La leyenda del hechicero. El aprendiz - Mundo Académico y...

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PortadaDedicatoriaCapítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24Capítulo25Capítulo26Capítulo27Capítulo28Capítulo29Capítulo30Capítulo31Capítulo32Capítulo33

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Capítulo34Capítulo35Capítulo36Capítulo37Capítulo38Capítulo39Capítulo40Capítulo41Capítulo42Capítulo43Capítulo44Capítulo45Capítulo46Capítulo47Capítulo48Capítulo49Capítulo50Capítulo51Capítulo52Capítulo53DemonologíaNotasCréditos

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Paramimadre,porestarsiempreamilado.ParaAlice,larocaenlaquemeapoyé

paraescribirestahistoria.YparamislectoresdeWattpad,

sinloscualesnadadetodoestohubierasidoposible

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Ahoraonunca.SiFletchernoconseguíaaquellapresa,esanoche ibaapasarhambre.El solestabaapuntodeponerseyse leestabahaciendotarde.Debíaregresarprontoa laaldeaparanoencontrar laspuertascerradas,porquesiesosucedía,tendríaquesobornaraloscentinelasconundineroquenoteníaoarriesgarseapasarlanocheenlosbosques.

Eljovenalcehabíaterminadodefrotarlacornamentacontraunaltopinoparadesprenderlasuavecapadeterciopeloquerecubríalasafiladaspuntasydejarlasasíalavista.Porsutamañoycorpulencia,Fletcher dedujo que se trataba de un ejemplar joven que lucía su primera cornamenta. Era un animalmagnífico,depelolustrosoymiradatancentelleantecomoastuta.

AFletchercasi loavergonzabacazaraunacriatura tanmajestuosacomoaquélla,aunqueyaestabacalculando en sumente su valor. El grueso pelo se vendería bien cuando llegaran losmercaderes depieles,sobretodoporqueerainvierno.Ledaríancincochelinesporél,comomínimo.Lacornamentasehallaba en buen estado, aunque fuera un poco pequeña. Con suerte, podría venderla por unos cuatrochelines.Peroloquemásdeseabaeralacarne,aquelladeliciosacarnedevenadoquesoltaríaunagrasachisporroteantecuandolaasaraenelfuego.

LaespesanieblaqueflotabaenelairehabíaempapadoaFletcherbajounafinacapadehumedad.Elbosquepermanecíaextrañamentesilencioso.Porlogeneral,elvientosolíaagitarlasramasylepermitíaavanzarentrelamalezasinseroído.Esedía,sinembargo,apenasseatrevíaarespirar.Cogiósuarcoycolocóelculatíndeunaflechaenlacuerda.Erasumejorflecha:deastilrecto,perfectamentehorizontaly acabada con plumas de oca, no con aquellas plumas baratas de pavo que compraba en elmercado.Cogióairedespacioytensólacuerda.Estabaresbaladiza,pueslahabíauntadopreviamentecongrasadeocaparaprotegerladelahumedaddelaire.

Lapuntadelaflechaentrabaysalíadesucampodevisiónmientrasapuntabaalalce.Fletcherestabaagazapadoaunosdiezmetros,oculto entre lahierbamásalta.Undisparodifícil, pero la ausenciadevientoteníasusventajas.Ningunaráfagaentorpeceríaelvuelodelaflecha.

Volvióacogeraireydisparó,todoenunúnicomovimientofluido,ydejócuerpoymenteinmóvilesdurante un instante. Lo había aprendido después de mucho fallar y de mucho pasar hambre. Oyó unapagadorasgueoalsoltarlacuerdadelarcoy,luego,unimpactosordocuandolaflechadioenelblanco.

Fueundisparohermoso,quealcanzóalanimalenelpechoyleatravesólospulmonesyelcorazón.Elalcecayóalsuelo,temblóyluegoseretorció,agonizando,mientrasgolpeabarepetidamentelatierraconlaspatas.

Fletcherechóacorrerhaciasupresaycogióelcuchillodedesollarquellevabaenunavainasujetaalmuslo, pero el ciervoya estabamuerto cuandoél llegó.Unamuerte limpiay rápida, eso es loquehabría dicho Berdon. Pero la muerte siempre era desagradable, y prueba de ello era la espuma

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sanguinolentaquebrotabadelabocadelalce.Extrajolaflechaconcuidadoysealegródeverqueelastilnosehabíaroto,comotampocosehabía

desportillado la punta de sílex al impactar contra las costillas del animal. Pormucho que se llamaraFletcher,[1]eltiempoquededicabaareforzarsusflechasconbramanteleresultabainsufrible.Preferíael trabajoque leproporcionabaBerdondevezencuando:golpearydar formaalhierroen la fragua.Quizáfueraporelcaloroporelagradableentumecimientodelosmúsculostrasundíadedurotrabajo.O,alomejor,porlamonedaqueseponíaenelbolsillocuandorecibíasupaga.

Elalcepesabamucho,perolaaldeanoquedabamuylejos.Lacornamentalesirvióparaagarraralanimalytirardeél;elrestodelcuerposedeslizóconfacilidadsobrelahierbamojada.Loúnicoquelepreocupabaeraquehubieraalgúnloboporallí,otalvezungatomontés.Noseríalaprimeravezquelerobabanlacenaauncazador,ypuedequehastalavida,mientrasregresabaacasaconsupresa.

FletcherestabacazandoenlasmontañasDientesdeOso,asíllamadasporsuscaracterísticospicosgemelos,queparecíandoscaninos.Laaldeaseencontrabaenunaescarpadacrestaentreambascumbres,y el único caminopara llegar hasta ella era un empinadoy rocoso senderoque seveíaperfectamentedesde las puertas. Rodeaba toda la aldea una recia empalizada de madera, en cuyo perímetro selevantabanvariastorresdevigilanciapequeñas,aunqueyahacíamuchotiempoquenadielaasaltaba.Dehecho,solamentehabíasufridounataqueenlosquinceañosdevidadeFletcher.Y,enaquellaocasión,sehabía tratado tansólodeunareducidabandade ladronesynodeunasaltodeorcos, locualerapocoprobable,dadoquelaaldeaseencontrabamuyalnortedelasjunglas.Aunasí,elconcejodelaaldeasetomabamuyenseriolaseguridad,porloqueentrarmástardedelnovenotoquedecampanaeralapeorpesadilladelosrezagados.

Fletcher arrastró el cadáver del animal por el gruesomantodehierbaque crecía junto al senderorocoso.Noqueríaestropearelpelodelalce,yaqueeralapartemásvaliosa.Laspieleseranunodelospocosproductosconlosquelaaldeapodíacomerciar,cosaquelehabíavalidosunombre:Pelt.[2]

Fletcheravanzabacondificultad,pueselsenderoerapeligroso,másaúnenlaoscuridad.Elsolyahabíadesaparecidotraslacresta,yélsabíaquelacampanasonaríaencualquiermomento.Apretólosdientesysedioprisa,perotropezóymascullóalarañarselasrodillasconlagravadelcamino.

Cuandollegóalaspuertas,sinembargo,selecayóelalmaalsuelo:estabancerradas.Loscandilesquede ellas colgabanpermanecían encendidospara lavelanocturna.Losperezosos centinelashabíancerradotemprano,sindudaansiososportomarseunascopasenlatabernadelaaldea.

—¡Seránimbéciles!¡Menudosgandules!¡Aúnnohasonadoelnovenotoquedecampana!—mascullóFletcher mientras soltaba la cornamenta del alce—. ¡Dejadme entrar! ¡No pienso dormir aquí fuerasolamenteporquevosotrostengáisganasdeemborracharos!

Golpeólapuertaconlabota.—Bueno,bueno,Fletcher,calma.Aquíhaygentehonradaqueduerme—dijounavozdesdeloalto.EraDidric.Seasomóalparapeto,justoporencimadelchico,yensurostroregordetecomolaluna

aparecióunadesagradablesonrisa.Fletcherhizounamueca.Detodos loscentinelasquepodíanhaberestadodeguardiaesanoche, le

había tocadoDidricCavell, elpeorde ellos.Teníaquinceaños, lamismaedadqueFletcher, pero secreíaunhombrehechoyderecho.AFletchernolegustabaDidric,puesaquelcentinelaeraunbravucónysiempreestababuscandoexcusasparaabusardesuautoridad.

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—Le he dicho al centinela de día que ya podíamarcharse.Ya ves queme tomomuy en seriomitrabajo.Todaprecauciónespoca, sobre todosi tenemosencuentaquemañana llegan losmercaderes.Nuncasesabequéclasedegentuzaandaporahífuera—dijo,riéndosedesupropiabroma.

—Déjameentrar,Didric.Sabes tanbiencomoyoque laspuertas tienenqueestarabiertashastaelnovenotoquedecampana—repusoFletcher.

Mientrashablaba,lacampanainiciósuruidosorepique,queresonóenlasladerasdelasmontañas.—¿Quéhasdicho?Noteoigo—dijoDidric,altiempoquesellevabaunamanoalaorejaenungesto

muyteatral.—Hedichoquemedejesentrar,imbécil.¡Estoesilegal!¡Tedenunciarésinoabreslaspuertasahora

mismo!—gritóFletcher,contemplandocoléricoelrostropálidoqueestabaasomadoalaempalizada.—Bueno,puedeshacerlo,sí,novoyaseryoquienteimpidaejercertusderechos.Lomásprobable

esquenoscastiguenalosdos,yesonoesbuenoparanadie.Asíque...¿porquénohacemosuntrato?Túmedasesealceyyoteahorroelproblemadetenerquedormirenelbosqueestanoche.

—Métete el trato por el culo—escupió Fletcher, incrédulo. Incluso tratándose de Didric, era unchantajeescandaloso.

—Venga ya, Fletcher, sé razonable. Los lobos y los gatos monteses no tardarán en empezar amerodearporaquí...,yyasabesqueni lahogueramásalta losmantienealejadosen invierno.Cuandolleguen, tendrás que poner pies en polvorosa o quedarte y servirles de entrante. En cualquier caso, yaunqueconsigassobrevivirhastaquesehagadedía,cruzarásestaspuertasconlasmanosvacías.Déjameayudarte.

Didrichablabaenuntonocasicordial,comosileestuvierahaciendounfavoraFletcher.El muchacho se puso rojo de rabia. Aquello era increíble, jamás había visto nada igual. Las

injusticias eran habituales en Pelt, y ya hacía tiempo que Fletcher había aceptado que, en un mundodivididoentrericosypobres,élpertenecíaalsegundogrupo,sinlamenorduda.Yahoraresultabaqueaquelmocosomalcriado,hijodeunodeloshombresmásricosdelaaldea,encimalerobaba.

—¿Ya has terminado?—le preguntó Fletcher, con la voz cargada de rabia—. Te creesmuy listo,¿verdad?

—Noesmásqueelresultadológicodeunasituaciónenlaque,casualmente,soyelfavorecido—dijoDidric,apartándoseelrubioflequillodelosojos.

Todo elmundo sabía queDidric recibía clases particulares y que solía alardear de su educaciónexpresándose de formamuy pomposa.El padre deDidric quería que su hijo fuera juez y que, con eltiempo, acabara trabajando en un bufete de abogados de alguna de las ciudades más grandes deHominum.

—Seteolvidaunacosa—gruñóFletcher—:queprefierodormirenlosbosquesantesquevercómotequedasconmipresa.

—¡Ja!Puescreoquevoyaaceptarelreto.Mequedaunalarganochepordelante;serádivertidovercómotratasdemantenerarayaaloslobos—replicóDidric,yseechóareír.

FletchersabíaqueDidricsóloseestababurlandodeél,peroesonoimpidióquelehirvieraaúnmáslasangre.Disimulólarabia,aunqueaquelsentimientosiguióborboteandoenalgúnrincóndesumente.

—Nopiensodarteelalce.Sóloelpeloyavalecincochelinesypor lacarnemedaránotros tres.Déjameentrarynotedenunciaré.Olvidemosesteasunto—propusoFletcher,altiempoquesetragabasu

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orgullonosindificultad.—Vamosahacerunacosa.Algotendréqueganaryoentodoesto.Sino,seríainjusto,¿verdad?Pero

comomesientobastantegeneroso,simedasesacornamentaquesetehaolvidadomencionar,lodejamosporestanoche.Asílosdosobtendremosloquequeremos.

Fletcherseindignóalescucharaquelladescaradapropuesta.Seresistióduranteunosinstantes,peroala postre cedió. Dormir en su cama bien valía cuatro chelines, cantidad que para Didric era simplecalderilla.Gruñóysacósucuchillodedesollar.Estabaafilado,aunquenoservíaparacortarastas.Nolegustabalaideademutilaralpobrealce,peronolequedómásremedioquedecapitarlo.

Unminutomástarde,despuésdehaberserradolasvértebras,yateníaentrelasmanoslacabezadelanimal.Lasangrequegoteabaleensuciólosmocasines.Fletcherhizounamuecaysostuvolacabezaenaltoparaquesurivallaviera.

—Muybien,Didric,venabuscarla—dijo,blandiendoeltruculentotrofeo.—Lánzalaaquíarriba—replicóDidric—.Nomefíodequemelaentreguesdespuésdeentrar.—¿Qué?—exclamóFletcher,incrédulo.—Quelalancesaquíarribaonohaytrato.Noquierotenerquepelearmecontigoparaquemelades,

nimancharmedesangretodoeluniforme—loamenazóDidric.Fletchergruñódenuevoylalanzóhaciaarriba,conloquesemanchódesangrelacasaca.Lacabeza

delanimalpasóporencimadeDidricycayóconunruidosordoenelparapeto.Elcentinelaniseacercóarecogerla.

—Todounplacerhacernegocioscontigo,Fletcher.Nosvemosmañana.Quetediviertasacampandoenelbosque—dijoalegremente.

—¡Espera!—exclamóFletcher—.¿Yquéhaydenuestrotrato?—Yohecumplidomipartedeltrato,Fletcher.Tehedichoquelodejábamosporestanocheyasílos

dosobteníamosloquequeríamos.Ytúhabíasdichoantesquepreferíasdormirenelbosqueantesquedarmetualce.Asíqueyaestá,tútienesloquequeríasyyotambién.Laverdadesquedeberíasprestarmásatenciónalostérminosdeloscontratos.Esloprimeroqueaprendeunjuez.

ElrostrodeDidricempezóaalejarsedelparapeto.—¡Ésenoeraeltrato!¡Déjameentrar,gusano!—rugióFletchermientraspateabalapuerta.—No,no,meestáesperandolacamaencasita.Aunquenosepuededecirlomismodeti—añadió,y

seechóareíraltiempoquedabamediavuelta.—Estásdeguardiaestanoche.¡Nopuedesirteacasa!—gritóFletcher.Sielcentinelaabandonabasupuestodeguardia,Fletcherpodríadenunciarloyasívengarsedeél.

Nunca se había considerado un chivato, pero estaba dispuesto a hacer una excepción tratándose deDidric.

—¡Ah,noestoydeguardia!—exclamóDidric,queahoradescendíalosescalonesdelaempalizada—.Nohedichoqueloestuviera.SóloleheprometidoaJakovquevigilaríamientrasélibaalretrete.Volveráenseguida.

Fletcherapretólospuños,furiosoporhabersedejadoengañardeaquelmodo.Contemplóelanimaldecapitadoysusmocasinesmanchados.Y,mientraslarabialesubíaporlagargantacomosifuerabilis,sólopudopensarenunacosa.Queaquellonosehabíaacabadoaún.Nidelejos.

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2

—Despiértateya,Fletcher.Eselúnicodíadelañoenquenecesitoquetelevantesalahora.Nopuedoestarenelpuestodelmercadoyherrandocaballosdecargaalmismotiempo.

ElrostrorubicundodeBerdonaparecióenfrentedeFletchercuandoésteabriólosojos,paradespuésvolverseataparlacabezaconlaspieles.Habíasidounanochemuylarga.Jakovlohabíahechoesperarfueramásdeunahora,ytansólolodejóentrarconlacondicióndequeFletcherlepagaraunacopalapróximavezquesevieranenlataberna.

Antesdeacostarse,sinembargo,habíatenidoquedestriparydespellejarsupresa,asícomocortarlacarneycolgarlaparaquesesecarajuntoalfuego.Sólosehabíapermitidocomerunajugosatajada,quehabía engullidomedio cruda tras perder la pacienciamientras la asaba al fuego.Durante el invierno,siempreeramejorguardarlacarneparamásadelanteporque,enrealidad,Fletchernuncasabíacuándovolveríaacomer.

—¡Arriba,Fletcher!¡Ylávateunpoco,quehuelescomoungorrino!Noquieroquemeespantesalosclientes.Nadielecompranadaaunvagabundo.

Berdon apartó las pieles deun tiróny luego salió de laminúscula habitación en la quedormía elmuchacho,enlapartetraseradelafragua.

Fletcherseestremecióalversesinmantasysesentóenlacama.Enlahabitación,sinembargo,hacíamás calor de lo que esperaba. Probablemente, Berdon se había pasado toda la noche en la fragua,preparándoseparaeldíademercado.Fletcheryaestabamásqueacostumbradoadormirentrelosgolpesmetálicos,elrugidodelosfuellesyelsiseodelasarmasalrojovivoalenfriarseenelagua.

Saliótambaleándosedeltallerdelafraguaysedirigióalpequeñopozodelexterior,delcualBerdonsacabaelaguaparaenfriarelmetal.Subióuncuboy,trasunbreveinstantedevacilación,seechóporencima el gélido líquido. La casaca y los pantalones, que aún teníanmanchas de sangre de la nocheanterior, quedaron también empapados. Tras varios cubos de agua y unas cuantas friegas con piedrapómez,Fletcheryaestabadenuevoeneltallerdelafragua,temblandoytapándoseelpechoconambosbrazos.

—Bueno,vamosaecharteunvistazo.Berdon estaba junto a la puerta de su habitación; la luz del fuego le iluminaba la larga melena

pelirroja.Era,condiferencia,elhombremáscorpulentodelaaldea:pasabatantashorasgolpeandometalensufraguaqueselehabíanformadounoshombrosanchosyunpechodeltamañodeuntonel.Fletcher,queeradelgadoymenudoparasuedad,parecíaaúnmáspequeñoasulado.

—Loquesuponía.Tienesqueafeitarte.HastamitíaGerlateníamásbigotequetú.Vequitándoteesapelusillahastaquetecrezcaunbigotedeverdad,comoelmío.

ABerdonlecentellearonlosojosmientrasseretorcíaelhirsutobigoterojoquelecrecíaporencima

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delabarbacanosa.Fletchersabíaqueteníarazón.Losmercaderesllegabanesedíaylamayoríasolíatraerseasushijas,muchachasporlogeneralcriadasenunaciudad,quelucíanfaldasplisadasymelenasdetirabuzones.AunqueFletchersabíaporexperienciapropiaqueaquellaschicasselimitabanamirarloporencimadelhombro,tampocoleharíaningúndañoestarpresentableporundía.

—Anda,ve.Mientras teafeitas teprepararé la ropaque tehasdeponerhoy. ¡Ynoquieroquejas!Cuantomásprofesionalparezcas,mássevenderánnuestrosproductos.

Fletcher salió de nuevo al gélido frío de lamañana. La fragua se encontraba justo al lado de laspuertasdelaaldea;laempalizadademaderaquedabatansóloaunpardemetrosdelaparedposteriordelahabitaciónenlaquedormíaelchico.Habíaunespejoyunapequeñajofainatiradosallícercay,tras coger su cuchillo de desollar, se afeitó el incipiente bigotillo negro y después se observó conatenciónenelespejo.

Estabapálido,locualnoeraextrañoparaloshabitantesdelnortedeHominum.ElveranoeracortoenPelt: consistía en un período breve pero feliz de pocas semanas, en el queFletcher se dedicaba acorretearporlosbosquesconlosotroschicos,apescartruchasenlosarroyosyatostaravellanasenelfuego.Eralaúnicaépocadelañoenquenosesentíacomounintruso.

Teníaunrostrotosco,depómulosmarcadosyojosdecolormarrónoscuro,ligeramentehundidos.Supeloeraunamarañanegray lanuda,queBerdon leesquilabacuandoyanohabíamaneradepeinarlo.Fletcher sabía que no era feo, pero tampoco apuesto en comparación con los muchachos ricos quepoblabanlaaldea,bienalimentados,desonrosadasmejillasyrubiasmelenas.Elpelooscuroerapocohabitual en los asentamientosdelnorte, pero,dadoquea él lohabían abandonadoa laspuertasde laaldeasiendotansólounbebé,noeradeextrañarquenoseasemejaseennadaalrestodelosaldeanos.Ésteeraotrodelosmuchosaspectosquelodistinguíandelosdemás.

Berdonlehabíadejadosobrelacamaunacasacadecolorazulpálidoyunospantalonesdeuntonoverde chillón.Fletcher palideció al ver aquellos colores, pero seguardó sus comentarios al captar lamiradareprobatoriadeBerdon.Aquellaropa,porotrolado,tampocoresultabatanextrañaparaundíademercado,pueslosmercadereseranfamososporsuextravagantevestimenta.

—Tedejoparaquetevistas—dijoBerdon,queserioentredientesyseescabullódelahabitación.Fletchersabíaqueesasburlasnoeranmásqueunaformademostrarleafecto,asíquenoselotomóa

mal. Nunca había sido un muchacho demasiado hablador, pues prefería estar solo con sus propiospensamientos. Desde que Fletcher había aprendido a hablar, Berdon siempre había respetado suprivacidad.Lasuyaeraunarelaciónextraña:elsolterotoscoybonachónyelaprendizintrovertido.Aunasí, habían conseguido que funcionara.Y Fletcher siempre le estaría agradecido por haberlo acogidocuandonadiemásestabadispuestoahacerlo.

Cuandoloabandonaronnoteníanadadenada,nisiquieralodejarondentrodeuncestoolepusieronunpañal.Sóloeraunbebédesnudoenlanieve,queberreabaavozencuelloantelaspuertasdelaaldea.Laspedantesfamiliasricasnohabíanqueridoacogerloy lasfamiliaspobresnose lopodíanpermitir.Por si eso fuerapoco,aquélhabía sidoel inviernomásduroquesehabíavividoenPelty lacomidaescaseaba.Finalmente,Berdonsehabíaofrecidoaquedarseconelbebé,puesalfinyalcaboéllohabíaencontrado.Noeraunhombrepróspero,peronoteníamásbocasquealimentarysutrabajonodependíadelasestacionesdelaño,asíqueenmuchossentidoseralapersonaindicada.

Fletcheralbergabaunprofundoodiohaciasumadre,aunquenoteníaniideadequiénera.¿Quéclase

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depersonadejaríaaunbebéabandonadoenlanieve,paraquemuriera?SiempresehabíapreguntadosisumadrehabríasidoalgunachicadePeltquenopodíacriarlo,oquenoqueríahacerlo.Solíaescudriñarlos rostrosde lasmujeres con lasque se cruzabay comparar suspropios rasgos con losde ellas.Nisiquierasabíaporquésetomabatantasmolestias,puesnoseparecíaenabsolutoaningunadeaquellasdamas.

EltenderetedeFletcher,repletoderelucientesespadasydagas,yaestabalistoenlacalleprincipal,queibadesdelaspuertashastalapartemásalejadadelaaldea.Yelsuyonoeraelúnico.Habíaotrosmuchos puestos en la calle, rebosantes de carnes y pieles. También se exponían otras mercancías:mueblestalladosenmaderadelosaltospinosquecrecíanenlasmontañasDientesdeOsoymacetasconfloressilvestresdeplateadospétalosparalosjardinesdelasdamasricasquevivíanenlaciudad.

ElcueroeraotrodelosproductosfamososdePelt,cuyaschaquetasyjuboneseranmuyapreciadostantoporsucalidadcomoporsusbordados.Fletcherlehabíaechadoelojoaunachaquetaenparticular.Durantetodoelañohabíaidovendiendolamayoríadesuspielesaotroscazadores,demodoquehabíaconseguidoahorrartrescientoschelinesparacomprarla.Lavioalolejos,colgadaenuntenderete.Janet—la vendedora que había dedicado varias semanas a confeccionarla— le había dicho que podríacomprárselaportrescientoschelinessialterminareldíanadiehabíahechounaofertamásalta.

Eraunachaquetaperfecta.El interiorestabaforradoconsuavepelode liebrede lasnieves,deuntono gris salpicado de pinceladas de color avellana. El cuero, perfecto y muy resistente, era de unaoscuratonalidadcaoba.Eraimpermeableynosemanchabafácilmente,comotampocoseledesgarraríacuando persiguiera una presa entre las zarzas del bosque. Se abrochaba con sencillas muletillas demaderaytenía,además,unacapuchaterminadaenpunta.Fletcheryaseveíaconaquellachaquetapuesta:agazapadobajolalluvia,bienabrigadoyperfectamentecamuflado,conunaflechapreparadaenelarco.

Berdon estaba sentado tras él, en el exterior de la fragua, junto a un yunque y un montón deherraduras.Aunquelasarmasylasarmadurasquefabricabaerandeunacalidadexcelente,Berdonhabíadescubierto que podía ganar mucho más dinero reherrando los caballos de carga de los cansadosmercaderes,cuyolargoviajealasremotasaldeasdelasmontañasDientesdeOsonohabíahechomásqueempezar.

Elúltimoañoquelosmercadereshabíanpasadoporallí,Fletcherhabíaestadomuyocupadotodoeldía.Hastahabía afiladoalgunas espadasdespuésdehabervendido todos losproductosdel tenderete.Habíasidounbuenañoparavenderarmas.El ImperiodeHominumlehabíadeclarado laguerraaunnuevofrenteenel ladonortede lasmontañasDientesdeOso.Losclanesdeelfossehabíannegadoapagarelimpuestoanual,esdecir,eldineroqueelImperiodeHominumexigíaacambiodeprotegerasushabitantesdelastribusdeorcosquemorabanenlasjunglasdelsur,justoenlaotrapuntadeHominum.Elimperiohabíadeclaradolaguerraparaexigirelpagodeaquellascuotasylosmercaderestemíanquese produjeran ataques por parte de los elfos. Finalmente, tan sólo hubo unas pocas escaramuzas y unpactodecaballerosparaimpedirunaumentodelashostilidades.HabíaalgoenloqueHominumylosclanesdeelfosestabandeacuerdodeformaimplícita:losverdaderosenemigoseranlosorcos.

—¿Esteañotendrétiempodeecharunvistazo?—preguntóFletcher.—Supongoquesí.Demomento,nohaymuchademandadearmasnuevas.Puedequeelnuevoejército

delasmontañasDientesdeOsoestéformadoporancianosylisiados,peroenmiopiniónlosmercaderescreen que la presencia de las tropas servirá para disuadir a los forajidos que merodean por ahí,

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dispuestosaatacarsuscaravanas.Ylopeoresqueseguramentetienenrazón;medalasensacióndequeesteañonoleshacefaltadefenderse.Osea,queconellosnocreoquehagamosmuchonegocio;pero,despuésdelavisitaquehicistealfrenteelmespasado,almenossabemosqueelejércitosínecesitamisservicios.

Fletcherseestremecióalrecordarsuviajeporlasmontañashastaelfuertemáscercano.Elfrenteeraunasuntoserio,unlugarrepletodehombresdemiradaperdidaquenoveíanelmomentodelibrarsedesusobligacionesconelejército.Elfrentedeloselfoseraunaespeciedevertederoalqueibanapararloshombresqueelejércitonoquería.Ylosestómagosvacíosqueyanopodíanluchar.

El frente de los despojos. Así lo habían llamado los soldados. Algunos lo consideraban unabendición, lejos de los horrores de las trincheras de la jungla.Allí, en el frente de los orcos,moríanmilesdehombres,cuyascabezasacababanconvertidasentrofeosyclavadasenlanzasenloslímitesdela jungla. Los orcos constituían una raza salvaje y sanguinaria, no eran más que siniestras criaturassádicasydespiadadas.

En la fronterade loselfos,encambio,sevivíaunhorrordistinto.Unadegradaciónconstante.Unalenta muerte por inanición, provocada por las raciones insuficientes. Un mundo de horas y horas deinstrucción a las órdenes de cansados sargentos que no sabían hacer nada más. De generales pocoinspiradosque se refugiaban en sus cálidosdespachosmientras los hombres temblabande frío en suscamastros.

El intendentenoparecíamuydispuestoacomprarnada,pero teníaqueequipara sus tropasy,porotro lado, las líneas de abastecimiento que atravesaban lasmontañasDientes deOso se habían vistoreducidas a un mero goteo, al aumentar la demanda en el frente de los orcos. Fletcher, pues, habíavendidolasespadasquellevabacargadasalaespaldadesdeaquellamañanaporbastantemásdeloqueenrealidadvalían.Habíaregresadoconunapesadabolsa—aunquebastantemásligeraquelasespadas—repletadechelinesdeplata.Ysihubierallevadomosquetes,lehabríanpagadoensoberanosdeoro.Berdonteníalaesperanzadequelosmercaderesseavinieranacambiararmasdefuegoporespadas.Siesosucedía,alañosiguienteBerdonpodríavenderlelosmosquetesalintendente.

Aquellanoche,mientrasFletcherdescansabaenuncatreprestado,en losbarracones,yesperabaaqueamanecierapararegresaraPeltconluzdiurna,habíatomadounadecisión:sialgunavezseuníaalejército,noestabadispuestoaacabarenunlugarcomoaquél.

—Eh,chico.Apartael tenderetede laspuertas.Lesestásbloqueandoelpasoa losmercaderes—ordenóunavozautoritaria,quealejóaFletcherdesuspensamientos.

Era el padre de Didric, Caspar: un hombre alto y esbelto, vestido con un traje de excelenteterciopelo,cosidoamanoyconfeccionadoconunateladecolorpúrpuraquelucíadelicadosbordadosenhilodeoro.Elhombrefulminóalchicoconlamirada,comosisumeraexistenciaconstituyeseunaofensaparaél.Didric,queestabadetrásdeél,sonreía.Llevabaelpeloembadurnadodeceraypeinadoconlarayaaunlado.Fletchersefijóeneltenderetecontiguo,queestababastantemáscercadelacarreteraqueelsuyo.

—Nopiensorepetírtelo.Hazloquehedichoollamaréalosguardias—loamenazóCaspar.FletchermiróaBerdon,queencogiólosanchoshombrosyasintió.Enelordendeluniverso,notenía

lamenorimportancia.Sialguienqueríacomprararmas,acabaríaporencontrarlas.Didricleguiñóunojoyleindicócongestosqueseapartara.Fletchersepusorojo,peroempezóa

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hacerloqueCasparlehabíaordenado.YatendríatiempodevérselasconDidric,perosupadreeraunhombre increíblementepoderoso.Eraprestamistay tenía a todo el pueblodominado.Cuandounbebénecesitabaalgunamedicinadelaciudad,allíestabaCaspar.Cuandolatemporadadecazanoibabien,allí estaba Caspar. Si una casa quedaba reducida a cenizas, allí estaba Caspar. ¿Y cómo iban losaldeanosaentenderelconceptodeinteréscompuestooasaberquésignificabantodosaquellosnúmerostan complicados, cuando apenas eran capaces de escribir su nombre en el larguísimo contrato? A lapostre,todosdescubríanquelasalvaciónleshabíasalidobastantemáscaradeloquepodíanpermitirse.FletchernosoportabaquefuerantantoslosaldeanosqueidolatrabanaCaspar,puestoquenoeramásqueunusurero.

MientrasFletcherintentabaretirareltenderetehaciaatrás,cosaquehizocaeralsuelounascuantasdagasdelicadamentepulidas,lacampanadelaaldeaempezóarepicar.¡Losmercadereshabíanllegado!

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3

Todoempezó,comodecostumbre,conelchirridodelasruedasyelrestallidodeloslátigos.Elsenderoqueascendíaporlaladeraerairregularyescarpado,perolosmercaderesforzabanasuscaballoshastaellímiteenelúltimotramo,ansiososporconseguirlosmejorespuestosalfinaldelacalleprincipaldelaaldea.Quienesllegabanenúltimolugarterminabaninevitablementejuntoalaspuertasdeacceso,lejosdelamultitudquepululabaporelcentrodelpueblo.

Casparsequedóenlaentradaylosanimóapasar,altiempoqueasentíaysonreíaalosconductoresdelascarretascargadashastalostopesqueenesemomentofranqueabanlaspuertas.Fletchersefijóenque los caballos habían sufrido mucho durante el viaje: tenían las ijadas relucientes de sudor y unamiradadeagotamientoen losojos.Sonrió involuntariamente,nosinsentirseculpable,alcontemplaraaquellosanimales,puessabíaqueBerdonibaaestarmuyocupadodurantetodoeldía.Sólodeseóquetuvierabastantesherradurasparatodosaquelloscaballos.

Cuando laúltimacarretacruzó laspuertas,doshombresdehirsutoyrubiomostacho,que llevabanunasgorrasconvisera,entraronaltroteenlaaldea.Susmonturasnoerancomolasbestiasdetiroquearrastraban las carretas, sino robustos corceles de anchas ijadas y cascos tan grandes como platos.Sacudieronlasbridasalpasardelsenderodetierraalosirregularesadoquines.FletcheroyóaBerdonmascullarentredientesy,asuvez,hizounamueca.

Los uniformes de color negro azabache que lucían los identificaban como pinkertones, es decir,legisladoresdelaciudad.Losmosquetesqueempuñaban,además,despejabancualquierdudarespectoasuposición.Fletchercontemplólasporrasconremachesdemetalquedescansabanensusfundas,juntoalasalforjasde lasillademontar.Conellaspodíanromperfácilmenteunbrazoounapierna,cosaquehacían sin miramiento alguno, pues los pinkertones sólo estaban obligados a dar cuentas ante el rey.Fletcher no tenía ni idea de por qué escoltaban la caravana, pero su presencia significaba que losmercaderesnoibananecesitarmuchaprotecciónduranteelviaje.Poresointuyóqueesedíanovenderíagrancosaeneltenderete.

Losdoshombresseparecíantantoentresí—ambosteníanelpelorubioyunosojosgrisesdegélidamirada—quepodríanhaberpasadoporhermanos.DesmontaronyelmásaltoseacercóaFletcher,conelmosqueteentrelasmanos.

—Eh,chico,llevanuestroscaballosalascuadrasdelaaldeayocúpatedequelesdendecomerydebeber—dijoconvozsevera.

Fletcherseloquedómirando,perplejoanteaquellaordentandirecta.Elhombreseñalóloscaballosalverqueelmuchacho,quenoqueríadejareltenderetedesatendido,sequedabainmóvil.

—Nolehagacaso,esunpocolento—intervinoenesemomentoCaspar—.Notenemoscuadrasenlaaldea, peromihijo seocuparáde sus caballos.Didric, llévalos anuestras cuadrasprivadasydile al

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mozoqueseocupedeellosconelmayoresmero.—Pero,padre,yoquería...—empezóadecirDidric,entonoquejumbroso.—Hedichoahora...¡ydateprisa!—lointerrumpiósupadre.DidricsepusorojoylelanzóunamiradadesafianteaFletcher;despuéscogiólasbridasdelosdos

caballosysealejócalleabajo.—Bueno,¿yquétraealospinkertonesporPelt?Yahaceunascuantassemanasquenovemoscaras

nuevas,siesqueestánustedespersiguiendoaalgúnforajido—dijoCaspar,mientrasletendíalamanoaunodeellos.

Elpinkertonalto se la estrechóa regañadientes,pues se sentíaobligadoa ser cortés ahoraque sucaballoestabaalcuidadodeCaspar.

—Tenemosasuntosqueresolverenlafronteradeloselfos.Elreyhaexpresadosudeseodequelosdelincuentes sealistenobligatoriamenteenel ejército,yacambio se lesperdonará lapenadecárcel.Estamostratandodeaveriguar,porordendelrey,silosgeneralesestándeacuerdo.

—Fascinante.Desde luego, sabemosque el númerodenuevos alistamientos ha caídoúltimamente,peroesapropuestaestodaunasorpresa.Yunasoluciónmuyingeniosaalproblema—dijoCasparconunasonrisapetrificada—.¿Lesapetecequesigamoshablandodeltemamientrascomemosynostomamosunbrandy?Entreustedesyyo, laposadade lavillaes inmunday, trasunviaje tan largo,megustaríaofrecerlesunacamamáscómoda.

—Leestaremosmuyagradecidos.VenimosdeCorcillumyyahacecasiunasemanaquenodormimosenunacamadecente—admitióelpinkerton,altiempoquesequitabalagorra.

—Bien, pues entoncesharéque lespreparenunbañoy les llevenundesayunocaliente.Me llamoCasparCavellysoyunaespeciede...patriarcadeestaaldea—sepresentó,yluegoacompañóalosdoslegisladorescalleabajo.

Fletchermeditó sobre aquella noticiamientras las voces se iban apagando.Que se obligara a losdelincuentes a entrar en las fuerzas armadas era algo que jamás se le había ocurrido pensar. Corríanmuchosrumoresdequeelreclutamientoprontoseríaobligatorioparatodosloshombresjóvenes,hechoquelopreocupabayloentusiasmabaalmismotiempo.Elserviciomilitarobligatoriosehabíainstauradodurantelasegundaguerradelosorcos,variossiglosatrás.Aquellaguerrasehabíalibradoparaacabarcon las incursiones de los orcos, que robaban ganado y asesinaban a los habitantes de un Imperio deHominumtodavíaenciernes.Habíanarrasadocientosdepueblosantesdequeselosobligaraaretirarsedenuevoalasjunglas.

EnestaocasióneraHominumquienhabíaprovocadolaguerraaltalarlosbosquesdelosorcosparaimpulsarunarevoluciónindustrialreciéniniciada.Esohabíaocurridosieteañosatrás,perolaguerranoparecíaestarapuntodeacabarse.

—Sipudieraforjarmosquetescomoésos,nisiquierameharíafaltamontareltenderete—mascullóBerdon,queestabajustodetrásdeFletcher.

El muchacho asintió. La demanda de mosquetes en el frente era muy alta. Los hacían los enanosartesanos que vivían en las profundidades de Corcillum. Las técnicas que utilizaban para fabricar elmecanismoy el cañón rectode sus armas constituíanun secreto celosamenteguardadoque los enanoscustodiaban con fervor. Se trataba de un negocio muy lucrativo, pero de momento sólo el ejércitoutilizabaesatecnología.Silosorcospodíanresistirunalluviadeflechasdurantelabatalla,lasráfagas

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debalasdemosqueteeranmuchomásefectivasalahoradedetenerlos.FueentoncescuandoFletchersefijóenqueunúltimoviajerocruzabalaspuertasdelaaldea.Eraun

soldadodepeloentrecanoyconelrostrosinafeitar.Llevabaunraídouniformeblancoyrojo,salpicadodepolvoydebarrodel camino.Habíaperdidovarios de losbotonesde latónde la guerrerayotrosestabanmediosueltos. Ibadesarmado, locualeraextrañoenalguienqueviajabaconunacaravanademercaderes,másinclusotratándosedeunsoldado.

Nollevabacaballonicarreta,sólounamulacargadahastaarribadealforjas.Lasbotasquecalzabaseencontrabanenunestadolamentable,conlassuelastangastadasqueseledespegabanacadavacilantepasoquedaba.Fletcherobservócómoelhombreseinstalabajustodelantedeél,atabasumulaalposteesquinerodeltenderetecontiguoyfulminabaalvendedorconlamiradaantesdequeéstetuvieratiempodeprotestar.

Elsoldadovaciólasalforjas,extendióunatelaydispusosobreellavariosobjetos.Probablementesedirigía al frente de los elfos, pues debían de haberlo declarado demasiado viejo para luchar comosoldado y demasiado incompetente para que lo ascendieran a oficial. Como si hubiera percibido lamiradadeFletcher,elancianoseincorporóylededicóalmuchachounasonrisadecuriosidadquedejóaldescubiertounabocadesdentada.

Fletcherestiróelcuelloparavermejoralsoldadoyabrió losojoscomoplatosalver loqueéstevendía: enormes puntas de flecha de sílex, grandes como la mano de un hombre y con los bordesrecortadosparaformarpúascapacesdedesgarrarlacarne;collareshechosdedientesyorejassecas,queelsoldadoibadesenredandoycolocandosobrela telacomosifuesencarísimasjoyas;yuncuernoderinoceronte, acabado en una punta de hierro, que el anciano situó delante de todo. La pieza másdestacada,sinembargo,eraunenormecráneodeorco,eldobledegrandequeunohumano.Teníaunasuperficie tan lisaqueparecíabruñido,yel solde la jungla lohabíaaclarado; la frentesobresalíadeformaantinaturalsobrelascuencasdelosojos.LoscaninosinferioresdelorcoeranmásgrandesdeloqueFletcherhabíaimaginado,puesparecíancolmillosdeunossietecentímetrosdelongitud.Elsoldadoobtuvo todos aquellos objetos del frente y esperaba venderlos como curiosidades en las ciudades delnorte,alejadasdeloslugaresenlosquerealmenteseestabalibrandolabatalla.

FletchersevolvióylededicóunamiradasuplicanteaBerdon,quetambiénhabíavistolosobjetosque vendía aquel hombre. Berdon negó con la cabeza y le señaló el tenderete. El chico suspiró y seconcentródenuevoencolocarsupropiamercancía.Ibaaserundíamuylargoeinfructuoso.

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4

Una pequeñamultitud se había congregado en torno al soldado. La formaban niños, sobre todo, perotambiénunoscuantoscentinelasquenoteníannadaparatrocar,nitampocomonedaalgunaparagastar.

—¡Acérquense y vean! Todos los objetos son auténticos, sin trampa ni cartón. Cada uno de estosartículostienedetrásunatruculentahistoriaqueleshelarálasangreylosobligaráadargraciasporvivirenelnorte—exclamóelsoldado.

Soltabaflorituraspropiasdeunvendedordefruta,altiempoquearrojabaunapuntadelanzaalaireyluegolarecogíahábilmenteconlosdedos.

—Tal vez le interese adquirir un taparrabos de duendecillo o un aro de nariz de orco.Hablo conusted,señor,¿quémedice?—preguntó,dirigiéndoseaunmuchachoquesehurgabalanarizyque,desdeluego,nomerecíaeltratamientode«señor».

—¿Quéesunduendecillo?—preguntóelchico,conlosojosmuyabiertos.—Losduendecillossonlosesclavosdelosorcos.Podríamosdecirquesoncomolosescuderosque

contrataban los caballeros de antaño para que atendieran todas y cada una de sus necesidades.Comoguerreros,noesqueseanespecialmentebuenos,yaquesonservilespornaturaleza.Siaesolesumamosqueapenaslelleganalarodillaaunhombre...—añadióelsoldado,ilustrandosuspalabrasconungesto.

Fletchercontemplólaescenaconrenovadointerés.Casitodoelmundo,inclusotanalnorte,teníaunaideamásomenosclaradeloqueeranlosduendecillos:criaturasquecaminabansobredospatas,comolos orcos, pero que no llevaban nadamás que unos raídos trozos de tela enrollados a la cintura. Secaracterizabanporsusenormesorejas,parecidasalasdelosmurciélagos,yporsularganariztorcida,aunquetambiéndestacabanportenerunosdedosfinosyalargados,queutilizabanhábilmenteparasacarcaracolesde sus caparazones e insectosde los troncospodridos.Losduendecillos tenían lapiel gris,igualquelosorcos,yunosojosenormesysaltones,depupilasmuygrandes.

—¿Dedóndehasacadotodoeso?—preguntóelniño,mientrassearrodillabaparavermásdecercalosartículosquevendíaelsoldado.

—Seloquitéalosmuertos,chico.Allídondevan,yanolonecesitan.Esmiformadetraerhastaaquíunapequeñamuestradelaguerra.

—¿Sedirigeustedalfrentedeloselfos?—quisosaberuncentinela.FletchersediocuentadequeeraJakovyseagazapótrasel tenderete.SiJakovloveía, talvez le

exigiera el pago de la bebida que le había prometido.Y elmuchacho necesitaba todo el dinero paracomprarselachaqueta.

—Puessí,peronocreáisquesoyunsacodehuesosqueyanosirveparanada,no,señor.Fuielúnicosuperviviente de mi pelotón. Nos vimos sorprendidos por un ataque nocturno durante una misión deexploración.Casinopudimosnidefendernos—dijoelsoldado.

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Fletchercaptóensuvozuntonodepesar,aunquenohubierasabidodecirsieraauténticoofingido.—¿Quéocurrió?—preguntóJakovconincredulidad,mirandoalhombredearribaabajo.—Prefieronocontarlo.Noesunrecuerdoquemeresulteagradable—murmuróelsoldado,altiempo

queesquivabalamiradadeJakov.Bajó la cabeza en un gesto de aparente tristeza. La multitud lo abucheó y empezó a dispersarse,

tachándolodementiroso.—¡Deacuerdo,deacuerdo!—exclamóelsoldado,alverquesusposiblesclientesseescabullían.Aquélla ibaaser,probablemente, laúltimaparadaantesdellegaralfrentedeloselfos.Allínole

resultaríafácilvendersusartículosalossoldados,pueslamayoríadeellosyaestabanacostumbradosaltipodemercancíaquepodíaofrecerles.

—Teníamos órdenes de vigilar la siguiente línea de vanguardia —empezó a decir, mientras lamultitud se volvía hacia él—.El frente estaba avanzando de nuevo.Habían talado el bosque que nosrodeaba,porloqueteníamosquedesplazarlastrincheras.

Elsoldadoempezóahablarenuntonomásdecidido,yFletchersediocuentadequeeraunexcelentenarrador:

—Eraunanocheoscuracomolabocadeunlobo.Laluna,apenasunarayaenelcielo,eraloúnicoquenos iluminaba.Siquierenque lesdiga laverdad,hacíamosmásruidoqueunrinoceronteenplenacargamientrasavanzábamosentrelosmatorrales.Fueunmilagroquepasarandiezminutosantesdequenosdescubrieran—prosiguióabsorto.

Losojosseleempañaron,comosihubieraregresadodenuevoaaquellugar.—¡Venga,cuénteloya!—gritóunodeloschicosqueestabanalfondo.Sucomentarioprovocómiradasairadasentrequienesescuchabanatentamenteyprotestasparaquese

callara.—Nuestromagodebatallaabríaelpaso,puessudemonioteníabuenavisiónnocturna,cosaqueen

parteayudaba.Perononosresultabafácilimpedirquesenosdispararanaccidentalmentelosmosquetes,por no hablar ya demantener el equilibrio.Era unamisión suicida donde las haya.Yunderrochedehombresdevalía—continuómientrasdabavueltasentrelosdedosaunapuntadelanza.

—¿Enviaronaunhechiceroconustedes?Esosíqueesunderroche.Creíaquesólo teníamosunospocoscentenares,¿no?—preguntóJakov,cuyoescepticismoinicialhabíadadopasoalafascinación.

—Lamisióneraimportante,aunqueinsensata.Noconocíabienalmago,peroparecíabuenapersona.Eso sí, no era unhechicero especialmentepoderoso.Le fascinaban los brujos de los orcosy siempreestabapreguntandoalossoldadosquésabíansobreellosysobresusdemonios.Garabateabaydibujabasindescansoensulibro,examinabalosrestosdelasaldeasdeorcosqueíbamosdejandoatrás,copiabalasrunaspintadasenlasparedesdesuscabañas...

Elsoldadodebiódedarsecuentadequeelpúblicoloobservabaperplejoporqueseestabayendoporlasramas,asíqueseapresuróaretomarelhilo.

—Enfin,quenotranscurriómuchotiempoantesdequenosperdiéramos.Laspocasestrellasquenoshabíanguiadodesaparecieron tras las nubes oscuras.Nuestra suerte se decidió en elmomento enqueempezóacaerunafinallovizna.¿Hanprobadoustedesadispararunmosqueteconlapólvoramojada?Losdesastressesucedieron,unotrasotro.—Dejócaerlapuntadelanzasobrelatelayapretólospuñosenungestodeemoción.

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»Elarmapreferidadelosorcoseslajabalina.Cuandounorecibeel impactodeunajabalina,saledisparadocomounabaladecañónyacabaclavadoenelsuelo...,anoserquelajabalinaloatravieselimpiamenteyseclaveenelcuerpodequienestédetrás.Silbabanentrelosárbolesynoshacíansaltarcomosielmundohubieravolcadoderepente.Nisiquieraveíamosquiénlasestabaarrojando,perolamitadde loshombresdenuestropelotónperdieron lavidaen laprimeraandanaday, laverdad,yonoqueríaquedarmeallíesperandolasegunda.Elhechiceroechóacorreryyoloseguí,porquesialguienpodíaencontrarelcaminodevueltaenmitaddeaquelhorror,eraél.Corrimos,aterrorizados,guiadosporlosgritosdesudemonio.

—¿Qué clase de demonio era? —preguntó Jakov, que escuchaba el relato con mucha atención,embelesado.

—Enlaoscuridadnotuveoportunidaddefijarmebien.Parecíaunaespeciedeescarabajovoladoryera extremadamente feo, pero debo darle las gracias. Sin su ayuda, ahora sería hombre muerto.Finalmente,elhechicero tropezóycayó,y fueentoncescuandomedicuentadeque teníauna jabalinaclavadaenelcostado.Elpobrehombresangrabacomouncerdodegollado.Yonopodíahacergrancosaparaayudarle,peroelmalditodemonionoqueríadejarloallí,demodoquemetocócargarloahombrosyseguir corriendo.Pobredesgraciado, creoquemurióantesdeque llegáramosa las trincheras,peroeldemoniomemostróigualmenteelcaminodevuelta.Cuandoporfinlleguéconelcuerpo,aquellaalimañanoquisosepararsedeél.Intentaronacusarmededeserción,perolesdijequellevabaaunheridoyqueelrestodelatropasehabíaperdido.Nosabíanquéhacerconmigo,puestodomibatallónhabíamuertoyyoteníalaedadquetenía,asíquealfinalsemequitarondeencima.Miúnicarecompensafueelhatilloquellevaba el hechicero, de donde proceden algunos de los artículos que tienen ante ustedes. Pero laverdaderajoyanoesningunadeestascosas...

Rebuscó entre las alforjas que tenía a los pies y, de repente, Fletcher comprendió qué pretendíaconseguir el soldado con todo aquello. Tal vez hiciera siempre lo mismo cuando se congregaba unamultitud,talvezlosencandilaraconsuhistoriaparaluegomostrarleslapiezamáscara.

Y,sinembargo,loqueelsoldadosacódelaalforjaconunteatralgestonoeralacabezareducidadeldemonio,nieldemoniodisecado,talycomoFletcheresperaba.Eraunlibrodegruesaspáginasdepapeldevitela,encuadernadoenreciocuerodecolormarrónoscuro.¡Ellibrodelhechicero!

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5

Si loque el soldadopretendía era impresionar a lamultitud, sehabía equivocado.Lamayoríade lospresentessemostraronperplejosyotrosinclusoempezaronalamentarse.Enunapequeñalocalidaddecazadores como Pelt, la capacidad de leer y escribir ocupaba un puesto bastante bajo en la lista deprioridades.Muchosdelosaldeanosnoconseguiríanpasarsiquieradelaprimerapágina,pornohablaryadeleerhastaelfinalaquelgruesovolumen.EncuantoaFletcher,Berdonlohabíapuestoalfrentedesusfinanzas,conlocualelchicohabíatenidoqueaprenderforzosamentealeeryacontar.Enlugardejugarconotrosniñosdesuedad,élhabíadedicadomuchashorasalacorrespondenciayalosnúmerosde Berdon, pero estaba orgulloso de su educación y convencido, además, de que era tan culto comoDidric,opuedequeinclusomás.

El soldado sonrió mientras mostraba el libro. Lo sostuvo en alto bajo la invernal luz gris y fuepasando las páginas, lo quepermitió aFletcher vislumbrar una enrevesada caligrafía, acompañadadecomplicadosdibujos.

—¿Quémástiene?—preguntóJakov,enunclarotonodedecepción.—¡Muchísimascosas!Peronadamejorqueesto,simepermitequeentreendetalles.Déjenmequeles

muestreellibro,antesdepasaralsiguienteobjeto—suplicóelsoldado.Lamultitud, aunque no tenía demasiado interés por el libro, no estaba dispuesta a renunciar a un

espectáculo gratuito, demodo que algunos de los presentes asintieron y animaron al soldado, que lesdedicóunasonrisadedientesmellados.Elhombresubiódeunsaltoauncajóndeembalajevacío,eneltenderetecontiguo,y,porgestos,indicóalamultitudqueseacercaramás,mientrassosteníaelvolumenporencimadelacabezaparaquetodoelmundopudieraverlo.

—Aquelmagodebatallateníaelrangomásbajoquepuedealcanzarunhechicero,subtenienteenunregimiento. Y, para colmo, ni siquiera había terminado su entrenamiento. Pero se había ofrecidovoluntario para aquella fatídicamisión, y, tras echar un vistazo a su libro, comprendí por qué.Aquelhombrebuscabaunfactorquecambiaralasreglasdeljuego,unaformadeinvocaralgonuevo.

Elsoldadohabíaconseguidocaptarlaatencióndelospresentes,ylosabía.Fletcherlocontemplabadesde el otro lado de la calle, boquiabierto, lo que le valió un amenazador carraspeo por parte deBerdon. Se irguió de inmediato y se dedicó a organizar el tenderete, aunque ya estaba todoimpecablementecolocado.

—Losbrujosdelosorcosinvocantodaclasededemonios,pero,porlogeneral,setratadecriaturasinnobles y débiles, que no pueden ni compararse con las que son capaces de convocar nuestroshechiceros.Aunasí,sólohayunaspocasespeciesdedemoniosquelosnuestrospuedantraerdesdeelotromundo, con alguna que otra excepción. Por eso, aunque nuestros hechiceros sonmuchísimomáspoderososqueloshechicerosorcos,tenemosmuypocasalternativas,pordecirlodealgunamanera.Ylo

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que estaba intentando hacer aquel mago de batalla era utilizar técnicas propias de los orcos paraencontrarlaformadeinvocardemoniosverdaderamentepoderosos.

Durante la noche que Fletcher había pasado en los barracones del frente de los elfos, había oídocontarhistoriasdeespantososdemoniosquellegabanahurtadillasenplenanoche,degollabanatodoelqueestuvieradurmiendoyluegoseescabullían.Debestiasquesalíanarrastrándosedelasjunglas,comogatosmonteses, y luchaban hastamorir acribilladas bajo las balas de losmosquetes. Si ésas eran lascriaturasinnoblesydébilesdelasquehablabaelsoldado,entoncesFletchernoteníaelmenordeseodeconoceralosdemoniosqueeracapazdeinvocarunmagodebatallahechoyderecho.

—Entonces,¿nostenemosquecreerqueeselibrocontieneunsecretoquepuedecambiarelcursodelaguerra?¿Oquecontienelasinstruccionesnecesariasparainvocaranuestrospropiosdemonios?Alomejorsívalesupesoenoro—seburlóunavoz,cargadadesarcasmo,queaFletcherleresultófamiliar.

Era Didric, que ya había regresado de las cuadras. Había permanecido de pie tras el tenderetecontiguo,sinqueFletcherloadvirtiera.

—Esolohadichousted,señor,noyo—respondióelsoldadomientrassedabagolpecitosenlanarizyguiñabaelojoenungestodecomplicidad.

—¡Seríamuchomásútil invertirdineroenesaspenosasarmasdeahí enfrentequeen su libro!—exclamóDidricsonriendo.

Fletchersepusorojoalescucharaquellapulla.Elcentinelarodeóelcajónparasituarsejustodelantedelamultitudy,alhacerlo,lediounadespreocupadapatadaalcuernoderinoceronte.

—¿Porqué ibaelhechiceroaofrecersevoluntarioparaunamisiónasí, siyahabíadescubiertoelfabuloso secreto?¿Yporqué ibaustedavenderloaquí, si el libro fueradeverdad tanvalioso?Yencuantoaquecontengalas instruccionespara invocardemonios, todossabemosquesóloquienes tienensangrenoble,yalgúnqueotroafortunadomás,poseenlacapacidaddeinvocarcriaturas—dijoDidric.

Se echó a reír con desdén al ver que el soldado se quedaba boquiabierto por la sorpresa. Sinembargo,elhombreserecuperóconasombrosarapidez.

—Bueno, señor, supongoquequeríaver aundemonioorcodecerca.Soycasi analfabeto, asíquedesconozcosuvalor.Ysiintentaravendérseloaalgúnmagodebatalla,meloconfiscaríandeinmediato,yaqueselorobéprecisamenteaunodelossuyos—dijo,altiempoqueextendíaambosbrazos,conunaexpresióndeabsolutainocenciaenelrostro.

»Porsupuesto—prosiguió—lomásprobableesqueloentreguecuandolleguealfrentedeloselfos.Perosipuedoganarmeunospocoschelines,asabiendasdequealalargaellibroterminaráigualmenteenmanosdeunmagodebatalla,enfin...,¿quiénpuedeechármeloencara,despuésdehabercargadoconaquelhombrepormediajungla?

Bajó la cabeza en un gesto de falsamodestia ymiró a lamultitud entre sus rizos grasientos. Lospresentes,queno sabíanporquién tomarpartido,parecían incómodos.Didric eramuypopular, desdeluego, sobre todo cuando gastaba alegremente el dinero deCaspar en la taberna. Pero el soldado lesparecíafascinante,yFletchersediocuentadequelamultituddeseabaquelahistoriafueracierta,aunquetodoelmundosupieraenelfondodesucorazónquenoloera.

JustocuandolagenteempezabaaprotestaryFletchersonreíaalverqueelmatónestabaperdiendoaquellabatalladeingenioanteunsimplesoldado,Didricintervino:

—Unmomento.¿Nohadichoustedantesquesabíaloqueelmagodebatallaseproponíaaveriguar

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porquehabíahojeadoellibro?Enesecaso,debedesaberleerparahaberdescubiertotodoeso.Esustedunmentirosoyunfarsante,yahoramismovoyairabuscaralospinkertones.Puedequehastaloacusendedeserción,amigo—dijo,echándoseareíralverqueelsoldadotitubeaba.

—Lohasdejadosinpalabras—dijoJakov,apoyandolamanoenlaempuñaduradesuespada.—Ellibrocontienedibujos...—balbuceóelsoldado.Losgritosdelamultitud,quehabíaempezadoaburlarsedeél,loobligaronacallar.Didricalzóla

vozylevantóunamanoparapedirsilencio.—Lediréloquevamosahacer.Megustaeselibro:loquemeimpulsaeslacuriosidadyeldeseode

aprender,nolasansiasderiqueza—afirmónoblemente,apesardequelosbordadosdeorodesuroparelucían bajo el sol—. Regresaré más tarde a recogerlo. Digamos que vale... ¿cuatro chelines?Casualmente,ayervendíunaexcelentecornamentaporesemismoprecio—dijo,altiempoquelanzabaunaburlonamiradaaFletcher.

Nosemolestóenesperarunarespuesta,sinoquesealejódeallíconpasotriunfal,seguidoporJakovyporlamayoríadelosclientesdelsoldado.

Elhombre,encolerizado,loobservóalejarse,peroeldesánimonotardóenreemplazaralarabia.Sesentóenelcajóndemaderaconunprofundosuspiroy,derrotado,dejócaerellibroalsuelo.AlicaídotraslavictoriadeDidric,Fletcherobservóellibroypudoveralgunaspáginas,queelvientosacudía.

Nosabíacómo,peroDidricacabaríapagándolocaroaquellanoche.Deunauotraforma.

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6

El día transcurrió con una lentitud exasperante. Berdon estaba muy ocupado, y el hedor acre de loscascos de caballo recalentados estaba empezando a resultarle insoportable a Fletcher. Cada pocosminutoscaíaalsuelo,justodelantedeél,unapilafrescadeexcrementosdecaballo,locualnohacíamásqueempeorarelolor.Esedíatansólohabíatenidouncliente:levendióunapequeñadagaaunmercaderque,deseosodealejarsecuantoantesdeaquelolorhediondo,nisiquierasehabíamolestadoenregatear.Lasgananciasascendíanauntotaldedocechelinesdeplata.

Alotro ladode la calle, el soldado sehabíamostradomenos charlatánque antes, pero aun así lehabía idobastantebieneldíayhabíaconseguidovender lamayoríade losobjetosexpuestossobre latela.Sólolequedabanunascuantasbaratijas,ademásdelcuernoderinoceronteconpuntadehierroy,porsupuesto,ellibro.Fletchercreíacasitodalahistoriaquehabíacontadoelsoldado,aunquesospechabaqueesaobranoconteníaenrealidadningúnsecretodevalor.Noentendía,sinembargo,porquéhabíamentido:fueracualfueraelcontenidodellibro,sindudapodíaaportarinteresantísimainformaciónsobrelareservadavidadelosmagosdebatalla.Yeso,ensímismo,yasuponíaunvaliosoprecioporelqueinclusoFletcherhabríaregateadodenohaberdeseadotantolachaquetadepiel.

Mientrascontemplabaellibro,elsoldadocaptósumiradaylededicóunasonrisadecomplicidad.Alverquenohabíaposiblesclientesalavista,cruzócorreteandolacalleyempezóatoquetearunadelasmejoresespadasdeltenderetedeFletcher.

—¿Cuánto?—preguntó,altiempoquelacogíayempezabaamoverlacongrandestreza.La espada hendió el aire como una libélula en pleno vuelo. A pesar de su pelo cano y su rostro

arrugado,elsoldadohizogaladeunadestrezayunavelocidadmásquedestacables.—Son treinta chelines, pero viene en una vaina que cuesta otros siete —respondió Fletcher,

ignorandoeldestellodelfiloparanoperderdevistalaotramanodelsoldado.Sesabíadememoria todos los trucos,y laactituddelsoldadolehizopensarenelmásclásicode

todos: desviar la atención con un objeto valioso y luego birlar otromás pequeño, como una daga, yguardárselo en el bolsillomientras el vendedor estaba distraído. El soldado golpeó lamesa con losnudillosparaobligaraFletcheraconcentrarsedenuevoenelobjetoqueteníaenlamano.

—Melaquedo.Estámuybienequilibradaytieneunahojamuyafilada.Nadaqueverconlatonteríaesadelaesgrimaconquelosoficialesnodejandedarnoslatabarra.Comosiclavándoleunaespadaaunorcoselepudieraimpedirquelearrancaselacabezaaalguien.Vamos,seríalomismoquepincharaunloboconunpalillo.Yoloaprendírápido:selecortanlaspiernasalorcoycaeigualquetodohijodevecino.Tampocoesqueyonecesiteunabuenaespadaparairalfrentedelnorte,pero,enfin,lasviejascostumbresnosepierdenasícomoasí.

Como si quisiera remarcar esa última frase, clavó la espada en el suelo y luego, tras sacar una

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bolsita, empezó a contarmonedas. Tras el tenderete, Fletcher buscó la vaina, una pieza sencilla peroresistentehechademaderaderobleyrevestidadecuerosincurtir.

—¿Ensupueblonoescostumbreregatear?—preguntóFletcher,despuésdecogereldinero.—Claro que sí. Pero es que no me ha gustado la forma en que ese sinvergüenza hablaba de tu

tenderete. El enemigo demi enemigo esmi amigo, ¿no es eso lo que se suele decir?Ojalá los elfospensaranlomismo,peroelloscreenmásbienqueelenemigodemienemigoesvulnerable,asíquelevoyadarunapuñaladaporlaespaldamientrasnomira—explicóelsoldado.

Fletcherguardó silencio,pueserademasiadoprudentecomoparaarriesgarseahablardepolítica.Eranmuchos los que apoyaban a los elfos, por lo que una discusión en voz alta sobre el tema podíapropiciarquealgunosdelosmercaderesdecidierannoherrarasuscaballos.

—Estabadisfrutandode suhistoria antes deque llegara él.Esperoqueno lemoleste la pregunta,pero¿habíaalgodeciertoenella?—dijoFletcher,quemirabaalhombredirectamentealosojos,comosiestuvieraretándoloamentirdenuevo.

Elsoldadoseloquedómirandoduranteunossegundos;despuésserelajóvisiblementeysonrió.—Puedequelahaya...adornadounpoquito.Heleídoalgunaspartesdellibro,aunqueenrealidadno

esqueyoleamuybien,porloquebásicamentemehelimitadoahojearlo.Porloqueintuyo,elmagodebatalla estaba estudiando a los orcos para intentar aprender de ellos. Hay símbolos orcos por todaspartesydivagacionesamediotraducirsobresusclanesysusancestros.Ytambiénbocetosdedemonios,muybienhechos,porcierto.Eraungranartista,aunquenofueraprecisamenteelmejordeloshechiceros.

El soldado se encogió de hombros y cogió una daga del tenderete, que utilizó para limpiarse laporqueríaacumuladabajolasuñas.

—Peroesuna lástima.Pensabaqueseríaunabuena ideaendilgárseloaalguiendeporaquí.En lafronteradeloselfoslotendréquemalvender.Entrelastropashayquienestáobsesionadoconlosmagosdebatalla,pero,porlogeneral,notienenniuncéntimo.Alomejorselovendoaunoscuantosdeellos,porpáginas.

Parecióconvencerlolaideayasintió,comosihubieraresueltoelproblema.—¿YDidric?¡Supadreesunhombrepoderosoylospinkertonessehospedanensucasa!Sisetrata

desupalabracontraladeDidric,tieneustedlasdeperder—leadvirtióFletcher.—¡Bah!Me las he visto con gentemucho peor que un niñomalcriado que ha nacido envuelto en

pañalesdeseda.No,esosdospolisyamehanvistoantesintentandovenderellibroynuncamehandichonada.Alospinkertoneslescaenbienlossoldadosporqueestamoshechosdelamismapasta,aunqueloúnicoquehaganellosespegaralosenanosquelosmiranmal.Dejaaunpinkertonsolodelantedeunorcoyharálomismoquehanhechoesoscaballosdurantelasúltimashoras,osea,cagarsepatasabajo—dijoarrugandolanariz.

—Bueno,puesnoquieroperdermeloquepasecuandoDidricvuelvaabuscarellibro.Meencantaráverlelacaracuandoledigaustedqueselargue—dijoFletcher,frotándoselasmanoscongranregocijo.

—Desdeluego.Elsoldadoleguiñóunojo,traslocualguardólaespadaensuvainayregresóalotroladodelacalle

silbandounamarchamilitar.Lacosaprometía.

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7

El sol había empezado a ponerse, y el soldado estaba cada vez demejor humormientras recogía lapequeñafortunaquehabíaganadoensuimprovisadotenderete.Nolehabíaquedadonadaaexcepcióndellibro,queseguíajustoenelcentrodelatelaextendidaasuspies.Alolargodeldía,elsoldadohabíaensalzadolasvirtudesdelosproductosdeFletchercadavezqueunclienteseacercabaainspeccionarsutenderete.Graciasaaquelloselogios,elmuchachohabíavendidoabuenpreciootrasdosdagasyunadelasespadasbaratas.Despuésdetodo,nohabíanidotanmal lasventasdeldía,por loqueFletchernoveíalahoradehacerseconsuchaquetadepiel.

—Podríamosiratomaralgoalatabernaparacelebrarnuestrabuenasuerte—propusoelsoldado,animado,mientrascruzabadenuevolacalle.

—Lodelatabernasuenamuybien,peroantestengoquehacerunaparada.Quierocompraralgo—respondióFletchersonriendo.

Sostuvoenaltounpesadomonedero,paraquelovieraelsoldado,yloagitó.—¿Esoesparaellibro?—preguntómedioenbromaelhombre,aunqueconundejedeesperanzaen

lavoz.—No,aunque,sinceramente,simesobraraalgodedinero,leharíaunabuenaoferta.Esquehayuna

chaqueta queme tiene robado el corazón yme alcanza justo para comprarla. El tenderete es demi...patrón,Berdon,asíqueeldineroquehemosganadohoyesparaél.

Aloír sunombre,Berdon levantó lacabezaporencimadelcascodecaballoqueenesemomentosujetabaconsusenormesmanosysaludóalsoldado;despuéssiguióconsutrabajo.

—YomellamoFletcher,¿yusted?—sepresentó,altiempoqueletendíalamanoalsoldado.—MeapellidoRotherham,peromisamigosmellamanRotter—lerespondió.Le estrechó lamano a Fletcher, que notó la palma curtida. El apretón demanos, sin embargo, le

pareció firme y sincero. Berdon siempre decía que se podía conocer a un hombre por su forma deestrecharlamano.

—Yapuedesmarcharte,Fletcher,quehoyhastrabajadomucho—dijoBerdonenesemomento—.Yarecogeréyoeltenderete.

—¿Estásseguro?—preguntóFletcher,quenoveíaelmomentodealejarsedeloscaballoseirsealatabernaaescucharlasbatallitasdelsoldado.

—Lárgateantesdequecambiedeidea—dijoBerdon,entreelchisporroteodeuncascoalrojovivo.Eltenderetedelaspielesnoestabamuylejosdeallí.Cuandollegaron,aFletcherselecayóelalmaa

lospiesaldarsecuentadequelachaquetaquetantodeseabayanoestabaallícolgada.EchóacorrerydejóatrásaRotherham,conlaesperanzadequelahubieranguardadoporerror.Janetapartólavistadelasgananciasdeldía,queenesemomentoestabacontando:unaaltapiladechelinesdeplataysoberanos

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deoroquedeinmediatotapóconlosbrazos.—Yaséloquemevasapreguntar,Fletcher,perometemoquenohastenidosuerte.Lahevendido

hará unahora.Perono te preocupes.Sé que tengounaventa garantizada, así que empezaré a trabajarenseguidaenotrachaqueta.Latendrélistadentrodeunassemanas.

Fletcherapretólospuñosenungestodefrustración,peroasintióparamostrarqueestabadeacuerdo.Noleibaaquedarmásremedioqueserpaciente.

—Vamos,chico.Teinvitoaunacopa.Mañanaseráotrodía.Rotherhamlediounapalmadaenlaespalda.Fletchertratódeahuyentarsudecepciónyseobligóa

sonreír.—Latemporadadecazayacasihaterminado—dijo,paraaliviarasísudecepción—.Tampocomela

hubierapodidoponermuchoesteinvierno,porquetendréqueestarenlafraguapreparandomipróximoviajealfrentedeloselfos.Necesitanarmasurgentementeparaequiparasustropas.

—Dudoquelleguemosausarlas—seechóareírRotherham.Latabernaeraruidosayestabaarebosar,puestantolosaldeanoscomolosmercaderescelebrabanel

findeundíadetrabajo.Aunasí,FletcheryRotherhamseabrieronpasohastaunrincón,cadaunoconunajarraenlamano,yconsiguieronquelabebidanofueraapararalsuelodemadera,yapegajosodetantolíquido derramado. Se acomodaron en un rincón provisto de dos banquetas y una desvencijadamesa,dondeestaríanmástranquilosypodríancharlar.

—¿Teimportaquetepregunteporlaguerraoesuntemaqueprefieresevitar?—dijoFletcher,querecordabaelentusiasmoconqueelhombrehabíarelatadolahistoriadelanocheenquehabíaperdidoasuscamaradasenelbosque.

—Enabsoluto,Fletcher.Esloúnicoqueheconocidodurantelasúltimasdécadas.Seguramente,notengonadamásdequéhablar—respondióRotherham,trassorberunlargotragopararecuperarfuerzas.

ARotherhamlacervezaseleresbalóporelmentóndebarbacanosa,chasqueóloslabiosysuspiró.—Noshanllegadorumoresdequeestamosperdiendolaguerra.Dequelosorcossoncadavezmás

audacesyestánmejororganizados.¿Cómoesesoposible?—preguntóFletcherenvozbaja.Hablarconpesimismodelaguerraseconsiderabaantipatrióticoytalvezinclusounactodetraición.

YéseeraunodelosmuchosmotivosporlosquelasnoticiasviajabantandespaciodesdeelfrentedelosorcoshastaPelt.

—Sólo puedo ofrecerte más rumores como respuesta, pero imagino que proceden de fuentesmásfiablesquelastuyas—dijoRotherham,queseinclinabatantohaciaFletcherqueéstenotóelaromadelacervezaenelalientodelsoldado—.Parecequeunorcoestáuniendoa todas las tribusbajo lamismabandera,yquelaslideracomosifueraunaespeciedejefedeclan.Nosabemosgrancosadeél,exceptoque nació albino y que es el orcomás grande que haya existido jamás. Las tribus lo consideran unaespecie de mesías enviado para salvarlos de nosotros, así que hacen todo lo que les dice, sincuestionarsenada.Que sepamos, sólohaexistidootroorcoasí, y eso fueen laprimeraguerrade losorcos,hacedosmilaños.Porinfluenciadeestealbino,losbrujosorcosestáncompartiendosusabiduríaysuspoderesparapoderenviarnosunaoleada trasotradedemoniosy lanzarbolasde fuegoalcieloparabombardearnosdurantelanoche.

FletcherseolvidódesucervezayabriólosojoscomoplatosmientrasRotherhamhablaba.Lascosasestabanpeordeloquehabíaimaginado.Noeradeextrañarqueseindultaraaloscriminalesacambiode

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quesealistaranenelejército.—A veces consiguen cruzar las líneas y enviar una patrulla de asalto al interior de Hominum.

Nuestrossoldadosacabanporinterceptarlos,peronuncalobastanterápido.Hevistodemasiadasaldeascalcinadas,enlasquenoquedanadaapartedecenizasyhuesoschamuscados—dijodesolado.

Rotherhamyaestabainmersoensuhistoriayhablabaalmismotiempoquebebíacerveza.—Puesmealegrodevivirtanalnorte—murmuróFletcher,tratandodeahuyentaresasimágenesdesu

mente.—Sequitandeencimaalosviejosveteranoscomoyo;ledanunmosquetealprimercríoquellegay

le dicen que ya es un soldado. Tendrías que ver lo que sucede cuando los orcos atacan en todo suesplendor...Con suerte, los soldados consiguendisparar una andanada, para luegodarmedia vuelta yechar a correr. ¡Es una auténtica vergüenza! —exclamó, golpeando la mesa con su jarra—. Estánmuriendo demasiados muchachos de los nuestros..., y todo por culpa del rey. Fue Hominum quienconvirtió unas cuantas escaramuzas de nada en una auténtica guerra.Cuando el reyHarold recibió eltrono demanos de su padre, empezó a invadir la jungla y envió a sus hombres a talar los árboles yexplotarlatierra.

Rotherham hizo una pausa y contempló el fondo de su jarra. Luego bebió un largo trago y siguióhablando:

—Tevoyadeciralgo:sinofueraporloshechiceros,tendríamosproblemasmuygraves.Puedequeseanunospedantesyselasdendelistos,perolosnecesitamosdesesperadamente.Susdemoniosvigilanlas fronterasynos informandecuándoseavecinaunataque...,y, apartedeuncañónouncentenardemosquetes, undemonioenormees loúnicoquepuededetener aun rinocerontedeguerra.Cuandonoslluevenbolasdefuego,losmagosdebatallalevantansobrelasprimeraslíneasunescudo,queiluminaelcielo como si fuera una cúpula de resplandeciente cristal. El escudo recibe una auténtica paliza y seresquebrajaquedamiedodurantetodalanoche,perolopeorquenospasaesquenopodemosdormir—concluyó.Bebióotrolargotragodecervezadesujarrayluegolalevantóparabrindar—.Benditosseanesossinvergüenzasengreídos.

Sediounapalmadaenlarodillayseterminólacervezadeuntrago.Cuandosepusoenpieparairalabarraapedirotra,unaférreamanoloobligóasentarsedenuevo.

—Bueno, bueno, era de esperar que vosotros dos os hicierais amiguitos. Ya lo dicen, que lasserpientesviajanenpareja—afirmóDidric,conunasonrisasardónicadibujadaenelrostro.

JakovretirólamanodelhombrodeRotherhamyselalimpióenelpantalónconungestodelomásteatral,a loqueDidric respondióconunarisitaahogada.Losdosvestíaneluniformedecentinela,depesadacotademallabajounasobrevestenaranjamásomenosdelmismotonoqueelresplandordelasantorchasdelataberna.

—Meparecequeanteshabíamosacordadounaventa,¿noescierto?Aquíestánloscuatrochelines,talycomohabíamospactado.Másdeloquemereceusted,perohayquesercaritativosconlosmenosafortunados,¿verdad,Jakov?—seburlóDidricmientrasdejabacaerlasmonedassobrelamesa.

Jakovchasqueó la lenguayasintió.Fletcher resoplóconaireburlón,pues Jakovapenas teníamásdineroqueélyeradecunamásquehumilde.Teníalacararojaacausadelabebida,yFletchersupusoque Didric llevaba toda la noche pagándole cervezas con el objetivo de reclutarlo para su causa.TampocoesquehicierafaltamuchoparaconvenceraJakov,puesésteeracapazdevenderasupropia

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madreporunospocoschelines.Rotherham no hizo ademán alguno de ir a recoger las monedas, sino que se limitó a observar

fijamenteaDidrichastaqueelmuchachocambiódepostura,incómodo.—Vamos.Untratoesuntrato.Yonotengolaculpadequeseaustedunfarsante.Tienesuertedeno

estarencadenadoahoramismo,acusadodedeserción—dijoDidric,queseprotegía trasel cuerpodeJakov.

FletcherempezóacomprenderenesemomentolasituaciónycontemplóaJakovbajounanuevaluz.El centinelaeraun tipoenorme,casi tancorpulentocomoBerdon,que le sacabaaRotherhamcasiunpalmo.Nolohabíancontratadocomoguardiaporsuinteligencia,esoresultabaevidente.

HastaDidriclesacabamediacabezaaFletchery,apesardeestarmásbienfofo,abultabaeldoblequeelenjutomuchacho.

RotherhamsiguióobservandofijamenteaDidric.Fletchersepusonerviosoalvercómoelsoldadoclavaba sumirada de acero en el rostro regordete de su rival. En el rincón que ocupaban, la tensiónaumentócuandoJakovacercóunamanoalaempuñaduradesuespada.

—Registrasubolsa.Seguroquelollevaahí—ordenóDidric,aunqueenuntonodevozquereflejabaincertidumbre.

CuandoJakovsedisponíaacogerlabolsa,Rotherhamsepusoenpiedegolpeysorprendiótantoalos dos chicos que éstos retrocedieron. Fletcher también se puso en pie, con los puños apretados. Elpulsoselehabíaaceleradoyoíaloslatidosdesupropiocorazón,cadavezmásdesbocadosamedidaquelesubíalaadrenalina.SintióunaespeciedesatisfaccióncuandoDidricarqueólascejas,alarmado,alverqueleplantabacara.

—Si vas a desenvainar esa espada, más te vale saber usarla—rugió Rotherham, al tiempo queapoyabaunamanoenlaespadaquelehabíacompradoaFletcher.

Didric palideció al verlo. En elmercado, se había fijado en que el soldado no llevaba armas y,lógicamente,nohabíacontempladolaposibilidaddequepudierairarmado.DesviólamiradadeJakovalsoldado.Enunaluchadeespadas,estabaclaroqueelsoldadoteníalasdeganar.

—Nadadearmas—dijo,altiempoquedesabrochabalavainadesuespadayladejabacaeralsuelo.Jakovloimitóenseguida.—Eso, nada de armas —repitió Fletcher, levantando los puños—. Recuerdo lo mucho que te

preocupabamanchartedesangreeluniforme.Rotherhamasintióconungruñidoydejólavainadesuespadasobrelamesa.—Yahacemuchotiempoquenoparticipoenunabuenapeleadetaberna,alviejoestilo—afirmócon

deleitemientrascogíalajarradecervezadeFletcheryselaacercabaaloslabios—.Juegasucioydaleenlacara.Lasreglasdecaballerossonparaloscaballeros—murmuróentredientes.

Luego se volvió de golpe y arrojó la cerveza a los ojos de Jakov, quien quedómomentáneamentecegado.Rápidocomounrayo,leclavóunrodillazoenlaentrepiernaaaquelbrutoy,cuandoelcuerpodeJakovsedoblópor lamitad, lediouncabezazoy lepartióelpuentede lanariz,quecrujióde formadesagradable.

FletcherentróenaccióndeinmediatoylanzóungolpehaciaelrostrorechonchodeDidric.Eraunblancofácil,por loqueelprimerpuñetazo leacertóde llenoen lanariz,que reventócomoun tomatedemasiado maduro. Fletcher notó un intenso dolor en el puño, pero hizo caso omiso y aprovechó el

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momentopara clavar el hombro en el pechodeDidricy arrojarlo al suelo.Fueun error.Mientras serevolcaban por la madera pegajosa, Didric aprovechó su peso y rodeó el cuello de Fletcher paraestrangularlo. A Fletcher se le nubló la vista y empezó a perder el conocimiento. En un último ydesesperadointento,mordióconrabialamuñecaasuoponente,contantafuerzaquepercibióelcrujidode loshuesos.Oyóungritodedolor juntoasuoídoy,de inmediato,Didric retiróelbrazo.Aliviado,aunque algo mareado aún, Fletcher boqueó como un pez fuera del agua. Enseguida, le dio un fuertecodazoenelestómagoaDidric,aunqueelgolpeloparólaarmadura,yfinalmentesequedóencuclillas.

Casi al instante, Didric se le volvió a echar encima e intentó inmovilizarlo en el suelo. En estaocasión, sin embargo, Fletcher estaba preparado y rodó en la misma dirección que su enemigo,aprovechandoasíelimpulsodelgorditoparacolocarsesobreél.Lesujetólagargantaconambasmanosyapretócontodassusfuerzas.Didrictratódesoltarseyluegosellevóunamanoalcostado.

—¡Cuidado!—gritóRotherham.Fletchersehizoaunladojustoatiempo.Unadagacurvadalerasgólacasacadecolorazulchillóny

notóunaespeciedeescozorenelestómago.Brotaronunascuantasgotasdesangre,quelemancharonlatela,peroFletchersabíaquenoeramásqueunrasguño.Didricsepusoenpiecomopudoyseabalanzódenuevosobreelchico.PeroFletcheryahabíaretrocedido.

Y, de repente,Rotherham estaba junto a ellos, con la hoja de la espada apoyada en la base de lagargantadeDidric.

—¿Quéhapasadoconlode«untratoesuntrato»?—gruñóRotherham.EmpujóaDidricconlaespada,demodoqueéstesevioobligadoaretrocederyapasarporencima

de Jakov, que seguía inconsciente. Fletcher se dio cuenta entonces de que toda la taberna los estabamirando. Sólo se oían los jadeos deDidric al intentar hablar, aunque no consiguió pronunciar ni unapalabra.

—¿Quéteparece,Fletcher?¿Lehacemoslomismoquehaintentadohacerteélati?Sinolohubieravistoempuñaresadaga,ahoratustripasestaríandesparramadasporelsuelo—afirmóRotherhamenaltoparaquetodoelmundolooyera.

Enestaocasión,losmurmullosapoyaronclaramentealsoldado.—No,creoqueno,Rotherham.Hayquesercaritativosconlosmenosafortunados—dijoFletcher,en

untonocargadodedesdén,mientrasbajabalaespadadesuamigo.AntesdequeFletcherhubieraterminadodehablar,sinembargo,Didricseescabullóhacialapuertay

dejósuespadayaJakovolvidadosenelsuelo.Loshombresdelatabernaempezaronaabuchearlocuando,ensusprisasporhuir,salióycerródeun

portazo.Prontoseoyeronrisasylajuergaempezódenuevo.—Vamos—ledijoconalivioFletcheraRotherham—.Teprepararéunacamaennuestrafragua.Esta

nochenoestarásseguroenningúnotrositio.

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8

Fletcherabriólosojosylolamentódeinmediato.Laluzgrisquesecolabaporlaventanaabiertaeradeunbrillo deslumbrante. Se sentó, temblando, y se dirigió a cerrarla dandoun traspié.El aliento se lecongelabaenaquelairegélidoypensóque lanocheanterior,borrachocomoestaba,debíadehabersedejadolaventanaabierta.

Rebuscó en la habitación, ahora a oscuras, pero no vio al soldado. Sólo percibió, apilada en unrincón, lamontañadepielesque lehabíadadopara taparse.Cadavezmás inquieto,Fletcher salió alexteriorysepercatódeque lamuladeRotherhamtampocoestaba;nohabíani rastrodelsoldadoporningunaparte.

—Bueno,porfinnoshemosdespertado...—dijoBerdon,trasél,enuntonoclaramentereprobatorio.Estaba de pie junto a la fragua, con los brazos cruzados sobre el pecho y una expresión de

perplejidadenelrostro.Fletcherasintió,peronopudohablaralnotarlaprimeraarcada.Novolveríaabebernuncamás.—Antes de irse, el soldadomeha contado lo que ocurrió ayer por la noche.Nopuedodecir que

apruebelaspeleas,nitampocoelhechodequetesalvarasporlospelos.Peromealegraquelehayáisdadounapequeñalecciónaeseadvenedizo—concluyóBerdon,conunasonrisaalgoatribulada.

LerevolvióelpeloaFletcherenuntoscogestodeafecto.Elmovimientohizoquealmuchacholeempezaraadarvueltas lacabezay levinieraotraarcada,por loqueechóacorrery llegóalexteriorjustoatiempodevaciarsuestómagosobrelosadoquines.

—¡Teestábienempleado!¡Aversitesirvedelección!—exclamóBerdon,riéndosedeladesgraciadeFletcher—.Esperaaprobarunlicorfuerte.Aldíasiguiente,desearássentirtecomotesientesahora.

Fletcher se lamentó y, tras carraspear para eliminar el regusto ácido que le había quedado en lagarganta, entró en la fragua tambaleándose. Recogió las pieles que había utilizado Rotherham paraimprovisaruncamastroysedejócaerenelcatredesuhabitación.

—Creoqueyaloheechadotodo—dijo,secándoselabocaconeldorsodelamano.—Sí,hasdejadoahífueraunapetitosobanqueteparalasratas—dijoBerdondesdelafragua—.Te

voyaprepararunascuantassalchichasdecerdoytetraerétambiénunpocodeaguaheladadelpozo.AFletcherleentraronnáuseassólodepensarencomida,perocreyóquelesentaríabien.Sediola

vuelta para seguir durmiendo y se quedó allí, calentito entre las pieles, durante un rato. Oyó elchisporroteodelassalchichasenlasarténysediolavuelta,enbuscadeunaposturamáscómoda.

Teníaalgodebajoqueseleestabaclavandoenelcostado.Locogióyloacercóalaluzparapoderverlobien.EraunsacoquesehabíaquedadoentrelaspielesdeRotherham.Habíauntrozodepergaminosujetoalaparteexterior.Loarrancó.Entornólosojosparafijarseenaquellacaligrafíacasiilegible.

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El soldado no había mentido cuando dijo que era casi analfabeto, pero Fletcher entendió

perfectamenteelmensaje.Aquelviejoastutosehabíaescabullidodemadrugada,perolehabíadejadounregaloamododedespedida.Elmuchachonoledioimportancia;sabíaquenotardaríaenverdenuevoaRotherham,aunquenoestabamuysegurodequéhacerconuntaparrabosdeduendecillo,siesqueeraesoloqueelsoldadolehabíadejado.

Tiródelcordónparaabrir labolsaynotóenel interioralgoduro,deformarectangular.Nopodíaser...,¿osí?Sacudiólabolsaparaverelcontenidoy,trascogerelobjetoconambasmanos,contuvounamuecadeincredulidad.¡Eraellibrodelhechicero!

Acarició el suave cuero marrón y recorrió con los dedos el pentáculo grabado en la portada.Distinguióunossímbolosdesconocidosenlaspuntasdelaestrella,cadaunodeellosmásextrañoqueelanterior.Fuepasandoalgunaspáginasydescubrióquehastaelúltimocentímetrodepapelestabarepletodeunacaligrafíapulcra,enlaqueseintercalabandevezencuandodibujosdesímbolosydeextrañascriaturasquenosuporeconocer.Ellibroeragruesocomounlingotedehierroypesabamásomenoslomismo.Tardaríamesesenleerlodecaboarabo.

EscuchólosruidosquehacíaBerdonalpreparareldesayunoyseapresuróaocultarellibroentrelas

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pieles. El herrero le trajo las salchichas y las dejó sobre la cama con movimientos exageradamentecuidadosos.Fletchersefijóenquelacarneestabaperfectamentedoradaportodoslosladosyaderezadaconsalgruesaypimientareciénmolida.

—Cómetelotodo,tesentirásmejor—ledijoBerdonconunasonrisaafable.Luegosaliódelahabitaciónycerrólapuertatrasél.Apesardeldeliciosoolorquehabíainvadidola

habitación,Fletcherignorólassalchichasysacóellibrodenuevo.Unapágina sueltadel final sedesprendiódelvolumen.Elpapel eradeunaconsistencia extrañay

áspera,distintaaladelrestodelashojas.Fletcherabrióellibroporlapáginadedondehabíasalidolahojasueltayleyóloqueallídecía:

HatranscurridoyaunañodesdequelordEtheringtonmeordenóqueempezaraainvestigar;y,aunasí,nome

hallomáscercadeencontrarunanuevaformadeentrareneléter.Lospentáculosqueutilizanlosbrujosorcostienenclavesdistintasalasnuestras,deesoestoyseguro.Y,sinembargo,borransushuellasconunaregularidadasombrosa.Aúnnoheconseguidoemularlosconéxito,peroestoyconvencidodequesimeadentraraenterritoriosnoperturbadospor lamanodeHominum,encontraríapistas respectoal significadodeesasclaves.Debo,pues,hacer todo lo posible por avanzar más allá de las primeras líneas, donde probablemente veré a algún orcorealizando una invocación y, tal vez, incluso alcance a ver su pentáculo. Es fundamental que descubramos lasclavesqueutilizanyenquéorden.Hoy,finalmente,mibúsquedahadadofrutos,peronodelaclasequeyoesperaba.Enellugardondevivo,enlas

ruinasdeunantiguocampamentoorco,hedescubiertounconjuroescritoenunpergaminohechodepielhumana.Traducirlomehaproducidounplacerasombroso:ellenguajeorcoesrudoencuantoalaexpresión,peroposeeunabellezaindómitaquenoaciertoaexplicar.Intuyo que el pergamino otorga un demonio al discípulo que lo lee. Muy probablemente, ese demonio sea un

diablillo de bajo nivel que el hechicero veterano concede a su discípulo para introducirlo en los secretos de lamagia negra. Ésta es, pues, una oportunidad irrepetible de examinar a un demonio procedente de una partedistinta del éter. Tal vez, gracias a un estudio concienzudo, consiga que ese diablillo me guíe en la direccióncorrecta. Concadafracaso,mi determinaciónaumenta,aunquenoconsigoahuyentaresasensación dequemiscolegasconsideranmimisiónunaespeciedepayasada.Aunquemidemonioesdébil,demostraréamisdetractoresquetengotantoderechoaseroficialcomoaquellosdesangrenoble.Ahora debomarcharme, puesel oficial almandome ha convocadoa su tienda. Tal vez seaéstami primera

oportunidaddeadentrarmeenterritorioenemigo.

Lasúltimaspalabrasestabanprácticamentegarabateadas,comosielautordeaquellaslíneastuvieramuchaprisa.Obviamente,aquelloeraunaespeciedediario.Fletcherechóotrovistazoalaportadaparaversihabíaalgúnnombre.Ysí,allíestaba,escritoenletrasdoradas:«DiariodeJamesBaker».

Fletcher reconocióaquelapellidoplebeyo.Esehombreeraunode lospocosplebeyoscapacesdeinvocardemonios,algoquesehabíadescubiertoporpuracasualidaddespuésdequeunmozodecuadrabastanteentrometido leyeraalgoquenodebía leere invocaraaccidentalmenteaundemonio.Trasesedescubrimiento, en las grandes ciudades se habían empezado a practicar pruebas a lamayoría de losaldeanos de la edad de Fletcher, por si acaso alguno de ellos poseía, ni que fueramínimamente, esamisma capacidad de controlar a un demonio. Pelt, sin embargo, era una aldea demasiado pequeña yremotacomoparamerecerunavisitadelaInquisición.

Fletcherestudiólahojasueltaehizounamuecadeascoalcomprenderdequématerialestabahecha.Seapreciabanenellaprimitivasrunas,bajolascualeselhechicerohabíaescrito,conpulcracaligrafía,lapronunciaciónfonética.

Entoncessonrióyempezóacomerselassalchichas,saboreandohastaelúltimobocado.Leresultabadifícilapartarlavista,queseleibaunayotravezhacialasiniestrahoja.Yasabíaquéeraloqueibaaintentarhaceraquellanoche...

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9

Fletchernoestabamuysegurodeporquésehabíamolestadoencolarseenelcementerio.Tampocoesquefueraaocurrirnada,alfinyalcabo.Paraempezar,sabíaquelamayoríadelosplebeyosquehabíanacabadosiendodiscípulossiemprehabíanmostrado,inclusoantesdequelosdescubrieran,algúntalentoespecial,comolacapacidaddemoverobjetospequeñosodegenerarchispas.Fletcherestabasegurodequelomásparecidoqueposeíaélauntalentoespecialerasuhabilidadpararetorcerlalengua.

Aunasí,eraemocionante.Y,porotrolado,siemprepodíaleerelconjuroyluegovenderlodurantesupróximoviaje al frentede los elfos; de esemodo,no le quedaría la espinitadenohaberlo intentado.LuegobuscaríaaRotherhamyserepartiríaconél lasganancias,claro.Alfinyalcabo,eraunregalomuygenerosoy,encualquiercaso,eraFletcherquienestabaendeudaconRotherham,ynoalrevés.

Sesentósobreunalápidarotaypusoellibroencimadeunviejotocón,aunospasosdedistancia.Lehabíacostadobastantedecidirsidebíadejarellibroencasaollevarloconsigo.Didricysusmatonestalvez intentaran colarse en la fraguamientras él estaba fuera, o tal vez lo atacaran si lo sorprendíandecamino al cementerio. Finalmente, había decidido llevarse el libro, pero sólo porque no soportaba laideadeperderlodevista.

Notóenlapalmadelamanoeltactoásperodelpergamino.Horrorizado,cayóenlacuentadequeantes de despellejar viva a la víctima, tenían que haberle grabado los símbolos en la piel para quedespuéscicatrizaran.Seestremecióalpensarenesahorrenda ideay tratóde sujetarelpergaminosinapenastocarlo.Lasuperficieseleantojóinesperadamentesecaypolvorienta.

Másqueunidiomaorco,laspalabrasdelpergaminoconstituían,enrealidad,unalistadesílabas,unaespeciedeescalamusical (do, re,mi...).Pero,al finyalcabo,él tampocosabíaqué idiomaseusabaparainvocar.Talvezlosorcoshubierantraducidoloqueélsedisponíaa leerapartirdeotroidiomacompletamentedistinto.Y,porsiesofuerapoco,JamesBakerhabíadejadoescritoqueaqueldemoniolohabíacapturadoantesunbrujoparadespués«regalarlo».Asaberloquesignificabatodoeso...Aunasí,pensóFletcher, leeríaaquellaspalabrasy luegovolveríaasucamacalentita,contentodesaberquealmenoslohabíaintentado.

—Dirahgomailofalogorahlo...Empezóahablarysesintióunpocoridículo,asíqueagradecióquenadieloestuvieraobservando...,

aexcepción,quizá,delosfantasmasdepersonasfallecidasmuchotiempoatrás.Laspalabrasbrotarondeentresuslabioscomosilasconocieradememoriaysintióunanecesidad

tangrandedepronunciarlasenvozaltayclaraquenohubierapodidopararpormuchoquelohubieradeseado.Loinvadióunaespeciedevértigo,unasensacióndeembriaguezqueloenvolviócomosifuerauncálidoabrigo;pero,enlugardelaturdimientoqueprovocalacerveza,Fletcherlopercibiótodoconunaclaridadasombrosa,comosiestuvieracontemplandolasserenasaguasdeunlagodemontaña.Ensu

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mente,laspalabrasformabanunaespeciedeecuaciónmística.Lasibarepitiendoenciclosdistintosquealpronunciarlosresultabancasimelodiosos.

—Failosoneidiroh...Las palabras eran como una interminable letanía, hasta que Fletcher llegó a la última línea. Al

pronunciar las palabras finales, notó en la mente algo que no le era desconocido: aquella agudasensación,deapenasunamilésimadesegundo,queexperimentabaenelmomentoenquelaflechasalíadelarco,aunqueenestecasolasensaciónleresultóeldobledeintensa.Percibirelmundodeaquellaformaseleantojóconocidoyextrañoalavez.Loscoloressevolvieronmásnítidos,casiiridiscentes.Tan luminosas parecían las florecillas de inviernoque crecían entre las tumbasque, por unmomento,tuvolasensacióndequeirradiabanunresplandoretéreo.

Conelcorazóndesbocadoenelpecho,notócomosialgoletiraradelamente,primerotímidamenteydespuéscontantafuerzaeinsistenciaqueFletchercayóderodillasalsuelo.

Al levantar lacabezavioquelaportadadel librobrillaba.Abrió losojoscomoplatoscuandolaslíneasdelpentáculocentellearonylaestrellaqueestabadentrodelcírculoempezóaemitirunresplandorvioleta.Yentonces,comosihubieraestadoallítodoeltiempo,aparecióunaesferadeluzazuljustounoscentímetrosporencimadellibro.Alprincipionoeramásqueunpuntofluorescente,comosifueraunaluciérnaga; luego, en cuestión de pocos segundos, aumentó hasta adquirir el tamaño de una piedrapequeña.Permanecióallí flotando,y tan intensoera subrilloqueFletcher tuvoqueapartar lamirada,paraluegocubrirselosojosconlasmanoscuandoelresplandorseintensificóhastaconvertirseenunaboladefuegotanluminosacomoelsol.Unensordecedorrugido,comoeldelafraguadeBerdoncuandoésteavivabalasllamas,leretumbóenlosoídosyleprovocódolorosaspunzadasenelcráneo.

Y,despuésdeunosinstantesqueparecieronhoras,todocesó.Enlarepentinaysilenciosaoscuridad,Fletcher se creyó muerto. Siguió arrodillado, con la frente apoyada en la blanda tierra, y jadeóconvulsivamente,aspirandoelperfumedelahierbaparaconvencersedequeestabavivo.Enelaire,sinembargo,flotabaunoloraazufrequenoleresultabafamiliar.Loúnicoqueloobligóalevantarlacabezafueunsonidoqueparecíaundelicadogorjeo.

Vioentoncesaundemonioacuclilladoenunpequeñomontículodehierba,amediometrodellibro.Estaba sentadosobre laspatas traserasy sacudía la largacolacomosi fueraungato salvaje.Con lasgarras sujetaba los restos de algo negro y brillante, una especie de diablillo con forma de insectoprocedentedelotromundo.Estabaroyendoelcaparazóndeaqueldemonioescarabajocomosifueraunaardillacomiendounfrutoseco.

Lacriaturanoeramásgrandequeunhurón.Teníaelcuerpomenudoylasextremidadeslobastantelargascomoparapodercorrerconlaeleganciadeunpuma,enlugardearrastrarsecomounlagarto.Lapiel lisaeradeun intenso tonoburdeos,elcolordeunvinodecalidad.Losojos,grandesyredondoscomolosdeunbúho,erandeunatonalidadambarina,yenellosseadivinabaunamiradainteligente.ParasorpresadeFletcher,eldemoniocarecíadedientes,peroposeíaunhocicoterminadoenpunta,casicomoel pico de una tortuga de río. En aquelmomento, lo estaba utilizando para partir el último trozo delescarabajo,traslocualconcentrósuatenciónenelchico.

Fletcherpalidecióyretrocedióhastaapoyarlaespaldaenlalápidarota.Asuvez,lacriaturachillóyseocultótraseltocón,saltandoenzigzagmientrassacudíalacoladeunladoaotro.Elmuchachosefijóen que ésta terminaba en una afilada arista, comouna delgada punta de flecha tallada en un hueso de

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ciervo.Elcementerioestabaencalma;nilabrisamásleveinterrumpíaelsilencioquecubría,comosideunmantosetratase,elmundodeFletcher.

Porencimadelbordedel tocónapareció laesferaamarillentaqueeraelojodeldemonio,elcualobservóconreceloaFletcher.Cuandosusmiradasseencontraron,éstenotóalgoextrañoenunpequeñorincóndesumenteconsciente,unaespeciedenítidaalteridadqueparecíaenciertamaneravinculadaaldemonio.Experimentóunaintensacuriosidadquedetaninsistenteresultabaabrumadora,apesardequeloapremiabaeldeseodehuir.Contuvoungrito,cogióaireysepreparóparaecharacorrer.

Derepente,eldemoniosepusoenpie,saltóeltocónconunelegantemovimientoyseagarróalpechodeFletcher,que respirabacondificultad.Se loquedómirandoy ladeóunpoco la cabeza, comosi leestuviera examinando el rostro. El chico contuvo el aliento mientras la criatura parloteabaincomprensiblementeyluegoledabaungolpecitoconunapatadelantera.Fletchersequedóinmóvil.

De nuevo, el demonio le habló con una especie de gorjeo. Y, después, para horror de Fletcher,empezóatrepar,clavándolemuydespaciolasgarrasenelcuerpo.Seleenroscóenelcuellocomounaserpiente,yelmuchachonotólasuaveycálidapielcurtidadelvientredelacriatura.Lacolalepasópordelantedelacarayluegoseleenroscótambiénenelcuello.Fletchernotóunalientocálidojuntoalaorejaysupoqueaquelbichosedisponíaaestrangularlo.LamismamuertedolorosaqueDidricyahabíaintentado causarle. Por lomenos, no tendrían que trasladar su cuerpo a ninguna parte para enterrarlo,pensómorbosamente.Cuandoeldemonioempezóaapretar,Fletchercerrólosojosyrezóparaquefueraunamuerterápida.

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10

Losminutospasabanlentamente.Eltercertoquedecampanadelanocheyadebíadehabersonado,asíque sólo faltabanunaspocashoras para el amanecer.Fletcher empezaba a tener frío, pero contuvo elimpulsodeecharseatemblarpormiedoaasustaraldiablillo.Cadavezqueeldemonioexpulsabaelairepor los orificios nasales, Fletcher veía dos volutas de vapor. El pecho de la criatura subía y bajabasiguiendounritmoregular,yeljovenoíaunlevesusurrocuandoelalientocálidolerozabalaoreja.Eracomosiaqueldemonio...¡estuvieradurmiendo!Fletchernoteníaniideadecómohabíaocurrido,perosealegrabadeseguirvivo.

Cuandotratódequitarsealacriaturadeencima,eldemoniogruñó,dormidoaún,yselesujetóconmásfuerzaalcuello,apocoscentímetrosdelayugular.Retirólosdedosyeldemonioserelajódenuevo,con un ronroneo de satisfacción. Le recordó a uno de los gatos de la aldea, que solía colarse en suhabitación durante las ventiscas. Se le acurrucaba en el regazo y, reacio a abandonar aquel lugar tancalentito,bufabacadavezqueFletcherintentabalevantarse.Alparecer,aqueldiablillotambiéneraunacriaturamuyposesiva.

Alfin,elchicosepusoenpieysedirigióallibro,conelcuellorígidocomosillevaraunajarradeaguaenequilibriosobrelacabeza.Seagachócondificultad,recogióellibro,guardóelpergaminoentresus páginas y sujetó el volumen junto al pecho. Si tenía que aprender a dominar a aquel demonio,probablementeleibaahacerfalta.

Fue entonces cuando lo oyó: el sonido de voces airadas a lo lejos. Se giró y vio al fondo delcementerioeldestellodeunaluztemblorosa,queseibaacercando.¿Cómolohabíanencontrado?Talvezalgúnvecinohubieraoídounruidoohubieravistolaluzdelaesfera.Leparecíaextraño,sinembargo:habíaelegidoelcementerioprecisamenteporquesehallabaenunpequeñoafloramientoalnortede laaldea,situadoacasiunkilómetrodedistanciadelacasamáspróximayalquesólopodíaaccederseporunpeligrosocaminodecabras.

Echóunvistazoasualrededor,presadelpánico,hastaquedivisóunmausoleomedioenruinasenunrincón del cementerio. Tenía las dimensiones de una cabaña pequeña, estaba rodeado de recargadascolumnasydecoradoconflorestalladasenlapiedra,aunquelalluviayahabíaborradolosdetalleshacíamucho tiempo. Fletcher se dirigió hacia allí y entró en elmausoleo por un acceso que eramuy bajo;despuésseadentróenlaoscuridadyseagazapótraselbloquedepiedraquecubríalacripta,alfondodelsepulcro.Sabíaqueapenasunosmetrospordebajodeélseocultabaunantiguoosario.Loshuesosdevariasgeneracionesdealdeanosseapilabanallícomosifueranmontañasdeleña.

Se había escondido a tiempo; apenas unos segundosmás tarde, el resplandor de la llama de unaantorchailuminóelsuelo,justodelantedesuescondrijo.

—Estoyempezandoapensarquenoshastraídoaestecementerioparaperdereltiempo—seoyóla

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vozdeDidric,queparecíafrustrado.—Telodigoenserio,lohevistosalirporlaspuertasdelapartedeatrásdelaaldea.Fletcherreconocióaquellavoz:eraCalista,unacentinelanueva,ademásdelacompañeradejuergas

deDidric.Eraunamuchachadefaccionesduras,conunavenasádicacasitanpeligrosacomoladesuamigo.

—Supongoquetedascuentadequetodoestoesabsurdo...¿Vaaestarpaseándoseprecisamenteporelcementerio,enplenanoche?Notienefamilia,¿aquiénquieresquevisite?—seburlóelchico.

—Tiene que estar aquí,Didric.Hemos comprobado tanto los huertos como los almacenes y no lohemosencontrado.Ésteeselúnicositioquequedaalnortedelaaldea—respondióCalista.

—Bueno, pues registrad todo el cementerio. A lo mejor está escondido detrás de alguna lápida.Vamos,tútambién,Jakov.Notepagoparaqueestésahídepiesinhacernada—ordenóDidric.

Jakov refunfuñó, y Fletcher se encogió al verlo pasar con sus torpes andares por delante delmausoleo.LaantorchadeDidricproyectabaunalargasombraanteél.

Lacosasehabíapuestofea.ADidricyaCalistapodríahaberlosderrotado,peroaJakov...Suúnicaopción consistía en huir. Aun así, a la chica la habían contratado como centinela por su constituciónatlética, por lo que Fletcher no estaba muy seguro de ser más rápido que ella, y menos aún con undemonioenroscadoalcuello.Labuenanoticiaeraque,alparecer,Didriceraelúnicoquellevabaunaantorcha,asíquetalvezFletcherpudieradespistaralosotrosdosenlaoscuridad.

Sedejócaeral fríosuelodemármolysequedóquieto,con laesperanzadequesemarcharansinregistrarelmausoleo.Eraunlugarobvioenelquebuscar,aunqueasimplevistaprobablementeparecíavacío,dadoqueélestabaocultotraslalosadepiedra.

Enelexterior,laluzdelaantorchafuemenguandoamedidaqueDidricsealejabaentrelashilerasdetumbas.Una intensa lluviaempezóacaercon fuerzasobreel tejadoyFletcherse relajóunpoco:conaquelaguacero,notardaríanenabandonarlabúsqueda.

Deltecho,agrietado,prontoempezaronafiltrarsegotasdelluvia.Unhilillodeagualecaíajustoallado,porloqueFletcherseapartódelcharcoqueyahabíaempezadoaformarseeintentómantenerlacalma, aunque no le resultaba fácil, teniendo en cuenta quiénes eran los que lo estaban buscando allífuera.Sepreguntósilosanimalesqueélperseguíaporelbosquecuandocazabatendríanexactamentelamismasensación,ydeseóquenofueraasí.

JustocuandocreíahaberselibradodeDidricydesuscompinches,advirtióquelaoscuridadquelorodeaba se iba retirando amedida que se acercaba la luz de una antorcha. ¡Didric estaba volviendo!Fletchercontuvolarespiracióncuandoelcentinelaentróenelmausoleoyescurriósucapa.Laantorcha,mojada, chisporroteó y finalmente se apagó.La sala quedó sumida en la oscuridad.Didric soltó unascuantas palabrotas. Un instante más tarde, entraron también Jakov y Calista, tan empapados ymalhabladoscomosuamigo.

—¿Oshedichoyoquedejaraisdebuscar?—bramóDidricenlaoscuridad,aunqueparecíabastanteresignado.

—Noestáaquí.Debedehabervueltosobresuspasoscuandoheidoabuscarte—dijoCalista,conuntonodeamargura.

—Nocreáisqueosvoyapagar—lesespetóDidric—.SinFletcher,nohaydinero.—Pero¡estamosempapados!—gimoteóJakov,aquienlecastañeteabanlosdientes.

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—Noseascrío.Todosestamosmojados.Puedequeesechivatonoshayadadoesquinazo,peroesosignificaquelopasaráaúnpeorcuandofinalmentedemosconél.Venga,larguémonosdeaquí.

Fletcher soltó un silencioso suspiro de alivio al oír los pasos que se alejaban por la cámara. Yentonces,justocuandocreíaquesuagoníahabíaterminado,eldemoniosemovió.Bostezóconunruidosomaullidoyseledesenroscódelcuello.TrasdarleuncariñosolametónaFletcherenplenorostro,sedejócaersobresuregazoysedesperezóconlánguidosmovimientos.

—¿Quéhasidoeso?—dijoDidricentredientes.Malditasea.

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11

Fletchersepusoenpieyenderezóloshombros,porloqueeldiablillocayóalsuelo.Aullóamododeprotestaysaliódisparadohaciaelrincónmásoscurodelmausoleo.

—¿Erestú,Fletcher?—preguntóDidric,entornadolosojosparaintentarverenlaoscuridad.Laentradaeralaúnicapartedelacámaraqueresultabavisiblealadébilluzdelaluna,demodoque

Fletchernoeramásqueunaoscurafiguraentrelassombras.Didricempezóaacercarseaél.—¿Quéquieres,Didric?¿Notendríasqueestardurmiendo?—preguntóFletcher,conunaseguridad

ensímismoenlavozqueenrealidadnosentía.EramejordejarseverquepermitirqueDidricseacercaraainvestigar,puespreferíaquelalápida

lossiguieraseparando.—¡Aquíestáesechivatillo!—exclamóelcentinela.En realidad, podía haberse ahorrado la exclamación, pues Jakov yCalista ya estaban tras él. Sus

negras siluetas se recortabande forma siniestra contra el cementerio iluminadopor la luna, lo cual leconcedíaaFletcherlapequeñaventajadesaberdóndeestabansusenemigos.Porotrolado,elhechodequebloquearanlasalidanoledabamuchasoportunidadesdeescapar.

—Atrapadocomounarataenunatrampa—dijoDidric,enuntonodesádicoregocijo—.Ahoranoerestanlisto,¿eh,Fletchy?

—Veoquetehastraídoatusdosniñeras—respondióFletcher,mientrasseestrujabaelcerebroenbuscadelaformadesalirdeallí—.Trescontrauno,¿no?¿Porquénoteenfrentasamícomounhombre?Ah,no,espera...,esoyalohemosintentado.

—¡Cállate!—le soltóDidric—.Medisteunpuñetazo, imbécil.Sihubiera sidouna lucha justa, tehabríahechopicadillo—loamenazó,enuntonoqueponíaderelievesurabiaysuorgulloherido.

FletchersabíaquelaúnicamaneradesalirdeallíeraenfrentarsedirectamenteaDidric,caraacara.—Bueno,puespeleaconmigoahora.QueJakovyCalistaveanloquehubierapasadosinotehubiera

dadounpuñetazo—dijoFletcher,tratandoderesultarlomásconvincenteposible.Apretólospuñosydiounpasoalfrente.SeprodujounsilencioyluegoDidricchasqueólalengua.—Ah,no,Fletcher.Yasé loqueintentashacer—dijo,echándoseareír—.Yhoynopiensopelear

contigo.SurisasocarronaretumbóenlacámarayleprovocóaFletcherunescalofríoenlaespalda.—Perfecto,puesnopeleesconmigo.Venga,vamosaacabaryaconel temade lapaliza,quetengo

cosasquehacer—dijoFletcher,entonoamenazador,parahacerseoírporencimadelarisadeDidric.Pasólamanoporelbordedelalosaquecubríalaentradaalacriptaycalculóatodaprisa.Sabía

que existía otra entrada a las catacumbas en una capilla abandonada justo delante del cementerio. Siconseguíaabriraquellaentrada,alomejorpodríahuirporallí.Notóbajolamanounreveladorcrujido,

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queanunciabaqueunapesadalápidasellabalaentrada.Eraunaposibilidadmuyremota,peroteníaquedesplazarlalosamuydespacio,pasoapaso,paraquelosdemásnosedierancuenta.MenudasuertequeaDidriclegustaratantoelsonidodesupropiavoz.

Mientras Jakov y Calista secundaban las carcajadas de Didric, Fletcher apartó la losa apenas unmilímetroyseencogióalescucharelrocedelapiedracontralapiedra.Ibaatardarmásdeloquehabíaimaginado.

—Tampoco hemos venido a darte una paliza, pedazo de idiota—dijo Didric, que apenas podíadisimular su regocijo—.No, hemos venido amatarte, Fletcher.Qué casualidad que precisamente estanochehayasdecididoveniralcementerio.Seráunlugarperfectodondeescondertucuerpo.

AFletcherselehelólasangrecuandooyóunchirridometálico:susoponentesestabandesenvainandolasespadas.Apretólosdientesytiró.Consiguiódesplazarlalosaunpardecentímetrosmás,peroaúnnoerasuficiente.Necesitabamástiempo.

—¿Matarme? ¿Con los pinkertones en la aldea? Eresmás estúpido de lo que creía. Berdon sabedóndeestoyy se irádirectoabuscarlos sinovuelvoprontoacasa—dijoFletcher,paramarcarseunfarol.

Didricloignoróyavanzómediopaso.Fletchervolvióaintentarlo:—Mediaaldeanosviopelearanoche.¿Osvaisapasarelrestodevuestravidaenlacárcelporuna

disputaqueempezóhacesólounpardedías?—dijoenvozalta,paratratardedisimularelrocedelarocaaldesplazarlaunospocoscentímetrosmás.

Didricsedetuvoyseechóareír.—Ay,Fletcher.Miqueridopadretienealospinkertonesenelbolsillo.Searrestaríanelunoalotro

antesquereteneralhijodesunuevosocioenlosnegocios—dijoDidric,lamardetranquilo.Fletcher guardó silencio mientras trataba de pensar. ¿Socio en los negocios? ¿De qué estaba

hablando?—Dehecho—prosiguióDidric—,a lomejor tecuento loquesehahabladodurante lacena,hace

apenasunashoras,paraquesepasloquevaaocurrirenestapequeñaaldeacuandotúyaestéscriandomalvas.

DidricextendiólosbrazosparadeteneraJakovyaCalistacuandoéstostratarondedarunpasoalfrente.

—Yvosotrosdosvaisadescubrirporquéponersedemiparteesunajugadamuyinteligente.—Adelante,pues.Ilumíname,¿quieres?—dijoFletcher.Empujóla losadepiedralobastantecomoparaqueseabrieraunapequeñarendija,a travésdela

cuallellegóunabocanadadeaireviciadoprocedentedelacripta.Olíaarancio,igualqueunpergaminoviejo.

—Comosupongoqueyatehabrádichoesesoldadofarsante,seobligaráaloscriminalesconvictosaalistarseenelejército.Enmiopinión,unaideapésima,perodondelosotrosnovenmásqueignorancia,mipadreveoportunidades—sejactóDidricmientrasseapoyabaensuespada—.Alosprisionerosselostransportaráduranteeldía,yporlanochepararánadormirenlasprisionesdelcamino,siemprequesean lo bastante seguras. Pero cuando lleguen a la localidad situada más al norte, Boreas, aún lesquedaránotrosdosdíasdecaminohastaelfrentedeloselfos.Yesosignificaquetendránquepasarlanoche en el bosque, queno es precisamente lamejor opción.Ya sabes, cualquier bandademaleantes

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podríaatacarelconvoyenplenanochey,sinceldas,¿quiénpodríaevitarquehuyesenlosprisioneros?Pero...¿quéhayentreBoreasylafrontera?LamuyilustrealdeadePelt,claro.

Fletcher ya estaba harto del tono petulante de Didric, pero sabía que su vida dependía de lasfanfarronadasdeaquelmuchacho.

—¿Yqué?Nopuedenquedarseaquí,esdemasiadopequeño.¿Quévaisahacer,alquilarlesalgunasdelashabitacionesqueossobranencasa?—preguntóFletcher.

Consiguió introducir las manos en la rendija y sujetar la losa de piedra por debajo, lo cual lepermitió hacer palanca. Tal vez pudiera desplazarla de un empujón y saltar al interior, pero preferíaesperaraqueDidricestuvieraenmitaddeundiscursoparatenerasíunpocodeventaja,quesindudaleibaahacerfalta,pues,parasalirdelacripta,tambiéntendríaqueretirarlalosaquecubríalaentradadelotroextremodelascatacumbas.

—No has entendido absolutamente nada, pero ya me lo esperaba —dijo Didric, en un tono deexagerada impaciencia—.Vamos a exigir el cobro de nuestras deudas, Fletcher.Nos quedaremos contodas las casas y convertiremos esta aldea en una prisión. Cobraremos el mismo precio que en unaposadade lujo, pero sóloofreceremosgachasy camastrosdepaja.Llenaremosnoche tras noche..., y,como el dinero saldrá de las arcas del rey, el pago estará garantizado. ¡Imagínate los beneficios!Loscentinelasquenossobranseconvertiránenceladores,y lasempalizadasserviránpara impedirque lagentesalga,noparaevitarqueentre.Y,enelcasodequealgúnprisioneroconsigaescapar,loslobosselocomerán,esosinosepierdeantesenelbosque.Lospinkertonesyahanfirmadoelacuerdo.Aunquelaleynoseapruebe,nuestraprisiónserá lamásremotayseguraquesehayaconstruidojamás..., ¡ybienlejosdelagentehonradadelaciudad!

Fletchertardóunossegundosencomprenderaquellaspalabras.Suhermosohogar,queseremontabaavariasgeneraciones, convertido enuna cárcel.Lamayoríade loshabitantesde la aldeaperderían suspropiedades,pueslesresultaríaimposiblepagardeudasquemultiplicabanpordiezloquehabíanpedidoprestado. Era tan aterrador que ni siquiera se atrevía a pensar en ello, pero aun así se aferró a unaesperanza,aundetallemayúsculoquesindudaaCasparselehabíaescapado.

—No funcionará, Didric. El frente de los elfos no necesita reclutas. Allí es donde envían a losdespojos,hastaquelesllegueelmomentoderetirarse.YnisiquieraesosdesgraciadosvisitanPelt,puesviajandenocheoacampanenlosbosquesparanotenerquepagarseunaposada—señalóFletcher.

Empujó la losa lobastantecomoparapodermeterseporelhueco,peroesperó.Queríasabermás.Debíaadvertiralosaldeanos.

—Bueno,puedequealomejornoseastanestúpido,Fletcher,perocometesunerror.Unerrormortal.—Seriodesupropiabromayblandiólaespadaconaireamenazador—.Mira,resultaqueelfrentedeloselfosesun lugarperfectoparautilizarlocomocampamentode instrucción.Allí seprepararáa loscriminalesparalaguerra,enunlugarrelativamenteseguroyalasórdenesdeexperimentadosguerreros.Y luego, cuando estén preparados, se les destinará al sur, donde sí deberán luchar. No tienes razón,Fletchy,esteplanesperfecto.Perohayalgoqueaúnnotehedicho.Ycreoquetevaaencantar.

Didricguardósilencioalaesperadequesurivallepreguntaradequésetrataba.AFletcherlediounvuelcoelcorazón.Porlógica,silosprisionerosibandirectamentealfrentedelosorcos,todoseríauncaos.El ejércitodel reynopodía librar unaguerra y, almismo tiempo, tratar de contener amiles decriminales recién liberados.Encuanto seprodujeraunmotín, los soldadosacabarían luchandoendos

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frentesdistintos.Portanto,eramejorenseñardisciplinayadoctrinaralosnuevosreclutasenelfrentedelnorte,antesdeenviarlosalsurareforzarelmaltrechoejércitodeHominum.

—¿Dequésetrata,Didric?—leespetóFletcher.Notólarabia,cáusticayabrasadora,queseleibaacumulandoenelpecho.Didricysufamiliaeran

comogarrapatasquelechupabanlasangreaPelt.Yahora,además,selaestabaninfectando.—Justoantesdecerrareltratomeacordédeti,Fletchy.Detiydeesezoquetegrandullón,Berdon.Y

ledijeamipadrequehabráqueequiparalosnuevosreclutas,poresolepropuseunasoluciónqueamímeparecemuyingeniosa.Asípues, lospinkertonesañadieronalacuerdounapéndicesegúnelcualsenosotorga la exclusividadde losderechosdeventa a losnuevos reclutasdel frentede los elfos.Susintendentes sólo podrán comprar las armaduras y las armas que venda nuestra familia.Dentro de unasemana,empezamosa traermaterialdeBoreas.Ycréemecuandotedigoque,graciasa lascantidadesquevamosacomprar,podremosbajarlospreciosalamitaddeloquecobraBerdon.Así,queyaloves,además de llorar tu muerte, ese estúpido pelirrojo acabará en la ruina. Quién sabe, a lo mejor locontratamoscomomozodecuadra.Total,tampocosirveparanadamás...

Apesardelaoscuridad,FletcherpercibióunasonrisadesatisfacciónenelrostrodeDidric.Ensuinterior,larabiaempezóaardercomolafraguadeBerdonyledesbocóelcorazónhastaelpuntodequele pareció notar la sangre en los oídos.A cada latido, el odio se le extendía por todo el cuerpoy lemartilleabalassienes.Hastaentoncesnuncahabíadeseadomataranadie,peroenesemomentoentendióelimpulso.Didricteníaquemorir.

Conesaideaenlamente,percibióelvínculoquelouníaaldiablillo,comosifueraunaarañaquecuelgadesutela.Surabiaviajóporesefinohiloconunapoderosafuriaytuvolasensacióndequeenlamenteconscientedeldemonioarraigabalamismadeterminaciónqueenlasuya:Didriceraunenemigo,unaamenaza.

—¿Notienesnadaquedecir?Vaya,puesnomeharesultadotansatisfactoriocomocreía—suspiróDidric,dirigiéndosealosotros.Luegolevantósuespadaydiounpasoalfrente—.Enfin...,matémoslo.

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12

JustoenelmomentoenqueDidricpronunciabaaquellaspalabras,eldiablillosalióvolandodeentrelassombras.Clavósusgarrasenlacaradelcentinelay,sindejardegritar,empezóaarañarloconfuria.Elchicogimiódedolorysoltólaespada,querebotóenelsueloconunsonidometálico.Luegoempezóadarvueltasportodoelmausoleo,comosiestuvieraposeído.

—¡Quitádmelo,quitádmelodeencima!—gritó,conlacarayacubiertadesangre.JakovyCalistagolpearonaldiablillocon lospuños, tratandodenoherira sucompañero.Acada

puñetazo,Fletcherpercibíaunvagofogonazodedolorenalgúnrincóndesumenteconsciente,peroeldemonio seguía tercamente aferrado al rostro deDidric, rugiendo de ira. La rabia de Fletcher seguíacreciendoensuinterior,comosifueraunpavorosoincendio,yloibatiñendotododeunafuriamásquejustificada.Cuandoesairaalcanzósumáximoapogeo,Fletcherexperimentóunavezmásesemomentodelucidez:asusojos,lasangreoscuradeDidricsevolviódeuntonorojorubí.

Eldiablilloguardósilencioduranteuninstanteydespuésabriólabocaporcompleto,comosifueraunaserpiente.De las faucesde lacriaturabrotóunchorrode fuegoquepasómuycercadel rostrodeDidric,tantoqueleincendióelpelo.UnsobrenaturalresplandoranaranjadoiluminóelmausoleoenelmomentoenqueDidricsedesplomabaenelsuelo.Sugritoahogadocesódeinmediatocuandosegolpeólacabezacontraelsuelodemármol.JakovyCalistasearrodillaronjuntoaélytratarondeapagarlasllamas mientras gritaban el nombre de Didric una y otra vez. El demonio correteó hasta su amo, yFletcher, tras cogerlo enbrazos, saltó al interiorde la cripta.Empezóa correrhacia la salida, conelcorazóndesbocado,comosifueraunpájaroenjaulado.

Allíabajotodoestabacompletamenteaoscuras;laatmósfera,gélida,olíaarancio.Fletchersiguiócorriendo,tropezandounayotravezenlasentrañasdelatierra.Conellibrofirmementesujetobajoelbrazo,palpólanegruraconlaotramanoyrozópilasdehuesos,quesemanteníanunidasporoxidadosalambres y siglos de polvo. Tiró accidentalmente un cráneo al suelo al meter el dedo en una de lascuencas vacías. La calavera rebotó por el estrecho corredor hasta quedar reducida a un montón deespeluznantes fragmentos. En su desesperada huida para salir de allí, pasó por encima de ellos y losaplastóconlospies.Laatmósferaerasofocantey,cadavezquerespirabaaquelairecargadodepolvo,Fletcher creía estar asfixiándose. El demonio, por otro lado, no le ponía las cosas fáciles, pues leclavabalasgarrasenlateladelacamisaysiseaba,molesto.

Trasloqueleparecióunaeternidad,notóunintensodoloralgolpearselaespinillacontraunsalientedepiedra.Tanteócon lasmanosyencontróotrocanto igual.Respiró,aliviado,aldarsecuentadequehabíaencontradolaescaleraquesubíaalacapilla.Trasascenderyllegaralúltimopeldaño,hallóotralosa de piedra. Haciendo un colosal esfuerzo, consiguió levantarla y desplazarla hacia un lado, paraterminarlanzándolaalsueloconunfuertegolpe.

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Eldébilresplandordelaluna,quesecolabaporlasventanasrotasdelacapilla,bañóaFletcherenunahermosaluzplateada.Respiróunagranbocanadadeairefrescoydiolasgraciasporhaberpodidosalirdeaquellatrampamortal.PeroenseguidalevinoalamenteloqueDidricleacababadecontar.AsíquedebíaregresarjuntoaBerdonloantesposible.Élsabríaquéhacer.

Fletcher echó a correr en la oscuridad, tan sólo guiándose por la luz de la luna para encontrar elcamino de cabras. Estaba convencido de que los otros dos no debían de andar muy lejos de allí,probablemente conDidric a cuestas.Calculó que disponía comomucho de diezminutos antes de queempezaraacorrerlavoz.Siloscentinelasseenterabandequehabíanatacadoaunodelossuyos,erapocoprobablequeFletchersiguieraconvidahastaquesecelebrarasu juicio.Y,enelcasodeque lojuzgaran, los contactosdeCaspar le impedirían tener un juicio justo, por nohablar de losdosúnicostestigos,quenotendríanelmenorreparoenmentir.

Laaldeaestabasilenciosacomosinofueramásqueunasombra.Todoelmundodormía.MientrasFletchercorríahacialaspuertas,sintióunainmensaalegríaaldarsecuentadequeelpuestodelcentinelaestabavacío.Unodesusatacantes,pensó,debíadehaberabandonadolaguardiaparairensubusca.

Eldébilresplandordelasascuas,quehumeabanlentamentemientrasseibanapagando,iluminabalafragua.BerdondormíaenlasillademimbreexactamenteenlamismaposiciónquecuandoFletchersehabíaescabullido.

Nohabíatiempoqueperder.Debíahuir.LaideadeabandonarPeltlohorrorizabaysólodepensarloseleencogíaelcorazón.Duranteunmomentoseimaginóunavidadevagabundo,deambulandodepuebloenpueblo,mendigandosobras...Ahuyentóesospensamientosdesumente.Cadacosaasudebidotiempo.

Acongojado,sacudióaBerdonparadespertarlo.—¿Quépasa?—murmuróelhombre,adormilado,mientrasapartabalasmanosdeFletcher—.Estaba

durmiendo.Despiértameporlamañana.Fletchervolvióazarandearlo,conmásfuerzaestavez.—¡Despierta!Tienesqueayudarme.Notenemosmuchotiempo—ledijo—.¡Vamos!BerdonloobservóyluegosesobresaltócuandoelcuriosodiablilloabandonóelhombrodeFletcher

ysedejócaersobresupecho.—¿Quéeseso?—aulló,tratandodealejarsedeaquelpequeñomonstruolomáximoposible.EldemoniochillóalescucharaquellavozytratódeaferrarsealabarbadeBerdon.—Esunalargahistoria,asíqueteharéunresumen.Tienesquesaberquevoyaestarunatemporada

fueradelpueblo—empezóadecirFletcher.Cogió el diablilloy se lo colocódenuevoen el hombro.La criatura se le enroscóotravez en el

cuelloyronroneódébilmente.Fletcherhablómuydeprisa.Sesaltólosdetalles,aunqueseaseguródequeBerdonentendieraloque

habíaocurrido.Mientrascontabalahistoria,elchicocomprendióloestúpidoquehabíasidoaldirigirsealcementeriocruzandoelcentrodelaaldea,puespodríahaberlovistocualquiera.Terminadosurelato,sequedóinmóvil,tratandoderecuperarelaliento.Agachólacabeza,avergonzado,mientrasBerdonibade un lado para otro, encendía una antorcha y empezaba ameter unas cuantas cosas en unmacuto decuero.Berdontansólolehizounapregunta:

—¿Estámuerto?—quisosaber,mirándolofijamentealosojos.—No... lo sé. Se ha dado un golpe muy fuerte en la cabeza. En cualquier caso, tendrá algunas

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quemadurasenlacara.Seguramentediránqueloheengañadoparaquefueraalcementerioyqueallílohe atacado con una antorcha, es decir, que he intentado matarlo. Te he fallado, Berdon. He sido unestúpido—dijoFletcher,sollozando.

Losojosse le llenaronde lágrimasmientrasBerdon leentregabaelenormemacuto,elmismoqueFletcherhabíautilizadoparallevarlasespadasalfrentedeloselfos.Sindejardellorar,arrojóellibroal interior y deseóque jamás hubiera llegado a susmanos.La desesperación le aplastaba el corazón.Berdonapoyólasmanosenloshombrosdelmuchachoyselosapretó;eldemonioseprecipitóalsuelo.

—Séquenotelohedichojamás,peronieresmiaprendiznieresunacarga.Eresmihijo,Fletcher,aunquenotengamoslamismasangre.Estoyorgullosodeti,especialmenteestanoche.Tehasdefendidoynohaynadadeloquedebasavergonzarte.

EstrechóaFletcherentresusbrazosyelmuchacho,sindejardellorar,apoyóelrostroensuhombro.—Tengoalgunosregalosparati—dijoBerdonmientrassesecabalaslágrimasdelasmejillas.Sefueasuhabitaciónyregresóalpococargadocondosgrandespaquetes.Losguardóenelmacuto

deFletcherylededicóalmuchachounasonrisaforzada.—Telosibaadarcuandocumplierasdieciséisaños,peroserámejorquetelosdéahora.Ábrelos

cuandoestéslejosdeaquí.Ah,necesitarásprotección,asíquellévatetambiénesto.Delaparedmásalejadacolgabaunarmero.Berdoneligióunaespadacurvadaqueestabaalfondo,

dondeguardabalosartículosmenoscomunes.Laacercóalaluz.Eraunobjetoextraño,queFletchernohabíavistojamás.Elprimerterciodelarmaeraigualqueen

cualquierotra espada, esdecir, unaempuñaduradepiel seguidadediezcentímetrosdeafiladoacero.Pero,apartirdeahí, lahojasecurvabaenformademedialuna,comosifueraunahoz.Alfinaldelacurva,lahojaseguíarectahastaterminarenunaafiladapunta.

—No te has entrenado nunca, así que si tienes problemas para usarla... Bueno, mejor que nopensemoseneso.Elsabledehojacurvaesuncomodín.Nadiesabrácómoesquivarlosgolpes.Puedesatraparlahojadetucontrincanteenlacurvadetuespada,obligarloabajarlaguardiayluegogolpearconlaparteopuestaalfilo.Lapuntaeslobastantelargacomoparaclavárselaaalguien,asíquesitevesobligadoautilizarladeesemodo,hazlo.

Berdon le hizo una breve demostración.Deslizó el sable hacia abajo y hacia un lado y, luego, lolevantóhastalaalturadesucabezaydescargóunpoderosogolpe.

—Elbordeexteriordelsablesecurvacomounabuenacabezadehacha.Puedesusarla,pues,parapartirunescudooinclusoparatalarunárbol,sihacefalta.Muchomejorqueunaespadacualquiera.Ytambiénpuedesdecapitaraunhombreconungolpehaciaatrás.

Le entregó la espada aFletcher, que la sujetó con un cinturón de cuero a la parte posterior de sumacuto.

—Mantenla bien engrasada y protégela de la humedad.Debido a su forma, no cabe en una vainanormalycorriente,asíquetendrásqueencargarunaencuantopuedas.Dilealherreroqueesunkhopeshdemedidanormal.Siconocesuoficio,sabráhacerteunavaina—dijoBerdon.

—Gracias,loharé—respondióFletcher,agradecido,mientrasacariciabalaempuñaduradepiel.—Yencuantoaesedemonio,mantenlooculto—leaconsejóBerdon,quecontemplabalosojosde

color ámbarde la criatura—.Nuncapasarásporunnoble,ni tampocodebes intentarlo.AunquenadiehayaoídohablardeDidric,esmejorquenollameslaatención.

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Fletcher cogió al demonio en brazos y lo examinó, preguntándose cómo iba a mantener oculta aaquellacriaturatanrebelde.

De repente, empezaron a sonar las campanas y su estridente repique reverberó en las calles delpueblo.Apesardelestruendo,Fletcheroyóunosgritoslejanosenlacarretera.

—¡Vete!Peronotedirijasalfrentedeloselfos,porqueallíesdondesesuponequehuirás.Dirígeteal sur, hacia Corcillum. Yo atrancaré la puerta de la fragua para que crean que sigues aquí. Losentretendrétodoloquepueda—dijoBerdon,mientraslosacabaaempujonesdelafragua,haciaelairefríodelanoche—.Adiós,hijo.

Fletcher vislumbró por última vez la figura de su amigo,mentor y padre recortada en el umbral.Luego,Berdoncerródeunportazoyelchicoseencontrósoloenelmundo,aexcepcióndelacompañíaqueleofrecíalacriaturaquellevabaenroscadaalcuello.Eraunfugitivo.

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13

Habíanpasadodosdías.Dosdíasestuvohuyendodeunladoaotroparadejarpistasfalsas.Sincomer,sindormir,bebiendosolamentecuandovadeabaalgúnarroyodemontaña,tratandodeborrarsurastroydenodejarhuellas.Cuandoseparabaadescansar,oíaalolejoselladridodelosperrosdecaza.

Denochesubíaalacopadealgúnárbolaltoparaguiarseporlasconstelacionesquebrillabanenelcielo.Desdeallíarriba,veíaenlosvallesaltoselresplandordelasfogatas.Todosloscentinelasdelaaldeaylamayoríadeloscazadoresloestabanpersiguiendo.ElpadredeDidric,Caspar,debíadehaberofrecidounagenerosarecompensaporlacabezadeFletcher.

Esaterceranoche,tansóloviodébilespuntosdeluzenlaladeradelamontaña.Susperseguidoreshabían dado media vuelta al enfriarse el rastro. Respiró, aliviado, y empezó el largo descenso, concuidadodenocaer.Cualquierherida,hastaunesguinceeneltobillo,podíasignificarlamuerte.

Noseconfiódemasiado.LordFaversham,unpoderosonoble,poseíalamayoríadelastierrasquesehallabanalospiesdelasmontañasDientesdeOsoyerafamosoporenviarpatrullasdehombresasusbosques, en busca de cazadores furtivos. A Fletcher no le resultaría nada fácil explicarles por quéviajabasoloyporquéestabatanlejosdelossenderosdemontaña,queeranbastantemásseguros.

Eldemoniosiseó,molesto,cuandoFletcherinterrumpiósudescansoaldejarsecaeralsuelo.Habíapermanecido en su posición habitual, es decir, enroscado al cuello, desde que habían abandonado laaldea.YFletcher se alegraba de que fuera así.Había pasadomucho frío y estaba empapado, pero elvientredeldemonio,porlomenos,leproporcionabacalorenelcuelloyenloshombros;eracomounpequeñohorno.

Echó un vistazo a su alrededor y luego decidió que la base del roble era un buen lugar dondeacampar.Elterrenoerallanoyestabacubiertodesuavemusgo.Lacopadelárbolimpediríaenpartequelellegaralalluviay,sibienyaeratardeparaponerseaconstruirunrefugio,elsueloestabacubiertoderamasconlasqueencenderunpequeñofuego.

Apilóunascuantasastillasyluegoutilizóuntrozodepedernalyelfilodelaespadaparaproducirunachispayprenderlayesca.

—Nomedejaríasunpocodeesefuegotuyo,¿verdad?—lepreguntóaldemonio,pueslaschispasseapagabannadamástocarlashojashúmedasqueestabautilizando.

Eldiablilloseledesenroscódelcuelloalescucharsuvozydescendióporelbrazohastallegaralsuelo.BostezóyobservóaFletcherconcuriosidad,altiempoqueladeabalacabezacomouncachorrilloperplejo.

—Venga. Tiene que haber una forma de que podamos comunicarnos—dijo elmuchacho,mientrasacercabalosdedosalabarbilladeldemonioyselarascaba.

LacriaturagorjeóyrestrególacabezacontralamanodeFletcher.Concadacaricia,eljoventambién

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notabaunaespeciedegransatisfacciónenalgúnlugardesumenteconsciente,comosilepicaraalgoyseestuvierarascando.

—¡Fuego!—ledijoFletcher,señalandolapiladeleña.Eldemoniosoltóunagudoladridoyempezóadarvueltassobresímismo.—Chis—lohizocallarFletcher,quederepentesintiómiedo.Enlasmontañasbajasabundabanloslobos.Dehecho,yahabíaoídosusaullidosalolejos.Hastaese

momento,sinembargo,habíatenidosuertedenocruzarseconninguno.Eldemonioguardósilencio,seencogióyselemetióbajolaspiernas.¿Lohabíaentendido?Fletcher

estabasentadosobreelhúmedosueloconlaspiernascruzadas;temblódefríoalnotarqueselehabíamojadolaparteposteriordelospantalones.Cerrólosojosyseestrujóelcerebro,tratandoderecordarsiRotherhamhabíamencionadoensushistoriasalgoacercadecómocontrolaban loshechicerosasusdemonios.

Mientraspensaba,percibió lamenteconscientedeldemonioy, enella, lasmismas sensacionesdeconfusión,miedoysoledadqueexperimentabaél.Leenviómentalmenteunaoleadadeconsueloynotóqueeldemonioseponíatensoparaluegorelajarse:elmiedoylasoledaddesaparecieronparadarpasoalcansancioyalhambre.Yentonceslocomprendió:eldemonionoentendíasuspalabras,peropercibíasusemociones.

Leenvióaldiablillounasensacióndefrío,perolacriaturaselimitóaestremecerse,incómoda,yseleenroscóenlapierna.Porelcalorquedesprendíasucuerpo,Fletcherintuyóqueestabaacostumbradoúnicamente a temperaturas cálidas. Tal vez... ¿una imagen? Se imaginó un fuego, que evocó en élrecuerdosdelhornoqueteníaBerdonensufragua.

EldemoniogorjeóyluegoobservóaFletcherconsusgrandesojosambarinos,parpadeando.Talvezacabaraderecordarsuhogar.Elchicosefrotólasmanos,entumecidas,mientraspensabaqueaquelloibaasermásdifícildeloqueenunprincipiohabíaimaginado.Sedejócaerysearropóloshombroscomopudoconsuraídachaqueta.

—Simehubierapodidocompraraquelabrigoenelmercado,nisiquieranecesitaríamosunfuego—dijodesesperado.

Contemplólapiladeleñaydeseóqueempezaraaarder.Sinprevioaviso,unagotadefuegosaliódisparadadeentresuspiernasyconvirtiólaleñahúmedaenunachisporroteantefogata.

—Pero ¡qué listo eres!—exclamó Fletcher, mientras cogía al diablillo y lo estrechaba entre susbrazos.

Enseguida notó el calor que regresaba a sus entumecidas extremidades y sonrió cuando el tenueresplandorletrajodenuevorecuerdosdelafraguadeBerdon.

—Yahoraquelopienso...—dijomientrasdejabaaldemoniosobresuregazoyempezabaarebuscarenelinteriordelmacuto.

Con tanta persecución, prácticamente se había olvidado de los regalos que le había entregadoBerdon.Cogióelmásgrandedelosdospaquetesyloabrióconlosdedosaúnentumecidosporelfrío.

Eraunarco,lacadoconunbarnizclaroyencordadoconunafinatrenzadecuerocurtido.Lamaderaestabadelicadamente talladay losdosextremossecurvabanprimerohaciadentroy luegohaciafuera,para darlemás potencia al tensarlo. Estaba fabricado en tejo, unamadera cara que Berdon debía dehaberle comprado a algúnmercader el año anterior, puesno crecía en aquellasmontañas.Despuésde

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adquirirla,lahabíatratadoyteñido,demaneraqueenlugardetenerelhabitualtonoclaro,aquelarcoeragris.Deesemodo,nollamaríalaatencióncuandoelcazadorseagazaparaentrelassombras.Eraunarmamagníficayvaliosa,eltipodearcoporelqueunexperimentadocazadorpagaríamuchodinero.FletchersonrióymiróhacialoaltodelasmontañasDientesdeOsoparadarlelasgraciasensilencioaBerdon.Debíadehaber tardadomesesen fabricarloy, sinduda,había trabajadoenélaescondidascuandoelchicosalíaacazar.Hastalehabíafabricadoundelgadocarcaj,queestabarepletodeflechasadornadasconplumasdeoca.Talvezpudieracazaralgunaliebreporlamañana.

Alpensarenlaliebre,lastripasleempezaronaprotestar.Dejóaunladoelsegundoregaloyrebuscóenelfondodelmacuto,delcualextrajounpesadopaqueteenvueltoenpapelmarrón.LoabrióconmuchocuidadoysonrióalverlacecinadelalcequeDidrichabíaintentadoarrebatarleconsuschantajes.Pusounascuantastirasacalentarenelfuegoyluegolepasóotraaldemonio.

Lacriaturalaolisqueóconcautelay,actoseguido,inclinólacabezahaciadelanteylacogiódeunbocado.Luegolevantóelrostroylaengullódegolpe,comosifueraunhalcón.

—Eh,casimearrancaslosdedos—dijoFletcher,mientraselolordelacarneasadadevenadoselecolabaporlanariz.

Metiódenuevolamanoenlabolsaparaversiencontrabamáscomida.Oyóunaespeciedetintineoysacóunpesadomonedero.

—Oh,no,Berdon,nohabrássidocapazde...—murmuróasombrado.Perosíhabíasidocapaz.Fletchercalculóqueallídebíadehabermásdemilchelines,casielsueldo

de dos meses para Berdon. Aunque sabía que su negocio no tardaría en verse amenazado, le habíaentregadoasuhijounaconsiderablepartedesusahorros.Fletchercasideseópoderregresaralafraguaparadevolvérselos,peroluegorecordóquelostrescientoschelinesquehabíaahorradoparacomprarlachaquetaseguíanocultosensuhabitación.Conunpocodesuerte,Berdonlosencontraría.Elrestodelasposesionesdelmuchachotambiénvaldríanalgodedinero.

—¿Quémásmehasdado...?—sepreguntóenvozbaja.Cogióelsegundoregalo,losacudióynotóalgosuaveyligero.Teníaunanotaprendida,queFletcher

arrancóyleyóbajolatenueluzdelfuego.

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Mientras Fletcher doblaba la carta, varias lágrimas cayeron sobre el papel. Echaba demenos su

hogar.Abrióelregaloylloródenuevoalverlachaquetaquetantohabíadeseado.Hundiólosdedosenelsuaveforrodepiel.

—Hassidomejorpadreparamídeloquehubierasidojamásmiauténticopadre—susurrómientrasdirigíalamiradahacialasmontañas.

Loquemáslamentaba,enciertamanera,eratodoloquenolehabíadichoalolargodelosaños.Eldemonio empezó a maullar al percibir la tristeza de Fletcher y le lamió los dedos en un gesto de

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comprensión.Elchicolediounapalmaditaenlacabezayseacercómásalfuego.Dejóquelatristezaloembargaraduranteunosminutos,pero luegosepuso lachaquetaysecubrió lacabezacon lacapucha.Finalmente,habíatomadounadecisión:ibaaempezarunanuevaetapa,unanuevavidadelaqueBerdonpudieseenorgullecerse.ConseguiríallegarhastaCorcillum.

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Latabernaapestabaahombresmugrientosyacervezarancia,peroFletchersupusoqueéltampocodebíadeolerarosas.Trasdossemanasviajandoenuncarrorepletodeovejas,tampocosepodíapedirmás.Tansólohabíapodidorespirarunpocodeairefrescocuandohabíabajadodelcarroparacompraraloslugareñospanbaratoyalgunaqueotra tiradecarnedecerdoensalazón.Había tenidosuerte,pueselcarreteronolehabíahechopreguntas:sólolehabíacobradocincochelinesylehabíapedidoqueretiraralasboñigasdelapartedeatráscadavezquesedetuvieran.

Enesemomento,FletcherestabasentadoenunadelastoscastabernasdeCorcillum,disfrutandodeunplatocalientedecaldodecorderoypatatas.Apenashabíavistonadadelaciudad,pueshabíaentradodirectamente a la primera taberna que encontró. Esa noche pagaría una habitación y pediría que leprepararanunbañocaliente;yavisitaríalaciudadaldíasiguiente.Teníalasensacióndequeselehabíametidobajolapieleloloraoveja.Nisiquieraeldiablilloseatrevíaaabandonarsuescondrijohabitual,entrelosplieguesdelacapuchadelachaqueta.Finalmente,tuvoquesobornarloconlosúltimostrozosdecarnedecerdoensalazónydarledecomerhastaquesequedódormido.

Aunasí,aquellacriaturahabíahechoqueellargoytristeviajeleresultaraalgomássoportable,puessolía acurrucársele en el regazo durante las frías noches. Fletcher compartía aquellas sensaciones decalidezysatisfacción,inclusomientrastemblabadefríosobrelapajahúmedadelcarro.

—Unchelín—oyóquedecíaunamujer,porencimadeél.Lacamareraletendióunamanomugrientamientrasseñalabalacomidaconlaotra.Fletcherrebuscó

ensumacutoysacóelvoluminosomonedero.Dejócaerunchelínenlosdedosextendidosdelamujer.—¿Nohaypropina?¡¿Contodaesaplata?!—chillólamujer.Luego se alejó de allí hecha una furia, lo cual atrajo la mirada de algunos de los clientes de la

taberna.Treshombresdeaspectoduroparecieronespecialmenteinteresadosenél.Llevabanlaropamuysuciayelpelolescaíaengrasientasondasalosladosdelacabeza.Fletcherhizounamuecayseguardóelmonedero.

Enlasmontañas,nuncaleshabíanhechofaltalospeniques.Todoslospreciosestabanenchelines,lospeniquessóloservíanparacomplicarlascosas.EnlasgrandesciudadesdeHominum,unchelíndeplatasedividíaencienpeniquesdecobrey,asuvez,unsoberanodeorosedividíaencincochelines.PeroFletchersólollevabachelinesdeplataensumonedero.Yapediríacambiocuandopagaralahabitaciónparaquenolevolvieraapasar.Erairritantehabercometidounerrortanobvio,perotampocoibaadarledepropinalomismoquelehabíacostadolacomida,¿no?

Otrohombresesentótras los tresvagabundos.Eraatractivo,peroteníaunaspectosiniestro.Enelrostro,derasgoscincelados,seapreciabaunacicatrizqueibadesdelamitaddelacejaizquierdahastalacomisuradelabocaydejabaatrásunojociego,decolorlechoso.Lucíaunfinobigotilloyunaoscura

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melena rizada, que llevaba sujeta en la nuca. El uniforme que vestía lo identificaba como oficial dealgunaclase:unalargacasacaazulconsolapasrojasybotonesdorados.Fletchersefijóenqueteníaallado,sobrelabarra,unsombreronegrodetrespicos.

Elmuchachoseencogióenlassombrasysecubriólacabezaconlacapucha.Eldemoniocambiódeposición y le gruñó al oído, pues al parecer no le gustaba la idea de estar a oscuras tanto rato. Lacapucha, sin embargo, resultaba muy útil a la hora de esconderlo, sobre todo cuando Fletcher selevantaba el cuello de la camisa, pero no le gustaba nada la forma en que aquel oficial lo estabaobservando.

Sebebiódeun tragoel restodel caldoy seguardóelpanque loacompañabaenelbolsilloparadárselomástardealdemonio.Talvezhubieraunatabernamásdecenteenlaquealojarse,lejosdetodosaquellosquehabíanvistoeldineroquellevabaenelmonedero.

Seescabullóhacialacalledeadoquinesyechóacorrersindejardemirarporencimadelhombro.Noparecíaqueloestuvieransiguiendo.Trasunoscuantospasosmás,dejódecorreryempezóacaminaraunritmonormal,perosinolvidarquedebíaencontrarotraposada.Noleatraíamucholaideadepasarlanocheenunportal.

Se maravilló al ver los edificios de la ciudad, algunos de ellos de hasta cuatro pisos de altura.Prácticamente todos tenían una tienda en la planta baja, en las cuales se vendían tantos objetos queFletcherardióendeseosdesacarsumonederounavezmás.

Vio carniceros de rostro rubicundo que habían decorado sus tiendas con ristras de salchichas. Lamayoría de ellos, manchados de sangre hasta los codos, estaban despiezando enormes ancas. Uncarpintero daba los toques finales a la pata de una silla, en la que se apreciabanmagníficos dibujostallados,comounárbolporcuyotroncotrepabaunaenredadera.Deunaperfumería,encuyosestantesdecristalseexponíandelicadasbotellasdecolores,emanabaunembriagadoroloracolonia.

Fletchersehizoaunladocuandouncarruajesedetuvoallícerca.Bajarondosmuchachas,quelucíanhermosas melenas de tirabuzones y labios pintados del color de los pétalos de rosa. Entraron a laperfumeríahaciendosusurrarsusenaguas,yFletcherselasquedómirando,boquiabierto.Luegohizounamuecaysacudiólacabezadeunladoaotro.

—Nosonparatiposcomotú,Fletcher—sedijoasímismomientrasseguíasucamino.Lellamólaatenciónunbrillometálico.Enunatiendadearmasviolanzas,espadasyhachas,perono

eraesoloquehabíadespertadosuinterés,sinolasarmasdefuegoquerelucíanensusfundasforradasdeterciopelo, enun tenderete situadodelantede la tienda.Laculatade las armaserademadera tallada,teñidaderojo,yenelcañónseapreciabaungrabadodecaballosenestampida.

—¿Cuánto?—lepreguntóalvendedor,conlamiradafijaenunpreciosopardepistolasdeduelo.—Demasiadoparati,muchacho.Estasarmassonparalosoficiales.Perosonmuybonitas,¿verdad?

—dijoeltenderoconunavozprofunda.Fletcherlevantólamiradayparpadeó,sorprendido.Eraunenano,deesonolecabíaduda.Estabade

pie sobre un largo banco, de manera que la cabeza le quedaba a la altura de la de Fletcher. Sin labanqueta,encambio,apenaslehubierallegadoalacintura.

—Claro, ya me lo suponía. Son las mejores que he visto nunca. ¿Las has hecho tú?—preguntóFletcher,tratandodenomirarlofijamente.

LosenanoseranpococorrientesfueradeCorcillum;dehecho,aquéleraelprimeroqueveíaFletcher

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ensuvida.—No,yosolamentevendolasarmas.Aúnestoydeaprendiz.Alomejoralgúndía...—respondióel

enano.Fletchersepreguntócómoeraposiblequeaquelhombresiguierasiendoaprendiz,puesllevababarba

ybigote,yparecíamuchomayorqueél.Labarbalerecordó,porelcolor,aladeBerdon,perolospeloseranmásgruesosymáslargos,ylosllevabatrenzadosyadornadosconcuentas.Tambiénteníaelpelolargoyrecogidoconunatiradecueroenunacolaquelellegabahastamediaespalda.

—¿Y tus amosno estaránbuscandootro aprendiz, por casualidad?Tengomucha experiencia en lafragua,ynomeiríamaltenerunempleo—dijoFletcher,enuntonocargadodeesperanza.

Al fin y al cabo, ¿qué otra cosa podía hacer para conseguir dinero en una ciudad tan cara comoaquélla?Elenanosequedómirandoalchicocomosiéstefueraestúpido,peroluegorelajólaexpresión.

—Noeresdeporaquí,¿verdad?—lepreguntóconunasonrisatriste.Fletchernegóconlacabeza.—Nocontratamosaningúnhombre.Almenoshastaquetengamoslosmismosderechosqueellos,y

mientras, nosotros seguimos guardando el secreto de la fabricación de armas. No es nada personal,entiéndeme,parecesunbuen tipo—dijoelvendedor,en tonocomprensivo—.Serámejorquevayasaunodelosherrerosnoenanos.Sonpocos,perolesvabastantebienporquemuchossoldadossenieganacomprarnos armas a nosotros. De todas maneras, he oído que ya no contratan a nadie, pues tienendemasiadoscandidatos.

AFletcher se le cayó el alma a los pies. El de herrero era el único oficio que conocía, y ya erademasiadomayorparaempezardeaprendizenotraprofesión.Cercadelaciudadtampocohabíabosquesenlosquecazar,amenosquecontaralasjunglasdelafronterasur.

—¿Yquéderechosseosniegan?Séqueelreyosconcedióelañopasadoelderechodealistarosenelejército—dijoFletcher,tratandodedisimularsudecepción.

—Oh,puesmuchos.Laleymásinsultanteeslaqueestableceelnúmerodehijosquepodemostenercadaaño.Segúnesaley,elnúmerodenacimientoshadeserigualalnúmerodeenanosmuertoselañoanterior.Dadoquevivimoscasieldobledeañosquevosotros,loshumanos,sonmuypocoslosenanosquemuerenalaño.Y,encuantoalderechodealistarnosenelejército,sí,esunpasopositivo.Elreyesbuenapersona,perosabequesugente,yespecialmenteelejército,noconfíaennosotros.Ytodoporlasrebelionesde los enanosdehaceochenta años.La idea es que tenemosquedemostrar nuestra lealtaddando la vida junto a sus soldados..., y entonces el rey se planteará la posibilidad de considerarnosciudadanosdeplenoderecho.Hastaentonces,tododebeseguirigual.

Elenanohabíahabladoenuntonoquedesprendíaunaligerarabia,ydeinmediatosediolavueltapararebuscaralgoenunacaja,comosiquisieraocultaraquelsentimiento.FletcherrecordólasburlasdelosotrosaldeanosdePeltcuandosehabíahechopúblicoquelosenanospodríanlucharenlasfilasdelejércitodeHominum.Jakovhabíallegadoadecirquesiunenanolepasaraentrelaspiernas,apenaslerozaría las pelotas. Pero aquel enano tenía unos brazosmusculosos,más robustos que las piernas demuchoshombres,yunpechofornidoenelquereverberabasuvozgrave.Fletcher teníamuyclaroporquiénapostaríasudinerosiJakovyaquelenanoseenfrentaran.Enrealidad,pensó, losenanospodíanconvertirseenunosformidablesaliados.

—¿Conocesalgúnsitioparadormirporaquícercaqueseabaratoydecente?—preguntóFletcher,

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tratandodecambiardetema.Elenanosevolvióyleentregóalgo.Lecerrólamanodeinmediatoparaquenadiepudieraverlo.—Hayunsitionomuylejosdeaquí.Esunatabernaenlaqueadmitenenanos.SellamaElYunque.A

lomejor allí alguien te ofreceun trabajo.Di que temandaAthol.Siguepor esta calle y luegopor laterceraaladerecha,notienepérdida.

El enano le dedicó una sonrisa alentadora y se volvió hacia otro cliente. Fletcher se quedó allí,sujetandoenlamanounrectángulodepapelencuyocentroseveíaeldibujodeunyunque.Sonrióyseencaminó en la dirección que el enano le había indicado hasta que recordó que no le había dado lasgracias.

Al volverse, se encontró con la mirada de los tipos desaliñados de la taberna, a quienes se lesiluminó el rostro al reconocer a Fletcher. Se dirigieron apresuradamente hacia él, y el chico echó acorrer.Lagenteseloquedómirandomientrasseabríapasoporlacalleyseganóunpapirotazoalpasardemasiadocercadeunhombremuybienvestidoqueacompañabaaunajovendama.

Justocuandoestabaapuntodegirarhacialataberna,doscarruajesbloquearonlacalle.Loscaballosempezaronapiafarya relincharmientrassusdueñosdiscutían.Maldiciendosusuerte,Fletchersevioobligadoaadentrarseenunestrechocallejón.Echóacorrerlomásrápidoquepudo,satisfechoporlomenosdehabersealejadodelgentío.Lacalleestabadesiertaylastiendas,aunoyotrolado,cerradasyahasta el día siguiente.Y entonces se detuvo de golpe, con el corazón desbocado en el pecho. Era uncallejónsinsalida.

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Fletcherutilizóelpoco tiempoque teníaantesdeque llegaran los ladronesparadespertaraldemonioquellevabasobreelhombro.Alpercibirsuagitación, lacriaturaleclavólasgarrasenelcuerodelachaqueta.

—Prepárate,amiguito.Creoquenoshemosmetidoenunlío—murmuróFletcher,mientrascolocabaelculatíndeunaflechaenlacuerdadelarcoysearrodillabaparaapuntarmejor.

Enesemomento,loshombresdoblaronlaesquinaysedetuvieron,sindejardeobservarlo.—Atrás o te meto la flecha en el ojo. No tengo el menor escrúpulo a la hora de eliminar a un

cortabolsas—legritóFletcheralmásfornidodelosladrones,mientrasloapuntabaconsuarco.Elhombresonrióydejóalavistaunabocarepletadedientesamarillentos.—Ya,nolodudo.Pero...¿sabesunacosa?Resultaquenosomoscortabolsas,sinocortagargantas,ya

meentiendes.—Seriocondesdényempuñóunaespadacurva—.Sóloqueremostubolsa;despuésnosvamosyaquínohapasadonada.

ElhombrediovariospasosalfrenteysedetuvoaunostresmetrosdeFletcher.Eldemonioempezóasisearyexpulsópor losorificiosnasalesdosllamasqueestallaronapocoscentímetrosdelacaradeltipo.Elhombreretrocedióhaciasuscompañeros.

—No estoy para tonterías. ¡Si no os largáis ahora mismo, lo vais a lamentar!—volvió a gritarFletcher,aunqueletemblabalavoz.

Echóunvistazoa lascasassilenciosasque lo rodeaban.¿Porquénadiehabíaoídonada?Alguienteníaquellamaralospinkertones...¿Acasonoeraunaauténticadesgraciahaberllegadotanlejosparaluegomorirlaprimeranocheenunaciudad,enuncallejónhúmedoyapestoso?

—Vaya, un hechicero... Debes de ser uno de los discípulos que estudian en laAcademiaVocans,¿verdad?¿Noesunpocotardeparaandarporahí?—dijoelhombre,sacudiéndoselaropa.

—¡Largo!—gritóFletcher,aldarsecuentadequeprobablementeeldemonio tansólopodía lanzarfuegohastaciertadistancia.Ynoleapetecíacomprobaresanochecuáleraaquellamedidaencuestión.

—Bueno,yamehasmostradotuspoderes.Ahoratevoyamostraryolosmíos—dijoelhombre.SacóunapistolayapuntódirectamentealpechodeFletcher.Elmuchachoestuvoapuntodedisparar

laflechaenaquelprecisoinstante,peroelgrandullónmoviólabocadelapistolaalavanzardenuevo.—Bueno,¿quécreesqueesmásrápido,mipistolaoesearcotuyo?—lepreguntóeltipo,lamarde

tranquilo.Fletchersefijóenlapistola.Noeraunarmabonita:elmetalestabaoxidado,yelcañón,gastadoy

agrietadoenparte.—Noparecemuycertera—dijoFletcher,altiempoqueretrocedía.—Sí,enesotienesrazón.Peropongamosquefalloyquetúmeclavaslaflechaenelojo.Misdos

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amigosaquípresentesseteecharíanencimayterajaríanelcuellodeorejaaoreja.Podemosmorirlosdosopuedesponernoslascosasfácilesydarnosloquequeremos.Losconjurosylosdemoniosnotienennada que hacer frente a las balas, hechicero—dijo el hombre, en un tono que denotaba confianza yseguridad.

Fletchertuvolasensacióndequenoeralaprimeravezqueesetipojugabaaaqueljuego.—Mearriesgaré—dijoFletcher,altiempoquesoltabalaflecha.Trasundisparo,lapistolaexpulsóunanubedehumoyFletchernotóelruidodeunimpactocercadel

pecho.Viounfogonazodeluz,peronosintiódolor...Talvezlonotaríamástarde,pensó.Loschillidosdeldemonioleresonaronenlosoídoscuandosedejócaeralsuelo,sonriendocontristezaalverqueelladrón también caía conuna flecha clavada en el cráneo.Tras él, los otros doshombrespermanecíaninmóviles.Obviamente,noesperabanqueFletcheracertara.

—En realidad, es un error—dijo una educada voz entre las sombras, al final del callejón—. Esmucholoquepuedenhacerconunconjuro.Porejemplo,crearunescudo.

EloficialdelacicatrizenelrostroqueFletcherhabíavistoenlatabernaaparecióenesemomentoyavanzó entre los dos ladrones, que seguían inmóviles. En la penumbra, tras él, se oyó un gruñido tanpoderosoqueFletchertuvolasensacióndequeleretumbabaenelpecho.

—Siyoestuvieraenvuestrolugar,echaríaacorrer—lesaconsejóeloficial.Sinperderel tiempo, losdoshombresdieronmediavueltaydoblaron laesquinaa todocorrer.A

juzgarpor loqueoyóFletcher,sinembargo,nollegaronmuylejos.Unsordoladridoresonóenalgunaparte,seguidodegritosquenotardaronenconvertirseenespantososlamentos.

Fletchersecubriólacaraconambasmanosyrespiróhondo,jadeando.Habíafaltadomuypoco.—Vamos—ledijoeloficial,tendiéndolelamano—.Noestásherido.Miescudotehaprotegido.Fletcher aceptó lamano del hombre, que le pareció asombrosamente suave, y se puso en pie. Se

palpóelpechoyloencontróintacto.Encambio,viounaespeciedeluminosagrietaqueflotabaenelairejustodelantedeél,comosifuerahieloresquebrajadoenunlagodeaguasopacas.Lagrietasehallabaenelinteriordeunóvalograndeytraslúcidosuspendidoenelaire.Costabaverloasimplevista.Cuandoacercóunamanoparatocarlo,elóvaloseesfumó.Fletchersefijóentoncesenlabala,queestabaenelsuelo.Elimpactohabíaachatadolapuntaredondeada.

—Sígueme—ledijoeloficial,altiempoquesealejabasinmirarlosiquiera.Fletcheresperóunmomentoyluegoseencogiódehombros.Aquelhombrelehabíasalvadolavida,

noeramomentodecuestionarsusintenciones.El diablillo, exhausto por la intensidad del encuentro, le trepó por la espalda y se lemetió en la

capuchamientrasFletcherseguíaalhombre.Elmuchachosealegró,puesyahabíaadvertidoel interésconqueeloficialcontemplabaaldemonio.

—¡Sacharissa!—llamóeloficial.Una sombra surgió de la penumbra y le olisqueó la mano al oficial. Éste chasqueó la lengua,

disgustado,cuandolacriaturaacercóelhocicoylemanchódesangrelosdedos.Luegosacóunpañuelodelbolsilloyseloslimpió,asqueado.Fletcherlelanzóunamiradaaldemonioysefijóenqueeraunaespeciedeperroconcuatroojos:dosdetamañonormaly,unpardecentímetrosporencima,otrosdosmáspequeños.Laspatas,sinembargo,separecíanmásalasdeunfelinoquealasdeunperro:teníalasgarras,devarioscentímetrosde longitud,manchadasdesangre.Elpeloeranegrocomounanochesin

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estrellasylucíaunaespesacrinquelerecorríaellomohastaconvertirseenunapeludacolaparecidaaladeunzorro.LacriaturaeradeltamañodeuncaballopequeñoyellomolellegabaaFletcheralpecho.Por algúnmotivo, había creído que todos los demonios eran como el suyo en cuanto al tamaño, peroaquéleratangrandequehastasepodíacabalgarencimadeél.Cuandolaenormecriaturapasójuntoaellos,Fletcher se fijó en susmusculosas ijadasy casi se compadecióde loshombres a losque aqueldemonioacababadematar.

Fletcher y el oficial caminaron en silencio, y el muchacho aprovechó para fijarse en aquel altohombre.Debíaderondarlostreintaypocos,yteníaunrostroatractivo,aunquedefaccionesduras.LacicatrizdeguerraqueleadornabaelrostroevocóenFletcherimágenesdebatallasyflechasquepasabansilbando.

Lascallesyaempezabanavaciarsey,sibienlaenormecriaturaatraíaalgunaqueotramiradafurtiva,no tardaron en quedarse completamente solos al abandonar la avenida principal y adentrarse por unacalledesierta.

—¿Quéclasededemonioes?—preguntóFletcher,sóloporromperaquelsilencio.—Un Cánido. Si hubieras prestado atención en las clases, lo sabrías. Seguramente, es el primer

demonioqueteenseñan,porque,comotodoelmundosabe,eselmáscomún.Osea,¡queademásdefaltaraclase...eresunzoquete!Teexpulsaríaahoramismodenoserporquenecesitamosatodoslosdiscípulosquepodamosconseguir...,pormaloshechicerosquesean.

—Noestoyenlaescuela...Pero¡sihellegadoalaciudadestamismamañana!—respondióFletcher,indignado.

Eloficialfrenóensecoysevolvióamirarlo.Loobservóduranteuninstantesinparpadear,conunamiradalechosa,yluegohabló:

—Nuestros inquisidores dicen que todos los plebeyos que han pasado las pruebas de discípulollegaronlasemanapasada—afirmóeloficial—.Sinoeresunodeellos,¿quiéneres?¿Unnoble?¿Quiéntehadadoesedemonio?

—Nomelohadadonadie,loinvoquéyomismo—respondióFletcher,confuso.—Ah, eres unmentiroso—dijo el oficial, como si finalmente lo hubiera entendido. Luego siguió

andando.—¡Nosoyningúnmentiroso!—rugióFletcher,altiempoqueletirabaalhombredelosfaldonesdela

casaca.Enmenosdeunsegundo,eloficialyaloteníacontralapared,agarradoporelpescuezo.Eldemonio

deFletchersiseó,peroSacharissalosilenciódeinmediatoconungruñidodeadvertencia.—Ni se te ocurra volver a tocarme,mequetrefe. Te acabo de salvar la vida, ¿yme lo agradeces

contándomeunamentiraridícula?Todoelmundosabequeantesdequeloshechicerospuedancapturarsu propio demonio, alguien tiene que darles uno.Y ahorame dirás que tú solito entraste en el éter yarrancaste un demonio como quien arranca un guisante de su vaina, ¿verdad? Dime la verdad, ¿quéhechicerotedioesacriatura?

Fletcherpataleóenelaireyseatragantóalnotarqueselecerrabalatráquea.Unnombreaparecióensumente.

—¡JamesBaker!—jadeó,tratandodeapartarlasmanosdeloficial.ElhombresoltóaFletcherysealisóunasarrugasimaginariasdelacasaca.

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—Lo siento.Me he dejado llevar por la ira—se disculpó. En su rostro apareció una expresióncompungidaal comprobar losverdugonesque susdedoshabíandejadoenel cuellodeFletcher—.Laguerrapasafacturaalamente.Permítemequetecompense.TereservaréunahabitaciónenmiposadaymañanateenviaréalaAcademiaVocansenunodeloscarrosdereparto.MellamoArcturus.¿Ytú?—dijo,tendiéndoleunamano.

Fletcheraceptóelsaludoyleestrechólamano.Larabiaquesentíadesaparecióalinstantealoírelnombredelaacademia,cuyafamaeralegendaria:desdelosalboresdeHominum,eralaescueladondeseformabanlosmagosdebatalla.Loqueallíocurríaeraunsecretocelosamenteguardado,inclusoparalos soldadosque luchaban juntoa loshechiceros.La invitacióndeArcturus eramuchomásde loqueFletcherpodríahabersoñadoparaéloparasudemonio.

—Fletcher.Nopasanada.Tendríaalgomásqueelcuellomagulladodenohabersidoporusted.Laformaenquerecibímidemonioesbastantedifícildeexplicar,yporesomehaconfundidosupregunta.Estanocheselocontarétodo,simelopermite—dijoelchico,quehizounamuecadedoloralfrotarselagarganta.

—Sí,me lopuedescontarmientrascenamosy tomamosunacopa. Invitoyo,claro.Sino recuerdomal,JamesBakernoeraunhechiceromuypoderoso,asíquecapturarunodeesos inusualesdemoniosSalamandra como el tuyo estaba fuera de su alcance. Además, supongo que si hubiera conseguidocapturaruno,selohabríaquedado—murmuróArcturus,mientrasseguíacaminandoporlacalle.

—¿Esoesloquees?—preguntóFletcher,contemplandoasudemonio.SonrióalverqueArcturusentrabaenunaposadadelascaras,al tiempoqueaspirabaeldelicioso

aromaprocedentedelinterior.Esanocheseibaahartardecomereibaaahogarsuspenasenunbañobiencaliente.Ymañana...¡alaacademia!

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Esanoche,FletchernodescubriógrancosadeArcturus.Elhombrecumpliósupalabra:lepagóalchicounbuenbistecyunpastelderiñones,yescuchósuhistoria,delaqueelmuchachosóloomitiólaparterelativa a Didric. Pero, en cuanto Fletcher terminó de hablar, Arcturus se excusó y se retiró a susaposentos.AFletchertampocoleimportómucho.Sesumergióenunbañocalienteconelestómagollenoydurmióentresábanasdeseda.Hastaeldiablillosehabíadadounbuenatracónconunbistecfresco,quehabíadevoradoenpocos segundosparadespuésolisquear el cuencoenbuscademáscomida.SiArcturuspodíapermitirseaquelloslujos,sindudalavidadeunhechiceronodebíadesertanmala.

Porlamañanalodespertóunhombreimpacienteque,segúndijo,habíarecibidoórdenesdellevarloalaacademia.CuandoFletchersalióalacalle,eltipolepidióquesedieraprisaysesentarajuntoaélenelcarro,puesnoqueríaretrasarseensurepartodiariodefrutasyverduras.

El trayecto duró unas dos horas, pero el conductor, que contemplaba con gesto preocupado latransitadacarretera,eludiólosintentosdeFletcherdeiniciarunaconversacióntrivial.Así,elchicodejóque el diablillo viajara sobre su hombro con expresión orgullosa y se entretuvo sonriendo ante lasmiradas de curiosidad de aquellos con los que se cruzaban. En vista de que Arcturus mostraba aSacharissacontantodescaro,noveíamotivosparanohaceréllomismo.

TratódeimaginarselaAcademiaVocans,peroeratanpocoloquesabíasobreaquellainstituciónquearatosvisualizabaunsuntuosopalacioyaratosunaincómodaescuelaparareclutasinexpertos.Aunasí,suentusiasmoaumentabaconcadagirodelasruedasdelcarro.

Finalmente,llegaronalafronteraconlajunglasuryoyeronalolejoselestruendodeloscañones.Sila carretera de tierra por la que viajaban antes estaba rodeada de verdes campos, en aquel territorioabundabanloshierbajosylosprofundosboquetesenelsuelo,pruebainequívocadequelaguerrahabíapasadorecientementeporesazona.

—AllíestálaCiudadela—dijoelconductor,interrumpiendoasísusilencio.Señaló, ante ellos, la siniestra sombra de lo que parecía unamontaña, oscurecida aúnmás por la

densanieblaque flotabaenel aire.El carro sehabíaunidoauna largahileradevehículos similares,aunqueéstosdescargabanbarrilesdepólvoraycajonesllenosdebalasdeplomo.

—¿QuéeslaCiudadela?¿Esallídondeviveelrey?—preguntóFletcher.—No,muchacho.EsellugardondeseencuentralaAcademiaVocans.Elreyviveconsupadreenun

lujoso palacio en el centro de Corcillum—respondió el conductor, al tiempo que lo observaba concuriosidad.

PeroFletcheryanoestabaescuchando,puescontemplababoquiabiertolanieblaqueseibadisipandoporelefectodelasfuertesráfagasdeviento.

El castillo era tan alto como algunos de los picos de las montañas Dientes de Oso. El edificio

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principal era, en realidad,uncubogigantesco formadoporbloquesdemármol jaspeado,y teníaa losladosterrazasybalcones,comosisetrataradeelementosdecorativosenunatartanupcial.Seapreciabancuatrotorrecillascirculares,unaencadaesquina.Todasellasteníanalmenasenlapartesuperior,queseelevabandecenasdemetrosporencimadelaestructuraprincipalhastaperderseenelcielo.Unprofundofosodeaguasnegrasy turbias rodeabaelcastillo:debíademedirunosseismetrosdeanchoyestabaflanqueadoaambosladosporunaescarpadaorilla.Elpuentelevadizoestababajadoenesemomento,pero todos los carrospasabande largoy sedirigíanhacia el fuegode cañonesque aún atronaba a lolejos.

AmedidaqueseibanacercandoalaCiudadela,Fletchersefijóenelespesoentramadodehiedradelosmurosyenlasmanchasdeliquenymusgo.Debíadetenersiglosdeantigüedad,pensó.Lostablonesdelpuente levadizocrujieronde forma inquietantecuandoelconductorazuzóa losasustadoscaballosparaquelocruzaran,peroconsiguieronllegaralotroladosanosysalvos.

Elpatiosehallabaentre las sombrasde lascuatroparedesque lo rodeaban.Sólo lo iluminabaunpequeñocuadradode cielo, variospisosmás arriba.Estabapresididoporuna escalinata semicircularqueconducíaaunaspuertasdoblesdereciamadera:laentradaalcastillo.

Nadamás resonar los cascos de los caballos en los adoquines, emergió de entre las sombras unhombrerechoncho,derostrorojoyregordete,quellevabaundelantal.Loacompañabandospinchesdecocinaqueparecíannerviosos,aunqueempezarondeinmediatoadescargarelcarro.

—Tarde, como siempre. Si vuelve a pasar, tendré que decirle al intendente que busque un nuevoproveedor.Ahora sólo tenemosmediahoraparapreparar eldesayunoy servirlo—dijo elgordinflón,mientrassetirabadelascintasdeldelantalconsusdedosregordetes.

—Noesculpamía,señorMayweather.Unoficialmehaobligadoatraeraesteaprendizyhetenidoquedesviarmemediahorademiruta.Díselotú,muchacho—barbotóelconductor,mientrasleclavabaeldedoaFletcherenlapartebajadelaespalda.

Elchicoasintió,medioaturdido.Fueentoncescuandoempezóacomprenderporfindóndesehallaba.—Bueno,deacuerdo.Paseporestavez,perotetengoenelpuntodemira.Mayweather estudió con atención a Fletcher y aún más detenidamente a su demonio. Mientras

descargaban de la parte de atrás los últimos cajones de fruta y verdura, Fletcher bajó del carro y sequedóallídepiesinsabermuybienquédebíahacer.Elconductorsemarchósinmolestarseenvolverlavistaatrás,ansiosoporirsedeallíyllegaralsiguientepuntoderecogida.

—¿Sabes adónde tienes que ir, muchacho? —le preguntó Mayweather en tono hosco, pero nodescortés—.Noeresdecunanoble,esosaltaa lavista.Losplebeyosya llevanaquíunasemanay,aestas alturas, conozco a todos los de segundo curso. Debes de ser nuevo. ¿Acaso rechazaste laoportunidaddeestudiaraquíyluegocambiastedeopinión?

—MeenvíaArcturus...—dijoFletcher,quenosabíamuybienquéresponder.—Ah, entiendo. Entonces debes de ser un caso especial. Tenemos un par más ahí arriba—dijo

Mayweather,enunavoz tangravecomomisteriosa—.Aunquesonunpocomásrarosque tú,eso te loaseguro.Laverdadesquenoeshabitualqueunmagodebatallanosenvíeaunaprendiz—prosiguióelhombre,mientrasseacercabaunpocoparaobservarmejoraldiablillodeFletcher—.Normalmente,sonlosinquisidoresquienesencuentranalosjóvenesconpoderesynoslostraen.Losmagosdebatallanosuelen reclutar a discípulos, porque eso significa que tienen que cederles uno de sus demonios.Y, en

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estos tiempos, necesitan para el frente todos los que puedan conseguir. Me parece raro, pues, queArcturustehayadadoundemoniotanrarocomoése.¡Nuncahabíavistounoigual!

—¿Tengoquepresentarmeantealguien?—dijoFletcher,ansiosopormarcharsedeallíantesdequeMayweathersiguierahaciéndolepreguntas.

CuantasmáspersonassupierancómosehabíaconvertidoFletcherenhechicero,másposibilidadeshabíadequelasnoticiasdesuparaderollegaranhastaPelt.

—Tienessuerte.Elprimerdíaesmañana,asíquenotehasperdidograncosa—dijoMayweather—.Loscandidatosdecunanoblellegaránestanoche.SuelenpasarlasemanaanteriorenCorcillum,dondeseencuentranmáscómodos.Encuantoa losprofesores, llegarándel frentemañanapor lamañana,asíqueserámejorquevayasahablarconelrector.Eselúnicomagodebatallaquenosepasamedioañoenelfrente.Siguerectohastalapuertaprincipalyyateindicaráalgúnmiembrodelequipodeapoyodóndepuedesencontrarlo.Yahora,simedisculpas,tengoquepreparareldesayuno—dijoMayweather,traslocualgirósobresustalonesysealejócaminandocomounpato.

Apesardequellevabaundemonioenroscadoalagarganta,Fletchertuvolasensacióndequeélnoencajabaallí.Aquellaspiedrastanantiguashablabandeopulenciaehistoria,decosasquenoeranparagentecomoél.

Fletchersubiólaampliaescalinatayempujólaspuertasdobles.Queríaencontraralrectorantesdeque se sirviera el desayuno, porque así él podría conocer a los otros estudiantes durante el ágapematutino.Yanovolveríaaestarsolo.

Se encontró en un inmenso atrio del cual partían, a derecha e izquierda, dos escaleras de caracolgemelas que llevaban a las distintas plantas. Fletcher contó cinco niveles en total, cada uno de ellosprotegidoporunabarandillademetal.El techoseapoyabaenrobustasvigasdemaderaderobleque,comoenormespuntales,manteníanlapiedraensusitio.Lacúpuladecristalqueocupabaunapartedeltechopermitíaelpasodeunaluzqueiluminaba,conlaayudadevariasantorchaschisporroteantesfijadasalasparedes,elcentrodeaquelzaguán.Alfondodelasalaviootrojuegodepuertasdemadera,peroloque le llamó la atención fue el arco que se alzaba sobre ellas. Cientos de aterradores grabados dedemoniosadornabanlapiedra.Laatenciónaldetalleeraexquisita,ylosojosdelosdemonioseran,enrealidad,piedraspreciosasdedistintoscoloresquecentelleabanbajolaluz.

Eraunespacioinmenso,casiundespilfarro.Unjovensirviente,queenesemomentopulíalossuelosdemármol, lededicóaFletcherunamiradadesmayadacuandoéstepisó lasuperficiehúmedaconsussuciasbotas.

—¿Podríasindicarmedóndeestáelrector?—lepidióFletcher,tratandodenomirarlashuellasqueélmismohabíadejado.

—Teperderássino te loenseño—dijoelsirvienteconunsuspiro—.Acompáñame.Tengomuchotrabajoquehacerantesdequelleguenlosnobles,asíquenotedistraigas.

—Gracias.MellamoFletcher,¿ytú?—lepreguntó,tendiéndolelamano.Elsirvienteseloquedómirando,sorprendido,yluegosacudiólacabezaaltiempoquesonreía.—Laverdadesqueningúnestudiantesehabíainteresadoporminombrehastaahora—dijo—.Me

llamoJeffrey,graciasporpreguntar.Sitedasprisa,luegoteenseñolosdormitorios,ytambiénmepuedoencargardeturopasinecesitaslavaralgo.Esperoquenotemoleste,pero,ajuzgarporcómotehuelelaropa,creoquenoleiríamalunlavado.

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Fletchersepusorojo,perolediolasgraciasdetodasformas.Aunquelanocheanteriorsehabíadadounbaño,selehabíaolvidadoquesuropaseguíaoliendoaoveja.

Jeffreylocondujoalprimerpisodelalaesteyloacompañóporunpasilloqueestabajustoenfrentedelaescalera.Enlasparedesseveíanarmadurasyarmerosrepletosdelanzasydeespadas,sindudareliquias de la última guerra. Cada pocosmetros pasaban frente a algún cuadro que ilustraba algunabatallaremota.Fletchersequedabaencantadomirándolos,peroteníaqueapartarlavistacuandoJeffreyloobligabaaseguircaminando.

Pasaronjuntoaunaseriedeenormesvitrinas,todasellasllenasderecipientesconunlíquidoverdeclaro.Cadaunadeaquellasjarrasconteníaundemoniopequeño,conservadoparalaposteridad.

Finalmente,Jeffreyredujoelpaso.Elsirvienteseñalóunamazagigantescaquecolgabadelapared.Estabatachonadadeafiladaspiedras,todasdelamismaformaytamañoqueunapuntadeflecha.

—EsamazadeguerrapertenecióaljefeorcodelatribudelosAmanye.Esuntrofeoconseguidoenla batalla del puente deWatford. De hecho, fue el mismísimo rector quien derrotó al orco—añadióJeffrey,orgulloso—.Ungranhombre,nuestrorector.Estrictocomounjuez,esosí.Tencuidadoconél:míralodirectamentealosojosynoseasimpertinente,puesdetestaporigualadébileseinsolentes.

Y,conesaspalabras,Jeffreysedetuvofrenteaunareciapuertademaderayllamóconelpuño.—¡Adelante!—rugióunaatronadoravozenelinterior.

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17

Enlasalahacíauncalorsofocantesisecomparabaconlosgélidospasillos.Elfuegoqueardíaenunrincóndelahabitaciónenpenumbracrepitóyescupióalgunaschispasqueenseguidadesaparecieronporeltirodelachimenea.

—¡Cierraesamalditapuerta!¡Haceunfríodemuerteahífuera!—atronódenuevolavoz.Fletcherseapresuróaobedecertrasvislumbrarunafiguraenelcentrodelaestancia,sentadatrasun

enormeescritoriodemadera.—Bueno, entra de una vez. ¡Un poco de brío! Y quítate esa capucha. ¿No sabes que es demala

educaciónllevarlacabezacubiertadentrodecasa?Fletcherentrórápidamenteenlahabitaciónysequitólacapucha.Eldemonio,quesehabíarefugiado

allínadamásponersuamolospiesenlaCiudadela,quedóaldescubierto.Lafiguracarraspeóyluegoencendióunacerilla,queacercóalalámparaqueteníaenunaesquinadel

escritorio.Elresplandoriluminóaunhombrequeparecíaunamorsa,conelrostrocasiocultobajounfinobigoteblancoyunasgruesaspatillas.

—¡Vaya,esedemonioquetienesahíesmuypococomún!Enmividasólohevistounocomoése,ynoestabaennuestrobando,dichoseadepaso.

Elhombrecogióbruscamente lasgafasque tenía sobreel escritorioycontemplódetenidamentealdiablillo.Lacriaturatratódeeludiraquellamirada,yelhombreserioentredientes.

—Sonunosbichitosmuydelicados,peropoderosos.¿Quiéntelohadado?Sesuponequedeboestarinformadocuandoalguienconsigue invocarundemonioquenoesdeunaespeciecorriente—gruñóelrector.

—MeenvíaArcturus—dijoFletcher,conlaesperanzadequebastaraconaquellarespuesta.—Lo has impresionado, ¿no? Ya hace bastante tiempo que ningún mago de batalla nos trae a un

aprendiz.Porlomenosdosaños,creo.Tienessuerte,¿sabes?Alamayoríadelosplebeyoslesdanundemoniomásdébil,almenosparaempezar.Ácaros,casisiempre.Sonmásfácilesdecapturar.Ycadavezquenecesitamosundemonio,elegimosalazaraunmagodebatallaparaquenosloproporcione.Pordesgracia,esono losponeprecisamentedebuenhumor.Noeselmejor sistema,peroeselúnicoquetenemos.Encualquiercaso,yahablaréconArcturusalrespecto.

Fletcherasintióconlacabeza,aturdido,yseganóunamiradaseverayunaregañina.—Nadadeasentir.¡Tienesquedecir«Sí,rectorScipio,señor»!—gritóelhombre.—Sí,rectorScipio,señor—repitióFletcher,altiempoqueerguíaelcuerpo.—Bien.Bueno,¿quéquieres?—lepreguntóScipio,arrellanándoseensusillón.—Quieroentrarenlaacademia,señor.Aprenderasermagodebatalla—respondióelmuchacho.—Bueno, para eso estás aquí, ¿no? Y, ahora, largo. Las inscripciones se harán mañana, entonces

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podráshacerlooficial—dijoScipio,despidiéndoleconungestodelamano.Fletcher, atónito, semarchó y se aseguró de cerrar la puerta al salir.Qué fácil le había resultado

todo...Comosilascosasempezaranaencajary,porunavez,lasuertelesonriera.Jeffreyloestabaesperandoenelpasillo,conunaexpresiónangustiadaenelrostro.—¿Todobien?—preguntómientrasconducíaaFletcherdevueltaalaescalera.—Mejorquebien.Mehapermitidoentrarenlaacademia—dijoeljovenconunasonrisa.—No me sorprende. Necesitamos a todos los hechiceros que podamos encontrar, por eso hemos

empezadoahacertantoscambios.Chicas,plebeyos...Sihastatenemos...Enfin,yaloverástúmismo.Yonodebohablar—murmuróJeffrey.

Fletcherdecidiónoentrometerseysededicóavigilarpordóndepisabaenaquellaoscuraescalera.—Noparecequehayamuchosfuegosniantorchasporaquí...—dijomientrassubíantrabajosamente

laempinadaescalera.—No, ya tenemos un presupuesto bastante apretado... Cuando lleguen los nobles, calentaremos el

edificio.Todotienequeestarperfecto;sino,sequejanasuspadres.Lamitaddeellosnosonmásqueniñosmimadosypresumidos,perobueno,nomemalinterpretes,tambiénloshayquesonmuyagradables—jadeóJeffrey,deteniéndosecuandollegaronalaquintayúltimaplanta.

FletchersefijóentoncesenqueJeffreyeraaúnmásdelgadoqueél.Teníaelpelodeuntonocastañooscuroquecontrastabaconsupiel,tanblancaquecasiledabaunaspectoenfermizo.

—¿Teencuentrasbien?—lepreguntóFletcher—.Notienesbuenaspecto.Elmuchachotosióyluegocogióaireconunsonidosibilante.—Tengoasma,yporesonomedejanmatricularme.Peroquieroayudaramipaís,asíque trabajo

sirviendoaquí.Estoybien,dameunsegundo—dijoJeffreyresollando.Fletcher sintió un profundo respeto hacia el ayudante. Nunca se había considerado especialmente

patriota,puesPeltestabademasiadolejosdetodaciudadimportante,peroadmirabaesesentimientoenlosdemás.

—NohevistoaldemoniodeScipio.¿Quéclasedecriaturatiene?—preguntóFletcher,tratandodeiniciarunaconversacióncuandoJeffreyempezóarespirarmejor.

—Ninguna.TeníaunFélido, peromurió antesdequeScipio se retirara.Dicenque se lepartió elcorazónalperderlo.AhoraselimitaadarclasesyadirigirlaCiudadela—dijoJeffrey.

FletchersepreguntóquéseríaunFélido.¿Unaespeciedegato,talvez?Recorrieronpasillosdébilmenteiluminadoshastallegaralángulodelcastillo,dondeotraescalerade

caracolseperdíaenloalto.Jeffreylaobservóconciertaaprensión.—No te preocupes, puedo seguir yo solo. Simplemente dime adónde tengo que ir —le propuso

Fletcher.—Gracias.Notienepérdida:losaposentosdelosplebeyosestánenlomásaltodelatorresudeste.

Mástardeenviaréaalguienaporturopasucia.Demomento,encadaunodelosdormitoriosdearribahayununiformederecambio,pruébateunparparavercuáltevamejor.Noquerrásqueelprimerdíayatecuelguenelapododeapestoso,¿verdad?—dijoJeffrey,queyahabíaempezadoaalejarse.

Fletcherreprimiólatentacióndegritarleloqueseleacababadeocurrir.«¿Porquélosplebeyossealojanenhabitacionesseparadas?»Finalmente,seencogiódehombrosyempezóasubirlosnumerosospeldaños.Porloquehabíavistodesdeelexterior,imaginóquelequedabaunbuentrecho.

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Enciertospuntosde laescaleravioampliassalasdeformacircular, todasellasrepletasdeviejospupitres,sillasybancos,entreotros trastos.Elviento,quesoplabaen las tronerasde losmuros,se lemetió aFletcher en loshuesos, por loque sepusounavezmás la capuchay rezóparaque arribanohicieratantofrío.

Cuandosubióporfinelúltimoescalón,oyólavozdeunmuchachojustoporencimadesucabeza.—¡Unmomento,esunodelossirvientes!¡Habrávenidoallamarnosparaeldesayuno!Lavozdelchico,deacentoplebeyoquedenotabaunavida transcurridaenelcampo, le recordóa

Pelt.—¡Memuerodehambre!Esperoquenonoshaganpermanecersentadosensilencio,comolaúltima

vez—dijounavozdechica.—No,esofueporqueestabaallíelcarcamaldeScipioyqueríanqueguardásemossilencio.Perose

quejótantodelfríoquedudoquequieravolveradesayunarenlacantina—contestóelmuchacho.Fletcherdoblóunaesquina,entróenunampliodormitorioyapuntoestuvodedarsedebrucesconun

muchachodebrillantepelorubioyelrostrorubicundotípicodelosnorteños.—Uy,perdona,chaval.Creoquehehabladoantesdetiempo.Espera,teayudoconlasbolsas—dijo

elchico,mientraslecogíaelmacutoaFletcher.Fletcher soltó la correa y le permitió llevarlo hasta la larga mesa que ocupaba el centro de la

estancia.—Rory Cooper, para servirte —dijo el chico rubio, al tiempo que le estrechaba la mano—.

Bienvenidoanuestrahumildemorada.Eraunasalacircular,detechoaltoycondosgrandespuertas,unaacadaladodelapareddelfondo.

De losmuros colgaban cuadros demagos de batalla—de rostro serio y expresión severa— con susdemonios.Fletcherhizounamuecacuandolacorrientequeentrabaporlastronerasbarriólahabitacióndepuntaapunta.

Unaatractivamuchachapecosa,deradiantesojosverdesyensortijadopelodecolorrojoanaranjado,le sonrió.Un demonio azul, con aspecto de escarabajo, sacudió las alas sobre lamesa, delante de lachica.Otrodiablillo,ésteprovistodeuncaparazónverdeiridiscente,flotabajuntoalacabezadeRory.Eldébilzumbidodesusalasllenabalaestancia.

Los demonios eran más grandes que cualquier otro insecto que Fletcher hubiera visto jamás; tangrandes,dehecho,queapenascabíanenunamano.Poseíanpinzasdefieroaspectoyundurocaparazónqueresplandecíacomoelmetalbruñido.EldemoniodeFletchersemovióenlacapuchaalpercibirlasnuevaspresencias,peronoleinteresaronlobastantecomoparaabandonarsuescondrijo.

—Yome llamoGenevieveLeatherby. ¿Y tú?—le preguntó lamuchacha, obsequiándolo almismotiempoconunasonrisadebienvenida.

—Fletcher.Encantadodeconoceros.¿Sólosoisvosotrosdos?Pensabaquehabríamáschicoscomonosotros...Másplebeyos,quierodecir—dijo,vacilandoalpronunciaraquellapalabra.

—Hayotroschicosabajo,esperandoenlasaladeldesayuno.Losdesegundocursodesayunanmástarde que nosotros, así que aún estarán durmiendo.Habíamos decidido esperar hasta que vinieran lossirvientesaavisarnos,pueslahoraenquesesirveeldesayunonoesprecisamenteregular...,hastaahora,al menos—dijo Genevieve, con un aire nostálgico—. Yo también pensaba que habría más alumnoscuandolleguéaquí.Perodeprimercursosólosomoscinco,contándoteati.Supongoquetampocoestan

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raro,pueslaescasezdehechicerosfueelprincipalmotivoporelquepermitieronalasmujeresalistarseenelejércitoyahaceunoscuantosaños...

Rorylainterrumpió.—Somos siete, contando a los otros dos. Los oímos anoche, pero aún no han salido de sus

habitaciones.Nosabenloquesepierden—dijoconunaampliasonrisa—.Yavendrán.Todoelmundoacabaporadorarme.

—Vengaya.Nohevistomequetrefemáspesadoquetú—seburlóGenevieve,mientrasloempujabamedioenbroma.

RoryleguiñóunojoaFletcheryseñalólapuertamásalejada.—¿Porquénovasapresentarte?Y,depaso,lespreguntassiestánlistosparabajaradesayunarcon

nosotros.

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18

Tras abrir la puerta,Fletcher se encontró enun cortopasillo repletodepuertas aunoyotro lado.Lapuertasecerródegolpetrasél,empujadaporunarepentinacorrientedeaireprocedentedeunaaspilleraquesehallabaenlaotrapuntadelpasillo.Fruncióelceño:comotodofueraigualenlaCiudadela,teníapordelanteuninviernomuylargoyfrío.

Oyóunosruidosenlahabitaciónmáspróximayllamóalapuertaconlaesperanzadenodespertaraquienestuvieradentro.Lapuertaseabriónadamástocarla;talvezelvientolahubieradejadoentornada.

—¿Hola?—dijo,mientrasterminabadeabrirla.Derepenteseencontrótendidodeespaldasenelsuelo;viounosdientesbabososynotóqueencima

deélalgomuypesadoleimpedíamoverse.Consiguióagarraralacriaturaporlagarganta,perotuvoqueemplear todas sus fuerzas para evitar que aquellos colmillos se le clavaran en el cuello. Justo en elmomentoenqueFletchernotabalasgotasdesalivaquelecaíanenlacara,sudemoniosoltóunchillidoylearañóelhocicoalmonstruo.Loúnicoqueconsiguió,sinembargo,fuequeaquellacriaturaaullaradedolormientrasrechinabalosdientes.

—¡Quieta,Sariel!Yahaaprendidolalección—dijounavozcantarinadesdeloalto.Deinmediato,lacriaturainterrumpióelataqueysesentósobreelpechodeFletcher.Éste,queseguía

sinpodermoverse,observóaldemonioydescubrióquese tratabadeunCánidocasi tangrandecomoSacharissa,esdecir,deltamañodeunponipequeño.PerosielpelodeSacharissaeranegroytieso,eldeaquélera,encambio,rubioyrizado,comolamelenadecualquierdamadeCorcillum.Teníaelmorromáslargoyfino,yenaquelmomentoestabaolisqueandoaFletcherconsuhúmedohocico.

—¡Apártate!—consiguiójadearFletcher,conlosdientesapretados.Sesentíacomosilehubieracaídounárbolencimayleestuvieraaplastandoelpecho.Lacriaturase

apartóysesentójadeandotraslapuerta,sinapartardelrostrodeFletchersuscuatroojosdemalévolamirada.

—¡Voyaescribiralosjefesdelclanparaquejarmedeesto!Miraqueponermeconlosplebeyos,enunahabitaciónmáspequeñaymásincómodaqueunacelda...Enlacual,lógicamente,irrumpeunjovenrufián la primeramañana.Cuandomedieron aSariel, creía que se estaban tomando en serio nuestrasconversacionesdepaz.Ahorayaséquemeequivocaba—clamólavoz,conuntonoderabiayamargura.

Fletcher se sentó y contempló a quien había hablado. Cuando la sangre le volvió a la cabeza, sequedófascinadoyabriólosojoscomoplatosalverunaslargasorejasenformaderomboqueasomabanentre una melena plateada. Unos grandes ojos de color azul cielo lo observaban desde un rostro dedelicadasfacciones.Enellosseadvertíaunamiradadesconfiada.Fletcherestabadelantedeunapálidaelfina,vestidaconuncamisóndeencaje,queparecíaestaralbordedelaslágrimas.

Apartólamiradaysediolavuelta,altiempoquetratabadedefenderse.

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—Calma,queyotansóloqueríasaludar.Nopretendíaasustarte.—¿Asustarme?Noestoyasustada. ¡Estoyenfadada!¿Esqueno tehadichonadiequeéstasson las

habitacionesdelaschicas?¡Aquínopuedesentrar!—gritólaelfinaavozencuello.Acto seguido, le cerró la puerta en las narices a Fletcher, y éste se maldijo por haber sido tan

estúpido.—Serásimbécil—murmuróparasusadentros.—Meparece que no te ha ido precisamente bien—dijoRory tras él, con unamirada compasiva,

mientrasasomabalacabezaporlapuertadelasalacomún.Fletchersesintiócomountonto.—¿Porquénomehasdichoqueéstaseranlashabitacionesdelaschicas?—lesoltóFletcher,rojo

comountomate,cuandoregresóhechounafuriaalasalacomún.—¡No lo sabía, en serio! Pero tiene sentido, ahora que lo pienso... Si no, ¿por qué iba a dormir

Genevieveenesteladosiquedabaunahabitaciónlibreenlaotrasala...?—siguióhablandoRory,depieaespaldasdelchico.

—Daigual.Peroprocuraespabilarunpocoantesdequeempiecenlasclases,onosvasadejarenevidenciaantelosnobles—lesoltóFletcher.

Se arrepintió al instante, tras ver cómo desaparecía la expresión alegre deRory. Fletcher respiróhondo.

—Losiento.Noesculpatuya.PeroesquenotodoslosdíasteencuentrasconunCánidoapuntodedesgarrartelagargantaamordiscos.—SeobligóasonreírylediounapalmaditaaRoryenlaespalda—.¿Quéhasdichoantesdeunahabitaciónlibre?

—¡Ah, sí! Como has llegado el último, ya están ocupadas las mejores habitaciones. Le eché unvistazocuandomeinstalé.Noesqueseagrancosa.

Recorrieron un pasillo prácticamente idéntico al anterior, excepto por una puerta de más que sehallaba justo al fondo. Parecía como si hubieran añadido esa habitación en el últimomomento y, dehecho,másqueundormitorioteníaaspectodeserelcuartodelasescobas.

Pordentro,sinembargo,eramásespaciosadeloqueFletchersehabíaimaginado.Teníaunacamaqueparecíacómoda,ungranarmarioyunpequeñoescritorio.Hizounamuecaalverlaaspilleraabiertaenelmuroypensóquetendríaquebuscarlaformadetaparla.Vioununiformedobladoalospiesdelacama,compuestodechaquetacruzadaazulmarinoypantalonesajuego.Lodesplegóysoltóunlamento:estaba raído y gastado, y los botones de latón,medio descosidos, hasta el punto de que uno de elloscolgabaunpardecentímetrospordebajodelsitioquetendríaquehaberocupado.

—No te preocupes, intentaré arreglártelo después del desayuno. Mi madre era costurera —dijoGenevievedesdeelumbraldelapuerta.

—Gracias—lecontestóFletcher,aunquenoestabamuysegurodequetuvieraarreglo.—Bueno, ¿cómoes la chica?—preguntóGenevieve conunamiradade curiosidad—. ¿Esdel sur,

comoyo?—Es...laverdadesquenoestoymuyseguro—respondióFletcher,tratandodeeludirlapregunta.Dadoqueyalehabíaestropeadolamañanaalachica,noleapetecíamuchoponerseacotillearsobre

ella.Mejorque sepresentara ellamismaa losdemás, a sumodo.En realidad,Fletcher aún le estabadandovueltasalaideadequehubieraunelfoenlaCiudadela.¿Noeranlosenemigos,enteoría?

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Eldemonioabandonóenesemomentolacapuchaparainspeccionarsunuevohogar,interrumpiendoasílospensamientosdeFletcher.Lapequeñacriaturaarrojóeluniformealsuelodeuncoletazoyluegodejóescaparunmurmullodesatisfacciónaltendersedeespaldasyrestregarsucuerpocontraelásperotejido.RoryabriómucholosojosalpresenciarlaescenayFletchersonrióparasusadentros.

—¿QuéesunCánido?—preguntóRory,comosipensaraenvozalta,mientrasregresabanalasalacomún.

EldemonionotardóenseguirlosytrepóalhombrodeFletcher,desdedondeinspeccionósuentornoconunaactitudprotectora.

—No tardarás en averiguarlo. La verdad es que no es fácil describirlos. Si vuestros Ácaros sondemoniosescarabajo,entoncespodríamosdecirqueunCánidoesundemonioperro,siesqueesotienesentido—respondióFletcher, orgulloso, contentode saberunpocomás sobredemoniosque losotroschicos.

—¿Nuestrosdemoniosse llamanÁcaros?—preguntóGenevieve,al tiempoqueextendíaunamanoparaqueelescarabajoazulseleposaraenlapalma.

—Noestoymuy seguro, perohe oído al rector usar esa palabra—respondióFletchermientras sesentabaalamesa.

—Ah.Bueno,yoalmíolollamoMalaqui,comolamalaquita.Porelcolor,merefiero—aclaró.Elescarabajoverdeletrepóporelbrazo.—PueslamíasellamaAzura—afirmóGenevieve,altiempoqueacercabasudemonioaunadelas

antorchasparaqueFletcherpudieraadmirarelazulcerúleodelcaparazón.Fletcherguardósilencioysesintióincómodomientraslosotrosdoschicosloobservaban,comosi

esperaranalgo.—¿Yeltuyo?¿Cómosellama?—loayudóRory,comosicreyeraqueFletchereraunpocolento.—Pues..., pues la verdad es que aún no he tenido tiempo de ponerle nombre—susurró Fletcher,

avergonzado—. Sé que es un demonio Salamandra. Quizá podáis ayudarme a buscarle un nombremientrasdesayunamos.

—¡Claro!Tieneuncolormuybonito.¡Estoysegurodequesenosocurriráalgo!—exclamóRory.—Peroquenotengaqueverconsucoloración—dijoFletcher,conlaesperanzadeencontrarleun

nombremásoriginal—.Esundemoniodefuego.Podríamosempezarporahí...JustocuandoRorysedisponíaaresponder,unasupervisoradeaspectoseveroentróenlasalaconun

cestocargadodesábanasyropadecama.—¡Largodeaquí!Tengoquelimpiar.Esperadabajoconlosdemásenlugardehacertravesurasaquí

arriba—losreprendió,señalandocongestoslaescalera.—¿No tendríamos que avisar a los otros dos?—dijo Genevieve, volviendo la vista hacia arriba

mientrasdescendíanapresuradamenteporlasinuosaescalera.—No—barbotóFletcher,conlaesperanzadeevitaralaelfinaduranteunoscuantosminutosmás—.

Yaselodirálasupervisoracuandollegueasushabitaciones.Los otros dos se encogieron de hombros y guiaron a Fletcher por el pasillo mientras le iban

proponiendonombres.EldemoniodeFletcherbostezó, ajenoaldebate,y se echóadormirdenuevo.Entonceselchicosepreguntósinoestaríapermitiendoquesudemoniosevolvieraperezoso,puesAzurayMalaquinohacíanmásquerevolotearentornoalascabezasdesusamos.

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Finalmente,llegaronalaplantabajayFletcherlossiguióporelatrio.Jeffreyseguíaallí,puliendoelsuelo que ellos estaban pisando, y Fletcher murmuró una disculpa. El muchacho hizo un gesto deimpaciencia,sonrióconairetristeysiguiótrabajando.

Cruzaronlagranpuertadoblequeestabaalotroladodelatrio,frentealaentrada,yaccedieronaunasala con un techo considerablemente más bajo, pero aun así tan amplia que hacía que sus pasosresonaran.Deltechocolgabanunasenormeslámparasdearañaapagadas,situadasaintervalossobrelastreshilerasde largasmesasdepiedra flanqueadaspor sus respectivosbancos.Elcentrode la sala loocupabalaestatuadeunhombrebarbudovestidoconunahermosaarmadura,cuyosgrabadosmostrabanundetalleasombroso.

Fletchersesorprendióalversentadosalamesaúnicamenteadosmuchachos,queenesemomentocomíangachas congran entusiasmo.Unode ellos tenía el pelonegroy la piel aceitunada, por lo queFletcher supuso que procedía de alguna aldea de los límites del desierto de Akhad, en el este deHominum.Eraapuesto,derasgoscinceladosylargaspestañassobreunosojosdemiradarisueña.

Elotroera regordete,de rostrosonrojadoy jovial,ypelocastañomuycorto.LosdossaludaronaFletcherjustocuandounodeloscriadosleentregabaunabandejaqueconteníagachas,mermeladayunpanecillo caliente. Nadamás sentarse, los dosmuchachos se presentaron. Elmás gordito se llamabaAtlas,yelotro,Seraph.

—¿Sóloestáisvosotrosdos?¿Dóndeestánlosdesegundocurso?—preguntóFletcher,perplejo.—Nosotrosdesayunamosantesqueellos,¡porsuerte!—murmuróAtlas,mientrasdejabaaunladola

cucharaparasorbersusgachasdirectamentedeltazón.—Necesitan dormir más, por el estrés de sus... clases prácticas —aclaró Seraph mientras

contemplabaaAtlasconunaexpresióndeperplejidad—.Hastatienenquehacerviajesdeestudioalafronteraunavezporsemana.Quéganastengodeestarensupiel.

—Esperaaverloquehayallí—murmuróGenevieve,enuntonoquereflejabaciertatristeza.Fletchersediocuentaycambiórápidamentedetema.Sabíalosuficienteacercadelfrentedebatalla

comoparaintuirqueGenevievequizáhubieraperdidoallíaalgúnserquerido.Talvezfuerahuérfana,comoél.

—¿Dóndeestánvuestrosdemonios?¿TambiéntenéisÁcaros,comoellos?—preguntóFletcher,queansiabaverotrascriaturas.

—No, todavíano—dijoAtlas,queparecíaalgoceloso—.Aúnestamosesperando.Noshandichoquelosprofesoresnosdaránmañanalosnuestros,porqueeldíaquellegamostodossolamenteteníandosdemonios.

—Fue una jugada muy inteligente —dijo Seraph, como si hablara consigo mismo—. A mí mepreguntaronsiqueríaunÁcaroosipreferíaesperar.Mepreparéaconcienciaypreguntéaunoscuantossirvientes.LosÁcarossonlosmásdébiles.Valelapenaesperar,porsinosdanalgunomejor.

AFletcherleintrigólaideadequeunosdemoniosfueranmejoresqueotros.Tratóderecordarloquehabíavistoenloscuadrosyenlosgrabadosdelcastillo.LástimaqueJeffreyhubieratenidotantaprisa...Aunasí,yatendríatiempodesobramásadelante.

—Puesyoestoymuycontentoconelquetengo—respondióRory,poniéndosealadefensiva—.NocambiaríaaMalaquipornadadelmundo.

Seraphalzóambasmanos,enungestoderendición.

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—Eh,quenopretendíaofenderanadie.Estoysegurodequeyomesentiréexactamenteigualconmidemoniocuandoporfinloreciba,seaonoseaunÁcaro.

Rorygruñóalgoysiguiócomiendo.—¿Quéotrasclasesdedemoniosconocéis?Yotansóloheoídohablardecuatro—ledijoFletchera

Seraph,quedeaquelgrupoeraelqueparecíaestarmásinformado.Pero antes de que el apuesto muchacho pudiera contestar, Atlas contuvo una exclamación. El

rechonchocadeteestabamirandofijamentehacialapuerta.Fletchersevolvióydescubrióelmotivodesusorpresa:unenanoacababadeentrarenlasala...eibaacompañadodesudemonio.

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19

ElenanoteníamásomenoselmismoaspectoqueAthol:barbadecolorrojooscuroycuerporobusto,fornido. Los fulminó a todos con lamirada, bajo sus cejas hirsutas, y luego cogió la bandeja que leofrecíaunsirvientedemanostemblorosas.Sesentólejosdelgrupo,enotramesa,ylesdiolaespalda.AunqueFletcherestabaconvencidodequeloquehabíafascinadoalosdemáseralapresenciadelenano,aélleinteresabamáseldemonioquehabíaentradoenlasalajuntoaél.

Deunmetrodealtura,aproximadamente,lacriaturapodríahaberpasadoporunniñodecortaedaddenohabersidoporelcuerpoalgoachaparradoyporlasrobustasextremidades.Lomássorprendente,sinembargo,eraelcolor.Aqueldemonioparecíahechodepiedrasdeformes;lacapademusgoyliquenque le crecía por todo el cuerpo acentuaba aún más aquel parecido. Las manos eran como mitones,provistasdeungruesopulgaroponiblequepodíautilizarparasujetarobjetos.Cadavezquesemovía,Fletcheroíaelrocesordodelapiedracontralapiedra.

Mientraslosplebeyosloobservaban,eldemoniogirósobresímismoylesdevolviólamiradaconsupardeojillosnegros,queteníahundidosenlacabeza.

—¡UnGólem!Ésossíquesondifícilesdecapturar.Lossirvientesmecontaronquevancreciendoconeltiempo,asíquehayquecapturarloscuandosonjóvenes—susurróSeraph—.Ojalámedenunodeésos.

—Espocoprobable—lerespondióAtlas—.SelohabrándadocomofavorespecialalConsejodelosEnanos,unamuestradebuena fepor la incorporaciónde los enanos al ejército.No sabíaque loshubieranaceptadoentodaslascompañíasmilitares.Quiénsabequéanimaltendránquemontarlosqueseunana lacaballería,porqueconesaspiernas tancortasdudoquepuedanagarrarsea loscostadosdelcaballo.

Atlasseechóareírdesupropiaocurrencia,peroFletchernolehizonicaso.Contemplóalenano,queseguíasentadoconelcuerpoencorvado,solo,ysepusoenpie.

—¿Quéhaces?—ledijoentredientesRory,altiempoqueletirabadelamanga.—Voyapresentarme—lerespondióFletcher.—¿Esque no has visto cómonos hamirado?Creo que quiere que lo dejemos en paz—balbuceó

Genevieve.FletchersesoltódeRoryeignoróasuscompañeros.Nadamásentrarelenanoenlasala,Fletcher

había reconocido lamirada de rencor en sus ojos. Era elmismo sentimiento que había expresado élmuchasvecescuandolosdemásniñosdePeltlehacíanelvacío.

Cuandoseacercóalbanco,elGólemrugióenuntonoamenazadoryvolvióhaciaelchicosurostroagrietadoenelquesevislumbrabaunabocasindientes.Elenanotambiénsegiróaloírelruido,conunamiradadeaprensiónenlosojos.

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—MellamoFletcher—dijoelmuchacho,tendiéndoleunamanoalenanoparaqueselaestrechara.—Othello.¿Quéquieres?—respondióelenano,haciendocasoomisodelamanodelaldeano.—Encantado de conocerte. ¿Por qué no vienes a sentarte con nosotros? Hay mucho sitio—dijo

Fletcher.El enano dirigió la vista a los demás chicos, que lo estaban observando desde la otra mesa con

miradasdeaprensión.—Estoy muy bien aquí. Gracias por tomarte tantas molestias, pero sé que no soy bienvenido—

murmuróelhoscoenano,volviéndosedenuevohaciasudesayuno.Fletcherdecidióintentarlounavezmás:—¡Claroqueeresbienvenido!Vasalucharcontralosorcos,igualquetodosnosotros,¿no?—No lo entiendes. No soy más que un gesto simbólico. Los generales de Hominum no tienen

intencióndepermitirquenosalistemosrealmenteenelejército.Hanenviadoalamayoríadenuestrosreclutasalfrentedeloselfossóloparaquesepudranconlosdespojos.Elreyteníabuenasintencionescuandoobligóa losmilitaresapermitirquenosalistáramos,perosiguensiendo losgenerales losquedeciden qué hacer con nosotros. ¿Y cómo vamos a convencerlos para que cambien de idea si no nosdejanluchar?—murmuróOthellodemaneraquesóloFletcherpudieraoírsuspalabras.

—EnVocans también hay chicas y plebeyos.De hecho, todos los que ves aquí son plebeyos. Losnobles lleganmañana—respondió Fletcher, que compadecía a aquel infeliz enano. Hizo una pausa yluego, tras acercarse más a él, susurró—: Necesitan discípulos, da igual de donde vengan. ¡Si hastatenemosunaelfina!Nocreoqueen ladivisióndemagosdebatallaseanmuyquisquillosos,siempreycuandopuedasluchar.

Elenanolesonriócontristeza,paradespuésaceptarlamanodeFletcheryestrechársela.—Sélodelaelfina.Tuvimosuna...interesanteconversaciónmientrasestábamosesperandoaquenos

concedierannuestrosdemonios.Bueno, esperoque tengas razón.Lamentohaber sido tanbruscoantes,supongo que te habrá parecido que estaba un poco harto de todo—dijo Othellomientras recogía subandeja.

—Notepreocupes.Ayerconocíaotroenanoysesentíamásomenoscomotú.Medioesto—dijoFletchermientrasbuscabaenelbolsillolatarjetaqueelenanolehabíadado.

—¡Guardaeso!—dijoOthelloentredientes,nadamásverla.Fletcherselametiódenuevoenelpantalón.¿Quéocurría?Sesentaronalamesaconlosdemás,quedeinmediatobajaroneltonodevozantelapresenciadel

enano.Fletcherhizolaspresentaciones.—Buenosdías—dijoOthellotímidamente,ylossaludóatodosconlacabeza.Losdemásledevolvieronelgestoensilencio.Trasunossegundos,RoryempezóahablaryFletcher

tuvolasensacióndequeelmuchachonosoportabalossilenciosincómodos.—¿Sabes qué? Ojalá yo pudiera dejarme un mostacho como ése. ¿Siempre lo has llevado? —

preguntóRory,altiempoqueseacariciabaelrostrolampiño.—Si lo que preguntas es si nací con él, no—respondió Othello, con una sonrisa irónica—. Los

enanoscreemosquecortarseelpeloesunpecadoanteelCreador.Somoscomoélquisohacernos.Ysinosdiopelo,debemosconservarlo.

—Entonces, ¿por qué no te dejas crecer también las uñas? A mí me parece una locura —dijo

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bruscamenteAtlas,señalandolosdedosregordetesperobiencuidadosdeOthello.—¡Atlas!—loreprendióGenevieve.—Nopasanada,esunabuenapregunta.Consideramosquelapartegrisdelauñaestámuertay,por

tanto,yanoformapartedenosotros.Hoyendía,lógicamente,loqueoshedichoesmásunatradiciónqueunacreenciareligiosa:haymuchosenanosquesecortanelpeloylabarba.Losmásjóveneshastaselotiñen.EsalgoquecasitodoelmundosabeenCorcillum.¿Dedóndesoisvosotros?—preguntóentononeutro.

—Yovengodeunaaldeadeloeste,cercadelmarVesánico—replicóAtlas—.¿TúeresoriundodeCorcillum?

Othellohizounapausa,desconcertado.Seraphrespondióporél.—Los enanos ya vivían aquí antes de que el hombre pisara estas tierras. Ellos despejaron los

bosques, allanaron el terreno, desviaron los ríos y hasta colocaron los enormes hitos fronterizos quedelimitanelterritoriodeHominum.

Othello sonrió, como si le hubiera impresionado que aquel joven plebeyo supiera tanto sobre supueblo.

—Loshombresllegaronaquíhacedosmilaños,trasunlargoviajeatravésdeldesiertodeAkhad—prosiguióSeraph,animadoalverquelosdemásloescuchabanabsortos—.Corcillumeralacapitaldelosenanos,asíqueallínos instalamos,para trabajarycomerciarconellos.Peroentoncesunaterribleenfermedadarrasólaciudadyafectóconespecialdurezaalosenanos.Pocodespués,nuestroprimerreysubióalpoderconlaayudadelasqueahorasonlasfamiliasnobles.Formabanenrealidadunpequeñogrupodehechicerosquecontrolabanaunoscuantosdemoniosmuypoderosos,muchomásfuertesquelascriaturas a las que controlan los hechiceros de hoy en día.Y, por eso, todos los que pertenecen a larealezaosondecunanoblepuedeninvocar:porqueheredaronesacapacidaddesusantepasados.

—Ytambiénporesonos rebelábamosmuyamenudo—dijoOthello,envozbaja—.Aunquefuerauna locura, ya que éramos muy pocos y no contábamos con hechiceros entre nuestras filas. Nuncavolvimosasertannumerososcomoantesdelaenfermedadporculpadeunaleyquenosimpusieronlosantepasados de vuestro rey. Se nos obliga a vivir en un gueto y sólo podemos tener un determinadonúmerodehijosalaño.Nisiquieraposeemosnuestraspropiastierras.Ylarealezadicequenoslohemosbuscadonosotrosmismoscontantarebelión.

Todos lospresentesguardaronunsombrío silencio,peroFletcher sintió rabia, lamismaquehabíasentido ante las injusticias deDidric.Aquello era... ¡inhumano! La hipocresía de aquella situación lerevolvió el estómago.O sea que era eso a lo que se había referidoAthol.Atlas, quenoparecíamuyconformecontodoaquello,abriólabocaparadeciralgo.

—Bueno,Seraph, antes has dichoque habías estado investigandopor tu cuenta, ¿no?Háblanos unpocode lo que podemos esperar los próximosmeses—intervinoFletcher, antes de queAtlas tuvieratiempodeiniciarunadiscusión.

Seraphseinclinóhaciadelanteeindicóalosdemásqueseacercaranunpoco.Sonrió,satisfechoantelaoportunidaddedemostrartodoloquehabíaaprendido.

—Aquí todo esmuy imparcial. Los nombramientos se otorgan en función de losméritos, así quecuantomejorrindaunoenlosexámenesydesafíos,másaltoseráelrangodeoficialqueleconcedanalgraduarse.Elproblemaesqueelsistemaperjudicaalosplebeyoscomonosotros.Losdemoniosquenos

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conceden no son especialmente fuertes,mientras que los nobles reciben los que capturan sus propiospadres, que lógicamente se esfuerzan en conseguir demoniosmás poderosos. Algunos de esos chicoshastatienenlasuertederecibirundemonioqueanteshapertenecidoasuspadres,peronoeslohabitual.Sobre el demonio deFletcher no estoymuy seguro, porque nunca había visto uno igual. Pero el tuyo,Othello, serámuy poderoso cuando llegue a la edad adulta, o eso es lo que he oído decir sobre losGólems.

—Entonces...,¿nuncatendremosotrodemonioquenoseaunÁcaro?—preguntóGenevieve,confusa.—Nonecesariamente—respondióSeraph—.Esposiblecapturarotrodemoniomáspoderosoenel

éteryañadirloatulista.Nosémuybiencómosehace,y,porloqueheoído,esmásdifícilyarriesgadohacerlo con un demonio débil. Yo espero que me den uno que no sea un Ácaro. Son excelentesexploradoresypuedendarbuenospellizcosconesaspinzas,perosusnivelesdemanasonmuybajos.Físicamente,nosonrivalniparaunCánidojoven.

—Ya—dijoGenevieve,quecontemplóalgomenosorgullosaasuAzuracuandoeldemoniobatiólasalasyempezóarevolotearporlasala.

TodossiguieronsuvueloconlamiradahastaqueAzuraseposóenlaenormeestatuaqueocupabaelcentrodelasalaysearrastróhastaelojodeaquelhombredepiedra.

—¿Yésequiénes?—preguntóFletcher,dirigiéndosealosotroscomensales.—Yolosé—respondióOthello,altiempoqueseñalabaunaplaca,alpiedelaestatua—.EsIgnatius,

manoderechadelreyCorwinyfundadordelaAcademiaVocans,quealprincipionoeramásqueunatiendaenmitaddeuncampo.Murióenlaprimeraguerradelosorcos,haráunosdosmilaños,peroseleatribuye el liderazgode la carga suicidaque consiguió romper las filas de losorcosyque, enúltimainstancia,condujoasuderrota.

—Esoes—dijoFletcherentredientes,mientrascontemplabaasudiablillo.Lacriaturalehabíabajadoporelbrazoyenesemomentoestabalamiendodelcuenco,conevidente

satisfacción,losrestosdegachas.—¿Esoeselqué?—preguntóRory.—Ignatius.Asíescomosevaallamarmidemonio.

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20

Terminadoeldesayuno,losotroschicosdecidieronregresarasushabitacionesparadormirunpocomás,peroFletchernoteníaganasdesentarseensucuartoapasarfrío.Laconversaciónmantenidaduranteeldesayuno le había servido para darse cuenta de lo poco que sabía sobre aquel lugar. Iría a buscar aJeffrey.SiSeraphhabía aprendido tanto sobre laCiudadelagracias a los sirvientes, él tambiénpodíasacarelmáximoprovechodeesafuentedeinformación.Tuvosuerte,puesJeffreyaúnseguíapuliendoelsuelodelatrio.

—¿Puedovolverapedirtequemeenseñesunpocotodoesto?Notienemuchosentidolimpiarahoraelsuelo,porquesetevaavolveraensuciarcuandolosdesegundocursobajenadesayunar—ledijoFletcheralsirviente,queparecíacansado.

—Si lo limpio es sólo para que el señor Mayweather no me grite. Pero si tengo la excusa deenseñarleelcastilloaunaprendiz,¡entoncesmelibro!Aunquenohacefaltaquesubamostantasescalerasestavez—dijoJeffrey,haciendounamueca—.¿Quétegustaríaver?

—¡Todo!—exclamóFletcher—.Dispongodeldíaentero.—Entoncesyotambién—dijoJeffrey,conunaexpresiónradiante—.Vayamosprimeroalasalade

invocaciones.La estancia se hallaba en lamisma planta, en el ala este. Las enormes puertasmetálicas no eran

fácilesdeabriryelchirridodelosgoznesoxidadosresonóportodoelatrio.Jeffreycogióunaantorchade un aplique y guio a Fletcher a la luz anaranjada de la temblorosa llama. El joven notó el suelopegajosobajolospiesy,trasexaminarlomejor,sediocuentadequeestabacubiertoporgruesastirasdecuero.Enelcentrodelasalavioungranpentáculopintado,epicentrodeunaespiraldeestrellascadavezmás pequeñas. Cada una de esas estrellas estaba rodeada por losmismos símbolos extraños queFletcherhabíavistoenellibrodelhechicero.¿SeríanésaslasclavessobrelasqueJamesBakerhabíaescrito?

—¿Porquécuero?—preguntóFletcher.—El pentáculo y los símbolos tienen que estar dibujados en algo orgánico; de lo contrario, no

funcionan.Solíamosemplearmadera,perosiempresequemabayhabíaquesustituirla.Elrectordecidióentoncesqueelcueroeramejor.Hastaahorahafuncionado.Lastirasdecuerohumeanysechamuscanunpoco,ylaverdadesquehuelenfatal,perosiempreesmejorquearriesgarseatenerunincendiocadavezqueeldemoniodealguienentraeneléter.

—¡No tenía ni idea! —dijo Fletcher mientras examinaba una hilera de delantales de cuero quecolgabandesusganchos,juntoalapuerta.

—Nosémuchomássobreestasala.Mejorquelepreguntesaalgúnalumnodesegundocurso,peroyoen tu lugar nomemolestaría. La competencia por el rango esmuy feroz, así que no les gustamucho

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ayudaralosdeprimercurso,novayaaserquelesrobenelascenso.Detestoesaformadepensar,peroelrectordicequeenelfrentelacompetitividadesdurísimayqueesmejorquelosaprendicesempiecenaacostumbrarse.

Jeffreyvacilójuntoalapuerta,sindecidirseaentrarenlasala.—Vámonosdeaquí.Estesitiomeponelospelosdepunta—murmuró.SaliódeallíconFletcheryguioalmuchachohastalasegundaplantadelalaeste.—Estoeslabiblioteca—dijotrasabrirlaprimerapuerta—.Disculpaquenoentre,peroelpolvoes

fatalparaelasma.Lasalaparecíatanlargayprofundacomoaltoeraelatrio.Lasparedesestabancubiertasdemuchas

hilerasdeestantes,todosrepletosdetomosmásvoluminososaúnqueellibroqueseguíaenelfondodelmacuto de Fletcher, en su habitación. Entre los estantes se veían largas mesas provistas de velasseparadasentresí.Estabantodasapagadas.

—Enlabibliotecaseconservanmilesdeensayosyteoríasescritasaquímismoporloshechicerosdeantaño.Diarios,básicamente,queseremontanalosúltimosmilaños.Noesqueestasalaseusemucho,laverdad,pueslosalumnosyatienenbastantetrabajosinlaslecturasadicionales.Peroalgunosvienenenbusca de trucos o consejos, normalmente los plebeyos que no tienen ni una moneda para gastar enCorcillumduranteelfindesemana—dijoJeffrey,queseapoyabaenelmarcodelapuerta—.Detodasformas, tienenqueponerse al día, pues losnobles siempre sabenmásque ellosporque se crían entrehechiceros.

—Fascinante—dijoFletchermientrascontemplabalaspilasdelibros—.Mesorprendequeestasalaseusetanpoco.Seguroquecontieneunverdaderotesoroocultodeconocimientos.

Jeffreyseencogiódehombrosycerrólapuerta.—Yo no tengo ni idea, pero creo que las enseñanzas de la academia se han vuelto mucho más

prácticas por simple necesidad.Nohay tiempopara investigar ni para experimentar; lo único que lesimportaesmandaralosalumnosalfrenteloantesposible.

Mientrassealejabandelabiblioteca,Fletcherviounahileradechicosychicasqueenesemomentocruzabanelpasillo.

—Son los de segundo curso—dijo Jeffrey, señalándolos con la cabeza—.Lo han pasadomal deverdad este año, pues la competencia por los nombramientos es más dura que nunca. Ahora que elejército va a reclutar a los convictos, igual que a los enanos, se necesitanmás oficiales.Y si los desegundocursonolohacenbien,lestocaráaellosguiaraconvictosyenanosalabatalla...opudrirseconellosenelfrentedeloselfos.

Fletcher no acababa de entender qué tenía demalo guiar a los enanos a la batalla, pero no teníaintención alguna de iniciar una discusión con Jeffrey, básicamente porque aún le quedabamucho poraprender.

Contempló a los estudiantes de segundo curso mientras descendían la oscura escalera, sin susdemonios.Minúsculasesferasdeluzflotabanentornoalascabezasdeaquelloschicos,comosifueranluciérnagasqueemitíanunetéreoresplandorazul.

—¿Qué son esas luces? ¿Y dónde están sus demonios?—exclamó Fletcher mientras él y Jeffreyseguíanalosestudiantesporlaescalera.

Loschicosdesegundocursonoleshicieronelmenorcaso,ocupadoscomoestabanenrestregarselos

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ojosyhablarenmurmullos.—Nosepermitesaliralosdemonios,exceptoenlosdormitoriosodurantelasclases.Yaoslodirán

alosdeprimercursoencuantoestéisinstalados.Aunquenotengonilamenorideadeadóndevanlosdemonioscuandonoestánconsushechiceros.Ysobrelasluces,sellamanluceserrantes.Esunadelasprimerascosasqueaprendenahacerlosaprendices,creo.Dentrodeunospocosdías,túytusamigosyapodréiscreartantaslucesdeésascomoqueráis.

—Noveoelmomento—dijoFletchermientrascontemplabaaquellas lucecitasazulesque flotabansinrumboporelatrio—.Ahoraentiendoporquésólotenemosunavelaenlahabitación.

Jeffrey lo sacó casi a rastras del atrio y lo condujo hacia una escalera que se hallaba junto a laentradadelasaladeinvocaciones.

—El castillo es enorme, pero las habitaciones se utilizan básicamente para alojar a nobles,profesoresysirvientes.Elrestodelasestanciasoestánvacíasoseusanparaguardarcosas,aexcepcióndeunascuantasquesirvencomoaulas—dijoJeffreymientrassuspasos resonabanpor laescaleraenpenumbra.

Cuandollegaronalpiedelaescalera,loprimeroquevioFletcherfueunahileradegrilletesclavadosen los muros de un largo y húmedo corredor que se perdía en la oscuridad. Mientras lo recorrían,vislumbró decenas de estrechas celdas, desprovistas de ventanas. Ninguna de ellasmedíamás de unmetrodeancho.

—¿Quéesestesitio?—preguntóhorrorizado.Lascondicionesenlasqueviviríaallícualquierprisioneroseleantojaronaterradoras.—EstapartedelaCiudadelaseconstruyóduranteelprimerañodelaguerra,haceochoaños,para

los desertores. No sabíamos qué esperar, así que cada vez que se enviaban tropas al frente, nosasegurábamosdequelossoldadospasaranaquílaúltimanocheantesdepartir.Deesemodo,sabríanquéles esperaba si huíanpor cobardía.Sólo tuvimosunadocenadeprisionerosdurante los dosprimerosaños,oesomehandicho.Hoyendía,alosdesertoressimplementeselosazotatrascapturarlosyluegoselosmandadevueltaalfrente.

Mientrashablaba,Jeffreyfuepasandounamanoporlosbarrotes.Fletcherseestremecióylosiguióporellargopasillo.

Sesorprendiócuandoaquelclaustrofóbicotúnelseensanchóhastaconvertirseenunainmensasala.Eracomoelinteriordeuncoliseoyestabaformadaporanillosconcéntricosdeescalones,quehacíanlasvecesdegradas,yquerodeabanunrecintocubiertodearena.Fletchercalculóqueaquellasalapodíadarcabidafácilmenteaunasquinientaspersonas.

—¿Quédemonioshaceestoaquí?—preguntóFletcher.No se le ocurría ninguna explicación que justificara la existencia, en las profundidades de la

Ciudadela,deunaarenadegladiadorescomoaquélla.—¿Ytúquécrees,muchacho?—dijounavozáspera,trasél—.Eraparalasejecuciones,claroestá.

Para infundirvalor a los soldadosy a los aprendices cadavezquecapturábamosaunorco,paraquepudieranverquemoríanigualquecualquierotracriatura.

FletcheryJeffreygiraronsobresustalonesyseencontraronconunhombrecasidesdentado,depelocano,queseapoyabaenunbastón.Lefaltabanelpiederechoylamanoderecha,quehabíasustituidoporunagruesapatadepaloyungarfiotansiniestrocomoafilado.Lomásextrañodetodo,sinembargo,era

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quevestía laarmaduradecotademalladelejércitosinmodernizar,en laqueresplandecían los tonosplateadoyverdeoscurodeunadelasantiguascasasdelanobleza.

—Porsupuesto,nuncallegóautilizarse.¿Quiénhaoídohablaralgunavezdeunorcoquehayasidocapturadoconvida?—dijo,riendoparasusadentros.

LetendióunamanoaFletcheryésteselaestrechó.—Capturamosunos cuantos duendecillos—prosiguió el hombre—,pero ver cómo se encogían de

miedoysehacíanpisensustaparrabosnoresultabamuygratificante.Supongoqueellosteníanmásencontradelosorcosquenosotros,poresodequelosesclavizaban...

Elhombreseacercócojeandoalaarena.—Bueno,veamosquésabeshacerconesekhopesh.Hacíamuchoquenoveíaunoigual—ledijoel

hombreaFletcher,altiempoqueblandíasubastónyseñalabaconéllaespadadelmuchacho—.Talvezperdieramimanobuenaenlaguerra,peroaúnpuedoenseñarteunpardecosasconlaizquierda.O,porlomenos,debería.Esmitrabajo,¿no?

—¿Quiénesesehombre?—susurróFletchermientrassepreguntabaquéclasedelocoelegiríapasarsutiempolibreenlasmazmorras.

Jeffreyseinclinóhaciaélylesusurróalgoaloído:—¡EssirCaulder!¡Elmaestrodearmas!SirCauldertrazóunalíneaenlaarenaconsubastónyleindicóaFletcherqueseacercara.—Vamos.Puedequeseauntullido,perotengocosasquehacer.Fletchersaltóa laarenaysedirigióalhombremientrasaconsejabamentalmentea Ignatiusquese

quedara juntoaJeffrey.SirCaulder leguiñóunojoaFletchery levantóelgarfioenunfalsogestodesaludo.

—Séreconoceraunoficialenpotencia,pero...¿sabespelearcomounoficial?—Noquisierahacerledaño,señor.Estaespadatienelahojamuyafilada—dijoFletchermientrasla

desabrochabaylasosteníaenaltoparaquesirCaulderpudieraverlabien.Era,dehecho,laprimeravezqueempuñabaaquellaarma,ylaespadalepareciómuchomáspesada

deloqueimaginaba.—Sí,puedequeseaviejo,perolaedadaportaexperiencia.Estebastónquevesaquíesunarmael

dobledepeligrosaenmiúnicamanoqueesekhopeshenlasdostuyas.Fletcherlodudó.Aquelhombreeraflacocomounrastrilloynomuyalto.Lelanzóunataquepoco

entusiasta,apuntandodeformaquenopudieracausarleheridaalguna.SirCauldernosemovióypermitióquelaespadalerozarainofensivamenteelpecho.

—Muybien,chico,yabastadejuegos—leespetósirCaulder.El bastón hendió el aire a gran velocidad y Fletcher recibió un doloroso golpe en la cabeza. El

muchachogritóysellevóunamanoalaoreja.Enseguidanotóuncálidohilillodesangrequelebajabahaciaelcuello.

—Vamos, con esa espada no puedes ni atravesar esta cota de malla —se regocijó el hombre,pavoneándosedelantedeFletchercomosifueraunmachocabrío.

—Noestabapreparado—legritóelmuchacho.Acto seguido, sujetó la espadaconambasmanosy lanzóunaestocadadirigida al estómagode sir

Caulder.ElbastóndescendióentoncescomosideunmartillosetrataraygolpeólaespadadeFletcher

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contantafuerzaquesequedóclavadaenlaarena.Amododerecompensa,elchicorecibióotrogolpeenlamejilla,queledejóunamplioverdugón.

—Mañanaporlamañananotendrámuybuenaspecto—dijosirCaulder,echándoseareír.GolpeóaFletcherenelestómago,yelmuchachoretrocediódandountraspié.—Bueno,Jeffrey,yaloves:llevanespadassóloparapresumir.Déjamequetedigaunacosa:cuando

surjaunorcodeentre losarbustosy se teecheencima,nocreasquevasadetenerloconunabalademosquete.Seestaráhurgandolosdientesconunadetuscostillassindarsecuentasiquieradequelehasdisparado—dijosirCaulder,mientrasibadandogolpecitosconelbastónparaenfatizarsuspalabras.

Fletcherhabíaperdido lapaciencia.Trazóunamplioarcoconsukhopesh,atrapóelbastóncon laparte curvada de la hoja y lo arrojó al otro lado. Luego se lanzó contra sir Caulder, a quien pillódesprevenido,logolpeóconelhombroyloarrojóalsuelo,paradespuésabalanzarsesobreél.

Antesdequepudieraproferirungritodevictoria,sinembargo,sirCaulder lesujetóelcuelloconambasrodillasyFletcherseatragantóconsuspropiaspalabras.SegolpeólanucaconlapatadepaloydejócaerlaespadaparatratardesepararlelosmuslosasirCaulder,peroerancomobarrasdemetal.ElhombresiguióapretandohastaqueaFletcherselenublólavista.Y,entonces,elmundoenterosevolviónegro.

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Cuandorecuperóelconocimiento,FletcheroyóelsiseodeIgnatius.Abriólosojosyseencontróconlasmiradas de Jeffrey y de sir Caulder, que lo observaban desde el otro lado de la arena. Sir Caulderrenegabacomouncondenado,yelaireolíaaquemado.

—Malditosdemonios,habríaqueeliminarlosa todos.Alosorcoshayquematarlosconunabuenapelea, no con esas abominables criaturas —gruñó el hombre, que reseguía con el dedo un rastroennegrecidoenlapecheradesusobreveste.

Fletcher intuyó que Ignatius le había lanzado una llamarada al ver que su amo se desmayaba. Elmuchacho se frotó la dolorida garganta, compungido, y luego se sentó. ¿Por qué todo el mundo seempeñabaenestrangularlo?HastaIgnatiusseleenroscabaentornoalcuello.

—Se le olvida algo—dijo Fletcher—. Los brujos de los orcos tienen el doble de abominablescriaturas, comousted las ha llamado. ¿Cree que conuna buenapelea tambiénpodemosvencer a esascriaturas?¿Quéhaceaquídandoclasesitantolasodia?

SirCaulderyJeffreycruzaronlaarenaparaacercarseaél,perodeteniéndosecadapocospasosporsi acaso a Ignatius se le ocurría atacar de nuevo. Fletcher calmó a su demonio con pensamientostranquilizadoresyluegorecogióelkhopesh,quesujetódenuevoalcinturónconunahebilla.

—Losiento,muchacho.Sólomeestabadesahogando.Lasobrevesteperteneceamiviejouniforme.Esloúnicoquemequedadeaquellaépoca—dijosirCaulder,altiempoquegolpeabaelsueloconsupatadepalo.

—Bueno,yotambiéntengopartedelaculpa.TendríaquehaberledichoaIgnatiusqueeraunapeleadebroma,aunquecreoquehemosampliadounpocoelsignificadodelaexpresión«debroma».Sientolodesuuniforme.¿Puedoconseguirleotro?—lepreguntóFletcher.

—No.LuchéalasórdenesdelosRaleigh—dijosirCaulder,comosiesoloexplicaratodo.—¿LosRaleigh?—seextrañóFletcher—.¿Sonunafamilianoble?—Sí,lofueron.Peroyano—murmurósirCaulder.Fletchervioeldolorensumirada,perolacuriosidadpudomásqueél.—¿Porqué?¿Perdieronelfavordelrey?—preguntó.Nunca había oído hablar de nada parecido, pero Pelt estaba tan lejos de lasmaquinaciones de la

clasealtadeHominumque,porloqueaélrespectaba,talvezsetrataradeunhechohabitual.—No,nadadeeso,¡pedazodeidiota!YoyaservíaalordEdmundRaleighdesdemuchoantesdela

guerra.Eraunodelosnoblesqueteníanpropiedadesenlafronteradelsur,demodoquenuestrastierrassufrían ataques constantes por parte de los forajidos orcos. En aquella época, el ejército estabademasiado ocupado tratando demantener a raya a los enanos, así que no podían enviarnos ayuda.Y,puestoquepertenecíamosalaguardiapersonaldelosRaleigh,noslastuvimosqueapañarsolos.Lord

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Raleigh era un buen hombre, además de íntimo amigo del rey, así que cuidado con lo que dices—despotricósirCaulder.

—Nopretendíaofenderlo—dijoFletcher, tratandodesercortés—,peronoacabodeentenderporquélosRaleighperdieronsupoder.

—Losorcos,muchacho.Ellostuvieronlaculpa.Aparecieronenplenanocheypasaronahurtadillasjuntoalganado,elgranoytodoloquemismuchachosestabancustodiando.Creíamosqueesoeraloquequerían,asíque...¿paraquéprotegertodolodemás?—dijoconamarguramientrasapretabalospuños,sumidoensusrecuerdos—.AsesinaronatodoelmundoenelhogardelosRaleigh,inclusoalasmujeresyalosniñospequeños.Cuandonosenteramos,yasehabíanmarchado.Sellevaronalosmuertoscomosifuerantrofeosylosataronalosárboles,enloslímitesdesuterritorio.LordRaleighorganizóunaterriblebatalla.SuCánidomatóatresorcosantesdequeéstoslerajaranelvientreylodejarandesangrarse.Yomismo tuvequeponer fin a la agoníadeaquellapobrebestia. ¡Asíqueahoranopiensesque tambiéntengoalgoencontradeloshechiceros!

SirCaulderseestremecióalrecordar,perodespuéssubiólosescalonesdelaarenaysedirigióhaciaunapuertaqueseabríaenelmuro.

—Noeresmalluchador,perotendrásqueaprenderapelearconunorco.Esacargaconelhombronoteservirádenaday,porotrolado,tendrásqueenfrentarteahachasygarrotes,noaarmasdeprecisión.Venavermeyteenseñaréaluchar—dijodesdeelumbral, traslocualdesaparecióconungruñidodesatisfacción.

JeffreyacompañóaFletcheralaentradayleacercólaantorchaalrostroparavermejorlasheridasenlatenueluz.Ignatiustrepóalhombrodesuamoyronroneóalverlallama.

—Vaya,cómotehadejado...Seteestáhinchandounmontón—dijoJeffrey.—Nomeduelemucho—respondióFletcher,aunquehizounamuecadedoloraltocarseelverdugón

delacara.Regresaronensilencioalatrio,reflexionandoacercadelahistoriadesirCauldermientrasvolvíana

subirlalargaescalera.—Seacabó la ruta—lamentóJeffreycuandoaparecierondenuevoenelatrio—.Ahora tengoque

volveraltrabajo.—¿TúsabíaslodesirCaulderylosRaleigh?—lepreguntóFletcher,yelsirvienteempezódenuevo

alimpiarelsuelo.—SabíalodelosRaleigh,peronoteníaniideadequesirCauldersirvieraasusórdenes.Séquelo

ocurridoencasadelordRaleighfueloquedesencadenólaguerra.Comorepresalia,elreyysushombresempezaron a ampliar las fronteras de Hominum: talaron los árboles en los bosques de los orcos ysaquearonsusaldeasañotrasaño.Peronoseconvirtióenunaauténticaguerrahastaqueelorcoalbinoempezóaunirlastribus—respondióJeffreymientrasfregaba.

—Mepareceincreíblenohaberoídoantesesahistoria—dijoFletcher,rascándoselacabeza.Tuvo la sensación, en ese momento, de que el hecho de vivir tan al norte de Corcillum había

perjudicadosueducaciónsobrelapolíticadelmundo.—No es tan increíble. Se silenció, porque el rey no quiere que los plebeyos sepan que se puede

acabarconunlinajenobleasí,porlasbuenas.Siyolosé,essóloporqueaquívienenloshijosdelosnobles.Hastaahora,sirCauldernuncahabíamencionadonadasobreesacuestión—replicóJeffrey.

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—Supongoqueeseuniformeleimportabamucho—dijoFletcher,mientrasleacariciabalacabezaaIgnatius.

—Y hablando de eso... ¡Nome puedo creer que aún no hayas hecho la colada!Allí abajo, en elcorredor, turopaolíadeformarepugnante,Fletcher.Vuelveatusaposentosyahoramismotemandoaalguienparaquelarecojaytellevealosbaños.Habloenserio.

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Lalunallenaresplandecíaenuncielosinnubes.Fletcherseestremeciódefríoysesubióelcuellodeluniforme.Eralaúnicaropaquenosehabíanllevadoparalavar.Peroalgoteníaqueponerse,porqueenaquellahabitaciónhacíaun fríoglacial,y la raídamantade lacamano leproporcionabael suficientecalor. Se asomó a la ventana sin cristal para respirar el aire frío de la noche y pensó en losacontecimientosdeldía.

La elfina había permanecido en su habitación, cosa que Fletcher agradeció. El resto del grupo sehabía mostrado alegre durante la comida y la cena. Todos parecían esperar con entusiasmo el díasiguiente y las maravillas que pudiera depararles. Fletcher descubrió que disfrutaba en compañía deaquelloschicos,aunquelapalpabletensiónentreAtlasyOthellolehabíadadounaireincómodoaunaveladaporlodemásalegre.SesentíaparticularmenteatraídoporSeraph,cuyoinnegablecarismaydonparacontarhistoriaspropiciabaquelosdemásloescucharanabsortos.LaactituddesenfadadadeRorytambiénhabíadespertadolassimpatíasdeFletcher;y,sibienlosintentosdeGenevieveporremendareluniformedeFletcher habían resultado infructuosos, la joven era una persona generosa y dotada de unsentidodelhumortansorprendentecomoirónico.

Seleantojabaextrañopensarque,dentrodeunospocosaños,todosellosestaríanjugándoselavidaenlascálidasjunglasdelsur.AunqueFletchertratabadenopensarenello,losotrosparecíanansiososporiralaguerra.Genevieveeralaúnicaquenoalardeabaabiertamentedesudeseodeluchar,aunquehablabadelosorcosconunarabiasordaquedelatabaunatrágicaexperiencia.

Fletcher sabía que debía acostarse, pero se sentía demasiado eufórico y no podía dormir. HastaIgnatius, quepor logeneral semostrabaperezoso, jugaba en esemomento aperseguirse la cola en lapenumbradelahabitación.

Fletcherleacercólavelaparaquelaencendierayluegosedirigióalasalacomún.Nadamásentrar,vioelresplandordeotravelaqueseperdíaenelhuecodelaescaleraycreyóoírelruidodeunospasosqueresonabanporlosescalones.

—Vamos,Ignatius,parecequenosomoslosúnicosquenopuedenconciliarelsueño—dijo.Siteníaquepasarlanocheenvela,másvalíaquefueraacompañado.Lospasillosresultaban inquietantesdenoche.Por las tronerasquesalpicabanlosmurosexteriores

delcastillosecolabangélidascorrientesdeaire.Lallamadelavelatemblabaacadaráfaga,hastaqueFletchersevioobligadoaprotegerlaconunamanoparaquenoseapagara.

—Nomeiríamalahoramismounadeesasluceserrantes,¿noteparece,Ignatius?—susurró.Las sombras semovían de formamisteriosamientras Fletcher avanzaba por el pasillo.Desde las

estrechasysiniestrasrendijasdelosyelmos,lasarmadurasseguíansuspasos.Leparecíaextrañoquelapersonaqueloprecedía,fueraquienfuese,semovieracontantarapidez.

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Másqueunpaseonocturno,aquelloparecíaunacarrera.Fletcheraceleróelpasoparanoquedarseatrás,pueslepodíalacuriosidad.Cuandollegóalatrio,sinembargo,loúnicoqueviofueeltenueresplandordelavela.Luego,cuandolafiguracruzóapresuradamentelapuertaprincipal,oyóunrocedetela.

Fletchersalióalexterior;elpatioestabatansilenciosocomouncementerio,peroresultabaeldoblede inquietante.Sinembargo,nohabíani rastrode lamisteriosa figura.Sedirigióalpuente levadizoyechó un vistazo a la carretera, en busca de la llama de la vela.Mientras contemplaba la temblorosapenumbra,oyóalolejoselruidosordoperoconstantedeunoscascosdecaballoqueseacercabanalaCiudadela.

Fletcher se escondió apresuradamente en un cuartito construido en la caseta del puente levadizo,apagó laveladeunsoplidoysepegóa la fríapareddepiedra.Nosabíaquiénseacercaba,peronoqueríaquelaprimeraimpresiónquesellevaraesapersonadeélfueraladeunmuchachoquemerodeaporahíenplenanoche.

TranquilizóalinquietoIgnatiusyletransmitiómentalmente,conunseveropensamiento,lanecesidaddeguardarsilencio.Recordóloquehabíaocurridolaúltimavezquesehabíaescondidoaoscurasenunafríasaladepiedra.Anteeserecuerdo,eldiablillorespondióafirmativamente,y tambiéndejóentreverciertoarrepentimiento.Fletchersonrióylerascólabarbilla.¡Aqueldemonioeracapazdecomprendermásdeloqueélhabíaimaginado!

El chirrido de unas ruedas, acompañado del restallido de un látigo, anunció la llegada de varioscarruajes,quepasabantraqueteandoelviejopuentelevadizo.Fletcherlosatisbóatravésdeunagrietadelmurodelcuartito,mientrascruzaba losbrazossobreelpechoparaprotegersedel frío.¿Serían losnobles?¿Talvezalgunodelosprofesores,quellegabaantesdeloesperado?

Los carruajes erandos, ambos iluminadospor chisporroteantes antorchasy lujosamentedecoradoscon toda suerte de detalles dorados.Dos hombres, vestidos con trajes oscuros de botones de latón ygorrasdepico,viajabanenloaltodecadacarruaje.AquellavestimentalerecordóaFletchereluniformede los pinkertones. Los cuatro individuos iban armados con pesados trabucos, listos para dispararperdigonesacualquieraquesepropusieratenderunaemboscadaalacaravana.Sinduda,transportabanunvaliosocargamento.

Laspuertasseabrieronydejaronpasoadosfiguras,vestidasconeluniformedeVocans.Coneltenueresplandor de las antorchas no era fácil verles el rostro, pero la figura que se hallabamás cerca secolocójustobajolaluz.

—¡Madremía!—dijoconunavozengolada,comosiarrastraralaspalabras—.Sabíaqueestesitioestabahechounapena,peronocreíaquefueratangrave.

—¿Hasvistocómoestátodo,Tarquin?—dijounamuchacha,entrelassombras—.Esunmilagroquehayamospodidocruzarelpuentelevadizo.

Tarquin era unmuchacho apuesto, de pómulos cincelados y angelicalmelena rubia que le caía enrizoshastalanuca.PeroensusojosdecolorazulgrisáceoFletcheradvirtiólamiradamásseveraycruelquejamáshabíavisto.

—Esloquepasacuandosepermiteentraralachusma—afirmóTarquin,conunarisitadesdeñosa—.Losprincipiosestánendecadencia.Estoy segurodequecuandopapáestudiabaaquí, todoestoeraeldobledeloqueeshoy.

—Bueno,peroalmenoslosplebeyosaceptanlosnombramientosquenosotrosnoqueremos—dijola

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muchacha,alaqueFletchernoveía.—Sí, claro, no hay mal que por bien no venga—dijo Tarquin en un tono de hastío—. Que los

plebeyossequedenconloscriminales.Ysifinalmentesepermitealosenanosseroficiales,Diosnoloquiera,puesentoncesque losplebeyosestén tambiénalmandodeesosmediohombres.Quecadaunoocupeellugarquelecorresponde,asíescomosehacenlascosas.Cadaunoenelsitioquesemerece.

Lamuchacha salió en esemomento de la penumbra y se quedó junto a Tarquin, contemplando laCiudadela. Tenía los pómulos tanmarcados como el chico y lamismamelena angelical de delicadosrizosrubios,porloqueFletcherpensóquepodríasersuhermanagemela.

—Quévergüenza.¿CómosepuedeobligaratodoslosniñosdecunanobledeHominumaviviraquídurantedosaños?—preguntóenvozalta,mientrassecolocabatraslaorejaunmechónsuelto.

—Querida hermana, por eso estamos aquí. Los Forsyth no han vuelto a poner los pies enVocansdesde que papá se graduó. Le vamos a enseñar a este sitio cómo se trata a la verdadera nobleza—respondióTarquin—.Y,yaquehablamosdeltema,¿dóndeestánlossirvientes?Veabuscarlos,Isadora,porfavor—seburlómientrasempujabaasuhermanahacialaentrada.

—¡Puaj!Prefiero afeitarme la cabeza antes quepasar un solo segundo en las dependencias de lossirvientes—soltó.

Y, tras esas palabras, se abrió la puerta lateral y de ella salieron atropelladamenteMayweather,Jeffreyyvariossirvientesmás,algunosdeloscualessefrotabanlosojos,medioadormiladosaún.

—Disculpe nuestra tardanza, señor —dijo Mayweather, en un tono humilde—. Creíamos quellegaríanustedesporlamañana,dadoquealsonarelundécimotoquedecampanaaúnnoestabanaquí.

—Sí,bueno,hemospensadoque las tabernasdeCorcillumresultabanestanocheun lugarbastantemásacogedorqueeste... sitio—dijoTarquinen tonoglacial.Luego sedirigióa Jeffrey—:Tú, chico,llevaestasbolsasamisaposentosytenmuchocuidadoconellas.Loquecontienenvalemuchomásquetodoloquetúpuedasganarenunavida.

Jeffreyseapresuróaobedecery,alpasarjuntoaaquellosnoblesdedoradamelena,lossaludóconunatorpeinclinacióndecabeza.

—Permítanmequelemuestresusaposentos,señor.Siquierenhacerelfavordeseguirmelosdos...—dijoMayweather,dirigiéndosealgrupo.

Luegoempezóasubir laescaleraconsusandaresdepato,mientras lossirvientesdescargaban loscarros.FletchervislumbróbrevementealosdosnoblescuandoéstossiguieronaMayweather,peroluegolosperdiódevistacuandoloscarruajesdieronlavueltaysalieronruidosamentedelpatio.

No tardó en quedarse solo, asqueado por la escena que acababa de presenciar. Siempre habíaimaginadoque losnobleseranpersonasgenerosasy justas,queconducíana suspropioshombresa labatalla y cedían a sus hijos adolescentes para que sirvieran comomagos de batalla. Sabía que buenapartedelanoblezaenedaddeluchararriesgabalavidadíatrasdíaenelfrente,lejosdesufamilia.Peroacababa de descubrir que aquellos niñosmimados eran exactamente lo contrario de lo que esperaba.Deseó que no todos los aprendices de cuna noble fueran como aquellos dos especímenes a los queacababadeconocer.

Fletcheraguardóunospocosminutosmásyluegosalióahurtadillasdelacasetadelguarda.Regresóalaentradaprincipalamparándoseenlassombrasdelosmurosdelpatio.Uninstanteantesdesaliralaluzdelaluna,oyóasuespaldaelcrujidodelpuentelevadizo.

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Sediolavueltayviounafigurajustoantesdequeéstaseesfumarayecharaacorrerporlacarretera.Unafiguradelargamelenapelirroja.

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Losnoblesllegarontardeadesayunar,sesentaronenlaotrapuntadelasalaeignoraronporcompletoalos plebeyos. Tarquin e Isadora encabezaban el grupo, pues era obvio que se habían autoproclamadocabecillas. Por las palmadas que se daban unos a otros, sin embargo, y por las risotadas que seescuchabandevezencuando,Fletcherdedujoquemuchosdeaquellosnoblesyaseconocíandeantes.

—¿Porquénosignoran?—preguntóAtlas.Echóunvistazoporencimadelhombromientraslosnoblessededicabanacomentarenvozaltalo

malaqueeralacomida.—Es normal—dijo Seraph, en un tono despreocupado—. Los nobles siempre se apartan de los

plebeyos. El otro día pasé por delante de una de sus habitaciones. ¡Era tan grande como todas lasnuestrasjuntas,opuedequemás!

—Pues yo creo que no debería ser así—dijo Rory—. ¿Acaso no vamos a convivir durante lospróximosdosaños?Ellossólosoncinco.Seacabaránaburriendounosdeotros,¿no?

—Lodudo—insinuóFletcher—.UnodelossirvientesmehacontadoquelosnoblessuelenpasarsutiempolibreenCorcillum.Somosnosotroslosquetendremosquequedarnosenestecastillo,dondenohay muchas distracciones. Lo mejor que podemos hacer es simpatizar con algunos de los plebeyosmayores.

Enelprecisoinstanteenquepronunciabaesaspalabras,docealumnosdesegundocursoentraronenel salón, hablando alborotadamente. Se dividieron en dos grupos y se sentaron en mesas separadas,aunque,adiferenciade losalumnosdeprimercurso, lasdoscamarillashablabanentresísinaparentehostilidad.Porlacalidaddesusuniformes,sinembargo,Fletcherdedujoqueunamesalaocupabanlosnoblesylaotralosplebeyos.Igualqueellos.

—Hanbajadotempranoadesayunar—comentóSeraph,mientraslosocupantesdeambasmesaslosmirabandearribaabajo,prestandoespecialatenciónaOthello.

UnodeloschicosdesegundocursolediouncodazoaotromientrasseñalabaaIgnatiusyalGólem,aquienOthellohabíabautizadoconelnombredeSolomon.Elenanocambiódepostura, incómodoanteaquellasmiradas,ybajólacabezahaciasuplato.

—Ojalápudiéramosdesayunar todos losdías a lamismahoraque ellos.Aquí hay sitio suficienteparaquecomancienpersonasalavez,porlomenos—dijoGenevievemientrasbostezabayapoyabalacabezaenambasmanos.

Fletchercontemplósumelenapelirrojaconciertorecelo.¿SeríaellalafiguraquehabíavistosalirdelaCiudadelalanocheanterior?

Mientras los criados terminaban de servir el desayuno a los recién llegados, la sala quedórepentinamente en silencio.Fletcher apartó lamiradade suplatoyvio al rector, que en esemomento

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entrabaenelsalónseguidopordoshombresyunamujerquevestíanuniformedeoficial.Sobresaltado,sediocuentadequeunodeaquelloshombreseraArcturus,queavanzabamirandoresueltamentealfrentecon suojo demirada lechosa.El hombrenodiomuestras de haberlo reconocido.La elfina entró trasellos,loquecausóciertorevuelo.Sedirigió,conlacabezabienalta,hastaunasientobastantealejadodela mesa de los plebeyos. El Cánido se acurrucó bajo su silla e irguió la peluda cola mientrascontemplabalasalaconaireprotector.

Loscuatrooficialessequedarondepie,conlosbrazoscruzados,ycontemplaronlasalahastaquesehizounsilencioabsoluto.

—¡Bienvenidos a laCiudadela!Espero que ya estéis todos instalados—anunció el rector Scipio,hoscamente,bajosucrecidobigote—.TenéiselprivilegiodeserlaúltimaymenosnumerosageneracióndeestudiantesquehonranlossagradospasillosdelaAcademiaVocans.

Fletcherechóunvistazoa sualrededorycontóa losotrosaprendices.Losdesegundocursoerandoceentotal,igualqueellos.

—NuestrastradicionesseremontanalprimerreydeHominum,hacemásdedosmilaños—prosiguióScipio—. Y, aunque somos pocos, los magos de batalla que se gradúan en esta institución acabanconvirtiéndoseen losmejoresoficialesdelejército,yaseaa lasórdenesdelreyobajo labanderadealgunadenuestrascasasnobles.

FletchersefijóenqueTarquinseinclinabahaciaIsadoraylesusurrabaalgo.Larisacantarinadelamuchacharesonóenlasala.PeroFletchernohabíasidoelúnicoendarsecuenta:Scipio,conelrostrorojoderabia,señalóaljovennoble.

—¡Tú,ponteenpie!Nopiensotolerargroseríasdenadie,seanobleono.Ponteenpie,hedicho,ydinosquiéneres.

Tarquinsepusoenpie,aunquenoparecíaintimidadoporlarabiadelrector.Semetiólospulgaresenlosbolsillosdelospantalonesyhablóconvozclara.

—MellamoTarquinysoyelprimeroenlalíneasucesoriadelosDukedomdePollentia.Mipadre,elduqueZachariasForsyth,eselgeneraldelasFuriasdeForsyth.

El muchacho sonrió cuando los alumnos de segundo curso empezaron a murmurar, tras haberreconocidoaquel apellidonoble.ResultabaobvioqueelpadredeTarquin eraunode losnoblesmásantiguosypoderososdeHominum.FletcherreconocióelnombredePollentia,unaampliazonadetierrasfértilesqueseextendíadesdeelmarVesánicohastaelcentrodeHominum.

ScipioguardósilenciomientrascontemplabaaTarquinconunamiradaexpectantebajosushirsutascejas.Elnobleesperóunosinstantes,hastaqueseimpusoelsilencioenlasala.Y,entonces,prosiguió:

—Lespidodisculpaspormifaltadeeducación.Solamenteleestabadiciendoamihermanaquemesiento...orgullosodeformarpartedeestailustreinstitución.

—Porrespetoatupadrenotemandocastigadoatuhabitación,comoalosniños—gruñóScipio—.Siéntateymanténelpicocerradohastaqueyohayaterminadodehablar.

Tarquin bajó la cabeza, sonriendo, y se sentó, sin inmutarse siquiera por la regañina. Fletcher nosabíamuybien si era la seguridaden símismoo la arrogancia loque impulsabaa aquelmuchachoamostraraquellaactitudaudaz,aunquesospechabaquesetratabamásbiendelosegundo.ScipiosiguióobservandoaTarquinduranteunossegundosmás,paraluegovolversealostresoficialesqueteníatrasél.

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—Éstosseránvuestrostresprofesores:elcomandanteGoodwinyloscapitanesArcturusyLovett.Osdirigiréis a ellos con el debido respeto. Recordad, además, quemientras están aquí para educaros avosotros,hayhombreshonradosenelfrentequesufrensinsuprotecciónysinsuliderazgo.

Fletcherestudióalosdosprofesoresquenoconocía.LacapitanaLovetteraunamujerdepelonegroazabache,aireestrictoyojosdemiradafría.Cuandosonrióalosaprendices,sinembargo,despuésdeque el rector la presentara, desapareció por completo su expresión severa. El comandante Goodwinparecía más o menos de la misma edad que Scipio: era un hombre alto y corpulento, que lucía unaabundante perilla blanca. Llevaba unas gafas de montura dorada apoyadas sobre su roja nariz, quedelatabaciertaaficiónaloslicoresfuertes.

—Bien, los de segundo curso os debéis de estar preguntando por qué se os ha convocado tantemprano—anuncióScipio,locualhizoquelosestudiantesveteranos,queparecíanuntantoaburridos,seirguierandegolpeensusasientos—.Hedecomunicaralgoqueosafectaatodos.Talvezladecisiónque hemos tomado no goce demucha popularidad, pero la necesidad nos ha obligado a ello. En losexámenesfinalesyenlostorneosdeesteañoparticiparántantolosalumnosdesegundocursocomolosde primero. Si algún estudiante de primer curso obtiene muy buenos resultados, recibirá tambiénnombramientoyviajaráalfrenteunañoantes,puesnecesitamosmásoficialesurgentemente.

Seprodujoungranrevuelo,peroScipiolosilenciódeinmediatoconunrugido.Elrectorlevantóunamanomientraslosalumnosseguíanrefunfuñando.

—Sé que esto aumenta la competencia por los pocos nombramientos de alto rango que tenemosdisponiblesparalosalumnosdesegundocurso.Peroosrecuerdoqueleslleváisunañodeventajaalosprincipiantes.Siosderrotaunestudiantedeprimercurso,significaquenomerecéisesenombramiento.

Fletcherfruncióelceño.Yanopodríahacerseamigodelosplebeyosdesegundocurso.—Encuantoalosalumnosdeprimercurso,talvezospreocupequeesteañoseosconcedangrados

depocaentidad,cuandopodríaishaberconseguidoalgomejorsiseosotorgaranelpróximoaño.Paraequilibrar las cosas, sólo se os concederá un buen grado, de primer tenientazgo o superior, con laposibilidaddeelegirelmenosprestigiosorangodesegundotenienteenelcasodequeasílodeseéis.Elganadordeltorneorecibiráungradodecapitanía,elmásaltoquepuedeobtenerunmagodebatallaaúnnoprobado.

Aquellaspalabrasprovocaron aúnmásmurmullos entre los estudiantesde segundocurso.Fletcherintuyóquenolesmolestabademasiadoquelosalumnosdeprimeroparticipaseneneltorneo,siempreycuandosequedasencontodoslosgradosdesegundotenientazgo,elrangomásbajoycomún.

—Elreyhapropuestounincentivoañadidoparaeltorneodeesteaño.Elganadorobtendrátambiénunpuestoenelconsejo,asícomoelderechodevotoencuestionesdeEstado.Sumajestaddeseatenerunrepresentanteentrelapróximapromocióndemagosdebatalla.Siunnombramientocomooficialdealtorango no os motiva, espero que esto sí —concluyó Scipio, mientras contemplaba el salón con airesolemne.

FletchervioqueOthelloapretabalospuñosmientrasScipiohablaba,aunquenoentendíaquéeraloquemáslemolestaba,sielpuestoenelconsejo,elnombramientooambascosas.TarquineIsadorasemostraron especialmente molestos con aquellas palabras de Scipio y empezaron a murmuraralborotadamente,apesardelamiradaamenazadoradelrector.

—¿A qué divisiones irán los nuevos oficiales? ¿Tendrán los de primer curso las mismas

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probabilidades de acabar en los batallones de enanos y criminales? —preguntó un muchacho alto,plebeyodesegundocurso,quesehabíapuestoenpie.

LasimplicacionesdeaquelcomentarioirritaronaOthello,peroScipioseleadelantó.—¡Irásaladivisiónquetetoqueypunto!Ynohableshastaquetellegueelturno—rugióelrector.El muchacho se sentó apresuradamente, a pesar de los murmullos de insatisfacción que había

provocado la respuesta del rector. Scipio pareció ceder un poco al ver las expresiones adustas queproliferaronportodoelsalón.

—Tendránlasmismasposibilidadesquevosotros.Yesoesloúnicoquepiensodeciralrespecto—concluyó.

Unadelicadamano,cuyosdedosexigieronatención,sealzóenesemomentoenelaire.Scipiohizoungestodeimpaciencia,peroasintió,irritado.Isadorasepusoenpieysaludóconunaelegantereverencia.

—Disculpe la interrupción, rectorScipio, señor,pero... ¿quéhaceella aquí?—preguntóal tiempoqueseñalabaalaelfina.

—Ése era el siguiente comunicado que pretendía hacer—dijo Scipio mientras se acercaba a lacriaturadecabelleraplateada—.LasconversacionesdepazentrelosenviadosdeHominumylosjefesde los distintos clanes de elfos se han convertido en una ardua batalla, pero recientemente hemosrealizadograndesavances.Enlugardepagarelimpuesto,loselfostienenintencióndesumarsealaluchay,por esemotivo, enviarána suspropiosguerrerosparaque se formencomosoldados. Igualquehanhecholosenanos.

Almencionaralosenanos,ScipiosaludóconunarespetuosainclinacióndecabezaaOthello,quienlecorrespondióconungestoidéntico.

—Pero aúnquedamuchadesconfianza, como era de esperar—prosiguióScipio, al tiempoque sedirigíadenuevoa laentrada, juntoa losotrosprofesores—.Asíque,comoactodebuenafe,noshanenviadoalahijadeunodelosjefesdeclan.Recibiráformacióncomomagadebatallayserálaprimeradelosmuchoselfosqueesperamosincorporaranuestroejércitodurantelospróximosaños.

Scipiosaludóalaelfinaconunasonrisaforzada.—Se llamaSylvaArkenia, y espero que le deis la cálida bienvenida que semerece.En realidad,

nuncahemossidoenemigosdeloselfos,aunquesehayapodidopensarlocontrario.Esperemosqueésteseaelprimerpasodeunalargayfructíferaalianza.

ElrostrodeSylvapermanecióinexpresivo,peroFletcheradvirtióqueSarielsacudíalacolabajolamesa.Admiróelvalordeaquellamuchacha,dispuestaaabandonarsupaísysuhogarparalucharenunaguerraquenoeralasuya,entrepersonasquedesconfiabandesupueblo.Mientraspensabaenlaformadedisculparse,lavozdeScipiolointerrumpióunavezmás.

—Bueno,ahorayaospodéismarchar.Lasclasesempiezandentrodeunosminutos.Ah,Fletcher—dijoScipiomientrasvolvíalamiradahaciaelchico—.Venavermeamidespacho.Deinmediato.

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24

EneldespachodeScipiohacía tantocalorcomo laúltimavezqueFletcherhabíaestadoallí.Enestaocasión,sinembargo,lascontraventanasestabanabiertas,locualpermitíaelpasodeunresplandecienterayo de luz que incidía justamente entre Fletcher y el escritorio del rector. Scipio llevabamás de unminutoobservandoalmuchachoatravésdelosdedosdeambasmanos,unidosenungestocontemplativo,yFletcherempezabaasentirseincómodo.

—¿Porquémementiste,jovencito?—lepreguntóScipio,desviandolamiradadeIgnatiusaFletcher,yviceversa.

—Noeramiintención—lerespondió,traslocualseapresuróaañadir—:rectorScipio,señor.—TepreguntédedóndehabíassacadoesedemonioymedijistequeteenviabaArcturus.¿Creesque

esorespondíaamipregunta?¿Nocreesquelarespuestaquemedistepodíatenerciertasrepercusiones?¿Noseteocurriópensarqueaveriguaríalaverdad,despuésdehablarconArcturus?

Scipiousabaun tono serenoy compuesto, lo cual contrastaba con losbramidosque aquel hombrehabía proferido en la sala apenas unos minutos antes. Fletcher no sabía muy bien a cuál de los dosprefería.

—Yo... no séporqué lodije.Es ciertoquemeenvióArcturus,peroentendíperfectamente loqueustedmepreguntaba.Fueunerrorpormipartementirle.Peroesquedeseabatantoquesemepermitieraestudiaraquí...Losiento,señor.

Fletchersesintióridículoyagachólacabeza.Sisehubieralimitadoadecirlaverdad,seguramenteenesosmomentosestaríaenlaclasedeArcturus,aprendiendoquizáaproducirunaluzerrante.Perono,allí estaba,apuntode serexpulsadodeVocanselprimerdíadecursoporhabermentidoaunoficialsuperior. Scipio soltó un gruñido que a Fletcher se le antojó de aprobación y luego le indicó que seacercaraasumesa.

—Yotambiéntengopartedelaculpa.Tendríaquehabermostradounpocomásdecuriosidad.Alfinyalcabo,investigaracercadecómocapturarnuevasespeciesdedemoniosesunatareaqueselesasignaa todos los magos de batalla. Di por sentado que desconocías la magnitud de las repercusiones queimplicabatuSalamandra...Bueno,parecequeúltimamenteestoydandoporsentadasdemasiadascosas—suspiró—.Arcturusmehacontadocómotehicisteconeldemonio...,elpergaminodeinvocacióndeunbrujo orco, nada menos. Si me siento frustrado, supongo, es por la desilusión de descubrir que nohabíamoshechograndesavances,comohabíaimaginadoenunprincipio,sinoquesehatratadodeunasimplecuestióndesuerte.Detodasformas,debopedirtequeentreguesalabibliotecariaellibrodelquemehahabladoArcturus,porsiellapuedeextraeralgúnconocimiento.JamesBakerera,obviamente,unhombremuyreservado.

Fletcherguardóunesperanzadosilenciomientraselviejoguerreroloobservaba.Finalmente,Scipio

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sacóunahojadepapelyladejódelantedeél,sobreelescritorio.—Ésteeselcompromisoquedebenfirmartodoslosoficialescadetesantesdeunirsealejércitode

Hominum. Cuando lo hayas firmado, serás oficialmente un soldado estudiante de esta academia ytrabajarásalasórdenesdesumajestad.Tusueldoanualserádemilchelines,menoscomida,alojamientoymatrícula.Estátodoescrito.Firmaylárgatedeaquí.

Scipio le tendióunaenormeplumaaFletcher,quegarabateó sunombreal final, sobre la líneadepuntos,conelcorazónrebosantedealegría.

—¿Yelapellido?—preguntóScipio,contemplandoloqueFletcherhabíaescrito.—Notengo—murmuróelchico,algoavergonzado.—Bueno,puesponalgo.Alosoficialesselosconoceporsuapellido,noporelnombredepila—

dijoelrectormientrasdabagolpecitosconeldedoenelespacioenblancoanteelnombredelalumno.ElapellidodeBerdoneraWulf,asíqueesofueloqueescribióFletcher.—Y,ahora,alatrio,cadeteWulf.Tupadrinoyaestádandolaprimeraclaseyllegascincominutos

tarde—dijoScipio,dedicándoleaFletcherunainusualsonrisa.

Cuando Fletcher llegó al atrio, la sala ya estaba repleta de luces errantes, pequeñas esferas querevoloteabanpor la sala como luciérnagas.Bajoaquella resplandeciente luzazulada,vioa losnoblesriendoycreandounatrasotraesferadeluzconlosdedos,compitiendoporverquiénconseguíalamásgrande.Othello,GenevieveyRoryeranlosúnicosplebeyos,perosemanteníanapartadosdelosdemás,sumidosenunhoscosilencio.

—Vaya,quérapidez.¿Enserioestanfácil?—preguntóFletcher.Enesemomento,Tarquinprodujounaboladeluzdeltamañodeunpuño,paraasombrodelosotros

nobles.—No, a nosotros aún no nos han enseñado a hacerlas, pero, como los padres de los nobles son

hechiceros,ellosyasabenunascuantascosas—susurróRory,conunaexpresiónquereflejabacelosyfrustraciónalmismotiempo.

Arcturus estaba en el centro de la sala, contemplando a los nobles con una mirada impasible.Chasqueó los dedos y las bolas de luz se apagaron, con lo que la habitación quedó sumida en unaoscuridadtotal.ElatrioempezóailuminarsedébilmentecuandoaparecióunaminúsculaluzerranteenlapuntadeldedodeArcturus.Delicadashebrasazulessurgierondesusdedos,seprolongaronhastalaluzylaconvirtieronenunaesferadeltamañodeunacabezahumana.Elprofesorlasoltó,justoporencimadeél,yallísequedóinmóvil,comosiestuvieracolgadadeltecho.Unacálidaluzazuliluminódeinmediatolasala.

—Nooshepedidoquemehagáisunademostración.Sólooshepreguntado si algunodevosotrosdominabayaestatécnica.Esevidentequevuestrospadresnoblesyaoshanenseñado.Portanto,podéismarcharossiasílodeseáis.Oshandejadoloshorariossobrelacama.Osanimoaquelosmemoricéis,pueslosretrasossonimperdonables—dijoArcturus,quelededicóunasignificativamiradaaFletchermientraspronunciabaesaspalabras.

—Yasabíayoqueestaclaseibaaserderisa.Vamos,Penelope,dejemosquelosaficionadosjueguenaponersealdía—seburlóIsadora.

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Otra jovencita noble, morena y con unos grandes ojos de color avellana, asintió después de uninstantedevacilación.Isadorasealejóindignadaylaotrachicalasiguió,peroantessediolavueltaylededicóaArcturusunamiradadedisculpa.

Tarquin lassiguióenseguidacon losotrosdoschicosde lanobleza,unmuchachograndotedepieloscura como Seraph y pelo negro azabache, y otro más menudo de pelo castaño y rostro angelical.CuandoTarquin pasó junto aFletcher, se fijó en su uniforme raído y de la talla equivocada, y en losrasguños que lucía en el rostro.Arrugó la nariz en un gesto de asco y siguió su camino. Fletcher, sinembargo,estabadetanbuenhumorqueenaquelmomentonisiquieraleimportó.

—Que se marchen —dijo Arcturus, cuando los nobles ya no podían oír su voz—. Aún no hanaprendidoacontrolarelmovimientodesusluceserrantes.Enlapróximaclaselestocaráaellosponersealdía.Lasluceserrantesserigenporlosmismosprincipiosquelosconjuros.

Sevolvióhacialosplebeyosylosestudiódetenidamenteconlamirada.—La primera lección esmuy importante. Pronto descubriréis que cada uno de vosotros tiene una

capacidaddistintaparalosconjuros.Vuestrosdemoniossonlafuentedetodovuestromana:laespecie,experienciayedaddevuestrodemoniodeterminacuántomanaposeeyaquévelocidadserecarga.

«Mana.» Aquélla era la palabra que Seraph había usado el día anterior. Fletcher dedujo que sereferíaaalgúntipodeenergíaempleadaparacrearconjuros.Arcturussedirigíaenesemomentohaciaellos.Laluzerrantesemovíaconély,bajoaqueletéreoresplandor,lacicatrizdesurostroparecíaaúnmásespeluznante.

—Disculpe,¿dóndeestánSeraphyAtlas?—preguntóFletcher.SeabriópasoentreRoryyGenevieve,paraqueArcturusleprestaraunpocomásdeatención.—Señor—locorrigióArcturus.—Señor—repitióFletcher,exasperado.—Supongoquehanidoarecogerasusdemonios.Puestoqueheelegidoapadrinarteati,peronote

hedadounodemisdemonios,comoescostumbre,elrectorhadecididoqueesjustoqueleproporcioneun diablillo a alguno de los otros plebeyos. Lo capturé ayer mismo y puse en peligro la vida deSacharissa.Esperoquelovalgas—dijoenuntonodeligerorencor,cosaquedesalentóaFletcher.

—¿Esoquieredecirqueeraundemoniomuypoderoso,señor?—aventuróRory.Fletcheryanosesentíatananimado.—No necesariamente. Lo será, con el tiempo, pero era un demonio demasiado inusual como para

dejarlo pasar.Unodevuestros amigos ha tenido la gran fortunade recibirlo.Laverdad es que jamáshabíavistoningunoigual.Y,ahora,bastadepreguntas.Sentaosenelsueloycerradlosojos.

LoschicosobedecieronyoyeronelecodelospasosdeArcturuscuandoéstesemoviópordetrásdeellos.

—Dejadlamenteenblanco.Escuchadúnicamenteelsonidodemivoz.FletchertratódecalmarsudesbocadocorazónmientrasprestabaatenciónalaspalabrasdeArcturus.

Lavozdelcapitáneramelifluaylomecíacomounacálidabrisa.—Tendedlelamanoavuestrodemonio,acariciadlaconexiónentreambos.Consuavidad.Éstaserá

sindudalaprimeravezquelatocáis.Noospreocupéissialprincipiooscuestaencontrarla;cuantomáspractiquéis,másfácilosresultará.

Fletcher obedeció y buscó la otramente consciente que parecía flotar en algún rincón de la suya.

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Percibió lamentedeldemonioy,cuandola tocó, Ignatiusserevolvió, incómodo,en tornoasucuello.Esonoeraparecidoaenviarleunasensación,talycomoFletcherhabíahechoanteriormente,sinoalgocompletamentedistinto.

—Mientras la tocáis, sentiréisqueelmanadeldemonio fluyehaciavosotros.Debéisabsorberloyconducirloatravésdeldedoíndicedevuestramanodominante.Demomento,esoesloúnicoquedebéishacer.

Fletcherexperimentódenuevo,portodoelcuerpo,aquellasensacióndelucidez,másfuerteinclusoquecuandohabíainvocadoaldemonioenelcementerio.Lorecorriódepiesacabezacomounhuracán,ysintióqueletemblabatodoelcuerpo.

—¡He dicho a través del dedo, Fletcher! ¡Estás absorbiendo demasiado! ¡Contrólate! —gritóArcturus.

Lavozse leantojómuymuylejana.Elchicorespiróhondoyexpulsóelairepor lanarizmientraslevantabaeldedoíndiceycanalizabahaciaallílacorriente.Alhacerlo,notóuncosquilleo,seguidodeunasensaciónabrasadoraygélidaalmismotiempo.Bajolospárpados,elnegroempezóateñirsedeuntenuetonoazul.

—Abre los ojos, Fletcher —dijo Arcturus mientras apoyaba una mano firme en el hombro delalumno.

Elmuchachosediocuentadequerespirabaagitadamentey,trasserenarse,abriólosojosconciertotemor.

Lapuntadel índiceemitíaun resplandorazul tanbrillantequecasiparecíablanco.Almoverlo,eldedodejóunrastrodeluzenelaire,comolaimagenquequedaenlaoscuridadcuandoseagitaunabrasaencendida.

—He dicho a través del dedo, Fletcher, no hasta el dedo—dijoArcturus, aunque en un tono quedenotabaciertoorgullo.

—¿Nomepasaránada?—preguntó,horrorizado,mientrastrazabaunochoenelaire.Paraentonces,losotroschicosyahabíanabiertolosojos.Obviamente,leshabíallevadomástiempo

que a Fletcher canalizar elmana de su demonio.Antes de que se le subieran los humos, Fletcher serecordóasímismoqueélhabíapasadoconsudemoniomástiempo—unasemanalarga—quelosotroschicosconelsuyo.

—Hasconseguidoalgoparaloqueaúnnosfaltanvariasclases:elartedelgrabado.Fíjatebien.Arcturuslevantóelíndiceylapuntaemitióunresplandorazul.Trazóunextrañosímbolotriangular,

formadoporlíneasirregulares.Acontinuación,hizogirareldedodelantedeellasyeltriángulosiguiólosmovimientos,comosilaslíneasdeldibujoestuvieranunidasasudedoporunaestructurainvisible.Justo cuando empezaba a desdibujarse, Arcturus disparó unas hebras de luz errante hacia el espaciovacío entre el dedo y el símbolo. Cuando ésta atravesó el símbolo, aparecieron multitud defantasmagóricoszarcillosopacosqueformarondelantedeArcturusunescudocircular,elmismoquelehabíasalvadolavidaaFletcherapenasdosdíasatrásenlascallesdeCorcillum.

—Cuandoutilizamosnuestromana sinun símbolo, se convierte enuna simple luz errante, tambiénconocidacomomanapuro.Perosigrabamosunsímboloyhacemospasarelmanaatravésdeél,entoncespodemosaprovechar lasherramientasmásútilesdequedisponeunmagodebatallaensubaúl.Noesfácil.Senecesita tiempoyprácticaparacrearunescudocomoelmíoynounamarañadeforme.Y lo

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mismoocurreconlasesferasdeluzerrante:osllevaráciertotiempodominarlatécnica.EldedodeFletcherrecuperósutonorosadoyelchicoselollevóalpecho.Ignatiusronroneóysaltó

al suelo. Le lamió el dedo a Fletcher con una lengua triangular que al muchacho se le antojóincreíblementesuaveyquenotardóenaliviarelextrañoescozorqueaúnsentíaenlayemadeldedo.

—Bueno,¿quénoshemosperdido?—preguntóSeraph,entonojovial,trasellos.Alvolverse,FletchervioaSeraph,aAtlasyalacapitanaLovett,queenesemomentosalíandela

saladeinvocaciones.Cadaunollevabasudemonio.Seraph,absolutamentefeliz,sonreíacomounbobo.Sudemoniosearrastrabajuntoaélporelsuelo;

su curiosa forma de andar y su tamaño le recordaron a Fletcher una especie de tejón gigantesco. Lacriaturaestabacubiertaporunaásperapielquemásbienparecíaunacortezarevestidadeunafinacapademoho.Unavoluminosacordilleradeespinaslerecorríalacolumnavertebral;cadaunadelasespinas,afiladascomobisturís,medíaunostrescentímetrosdelargo.AFletcherlerecordaronlasespinasdeunaaulaga,peligrosospinchosverdesquerasgabanfácilmentelapiel.

—¿Quées?—preguntóRory,asombrado,cuandolacriaturapasócorriendoanteellosyolisqueólasbotasdeArcturus,aquiensindudahabíareconocido.

El demonio abrió su morro corto y chato y dejó a la vista una boca repleta de protuberancias.Fletcherviolosrestostrituradosdevariashojas,quelacriaturasetragódeinmediatoconlaayudadeunacorreosalenguamarrón.

—EsunLeñoso—contestóArcturus—.Sonlosreyesdelcamuflaje,poresoestanraroencontrarlos.Tendréisproblemasparaalimentarlo,puesnecesitaporlomenosmediokilodehojasaldía.PeroestoysegurodequeelcomandanteGoodwinyaosenseñarátodoesoenlasclasesdedemonología.

Arcturuscontemplóaaqueldiabloconunamezcladesentimientosyluego,aregañadientes,lerascólacabeza.SeraphlededicóaArcturusunasonrisadeagradecimiento.

—Mehubieraencantadoquedármeloycapturarotrodemonioparati,Seraph,perocuandoSacharissaseleacercó,estaastutacriaturaledisparóunmontóndeespinasdellomo.Yquedótanmalheridaquenopudorealizarunsegundoviajealéter.Lapobreapenaspodíasujetarlodespuésdehaberloarrastradoalportal.Tuvequerealizarelenlazamientoatodaprisa.Yahorayaesdemasiadotardeparacapturarotro.Tedeseobuenasuerteconél.

—¡Muchas gracias, señor!—exclamóSeraph,mientras cogía a su demonio en brazos y hacía unamuecaal comprobar lomuchoquepesaba—.Nosabeustedcuánto significaestoparamí.Lo llamaréSliver.[3]

Atlas se había quedado algo rezagado, con una sonrisa dibujada en el rostro. Su demonio era deltamaño de un perro grande. Tenía el pelo largo y grueso, y poseía dos afilados incisivos que lesobresalíande laboca.Parecíaunanutriaenormeydedientessalidos,aexcepcióndeunaespeciedecoladerataprovistadeunaesferatachonadadeclavosenelextremo,comosifueraunlucerodelalba.Eraunacriaturaincreíblementeágily,enesemomento,mientrascorreteabaentornoalospiesdeAtlas,casiparecíaflotar.

—ElmíoesunaLutra.¡LohellamadoBarb,porlacola!—Barb—comentóArcturus—.¿Noprefierespensártelomejor?Noesunnombre tradicionalpara

un...demonio.¿QuétalBarbarous?Conozcoalmenosaotrodemonioquesellamaasí.[4]—¡Perfecto!—respondióAtlasmientrascogíaasudemonioenbrazos.

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LacapitanaLovetthabíaregresadoalasaladeinvocaciones,peronoantesdequeFletcherpudieravislumbrarundestellodeplumasmarrones,justocuandosecerrabalapuerta.Sepreguntóquésería.Alparecer,loshechicerosdeHominumteníanasudisposiciónmásespeciesdedemoniosdeloqueélhabíaimaginado.

MientrasArcturusrespirabahondoysedisponíaaproseguirconlaclase,Fletcherlevantóunamano.Habíaalgoqueansiabasaber.

—¿Dónde está ahora Sacharissa, señor? ¿Y los demonios de los nobles? ¿Están sentaditos en sushabitaciones,esperándolos?—preguntó.

—¿Sabesloqueeslaperfusión?—lepreguntóArcturus,altiempoqueloobservabaconunamiradaneutra.

Elmuchachonegóconlacabeza.—Escuandounhechiceroabsorbeundemonioensuinteriorparaquepuedadescansarycurarse.El

hechiceropuedeseguircomunicándoseconsucriatura,inclusousarelmana,peroeldemonioestádentrode él, resguardado. Cuando te cae encima una lluvia de jabalinas de orco, la perfusión es la mejordefensaparatudiablo.AprenderéisahacerlomañanaconlacapitanaLovett,enlaclasedeinvocación.Yoestoyespecializadoenconjuros,asíquenoestareamíahablarosdelaperfusión.¿Respondeesoatupregunta?

—Sí,señor.Gracias.CuandoArcturusdiomediavueltayempezóagrabarotrosímboloenelaire,Fletchersellevóuna

manoalhombroparaacariciaraIgnatius.Notólapielyloshuesosbajolosdedos.Perfusión.Hastaquenoloviera,noselocreería.

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Loschicosestabanmuyalborotadosalsalirdeclaseysiguieronriendoycharlandomientrassubíanlaescalera.SóloFletcher,OthelloySeraphhabíanconseguidocrearluceserrantes—pequeñas,peroútiles—, que en ese momento flotaban junto al hombro de cada uno de ellos. Los otros chicos habíanconseguidoproyectarunahebradeluzazul,peronohabíanpodidoconcentrarselobastantecomoparacrearunaesfera.Apesardeello,suprimercontactoconelmundodelosconjurosleshabíaparecidodelomásestimulante.Y,porotrolado,RoryyGenevievenoeranlaclasedepersonasqueenvidianasusamigos.HastaAtlasteníaunasonrisadibujadaenelrostromientrasleacariciabalacabezaaBarbarous.

—Mevoyamihabitaciónapracticarelcontroldelaluzerrante—anuncióSeraphcuandollegaronalosdormitorios—.Heconseguidoempujarladeunladoaotro,pero¡jamáspodrémantenerlataninmóvilcomoArcturus!

Se alejó hacia los dormitorios de los chicos, y Sliver lo siguió al instante.No había ni rastro deSylva,queunavezmáshabíadesaparecido.Fletchernosabíamuybienporquélehabíandadopermisoparasaltarselaprimeraclase,peroestabadecididoahacerlaspacesconella.

—Me pregunto si no tendríamos que haber esperado para tener otro demonio—dijo Rory, algotaciturno,mientrasobservabaaMalaquibajounaluzdistinta.

—AdoroamiAzura,peronopuedoevitarpensarenlomuchoquevamosatenerqueesforzarnos.SiaArcturusleparecetandifícilcapturarunnuevodemonio,¿quéesperanzatenemosnosotros?—murmuróGenevieve,quienalparecerestabadeacuerdo.

AFletchernose leocurríagrancosapara tratardeanimarlos,asíque fueelnormalmentecalladoOthelloquienlesdioánimos:

—Tal vez aún no podáis capturar demonios tan poderosos como un Leñoso, pero a lo mejor sípodríaiscapturarotroÁcaro.Alvivirtancercadelfrente,seoyenmuchashistoriassobrelosdistintosmagosdebatalla.Algunosposeenundemoniomuypoderosoqueresultadifícildecontrolar,mientrasqueotros poseenmuchos diablillos pequeños, como los brujos orcos. ¿No os parece preferible enviar alenemigo un enjambre de Ácaros? Hasta podríais enviar al éter varios Ácaros y utilizar su fuerzacombinadaparatraerundemoniomáspoderoso—dijoOthello,rascándoselabarbilla.

—Oye,puestienesrazón—dijoRoryconunagransonrisa—.ImagínatemilMalaquisjuntos.¡Esosíqueseríadignodever!

Seraphregresódenuevoalasalaconunahojadepapelyunapequeñabolsadetelaenlasmanos.—¡Miradesto!—dijomientrasdejabafrentealosdemásloqueresultóserunhorariodeclases—.

Sólo tenemos tresdíasdeclasea lasemana,despuésdeldesayuno,yuncuartodíade instrucciónconarmasenelsótano,peroquenoesobligatorio.Elrestodeltiempoesparaestudiolibre.¡Podemoshacerloquequeramos!

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Rory se echó a reír y dio una palmada sobre lamesa;Malaqui yAzura, sobresaltados, echaron avolaraltiempoquelelanzabanmiradasdereproche.

—¡Uuuy!—dijo Rory, mientras abría la palma de la mano para que el ofendido insecto pudieraposarseenella,traslocuallediounbesoenelverdecaparazón.

—¡Yesonoestodo!Noshanpagadolaparteproporcionaldelsueldodelprimermes.¿Quiénquiereir a la universidad cuando puede alistarse en el ejército, estudiar y tener un sueldo?—dijo Seraph,mientrashacíatintinearlabolsita—.Aquítengosesentachelines.

—¡PuesparacelebrarlopodemosiraCorcillum!—exclamóGenevieve,conunaradiantesonrisaqueleiluminóelrostro—.Esmásdeloqueganabamimadreenunmes,yesoquetrabajabadesolasol.Vayamosdespuésdecomer.

—Amínomeiríamalhacerleunavisitaaalgúnsastre—convinoFletcher,ysepasóeldedoporelraídobordedelcuellodeluniforme.

—Mifamiliaestarápreocupadapormí.Megustaríahacerlessaberquetengo...unoscuantosamigosaquí—dijoOthello,mientrassetirabadelabarbacontimidez.

—Pues, entonces, todos estamos de acuerdo. ¿Quién dijo que no tendríamos dinero para ir aCorcillum?Lomásprobableesquenoscuesteunojodelacarallegarhastaallí,peroseguroquevalelapena—explicóSeraph,yechóacorrerdenuevohaciasuhabitación.

Unospasosyunasvocesresonaronenlaescalera.—¿Quiénserá?—sepreguntóFletcherenvozalta.—Enfin,queya loveis...Mehanpuestocon losplebeyos,cuandomi sangrees tanpuracomo la

vuestra. ¡Qué vergüenza! Si intercedierais por mí ante el rector, estoy segura de que dejaría quemeinstalaraconvosotras.

EraSylva,quehablabaconIsadorayconlaotramuchachanoble.—Puaj, esto esmáspequeñoquemi cuartodebaño—resopló Isadora, al tiempoque arrugaba su

perfectanarizcomosilasalaolieraapodrido.—¡Lo sé! Pues tendríais que vermi habitación.Ahora os la enseño—dijo Sylva, y empezaron a

andarhacialosdormitoriosdelaschicas.Isadora,sinembargo,sedetuvoycontemplóalgrupo.AlrepararenOthello,entornólosojos.—Unmomento—dijo,dandounapataditaalsueloconsudelicadopie—.Yavasiendohoradeque

lesdigaaestosplebeyoscómovanairlascosasesteaño.Isadoraempezóamoverseentornoaelloscomosifueraunpumaqueandaalacaza.Transmitíauna

seguridadensímismaquelepusolosnerviosdepuntaaFletcher.—Estoesloquevaaocurrir.Vosotros,losplebeyos,mantendréislacabezagachaynonoscausaréis

elmenorproblemaanosotros, losnobles.Cuandosecelebreel torneodeesteaño,os retiraréisen laprimerarondaydejaréisquevuestrossuperioresobtenganellugarquelescorresponde.Alfinyalcabo,sonnuestros impuestos losquefinancianelejércitodel rey;porsieso fuerapoco, losnobles tambiénsufragamosnuestrospropiosbatallones.Esjusto,pues,quecomandemosalossoldadosalosquepagannuestrasfamilias.Notenéisniderechoniposibilidaddeconvertirosenoficialesdealtorango.Nosoisdebuenacunaypunto.Asíqueapartaosdenuestrocaminoytalvezdejemosqueunodevosotrosnossirvacomoteniente.¿Osparecebien?

Isadora sonrió con dulzura cuando terminó de hablar, como si les acabara de hacer un cumplido.

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Fletcherfueelprimeroenhablar.—Parece que te asusta un poco la competencia —dijo, desperezándose con un gesto de falsa

despreocupación.Losdemáspermanecieronensilencio,preguntándosequéharíaacontinuaciónlajovennoble.Isadora

hizounmohín,comounaniñamimada,quecontrastabaradicalmenteconsupérfidaydesenvueltaactitudprevia.

—Pococomúnnosignificapoderoso.Quenoseteolvide,Fletcher—ledijoentredientesaloído.JustocuandoIsadoraseerguíadenuevo,Seraphregresóalasalaysonrióalveralaschicas.—Fantástico,nosabíaquetuviéramosvisita.Bienvenidasanuestrahumildemorada.Creoquenonos

hanpresentado.MellamoSeraph.Isadora le dedicó una mirada de auténtico asco y luego se alejó escalera abajo, ignorando por

completoaSylva,quienibadecaminoasuhabitación.LaelfinafulminóaFletcherconlamirada,comosiéltuvieralaculpa,yluegocorriótrasIsadora.LachicamorenasequedóindecisajuntoalaescaleraysemordióellabioaltiempoquemirabaaSeraph,cuyaexpresióneraelvivoretratodelaincredulidad.

—Losiento—dijolamuchachaconunhilodevozcasiinaudible.—¡Vamos,Penelope!—legritóIsadoradesdelaescalera.Lajovendiomediavueltaysemarchó.Elruborleteñíainclusolanuca.—¡Encantadodeconocerte!—legritóRory,justocuandolajovendesaparecíadesuvista.—¿Dequédemoniosibatodoesto?—preguntóSeraphmientrassedejabacaerenunasilla.—Nosestabatanteando,queríaversiéramosunosincautos.Ysupongoquesehaequivocado—dijo

Othello,quehabíacerradoelpuñoenungestoderabia.—¿YporquéSylvaquierequedarbienconlasnobles?—preguntóGenevieve,igualdemolesta.—Porque como hija del jefe de un clan, debe de considerarse tan noble como ellas —dedujo

Fletcher.Alejódesuspensamientos ladisculpaquehabíamediopreparado.Aunqueeran IsadorayTarquin

quienesparecíanencarnarlasuperioridaddelosnobles,porloqueFletcherhabíavistohastaentonces,elhechodequeSylvasehubieraunidoaaquelgruponolegranjeabaprecisamentesussimpatías.

—Venga,cogedvuestrascosas.NossaltamoslacomidaynosvamosaCorcillumahoramismo—dijoFletcher.

—Bienpensado.Laverdadesqueyanotengoapetito—respondióOthello,altiempoquemovíalacabezaenungestodedecepción.

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26

UncarruajehastaCorcillumleshubieracostado laabusivacantidaddeseischelinesporcabeza,peroOthelloconocíaunaciudad,unpocomásadelanteenlamismacarretera,dondequizáel transporte lesresultaramásbarato.Trascaminardurantemediahoraydedicarotrosdiezminutosanegociar,loschicosconsiguieronviajarenlacajadeunacarretatiradaporcaballos,despuésdepagarelmódicopreciodeunchelíncadauno.Compraronuncestodemanzanasporotrochelínylasdevoraronduranteelcamino,saboreandosuregustoácidoydulzónalavez.Nisiquieraelchaparrónquelescayóencimaconsiguiódesanimarlos,puessedivirtieronmuchointentandoatraparlasgotasdelluviaconlaboca.LaLutradeAtlas,queaullabayserevolcabaenlostabloneshúmedosdelfondodelcarro,fuelaquemásdisfrutódelalluvia.

Elconductorlosdejóenlacalleprincipal,repletadevendedoresydeclientesapesardelalluvia.Cuandoseapiñaronenunaesquina,lostranseúntessequedaronmirandolosdemoniosylosuniformesdelaacademia.Algunoslessonreíanolossaludaban;otrospasabancorriendoconunamiradadetemorenlosojos.

—Yoquieroiralaperfumería—dijoGenevieve,alverpasaradosmuchachasqueseprotegíanbajounparaguasdecolorrosa.

LasdosjóvenesdesprendíanunaexóticafraganciaqueaFletcherlerecordólasmontañas.SelehizounnudoenelestómagoaldarsecuentadelopocoquehabíapensadoenBerdondurantelosúltimosdías.Debíaponerseencontactoconélparahacerlesaberquetodoibabien.

—Yotengoquehacerunosrecados,enviarunosmensajesycosasasí.Othello,¿sabesporcasualidaddóndepuedoencargarunavainaparamiespada?—preguntóFletcher.

—Claro...Siemprey cuandode caminono te importepararunmomento en casademi familia—respondióelenano,altiempoquesetirabadelabarbaenungestoalborozado.

—¿Por qué no? Aún no he tenido ocasión de visitar el barrio de los Enanos. ¿Allí también haysastres?—lepreguntó.

—LosmejoresdeHominum—respondióOthellosinvacilar.—Bueno,alguientendráqueacompañarmealaperfumería.Nopuedoirsola—dijoGenevieve,en

tonolisonjero,alverpasaraotrasjóvenes.ASeraphseleiluminólacaraalverlasy,sindudarlo,seofrecióaacompañarla.—Yovoycontigo.A lomejorencuentroalgunacoloniaquemeayudeaderretirel fríocorazónde

Isadora—dijo,guiñandounojo.—¿Rory?¿Tevasconellosovienesconnosotros?—lepreguntóFletcher.—CreoquemevoyconGenevieve.Sinduda,seráinteresanteverquéhacencontodasesasflores.Mi

madre recoge flores de montaña y se las envía a los mercaderes de perfumes—dijo Rory, mientras

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mirabadereojoalaspreciosasjovencitasquepaseabanporlacalle.FletcherdedujoquelosmotivosdeRorysebasabanenalgomásqueelartedelaperfumería,perono

selotuvoencuenta.NohacíanidosdíasqueélmismosehabíadejadofascinarporlabellezadelasjóvenesdeCorcillumysus rostrosmaquillados.Atlasyahabíaempezadoaalejarsecalleabajo,peroFletchersupusoquenoquerríaacompañarlosalbarriodelosEnanos,dadasuhostilidadhaciaOthello.

—Nos vemos aquí dentro de unas dos horas. Hay muchos carros que se dirigen al frente por lacarretera.Siungrupollegatarde,queelotrosemarche—dijoOthello.

Sesepararonyaceleraronelpasocuandoempezóalloverconmásintensidad,protegiéndosebajolostoldosdelastiendasycaminandopegadosalapared.Ignatiusronroneaba,calentitobajolacapuchadeFletcher,mientrasqueSolomonlosseguíavariospasospordetrás,luchandopormantenerelequilibriosobre sus cortas patas. El enano había sido lo bastante previsor como para llevar una chaqueta concapucha,peroelpobreSolomonteníaunaspectolamentablebajolalluvia.

—Bueno,¿quémásnecesitas,apartedeunsastreyunherrero?¿Nohasdichonoséquédeenviarunacarta? —le preguntó Othello, y echó un vistazo por encima del hombro para asegurarse de que sudemonionoseperdiera.

MientrasOthelloseabríapasoentrelosestrechoscallejones,FletcherpensóqueelenanoseríaunguíaperfectoyquegraciasaélpodríasacarelmejorprovechodelaexcursiónaCorcillum.

—Sí,tengoqueenviarunacartaalfrentedeloselfos—dijoFletcher.Eramejor no enviarle nadadirectamente aBerdon, por si acasoCaspar oDidric interceptaban la

misiva.Si se laenviabaaRotherham,encambio, talvezel soldadopudieraentregárselaaBerdonensecreto.

—Bueno,pues en ese caso serámejorque la envíesdesde laCiudadela.Los correosmilitares sedetienenallímuyamenudo.Encuantoalherrero,créemecuandotedigoqueeselmejor.Miraloquemehizo.

Othello se detuvo, abrió la bolsa de cuero que llevaba colgada al hombro y sacó un hacha delinterior.Elmangoerademaderanegra,endurecidaal fuego,yhabíasido laboriosamente talladoparaadaptarloalaformadelamanodeOthello.Lacabezadelhachaeradelgada,peroletalmenteafiladayprovistadeunafinahojaenlaparteposterior,locuallahacíamortalenelcontragolpe.

—Esto es un tomahawk de enano. Todo enano recibe uno al cumplir los quince años para que loayudeaprotegersecuandoseaadulto.Elprimerodenuestrosvenerablesancianosdecretóquetodoslosenanosadultosdesexomasculinodebíanllevarsiempreuntomahawk.Tehablodecuandoseempezóaperseguiranuestropueblo,hacemásdedosmilaños.Hastanuestrasmujeresposeenunamara,esdecir,unbrazaletedepúasque llevansiempreen lamuñeca.Formapartedenuestras tradiciones,denuestraherencia y de nuestra religión.Así que ahora ya sabes por qué tengo en tan alta estima el talento delherrero.

Fletcherabriólosojoscomoplatosalveraquellahermosaarma.—¿Puedocogerla?—preguntó,impacienteporprobaraquellahacha.Talvezpudieraincorporarlea

sukhopeshunmangodemaderatalladacomoaquél.De repente, seoyóunestridente silbido, seguidodel ruidodepasosapresurados.Dospinkertones

corríanhaciaellos,blandiendosusporrasderemachesmetálicosyapuntandoalrostrodeOthelloconsuspistolas.

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—¡Tíralaalsuelo!¡Ahora!ElprimerodelospinkertonesagarróaOthelloporelcuello,loalzóenviloyloempujócontraun

murode ladrillos.Eraun tipo enorme, conunapobladabarbanegraque le cubría el rostro: una caradesagradable y repleta demarcas de viruela.El tomahawk deOthello cayó al suelo cuando el enanocomenzó a luchar por respirar y zafarse de aquellos dedos, gruesos como salchichas, que le estabanapretandolatráquea.

—Aver,¿quéoshemosdichoalosenanossobrellevararmasenpúblico?¿Porquénoseosmeteenesacabezotavuestradeenanos?¡Sóloloshumanostenemoseseprivilegio!—dijoelsegundopinkerton,convozaflautada.

Eraunhombrealtoydelgado,conunfinísimobigoteyunagrasientamelenarubia.—¡Soltadlo!—gritóFletcher,trasrecuperarlavoz.DiounpasoalfrentemientrasIgnatiussaltabaalsuelo,siseandoferozmente.Eldemoniolanzóuna

llamaradadeadvertenciaalaire.Elpinkertondelgado,aldarsecuentadelpeligro,golpeóelmurodeladrilloconsuporraydijo:

—Suéltalo,Turner.—Deacuerdo,sargentoMurphy.Detodasmaneras,nosdivertiremosmásconélenlasmazmorras—

gruñóeltipograndotemientrassoltabaaOthello.Elenanocayó jadeandosobre losadoquinesde lacalle,yel tipo lediounapatadaenelcostado.

Othello gritó de dolor. En esemomento se oyó un sobrenatural rugido detrás de Fletcher, y Solomondoblólaesquinacorriendo.

—¡No!—jadeóOthello,levantandounamano.ElGólemsedetuvoapocospasosdeTurner—.No,Solomon,nopasanada.

El enano se puso en pie con dificultad y se apoyó en la pared, justo detrás de Fletcher,tambaleándose.

—¿Estásbien?—lepreguntóFletcher.ElGólemrugió,preocupadoporsuamo,yseacercóaél.—Estoybien.Noeslopeorquemehanhecho—respondióOthelloconvozronca,mientrasledaba

unapalmaditaalGólemenlacabeza.Fletcher giró sobre sus talones y, con el ceño fruncido, observó a los pinkertones, al tiempo que

acercabalamanoalkhopesh.Murphy,sinembargo,diounpasoalfrenteyleapoyólaporraenelpecho.—Encuantoati,yapuedesborrarteesaexpresióndelacara—gruñómientrasloobligabaalevantar

la barbilla con la porra—. Además, ¿por qué defiendes a un enano?Más te vale elegir mejor a tusamigos.

—¡Yavosotrosmásosvalepreocuparosporhaberintentadoarrestaraunoficialdelejércitodelreyporelsimplehechodeirarmado!¿Oesqueesperáisqueluchecontralosorcosconlasmanosdesnudas?—dijoFletcher,tratandodetransmitirunaseguridadensímismoquenosentía.

Turnerbalanceabaenesemomentosuporrahaciadelanteyhaciaatrás.—¿Quién eres tú para decirme lo que puedo o no puedo hacer?—le preguntóMurphy aFletcher,

apuntándolealacaraconsupistola.NohabíanadaqueIgnatiuspudierahacercontraunabala.Fletchersopesólasposibilidadesquetenía

derealizarelconjurodelescudoalaprimeraydecidióquenoerabuenaideaintentarlo.Mejorrecibir

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unapalizaquejugarselavida.Maldijoentredientes:eralasegundavezqueseencontrabaacorraladoenlascallesdeCorcillumconunapistolaapuntándolealrostro.

—¿Quéacabasdedecir?Meparecequelohainsultadoausted,sargentoMurphy—gruñóTurner,altiempoquelevantabasupropiapistola.

—¡Nada!Sóloestabamaldiciendomisuerte—balbuceóFletcher.Losdoscañoneserancomolosojosdeunaserpientedispuestaaatacar.—Notenéisniideadeconquiénoslaestáisjugando—losamenazóOthello,mientrasseerguíacon

ungestodedolor—.Serámejorquebajéisesaspistolasyoslarguéisdeaquí.—¡Yabasta,Othello!—dijoFletcherentredientes.¡Aquel enano sehabíavuelto loco! ¡Claro, era fácil hacerse el gallito cuandoaunono lo estaban

apuntandocondospistolas!—Yaveréiscuandolehablemosdevosotrosasupadre.AlordForsythnolevaagustarnadasaber

que dos pinkertones de la peor calaña han atacado a su hijo Tarquin a punta de pistola—prosiguióOthello,ysedesabrochólacasacaparamostrareluniformequellevabadebajo.

Fletcher intentónoparecer sorprendido, peropordentro sehorrorizó al comprender la arriesgadajugadadel enano.Por desgracia, ya era demasiado tarde. Fue entonces cuandoFletcher detectó ciertavacilaciónenlaexpresióndeMurphy.

—Bueno,supongoqueestáisenteradosdequeseestánorganizandobatallonesdeenanosenelfrentedeloselfos.SilosForsythtenemosqueincorporarunodeesosbatallonesanuestrasfuerzas,queremosalosmejoresoficialesenanos—dijoFletcher,yamássegurodesímismo,mientrasseapartabadelacaralapistoladeTurner—.¿Yahoraresultaqueatacáisenplenacalleanuestroflamanteoficialporelsimplehecho de llevar un arma que el mismo Zacharias Forsyth le ha proporcionado? ¿Cómo os llamáis?¿Murphy?¿Turner?

AMurphyletemblóunpocolapistolayenseguidalabajóhaciaelsuelo.—Nohablascomounnoble—lodesafió, trasobservaraFletcheryclavar lamiradaen losbajos

deshilachadosdelpantalóndesuuniforme—.Nitampocovistescomotal.—Tuuniformeestaría igualqueéstesi tuvierasque lucharenel frente.Yencuantoamiformade

hablar,sitehubierascriadoentresoldadosplebeyos,tulenguajeseríatanvulgarcomoelmío.Notodospodemossertanfinoscomotú.

Fletcherseestabaanimando,peroOthelloledioungolpecitoenlapartebajadelaespalda.Entonceselchicoempezóafrenar,conlaesperanzadenohabersepasadodelaraya.

—Bueno,ahorameperdonaréis,perometengoqueir.¡Vamos,Ignatius!—dijoFletcher,ysealejócalleabajoagrandeszancadas.

Nosevolvióparamirar,perooyóaunodelospinkertonesamartillarsuarma.—Siguecaminando—dijoOthellotrasél—.Sólonosestánponiendoaprueba.Fletcher siguió avanzando y, a cada segundo que pasaba, imaginaba una bala que le reventaba el

pecho.Encuantodoblaronlaesquina,echaronacorrer,ySolomonlossiguiócomopudoconsuscortaspatas.

—Eresungenio—jadeóFletchercuandoyasehallabanaunadistanciaprudente.—Nomedes las gracias aún.Lapróximavezque te encuentren, lomásprobable es que te hagan

picadillo. No creo que a mí me reconozcan, porque todos los enanos les parecemos iguales. Estos

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mismospinkertonesyamehanarrestadoenotrasdosocasiones,yahoranisiquieramehanreconocido—resollóOthellomientrasseaferrabaelcostadodolorido—.Meparecequemehanrotounacostilla.

—¡Vayapardesádicos!Tienequeverteunmédico.Pormínotepreocupes.Llevolacapuchapuestayestabaoscuro.SiempreycuandonoveanaIgnatiusyaSolomon,lapróximavezquenuestroscaminosvuelvanacruzarsenopasaránada.Asíquetendremosqueaprendercuantoantesaperfundiranuestrosdemonios.Yahacerelconjurodelescudo,yapuestos—dijoFletcher.

—Tienesrazón.Venga,vámonos.ElbarriodelosEnanosnoquedamuylejosdeaquí.Mimadremepondráunvendajeenelpecho—concluyóOthello.

ASolomonseleescapóungemidoguturalcuandoecharonaandardenuevo.Obviamente,noestabaacostumbradoahacertantoejercicio.

—Vamos a tener que ponerte en forma —lo reprendió Othello cuando se detuvo un momento aacariciarlacurtidacabezadelGólem.

Siguieroncaminandoporcallescadavezmásestrechaseinmundas.Obviamente,losbarrenderosnosemolestabanenllegarhastaallí,alestaraquellazonatancercadelbarriodelosEnanos.Sinduda,alosenanosleshabíanasignadolapeorpartedelaciudad.

—¿Porquétearrestaronlasotrasveces?—preguntóFletcher,alpasarporencimadeunvagabundoquedormíaenmitaddelacalle.

—Mipadresenegóapagarelimpuestodeprotecciónqueleexigíanlospinkertones.Losoficialescontrolan todos losnegociosde losenanos,peroMurphyyTurner son lospeores.Mearrojarona lasmazmorrasenlasdosocasionesdelasquetehablo,hastaquemipadrepagó.

—¡Esoesdelocos!¿Ynadieseloimpide?—preguntóFletcher.Othellosiguiócaminandoensilencio,yFletchersereprendióasímismo.Quépreguntatanestúpida.—¿A qué se dedica tu padre? ¿Es herrero? Mi padre es herrero —dijo Fletcher para llenar el

incómodosilencioqueélmismohabíaprovocado.—Mi padre es uno de los artificieros que inventaron el mosquete—dijo Othello con orgullo—.

Ahora que guardamos el secreto de su fabricación, los pinkertones ya nomolestan tanto a los enanosherreros.Peronopuedodecirlomismoacercadelrestodelosnegociosdelosenanos.Lafabricacióndelmosquetefueunprimerpasoenellargocaminohacialaigualdad.Ylaposibilidaddealistarnosenelejércitoeselsegundo.Yoterminaréloquemipadreempezó.

—DebesdeserelprimerenanooficialdeHominum,aunqueporelmomentosóloseasuncadete.Esalgodeloquetienesqueestarorgulloso—dijoFletcher.

Elmuchachohabíasidocompletamentesincero.Cuantomásconocíaalosenanos,máslosrespetaba.Sepropusoemularsudeterminaciónparamejorarsusituación.

Enesemomento,Othellosedetuvoyseñalóhaciadelante.—BienvenidoalbarriodelosEnanos.

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27

Losaltosedificiosdejaronpasoahilerasdeenormestiendas,todasellasexquisitamenteadornadasconcaleidoscópicosdibujosen tonosrojoyazul.Lahierbaverdehabíasustituidoa losadoquines,ycadauno de aquellos pabellones estaba rodeado por jardines pulcramente cuidados. Las flores, de vivoscolores,perfumabanelairededulcesfragancias,quelerecordaronaFletcherlosveranosquedeniñopasabaenlasmontañas.Sinelestorbodeloslúgubresedificios,elsoldeinviernoiluminóelrostrodeFletcherconunaluzdébilperocálida.

—Esmuybonito—dijoFletcher,asombradoanteaquellarepentinatransformación.SehabíaimaginadoelbarriodelosEnanoscomounsitiosórdidoymiserable,dadoelaspectodelos

edificiosquelocircundaban.Othellosonrióalescucharaquellaspalabrasysiguiórenqueando,mientrassaludabaalosenanosquecharlabanapaciblementeensusjardines.

—Éstaesmitienda—dijo,señalandounacasacercana—.Todamifamiliaviveaquí.—¿Cuántossois?—preguntóFletcher,tratandodenodarimportanciaalasmiradasquelelanzaban

losotrosenanoscuandopasabanjuntoaellos.—Bueno,normalmentesomosunostreintaencadatienda,peroenlanuestraseencuentratambiénel

tallerdemipadre,porloquesólovivimosveinte.Mipadrenecesitaespacio.Fletcher trató de imaginarse cómopodía un pabellón de aquellas dimensiones dar cabida a veinte

personas y un taller. Las tiendas eran del tamaño de un granero grande, es cierto, pero, amenos quedurmieranenliteras,eraimposiblequecupierantodos.

—Antesdeentrar,quítateloszapatosybájatelacapucha,porfavor.Ennuestraculturaesdebuenaeducación—dijoOthello.

FletcherayudóaOthelloaquitarselasbotas;elpobreenanosehabíapuestopálidodebidoaldolorenelcostadoyteníadificultadesparaagacharse.MientrasFletchersearrodillabayempezabaapelearsecon los complicados nudos de las botas del enano, una figura baja vestida con amplias ropas llegócorriendoporelsendero,gritandoalarmada.Secubríaelrostroconunvelorosa,sujetograciasaunadelicadacadenadeplata.

—Othello,¿quéhaocurrido?—exclamó,enunestridentetonodevoz.—Estoybien,Thaissa.Peroserámejorquemeayudéisaentrar,noesbuenaideaquelosdemásme

veanherido.PensaránquememaltratanenVocans,locualnoesverdad.Thaissa abrió la puerta de la tienda y les indicó que entraran. Curiosamente, no se trataba de un

espaciopequeñoyabarrotado,comohabíaimaginadoFletcher.Elsueloestabacubiertoporelaboradasesterasycojines.Elcentroloocupabaunagruesatuberíametálicaquellegabahastaloaltodelatienda,comosifueraunachimenea.Fletcherloentendiótodoalverlaescaleradecaracolquegirabaentornoalatuberíayqueseperdíaenlasprofundidades.¡Vivíanbajotierra!

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Thaissa, que sin duda era la hermana de Othello, siguió correteando a su alrededor y colocandocojinesenelsueloparaquepudierarecostarseenellos.

—Tienesunacasamuybonita—comentóFletcher,justocuandootrafigurasubíalaescalera.Vislumbróunrostrorosadoyeldestellodeunosojosverdesjustoantesdequelaenanasoltaraun

gritoysecubrieraelrostroconunvelo.—¡Othello!—exclamó—.¿Porquétraesinvitadossinavisar?¡Mehavistolacara!—Nopasanada,madre.Creoqueloshumanosnocuentan.Esamigomíoyquieroquelotratescomo

tal—dijoOthello,dejándosecaeralsueloysujetándoseelcostado.—¡Estásherido!—jadeólamujer,corriendohaciaél.—Porfavor,veabuscarunasvendas.ElagenteTurneryelsargentoMurphymehanvueltoaatacar.

Yestavezcreoquemehanrotounacostilla.Tendrásquevendarmeelpecho.Hablabacondificultad,comosilecostararespirar,ysequitólentamentelacasacaylapartesuperior

deluniforme.Teníaelpechoyloshombroscubiertosporungruesomantodevellorizadoyrojizo,quetambiénlellegabahastamediaespalda.Fletcheradvirtióvariascicatricesensushombros,sindudaunamuestramásdelabrutalidaddelospinkertones.Seestremecióalveraquellasmarcas.

LamadredeOthellosemarchócorriendoescaleraabajo,mientrasThaissalesecabalafrenteasuhermanoconunamanga.Lamujervolvióalpococonunrollodetelayempezóavendarleelpecho.Elenano respondía a cada vuelta con una mueca de dolor, pero soportó estoicamente la cura. Fletcheradvirtióelmoretónnegroqueyaseleestabaformandoenelpecho.

—Othello,¿porquéhasvueltotanpronto?Mehandichoquetehabíanvistoenlaciudad—dijounavoztrasellos.

—Meestánremendando,Atilla—dijoOthello—.Lospinkertoneslohanintentadodenuevo.MenosmalqueestavezFletchermehaayudado.

Juntoalumbralaparecióotroenano.ParecíalavivaimagendeOthello;dehecho,eracasiidéntico.ElreciénllegadolelanzóaFletcherunamiradadepuroodioyluegoayudóaOthelloaponerseenpie.

—Los humanos no nos aceptarán jamás. Tendríamos quemarcharnos de esta condenada ciudad ycrearnuestrospropiosasentamientos,lejosdeaquí.Miraaquétehaconducidoconfraternizarconestehumano—despotricóAtilla—.Lárgatedeaquí,humano,antesdequeyotehagalomismoati.

ComosiIgnatiushubieracomprendidoaquellaspalabras,saltóalsueloyempezóasisear.Unafinacolumnadehumobrotódesusorificiosnasales.

—¡Yabasta!¡Estoyhartodetusdiscursosencontradeloshumanos!—gritóOthello—.Nopermitiréqueinsultesamiamigoenmipropiacasa.¡Erestúquiendebemarcharse!

Tosió,conelpechodoloridotrasaquelarrebato,yseapoyóenFletcher.Atillafulminóalchicoconlamirada,unavezmás,yluegosaliódelatiendamurmurandoalgoentredientes.

—Tendrásqueperdonaramihermanogemelo.Éltambiénpasólaspruebas,peroodiatantoatugentequejamáslucharáporHominum,nisiquieracomomagodebatalla.Losdosansiamoslalibertadparalosenanos,peroesloúnicoenloqueestamosdeacuerdo—dijoOthellocontristeza—.Mepreocupaloquepuedahacer.Yanirecuerdolasvecesquemeheentregadoyocuandoseemitíaunaordendearrestoensucontra,conloquehetenidoquesoportarpenasquelecorrespondíanaél.Perosilohubieranarrestadoaél,sindudasehabríarebelado...,yentonceslohabríanmatado.¿Quéotracosapodíahacerexceptoirensulugar?

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—Nopasanada.¿Cómovoyaculparleporsentirseasídespuésdeloquehevistohoy?Sóloesperoteneralgúndía laoportunidaddehacerlecambiardeopiniónrespectoanosotros.No todossomos tanmalos.

—Sí,tienesrazón—dijoOthellosonriendo—.HemosconseguidomanteneraAtillaapartadodelosproblemas, trabajandoenel tallerdepapá.Serámejorque te lleveallí.Siquieres,mipadre lepuedeecharunvistazoaesaespadatuya.EselmejorherrerodetodoHominum.

—¿El inventor de los mosquetes y las pistolas? No lo dudo—dijo Fletcher, pero de inmediatorecordó los buenos modales—. Será para mí un honor que me permitan visitar su hogar —dijo,dirigiéndosealasdosenanaseinclinandolacabeza.

ElveloquellevabalamadredeOthelloleimpidióaFletcherversuexpresión,perolamujerasintióalcabodeunosmomentos.

—MihijoesunmuchachosensatoymealegraquehayaencontradoamigosenVocans.Temíamosquenofuesefelizallí.MellamoBriss.Esunplacerconocerte.

—Su hijo tiene muchos amigos. Yo soy sólo uno de ellos—dijo Fletcher, mientras le daba unapalmadaenlaespaldaaOthello—.Esparamíunplacerconocerla,Briss,ytambiénati,Thaissa.

—Tedebemosdeparecermuyextrañasconestosvelos—dijoThaissa,enuntonovacilanteytímido—.Peronoeshabitualquelasmujeresenanasconozcanahumanos.¡Laverdadesquemuchoshumanosaúncreenquetenemosbarbayqueesdifícildistinguirnosdeloshombres!

LajovenseechóareíryhastaBrisslaacompañóconunarisatandulcecomomusical.—Admitoquemegustaríasaberporquéllevanvelolasenanas.¿Seríamuydescortéspormiparte

preguntárselo?—quisosaberFletcher.—En absoluto. Lo llevamos porque los enanos nos casamos por amor, no por simple lujuria. El

esposonoveelrostrodesuprometidahastalanochedebodas,asíquecuandoseenamoradeellaesporsupersonalidadynoporsuaspecto.Tambiénesunsímbolodemodestiaeintimidad,demaneraquenovayamos por ahí alardeando de nuestra belleza. Vernos la cara es un privilegio reservado única yexclusivamenteanuestroesposo.

—Y,hablandodeesposos, tengoque llevaraFletcheraverapapáahoramismo—la interrumpióOthello,aturulladoporlafranquezadesumadre—.Vamos,Fletcher,estáabajo.

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28

La escalera daba acceso a una sala tan amplia y alta como la tienda de arriba. La tubería del centroterminabaenunaespeciede rejilla, bajo la cual crepitabaun fuego.Las ráfagasdeaire calienteydehumomandaban las chispashacia arriba.Lasparedesde la sala eran simplementede tierray estabanapuntaladasporrobustasvigasdemaderaderoble.Deltechocolgabanpequeñaslámparasprovistasdevelas de cera, que iluminaban la sala con un tenue resplandor anaranjado. Fletcher contó hasta sietepuertasenlasparedesdeaquellasalacircular,todasdesólidoacero.

Salieron de aquella habitación y siguieron descendiendo hasta llegar a otra sala prácticamenteidéntica,peroqueteníaunamesadepiedra.Allílatuberíanoestabaconectadaaunarejilla,sinoaloqueparecíaunenormehorno.Habíavariosjarronesyvasijasdediferentestamañosapiladosjuntoalasparedes.Yentodosellosseapreciabaunexquisitodiseñodeflores.

—Aquíesdondemimadrepasacasitodosutiempo.Legustahornear,tantocomidacomoporcelana.Todaslassemanasvieneunhombrequecompralasvasijasalpormayoryluegolasvendeensutienda.LasmujeresdeHominumsonmuyremilgadasynolesgustalacerámicadelosenanos,asíqueelhombrefingequelasfabricaélmismo.Nonosvanadamal—alardeóOthello.

A Fletcher le sorprendía lo rápido que se estaba recuperando el enano. Era un pueblo de genterobusta,deesonocabíaduda.

Siguierondescendiendo,ylaescalerasevolviócadavezmásestrechaytortuosa.FletchersealegródequeSolomonsehubieraquedadodescansandoconBrissyThaissa,porqueconaquellaspiernastancortasjamáshabríaconseguidosalvaresosempinadosescalones.

Cruzaronensudescensootrasdossalas,cadaunamáspequeñaque laanterior.Laprimeraestabarevestida de piedra y repleta de un vapor residual. Varios conductos de cobre giraban en torno a latuberíacentral.Parecíaunaespeciedebaño.

La siguiente habitación estaba tan oscura que apenas se veía nada, pero Fletcher creyó distinguiralgunaspicasyespadas.Dedujoqueeraunaespeciedealmacén,dondeelpadredeOthelloguardabatodas las armas. La escalera se volvió entonces tan empinada que Fletcher tuvo que descender losescalonescasiarrastrándose,tanteandoenlaoscuridad.

—Sientoqueestaescaleraseamásdifícildebajar,peroestádiseñadaconfinesdefensivos,¿sabes?Losescalonessubenensentidocontrariodelasagujasdelreloj,porque,deestaforma,sialguienbajaraluchando,tendríaqueutilizarlamanoizquierda.Además,estanestrechaquelosenemigossólopodríanbajardeunoenuno.Cualquierenanopodríadefenderestaescalerademilhombres,siempreycuandofueraunbuenguerrero—dijoOthello.

Ledioungolpecitoalacolumnacentralconlosnudillos.Estabadiseñadaparaimpedirquecualquierluchadordiestropudieramoverbienlaespada.LacolumnasonabahuecayaFletcherleparecióoír,en

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elinterior,elrugidodelairecaliente.—¿Siemprehansidoasívuestrascasas?—preguntóelchico.Empezaba a sentir cierta claustrofobia, pues ya casi rozaba el techo con la cabeza. Para alguien

acostumbradoalcieloinmensodelacimadelasmontañas,aquellaexperiencianoresultabademasiadoagradable.

—Sí,queyorecuerde.Alprincipiocreíamosqueeraparadefendernosdelosanimalessalvajesydelosorcos,peroconeltiempoconcluimosqueeramejordormirbajotierra.Haytantosilencioytantapazaquíabajo...Confiesoquemehacostadobastantedormiren loaltodeaquella torre,porqueelvientoentraenmihabitación.

—Sí...,amítambién—dijoFletchermientraspensabaenlafiguraquehabíavistolanocheanteriorenelpuentelevadizo.

—Yahemosllegado—dijoOthellocuandoseencontraronalpiedelaescalera.Fletcher vio una puerta grande de acero rodeada de piedra, como si la hubieran incrustado en un

lechonaturalderoca.—Pormuchoquealguiencavaraentornoalapuerta, tendríanqueabrirsepasoatravésdelaroca

parapoderentrar.Mipadrese tomasu intimidadmuyenserio.Hayotrashabitacionescomoésta,queocultanlasfábricasdondeseproducenlosmosquetes.Peroéstaesespecial:aquíesdondesefabricóelprimermosquete.

Othello llamó a la puerta con el puño, pero lo hizo con una serie de golpes rítmicos, como si setratara de un código secreto. Pocos segundos después, se oyeron unos cuantos golpes más mientrasalguiendescorríavarioscerrojosdesdeelinterior.Porúltimo,unrostroconocidoapareciótraslapuerta.

—¡Athol! —exclamó Fletcher, sonriendo al ver a su amigo—. ¿El padre de Othello es tu jefe?Tendríaquehabérmeloimaginado,despuésdeveraquellaspistolastanbonitas.

—¿Quéhacestúaquí?—respondióAthol,conunaexpresiónenlaquesemezclabanlasorpresaylaconfusión—.YconOthello,nadamenos.

—Es amigomío, deVocans—dijoOthello,mientras se abría paso hacia la habitación—.Quieropresentárseloamipadre.

—Uhtredestámuyocupadoahora,Othello.Tendréisquevolverenotromomento—advirtióAthol—.Ytú,Fletcher,serámejorqueesperesaquí.Nocreoquetedejeentrarensutaller.

Losenanosdesaparecieronenelinterior,yFletchersequedóallíechandounvistazoalasala,queestabarepletadeherramientasydepilasdelingotesdemetal.EncomparaciónconlafraguadeBerdon,enéstatodoestabaordenadocasihastalaobsesión.Delinteriordelasalairradiabaunintensocalor,yFletcher se sintió como si tuviera la cara a escasos centímetros de una hoguera. Oyó a lo lejos unaconversación entre murmullos, pero no pudo entender lo que estaban diciendo por culpa del rugidoamortiguadodelasllamasdelafragua.

—¿Qué?—atronóentoncesunavoz—.¿Aquí?Se oyeron unos pasos apresurados que cruzaban la habitación y, de repente, el padre de Othello

apareciójustodelantedeFletcher.Supechodesnudoeradescomunal.ElenanoextendiósusmusculososbrazoshastaabarcartodoelumbraleimpedirqueFletchervieraelinterior.Labarbarojaquelecolgabadelmentónsedividíaendostrenzasquelellegabanprácticamentealacintura,mientrasqueellargoymustiobigotecasilerozabaelestómago.Lasgotasdesudorqueleperlabanelabundantevellorojizodel

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pechoresplandecíanalaluzanaranjadadelasllamasdelafragua.—Atholme ha dicho que solicitaste trabajar aquí como aprendiz hace tan sólo un par de días—

atronó lavozdeUhtred,queresonópor toda laescalera—.Yahora tehacesamiguitodemihijoy loengatusasparaquetetraigaanuestrafragua.Nomefíodetiniunpelo,muchacho,yteaseguroquedepeloentiendounrato.

Ignatius detectó la amenaza y se revolvió, inquieto, bajo la capucha de Fletcher. El muchachoretrocedió unos cuantos pasos, horrorizado ante aquellas acusaciones. Sin embargo, entendía que lasituacióndespertarasospechas.

—Se lo juro, yo no tenía previsto venir aquí. En el norte trabajé como aprendiz de un herrero.¡AcababadellegaraCorcillumybuscabatrabajo!Othelloyyonoshemosconocidomástarde,cuandomematriculéenVocans.Necesitabaunavainaparamiespadaysuhijoseofrecióaacompañarmeaunherrerodeconfianza.Nisiquierasabíaqueprocedíadeunafamiliadeherreroshastahaceunosminutos,comotampocosabíahastahaceunmomentoqueAtholtrabajaraaquí.Serámejorquemevayaarriba.Lepidodisculpasporhaberlomolestado.

Fletchersaludóconlacabezaydiomediavueltaparamarcharse,perosólohabíallegadoalprimerescalóncuandooyóaUhtredaclararselagarganta:

—Puedequemehaya...precipitado.Amihijo se ledabien juzgarel carácterde laspersonas, lomismoqueaAthol.Peroantesquierocomprobar tuhistoriayversi trabajabasrealmentedeaprendiz.Athol,escondelasherramientasparafabricarmosquetesydaleaFletcherunodelosmartillospequeños.Si es un espía, será mejor descubrirlo ahora para tomar las precauciones necesarias. Y, mientras,enséñameesaespada.Hacebastantetiempoquenoveounkhopeshdeprimeracalidad.

FletchercogiósuespadayselaentregóaUhtred.Enlasmanoscarnosasdelenanoparecíapequeña,más una hoz de podar que un arma letal.Uhtredmedía casimetro ymedio, y parecía casi un gigantecomparadoconlosdemásenanos.

—Tendríasquecuidarlaunpocomejor.¿Cuántohacequenolaengrasas?¿Yquenolaafilas?—lepreguntóUhtred,mientras giraba de un lado a otro la espada, bajo la luz tenue—.Una espada es unaherramientacomocualquierotra.Tedaréunpañoengrasadoparaquelaenvuelvasmientrastepreparolavaina,enelcasodequetuhistoriaseacierta.¡Cuidatusarmas,muchacho!¿Dejaríasmorirdehambreatudemonio?

—Supongoquehesidounpocodescuidadoúltimamente—dijoFletcher,avergonzado.Nisiquierahabíavueltoapensarenelkhopeshdesdequelohabíarecibido,exceptodurantelabreve

pelea con sir Caulder. Sintió otra punzada de remordimiento al imaginar el tiempo y el esfuerzo queBerdondebíadehaberdedicadoafabricaraquellaespada.

—Muybien,supongoqueAtholyahabráterminado—dijoUhtred,al tiempoqueseapartabadelapuerta—.Veamosquésabeshacer.

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Fletcherhizounamuecacuandoelmetalalrojovivodelyunqueempezólentamentearecuperarelcolorgris.Cadavezqueapartabalabarradeacerodelasllamasdelafragua,lagolpeabaunaspocasvecescon elmartillo hasta que se enfriaba.Había conseguido convertirla en una especie de tosca placa demetal,peronoseparecíaennadaaladagaqueteníaintencióndefabricar.

—Así es el acero de los enanos—comentó Othello, en un tono ligeramente apenado—. Resultamuchomás duro y afilado que cualquier otrometal conocido, pero se enfríamuy rápido. Es precisoposeerlafuerzadeunenanoparapoderhacermellaenélantesdequevuelvaaenfriarse.

—Laverdad es que ha sido un ardid un poco injusto, Fletcher—dijoUhtred, en un tono bastanteamable—.Sabíaquenoloconseguirías.Athol,veabuscarhierroenlingotesalapartedeatrás.

—Porlomenos,sabemosquenoteníani ideadecómoeraelacerodelosenanos,a juzgarporsuexpresióndesorpresacuandolohavisto—respondióAthol—.UnespíadelejércitodeHominumsílohubierasabido.Ahoradescubriremossideverdadesunaprendiz.

—Unmomento—dijoFletcher.Selehabíaocurridounaidea—.Creoquepuedoconseguirlo.Cogió a Ignatius, que estaba enroscado en su cuello, y le dio unos cuantos golpecitos para

despertarlo.El diablillobostezóy se rascó lamejilla conunade laspatas traseras, como si fueraunperro.Fletcher sonrióy esperó a que Ignatius se despertaradel todoy sumente conscientepasaradeborrosaaclara.

—Eshoradehacerunpocodeejercicio,perezoso—bromeóFletcher.Elmuchachoseconcentróenelaceroydeseóquesepusieradenuevoalrojovivo.Ignatiusgorjeó,

entusiasmado.Respiróhondoylanzóunallamaazuladahaciaelmetal.Despacio,perosinpausa,elmetalsefuevolviendorojoy,acontinuación,rosado.—Caray...Nomeiríamaltenerunodeésos—musitóUhtred,fascinado,mientraseldemoniocogía

airedenuevoylanzabaunallamamáspoderosa.Elmetalsevolvióprácticamenteblancoyeloloracredelazufreinvadiódeinmediatolaestancia.

Fletcherempezóadarmartillazos,y,acadagolpe,ladagafuecobrandoforma.Trasloqueparecióunaeternidad,Fletchertranquilizóaldemonioconelpensamiento.Agotada,lacriaturaseacurrucódenuevobajo lacapucha,comosiyano lequedaramásenergía.Fletcher tambiénestabaexhaustoy ledolíaelbrazoacausadelalluviademartillazosquehabíadescargadosobrelahojademetal.

Uhtredcogióunastenazasyacercóelarmaalaluz.Laempuñaduraconsistíaenunsencillopomodemetalterminadoenunapuntaredondeada;sólohacíafaltarevestirladecueroparafacilitarelagarre.Lahojaeraunestilete,elfilolargoydelgadoquemásgustabaalosasesinos.

—¿Dóndehas aprendido ahacer armas comoésta?—preguntóOthello,mientrasprobaba la puntaconelpulgar—.Noesunmodelohabitual.

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—Vendíamos sobre todo a losmercaderes, que preferían un arma fácil de esconder, demodoquepudieranpillardesprevenidosalossalteadoresdecaminos—dijoFletcheradmirandosuobra.

Eraunadelasmejorespiezasquehabíafabricado.—Muybien,muchacho,ereslibredeirte.Tampocoesquehayasdescubiertograncosa,laverdad.Y,

paracompensartepormisbruscosmodales,teharélavainasincobrartenada.Tendrásquedejarnoslaespada,peroteladevolveremosdentrodeunosdías.Ymiesposatebuscaráununiformenuevo,también.No estará hecho a medida, pero siempre será mejor que esos andrajos apolillados que llevas ahoramismo.Noqueremos que la gente vaya por ahí diciendo que los compañeros de nuestro hijo parecenvagabundos.Noteofendas—concluyóUhtredconunasonrisa.

—¿Cuántoledebo?—preguntóFletcher,mientrasbuscabasubolsadedinero.—Mequedoconestadagaycontupromesadequecuidarásdemihijo.Eresunmuchachoespecial,

Fletcher. Las personas como tú me hacen pensar en que aún es posible que hombres y enanos sereconcilien—dijoUhtred.

Habíaempezadoa llovercuando llegaronalpuntodeencuentro,ynohabíani rastrode losdemáschicos.Othellolediounapatadaalaparedmientrasplaneabanelpróximomovimiento,refugiadosenunangostoportalytemblandodefrío.Noseveíaningúncarroylascallesestabanprácticamentedesiertas.

—Malditasealalluvia—refunfuñóOthello.Estabademuymalhumor,yellonosedebíaúnicamentealalluviayalafaltadetransporte.Conlas

prisasporalejarsedelospinkertones,sehabíadejadoolvidadoeltomahawkenelsuelo.Habíanvueltoporelmismocaminoconlaesperanzadeencontrarlo,peroyanoestaba.

—Ymalditosseantambiénlospinkertones.Tengoelcostadotiesocomounpalodeescobayencimaheperdidounadelasmejorespiezasdemipadre—prosiguióOthello,tratandodeveralgobajoaqueldiluvio.

—Losiento,Othello.Seguroquetupadreteharáotro—dijoFletcherconunamuecaparatratardeanimarasuamigo.

—¿Ytúcómotesentiríassiperdierastukhopesh?—lepreguntóOthelloconamargura,mientrassalíaalacalle.

Fletchernosupoquéresponder,asíquemantuvolabocacerradaysiguióalabatidoenanobajo lalluvia.Apesardellevarsusmejoreschaquetas,estabanlosdoshelados.Fletcherintuyóqueeltrayectodevueltaalaacademiaibaasermuyfríoymuytriste.

—¡CreoquelomejorseráiralaplazaValentius!—gritóOthellojustocuandoseoíaelestallidodeuntrueno—.Allíesdondeestáncasitodaslascuadras.

—¡Pues entonces vamos! ¡Tenemos que darnos prisa! —respondió Fletcher, también gritando,mientrascontemplabaelcieloennegrecido.

Corrieronporlascallesvacías,saltandoentreloscharcosquesehabíanformadoenlacalzada.Cadapocossegundos,unrelámpagoiluminabalascalles,seguidodeinmediatoporelfragordeuntrueno.

—¡Losrayoscaenmuycerca,Othello!¡Seavecinaunabuena tormenta!—gritóFletcher,aunqueelvientoprácticamentesellevósuvoz.

—¡Yacasihemosllegado!—respondióOthello.

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Finalmente, llegaron a una pequeña plaza cubierta por un inmenso toldo, que la protegía en buenapartedelalluvia.Ellugarestabarepletodepersonasquesehabíanrefugiadoallídelatormentayque,enesemomento,escuchabanloquedecíaunhombresubidoaunestrado.Elseñorgritaba,peroFletcherestabademasiadocansadocomoparaescucharlo.

—Subastan los caballos desde esa tribuna, por si alguna vez quieres comprarme uno —bromeóOthello,mientrasseretorcíalabarba.

—Sí, sí, te compraré un poni barrigón... Es lo único que podrías montar —respondió Fletcher,bromeandotambién.

Se alegró, sin embargo, de que el enanohubiera recuperado el buenhumor.Mientras buscabanuncarro,Fletchercaptólasúltimaspalabrasdelairadodiscursodeaquelhombre.

—...pero¡loselfosprolonganlaguerra,locualestácostandoaambasnacionesmuchísimomásdeloquehabríacostadoelimpuesto!Pero,enlugardedeclararleslaguerraaellos,nuestroreyhabladepazynosedacuentadelasverdaderasintencionesdeloselfos.Quierenqueperdamoslaguerra,¿esquenoloentendéis?YcuandoHominumcaiga,¡podránarrebatarnoslastierras!Losorcosnolasquieren,loúnicoquedeseanesvernosmuertos.¡CuandocorralasangreporlascallesdeCorcillum,loselfoscelebraránnuestramuerte!

Lamultitud, enardecida, rugió paramostrar su aprobación.Muchos levantaron el puño en el aire.Fletcherolvidómomentáneamente la tareaque lohabía llevadohasta allí y siguióobservando.Nuncahabíavistoanadiehablardeformatanabiertaencontradelrey,niquetuvieratantoodiohacialoselfos.NisiquieraRotherhamsehabíamostradotanvehemente.

—Asípues,¿quépodemoshacer?¿Cómoobligamosalreyaactuar?¡Yooslodiré!¡Entramosenlaembajadadeloselfosymatamosatodosesosdesgraciadosdeorejaspuntiagudas!—voceóelhombre.

Sentía tantapasiónquehablabaprácticamente agritos.Elpúblico, sin embargo,yanoparecía tanindignado.Laúltimapropuestadeloradoreratanaudazquelamultitud,perpleja,guardósilenciounosmomentos,paradespuésempezaramurmurarconinquietud.Elhombrealzóunamano,comosiestuvierapidiendosilencio.

—Sí,losé,elprimerpasoeselmásdifícil.Perocaminemosjuntos.¡Aprovechemoselmomento!—bramó,acompañadoporuncorodevítoresprocedentedeunpúblicoqueescuchabaentusiasmadoaquellaretórica—.Peroantesdejadmequeosmuestrecómosehace.¡Grindle,traealaprisionera!

Unhombregordoycalvo,debrazostanfornidoscomolosdeOthello,salióenesemomentodeunapuertasituadatraselescenarioyempujóhastalapartedelanteradelestradoaunaelfinaquenoparabade gritar.Desde el lugar que ocupaba, al fondo de lamultitud, Fletcher reconoció aquella figura queforcejeaba.

—¡Sylva!—exclamó.

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La multitud vibraba de entusiasmo, fascinada y escandalizada al mismo tiempo. El tipo gordo delescenarioagitóungarroteenelaire,locualarrancóaúnmásgritosdelagente.Fletcherempezóaabrirsepasohastalasprimerasfilas,peroOthellolosujetó.

—¡Suéltame!—legritó,tratandodeliberarsedelosférreosdedosdelenano.—No llevamosarmas,Fletcher. ¡Tenemosquemarcharnosdeaquíybuscarayuda!—le respondió

Othello,gritandotambién,mientraselgentíolosempujaba.—¿Ya quién quieres que avisemos? ¿A los pinkertones?Si no hacemos algo ahoramismo, Sylva

morirá—replicóFletcher.Retorcióelbrazoparasoltarseyselanzóhaciadelante.Seabriópasoaempujonesycodazos,peroa

medidaqueseacercabaalescenariolamultituderamásdensa.Notardóenquedarapretujadoentreunamareadecuerpos,hastaqueapenaspudovernadaporencimadelacabezadequienesteníapordelante.

—¡Loselfostieneneldescarodepasearsepornuestrascalles,comosilaguerranotuvieraqueverconellos!—gritóelhombrequeestabasobreelestrado—.Grindle,tráelaaquíparaquetodoelmundovealoquehacemosconloselfosquenosabencuálessusitio.

Lamultitudrugió.Algunossemostraronafavordeaquellaspalabrasyotrosencontra.Laatmósferaera electrizante, como los relámpagos que iluminaban el toldo por encima de sus cabezas y, a cadafogonazo,congelabanun instanteaquellos rostrosenardecidos.Prontoanochecería,yel cielo sehabíateñidodelcolorpropiodelosatardeceresdeinvierno.

—¿Quéestápasando?—gritóOthello,altiempoquesaltabaunayotravezparaintentarverloqueestabaocurriendo.

Solomon estaba agazapado entre sus piernas y gruñía a los pies que se hundían en el barro, a sualrededor.

—No lo sé. ¡Tenemos que encontrar la manera de abrirnos paso entre esta multitud! —exclamóFletcher.

Los truenos retumbaban en la atmósfera, acompañados de los gritos airados y del golpeteo de lalluviaeneltoldo.PeroelgritodeSylvaseimpusoatodosaquellossonidos:fueunchillidodeabsolutoterrorqueseleclavóaFletcherenelcorazón.

Apretólosdientes,enungestodeimpotencia,ytratódeabrirsepasodenuevo,perosóloconsiguióavanzarunoscuantoscentímetros.

—¡Othello, haz que Solomon empiece a rugir! Si no conseguimos abrirnos paso entre la gente,tendremosquedispersarla—ordenóFletcherporencimadelhombro.

Unbramidoretumbóentoncestrasél,unrugidograveyprofundoqueaFletcherlehizopensarenlosososdelamontaña.Asualrededor,todossevolvieronamirar,seapartaronenseguidaylesdejaronunos

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metrosdeespacio.—¡Ignatius!—exclamóFletcher.Conelpensamiento,hizoqueeldemonio le saltaraalhombroy lanzarade inmediatounaviolenta

llamaradaalaire.Lamultitudseespantódenuevoylesdejómásespacio.Notardóenabrirseuncaminoentreelpúblico,queFletcheryOthelloaprovecharonparallegarhastalaescaleraysubiralescenario.

Fletcherechóunrápidovistazoalasituación.Sylvateníalacabezaapoyadaenunbloquedepiedra.Lasujetabaelairadoorador,queestabaarrodilladojuntoalafiguraencorvadadelaelfina.Grindleteníaelbastónlevantadoysedisponíaapartirleelcráneoalapobremuchacha,queteníalosojosvendadosy,portanto,nisiquieraveríavenirelgolpe.

Ignatius reaccionóde forma instintiva y escupióunabola de fuego; ésta le dio al gordinflón en elhombroylolevantódelsuelo.Cuandoeloradorcayócontodosupeso,Othelloechóacorrerylegolpeóenunladodelacabeza.Seoyóuncrujidosecoyeltipoquedófueradecombate.

Otrostreshombresselanzaroncontraelenano,armadoscongarrotesparecidosalosquellevabanlospinkertones.Othellorecibióungolpeenlacaraysederrumbócomounamarionetaalaquelehancortadolascuerdas.Antesdequeelhombrepudieraatacardenuevo,sinembargo,Solomonlegolpeóenlapierna,sonóundesagradablecrujidoyselapartió.ElGólemlesubióentoncesalpechoyempezóapatearlo.ElruidodelascostillasalpartirselerevolvióelestómagoaFletcher.

Los otros dos hombres empezaron a avanzar balanceando los garrotes con la facilidad que da lapráctica. Fletcher palideció y retrocedió para ganar tiempo. Deseó no haber dejado su arco en lahabitación,porquelasituaciónerapeliaguda.

—Muybien,Ignatius,aporellos—dijoFletcher.Eldemoniosaltóenfurecidodesuhombro,convertidoenuntorbellinodegarrasyfuego.Aterrizóen

elrostrodeltipoqueestabamáscercaysiseó,mientrasmovíahaciadelanteyhaciaatrássucolaconpúas,comosifueraelaguijóndeunescorpión.

Antesdequeelotrohombrepudieraintervenir,Fletcherechóacorrerhaciaél.Cuandoeltipotratódealcanzarloconsugarrote,Fletcherlelanzóunfogonazodeluzerranteconlamano.Deinmediato,eserayo deslumbró al tipo, así que Fletcher aprovechó para darle una patada en la entrepierna y luego,cuando el hombre se agachó, un rodillazo en la nariz. Rotherham tenía razón: sólo los caballerosluchabancomocaballeros.Ignatiuslehabíadesfiguradoelrostroalotrohombre,quienenesemomentose retorcía de dolor en el suelo mientras Ignatius se lamía con fruición el ensangrentado hocico. Eldemoniohabíadejadodesertaninocentecomouncachorrillo.

Sylva estaba atada, pero continuaba forcejeando violentamente en el suelo. Solomon aullaba altiempoquehundíaelpétreorostroenlabarbadeOthello.

FletcherlequitólavendadelosojosaSylvayluegotratódedeshaceraquellosnudosconsusdedos,entumecidosporelfrío.Lascuerdassehabíanhinchadoacausadelahumedad,peroconsiguiósoltarlasa fuerzade tirar.Y,durante todoese tiempo, lamultitud siguióobservando, comosiFletcher fueraunactorsobreelescenarioyelloslosasistentesaunarepresentación.

—¡Quítamelas,quítamelas!—gritabaSylvaconlosojosenblanco.¿Cómodemonioshabíaacabadoenaquellasituación?LaúltimavezqueFletcherlahabíavisto,ella

estabaenVocans,conIsadora.Y,entonces,elchiconotóunintensodolorenunladodelacabezaycayódeespaldas.Duranteunos

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segundos, sólo vio la lona blanca que hacía las veces de toldo, hasta que la tosca cabeza calva deGrindleaparecióensucampodevisión,denuevoconlaporraenalto.Erauntipofeoydeforme,conelcuerporetorcidoynudosocomosifueraunaramadeárboldesbastada.

—Traidordetupropiaraza—dijoGrindleentredientes.Donde antes estaba su hombro, ahora sólo se veía un revoltijo de tela ennegrecida y carne

chamuscada.EltipocogióaIgnatiusporelcuello,comosifueraunagallina,yeldemonioleclavólaspúas de su cola en aquel fofo brazo. Fletcher sintió renacer las esperanzas cuando vio que Ignatiushinchaba el pecho, pero lo único que pudo expulsar el demonio fue una fina columna de humo. ElgordinflónapoyóentoncesunpieenelcuellodeFletcherparaimpedirqueelmuchachosemovierayleapuntóconelgarrotedirectamentealacabeza.Elchicocerrólosojosyrezóparaquefueraunamuerterápida.

Oyóentoncesungrito,seguidodeungolpe.Algomuypesadolecayóencima,sobreelpecho,ylodejósinrespiración.AlabrirlosojosvioaSylva,quesosteníaunensangrentadogarroteentrelasmanos.ElgordinflóngorjeójuntoalaorejadeFletcher,queluchóporlevantaraquelcuerpo.Sinembargo,eracomointentarmoverunárbol.

—Nopuedorespirar—dijoelchico,conelpocoairequelequedabaenlospulmones.Sylvaseagachójuntoaélyempujócontodassusfuerzas,peroapenasconsiguiómoverelcuerpo.

Fletcher notó en los tímpanos los latidos de su propio corazón, su pulso irregular y cada vez másdesbocado.Mientras jadeaba, tratandodecogerpequeñísimos soplosdeaire, todoempezóavolversenegroasualrededor.

YentoncesaparecióOthello,tambaleándosesobreelescenarioconunladodelrostroensangrentado.EntrelaelfinayelenanolevantaronelcuerpodelhombretónhastaqueFletcherpudorespirardenuevo,aspirandobocanadasdeairequeseleantojaronmásdulcesquelamiel.

—¡Monstruos!—gritóSylva,escupiendoalossilenciososespectadores.AyudaronaFletcheraponerseenpieyluegodescendieronlosescalonestambaleándose,comotres

borrachos que apenas consiguen andar recto. En esta ocasión, la chusma se apartó para dejarles unampliopasillo.

Sealejaronporlascallesdesiertas,tropezandoacadamomento,mientraslalluvialesiballegandoenráfagas,empujadaporelviento.Othelloparecíaconocerelcaminoy los fueguiandoporestrechascallejasycallejuelas,hastaquellegaronalacarreteraprincipal,lamismaqueloshabíaconducidohastaCorcillum.Nosabíansi losestabasiguiendoalguien.Laoscuridadno tardaríaencubrirlo todo,pero,dado que los acompañaba Sylva, era impensable pasar la noche en una taberna. Así que siguieroncaminandodurantedoshoras,sinverniunasolacarreta.Sylvallevabatansólounfinovestidodeseday,al parecer, había perdido los zapatos cuando la habían capturado. Temblaba con tanta violencia queapenaspudometerlosbrazosporlasmangasdelachaquetadeFletchercuandoésteselaofreció.

—¡Tenemos que parar a descansar!—gritó Fletcher para hacerse oír por encima del rugido delvientoydelalluvia.

Othelloselimitóaasentir,tancansadoquenisiquierapodíaapartarlavistadelacarretera.Teníaelrostrocenicientoyporunladodelacaralecaíanhilillosdeaguateñidaderojo.Laheridadelacabezaestabademasiadohúmedacomoparapodercerrarseporsísola.

Teníanaambosladosverdescamposdemaíz,peroFletcherdivisóuntejadodemaderaqueasomaba

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porencima,aunoscienmetrosaladerecha.—¡Poraquí!—gritó,yloscondujofueradelacarretera.Seabrieronpasoentre losduros tallosypisotearon losquebradizosbrotes.Solomon, ansiosopor

llevarasuamoaunlugarseguro,abríalacomitiva.Noeramásqueuncobertizoabandonadomuchotiempoatrás.AFletcherselecayóelalmaalospies

cuandodescubrióqueestabacerradoporfueraconunaoxidadacadena,peroSolomonlarompiódeunpuñetazo.

El interiorestabahúmedoymohoso,repletodeviejostonelesdeharinaqueyahabíanempezadoapudrirse.Aunasí,elhechodepoderguarecersedelalluviatorrencialyalesparecióunabendición.

SylvayOthellosedejaroncaeralsueloyseacurrucaronparadarsecalorelunoalotro.Fletchercerró la puerta tras él y también se dejó caer al suelo.No era así como había imaginado su viaje aCorcillum.

—Noospreocupéis,chicos,enseguidaentraremosencalor.Baja,Ignatius.El diablillo bajó trotandopor subrazoy lo observó conunamirada triste.La criatura tenía en el

cuellounmoretónrojooscuro,lamarcaquelehabíadejadoGrindle.Respiróhondoyexpulsóunadébilllama,queenaquellaatmósferahúmedaapenasconsiguiódespejarlacasicompletaoscuridad.Laúnicaluzeralaquesefiltrabaporlasgrietasdelasparedes,quetambiéndejabanpasargélidascorrientesdeaire.Teníaquehaberotraformadecalentarse.Sinohacíanalgoenseguida,seibanamorirdefrío.

Solomongruñóy, acto seguido, empezó adesmontar los toneles.LasmanosdelGólemeran comomitonesdepiedra,pero,graciasalpulgaroponible,poseía lasuficientedestrezacomopararomper lamaderapodridayarrojarlaalcentrodelcobertizo.

—Déjalo,Solomon,ahorratusenergías—murmuróOthello.El demonio se detuvoy luego, amododedisculpa, le dedicóuna especie demurmullo a su amo.

Despuésgruñóyseñalólostonelesconsusmanosregordetas.—Ah,quémásda—dijoOthello,mientrashacíaunvagogestocon lamano,comosisedierapor

vencido.Solomonsiguióconsutarea,perodeunaformamásmetódica.¿Quédiablosestabahaciendo?—¡Está preparando una hoguera! Vamos, antes de que Sylva entre en estado de choque —dijo

Fletcher.La elfina aún estaba temblando, con las rodillas pegadas al pecho.A Fletcher le resultaba difícil

imaginarse loquehabía tenidoque soportaresedía,pero,despuésdeaquellaodisea, tenía lasorejasrojasdefríoydeformadasporelviento.

Pronto tuvieron la leña apilada, aunque Fletcher reservó una parte considerable para más tarde.Solomontrituróunoscuantostabloneshastaconvertirlosenastillas,quedebíanhacerlasvecesdeyesca,y entonces Ignatius empezó a lanzar pequeñas llamas hasta que consiguieron encender el fuego. Unacálidaluzllenódeinmediatoelcobertizomientraselhumoseelevabayseescapabaporlasgrietas,enlosángulosdeltecho.Aunquelamaderaerademalacalidadyardíadespacio,comosuelesucederconlaleñapodrida,pocoapocodejarondesentirelfríoenloshuesosylaropaselesfuesecando.Aunasí,ibaaserunanochemuylarga.

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31

Fletchersedespertósobresaltadoyechóunvistazoasualrededor.Othello, taciturno,atizabael fuegoconunpalo.Estabadesnudodecinturaparaarriba,pueshabíadejadolacamisaylachaquetajuntoalfuegoparaquesesecaran.

—Me he quedado traspuesto. ¿Cuánto tiempo he dormido?—preguntó Fletcher, al tiempo que sesentaba.

Aunque tenía la ropa húmeda, decidió dejársela puesta, convencido de que a Sylva no le haríaprecisamentegraciaesafaltadedecoro.Parasusorpresa,sinembargo,ellaestabasentadaalotroladodel fuego y se rasgaba los bajos de su vestido para formar una larga tira de tela. Ignatius estabaacurrucadojuntoaella,calentándoselaespaldaconlasllamas.

—Sólo unosminutos, Fletcher—dijo, ofreciéndole la tira de tela a Othello—. Toma, úsala paravendartelacabeza.Asísecuraráanteslaherida.

—Gracias—dijoOthello,conunaexpresiónquedenotabaamabilidadyasombroalmismotiempo—.Teestoymuyagradecido.Lamentoquehayastenidoqueestropearteelvestido.

—Esoesloquemenosmepreocupaahora.QuéestúpidahesidoalpensarquepodíapasearmeporlascallesdeCorcillumenplenaguerraynosufrirlasconsecuencias.

—¿Porquélohashecho?—preguntóFletcherfrunciendoelceño.—PensabaqueestabaasalvoconlosForsyth.Ellosibanporahí,consusdemoniosbienalavista,y

todoelmundonosdejabapaso.Ahoraquelopienso,tampocoesdeextrañar—dijomientrasseretorcíalasmanosenungestodefrustración—.Estoyconvencidadequesiunhombreseatrevieraapasearporterritorio élfico, sufriría un destino similar. A ambos lados de la frontera hay personas que odian aquienessondeotraraza.

—Mealegraque loveasasí.No teculparíaporpensarquesomos lopeorni siconvencierasa tupadredequepusierafinatodointentodeestablecerunaalianzaentrenuestrospueblos—dijoFletcher,acercándosealfuegoparacalentarselasmanos,todavíaentumecidasporelfrío.

—No, sólo ha servido para afianzarmi determinación—respondió Sylva, y siguió contemplandofijamentelasllamas.

Ya no quedaba nada de aquella muchacha altiva que los había mirado por encima del hombro.Aquellajovensehabíaconvertidoenunapersonamuchomásjusta.

—¿Yeso?—preguntóFletcher.—Silafalsaguerraquefingimoslucharhacreadotantoodioentrenuestrospueblos,¿quéocurriríasi

setrataradeunaguerraauténtica?—dijoella,mientrasarrojabamásleñaalfuego.—¿Quéopinanloselfos?—preguntóOthello.Se quitó las botas y acercó los pies al fuego crepitante para que se le secaran los calcetines.

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Solomon,obediente,cogiólasbotasylassostuvocercadelfuego.—Algunosloentiendenycreenqueunirsealoshumanosparalucharenelsuresunabuenaideasi

sirveparamanteneralosorcosalejadosdenuestrasfronteras.Otroscreenquelosorcosjamásatacaríantan al norte, ni siquiera si cayera el Imperio de Hominum—respondió Sylva, arrugando la nariz alpercibir el hedor a queso procedente de los pies de Othello—. Pero mi padre es un jefe veterano.Recuerda las historias que le contaba su padre, crónicas de los tiempos en que los orcos arrasabannuestrasaldeas,nosmatabanpordiversiónycoleccionaban lascabezasdenuestrosguerreroscomosifueran trofeos. Los elfos más jóvenes ni siquiera saben que fueron los forajidos orcos quienes nosobligaronaconstruirnuestrascasasen losgrandesroblesdelnorte,hacemilesdeaños.Y,apesardeello, lo único que conseguimos fue frenarlos un poco. Fueron los humanos quienes se aliaron connosotros,patrullaron lasfronterasyobligarona losorcosaretrocederdenuevoa las junglas.Nuestraalianza existe desde que el primer hombre cruzó el desierto deAkhad, pero el paso del tiempoy lasincontablesgeneracionesquesehanidosucediendohanhechoqueesedetallefueracayendoenelolvido.

—¿Estábamosaliadosconloselfos?—preguntóFletcher,quehabíaabiertolosojoscomoplatosenunaexpresióndeincredulidad.

—Estudié la historia de nuestros pueblos antes de venir aquí en misión diplomática. Los elfossolemosvivirunosdoscientosaños,asíquenuestroshistoriadoresconservanmuchosmásrecuerdosquelos vuestros. El rey Corwin, el primer rey de Hominum, lideró una guerra contra los orcos enrepresentaciónnuestra.Fueronloselfosquienesleenseñaronaélyalossuyosainvocar.Acambio,lepedíamosprotección.YasífuecomosecreólaprimeradelascasasnoblesdeHominum.

—Caray.No tenía ni idea de que hubierais tomadoparte en la creación de nuestro imperio.—SemaravillóFletcher—.Nidequeloselfosfueranlosprimeroshechiceros.

—Estonoesdeltodocierto—murmuróSylva—.Losorcosaprendieronainvocarmuchoantesquenosotros.Peroelsuyoeraunarteincipienteytosco,apenasunoscuantosdiablillosypocomás.Yojalásiguierasiendoasíhoyendía...

—Tengo una pregunta—interrumpióOthello—. ¿Por qué no has traído a tu demonio? Seguro quetambiéntenéisvuestrospropiosdiablossifuisteisquienesenseñasteisaloshombresainvocar...

—Noesunapreguntafácilderesponder.TraslafundacióndelImperiodeHominumvivimosunlargoperíodo de paz.Mientras los enanos se rebelaban y los orcos se dedicaban a arrasar el reino de loshombres, los elfos se encontraban relativamente seguros.Así que fue desapareciendo la necesidad deutilizar demonios para defendernos. También contribuyeron otros factores, claro. Por ejemplo, hacecuatro siglosquedóprohibida la invocacióndedemoniosduranteunbreveperíodode tiempo,cuandoentre los herederos de nuestros jefes de clan se pusieron de moda los duelos. Con el tiempo ya noquedaronmásdemoniosqueentregar,puesobienmoríanenesosduelos,obienerandevueltosaléter.

AOthellolerugieronlastripasySylvaseechóareír.Laatmósferalúgubredelcobertizosedisipóalinstante.

—Tengounaidea—dijoFletcher,poniéndoseenpie.Trasunosinstantesdevacilación,salióalexterior.Treintasegundosmástardeestabadevueltaenel

cobertizo,caladohastaloshuesos,peroconunmontóndemazorcasentrelosbrazos.Alvolver a sentarse,Fletcher se fijó en algo en loquenohabía reparadohasta entonces.Othello

tenía un tatuaje negro en la espalda que representaba un martillo y un hacha de guerra cruzados. El

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detallismodeldibujoeraasombroso.—Llevasuntatuajemuybonito,Othello.¿Quésignifica?—lepreguntó.—Ah, es un sigilo de los enanos. Son las dos armas que utilizamos: el hacha representa nuestra

destrezaenlabatalla,yelmartillonuestrotalentocomoartesanos.Perolaverdadesquenuncamehagustadomucholodelostatuajes.Nonecesitollevarmarcasenlapielparaqueelmundosepaquesoyunauténticoenano—refunfuñóOthello.

—¿Y por qué te lo hiciste?—le preguntó Sylva mientras clavaba unas cuantas mazorcas en unaoxidadahorcaylasacercabaalasllamas.

—Mihermanoselohabíatatuado,porloqueyotuvequehacerlomismo.Avecesmetocacargarconsusculpas,asíquelológicoesqueparezcamosidénticos.Lospinkertonestequitanlacamisacuandote...castigan.

Sylvasiguióobservándoloconunaexpresiónenlaquesemezclabaneldesconciertoyelhorror.Y,entonces,alfijarseenlascicatricesdeOthello,abriómuchísimolosojos.

—Somosgemelos,aunquedetodosmodoslospinkertonesnohabríansidocapacesdedistinguirnos.Paraellos,todoslosenanossomosiguales—lesexplicóOthello.

—AsíquesoiscomoIsadorayTarquin—seaventuróadecirSylva—.Siempremehepreguntadocómoseríatenerunhermanogemelo.

—Yo ya lo había pensado, pero no estaba seguro—dijo Fletcher, tratando de imaginar a los dosnobles.

—Claro que lo son—afirmóOthello—. Siempre es el primogénito quien hereda la capacidad deinvocar,gemelosincluidos.Losotroshermanostienenmenosposibilidades,aunquedevezencuandosedaelcaso.Nadiesabemuybienporqué,pero,desdeluego,haservidoparaconsolidarelpoderenlascasas nobles. El primogénito, ya sea chico o chica, hereda todo el patrimonio, de manera que en lamayoríadeloscasoslastierrasnosedividenentrevarioshijos.AunquelosForsythposeentierrasmásquesuficientesparadoshijos,esoosloaseguro.

Elenanosacódelahorcaunadelasmazorcasyempezóamordisquearlaconfruición,soplándoselosdedos.

—Bueno,cuéntame,Sylva:¿quéestabashaciendoenCorcillum?¿HasvistoaGenevieveyalosotroschicosen laperfumería?—preguntóFletcher,y tratódenopensarenqueélyOthellohabíanestadoapuntodemorirporayudarla.

—Los nobles me han llevado en un carruaje hasta la plaza del pueblo. Luego, he acompañado aIsadorayaTarquinaldistritodelasflores,puesqueríancomprarrosasfrescasparasushabitaciones.Yomehabíacubiertoelpeloylasorejasconunpañuelo,asíquenopensabaquepudieratenerproblemas.Perosupongoquemehandelatadolosojos.Elgordinflón,Grindle,mehaarrancadoelchaldelacabezaymehaarrastradohastauncallejón.IsadorayTarquinhanechadoacorrerencuantosehanolidoquehabríaproblemas.Nisiquierahanvueltolavistaatrás.Nollevabaningúncuerodeinvocación,asíqueSarielhaseguidoperfundidaenmiinterior.Novolveréacometereseerror.

—¿Cuero de invocación? —preguntó Othello, que ya terminaba los restos de su mazorca y sedisponíaacogerotra.

Sylvaloapartódeunmanotazo,medioenbroma.—¡Noseasglotón!Fletcher,comealgo.Mehefijadoenque tú tampocohasbajadoa lacantinaal

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mediodía,asíqueserámejorquecomasunpoco.—Gracias.Loúnicoquehecomidoentodoeldíaesunamanzana—respondióelchico,ycogióuna

mazorca.Mordiólosdelicadosgranos,queledejaronunsaborsorprendentementedulceenlaboca.—Uncuerode invocación—prosiguióSylvamientrassevolvíahaciaOthello—noesmásqueun

pentáculo impreso en un trozo cuadrado de cuero, que me permite invocar a Sariel cuando estáperfundidadentrodemí.Nosémuybiensiesasícomolollamanhoyendíavuestroshechiceros,pueslosdocumentosqueheencontradosobretécnicasdeinvocaciónsonbastanteantiguos.

—¡Resulta increíble que Isadora yTarquin hayan huido!—exclamóFletcher con la boca llena demaíz.

—Pues eso no es lo peor. Los dos llevaban sus demonios a la vista cuandome han capturado, ysupongoqueesoesloquealprincipiohallamadotantolaatención.

—Menudoscobardes—gruñóOthello.—Yesos poderosos demonios los han heredado de su padre y de sumadre—prosiguió Sylva—.

Podríanhaberacabadoconeltripledeloshombresquemehanatacado.Sihubieraestadomáscercadeellos, esos tipos no se hubieran atrevido a ponerme la mano encima, pero ya estaba harta de tantachácharanarcisistaymehabíaalejadounmomentodeTarquinydeIsadora.

Sylvahizounapausaymordisqueódespaciosumazorca.—Sinotecaenbien,¿porquéhasintentadohacerteamigasuya?—quisosaberFletcher.—Estoyaquíenmisióndiplomática.¿Conquiéncreesqueesmejorrelacionarsealahoradeintentar

establecerunaalianzaentrenuestrospueblos?Lógicamente,ahorayaséquelamejorformaesalcanzarcuantoanteselgradodeoficialyhacermeunnombreenlaguerra,nopegarmeaunoscríosmimadosqueenrealidadnotienenpoder.Ésasíqueseríaunabuenaformadehacercorrerlavoz:quesesepaqueloselfostenemosespíritudelucha.

—Ya—dijoFletcher.Teníasentido,peroleseguíadoliendolaformaenqueSylvalohabíatratado.Porotrolado,siélse

encontrara completamente solo en territorio enemigo y con una responsabilidad tan grande, además,probablementetampocoperderíaeltiempointentandoserconsiderado.

—Bueno,serámejorquenospreparemosparadormiraquí.Nosvamosameterenunbuen líoporhaberpasadolanochefuera,sinduda,peroes imposiblevolverapieconeste tiempo—dijoFletchermientrassetendíajuntoalfuego.

—Yonoestoytanseguro—dijoOthello,enrollándosesuchaquetaparaimprovisarunaalmohadaenlaqueapoyarlacabeza—.Nohayguardianesninadaenlaentradadelaacademia.Sillegamosantesdelreparto,seguroquepodemoscolarnossinquenosveanadie.

CuandoSylvaseestabaacurrucandojuntoalfuegoyseestabaponiendolacapuchadelachaqueta,unaideacruzóporlamentedeFletcher:¿cómosabíaOthellotodoeso?

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—¿Dóndedemoniososhabíaismetido?—dijoSeraphentredientes.Fletcher,OthelloySylvaacababandeentrarapresuradamenteenlasaladeinvocaciones.Sehabían

pegadoalosotrosalumnosconelmayorsigiloposiblemientraséstoscruzabanelatrioparadirigirsealasala.Los tres teníanunaspectohorrible,peronohabíanpodidohacernadaparaarreglarse.Habíanllegadojustocuandoseestabarealizandolaentregadeprovisiones,porloquenoleshabíaquedadomásremedioqueesperarhastadespuésdeldesayunoparacolarseenlaacademia.Enesemomento,lasclasesyaestabanapuntodeempezar.

—Esunalargahistoria.Luegooslacontamos—susurróFletcher.IsadorasevolvióalescucharelrevueloysesorprendiócuandovioaSylva.Ledioungolpecitoa

Tarquin,quesegiróamirarytambiéndiounrespingo.Laelfinalosobservóaambos,desconcertada,yluegomiróa lacapitanaLovett,quienestabaesperandoaquecadaalumnoocuparasusitio.Lamujer,muyalta,llevabaundelantaldecuerosobresuuniformedeoficialyunosvoluminososguantes,tambiéndecuero.

—Bueno,vamosailuminarestounpoco—dijo,ylanzóalairevariasesferasazulesdeluzerrante.AdiferenciadeArcturus,lacapitanaLovettpermitióquelasesferasflotaranasuantojoporelaire,

conloquelasalaquedóbañadaenunaluzcambianteeintensa,aunquetambiénalgomisteriosa.—Bueno,sino loheentendidomal,ayerArcturuspermitiósalirantesa losalumnosqueya tienen

práctica con las luces errantes.Bien, enmis clases no va a ser así.Mi lema es que la perfección sealcanza a través de la práctica y, teniendo en cuenta lo breve que va a ser vuestra estancia aquí, osconvieneaprovecharhastaelúltimosegundoquepodáispasarbajonuestratutela.

Lamujerpaseabadeunladoaotrojustodelantedeellosylosibaobservando,unoporuno,conunamiradasevera.Fletcherpensóquenoeramuybuenaideahacerlaenfadar.

—Segúnelordendeldía,loprimeroesaprenderelartedelaperfusión.Veoquealgunosdevosotrosnotenéisdemonio,asíquesupongoqueyaoslohanenseñado.Sinembargo,lavelocidadalaqueseáiscapacesdeliberarvuestracriaturapuedemarcarladiferenciaentrelavidaylamuerte.Creedme,losémuybien.Losqueyahabéisaprendidolatécnicadevuestrospadres,podéisiralotroladodelasalaapracticarenloscírculosdeinvocación.Dentrodeunratoiréaverquétalosva.

Losnoblessealejaronconmiraditaspetulantes,charlandoy riendoentreellos.LacapitanaLovetthabíadivididolasalaendosmitadessirviéndosedeunaenormecortina,porloquelosnoblesquedaronocultos al traspasarla. Instantes más tarde, Fletcher vio bajo la cortina el centelleo de unas lucesbrillantes.¿Quéclasededemoniosposeíanaquellosnobles?

Sylvalevantólamanoydiounpasoalfrente.—Yosoyautodidacta.¿Podríairconlosotroschicosyaprenderlatécnicacorrecta?—preguntóla

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elfina.Lovettcontemplósuvestidorasgadoysupeloenmarañado,yarqueóunaceja.Despuésdededicarle

unamiradatanlargacomosevera,accedió.—Muy bien. Pero que sepas que, en lo sucesivo, espero que utilices tu uniforme—dijo antes de

volverse de nuevo hacia el resto de los plebeyos—. Id cada uno a buscar un cuero de invocación ytambién un delantal de cuero. Además, en el compartimento inferior tiene que haber guantes y gafasprotectoras.

Lacapitanaseñalóhaciaelfondodelasala,yunadelasluceserrantessaliódisparadaysequedóflotandosobreunahileradearmariosempotradosenlapared.

—¿Quéospasóayer?—murmuróGenevieve,torciendolaboca,mientrassedirigíanhaciaallí—.Osesperamostodoloquepudimos,peroteníamosquemarcharnosparanoperderelúltimocarruaje.

—Nosotrosnollegamosatiempo, loperdimosyhemostenidoquevolverandandoestamañana—murmuró Fletcher. Rebuscó entre varios rollos de cuero hasta encontrar uno con un pentáculo que noestuvieramuydesdibujado.

NosabíasiSylvaqueríamantenerensecretoelataquequehabíasufrido.—Ya.¿Yoshanasaltadoporelcaminooalgoasí?—preguntóGenevieve,nomuyconvencida.—¿Porquélodices?—replicóFletcher,pasándoseundelantaldecueroporlacabeza.—Bueno,dejandoaunladoqueOthellollevalacabezavendada,tútienesenlatuyaunchichóndel

tamañodeunhuevodeoca—señalóGenevieve,mientrasregresaban.Fletchersellevóunamanoalasienehizounamuecadedoloraldarsecuentadequesuamigatenía

razón.Porsuerte,yaestabandenuevojuntoalacapitanaLovett,queloshizocallarconlamirada.—Mehandichoquealgunosdevosotrosyalleváisconvuestrosdemoniosalmenossietedías.Por

tanto,estaránmuycansados,asíquelomejoresperfundirlosde inmediatoparaquepuedandescansar.Quelevantenlamanolosquerecibieronsudiablolasemanapasada—anuncióLovett.

GenevieveyRorylevantaronlamano.Alcabodeunmomento,Fletcherlosimitó.—¿Porquéhasvacilado?Fletcher,¿no?—preguntóLovett,yleindicóporseñasquedieraunpasoal

frente.—Yahacedossemanasymediaquetengoamidemonio—respondióFletcher—.¿Esnormal?—No.¡Debedeestarcansadísimo!Dejaqueleecheunvistazo—loreprendiólacapitana.FletcherdespertóaIgnatiusconunempujoncitomental.Eldemoniomaulló,molesto,ysaltóalsuelo

desdelacapucha.Echóunvistazoasualrededor,conunaexpresióndecuriosidad,yluegoselamióelmorro.Debíadeestarhambriento,pueslanocheanteriorhabíarechazadoelmaízasado.

—Últimamenteduermemucho,aunquelaverdadesquesiempreesasí—aclaróFletcher.Alverbostezaraldiablillo,sintióunapunzadaderemordimiento.—UnaSalamandra—dijoentrecortadamente—.¡Muypococomún!AlcomandanteGoodwinlevaa

interesarmucho.Notienedemasiadasoportunidadesdeexaminarunanuevaespeciededemonio.—¿Sepondrábien?—preguntóFletcher,preocupadotodavíaporelsupuestoagotamiento.—Eso creo —respondió Lovett—. Cuanto más poderoso es un demonio, más tiempo puede

sobrevivirennuestromundosindescansar.Normalmente,tienenquepasarvariosmesesantesdequeelcansanciopongaenpeligrosuvida.Puestoqueeresunplebeyo,suponíaquetudemonioperteneceríaaunadelasespeciesmásdébiles,aunque,segúnparece,soisungrupobastanteafortunado.Elañopasado,

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lamayoríadelosplebeyosrecibieronÁcaros,peroaquítenemosunaLutra,unLeñoso,unaSalamandrayunGólem.

—¡YunCánido!—exclamóSylva,mientrasdesenrollabasuesterillaylacolocabaenelsuelo.Fletcher se alegródeque la elfinahubieradecididoquedarse con losplebeyos.Rory restregó los

piesyapretólospuños.—PuesyoestoyhartodequemediganquehetenidomalasuerteporquemehatocadoMalaqui—

susurró,claramentefrustrado.—¿Porquénoempiezastú,Sylva?Yatedirésiloestáshaciendobien.Esrelativamentesencillouna

vezquesabesloquetienesquehacer—lepropusoLovett.Sylvasearrodillóenelsuelosinvacilaryapoyólasmanosenguantadassobrelaesterilladecuero.

Lasgafasprotectorasnoterminabandeajustárselebienalaspuntiagudasorejas,peronoparecíaqueaellaleimportasemucho.FletcherestabasegurodequeSylvaansiabaelmomentodehallarsedenuevobajolaproteccióndeSariel,despuésdeladebacledelanocheanterior.Laelfinarespiróhondo,paraserenarse,yluegocontemplóelpentáculohastaqueempezóaparpadearconunadébilluzvioleta.

—Observadcómocanalizaelmanaatravésdelasmanos,luegohaciaelcueroyporúltimoatravésdelpentáculo.Cuandoelpentáculoemitaunresplandorconstante,sabráquehallegadoelmomentodeempujaraldemonioatravésdeél.

Elpentáculodespedíaunaluzazul,peronoocurriónadadurantealmenosmediominuto.LoúnicoqueseoíaeralatrabajosarespiracióndeSylvamientrascontemplabasinpestañearlarelucienteestrella.Entonces,sinprevioaviso,delanadasurgiólafiguradeunCánido:encuestióndemediosegundo,pasódeunsimplepuntode luzaunagranformaresplandeciente.Lasiluetaadquirióunbrilloblanco,peropocodespuéssedifuminóaquelcoloryallíaparecióSariel,justoencimadelpentáculo.

EldemoniocontemplóaSylvaconsuscuatroojosy,deinmediato,seabalanzósobreellaylahizocaeralsuelo.Lelamióelrostroyaulló.FletchersepreguntabasiSarielseríaconscientedelaodiseaquehabíavividoSylvaeldíaanterior.Otalvezfueraúnicamentequeechabademenosasudueña.

—Estáclaroquetudemonionecesitaunpocodedisciplinayadiestramiento,perobuentrabajo,detodasformas.Ahoravoyainvocaramidemonio,Lysander,paraenseñarosaperfundir.¡Retroceded,porfavor!—lespidióLovett.

SylvaySarielsehicieronaunlado,yelrestodelgruporetrocedióvariospasos.—Cuanto más grande es un demonio, más difícil resulta invocarlo. En el campo de batalla,

lógicamente,nopodréisllevarropaprotectora,peroesmejortomarprecaucionessiemprequesepueda,sobretodoenelcasodeaprendicescomovosotrosquenotienenformación—dijoLovett,arrodillándoseenunángulodelcuerodeinvocación—.Utilizamoslasproteccionesporquenospermitenusarpentáculoscifrados,peroesoyaloveremosmásadelante.

Deunbolsillodeldelantal,Lovettextrajounasgafasprotectorasdecristalesnegrosyunagorradecuero.Sepusoambascosasdeinmediato.

Elpentáculoempezóabrillardenuevoyadespedirchispasblancasquechisporroteabansobreelcuero.Pronto aparecióuna esfera blancay, para sorpresadeFletcher, se formóundemonio enpocossegundos.Lacriaturaposeíaelcuerpo,lacolaylaspatastraserasdeunleón,perotambiénlacabeza,lasalasylasgarrasanterioresdeunáguila.Eradeltamañodeuncaballogrande,yalamitaddelaespaldalasplumasdecolormarrónrojizosefundíanconelpelodorado.

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—Yotambiénobtuveundemoniopocousual,unGrifo.Peronomeloentregaron.PorloqueempecéconunÁcaro, igualquealgunosdevosotros.Asíquenoosdesaniméisporhaberos iniciadodeformamodesta. Los Ácaros son criaturas muy leales y se puede controlar a varias de ellas a la vez. Paramantener bajo control a Lysander necesito toda mi concentración. En las clases de demonología, elcomandanteGoodwinoshablarámásafondodecómocontrolaraundemonio.

Genevievesonrióy,trasacercarseaAzuraaloslabios,lediounbesoenelcaparazónazulcobalto.—¿Esoquieredecirqueustedtambiéneraplebeya?—preguntóRory,quienapenaspodíaapartarla

miradadeaquellamajestuosacriatura.—No...AunqueestabaaquícuandollegaronlosprimerosplebeyosaVocans.Soylatercerahijade

los Lovett de Calgary, un pequeño feudo situado al norte de Hominum. Por una de esas extrañascoincidencias,mipadrefuebendecidoconvarioshijosdiscípulos.Yoeralamásjoven,asíquemipadremeentregóeldemoniomásdébil.Mealegrodequelohiciera.Denohabersidoasí, jamásmehabríaespecializado en capturas demoníacas. Si trabajáis duro, todos podréis llegar a conseguir un diablopoderosocomoéste.

RodeóconunbrazoaLysander,quelefrotóelpicocontraelpechoenungestoafectuoso.LosojosdelGrifoerandeunatonalidadambarinaalgooscura,perograndesydemiradainteligentecomolosdeunbúho.Losfuedesviandodeunestudianteaotroconunaexpresióndecuriosidad,hastaquedescubrióaIgnatiusylededicóunamiradaespecial.

—Bueno,ahoraosvoyaenseñaraperfundir.Es,pordecirlodealgunamanera,elprocesoopuesto.El pentáculo debe apuntar directamente al demonio y no debe estar demasiado lejos de él. Por esotenemos que ponerlos sobre el cuero de invocación. En el caso de Lysander, sin embargo, podríaconseguirlo incluso aunque estuviera flotando varios metros por encima del pentáculo—continuó laprofesora.

Lovett se arrodilló y apoyó de nuevo ambasmanos en el cuero, con lo que el pentáculo volvió acobrarvida.

—Primero,hayquecanalizarelmanahaciaelpentáculo.Prontonotaréisunobstáculoentrelamenteconsciente del demonio y la vuestra. Cuando lo sintáis, tenéis que tirar del demonio para que loatraviese...

Lovett tiróconfuerzayLysanderempezóabrillar,para luegodisiparseenpequeñashebrasde luzblancaqueselequedaronentrelasmanos.

—Yyaestá,notienemássecreto—concluyóLovett,conlafrenteperladadesudor.Loschicosaplaudieronlademostración,peroFletchersintióciertaaprensióncuandolacapitanafijó

enélsumiradadeacero.—Fletcher,túseráselprimero,porquetudemonioeselquemásnecesitadescansar.Arcturusmeha

dichoquetienesuntalentoespecialparalosconjuros.Veamossiocurrelomismoconlaperfusión—dijolacapitana,señalandoelsuelo,justodelantedeFletcher.

El muchacho desenrolló muy despacio su esterilla de invocación y puso a Ignatius encima. Eldemonio se quedó sentado sobre el tejido, gorjeando un tanto inquieto al percibir el nerviosismo deFletcher. Éste hizo lo mismo que acababa de ver y canalizó el mana hacia la esterilla de cuero. Deinmediato,empezóaemitirunintensoresplandorvioleta,firmeyconstante.

—¿Lo notas, Fletcher?—le preguntó Lovett, y apoyó una tranquilizadoramano en el hombro del

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muchacho.—Lonoto—gruñóFletcherentredientes.Puestoqueenesemomentorebosabamana,laluzleparecíacasideslumbrante,hastaelpuntodeque

laresplandecienteestrellaocupabatodosucampodevisión.—Tiradeél.Puedequealprincipiotecuesteunpoco,peroesnormalconlaprimeraperfusión.LeparecióquelavozdeLovettlellegabadesdemuylejos.Elmanalelatíaenlasvenas,siguiendoel

ritmodesucorazón,ylemartilleabaenlosoídos.SuconexiónconIgnatiusparecíabloqueada.Acariciólamentedeldemonioy,luego,haciendouncolosalesfuerzo,tiródeél.Duranteunmomento,lacriaturaopuso resistenciay siseóentredientes.Eracomosi Ignatius estuvieraatrapadoenunaespeciede redelástica. Luego, tras lo que se le antojó una eternidad, se produjo un suave chasquido y la menteconsciente del demonio se fundió con la suya.Fletcher tuvo la sensaciónde haberse sumergido en unbañodeaguacaliente.

—¡Bienhecho,Fletcher!Ahoradescansa—lesusurrólacapitanaLovettaloído.Fletcherapoyólacabezaenelsuavecueroyrespiróprofundamentevariasveces.Leparecióoírque

losotroschicosgritabanyaplaudían,peronoentendíaloquedecían.Ensumentereinabanunafelicidadyunalucidezabsolutas,comosiestuvieracompletamentedrogado.

—Lo que Fletcher siente ahora es la euforia temporal que se experimenta al fundir una menteconsciente con otra.El demonio está dentro de él, pero unosminutosmás tarde ni siquiera lo notará.IgnatiusverálomismoqueveFletcher,aunquenopodráentendergrancosa.Setratadealgorealmenteútil si alguna vez tenéis que invocar en plena batalla, pues el demonio ya estará preparado para lasituaciónencuantoreaparezca—dijoLovettmientraspaseabadeunladoaotropordetrásdeFletcher.

»Algunos hechiceros —prosiguió— ven fragmentos de recuerdos demoníacos en los mesesposterioresa suprimeraperfusión.Esalgoque tambiéndesaparececonel tiempo,peroes importanteporque nos ayuda a aprender más sobre el éter. Si os ocurre, tomad nota de todos los detalles einformadnos de todo amí y al comandante Goodwin. Necesitamos toda la información que podamosconseguiracercadelavidadelosdemonios.

Fletchersepusoenpiecondificultadyseacercóalosotroschicos.Lacabezaaúnledabavueltas.Seraphlediounapalmadaenlaespaldayloobservóconciertaenvidia.

—Bienhecho.Parecequeesatiaquienhabráquederrotar—lesusurró.—Nolocreo.Loqueacabodehacercasimemata—respondióFletcher,quenotabaensuinteriorel

cálidoresplandordeIgnatius.Eraunasensaciónextraña,puesapenaspodíadistinguirsumenteconscientedeladeldiablillo.Yano

habíaunhiloquelosconectara;erancomodosríosqueconfluyen.Othellolededicóunasonrisaalentadora,einclusoSylvalerozóbrevementeelbrazoantesdevolver

aconcentrarseenSariel.Laelfinaocultóel rostroy lasmanosenelpelodoradode sudemonioy seaferróalCánidocomosilefueralavidaenello.FletcherintuyóquepasaríabastantetiempoantesdequequisieraperfundirdenuevoaSariel.

—Bien.OthelloyFletcher,hayqueecharunvistazoaesascabezas—dijoLovett,indicándolesporseñas que se acercaran. En cuanto los tuvo delante, les susurró—: ¿Hay algo que queráis contarme,chicos?TantovosotrosdoscomoSylvaparecéisreciénllegadosde laguerra...,ycreoqueyodeberíaestarinformada.

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—Noesnadaquenohayamospodidosolucionarnosotros—latranquilizóFletcher,mientrasmirabaaOthelloenbuscadeapoyo.

—Yaestásolucionado—convinoelenano.Lovettlosobservóduranteunsegundo,paradespuésasentirconunaleveinclinacióndecabeza.—Bien,sicambiáisdeidea,siemprepodéishablarconmigo—murmuró,mirándolosdirectamentea

losojos—.Notenéisporquélucharsolosningunabatalla.Luegoretrocedióunpasoyhablóenvozmásalta:—Venidaquí,todos.Voyaponerenprácticaelconjurodelacuración.Observadbien.Elrestodelosplebeyosseacercaron,charlandoentusiasmadosantelaperspectivadepresenciarotro

conjuro. Othello se quitó la venda y dejó al descubierto un irregular corte en la sien. Fletcher seestremecióalverlo.Noteníaniideadequelaheridafueratangrave.

—Ahorafijaosconatención—lespidióLovett.Conlaluzerrante,grabóenelaireunsímboloenformadecorazónyluegolodirigióhaciaelcorte

deOthello.—Elconjurodelacuraciónesidealparacortes,golpesyhastaheridasinternas,aunquenosirvepara

envenenamientosyenfermedades—afirmólacapitana,quefruncíaelceñoenungestodeconcentración—. Requiere mucho mana y tarda un poco en realizarse, especialmente cuando se trata de heridasprofundas.

Lovett expulsó aire, y una luz dorada se desplazó desde el símbolo hasta la cabeza de Othello.Durantecasitreintasegundosnoocurriónada.Y,entonces,paraasombrodeFletcher,lapielempezóacicatrizarhastaquelaheridasecuróporcompleto.Elúnicorastroquequedódeellafueunacostradesangreseca.

Todosaplaudieronycelebraronlahazaña.LovettvolviólamiradahacialafrentedeFletcher,perodespuésnegóconlacabeza.

—Entucasoesmejorquesetecuresolo,Fletcher—leexplicómientrasseñalabalahinchazón—.Podríasteneralgunafractura.Elconjurodelacuraciónpuedeprovocarqueloshuesosfracturadosnosesueldencorrectamente,locualtedejaríadesfiguradodeporvida.Mejornocorrerelriesgo.

Fletcherasintiómientrassepalpabaelchichóndelacabezayhacíaunamuecadedolor.—Bien,puesahoraostocapracticarunpocoalosdemás.Cuandodominéislaperfusión,¡podremos

pasaraotrascuestionesmásdivertidas!—exclamólaprofesora,dandounaspalmadas.—¿Cuáles?—lepreguntóRory,queestabaextendiendoenelsuelosucuerodeinvocación.Lovettsequitólasgafasprotectorasylessonrióconairemisterioso.—Entraremoseneléter.

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33

LasiguienteclaseeraconelcomandanteGoodwin,unancianobravucón,aunqueestricto,derojanarizehirsuta perilla blanca. El hombre recorría en ese momento la sala con unas zancadas ágiles que noconcordabanconsucorpulencia.

—Lademonologíaesclaveparaayudarosenlosconjurosyenvuestrosviajesaléter.Seocupadelaidentificación, las características y los orígenes de todos los demonios, así como del estudio de lageografía y de la diversidad del éter. Eso incluye el impacto demoníaco en los niveles demana delhechiceroyensurealización.

Hablaba entrecortadamente, lanzandogotitas de salivaque salpicaban a los nobles, sentados en laprimerafila.FletchersealegróalverqueTarquinsehallabaenlalíneadefuegoyque,ajuzgarporsumiradadeasco,noleestabagustandonadarecibiraquelbañodesaliva.

PordesgraciaparaFletcher,susonrisaatrajolaatencióndeGoodwin.—Tú,muchacho,¿quéeslarealizacióndelhechicero?—preguntó,señalandoaFletcher.—Esto...,¿sufelicidad?—seaventuróFletcher.¿Acasonoresultabaobvio?—Unarespuestaabsurda.Larealizacióndelhechicerotienequeverconlacantidaddedemoniosque

escapazdeenlazar.Esperabaquealguienlobastanteafortunadocomoparahaberrecibidoundemoniotanpococomúnsehubieratomadolamolestiadeaveriguaresteparticularantesdelaprimeraclase,peroesobvioquemeheequivocado.Unalástima—dijoGoodwin,sacudiendolacabezadeunladoaotro.

Fletchernotóque susmejillas ardían cuando se ruborizódevergüenza. Isadora sevolvióhacia éldesdelasegundafilaylesonriócondesdén.

—¿Nos lo puede explicar alguien que haya venidomás preparado?Por ejemplo..., ¿tú,Malik?—preguntóGoodwin.

—Señor, todohechiceronaceconunacapacidaddistintadeabsorberenergíademoníaca—dijounmuchacho noble, alto y de piel oscura—. Por ejemplo, la capitana Lovett sólo tiene capacidad paraenlazarycontrolarunGrifoyunÁcaro.Otrohechiceroconunnivelderealizaciónmásaltoqueella,encambio,podríaenlazarycontrolardosGrifos.

—Correcto.ElancianoreyAlfrictieneunnivelderealizacióndecien,elmásaltoregistradojamásdesdequeempezamosaclasificaralosdemonios.VolviendoalejemplodelacapitanaLovett,sabemosquetieneunnivelderealizacióndeonce,dadoquesuGrifoesundemoniodeclasediezysuÁcaroundemoniodeclaseuno.¿Quémás?

—Elnivelderealizaciónsepuedemejorar—dijoMaliktrasunapausa.—¿Cómo?—Nolosé,señor.

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Goodwinresoplóruidosamenteporlanariz,muycontrariado.—Insuficiente.Larespuestaesqueelnivelderealizaciónaumentadeformanaturalconelpasodel

tiempo,aunqueelritmovaríasegúncadahechicero.Esteproceso,sinembargo,sepuedeacelerargraciasalesfuerzodelhechiceroencuestión.LovettnonacióconelnivelderealizaciónnecesarioparaenlazarycontrolarunGrifo.Tuvoqueesforzarseparaalcanzarlomedianteelusoconstantedeconjurosymuchosviajesaléter.También tuvoque lucharconfrecuenciacontraotrosdemoniosparaenlazarlos.Algunoshechiceros se pasan toda la vida con un nivel de realización no superior a cinco,mientras que otrosempiezandesdecincoyvanaumentándolohastallegaraveinteoasí.Bueno,¡¿porquénoestáistomandoapuntes?!—gritóGoodwin,lanzandoasíunanuevalluviadesalivaasusoyentes.

Losotroschicossacaronunospergaminosdesusmacutosyempezaronagarabatearvigorosamente.Fletchersemirólasmanos,entristecido,alrecordarqueélnoteníanada.LosotroschicossabíandesdehacíasemanasqueestudiaríanenVocans,porloquehabíanllevadoelmaterialadecuado,peroaFletcherselehabíaolvidadocomprarloenlospocosdíasquellevabaallí.Goodwinseirritóalverlainactividaddelchico.

—Fletcher,¿verdad?—gruñóelcomandante.—Sí,señor—respondióavergonzadoelmuchacho,yagachólacabeza.—Mientras los demás están ocupados aprendiendo, tal vez tú puedas decirme qué le ocurre a un

demoniosisuhechiceromuere.Fletcher reflexionó sobre la cuestión, ansiosodecompensar suerror anterior, aunque sólopudiera

aventurar la respuesta.Sabíaqueeracostumbreconservara losdemoniosen tarrosyvenderloscomocuriosidades, pero sin duda algo debía de ocurrirles a los demonios cuando el hechicero moría yquedabanlibres...,amenosquefueraunapreguntacontrampa.RecordólahistoriadeRotherhamacercadeBakeryeldemonioquenoqueríaapartarsedeél,nisiquieracuandoBakeryaestabamuerto.¡Seguroqueeraunapreguntatrampa!

—Nada,señor—respondiómuyconvencido.Sinembargo,elcorazónlediounvuelcoalverlasonrisitapetulantedeTarquin.Supoquesehabía

equivocadoantesinclusodequeGoodwinabrieralaboca.—Absurdo. ¿Sabes algo, por poco que sea, sobre los demonios? Cuando un hechiceromuere, su

criaturasequedaennuestromundoduranteunascuantashoras,antesdeserreabsorbidoporeléter.Parapoderseguirennuestromundo,undemoniotienequeestarenlazado.Esesevínculoelquelomantieneaquí.De lo contrario, desaparecen sinmás. ¿Opensabas que había demonios sueltos correteando porahí?—dijoGoodwin,lobastantealtocomoparaquelooyeratodoelmundo.

Comorespuesta,elrocedelasplumassobreelpergaminoaumentódeintensidad.Goodwinsealejóde Fletcher, molesto, y se acercó a grandes zancadas a la pared que tenía detrás, junto a la cual seapilabanvariospergaminosmanuscritos.Cogióunodeaquellosmanuscritos,lodesenrollóyloclavóalapared.EnlapartedelanteraseveíaundetalladodibujoenblancoynegrodeunÁcaro,acompañadounpocomásabajodevariasestadísticasynúmeros.

—HoyvamosaestudiarlosÁcaros,losdemoniosdenivelmásbajo,apartedealgunosprimossuyosqueseencuentranenlapartemásbajadelacadenatróficayquenovalelapenacapturar.SéquehoytenemosdosÁcarosenclase,concretamenteEscarabeideos,quesonlosdemoniosmáspoderososenlafamiliadelosÁcaros.Tienenunnivelbajodemana,sondetamañopequeñoyposeenpocafuerza,pero

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resultanmuyútilescomoexploradores.Selesdamuybiendistraeralenemigoduranteunapelea,sobretodo cuando atacan directamente a los ojos. Rory y Genevieve poseen Escarabeideos jóvenes, perodentrodeunosmesesdesarrollaránsusaguijones,conlosquepodránprovocarunaparálisistransitoria,perobastantedolorosa.Diezaguijonesjuntospuedenderribaraunorcotoro,asíquenosubestiméiselpoderdesuveneno.

—¡Fantástico!—dijoRoryenvozalta,peroenseguidaseapresuróataparselabocaconlasmanos.Todoelmundoseechóareír,aexcepcióndeGoodwin,queresoplóirritado.La clase continuó del mismo modo durante horas. Los muchachos anotaron estadísticas varias y

comentaron los hábitos de alimentación y de reproducción de los Escarabeideos. Fletcher contemplóabatidocómoseibanacumulandolashojasdeapuntessobrelospupitresdelosotroschicos,hastaqueOthelloledioungolpecitoconelpieyledijo:

—Notepreocupes,luegotedejomisapuntesparaqueloscopies.Durantelacomida,FletcherlepidióunaplumaprestadaaRoryyunascuantashojasdepergaminoa

Genevieveparaestarmáspreparadodurantelasegundapartedelaclase.Pero,cuandovolvieronalaula,FletchersellevóunasorpresaalverqueScipiolosestabaesperandoconunaexpresióndeimpaciencia.

—Fletcher,preséntateenlabiblioteca.AúnnohasentregadoellibrodeJamesBaker,apesardequese te dijo hace varios días que se lo llevaras a la bibliotecaria —le soltó irritado—. ComandanteGoodwin,¿leimporta?

—Noconesecadete—gruñóGoodwin—.Menudadecepción.ScipioarqueólascejassindejardemiraraFletcher,peronodijonada.Elchicorecogiósuscosas,

rojodehumillación.¿Tanmalaimpresiónhabíacausado?—Mierda,aquísetomanmuyenseriolodedevolverconretrasoloslibrosdelabiblioteca,¿no?—

lemurmuróRoryaloído.—Nosvemosallí.Asegúratedellevarellibro—ledijoScipioaFletcher,traslocualabandonóla

salasinmolestarsesiquieraenvolverlavistaatrás.Fletchersubióapresuradamentelaescalera,reprendiéndosementalmenteporsertandesmemoriado.

SelehabíaolvidadoescribiraBerdon,selehabíaolvidadoentregarellibroy,lomásimportante,selehabíaolvidadoecharleantesunvistazo.

Recordóqueenel carrodeovejasestabademasiadooscuropara leer, locual,dehecho, lohabíairritadomuchísimo.Elviajehabía resultado tan tórridocomofétido,ynohabíapodidodistraerseconnadaqueno fueran suspropiospensamientos.Aunasí, lo ciertoesque lanocheanteriorhabía tenidotiemposuficienteparaleer.

Cuando finalmente Fletcher llegó a lo alto de la torre, recogió el libro y regresó a la biblioteca,estaba jadeando. Se apoyó en la pared y trató de serenarse. No quería que, si Scipio lo veía entraracaloradoynervioso,empeoraraaúnmáslaopiniónqueelrectorsehabíaformadodeél.

—¿Quéhacesahíesperando,Fletcher?¡Entra!—leordenóScipio,queestabajustodetrásdeél.Elchicodiounrespingo.

Elrectorleapoyóunamanoenelhombroyloempujóhaciadelante.Entraronjuntosenlabiblioteca.ElolormohosodeloslibrosletrajoaFletcherrecuerdosdelacriptadePelt.¿Sólohabíantranscurridounaspocassemanasdesdeentonces?

—Ah,aquíestás.Bueno,admitoqueesperabaestemomento.Graciaspor traerlo, rectorScipio—

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dijounavoztraslosestantes.Momentosmás tarde,unamujerdemedianaedad, rubia,con lamelena rizadaygafasconmontura

doradaaparecióentre losestantesde libros.Teníaaspectodematronay laexpresióndesu rostroeradirectaysincera.

—TepresentoamadameRoseFairhaven,bibliotecariayenfermeradeVocans.Llevamuchotiempoconnosotros—murmuróScipio.

—Vamos,rectorProvost,dichoasí,mehaceustedsentirvieja.¡Tampocohacetantotiempo!Bueno,traiganeselibro,vamosaecharleunvistazo.

Lesindicóporseñasqueseacercaranaunamesabajailuminadaporunaplétoraderesplandecientesvelas.

—Déjaloaquíparaquepodamosverlotodos,Fletcher.Arcturusmehacomentadodedóndeprocedeellibro.RecuerdoaJamesBaker,unmuchachotranquiloquesiempreestabadibujando.Teníaalmadeartista,nodeguerrero.Nohabíanacidoparasersoldado.Lamentomuchísimoloquelesucedió—dijolamujersuspirando,ysesentójuntoalamesa.

Fletcher dejó el libro, y él y el rector se sentaron. Se inclinó hacia delantemientras lamujer ibapasandolaspáginasconmuchasoltura.

—Esincreíble—jadeó.Las páginas estaban repletas de intricados bocetos de demonios. Debajo de los dibujos había

anotacionesescritasconunacaligrafíadetrazoslargoseinseguros.Eldetallismoeraextraordinario;lasestadísticas y lasmedidas, similares a las del largomanuscrito sobre losÁcaros queGoodwin habíautilizadoparasuclase.

—Estudióa losdemoniosdesdeel ladoorcodeléter: la fisiología, lascaracterísticas...Sinduda,¡debiódediseccionarypreservarlosdemoniosorcosquehabíaencontrado!Estoesexactamenteloquenecesitábamos en nuestros archivos. Muchos magos de batalla parecen haber olvidado una de lasmáximasmásimportantesdetodosoldado:«Conoceatuenemigo».Puedequeahoraqueestáenpapelconsiganaprendérselodememoria.

Fletchersonrió,felizdehabercontribuidoporfinenalgo,aunquefuerademaneraindirecta.—Esunaexcelentenoticia,madameFairhaven,aunqueesperabaqueBakernosproporcionaramás

informaciónsobrecómoencontróelmanuscritodeinvocaciónparaeldemonioSalamandradeFletcher—dijoScipio,enuntonodeligeradecepción.

—MadameFairhaven, simira usted las últimaspáginas, creoquepodría encontrar algo sobre esetema.MeparecequeBakerempezóundiarioyahaciaelfinal—sugirióFletcher.

La mujer fue hojeando el libro hasta llegar a las últimas páginas. Allí terminaban los bocetos yempezabanunaspáginasrepletasdetexto.

—Unmomento,¿quéesesto?—dijomadameFairhaven.Cogióelmanuscritode invocacióny, trasacercarloalaluz,empezóadarlevueltas.

—Yoqueusted...nolotocaría—balbuceóFletcher.—Sé perfectamente qué es esto, Fletcher —dijo madame Fairhaven, mientras acariciaba aquel

material, fascinada—.Yahabíavistootro antes, hacemuchos años.Grabarunmanuscritomediante laescarificaciónde lapieldeunenemigoeraelmétodo tradicionalqueutilizaban losbrujosorcosparaotorgardemoniosasusaprendices.VeamosquéescribióBakersobreesacuestión.

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Escudriñólaspáginasconlamirada,mientrasFletcheryScipioaguardabanimpacientes.Parecíaleeraunavelocidaddevértigo;unhechocomúnenlasbibliotecarias.Pocodespués,cerróellibroylodejóaunlado.

—Pobre James—dijo,moviendo la cabeza de un lado a otro—.Al final estabamuydeprimido...Nadiese tomabaenseriosu investigación.Losotrosmagosdebatallano lo respetabanporqueeraunhechicerobastanteflojo.Pobrecillo,sunivelderealizacióneratansólodetres.Supongoquesufatídicamisiónalosbosquesfueunintentodesesperadoporencontraraalgúnbrujoorcoyasípoderdescubrirlasclavesqueusan.

—Quégranestupidez—seburlóScipio,levantandolasmanosenelaire—.Losbrujosorcossabenquequeremosdescubrir lasclavesqueusan,asíque,cuandoestáncercadel frente, jamásentraneneléter.Bien,háblemedelmanuscrito.Alfinyalcabo,eslacausarealdetodoesterevuelo.

—Aquídicequeencontróelmanuscritoenterradoenelsuelo,enunantiguocampamentodeorcos.Unpocoantes,eneldiario,escribequehabíaencontradomuchoshuesos,tantodeorcoscomodehumanos,enelmismositio.Sospechoqueatacaronelcampamentoorcoenmitaddeunaceremoniadeentregadedemonios, y el manuscrito quedó enterrado en una fosa común. Los hombres que cubrieron la fosaprobablementedesconocíansuvalor—dijomadameFairhavenmientrasacariciabaelmanuscritoconungestodemorbosafascinación.

—¡Nosirvedenada!—refunfuñóScipioenuntonodeclaradecepción—.Fueunacasualidad.Dudoque encontremosmásmanuscritos desenterrando viejos huesos. Haga copias del libro sin el diario yenvíeselasalosmagosdebatalla.

—Sí,señor,empezaréestamismanoche.Aunque tendréquecontrataraunoscuantosescribasparareproducircorrectamente losdibujos—respondió labibliotecaria,queahorahojeabael libroconaireausente.

—Hágalo. Por lo menos, algo bueno hemos sacado de todo esto —dijo Scipio, y se dispuso aabandonarlasala—.Ademásdetenerteati,Fletcher,claroestá—añadió,yadesdeelpasillo.

Fletchercontemplóellibroconavaricia.Leresultabaincreíblehaberpospuestotantoelmomentodeleerlo,porlargoquefuera.MadameFairhavensiguiópasandolaspáginasyluego,cuandoelmuchachosepusoenpie,lamujerlomiróderepente,comosihubieraolvidadoqueaúnestabaallí.

—Losiento,Fletcher,esqueestelibrometienefascinada.Graciasporhaberlotraído.Metemoquetendré que quedármelo hasta que se hayan hecho las suficientes copias, lo cual llevará unos cuantosmeses.Encuantohayamosterminadotelodevolveré.

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CuandoLovettdecidióquetodoslosplebeyosyadominabanlatécnicadelaperfusión,Fletcherpensóqueporfinpodríaverquédemoniosposeíanlosnobles.Paradesgraciadelchico,sinembargo,Lovettsiemprelesordenabaqueperfundieranasusdemoniosantesderetirarlacortina.

LesorprendiódescubrirqueaRoryyaGenevieveselesdabamuybienlaperfusión,mientrasqueSeraph,OthelloyAtlashabíannecesitadovariosintentosparaconseguirlo.Enelfondo,sinembargo,eralógico:cuantomáspoderosoeseldemonio,másdifícilresultabalaperfusión.

Amedidaqueavanzaban lasclases,Fletcher ibacalandoal restode losalumnos.Losnobleserancompetentes, aunque vagos, y se mostraban satisfechos con los conocimientos que ya poseían ydisplicentesalahoradeestudiar.

Los plebeyos, en cambio, aprendían a un ritmo vertiginoso y asimilaban toda la información quepodían.Pordesgracia, laprácticaeraelmejormaestro, tantoenconjuroscomoenperfusión,demodoqueprogresabanconlentitud.

Aunasí,deentrelosamigosdeFletcherhabíaalgunosquedespuntaban.SylvayOthelloteníanunacapacidadinnataparaaprenderyseganabanelogiososcomentariosdelosprofesoresprácticamenteencadaclase.Lomismoocurríaconlassesionesdedemonología,queeranmásteóricas.Sepasabaneldíaen labiblioteca, rebuscandoconocimientosocultos entreviejosvolúmenes.Fletcher aprendíadeellostantocomodelcomandanteGoodwin.

Encuantoa losplebeyoshumanos,FletcherySeraphibana lacabeza,aunquemásporelesfuerzoquededicabanqueporsutalentonatural.LosdemáshabíanadoptadolacostumbredepasarlosfinesdesemanaenCorcillum,dondededicabaneltiempoacomprarregalosyobjetosdeprimeranecesidadqueenviabanasusfamiliares.LafamiliadeSeraphparecíabastanteacomodada,yelchicoyahabíaestadoanteriormenteenCorcillum,porloquepreferíapasareltiempoestudiandoconFletcher.

Eraunmuchachodebuencorazón,dotadodeunirreverentesentidodelhumorquelegranjeabamásde unamirada hostil por parte de Sylva yOthello cuando estaban todos estudiando en el polvorientosilenciodelabiblioteca.

—¡Acercaos!—gritóLovett,alejandoasíaFletcherdesuscavilaciones.Cuatrosirvienteshabíanllevadoalcentrodelaclaseunamesaredondadepiedra.Estabacubierta

por una sábana blanca, pero Fletcher advirtió justo en el centro un bulto de forma convexa. Todo elmundoseacercóalbordedelamesa,aunquetuvieronqueapretujarse.IsadorahizounmohíndefastidiocuandoelsudorosoAtlasseabrióunhuecoasulado.Luegocogióunpañuelodeencajey,congestosmuyteatrales,selollevóalanariz.

—Losiento—susurróAtlas,avergonzado.Lovett dejó su sitio junto a lamesa y se arrodilló al lado del pentáculomás grande, en el centro

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mismode la sala.Adiferenciade loscuerosde invocaciónquehabíanutilizadohastaentonces,aquelpentáculoestabarodeadodeextrañasclaves,lasmismasqueaparecíangrabadasenlaportadadellibrodeJamesBaker.

—Nodebéis utilizar jamásunpentáculo cifrado sin la supervisióndeunprofesor, ¿entendido?—gruñó, señalando la estrella que tenía justo delante—. Saltarse esa norma es motivo de expulsióninmediata.¡Estáisavisados!

Losestudiantesasintieron,aturdidos,mientrasLovettactivabaelpentáculo.Variashebrasdeenergíaempezaronacrepitaryadespedirchispasentodasdirecciones.Enesaocasión,lacapitanapermaneciócon la cabeza gacha y concentrada durante varios minutos. El pentáculo vibraba con una especie deirregularzumbido,discontinuocomolainsistenteletaníadeunloco.

—Caray,siLovetttardatanto,creoquejamáspodréusarunpentáculocifrado,pormuchoquequiera—susurróSeraph,asulado—.NisiquierapuedoperfundiraSliversindesmayarme...

—Notepreocupes,estoysegurodequeconlaprácticaloconseguiremos—dijoFletcher,tambiénenunmurmullo.

Finalmente, se fue formandounaesferaenel centrode la estrella.Aumentóde tamañoy sequedóflotandoenelairecomosifueraunborrososolazul.Laprofesorajadeóyluegosearrastróderodillashaciaelsiguientepentáculo.Conunligeroroce,liberóaundemoniojustoencimadelaestrella.

—¡UnÁcaro!—lesusurróGenevieveaRory.Lovettlaoyóysevolvió.Sonreía,aunqueselaveíacansada.—Exacto.Sonlosmejoresexploradores,asíquesiemprehacenfaltacuandosecazaeneléter.Valens

fuemiprimerdemonio.SinéljamáshabríaconseguidocapturaraLysander,nitampocoaningunodelosdemoniosquetuveantes.

Regresóagrandeszancadasalamesayapoyóunamanoenlasábanablancaquelacubría.Enlaotramano sostenía una larga tira de cuero que estaba conectada a la base del pentáculo cifrado. Fletchersupusoqueeraparaconseguirqueelmanasiguierafluyendo.

—Loque os voy a enseñar ahora es el equipomás caro que tenemos en toda la academia.No lotoquéis.Sólopodéisobservar.Nisiquierarespiréiscerca—dijoLovettentredientes,altiempoquelosibamirandounoaunoalosojoshastaquetodosasintieron.

Trasesaúltimaadvertencia,retirólasábanaytodosvieronloqueseocultabadebajo:eraunaenormegemaincrustadaenunapiezademármol.Elcristal,delcolorvioletaintensodelbrezo,eratransparentecomolasaguasdeunarroyodemontaña.

—Esta gema es un tipo de cristal muy poco común llamado corindón—dijo Lovett—. Existe enprácticamente todos loscolores,pero laspiezasgrandesy transparentescomoésta son increíblementedifícilesdeencontrar.Las llamamospiedrasdecristal,aunqueestagemaenconcretoseconocecomoÓculo.Osproporcionaremosunasinooslapodéiscostear,aunqueprobablementelacalidadyeltamañodelaspiezasdelaacademiaosparezcanalgo...limitados.

Lovett le indicóaValensqueseacercara,y lacriaturasobrevoló lascabezasde losalumnosparafinalmenteposarseenlagema.AdiferenciadeMalaquiyAzura,elcaparazóndeaquelÁcaroeradeunsosotonomarrónoscuro.ComosilehubieraleídolamenteaFletcher,lacapitanalesonrióconungestodecomplicidadyleacaricióelcaparazónaldemonioescarabajo.

—Valens es muy adecuado para este trabajo. Puede que no luzca especialmente bonito sobre mi

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hombro,peroesmásdifícildedetectarenelcasodequeaparezcaeneléterundemoniohambriento.FletcherrecordóvagamentequeIgnatiusseestabacomiendounescarabajomarróncuandolohabía

invocado,peroaquella criatura eramuchomáspequeñaquecualquierade losÁcarosquehabíavistohastaentonces.Talvezfueradeunaespeciedistinta.

—Bueno,puesqueempieceelespectáculo.Debéiscanalizarelmanaatravésdeldemonioyhastalapiedra.Así—añadió,apoyandolamanolibreenValens.

Lagema sepusode color negro.Cuando retiró lamano, volvió a cambiar de color.Al principio,Fletchertuvolasensacióndequelagemasehabíaconvertidoenunespejoyseviocontemplandounaimagendesupropiorostro.Laimagen,sinembargo,prontocambióyaparecióelrostrodeSeraph.

—AhoraestáisviendoatravésdelosojosdeValens.Esloquellamamosveratravésdelcristal,unatécnica muy útil para localizar y controlar a vuestros demonios desde lejos. Ya somos capaces depercibir los pensamientos del diablillo.Y ahora también podemos observar, a través de la piedra decristal,loqueellosven.Antesdeentrareneléter,esfundamentalcomprobarloquehayalotroladodelportalconvuestrodemoniomenosimportante.Siexistealgopeligrosoalotroladocuandoloatraviese,mejorponerenriesgoaValensqueaLysander.DadoqueunÁcaroesmáspequeñoymáságil,esmenosprobablequelodetecten,ypuedeescaparmásfácilmente.

LaimagentemblócuandoValensemitióunzumbido,enelaire,ysequedóflotandojustodelantedelaesferaazul,quegiraba.Lovettchasqueólalenguay,deinmediato,eldemoniocruzólaesferacomounabala.

LoprimeroquevioFletcher en lapiedra fueun territorio teñidode rojo.Unviento levantabaconfuria granos de arena rojiza que formaban remolinos de polvo. El cielo era del tono anaranjado delamanecer, pero no desprendía calor, ni tampoco se veía fuente alguna de luz en él. Varios árbolesraquíticos,de ramas tanescasascomoretorcidas, salpicabanelpaisaje.Allínoquedabavida, sólo lacáscaravacíadeunatierramuertamuchotiempoatrás.

—Perfecto—dijoLovett—.Hemosaparecidoenlatierramuerta.—¿Latierramuerta?—preguntóRoryasombrado.—Entrareneléternoesunacienciaexacta.Existeunampliomargendeerrorrespectoallugarenel

que podemos aparecer. La tierramuerta tiene un lado positivo y otro negativo, en función de nuestroobjetivo. Aquí no os encontraréis ninguna sorpresa, pero si estáis intentando capturar un demonio,tendréis que arrastrarlo bastante trecho para regresar al portal. Si yo estuviera cazando, cerraría esteportalyabriríaotro,pero,paraelobjetivodeesteejercicio,latierramuertanosvadeperlas.Estatierraseencuentraentreelvacíoyelcírculoexteriordeléterdeshabitado—concluyóLovettconvozcansada.

Fletchersediocuentadeque lepalpitabaunavenaen la frente.Entrareneléterexigía, sinduda,muchaconcentraciónyenergía.

Valensdiomediavueltaysealejóvolandodelportal,aumentandogradualmente laaltitud.Lasalaestaba en silencio; lo único que se oía, a medida que iban pasando los minutos, era la trabajosarespiración de la capitana. El paisaje parecía volverse más desolado por momentos; cada vez habíamenosárboles,hastaqueloúnicoquequedófinalmentefuelatierralisaypelada.

—¿Cómosabehaciadóndeir?—preguntóTarquin—.Amímeparecetodoigual.

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AFletcherleparecióunabuenapregunta.Eljovennoblepodíasermuchascosas,peronoestúpido.—Elportal siempremira hacia el centro del éter cuando sale tu demonio, así que estás orientado

nadamásentrar.Porotro lado, todas lascriaturas se sienten instintivamenteatraídashaciaelcentroyposeenunaespeciedebrújulainternaquelesdicedóndeestán.Yopuedoorientarmeutilizándola,peroserequiere práctica, y tampoco es que sea muy exacta. Por eso siempre es peligroso entrar en el éter.Solamentepuedomantenerelportalabiertoduranteuntiempodeterminado,ysi locierroantesdequeValenslocrucedevuelta,seromperáelvínculoquenosuneyloperderé—concluyóLovett.

Tarquinabriólabocaparahacerotrapregunta,peroFletcherseleadelantó.—¿Aquéserefierecuandodicecentro?¿Significaesoqueelétertieneforma?—dijo,tratandode

comprenderlo.—Por loquesabemos,eléter tiene formadedisco.Losdemoniosmásdébiles suelenestaren los

círculosexteriores,mientrasquelosdemoniosmáspoderososgravitanhaciaelcentro.Parecequeexisteunarudimentariacadenatrófica,ylaparteinferiorlaocupanlosÁcarosdebajonivel,losqueestánmáscercadelatierramuerta.

Tarquinempezóahablardenuevo,peroLovettlevantólamanoylohizocallar.—Dejadlaspreguntasparamástarde.Yaesbastantecomplicadomantenerelportalabiertoyguiara

Valens,comoparatenerquepensarademásenresponderavuestraspreguntas—dijo.Mientrashablaba,elpentáculoempezóaparpadear.Lovettgruñó,yelpentáculovolvióaadquirirun

tonovioletauniforme.Apesardelointensaqueestabaresultandolaclase,Fletchersediocuentadequeestabarelajado,

quizáporprimeravezdesdequehabía llegadoallí.Todoelmundoestabaaprendiendoalgo, incluidoTarquin.Y, de repente, todo cobró sentido, como si Fletcher hubiera recordado algo olvidadomuchotiempoatrás.Aquélerasulugar.

El horizonte empezó a disiparse y se oscureció. El resplandor del cielo se fue apagando hastavolverseabsolutamentenegro,sinrastroalgunodeestrellas.PeroelpequeñoÁcarosiguióvolandocadavezmásalto.Finalmente,sedetuvoydirigiólavistahaciaabajo.

—Fijaosbien.Ahoralosveréis—dijoLovett,conunavoztensaquedenotabaelesfuerzo.Latierraterminabaenunalínearecta,elbordeperfectodeunprecipicioqueseperdíaenlasoscuras

profundidades. Fletcher se fijó en que la línea que marcaba el precipicio se difuminaba a lo lejos,curvándosecasiimperceptiblementehastadesaparecer.Comprendióentoncesqueeldiscodebíadeserinmenso,muchomásgrandequemilimperiosdeHominumjuntos.Noeraunbuenlugarparaperderse,pensóconaprensión.

Sus pensamientos se interrumpieron al ver algo que semovía en el abismo. Cuando los ojos delescarabajo se adaptaron a la oscuridad, Fletcher vislumbró unamasa enmovimiento que giraba y seretorcíacaóticamente,comounamarañadetentáculos,ojosydientesirregulares.

—Cetáneos—jadeóSylvaenvozbaja,horrorizada.—Sí,Cetáneos.Veoquehashecholosdeberes—dijoLovettentonomisterioso,mientrassesecaba

elsudordelafrente—.Hayquienserefiereaelloscomo«losantiguos».Muerendehambreahíabajoy,mientrasesperansu final, recurrenalcanibalismo.Atrapanacualquierdemonioque lleguehastaaquí,normalmente los enfermos o los que están heridos, y buscan un sitio en el que recuperarse. Por esotenemos que volar tan alto. Es la única vez que pienso acercarme a ellos, así que tomad buena nota:

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manteneosalejadosdeaquí.Valensdiomediavueltayregresóvolandopordondehabíavenido.Enestaocasión,sinembargo,no

hubomáspreguntas,puestodosestabanreflexionandoacercadelascriaturasdepesadillaqueacababande ver.Aquellosmonstruos gigantes eran grotescos y vivían atormentados, de eso no le cabía duda aFletcher.Aunquenooíanada,seimaginómentalmentesusdesgarradoresgritos.

Laesferaazuldelportalapareciódenuevo,peroValenslasobrevoló.DadoqueelÁcarovolabaamucha altura, habían llegado pronto; la tierra se deslizaba bajo ellos como las hojas muertas en lacorrientedeunrío.FletchersepreguntócómodebíadesentirseLovett,cabalgandoalomosdeunGrifoenelcampodebatalla,ynotóunapunzadadecelosalcomprenderqueélnuncapodríacabalgaralomosdeIgnatius.

—Os voy a enseñar rápidamente dónde empieza el territorio de caza; luego tengo que volverenseguida—dijoLovettentredientes—.Normalmente,puedoseguirbastantemásrato,peroaúnnoestoydeltodorecuperadatraslacapturadelaLutradeAtlas,haceunosdías.MenosmalqueelrectorScipioestabaaquíparaenlazarlo.

—¿Enlazarlo?—preguntóRory.Lovettignoróelcomentarioyselimitóaseñalarlapiedra.Elmundosehabíavueltoverde.Valens

estabamirandohaciaunbosque,aunqueFletchernopudoreconocerel tipodevegetación.Porencimadel bosque, a lo lejos, vieron bandadas de demonios voladores, que giraban y descendían en picadocomoestorninos.UnenjambredeminúsculosÁcarosvolabamásabajo,justoencimadelosárboles,perosedispersarondeinmediatocuandounÁcaronomuydistintoaValenscapturóaunodelospequeñosenpleno vuelo.Más lejos aún, el cielo estaba salpicado de nubes de color ceniza. Por debajo de éstas,variosvolcanesconlacimacubiertadelavaarrojabancolumnasdehumo,queflotabanenelairecomosifueranlospilaresdeloscielos.

AlgogolpeóaValensconuna fuerzabrutaly loexpulsódelcielo.Lovettgritódedolorcuando laimagenempezóadarvueltascomouncaleidoscopioylosárbolesseprecipitaronasuencuentro.

Y,entonces,lapiedrasevolviónegracomolatinta.

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Todoscontemplaronhorrorizadoslapiedranegraycontuvieronlarespiración.Lovettagarrabacontantafuerzasucorreadecueroquelosnudillosselehabíanquedadoblancos.Elpentáculoempezóaescupirchispasdecolorvioleta,quechisporrotearonyhumearonsobreelcuero,desprendiendounhedorapelochamuscado.

ElÓculovolvióacobrarvida.Laimageneraborrosayconfusa,peropocoapocosefueaclarandocuandoValensdirigiódenuevolavistahacialasiridiscentescopasdelosárboles.¡Elpequeñodemonioestabavivo!

—Melotemía—murmurólacapitana—.EslaépocadelañoenquelosAlcaudonesmigran,ysevenobligadosacruzarnuestroterritoriodecaza.Enanterioresocasiones,solíaesperarhastaelpróximomesparadarlaprimeraclaseeneléter,pero,dadoquelosalumnosdeprimercursotambiénvaisaparticipareneltorneo,hetenidoqueadelantarla.MalditoseaScipio,¡quéprisasporllevarosalcampodebatalla!Ensuépoca,habíaqueestudiarcincoañosantesdegraduarse.¡Tendríaquepensarlascosasdosveces!

Siguiómaldiciendoylanzandoinvectivasduranteunbuenrato.Fletchersepusorojohastalasorejasalescucharaquelpintoresco lenguaje,perosonrióparasusadentros. ¡Lovettnodesentonaríaentre losmarineros!

Trató de recordar lo que había estudiado acerca de los Alcaudones, pero sólo sabía que erancriaturaspeligrosas,deaspectosimilaraldeunpájaro,quevisitaban lapartedelétermáspróximaaHominum.

—ElAlcaudónvolverá,yValenstieneunalaherida.Deberegresarlomásrápidoposiblealportal,nopuedelucharcontraunAlcaudón.Estátresnivelesporencimadeél.Opuedequecinco,sisetratadelamatriarcadelabandada.

Laúltima frase no significaba gran cosa paraFletcher, pero se preguntó a qué nivel pertenecía suIgnatius.CuandoelÁcaroempezóa recobrarseyemprendiódenuevoelvuelo,elmuchachovolvióaconcentrarseenloqueestabaocurriendo.

Elpobredemoniovolabamuydespacioacausadelalaherida.Planeóporencimadeláridodesierto,zarandeadoporlascorrientesbajasquelevantabanpolvoyleentorpecíanlavisión.Amedidaqueibanpasandolosminutos,conunalentitudexasperante,Fletchersediocuentadequehabíaalgoporencimadeellos.Eraunasombra,aunquenosabíaquélaproyectaba.

—Tenemosalgoencima—dijo,señalandolaformanegraenlapiedra.—Losé.Nossiguedesdelosbosques.AlosAlcaudoneslesgustaherirasuspresasconunataque

sorpresa,paraluegoseguirasuvíctimadesdeloaltohastaqueéstasedesplomadebidoalasheridas.Esunatécnicaeficaz,perohoynosvaaproporcionarciertaventaja.Losdemoniossalvajestienenunmiedoinnatoalosportales,asíqueespocousualqueloscrucen,amenosqueselosarrastre.Siconseguimos

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que Valens cruce el portal, el Alcaudón lo dejará en paz. Luego lo perfundiré y se recuperará sinproblemas.Sóloesperoqueconsigallegar—concluyóLovett,yseapartódelosojosunmechóndepeloempapadoensudor.

Finalmente,aparecióelportalenelhorizonte.Ylohizojustoatiempo,puesValensdabacadavezmássacudidas,ylaimagendeÓculosevolvíaborrosaconunafrecuenciaqueresultabainquietante.

—Solamente un poco más —dijo Lovett entre dientes, con el ceño fruncido en un gesto deconcentración.

PeroelÁcaroyanopudoseguiravanzandoycayóalsuelo,enmitaddeunanubedepolvo,aescasospasos del portal. Se quedó inmóvil; la única señal de que aún vivía era el resplandor que emitía lapiedra,queseguíamostrandolasnubecillasdepolvoquegirabanyformabanremolinos.

—¡Rápido,traedmeelequipoparaeléter!Estáenelúltimoarmariodelapareddelfondo.¡Nosécuántotiemponosqueda!

Seraphfueelprimeroenreaccionar.Saliódisparadohastael fondode lasalaycogióunabultadopaquete.

—¡Necesitoayuda,pesamucho!—gritó.Othello se apresuró a echarle unamano, y entre los dos le llevaron elmaterial aLovett. Fletcher

seguíaobservandolapiedra.Lasombravolvióadescenderenpicado,muycerca.—¿NopuedoenviaraIgnatiusarescatarlo?—preguntó.—No,nuestromanasefusionaríasitudemonioentrarapormiportal.Mezclarelmanaesunatécnica

muydifícildedominar.Si fallasenelprimer intento,elportal secerraráyperderemosaValensparasiempre.

Lovettestabaluchandopormeterseenloqueparecíaunvoluminosomono.Estabahechodegruesocueroyprovisto,enlaparteinferior,debotasreforzadasenacero.Lapartesuperiorterminabaenunarometálico,a laalturadelcuello.Cuandoconsiguió introducir lospies, lacapitanafijóelextremode lalargacorreadecueroquetransmitíaenergíaalpentáculoaotracorreadevariosmetrosdelongitudquesalía de la parte posterior del traje. Fletcher vio un tubo largo y hueco, enrollado varias veces, cuyoextremoestabaconectadoaunyelmoqueenesemomentodescansabaenelsuelo.

—Desenrollaelconducto,Seraph.Necesitoquemelleguebienelaire—ordenóLovett.Levantóelyelmo,queteníaunarometálicoenlaparteinferior,y,mientrasSeraphdesenrollabael

tubo,selopusoyloencajóenelarodelcuellodelmono.—¡Tiene que ser hermético! —gritó, con voz amortiguada—. El aire del éter es venenoso para

nosotros.Sisemehaceunagujeroeneltraje,¡sacadmedeinmediatotirandodelacorrea,hayarecogidoaValensono!

—NoesmásqueunÁcaro.¿Porquéarriesgarsuvidacuandopodríacapturarotromañanamismo?—preguntóTarquin,enuntonoquedenotabaescepticismo.

Lovett,cuyorostroapenasseveía,sevolvióhaciaél.Elyelmoeradecobreyestabaprovistodeungruesopaneldecristalenlapartedelantera.Elpequeñovisorestabaprotegidoporunarejillaparaquenoserompiera.

—Undemonionoesalgoquese tiracomounacamisavieja—leespetó—.Cuandohayas luchadoconeltuyo,hombroconhombro,talvezloentiendas.

Y,trasesaspalabrasdedespedida,cruzóelportal.EnseguidavieronaLovettaparecerenlapiedra,

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convertidaenunaborrosafiguramarrónqueparecíaflotarenlavisióndeValens.Resultabamuyextrañoverlapasarenapenasunospocossegundosdelresplandorazuladode lasalade invocacionesalcieloabrasadordel éter, pero allí estaba, avanzandoentre el polvo, conpasos lentosy cautelosos,hacia elÁcaro.

CogióaValensconunamanoenguantadayseacercóeldemonioalaparteanteriordelyelmo.Loschicosvieronlosojosgrisesdelacapitanaatravésdelcristalydetectaronenellosunamiradaenlaquesemezclabanelmiedoylapreocupación.Luegosevolvióyregresópesadamentehaciaelportal.

—¿Porquésemuevetandespacio?—susurróGenevieve.—Llevauntrajemuypesado,estáenundesiertoabrasadorytienequemantenerabiertounportala

otromundoycontrolarsimultáneamenteaundemoniomoribundo.Esunmilagroqueaúnconsigatenerseenpie—dijoTarquinenuntonoaltivo—.Sisecierraelportal,elconductodelaireselepartiráendosyquedaráatrapadahastaqueelvenenolamate.Quéestúpida.

—Loconseguirá—murmuróFletcher,animándolamentalmenteaproseguirmientras lacapitanaibadandounvacilantepasotrasotro.

Othello fue el primero en verlo: un punto negro en el cielo, que iba aumentando de tamaño porsegundos.Loseñalóconcuriosidadyluego,cuandoeldemonioaladosehizoclaramentevisible,conunaexpresióndehorror.Lovetttambiénparecíahaberlovisto,puesaceleróelpaso,yelpentáculo,alperderellalaconcentración,empezóacrepitarpeligrosamente.

ElAlcaudóneraunpájarogigantescodelargasplumasnegras.Conlasalasabiertas,medíalomismodeenvergaduraqueFletcherdeestatura.Lasplumasmáspróximasalapuntadelasalaseranblancas,yteníaunletalpicoganchudo,unabrillantebarbarojizabajoelcuelloyunacrestatambiénroja,parecidaaladeungallo,sobrelacabeza.AFletcherleparecióunbuitredescomunalymuyfeo.

EldemoniopájaroselanzóenpicadohaciaLovett,consusresplandecientesgarrasdecolornaranjadesplegadas. La capitana se agachó, pero ya era demasiado tarde: el pájaro deslizó las garras por elyelmoconunaprecisiónbrutalyseaferróalarejilladelantera.Lovettcayódeespaldasyeldemoniolaarrastró.Clavabasuganchudopicounayotravezenelyelmo.Loúnicoqueconseguía,sinembargo,eraabollarelcobre.

—¡Tiraddeella!—gritóFletcher—.¡TieneaValensenlamano!Cogiólacorreaytiróconfuera.Elcuerosetensóyempezóacrujir.Losotroschicosseunieronde

inmediato, y hasta Isadora sujetó delicadamente la correa y tiró igual que los demás. Entre todos notardaronenextraerunbuentrozoatravésdelportal,quechisporroteabacadavezmás.Fletchersegiróparamirarlapiedradecristal,perosóloviodestellosdeplumasqueserecortabancontrauncielodecolorbronce,mientraseldemoniocontinuabapicoteandoferozmente.

La correa de cuero se destensó un poco cuando Lovett consiguió ponerse en pie, para luegoprecipitarse a través del portal hecha una maraña de piernas y brazos. Todos empezaron a gritar dealegría, pero se quedaronmudos al darse cuenta de lo que estaba sucediendo en realidad: Lovett noestabasola.

ElAlcaudónemitióunestridentegraznido,desplególasalasyapoyólaspatasenelsuelo.Eracasitanaltocomounhombre.Entornósustemiblesojosdecoloramarillointentandoverenaquellaluztenue,y luego empezó a caminar dando extraños saltitos, como si estuviera jugando a unamacabra rayuela.Lovettseguíainmóvilenelsuelo.Algomuymalohabíapasado.

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—¡Apartaos!—gritóTarquin,mientrasseinterponíadirectamenteenelcaminodelAlcaudón.TalvezaFletchernolecayeramuybienaquelmuchacho,peroestabaimpresionado.ATarquinnole

faltabavalor.El joven noble se arrodilló apresuradamente y activó el pentáculomás cercano, sobre el cual se

formóinmediatamenteundemonioqueatacóalAlcaudónsinvacilar.EldemoniodeTarquineraunaHidra:teníauncuerpoescamosodelquepartíantresfornidoscuellos

que, como si deun tríode serpientes se tratara, terminaban enotras tantas cabezasde reptil.Las trescabezas se movían en zigzag, atacaban al Alcaudón, se lanzaban hacia uno y otro lado mientras eldemonio pájaro retrocedía hacia el portal. Ambas criaturas eranmás omenos del mismo tamaño: laHidradeTarquinera lobastantegrandecomoparapodercabalgarenella,aunquelomás largoeraelcuello.Teníaunaspatas cortasperoprovistasdegruesasgarrasnegras, quearañabanel cuero a cadapasoquedaba.

—¡Nada puede derrotar a Trebius!—gritó Tarquin,mientras el Alcaudón graznaba, perplejo anteaqueltripleataque.

FletcherignorólaluchayseacercóaLovett.Debíadeestarconsciente,pueselportalseguíaabierto,peroestaba inmóvilcomouncadáver.Valensrevoloteaba inquietoen lamanoabiertade lacapitanayemitía un zumbido. El Alcaudón seguía luchando contra el demonio de Tarquin. El pequeño Ácarodeseabaayudar,peronoposeíalafuerzanecesaria.

—¡Iréabuscaraalgúnprofesor!—gritóGenevieve,ysaliódisparadahacialapuerta.FletchersearrodillójuntoaLovettylaarrastróhastaponerlaasalvo.Luegolequitóelyelmocon

cuidado.Loqueviodebajolodejóperplejo.Delabocadelacapitanabrotabaespuma,yteníalosojosen blanco. Sufría unas terribles convulsiones, y la cabeza le rebotaba una y otra vez sobre el cuero.Fletchernoentendíacómopodíamantenerelportalabierto.

—¡Elveneno!—exclamó,horrorizado,tratandodeprotegerlelanucaconlasmanos.Sefijóentoncesenelyelmoyviounaprofundagrietaenelcristaldelaparteanterior.Sinduda,el

Alcaudóndebíadehaberloresquebrajadodurantesuprimerataque.Sevolvióhaciaeldemonio,furioso,yobservóalAlcaudóncuandoéstesedetuvoapocospasosdel

acceso. Al parecer, la proximidad del portal le daba más miedo que la Hidra, de modo que dio unvacilantepasoalfrenteyleclavóelpicoalacabezaqueteníamáscerca,delacualempezóamanarsangredeinmediato.Tarquingritó,consternado.Peronoteníaporquélucharsolo.

—¡Ignatius!—llamóFletcher.Activóelpentáculoquelequedabamáscercaeinvocóasudemonioconunafuriosadescargademana.

Su Salamandra apareció de inmediato y se lanzó a la refriega con un alarido. A pesar de que elAlcaudóneramuchomásgrandequeél,Ignatiuslemordióunapataaldemoniopájaroyleclavóvariasveceslaspúasdesucola.ElAlcaudónchilló;estabaheridoyasustado.Perdióelequilibrioycayódeespaldashaciaelpentáculo.LaHidraaprovechólaoportunidad,selanzóhaciadelanteyleclavósustresparesdecolmillosalAlcaudónenelcuello.Debidoalimpulso,lostresdemonios—convertidosenunamarañadegarrasydientes—seprecipitaronhastaelbordemismodelportal,chillandoyaullandocomoalmasenpena.

—¡Ahora,Ignatius!—gritóFletcher,temerosodequelosdemonioscruzaranelinestableportalyseperdieranparasiempre.

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EldiablillosezafódelrestoylanzóunallamaradaquechamuscóelaireporencimadelaHidraydelAlcaudón.Aquellofueelgolpedefinitivo.ElAlcaudónlanzóunúltimoataquealaHidraconsusgarrasyluegosaltóhaciaelportalconungruñidodedecepción,mientraslaHidrasequedabaallí,atacandoelaire ya vacío. Un instante más tarde, el portal se cerró y se fue haciendo más pequeño hasta quedesapareció.Luegolestocóalasluceserrantes,cuyashebrasdeluzazulsefuerondisipandohastaquelasala quedó completamente a oscuras. Lovett suspiró profundamente y relajó el cuerpo. Fletcher sintióalivioalverquelacapitanarespiraba,aunquelohacíadeformairregular.

Losaprendicesestallaronengritosdetriunfo,perolaalegríalesdurósólohastaqueescucharonenlaoscuridad la trabajosa respiración de Lovett. Fletcher la ayudó a sentarse y, mientras le frotaba laespalda,oyólavozdeTarquinjustoasulado.

—¡Miraqueeresidiota,Fletcher!EseAlcaudónibaasermipróximodemonio.UnaluzerranteparpadeóenlamanodeTarquineiluminólahabitación.Eljoven,furioso,apuntóa

Fletcherconundedo.—¿Tantotepreocupanuestraestúpidaprofesora?Puesnotepreocupes:¡tevoyaenseñarunalección

quenoolvidarás!

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La Hidra se dirigió hacia Fletcher, siseando con sus tres lenguas bífidas. Las cabezas iniciaron unmovimientohipnóticoysebalancearonhaciadelanteyhaciaatrás,comocobrasdispuestasaatacar.

—¡Solomon!—gritóOthello,haciendoqueelGólemsematerializaraalinstante.EldemoniodepiedracaminópesadamentehastalaHidraysepusoenguardia.Ignatiuslosiguióde

inmediato,gruñendoconfuria.SeplantaronallílosdosyretaronalaHidraaqueintentarapasar.—Osea, que el enanohadecididoponer las cartas sobre lamesa.Nome sorprende.Losdébiles

suelenaliarse—dijoTarquinarrastrandolaspalabras.—Tevoyaenseñarlodébilquesoy.Venyponmeaprueba—refunfuñóOthello.RodeóalosdemoniosparacolocarsejuntoaFletcher.—¡Notenemostiempoparaesto!¿EsquenoveisquelacapitanaLovettseestámuriendo?—gritó

Fletcher,furioso,dirigiéndoseaambos.La respiraciónde la profesora era cadavezmás irregular.Tendidaboca abajo, tratabade aspirar

bocanadasdeaire,comosicadasegundofueseunsuplicioparaella.—Dejaqueelmediohombrepelee,siquiere—dijoTarquin.Aquelcomentariotanracistadejóatodoelmundosinaliento.HastaFletchersabíaquelaexpresión

«mediohombre»eramuyofensivaparalosenanos.Othelloapretólospuños,peronomordióelanzuelo.—¡Cierraelpico!¡Nolehablesasí!—rugióFletcher.Larabialeempezóacorrerporlasvenascomosifuerafuegolíquido.—El enano se cree que, porque alguienmejor que él se vio obligado a entregarle un demonio de

valor, ahora está a la misma altura —prosiguió Tarquin, sin inmutarse siquiera—. Pues le voy ademostrarqueseequivoca.Yluegomataréaeseridículodiablillotuyo,Fletcher.SustrucosdefuegonoasustanaTrebius.

Alescucharsunombre,laHidrasiseóypateóelsuelo.—Queridísimohermano,noacaparestodaladiversión.¡Yotambiénquierobatirmeenduelo!—dijo

Isadora,acercándosealaluz.Hizounareverenciay,conelmismogesto,rozóelbordedelpentáculomáscercano.Deinmediato,

surgieron del cuero finos hilos de luz blanca que empezaron a cobrar forma, retorciéndose yenroscándose,hastaqueeldemoniodeIsadoraaparecióenelcentrodelpentáculo.

Parecíaunaespeciedefelinogrande,aunqueenrealidaderacasibípedo.Caminabaconelcuerpoalgoencorvado,comounchimpancédelajungla.Elgruesopeloerarayadocomoeldeuntigre,entonosnegros y anaranjados, y debajo se adivinaba una poderosamusculatura.A ambos lados de la boca lesobresalían enormes caninos, como los de losmamíferos dientes de sable, quemedían almenos diezcentímetrosyterminabanenunaafiladapunta.ComolosCánidos,aqueldemonioteníadosparesdeojos,

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unoencimadelotro.—¿Nunca habías visto un Félido? —dijo Isadora, al percatarse de la expresión de asombro de

Fletcher—.MiTamilestodounespécimen.Noverásotrocomoélentodatuvida.Miqueridísimamadreera tan generosa queme lo legó.Aunque era lomínimo que podía hacer, después de que Tarquin sequedaraconlajoyadenuestropadre.

ElFélidomaulló,entusiasmado,meneandolacoladeunladoaotro.FijósumiradacentelleanteenIgnatiusy,enungestomuyensayado,sacósusletalesgarras.

Fletchertragósalivacuandolosdosdemoniosavanzaronhaciaél.SurabiafueaumentandoaldarsecuentadeloqueIsadorahabíaqueridodecir.Aquellosdosdemonioshabíansidolosmásimportantesdelospadresde losgemelos, lo cual significabaque, sinduda, eran extraordinariamentepoderosos.PormásquecontaraconlaayudadeSolomon,FletcherestabasegurodequesuperabanenmuchoaIgnatius.InstóasuSalamandraalanzarunallamaradaanaranjadaalaire,perolosdemoniosdelosnoblesniseinmutaroncuandoelfuegolespasóporencima.

—¡Ahora,Trebius!—gritóTarquin.LaHidrasiseóycargócontraellos.Conunbrinco,elFélidolasiguió.Solomonseparólaspatasy

lanzó un gruñido gutural, levantando los puños de piedra. Ignatius se irguió sobre las patas traseras yrespiróhondo,dispuestoasoltarunnuevochorrodefuego.

Derepente,aparecióundestellodepelodoradoentreloscuatrodemonios:Sarielacababadehaceractodepresencia.Teníaerizadalaáureacrinyunairacundamiradaensuscuatroojos.ElCánidohabíaarrugadoelhocico,porlogeneralmuyelegante,enunespantosogesto,quedejabaalavistasusdientescubiertosdesaliva.Arañóelsueloconunadelasgarrasdelanterasydejócuatromuescasenelcuero.Alverlo,laHidrasedetuvo.

—¡Bastaya!—exclamóSylva—.¿Esqueseoshaolvidadoquiéneselenemigo?¡Estamostodosenelmismobando!

—Oficialmente,no.¿Oesqueyasehanrendidoloselfos?—dijoTarquinconmalicia—.Eresunarehénconpretensiones,nadamás.

Sylvaseirritóalescucharaquellaspalabras,ySarielladróalpercibirlarabiadesuama.—Déjalo, Tarquin, no pierdas el control—dijo Isadora, y apoyó una mano en el hombro de su

hermanopara tranquilizarlo—.Esmuyposibleque los elfos se conviertanprontoennuestros aliados.LosForsythylosjefesdelosclanesdeelfospuedensacarprovecholosunosdelosotros...¿Recuerdas?

Fletcherlavioapretarleelbrazoasuhermanoyclavarlelasuñasenlapiel.Tarquinhizounapausayluego,conunainclinacióndelacabeza,obligóaTrebiusaretrocederunoscuantospasos.

—Os pido disculpas.Me he dejado llevar por las circunstancias. La fiebre de la batalla, ya meentendéis—murmuró.

Todavíarojoderabia,lelanzóunamiradaamenazadoraaFletcher.—Bueno,Sylva,¿quéhasdecidido?¿Elenanoylaplebe...onosotros?—lepreguntóIsadora.Sinembargo,nollegóaoírlarespuestadelaelfina.Lapuertaseabriódegolpeenesemomentoy

entróArcturushechounafuria,seguidodeGenevieveydedossirvientesquecargabanunacamilla.—¡¿Quéestápasandoaquí?!—gritóelprofesor.Sacharissa entró trotandoy se detuvo junto aSariel, a la que le sacaba una cabeza.Chasqueó las

mandíbulasyelotroCánidoregresódeinmediatojuntoaSylva.

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—Llevadlaalaenfermeríarápidamente—susurróArcturus,mientraslevantabaaLovettdelsueloylatumbabaconcuidadoenlacamilla.

Leapartóunmechónrizadodelafrenteylecerrólospárpados,pueslaprofesoramirabafijamenteeltecho,con lamiradaperdida.Los sirvientes semarcharonenseguida,dandomásdeun traspiépor lasprisas.

—Bueno..., ¿quién me va a contar lo que está pasando aquí?—dijo Arcturus, que apenas podíacontenerlarabia.

—EstábamosespantandoaunAlcaudónquehabíaatravesadoelportal—mintióTarquin,conmuchalabia—.Yasehaido.

ArcturussevolvióparamiraraFletcher,peroelchiconosoportabalaideadecrearproblemasasusamigos. Por tanto, mantuvo la boca cerrada, aunque cambió de postura como si lo acosaran losremordimientos. El profesor entornó los ojos y luego, tras dar un paso al frente, lanzó luces errantesazulesportodalahabitación.Mientraslosaprendicessecubríanlosojosoparpadeaban,deslumbradosporaquelresplandoreléctrico,Arcturushablóconvozclara:

—Esperoquenoestuvieraiscombatiendoenduelooalgoparecido.Aloselfoslesgustababatirseenduelo.Perdieronundemoniotrasotro,hastaquenolesquedóninguno.¿Ysabéisloqueocurrecuandonoquedan diablos? Que tampoco hay mana para abrir portales. Es imposible reponer el número dedemonios.Esdecir,sequedaneneléter,perdidosparasiempre.Precisamentetú,Sylva,demostraríassermuyestúpidasitebatierasendueloaquí.Lasconcesionesquehatenidoquehacertupuebloparaquetúpuedas estar en esta academia... Te convertirás en la fundadora de una nueva generación de elfosdiscípulos, aquienes te corresponderá entregar susprimerosdemonios.Tú serás laprimerahechiceraquetendráelpueblodeloselfosdesdehacemilaños.Note tomesesaresponsabilidada la ligera.SipierdeseseCánido,noteentregaremosotro.

Sylvaagachólacabeza,avergonzada,ySarielgañó,conlacolaentrelaspatas.Fletcheragradecióquelaelfinahubieracorridotantosriesgosporélylediolasgraciasensilenciodesdelaotrapuntadelasala.Denohabersidoporella,Arcturusloshabríasorprendidoenmitaddeundueloy,enconsecuencia,loshubieraexpulsado.

—Tododuelo recibirácomocastigo laexpulsión inmediata.Losplebeyos tendránqueunirsea lastropassinmásformación.Consuerte,podréisllegarasargentos,peronadamás.Encuantoalosnobles,tendréisderechoacomprarungradodeoficial,peroavergonzaréisavuestrasfamiliassilasobligáisasobornarporvuestraentradaenelejército.E,inclusoenesecaso,tendréisquetrabajarconunprofesorparticular.

TarquinseburlódelaspalabrasdeArcturusylesusurróalgoaloídoasuhermana.—¿Esesoloquequieres,Tarquin?¿QueelgranZachariasForsythseveaobligadoacomprarleun

gradodeoficialasuhijo?—dijoArcturus,enuntonomordazysarcástico.Elnoblepalideció,peroserecobródeinmediatoalnotartodaslasmiradasclavadasenél.—Paramipadrenoesmásquecalderilla—dijo,encogiéndosedehombros.Luegoprosiguió,enun

tonomássiniestro—:¿Ylosmedionobles?¿Quépasaconellos?Quierodecir,queustedeslapersonaindicadapararesponderaesapregunta...¿Omeequivoco,Arcturus?

Tarquin sonrió, como si acabara de ganar en aquel intercambio de palabras. El profesor guardósilencio,perplejo.Luegosepusorojoderabia,ySacharissaempezóagruñirenuntonoamenazador,tan

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gravequeelsonidolereverberóaFletcherenelpecho.Tarquinretrocedióunpasoaldarsecuentadequequizásehabíapasadodelaraya.Porsuerteparaél,Scipioentróenesemomentoenlasala,consurostrodemorsarojoporelesfuerzo.

—He venido nada más enterarme —dijo entrecortadamente, tratando de recuperar el aliento—.¿Lovettestábien?

Arcturusrespiróhondo,paraserenarse,yluegosevolvióhaciaelrector.—No,señor,noseencuentrabien.Estáenestadodechoquedebidoaléter,esoesloquesabemos.

Habrá que esperar a que salga de este estado, pero es imposible decir cuándo estará totalmenterecuperada.Yomeharécargodesusclasesmientrastanto.

Scipiocerrólosojosysuspiró,enungestodefrustración.Luegosevolvióhacialosaprendicesparahablar.

—Prestadatención,cadetes.Ahorayaconocéislospeligrosdeléter,losriesgosquevuestrospadreso donantes han corrido para entregaros vuestros demonios. Sed agradecidos y trabajad duro para queesosregaloshayanmerecidolapena.

Y, trasesaspalabras,diounoscuantospasoshacia lapuerta,peroenelúltimomomentosedetuvoparaañadiralgo:

—TarquinForsyth,acompáñame.Niseteocurrapensarquepuedesdirigirteaunoficialsuperiorcontanpocorespeto.Tuinsolencianoquedaráimpune.

Elchicoagachólacabezayclavólamiradaenelsuelo,pero,aloírlosimpacientesgolpecitosqueScipio daba con un pie en el suelo, se dirigió a la puerta. Fletcher no pudo evitar sonreír. Aqueladvenedizomalcriadosemerecíauncastigo.

LaalegríadeFletchernodurómucho,pueslavozdeArcturusinterrumpiósuspensamientosapenasunossegundosdespués.

—Borraesasonrisadelrostro,Fletcher.Comopadrinotuyoquesoy,tuactitudvaendescréditodelamía.Veamidespachoyespérameallí,quevamosatenerunaspalabras.

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EldespachodeArcturuseratanfríocomocalurosoeldeScipio.Nodisponíadechimeneayenunadelas paredes había una tronera que no tenía cristal. Elmobiliario eramuy escaso, aunque también eraciertoqueArcturus,lomismoqueFletcher,habíallegadoapenasunascuantassemanasatrás;pordifícilqueresultaradecreer,puesFletcherteníalasensacióndellevarañosenVocans.

Losminutosfueronpasando,yFletcherempezóaaburrirse.Ignatiusdormíaenroscadoensucuello,pues tras todo el ajetreo ahora estaba exhausto.Sindejar deprestar atenciónpor si escuchabapasos,Fletcher rodeó el amplio escritorio demadera de roble. Parecía ser el únicomueble de la estancia,apartedeaquellosdossillonesyuncojínparaSacharissa,enunrincón.Viovariospapelesdesordenadossobrelamesa,perounoenparticularlellamólaatención.

Erauna listadenombres,y todosempezabanporFletcher.Confuso, la levantóparaverquéhabíadebajoy,parasuhorror,encontróotralistadenombres,todosloscualesterminabanenWulf.Noeraunabuenanoticia.SiArcturusseguíainvestigando,talvezacabarapordescubrirelcrimenqueFletcherhabíacometido.Peor aún,podíadejarun rastroquedespuésutilizaríaCasparpara llegarhasta el chico.Seestrujóelcerebro,intentandorecordarsihabíamencionadoelnombredePelt.

Oyóelsonidodeunospasosenelcorredoryvolviódeinmediatoalaparteanteriordelescritorio.InstantesdespuésentróArcturusconSacharissa,quebrincabatrasél.Porsusmovimientos,FletchersediocuentadequeArcturusestabaagitado,aunquesurostronodejabatraslucirnada.Sesentóasumesayapartó los papeles, sin dar a entender en ningún momento que tuvieran que ver con Fletcher. Luegolevantólamiradayuniólosdedosdeambasmanos.

—¿Sabesporqué teheapadrinado,Fletcher?—preguntó,mirandoalmuchachodirectamentea losojos.

—¿Esporqueyoyatengoundemonioyasínotienequecapturarmeuno?—aventuróFletcher.—No,esonomehubieraimportadohacerlo.Sacharissaesmuyhábilcazandoeneléter,aunqueel

Leñoso demostró ser un tipo bastante astuto, ¿no es cierto, Sacha?—dijo Arcturus, acariciándole lacabezaalCánido—.Pruebaotravez—leordenóaFletcher,mientrassearrellanabaenelsillón.

—Aver...,¿porquemidemonioSalamandraesmuypococomún?—vacilóFletcher.—Esofueunvalorañadido,peronoelmotivoprincipal—dijo,conunamiradarisueñaenlosojos.—¿Pormivalentía anteunamuerte segura?—bromeóFletcher,quehabíacaptado la expresiónde

Arcturusyconfiabaencalmarunpocolosánimos.—¡No,no,noeseso!—respondióArcturus,chasqueandolalengua—.Algunosdiríanqueahítomaste

ladecisiónequivocada.Unoficialdebeaprenderasacrificaraunbuensoldadoparaquesobrevivanelrestodeloshombresasucargo.Delmismomodo,túpodríashaberentregadoaqueldineroacambiodetuvida.Perohedeadmitirquemeimpresionaste.Actuasteconfrialdadenunasituacióntensayasumiste

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un riesgo calculado.Unbuenoficial debe conservar la calmay actuar conpragmatismoen la batalla.Peroloshombresylasmujeresquealcanzanlagloriasonlosquecorrenriesgos,losqueapuestan.Losqueselajueganaltodoonada.Talvezpuedasllegarasercomoellossijuegasbientuscartas,Fletcher.

Elmuchachosonrióalescuchar laspalabrasdeArcturus,peroelprofesoradoptóde inmediatountonomáslúgubre:

—Hoynohasjugadobientuscartas,Fletcher.Nadabien.BatirteendueloconTarquinpodríahabertesupuestolaexpulsióninmediata.

—Losientomucho,señor.Sólomeestabadefendiendo.Sihubierasabidocómoprotegermeconunescudo,habríautilizadoesaopción—murmuróFletcher,ybajólamiradaalsuelo.

—Unescudonoteserviríademuchoanteundemonio,peroesonovienealcaso.Tienesqueentenderquelosnoblesharántodoloqueestéensumanoparalibrarsedeti.Mejorarriesgarseasufrirunapalizaquemorderelanzuelo.Confíaenmí,losémuybien—dijoArcturus,enuntonodeamargura.

Porunmomento,diolasensacióndequeibaaproseguir,peroselopensómejorysacudiólacabeza.SepusoenpiederepenteyleindicóaFletcherqueseacercara.

—Necesitamoshechiceros,Fletcher,peronoesprecisoquetenganelgradodemagosdebatalla.Unhechiceroentrelastropasesigualdebuenoqueunhechiceroenelcomedordeoficiales,talycomoestánlas cosas.Lapráctica de entrenar a nobles y plebeyos juntos nogozadedemasiadapopularidad.Sonmuchos losque creenquedeberían existir dos academias independientes.No ledesmotivos aScipioparadegradarte.

Fletcher asintió forzadamente. No pudo evitar dirigir la mirada hacia los papeles del escritorio.Arcturusnohizoademánalgunodeesconderlos.

—Elmotivopor el que te apadriné,Fletcher, es queme recuerdas amímismo.Más exactamente,porqueséquiéneres.Oloqueeres,almenos.

GirólospapelesparaqueFletcherpudieraleerlos,ylosrozóconundedo.—HaymuypocosFletcherdetuedadregistradosenHominumyningunodeellosllevaelapellido

Wulf.Nofigurasenloscensosoficialesquehepodidoconsultar.¿Meequivocoalafirmarqueeresunhuérfanonoregistrado?

Fletcherasintió,sincomprender.Arcturus se reclinó en su sillón y asintió también, al ver que el chico confirmaba sus sospechas.

Fletcher, por su parte, siguió sentado, mirando al profesor mientras éste lo observaba con los ojosentornados.

—¿RecuerdaslainsinuacióndeTarquinacercadequesoyunmedionoble?—lepreguntóArcturusmientrasseechabaelpelohaciaatrásysecolocababienlacintaconqueselosujetabaenlanuca.

Fletcherasintióy,trasunalargapausa,Arcturusprosiguió:—Hacediezaños,unjovennoblesedirigíaalaCiudadeladesdesucasa,enlosterritoriosdelnorte

quelindanconlastierrasdeloselfos.PasabasuprimeranocheenBoreas,que,comobiensabes,noestámuylejosdelasmontañasDientesdeOso.

Fletcherno suposi alegrarseonoporelhechodequeArcturushubieramencionado lasmontañasDientesdeOsoenlugardePelt.Enaquelterritoriohabíainfinidaddealdeas,perolasnoticiasviajabanmuy rápido. Arcturus no tardaría en sumar dos más dos si descubría que un joven fugitivo se habíaescapadodeallí.

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—EstejovenhabíarecibidounCánidodesupadre,lordFaversham—prosiguióArcturus—,peronoquería leer el manuscrito de invocación hasta que llegara a la escuela, de modo que los profesorespudieransupervisarlatransferencia.Portanto,dejóelmanuscritodeinvocaciónenlasalforjasysefueadormir.

Arcturushizounapausa,quededicóaacariciarle lasorejasaSacharissa.Eldemonioronroneódeplaceryleolisqueólasmanos.

—Esanoche,unmozodecuadradecidiórobarlealnobletodoloquellevara.Elmozonoteníanada.Eraunhuérfanoquesehabíacriadoenunasiloparapobresyaquienluegohabíanvendidoaldueñodelascuadrasporveintechelines.Aquelrobosolamenteerasuúltimoydesesperadointentoporempezarunanuevavida.Peroeldestinolehabíatrazadounplanmuydistinto.

Fletcher frunció el ceño. La historia le sonaba, pero no recordaba dónde ni cuándo la habíaescuchadoantes.

—Elmuchachosabíaleer,másomenos.Habíaaprendidosolo,coneldeseodedescubrirmásacercadelmundo,ydevorabatodolibroquelosviajerosdejabanolvidadoenlatabernaqueposeíalascuadras.Asíque,cuandoencontróelmanuscritoyelcuerodeinvocaciónqueloacompañaba,losdesenrollóylosleyó,másporcuriosidadqueporotracosa.Porsuerteparaelchico,aúnteníaciertosproblemasconlalectura, demodo que fue pronunciando las palabras entre dientes.Nadie se sorprendiómás que él aldescubrirqueacababadeinvocaruncachorrillodeCánido,unacriaturadepelonegroyojosrelucientes.Eralomáshermosoquehabíavistoensuvida.

FletcherobservóaSacharissayluegoaArcturus,hastaqueporfincayóenlacuenta.—Ustedfueelprimerplebeyoenposeerundemoniodesde...,bueno,¡desdesiempre!—jadeó—.¡De

noserporusted,ningunodenosotrosestaríaaquí! ¡Sudescubrimiento triplicóelnúmerodemagosdebatalla!

Arcturusasintiócongestograve.—Pero,unmomento...—añadióFletcher,confuso—.¿Quétienetodoesoqueverconmigo?¿Oconel

hechodequeustedseaunmedionoble?—La historia que te he contado es la que ya conocías, conmás o menos detalle. Pero tiene una

segundaparte,quesóloconocelanoblezayalgúnqueotroelegido.Verás,pocosañosdespuésdequemedescubrieran,secelebróunimportanteencuentroentrelascasasnobles,losgeneralesdeHominumyelreyHarold.Laguerranohabíaidonadabienduranteelprimeraño:losbrujosorcossehabíanunidobajolabanderadelorcoalbinoysuperabanennúmero,concreces,anuestrospropiosmagosdebatalla.Losnoblesnosoportabanlaideadearriesgarlavidadesusprimogénitosyprimogénitas,pueslamuertedecadaherederoponíaenpeligroel linaje.Seveíanobligadosa tenervarioshijos,demaneraquesielprimeromoría,quedaraotroconlacapacidaddeinvocar.Pero,despuésdelprimogénito,sólohayunaposibilidadentretresdequeelniñonobleresulteserundiscípulo.Sonmuchaslasfamiliasnoblesquetienentresocuatrohijos,demaneraquesielprimeromuere,elsiguientediscípulopuedaconvertirseenelheredero.Porsiesofuerapoco,amuchosjóvenesnoblesselosobligaacasarseyatenerhijosnadamáslicenciarseenlaCiudadela,demaneraquesimuerenenlaguerra,almenosdejanunprimogénitoquepuedeocuparsulugar.

Fletcher nunca había dedicadomucho tiempo a pensar en cuestiones de sucesión y linajes. Por unmomento,sepusoenellugardelasfamiliasnobles,conscientesdequebastabaunamuerteparaquetodo

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su linajedesaparecieraenuna solageneración.Casi compadecióaTarquinya Isadora, con todas laspresionesqueimplicabasusangrenoble.Casi.

—Locreasono, fueObediahForsyth,elabuelodeTarquin,elnoblequeencabezóelmovimientoparaincluiralosplebeyosenlasfilasdelosmagosdebatalla.UtilizósupropiodineroparafundarlagranInquisición,quetraíaaniñosdesdetodoslosrinconesdelimperioparabuscarenellosrastrosdemana.ObediahForsytheraelnoblemáspoderosoyadineradodelmomento,ysiguesiéndolohoyendía.SuhijoZacharias se casócon laprimogénitadeotragrancasa, JosephineQueensouth, con loque lastierrascolindantesdeambasfamiliasquedaronunidasbajolabanderadelosForsyth.Enlapráctica,esosignificóladisolucióndelacasaQueensouth.Porlogeneral,lasherederassecasanconelsegundooeltercerhijodealgunaotracasanobleparanoperdersulegado,perolosQueensouthsehallabanalbordede la bancarrota y estaban a punto de vender sus tierras. Para ellos, aquel matrimonio era la únicaalternativa. Si te cuento todo esto, Fletcher, es porque la nobleza, el matrimonio y la sucesión sonconceptosclaveparaentenderquiéneres.

Fletcherasintiósabiamente,tratandodenoperderelhilo.Lasmaquinacionespolíticasdelanoblezaleresultabaninteresantes,peroseguíasinentenderquéteníaquevertodoaquelloconél,oconArcturus.

—Bien, la búsqueda de Obediah dio sus frutos, y los plebeyos fueron admitidos en Vocans,incluyéndome amí. Los inquisidores del anciano rey siguieron con la búsqueda, pero detectaron unacuriosatendenciaenlaqueObediahnohabíareparado.Habíaextrañosgruposdediscípulossobretodoen los orfanatos de las ciudades del norte. Bien, ¿a qué crees que se debe, Fletcher?—le preguntóArcturus,mientrasfijabasulechosamiradaenlacabezadeFletcher,comosipretendieraverelinterior.

Peroelchicoteníalamenteenblanco.¿Quéhabíadeespecialenloshuérfanos?—¿Quédiferencia a loshuérfanosde losdemás,Fletcher?—preguntóArcturus, comosi estuviera

repitiendoenvozaltalospensamientosdelmuchacho.—¿Quenadielosquiere?—aventuróelchico.—Exacto, Fletcher. Bien, ¿qué padres no quieren habitualmente a sus hijos?—murmuróArcturus,

tratandodeponérselofácil.—Las personas que no puedenmantenerlos—dijo Fletcher, y regresómentalmente a las largas y

solitariasnochesenquesehabíaformuladoesamismapregunta.—Cierto, Fletcher, hay personas que abandonan a sus hijos por esa razón.También hay huérfanos

cuyospadreshanmuerto.Peroexisteotraclasedepersonasqueabandonanhabitualmenteasushijos.Yla Inquisición descubrió que ésa era una característica que poseían casi todos los discípulos que sehabíanquedadohuérfanos.—Arcturusrespiróhondo,antesdeproseguir—:Enlamayoríadeloscasos,incluidoelmío,lamadreeraunacortesana.

Sacharissagañó,peroArcturuslahizocallarcondulzura.Fletchersediocuentadequeelprofesorestabatocandountemaqueleresultabamuydoloroso.

—Verás, lord Faversham era un hombre..., bueno..., digamos... insaciable. Su mujer tardó muchotiempoendarlehijos.LadyFaversham,coneltiempo,sevolviófríaydistante,yempezóarechazarloenlacama.AsíquelordFavershambuscóotrasmujeresquesídejabanqueentraraensulecho.

Fletchercomprendiófinalmenteyseencogióensusillón.—Osea,¿que losprimogénitosde lascortesanascon lasqueseacostabaun lordseconvertíanen

discípulos?¿Esasícomofunciona?—preguntóFletcher,tratandodenopensarenloqueesarevelación

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implicabaacercadesupropioorigen.—Sí, aunque también tenía amantes. Un hombre puede tener varios hijos discípulos con distintas

mujeres, siempreycuandose tratedelprimerhijoconellas.Delmismomodo,unamujerpuede tenervariosprimogénitosdedistintospadres,siempreycuandoparaelhombreseaelprimerhijo.Queunospocosplebeyosnacierantambiénconesedonfuepuracoincidencia.Empecéainvestigar,peroyononacíconeldonindependientementedemisorígenes,comoeselcasodeotrosplebeyos.SisoydiscípuloesporquesoyunodelosprimogénitosdelordFaversham.

Fletcher pensó atropelladamente, tratando de recordar las circunstancias en que lo habíanabandonado.Niunatristemantaqueloprotegieradelfrío.Todoparecíaencajar.Arcturus,sinembargo,interrumpiósussombríospensamientos.

—El descubrimiento, lógicamente, provocó un escándalo. Las sospechas de infidelidad recayeronsobrevariascasasnobles,especialmenteladelosFaversham.Lasmujeresnoblesiniciaronunahuelgayse negaron a ir a la guerra amenos que se aprobara una ley según la cual la Inquisición no pudieraexaminar a los huérfanos. No podían soportar la vergüenza de ver a los otros hijos de sus maridosluchandojuntoaellosyconsusauténticosprimogénitos—susurró,enuntonodevozquedejabatraslucirsuscomplicadossentimientos—.HeoídodecirqueladyFavershamseofendióalsaberqueeldemoniodestinadoa suhijoacabó,en realidad,enmismanos.Elodioque le inspiroesmayoraúnqueelquesientenotrasmujeresdelanobleza.LadyFavershamsólohatenidounhijo,locualsignificaquesiéstemuere,yosoyelsiguienteenlalíneasucesoria,segúnlasleyesdeHominum.Sevioobligadaasolicitarun permiso especial al rey para sacar a su hijo del frente, por si acaso a mí se me ocurría intentarasesinarloyocuparsulugarcomoheredero.SupongoquenotesorprenderásaberqueladyFavershamfue,precisamente,unadelasimpulsorasdelahuelga.

FletchersesorprendióantelafrialdadconqueArcturushablabadelassospechasquerecaíansobreél,ysepreguntósisuprofesorseríacapazdecometeruncrimenasí.LordFavershameraunhombremuyricoypoderoso,propietariodecasitodaslastierrasenlosalrededoresdelasmontañasDientesdeOso.

—Evidentemente,muchoshuérfanosyahabíansidoidentificadosyentrenadoscuandotodoestosalióa la luz, así que se llegó a un acuerdo para permitir que se quedaran todos los que ya habían sidodescubiertos—prosiguió Arcturus—. La única condición era que no podíamos usar nuestro apellidonoble;deahíquesemeconozcacomocapitánArcturus,minombredepila.Tengotreshermanastrosdeaproximadamentemiedad,quetambiénluchanconelejército.Debedehabermásahífueraqueignoranpor completo quiénes son. No seme permite hacer pruebas a los niños de los orfanatos, aunquemegustaría.Yresultaqueahoraeldestinotetraehastamí.

Fletcher apenas comprendió aquellas últimas palabras, pues estaba demasiado absorto en suspensamientos.¿SeríalordFavershamsupadre?¿SignificabaesoquesumadrehabíaseguidoviviendoenBoreasmientrasélcrecía?

—Fletcher,talvezmeequivoque—flotólavozdeArcturus—.Quizánoseasmásqueunauténticohuérfano.Eresmuchomásjovenqueyo,ynisiquierasésilordFavershamcontinuósiendoinfieldespuésde haber tenido un hijo con lady Faversham. Pero... ¿qué posibilidades tiene un huérfano discípulo,abandonadocercadeBoreas,deserunodelospocosquenodesciendendelanobleza?

—Osea, ¿está usteddiciendoque soy el hijo bastardode lordFavershamyquemimadre es unaquerida en elmejor de los casos y una cortesana en el peor de ellos?—dijo Fletcher con amargura,

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despertandodesuensueño.—Sí,ademásdemihermanastro...—añadióArcturusFaversham.

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FletcherhabíasalidohechounafuriadeldespachodeArcturus,aunquenosabíahaciaquiéndirigirsurabia.Mientraslosotroschicossereíanybromeabandurantelacena,Ignatiussepasóbuenapartedelaveladasiseandoyexpulsandoanillosdehumoporsuspequeñosorificiosnasales.

—Puedequeyonosepaconquiénestoyenfadado,perosupongoquetúnotienesnilamenoridea,¿verdad?—murmuróFletcherentredientes,acariciándolelabarbilla.

Le resultaba divertido ver lo confuso y agitado que estaba el pobre diablillo y, en ciertamanera,tambiénloanimabaunpoco.

Delante de los demás, Fletcher había sido capaz de bromear sobre su encuentro conArcturus; leshabíaaseguradoqueúnicamentelohabíaregañadocomosifueraunniñotravieso.Detodossusnuevosamigos,sóloOthellosepercatódesuabatimientoy,cuandolosdemássehabíanacostado,elenanollamóalapuertadeldormitoriodelmuchacho.Fletcherdecidiócontárselotodo,puesalfinyalcaboqueríacorresponderalaconfianzaqueOthelloysufamiliahabíandepositadoenél.Alenano,sinembargo,noleimpresionódemasiadolahistoriadeArcturus.

—Siquieressabermiopinión,meparecequeArcturusleestádandodemasiadaimportancia—dijoOthello,rascándoselabarba—.Debedeestardesesperadoporencontrarotrosparientessuyos,cosaquelohallevadoapasarporaltovariosdetallesparaquetuhistoriaencajeconlasuya.YotambiénheoídohablardeladyFaversham,aunquepormotivoscompletamentedistintos.Esprimadelancianoreyy,ensustiempos,erafamosaporsuincreíblebelleza.DespuésdequeelcomportamientodelordFavershamsaliera a la luz, la verdad es que dudo mucho de que el anciano rey Alfric le permitiera seguiravergonzandoasurealprimadeesaforma.YlomismoconelreyHarold.

—Pero...¿ysilohizo?¿Ysituvounmomentodedebilidadañosdespuésdequetodosalieraalaluz?—lepreguntóFletcher.

—Suponiendoquedeverdadfueratanestúpido,¿porquéteibanaabandonaralaspuertasdePelt?Sinduda,ladesesperadamujerencuestióntehubieraabandonadoalaspuertasdealgúnorfanatoocasadeBoreas,noenunsitiotanpeligrosoyalejadodelaciudadcomotualdea.¡Vamos,siesqueestácasienlafronteradeloselfos!—exclamótercamenteOthello.

—AlomejornoqueríaqueterminaraenunasiloparapobrescomoArcturus—respondióFletcher,igualdeterco.

Detodasformas,nisiquieraélentendíaporquéseempeñabaendarmáscredibilidadalahistoriadeArcturus.

—Silepreocupabaslobastantecomoparahacertalcosa,¿porquéentoncestedejóallíenlanieve,desnudoysinunatristemanta,paraquetecongelaras?No,Fletcher,tienequehaberalgomás.Nodejesque la teoríadeArcturus tedesanime.Alégratede tenerlode tuparteypiensaen labuena suerteque

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tuvistealcruzarteconélenCorcillum.Y, tras esas palabras,Othello se fue a la camay dejó aFletcher algomás animado, pero también

bastantemásconfuso.—¿Quiéndemoniossoy?—susurróFletcher,enlaoscuridad.Ignatiusmaulló,solidario,yenterrólacabezaenelpechodesuamo.Apesardelosacontecimientos

deldía,Fletcherestabatanagotadoquedurmióprofundamente,nisiquierasoñó.

Losaprendicesesperabanen la salade invocacionesparaempezar lapróximaclase sobreeléter.FletcherconfiabaenveraLovett,perosabíaquelomásprobableeraqueArcturus impartieraaquellamateria.MadameFairhavensehabíaencargadodequelosintentosdeFletcherdevisitaralacapitanaenlaenfermeríafueranenvano.Laenfermeralehabíadichoque,sinduda,Lovettnoagradeceríaquesusalumnosledieranlalatamientrasseguíaparalizada,yqueellayaseocupabadeleerlelibros,porloquelacapitanaestabamásqueentretenida.EldescubrimientodequeLovett sufríaunaparálisis totalperoseguíaconscientesólohabíaaumentadoeldeseodeFletcherdeverla.Aunquelaenfermeralehabíadadoconlapuertaenlasnarices.

—Bonitaropa—ledijoGenevieve,levantandolosdospulgares.Fletcher sonrió y se pasó un dedo por el cuello de la chaqueta nueva. Uhtred había cumplido su

palabray,aprovechandoelrepartomatutino,lehabíaenviadoaFletcherunbonitouniformeazuloscuroysuespada.EnlosbotonesdoradosdelachaquetadelospantalonesaparecíagrabadaladelicadasiluetadeunaSalamandra,cosaqueaFletcher leencantó.Lavainade laespada, fabricadaencueronegroyacerobruñido,eradeunaexcelentecalidad.ElchicosefijóenquelaespadaestabareciénafiladayqueveníaacompañadadeunpañoengrasadoydeunanotaenlaqueUhtredlerecordabaaFletcherquedebíacuidarsuarma,pueseraunaextraordinariapiezadeartesanía.

Fletchersealegrabadetenerla,porquesehabíavistoobligadoautilizarunpalodemaderamientrassir Caulder les enseñaba, a él y a los demás plebeyos, los rudimentos delmanejo de la espada. Loschicosnobleshabíanaprendidoconunprofesorparticulardesdesumástiernainfancia,porloquenoloshabíanacompañadoenaquellaclase.MalikyPenelopesehabíanquedadounratoamirar,peronohabíantardadoenaburrirseymarcharse.CuandoFletcherlepreguntóasirCaulderporquélesestabaenseñandoa pelear unos contra otros, después de lo que le había dicho acerca de luchar contra los orcos, sirCaulderlerespondió:

—Eltorneo,chico.Incluyepruebasdeesgrimayvetetúasaberquémás.Noesjustoquetodoslosplebeyosquedeneliminadosenlaprimerarondaporquesóloleshanenseñadoapelearcontraunsalvajedemásdedosmetrosynocontraunnoblearmadoconunestoque.

El recordatorio del torneo había atemorizado a Fletcher, por lo que se había dirigidoapresuradamentealabibliotecaparasumergirseenloslibros.Ynohabíasidoelúnico,pueslamayoríadelosplebeyoshabíanhecholomismo.Criarseconunosexcelentesmagosdebatallacomopadreshabíadadomuchaventajaalosnoblesrespectoasuscompañerosplebeyos;paralosnobles,lamayoríadelaspreguntasdelosprofesoreseranpancomido.

Habíamilesdedemonioscuyosnombres,medidas, fuerzaydebilidadesdebíanmemorizar,aunquemuchos de ellos ni siquiera pudieran encontrarse en la parte del éter a la cual tenían acceso los

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hechicerosdeHominum.SólolasdieciochorazasdeCánidosyalehabíanocupadoaFletchercasitodoelfindesemana.

Elruidodelapuertaalcerrarseviolentamentetrasélinterrumpiósuspensamientos.Unhombrealtoydelgado acababa de entrar en la sala de invocaciones.Al principio, Fletcher creyó que se trataba deArcturus,perocuandoelresplandordelasluceserrantesiluminóalseñor,Fletchersediocuentadequevestía un uniforme distinto, de paño negro y ribetes plateados. Llevaba barba, tenía la piel cetrina yposeíaunosojillosnegrosquecentellearonalcontemplaralosalumnosunoauno.

—MinombrecompletoesinquisidorDamianRook,peropodéisllamarmeseñor.OsinstruiréenelartedeviajaraléterhastaquelacapitanaLovettsehayarecuperadodesu...accidente.Porsuerteparavosotros,Scipiohadecididocontratarenestaocasiónaunprofesormáscompetente.

Alescucharesasúltimaspalabras,Tarquinsonriócondesdén,eIsadoraseriodisimuladamente,locualasqueóaFletcher.Rookignoróaquellosgestos,sevolvióhacialosplebeyosylosobservóconlosojosentornados.

—Vaya,vaya...,perosiparecequefueayermismocuandooshice laspruebas—dijoRook,enuntono de voz tan grave que imponía obediencia total—.Genevieve, Rory, Seraph yAtlas, además delenanoylaelfina,formadunafilaallí.

Loschicossemovieronconrapidezyformaronunafilajuntoalapareddelfondo.RooklosignoróyseconcentróenexaminaraFletcheryalosnobles.Empezóadarvueltasentornoaellos,comosifuerancaballosalaventa.

—Tenemos muchos alumnos este año. Tarquin, Isadora, ¿se encuentra bien vuestro padre? —preguntó.

—Sí, señor, aunque hace unos cuantos meses que no lo veo —respondió Tarquin, en un tonosorprendentementecortés.

FletchersepreguntóquéclasedehombrepodíainspirarlerespetoaunnoblecomoTarquin.¿Dequéseconocían?

—YtúdebesdeserunSaladin,sinomeequivoco—prosiguióRook,ysedetuvojustodelantedelmuchachodepieloscura.

—SoyMalikSaladin,hijodeBaybarsSaladin,delastierrasdeAntioquia—respondió,sacandolabarbillaconorgullo.

—Claro.ElAnúbidodetupadreluchójuntoamiMinotauroenelpuentedeWatford.¿Hastenidolasuertederecibirlo?

—No,señor,mipadretodavíaloutiliza.PeromeentregóunejemplarjovendeAnúbido,quecapturóantesdequeyollegaraaquí.

—Bien.Lonecesitaráspronto—dijoRook.Despuéssevolvióhaciaelsiguientenoble,Penelope.—¿Ytúeres...?—PenelopeColt...deColtshire—dijomuynerviosa,ylehizounareverencia.Rookrespondióconunevasivogruñidoysedirigióalsiguientenoble,elmuchachomenudoydepelo

castañoclaroalqueFletcherhabíavistoseguiraTarquinatodaspartescomosifueraunperritofaldero.—Yosoy...MellamoRufusCavendish,delascolinasdeCavendish—balbuceóelmuchacho.—Las colinas de Cavendish. No he oído hablar de ellas. ¿Quiénes son tus padres? —preguntó,

clavandosusojosnegrosenRufus,comosifueraunhalcón.

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—Mimadremurió cuando yo era pequeño. Era la capitanaCavendish.Mi padre no es de sangrenoble.

—Entiendo—dijoRook,sinelmenorinterés,paradespuésgirarsobresustalones.Obviamente,losCavendishnoeranunafamilianobledebuenaposiciónnitampocoeransocialmente

influyentes.RookclavóentoncessutorvamiradaenFletcher,parafijarseprimeroensuespadayluegoenlosbotonesdoradosdesuuniforme.

—¿Ytú?¿Dedóndeeres?Fletchervacilóyluegodecidióarriesgarse:—Soydelnorte,señor,deBoreas.MellamoFletcher.—¿Un Faversham, pues? No sabía que tuvieran un hijomayor de edad. ¿Cómo es que no estaba

enterado?LavozdeTarquininterrumpióaFletcherantesdequeéstepudieraresponder.—Noesunnoble,señor.Sóloesunplebeyo.—Absurdo. Soy un inquisidor, conozco el nombre de todos los plebeyos discípulos. ¿Quién eres,

muchacho?—Yo... me han apadrinado, señor. Leí un manuscrito de invocación que... encontré por ahí... e

invoquéundemonio.Arcturuslodescubrióymetrajoaquí.—¿Y a tus padres no se les ocurrió enviarte a los inquisidores cuando descubrieron que eras un

discípulo?¿DicesqueteencontróArcturus?NoselepermiteiralnortedeCorcillum,asíque...¿cómoteencontró?

—Soyhuérfano,señ...—¡Huérfano!—dijoRookentredientes,interrumpiendoalchico.—¡Sí,peronoesloqueustedcree!—exclamóFletcher,alcomprenderloqueRookestabapensando.—¡Ha quebrantado las normas! ¡Ese arrogante malnacido cree que puede enviar manuscritos de

invocaciónensecretoa loshuérfanosdeBoreasyburlarasíelacuerdoquefirmóconelancianorey!¡Ahorasíquelohepillado!—exclamóRookconregocijo.

—¡Nohahechotalcosa!—gritóFletcher.—¡Cállate, bastardo! Creíamos que ya no quedaba nadie de tu calaña. Lady Faversham tiene que

saberlo—dijoentredientes,clavándoleundedoenelpechoaFletcher.—¡Seequivoca!¡PregúntelealrectorScipio!—gritóFletcher.—Oh,desdeluegoqueloharé,notepreocupes.Peroesopuedeesperar.Primerotenemosquemedir

vuestronivelderealización.¡Seguidme,todos!TrotarondetrásdeRookcuandoésteabandonólasaladeinvocacionesyempezóasubirlaescalera

delalaoeste,para luegoseguirelpasilloque llevabahasta la torresuroeste.SóloOthelloentendía loqueacababadepasar,porloqueleapoyóunamanoaFletcherenelhombroparaanimarlo.

—Notepreocupes,yaseaclararátodo—lesusurróaloído.Los demás lo contemplaban con unamezcla de incertidumbre y perplejidad, pero el silencio que

dominaba los pasillos les impedía hacerle preguntas. Tarquin e Isadora iban dando saltitos,entusiasmados, aunque Fletcher no sabía si era por la humillación que él acababa de sufrir o por laperspectivadelainminenteclaseconRook.

En la torre no había ninguna escalera de caracol.Consistía en un inmenso tubo de espacio vacío,

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formadopordistintosnivelescuyosueloestabaperforado.Unaenormecolumnasealzabaenelcentrodela sala: estaba hecha de distintos segmentos en los que se veían incrustados cientos de cristales decorindóndediversoscolores.Seelevabahastalomásaltodelatorreyresplandecíagraciasalosrayosdeluzquesecolabanporlastronerasdelosviejosmuros.

—Estoesunrealizómetro,elmásgrandequeexistedeestetipo.Cadasegmentorepresentaunnivelde realización.Cuando un hechicero o un demonio tocan la base, se puede saber cuál es su nivel derealización.Bien,¿quiénquiereserelprimero?—preguntó,mirandosolamentealosnobles—.Malik,site pareces a tu padre, obtendrás un resultado impresionante.Apoya lamano en la piedra de la base.Veamosdequécalibresonloshechicerosquetenemoshoyaquí.

Malikavanzósinvacilar,searrodillójuntoalprimersegmentoyapoyólamanoenlabase.Duranteunsegundo,noocurriónada,peroderepenteloscristalesdelprimersegmentoempezaronaresplandecercon una asombrosa intensidad, hasta el punto de inundar la sala de caleidoscópicos rayos de luz.Unsordo latidoresonóen lasala,seguidodeotrapalpitacióncuandose iluminóelsiguientesegmento.Yluego siguieron más, hasta que en total quedaron iluminados catorce segmentos. Malik dejó la manoapoyadaduranteotrominuto,hastaqueRook lo ayudóaponerse enpie.Al retirar lamano, todas laslucesseapagaron.

—Bienhecho,chico.Alprincipio, lamediadeunjovendecunanobleesdeocho.Notardarásenconvertirteenunnivelveinte,comotupadre.¡Siguiente!

Isadora sacudió su rizada melena y dio un paso adelante, para después apoyar la mano en elrealizómetro.Seoyódenuevoelrumorsordo,seguidodelaslucesdispersas:niveldoce.

—La sangre de los Forsyth es fuerte.Zacharias estará orgulloso—dijoRook,mientras ayudaba aIsadoraaponerseenpie.

Tarquinfueelsiguiente:otrodoce.—Losgemelossuelentenerelmismonivelderealización,perovalelapenacomprobarlo—murmuró

elprofesor,comosihablaraparasusadentros,mientrasleestrechabalamanoaTarquin.FletchersintióelcorazóndurocomounapiedracuandoTarquinlediounbruscoempujónalpasar

juntoaél,aldirigirsehacialaparteposteriordelasala.Erantodostanpoderosos...¡Lovetttansóloeraunnivelonce!

Penelopeobtuvounnivelsiete,peroparecíacontenta.Mientrasseponíaenpie,nodejabadesonreíryasentir.Rufusobtuvounnivelnueve,resultadoquelevalióunapalmaditaenlaespaldaporpartedeTarquinyungruñidodeaprobaciónporpartedeRook.

—Bueno,yahoralosplebeyos.Primerotú,enano.Unnivelocho,porlomenos,puessegúnheoídofuiste capaz de invocar a unGólem.Lamedia de los plebeyos es cinco, pero, claro, tú eres un casoespecial.

—¿Por qué los plebeyos tienen un nivel de realización más bajo, señor? —preguntó Rory,restregandolospiescontraelsuelo.

—Enmiopinión,porquenosondebuenacuna—afirmóRook—.Perolarespuestaoficialesquelosnoblessecríanentredemoniosyrecibenelsuyobastanteantesdellegaralaacademia.Poresemotivo,puedeniraumentandosunivelderealizaciónalolargodelosañosquededicanapracticarlaperfusiónyalgunos conjuros básicos. Tú empiezas con elmismo nivel que tenías al nacer, ya que no has tenidotiempo de aumentarlo. Y ése es otro de losmotivos por los cuales los plebeyos suelen empezar con

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ÁcarosEscarabeideos.Nosirvedenadacapturaraundemonioalquenosepuedecontrolar...,y,porotrolado,tampocoesqueosmerezcáisunacriaturamejor.Peroparecequealgunosdevosotroshabéissidoespecialmenteafortunadosesteaño...

Othello ya había apoyado la mano en el realizómetro, que enseguida empezó a iluminarse einterrumpiólarespuestadeRookaRory.Lossegmentossefueronencendiendounotrasotro,yenlasalaresonarondiezlatidossordos.

—¡Diez!Vaya,niquelosenanoslehubierancogidoeltranquilloaestodeinvocardemonios.Tendréque informaral reyde inmediato.Muy interesante, sí...—dijoRook,y lehizoseñasaSylvaparaqueocuparaellugardeOthello.

Fletchercaptólaexpresiónpreocupadadelenano.¿Porquéteníaquecontárseloalrey?¿Elresultadode Othello significaba que los enanos eran mejores aliados de lo que el rey había pensado... o queconstituíanunamayoramenaza?

—Loselfossuelenpartirdesiete,oalmenosasíeraantes.Adelante.YahaceunoscuantosmesesquetienesatuCánido.

Sylvaobtuvounnivelsiete,aunqueelnivelochoparpadeóduranteunsegundo.—Bien, estás muy cerca de subir un nivel. Esfuérzate y podrás capturar un Ácaro, además de tu

Cánido.Genevieve obtuvo un cinco clavado. Seraph sorprendió a todo elmundo con un siete, yAtlas se

quedódecepcionadoportenersólouncuatro.—Esperoquetesalgamejorqueamí—selamentóAtlascuandoRory,lívido,pasójuntoaél.En esta ocasión, el realizómetro pareció vacilar, pero enseguida se encendieron los dos primeros

segmentos.Treintasegundosmástarde,seiluminóuntercernivel.RookcogióaRorydelbrazoyempezóaapartarlodelrealizómetro.

—¡No!—exclamóelchico—.¡Demeunpocomásdetiempo,aúnnohaterminado!—Sí que ha acabado,muchacho. Ésa es toda la energía demoníaca que puedes absorber. Eres un

hechicerodeniveltres.Ydeberíasalegrartedequenoseaaúnmenor.ApartóaRorydeuntirónyloempujódenuevohaciaelgrupodelosplebeyos.—Bueno,yahoraelbastardo.Vamosaverquétenemos.RookobligóaFletcheraarrodillarse.Elchicocerró losojosyapoyó lamanoenel realizómetro.

Notóen lasmanosel tacto fríode lasgemas,queparecíandehielopulido.Sintió tambiénel flujodemanaamedidaqueloaspiraba,fluíaporsusvenasyseleescapabaporlosdedos.Y,entonces,tuvolasensacióndequealgo leentrabaenelcuerpo,peronoparecíamana:eraunaespeciede fuegoque leardíaenlasangreyleprovocabaunhormigueoenlapiel.

Noqueríamirarhaciaarriba,perolavibraciónsordaleibadiciendoexactamentecuántossegmentosseestabaniluminando.Cincohastaesemomento.Luegoseis.Aliluminarseelséptimo,notóqueelflujosedebilitaba,peroseguíaentrandoensucuerpo.Ocho.Elchorrosefueconvirtiendoenungoteo.Y,justoentonces,cuandoFletchercreíaqueyanoquedabanada,seoyóenlasalaunnovenozumbido.Sintióungranalivio,peroalmismotiempocompadecióaRory.JamesBakertambiénhabíasidounhechicerodeniveltres.

—Bueno, bueno, menuda sorpresa. ¿Quién lo iba a decir? No importa. Fletcher se quedará aquísolamente el tiempo que yo tarde en reunir las pruebas que demuestren que Arcturus le envió un

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manuscritodeinvocación.LoshijosbastardostienenprohibidoestudiarenlaCiudadeladesdequeasílodecretóelancianoreyAlfric,apeticióndeladyFaversham.Ylosbastardosviejosnopuedendedicarseabuscarnuevosbastardos.EsoincluyeaArcturus.

Las últimas palabras deRook dejaronmudos a los plebeyos, asombrados: el secreto deArcturusacababadesaliralaluz.

—Y,sinduda,notardaréisentenerunsegundoprofesornuevo,encuantomehayalibradodeél—añadió,conunamueca.

—Por última vez, no me envió ningún manuscrito de invocación. Si quiere saber la verdad, unmercaderqueestabadepasomedioelmanuscritodeunbrujoorco—dijoFletcherentredientes.

Rook se lo quedó mirando durante un momento y después desabrochó un cilindro de cuero quellevabasujetoalcinturón.Extrajounrollodecolormarróndelinterioryloextendiósobreelsuelodepiedra.Erauncuerodeinvocación.

—Enséñamelo—dijo,señalándolo.Ignatius sematerializóencuantoFletcher lo liberó, comosi ansiara salirde su interior.Ledioun

mordiscoaRookenlamano,conloqueelhombreseapartódeunsalto,gruñendo.—Vaya..., esto sí que es una sorpresa—murmuróRook, pensativo, frotándose la barbilla con sus

largos y huesudos dedos—. Bien, vamos a averiguar qué nivel de realización posee. El comandanteGoodwinquerrásaberlo.Hastaahora,nolehemoshecholapruebaaningúndemonioSalamandra.

FletchercogióaIgnatiusenbrazosyleacercólacolaalrealizómetro,queenseguidaempezóaemitirun zumbido. Los cuatro primeros segmentos se iluminaron rápidamente, uno tras otro. Luego, parasorpresadeFletcher,elquintosegmentoseencendiótímidamente.Tarquinsoltóunacarcajada:

—¡Ja!LasSalamandrasapenaslleganalnivelcinco.¿YtúcreíasquepodíasenfrentarteaunaHidrade nivel ocho y a un Félido de nivel siete con la única ayuda de un Gólem? Hay dos niveles dediferencia,estúpidobastardoplebeyo.

—¿NohabíasdichoquesilosdemoniosestabanfueraeraparaespantaralAlcaudón?—respondióFletcher,tratandodecontrolarsurabia.Nadie,nisiquieraDidric,lehabíahabladojamásasí—.¿Acasoquierescambiartuversión?

Tarquinempezóabalbucearalgo,peroRooklointerrumpió.—¡Silencio!¡Vamosavolveralasaladeinvocaciones,ahora!Laclaseaúnnohaterminado.Elcaminodevueltaalasaladeinvocacionesresultóinclusomástensoqueeldeida.Othelloestaba

sumidoensuspensamientos,mientrasqueelrostrodeRory—quecerrabapenosamenteelgrupo—eralaviva imagen de la amargura.Genevieve hacía todo lo posible por animarlo, peroRory se limitaba aandarconlamiradaperdida,comosinisiquiera laestuvieraescuchando.Yanoquedabanirastrodelmuchachobulliciosoybromista.

Rookhabíaordenadoavariossirvientesquetrajeranunapesadacolumna.Enesemomentolaestabancolocandoenposiciónvertical,congranesfuerzo.Separecíaalrealizómetro,sóloqueenlugardetenervariasgemas,lossegmentosestabanformadosporunaúnicagemarojadeltamañodeunpuño.Rooklediounosdespreocupadosgolpecitosconlosdedosy,acadachoque,seencendióunadelaspiedras.

—Vuestraprofesorapreferíahacer lascosasalviejoestiloyactivarellamismaelportal.Peroyocontemplodeotraformalosriesgosdeentrareneléter.Estoesunapiedrarecargable.Sepuedellenardemanayutilizarlaenotromomento.Esunade lasherramientasqueusamosparaactivar losgrandes

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escudosenelfrente.Lacargamosduranteeldíay,deesemodo,nonecesitamostenerlosactivadostodalanoche.Perohoylavamosaemplearparaotracosa.Juntoslavamosamantenerencargacompletadeformaconstanteylavamosaconectaralosportalesqueutilizamosparaentrareneléter.Deesaforma,siaalguienlefalla laconcentración,elportalnosecerraráantesdetiempo.NopodemospermitirnosperderaunaHidraahora,¿verdad?Sobretodoporqueyanoexistenennuestrapartedeléter.

TarquinsonrióconpetulanciaylediouncodazoaIsadora.Seraphlevantólamano.—¿Porquésehanextinguidoenestapartedeléter?¿Yalashemoscapturadoatodas?Rooksuspiróconaireteatralyluegoasintió,comosihubieradecididoresponderaunapreguntaque

leparecíaabsurda.—¿Ves esas claves en el borde de los pentáculos? Son coordenadas que se corresponden,más o

menos,conelmismoterritorioeneléter.Durantelosúltimosdosmilaños,todohechicerocazabaenelmismo territorio, con lo que se capturaron muchísimos demonios. Lógicamente, durante ese tiempotambiénlibramosunaguerracontra losorcos.Luegollegaronlasrebelionesde losenanos.Muchosdenuestros demonios murieron en la batalla y necesitamos más para reemplazarlos. Poco después, losdemonios salvajes aprendieron amantenerse alejados de nuestra parte del éter, aunque tal vez lo queocurriófuequeacabamosconlosmenoscomunes.Seacomosea,sóloquedanunascuantasespecies.Devezencuando,algúndemoniopocohabitual,comounGrifo,seadentraeneseterritorio.Porlogeneral,se tratadeunacriaturaheridaoenferma.Y,enotrasocasiones, losdemoniosmigranycruzannuestrazona,comolosAlcaudones.

—Yporesonecesitamoslasclavesdelosorcos—suspiróGenevievealcomprenderlo.—¡Nonecesitamos lasclavesde losorcos!—lesoltóRook—.Losdemoniosdébilesycorrientes

sonparalosplebeyos.Losnoblesheredandesuspadresdemoniosadultosymenoshabituales.Así,cadacualocupaellugarquelecorresponde.Detodasformas,losorcosnonosenvíanmásquedemoniosdebajonivel,locualvieneadecirquesuscoordenadasnosonmejoresquelasnuestras.Portanto,intentardescubrircuálessonsusclavesnoesmásqueunapérdidadetiempoyderecursos.

Genevieve se mordió el labio y dio un paso atrás, acobardada por la viperina lengua de Rook.Fletchernoentendíaporquéelprofesorsemostrabatanreacioabuscarlasclaves.SeguroqueresultaríabeneficiosoparaHominum,¿no?Loúnicoqueparecía importarleaaquelhombre, sinembargo,eraelvulgardesequilibriodepoderyrangoentrediscípulosnoblesydiscípulosplebeyos.

—Bueno, la piedra recargable sólo tiene energía suficiente para trabajar con cinco alumnos porsemana.Portanto, losúnicosquepodránentrareneléterhastaquehayaterminadoeltorneoseránlosnobles.Despuésdeeso,nosplantearemossilosplebeyospodéisutilizarla.

Rorydejóescaparunhipido,desesperanzado,ylosotroschicosempezaronaprotestarenvozalta.Fletcher,porsuparte,sólopudopensarenunacosa:«OjaláestuvieraaquílacapitanaLovett».

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Fletcher apretó los dientes, frustrado, cuando el símbolo que había grabado en el aire empezó aparpadeary,porúltimo,seapagó.

—Otravez,Fletcher.¡Concéntrate!—leordenóArcturus—.¡Recuerdalospasos!Fletcher levantóundedoresplandecienteydibujódenuevoelglifodelconjurodelescudo.Quedó

flotandoenelaire,delantedesumano,mientrasloalimentabaconunlentoflujodemana.—Bien.¡Ahora,fíjalo!—gruñóArcturus.Elchicoseconcentróenelsímboloymantuvoeldedoenelcentroexacto.Lodejóallíhastaquela

luz parpadeó y Fletcher notó que quedaba fijado en su sitio. Movió la mano y el símbolo siguió elrecorridodesudedo,comosiestuvieraunidoaélporunaestructurainvisible.Lecaíangotasdesudorporlaespalda,perolasignoró,puesyaleestabacostandobastantemantenerlaconcentración.

—¡Empujaelmanaatravésdelsímbolo,concuidado!Tienesquealimentarelglifoalmismotiempo.Aquélla era la partemás difícil.Mientras hacíamalabarismos paramantener simultáneamente dos

flujosdemana,unoquealimentaraelglifoyotroqueloatravesara,Fletchertuvolasensacióndequelamenteseleacabaríapartiendoendos.

El símbolo parpadeó una vezmás, pero elmuchacho apretó los dientes y consiguió que una finacorrientedesustanciaopacaatravesaraelglifoysalieraporelotrolado.

—¡Esoes!¡Lohasconseguido!Ahoraaprovechaparadarleforma—loapremióArcturus.Elescudonodisponíademuchaenergíacon laque trabajar,peroFletchernoqueríaarriesgarsea

enviarmás,porsiacasosedesestabilizabalaconexión.Igualquehabíahechoconlaluzerrantedurantesuprimeraclase,intentóconvertirlaenergíaenunaesfera.

—¡Bienhecho!Aunqueestonoesunaluzerrante.Losescudoshayqueestirarlos.Adelante,puedequenotengasotraoportunidaddeponerloenpráctica.

PeroFletchernopudomantenerestableelglifopormástiempo.Emitióunbrevedestelloyluegosedisipó.Uninstantedespués,laesferahizolomismo.

—Bien.Volveremosa intentarloen lapróximaclase.Descansa,Fletcher—dijo,enun tonodevozteñidodedecepción.

Fletcher,furiosoconsigomismo,apretólospuños.Alosdemásalumnos,repartidosporelatrio,nolesestabayendonadamal.Losnobleseranlosmejores:puestoqueyahabíanaprendidoahacerconjurosencasa,sededicabanacambiarelgrosory laformadelescudo.Malik teníauntalentoespecialyeracapazdecrearunescudocurvotangruesoqueapenassepodíavernadaatravésdeél.

La mayoría de los amigos de Fletcher también conseguían crear un escudo en cada intento, aexcepcióndeRoryydeAtlas,quesóloloconseguíanenunintentodecadados.Fletcher,sinembargo,sólolohabíapodidohacerunavezalolargodelastresúltimashoras.

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Desanimado, se sentóenunbanco,en laotrapuntadelatrio,y sededicóaobservara losdemás.DesdelaprimeraclaseconRook,yahacíavariassemanas,todohabíaidodemalenpeor.

Primero, lo de las piedras de cristal. Rook se había dirigido a la fila de plebeyos y les habíapermitido elegir una piedra de la caja en la que se guardaban las que sobraban.A Fletcher lo habíadejadoparaelúltimo,deliberadamente,conloquelaúnicapiedraquehabíaquedadoeraunfragmentovioletadelmismotamañoydelamismaformaqueunchelín.Parapoderveralgoatravésdeél,selohabíatenidoqueacercarmuchoalojoyobservarcomounmirónatravésdelaaberturadeunacerradura.Porsiesofuerapoco,Rookhabíaobligadoalosplebeyosapracticarconlapiedradecristalenlasalade invocaciones;encambio, losnoblesenviabanasusdemoniosaexplorar laszonasmássegurasdeléter.

Luego, claro, había llegado la siguiente clase con Arcturus. El capitán no parecía enfadado conFletcher,perolehabíadadomuchoquepensaralchico.

—Nuncamehangustadolosinquisidores,yRookeselpeordetodos.ElancianoreyAlfriccreótresinstituciones:laInquisición,lospinkertonesylosmagistrados.Ytodasesasinstitucionesestánpodridas.ElreyHaroldlasheredócuandosupadreabdicó,pero,segúnlosrumores,nolegustacómohacenlascosas.SiRookintentacausarproblemas,elreyHaroldnisiquieralosabrá.Loquemepreocupaesquese involucre el anciano reyAlfric, aunquepor logeneralno saledepalacio, asíque, conunpocodesuerte,nollegaráaenterarsedenada.Notepreocupes,Fletcher.Túnohashechonadamalo.Loúnicoque espero es que a Rook no se le ocurramandar a los inquisidores a tu casa para que empiecen adestrozarlotodo.

Esas últimas palabras habían acosado a Fletcher durante semanas, hasta el punto de que habíadecididonoenviarleningunacartaaBerdon,pormiedoaqueespiaran sucorreoy laencontrasen.SiRookdescubríaelcrimenquehabíacometido...No,nisiquieraseatrevíaapensarenesaposibilidad.

Lógicamente,esonohabíasidoloúnicoquehabíadesanimadoaFletcher.Goodwinlesponíamuchastareas: les exigía larguísimas redacciones sobredemonologíay semostrabamuycríticoymordazconellossicometíanelmenorerror.

Pero no hay mal que por bien no venga, pensaba Fletcher, pues se había ganado unos reticenteselogiosporpartedeGoodwinenlasegundaclasededemonología.DespuésdetantoestudiarlasrazasdeCánidosysusparienteslejanos,elmuchacholoshabíasabidoidentificarcorrectamenteydescribióconelocuencialosdemoniosdePenelopeydeMalik.EldePenelopeeraunVúlpido,undemoniozorrodetres colas algomáspequeñoqueunCánido común, perobastantemás ágil. Poseía un elegante hocicoterminadoenpuntayunsuavepelajerojizoquerelucíacomoelcobrebruñido.ElAnúbidodeMalikeraunodelosparientesmásrarosdelosCánidos.Caminabasobredospatas,másomenoscomounFélido,peroteníacabezadechacalyunasuavecapadepelonegro.LosAnúbidoseranparientescercanosdelosdemoniospreferidosdelcomandanteGoodwin,losLicántropos,criaturasparecidasalosAnúbidosperoprovistasdegruesopelogrisycabezade lobo.LosAnúbidoseranmuypopularesentre losmagosdebatallaprocedentesdeldesiertodeAkhad,aunque laespeciesehallabaalbordede laextinciónen lapartedeléteralacualseaccedíadesdeHominum.

EldemoniodeRufuseraotraLutra,paradesesperacióndeAtlas.Aunquepasabapocasveces,Rufushabía recibido sudemoniomásomenosde lamisma formaque losplebeyos, esdecir, a travésde ladonación obligada de un manuscrito de invocación. Eso sucedió porque el padre del chico no era

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hechicero,ysumadre,quesíloera,habíamuertocuandoRufusaúneramuypequeño.EnloúnicoenqueFletchercreíateneruntalentoinnatoeraenelmanejodelaespada.SirCaulderlo

habíaanimadoatomarclasesadicionalesparaaprenderlatécnicaespecíficadelkhopesh.Elprincipalescolloeraquenosabíacontrolarsuagresividad.SegúnsirCaulder,lapacienciaeraunadelasvirtudesmásimportantesdelespadachín.

—Muy bien, ¡acercaos todos, por favor! —gritó Arcturus, interrumpiendo las cavilaciones deFletcher.

Elgruposereunióentornoalprofesor.Todosestabanentusiasmados,puesalfinibanapresenciarunaclaseprácticadeconjuros.Durantelasúltimassemanashabíanaprendidoacanalizarelmanaparapoder seguir practicando con las luces errantes, cuyo movimiento, tamaño, forma y brillo debíancontrolar.SegúndecíaArcturus,lastécnicasaprendidasconlasluceserranteslesresultaríanmuyútilesconeltiempo,cuandoempezaranagrabarglifos.

—Bien, muchos de vosotros habéis tenido problemas cada vez que habéis intentado producir unconjuro.Aotros,loqueoshacostadoesconseguirloconrapidez.Aversioslopuedoexplicar:tantolavelocidadcomolafiabilidadsonesencialesparaeléxitodelmagodebatalla—dijoArcturusen tonograve,mientras los ibamirandoa losojosunoporuno—.Bien, ¿quiénpuededecirmecuáles son loscuatroconjurosbásicosdelmagodebatalla?

Penelopelevantólamano.—Elconjurodelescudo,elconjurodelfuegoyelconjurodelrayo.—Muybien,perosólohascitadotres.¿Quiénpuededecirmecuáleselcuarto?—Latelequinesia—aventuróSeraph.—Exacto,lacapacidaddedesplazarobjetos.Fijaosbien—dijoArcturussonriendo.Levantóunamanoytrazóunaespiralenelaire,comosiestuvieraremoviendounatazadecafé.De

repente, retiró lamanoy el sombreroque llevaba salióvolandohacia lasvigasdel techo,para luegovolverabajar flotando lentamentehasta sucabeza.Fletcherviounaespeciede turbulenciaenelaire,justodebajodelsombrero,comosifueralareverberacióndelcalorenundíasoleado.

—Elartedemoverobjetosesdifícil,porque,adiferenciadelosconjurosdelescudo,delfuegoydelrayo, el conjuro de la telequinesia es prácticamente invisible a simple vista. Por decirlo de algunamanera,esmuchomásdifícilecharleellazoaalgoyluegomanipularlosinopodemosverlacuerdaqueestamosutilizando.Muchosmagosdebatalla se limitana lanzarloyprovocanunaexplosiónquehacesaltaralenemigoporlosaires,perotienenqueemplearmuchomana.

Arcturus,queparecía tenerciertosremordimientos,contemplólapilademanuscritosquePenelopehabíallevadoalaclase.Estabanrepletosdeotrossímbolosqueélmismoleshabíaordenadomemorizar.

—Lógicamente, existen cientos de conjuros más. El conjuro de la curación, por ejemplo, que esdifícil pero útil. Actúa con lentitud, por lo que no sirve de mucho en el fragor de la batalla—dijoArcturus, trazando en el aire el símbolo del corazón para hacer una demostración—. Existen algunossímbolosquenecesitaréiselañopróximo,perosetratadeconjurosqueahoranopodéishacer,comoelconjurodelabarrera.Éseyaloveréisendirectoduranteeltorneo.Encualquiercaso,sioslimitáisaloscuatroconjurosbásicos,noos irámalconvuestros rivales.Peroen losexámenesescritossaldrán losotrosconjuros,¡asíqueoslosdebéisaprendertodos!¡Seacabólaclase!

Y, tras esas palabras, Arcturus giró sobre sus talones y se dirigió a la puerta. Los otros chicos

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empezaron a parlotear alegremente, pero Fletcher no quería quedarse a hablar, de modo que saliócorriendotrasArcturusyletiródelamanga.

—Señor,¿leimportasilepreguntocómoseencuentralacapitanaLovett?Arcturussevolvió,conelceñoligeramentefruncido,ymiróaFletcherdirectamentealosojos.—Está en estado de choque debido al éter. Tal vez no se recupere nunca, o tal vez se recupere

mañana.Voyaleerlesiemprequepuedo—dijoArcturus,dándoleungolpecitoallibroquellevababajoelbrazo—.Por suertepara la capitana,unode susdemonios,Valens,noestabaperfundidocuando seprodujoelaccidente.Utilizandosupropiamente,esposiblequeellaconsigaveratravésdelosojosdeValens.Sóloloshechicerosmuyexperimentadoshanconseguidodominaresatécnica,peroLovettesunadelaspersonasmásexperimentadasquetengoelhonordeconocer.Sialguienpuedeconseguirlo,esella.

LeapretóunhombroaFletcher,paraanimarlo,ysonrióforzadamente:—Bueno,ahoraveadescansarunpoco.Hoytehasesforzadomucho.Fletcherasintióysealejópesadamentehacialaescaleraquesubíaalalaoeste.Ansiabalasoledad

desuhabitaciónylacompañíadeIgnatius,alcualsolamentepodíainvocarenalgunaqueotraclase.Con lacapitanaLovett enestadodechoque,Fletcher se sentíamás soloquenunca.Susamigos lo

animabanyeranbuenoschicos,perocadacualteníasusproblemas.HastaArcturusseprodigabamenosúltimamente, aunqueFletcher no sabía si era porque estaba decepcionado con él, por la presencia deRook o por el estado de Lovett. La capitana había sido justa y valiente, no había dado la menorimportanciaa lasdiferenciasderazayposiciónentresusalumnos.Fletchersabíaquepodíarecurriraellacuandotuvieraalgúnproblema...Peroahoraeracomosisehubieramarchado.

Estabatancansadoquenotabalamenteembotada,porloqueseequivocódeplantayfueapararalos dormitorios de los nobles. Cuando estaba dando media vuelta para dirigirse de nuevo hacia laescalera,algolellamólaatención.Erauntapizquerepresentabavariasfigurasconarmaduraenmitaddeuna batalla. Se acercó y contempló con interés la delicada urdimbre que había dado vida a aquellasfiguras.

Losorcoscruzabanunpuentealacargayconducíansusrinocerontesdeguerradirectamentecontraunreducidogrupodehombresarmadosconpicas.Delantedelgruposeveíaunafiguradominante,conunbrazoextendidohaciaelsímboloenformadeespiralqueteníajustodelante.Juntoalhombre,unFélidodeaspectoleoninomostrabaloscolmillosyparecíaestarrugiendoalahordaqueseacercaba.

Fletcherseinclinóunpocoparaleerlaplacasituadaenlabasedeltapiz:«ElhéroedelpuentedeWatford».

—Increíble.Scipioconsiguiódetenerunacargaderinocerontesorcos—murmuró.Derepente,oyópasos.Alrecordarqueestabaenlaplantadelosnobles,corrióhaciaunapuertayse

ocultóenlaoscuridad.NoleapetecíanadaotroencuentroconTarquin,ymenosaúnteniendoencuentasuestadodeánimo.

—¿Lehasvistolacaraaesepayasocuandolehasalidomalelconjuro?Casillorodelarisa.Elmuybastardosecreíaqueeraespecial.Yahora,míralo—dijoTarquin,arrastrandolaspalabras.

Porlarisitaahogadaqueseoyóacontinuación,FletchersupoqueestabaconIsadora.—Quégraciosoeres,hermanito—dijoéstariendoaún—.Perohoy,contantaclaseinútil,nohemos

tenidonitiempodehablar.Dime,¿quédecíapadreensucarta?—Yasabesquenopuededecirgrancosa,ymenosenalgotancomprometedorcomounacarta.Pero

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sé leer entre líneas.Va a ser esta noche.Mañana por lamañana, seremos losmayores fabricantes dearmas de Hominum. Lo único que tendremos que hacer después es librarnos del padre de Seraph yapoderarnosde su fábricademunición.Unavez conseguido esto, ¡noshabremosquedado con todo elpastel!

—Bien.Nuestraherenciavolveráaestarasalvo.Pero...¿tehadichosi...?LavozdeIsadorasefueapagandocuandoentraronenunade lashabitacionesycerraronlapuerta

trasellos.Fletchersediocuentadequehabíaestadoconteniendolarespiraciónyexpulsóelaireenunlargosuspiro.Fueraloquefueseloqueacababadeescuchar,noerabueno.

Estabaapuntodeabandonarsuesconditecuandooyómáspasos.Laspisadasse fueronacercandopocoapoco,hastadetenersejustodelantedelahabitaciónenlaquehabíanentradoTarquineIsadora.Despuésseoyóunprofundosuspiro.

—Vamos,Sylva,puedeshacerlo—dijolavozcantarinadelaelfina.Fletchersequedóperplejo.¿QuéhacíaSylvavisitandoalosForsythaaquellashoras?—¿Hacerqué?—preguntóFletcher,altiempoquesalíadeentrelassombras.Sylvacontuvounaexclamaciónysecubriólabocaconlasmanos.—¡Fletcher!¡Pensabaqueyaestabasacostado!—¿Hacerqué?—repitióFletcher,frunciendoelceño.—Hevenidoa...hacerlaspacesconlosForsyth—murmuró,rehuyendolamiradadeFletcher.—¿Porqué?¿Quétehapasadoderepenteparaquequierashacertalcosa?¡Teabandonaroncuando

máslosnecesitabas!—exclamóFletcher.—Heolvidadoporquéestoyaquí,Fletcher.Pertenezcoaloselfos,soylaprimerahechicerademi

raza en los últimos cien años. Además, actúo de embajadora. Tú y Othello habéis sido muy buenosconmigo,ynoosdeseonadamalo.Peronopuedodistanciarmedelanobleza,ymenosaúncuandoestánenjuegolasrelacionesentrenuestrospaíses.ZachariasForsythesunodelosconsejerosmásimportantesyantiguosdelreyHarold,yesprecisamenteelreyquienpuedeforjarunaalianzaentrenuestrasnaciones.Estrechar los lazosdeamistadcon loshijosdeZachariasserviráparaqueapoyenuestracausa—dijoSylvaconfirmeza,comosiyahubieraensayadoantesaqueldiscurso.

—Pero,Sylva...Sinisiquieralescaesbien.¡Sólobuscantuamistadporinterés!—insistióFletcher.—Lomismoqueyolasuya.Losiento,Fletcher,peroladecisiónestátomada.Estonocambianada

entrenosotros,peroasíescomosonlascosas—afirmó.—¡Oh,desdeluegoquelocambiatodo!¿Creesquevoyaconfiarentisitehacesamigadeesasdos

víboras?—leespetóFletcher,alejándosebruscamentedeella.—¡Fletcher,porfavor!—lesuplicóSylva.Pero ya era demasiado tarde. Fletcher semarchó airadamente: la rabia que le hervía en la sangre

sustituyóalatristeza.¡Condenada elfina con sus maniobras políticas! ¡Y condenados nobles! Todo se estaba

desmoronando:susamigos,losestudios...YnopodíacontactarconBerdon,puesRooknolequitabaelojodeencima.

Rory, Seraph y Genevieve, eufóricos por el éxito obtenido, estaban charlando en lo alto de laescalera.Fletcher se dejó caer enun sillón tras ellos, con la esperanzade que lo dejaran enpaz.Noestabadehumorparaponerseacharlar.

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—¡Creoqueminivelderealizaciónestásubiendo!—dijoRory,contentísimo—.¡Mehaidobastantebien!¡YcreoqueMalaquitambiénestásubiendoniveles!

—Meparecequenohasentendidodeltodocómofuncionalodelosnivelesderealización,Rory—ledijoSeraph,consuavidad—.Tudestrezaalahoraderealizarunconjuronotienenadaqueverconelnivel. La realización sólo refleja la cantidad de energía demoníaca que puedes absorber.Malaqui nosubirájamásdenivel,siempreseráunniveluno.Losdemoniosconservanelmismonivelderealizacióndurante toda la vida. Por mucho que tu demonio se vuelva más grande o más fuerte, el nivel derealizaciónnocambiará.

—Oh...—murmuróRory—.Pero,entonces...,¿porquéTarquinlegritóaFletcherqueIgnatiusteníaunnivelmásbajoqueTrebius,sinotienenadaqueverconsupoder?

—Porque, en cierta manera, es como una guía. En general, un demonio de nivel siete es,probablemente,másfuertequeundemoniodenivelseis.Tampocoesqueseaunanormainamovible.Porejemplo,unFélidoescapazdederrotaraunCánidoennuevedecadadiezocasiones,pormuchoquelosdos sean de nivel siete. O el Gólem de Othello, por ejemplo: cuando sea adulto, será mucho máspoderosoqueunCánido,aunqueelGólemseaunnivelochoyelCánidounnivelsiete.

—Vale...,puesentoncesdaigual—dijoRory,cabizbajo.—Notepreocupes.Seguroquetúsíqueaumentasdenivel—ledijoSeraph,alverqueelestadode

ánimodeRoryhabíacambiado—.ElcomandanteGoodwinmedijoqueesmuypocofrecuentequeunhechiceroconserveelmismoniveldurantetodalavida.Sólosequedaniguallosquenocapturanotrosdemoniosolosquetienenmuymalasuerteduranteelaumentonaturaldesunivelinicial.

—¿YcómosesuponequevoyacapturaraotrosdemoniossiRooknonosdejairacazar?—preguntóRory,ysepusoenpiedeunsalto.

—Rory,espera.¡Sóloesunaño!—dijoGenevieve,intentandohacerloentrarenrazón.Elchico,sinembargo,laignoróysemarchóenfurruñadodelahabitación.Lamuchachalededicóa

SeraphunamiradadeexasperaciónyluegosiguióaRoryhastalosdormitoriosdeloschicos.Seraphsemordióunlabioysuspiró.—Yahevueltoameterlapata.Sóloqueríaquetuvieraunasexpectativasmásrealistas,nadamás—

murmuró.La habitación permaneció en silenciomientras Seraph tomaba unas cuantas notas para la próxima

redacción sobre demonología. Al poco, sin embargo, se cansó y apagó su luz errante, con lo que lahabitaciónquedóenpenumbra.Sepusoenpieyempezóaalejarsehaciasuhabitación.

—Espera—dijoFletcher,levantandounamano—.Tengoquepreguntartealgo.—Claro,¿quéocurre?—preguntóSeraph,altiempoquebostezaba.—¿Aquésededicatupadre?TelopreguntoporqueheoídoaTarquindeciralgo...sobredeshacerse

detupadre,algorelacionadoconsunegocio—murmuróFletcher.Seraphsequedó inmóvil,peroFletchersediocuentadequeestabamanteniendouna intensa lucha

interna.Finalmente,Seraphserelajóysesentóenunsillón,juntoaFletcher.—Supongoque,siyoconozcotussecretos,esjustoquetecuentelosmíos.Peroprométemequeno

dirásniunasolapalabradeestoanadie.Fletcherasintió,ySeraphsiguióhablando:—NacíymecrieenAntioquia,lamismaciudaddelaqueprocedenMalikysufamilia,losSaladin.

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LafamiliadeMaliknoposeegrandesextensionesdetierrasobosques,comolosotrosnobles,perosítienemuchosnegociosypropiedadesenAntioquia.Elmotivoesquelaciudadestárodeadadedesierto,dondenocrecenadayelaguaescasea.

—Entonces,¿losSaladintambiénestánimplicados?—preguntóFletcher.—Noexactamente.Mipadreasumióciertosriesgos.Comprógrandesextensionesdedesierto.Eran

tierras baratas, pero prácticamente inservibles. Recuerdo que mis padres se pasaron una nochediscutiendocuandoélsegastótodosnuestrosahorrosenesastierras.Y,entonces,undía,vinounenanoavisitarnos. Nos contó que los de su clase no tienen derecho a poseer tierras, excepto las que se lesasignan en Corcillum, pero que él y su pueblo las necesitaban. Los nobles, dijo, no querían hacernegociosconellos,perotalvezmipadresíestuvieradispuesto.

—¡Sabíaquelosenanosteníanalgoquever!—exclamóFletcher,perodespuéssediocuentadequeestabahablandodemasiadoaltoysetapólabocaconlamano.

—Resultóquelosenanosnecesitabangrandescantidadesdemetalesydeazufre.Habíanexploradonuestrastierrasyhabíandescubiertodepósitosbajolaarena,agranprofundidad.Sinsusconocimientos,nosotros no podríamos extraer jamás esasmaterias, pero sin nuestras tierras, ellos tampoco.Así quehicimosuntrato:ellosnosayudaríanaconstruirlasminasynosprestaríaneldineroquenecesitábamospara contratar a los trabajadores; a cambio, nosotros negociaríamos exclusivamente con ellos y nopodríamosvenderanadiemás.Ellosprocesaríanlasmateriasprimasydividiríamosequitativamentelosbeneficios.

—Pero...¿porquéazufre?—preguntóFletcher.Todoempezabaacobrarsentido.—Porqueseutilizaenlafabricacióndelapólvora.Ylomejoresque,alparecer,sóloseencuentra

engrandescantidadeseneldesiertodeAkhad,ynosotrosposeemostodaslastierraslobastantecercanasalacivilizacióncomoparaquelasminasseanviables.TodabaladeplomoquesedisparaytodobarrildepólvoraseproduceenlasminasPashaoenlafábricaPasha.Porcierto,éseesmiapellido:Pasha.

—Bueno,¿yporquélesinteresatantotodoesoalosForsyth?—preguntóFletcher.—¿Esquenosabesnada?Sumayornegocioeselde laproduccióndearmas.Son losprincipales

proveedores de espadas, armaduras, yelmos e incluso uniformes. Cuando los enanos inventaron elmosquete...,elnegociode losForsythempezóaperder terreno.Lasarmasde losenanossoncadavezmáspopulares,y,cuandoluchanconmosquetes, lossoldadosnisiquieranecesitanllevararmadura,yaquepuedendisparardesdelejos.CreoquelosForsythnosabencómoacabarconnosotros,peronomesorprenderíaqueloestuvieranplaneando.

—Hanhechouncomentariosobreunimportanteacontecimientoquesevaaproducirestanoche,perotambién decían algo de ocuparse de tu padre después —advirtió Fletcher, tratando de recordar laspalabrasexactasdeTarquin.

—Yaestardeparatomarmedidas,peromipadreestábienprotegido.Yonomepreocuparíamucho.EsperabaqueTarquineIsadoranosupieranquiénsoy,perocreoquesécómolohanaveriguado—dijoSeraph, sonriendo, como si hubiera estado esperando una excusa para revelar su secreto—. Primeroperdimosaunafamilianoble,losRaleigh.LuegolosQueensouthylosForsythseunieronenunamismacasa.Derepente,el reyHaroldhabíaperdidoadosdesusfamiliasnoblesmásantiguas.Queríacrearnuevascasas,porloquepropusoconcedertítulosalospocossegundosoterceroshijosdenoblesque

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tambiénhubierannacidodiscípulos.Peroalosnoblesnolesgustómucholaidea,porquenormalmenteloscasabanconlosprimogénitosdeotrascasasnobles.Asíqueelreytuvoquebuscarotrasolución.Mipadremantienebuenas relacionescon losenanos,poseemuchas tierrasy tienecasi tantodinerocomocualquier noble. Pero eso no es suficiente. Para ser noble, hay que ser también discípulo. Entoncesllegaronundíalosinquisidores,mehicieronlaspruebas...

—...ydescubrieronqueeresdiscípulo—dijoFletcher,alcaeren lacuenta—.Puedesempezarunnuevolinajenoble,puestoquetuprimogénitotambiénserádiscípulo.

—Exacto. El rey lo anunciará públicamente el año que viene, pero ya se lo ha comunicado a losnobles.Creoqueahoramismonosoysantodeladevocióndelosgemelos,nideMalik...

Fletcherguardósilencio,tratandodeasimilartodoloquesuamigoleacababadecontar.—Buenas noches, Fletcher —dijo Seraph, mientras salía de la habitación sin hacer ruido—. Y

recuerdaque...esnuestrosecreto.

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40

Los tambores de guerra resonaban con un enloquecido fervor y llenaban el aire nocturno de intensasvibraciones.Losorcos,formadosenhileras,aplaudíanypateabanelsueloalritmodelostambores,paraculminarelfindecadacicloconsusguturalesaullidos.

LaSalamandrase leenroscóenelcuelloalbrujoorco,mientrascontemplaba loquesucedíaa sualrededor.Latribunaelevadaenlaqueseencontraban,iluminadaporgrandeshoguerasqueardíanenlascuatroesquinas,eraelepicentroentornoalcualsehabíancongregadotodoslosorcos.Losduendecillosesclavos correteaban de un lado para otro, cargados con leña de la jungla cercana paramantener lasllamasbienaltas.

Derepente,lostamborescesaron.Eldiablillosesobresaltóanteaquelrepentinosilencioybostezóruidosamente.Elbrujoorcolohizocallaryleintrodujoenlabocauntrozodecarne,altiempoqueleacariciabalacabezacongestoafectuoso.

Trasellos,unlamentointerrumpióelsilencio.Habíaunelfosujetoaunacruz,conlasmanosylospies cruelmente atados a lamadera.Tenía el rostro hinchado y cubierto de sangre coagulada, pero laherida más grave era una amplia zona de la espalda que estaba en carne viva, de donde le habíanarrancadouncuadradodepiel.Detrásdeél,otroorcoestabafrotandolaparteposteriordelapielconunapiedradentadaparaeliminartodorastrodegrasa,carneytendones.

El elfo, desesperado,murmuraba algo con voz ronca, pero tenía la garganta tan reseca que no seentendíanada.Elbrujoorcoseacercóaély lediounapatadaenelestómago.Elelfoseatragantóyquedócolgadodesusataduras,boqueandocomounpezfueradelagua.

Lamultituddeorcos,más abajo, empezó a susurrar.Poco a poco, se fueron separandopara dejarpaso al cortejo que en ese momento entraba en el campamento. Eran diez orcos, diez especímenesgrandes y musculosos con la piel gris pintada en tonos rojos y ocres. Sus armas, pesados garrotestachonadosdeafiladaspiedras,erantanprimitivascomotemibles.

Ynoestabansolos.Otroorco,tangigantescoqueasuladolosdemásparecíanenanos,llegójustoenese momento tras ellos. Tenía la piel de un tono muy blanco y sus ojos, que eran de color rojo,centelleaban,iluminadosporelfuego.Caminabacongranseguridadensímismoyrecibíalasmiradasdetemordelosdemásorcoscomosinoesperaraotracosa.

Cuandoelgruposeacercóalatribuna,elelfoempezóachillarytratódesoltarsedesusataduras.Enesaocasión,elbrujoorconointentósilenciarlo,sinoquesearrodillóeinclinólacabezacuandoelorcoalbinosubióalatribuna.Suescoltasequedóabajo.

Elorcoblancoayudóalbrujoaponerseenpieyloabrazó.Lamultitudaplaudióelgesto,enardecida,ygolpeóelsueloconlospieshastaquelatribunaempezóatemblar.Apesardetodoelalboroto,seoíanclaramentelosgritosdelelfo,queseguíatirandodelascorreasdecueroquelomanteníaninmovilizado.

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Los aplausos cesaron cuando el orco blanco se acercó al elfo cautivo. Le levantó el rostro alprisionero y lo observó con atención, mientras le sujetaba la cabeza con la misma facilidad que sihubierasidoungranodeuva.Luegoselasoltó,conungruñidodeindiferencia.

Elelfoguardósilencio,comosisehubieraresignadoasudestino.Lamultitudsiguiólaescenaconelalientocontenidocuandoelorcoblancorecibióelfragmentodepiel,extendidoahorasobreunapaletademadera.Loacercóa la luz,y todospudieronverelpentáculoquellevabatatuadoenlamano.Latintanegracontrastababrutalmenteconsupielblanca.Tambiénlucíatatuajesenlosdedos:unsímbolodistintoenlayemadecadaunodeellos.

Elbrujoorcodejóasudemonioenelsuelo,paradespuésretrocederunpasoeinclinarlacabezaunavezmás.Elorcoblancoextendióunamanoydirigiólapalmatatuadahaciaelcielo.Luego,conunavozprofundayatronadora,empezóaleerloqueestabaescritoenlapiel.

—Dirahgomailofalogorahlo...Elpentáculodelapalmadelorcoempezóaemitirunaluzvioleta, intensaybrillante.Aparecieron

varias hebras de luz blanca, que se convirtieron en una especie de sinuoso cordón umbilical entre elbrujoylaSalamandra.Ellazoinvisiblequelosuníasedesenredó,yluego,conunsonorochasquido,separtió.

—Failosoneidiroh...Yaquéllasfueronlasúltimaspalabrasquepronuncióelorcoblanco.Unaflechadeelfocruzóelaire

silbando y se le clavó en la garganta. Varias gotas de sangre caliente cayeron sobre la tribuna.Actoseguido, empezaron a llover flechas sobre los demás orcos, robustos astiles terminados en plumas decisne. El brujo orco rugió, pero sin su demonio no tenía poder alguno. Se acercó corriendo al orcoblanco,tendidoenelsuelo,ytratódecontenerlasangrequelebrotabadelagarganta.

Otra lluviade flechas cayó sobre losorcos, provocandoque sedispersarany echaran a correr entodas direcciones, empuñando sus garrotes y sus jabalinas. Y entonces se oyó un estridente toque detrompetasprocedentedelbosque,yunamultitudsurgiódeentrelosárboles, lanzandogritosdeguerra.Peronoeranelfosquesalíanenestampidadelaoscuridad:eranhombres.

Hombresvestidosconpesadasarmadurasdeplacas,provistosconsablesyescudos,queselanzaronsinmiedohaciaelcentrodelcampamento.Nodierontreguaalosorcos:comountorbellinodeacero,losatacaron y los despedazaron, hasta que el campo quedó transformado en un osario. En el suelo, seamontonaba la sangre, los cuerpos y las entrañas. Desde algún punto, tras ellos, surgía una lluvia deflechastrasotra,queacribillabanalosorcosconunapunteríamortífera.

Pero losorcosno seacobardaron.Acometíana losasaltantesy, comosi losyelmosy las corazasestuvieran hechos de hojalata, los aplastaban a golpes con sus poderosos garrotes. Era unamelé tanviolenta como desesperada, sin técnica ni táctica. La muerte la decidían el azar, la fuerza o lasuperioridadnumérica.

Los orcos rugían, desafiantes,mientras los hombres dejaban caer sus espadas sobre ellos.A cadagolpedegarrote,unhombresalíavolandoconloshuesospartidosyquedabapostradoallídondecaía.Losorcosseguíanluchandobajounalluviadeflechas,searrancabanlasqueselesclavabanenelcuerpoylasarrojabanconrebeldíaalrostrodelosatacantes.

Laescoltadelorcoblanco ibadejandoasupasounrastrodedestrucción,yacabócon lavidademuchos de los oponentes. Zigzagueaban y se agachaban a la luz de las hogueras, con una fuerza

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imparable,yrepartíanmortíferosgolpesconsusgarrotes.Animabanalosotrosorcosaseguirlosylesgritaban órdenes mientras seguían luchando contra el enemigo. En cierta manera, los orcos estabanganando.

Peroentoncesalgosemovióenlajungla,unaespeciedemasaoscuraquehabíaestadoesperando,oculta.Loquealprincipioparecíanramasdeárbolesseconvirtieronencornamentasqueirrumpieronenelclaroaempujonesysacudidas.Eranloselfos,queibanalomosdegigantescosalcesdeanchopecho,largas patas y afiladas cuernas. Los elfos no llevaban armadura, pero empuñaban los arcos que pocoanteshabían inundadoelcielodeflechas.Elelfoque ibaa lacabezasosteníaungallardete,hechodepaño verde e hilo dorado, que revoloteaba tras él. La flecha rota que representaba ondeó cuando losalcespisotearonloscuerposdespedazadosdelsuelo.

Cargaroncontralosorcoscomosifueranunariete.Losalcesempalaronconsuscornamentasalosorcosqueocupabanlasprimerasfilas,paraluegolanzarlosbienlejos.Trassuscorcelesdeguerra,loselfosdisparabancerterasflechasqueseclavabanencráneosyojos.Entregritosdejúbilo,loshombressiguieronelejemplodelosorcosyremataronalosorcoscaídostraslacargadeloselfos.

Lascosasestabancambiandodenuevo,perolabatallaaúnnohabíaterminado.Losorcosrodearonlatribuna,elúltimoreductoderesistenciaqueaúnnosehabíarendido.Lanzaronsusjabalinascontralosatacantesylaslargasastasdeafiladamaderacayeronsobreelfosyalcesporigual.

Loshombresprepararonsusescudos:unaprimerahileraarrodilladayotrasegundadepie,paracrearunaimpenetrablemuralladedosfilasdealtura.Loselfosenviaronasusalcesdevueltaalosbosquesydispararonsusflechasparapetadostraslabarrera.Trazabanunahábilcurvaporencimadelabarrera,demaneraquelasflechascayerandirectamentesobreelenemigo.Eraunamortíferaguerradedesgaste,enlaqueambosbandossellevaronsuparte.Perosólopodíahaberunvencedor.

Hicieronfaltadocenasdeflechasparaabatiracadaorco,pero, trasmuchoesfuerzo,acabaronporsucumbir.Unotrasotro,fueroncayendoalsuelo,dondeseretorcíanysedesangraban.Alfinal,laescoltadelorcoblancoprotagonizóunúltimoydesesperado intentodecargarcontraelenemigo,peroapenasconsiguióavanzardiezpasos.

En la tribuna, el brujo orco buscó a suSalamandra perdida, ansiando elmanaque podría haberledadounaoportunidaddesobrevivir.Aldarsecuentadequeerainútil,sacóuncuchilloysearrastróhaciaelelfocautivo,talvezconlaesperanzadeutilizarlocomorehén.

Cuando acercó el cuchillo a la garganta del elfo, se levantaron de nuevo los arcos y las flechassilbaronporúltimavez.

Fletchersedespertósobresaltado,conelcuerpoempapadodesudorfrío.—¿Quédiabloshasidoeso?

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LoqueFletcheracababadeexperimentar...noeraunsueño,deesoestabaseguro.Habíaolidolasangreyhabía escuchado losgritos.Aquellas imágenes eran recuerdosde Ignatius, fragmentosposteriores a laperfusióndelosqueleshabíahabladolacapitanaLovett.

—Estoyunpococeloso—ledijoFletcherasudemonio,enunmurmullo—.Yanomeacordabadequeenotrostiemposlehabíaspertenecidoaunorco.

El demonio gruñó suavemente y se arrebujó aún más bajo las mantas. Hacía mucho frío en lahabitación,puesFletchertodavíanohabíaencontradoconquétaparlatroneradelmuro.

SintióunarepentinarepugnanciaaldarsecuentadequeelmanuscritodeinvocaciónquehabíadejadoenmanosdemadameFairhavenestabahechoconlapieldelelfoquehabíavistoenaquellosrecuerdos.Enciertamanera,veralavíctimahacíaqueaquellareliquialeresultaraaúnmásinquietante.

Analizó la escena que acababa de presenciar. ¿Qué hacían los elfos en el territorio de los orcos?Aquel orcoblancoquehabíavisto... ¿era elmismoque capitaneaba a todas las tribus?Nopodía ser.JamesBakerhabíaescritoen sudiarioqueelmanuscritode invocaciónestabaenterradoentrehuesosantiguos.Labatalladebíadehabertenidolugarcientosdeañosatrás,talvezdurantelasegundaguerradelosorcos.Alfinyalcabo,nohabíavistomosquetes.Peroesonoaclarabaquéhacíanloselfosallí,nitampocolapresenciadelorcoblanco.

—Seguramente, eres cientos de años mayor que yo, eso es lo único que sé—murmuró Fletcher,mientrassecalentabalasmanosenelvientredeIgnatius.

Seacomodóenlacama,peroyanopudoconciliarelsueño.Nodejabadedarvueltasatodoloquehabíavisto.¿Podíaencontraralgunapista?Nohabíavistoningúnotrodemonio,apartedeIgnatius...¿Quésignificabaeso?Sinduda,teníaquehabermagosdebatallaenunejércitodehombres,másaúnenunabatallacrucialcomoaquélla.

Y,entonces,seleocurrió.Elestandartequellevabanloselfos:¡laflecharota!Sinduda,leserviríaparaaveriguaraquéclanpertenecíanloselfos.Sylvateníaquesaberquiéneseran;ellaeralaquemejorconocíalahistoriadesupueblo.

Fletcher,sinembargo,sedesanimóalrecordarladiscusiónquehabíantenido.Talvezhubierasidodemasiado duro con ella. Había olvidado la situación en la que Sylva se encontraba y lasresponsabilidadesqueteníaparaconsupueblo.Diablos,sisuamistadconlosForsythservíaparaponerfinalaguerraenelfrentedeloselfos,entonces...,¿quéimportabaqueserelacionaraconellos?Comomínimo,serviríaparafrustrarlosplanesdeDidric:sielfrentedeloselfosdejabadeexistir,yanoseríanecesarioenviarprisionerosalnorteparaentrenarlos.

Se levantóde lacamaysevistió.Seenrollóal aúndormido Ignatiusal cuello, comosi fueraunabufanda,yluegosedirigiósigilosamentehacialosdormitoriosdelaschicas.

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—Estavezserámejorquellamealapuerta—murmuróFletcherparasusadentros,puesnodeseabavérselasdenuevoconSariel.

Sylvaabriólapuertadeinmediato.SudormitorioeraprácticamenteidénticoaldeFletcher,aunqueeldobledegrandeyprovistodeunbaúl,situadoalospiesdelacama.Sarielestabahechaunovillosobreunaalfombradepelodeoveja,observandoaFletcherconcautela.LaexpresióndeSylvaeraidénticaaladesudemonio.FletcherreparóentoncesenquelaelfinaaúnllevabapuestoeluniformeypensóquetalvezacabaraderegresardesuencuentroconlosForsyth.Sinembargo,setragólarabiaqueleprovocabaesaideaylehablóentononeutro:

—¿Puedopasar?—Claro. Pero si has venido a hacerme cambiar de opinión, serámejor que te vuelvas a la cama.

Tarquine Isadora sehanmostradodispuestosa aparcarnuestrasdiferencias,y esperoque túhagas lomismo.

—Nohevenidoporeso—dijoFletcher,ignorandoeldeseodellevarlelacontraria—.Hevistounrecuerdo, talycomonosadvirtióLovett.Queríapreguntartecuándolucharon juntosporúltimavez loselfosyloshumanos.

SylvaescuchóabsortamientrasFletcherrelatabaelrecuerdoquelehabíamostradoIgnatius.Tratódecontárselocontodolujodedetalles,conlaesperanzadequeesoloayudaraarecordaralgunaotrapista.

—Fletcher...,¿estássegurodequenoestabassoñando?—lepreguntóSylva,cuandoelchicoterminó—.Essóloque...loquemecuentasesimposible.

—¿Yporqué?—lepreguntóFletcher—.Yatelohedicho,¡eratodoreal!—Siloquedicesescierto...,¡Ignatiusdebedetenermásdedosmilaños!—exclamóSylva.Después,ellaseprecipitóhaciaelbaúlqueestabaalospiesdelacamayrebuscóalgoenelinterior.—Tieneque estarpor aquí—murmurómientras iba apilandopolvorientos libros en el suelo, a su

lado—.¡Yalotengo!—anunció,ydejócaerunpesadovolumensobrelacama.Fletcher se sentó junto a la elfina, y Sylva empezó a pasar las páginas, hasta que encontró una

ilustración,más omenos a lamitad del libro. Al ver aquella escena, a Fletcher le dio un vuelco elcorazón:elfosalomosdealcesquecargabancontraunahordadeorcos.Elgallardetedelaflecharotaondeando tras ellos. Hombres a pie que atacaban desde el otro flanco, protegidos con armadurasidénticas a las queFletcher había visto.Hasta la escolta del orco blanco estaba representada, con suinconfundiblepinturarojayamarilla.

—¿Recuerdas lo que os conté aquella noche en los campos demaíz? ¿Lode que los elfos habíanenseñadoa invocaralprimer reydeHominumacambiodeunaalianza frentea losorcos?Ésa fue laúltimavezquelucharonjuntos,labatalladeCorcillum,quesellamóasíporquetuvolugarmuycercadelaciudaddelosenanos.Ignatius,eltocayodetudemonio,fuequiencapitaneólacarga.Segúnparece,labatallaseprodujonomuylejosdeaquí,peroyanadierecuerdael lugarexacto.Elhechodequetú lohayasvistoes...¡increíble!

Sylvaacariciólapáginayresiguióconeldedolacornamentadeunalce.—Peronoloentiendo.¿Porquéhabíaunorcoblanco?¿YporquéIgnatiuseraelúnicodemonio?—

preguntóFletcher.—Sólolos jefesde losclanesdeelfoseranhechiceros,y,si firmaronunpactoconvuestroprimer

rey,fueparanotenerqueseguirarriesgandolavidaenlasbatallas.Supuestamente,loselfosnodebían

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participarenmásluchasdespuésdelacuerdo,perolabatalladeCorcillumsedesencadenóporquelosorcoshabíansecuestradoalhijodeunjefedeclan.Así,loselfosenviaronasuspropiossoldadosparaayudar.Aúnno lehabíanenseñadoal reyCorwinelartede invocar,pues lascondicionesdelacuerdoestablecían claramente que primero tenía que derrotar por completo a los orcos. En cuanto al orcoblanco,notengoniidea.Loúnicoqueséesque,traslabatalladeCorcillum,losorcosregresaronalasjunglas.Fueunavictoriadecisivaqueprecedióaunaépocadepaz,que seprolongóhasta la segundaguerradelosorcos,hacetrescientosaños.

FletchersealegródehaberrecurridoaSylva.EnsupreparaciónparaacudiralaCiudadela,laelfinaparecíahaberaprendidotodolorelativoalasrelacionesentreelfosyhumanos.

—Creoque lomejorserá ira labibliotecae investigarsiexistealgunacrónicaquehabledeotroorcoalbino—dijoFletcher—.Dalasensacióndeque,traslamuertedelúltimo,losorcossesumieronenelcaos.Puedequelosorcosblancosnoseansóloloscabecillas:¡talvezhayaalgomás!—exclamó.

—Tienesrazón.EstabanapuntodeentregarleaIgnatiusy,segúnparece,setratabadeunaceremoniamuyimportante.Tenemosqueaveriguartodoloquepodamossobrelosorcosysuslíderesenelpasado.Alomejorasídescubrimosalgo—dijoSylva,ysepusoenpieysedirigióhacialapuerta.

—¿Adóndevas?—preguntóFletchercuandoSarielechóacorrertraslaelfinayapuntoestuvodederribarloaél.

—Alabiblioteca,claro.¡Loantesposible!AFletchernolequedómásremedioqueseguirla.Denoche,Vocanseraunlugarfríoyhúmedo,pero

seguiarongraciasalasluceserrantes.UtilizarconjurosyanoleparecíaaFletchertandivertidocomoantes,puesnodejabadedarlevueltasasubajorendimientoenlasclasesdeArcturus.

Tratódeseroptimistaydeconcentrarseenloquedebíahacer.Porlomenos,tendríalaoportunidadde redimirse si proporcionaba información útil sobre los orcos.Ojalá pudieran consultar el libro delhechicero...AFletcherlehabríaencantadopoderleermásacercadellugardondesehabíaencontradoelmanuscritoparainvocaraIgnatius.

Mientrasbajabanporlaescaleradecaracol,Fletcherviotraselloselresplandordeotraluzerrante.—¡Escóndete!¡PodríaserRook!—dijoentredientes.Apagaronsuslucesyseescabulleronhaciaunodelospasillosqueconectabanconlaplantasuperior.

Seocultaronenelumbraldelapuerta,conteniendolarespiración.Sarielempezóagañirenlaoscuridad,peroSylvaledioungolpecitoenelhocicoylacriaturasecalló.

Notardaronenoírpasosapresurados,acompañadosdeunarespiracióntrabajosa.Fueraquienfuera,teníamuchaprisa.Tras loqueparecióunaeternidad, lospasosse fueronalejando,yFletcherySylvaquedarondenuevosumidosenlaoscuridad.

—Venga,vamos—murmuróFletcher,cuandoestuvoconvencidodequenadiepodíaoírlo.—¿Quiénpuedeestardeambulandoporlospasillosaestashoras?—preguntóSylva.—Creoquetengounaligeraidea—dijoFletcher,yempezóabajardenuevolaescalera,concuidado

denotropezarenlaoscuridad.—¿Quéquieresdecir?—lepreguntóSylva.—La primera noche que pasé aquí, vi a alguien salir del dormitorio común y luego abandonar la

Ciudadela.Dabalasensacióndequeteníamuchaprisaydequenoqueríaserdescubierto—respondióFletcher.Ydoblóelpasilloenelqueseencontrabalabiblioteca.

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—Esoesmuysospechoso,Fletcher.¿Porquénoselohascontadoanadie?—preguntóSylva,enuntonodeclaradesaprobación.

—Porquenoledimuchaimportancia.Podríaseralguienquesimplementehubierasalidoatomarelaire.Que es elmismomotivo por el cual yo había salido. Pero ahora ha vuelto a ocurrir... Quizá sítendríaquehaberlocontado.

Fletcher empujó la puerta de la biblioteca, que se movió un poco, pero permaneció firmementecerrada.

—Bueno,puesparecequehemosbajadoenvano.MadameFairhavendebedehabercerradocuandoel último estudiante se ha ido a dormir..., cosa que nosotros también tendríamos que hacer —dijofrustrado,dándoleunapatadaa lapuerta—.Labibliotecapuedeesperarhastadespuésde la clasedeRook.

—¡Yonopiensoirmealacama!Hayalguienquepululadenocheporlaescuelaytengointencióndedescubrirquiénes.Sipuedollevarauntraidorantelajusticia,todoelmundosabráqueloselfossomosdignosdeconfianza.

Y,trasesaspalabras,sealejóporelpasilloyempezóadescenderporlaescaleradecaracol.—Sylva, ¡espeligrososalir! ¡Loshombresque teatacaronenCorcillumpodríanestarvigilandoel

castillo!Peroyaerademasiadotarde.Sylvasehabíamarchado.

Fletchermaldijocuandotropezóenlaoscuridad.—¡Sylva!—exclamó, tratandodehablarenvozbaja,pero lo suficientementealtoparaqueella le

escuchara.Le estaba siguiendo la pista desde hacía una hora, aunque la finísima luna menguante del cielo

nocturnoapenasproyectaba luz suficiente comoparadescubrir indicios.Unpocodehierba aplastada,una ramita rota... En unmomento determinado, creyó haberla perdido, pero las últimas lluvias habíanablandadoel terreno,por loqueno tardóenencontrar el rastrodeunasdelicadashuellasquepocoapocoseibanllenandodeagua.Denoserporqueeraunexperimentadocazador,lahabríaperdido.

Lehubieragustadodarsecabezazoscontralaparedpornohaberlaseguidodeinmediato.Enlugardeeso, Fletcher había decidido subir a su dormitorio para coger el khopesh, por si acaso surgíanproblemas.¿QuiénibaapensarqueSylvapudieracaminartanrápido?

Fletcherhabía llegadoa la lindedeunpequeñobosque,ungrupitodealtosárbolesquecrecíanenunasescarpadascolinas,acasiunkilómetrodeVocans.

—¡Sylva,tevoyamatar!—Lodudo—susurróunavoztrasél.Fletchersequedóinmóvilalnotarelfríodelaceroenlanuca.—Conozcoperfectamentelospeligrosalosquemeenfrentoporserloquesoy.Peromeniegoavivir

conmiedo,oacambiarmicomportamientoparacomplaceramisenemigos.Sylvaaparecióderepentefrenteaélyblandióunalargadaga,nomuydistintaalaqueFletcherhabía

fabricadoenlafraguadeUhtred.—Hevenidopreparada,porsupuesto—dijosonriendo—.PeroSarielvaletantocomounaescoltade

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diezhombresydosrastreadoresjuntos.A Fletcher le dolió que lo hubieran pillado desprevenido. En esemomento, Sariel surgió tras un

grupoderocasyolisqueóelsuelo.—Regresemos,Sylva. ¡Todoestonoesasuntonuestro!PodríaserGenevievequevaavisitarasu

familia, sabemos que vive cerca de aquí—trató de convencerla Fletcher, que ansiaba regresar a laCiudadela.

Apesardequellevabalachaquetapuesta,seestabacongelandodefrío.—No ahora que estamos tan cerca —respondió Sylva con terquedad—. ¡Están justo delante de

nosotros!¡Vamos!Y echó a correr antes de que Fletcher pudiera impedírselo. El muchacho soltó un gruñido de

exasperaciónylasiguió.Casideinmediato,vieronlaluzerrante,queflotabaporencimadeunrocosobarranco.Sylvasearrastróhastaelbordeyluegoasomólacabezaparaecharunvistazo.AbrióbienlosojosyluegolehizoseñasaFletcherparaqueseacercase.

El chico contempló el suelo embarrado. ¿Quépodíahaber vistoSylva allí abajoparaponerse tannerviosa? La curiosidad, sin embargo, pudo más que él y se tendió sobre el barro, para despuésarrastrarseporel suelohasta llegar juntoaSylva.Lapartedelanteradeluniformeyde lachaqueta lequedaroninmediatamenteempapadasdebarro,peroesonofuenadacomparadoconelescalofríoquelerecorriólaespaldacuandovioloquehabíaallíabajo.

OthelloySolomonestabandelantedeunacavernacustodiadapordosenanosmontadossobresendosjabalís.Losjabalís,monturapreferidadelosenanos,erandereciopelajedecoloróxido,yposeíanunospoderososcolmillosque lessobresalíandelhocico.Noseparecíanennadaa loscerdossalvajesqueFletcherhabíacazadoalgunavezenPelt:aquellascriaturaseranmusculososcaballosdebatalla,dotadosdeunosojosrojosysiniestrosqueparecíancentellearderabiaydemalicia.

Losenanos,queempuñabanunhachadeguerraencadamano,vestíanarmadurayyelmodecuernos.Colgadade lasalforjas,además, llevabanunabandolera repletade tomahawks,mortíferos proyectilesprovistosdeafiladaempuñaduraydoblehojaenlacabeza.

Y,entonces,oyeronunavozclarayatronadoraqueanunciabalosiguiente:—OthelloThorsagersepresentaanteelconsejodeguerra.Meestánesperando.

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LosenanosmontadossobrelosjabalísacompañaronaOthelloalinteriordelacaverna.Elruidodelaspezuñasdelosdosanimalesfueresonandotraselloshastaqueseperdióbajotierra.

—Sinduda,loestabanesperando.¿Yaúncreesquenoesasuntonuestro?—preguntóSylva.—Locreo.Eseconsejodeguerrapodríasersobrecualquiercosa.Alfinyalcabo,losenanosacaban

deunirsealejército—respondióFletcher,entonohoscoygrave.Othellolohabíadecepcionado.Elenanoconocíatodossussecretos,hastaelúltimodetalle.¿Cómo

habíapodidosumejoramigoocultarlealgoasí?—Losenanospodríanestar tramandouna rebelión—replicóSylva—.Piénsalobien.El reyAlfric

promulgólas leyesmásestrictasquehanexistidojamáscontra losenanos,aunquesuhijoHaroldhayaempezadoaabolirlas.Enelpasado,serebelaroncontraHominumpormuchomenos,pornohablaryadequemonopolizanlafabricacióndemosquetes.

—Nomelopuedocreer.Othelloestátanempeñadoenconseguirlapazentrenuestrasrazas...¡Nuncapondríaenpeligroalgoasí!—dijoFletcherentredientes,furiosoantelasinsinuacionesdeSylva.

—¿Quierescorrerelriesgodequeestalleunaguerracivil?—lepreguntóella.Fletcherhizounapausayluegogolpeólatierrahúmedaconunpuño.—Fantástico. Pero no podemos seguirlo.Hay guardias armados.Y avisar a los pinkertones no es

buena idea, porque irrumpirían en la caverna y provocarían una guerra civil esta misma noche —reflexionóFletcher,valorandolasdistintasopciones—.¿Quépropones?

—Somoshechiceros,Fletcher.EnviamosaIgnatius,seescondedelosguardiasynosotrosvemosenlapiedradecristalloqueocurre.Perotendrásquerepetirmeloqueesténhablando,porquenopodréoírnada.

—¿Yporquénoenviamosatudemonio?—protestóFletcher.—PorqueSarielapenascabeenlacaverna,pornohablaryadeescondersedelosguardias.Además,

lanecesitamosparaquenosprotejaaquífuera—dijoSylva,conuntonodeimpaciencia.—Loúnicoquequieresesdescubrirsihayalgunaconspiraciónyutilizarluegoesainformaciónpara

tratardeganarteelfavordelrey—laacusóFletcher.—No es el únicomotivo, Fletcher. Si estallara una guerra civil enmitad de la guerra que ahora

estamos librando contra los orcos..., a saber hacia dónde se inclinaría la balanza... Tú sabes tan biencomo yo que tenemos que averiguar lo que está pasando en ese consejo de guerra.Así que basta deperdereltiempoyutilizamipiedradecristalconIgnatius.Latuyaestanpequeñaqueapenaspodríamosvernada.

Sylvacogióelfragmentodecristalquellevabaenelbolsillodeluniforme.Teníaformadeóvaloyera por lomenos cuatro vecesmás grande que la piedra en forma demoneda que le había tocado a

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Fletcher.—Dateprisa,seguramenteyanoshemosperdidoelprincipiodelareunión—loapremió.Fletcher lediounosgolpecitosen lacabezaaIgnatiuscon lapiedradecristaly lodespertódeun

profundosueño.—Vamos,amiguito.Eshoradeponerenprácticatodoloaprendido.Almenos,habráservidodealgo

esodequeRooknonosdejehacernadaquenoseamirarporlapiedradecristal.Ignatiusbostezó,amododeprotesta,perosedespertódeinmediatoalcaptarelestadodeánimode

Fletcher.El demonio saltó de suhombroy corrió hasta el bordedel barranco.Clavó las garras en latierraydescendióporlaparedhastallegaralaentradadelacaverna.Y,entonces,comosifueralomássencillodelmundo,reptóporeltechodelagrutayseperdióenlasprofundidadesdelatierra.

—Caray,nosabíaqueIgnatiuspodíahacereso—susurróSylva,mientrasledabalavueltaalcristalqueFletcherteníaenlasmanosparavermejorlaimageninvertida.

—Niyo.Midemonioaúnmesorprende—respondióFletcher,conelpechohenchidodeorgullo.Controlar a Ignatius no era difícil. La conexiónmental entre ambos habíamejorado gracias a las

muchas horas de práctica en las clases de Rook, por lo que Fletcher no necesitaba más que unpensamiento para corregir hacia unou otro lado el errático avance del diablillo.La caverna estaba aoscuras,perolavisiónnocturnadeIgnatiuseramuysuperioraladeunhumano,porloqueFletcherveíasinproblemasellargoysinuosocorredor.

En apenas unos minutos, el túnel se ensanchó y, a lo lejos, vieron el resplandor titilante de lasantorchas.FletcherlepidiómentalmenteaIgnatiusquefueramásdespacio,puesatravésdelaconexiónoíaelrocedelasgarrasdeldemonioenlapiedra.Noerabuenaideadaralosguardiasunmotivoparalevantarlavista.

LosdosenanosquehabíanescoltadoaOthelloestabanesperandoenlabocadeltúnelconalmenosotrasdosdocenasdeguardiasmás.Formabanunafilaycontemplabanelinteriordeltúnelcomosifueranhalcones. Por suerte para Ignatius, la luz de las antorchas no alcanzaba a iluminar el techo. Así, eldemoniopudoseguirreptandoenlaoscuridadsinquelosguardiasrepararanensupresencia.

Eltechodeltúneleracadavezmásalto,hastaelpuntodequeIgnatiusseencontrabaenesemomentoacasiveinticincometrosdelsuelo.Unpasoenfalsoyseprecipitaríaasupropiamuerte.Eldemonio,sinembargo,siguióavanzandoyabriéndosepasoentrelasestalactitasquecolgabandeltechocomosifuerancarámbanos.Finalmente,eltúneldesembocóenunacavernaenformadebóveda,iluminadaporcientosdeantorchas.

Lacuevaencuestióneraelcentrodeunareddetúnelessimilares,quepartíandeellacomosifueranlosejesylosrayosdeunarueda.Elresplandordelasantorchas,enlaentradadecadaunodeaquellostúneles,indicabaquetambiénloscustodiabanenanosmontadosenjabalís.

—Nosédequéva la reunión,perodesde luegohan tomado todas lasprecaucionesdelmundo—susurróSylva.

Fletcherlahizocallar,puesIgnatiusestabamirandohaciaabajo.Enlacavernasehabíancongregadodecenasdeenanos,queestabansentadosenbancoshechosdetoscamadera.Justoenelcentrosealzabaunestradodepiedra,desdeelcualhablabaunenano.Fletcherapenaspodíaoírsuvoz.

—Tenemos que acercarnos más. No oigo lo que dice —murmuró Fletcher mientras ordenabamentalmenteaIgnatiusqueecharaunvistazoasualrededor.

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La luz titilante de las antorchas iluminaba losmuros de la gruta, por lo que era imposible que eldemoniopudieradescendersinservisto.

—Hazquebajeporahí—propusoSylva,señalandounagranestalactitaquellegabahastaunterciodelaalturadelacaverna.

Fletcher ordenó a Ignatius que descendiera por la puntiaguda piedra y le insistió en que tuvieracuidado.Luegocerrólosojosyempezóarepetirensusurroslaspalabrasquelellegaban:

—... os lo repito, ¡es elmomentode una rebelión!Hacedosmil años queno se nos presenta unaoportunidadmejor.ElejércitodeHominumestáatrapadoentredosguerras,loselfosalnorteylosorcosal sur.Nopueden luchar contraun tercer frente.Desdeunpuntodevista táctico, estamosen lamejorposiciónparairrumpirenpalacioytomarcomorehenesalreyyasupadre.

Eloradoreraunenanograndeyfornido,deimponentepresencia.Contemplabaporencimadelanariza los demás enanos, que estaban sentados. Luego descendió los escalones del estrado hasta dondeaguardabaotroenano,éstemásviejoyconalgunashebrasblancasenlabarba.Elancianoleestrechólamanoalenanomásjovenyluegoocupósulugarenlatribuna.

—Gracias,Ulfr,por tusvehementespalabras.Loquedicesesverdad,perohayotrosaspectosquedebemosconsiderar.Comotodossabéis,losenanossomoslosúnicosfabricantesdearmasdefuego.Enestosmomentos,anuevedecadadiezsoldadosdelejércitodeHominumselesformaúnicamenteenlatécnicadecargarydispararunmosquete.Nodisponendearmaduranideningúnotroarmamento,exceptouna bayoneta para el combate cuerpo a cuerpo. Si interrumpiéramos el suministro de armas, seconvertiríanenpocomásqueunamiliciamalentrenadaymalarmada.Yésaesotraventajaclavequenopodemosobviar...

Suspalabrasprovocaronaplausosentrealgunosdelosenanos,quenotardaronencorearsunombre.—¡Hakon!¡Hakon!Lamayoríadelosotrosenanos,encambio,permanecieronensilencioyobservaronaloradorconlos

brazoscruzados.Obviamente,elpúblicoestabadividido.—Otra ventaja, tal vez lamayor de todas, es lamunición. Lasminas Pasha se encuentran bajo el

control de nuestros aliados, y en ellas trabajan enanos mineros. Son los enanos quienes fabrican lapólvora y las balas de plomo. Sin esos dos recursos, los mosquetes que ya tiene Hominum resultaninservibles.Cuandoselesacabeelarsenaldemunición...,¡habremosganadolaguerra!

Seoyeronmás aplausos, pero esta vez acompañadosde abucheos.Un enano sepuso enpiedeunsaltoysedirigióatodaprisaalestrado.LeestrechólamanoaHakonylesusurróalgoaloído.

—¡EsOthello!—exclamóSylva.Fletchernegóconungestodelacabeza.—No,noesél.Loséporlaformaenquellevatrenzadoelpelo.Othellotieneunhermanogemeloque

sellamaAtillayqueodiavisceralmentealoshumanos.—¡Traidoresycobardes!—aullóAtilla,mientrasFletcherempezabadenuevoarepetirloqueoía—.

¿Soisverdaderosenanos...osoismediohombres?Variosenanos,furiosos,sepusieronenpiedeunsaltoyempezaronagritar tanaltoqueaFletcher

casi le llegóelecodesusvocesa travésde laentradade lacueva,unpocomásabajodedondeélySylvapermanecíansentados.

—¿Es que nunca habéis probado las porras de los pinkertones? ¿A cuántos de vosotros os han

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arrebatadoeldineroqueganáishonradamente?¿Quiénnohavistoaunhermanooaunhijoterminarenlacárcel por culpa de un juez que odia a los enanos? ¿Os gusta tener que arrastraros delante del rey siqueréistenermásdeunhijo?

Losgritoscasialcanzaroneldobledelvolumencuandootrosenanossepusieronenpiedeunsalto,cegados por la ira, y empezaron a aullar.De repente, un rugido gutural retumbó en toda la caverna yacallólosdemásruidos.

—¡Yabasta!—exclamóunavozconocida.Othello seabriópasoentreelpúblicoy subió losescalonesdedosendos.Solomon,el autordel

rugido,losiguió.—SoyOthelloThorsager,primerenanooficialdeHominumyprimerhechicerodenuestropueblo.

Reclamomiderechoahablar.—¡Hazloyacabadeunavez,adoradordeloshumanos!—legritóAtilla.—NopodemosdeclararlaguerraaHominum—dijoOthello,convozaltayclara—.ElreyHarold

nos está ofreciendo la oportunidadde alcanzar la igualdad, ¿es que noos dais cuenta?Si vamos a laguerra,perderemos,nocabeduda.SóloelejércitodeHominumsuperaennúmeroa losenanosenunaproporcióndediezauno.Muchosenanosenedaddelucharsedirigenenestosmomentosalfrentedeloselfospararecibirinstrucción.SeencuentranrodeadosdesoldadosveteranosyestánlomáslejosquesepuedeestardeCorcillum.¿Creéisquepodéisirrumpirenpalacioconelcentenardeenanosquequedanaquí?

—¡Siesnecesario,sí!—exclamóHakon.Suspalabrasdespertarongritosdeaprobaciónentrequienesloapoyaban.—Y,entonces,¿quéocurrirá?Lanoticiadenuestroasaltollegaráaoídosdelosgeneralesdelnorte

encuestióndedías,atravésdelosdemoniosvoladores.Ylosgeneralesdelnorteasesinaránanuestrosjóvenesguerrerossinpensárselodosveces.Inclusosi loplaneáramosconellos,¿quépasaría?¿Acasopodríanapoderarsedelfrentedelnortemilenanossinapenasinstrucción?Aunquenotenganmosquetes,losmagosdebatalladespedazaránanuestrosguerrerosencuestióndeminutos.ElmismísimoreyesunodeloshechicerosmáspoderososquejamáshavistolafazdelaTierra...,¿yvosotroscreéisquepodéisapresarlo?Notenemosnilamásmínimaposibilidad.

—¿Yqué?Prefieromorirluchandocontraellosquejuntoaellos.Ytú,pavoneándoteporahícontudemonio...¿Acasonosabesqueseríendeti?

—YotambiénlopensabacuandolleguéaVocans.Peroestabaequivocado.Allíheconocidoabuenaspersonas.Malditasea,perosielprimerdíaen laacademiaunodeellosmemostróuna tarjetade losYunque—respondióOthello.

—¿LosYunque?Nosonmásquehumanosquenoscompadecen.Paraellosesunpasatiempoybasta.Nuestrosancianosni siquieraconfíanenellos lobastantecomopara traerlosaesta reunión—replicóAtilla.

—Yotampoco,enespecialsiloquevamosahaceraquíesdiscutirabiertamentedeunaguerracontrasupueblo.Pocoapoco,vamosganandoaliados:primerolosPasha,yahoralosYunquehaniniciadounmovimientoennuestrofavor...Hastaelreyhadichoqueestádispuestoarevisarlasleyesyapararlospies a lospinkertones si demostramosque sepuede confiar ennosotros. ¿Yquéhacemos los enanos?Justamente lo quemás puede impedir que el rey nos ofrezca su apoyo: hablar de una rebelión—dijo

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Othello,furioso,yescupióalospiesdeAtilla.—¡Noeresunverdaderoenano!Nisiquieramereceselsigilodelosenanosquellevastatuadoenla

espalda.¡Meavergüenzodellamartehermano!—gritóAtilla.LearrancólacamisaaOthelloydejóaldescubiertoeltatuajequelucíaenlaespalda.Conunrugido,

Othelloagarróasuhermanoporlagarganta,yrodaronjuntosporelestrado,tratandodeestrangularseelunoalotro.Solomonsedispusoaayudarasuamo,perosedetuvoderepente,comosiOthellolehubieraordenadoquesequedaraquieto.

Uhtredfuecorriendoalestradoyseparóalosenfurecidosgemelos.Trasél,unaprocesióndeenanosde pelo cano subió también al escenario.Eran venerables ancianos de barba gris, tan larga que se laremetíanpordebajodelcinturón.

—DebedeserelConsejodelosEnanos—lesusurróSylvaaFletcher,aloído.Fletcher asintió y le pidió a Ignatius que escuchara atentamente, pues no parecía que aquellos

ancianosfuesenaponerseachillarniagritarcomolosdemás.Lacavernasesumióenunprofundoyrespetuososilencio.HastaAtillasehabíacalmadoeinclinaba

lacabezaengestoderespeto.Elmásancianodetodosdiounpasoalfrenteyseparólosbrazos.—¿Acaso no queremos que nuestros hijos sean libres? Si no podemos permanecer unidos ante la

adversidad,entoncesyahemosperdido.Losenanosempezaronasentarse.Muchosdeellos,avergonzados,semirabanlospies.—Todos hemos oído lo que queríamos oír. Esta noche, aquí, sois muchos los exaltados, pero la

decisiónqueestamosapuntodealcanzarnodebetomarsealaligera.Ospregunto...,¿dequénossirvemorirconvalentíaenposdelalibertad?Catorcevecesnoshemosrebeladolosenanosycatorceveceshemos estado al borde de la extinción. Vosotros, los jóvenes, no recordáis la masacre que sufrimosdurante el último levantamiento.Cadavezqueperdemos, nos quitanmás libertades y se derramamássangre.

Variosenanosdelpúblicoasintieron.—Yoveodosposiblescaminosantenosotros.Elprimeroloconocemosmuybien,perocadavezque

lotomamosterminamosenelmismopuntodepartida,derrotadosenunbañodesangre.Peroexisteunsegundocamino:noséadóndeconduce,niquépeligrospodemosencontrar,peroelcorazónmedicequeesmejorseguirunsenderoquellevaaundestinoinciertoynoelquenosconduceaunaderrotagloriosaperoinevitable.Nohabráguerra,amigos.Respetaremosnuestroacuerdoconelrey.

Fletchersintióungranalivio.OthellosehabíaescabullidodelaCiudadelaparaimpedirlarebelión,noparaapoyarla.Yno sóloeso, sinoquehabíaconseguidoque losancianos sepusierande suparte.FletchernoqueríanipensarenloquehabríahechoOthellosisehubieratomadoladecisióncontraria,peronovalíalapenapensarenello.Todoibaasalirbien.

—¿Quéhasidoeso,Fletcher?—exclamóSylva,tirandoalchicodelbrazo.Vieronanteelloselresplandordeunasantorchasqueavanzabanentrelosárbolesagranvelocidad.

Seapartarondelbordedelbarrancoysequedaronaobservar,conelcorazónenunpuño.Erandiezhombres,cadaunodeellosarmadoconunmosqueteyunaespada.Elcabecillarespiraba

trabajosamente.Apesardelaoscuridad,Fletcherintuyóquesetratabadeunhombreinusualmentegordo.—¿Estássegurodequeesésta lacaverna?—preguntóunode loshombres, levantandolaantorcha

parailuminarlazona.

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Fletchersintióunescalofríocuandolaluzrevelólaidentidaddeaquellosrostros.—Totalmenteseguro—respondióGrindle.

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43

—Sonloshombresquemesecuestraron—dijoSylvaentredientes,señalandoalossoldadosequipadosconunaarmadura.

—Losé.Reconoceríaaesegordocalvoencualquierparte—respondióFletcher,yapoyólamanoenla empuñadura de su khopesh—. Se llama Grindle. Es el que te iba a ejecutar. Creía que lo habíasmatado,perodebedetenerlacabezamuydura.

—Sonmuchos—murmuróSylva.Fletchersediocuentadequelaelfinaestabatensa,comosisedispusieraaentrarenlarefriega.Tras

ellos,Sarielgruñóalpercibirlainquietuddesudueña.—Notepongasnerviosa.Tenemosqueaveriguarquéhacenaquí—dijoFletcher.Seobligóaaparcarlarabiayseasomóentrelassombrasparaescucharmejor.—Noentiendoporquénonosquedamosaquíesperando.Deestemodolestendemosunaemboscada

cuandosalgan—protestabaenesemomentounodeloshombresdelgrupo.—Porquehaycincosalidas—respondióGrindle,quesehabíasentadoenunaroca—.Pornohablar

de que tres de esas salidas llevan directamente a los túneles que pasan por debajo del barrio de losEnanos.

Cuandolosdemáshombresllegaron,laluzdesusantorchasrevelóelvendajequeGrindlellevabaenelhombro,dondehabíarecibidoelimpactodelaboladefuegoqueIgnatiuslehabíalanzado.

—Tendríaquehabermeaseguradodequeestabamuerto—susurróSylva.Fletcherleapoyóunamanoenelhombroparatranquilizarla.Siseproducíaunapelea,noestabamuy

segurodequepudieranderrotarlos.Erandiezhombresentotal,provistosdearmaduradecueroendurecido,unmaterialquelespermitía

moverse con agilidad y, al mismo tiempo, los protegía de estocadas ligeras. Fletcher contempló susmosquetes.Sudébilescudonoleibaaservirdemuchoesanoche.

—Entonces, ¿a qué esperamos?—preguntó otro de los hombres,mientras escudriñaba las oscurasprofundidadesdelacueva.

—¿Esquenohabéisprestadoatenciónalasórdenes?—gruñóGrindle.Levantó unamanoy agarró por el peto de la armadura al hombre quehabía hablado.Loobligó a

inclinarsehastaquequedóasualtura.—CientosdehombresdelastropasdelordForsythsehanreunidoenlaotraentradaaccesible—le

espetóGrindle,salpicandodesalivaelrostrodelhombre—.Entraremoscuandoentrenellos,esdecir,cuandosueneelcuerno.Dentrodeunoscincominutos.¿Oesquecreesqueelplaneraquenosotrosdieznosenfrentáramosauncentenardeenanos?

AFletcherseleencogióelcorazón.AquelloeraloqueTarquineIsadorahabíanmencionadoantes.

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NoeralafamiliadeSeraphlaqueestabaenpeligro,¡sinolosenanos!—Cincominutos—resollóSylva—.Tenemosquehaceralgo.Fletchervaloró lasopciones,mientrasdesviaba lamiradadesde loshombreshacia lapuertade la

caverna. No disponían de tiempo suficiente. Luchar contra los soldados de Grindle les llevaríademasiadotiempo.Sitratabandepasar,noconseguiríannillegaralaentradadelacavernaantesdequelesdispararanunabalademosqueteporlaespalda.Ysiporcasualidadloconseguían,aúnlesquedaríaconvenceralosenanosdelaescoltadeloqueestabaocurriendo.

—SiIgnatiuspudierahablar—murmuróSylva,contemplandoalosenanosatravésdelapiedradecristal.

Seguíanallí,dandovueltasydiscutiendosobreladecisiónquedebíantomar.—Noesnecesario—dijoFletcher,cayendoderepenteenlacuenta.Siqueríanhacersaberalosenanosqueibanasufrirunataque,¿porquénoatacarlosellosmismos?LeenviólasórdenesaIgnatiusypercibiólaconfusiónyelmiedodeldemonio.Cuandolacriatura

comprendió las intenciones de su amo, sin embargo, el miedo fue reemplazado por una férreadeterminación.

—Observa—lesusurróaSylva.Ignatiusempezóadescenderporlaestalactita.Enrollólacolaenelextremodelcarámbanoyclavóla

púadelapuntaenlapiedrablanda.Sequedóallícolgado,comosifueraunmurciélago,yestiróelcuelloparaacercarsetodoloposiblealosenanos.

—Ahora,Ignatius—murmuróFletcher.Suvisiónseincrementócuandoelmanaempezóabrillarenelinteriordeambos.Ignatiusexpulsóuna

gruesacolumnadefuego,unaarrolladorallamaradaquedescendióhastalosancianos.Leschamuscólacabeza, con lo que se extendió por toda la caverna el olor acre del pelo quemado. Y, luego, con unchillidodejúbilo,eldemoniosubióaltechoyhuyóapresuradamenteenbuscadeFletcher.

—¡Nosatacan!—rugióHakon,yelpánicoseadueñóde lacaverna—.¡Retiraoshacia lascuevas!¡Protegedalosancianos!

Los jinetes de los jabalís regresaron de su posición en las distintas salidas y dirigieron a losnumerososenanoshaciauntúnelqueseperdíaenlasprofundidadesdelatierra.

—Hafuncionado—susurróSylva—.¡Fletcher,eresungenio!De repente, un tomahawk salió disparado de entre la multitud y fue a clavarse a unos pocos

centímetrosdedondeestabaIgnatius.—¡UndemoniodeVocans!¡Traición!EraAtilla,queaúnseguíasobrelatribunaconOthello.—¿Aquiénlehashabladodeestareunión?—preguntó.—A nadie, lo juro —respondió Othello, gritando. Al reconocer a Ignatius, pareció confuso—.

Conozcoaestedemonio.¡Sudueñoesamigodelosenanos!—Entonces, ¡no le importará que lo mate! —aulló Atilla, mientras cogía otro tomahawk de su

cinturón.SaltódesdelatribunayempezóacorrerhaciaIgnatius,queestabaparalizadoporelpánico.—¡No,Atilla,quédateconlosdemás!—gritóOthello,echandoacorrertrasél.Ignatiuschillóysealejóapresuradamenteporeltúnel,trasesquivarpormuypocoellanzamientode

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Atilla.—Detenlo,Fletcher...LosvasaconducirhastadondeestáGrindle—susurróSylva,mientrasletiraba

delamanga.Peroyaerademasiadotarde.LosenanosgemeloslepisabanlostalonesaIgnatius.—Prepárate—susurróFletcher—.Vamosatenerquepelear.Sylvaasintióysacóladagaquellevabaenunavainasujetaalmuslo.Sarielcaptósuestadodeánimo

y se agazapó, lista para saltar sobre los hombres de abajo. Contuvieron la respiración y esperaronmientrasibanpasandolossegundos.

—¡Pasos!—exclamóbruscamenteGrindle,yseñalólaentradadeltúnel.Fletcher tambiénoyó lospasos,que resonabanpor toda lacuevamientrasOthelloyAtillaseguían

corriendo.—Dos hileras. La primera arrodillada; la segunda de pie. ¡Fuego cuando dé la orden!—exclamó

Grindle,sacósuespadaylaalzóporencimadelacabeza.Lospasosseacercaban.Fletcheroyóelsonidometálicodeotrotomahawkque,porsuerte,tampoco

habíaalcanzadoaIgnatius.—Yoprotejo la entrada conmi escudo.Túdeslúmbralos con la luz errante para quenoden en el

blanco.Nosésimiescudoes lobastantefuerte—dijoSylva,queyaestabadibujandoelsímbolodelescudoenelaire.

Momentosmástarde,lanzóhaciaelsuelo,delantedeella,unaluzopacaquefuemoldeandocomosisetrataradeámbarfundido.

—Preparados—gruñóGrindle.Los hombres levantaron losmosquetes y apuntaron hacia la entrada de la cueva. Fletcher extrajo

manadeIgnatius.Eramásdifícilcuandoestabanlejoselunodelotro,peroprontoempezóanotarenelcuerpo la vibración de la energía. Gracias a su visión potenciada por el mana, el resplandor de lasantorchasadquirióunintensotonoanaranjado.

—Apunten—murmuróGrindle,bajandounpalmolaespada.Lospasosyano resonaban,puesestabandemasiadocerca.Encualquiermomento, aparecerían los

dosenanos.Grindlebajóaúnmáslaespada.—Fue...—¡Ahora!—exclamóSylva,lanzandohaciaabajoundeslumbranteescudoblancodeformacuadrada.Fletcher arrojó una llamarada de luz azul hacia los ojos de los soldados armados.Los cegó justo

cuandolosmosquetesrestallabanyescupíanunanubedehumonegroqueformóunaneblinaanteellos.Sariel se lanzó entonces sobre los soldados, a los que derribó como si fueran bolos. Se abalanzó

sobreelpechodelsoldadomáspróximoyledesgarrólagargantadeunbocado.Fletcherdiounalaridoysaltódesdeloaltodelbarranco,repartiendogolpesadiestroysiniestrocon

su khopesh. Le abrió el estómago a un hombre que ya estaba en el suelo y, un segundo después, seabalanzósobreotroatacante,queandabaperplejo,ylerajóelcuello.FletcheroyóaSylvagritartrasély,deinmediato,escuchóelgorjeodeunhombreconelpescuezorebanado.

IgnatiusbajóhastaelhombrodeFletchery lanzóuna llamaradaalhombreque,espadaenalto, seabalanzabaenesemomentosobreelmuchacho.

—¡Misojos!—gritóelhombre,ycayóderodillasalsuelo.

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Sylva se precipitó hacia él y le clavó la daga en el cráneo. Sariel regresó dando brincos justoentonces,conelhocicoyelmorrosiniestramentemanchadosdesangrey restosdecarne.Laelfina laagarróporelpelodelcuelloylacondujodenuevohacialaentradadelacavernaparaqueayudaraaFletcher.Aúnquedabanotroscincohombres,incluyendoaGrindle.Sehabíanreagrupado,paradespuéscolocarseformandounaespeciedeabanicoqueimpedíaasusenemigossalirdelagruta.

OthelloyAtillallegaronjustoentonces,yjadearonmientrasintentabanrecobrarelaliento.Elescudodebíadehaberfuncionado.

—Esunaemboscada,Atilla.FletcherySylvaestándenuestraparte—susurróOthello.Solomongruñó,comosiquisieradarlelarazón.—Prefieromataracincohombresqueaunmuchacho—dijoAtilla,quefueacogerlaespadadeuno

deloshombresderrotados—.Lucharéavuestrolado...,demomento—añadió,traslocualleentregóaOthellounodelostomahawksquellevabasujetosalcinturón—.Siemprelohasmanejadomejorqueyo.Muéstralesaestoshumanosloqueescapazdehacerunauténticoenano.

Justo entonces,Grindle arrojóuna antorchahacia la cavernapara iluminarles el rostro.Alverlos,escupióasqueado.

—Elfinaasquerosa.Tendríaquehabertequitado lavidacuando semepresentó laoportunidad.SilordForsythnonoshubieraobligadoamatarteenpúblico,ahoramismoestaríaspudriéndotebajotierra.

Fletcher sequedóparalizadoalescucharelnombredeForsyth,y fueentoncescuandocomprendióquién había planeado el secuestro de Sylva. No había sido una coincidencia, pues, que los gemelosestuvieran con ella cuando la habían atrapado. El chico ahuyentó esas ideas de su mente paraconcentrarseenlalucha.

—Te voy a destripar—le gritó Grindle a Sylva, tratando de rajarle el vientre con la espada—.Siemprehequeridosabersilasentrañasdeloselfossoncomolasnuestras.

—Ese hombro tienemal aspecto—se burló Fletcher—. ¿Cómo lo quieres hoy? ¿Al punto o bienhecho?

Grindlehizounamuecaeignoróelcomentario.—Recargadlosmosquetes,chicos.Estovaasercomodispararcontralasratasdentrodeuntonel.—

¡Notanrápido!—dijoAtilla—.Elprimeroquecojaelmosquetesellevaunhachazoenplenacara.Cogióelúltimotomahawkquelequedabaenelcinturónylohizogirarentrelosdedos.Loshombres

desviaronlamiradadeGrindlealosmosquetesqueseguíanenelsuelo.Ningunodeellossemovió.—Somossietecontracinco.Y,delossiete,tressondemonios.Haceosunfavoryregresadalagujero

delcualhabéissalido.Grindlesonrióyapuntólaespadahacialacueva,detrásdeellos.Alolejos,Fletcheroyóelsonido

deuncuerno:laseñalparaqueatacaranloshombresdeForsyth.—Si consigo reteneros aquí el tiempo suficiente, no tardarán en llegar los refuerzos. Os van a

despedazarcomosifueraisperros.—Siloconsigues...—dijoFletcher,dandounpasoalfrente.Pero entonces comprendió queGrindle tenía razón. Los gritos lejanos de los soldados de Forsyth

resonabaneneltúnel,trasél.SiveíanqueGrindleylossuyosnoatacaban,sedirigiríanhaciaallíparasaberquéocurría.Fletcher llegóa laconclusióndeque teníanquesalirdeallí loantesposible,puesenfrentarseaGrindleyasushombreslesllevaríademasiadotiempo.

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Elmuchachocreóunaboladeluzerranteylafuealimentandodemanahastaquealcanzóeltamañodeunacabezahumana.Palpitabaconunavibraciónsordayresplandecíaenlapenumbradelaentradadelacueva.LaimpulsóhaciaGrindle,queseapartódeinmediato.

—¿Hasvistoalgunavezquéaspectotieneunaquemadurademana,Grindle?Sielfuegoyatedolió...,esperahastanotarcómoseteseparalacarnedeloshuesoscuandoelmanaterocelapiel.Porloqueheoído,elsufrimientoesindescriptible—dijoFletcher.

Enrealidad,eraun farol,puessabíaperfectamenteque la luzerrantesedisipabaencuanto tocabaalgosólidoyquenoprovocabaelmenordaño.PeroGrindlenolosabía...

SylvayOthelloloimitaronenseguidayenviaronesferasmáspequeñasdeluzerrante,queempezaronarevolotearentornoalacabezadeGrindle.Elhombreretrocedióytratódegolpearlasconlaespada.

—Vete a casa, Grindle—se echó a reír Fletcher—. Esto es demasiado difícil para ti. Deberíasdarnoslasgraciaspordejarteescaparconvida.

Grindle,frustrado,levantólavistaalcieloygritó.Finalmente,sehizoaunladoyporseñasindicóasushombresqueloimitaran.Fletcherinclinólacabezaconungestomuyteatralyluegoabriólamarcha,seguidodesusamigos.MantuvolaluzerranteflotandosobrelacabezadeGrindle,pueseraimportanteseguiraparentandoquecontrolabalasituación.

—Bienhecho,Fletcher—lesusurróOthello—.Hasidounainterpretaciónmagnífica.—He tenido un buenmaestro—le respondió Fletcher, también susurrando,mientras recordaba el

encuentroconlospinkertones.Caminaronlomásrápidoposible,conscientesdequeteníanlamalévolamiradadeGrindleclavada

enlaespalda.—¿Qué es todo este alboroto,Grindle?Los hombres dicen que han oído disparos—dijo una voz

atronadoradesdeelinteriordelacaverna.Varias antorchas iluminaron la entrada, y de la cueva empezaron a salir hombres vestidos con

armadura.—¡Corred!—gritóFletcher.Unabalademosquetelerozóenesemomentolamangayfueaimpactarcontraunaroca.Hubomás

disparos,quesilbaronporencimadesuscabezascomoavispasenfurecidas.Casi no podían ver el camino, y, mientras avanzaban a trompicones en la oscuridad, Fletcher

solamenteoíasupropiarespiraciónagitadayladesusamigos.Lasluceserrantesestabandescartadas.Lanocheeraloúnicoquepodíaprotegerlosdelasandanadasdedisparosquerestallabantrasellos.

Unabala lepasómuycercadelcuerpo,yseoyóungolpesordo.Uncuerpoacababadecaer justodelante de Fletcher. Elmuchacho, enmedio de la oscuridad, tropezó con aquellamaraña de brazos ypiernas,yseprecipitóalsueloembarrado,juntoalcuerpoabatido.

—Lapierna—sequejóAtilla—.¡Mehandado!Estabansolos.SylvayOthellodebíandehaberlosdejadoatrásensulocacarreraporhuir.—Vete.Yotecubriré—resollóAtilla,yempujóaFletcher.—Ni hablar. Te sacaré de aquí aunque tenga que cargarte a hombros—respondió obstinadamente

Fletcher,queyatratabadelevantaraAtilla.—¡Te he dicho que te vayas! Moriré luchando, como un verdadero enano—rugió, zafándose de

Fletcher.

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—¿Asíescomomuerenlosverdaderosenanos?¿Rematadosenelbarrocomosifueranperros?Creíaquelosenanoseraismásduros—dijoFletcher,entonodedesdén.

La ira parecía ser lo único quemovía a aquel enano, por lo que Fletcher decidió utilizarla en sufavor.

—Malditometomentodo. ¡Déjamemorir en paz!—rugióAtilla, empujando aFletcher de nuevo albarro.

—Si quieres morir, por mí perfecto. Pero no esta noche. Si te capturan, podrían utilizarte comoprueba de la reunión secreta que se ha celebrado aquí.No le hagas eso a tu pueblo.No les des esasatisfacciónalosForsyth.

Atillagruñó,frustrado,peroluegosuspiróprofundamente.—Estábien,loharemosatumanera.Perosinosatrapan,nadaderendirse.Lucharemoshastamorir.—No sé hacer las cosas de otramanera—respondió Fletcher, al tiempo que ayudaba al enano a

ponerseenpie.Avanzaroncondificultad,puesladiferenciadeestaturaentreellosnolepermitíaalenanopasarleun

brazoporloshombrosaFletcher.Y,porsiesofuerapoco,losgritosdesusperseguidoressonabancadavez más cerca. A diferencia de ellos dos, quienes les pisaban los talones llevaban antorchas paraorientarse.

Siguieronasíduranteloqueparecieronhoras,hastaqueAtillatropezóycayóalsuelo.—Tendrásquecargarconmigo.Asípodremosavanzarmásdeprisa—resollóAtilla.La herida le estaba pasando factura. Fletcher se dio cuenta de que el enano tenía los calzones

empapadosde sangre.Supo, también,queAtillahabía tenidoque tragarse el orgulloparapedirlequecargaraconél.

—Vamos,súbeteamiespalda—murmuróFletcher.GruñóalnotarelpesodeAtilla,yluegosiguióavanzandopesadamente,respirandoconlosdientes

apretados.Ignatiustratódeanimarasunuevocompañeroylelamióalegrementelacaraalenano.Sinprevioaviso,untenueresplandorazuliluminólazona.Unglobodeluzerrantehabíaaparecido

enelcielo,bastantesmetrosporencimadeellos.Flotabaenelairecomosi fueraunasegunda lunaygirabalentamenteentrelasnubes.

—¿Hassidotú?—lepreguntóAtilla.—No.NitampococreoquehayansidoOthellooSylva.LoshombresdelosForsythdebendehaber

traídounmagodebatalla.NomesorprenderíaquefueraelpropioZacharias,puesesaluzerrantees...¡enorme!—respondióFletcher.

Echóunvistazoasualrededoryseleencogióelcorazón.Elpaisajeleparecíacasiidénticomirarahacia dondemirara, y se dio cuenta de que se habían perdido. Si no conseguían llegar a algún lugarseguroenseguida,Atillanosobreviviría.

Losgritosparecíanalgomás lejanos,peronoporellomenosamenazadores.Sielmagodebatallaenemigoteníaundemoniovolador,éstepodíalocalizarlos.

—¡Deteneos!—gritóunavoz.Unhombresurgiódeentrelassombrasylosapuntóconunmosquete.Denuevo,Fletchersemaldijo

pornosercapazderealizarelconjurodelescudo.—Nadaderendirse...—lesusurróAtilla.

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La voz del enano, sin embargo, era débil, y hablaba arrastrando las palabras. Fletcher creyó queAtillanoconseguiríadarunospocospasosantesdecaerredondoalsuelo.

IgnatiussaltódelcuellodeFletcherysiseó.Elhombreloignoróyapuntóelmosquetedirectamentealrostrodelmuchacho.

—Alejaesacosademíodisparo—dijo,moviendolabocadelarmaenungestoamenazador.Fletcherlevantóunamanoycreódelanadaunaesferadeluzerrante.—Te la puedo lanzar a la caramuchomás rápido que cualquier bala. Tira el arma si no quieres

problemas.—Soysoldado,pedazodeidiota.Séloqueesunaluzerrante.Dejaalenanoenelsueloy...¡ah!Elhombregritóysellevólamanolibrealcuello.UnÁcarodecolormarrónapagadorevoloteópor

encimadelsoldadoyluegotrazóunampliocírculosobrelacabezadeFletcher.—Valens—jadeóFletcher.Elpequeñodemoniohabíaconseguidoencontrarlos.Elhombrecayódelado,conelmosqueteaúnen

alto.Eracomosilohubiesencongelado.—El comandante Goodwin no bromeaba cuando hablaba del aguijón de los Escarabeideos—se

maravillóFletcher.Valensemitióunsonorozumbidoyluegorevoloteódeunladoparaotro.Fletcherloobservódurante

unos instantes, hasta que al final entendió lo que se proponía el pequeño demonio: quería que losiguiesen.

—Aguantaunpocomás,Atilla—murmuróFletcher—.Loconseguiremos.

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Cuando finalmente llegaron a la Ciudadela, Atilla estaba inconsciente, pero aún respiraba. Tenía lapiernarígidaycubiertadesangrecoagulada,peroenlaoscuridadFletchernoalcanzóaverlagravedaddelaherida.Levendólapiernalomejorquepudo,conunatiradeteladelacamisadelpropioAtilla,yluegosiguióaValensporelpuentelevadizo.

—¿Adóndevamos?—lesusurróaldemonio,querevoloteabasobresucabeza.ElÁcaroemitióunzumbido,amododerespuesta,ysedetuvoamitaddelaescaleraeste.Fletcher

contemplólosempinadosescalonesconciertaaprensión.—¡Nosésipodréconseguirlo!—selamentó,acomodandoelcuerpodeAtilla.AlpercibirelestadodeánimodeFletcher,Ignatiussaltóalsuelo.—Gracias,amiguito,asívoymásligero—murmuróFletchersindemasiadoentusiasmo,mientrasle

rascabalabarbillaaldemonio.Valens los condujo escalera arriba. El batir de sus alas guiaba a Fletcher en la oscuridad.No se

atrevíaautilizarunaluzerrante,porquesiRooklosorprendíaconAtilla,lefaltaríatiempoparainformaralreyAlfric.

Sedetuvieronenlaúltimaplantayluegosedirigieronhacialatorrenordeste.Aaquellasalturas,aFletcherseledoblabanlasrodillas,perosiguióconobstinación.Valensteníaunplan,fueracualfuera.

Finalmente, llegaron a la serie de recias puertas de madera, en lo alto de la torre, y Fletchercomprendió que se hallaban en la enfermería. Antes de que tuviera tiempo de llamar, las puertas seabrieronyaparecióSylva,queestabamuyagitada.

—¡Estáis bien! ¡Pensábamos que habíais muerto! —sollozó, y enterró el rostro en el pecho deFletcher.

Othelloseloquedómirando,conelpálidorostrobañadoenlágrimas.Luego,elenanoechóacorrerhaciaFletcherycogióaAtillaenbrazos.

FletcherlediounaspalmaditasenlacabezaaSylva,incómodo,yechóunvistazoasualrededor.Viovariashilerasdecamascubiertasdepolvo,conelbastidoroxidado.Otrastrescamas,éstasmásnuevas,sehallabanjuntoalapuerta.Sarieldescansababajoellas.CuandoOthellodejóasuhermanosobreunodeaquelloslechos,Fletcherreparóenquenotodosestabanvacíos,comohabíacreído.

Lovett yacía inmóvil en la camamás próxima.Estaba tan quieta que hubiera podido pasar por uncadáverdenoserporqueelpecholesubíaybajabacasiimperceptiblemente.Vestíauncamisónyteníalalargamelenanegraextendidaentornoalacabeza,comosifueraunaaureola.Losotroschicoshabíanencendidovelasyantorchasaambosladosdelacamadelacapitana,conloqueunatenueluzanaranjadailuminabalasala.

—¿Valenstambiénoshaconducidoavosotroshastaaquí?—preguntóFletcher,cuandoelÁcarose

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posóenelpechodeLovett.—Noshaencontradoharáunahora.Luego,nadamásdejarnosenestasala,hasalidovolandoporla

ventana—dijoSylva,secándoseunalágrimadelojo—.Habrápercibidoqueteníaisproblemas.—Creo que no debemos darle las gracias sólo a Valens —dijo Fletcher mientras acariciaba el

caparazóndeldemonioescarabajo.—¿Quéquieresdecir?—lepreguntóSylva.—Arcturusmecontóquealgunoshechicerosaprendenaescucharyaveratravésdesudemonio.Más

omenos,comosiutilizaransumentecomounapiedradecristal.NocreoqueValenspudierahaberhecholo que ha hecho esta noche sin que alguien lo guiara. ¿Estaba usted con él, capitana Lovett?—dijoFletcher,contemplandoelrostroinmóvildelaprofesora.

Eldemonioemitióunzumbidoytrazóuncírculoenelaire.—¡Esimposible!—exclamóSylva.—¿CómolosabíaLovett?—preguntóFletcher.—Esprobablequenoshayaestadoobservando,porlomenosdesdequeaparecióRook—dijoSylva,

alisándoleelpelosobrelaalmohada—.Tenemossuerte.Denoserporella,podríamoshabermuerto.—Bueno,sihabéisterminado,necesitoayuda—dijoOthelloconvozquebrada.FletcherabriólosojoscomoplatosalverlapiernadeAtilla.Othellolehabíarasgadolatelayhabía

dejadoal descubiertoun irregular agujerodelquemanababastante sangre.Hasta esedía,Fletchernohabíavistoningunaheridadebala:losdañosleparecieronmuchopeoresqueelminúsculoagujeritoqueesperabaver.

—Tenemossuertedequelabalanohayaseccionadoningunaarteriaimportante.Elhuesoestároto,porloquenopodemosintentarelconjurodelacuración.Laúltimavezqueviunaheridacomoésta,eraobradeunpinkerton,quelehabíadisparadoaunenanopornopagarelimpuestodeprotección—dijoOthello,mientras cortaba una larga tira de sábana utilizando su tomahawk—.Lomejor que podemoshacerescubrirlaheridaparaquedejedesangrar.Levantadlelapierna,porfavor.

Ayudaron a Othello a vendar la herida, hasta que la pierna de Atilla quedó envuelta en unavoluminosacapadetelablanca.Luego,conmuchadelicadeza,Othellolavólasangrecoagulada.

—Ya sé que a los humanos Atilla os parecerá racista, tanto como muchos humanos les parecenracistas a los enanos, pero él tiene un gran corazón.Lomalo es que es un poco exaltado—murmuróOthello,colocándoleunaalmohadabajolacabezaasuhermano,queestabadormido.

GuardaronsilenciomientrasOthellolesecabaelsudordelafrenteaAtilla,hastaqueSylvatomólapalabra.

—Creoquetenemosquereflexionarsobreloquehaocurridoestanoche.—Estoyde acuerdo—dijoFletcher—.Peroprimero tenemosque ir abuscar aSeraph.Tieneque

saberaquéclasedepeligroseenfrentasufamilia.—Iréyo—dijoOthello—.Detodasformas,tengoqueentrarenmihabitaciónabuscareluniforme

dereserva.LovamosanecesitarparasacardeaquíaAtillamañanaporlamañana.Se alejó a grandes zancadas, seguido por un Solomon de aspecto abatido. Fletcher sabía que, en

aquellosmomentos,Othellosoportabasobreloshombroselpesodelmundoentero.ElchicosesentóenlacamadeLovettysuspiródesatisfacciónalnotarunalivioinstantáneoenlos

pies.LeacariciólacabezaaSarielconaireausente,yelCánidoronroneódesatisfacción.Sonriendo,

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FletcherlerascódebajodelabarbillacomosolíahacerconIgnatius,locualhizoqueSariellerestregaraelhocicocontralamanoyladraradeplacer.

—Esto,Fletcher...—empezóadecirSylva.Elmuchacho levantó lacabezayvioque laelfina seestaba ruborizando: la carayel cuello se le

habíanpuestorojoscomountomate.—Losiento...,nohepensadoque...—balbuceó,yretirólamano.Sylvasiguióenpieduranteunmomento,peroluegosuspiróysesentóenlacamajuntoaFletcher.—Notehedadolasgracias—murmurómientrasseretorcíalasmanos.—¿Porqué?—lepreguntóFletcher,aturdido.—Porseguirme.Sinolohubierashecho...,Grindlemehabríaatrapadodenuevo.—Nolosé.CreoqueGrindlesehubierapodidollevarunabuenasorpresa.HasdichoqueSarielvale

pordiezhombres,loqueconviertelacosaenunapeleajusta.Denohabersidoporti,podríamosestarenmitaddeunaguerracivilahoramismo.Hicistelocorrecto.

ValensemitióunfrenéticozumbidoylerozólamanoaFletcher.—CreoquelacapitanaLovettquieresaberquéestápasando.Cuéntaletúloqueocurrióenlaplaza

Valentius,yyolecontaréloquehapasadoestanoche.Tardaronunbuenratoencontarlahistoria.Cuandofinalmenteterminaron,OthelloySeraphyahabían

llegado.Seraphaúnibaenpijamayparpadeaba,deslumbradoporlaluz.—Othello ya me ha estado informando por el camino —dijo mientras contemplaba los cuerpos

inconscientes de Atilla y Lovett—. Sólo tengo una pregunta: ¿por qué iban los Forsyth a contratar aGrindleparaasesinarteaquellanocheenCorcillumsi,almismotiempo,queríansertusamigos?

Sylvasepusoenpieysemordisqueóunlabio.—Siemprehepensadoquequeríanmiamistadparapoderasegurarseel suministrodearmasa los

elfosenelcasodequeforjáramosunaalianza—dijo, recorriendo lasaladeun ladoaotro—.Pero...¿quémeconvierteensuenemiga?¿Porquébuscanmimuerte?

—Creo que la verdadera cuestión está en saber por qué querían ejecutarte públicamente —dijoOthello,enuntonoalgodespreocupado—.Podríanhabertematadoencualquiermomento.¿Porquéenpúblico?

—Paraprovocarunaguerraentre loselfosyHominum—apuntóSeraph—.Unaguerradeverdad.Esoaumentaríalademandadearmasymantendríaaflotesunegocio,apesardelacompetenciadelosenanos.

Fletchersintiónáuseas.Provocarunaguerra...¿sóloparaobtenerbeneficioseconómicos?—Entonces,loquierentodo...—murmuró—.SiloselfossealíanconHominum,losForsythquieren

asegurarse un contrato para suministrar armamento a través de una falsa amistad con Sylva. Pero, enrealidad, prefieren una guerra porque eso les proporcionaría más dinero. No te abandonaron en elmercado,Sylva...¡TecondujerondirectamentealasgarrasdeGrindle!

—¡Niseteocurradecir«yatelohabíadicho»!—exclamóSylvacabizbaja.La sala se sumió en un silencio interrumpido tan sólo por el frenético zumbido de Valens, que

revoloteabadeunladoparaotro.—¡Malditossinvergüenzas!—farfullóSeraph—.Yasabíayoqueestabantramandoalgo,peroesto...,

¡estoesunatraición!

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—¡Nopodemosdemostrarnada!—se lamentóFletcher,apretandoambospuños—.Dehecho,si lecontamos toda esta historia al rey, lo más probable es que piense que los enanos están cometiendotraición,sobretodotrashabercelebradoelconsejodeguerra.

—No importa—anuncióSylva—.Ahora suplan seha idoalgarete.Leescribiré estanocheamipadreylediréquenodebeconfiarenlosForsyth.Elintentodeiniciarunaguerracivilconlosenanoshasidoanulado,yyoestoyrelativamenteseguraenlaCiudadela.Yanohaynadaquepuedanhacercontranosotros.

—Síquelohay—advirtióSeraph—.Eltorneo.SiganaunodelosForsyth,seconvertiráenoficialdealtorangoyconseguiráunpuestoenelconsejodelrey.LocualsignificaunvotomásparaZachariasyotravoznosóloencontrademifamilia,sinotambiénencontradelosenanosydeloselfos.

Othelloasintióyserascólabarba,conairepensativo.—NoolvidemosquealtorneoasistiránlaspersonalidadesmáspoderosasdeHominum.Esdecir,los

noblesylosgenerales—dijo,paseandodeunladoaotrodelasala—.Ellosdecidiránsielfosyenanossonaliadosvaliososono...,yluegoinformaránalrey.PodemosestarsegurosdequelosForsythharántodoloqueestéensumanoparadesacreditarnosyavergonzarnostambiénduranteeltorneo.

—¡Pueslosderrotaremos!—exclamóFletcher,poniéndoseenpiedeunsalto—.¿Quiéndicequenopodemosganarnosotroseltorneo?TenemosunGólem,unLeñoso,unCánidoyunaSalamandra.

Seraphnegóconlacabeza.—Nosomostanpoderososcomoellos.Hastalosplebeyosdesegundotienenventajasobrenosotros.

¿Cómovamosaganar?Fletcherrespiróhondoylomiródirectamentealosojos:—Entrenando.

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45

UnadensanieblaflotabasobrelaCiudadelayocultabaelhorizontetrasunamisteriosablancura.Aunasí,les proporcionaba a Fletcher y a Atilla el amparo que necesitaban para alejarse cojeando por lacarretera.

—EsperoqueUhtred lleguea tiempo—dijoFletcher—.Rooksospechará sinomepresentoensuclase.

—Estará allí. Has dicho que Valens entregó sin problemas las instrucciones para la recogida—respondióAtilla.

Estaba lívido, pero se había recuperado lo suficiente como para caminar, aunque fuera con unapronunciadacojera.

Habían conseguido escabullirse del castillo sin apenas problemas. Tarquin había soltado unmaliciosocomentariocuandosehabíancruzadoenlaescalera,yhabíapreguntadosielenanocojeabaporquealguienlohabíapisadoaquellamañana.Porsuerte,ygraciasaluniformederecambiodeOthelloy a unos rápidos cambios en las trenzas de la barba de Atilla, resultaba imposible distinguir a losgemelos.

AFletcherlediounvuelcoelcorazóncuandounasombraoscureciólanieblaanteellos.—Nopasanada.Esmipadre—gruñóAtilla.Unjabalíquetirabadeuncarrosurgiódelaniebla.Eljinetesecubríaconunacapucha,peroaunasí

lamoledeUhtredresultabainconfundible.—Sube,rápido.Aquínoestamosseguros—dijosupadrecuandodetuvoelcarrojuntoaellos.FletcherayudóaAtillaasubiryatendersejuntoalospiesdesupadre.—Losenanosestamosendeudacontigo.Sinecesitasalgo,loquesea,pídelo—murmuróUhtred,y

luegotiródelasriendasdeljabalíparaobligarloadarmediavuelta.—¡Espera!Hayalgoquequierodecirle—exclamóAtilla.Fletchersevolvió,preocupadoporsillegabatardeaunaclasequeestabaapuntodeempezar.—Gracias.Tedebolavida.DileaOthello...quemeequivocaba.Y,trasesaspalabrasdedespedida,seperdieronenlaniebla,hastaquetodoloquepudooírFletcher

fueelecodeloscascosdeljabalí.

FletcherllegabatardealaclasedeRook.Cuandoentróenlasaladeinvocaciones,sinembargo,loestabanesperandoArcturusyRook,mientrasel restode losalumnospermanecíandepie, en silencio.FletchersefijóenqueArcturusllevabaunparcheenelojoynopudoevitarunasonrisa:consombrerodetrespicosyaquelparcheenelojo,parecíauncapitánpirata.

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—Borraesasonrisadelacara,chico.¿Creesquetutiempovalemásqueelnuestro?—lesoltóRookcuandoleindicóporseñasquesereunieraconlosotrosaprendices.

—Losiento,señor—dijoFletcher,yajuntoalosotrosalumnos.—Yameocuparéyodeélmástarde,Rook—dijoArcturus—.Ahoraquizádeberíamoscontinuarcon

laclase.—Sí,deberíamos—respondiósecamenteRook,altiempoquedabaunpasoalfrente—.Puestoque

seacercael torneo,hemospensadoqueha llegadoelmomentodeenseñaroscómo funcionaunduelo.Bien, aquí el amigoArcturus cree que aprender a enfrentarse en duelo a otromago de batalla es unejercicioinútil...

—Losbrujosorcosraramentesebatenenduelo—dijoArcturus,interrumpiendoaRook—.Espocoprobable que os tengáis que enfrentar cara a cara con ellos, porque prefieren esconderse entre lassombrasyenviarasusdemoniosparaqueluchenensulugar.

—Unaestrategiaqueleshafuncionadoenelpasado.Supongoqueelíndicededesgastedenuestrosmagosdebatallaesvariasvecessuperioraldelossuyos,peroelhechodequenosotrosluchemosenelfrenteypongamosnuestravidaenpeligroes loquenosestáhaciendoganarestaguerra—contraatacóRook.

—Esono es batirse en duelo, inquisidor.Eso es aprovechar nuestras capacidades para proteger yapoyaralossoldados—replicóArcturus.

—Pero los conocimientos que empleamos son losmismos, ¿no?—musitó Rook, acariciándose labarbillaenunfalsogestopensativo.

AFletcherlesorprendióquelosdosprofesoressepusieranadiscutirdeaquellamaneradelantedesusalumnos.Siantesalbergabaalgunaduda,aquellasituaciónladespejó:losdoshombresseodiabanamuerte.

Arcturussuspiróysevolvióhacialosestudiantes.—Independientementedeloqueyopienseacercadeltorneo,esunatradicióndesdequesefundóla

escuelademagosdebatalla,hacedosmilaños.Porlogeneral,losalumnosdebencompletarcuatroañosdeprácticasantesdepoderparticipareneltorneo.Elañopasado,eseperíodoseredujoados.Ahora,yaes sólo uno. Tenemos suerte porque todos vosotros habéis demostrado ser excelentes alumnos. Lamayoríadelosaprendicestardanalmenosdosañosendominarelconjurodelescudo.Pero,inclusotú,Fletcher,hasprogresadomucho.Lamayoríadelosalumnosdesegundocursoaúnsonincapacesdecrearunescudodecente.

Fletcherse ruborizóalversedirectamentealudido,pero tambiénsesintiómejor:por lomenos,noquedaríaelúltimoeneltorneo.

—Ahora,fijaosbien—dijoArcturusmientrastrazabaelsímbolodelescudoenelaireylofijabaenunpuntojustoencimadeldedoíndice.

Acontinuación,loatravesóconlaluzerranteyformódelantedeélunrecioescudoopacodeformaovalada.

—El escudo siempre resultamás resistente cuando uno se prepara contra el impacto de lo que seavecina—recitó,agachándoseunpocoycruzandoambosantebrazosenformade«X»—.Cuandounosedefiendecontraunconjurodeataque,elgolpetieneunefecto...violento.

—¿Estáslisto?—preguntóRookentonodeaburrimiento,mientraslevantabaundedoiluminado.

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—Estoyli...Un fogonazo iluminó la sala cuando Rook le lanzó a Arcturus el conjuro del rayo: en el aire

chisporrotearon las ramificaciones de los rayos eléctricos.Rookhabía sido rapidísimo, puesFletcherapenaslohabíavistomovereldedo.

Elescudocrujiócomolacapadehielodeunlagoy,concadafractura,emitióunchasquidosecoysonoro.Arcturus contrajo el rostro por el esfuerzo al enviar al escudomásmana en formadeopacoshilos que flotaban como la seda para reparar los daños. La fuerza del ataque de Rook, sin embargo,empujóaArcturushaciaatrásylospiesleresbalaronsobreelcuero.

Arcturusextendióentoncesundedodelaotramanoyremovióelaire.Luego,conunrugido,descruzólosbrazosydisparóunfogonazocinéticoporunladodelescudo.

Rooksaliódisparadohaciaatrás,chocócontralaparedyfueresbalandohastacaeralsuelo.—He aquí por qué, cuando se entra en un duelo, lo primero que hay que hacer es el conjuro del

escudo.Talvezpodáispillardesprevenidoalenemigosiatacáisprimero,perosinoloderrotáisconelprimergolpe,loúnicoquetienequehacervuestroenemigoeslanzarunconjurodeataquecuandoestéisdistraídos,yseacabó.Atacarsinescudoesjugárselaatodoonada.

Arcturussonrióyelescudosedisipó.Laluzregresóasudedoconundébilsiseo.—Siemprequeseaposible,especialmenteenelcasode losque tenéisdemoniosdebajonivel,es

mejorrecuperarelmanadelescudo.Siqueréisresistirtodoeltorneo,necesitaréislamayorcantidaddemanaquepodáisconseguir.

FletcheroyóaRorymaldecirentredientes,asulado.—¡Esohasidoungolpebajo!—gruñóRookenesemomento,mientrassesacudíaelpolvo.—Hacemuchotiempoquenoluchasenelfrente,Rook—seechóareírArcturus, retorciéndoseel

bigote—.Hastaunsubtenientesabequehayquecrearunescudosielprimerataquenofunciona.Esdetestarudospensarlocontrario,perdonaquetelodiga.

—Bueno,yaveremosquién teparecemás testarudocuandomiMinotauro leclave lasgarrasen lagargantaatuCánido—gruñóRook,ydiounpasohaciaArcturus.

Losdoshombresseobservaronfijamenteelunoalotroconunodiomásqueevidente.Fletcherpensóendosperrosdecazarivalizandoentresí, tirandode lacorreaconelúnicodeseodeatacarse.Denohabersidoporlapresenciadelosaprendicesenlasala,Fletcherestabaconvencidodequesehubieraproducidoundueloilegalallímismo.

—¡Se acabó la clase! —exclamó Rook, mientras abandonaba la sala hecho una furia—. Total,tampocoesquevayáisaaprendernadaantesdeltorneo.¡Nosoismásqueunapandadeinútiles!

FletcherviosonreíraRory.ApesardelosesfuerzosdeRook,losnoblesaúnnoestabancerca,niporasomo,decapturarnuevosdemonios.Pormuchoquetuvieranlapiedrarecargable,sucapacidaddeveratravés de la piedra de cristal eramuy limitada, por lo que no podían controlar adecuadamente a susdemonios.Losplebeyos,porotraparte,habíanaprendidoacontrolarasusdiablosalaperfección:loshacían saltar y correr por la pista de obstáculos que habían preparado en un rincón de la sala deinvocaciones.Fletchereramuybueno,aunquesudiminutapiedradecristal ledificultabalascosas.Lasacódelbolsilloylaestudióatentamente.

—YahabéisoídoaRook.¡Largotodoelmundo!—rugióArcturus—.Túno,Fletcher.Acércate.Elchicocaminómuydespaciohastaelprofesor,creyendoqueloibaareprenderporhaberllegado

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tarde.Arcturus,sinembargo,lepusounamanoenelhombro.—Déjameveresapiedradecristal.Fletcherselaentregósinpronunciarpalabra.—Conestonopuedesganarel torneo.Hayalgunaspruebas,Fletcher,en lasquees imprescindible

poder ver a través de la piedra de cristal.No puedo prestarte lamía, porque se supone que no debomostraruntratodefavorhaciati.Y,aunquequisierahacerlo,Rooknomequitaelojodeencima.Piensaenalgo.

ArcturusdejócaerdenuevolapiedradecristalenlamanodeFletcherylomiróalosojos.—Ésaesladiferenciaentreunbuenguerreroyunguerreroexcelente.Rookhapeleadoduro,peroha

perdidolabatalla.Nopeleesduro;usatucerebro,séinteligente.

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Elgolpehendióelaire,eludióladefensadeFletcherylediodellenoenlaclavículaconundolorosocrujido.

—¡Otravez!—rugiósirCaulder,dándoleunapatadaaFletcherenlaespinillaconsupatadepalo,justoantesdedescargarotrogolpe.

Esta vez, sin embargo, Fletcher detuvo el golpe con su espada demadera, lo desvió y le dio unrodillazoasirCaulderenelestómago.

Elancianosedesplomóenlaarenadelanfiteatro,jadeando.—¡Fletcher!—gritóSylva,desdeunadelasbandas—.Tencuidado.SirCaulderlevantóunamanoysepusolentamenteenpie.—Notepreocupes,Sylva—jadeó,frotándoseelestómago—.Unguerreronodebevacilarnuncaante

laoportunidad.Yateaseguroyoqueelenemigonovacila.—¿NoacabastúdegolpearasirCaulderenlacara,nohacenidiezminutos?—seburlóFletcherde

laelfina.—Peroesoeradiferente...—respondióSylva,conunaatribuladasonrisa.Enesemomento,oyeronungritoasuespalda.FletchersegiróyvioaOthelloencimadeSeraph.Las

armasdelosdoschicosestabanenelsuelo,abandonadas.—No, no, no. ¡Tenéis que sermás refinados!—se lamentó sirCaulder—.Nopodéis echaros uno

encimadelotrosinmás,hastaquealgunoserinda.Losdosmuchachossepusieronenpie,sonriendoalgoavergonzados.ASeraphleestabasaliendoun

moretónamarillentoenlacara,yOthelloteníaunlabiohinchado,delcolordeunaciruelamadura.—SitehastomadolamolestiadepedirleaUhtredquenosfabriquearmasdemaderaparapracticar,

lomáslógicoseríausarlas,¿no?—seechóareírFletcher,mientrascontemplabaelsableyelhachadeguerraabandonados.

—Bueno,noshemosdejadollevar—reconocióOthello,querecogíasuhachaylesacudíalaarena.Ladeslizóconexpertosmovimientosy lahizogirar enel aire, antesdeclavarla enel suelo, a su

lado.—Bueno, habéis mejorado bastante desde que empezamos a entrenar, eso tengo que admitirlo—

reconociósirCaulder—.PeroSylvayFletcherhanalcanzadounnivelexcepcionalenelmanejodelaespada.Estoyconvencidodequeaestasalturasnotenéisnadaqueenvidiaraalgunosdelosnobles,peroaúnosquedamuchotrabajopordelanteparapodersuperarlos.Nobastaconserbueno.

SirCaulderobservóalosdoschicosduranteunosinstantesmásyluegosealejópesadamentehacialasalidadelanfiteatro.

—Elentrenamientohaterminadoporhoy.Podéispracticaraquívuestrosconjurossiqueréis,noseré

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yoquienosloimpida.Elgolpeteodelapatadepalosobrelapiedrasefuealejando,hastaquesirCaulderhuboabandonado

elanfiteatro.—Bueno,eslomásbonitoqueleheoídodecirhastaahora—observóSeraph,quetambiénrecogíasu

espada del suelo—.Aun así, nos quedamucho tiempo paramejorar: todavía tenemos dosmeses.Mepreocupamás el examendedemonología de la semanaqueviene.Con tanto entrenamiento,mequedodormidoencuantoabrounlibro.

—Nos irá muy bien —insistió Othello—. Aún no he visto a ningún noble poner los pies en labiblioteca.HastaRory,GenevieveyAtlassepasanlamayorpartedeltiempoenCorcillum.Sinosotrossuspendemos,seguroquelosdemástambién.

—Bueno,entonces,¿practicamosunoscuantosconjuros?—dijoSylva;despuésentróen laarenaycreóunaboladeluzerrante—.¿Porquénopruebasconunaboladefuegoestavez,Fletcher?Yocrearéunescudoallíabajoparaquepuedaspracticarlapuntería.

Fletchernotóqueseruborizaba,puesloavergonzabasuincapacidaddecrearhastaelmásbásicodelosescudos.Eracapazdelanzarunaboladefuego,sedefendíaconlatelequinesiayhastaconelconjurodelrayo,queeramuyefectivoperoconsumíamuchomana.Paradesesperaciónsuya,sinembargo,aúnnoconseguíadarles formani de rayoni debola.Activarglifoy conjuro a lavez erademasiadopara sumente.Porlodemás,ibamejorando,aunquenoalritmoqueaéllehubieragustado.

—Adelante, chicos, vosotros vais bastantemás avanzados.Yomejor practico en los laterales, demaneraquenoosmoleste...

—Bueno,siesoesloquequieres—dijoSylva,decepcionada—.Chicos,¿porquénointentáisdarleaunblancoenmovimiento?

Lanzóunaenormeboladeluzerrantealaireylahizozigzaguearportodalaarena,alazar.Othelloseechó a reír, trazó el símbolo del fuego y liberó una llama a la que dio forma de bola, para despuéslanzarlaenposdelaluzazul.Seraphloimitóalmomento.

Fletcher,porsuparte,sesentóenlosescalonesconaireabatidoyprocedióatrazarunayotravezenelaireelsímbolodelfuego.Yanotardabatantotiempoentrazarlossímbolos,einclusoeracapazdedibujarunglifomásrápidoquecualquieradelosotroschicos.Perohastaahíllegaba.Envióunhilillodemana y lo observómientras aparecía una llamita, como un soplo.Con un esfuerzo titánico, consiguiócompactarlahastaformarunatoscabola.Lacontempló,sorprendido,ylalanzóhacialaluzerranteantesdeperderlaconcentración.

Pasóvolando juntoa laesferaazul,quegirabasindescanso,y la rozó.La luzerranteseapagódeinmediato.

—¡Sí!—exclamóFletcher,dándoleunpuñetazoalaire.Trasél,enlaentradadelaarena,alguienaplaudiódespacio.—Muy bien, Fletcher, has conseguido lanzar un conjuro —se burló Isadora—. Vamos, que has

demostradounodelosconocimientosbásicosqueseleexigenalmagodebatalla.Seguroquetuspadresestaránmuyorgullosos.Oh...,espera.

Fletcherdiomediavuelta.Laindignaciónhabíasustituidoyaalaeuforia.Isadoralosaludóconundelicadogesto,mientrasbajabalosescalonesdelaarena.Fletchersequedómuysorprendidoalver,trasella,alosotrossieteestudiantesdeprimercurso.

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—Bueno,pues,comoveis,teníamosrazón—dijoTarquin,mientrasseñalabaconundedoacusadoraSylva,Othello,FletcherySeraph—.¡Seestánentrenandoaquí,ensecreto!

—¡Poresonoestánnuncaenlasalacomún!—exclamóGenevieve,mientrasseapartabaelpeloconunaexpresióndesorpresa—.Siempredecísquevaisalabiblioteca.

—Yesverdad—dijoFletcher,tratandodeapaciguarla—.Perodespuésvenimosaquíapracticarelmanejode la espadacon sirCaulder.Recuerdaqueelprimerdíadecurso seofrecióadarnosclasesaparteatodos.

—Amínomeparecequeestéispracticandoconlaespada—dijoAtlas,señalandounespaciovacíosobre la arena, justodonde labolade fuegodeFletcherhabía apagado la luz errantedeSylva—.SirCauldernisiquieraestáaquí.

—¿Por qué no nos lo habíais contado? —balbuceó Rory—. Nunca me dais una respuesta claracuandoospreguntoquéostraéisentremanos.

Fletchernosupoquéresponder.Nolehabíaparecidojustoexcluiralosdemás,perohabríaresultadodemasiadodifícilexplicárseloy,quizá,habríaaumentadoel riesgodequeTarquine Isadoraacabarandescubriendoquéestabanhaciendo.Aunquealavistaestabaquetampocohabíaservidodemucho.

—¿Queporquéosibanaesconderalgoasí?—sepreguntóTarquinenvozalta,conunairedelomásteatral—.Talvezporque...No,noesposible.¿Osí?

—¿Quéquieresdecir?—lepreguntóGenevieve,aquienletemblabaellabioinferior.—Bueno, lamento tener que decirlo, pero da la sensación de que los otros plebeyos se están

entrenandoensecretoparaderrotaros—dijoTarquin,sacudiendolacabezaenunfalsogestodeasco—.Osea, llamemosa lascosaspor sunombre:no tienenni lamásmínimaoportunidaddederrotarnosanosotros, los nobles, pero si pueden humillaros a vosotros tres en la arena, tal vez consigan unnombramiento.

—¡Esoesunasuciamentira!—gritóFletcher,altiempoqueseponíaenpieyseencarabaaTarquin—.Ysideverdadpiensasquenopodemosderrotarte,esqueeresmásarrogantedeloquecreía.

—¿Y por qué no ahora mismo? —dijo Tarquin, acercando el rostro hasta quedar a un par decentímetrosdeldeFletcher—.Estamosenlaarena.Yhaymuchosespectadores.¿Quémedices?

AFletcherleempezóahervirlasangreynotóuncosquilleoenlasmanos,quelepedíanpelea.—Querrás decir «testigos» —intervino Sylva, cuando Fletcher ya estaba a punto de perder los

estribos—.TestigosquepuedanafirmarquevieronaFletcherbatirseenduelo,paraqueasíloexpulsen.¿Notepreocupatupropiacarrera?

—Scipionoseatreveríajamásaexpulsarme—leespetóTarquin,enuntonocargadodeveneno—.Noesmásqueunaamenazavacía.Mipadreeselmejoramigodelrey,asíquelacosaquedaríaennada.YencuantoaunbastardoplebeyocomoFletcher...

Peroelmuchachoyahabíacomprendidolas intencionesdeTarquinynoibaadejarquesesalieraconlasuya.

—Yatendrástuduelocuandoseaelmomento.Cuandopuedaderrotarteantetodoelmundo.Veremosentoncesquiéndelosdoseselmejorhechicero.

TarquinsonrióyseinclinóhaciaFletcher,hastaqueéstepudonotarelalientodelnoblejuntoaloído.—Loestoydeseando.Tarquinsalióatodaprisadelasala,seguidoporelrestodeloscompañeros.Duranteunmomento,

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Roryparecióindecisoyvaciló.Atlasapoyólamanoensuhombro.—Loshemospilladoinfraganti,Rory.Tendríamosquehabersidomáslistosynoconfiarenesetipo

degente.Unaspiranteanoble,unbastardo,unaelfinayunmediohombre.Nonecesitasamigosasí.Fletcherseenfurecióalescucharaquelcomentario,peroentoncessediocuentadequeAtlashabía

llamado a Seraph «aspirante a noble», lo cual significaba que había escuchado la conversación queamboshabíanmantenidoenlasalacomún.

—¿Escuchandoaescondidas,Atlas?—dijoFletcher—.Eraunaconversaciónprivada.—Oh,sí,heescuchadomuchascosasdurantelasúltimassemanas.¿Quiéncreesquelehahabladoa

TarquinyaIsadoradetusactividadesextraescolares?—Traidor—leescupióFletcher,dandounapatadaalaarena,furioso—.¿Quétehanprometido?—Un cargo en las Furias de Forsyth si juego bienmis cartas. Y vosotros dos deberíais hacer lo

mismo—dijo,altiempoquesevolvíahaciaRoryyGenevieve.—¿Confíasenesasdosvíboras?—gruñóFletcher—.TeestánmintiendoylomismoharánconRoryy

Genevieve.¡Nolohagáis,porfavor!Pero ya era demasiado tarde, pues estaban decididos. Uno tras otro, le dieron la espalda y se

alejaron,hastaquevolvieronaquedarsesóloloscuatro.

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AFletcherlecaíaelsudordelafrentemientrastrazabaelsímbolodelescudoenelaireanteél.Lofijóyluegoempezóagirareldedoparacomprobarqueelsímbolosiguierasusmovimientos.

—Bien.Y ahora, la parte difícil—le indicó Sylva, cuya voz resonaba en el espacio vacío de laarena.

Seraphobservabadesdeunlateral,puesporesedíayahabíaterminadosuentrenamiento.Fletchertuvolasensacióndequelamenteseleibaapartirendosmientrastratabaderegularelflujo

demanahaciaelsímboloydesdeelsímboloalmismotiempo.Comorecompensa,obtuvounafinahebradeluzblancaquequedóflotandoenelaire.

—Essuficientedemomento,Fletcher.Ahorapuedesdarleforma.Nolefuedifícilconvertirelfluidoenundiscoopaco,aunquelehabíacostadoincontableshorasde

práctica que finalmente empezaban a dar fruto.Tenía poca envergadura y se rompía tras unos cuantosgolpesdeespada,perodemomentobastaba.

Fletcher absorbió el escudoa travésdel dedoynotó elmanaque fluíadenuevoal interiorde sucuerpo.Faltabanunaspocashorasparaeltorneo,porloquepreferíanogastarsusreservasdemana.

—¡Bien hecho, Fletcher! Ya casi te sale en cada intento. Seguro que lo hacesmejor que algunosalumnosdesegundocurso—loanimóSylva.

—Medaigualcómomeclasifiqueeneltorneo—selamentóFletcher—.LoúnicoquemeinteresaesderrotaraTarquinyaIsadora.Ellospuedenlanzarunescudoensegundos,ylossuyossoneldoblederobustosqueelmío.Ylomismoocurreconlosconjurosdeataque.Consistencia,velocidadyfuerza:esoesloqueimporta,segúnArcturus.Ymegananenlastrescosas.

Sylvalededicóunasonrisadecircunstanciasyleapretóelhombro.—Pero si les plantas cara, tendrán que utilizar más mana para derrotarte, lo cual nos da más

oportunidades.Seraph,Othello y yo estamos a su altura despuésde tanto entrenar.Yno lo habríamosconseguidosin tuayuda,especialmenteen lasprácticasdeespada.HastaMalikdicequemanejasmuybienlaespada,yesoquelosSaladintienenfamadeserlosmejoresespadachinesdelpaís.

FletcherrespondióconunasonrisadébilyfueasentarsejuntoaSeraph.Eracasimedianoche,peroOthelloleshabíapedidoqueloesperasenenlaarena.HabíadesaparecidounaspocashorasantesparaocuparsedeunmisteriosoasuntoenCorcillum.

Los últimos meses habían sido agotadores, con tantas prácticas y tanto estudio. El examen dedemonologíayahabíapasado,ytodoshabíanaprobadoconnota.AFletcherledolíalamuñeca,peronosabíasieradetantoentrenarconlaespadaodelasinterminableshorasquehabíadedicadoaescribirredaccionesparaexámenesquedurabantodoeldía.

Podríahabersoportadoconrelativafacilidadladurezadeaquellosúltimosmesesdenohabersido

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porlafrialdadconquesusviejosamigosloshabíantratadoaél,aSylva,aSeraphyaOthello.Apesardesusintentosporhacerlaspacesconellos,Rory,GenevieveyAtlasseguíanmolestos,desayunabanenotramesaylosevitabansiemprequepodían.

—Ah,aúnestánaquí—dijo lavozdeOthello, trasellos—.Tenemoscompañía,chicos.Poneosenpiepararecibiraunosviejosamigos.

FletchersevolvióyseencontróconOthello,AtholyAtilla.SepusoenpiedeunsaltoysefundióenunabrazoconAthol,quelolevantóenvilocomosinopesaramásqueunniño.

—Pero...¿nohabíadichoOthelloqueiríamañanaarecogermipedido?—seechóareírFletcher.Atilla,aunospasosdedistancia,sonrióconciertatimidezysaludórespetuosamenteconlacabeza.—Losverdaderosamigosdelosenanosdisponendeentregaadomicilio—atronólavozdeAthol,

quelodejabadenuevoenelsuelo—.Atillahatrabajadodíaynocheentupedido.Y,ahoraqueyaselehacuradolapierna,hadecididoacompañarnos.

—Sí,hasidountrabajodelicado,perolohedisfrutadomuchísimo—dijoAthol,acercandosuobraalaluz.

AFletcherselehabíaocurridodespuésdesucharlaconArcturus.Lapiedradecristalquelehabíatocadosóloresultabaútilsiselaacercabamuchoalojo.YelparchedeArcturuslehabíadadolaideadefijarlaallí,antesuojo,demodoquelequedaranlasmanoslibres.

—Nadamásempezaratrabajar,medicuentadequetuideadelmonóculonoibaafuncionar.Setepodíamoversialgunavezteníasquelucharmientraslollevabaspuesto.Perocomodijistequelaideasete había ocurrido al ver a un profesor con un parche, lo que he hecho ha sido limar tu cristal hastavolverlotransparente,luegoloheengarzadoenplataylehecolocadounacorrea.Pruébalo.

Lacorreadecuerodelmonóculoseleajustabaperfectamentealacabeza,ylapiedradecristal lequedabajustodelantedelojoizquierdo.Veíaatravésdeellacongranclaridad,aunqueelladoizquierdodelavisiónhabíaadquiridounaligeratonalidadvioleta.

—¡Esperfecto!¡Muchísimasgracias!—exclamóFletcher,asombradoporlanitidezconqueveía.Siteníaqueutilizarlapiedradecristalduranteeltorneo,podríaseguirlosacontecimientosdesdela

visiónde Ignatius, literalmente,yalmismo tiemposeguiría teniendo lasmanos libresparaemplearlascomomejorlepareciera.

—¿Yotambiénpuedotenerunodeésos?—preguntóSeraphalgoceloso—.Amíjamássemehabríaocurridoesaidea.

—Demasiadotarde—respondióAtillamientrassetirabadelabarba,satisfechoporelcumplido—.Perositieneseldineroyelcristal,nomeimportaríaempezarahoramismo.

—Ya,esquelanecesitoparamañana...Peropuedequetetomelapalabramuypronto—dijoSeraph.Sacósufragmentodecristalylocontempló,decepcionado.

—Impresionante—dijoSylva,bostezandomientrassedirigíahacialaescalera—.Peroeltorneoesmañanayyonecesitodormir.¿Vienes,Seraph?

—Sí,necesitodormirparaestarbienguapomañanayrobarleelcorazónaIsadora—bromeóSeraph.LeguiñóelojoaFletcheramododedespedidaysiguióaSylva—.¡Buenasnochesatodos!

Cuandosuspasosseperdieronenelcorredor,AtholseaclarólagargantayobservóaFletcherconciertaaprensión.

—Bien,nosquedaunasuntomásquediscutir,Othello.Atillatieneuntatuajenuevoparadisimularla

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cicatrizdelapierna.Séqueloodias,perohetraídoelmaterialporsiquiereshacerteelmismotatuaje.Traselataquefallido,lospinkertonessehanvueltomásagresivosquenunca.

OthelloselamentócuandoAtholsacódesubolsavariasagujasgruesasyunbotedetintanegra.—¡No! Esta vez no. Me he dado cuenta de que, al asumir las culpas de Atilla, lo único que he

conseguidoesqueélvivasuvidasinpensarenlasconsecuencias.Creoqueelhechodehaberestadoapuntodemorirlehaenseñadomásenunasolanochedeloquehabíaaprendidoensusquinceañosdeexistencia.¿Onoesasí,Atilla?—observóOthello,mientrasseñalabasignificativamenteaFletcher.

—Me había equivocado con los humanos—murmuró Atilla, mirándose los pies—. Pero eso nocambialasmuchasatrocidadesquehemostenidoquesoportarensusmanos.Mehedadocuentadequeloqueodionoessuraza,sinoelsistemaenelquevivimos.

—Y si queremos cambiar el sistema, debemos hacerlo desde dentro —dijo Othello, mientrasagarrabaasuhermanodelhombro—.¿TematricularásenVocanselpróximoaño?Yonopuedohacerlosolo,hermano.

Atillaloobservó,conunamiradadecidida.—Loharé.Othelloseechóareír,satisfecho,ylediounapalmadaenlaespalda.—¡Excelente!Vamos,teenseñomihabitación.¿Creesquepodrássubirlaescaleraconesapierna?Losgemelossealejaroncogidosdelbrazo,yOthelloayudóaAtillaasubirlosescalonesysalirdela

arena.Susalegresvocesresonaronenelpasillohastaperderse.FletchersequedóasolasconAthol.—Cómocambianlascosas—murmuróelchico.—Sí. Pero me alegra que vuelvan a ser amigos —dijo el enano, secándose una lágrima—. De

pequeñoseraninseparablesynohacíanmásquemeterseenlíos.—Atillatienebuencorazón—dijoFletcher,pensandoenlomuchoqueélmismoodiabaalosForsyth

—.Nosésiyoseríatanindulgente.—Elperdónno formapartede lanaturalezade los enanos—suspiróAthol,mientras se sentabay

acercaba a la luz una de las agujas de tatuar—. Somos tozudos comomulas. ExceptoOthello, eso escierto.Recuerdocuandoseofrecióparahacerse laspruebasde la Inquisición,y ledijequeseestabauniendoalenemigo.¿Sabesquémerespondió?

—No,¿quédijo?—preguntóFletcher.—Queelmayorenemigodeunguerrerotambiénpuedesersumejormaestro.Eseenanoposeeuna

sabiduríaquenosecorrespondeconsusaños.Fletchermeditóesaspalabrasy,unavezmás,sintióunaprofundaadmiraciónhaciaOthello.Madame

Fairhavenhabíadichoalgosimilar:«Conoceatuenemigo».Pero...¿quépodíaaprenderéldelosForsythodeDidric?TalvezconsultarellibrodeJamesBakerlesirvieraparaaprenderalgosobrelosorcos.Peropordesgracialostipógrafosaúnnolohabíandevuelto,puesalparecerlesestabacostandomuchotallar las prensas de madera necesarias para reproducir los complicados dibujos que ilustraban laspáginas.Aunqueellibroseocupababásicamentedelaanatomíadelosdemoniosquevivíanenelladoorco del éter, era imposible saber qué otras observaciones útiles habría escrito Baker en aquellaspáginas.

—Tú no querrás un tatuaje, ¿verdad? Los de Othello y Atilla se los hice yo, así que conozco latécnica—dijoAthol,medioenbroma.

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—No,noesmiestilo—respondióFletcher,echándoseareír—.Noteofendas,peromeparecenunpocosalvajes.Hastahevistounorcocon...

Se quedó inmóvil. Mentalmente, recordó al orco blanco levantando la mano y en cuya palmaresplandecíaelpentáculovioleta.¿Deverdaderatansencillo?

—¿Has visto un orco que llevaba tatuajes?—le preguntóAtholmuy despacio, confundido ante elrepentinosilenciodeFletcher.

—Eraunsueño—murmuróFletcher,mientrassepasabaundedoporlapalmadelamanoizquierda.Elmuchachodejócaerelkhopeshyempezóatrazarelperfildeunamanoenlaarenadelanfiteatro.

Sólodepensarenloquesedisponíaahacer,elcorazónseledesbocóenelpecho.—Esperoque se te dé tanbien comodices,Athol—declaróFletcher—,porquenecesitoque este

tatuajeseaperfecto.

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Hacía un calor asfixiante en el ruedo, y se había incrementado por las docenas de antorchas que sirCaulder había colocado en las paredes. Iluminada por aquella luz temblorosa, la arena sobre la queaguardabanlosaprendicesparecíamoverseycambiardesitio.

—¿Enseriosomossóloveinticuatro?Pensabaqueseríamosmás—lemurmuróSeraphaFletcheraloído.

—No,escorrecto.Docedeprimercursoydocedesegundocurso,conelmismonúmerodenoblesquedeplebeyos—respondióFletcher,convoztensa.

Noleapetecíahablar.Notabacadalatidodelcorazónenlamanoizquierda,queaúnledolía.LoqueAthollehabíahecholanocheanteriornohabíasidounaexperienciaprecisamenteagradable;y,porotrolado,nisiquierahabíatenidotiempodeponerapruebasuteoría.Elenanolehabíadichoqueantesdeintentarnada,dejaraquelamanoselecuraralomáximoposible.

—¡Vistaalfrente!—gritósirCauldertrasellos,cosaquehizodarunbrincoatodoslosalumnos—.PresentadvuestrosrespetosalosgeneralesdeHominum.

Fletcher irguió un poco el cuerpo cuando se oscureció el corredor que daba a la arena. Primeroentraronlosgenerales,resplandecientesconsuselegantesuniformesdeterciopeloazul,bordadosenhilodeorodesde lasmangashasta lascharreteras.Lucíanenelpechounaplétorademedallasyborlas,y,mientrasdescendíanmuytiesoslosescalones,sujetabanpegadosalcostadosusombrerodedospicos.Eranhombrescurtidos,cuyorostrodenotabaunaduraexperiencia.Nohablaron,sinoqueselimitaronarepasaraloscadetesconlamirada,comosifuerancaballosenunasubasta.

—Si los impresionamos, nos nombranoficiales inmediatamente después del torneoy nos envían aluchar en el ejército del rey—murmuró Seraph, hablando con la boca torcida—.La paga no esmuybuena,peroseasciendemásrápidoqueenlosbatallonesdenoblesporqueelíndicedebajasesmayor.Yasabes,hayquesustituiralosmuertosyeso.

—¡Ordenenlasfilas!—lesespetósirCaulder,cojeandohastalaformaciónyretandoaloschicosainterrumpirelsilencio—.Firmes.¡Elprimeroquesemuevaunsolomilímetrodesearánohaberlohecho!

PeroFletcher no estaba escuchando.Unhombrehabía entrado en la arenay lo estabaobservandofijamente.Elparecidoerainconfundible:setratabadeZachariasForsyth.

ZachariasnoeratalycomoFletcheresperaba.Lohabíaimaginadocomounhombreconlosrasgosfríoscomolosdeunaserpiente,peroenrealidaderaaltoymusculoso,lefaltabamediaorejaylucíaunasonrisaquedenotabaunagran seguridaden símismo.Apartó lamiradadeFletchery ladirigióa suspropioshijos,queestabanunojuntoalotro.

—Vamos,sirCaulder,dejequese relajen loscadetes.Ya tendrá tiempomás tardepara todasesasceremonias—dijoZacharias,convozprofundayalegre.

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Cruzólaarenayabrazóasusdoshijos.ATarquinlerevolvióelpeloyaIsadoralediounbesoenlamejilla. Por algúnmotivo, aquella escena perturbó a Fletcher: le parecía extraño que alguien pudieraadoraraTarquinyaIsadora,pormuchoquefuerasupadre.

—¿Yquiénesestefornidojovencito?—atronóZacharias.Se detuvo delante de Fletcher y lo observó de arriba abajo, prestando especial atención a la

enmarañadamelenanegradelchicoyalkhopeshquellevabasujetoalcostado.—Eselbastardo,padre.ElquetieneundemonioSalamandra—respondióTarquin,arrastrandolas

palabrasyobservandoaFletcherconelmayordesdén.—¿Deverdad?—inquirióZacharias,quemirabaaFletcherdirectamentealosojos.La sonrisa de Zacharias no desapareció, pero Fletcher percibió otra cosa en los ojos de aquel

hombre,algofeoysiniestroquelohizoestremecerse.—Serámuyinteresanteverquépuedehacertudemonio.Esmás,creoquepodríaquemarleelhombro

aunhombre,siquisiera.Lamáscaradelasonrisasiguióensusitio,peroFletchernoestabadispuestoadejarseintimidarpor

aquelbestia.—Puedehacerlo,y lohahecho—respondióFletcher,apretandolosdientes—.Talvez lehagauna

demostraciónalgúndía.AZachariasletemblólasonrisa,peroluegoapoyóunamanoenelhombrodeFletcheryseñalóhacia

lasgradasdelanfiteatro,queseibanllenandolentamentedenoblesvestidoscontodasuertedeuniformesycoloresquerepresentabanalosdistintosbatallones.OtrosnoblessehabíanreunidoconZachariasenlaarenay,enesemomento,abrazabanasushijosyhablabanalborotadamente,paradesesperacióndesirCaulder.

—Debedesermuybonitoquetufamiliahayavenidoaapoyarte,¿verdad?¿Porquénosaludasatupadre?

Fletcher se quedó petrificado. ¿Berdon estaba allí? ¡No podía ser! Pero no, Zacharias estabaseñalandoaunhombredepelocanoyaunamujer,quecontemplabanaFletcherconunamiradadepuroodio.

—MehetomadolalibertaddeinformaralosFavershamacercadetuspretensiones—dijoZacharias,conunamiradacargadademalicia—.Hastaelreyhademostradounespecialinterésentucaso.Alfinyalcabo,hasacusadoalordFavershamdehaberengañadootravezalaprimadelrey,tantosañosdespuésdelosproblemasquenosdieronArcturusylosotrosbastardos.

—¡Yonopretendonada!—seenfurecióFletcher—.Yojamás...—Losheinvitadoaacompañarmeparaqueteveanconsuspropiosojos,esperoquenoteimporte.A

Arcturuslohanenviadolejosparaquenoseacerqueniasupadreniasumadrastra,segúnlostérminosdesuacuerdoconelancianorey.Portanto,Rookseráelresponsabledeltorneo.Unviejoamigodelafamilia,yasabes.Estoysegurodequeharátodoloqueestéensumanoparaquelacompeticiónseajusta.

ZachariasleguiñóunojoaFletcheryluegodejóelcosoparasentarseconlosotrosnobles,aunqueprimerolesdedicóunasonrisadetiburónaSylvayaOthello.Fletchertemblabaderabiay,apesardeldolorquesentíaenlamanoizquierda,apretólospuñosconfuerza.

—Nopermitasqueteponganervioso,Fletcher—lesusurróSeraph—.BarreremoselsueloconlosForsyth.

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—¡Todo elmundo sentado, todo elmundo sentado!—aulló Scipio, que en esemomento salía delcorredorydescendíalosescalonesdelaarena.

LoseguíaunsonrienteRook,quesaludóconlacabezayconlamanoanoblesygenerales.Cuandolosespectadoresfinalmentetomaronasiento,elsilenciosehizoenelanfiteatro.

—Bueno.Unañomásyotrapromocióndecadetesdispuestosadarlomejordesímismosenlaarena—dijoScipio,mientras extendía losbrazosy contemplabaconexpresión radiante a losmuchachos—.Este año, las cosas son bastante distintas. Tradicionalmente, sólo contábamos con una docena decandidatos,másomenos,yelganadorsedecidíaenlosduelospornoqueo.Peroesteañohemosdadounaoportunidadnosóloalosdesegundocurso,sinotambiénalosdeprimercurso,locualsignificaquetenemos que poner a prueba a veinticuatro candidatos.Y, ahora, les dejo en lasmás que competentesmanosdelinquisidorRook,quienlesexplicarálasnuevasreglasdeltorneo.

Scipioseretiró,cumplidasutarea,ysesentóenlaprimerafiladeescalones.—Gracias,rector.Quisieraaprovecharestaoportunidadparaagradecerlesatodossuasistencia.Sé

quesu tiempoesmuyvalioso.Séquecadaminutoquepasanalejadosdel frenteesunminutoquesussoldadospasansinsusexcelentesdotesdemando.Paraacelerarunpocolascosas,hedecididoqueenlaprimerarondasecelebreuncombateatresbandas,perosólounodeloscandidatospasaráalasiguienteronda.Noseráunduelotradicional,peroyaentraremosendetallesmástarde.

Lamultitudempezóamurmurar,peronadieseopuso.Rookesperóhastaqueseimpusodenuevoelsilencioyluegoprosiguió:

—La siguiente ronda consistirá en el tradicional combate por nocaut entre dos cadetes, pero noestarán permitidos ni los conjuros ni los demonios. Es habitual que los combatientes del torneo nolleguennuncaalasmanos,puesprefierenlanzarseconjurosunosaotros,odejarqueseansusdemoniosquienespeleenensu lugar.Peroesuna lástimadesperdiciar todosesosañosquehanpasadosushijosformándoseenelmanejodelaespada,antesinclusodeentrarenlaacademia.Lasegundaronda,pues,serviráparaluciresasmagníficasdotes.

Enestaocasión, losnoblesde lasgradasasintieron,complacidos,peroa losgeneralesnoparecióconvencerlosmuchoaquelplan,pueslamayoríafruncieronloslabiososacudieronlacabezadeunladoaotro.

—Meopongo.Esanormaconcedeunainjustaventajaaloshijosdelosnobles,puestodoselloshanrecibido lecciones privadas en el manejo de la espada —dijo uno de los generales, dirigiéndoseabiertamenteaScipio—.Preferiríamosunaevaluaciónmásjustadelasaptitudesdeloscadetes.

—¿O lo que prefiere usted es perjudicar a los nobles, sólo porque están mejor preparados?—respondióRook,entonosarcástico—.¿AcasonohanrecibidotambiénformaciónenconjurosantesdellegaralaCiudadela?¿Talvezdeberíamoslimitarlaspruebasalexamendedemonología?

Scipiosepusoenpieysevolvióhaciaelgeneralquehabíahablado.—Me temo que estoy de acuerdo con el inquisidorRook.Yo también discrepé de este cambio al

principio,peronotardéenrecordaralgo:laguerraesinjusta.Losdébilescaenylosfuertessobreviven.¿No cree que el hecho de que el torneo esté desequilibrado es una representación más exacta de laverdaderabatalla?

—Tambiénhetomadomedidasparaquepuedanpasaralasegundarondaelmismonúmerodenoblesquedeplebeyos—anuncióRook—.Losnobles y los plebeyosno competiránunos contra otros en el

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combateatresbandas,yaquelosgruposnosemezclarán.¿Estáustedsatisfecho?—Loestoy,inquisidor.Gracias.Elgeneraltomóasientodenuevo,perosiguióconelceñofruncido.—Bien.Lasrondasterceraycuartaconsistiránenlostradicionalesduelos,asíquesupongoquetodo

elmundo está de acuerdo.Y ahora, debemos preparar la arena para la primera prueba—dijoRook,frotándoselasmanos—.¡SirCaulder,acompañealoscadetesasusceldas!

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Fletcherestabasentadoenlaoscuridaddesucelda,conelcorazóndesbocadoenelpechocomosifueraunpajarilloasustado.Esperabapoderverel torneo,perolasnormasestablecíanqueloscontendientesdebíanpermanecerseparados.Teníalasensacióndequehabíantranscurridohoras,ylaesperaleestabaresultandounatortura.

SecontemplólamanoyresiguiólasprofundaslíneasnegrasqueAtholhabíadibujado.Enelcentrodelapalmasedistinguíaunpentáculo,esdecir,laestrelladecincopuntasencerradaenuncírculo.Silascosassalíantalycomoéllashabíaplaneado,seríacapazdeinvocaryperfundiraIgnatiusconsóloalzarlamano,enlugardetenerquesituaraldemonioencimadeuncuerodeinvocación.Detodasmaneras,noestabamuysegurodequepudieraservirledeayudaenplenocombate.

Había dejado en blanco el dedo índice para poder trazar los símbolos a lamanera tradicional sinecesitaba utilizar otro conjuro. En la yema de los otros cuatro dedos se había tatuado los cuatrosímbolosdebatalla:telequinesia,fuego,rayoyescudo.Conunpocodesuerte,podríadispararmanaconcadaunodeaquellosdedossintenersiquieraquedibujarelsímboloenelaire.

Un repentino zumbido lo sobresaltó y enseguida vio a Valens. El demonio se deslizó entre losbarrotesdelaceldayseposóenelregazodeFletcher.

—¿Havenidoaecharunvistazo,capitanaLovett?—lepreguntóelmuchacho,mientrasacariciabaelsuavecaparazóndelÁcaro.

Valensmoviólasantenasyemitióunalegrezumbido.Porextrañoqueresultara,hizoqueFletchersesintieramejor.

—Puesesperoquelovea.Serábonitoquealguienmedediqueunaplauso.Ounzumbido.Seoyeronpasosenelcorredoryelescarabajosaliódisparado,paradespuésocultarseenelrincón

másoscurodelacelda.—Fletcher.—ErasirCaulder,queloestabaobservandoatravésdelosbarrotes—.Tuturno.

Fletcher se encontraba sobre un estrado de madera en el límite de la arena, de espaldas a losespectadores.Anteélseextendíaungrancuerode invocación.Roryyunaalumnaplebeyadesegundocurso, llamada Amber, se encontraban en sus respectivos estrados a ambos lados de Fletcher,exactamentealamismadistancia.SabíaquelosFavershamnolequitabanlosojosdeencima,puesselehabíaerizadoelvellodelanuca.LamiradadeRorytambiéneramaliciosa,comosisuregresoaaquelescenario le hubiera recordado la supuesta traición de Fletcher. Elmuchacho sacudió la cabeza y seobligóaignorarlosparaconcentrarseenloquedebíahacer.

El campo de batalla estaba repleto de piedras grandes e irregulares, como si alguien hubiera

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destrozadounaenormerocarojayhubieraesparcidolosfragmentosporlaarena.Enelcentromismosealzabaungigantescopilardearcilladeunosdiezmetrosdealtura.Enroscadoentornoalpilarcomosifueraunaserpiente,unapasarela lobastanteanchacomoparapermitirelpasodeuncaballoascendíadesdelabasehastalomásalto.

Oyóunmurmullocasiimperceptibleporencimadelacabezaymiróhaciaarriba.Valensacababadepasarvolandoy,despuésdetrazaruncírculosobrelaarena,seposóeneltechocóncavo,dondequedóocultoentrelassombras.Fletchersonrió:Lovetthabíaconseguidolamejordelaslocalidades.

—Lasnormasdeesteretosonsencillas—declaróRookdesdeellateral—.Elprimerdemonioquellegue a lo alto del pilar y permanezca allí diez segundos gana. Sólo podéis utilizar el conjuro de latelequinesia.Nopodéisatacaravuestroscompañeroscadetes.Nopodéisabandonarvuestroestrado.Silohacéis,quedáisautomáticamenteeliminados.¡Empezad!

Fletchersedejócaerderodillasyapoyólamanoenelcuero,traslocualinvocóaIgnatiusconunestallido de mana. Pasó por la espalda del demonio su piedra de cristal y, tras un alegre gorjeo, eldiablillosaltóalaarenasinvacilarniunsegundo.

JustodelantedeFletcher,AmberhabíainvocadoaunAlcaudón,yMalaquiyavolabahaciaelpilar.RookhabíaelegidobienalosoponentesdeFletcher:dosdemoniosvoladores,unodeellospequeñoydifícildealcanzar;elotrogrande,perodifícildederribar.Noloibaatenernadafácil.

FletcherlevantólamanoyseñalóaMalaquiconunodesusdedostatuados.—Esperoquefuncione—susurróparasusadentros,mientrasllenabaelcuerpodemana.Elairetemblóenunafranjalargayestrechay,casialmismotiempo,Malaquicayóderribadoyfuea

pararalasrocas.¡Habíafuncionado!—¡Ve,Ignatius,ahora!LaSalamandragalopóporlasrocas,saltandodeunladoparaotromientrasRoryyAmberdisparaban

atropelladamente. La arena saltaba en torno a Ignatius, y las piedras estallaban, convertidas enafiladísimas esquirlas que volaban como la metralla. Cuando el demonio dio un largo salto hasta lapasarela,undisparocinéticodeRorylogolpeóconfuerzayloenviódandotumboshastaunospeñascos,en la base del pilar. Fletcher notó una especie de dolor sordo, pero supo que Ignatius no estabamalherido.

El Alcaudón ya había saltado al suelo y, al parecer, prefería ocultarse entre las piedras que serderribado en pleno vuelo. Fletcher aprovechó el momento para colocarse el monóculo, antes de queMalaquipudieraintentarlodenuevo.

VioqueIgnatiusestabaocultobajounarocacóncavayquelapasarelanosehallabamuylejos.Perocuandoeldemoniosubieraporlapasarela,quedaríademasiadoexpuestoynopodríallegarmuylejos.Aunqueconsiguieraascenderalomásalto,eraimprobablequepudieraresistirallíeltiemponecesario.

—Tenemosquedarcazaalosotrosdemonios,sacarlosdeaquíantesdequeconsiganvolarhastaallíarriba—murmuróFletcher,enviandomentalmentesusintencionesaIgnatius.

EldemoniogruñóparaexpresarsuaprobaciónyluegosaliódisparadohacialasiguienterocaparaobservardesdeabajomientrasFletchervigilabadesdearriba.

RoryyAmbertambiénestabanmirandoatravésdesuspiedrasdecristal,peroteníanquedesviarlavista del cristal a la arena, y viceversa, como un gato furioso que mueve la cola. Fletcher sonrió,asombradopor lobienque funcionaba sumonóculo.Podía seguirviendoconambosojosy, almismo

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tiempo, captabauna fantasmagórica imagen, teñidade colorvioleta, que se superponía a las imágenesnormalesenelladoizquierdodesuvisión.

Ignatius se quedó inmóvil. El Alcaudón estaba justo delante de él, agazapado en silencio bajo elsalientedeunaenormeroca.Eraundemoniopequeño,másomenosdeltamañodeunáguilagrande,peromuycorpulento,provistoderelucienteplumajeyterriblesgarras.Aunasí,Ignatiuspodíaderrotarlo.

—Llama—susurróFletcher,queyanotabaelflujodemanaporlasvenas.ElAlcaudónsevioenvueltoenunremolinodefuegoyseestrellócontraunaroca.Graznóyaleteó,

peroFletcherloarrojódenuevoalsueloantesdequepudieraelevarseunpardemetros.—¡Bueno, ahí tenemosunpavoasado!—gritóScipio, a loque losespectadores respondieroncon

aplausosyabucheos.Ignatius saltó sobre el humeanteAlcaudón, lo arañó en un arrebato de furia y le clavó su cola de

escorpión.EldiablilloatacóconunagarraehirióaIgnatiusenelcostado.EldemonioSalamandraaullódedoloryactoseguidoretrocedió,dispuestoalanzarleunanuevallamaradaalAlcaudón.

—¡No!—gritóAmber,saltandodesuestrado.Ignatiussedetuvo,sobresaltadoporelruido.—¡Nolehagasdaño,nolehagasdaño!—exclamólamuchacha,queprotegíaconelcuerpolacabeza

delAlcaudón.—Yabasta,Ignatius.¡Estáneliminados!—legritóFletcher.Pero el chico no era el único que gritaba. Tras él, lamultitud aullaba enardecida, y fue entonces

cuandoFletchersediocuentadequeMalaquiestabaenloaltodelpilar,asomadoaladistantecornisa.Ignatiusyacorríahaciaelpilar,peronoconseguiríallegaratiempo.Fletcherlanzóundisparo,pero

loúnicoqueconsiguiófuelevantarpolvoenloaltodelpilar.Noteníaunbuenángulo.SiconsiguieraniquefuerarozaraMalaqui,seríaunmilagro.

—Diez,nueve,ocho...—gritóRook.Fletcher tenía que hacer algo drástico. Dejó que la siguiente bola de energía cinética fuera

aumentandohastaalcanzareltamañodeunpomeloyapretólosdientesalinyectarlemana.—...siete,seis,cinco...—prosiguióRook,queapenassemolestabaendisimularsuregocijo.Fletcheraulló,mientrassosteníaporencimadesucabezaesabola,quecadavezeramásgrande.Se

diocuentadequeelairetemblabaysedistorsionabajustoencimadeél.Vaciló,conlamiradafijaenelfrágilcuerpecillodeMalaqui.

—...cuatro,tres,dos...Rook había empezado a contar más rápido al darse cuenta de lo que Fletcher se proponía. El

muchacholanzólabolaporelanfiteatrocontodassusfuerzas,ylapartesuperiordelpilarquedóhechaañicos,comosi fueradeporcelana.Malaqui saliódespedidoenunavoráginedepolvoyesquirlasdepiedra.

—¡Noooo!—gritóRory,altiempoquesaltabadesuestradoysearrodillabaenelsuelo.RecogióelcuerpomaltrechodeMalaqui.ElÁcaro temblaba, se retorcíaysufríaespasmosensus

seis patas. Rory sollozó y trató desesperadamente de trazar en el aire el símbolo del conjuro de lacuración.

—Madame Fairhaven cuidará de él —dijo Scipio cuando la multitud empezó a murmurar,compadecida.

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MadameFairhavenllegóapresuradamenteysearrodillójuntoaRory.Trazóenelaireelsímbolodelcorazónyempezóadirigirlaluzblancahaciaelacongojadodemonio.

—¡Eresunmonstruo!—legritóRoryaFletcher—.¡Seestámuriendo!AFletcher le dio un vuelco el corazón cuando vio una oscuramancha de sangre en la arena, allí

dondehabíaaterrizadoelÁcaro.—Vamos—ledijosirCaulder,queloagarrabadelbrazo—.Ahoramismonopuedeshacernadapor

él.—¡Suélteme!—gritóFletcher,mientrassirCaulderlosacabaarastrasdeallí—.¡Malaqui!

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Enestaocasión,aFletcherletocóesperarenunaceldamásgrandequelaanterior.Eraigualdeoscuraytriste, pero se sorprendió al encontrar a Othello y a Sylva tras los barrotes de las celdas contiguas.Ignatiusgorjeóalegrementecuandolosvio.

—¡Lohasconseguido!—exclamóSylva,poniéndoseenpiedeunsaltoysonriéndole.—Rorycasimederrota.EscomosieseretoestuvierapensadoparalosÁcaros—dijoFletcher,con

lavistaclavadaenelsuelo.Aún se sentía culpable, y no podía dejar de pensar enRory y enMalaqui.La imagen de la arena

teñidadesangreapareciódenuevoensumenteynopudoevitarsentirnáuseas.—Está pensado para los Ácaros. ¿Es que no entiendes lo que ha hecho Rook?—gruñó Othello,

aferrado a los barrotes que los separaban—. Quería deshacerse cuanto antes de los plebeyos máspoderososy,paraello,selohapuestofácilalosmásdébilesparaquepudieranderrotarnos.Dehaberfuncionado su plan, los nobles estarían enfrentándose en la siguiente ronda contra Rory,Genevieve yalgunosdelosplebeyosdesegundocursoquetienenÁcaros.Sihaseparadoanoblesyplebeyosenlaprimerarondanoeraparaquelacompeticiónresultarajusta.¡Eraparaqueresultarainjustaconnosotros!

—Bueno,puesmealegraquenoshayasubestimado—respondióSylva,conunaexpresióndecididaenelrostro—.EsperoqueSeraphloconsiga.Cuandoanteshanpasadopordelantedemicelda,hevistoqueseenfrentabaaAtlasyaunchicodesegundocurso.

—Mejor aún, esperemos que Tarquin e Isadora no lo consigan. Aunque dado que es Rook quiendecidecontraquiénsevanaenfrentar,lodudomucho—murmuróOthello,entonomisterioso.

—Bueno,¿quétocaahora?—preguntóFletchermientrasobservabaaIgnatiuslamerselaheridadelcostado.Sepreguntósideberíaintentarelconjurodelacuración—.Dijonoséquédeuncombateconespadas.Atholmehizounfavoranocheymeafilólahoja.Pero...¿quésesuponequetenemosquehacer,despedazarnoselunoalotrohastaquealguienserinda?

—No.LasemanapasadaselopreguntéaScipio—aclaróOthello—.Elconjurodelabarreraprotegelapielcontraloscortes.Escomounescudomuyflexiblequerevisteelcuerpo.Seguroquelosgolpesduelenmuchísimo, pero almenos impide los cortes.Como si te golpearan con una barra demetal.YcuandoRookdecidequehaslanzadoungolpemortaloungolpequemutila,ganas.

—OtravezRook.Bueno,por lomenosnopodrásermuyinjustosi todoelmundoestámirando—refunfuñóFletcher,queahorarascabaaIgnatiusbajolabarbilla.

—Espera.Yonoheoídohablardeeseconjuro.¿Porquénohemosaprendidoautilizarlo?Séquelosorcos suelen utilizar armas romas, de todasmaneras, pero ¡seguro que es un factor determinante!—exclamóSylva.

—Porque se necesitan por lo menos cuatro hechiceros poderosos para conseguir una barrera lo

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bastante fuerte—explicóOthello—.Varios de los nobles tendrán quemezclar sumana para que nosllegueun flujoconstanteduranteel combate.Eseconjuronoseusacasinunca, sóloen los torneos.Ycuandoelreyestáenelcampodebatalla,claro.

—Entiendo.Bueno, esperemosque funcione.Nomeatraemucho la ideadequemedecapitenestanoche—dijoFletcher,mientrasleindicabaaIgnatiusquesubieraasuregazo.

—Espera, déjame curar a tu demonio —murmuró Sylva al percatarse del estado de ánimo deFletcher.

—No.Necesitas todo tumanaparaderrotara losForsythen la tercerayen lacuartaronda.Nolepasanada—dijoFletcher,porquedeseabapoderrealizarélmismoeseconjuro.

Pordesgracia,elglifodelconjurodelacuraciónerainestable,yaFletcheraúnlequedabamuchoparasercapazdedominarlo.

—Dejaqueteecheunvistazo—dijoFletcher,altiempoqueseacercabaaIgnatiusalrostro.Elarañazoerasuperficial,másdeloqueFletcherhabíaimaginado.Dehecho,seestabavolviendo

máspequeñoantesuspropiosojos.Sequedóallísentado,contemplandoasombradocómoelcorteseibacurandosolo.

—Caray—murmuróFletcher—.Eresunacajadesorpresas.Ignatiusronroneócuandosuamoleacariciólapielnuevaconundedo.—Seacercaalguien—dijoOthello,yseretiródenuevoalinteriordesucelda.SirCaulderaparecióenesemomento,acompañadodeunSeraphlamardesonriente.—Aún no he entendido por qué os hacen esperar en estas celdas, como si fuerais criminales—

refunfuñósirCaulder,mientrasleabríaaSeraphlaceldaqueestabafrentealadeFletcher—.Lomínimoquepuedohaceresponeroscercaparaqueoshagáiscompañía.

—¿Sabeustedquiénluchaahora?—lepreguntóFletcher.—Sí.Parecequeningunodelosalumnosdesegundocursohaconseguidopasaralasiguienteronda.

Lasparejasquedanasí:SeraphyTarquin,SylvaeIsadora,OthelloyRufus,FletcheryMalik.Osvaisatener que esforzarmucho para ganar. Todos, pero especialmente tú, Fletcher, que serás el primero enluchar. A Malik lo entrenó su padre. Enseguida vengo a buscaros, ahora se están organizando losvoluntariosparaelconjurodelabarreradeMalik.

Sealejócojeando,sindejarderefunfuñar.Elgolpeteodesupatadepaloresonóenelcorredorhastaperderse.

—¿Sabéis una cosa? Si nosotros detestamos estas celdas, imaginaos cómo se sentirán esosremilgadosdelosnobles—dijoSeraphalegremente.

—Deduzcoquehasganado,¿no?—lepreguntóFletcher.—Claro.SliversehacargadoaBarbarousconunascuantasespinasvenenosasdellomo.¡Atlasno

estabanadacontento!YelÁcarodelchicodesegundocursosehalimitadoaescondersebajounapiedrahastaquetodohaacabado.Noséquiénparticipabaenelcombateanterior,pero¡tendríaisquevercómohandejadolaarena!¡Lamitaddelpilarhavolado,pornohablardelestadoenquehaquedadoelÁcarodeRory!¡Elchicodesegundocursoestabamuertodemiedo,osloaseguro!

—¿Roryestábien?—preguntóFletcher,conotrapunzadaderemordimiento.—Parecía bastante triste. Lo último que he visto es que aún estaban curando a Malaqui. Los

perdedorespuedensentarseconelrestodelosespectadores,yaloveréisvosotrosmismosdentrodeun

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rato.Tendremosbastantepúblicoenlasiguienteronda—dijoSeraph,quetodavíasonreía.—TúySylva tenéisquederrotar aTarquinya Isadora.Paraesoestamosaquí,ypor ello casihe

matadoaMalaqui.Prepárateparaelcombate—leespetóFletcheraSeraph,ylediolaespalda.—Losiento—dijoSeraph—.Nopretendía...EnesemomentoseoyódenuevoelecodelospasosdesirCaulder,quelosobligóatodosaguardar

unsilencioplagadodenervios.—Vamos,Fletcher.Ereselprimero—dijosirCaulder,convozáspera.Abriólacelday,trasdirigirunaúltimamiradaalosotroschicos,Fletcherlosiguió.—Recuerda lo que te he dicho,muchacho. Esto no es una carrera, esto no tiene que ver con los

sentimientos. Tu profesión es la guerra, así que esto solamente es trabajo. Malik sabe que eresimpaciente, que los sentimientos te pueden. Bien, pues deja que crea que así es como vas a actuar.Aprovéchalo.

Y,trasesaspalabrasdedespedida,sirCaulderloempujóhacialaarena.—Ah,Fletcher.Permítemequetedigaquetuactuaciónenelúltimocombatenoshadejadoatodos

boquiabiertos. ¡Menuda sorpresa!—dijo Scipio, al tiempo que apoyaba una mano en la espalda deFletcher y lo empujaba hacia el anfiteatro sembrado de rocas—. Un conjuro inusualmente rápido, nisiquieratehevistomovereldedo.YencuantoatuSalamandra,¡bonitoespectáculo!¡Estoysegurodequepuedesllegaraprimertenientesialgunodelosgeneralesveentielmismopotencialqueyo!

FletcherapenasoyólaspalabrasdeScipio,pueselchicoestabacontemplandoelrostrollorosodeRory,quesosteníaaMalaquijuntoalpecho.Eldemonioaleteabadébilmente,peroestabavivo.Fletchernotóunasensacióndealivio,queloinvadiócomosideunadrogasetratase.

—¡Rory,¿estábien?!—legritóFletcher,desdeelotroextremodelaarena.—Nograciasati—lerespondió.Eldolordesuvozeraevidente,peroFletchernopercibiórabia,sóloelrastrodelmiedo.—Losiento,Rory—imploróFletcher.Rory,sinembargo,yalehabíadadolaespaldaparaocuparsedesudemonioherido.Apesardeese

gesto, Fletcher se sintiómuchomejor.Malaqui se pondría bien, y eso era lo que importaba.Rory yaentraríaenrazón.

PeroentoncesvioaMalik,cimitarraenmano,yregresódegolpealarealidad.—¡Necesitovoluntariosparacrearelconjurode labarreradelcadeteWulf!—legritóScipioa la

multitud.—Seráunplacer—exclamóZachariasForsyth—.YcreoquelosFavershamtambiénestándeseando

ayudar.InquisidorRook,¿quiereustedacompañarnos?FletcherpalideciócuandolosFavershamyZachariasseacercaronhastalaarena.LosFavershamni

siquierasemolestaronendisimularelodiodesumirada.¿DeverdadibaapermitirelrectorqueaquellagenteseresponsabilizaradelavidadeFletcher?

Scipiorefunfuñóylosobservóconrecelo.—Aunquerespetosudeseodedejaraunladolas...diferenciasquetienenustedesconFletcher,lordy

ladyFaversham,deboinsistirenqueRookseconcentreenhacerdejuezduranteeltorneo.Yoasumirélaresponsabilidad.

—Pero,señor—balbuceóZacharias—,¿noestabausted...retirado?

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—Elreyfuemuyamableanocheymeenvióunmanuscritode invocación—dijoScipio,al tiempoquecreabaunaesferadeluzerranteparadespuésapagarlaconelpuño—.Creequemuyprontosemenecesitará en el frente de los orcos y que ya llevo bastante tiempo de luto. Yme temo que estoy deacuerdoconél.Debosuperardeunavezpor todas lamuertedemiprimerdemonio,ocurridayahacetantos años, y seguir adelante. Mi cachorrillo de Félido aún está creciendo, pero creo que, con unpoderoso hechicero como usted, no tendremos problemas. Bien, ahora, Fletcher, notarás un ligerocosquilleoenlapiel,peroesoestodo.Nosotrosnosocuparemosdelresto.

Loscuatromagosdebatallasecogierondelamano,yScipioempezóatrazaruncomplicadoglifoenelaire.

—Adelante,Fletcher—dijoelrector—.Malikteestáesperando.

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Fletchernotabaelkhopeshresbaladizoenlapalmadelamano.TratódenopensarenloqueocurriríasiZachariasolosFavershamdecidíaninterrumpirelflujodemanaenelmomentoequivocado.Untrágicoaccidente:asílodefinirían.

—Vamos,Fletcher,notenemostodoeldía—seburlóRook,mientrascaminabahaciaelcentrodelruedo—.Aúnnosquedanotrostrescombatesenestaronda.

Elchiconolehizonicaso.OrdenómentalmenteaIgnatiusquefueraasentarseenlosescalones,lejosdelcombate.Sisudemoniointervenía,Fletcherquedaríadescalificado.

—¡Empezad!—ordenóRook,quededicóaloscontendientesunateatralreverencia.Fletcher diounos cuantos pasos al frente, tratandode adaptarse a aquel nuevo escenario.Siempre

habíaentrenadosobretierralisa,peroelterrenoestabaahorasembradoderocasirregularesyrestosdelaprimeraronda.

MientrasFletcherdabavueltas,Malikpermanecióinmóvilcomounaestatua,observándolo.Eljovennoblehabíaelegidomuybiensusitio:unazonarodeadadepiedrassueltasconlasquesuatacantepodíatropezar.Fletcherdecidióquenoleibaapermitirelegirelterrenoenelquedebíanenfrentarse.

Miróentonceshacialatorreyhacialapasarelaenespiralqueascendíahastalomásalto.RecordóloqueOthello había dicho: que los enanos construían las escaleras en forma de espiral que subía en elsentido contrario de las agujas del reloj, demanera que al atacante le estorbara el pilar a la hora demover el brazo de la espada durante una lucha en pleno descenso. Según esa lógica, un atacante queluchara en pleno ascenso, en un camino que girara en el sentido de las agujas del reloj, tendría losmismosproblemasconlacolumnacentral.

Fletcherechóacorrerhaciaelpilaryempezóasubirlapasarela.SinperderdevistaaMalik,siguióascendiendohastaquedar justodebajode los restosde lapartesuperiordelpilarqueélmismohabíavoladounosminutosantes.

—¡Venabuscarmesiteatreves!—gritóFletcher,pararegocijodelpúblico.—Nopienso lucharcontigoenelpilar,Fletcher—respondióMalik, convoz tranquilay serena—.

¿Porquénobajasynosenfrentamosenelcentro,enterrenoneutral?SilapacienciaerasupuestamenteelpuntodébildeFletcher,entoncesselimitaríaaesperaraMalik.

Ledabaigualloquelosnoblesylosgeneralespensarandeél.PeroaMaliksíleimportaba.Siseguíanenaquelpuntomuertodurantemuchorato,lareputacióndeambosquedaríamuymaltrechaantelosojosdelpúblico.YsiloqueaMalikleimportabaeralareputación,Fletcherseaprovecharíadeello.

—Vaya, ¡resulta que el hijo del renombrado Baybars se niega a luchar! A lomejor es que en lafamiliadelosSaladinnosecumpleeldicho«detalpalotalastilla»...

MalikseenfurecióalescucharlaspalabrasdeFletcherydiounairadopasoalfrente.

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—UnSaladinluchacuandoseaydondesea.Hemoscombatidoeneldesiertoyenlastrincheras,yhastaenlasespesasjunglasdelreinodelosorcos.Dudoquepuedasdecirlomismosobretufamilia.

—¡Puesdemuéstralo!¡VenaenseñarmeloqueescapazdehacerunSaladin!—loprovocóFletcher,mientrashacíagirarsukhopeshconunaseguridadensímismoquenosentía.

Malik no necesitabamás provocación.Levantó su cimitarra y empezó a subir por la pasarela conpasoslargosycautelosos.Pormuyirritadoqueestuviera,aquelmuchachoseguíasiendounespadachínnato.Fletcherrezóparaqueelpilarleofrecieraunaventajasuficiente.

El primer golpe surgió tras el ángulo, con un silbido, y se dirigió a las piernas de Fletcher. Elmuchacholoparóconlacurvadesukhopeshylodesvióaunlado,antesdelanzarungolpealacabezadeMalik.Elnobleseagachóyelkhopeshimpactócontraelpilar.

Malik siguió avanzando y se lanzó de frente hacia Fletcher. Sorteó el pilar con la espada, paragolpearaFletcheren lacabeza,y luegotratódeacertarledenuevoen laspiernas.Fletchersaltó,y lacimitarrapasósilbandobajosuspies.AterrizóagazapadoyenseguidalanzóunpuñetazoquealcanzóaMalikenlamejillaylohizoretrocederunoscuantospasos.

Losdosmuchachos,jadeantes,seobservaronfijamente.FletcherhabíapercibidolasedosasuavidaddelabarreraaldarleelpuñetazoaMalik.Sepasólapalmadeunamanoporencimadelaotraytuvolamisma sensación, aunque mucho menos acusada. Seguramente el único que estaba canalizandocorrectamenteelmanahacialabarreraeraScipio.Tratódeahuyentaresaidea,puesnohabíanadaqueélpudierahacer.

La cimitarravolabadeun lado aotro, ligera en lamanodeMalik.No sediferenciabamuchodelkhopesh,pueslasdosarmasteníanlahojacurvadaylapuntamuyafilada.Conunrápidomovimiento,Malikselapasódelamanoderechaalaizquierda.

—Mipadremeenseñóalucharconlaizquierda.¿TelohaenseñadoatisirCaulder?—lepreguntóMalik.

Fletcher lo ignoró, pero notó un sudor frío en la espalda. SiMalikmanejaba la cimitarra con laizquierda, el pilar ya no actuaba de barrera entre ellos. Por lo menos, Fletcher seguía ocupando laposiciónmásalta.

Maliklanzóungolpealestómagodesurival,peroéste lodetuvoconlacurvadesukhopeshy lodesvióhaciaelsuelo.Forcejearon,pegadoselunoalotro,mientraslapasarelademaderacrujíabajosuspies.

Fletcher notaba en el rostro el aliento cálido del noble, que se valía de su fuerza y estatura paralevantar la hoja hacia la entrepierna de Fletcher. El muchacho la empujó hacia abajo, pero apenasconsiguiódesplazarlaespadadeMalik,quesiguiósubiendocentímetroacentímetro.

Notóelrocedelapuntaenlacarainteriordelmuslo.¿Erasangreloquelebajabaporlapierna?Lahojaestabaamilímetrosdesupiel.Unossegundosmásyseleclavaríaenlacarne.

Fletcherviopasartodasuvidaantelosojos:imágenesdeBerdon,deDidric,deRotherham.Desuprimerapelea.DeRotherhamdándoleuncabezazoaJakov,unhombreeldobledegrandequeél...

Y, entonces, se le ocurrió. Fletcher levantó la vista hacia el techo y luego lanzó la cabeza haciadelante,golpeandoconlafrenteelpuentedelanarizdeMalik.Elnobletrastabillóyluegocayóhaciaunlado,sindejardemoverlosbrazos.

Rebotó en una piedra irregular, que le dio de lleno en el estómago, y quedó tendido en la arena,

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boqueandocomounpezfueradelagua.—¡Golpemortal!Esarocalohubieraempalado—gritóFletcher.—Yonoopinolomismo—respondióRookcondesdén—.Amínomeparecetanpuntiaguda.Mira,

siyaseharecuperado.Era verdad:Malik se estaba poniendo en pie. Fulminó a Fletcher con lamiradamientras jadeaba

entrecortadamente.—¡Ríndete!Estásheridoyyoocupolaposiciónmásalta—leimploróFletcher.PeroMaliknoqueríarendirse.Fletcherlohabíaprovocadodemasiado,habíaheridosuorgullo.El

joven noble levantó la cimitarra con un rugido y lanzó un poderoso golpe al pilar. Resonó con granestrépito,yFletcherviofragmentosdearcillaquesalíanvolando.

Malik golpeó de nuevo, esta vez con más éxito. Se desprendieron varios fragmentos grandes dearcillarojaylaplataformaempezóatambalearsebajolospiesdeFletcher.

—¡Ríndete!—legritóMalik.PeroFletchernisiquieratuvotiempoderesponder.Conuncrujido,elpilarempezóadesmoronarse,

amedidaqueseabríanpequeñasfracturasquesubíandesdelabaseenformaderayos.Enelúltimosegundo,Fletchersaltóyrezóparaaterrizarsuavemente.Rodóporlaarenahastaquedar

agazapado.Elpilarseprecipitóalsuelo,justoasulado,yprovocóunanubedepolvodearcilla.Fletcher no veía nada. El polvo rojo le cubría los labios y la lengua, y le costaba respirar. Una

sombrapasójuntoaél,primeroporlaizquierdayluegoporladerecha.¿EraRook?¿OMalik?Derepente,elnoblesurgiódeentreelpolvorojo,aullandode ira.Lanzóunpoderosogolpe,pero

Fletcherseapartóaunladoyelfilosólolerozóelantebrazo.Malikdesapareciódenuevoyseperdióenaquellaneblinaanaranjada.

Fletchersemiróelbrazo.Sangraba,perosóloeraunrasguño.Ahorayasabíaunacosa:queaquelloibaenserio,pueslabarreranoservíadenada.Siperdíalaconcentración,niquefueraunsegundo,erahombremuerto.

Giróunayotravezenbuscade lasombra.Unafigurasemovióydesaparecióenseguida.Fletcherentornólosojosyvioalasiluetaborrosalevantarelbrazo.Unarocasurgióvolandodelanieblaylogolpeóenlafrente.Fletcherquedótendidodeespaldas,contemplandolanubedepolvo.

Perdíayrecobrabaelconocimientoyleescocíanlosojos.Seríatanfácildejarquetodoacabaraenaquelmomento...

Notóunpunzantedolorenlapalmadelamano,quelohizoregresardelabismodelainconsciencia.GirólacabezaaunladoyvioaValens,queleestabamordiendolamanoconsuspequeñasmandíbulas.Sacudiólamanoytratódequitárselodeencima.Elescarabajolediounúltimomordiscoy,cumplidasutarea,desaparecióentreelpolvo.

Fletcherempezóaponerseenpie,peroalguienlearrebatóelkhopeshdeunapatadayleapoyóunpieenlagarganta.

—Tevoyadejarseco,Fletcher.NadielefaltaelrespetoalosSaladin—dijoMalik,convozdébil,comosilehablaradesdeunlugarmuydistante.

Necesitabaayuda.¿Ignatius?No,estabademasiadolejos.Buscóalgoconlamano,unarocaoloquefuera,peroloúnicoqueencontrófuearena.Maliklevantó

laespadaysusdientesblancosrelucieronentre laspartículasrojasquese lehabíanpegadoa lapiel.

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Cuandoelpolvoempezóporfinaposarse,Fletchervioalaatentamultitudentrelaneblina.Susgritoseufóricossehabíanvueltofebriles.

—Buenasnoches,Fletcher.ElchicocogióunpuñadodearenayselolanzóaMalikalacara.Elnobleaullóysegiró,cegado.

Fletcheraprovechóentoncesparaponerseenpiey,haciendoacopiodesusúltimasfuerzas,derribóasuoponente.SeoyóungolpesecocuandolacabezadeMalikchocócontraunarocay,luego,silencio.

Permanecieron inmóviles durante unos segundos,mientras el polvo se iba posando a su alrededorcomouncálidomanto.Eraagradableestartendidoallíenelsuelo.Fletcherapenasnotólasmanosqueloayudaban a ponerse en pie, ni el vaso de agua que alguien le acercaba a los labios. Pero sí oyó laspalabrasqueScipiogritabaenesemomento:

—¡ElganadoresFletcher!

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52

—Nopuedohacerlo,Fletcher.Tienesquesertú—imploróOthello,atravésdelosbarrotesdelaceldacontigua.

Elenanoestabadecidido.SirCaulderacababadedecirlesquedebíanenfrentarseelunocontraelotroenlasemifinal,peroOthellosenegabaaluchar.

—No,Othello.He consumido demasiadomana en la primera ronda.No podré ganar—respondióFletcher.

—Bueno,puesyotampoco.¡Rufusmeharotounapierna!Suertehetenidodepoderderrotarlo—dijoOthello,queseñalabasuespinillaentablilladadeunmodomuyaparatoso—.En lapróximaronda,meretiraréparaquetúpuedasiralafinal.Enelcasodequetuviéramosqueluchar,igualmentemevenceríasaestasalturas.Simedescalificoyosolo,notendrásqueutilizarmanaenlaterceraronda.

—¿PorquénolepidesamadameFairhavenquetelacure?—lepreguntóFletcher.—El conjurode la curación solamente funciona conheridasde la carne, ¿recuerdas?Si se intenta

arreglarunhueso fracturado, sepuedesoldarmal.Confíaenmí, lohepreguntado.Le tengoaTarquintantasganascomotú,puedequeinclusomás,peroséquenotengoningunaoportunidad.

—Mira, quizá ni siquiera importe. Por mucho que Tarquin haya derrotado a Seraph, Sylva haderrotadoaIsadora.SylvayTarquinestánluchandoahoramismo.Siganaella,meretiraré.Losenanosnecesitanqueunodelossuyosseafinalista,porqueesoimpresionaráalosgenerales.Puedodecirquetengounaconmoción.Tampocoesqueseaunamentira—sentencióFletcher.

Se frotóelcortede lacabeza,allídonde lohabíagolpeado lapiedra.Enciertamanera, laheridahabíasidounabendición.CuandoScipioviolapielabierta,sediocuentadeinmediatodequealguienhabía jugado sucio. El rector había propuesto entonces queZacharias y los Faversham se tomaran undescanso, y los había sustituido por otros nobles más imparciales, que protegerían correctamente aFletcherdurantelasiguienteronda.

Se oyó en ese momento un alboroto procedente de la celda de Othello. Solomon se estabalamentando,afligido.RecorriólaceldadeunextremoaotroyluegosedetuvoparaacariciarlapiernaentablilladadeOthello.Ignatiusgorjeó,solidario,mientraslelamíaelrostroaFletcher.

—Mepondré bien, Ignatius.Tarquin no sabe lo de los tatuajes.Nos va a subestimar—susurró elmuchacho.

Sir Caulder golpeó en ese momento los barrotes de la celda con su bastón, lo cual sobresaltó aFletcher.

—Venga,vosotrosdos.Sehaacabadolapelea.—¿HaganadoSylva?—preguntóFletchercuandosirCaulderabriólasceldas.—Compruébalotúmismo—dijoelancianosoldado,conunamueca.

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MadameFairhavenyScipiosellevabanenesemomentoaSylvaenunacamilla.Laelfinateníalaspiernas, losbrazosyel rostrodecolornegroazulado,ademásdeunespantosobultoenun ladode lacabeza.Sarielsetambaleabatrasella,conelraboentrelaspatas.LapieldelCánidoestabamanchadadesangreyteníaunafeaheridaenuncostado,queleibadesdeelhocicohastalacola.

—Ha golpeado a Sylva con un ataque cinético—dijo Scipio al ver los rostros preocupados deFletcherydeOthello—.Lapobrehacaídomal.Aúndesconocemoslagravedaddelasheridas.

—Pobrecilla,hatenidoquelucharconlosdosForsyth,unodetrásdeotro—dijomadameFairhavenmientrasnegabaconlacabeza—.HautilizadocasitodoelmanaenlaprimerarondaytambiénhatenidoquerecurriratodasufuerzafísicaparaderrotaraIsadora,asíqueestabaagotadacuandolehatocadoenfrentarseaTarquin.Perolehaplantadocara,deesonohayduda.Nadiepodrádecirqueloselfossondébiles—concluyóenuntonodevozcargadodeorgullo—.Conesaheridaenlacabeza—prosiguió—,no es muy seguro intentar el conjuro de la curación, especialmente si el cráneo está fracturado. LadejaremosdescansandojuntoalacapitanaLovett.Sisedespierta,yaosavisaremos.

Fletcherapretólospuños,sindejardecontemplarelmaltrechocuerpoqueyacíaenlacamilla.—Vamos.Elmuchacho ayudó al enano a cojear hasta el anfiteatro.Recordó entonces que había socorrido a

Atilla delmismomodo y también rememoró la sangre que le caía por la espalda cuando se lo habíacargadoahombros.YlaslágrimasdeOthelloalverqueestabanvivos.LosForsythestabanenmediodetodo lo ocurrido, como un gordo arácnido en el centro de una telaraña tejida a base dementiras. YFletcherlesharíapagarportodoloquehabíanhecho.

Othelloapenasseteníaenpiecuandollegaronalaarena.Lacaraselehabíapuestoverdeyteníalafrenteperladadegruesasgotasdesudor.Elenanoestabaenlocierto:noaguantaríanidossegundosenunapeleacontraTarquin.Fletchereralaúnicaesperanza.

—Las reglas son muy sencillas —declaró Rook, que se paseaba entre los dos cadetes—. Losdemoniosnopuedenacometeraloshechiceros,pueselconjurodelabarreranoesefectivocontralosataquesdemoníacos.Encasodequevuestrodemoniosemuestredemasiadodiligente,miMinotauroseencargarádemantenerloalejadodeloponente.

FueentoncescuandoFletcher reparóeneldemonioconcabezade toro,queacechaba traselpilarcaído. Medía más de dos metros, poseía unos cuernos retorcidos y afilados y un pelo tan negro yenmarañadocomoeldeFletcher.Suspezuñashendidasdejabanmarcasredondassobrelaarenamientrascaminaba de un lado a otro, como si no pudiera controlar su furia.De no ser por las garras largas ynegrasquelesalíandelosdedos,lasmanosdeaqueldemoniohabríansidoidénticasalasdeunhumano.El Minotauro observó a Fletcher con una mirada torva en sus ojos enrojecidos, dio media vuelta yolisqueóelairecongestodesdeñoso.

—Sí,estodounejemplar,¿verdad?—dijoRook,alcaptarlamiradadeFletcher—.Calibantieneunnivel de realización de once, así que no tendrá muchos problemas para controlar a los demoniosrevoltosos.Estáisadvertidos.

Elinquisidorsiguióhablandomientrascaminabaporelruedoconlasmanosunidasalaespalda.—Si abandonáis la arena, perdéis. Si vuestro demonio queda inconsciente o abandona la arena,

tambiénperdéis.Simatáisaldemoniodevuestrooponente,seréisdescalificadosyexpulsados.Aquínoseluchaamuertey,porotrolado,losdemoniossonunlujoescaso.Asíquedecidlesquetengancuidado.

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Puedenherir,peronomutilar.Puedenlastimar,peronomatar.—¿Ynosotros?¿Podemosmatar?—seburlóTarquin,desdeellateral.Estabasentadoenunatribunayadesmontada,acariciandounadelascabezasdeTrebius.—No,sonlasmismasreglasqueentuúltimocombate,jovenTarquin—dijoRooksonriendoalnoble

—.Silanzáisunconjuroounaestocadalobastantepoderososcomoparaqueseconsideregolpemortal,ganáis.Elconjurodelabarreraimpediráquesufráisdescargas,quemadurasycortes,pero,siosgolpean,osdolerámuchísimo.Comoseguramenteyasabes,Tarquin,despuésdehaberderrotadoalaelfina.

—La verdad es que parecía estar sufriendo terribles dolores—dijoTarquin, con una sonrisita desuficiencia—.Peroporsuertenotardéenaliviarsusufrimiento.Enesesentido,soymuycompasivo.

—Venga,acabemosconestodeunavez—gruñóFletcher,conlosdientesapretados.Othelloyasealejabacojeandohaciaellateraldelanfiteatro.—¡Empezad!—ordenóRook.FletcherlededicóalinquisidorunagélidasonrisayobservóaOthellomientrasésteabandonabala

arenaysedejabacaeralsuelo.—¡Oh,no!—exclamóTarquin,enuntonoexageradamenteteatral—.Conlasganasqueteníayode

luchar contra elmedio hombre.Derrotar a dos seres infrahumanos elmismo día..., eso sí que habríaestadobien.

—Cierraesaasquerosabocayvenapelearconmigo,Tarquin.Queempiecelafinal,ahoramismo.Tarquinhizoungestodeimpacienciayentróenlaarena.—Muybien.Acabemosdeunavez,pues.—¿Estánactivadaslasbarreras?—preguntóScipio,alzandounamano.—Loestán,rector—respondióunnoble,entrelamultitud.—Pueseneseca...—¡Empezad!—gritóRook.Tarquin comenzó a lanzar bolas de fuego antes incluso de que Fletcher oyera la voz deRook. Se

protegiótrasunarocajustoatiempo,peronotóelcalorcuandounadeaquellasbolaslerozóelpelo.—¡Escóndete,Ignatius!—susurróFletcher,yenviómentalmentealaSalamandrahaciaelmontónde

rocas.Trebius eraundemoniomuypoderoso, pero si Ignatius le lanzaba conbuenapunteríaunabolade

fuego, podía poner fin a la pelea allímismo. Lo único que tenía que hacer era evitar las cabezas deserpiente.

Unaboladeenergíacinéticaseestrellócontraelotroladodelarocaylahizoañicos.—¡Saldeahí,Fletcher,quierojugar!—gritóTarquin.—¡Meestoycalentando!—gritóFletcher,queenrealidadestabacreandounescudoovaladoconun

disparodemana.Sediocuentadequese leestabanagotandolasreservas.Graciasa lomuchoquehabíaestudiado,

sabíaquelasHidrasteníannivelesdemanamuyaltos.SiledevolvíaaTarquincadagolpe,lacosanoacabaríabien.

Fletcherrodóporelsueloyechóacorrerhaciaelpilarparaprotegerse.Elescudochisporroteóalrecibirelimpactodeunaboladefuego,peroéstaeratanpequeñaquenopudoniarrojarloalsuelo.

—¡Averquétepareceeltamañodeésta!—gritóTarquin,quelanzóunasegundaesfera.

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LaboladefuegoseestrellócontraelescudocomosifueraunarieteylanzóaFletcherporlosaires.Cuandoelmuchachotratabadeponerseenpie,TarquinestrellóotrabolacontraelescudoytiródenuevoaFletcheralsuelo.

—Venga,hombre,pensabaquemelo ibasaponerunpocomásdifícil—dijoTarquinechándoseareír,mientrasFletcherseagazapabatrasunaroca—.Porlomenos,alárgalounpoco.Trebius,¡encuentraalaSalamandra!¡Quiero«lastimar»!

Fletcheraprovechólaoportunidadparaponerseelmonóculo.Ignatiusestabaalotroladodelruedo,tratando de acercarse sigilosamente a Trebius. Pero, con aquellas tres cabezas defendiendo todos losángulos,eraunatareacasiimposible.

—Veaporél,Ignatius—lesusurróFletcher—.Puedesderrotarlo.EldemonioSalamandrasaliódisparadoysedirigióatodavelocidadhacialaHidra.Saltabaderoca

enroca,esquivandolastrescabezasqueseabalanzabansobreélconmuymalasintenciones.Trasungransalto,IgnatiussecolódebajodeTrebiusylanzóuntornadodellamashacialadesprotegidaparteinferiordelaHidra.

Trebiusrugiócuandoelfuegolechamuscólapiel.Empezóadarvueltasyatrastabillar,peroIgnatiusinsistiótenazmente,lelanzómáslenguasdefuegoycorreteóparaesquivarlasgarrasdelabestia.

—¡Ya basta!—rugióTarquin, apuntando con un dedo hacia los dos demonios, que seguían dandovueltas.

UnaboladeenergíacinéticafueaparardebajodeTrebiusygolpeóaIgnatius,quecayóenelcentrodelruedo.Sequedóallíinmóvil,comounjugueterotoenelsuelodelcuartodelosniños.

—Creoqueestecombatehaterminado—seechóareírRook.ElMinotauroseacercóaIgnatiusylediountímidogolpecitoconlapezuña.

—¡Sí,señor!—gritóZacharias,entrelamultitud.Trebiussiseóyseacercócorriendoaldemoniocaído.Sedetuvoapocospasos,bajósustrescabezas

yacercósustreslenguasbífidasalafiguraencogida.Fletcher,sinembargo,noestabatristenidecepcionado,puescaptabalamentedesudemonioylas

intencionesdeéste.—Eso es, Ignatius —dijo entre dientes—. Juega sucio. Las reglas de caballeros son para los

caballeros.Fletcherabsorbiódenuevoelescudo.Conlamaniobraqueseproponíallevaracabo,sólodisponía

deunaoportunidad.EraignorartodoloqueArcturuslehabíaenseñadosobrelosduelos,perovalíalapenacorrerelriesgo.

—Muybien,Tarquin,aversitegustarecibirelimpactodetrescañonesalavez—murmuróFletcher,mientrasenviabaenergíahacialostresdedosconlosquepodíalanzarconjurosdeataque—.Esperoqueestéslisto,Ignatius.

Fletchersepusoenpiedeunsaltoycorrióatodavelocidadporlaarena.Ignatiusderepentecobróvida,conunchillido,ylanzóhaciaarribaunaboladefuego.

LaHidra aulló y se alzó sobre las patas traseras, para luego derrumbarse sobre su rival con unafuerzabrutal.Unsegundoantesdeseraplastado,IgnatiussedisipóenunaluzblancayfueperfundidoatravésdelpentáculoqueFletcherteníatatuadoenlamano.

Aldarsecuentade loqueacababadesuceder,Tarquincreóapresuradamenteunescudo.Y lohizo

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justoatiempo,puesFletcherdisparóunaespiralderayos,fuegoyenergíacinéticaqueempujóaTarquinhastaelmismísimolímitedelruedo.Lospiesdelnobledejaronprofundossurcosenlaarena.

Elescudoseagrietóysecombó,peroTarquinpudoresistiryenviógruesashebrasdeluzblancapararepararlosdaños.Fletcherredoblólafuerzadesuataque,inundódemanasucuerpoylocanalizóhaciaelretorcidotorbellinodeenergíaquemanteníaaTarquinaraya.Notóunagudodolorenlosdedosy,entornoalhazdeenergía,elairesedeformó.Seescuchóunpoderosozumbido,ylosrayosfragmentaronlasrocashastaconvertirlasencentelleantesesquirlas.Justodebajo,enelsuelo,laarenasetransformóenunríodevidriofundido,queburbujeabacomosifueralava.

Ignatiusyaestabadenuevoconsuamoyleenviabatodasuenergíaysuentusiasmo.Fletcherrugióyreunióloquelequedabaenunúltimodisparodemanaqueagotótodassusreservas.Cuandoexplotóelescudo,laondaexpansivapusoelmundopatasarriba.

Fletchergiróydiounavolteretaenel aire, zarandeadoporuna lluviadepolvoy rocas.Luegoseencontrótendidoenelsuelo.Y,depronto,laoscuridadselotragó.

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53

—Fletcher.Despierta.LavozdeOthellosonabamuylejana,yalguienleestabadandogolpecitosenlacara.—Lohasconseguido,Fletcher—susurróOthello—.Lohasderrotado.—¿Heganado?—preguntóFletcher,aturdido.AbriólosojosyvioelrostrodeOthello,queloestabaobservandoconunaalegreyresplandeciente

miradaensusojosverdes.—Nos has dejado a todos en ridículo. Tarquin se ha estrellado literalmente contra el techo, tras

rompérseleelescudo.SiZachariasnolohubierarecogidoconuncojíndeenergíacinética,ahoramismonoestaríaentrenosotros.

Fletchersesentóyvioqueestabanenlaenfermería.LovettySylva,lasdosinmóvilesysilenciosas,ocupaban las camas contiguas. Sariel estaba hecha un ovillo bajo la cama de la elfina, roncandosuavemente.Valens,tambiénajenoalmundo,sehabíaposadosobreelsedosopelodellomodelCánido.

—¿Cómoestá?—preguntóFletcher.Acercóunamanoalacamadelaelfinayleapartódelrostrounmechónrebeldedepelorubio.

—MadameFairhavendicequesepondrábien.Perotendráquecurarsesola,comoyo.Tieneelbrazorotopordossitios.

Othello,conunamezcladeemociones,observóaSylvayluegolecogióunamano.—Nolohabríamosconseguidosinella,¿sabes?HaderrotadoaIsadorayhadebilitadoaTarquin,y

hapuestoenpeligrosupropiavida.Podríahaberse retirado,comohehechoyo.Perono,hadecididoluchar,aunasabiendasdequenopodíaganar—murmuró.

—Eseldobledevalientequeyo—respondióFletcher,mientrascontemplabaelpechodelaelfina,quesubíaybajaba.

—Al final, vosotros dos lo habéis conseguido—dijo Othello, en un tono de ligera decepción—.Ojalápudieradecirleamipadrequehesidoyo.Mehabríagustadoquehubiéramossidonosotros,losenanos,quieneshubieranimpedidolavictoriadelosForsyth.

—Othello, losenanosmehabéisproporcionado lasherramientasquenecesitabaparaganar.Denohaber sido por ti, hubiera utilizado todo mi mana para enfrentarme a Rufus en la semifinal —dijoFletcher,mirandoalenanodirectamentealosojos—.Lohemosconseguidoentrelostres.HastaSeraphhacolaborado.Estoyconvencidodequenose lohapuestoprecisamente fácilaTarquincuando lehatocadolucharcontraél.OjaláSylvaestuvieradespiertaparacelebrarjuntoslavictoria.

—Lo estará —dijo Othello, exhausto, mientras se frotaba los ojos—. Es lo primero que piensodecirle.Caray,silomásprobableesqueleofrezcanungradodeoficialencuantosedespierte.

—Y seguro que a ti también, Othello. Los enanos reclutas van a necesitar líderes. Llegando a la

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semifinalhasdemostrado tuvalía.Noolvidesparaquévinisteaquí:parademostraralmundoque losenanossonunosaliadosmuyvaliosos—dijoFletcher.

—Esoescierto—respondióOthelloconunasonrisa—.Nolohabíapensado.EstoyconvencidodequeScipiopermitiráaAtillamatricularseenVocans.Alfinyalcabo,somosgemelos.Loprimeroquevoy a hacer es descubrir qué pruebas hace la Inquisición para encontrar discípulos. Porque vamos anecesitarmagosdebatallaenlosbatallonesdeenanos.

—Puedesdarloporseguro.Y,sipuedo,pondréesetemasobrelamesaenlareunióndelconsejo—respondióFletcher.

Sintióunapunzadadenerviosismoalimaginarsesentadoaunalargamesaenunasalaenpenumbra,rodeadodeloshombresmáspoderososdelpaís.Zachariasestaríaallí,tratandodedesacreditarlocadadospor tres.Pormuchoquelosgemeloshubieransidoderrotados,Fletcheraúndebíaenfrentarseasupadre.

Se oyeron pasos en la escalera y, poco después, apareció en la puerta el rostro de Seraph, queparecíaentusiasmado.

—Chicos,madameFairhavenhadichoquepodíavenir a buscaros si estáis en condiciones.Van aempezararepartirlosgradosdeoficialenseguida.¡Vamos!

Desapareciódeinmediatoynotardaronenoírlobajarcorriendolaescalera.—Hay alguien que tiene muchas posibilidades —se echó a reír Othello—. Ayúdame a bajar,

¿quieres?Nopuedoapoyarelpesoenlapiernamala.—Siesquemepasolavidahaciendodemuletaparaunenanoherido—bromeóFletcher.Colocó las piernas a un lado de la cama y se puso en pie. Notó un ligero mareo durante unos

segundos,peroselepasóenseguidaalrespirarhondounascuantasveces.—Menuda pareja hacemos—dijo Fletcher, que le pasaba un brazo por los hombros aOthello—.

Creoquevoyanecesitartuayudatantocomotúlamía.HizounamuecadedoloralrecibirelpesodeOthello.Sucuerpo,dolorido,protestóporelesfuerzo.

Bajaron renqueando la escalera y siguieron por el pasillo, deteniéndose a cada pocos pasos paradescansar.

—Vamos,noquerrásperdertetunombramientocomocapitán—dijoOthello.Alrecordarsu inminentecapitanía,derepente los trofeosdeguerray lasarmasquedecorabanlos

pasillosadquirieronunnuevosignificadoparaFletcher.Tardeotemprano,unorcotrataríadearrancarlelacabezaconalgunadeaquellastemiblesarmas.

Elatrioeraunherviderodenoblesygeneralescuandolaparejafinalmentellegócojeando.Todoslospresentes siguieron a Othello y a Fletcher cuando éstos entraron en el anfiteatro. En algunos rostros,incluso,seadivinabaunamiradadetemor.

—Puroyauténticotalento—exclamóScipio,acercándoseaellos—.Tatuarteparanotenerquetrazarlossímbolos;convertirunapiedradecristalenunmonóculo...Sonunosavancesincreíblesenloquealastécnicasdelosmagosdebatallaserefiere.¿Cómoesquenosenoshabíaocurridohastaahora?

Trasél,FletchervioaTarquin,que,avergonzadoyconlacabezagacha,enesemomentorecibíaunareprimendadesupadre.Losdemásaprendicesestabansentadosenlosbancosquealguienhabíatraídodelcomedoryesperabanensilencioqueempezaselaceremoniadelosnombramientos.

—Ten por seguro que te interrogaré más tarde sobre el tema de los tatuajes. Y ahora, general

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Kavanagh,¿seríaustedtanamabledetraer lospapelesparaqueFletcherpuedafirmarlos?¿Cuándosereúneelconsejodelrey?¿Elpróximomes?Tendremosquebuscarleuntutorparaqueleenseñetodolorelativoa lapolíticadeHominum,puestoqueesunplebeyoyquizáno sepanada—dijoScipio,querevoloteaba en torno a Fletcher como una madre demasiado protectora y le sacudía el polvo de loshombros.

Fletcherseirguióyrecorriólasalaconlamirada,contemplandodirectamentealosojosanoblesygenerales.Orgulloso,reflexionóacercadeloqueélysusamigoshabíanconseguido.

Sylva y Othello habían demostrado ante las más altas esferas de Hominum que sus respectivospueblos constituían una fuerza que no se podía ignorar. El ascenso de Seraph a la nobleza seríaagradable,ahoraquehabíademostradosutenacidadenlaarena.Y,encuantoaFletcher,sencillamentesealegrabadehaberarrebatadoa losForsythunpuestoenelconsejodel reyydehaberseaseguradounbrillanteporvenir.PerolehubieragustadoqueBerdonestuvieraallíparaverlo...

LeapretóelhombroaOthelloyledioungolpecito,altiempoqueseñalabaanoblesygenerales.—Unodeesoshombrestevaaofrecerhoyungradodeoficial.¿Tienesalgunapreferencia?—MientrasnoseaZachariasnilosFaversham...—seburlóOthello—.Tendríasquehaberlesvistola

caracuandohederrotadoaRufus.Se abrieron las puertas principales y entró una ráfaga de viento que recorrió el atrio entero.Tres

figurasserecortaroncontralaluzprocedentedelexterior,antesdequelaspuertasderoblevolvieranacerrarsebruscamente.

CuandoaFletcherseleacostumbraronlosojosalapenumbra,sesobresaltóaldarsecuentadequeaquellostreshombreseranRook,TurneryMurphy.Elinquisidorsonriócondesdénmientrasseacercabaaellos.

AFletcherlediounvuelcoelcorazónalverqueTurnerllevabaunasesposasenlamano.—¡Othello!—resollóFletcher—.¡Lospinkertones!—¿Qué significa todo esto?—bramóScipio. Los pinkertones se abrían paso entre los nobles allí

congregados—.¡Estoesuneventoprivado!—Hemos venido a por él —dijo Murphy, señalando a Fletcher y a Othello con la barbilla—.

Tenemosunaordenurgentedearresto.Fletcherdiounpasoalfrenteysecolocódelantedelenano,tambaleándoseligeramente.—Siloqueréisaél,primerooslastendréisqueverconmigo.Murphytambiéndiounpasoalfrente,conunasonrisamaliciosaenelrostro.—FletcherWulf—anunció,yempezóaponerle lasesposasaFletcher—.Quedasarrestadoporel

intentodeasesinatodeDidricCavell.Fletchersequedóinmóvilmientrastratabadeasimilarelsignificadodeaquellaspalabras.—¡Quitadlelasmanosdeencima!—exclamóOthello,interponiéndoseentreambos—.¡Tienequeser

unerror!TurnerledioaOthelloungolpeconlamanoabiertaylohizocaeralsuelo.—Cuidado con lo que dices, enano, o tendremos que arrestarte por obstrucción a la justicia—le

espetó,ylediounapataditaconelpie.RookpasóporencimadelenanocaídoyagarróaFletcherporelcuelloparaobligarloaacercarse.—Seacabótuescapadita,Fletcher—leladró.Elchiconotósualientoabrasadorjuntoalaoreja—.

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VuelvesaPelt.

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DEMONOLOGÍA

Ácaro–Nivel1(Rory,GenevieveyLovett)

LosÁcaros son losdemoniosmás comunes en lapartedel éter a laque se accededesdeHominumyconstituyen,además,unafuentedealimentoparamuchasotrasespeciesdemoníacas.AunquehayvariasespeciesdeÁcarospequeños,similaresalosinsectos,losÁcarosEscarabeideossonlosmáspoderososdentro de este género. Songrandes escarabajos voladores, cuyo color varía desde elmarrón apagadohasta los tonosmásvivos.Cuando llegana laedadadulta, losEscarabeideos—dotadosdepoderosasmandíbulas—desarrollanunarma:unpeligrosoaguijón,capazdeparalizartemporalmentealenemigo.SonmuchosloshechicerosqueutilizanÁcarosparaexplorareléter,antesdeenviardecazaundemoniomáspoderoso.

Lutra–Nivel4(RufusyAtlas)

Estosdemonios,del tamañodeunperro,seasemejanmuchoaunanutriaenorme.Poseenunacolaconpúas,comosifueraunlucerodelalba,ydosgrandesincisivos.Seencuentranamenudoenríosylagosdeléter,pueslesencantanadar.

Alcaudón–Nivel4(Amber)

EstosdemoniospájaromigrananualmenteycruzanlapartedeléteralaqueseaccededesdeHominum,locualhaceque,duranteunasemanaalaño,resultepeligrosísimoentrareneléter.Conocidosporsuslargasplumasnegras,poseenunaenvergaduraquesuperalaestaturadelamayoríadeloshombres.Lasplumasmáspróximasalapuntadelasalassonblancas.LosAlcaudonesposeen,además,unletalpicoganchudo,unabrillantebarbarojizabajoelcuelloyunacrestatambiénrojasobrelacabeza,parecidaaladeungallo.

Salamandra–Nivel5(Fletcher)

Las Salamandras sonmuy poco frecuentes y no existen en la parte del éter a la que se accede desdeHominum.Nosesabemuchoacercadesuhábitatnidesuhistoria,aunqueexistenpruebasdeque losorcoslascapturabanantiguamente.Sondeltamañodeunhurón,conelcuerpomenudoylasextremidadeslobastantelargascomoparapodercorrerconlaeleganciadeunpuma,enlugardearrastrarsecomoun

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lagarto.Lapiel,lisa,esdeunintensotonoburdeos.Losojos,grandesyredondoscomolosdeunbúho,sondecolorambarino.Estosdemonioscarecendedientes,peroposeenunhocicoterminadoenpunta,similaralpicodeunatortugaderío.

AlcaudónMatriarca–Nivel6

El AlcaudónMatriarca es, como su nombre indica, la matriarca en una bandada de Alcaudones. LaMatriarca puede llegar a ser el doble de grande que un Alcaudón corriente, por lo que no debesubestimarsesufuerza.Siselepresentalaoportunidad,unaMatriarcaescapazdecapturarinclusoaunejemplarjovendeCánido.

Leñoso–Nivel6(Seraph)

Estosdemoniosconformadetejónposeenunapielmuycurtidaqueapenassedistinguedelacortezadeárbol, cosa que les sirve para camuflarse en las junglas del éter. Aunque son bastante comunes, sutendencia a esconderse en lo alto de los árboles, y las venenosas espinas quepuedendisparar con ellomo,losconviertenendemoniosdemuydifícilcaptura.Sealimentanúnicamentedeplantas,quetrituranconlaboca,quetienenrepletadeprotuberancias.

Vúlpido–Nivel6(Penelope)

ParientescercanosdelCánido,aunquealgomáspequeños,estosdemonioszorroposeentrescolasysontanágilescomoveloces.

Cánido–Nivel7(SylvayArcturus)

Separecenalosperros,peroposeencuatroojos,garrasletales,coladezorroyunaespesacrinquelesrecorreel lomo.El tamañodeestascriaturaspuedevariar,desdeeldeunperrograndehastaeldeunponi.

Félido–Nivel7(IsadorayScipio)[*]

Estosgatosbípedostienencuatroojosyseasemejan,encuantoaestaturaeinteligencia,aunchimpancéde la jungla. Existen diversas razas: la leonina, la atigrada y la leopardina, que se parecen,respectivamente,aleones,tigresyleopardos.

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Anúbido–Nivel8(Malikysupadre,Baybars)

ParienteslejanosdelCánido,estosdemoniostaninusualescaminansobredospatasyposeencabezadechacal.AdiferenciadeloqueeshabitualenlosparientescercanosdelCánidocomún,losAnúbidossólotienendosojos.

Gólem–Nivel8(Othello)

Estosdemoniosinusualesyprimariospuedenestarhechosdedistintasclasesdeminerales,entreelloslaarcilla,elbarroolaarena.ElmáspoderosoeselGólemdepiedra.LosejemplaresjóvenesdeGólemmidenaproximadamenteunmetroounmetroymedio,peroconeltiempopuedensuperarlostresmetrosdealtura.Tienenunaspectohumanoide,aunquelasmanosestánformadasúnicamenteporundedolargoyunpulgaroponible.

Hidra–Nivel8(Tarquin)

Una Hidra es un demonio muy grande con tres cabezas de serpiente sobre sendos cuellos largos yflexibles.ElcuerpoessimilaraldeunvaranoyaproximadamentedeltamañodeunCánidogrande.Enotrostiempos,lasHidraseranmuycomunesenlapartedeléteralaqueseaccededesdeHominum,peroenlaactualidadestánprácticamenteextinguidas.

Grifo–Nivel10(Lovett)

Estos inusuales demonios se dejan ver ocasionalmente en la parte del éter a la que se accede desdeHominum.Deltamañodeuncaballo,losGrifosposeenelcuerpo,lacolaylaspatastraserasdeunleón,perotambiénlacabeza,lasalasylasgarrasanterioresdeunáguila.

Minotauro–Nivel11(Rook)

Estosdemonioshumanoidessonaltos,peludosymusculosos.Poseencabezadetoroypezuñasenlugardepies.AdiferenciadelGólem,elMinotaurotienelasmanosprovistasdegarrasypuedemanejararmasconellas,aunqueenseñarlesesunatareamuycomplicada.EspocofrecuenteverdemoniosdeestetipoenlapartedeléteralaqueseaccededesdeHominum.

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NOTAS

[1]Literalmente,«elquehaceflechas»,eninglés.(N.delat.)

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[2]Literalmente,«piel,cuero».(N.delat.)

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[3]Literalmente,«espina».(N.delat.)

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[4]Barb:«púa».Barbarous:«bárbaro».(N.delat.)

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[*]ElprimerFélidodeScipiomurió.RecientementeselehaconcedidootrocachorrodeFélido.

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