La Laguna de Las Tres Pascualas

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La laguna de Las Tres Pascualas Al final del siglo XVIII, tres muchachas llamadas Pascuala iban a lavar ropa a una laguna, como en aquellos tiempos lo hacían casi todas las mujeres pobres de la ciudad. Era realmente un espectáculo pintoresco y lleno de vida el que ofrecían esas hileras de mujeres que en la mañana y en la tarde iban a lavar a la laguna. Un día llegó hasta la casa de las tres muchachas un forastero en demanda de hospedaje, el que fue acogido gustoso por el padre de las jóvenes. Todos los días al morir la tarde, regresaba hasta la casa el solitario forastero y miraba a las Pascualas que volvían cantando, al aire sus trenzas rubias y su atado de ropa sobre la cabeza. El joven se enamoró de las tres hermosas muchachas y cada una, en secreto, le correspondió su amor. No sabiendo a cuál de ellas elegir como su esposa, en la noche de San Juan les dio cita a las tres en la orilla de la laguna. A las doce de la noche el forastero remaba, pero desesperado al ver reflejarse en las plateadas aguas a las tres Pascualas, comenzó a llamar: ¡Pascuala...! ¡Pascuala...! ¡Pascuala...! Las tres al sentir su nombre se creyeron elegidas y comenzaron a entrar en las traicioneras aguas. Desde entonces, en las hermosas y encantadas noches de San Juan, a las doce, se ve un bote y entre el croar de las ranas surge una voz que llama desesperadamente a las mozas. Cerro Galán En tiempos de la Colonia un indio esclavo se enamoró de la rubia y bella hija de un encomendero español. Aprovechando el desorden de un malón, la rapta y huye con ella hacia el sur. Trata de atravesar a nado el Río Maule, pero la correntada vence sus fuerzas y lo arrastra río abajo con su amada. El cadáver del indio se enreda en unas matas en la ribera Norte del río, y el de su amada, cogido de la cabellera rubia, flotaba como una bandera. El indio enamorado se convirtió en un alto cerro, el Cerro Galán, cuya cima siempre está inclinada mirando las profundas y azuladas aguas que arremansan a sus pies. En el fondo, el cuerpo de la doncella se transformó en una viga de oro, que relumbra a las horas de sol. Los mineros han tratado de encontrar la veta de este amor legendario. El dedo del indio patagón

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La laguna de Las Tres Pascualas

La laguna de Las Tres Pascualas

Al final del siglo XVIII, tres muchachas llamadas Pascuala iban a lavar ropa a una laguna, como en aquellos tiempos lo hacan casi todas las mujeres pobres de la ciudad. Era realmente un espectculo pintoresco y lleno de vida el que ofrecan esas hileras de mujeres que en la maana y en la tarde iban a lavar a la laguna.

Un da lleg hasta la casa de las tres muchachas un forastero en demanda de hospedaje, el que fue acogido gustoso por el padre de las jvenes.

Todos los das al morir la tarde, regresaba hasta la casa el solitario forastero y miraba a las Pascualas que volvan cantando, al aire sus trenzas rubias y su atado de ropa sobre la cabeza.

El joven se enamor de las tres hermosas muchachas y cada una, en secreto, le correspondi su amor.

No sabiendo a cul de ellas elegir como su esposa, en la noche de San Juan les dio cita a las tres en la orilla de la laguna.

A las doce de la noche el forastero remaba, pero desesperado al ver reflejarse en las plateadas aguas a las tres Pascualas, comenz a llamar: Pascuala...! Pascuala...! Pascuala...! Las tres al sentir su nombre se creyeron elegidas y comenzaron a entrar en las traicioneras aguas.

Desde entonces, en las hermosas y encantadas noches de San Juan, a las doce, se ve un bote y entre el croar de las ranas surge una voz que llama desesperadamente a las mozas.

Cerro Galn

En tiempos de la Colonia un indio esclavo se enamor de la rubia y bella hija de un encomendero espaol. Aprovechando el desorden de un maln, la rapta y huye con ella hacia el sur. Trata de atravesar a nado el Ro Maule, pero la correntada vence sus fuerzas y lo arrastra ro abajo con su amada. El cadver del indio se enreda en unas matas en la ribera Norte del ro, y el de su amada, cogido de la cabellera rubia, flotaba como una bandera.

El indio enamorado se convirti en un alto cerro, el Cerro Galn, cuya cima siempre est inclinada mirando las profundas y azuladas aguas que arremansan a sus pies. En el fondo, el cuerpo de la doncella se transform en una viga de oro, que relumbra a las horas de sol. Los mineros han tratado de encontrar la veta de este amor legendario.

El dedo del indio patagn

Es costumbre tocar o besar el dedo del pie del indio que adorna el monumento a Magallanes, como buscando felicidad. Por qu ocurre esto?

Cuenta la leyenda que un avezado marino espaol que estaba sentado una noche cavilando frente al monumento de Magallanes, de improviso fij su atencin en el fornido indio patagn que adorna la estatua y se le ocurri tatuarse en el pecho esta figura. Busc un especialista y el artista puso manos a la obra, que result una perfeccin. El tatuaje pareca cobrar vida a cada movimiento del marino, los ojos parecan mirar y le temblaban las mejillas. Lo que ms llamaba la atencin era el dedo gordo del pie que se mova como con vida propia a cada movimiento de la piel.

Terminado el trabajo, se acerc a un espejo y ri satisfecho. Consultando in mente si sus empresas tendran xito, vio que el dedo gordo del indio se agitaba afirmativamente. Feliz fue hacia el puerto a embarcarse. Al pasar por el monumento se detuvo junto a la figura del indio, y golpendose el pecho exclam: "Aqu te llevo, amigo. Quiero ser tan fuerte como t, y que no me entren balas". Y cogindole el dedo gordo del pie, le dio un sonoro beso, diciendo: "Aydame, dame suerte".

Meses despus el marino regres a Punta Arenas, radiante de alegra y contaba que todo le haba resultado bien.

Y es por eso que ahora, quienes pasan frente a la estatua tocan el dedo del pie del indio, como implorando para ellos su proteccin y ayuda. Y los viajeros lo besan y le piden un pronto regreso.