La Llegada Del Primer Hijo

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La llegada del primer hijo: toda una revolución El nacimiento de un bebé es un gran acontecimiento para la familia, pero si además es la llegada del primer hijo es toda una revolución, pues cambia totalmente la vida de la pareja. Significa el paso de ser dos a tres, de ser una pareja a ser una familia. Las prioridades cambian. Nada volverá a ser como antes. Desde el mismo momento en que la pareja se entera que está esperando su primer hijo se produce una avalancha de sentimientos, entre ilusión, alegría, emoción pero también de cierto temor ante la nueva responsabilidad de ser padres. La llegada del primer bebé implica un cambio radical. Supone empezar a pensar en la vida junto a él, preparar el hogar para acogerle, prepararse los padres para criarlo, y asumir su nuevo rol de padres primerizos. La espera del primer hijo La confirmación del embarazo marca el comienzo de la nueva vida. Es recibida con gran alegría, y cada quien comparte la noticia con familiares y amigos en el momento que cree más conveniente. Hay quienes ante la emoción desbordada lo anuncian enseguida y quienes prefieren esperar a que pasen las primeras semanas para dar la noticia. Junto con los primeros signos de embarazo y los cambios físicos que se van produciendo en la mujer es lógico que aparezcan las dudas. “¿Seré capaz de cuidar a un bebé?”, “¿Saldará todo bien?”. A ello se empiezan a sumar los preparativos para la llegada del bebé y los consejos de los conocidos, aunque no se hayan pedido, sobre la crianza de los hijos. Los nueve meses de embarazo son necesarios para que el bebé se desarrolle en el vientre materno, pero también para que los padres se vayan adaptando a la nueva situación y a la vida que les espera. La pareja va evolucionando a medida que lo hace el embarazo, y lo continuará haciendo a lo largo de la vida. La llegada de un hijo une a la pareja (o no) El nacimiento de un hijo es la expresión máxima del amor entre dos personas, sin embargo no siempre es todo color de rosa. Hay parejas que creen que la llegada de un bebé servirá para unirse, para recuperar el amor perdido, para resolver los problemas de la pareja, pero el bebé no arreglará la crisis si existen asuntos previos, que a la corta o a la larga volverán a aparecer. Si hay problemas graves en la pareja, por el bien del bebé, lo mejor es buscar ayuda profesional. Ser padres es una experiencia maravillosa, pero aún así hay parejas que se desequilibran ante la noticia de la llegada del primer hijo y se destapa la caja de los truenos. Comienzan las tensiones, las discusiones sobre el cuidado del bebé, sobre la educación que se le dará, sobre quién resignará su trabajo por

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La llegada del primer hijo: toda una revoluciónEl nacimiento de un bebé es un gran acontecimiento para la familia, pero si además es la llegada del primer hijo es toda una revolución, pues cambia totalmente la vida de la pareja.

Significa el paso de ser dos a tres, de ser una pareja a ser una familia. Las prioridades cambian. Nada volverá a ser como antes. Desde el mismo momento en que la pareja se entera que está esperando su primer hijo se produce una avalancha de sentimientos, entre ilusión, alegría, emoción pero también de cierto temor ante la nueva responsabilidad de ser padres.

La llegada del primer bebé implica un cambio radical. Supone empezar a pensar en la vida junto a él, preparar el hogar para acogerle, prepararse los padres para criarlo, y asumir su nuevo rol de padres primerizos.

La espera del primer hijoLa confirmación del embarazo marca el comienzo de la nueva vida. Es recibida con gran alegría, y cada quien comparte la noticia con familiares y amigos en el momento que cree más conveniente. Hay quienes ante la emoción desbordada lo anuncian enseguida y quienes prefieren esperar a que pasen las primeras semanas para dar la noticia.

Junto con los primeros signos de embarazo y los cambios físicos que se van produciendo en la mujer es lógico que aparezcan las dudas. “¿Seré capaz de cuidar a un bebé?”, “¿Saldará todo bien?”. A ello se empiezan a sumar los preparativos para la llegada del bebé y los consejos de los conocidos, aunque no se hayan pedido, sobre la crianza de los hijos.

Los nueve meses de embarazo son necesarios para que el bebé se desarrolle en el vientre materno, pero también para que los padres se vayan adaptando a la nueva situación y a la vida que les espera. La pareja va evolucionando a medida que lo hace el embarazo, y lo continuará haciendo a lo largo de la vida.

La llegada de un hijo une a la pareja (o no)El nacimiento de un hijo es la expresión máxima del amor entre dos personas, sin embargo no siempre es todo color de rosa. Hay parejas que creen que la llegada de un bebé servirá para unirse, para recuperar el amor perdido, para resolver los problemas de la pareja, pero el bebé no arreglará la crisis si existen asuntos previos, que a la corta o a la larga volverán a aparecer. Si hay problemas graves en la pareja, por el bien del bebé, lo mejor es buscar ayuda profesional.

Ser padres es una experiencia maravillosa, pero aún así hay parejas que se desequilibran ante la noticia de la llegada del primer hijo y se destapa la caja de los truenos. Comienzan las tensiones, las discusiones sobre el cuidado del bebé, sobre la educación que se le dará, sobre quién resignará su trabajo por cuidar al bebé, y otras cuestiones que pueden plantear conflictos entre los futuros papás.

Lo mejor es hablar tranquilamente entre los dos sobre todo lo que pueda generar tensiones. El embarazo es un buen momento para expresar cómo nos sentimos, qué sentimientos provoca la llegada del bebé, así como las dudas o temores que genera.

Durante el embarazo, es fundamental que ambos se sientan felices y plenos, pues esa felicidad repercute en la salud de la madre y en la del bebé que se está gestando. La espera del primer hijo es única, como la de cada hijo, pero esta es especial pues no hay más hijos a los que cuidar, así que disfrutadlo a pleno. Es el momento de preparar su llegada, elegir el nombre y hacer todo aquello que queréis hacer “solos”.

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También es un gran cambio para los abuelosLa llegada de un bebé supone un nuevo estilo de vida para los padres, pero también para los abuelos, especialmente si además es también el primer nieto, pues ellos también se estrenan como abuelos.

Todas las expectativas se depositan en el recién nacido que ha venido a dar un cambio radical en la vida de los padres y de los padres de éstos.

Es normal que los abuelos se ofrezcan a echar una mano, ofrecimiento que suele aceptarse de buen grado por los padres, porque una ayuda viene muy bien y porque la relación nieto-abuelo es muy positiva para ambas partes. Lo que sucede es que en ocasiones los abuelos se entrometen demasiado creando un malestar entre los padres que no saben muy bien como actuar.

La comunicación con los abuelos en estos casos es imprescindible para llegar a un entendimiento sobre lo que los padres quieren y no quieren con respecto a la crianza del niño.

¿Cómo recordáis la llegada del primer hijo?A algunos les pilla por sorpresa, a muchos les cuesta adaptarse a los nuevos horarios, a veces te sientes perdido, pero la llegada del primer hijo es un momento único que genera toda una revolución en la vida de la pareja.

Yo lo recuerdo con gran emoción, hemos disfrutado al máximo la espera y aunque las primeros días como mamá y papás nos sentimos algo desconcertados, enseguida surgió la conexión familiar. ¿Vosotros como habéis vivido ese momento?

La llegada del primer bebé y cómo influye en la pareja

El nacimiento del primer bebé, o el comienzo de la paternidad y la maternidad, va a ser uno de los acontecimientos más importantes en la vida del hombre y la mujer como pareja constituida.

Cuando llega el primer hijo o hija, todo viene a cambiar en la pareja. Si antes eran el uno para el otro, ahora serán dos viviendo para un tercero. Se despertará en el padre y la madre la toma de conciencia del nuevo ser que han traído a la vida. La historia personal que cada uno traía consigo como pareja dará pie a la formación de una familia, donde paulatinamente irán llegando los hijos.

La decisión de ser padres o madres son opciones que la pareja decide en completa libertad, con la responsabilidad que ello conlleva. Al respecto, la psicóloga y experta en familia, de la Universidad Complutense de España, María del Carmen Gonzáles, agrega “Todos podemos escoger si queremos ser padres; sin embargo, no escogemos ser hijos”.

¿De qué manera influye en la pareja el nacimiento del primer hijo? Desde el momento en que la mujer confirma su gestación, muchas cosas empezarán a cambiar, entre ellas la ilusión de la llegada del nuevo ser, los planes en común, las atenciones médicas, la alimentación de la madre, las cosas que necesitará el bebé, entre otras.

Puede darse el caso que las familias de uno u otro quieran implicarse en la relación más de la cuenta, entrometiéndose en la toma de decisiones que solo le compete a la pareja, podría alterar la relación en ambos y provocar una pequeña crisis. De ahí que la comunicación deba ser lo más fluida y clara desde un inicio.

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La espera del bebé no va a gozar de las mismas vivencias en la pareja. Mientras que la madre tendrá un íntimo contacto con su bebé durante la gestación, el padre no sentirá lo mismo sino hasta cuando lo tenga en brazos; pero antes disfrutarán ambos de las primeras ecografías, de los latidos prenatales, o los movimientos fetales con las esperadas pataditas.

El nacimiento del bebé implicará nuevas responsabilidades en conjunto, levantarse en las noches para amamantarlo, cambiarle el pañal, hacerlo dormir, en lo que a él concierne. En la pareja significará menos horas de sueño, mayor sensibilidad en cuanto a emociones, sentimientos y la forma de llevar la relación.

Es la mujer quien más cambios experimentará en su vida, pues además de asumir el nuevo reto de la maternidad, la angustia de ser madre primeriza e inexperta, deberá hacer una pausa a sus labores profesionales, sea por unas semanas o varios meses después de concebir a su bebé.

Igualmente, la intimidad sexual en ambos, semanas antes y después del parto, no tendrá la misma frecuencia de antes. Esto podría resentir al varón que piensa que ha sido desplazado a un segundo plano afectivo. El amor de su pareja quedará dividido entre él y su bebé.

Ante esta situación, se ha dado el caso de muchos hombres que han buscado en otras personas el afecto amoroso que su pareja no puede darle en esas circunstancias. Esto ha sido motivo para que se tejan innumerables historias de infidelidad, relaciones paralelas, hijos fuera del hogar, divorcios, entre otros, rompiéndose la relación.

Por ello, la llegada de un bebé no debe ser asumida como la salvación a un conflicto de pareja o a una relación poco sólida; el hombre y la mujer deben estar convencidos del paso que quieren dar, y planificar con responsabilidad cuándo quieren asumir el reto de traer un nuevo ser al mundo y en qué condiciones.

La experiencia aconseja que los progenitores deban estar preparados para superar las dificultades y los problemas que empiecen a surgir con la llegada del bebé y la constitución de una nueva familia. A partir de esta experiencia de nueva familia podrán darse cuenta cómo el nacimiento de los hijos e hijas hacen que la relación de pareja signifique una ocasión de crecimiento.

Finalmente, la llegada de un nuevo ser al mundo siempre va a ser la experiencia más maravillosa que una pareja pueda vivir, y como tal deben disfrutarlo plenamente.

CUANDO LLEGA EL PRIMER HIJO?Las personas que pasan de la relación de pareja a la paternidad coinciden que cuando los hijos vienen todo cambia. Esto hace poquito pude comprobarlo de cerca, pues una amiga tuvo su primer hijo “Pablo”. Su marido Alberto, nos comentaba como sus valores habían cambiado, siendo ahora lo primordial en su vida su mujer y su hijo. “Vivo para ellos, hasta los hecho de menos cuando no estoy a su lado”. Por su parte a mi amiga Pilar se la veía también radiante y feliz, comentaba que todo es más fácil de lo que parece, “la maternidad es algo instintivo, te sale sola”. Este momento como vemos cambia la vida de la pareja. Antes vivían para ellos y ahora viven para un tercero. Es una nueva forma de estar juntos, ya que estar junto a los hijos no es estar separados sino es estar juntos de otra forma. Como vemos la paternidad parece poseer un poder extraordinario para hacer que los padres crezcan para unirlos como pareja y desarrollar la relación. Siendo así el hijo representará siempre el vínculo entre sus padres. Sin embargo no obviemos que la llegada de esta una nueva figura en la familia, va a implicar una serie de cambios a los cuales los cónyuges tienen que adaptarse y acomodarse previamente. Algo esencial que tiene que comprender la pareja a la hora de plantearse tener un hijo es que la paternidad y la maternidad, son opciones libres propias de un amor confirmado (en la gran mayoría de las ocasiones); “todos podemos escoger si queremos ser padres”, sin embargo no escogemos ser hijos. Los cambios que se producen pues en la familia, van a influir propiamente sobre su estructura, de ser dos (pareja) pasan a tres (trío) y a su vez un cambio cualitativo importante pasar de pareja a padres. Así nos lo comenta Paulino Castells “Se producen dos nacimientos en la familia. El ser que acaba de nacer necesita que la pareja conyugal le haga un sitio, y a la vez hay que encontrar un nuevo lugar para la pareja parental que también acaba de nacer”. Pues bien ¿Cómo influye en la pareja el nacimiento del primer hijo?

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Desde que la mujer confirma que esta embarazada, ya todo entre la pareja va a ir cambiando, sin embargo éstos van a contar con un tiempo de espera natural, para recibir a su bebe. Este tiempo de espera, va a ser el idóneo para que ambos puedan valerse de él y asumir interiormente el significado de “ser padres” y cómo influirá sobre su relación de pareja. Es esencial el aprovechamiento de este tiempo ya que dejarlo pasar, dejarlo en manos de terceros o propiamente al azar significaría que las bases para la nueva familia no quedarían fijadas solidamente. Si es significativo que los padres preparan lo más material para la llegada de su primer hijo: una habitación, la ropa, que nombre le pondrán, etc. Cuanto mayor que la propia pareja se prepare para ello dialogando y acompañándose mutuamente desde el embarazo al parto, la visitas al ginecólogo, las clases de preparación al parto, etc. Es comprensible que sean ambos los que se impliquen, ya que se trata de una nueva familia que están fundando. Puedo ocurrir que en esto casos las familias de uno y otro respectivamente (familias de origen) quieren implicarse demasiado de manera que si en este punto la pareja no han dialogado juntos y puestos los limites necesarios a sus familias de origen, las intromisiones pueden resultar muy variadas pudiendo alterar la propia relación de pareja y de ahí influir sobre su misión como padres, tanto que a veces ante fuertes crisis la pareja decide separarse por este motivo. Por otro lado esa espera del hijo permite que la vivencia de la maternidad y paternidad sean vividas de distinta forma: la madre va tener un íntimo contacto con su bebe durante todo el embarazo sin embargo el padre no va tener esa vivencia tan directa hasta que su hijo no pueda verlo. Aunque previamente se iniciará en la percepción de la realidad del hijo entorno a los 4-5 meses de gestación, cuando lo vea a través de monitor de la ecografía, y así mismo cuando su mujer le avise para que ponga delicadamente su mano sobre su vientre y perciba los movimientos fetales. Una vez que el embarazo ha discurrido con normalidad y se produce el momento del parto o alumbramiento, los padres pueden contemplar a su hijo, sobre el que habían ya fantaseado previamente. Esas fantasías y sueños poco apoco tendrán que irlas elaborando los padres ya que la aceptación total del hijo se basa en la gratuidad, y no valerse de él en ningún momento, ya que así por ejemplo el bebé no es una forma de “salvar” nunca una relación poco sólida. Al considerar al hijo no como una propiedad y si como un don se obviaran muchas rivalidades ente ambos cónyuges, ya que el marido irá comprendiendo que aunque puede sentirse desplazado durante los primeros meses el amor de su esposa ahora se encuentra dividido entre él y el hijo, de esta manera la madre se manejara con menos angustia y ansiedad al no poder compatibilizar ambos amores con la misma intensidad y estará más relajada durante la lactancia materna (muy recomendada por los pediatras). Por todo ello si de algo estamos seguros es que la llegada de un hijo supone importantes cambios de hábitos en el matrimonio. Sin embargo lo que para muchos puede ser recibido como “explosión de alegría y felicidad” para otros representa una influencia negativa para la propia pareja, entorpeciendo o llevando a la ruptura su relación. Sino se esta atento a esto y saber que estas dificultades añadidas se pueden dar y a veces prevenir podría significar que la decisión libre de la pareja de afrontar una maternidad y paternidad juntos se ha truncado. Por todo ello la experiencia aconseja que los progenitores deben estar preparados para superar todos estos inconvenientes y futuros problemas asociados a la llegada de este nuevo ser a la familia. Solo así podrán darse cuenta como los hijos posibilitan que la relación de pareja suponga ocasión de crecimiento.