La Leyenda Negra y La Leyenda Rosa

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LA LEYENDA NEGRA y LA LEYENDA ROSA LA LEYENDA NEGRA Se designa así a la corriente de opinión antiespañola que se desató en Europa durante los siglos XVI-XVII. Comenzó siendo una crítica a los abusos cometidos en la conquista de América y derivó luego hacia una crítica general del imperialismo español, en particular de la política de Felipe II. «La leyenda negra es un término inventado por Julián Juderías, un funcionario del Ministerio de Estado, colaborador del Instituto de Reformas Sociales, más tarde académico de la Historia, que en un concurso literario celebrado en 1913 presentó un libro, que sería premiado, con el título: La Leyenda negra y la verdad histórica . Un año más tarde el libro se publicaría, con el título más restringido de La Leyenda negra. Juderías definía así la Leyenda negra: Por leyenda negra entendemos el ambiente creado por los fantásticos relatos que acerca de nuestra patria han visto la luz pública en todos los países, las descripciones grotescas

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LA LEYENDA NEGRA y LA LEYENDA ROSA

LA LEYENDANEGRASe designa as a la corriente de opinin antiespaola que se desat en Europa durante los siglos XVI-XVII. Comenz siendo una crtica a los abusos cometidos en la conquista de Amrica y deriv luego hacia una crtica general del imperialismo espaol, en particular de la poltica de Felipe II.Laleyenda negraes un trmino inventado por Julin Juderas, un funcionario del Ministerio de Estado, colaborador del Instituto de Reformas Sociales, ms tarde acadmico de la Historia, que en un concurso literario celebrado en 1913 present un libro, que sera premiado, con el ttulo:La Leyenda negra y la verdad histrica. Un ao ms tarde el libro se publicara, con el ttulo ms restringido deLa Leyenda negra. Juderas defina as laLeyenda negra:Por leyenda negra entendemos el ambiente creado por los fantsticos relatos que acerca de nuestra patria han visto la luz pblica en todos los pases, las descripciones grotescas que se han hecho siempre del carcter de los espaoles como individuos y como colectividad, la negacin o por lo menos la ignorancia sistemtica de cuanto es favorable y hermoso en diversas manifestaciones de la cultura y el arte, las acusaciones que en todo tiempo se han lanzado contra Espaa, fundndose para ellos en hechos exagerados, mal interpretados o falsos en su totalidad.Aqu no estn mis juicios de valor al respecto porque parto de un principio: la idea de que no ha existido la mtica leyenda negra en tanto que no ha habido, a nuestro juicio, esa crtica negativa sistemtica, feroz, unnime, intencionadamente destructiva hacia Espaa o los espaoles. [...] En situaciones de crisis, en Espaa se ha tendido claramente al ensimismamiento y de ah a un extrao complejo de persecucin, un sndrome de ansiedad depresiva que incluso algunos psiquiatras han intentado explicar psicotapolgicamente (Lpez Ibor:El espaol y su complejo de inferioridad. Madrid, 1951). [...]El contenido de la llamada leyenda negra debe matizarse separando el conjunto de opiniones negativas vertidas sobre Espaa en funcin de la labor espaola en Amrica de las que inciden especficamente en la valoracin de la poltica, la cultura o el carcter espaoles. En el primer caso, la leyenda negra americana, lo que se plantea es el debate en torno a la valoracin del rgimen colonial espaol, sus presuntas especificidades en comparacin con otros colonialismos; en el segundo caso, el trasfondo de la cuestin no es otro que el problema de la insercin de Espaa en Europa, su papel, sus posibles aportaciones.Por otra parte, no solo existe crtica negativa hacia Espaa, tambin la hay apologtica, que merecera, obviamente, el nombre de leyenda rosa. Ambas (leyenda negra y leyenda rosa) se insertan en las guerras de opinin que es establecen entre los distintos protagonistas de la escena histrica mundial. [...]Contenciosos histricos o rivalidades coyunturales han agriado la imagen de tal o cual pas por parte de sus vecinos. Las crticas negativas sobre Espaa, unas veces cargadas ciertamente de malevolencia despectiva, otras, expresin de banales y estpidos tpicos, son la derivacin de muchos factores: desde nuestro aislamiento histrico generador de ignorancias y desconocimientos recprocos a la prepotencia de una poca los siglos XVI y XVII en que la hegemona espaola en Europa provoc no pocas envidias y resentimientos. [...]Si en el siglo XVI la hegemona imperial espaola suscit crticas de carcter esencialmente poltico-religioso en los siglos XVII y XVIII, la agresividad europea hacia Espaa se proyect hacia la antropologa el carcter espaol y en el siglo XIX la imagen espaola en Europa se frivoliza y las viejas acusaciones se acaban diluyendo en tpicos andalucistas muchas veces delirantes. Las crticas tambin varan segn los pases. [...]Hacia 1540, el modelo poltico diseado por los erasmistas consejeros de Carlos V de una Europa identificada con el principio de laHumanitas cristianaregulada por el Emperador elDilogo de Mercurio y Carnde Alfonso de Valds constituir una de las obras ms definitorias de este modelo est en crisis. La escalada protestante y las primeras agitaciones sociales del Estado moderno junto al progresivo avance de las conciencias nacionales, condenaron la idea imperial y europesta al fracaso. [...]La Europa renacentista sera ahogada por la irrupcin de las nacionalidades, unas nacionalidades que, en buena parte, alimentarn su identidad en funcin de la propia competencia con los dems. La verdad es que en la guerra de opinin que suscit el surgimiento de las nacionalidades, Espaa nunca hizo gala de una actitud particularmente receptiva a lo forneo.No ha sido precisamente demasiado integradora la actitud espaola hacia los elementos extraos. Por lo pronto se conden a judos y moriscos, tan espaoles como los cristianos viejos, al extraamiento con la represin y la expulsin como ltimo acto de liquidacin del problema racial-religioso que fue conceptualizado como nacional. El concepto reduccionista nacional catlico de Espaa pasaba por la descalificacin histrico-nacional de los otros, los no cristianos.[Garca Crcel, Ricardo:La leyenda negra. Historia y opinin. Madrid: Alianza, 1992, p. 13-22]Las fuentes clsicas de laleyenda negraLa poltica de los Habsburgo para enfrentarse a los rebeldes de Flandes o la conquista y colonizacin de Amrica, as como la figura de Felipe II, considerado como un tirano rencoroso y criminal de Estado.Casiodoro de Reyna, aliasReginaldo Gonzlez Montano, aliasRaimundo Gonzlez de Montes(1520-1594):Exposicin de algunas maas de la Santa Inquisicin espaola(1567). La obra fue escrita en latn y publicada por primera vez en Heidelberg:Sanctae Inquisitionis hispanicae artes aliquot detectae ac palam traductae Addidimus appendicis vice piorum quorumdam martyrum Christi elogia qui inquisitores eos suis artibus perfidiae ac defectionis infamarint. Reginaldo Gonsalvio Montano authore(1567).La identidad de Gonzlez Montano sigue siendo un misterio. Podra tratarse de un monje jernimo perteneciente al convento sevillano de San Isidro del Campo. Acusado de difundir las ideas luteranas y exiliado en 1557, fue llamado "heresiarca" o "maestro de herejes" en el Auto de Fe de Sevilla, el da 23 abril de 1562.John Foxe(1516-1587):El libro de los mrtires(1554). John Foxe era un exiliado de la Inglaterra de Mara Tudor en Holanda. La obra original lleva el ttulo en inglesActs and Monuments, comnmente conocida comoEl libro de los mrtires. Foxe subraya la indefensin jurdica de los acusados y critica a los inquisodores que, bajo el manto de la religin, no buscan ms que su lucro privado. Los espaoles son pintados como vctimas de la Inquisicin, para l el gran malo es el Papa.Guillermo de Orange-Nassau el Taciturno, prncipe de Orange(1533-1584):Apologa(1580). La poltica de Felipe II en los Pases Bajos llev a que Guillermo organizara un fuerte movimiento contra la opresin espaola. Fue lder de la Revuelta de los Pases Bajos y escribi una serie de panfletos contra Felipe II, el ms famoso esApologie ou Defense du trs ilustre Prince Guillaume, en el que se bas la Leyenda Negra contra Espaa. Gruillermo de Orange acusa a Felipe II de bgamo, del asesinato de su propio hijo, el prncipe don Carlos, y de su mujer, Isabel de Valois, as como de tirano, adltero e

LA LEYENDAROSANo todo fueron crticas negativas desde el extranjero. Hasta los libelistas franceses ms duros le reconocieron a Espaa algunas cualidades. "La propaganda de la Liga fue favorable a Espaa. El mismo Felipe II no tuvo pocos admiradores."Pero naturalmente las mejores defensas de lo hispnico parten de la propia Espaa. La leyenda negra no puede entenderse sin su paralela leyenda rosa: la exaltacin de los valores hispnicos que se hace desde la propia Espaa.La leyenda rosa va a proyectarse hacia la glosa devota de la monarqua y los propios apuntes narcisistas del esencialismo espaol y la exaltacin retadora de la lengua y cultura hispnica. De lo primero, hay infinidad de testimonios. [...] Los historiadores se sumaron proonto a la apologa de sus reyes. Guevara, Seplveda, Mexia, Lpez de Gomara, Salazar, Ocampo... fueron cronistas oficiales del reinado de Carlos V y glosaron por tanto su poltica. Felipe II fue excelentemente juzgado por historiadores como Cabrera de Crdoba, Antonio de Herrera, Van der Hammen, Cervera de la Torre, Prez de Herrera, Gins de Seplveda, Fray Diego de Yepes, Baltasar Parreo... que contrapusieron al concepto de Demonio del Medioda el del Rey Prudente. [...]De la exaltacin de la monarqua pronto se pas al narcisismo esencialista. En medio del constante vaivn entre las presuntas misiones que cumplir y el pasado glorioso que evocar, se configurar poco a poco toda una doctrina que define las presuntas esencias hispnicas, unas esencias centradas bsicamente en la religiosidad y el militarismo constante. La rebelin de los Pases Bajos motivar una exaltacin de las responsabilidades religiosas de los espaoles de modo comn en diversos tratadistas aunque la concepcin de la estrategia en el trato a los flamencos fuera diferente entre s. [Garca Crcel, Ricardo:La leyenda negra. Historia y opinin. Madrid: Alianza, 1992, p.104-105]Algunos ejemplos de la visin de la conquista de Amrica en los libros escolares de la poca franquista en Espaa:Conquistadores y misionerosLa conquista de Amrica fue una empresa dura y heroica. En ella se cubrieron de gloria numerosos espaoles, pero entre todos sobresalen dos: Hernn Corts y Pizarro.Con un puado de valientes, y venciendo dificultades sin cuento,Hernn Corts conquist Mjico para Espaa y Pizarro el Per.Pero si grande es la obra de nuestros conquistadores, no lo es menos la de nuestros misioneros. Con unapaciencia y un espritu de sacrificio sin par en la Historia, nuestros frailes ensearon a los indios a leer, escribir y rezar.Nociones:Hernn Corts.- El extremeo Hernn Corts con un puado de valientes conquist Mjico para Espaa.Pizarro.- D. Francisco Pizarro, tambin extremeo, con gran valor y decisin, conquist el rico imperio del Per.Los misioneros.- Por expreso deseo de los reyes de Espaa los misioneros acompaaban a los conquistadores y enseaban a los indios a rezar, leer y escribir.HERNN CORTSHernn Corts, uno de los ms clebres conquistadores de Amrica, era robusto, gallardo, valiente: nada en el mundo le asustaba.Con un puado de valientes sali este gran hombre de la isla de Cuba con el fin de conquistar Mjico. Al llegar a este pas tuvo un gesto heroico de destruir las naves que los haban transportado para que nadie pudiera volverse atrs.Luch encarnizadamente contra un enemigo muy superior en nmero, hizo prisionero al emperador azteca Moctezuma y, aunque se vio en grandes apuros, en la batalla de Otumba venci a un numerossimo ejrcito de indios, y Mjico cay en su poder.Como premio, Carlos I le nombr Gobernador General de las tierras que haba conquistado.Ejercios: Copia caligrficamente:Con instrumento rotundoel imn y derrotero,un vascongado, primerodio la vuelta a todo el mundo.[lvarez Prez, Antonio:Enciclopedia. Intuitiva Sinttica Prctica.Primer grado. Valladolid: Min, 1965, p. 209-210]Colonizacin de AmricaLa colonizacin espaola en aquellas tierras fue una empresa nacional, pues en ella participaron los Reyes, el pueblo y el clero. Los Reyes, lejos de explotar las colonias como si fueran un negocio, las consideraron como una parte del reino que haba que evangelizar y civilizar. Ellos enviaron misioneros, ordenaron que se tratara a los indios como a hermanos y no autorizaron su esclavitud. Los misioneros, adems de la doctrina cristiana, ensearon a los indios el cultivo de la tierra, la lectura, escritura y otros conocimientos.Sesenta aos despus del descubrimiento, haba en Amrica pueblos y ciudades con iglesias, escuelas, colegios y Universidades; se haban creado industrias, construido caminos y puertos, etc.Enseanza patritica:La colonizacin espaola en Amrica fue una obra grandiosa. As lo proclaman hoy veinte naciones de aquel Continente, a las que Espaa dio cuanto tena, que no era poco: fe catlica, idioma, cultura.[Nueva enciclopedia escolar H. S. R.Iniciacin profesional(doce-quince aos). Burgos: Hijos de Santiago Rodrguez, 1954, p. 664-665 (cita de la 23.aedicin: 1974]La leyenda negray de nuestra religin.As lo han reconocido modernamente numerosos historiadores extranjeros, como el inglsWalsh, autor de una magnfica biografa de Isabel la Catlica, y otros autores ingleses y franceses.La verdad sobre la Inquisicin espaola.La Inquisicin espaola fue un tribunal constituido por los hombres de ms saber y de moralidad ms depurada que haba en Castilla, que eran entonces los dominicos (Ramiro de Maeztu:Defensa de la Hispanidad). Se rega por reglas muy superiores a las que observaban los tribunales de aquella poca en los dems pases europeos. No fue siempre intolerante e intransigente, como han dicho sus detractores, y bien poco suponen sus autos de fe comparados con las persecuciones poltico-religiosas que ensangrentaron a Inglaterra, Francia, Suiza y Alemania en los siglos XVI y XVII.La verdad sobre nuestra obra en Amrica.La conquista y colonizacin de Amrica es la ms grande epopeya espaola. El mvil principal que impuls a nuestros reyes y marinos fue la cristianizacin y civilizacin de aquellas tribus, que vivan en la ms grosera idolatra y sometidas a la ms espantosa servidumbre. Espaa dict leyes protectoras de los indios; los redimi de la esclavitud; falanges de misioneros les ensearon la doctrina de Cristo; se abrieron escuelas y universidades, y la raza aborigen, lejos de extinguirse, es hoy ms numerosa que en los tiempos de la conquista.La verdad sobre Felipe II.Despus de lo dicho al hacer la crtica de Felipe II, creemos nos baste agregar que los mismos historiadores extranjeros han tenido que reconocer que un un soberano excepcionalmente bueno con los suyos, incluso con el prncipe don Carlos, dado al trabajo con absoluta abnegacin, demasiado lento en adoptar resoluciones, pero hbil, sagaz, patriota y extremadamente religioso.[Nueva enciclopedia escolar H. S. R.Iniciacin profesional(doce-quince aos). Burgos: Hijos de Santiago Rodrguez, 1954, p. 668-669 (cita de la 23.aedicin: 1974]York los blancos y los negros van en sitios separados en los tranvas. Y en la India oriental, los naturales del pas siguen casi tan salvajes como hace siglos, sin civilizarse ni mezclarse con los conquistadores. Muchos pueblos han conquistado y dominado tierras. Slo Espaa y Portugal han civilizado un Mundo.[Pemn, Jos Mara (de la Real Academia Espaola):La historia de Espaa contada con sencillez. Cdiz: Escelicer, 1958, p. 187-188]Los judos echados de Espaa.La limpieza de EspaaLos Reyes Catlicos, dispuestos a asegurar la unidad religiosa de Espaa, echaron a los judos. Pero lo hicieron por estos altsimos motivos religiosos y patriticos, no por una cuestin de odio de raza. Espaa sostuvo siempre la doctrina catlica de que todos los hombres, sena de la raza que sean, pueden salvarse y recibir la gracia de Dios. Lo que Espaa castigaba no era ni la raza ni la sangre: era el delito religioso y poltico, de los que atacaban nuestra fe, base de nuestra Patria. La prueba es que a los que de veras se convertan, para nada se les molestaba. El rey Don Fernando tena su Corte llena de judos convertidos, que eran amigos y consejeros suyos. Y muchos hombres de sangre juda llegaron a ser estimadsimos en Espaa e incluso elegidos obispos. El obispo de Cartagena era de sangre juda, y lo era el Tostado, obispo de vila, y lo era el clebre fray Luis de Len. [...]La enrgica poltica del cardenal Cisneros, ayudada por los Reyes Catlicos, se llev hasta el fin. La