La izquierda no comunista en América Latina por Jeffrey L. Klaiber

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Los norteamericanos con frecuencia se sorprenden por la aparente contradicción entre lagenerosidad de la ayuda externa de los Estados Unidos hacia América Latna, por una parte,y las manifestaciones de hostlidad hacia los Estados Unidos en todas partes de AméricaLatna, por la otra. Una tendencia demasiado frecuente, tanto de parte del ciudadano medio,tanto como de los órganos polí tcos en Washington, ha sido tratar estas manifestacionescomo prueba del paulatno avance del comunismo internacional en América Latna. Las

declaraciones antyanquis de Fidel Castro en sus primeros días y sus categóricas declaracionesposteriores a favor del comunismo internacional fueron vistas como dos fenómenos lógica eintrínsecamente relacionados.Sin embargo, los observadores cercanos del escenario latnoamericano sienten que estaestereotpia de todas las demostraciones antnorteamericanas en América Latna no hace justcia a la verdadera variedad que se encuentra dentro de las corrientes antnorteamericanasen América Latna, ni a las profundas raíces históricas que subyacen en ellas. En primerlugar, el sentmiento antnorteamericano en América Latna antecedió en mucho tempo a laaparición del comunismo internacional; en segundo lugar, el sentmiento antnorteamericanoestá profundamente arraigado en el nacionalismo latnoamericano, que en algunos casos nosólo se opone a la expansión imperialista de los Estados Unidos en América Latna, sino quese opone aún más vehementemente al comunismo internacional.En los pasados cincuenta años o más han aparecido tres formas otpos principales de tendenciasantimperialistas en América Latna. En primer lugar, está el tpo más obvio y generalmentemás reconocido: la marca “Made in Moscú”. Pero éste realmente es el más pequeño y elmenos significatvo de los tres. De naturaleza menos organizada y menos manifiesta es el queha sido llamado ant-imperialismo “oportunista”. En este grupo entran hombres de negocios,

polí t

cos, comerciantes, y profesionales militares que temen la inversión norteamericana enAmérica Latna y quienes atzan sentmientos nacionalistas con la esperanza de salvaguardarsus intereses partculares. Un tercer grupo, de interés extremo pero, con frecuencia,lamentablemente descuidado por los órganos polí tcos norteamericanos, es la gran Izquierdaliberal, que no es ni pro-oriental, ni pro-occidental, pero que tradicionalmente ha sido elportaestandarte de la reforma social y del progreso en América Latna.1 El antimperialismoplanteado por este grupo merece atención minuciosa porque todo su planteamiento a lacuestón de la expansión económica extranjera en América Latna ha sido muy constructvoy positvo, a diferencia del nacionalismo oportunista de la Derecha o el internacionalismo

negatvista de la Izquierda.1 Eudocio Ravines, America Lat na - Un Cont nente en Erupción (Buenos Aires, 1956), 154. Eudocio Ravines estáíntmamente familiarizado con la cuestón del ant-imperialismo en América Latna ya que fue el fundador delPartdo Comunista Peruano en 1930. Abandonó el partdo en 1939 y más tarde se hizo redactor de La Prensa,uno de los principales diarios de Lima.

La izquierda no comunista en América LatnaJeff rey L. Klaiber Journal History of Ideas, Vol. 32, No. 4 (oct.-dic., 1971), pp. 607-16.

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De singular interés en este aspecto es el Movimiento Aprista peruano, que además de ser el primerverdadero partdo polí tco en América Latna moderna (a diferencia del ef mero partdo tradicionalconstruido alrededor de un hombre fuerte, elcaudillo) ,también fue el primer partdo antimperialistaautoproclamado de América Latna, y el primer movimiento en dedicarse expresamente a la tareade unir toda América Latna en un gran estado-nación para oponerse al imperialismo económiconorteamericano. El movimiento aprista es también un autoprofeso partdo marxista, aunque como

muchos otros part

dos en América Lat

na que se modelan siguiendo al movimiento aprista, estambiénfirmemente ant-comunista.2 El Apra (las iniciales significan:Alianza Popular Revolucionaria

 Americana) fue fundado en 1924 en México por el líder del movimiento de la reforma universitariaperuana, Víctor Raúl Haya de la Torre, después de que él y muchos compañeros de estudios fuerandesterrados del Perú por el presidente Augusto Leguía debido a su abierta crí tca de su régimendictorial.El Apra estuvo formada por estudiantes y trabajadores de todos los países de América Latnaque soñaron con derrocar las oligarquías nacionales firmemente enraizadas de América Latnay expulsar para siempre al aliado tradicional de estas oligarquías, el imperialismo económico

extranjero, sobre todo el de los Estados Unidos. El programa aprista de 1924 contenía cincopuntos principales: (1) Acción contra el imperialismo yanqui; (2) por la unidad polí tca deAmérica Latna; (3) por la nacionalización progresiva de todas las terras e industrias; (4) porla internacionalización del Canal de Panamá; (5) por la solidaridad de las clases y pueblosoprimidos de América Látna.3 Con este programa revolucionario bastante atrevido, los apristas empezaron a establecerbases de operación por toda América Latna. En 1931, Haya de la Torre volvió al Perú despuésde la caída de Leguía y postuló como candidato a la presidencia en competencia contra elhombre que había derrocado a Leguía, el coronel Luis Sánchez Cerro. Los apristas ganaron la

elección, pero Sanchez Cerro las anuló y encarceló a Haya de la Torre. Los apristas respondieroninstgando una revolución en la cual seis mil de sus miembros fueron masacrados por elejército en Trujillo, una ciudad del norte del Perú, y lugar de nacimiento de Haya de la Torre.Desde ese momento el Apra pasó a la clandestnidad en el Perú hasta 1945 cuando el partdofue legalizado y se le permitó presentar a candidatos a cargos, aunque no a la presidencia.El Apra ganó la elección otra vez, pero tres años más tarde el ejército, siempre receloso delApra por sus programas sociales radicales y sus inclinaciones marxistas, intervino y llevó acabo un golpe de estado con el general Manuel Odria, que gobernó como dictador del Perúhasta 1956. Nuevamente el Apra fue legalizada con el presidente Manuel Prado, que había

ganado la elección por el apoyo aprista. En las elecciones presidenciales de 1962, Haya ganóla mayoría de los votos, seguido por Fernando Belaunde de Acción Popular y Manuel Odría(el mismo Odría que organizó el golpe de 1948), pero el viejo modelo se repitó. El ejércitointervino, anuló las elecciones, y estableció una  junta militar de un año. El ejército exigiónuevas elecciones, y esta vez Belaunde ganó (muchas personas tuvieron miedo de votar porHaya, por motvos obvios), pero el Apra ganó la mayoría de las curules en el parlamentoperuano. De 1963 a 1968 un dif cil equilibrio de intereses entre el gobierno de Belaunde,el ejército, y Apra caracterizó la situación polí tca en el Perú. En octubre de 1968 el ejércitoderrocó al gobierno de Belaunde, nacionalizó las posesiones de la Standard Oil en el norte

del país y declaró su intención de gobernar al Perú durante varios años.

2 El único trabajo importante sobre el movimiento aprista en inglés es Harry Kantor, The Ideology and Program

of the Peruvian Aprista Movement (Berkeley, 1954). 3 Ibid ., 42.

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Aunque el Apra comenzara como movimiento contnental, su supresión bastante sangrientaen el Perú, así como el encumbramiento de las dictaduras en todo el resto de América Latnadespués de la depresión mundial de 1929, redujo al Apra a un movimiento puramente peruano.Sin embargo, la influencia del Apra fue mucho más allá de los límites geográficos del Perú.Rómulo Betancourt del partdo Acción Democrátca de Venezuela y Jose Figueres del partdoLiberación Nacional de Costa Rica, que se desempeñaron como presidentes de sus respectvas

naciones ent

empos diferentes, son amigos personales cercanos de Haya de la Torre y ambosreconocen abiertamente lo que le deben al Apra peruano en sus respectvos programas. VíctorPaz Estenssoro, fundador del Movimiento Nacional Revolucionario y presidente de Bolivia de1952-56 y 1960-64 también públicamente atribuye el origen de su programa al movimientoaprista del vecino Perú. Muchos otros partdos y movimientos polí tcos a lo largo de todaLatnoamérica tenen sus orígenes ideológicos en las obras de Haya de la Torre.4

Es, por lo tanto, de fundamental importancia entender la posición ideológica de Haya de laTorre y su aplicación partcular del marxismo al escenario latnoamericano a fin de entenderla mentalidad de un gran segmento de la polí tca latnoamericana, especialmente en relación

con sus acttudes hacia las incursiones comerciales y financieras norteamericanas en AméricaLatna. Haya de la Torre unió en su movimiento dos grandes corrientes intelectuales queestmulaban entonces profundamente a la juventud de América Latna cuando fundara sumovimiento: el nuevo nacionalismo latnoamericano inspirado por la revolución mexicana ylas doctrinas antimperialistas de Marx y Lenin. El nacionalismo antimperialista del Apra teneprofundas raíces históricas en la historia de Latnoamérica. La originalidad del Apra consisteen la nueva síntesis que une muchas de estas corrientes históricas. Aunque la hostlidad y elmiedo a los Estados Unidos surgió temprano en la vida de las repúblicas recién liberadas deAmérica Latna, esta hostlidad no alcanzó proporciones significatvas hasta después de la

guerra española-norteamericana que terminó en 1898. En parte como consecuencia de esaguerra, así como de la creciente expansión económica de los Estados Unidos en la parte nortede América Latna, ocurrió un irónico cambio de papeles entre España y los Estados Unidosen las mentes de muchos pensadores latnoamericanos y polí tcos. América Latna, despuésde separarse de España a inicios del siglo XIX, nunca superó completamente la amargura desu sometmiento colonial a España, y una hispanofobia marcada encontró amplia expresiónen su literatura hasta finales del siglo pasado. Muchos latnos consideraron a España comola causa de todos los males que afectan a su contnente, y algunos incluso miraron hacialos Estados Unidos como benefactor, protector, y modelo a imitar. Sin embargo, ocurrió una

extraña transformación cuando los Estados Unidos surgieron triunfantes de la lucha de 1898:en proporción directa a cómo disminuía España como amenaza potencial para América Latna,tanto militar como psicológicamente, los Estados Unidos aumentaban como amenaza militar,polí tca, y cultural para América Latna. Aparecieron muchos maestros literarios advirtendoa los latnoamericanos del peligro inminente del “Coloso del Norte.” El poeta nicaragüense,Rubén Darío, compuso una famosa oda a Theodore Roosevelt en la cual adver a del peligroinminente del dominio yanqui en América Latna:4 Para una descripción detallada de los llamados partdos “apristas” en América Latna, veáse Victor Alba, Historia del Movimiento Obrero en Lat na de América (México, 1964), 270-71. Todos estos partdos tenen

sus orígenes en el movimiento aprista peruano, que por su parte estaba fuertemente influenciado por lareforma estudiantl de Córdoba de 1918 y la revolución mexicana. Ellos no son comunistas y afirman serauténtcamente movimientos “americanos”. Son partdos de masas (por lo general indios, trabajadores, yestudiantes), y defienden la causa de la reforma social, la destrucción de la oligarquía nacional en cada país,y la nacionalización progresiva de las empresas extranjeras en Latnomérica.

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“A ROOSEVELT”Eres los Estados Unidos,

eres el futuro invasor 

de la América ingenua que t ene sangre indígena,

que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.

………………………………………………….

Tened cuidado. ¡Vive la América española!,hay mil cachorros sueltos del León Español.

Se necesitaría, Roosevelt, ser por Dios mismo,

 para poder tenernos en vuestras férreas garras.5

Otro escritor, José Enrique Rodó del Uruguay, en su famoso poema épico,  Ariel y Calibán,publicado en 1901, expresaba el temor de que los Estados Unidos con todos sus adelantostecnológicos devastarían culturalmente pronto a América Latna, hasta tal punto que AméricaLatna se “deslatnizaría” y se reharían a imagen y semejanza de los Estados Unidos.6 Rodó

encendió la imaginación de la generación de jóvenes latnos anterior a la primera GuerraMundial con sus protestas poétcas contra el materialismo y utlitarismo norteamericanoque creía amenazaba con socavar la cultura más espiritual y ar stca de América Latna.Incluso las tentatvas de los Estados Unidos de fomentar el panamericanismo fueron vistascon inquietud por muchos pensadores y escritores latnoamericanos. El autor venezolano,Mariano Picón Salas veía al panamericanismo como la “alianza desequilibrada del elefantecon las hormigas.”7 El Mercurio de Santago expresaba el antagonismo de larga data entreChile y los Estados Unidos declarando que el panamericanismo simplemente representaba“la tentatva materialista de parte de los Estados Unidos para ganar el dominio económico

sobre América Latna.”8

De una naturaleza más seria y polí tca fueron los trabajos de Manuel Ugarte, escritor y polí tcoargentno, que estuvo entre los más tempranos que advirteron en América Latna los peligrosdel creciente expansionismo norteamericano en América Latna; aún más significatvamente,fue uno de los primeros en el siglo XX en pedir la unidad de América Latna como la única manerarealmente eficaz de enfrentar al gigante norteamericano. Ugarte, en libros y conferencias portodo el contnente, advirtó del peligro de que América Latna fuera sumergida por la mareacreciente del colonialismo anglosajón, y atacó la tendencia latna de enfrentar esta amenazasólo con los esfuerzos de las naciones individuales.9 El autor mexicano, José Vasconcelos,

con su famoso trabajo, La Raza Cosmica, pensaba que la integración racial de América Latnaproduciría a tempo una nueva fuerza místca y espiritual que eclipsaría la superioridadtecnológica de los Estados Unidos.10 Es claro que exis a alarma generalizada en el mundo literario e intelectual debido a lacreciente expansión norteamericana en América Latna antes de la Primera Guerra Mundial.Sin embargo, esta alarma permaneció en gran parte confinada en el mundo literario. Eraprincipalmente sentmental y retórica, y nunca se concretó en un movimiento definido conobjetvos precisos y claramente definidos. Esto debía ser el trabajo del movimiento aprista5 Rubén Darío, Obras Completas (Madrid, 1936), 702.6 J. E. Rodó, Obras Completas, ed. E. R. Monegal (Madrid, 1957), 227. 7 George Wythe, The United States and Inter-American Relat ons (Gainesville, Flo., 1964), 34.8 El Mercurio (Santago de Chile, Mar. 16, 1916).9 M. Ugarte, El Porvenir de la America Lat na (Buenos Aires, 1953), 112.10 Jose Vasconcelos, La Raza Cosmica (Barcelona, 1918).

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peruano, que se basó fuertemente en la inspiración y sentmiento ya creado y popularizado porlos hombres de letras. Haya de la Torre conoció personalmente a Manuel Ugarte (y colaborócon él para establecer en París un grupo que combatese al imperialismo norteamericano enAmérica Latna) y a José Vasconcelos, y a muchos otros escritores de protesta de la época.Haya de la Torre hizo de los llamamientos de Ugarte por la unidad intercontnental el puntocardinal de su programa, ya que él, también, veía a la unidad como el único modo eficaz

de enfrentar la enorme fuerza económica de los Estados Unidos. Sin embargo, el programade acción elaborado por Haya de la Torre integró otra corriente intelectual proveniente deotro contnente, a saber, las nuevas doctrinas sociales revolucionarias de Rusia Soviétca. Unabreve apreciación global de la doctrina antimperialista desarrollada por los apristas revelaráque, mientras ellos se basaron fuertemente en Marx y Lenin, también alteraron radicalmentealgunas ideas del marxismo clásico dando, así, a su propio estlo peculiar de antimperialismoun rasgo constructvo y positvo que falta en el del marxismo-leninismo ortodoxo.Es generalmente reconocido que Karl Marx no examinó con mucho detalle el papelrevolucionario de las naciones subdesarrolladas del mundo para promover la causa del

comunismo internacional. En el Mani  fi esto Comunista se refiere a la necesidad de la burguesíade buscar mercados por todo el mundo. El nuevo imperialismo de la explotación económicafue pronostcado por Marx:

La necesidad de un mercado constantemente en expansión para sus productos persigue a laburguesía en toda la superficie del globo. Debe acomodarse en todas partes, colocarse en todaspartes, establecer conexiones en todas partes.La Burguesía ha dado, a través de su explotación del mercado mundial, un carácter cosmopolita ala producción y el consumo en cada país. Para gran disgusto de los reaccionarios, ha sacado de lasbases de la industria el país nacional en el cual estaba. Todas las industrias nacionales ya establecidashan sido destruidas o están siendo destruidas a diario. Son expulsadas por nuevas industrias, cuyaintroducción se convierte en una cuestón de vida y muerte para todas las naciones civilizadas,por industrias que ya no trabajan con materia prima natva, sino con materia prima extraída de lasregiones más remotas; industrias cuyos productos son consumidos, no sólo en casa, sino en todorincón del globo.11

Sin embargo, Marx estuvo principalmente preocupado por el papel histórico de la burguesíanacional y no desarrolló una teoría sistemátca que explicase el papel del capitalismo internacionaly sus efectos en la aparición de las naciones subdesarrolladas del mundo. Esta tarea fue asumida

por Lenin más de sesenta años más tarde en su famoso ensayo, El Imperialismo, la Etapa

Superior del Capitalismo.12 Lenin mismo reconoció la necesidad de un desarrollo tan sistemátcodel papel del imperialismo en el desarrollo del capitalismo. Aunque Marx previó el crecimientodel fenómeno que más tarde se conocería como “imperialismo económico,” todavía vivía enuna época en que la única forma popularmente reconocible de imperialismo era la expansiónterritorial colonial. Por lo tanto, la inspiración inmediata de Lenin para su ensayo no fue Marx,sino un inglés, John A. Hobson, cuyo trabajo, Imperialismo (1902), dio forma y sustancia porprimera vez a la noción moderna del imperialismo económico.13 Hobson vio (o creyó ver) larelación entre la acumulación repentna de capital en las grandes naciones industriales de laterra y el derroche repentno de la expansión colonial y territorial en el siglo XIX.

11 The Communist Manifesto, trad. por Samuel Moore (Chicago, 1965), 21. 12 Vladimir Lenin, Obras completas (Moscú, 1964).13 John A. Hobson, Imperialism (Londres, 1902). 

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La revolución tecnológica, con sus máquinas y automatzación, dijo Hobson, había producidoenormes reservas de bienes excedentes en casa, pero sin consumidores para comprarlos. Loscapitalistas se enfrentaron con un dilema crí tco: o la producción reducida en casa o encontrarnuevos mercados en el extranjero. Ellos no podían encontrar estos nuevos mercados en lasnaciones industriales rivales, que tenían su propio problema del excedente creciente. Portanto, comenzaron a establecer “esferas de influencia” entre las “razas inferiores” del mundo,

en Asia, África, Australia, y América Lat

na. Como lo expresa Hobson, el imperialismo erael resultado directo de la superabundancia de capital en las grandes naciones imperialistas“que no podían encontrar uso en casa y necesitaban mercados externos para bienes einversiones.”14

Sin embargo, Hobson también creía que había algunos mitos detrás de las explicaciones queofrecía para el crecimiento del imperialismo económico moderno. En primer lugar, dijo, la razónpor la que hay tanto excedente de capital en casa es que hay un consumo tan pobre. Señalólas grandes cantdades de pobres y necesitados en Inglaterra, y sugirió que más importanteque gastar la mitad de las finanzas de Inglaterra en buscar y crear mercados externos sería

la creación de mercados en casa. Esto podía hacerse, pensaba, mediante la reforma social,elevando el nivel educatvo de la gente, elevando los salarios, y creando más empleos encasa. Con más empleos, habría más compradores, y con más compradores en casa, habríamenos lucha compettva en el extranjero por encontrar mercados.15

Aunque Hobson creyera que el imperialismo británico moderno (su principal análogo) seconstruyó sobre un pensamiento defectuoso, realmente le prestó a Lenin un servicio alponer los cimientos para el análisis sistemátco de la relación entre el capitalismo local y laexpansión imperialista en el extranjero. También dio una descripción más provechosa (paralos objetvos de Lenin) del nuevo imperialismo. Era un imperialismo, aunque no totalmente

libre de la expansión territorial, que consis a principalmente en la exportación de capitala otras naciones menos desarrolladas. Como estos otros países no eran adelantados, noestaban en posición de regular o controlar con eficacia el capital entrante de las nacionesmás grandes y más industrializadas que inver an en ellas. Pronto se encontraban atrapadosen una red de toda clase de obligaciones financieras con las naciones que invier an. Hobsoncontnuó indicando que ya no era necesario “ser dueño de un país” con este nuevo tpodel imperialismo para comerciar con él – lo cual era característco del viejo sistema colonialmercantlista. Hoy, indicaba Hobson, era necesario simplemente “dejar” nuestros bienes enlas naciones subdesarrolladas del mundo, creando así la necesidad de cada vez más bienes de

las naciones adelantadas.16 Lenin capitalizó ciertos aspectos del pensamiento de Hobson. Él, también, vio el imperialismocomo una consecuencia de la sobreconcentración de capital en las manos de unos pocosmonopolistas que partcipaban en la despiadada competción en las naciones subdesarrolladasdel mundo. Sin embargo, Lenin puso mayor hincapié en el elemento de necesidad en lademanda del consumidor de los bienes del productor que el que tenía en Hobson. De hecho,Lenin declaró, es la distribución muy desigual de bienes en el mundo lo que da lugar a lacondición en la que puede prosperar el capitalismo:

14 Ibíd., 79.15 Ibid., 87.16 Ibid., 78. 

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Porque tanto el desarrollo desigual como el nivel de existencia de semihambruna de las masas son condicionesfundamentales e inevitables que consttuyen supuestos de este modo de producción .17

Así, como lo veía Lenin, dos necesidades blindadas inherentes en la naturaleza misma delsistema capitalista dieron lugar al imperialismo: por una parte, el empuje innegable de loscapitalistas por encontrar nuevos mercados para dejar sus bienes, y por otra parte, las carenciasde las naciones subdesarrolladas, que crearon una especie de vacío para recibir los bienes

de los capitalistas. Estas dos necesidades que son la base de la dinámica del imperialismoeconómico moderno hicieron un profundo impacto no sólo en el mundo comunista, sinotambién en el pensamiento de muchos antimperialistas no comunistas en todo el mundo. Enpartcular tuvieron una profunda impresión en los apristas peruanos, para quienes el análisisdel imperialismo de Lenin y Hobson sirvió como punto de partda para su propia ideologíacon respecto al imperialismo norteamericano en Latnoamérica.18 Si los historiadores de ideas están fascinados por el modo en que Marx “puso a de cabeza aHegel,” entonces estarían igualmente fascinados por la manera en que el líder aprista, Hayade la Torre, puso a Lenin de cabeza, un verdadero cambio en la historia de las ideas. Haya de laTorre “puso de cabeza a Lenin” por su peculiar adaptación del análisis de Lenin de la relacióndel capitalismo y del imperialismo en la realidad de América Latna. Él rechazó todas lassoluciones “europeas” de los problemas de América Latna, incluso las soluciones comunistas.Sen a que la fórmula de Lenin en el sentdo de que el imperialismo es la etapa superior yúltma del capitalismo mundial sólo se aplicaba a Europa, pero no hacía justcia a la realidadde las naciones subdesarrolladas del mundo, como las de América Latna. Él transformó lafórmula de Lenin declarando que si el imperialismo era la últma etapa del capitalismo paralas naciones desarrolladas, entonces para las naciones subdesarrolladas, el imperialismo

representaba la primera etapa del capitalismo.

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Esta perspect

va única de Haya de la Torresignificaba, sucintamente, que las naciones subdesarrolladas del mundo se encuentran encondiciones primitvas y rudimentarias en comparación con las naciones industrializadas másgrandes y más avanzadas. Las naciones grandes, bajo el empuje imperioso de la necesidadcapitalista, “dejan” sus bienes e invierten su capital en las naciones más pobres del mundo.Pero hacen más; también construyen fábricas, caminos, y sistemas de comunicación, y creanempleos para las reservas enormes de trabajadores agrícolas subocupados en las nacionessubdesarrolladas. La revolución industrial, aunque se desarrolló a través de un proceso desiglos en Inglaterra, y en un lapso envergadura más corto en los Estados Unidos, Alemania, y

otros países, podría ser exportada en un período de tempo relatvamente corto a nacionesque ni siquiera pueden haber llegado mucho más allá de la etapa feudal de su desarrollo. Elcapitalismo, por lo tanto, en las naciones subdesarrolladas del mundo es realmente la obradel imperialismo.Haya de la Torre, como Lenin, reconoce su adeudo con John Hobson por su comprensión dela naturaleza económica del imperialismo moderno.20 En un discurso dado ante las masas de

17 Lenin, 241.18 En el momento que redactó sus trabajos, Haya de la Torre tenía muchas pruebas de la creciente expansión“imperialista” norteamericana en el Perú: la Standard Oil de Nueva Jersey poseía el 70 por ciento del petróleo

del país hacia 1926, y hacia 1928 los Estados Unidos monopolizaban todas las fuentes principales de lariqueza natural del Perú, como cobre, petróleo, petróleo, y algodón. Estas estadístcas pueden encontrarseen James C. Carey, Peru and the United States (Notre Dame, 1964), 57-60.19 Haya de la Torre, Ideología Aprista (Lima, 1961), 17. 20 Ibid., 31. 

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apristas reunidas en 1931, Haya de la Torre explicó su punto de vista sobre el imperialismoeconómico moderno. El imperialismo, dijo, debe ser despojado de todas sus connotacionessiniestras, porque hoy en América Latna es puramente un concepto económico. Puede serdefinido como la expansión de las naciones con la capacidad técnica más alta de producirhacia naciones con una capacidad inferior. La postura del comunismo internacional hacia estenuevo tpo del imperialismo es conocida, y ha sido rechazada por los apristas. Los comunistas

ven al imperialismo como una manifestación del capitalismo en el peor de los casos (la últ

maetapa de la decadencia justo antes de su colapso total), y por consiguiente como algo a lo quehay que oponerse en todo tempo y lugar. El imperialismo en todas partes no es nada más quela extensión de la explotación capitalista de los trabajadores de las naciones industrializadasa los trabajadores de las naciones no-industrializadas.21 Pero los apristas ven la expansión económica norteamericana bajo una luz diferente. Si elimperialismo es la primera etapa de capitalismo en los países subdesarrollados, entoncesel imperialismo realiza un papel esencialmente valioso en el desarrollo de las nacionessubdesarrolladas. Esto los lleva de su atraso feudal a su propia fase de desarrollo capitalista.

Por supuesto, los apristas estaban muy conscientes de la amenaza que la expansión económicaextranjera representaba para América Latna. En primer lugar, las primeras empresasextranjeras que aparecieron en América Latna no estuvieron en absoluto interesadas enel desarrollo de América Latna, sino más bien en sacar todas sus materias primas paraindustrializarlas en el extranjero. En este extremo, América Latna se encontraba reducida a laservidumbre económica. El gran problema ante a los apristas consis a en cómo desarrollar unprograma con el cual pudieran enfrentar con eficacia al imperialismo económico extranjeropara garantzar que éste condujera al desarrollo de América Latna. La única manera realmentelógica y realista de tratar con eficacia con los grandes poderes imperialistas presentes en

América Latna, para asegurar el crecimiento de los aportes progresivos y beneficiosos deestas fuerzas, y para resistr los efectos enervantes de ellos, declaró Haya, debería ser unira toda América Latna en un gran estado antimperialista. Sólo con este estado unificadopodría América Latna esperar hacer frente con eficacia el enorme sistema tecnológico de losEstados Unidos y del resto del mundo industrializado. América Latna, unida, podría prevenirla práctca imperialista  pica de enfrentar una república latnoamericana contra otra. Hayamismo con frecuencia citaba el caso del conflicto del petróleo entre México y los EstadosUnidos a finales de los años treinta cuando los Estados Unidos recurrieron a Venezuela por supetróleo y, en represalia, ignoraron a México.22

Haya vinculó la idea de un gran estado antimperialista con la de la protesta social contra lasoligarquías feudales que prevalecían en casi todas las repúblicas individuales de América Latnaantes de la Segunda Guerra Mundial y en aproximadamente un tercio de ellas hoy. Él esperabaformar este “estado antimperialista” con las tres grandes clases oprimidas de la sociedadlatnoamericana: los campesinos, los obreros industriales de las ciudades, y la burguesía urbana.En lo que se refiere a esta últma clase quería decir el elemento de la clase media en la sociedadlatna, que incluía lo que se considera generalmente la clase media baja en los Estados Unidos:comerciantes, contadores, secretarios, etc. Este nuevo superestado se ocuparía entonces enenfrentar esa otra gran amenaza para el progreso social de América Latna, el aliado tradicional

de las oligarquías terratenientes, el imperialismo económico internacional. Haya previó el estadoantimperialista para ser un intermediario entre los trabajadores y los hombres de negocios de la

21 Haya de la Torre, El Plan de Acción (Lima, 1961), 31.22 Haya de la Torre, Indoamérica (Lima, 1961), 113. 

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América Latna y las grandes empresas capitalistas extranjeras. El papel de este Estado deberíaser moderar y controlar el capital extranjero entrante para garantzar que trabajase a favordel desarrollo de América Latna. Fortalecería un sistema de la nacionalización gradual de lasfuentes de producción de los recursos naturales de América Latna en manos de las empresasextranjeras y controlaría todas las ganancias a fin de asegurar una redistribución justa entrelas clases necesitadas del contnente. Además, el estado antimperialista educaría a la gente

para la siguiente etapa de su desarrollo cuando América Lat

na ya no fuese dependiente delimperialismo internacional para introducir el capitalismo, sino que pudiera manejar sus propiosasuntos y competr en igualdad de condiciones con los grandes poderes económicos.23 Esto, en términos generales, era el plan maestro para América Latna formulado por Hayade la Torre y los apristas peruanos. Muchos comunistas que, al principio, se habían afiliadoal movimiento aprista en 1924, se marcharon en 1930 cuando el movimiento se convirtóen un partdo polí tco peruano. Hicieron esto porque el movimiento de Haya llamó a laacción unida del proletariado y la clase media, y debido a la postura “suave” de los apristasacerca del imperialismo. Sin embargo, los apristas sen an que los comunistas no entendían

toda la importancia de lo que significaba el imperialismo para el futuro de las nacionessubdesarrolladas. El conocimiento de Lenin del imperialismo exigía una negación delimperialismo dondequiera que apareciese y en cualquier forma que tomase. Pero la definiciónde Haya de la Torre del papel del imperialismo como la primera etapa del desarrollo industrialen las naciones subdesarrolladas, y en partcular en América Latna, ha tenido el efectode convertr el ant-imperialismo negatvo de Lenin en el ant-imperialismo más positvo yconstructvo del movimiento aprista peruano y de los otros partdos izquierdistas de tpoaprista en todas partes de América Latna.En algunos aspectos la teoría aprista del imperialismo, que fue desarrollada en los años veinte y

años treinta, hoy sería considerada antcuada por los economistas. Los apristas fueron líderespolí tcos cuyas ideas económicas provenían de la interpretación económica de la historiamás extensamente difundida y más popular entre la juventud latnoamericana de su tempo,es decir, del marxismo-leninismo clásico. Como Marx, aplicaron la economía que conocíanpara forjar una filosof a de la historia de la cual podían deducirse ciertos acontecimientoshistóricos necesarios. Aunque superaron el marxismo clásico otorgándole un papel máspositvo al capitalismo internacional en la parte subdesarrollada del mundo, tambiénabsorbieron algo de la tendencia de los marxistas de simplificar demasiado las complejasy cambiantes realidades económicas. Por ejemplo, al convocar a las diferentes naciones de

América Latna a agrupar sus recursos y formar un frente polí tco y económico unido contra elimperialismo norteamericano, dejaron sin contestar el problema de dónde vender sus bienes,que probablemente todavía tendrían que ser vendidos a las mismas naciones capitalistascuyas minas y refinerías de petróleo ellos habían o estaban a punto de nacionalizar. Entonces,asimismo, los apristas no previeron que América Latna alcanzara una etapa semiindustrializadaantes de conseguir la unidad polí tca, la cual ha sido una realidad posterior a la Segunda GuerraMundial. Ahora que muchas naciones latnoamericanas promueven industrias de bienes deconsumo y ya no simplemente exportan todas sus materias primas, la cuestón de la unidadpolí tca del contnente debe ser reconsiderada bajo una nueva luz. Para los apristas, la unidad

fue concebida como una acción defensiva contra el imperialismo económico extranjero. Hoy,aunque la unidad sea deseable para crear mercados ampliados dentro de América Latnapara los productos latnoamericanos, también es amenazada por la tendencia secesionista23 Ideología Aprista, 19.

8/3/2019 La izquierda no comunista en América Latina por Jeffrey L. Klaiber

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de muchas naciones latnoamericanas de sobreproteger sus industrias incipientes cerrandolas puertas a otras naciones latnas. Esta nueva realidad económica, así como muchos otrosnuevos factores polí tcos y económicos, exige una revisión constante de los programas eideologías hacia el desarrollo e integración de América Latna.Independientemente de sus insuficiencias, la teoría aprista de la expansión imperialista en sucontnente representó la primera tentatva de explicar ese fenómeno de un modo que nunca

avaló totalmente las inversiones extranjeras incontroladas, como hiciera la mayor parte degobiernos de laissez-faire24 en América Latna a principios de los años veinte, ni las rechazótotalmente como lo hiciera la mayor parte de partdos marxistas de la época. En este sentdo,la teoría fue un avance creatvo tanto en el pensamiento económico como polí tco que influyóprofundamente en toda una generación de pensadores, estudiantes, polí tcos, y trabajadoresy campesinos que conforman la amplia izquierda no-comunista de América Latna.

Colegio San José, Perú.

NOTA

Nuestra traducción.

24 De mínima restricción comercial, N.d.T.

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