La ley de los semejantes, por Adolph lippe. 1877

11
La ley de los semejantes. Por. Adolph Lippe. M. D. (The Organon Journal, Vol. 1 Abril 1878) Leído ante la sociedad médica homeopática de Filadelfia, Diciembre 13 de 1877. Traducción. Lic. Hom. Francisco Navarro Rincón. Guadalajara Jal. Una ley natural es un orden establecido del universo, en las leyes de la naturaleza, en sentido estricto, no hay mandamiento ni precepto, ni la posibilidad de infracción. --- son en efecto, hechos generalizados, -- causas y efectos algunos de los cuales son conocidos por todos, algunos solo por pocos; muchos sin duda, aun no se han descubierto, pero todos ellos están indisolublemente conectados uno a uno. Tomemos la ley de la gravedad por ejemplo que ni manda ni prohíbe, sino que simplemente anuncia el hecho de la atracción de la tierra, y las consecuencias que ello implica. Como médicos es nuestro deber perseguir un estudio inteligente de las leyes de la naturaleza, es decir, de la inexorable sucesión de causas y

description

La ley de los semejantes, por Adolph lippe. 1877

Transcript of La ley de los semejantes, por Adolph lippe. 1877

Page 1: La ley de los semejantes, por Adolph lippe. 1877

La ley de los semejantes.

Por. Adolph Lippe. M. D.

(The Organon Journal, Vol. 1 Abril 1878)

Leído ante la sociedad médica homeopática de Filadelfia, Diciembre

13 de 1877.

Traducción. Lic. Hom. Francisco Navarro Rincón.

Guadalajara Jal.

Una ley natural es un orden establecido del universo, en las leyes de

la naturaleza, en sentido estricto, no hay mandamiento ni precepto, ni

la posibilidad de infracción. --- son en efecto, hechos generalizados,

-- causas y efectos – algunos de los cuales son conocidos por todos,

algunos solo por pocos; muchos sin duda, aun no se han

descubierto, pero todos ellos están indisolublemente conectados uno a

uno. Tomemos la ley de la gravedad por ejemplo que ni manda ni

prohíbe, sino que simplemente anuncia el hecho de la atracción de la

tierra, y las consecuencias que ello implica. Como médicos es

nuestro deber perseguir un estudio inteligente de las leyes de la

naturaleza, es decir, de la inexorable sucesión de causas y

Page 2: La ley de los semejantes, por Adolph lippe. 1877

efectos, porque en ellas podemos encontrar reglas razonables y

sabias para la práctica.

Las leyes de la naturaleza llevaran con ellas el peso de la autoridad, y

ejercerán una poderosa influencia sobre nuestra practica cuando

hemos estudiado su origen, y las hemos encontrado ser construidas

sobre nada menos firme que la roca de la ley natural, para derrocar lo

que para todas las tormentas de la pasión humana y las fuerzas

unidas de la actividad humana es imposible.

Es nuestro objetivo ahora el mostrar que la ley de los semejantes

es una ley de la naturaleza, y que esta ley ha sido aplicada por el

fundador de nuestro arte de curar como la guía en la práctica sin

ninguna posibilidad de infracción.

La ley de los semejantes es una ley de la naturaleza. El conocimiento

de su existencia viene a nosotros sin tener que recurrir a un

razonamiento abstracto profundo; nos encontramos con esta ley

solamente en las experiencias y observaciones de cada día. Es el

lenguaje de la naturaleza, siempre amable, que nos conduce como un

confiable guía, a través de los laberintos de la vida, ella nos enseña en

el idioma que todos hablamos; como los que son similares se hacen

amigos, como lo similar define de forma espontánea lo similar, que lo

similar cura lo similar.

El poeta inspirado por la verdad canto; (Odisea de Homero 217-18);

fue enseñada por los filósofos, por Platón, y en base a la experiencia,

se proclama a través de la “Vox populi.”

Los semejantes son subyugados por los semejantes; es uno de

los axiomas más antiguos, “Sextus Empiricus” lo describe como un

antiguo dogma en manos de los antiguos, y se remonta a Pitágoras, y

uno de sus seguidores Philolaos, se dice que aseguro su

reconocimiento en el tiempo de Sócrates. Anaximandro de Mileto,

explica la creación y la traza a una amalgama de sustancias

heterogéneas, a una separación de los similares de los disimiles, y la

Page 3: La ley de los semejantes, por Adolph lippe. 1877

creación de las cosas existentes es el resultado de una combinación

recíproca de objetos relacionados de forma natural, ya que el parecido

es atraído por y se mueve hacia el semejante, y se esfuerza por lograr

una unión.

Democrito de Abdera dijo; “El similar solo afecta al similar, y sufre con

los similares, e incluso cosas disimiles, en caso de afectar a otros

deben tener una similitud entre ellas. Porque el pasivo y operativo son

en realidad de la misma naturaleza.”

Empedocles de Agrigento dice; “En la misma proporción que los

disimilares huyen entre sí o se repelen entre sí, los similares se

buscan unos a otros, y son atraídos uno al otro.”

Aristóteles nos dice:

“Si los similares afectan a los similares, percibimos finalmente a través

de esta acción reciproca un cese, una aniquilación de las cualidades

originales y generaciones de una condición diferente, que realmente

constituyen la contrariedad de la condición preexistente. El vino

disminuye el calor corporal, a través de su propio calor inherente; y

como el fuego más potente extingue el fuego menos potente, por

lo que el vino domina y aniquila el calor más activo del cuerpo; y así se

explica que los borrachos encuentran su muerte por la abstracción del

calor corporal natural. (Parafraseando esta condición “refrigeración”).

La historia enseña, que la ley de los semejantes ha guiado al

médico atento, desde el comienzo mismo de la historia médica;

algunos tenían un presentimiento confuso, otros un conocimiento claro

de su existencia. “La historia demuestra que la aplicación actual de

los principios homeopáticos cuenta con los mismos días que la

medicina misma.”

Una corazonada del principio, existió antes de que luz se derramara

sobre las misteriosas curaciones. Los antiguos Griegos creyeron

agotar su concepción de ello con la palabra “simpatía” y el poder como

antídoto de la actuación similar era de tan alta estima, que Plinio,

asombrado con los resultados exclamo, “Quien quiera que crea que

Page 4: La ley de los semejantes, por Adolph lippe. 1877

este descubrimiento fue accidentalmente hecho por los hombres,

concibe la benevolencia de los Dioses de una forma ingrata.”

La primera aplicación práctica de la ley de los semejantes fue hecha

por el padre de la medicina Hipócrates. Antes de proceder a ilustrar

que esta afirmación de que Hipócrates fue guiado por la ley de los

contrarios es errónea, y es erróneo atribuirle a él, el

establecimiento de la cita; "Contraria contrariis opponenda."

La escuela alopática cita el aforismo 22 del libro segundo, con el fin de

establecer el hecho de que el, estaba defendiendo la ley de los

contrarios. Este aforismo, dice así;

“La enfermedad que surge de la saciedad se cura por la evacuación, y

la que surge de la evacuación por la saciedad. Así los opuestos son

contraproducentes de los otros.”

Si tenemos en cuenta que este gran terapeuta siempre considero

como su más alta pretensión escuchar las leyes de la naturaleza, y

guiarse por ellas en la acción; se hace evidente que el de ninguna

manera asocia con este aforismo ningún medio terapéutico; el no dice

porque medios el terapeuta debe curar ya sea una enfermedad que

resulte por la saciedad o por la evacuación, todo lo que dice es; que la

evacuación se presentara y curara cuando la enfermedad se origine

por la saciedad, y que la saciedad tomara lugar y curara cuando la

enfermedad se haya originado por la evacuación. El afirma las causas

finales internas subjetivas del proceso de curación; el no cita, porque

medios estos efectos curativos de la naturaleza deben o pueden

producirse.

Algunas de estas observaciones y declaraciones, de su experiencia

muestran muy claramente que sus terapias se basaban en la ley de

los semejantes. Aforismo 46 del segundo libro dice;

“Dos sensaciones dolorosas que llegan al mismo tiempo, aunque no

en el mismo lugar, la mayor oscurece a la menor.”

Page 5: La ley de los semejantes, por Adolph lippe. 1877

Esto está en armonía con el parágrafo 22 del Organon. En el quinto

libro de los aforismos, encontramos la lectura 17, que dice;

“El exceso de frió induce convulsiones, tétano, petequias, y rigores

febriles.”

Y el 21 dice; “Cuando el tétano se da, sin ulcera previa, en medio del

verano, en los de hábitos plenos, efusiones frías sirven para regresar

el calor ausente y por lo tanto terminar la enfermedad.”

El aforismo 24 dice; “Aplicaciones frías, tales como nieve y hielo, son

perjudiciales para el pecho, producen tos, catarro, y hemorragia.” Y el

aforismo 23, “En los casos en los que la hemorragia se lleva acabo o

está a punto de tener lugar, la aplicación de agua fría es necesaria.”

En la sección 5, "De internis affectionibus", nos encontramos que dice;

“Vino, mezclado con miel, es recomendado en enfermedades del

hígado, a pesar de la observación de que el vino provoca la atrofia del

hígado y bazo.”

En el mismo libro encontramos, “Si uno ha bebido a toda prisa y con

frecuencia agua estancada, después de una larga marcha fatigante en

verano, y se vuelve edematoso, encontrara el remedio más eficaz en

el beber en exceso de la misma agua, que le provocara tener una

diarrea y pasar una gran cantidad de orina.”

En el libro; “De morbo sacro” (epilepsia) encontramos este axioma,

“Las enfermedades son generalmente curadas por aquello que las ha

causado.”

Una explicación más detallada de este axioma se da en el libro, "De

locis in homine", donde dice; “Los similares causan y curan

enfermedades.” “Lo que causa estranguria, tos diarrea y vómitos, es

también capas de curar estos males.”

Estas citas pueden multiplicarse, para mostrar que el padre de la

medicina, que escuchaba con tanto cuidado las leyes de la

naturaleza, y que consideraba a la experiencia como el más alto

Page 6: La ley de los semejantes, por Adolph lippe. 1877

tribunal, en realidad fue guiado por la ley de los semejantes y por

ninguna otra ley.

El principio fundamental de la escuela promovida por galeno, que rige

desde hace más de 1.500 años todas las escuelas de medicina fue

"Contraria contraries curentur", y se convirtió como fue un evidente

axioma.

Este axioma jamás podrá ser una verdadera guía en la terapéutica,

como a todo pensador, debe ser evidente, que no puede aplicarse en

medicina.

¿Que son los contrarios? Seguramente el dolor y la ausencia de dolor

no son contrarios; la ausencia de dolor es la condición normal en la

salud, y el dolor una condición normal en la enfermedad, por lo tanto el

dolor es solo una desviación de, no el contrario de la ausencia de

dolor. Lo mismo puede decirse de casi todas las enfermedades

internas, tales como inflamaciones, fiebres, irritaciones, trastornos

funcionales, de órganos y tejidos, seguramente no tenemos ningún

contrario a estas peligrosas condiciones.

Esta ley de curación solo puede aplicarse a síntomas únicos

separados del complejo de manifestaciones de trastornos funcionales;

por ejemplo; el calor contra el frió, y escalofríos, cosas frías contra

calientes, purgantes contra el estreñimiento, y astringentes contra la

diarrea. Esta ley falaz finalmente condujo a la abominable polifarmacia

del tratamiento sintomático. Se cree realmente por estos hombres de

ciencia que la combinación de fármacos, que cada uno de los cuales

se cree que afecta a cada uno de los síntomas por el contrario, será

enviado después de haber entrado al estomago a su destino y así

conquistar al enemigo.

La única ley de curación fiable, fue, y siempre será la ley de los

semejantes y se dejo al genio de Hahnemann, establecer esta única

ley por la que la terapéutica puede ser gobernada.

Page 7: La ley de los semejantes, por Adolph lippe. 1877

Hahnemann mostró por primera vez que todas y cada una de las

curaciones fueron debido a la aplicación accidental de esta ley, y dio

numerosas citas, para probar la veracidad de estas afirmaciones.

Cuando descubrió por experimentos reales que las sustancias

medicinales eran capases de producir en el organismo humano

síntomas que se asemejaban a los que ocurren durante una

enfermedad, el aplico la ley de los semejantes, administrando a los

enfermos esos remedios que el sabia habían causado síntomas

similares en personas sanas, y por los resultados invariablemente

favorables seguidos a dicho tratamiento, el estableció, la ley de los

semejantes como la única guía confiable en la terapéutica.

La escuela alopática clamaba y clama aun, conocer las causas de las

enfermedades; el diagnostico de las enfermedades era, y aun es,

basado en un supuesto conocimiento de los cambios y alteraciones de

las condiciones de los órganos y tejidos en la enfermedad; y esta

hipótesis para ellos, muestra también la causa de la enfermedad.

Hahnemann descarto toda hipótesis, y este concienzudo

observador vio en estos cambios y alteraciones de los órganos y

tejidos no la enfermedad en sí, el hecho consumado del resultado de

una perturbación ya existente previa del organismo; el observo todos

los síntomas objetivos y subjetivos que presenta el enfermo, o

que se encuentran en el observables. La supuesta causa de la

enfermedad forma la base del tratamiento alopático; la totalidad de

los síntomas observables es para el homeópata la única base de

su terapéutica. Es por lo tanto nuestro deber encontrar para cada

caso individual de enfermedad el remedio similar, que sabemos a

causado síntomas similares en personas sanas.

Se vuelve obvio que no podemos aplicar la ley de los semejantes

eficazmente si intentamos primero identificar la llamada

condición patológica del enfermo por medio de la ayuda de la

fisiología o la patología.

Page 8: La ley de los semejantes, por Adolph lippe. 1877

Nuestro conocimiento de la acción de las drogas y de sus

poderes de enfermar se limita a los síntomas observados por el

experimentador; y el trazar, de estos síntomas observados una

deducción similar a la que la escuela alopática traza de los síntomas

del enfermo y por la ayuda de la fisiología intentar encontrar

condiciones alteradas de los órganos y tejidos en las cuales basar

nuestra terapéutica, nos aria aplicar la ley de los semejantes a la

hipótesis de una enfermedad natural y una hipótesis de una

enfermedad artificial.

Ninguna de ellas realmente existe. Las enfermedades naturales

continuamente cambian; incluso la misma forma de una

enfermedad exhibe síntomas similares pero diferentes en varias

localidades, y en varios tiempos, y síntomas aun más variados en

diferentes personas, de edades diferentes, temperamentos y

constituciones. Si intentáramos aplicar la ley de los semejantes a las

enfermedades como las encontramos clasificadas, de cierta forma, en

la patología moderna, tendríamos por inferencia, que aceptar la

patología como nuestra base para la terapéutica.

Si entonces, las llamadas enfermedades, incluso derivadas de la

misma presuntiva causa, o apareciendo en la forma de una

epidemia, siempre muestran diferentes síntomas en diferentes

personas constituidas, su individualidad rige la diferencia de los

síntomas, nunca podremos encontrar el similar si presumimos ser

capases de encontrar el verdadero remedio similar bajo las

experimentaciones de las drogas por nosotros también clasificadas de

manera que correspondan con las hipótesis patológicas.

La ley de los semejantes por lo tanto solo puede aplicarse

mediante la aceptación de la totalidad de los síntomas

observables como la única manifestación de la enfermedad

revelada a nosotros y comprensible; debemos por necesidad,

abandonar toda hipótesis, y aplicar la ley de los semejantes al

caso de enfermedad por medio del verdadero y único

Page 9: La ley de los semejantes, por Adolph lippe. 1877

conocimiento que tenemos de ello --- lo que son los síntomas

perceptibles.

La ley de los semejantes es aplicable a todo caso y dolencia no

quirúrgica. Bajo casos quirúrgicos entendemos todas las

posibles lesiones mecánicas, que caen bajo las leyes de la

mecánica, y la ley de los semejantes resulta aplicable a los

resultados derivados de ello; aplicable a las alteraciones del

organismo después de que la ayuda mecánica se ha rendido,

cuya responsabilidad de las perturbaciones aumenta por medio

de una mala salud previa o varios miasmas habitando el

organismo, trastornos latentes y los que permanecen inactivos, y

se modifica por la individualidad de la persona. Incluso en los

casos de envenenamiento, voluntario, involuntario, o científico,

en los que aplicamos antídotos químicos en dosis apreciables y

en bruto la ley de los semejantes prevalece.

Si el axioma que fue proclamado por los antiguos, y sin embargo

nunca ha sido contrariado por la química es cierto, que los similares se

atraen entre sí, y los contrarios se repelen entre sí, entonces

administrando un antídoto químico, administramos una sustancia que

atrae el veneno que deseamos destruir; y el proceso de atracción no

podía tomar lugar, si dos similares se unen, y habiéndose unido,

actúan uno sobre el otro de acuerdo a las leyes químicas que

gobiernan los cuerpos inorgánicos.

¿Si el antídoto actuó bajo las leyes de los contrarios, entonces las dos

sustancias, el veneno y el supuesto antídoto, serian repelentes entre

sí, o nunca serian atraídos el uno al otro, y los dos no podrían

afectarse mutuamente?

Después de que las leyes químicas que gobiernan los cuerpos

orgánicos han logrado la neutralización del veneno, en el mejor

de los casos permanecerá una condición alterada de los órganos

y tejidos ocasionada por la absorción de pequeñas partículas de

Page 10: La ley de los semejantes, por Adolph lippe. 1877

partes del veneno, estas perturbaciones siguientes, no están

dentro del alcance de las leyes que rigen los cuerpos

inorgánicos, y una aplicación de nuestra ley de los semejantes

eventualmente restaurara la salud total del organismo

químicamente afectado por el veneno, mediante la administración

a la dolencia dinámica ahora restante; de remedios dinámicos.

Si nuestra propuesta del axioma de que los similares se atraen uno al

otro, y los contrarios se repelen, es aceptada como una ley natural,

esa ley se convierte en un orden establecido del universo.

Mientras que la experiencia diaria nos enseña que la salud de los

enfermos es restaurada mediante la administración de similares; esto

es, remedios que poseen un poder de enfermar de forma similar,

entonces la formula que hemos adoptado, "Similia similibus curentur",

se vuelve también una ley natural, la cual por necesidad esta fuera del

alcance de poder ser violada. Esta ley natural debe, por lógica

necesidad, ser aplicable en todos y cada uno de los casos de

enfermedades no quirúrgicas, o de otra forma no podría ser una ley de

la naturaleza, y si, propiamente aplicada a todos los casos de

enfermedad, prueba ser correcta y confiable, por su infalibilidad como

regla natural, entonces ninguna otra, pero menos aun la ley de los

contrarios, podría bajo ninguna circunstancia sustituirla.

La ley de los contrarios, es lo contrario de la ley de los

semejantes y no le compete tomar el lugar de, o usarse como un,

sustituto de la ley natural que gobierna nuestra terapéutica. No es

posible que ambos axiomas sean la verdad; los opuestos se repelen

unos con otros, y la verdad y el error como opuestos nunca se

atraerán el uno con el otro, por lo tanto nunca podrán coexistir juntos,

ni la formula "Contraria contrariis curentur", que guía a la escuela

alopática puede coexistir con la formula "Similia similibus curentur."

Habrá y por siempre existirá atracción entre los similares, y

repulsión de los opuestos, y las dos escuelas medicas siendo

opuestas, esa repulsión, que es también una ley natural que gobierna

los opuestos, siempre existirá, y ejercerá sus legítimos resultados,

Page 11: La ley de los semejantes, por Adolph lippe. 1877

hasta el tiempo en que las escuelas medicas regresen de nuevo a

la simple búsqueda seguida por Hipócrates y Hahnemann, la de

escuchar atentamente a la naturaleza, y aceptar como deber el ser

guiados por sus seguras enseñanzas. Entonces y no hasta

entonces, cesaremos de oír proposiciones para “amalgamar” para

intentar forzar a la verdad y al error a que armoniosamente coexistan

juntos. Entonces y no hasta entonces, el mundo medico aceptara la

ley de los semejantes como la única guía en la terapéutica, y

aprenderá a sanar enfermos de acuerdo a la infalible ley natural; y esa

ley es la ley de los semejantes,

“Es nuestra ley.”

Adolph Lippe. M. D. 1877