguna prdida sufrida por la economa), pero no suficiente para hacerlo en una forma permanente mediante una transferenciadefinitiva. La inflacin es un medio de realizacin de una transferencia temporal. La cancelacin parcial, completa, o aun desproporcionadade la transferencia puede ocurrir, ante todo, mediante giros subsecuentes de la espiral inflacionaria, especialmente cuando otros grupos usansu poder de represalia y obtienen algo para s mismos (o se escapan). La

    ventaja temporal puede evaporarse tambin y convertirse en una desven

    taja en el curso de un programa de estabilizacin, freno y austeridad quepuede seguir a un periodo de inflacin.

    La inflacin es ahora ubicua, se ha prolongado durante largo tiempo,de modo que parece familiar y casi normal . Sin embargo, las caractersticas que acaban de hacerse notar la describen como un juego social

    poco comn. Para apreciar este hecho basta establecer una comparacincon algunos de los movimientos sociales y polticos mejor conocidos delos ltimos cien aos. Aqu no haba expectativa, por parte de los actores,de que las ganancias conseguidas tuvieran que sacrificarse de nuevo a

    la vuelta de poco tiempo. Consideremos las batallas por el sufragiouni

    versal, el voto para las mujeres, el derecho de los trabajadores a declararse en huelga o formar un sindicato, la semana de 48 o 40 horas o lasvacaciones pagadas; o consideremos, por otra parte, las demandas de subsidios o de proteccin arancelaria formuladas por las empresas: era una

    premisa de todas estas acciones que las ganancias buscadas permaneceran , y en la gran mayora de los casos permanecieron y se volvieron

    irreversibles, a pesar de la resistencia inicial, que con frecuencia fue muyfuerte. En realidad, la movilizacin de la energa social necesaria para

    obtener estas ganancias habra sido probablemente imposible si hubiesehabido alguna expectativa de que las ganancias fuesen reversibles: por el

    contrario, las expectativas iniciales fueron ordinariamente en el sentido de

    ganancias mucho mayores que las obtenidas finalmente.Este recordatorio histrico sirve para demostrar que la inflacin, por

    familiar que nos resulte, constituye un verdadero acertijo: Por qu ha

    bra de escoger cualquier grupo social una estrategia inflacionaria deaumento de ingresos; es decir, una estrategia que genera un mejoramientoestrictamente temporal, pero cuyo resultado es incierto y puede conducira un empeoramiento de la posicin? Una razn simple es, en primer lu

    gar, que el grupo en cuestin puede ser tan ingenuo que no advierta quelos otros grupos pueden ejercer represalias. Otra razn, ms interesante,

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    698 EL TRIMESTREECONMICO

    es que el grupo puede esperar que su ganancia inicial se reduzca y aun se

    contrarreste con creces por efecto de la inflacin subsecuente y por lasrepresalias de otros grupos, a pesar de lo cual decida que es necesario oconveniente realizar tal accin. En seguida examinaremos estas dos situaciones.

    1. El comportamiento inflacionario ingenuo y el populismo

    La primera explicacin tender a aplicarse sobre todo cuando no se

    haya experimentado durante algn tiempo una inflacin grave. Peridicamente renace la creencia de que la economa es suficientemente elstica para darle algo a un grupo sin quitarle nada a los dems, sobretodo porque ocasionalmente resulta correcta esta creencia; es decir, en lassituaciones keynesianas en que hay, a la vez, desempleo y capacidad ociosa a resultas de la recesin. Las polticas populistas es decir, las

    polticas que dan algo a los grupos populares sin quitarles directamente

    algo a otros grupos pueden ser relativamente fructferas en tal situa

    cin, pero su mismo xito tiende a hacer que los gobernantes no advierten

    que slo puedetener una duracin limitada. La secuencia de una elasti

    cidad inicial y una redistribucin sin dificultades a la intensificacin delos problemas y el desastre final, en parte debido a la confianza excesiva

    originada por el xito inicial, caracteriz las polticas econmicas de la

    Argentina durante el primer rgimen de Pern y las polticas chilenas durante el gobierno de Allende.29

    La ingenua incapacidad para vislumbrar el poder de represalia deotros grupos, mediante demandas o acciones propias, contra un ataque inflacionario inicial, no afecta slo a los grupos sociales en su relacin rec

    proca. A menudo se observa dentro del sector pblico, cuando el gobiernopatrocina un programa particular sin prever que otros agentes reaccionarn ante ese programa impulsando sus propias demandas. Un gobiernoque decide realizar un gran esfuerzo en un sector o una regin particulares descubrir con frecuencia que, como resultado de estos favores tanvisibles, se activan las demandas de otros sectores o regiones y debe ceder a ellas, por lo menos en parte, para formar la coalicin polticaque permitir el avance del plan original. He sealado este efecto de

    complementaridad de la inversin pblica en el Brasil al estudiar la

    29 Vase un anlisis de la experiencia chilena durante el gobierno de Allende en Jos Serra,Economic Policy and Structural Change in Chile, 1970-1973 , tesis doctoral indita, 1976, Uni

    versidad de Cornell, caps. 8 y 9.

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    MATRIZ SOCIAL Y POLITICA DE LA INFLACIN 699

    historia de las acciones oficiales de desarrollo en el subdesarrollado nor

    deste del pas: por ejemplo, cuando Kubitschek concedi la mxima prioridad a la construccin de Brasilia, la nueva capital, descubri que paraobtener el apoyo poltico necesario para esta aventura deba prometerfondos para proyectos totalmente independientes en el nordeste.80 Cada

    peso que un gobierno quiera gastar en un proyecto de su propia eleccintender as a generar, por la va de una complementaridad o un multi

    plicador polticos, cierto gasto pblico adicional, no planeado originalmente. La magnitud del efecto de complementaridad depende del dinamismo del gobierno y de su capacidad para impulsar sus propias prioridades sin tener que hacer demasiadas promesas o transacciones en otrasdirecciones; es decir, depende de su fuerza poltica frente a quienes reclaman los fondos pblicos. Un gobierno que sea a la vez emprendedory polticamente dbil tender en alto grado a verse abrumado por lasconsecuencias inflacionarias no deseadas de sus acciones dedesarrollo:una conclusin no demasiado sorprendente que apunta, otra vez, en ladireccin de los gobiernos populistas .

    2. La gratificacin de la pseudohostilidad y la pseudoamistad entre grupossociales

    Una vez que la inflacin se convierte en una caracterstica permanentedel panorama econmico, la mayora de los grupos cobrarn concienciade que sus demandas de mayores ingresos originarn represalias que destruirn gran parte de tales ganancias, con cierta probabilidad de terminar en una posicin peor que la inicial. Bajo tales circunstancias (no in

    genuas), la continuacin del comportamiento inflacionario del grupo se

    vuelve ms difcil de explicar.Sin embargo, la opinin predominante niega que haya grandes problemas aqu. Esto es as porque se alega que, una vez que la inflacin seinicia y est en marcha, un grupo individual con cierto poder sobre los

    precios o los salarios no tiene ms remedio que comportarse de un modotal que contribuye a intensificar la espiral inflacionaria. En efecto, cada

    grupo que acte as podr afirmar con justificacin que slo est ejecutando acciones defensivas en vista de lo que nos est afectando la inflacin . En esencia, esta tesis explica el comportamiento inflacionario en

    trminos de una situacin del dilema de los prisioneros: en ausencia dealgn dios o un contrato social que pueda producir una solucin coopera

    so Journeys, pp. 36, 86.

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    700 El, TRIMESTRE ECONMICO

    tiva, una inflacin en marcha condena a todos los grupos sociales a com

    portarse en la forma no cooperativa bien conocida que perpeta la inflacin.

    Es obvio que este anlisis capta una parte de la realidad; sin embargo, su negativa total de responsabilidad o de libertad de accin por partede grupos sociales sin duda poderosos me parece poco convincente. Aceptademasiado al pie de la letra las protestas de inocencia y de indefensinformuladas por estos grupos. Para generar cierta duda acerca de que elmodelo del dilema de los prisioneros pueda explicar adecuadamente lo

    que ocurre en una inflacin quiz pudiramos sealar que el prisioneroen confinamiento solitario del modelo es una metfora extraordinariamente inadecuada para actores inflacionarios tales como las corporacionesgigantescas, las asociaciones de productores y los sindicatos poderosos.

    Por lo tanto, suponiendo que tales grupos no actan simplemente obligados por las circunstancias, sino que se comportan en forma inflacionaria, por lo menos hasta cierto punto, porque as quieren hacerlo a pesarde que sepan todo acerca de la inflacin, subsiste el interrogante: Porqu lo harn?

    Para principiar podemos explorar la situacin mediante un modelode accin racional de comportamiento individual o de grupo de caractersticas tradicionales. Supongamos que un grupo trata de estimar el efectode una accin o una demanda inflacionaria sobre su posicin final. Estoimplica la estimacin de una distribucin de probabilidad con un valormedio o esperado y una varianza. Para que un grupo realice cualquieraccin, el valor esperado debe ser positivo; de otro modo, no le convendra tomar el riesgo expresado por la varianza. Con cualquier valor esperado positivo dado, la inclinacin a realizar una accin inflacionaria

    depender del grado de aversin al riesgo del grupo. Tambin dependerde la preferencia y el horizonte de tiempo del grupo. Cuanto mayor sea su

    preferencia por el ingreso presente sobre el ingreso futuro, ms se inclinar un grupo a realizar acciones inflacionarias. Esto es as porque se

    supone que el grupo puede obtener de inmediato un aumento de su in

    greso mediante sus acciones o demandas, un aumento que luego se reducecomo resultado de las consecuencias inflacionarias de ese aumento y delas represalias de otros grupos. As pues, el comportamiento inflacionariode un grupo que est consciente de estas repercusiones requiere que ladisposicin a tomar riesgos se combine con un corto horizonte de tiempo ;es decir, con una fuerte preferencia del ingreso presente sobre el ingresofuturo. Ahora bien, esta combinacin de actitudes no se encuentra fcil

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    MATRIZ SOCIAL Y POLTICA DE LA INFLACIN 701

    mente entre los grupos sociales del mundo real: los individuos deingresos

    bajos suelen tener aversin al riesgo, aunque quiz tambin un corto horizonte de tiempo; en cambio, los individuos de las clases media y alta

    pueden estar dispuestos a tener riesgos, pero su horizonte de tiempo tiendea ser largo. Por lo tanto, resulta problemtica la explicacin del comportamiento inflacionario de un grupo por los lincamientos de la accinracional cuando se haya puesto en claro para todos los interesados quetal comportamiento slo generar ventajas temporales y puede traer un

    castigo a largo plazo.Un economista brasileo sugiri hace algunos aos una explicacin

    interesante.31 En esencia es una aplicacin del axioma de Duesenberry de

    que los individuos siempre tratan de regresar al ingreso ms alto quehayan tenido en su vida.82 Una de las caractersticas de la inflacin (sinindizacin instantnea) es que diversos grupos experimentan sus respectivos niveles de ingreso ms altos en diferentes pocas. Para simplificar, sislo hay dos grupos, el nivel ms alto del grupo A coincidir con elnivel ms bajo del grupo B, y viceversa. Esta relacin zigzagueante esinevitable: en virtud de las limitaciones de los recursos sera imposible que

    tanto A como B alcanzaran sus ingresos mximos respectivos al mismotiempo; slo pueden hacerlo alternadamente, de modo que cada grupoalcanza su mximo a expensas del otro. Por lo tanto, los esfuerzos de unode los grupos, o de ambos, por retornar a sus niveles mximos deben producir una continuacin de la inflacin.

    Para abundar sobre este punto es claro tambin que slo la inflacin

    permite que cada grupo alcance (en rotacin), as sea temporalmente,niveles de ingreso real ms altos que los que podra alcanzar con unaestructura estable de precios y salarios. Dentro de ciertos lmites, la gentepuede preferir un ingreso que flucte alrededor de un promedio a uningreso estable que fuese igual a ese promedio, a condicin de que nosufran en forma intolerable cuando su ciclo de ingresos llegue al puntoms bajo. Una razn de tal preferencia podra ser precisamente el alcance,as sea temporal, de un nivel de ingreso que de otro modo sera inalcanza

    ble, y quiz el gusto por el movimiento que sostiene la esperanza y ladiversidad en general.33 En la medida en que existan tales preferencias

    31Mario Henrique Simonsen, Brazilian Inflation, Comit para el Desarrollo Econmico, Economic Development Issues Latin America, Nueva York, cde, 1967.

    32 J. S. Duesenberry, Income, Samng, and the Theory of Consumer Behavior, Cambridge,Mass., Harvard University Press, 1949, p. 89.

    33 Vase Tibor Scitovsky, The Joyless Economy, Nueva York, Oxford University Press, 1976.

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    702 EL TRIMESTRE ECONMICO

    de los grupos su satisfaccin por la va de la inflacin constituira un be

    neficio latente de la inflacin.Hablando de tales beneficios latentes podemos sugerir una explica

    cin ms verosmil del comportamiento inflacionario de grupo y su persistencia en diversos ambientes sociopolticos: tal comportamiento podradeberse menos a sus resultados materiales normalmente esperados elingreso real adicional que a su propio disfrute en una situacin de altatensin social y fuertes antagonismos de grupos. Esto significa una inversin de la relacin habitual de medios a fines: la gratificacin de la hostilidad existente entre los grupos, que se obtiene por el logro de un aumento de precios o salarios altamente inflacionario, puede ser el beneficioreal, hasta el punto de que no importe que la inflacin mine las gananciasobtenidas, en forma total y a corto plazo. Como expres en mi descripcinde la inflacin chilena:

    ... diversos grupos mantienen y alaban una actitud y una retrica de inflexible oposicin y hostilidad: tales grupos coexisten pero estn muy interesados en evitar el acuerdo abierto y la transaccin ...

    La situacin chilena parece influida en mayor medida por evitar el

    acuerdo, por mantener una postura agresiva por parte de todos los gruposcontendientes. En cierto sentido, esta postura es el beneficio deseado y lainflacin es su costo.84

    Sin embargo, como seal, el desarrollo del conflicto social que ocurre a travs del comportamiento inflacionario de los grupos lleva consigocierto grado de actuacin teatral. Cada grupo sabe que los otros tienenmedios para ejercer represalias, que no se alcanza nunca una victoria decisiva, y que la divisin del producto social ocurre, en efecto, en mediode lo

    queslo

    pareceun conflicto irreconciliable acerca de la

    reparticin.El grado de la actuacin teatral puede observarse con claridad medianteuna comparacin con otras situaciones de conflicto. De ordinario, cuandono hay acuerdo sobre la divisin de algn tesoro, botn o despojo, los

    querellantes se pelean o llegan a un acuerdo antes de la divisin efectiva.Con la inflacin los querellantes se las arreglan para luchar y repartirseal mismo tiempo. En este contexto, la lucha pierde algo de su realismo. Lainflacin aparece ahora como un instrumento que permite a una sociedadquedarse con el pastel y comrselo, en el sentido de que experimenta gran

    conflicto social mientras contina generando y distribuyendo el productosocial.

    34 Journeys, pp. 208-209.

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    MATRIZSOCIALY POLTICA DE LA INFLACIN 703

    Esto puede expresarse en otra forma. En una sociedad dividida en

    grupos de poder aproximadamente igual para afectar los precios y salarios, la distribucin del ingreso que prevalece cuando hay inflacin podra ser semejante a la que se experimenta cuando hay estabilidad deprecios. Cul es entonces la diferencia real entre estas dos situaciones?No mucha, excepto que, con la inflacin, cada grupo puede desarrollar sucomportamiento conflictivo y demostrar su poder y su antagonismo a otrosgrupos. No dista mucho de este punto la conclusin de que tal demostracin es una funcin importante de la inflacin, y quiz su verdadera motivacin.

    As pues, la inflacin es un invento notable que permite a una sociedad existir en una situacin intermedia entre el extremo de la armonasocial y la guerra civil. De aqu deriva la doble actuacin de la inflacinen el campo de la poltica. Dependiendo de las circunstancias puede actuar como un sustituto de la guerra civil o como un prefacio de perturbaciones sociales y polticas mucho ms graves. Por supuesto, es bien sabido que la inflacin ha servido como una escuela del conflicto social: elboxeo de sombra social que la caracteriza puede transformarse fcilmente

    en una pelea de verdad. Pero en algunas ocasiones la desviacin de la hostilidad existente entre los grupos hacia la formulacin de demandas inflacionarias ha ayudado a ganar tiempo para reducir ciertas tensiones

    que, en ausencia de la salida inflacionaria, se habran vuelto inmediatamente mucho ms explosivas. Como dijo recientemente un comentaristade la inflacin espaola despus de Franco:

    Es estril la explicacin de la inflacin actual por factores econmicos. Lainflacin debe entenderse como una expresin de los conflictos abiertos uocultos entre diversas clases sociales y grupos econmicos ... La estructura de la economa espaola, heredada del pasado, alienta ahora una propensin al conflicto social que no se asimila con facilidad ... La intencinde dominar el proceso inflacionario mediante la imposicin de una polticamonetaria drsticamente restrictiva significara ... la transferencia del conflicto social bsico a otras reas de la vida poltica y social donde el conflicto tomara una forma ms radical. Despus de todo, la propensin al conflicto recibe un alivio transitorio a travs de la inflacin. Este alivio nopuede ser permanente a causa de los problemas colaterales generados por la

    inflacin, pero en un momento de transicin poltica y de cambio de las

    posiciones relativas de las diversas fuerzas sociales, la inflacin es la forma

    menos spera que esta lucha puede tomar, implica la confrontacin ms indirecta que existe para que cada grupo social defienda sus intereses.36

    35 Comentario sobre la situacin econmica al comenzar el segundo semestre , Moneda yCrdito, Madrid, junio de 1977, sin firma, p. 110.

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    704 EL TRIMESTRE ECONMICO

    Esta cita resulta particularmente interesante porque casi siempre se

    cree que la inflacin allana el camino para el establecimiento de regmenes autoritarios y represivos. Por supuesto, pueden citarse varios ejemplosde esta secuencia, sobre todo cuando hay hiperinflacin,38 pero aparentemente la inflacin tambin puede facilitar la difcil transicin del autoritarismo a la poliarqua. Como la emigracin o la frontera abierta , lainflacin puede actuar como una vlvula de escape de las tensiones sociales y polticas acumuladas. Pero al revs de lo que ocurre con estos mecanismos sociales, la inflacin es poco confiable en este papel y puede cambiar su personaje en medio de la representacin.

    Adems, la situacin de conflicto entre grupos, donde todos se aferrana una postura rgida, cerrada, a la transaccin, no agota los ambientessociopolticos en que prospera la inflacin. En realidad, la configuracinsocial opuesta, caracterizada por un alto grado de amistad entre diversosgrupos y sobre todo entre ellos y el Estado, provee un campo de cultivoigualmente favorable. Es evidente que la inflacin puede ser el resultadode un proceso social donde el Estado acepte sin dificultad todas las demandas sucesivas que le formule un grupo o un departamento del gobier

    no tras otro. La inflacin tiene aqu la funcin de negar una parte de loque el Estado ha concedido por su debilidad y su amabilidad excesiva. Enla medida en que el proceso se entienda podramos decir que el Estadole pasa a la inflacin la desagradable tarea de decir no.

    Esta interpretacin adicional explica el hecho de que la inflacin hayatenido una existencia vigorosa en varios Estados represivos, autoritarios,de la Amrica Latina que han eliminado la actividad sindical independiente: esta clase de Estado se basa precisamente en las profesiones degran amistad hacia grupos empresariales a los que a menudo se conceden

    incentivos y facilidades de crdito en gran abundancia; adems, tal Estado est lejos de ser inmune a las presiones emanadas de sus propias subdivisiones: cuando los ministerios que gastan estn en manos de generalespoderosos y hambrientos de poder, la asignacin de los fondos pblicospuede estar menos sujeta al control central que bajo los gobiernos civiles.

    Podra formularse una objecin a esta interpretacin adicional, queparece contradecir la anterior: como en el caso del francs que bebe vinoslo con dos clases de comidas, a saber: 1) cuando el primer plato espt, y 2) cuando no lo es; la inflacin parece estar condenada a ser elresultado invariable, independientemente de que la sociedad y sus gruposestn llenos de hostilidad o de amistad. Sin embargo, en defensa de la

    36 Vanse tambin ms adelante las pginas 705 y 706.

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    MATRIZ SOCIAL Y POLTICA I)E LA INFLACIN 705

    interpretacin adicional podra sealarse que las actitudes indicadas como

    propicias para la inflacin no son simplemente cualquier clase de hostilidad y amistad. Por el contrario, tales actitudes tienen en comn un elemento especial: cierto grado de teatralidad. Ya hemos demostrado quehay un elemento de teatralidad en la clase de hostilidad entre los gruposque conduce a la inflacin, y es claro que lo mismo se aplica a la amistadexagerada o pretendida: la incapacidad para decir no a cualquier demanda nueva de un grupo. Sobre todo cuando un pas se ha familiarizado yaestrechamente con la inflacin, la fcil aquiescencia a las demandas inflacionarias nos recuerda al amistoso camionero de la historia de Charles Addams, que, en un camino montaoso y sinuoso, indica al automovilista que viene detrs que lo pase cuando en sentido contrario apareceotro camin que seguramente chocar con el automvil que lo rebasa. Laamistad no es aqu tan amable despus de todo, as como las rondassucesivas de aumentos de salario y precio altamente inflacionarios quederivan de la hostilidad existente entre los grupos son en gran medidabatallas simuladas, y eso lo saben bien los participantes. Los dos tiposaparentemente opuestos de comportamiento inflacionario se funden as en

    uno solo: la decidida actitud para evitar el encuentro cooperativo y elacuerdo por parte de los grupos sociales.

    IV. Algunos efectos sociales y polticos de la inflacin

    En las pginas anteriores hemos tratado de demostrar cmo se origina ydesenvuelve la inflacin como resultado de ciertas realidades sociales y polticas: las actitudes de los grupos, sus relaciones recprocas, su poder ysu inclinacin a iniciar acciones inflacionarias y a contestarlas. Es probable que la tarea ms importante de este estudio sea la de contribuir a unentendimiento del ambiente sociopoltico peculiar en que prospera la inflacin. Pero debemos prestar alguna atencin a la otra cara de la me

    dalla, o sea a los efectos de la inflacin sobre los hechos sociales y polticos. La inflacin es un fenmeno social y poltico por su resultado, nomenos que por sus causas. Este es un tema vasto, por supuesto, de modo

    que me limitar a unos cuantos temas seleccionados.

    1. Los desastres polticos de la hiperinflacin

    Una secuencia de la inflacin a la poltica es bien conocida y, de

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    706 EL TRIMESTRE ECONMICO

    hecho, ya la hemos sealado: la posibilidad de que la aceleracin de la

    inflacin contribuya a la crisis poltica y a la cada del rgimen. Estasecuencia particular, y especialmente notable, ha monopolizado nuestraatencin desde que Keynes cit errneamente a Lenin como autor de laafirmacin de que no hay forma ms segura de revolucionar una sociedad que rebajar su moneda . A pesar de que transcurrieron diez aosentre la hiperinflacin alemana de 1923 y el ascenso de Hitler al poder,a menudo se sugiere que los dos hechos estn causalmente relacionados.El examen de cadas de regmenes o de importantes cambios polticosms recientes, precedidos por inflaciones muy aceleradas, como ocurri

    en el Brasil (1964), Ghana (1966), Indonesia (1966), Chile (1973) yla Argentina (1975), sugiere que sera ms correcto considerar la inflacin como un sntoma, entre muchos otros, de la desintegracin de regmenes vacilantes, ms bien que como el factor principalmente responsablede su cada. Sin embargo, la enervante realidad de la hiperinflacin ayud sin duda, en todos estos casos, a sealar a la opinin pblica la crisisdel rgimen.

    Cuando la inflacin acelerada se ve seguida de grandes cambios po

    lticos el nuevo gobierno proclamar y tratar de ordinario de manteneruna decidida postura antinflacionaria. El xito efectivo en cuanto al control de la inflacin ha variado considerablemente, pero uno de los efectos

    principales de la inflacin, y en particular de la hiperinflacin, es el dellevar al poder a gobiernos que se comprometen a controlar la inflaciny sern juzgados en esos trminos, por lo menos durante cierto tiempo yhasta que otro mal o problema tal como el desempleo o el estancamiento

    ocupe el centro del escenario. En los ltimos decenios las polticas fuertemente inflacionarias han caracterizado a los regmenes populistas, y los

    programas antinflacionarios se han ejecutado posteriormente bajo la direccin de gobiernos derechistas, orientados hacia las empresas. En la

    gran mayora de los casos la hiperinflacin no ha conducido a la revolu

    cin, sino a la intervencin militar, la represin y el intento de supresinde la actividad sindical.8 En efecto, el nico pas de la Amrica Latina

    que experiment una revolucin anticapitalista, Cuba, disfrut una estabilidad monetaria casi perfecta durante muchos aos antes de ese hecho.

    87 The Economic Consquences of the Peace Treaty. Vase una relacin detallada y una de

    mostracin convincente de queLenin nunca

    dijonada

    semejanteen Frank Whitson

    Fetter,Le

    nin, Keynes and Inflation , Economica, 44, febrero de 1977, pp. 77-80.88 Thomas E. Skidmore, The Politics of Economic Stabilization in Postwar Latin America ,

    James Malloy (comp.), Authoritarianism and Corporatism in Latn America, Pittsburgh, University of Pittsburgh Press, 1976, pp. 149-190.

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