LA INSTRUCCION RUDIMENTARIA EN LA REPUBLICA

El problema del establecimiento de las Escuelas Rudimen- tarias en toda la República, en virtud del decreto de lo. de ju- nio de 1911, aun reducido a su más sencilla expresión, esto es, considerándolo como el solo cumplimiento textual de la ley re lativa, es indudablemente el más difícil de cuantos tiene que resolver, por ahora, la Secretaría de Instrucción Pública y Be- llas Artes: sus mayores dificultadea se derivan, principalmen- te, de las condiciones especiales de nuestro pueblo, de la ex- tremada limitación de nuestros recursos y de la propia ley, en cuyo seno parece moverse, con vigorosas palpitaciones de vida, el germen mismo del fracaso.

Después de exponer coi1 brevedad el estado actual de la cues- tión, me permitir6 analizar detalladamente, para ponerlas me- jor de relieve, algunas de las dificultades mencionadas, a fin de poder deducir la forma de enunciar, plantear y resolver tan ar- duo problema, forma que, en mi humilde concepto, produciría resultados menos dudosos que los de la solución actual. Será esta exposición mi modesto voto particular en un asunto de tanta trascendencia para el país y de tanta responsabilidad pa- ra el Gobierno.

EST.400 ACTUAL DE LA CUESTIOh-

El 30 de mayo de 1911, el Congreso Federal expidió el si- guiente decreto, promulgado por el I'resideute ue la República el lo. de junio del mismo aiio:

"Art. lo. Se autoriza al Ejecutivo de la Unión para estable cer en toda la República, Escuelas de Instruccióe Rzidi?~ze?ttn- ria, independientes <le las Escuelas Primarias existentes, o que en lo sucesivo se funden.

Art. 2 O . Las escuelas de instrucción rudimentaria tendrán por objeto enseñar principalmente a los individuos de la raza indígena a hablar, leev y escribir el castellano, y a ejecfrtar 111s operacionei fundamentales y ntás usuales de la aritmrtica.

Art. 3". La instrucción rudimentaria se desarrollarú, ciiando más, en dos cursos anuales.

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Art. 1". T.:.;tas ehcuelas se i r i i i establecienílo ) aiimeritando n iiiedi(1a qile lo periiiitaii los reciirsob de que disponga el Eje. cotivo.

t . 5 ' . Re le autoiizai igiialriirritr para fonientarr el esta- I)leciiiiieiito lle escuelas llrivatlas ruíliiiientarias.

t . 6 T,n enseiinnaa que se iiripaita conforme a la ,)re. sriitt3 I<.$. I I I I serA ol~lig;itoi.in, y sc (lnrrl (6 cirorztas nt~trifrrbetos concitl-l.(r?i ti las csrl!rlns sin rlistinció~z (le sckos ni cda<les.

Art. 7". K1 Ejeciit iri~ dellerú cstir~zular 1;i asisteiicin a las escuelas, dist~,il)rl]]cndo en las riiismas alimentos !/ ventirlos n los crl~tcan~lon. segúri las circunntaricias.

. ir t . 8". 11:sta ley iio afecta la oliserraiicia (le las qiic eii nia- terin de iiistriicción obligatoria rst4ri vigeiitex o rija11 en lo s11- crsivo en los 1Cstados. eri el 1)istrito Federal o en los Territo- rios.

h r t . 9". Pa r a iniciar la cre;irión (le esta eiiscííariaa, el Eje- cutivo (lispori<lrA de la cantidad (le trescierllos inil pesos du- rante el próxirrio aíío fiscal.

Art. 10. $21 Ejerutivo reglaiiientará esta ley dentro de sus facultades coristitircionales.

Art. 11. E n cada ~ ~ e r i o d o de sesioiies, el Ejecutivo (le la TTnión deberá rendir iriforirie a la CAmara (le Diputados, acerca (le la aplicación y progreso (le esta ley, así corrio tarribii.ii acer- ca de la inverniíni de 111s foridos que se ilestineri para mi objeto?'

Eii eiiiii~~liiiiiento (le l i ~ aiiitrrior, la Secretapía (le Tiistriic- rióri I'iililica y Rellns Artes hn erivia(1o ageiites esl~e(,iales-- llamados Tiistala<lores tle Escuelas Riidiiiirritarias-a todos los Estarlos y Territorios de la Repiiblica y Iia agregado a su plan- t a adniiiiistrartiva otra Sección, encargada exclusivamente del despaclio de los asiintos originados por los trabajos de diclios Instaladores. La función principal de estos empleados consiste en "explorar las regiones más iricultas del país. para que pro- " pongan a I R Secretaria la frinrlación de escuelas rudimeritarias " en los centros o puntus irihs ;i proliósito de cada divixibn iia- " tural étnica o <leliinita<la por el uso de un illioiiia o dialecto " regional" ( 1 ) , forriiaiiilo los presupuestos relativos, tarito par:l la instalacifin (le las esciielüs que propongan, corno 1Jar;l si1 sos- teniniieiito. iri~licando las personas de cada I»cali<lad que reir- nail las condiciones de aptitud y moralidad requeridas para di- rigir las escuelas e inspirándose sieiripre, para el rriejor desem. peiio de su encargo, en el decreto de 1". de jiiiiio de 1!)11.

E n resumen, como principio de la ohra redentora (le ins. truccióii de nuestro piieblo analfabeto-y especialmente del al)o-

(1) Instrucciones dadas a los Instaladores.

rigen-la Secretaría (le liistriircibii I1íiblie;i y Bellas Ar l r s Iia empezad%> a poner eii i-igor, con la iiiterpretnci6n iiiás tiel pnsi- ble. el (lecreto por el ciial el Congreso (le l a TTni6n autoriza :II I3jeciitivo I<'ril(!i.al 1Ia:a rpie gaste la siinin <le ti.rrcir,~!tos mil pesos en iiiivi;ir la rre:icií~ii (le e!iciielas 6.n tr~flrr 711 K~pNhlica, (loiiile se iiril:;ri.fa n tn17on los inrlirir7iros ytre 7 0 rlcsreii. s i l b r7i.u- tigrr.id~~ de ,?c.ros 18; erlarle.~. 7 eri iin plaeo no ?no!/«> Oc dos o>io.~. una ensefioria:a de c;ir;ictrr nbst~.rrr.to y rudinirntirrio: I~; i l~la i~, leer y escribir el castellano y las operarioiirs fiiri~laniciitalts de la aritili6tica.

Es tas proceden partirularinente. conio rlije antes_ de t r ~ a origriies distiritiis: rl iiivrl iiierit;il y 1;i natlii~aleza 11e In p~il>la- ri6n. la esti.eiliez (le1 presiipnesio y las iinperferciories de la le?. 1,as líneas sigilientes ilarR11 llrla idc':i (le la llliigilitlld lY?iativ;l <le algiinas {le est:in difi~.iilta<les, a saber:

1.-1lAS.i IXAI.W.kRETA Y IiGTEI<O(;ENElDAn ETNICO~LIXi<VISTi<'.L

Ill? 1.A PO1:1.ACIOh7

Regíin el censo <le 1910, l a rir~l,!acihn tot:il (le 1 : ~ I:e]::il~iica, rlafiificada I:aj« el asperto qiie estainog (.orisiiler:ili(l(i. es i.omo sigue :

I\Túrnero de individuos q ~ e suhen leer y cs- . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . c r i b i r . . 4.394.311

Número de individuos que 8610 saben leer . . 364.129 Número de ind iv iduos que no cahen leer ni

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . escribir. 10.324,IRi Se ignora si saben icer y e-crihir. . . . . . . . . 56 ,931

Foblarl6n total. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16.139,855

1.7 mn*? <le analfahetos se descomDone asl: Individuos en edad escolar. . . . . . . . . . . . . . 3.616.320 Adultos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.709.164

Número total de analfabetos.. . . . . . 10.324.484

Ida sola expresiúii de las cifras anteriores ,la iiiia inerlida (le la <iitiriilt;i~l con yiie troy~ezarú, por <%te r~if~ti i ,o, 13 difu- sión <le l i ~ ensefianza rudiirieiitai'ia. E l l 1 1 e 1 1 se i ~ ~ i i i p l i r a iiiAs aíiii s i se toma en coiisideraribn: ademhs. In frrltc~ de 716a1o- !jenixidntE 6trlicn (le l a p»hl;icióri.

Aunque sea muy difícil delimitar exactamente cada iii~o de los agregados humanos que componen nuestra población, por el relativo contacto en que han vivido desde la Independencia, confundiEndose y mezclándose, es posible, sin embargo, des- cubrir por sus rasgos exteriores m8s salientes, la existencia de tres elementos étnicos fundamentales: el de los hlaucos y crio- llos, de procedencia europea pura o ligeramente mezclados; el de los mestizos, producto de los criizamientos en diversos gra- dos de todos los otros elenlentos constitutivos y el de los indi- genas puros. La población mestiza es la más importante, desde el punto de vista cuantitativo, pues equivale a más de la mitad de toda la masa: por esta raeúii y por sus cualidades intelec- tuales, es el grupo que ejerce la acción social preponderante en la marclia general del país. La parte restante de la pobla- ción está integrada por los ind<genas, cuya gran inayorfa ha venido desempeñando resignadamente los trabajos materiales más rudos, hasta ahora; los Olancos y criollos que, con la mino- ría culta de los mestizos, representan la supremacía intelectual, social, politica y económica de la nación-ambos grupos, el in- dígena y el criollo, en la proporción aproximada relativa de dos a uno-y, finalmente, respecto a la población total, vestigios de otras razas: la amarilla y la negra.

Geográficamente, es muy desigual la distribución de estos grupos étnicos en el territorio nacional: la masa blanca y criolla, habita principalmente en las ciudades importantes, los puertos y las zonas de mayor actividad agrícola o industrial; la mestisu vive indistintamente en todas las regiones del país, y la indigena de preferencia en los campos.

Estas desigualdades etnicas, sociales y de distribución geográfica, necesariamente han prodricido, entre los distintos grupos considerados, diversas costumbres, necesidades p apti- tudes y hasta aspiraciones contrarias, y la difccultacl qne para la labor de las escuelas se origina de esa heterogeneidad sube de punto, por efecto de la confusión casi babélica que resulta de la gran pluralidad de las lenguas nativas que se hablan en el país. Basta recordar, a este respecto, la clmificación de las len- guas indigenas nacionales, la mejor establecida científicamen- te, debida al Sr. Pimentel, y según la cual existen ciento ocho idiomas y una infinidad de dialectos agrupados en diecinueve familias lingüísticas, hablados por numerosos grupos de habi- tantes diseminados en todo el territorio nacional y cuyo con- junto se estima en mús de tres millones de indigenns. (1)

Aun aceptando sólo la supervivencia de los sesenta y dos -- ( 1) Primer orden.-Lenguas polisiliibicas de

i<lioiii;is y 11i;ilcctiis iliir 1ogrí1 i.<,gisti.::r el ceiisii (le 1!I10-~os;1, por 11tr;~ 11:1rte, 1)astailte i~b je ta l l l e por las recoiiocirlas iiii1wi.- ieccioiies (le qiie ;t<lolrce i i i ies tr ;~ esti~(lfstica-11;lsta ese ~ ~ i l i i i i ~ r o .

si11 eiiibargi>, para yoiiei. de r ~ l l i e ~ e la i r i i j~o i ta i i c ia ile 1;i iiur\.;i

coinplirncióii i i i t i .oduc i~ l :~ eii el ~ ~ r ~ ~ l r l e i i i a : ln cztrnorrli?ir~,ri<r

piirl.a2it/«11 rle ielif~ricl8 o5 /u iiioricl illilí!~f!ll« tlc lrr l~oh7nr:i61i.

1C1 art. 6". <le la ley (le 1". (Ir jiiiii<i <le 1911 est:il,lei~e que 1;i (~i isei ia i iz ;~ ri111iiiiriit:ii~ia si: di. ;i t.ii;iiitos ; ~ ~ i ; i l S ; i l , e t ~ ~ s ciiiiciirrari

:i las esrurlas siir. r l i s t i i i c i ó ~ ~ (le sesos ni cd~rclcs, 7 el :irt. 7". <le I:i i ~ i i s n l a ley ieco in ie i i~ la al Ejecutivo que estiiiiiile la :~sisteucia escolar dist~.ibi~!/cii.~lo a2iliioilos cestir7o.s n los educni i i l i~s .

1)r aciierdo, pites, r o ~ i el texto )- el espíritu de estos (los ar- ticiil<is, si fuera liosil~le uau al plan (le i i is t r i icci í~i i i.iiiliiiiriitaria su a i i i i ~ l i t u ~ t iri;íxiiiia. h:ibri;r «iic Iincer utin iiiiiior:il tr:iiisfi~r-

iiincióii pnraclisíara del país, yroporrionando gr~wtiiit:iiiirrite eii-

s r ~ w i i z ; ~ ~ . aliiiientos T vestidos a toda la i~oblac ió i i ni ia lfnbeta , de la Rel~fihlica, esto es. a más ilc diez iiiilloiies <I<x I ia l l i tautes: 6.7 I'~.tsirl,?rcsto totc11 r7c 70 Fcdrrnr , ión. eii c:iinllo <le tal iiitigtii-

tiirl, eqrricolrl~~icz u irwn i~rsi! / i i i f ica~~t~: gotn <Ir rlq?rn. Si sc ;i<liiiite, p u i o t i :~ liarte. qiic t?1 ti11 IIII(> M" l~e~.s igne eitii

1. A1eiic:ino. n;ihu:iil o :iatern.-Su* dlhlrctos son: a. Conchos-b. sin:iiriense.-c. Mnzapi1.-d. Jnl1sriensc.-e. Ahua1ulco.-f. 1'ipil.-C. h-i- <iiiictn.-2. ('uitlatero.

1.-I'iin~iliii ri>noi.ci>..e 81 óputn-riirn;i.

3. Opilta, t ~ c u i m a o teriuiria, s,in<,reiise.-4. Euilere, here o hegue. donme o dohemn, batuc0.-6. Jobn. ji>rai 11 ora.-6. Pima, nerome, ohotn U otamn, ion sus clialectos. siendo los rn&s conocidos: a. Tecoripsi-b. Sabagui--7. T r ~ e h u & n . con sus dialectos.--R. PiLpago n paliahirutan- 9 i~ l a . Ytima, romprpndirnrlo el Cuchnn. Cocomaricnpa u Opa , Mojave n inahao. Cuiieil o diegurño, Tavipai yampai o yampaio.-13. Cajuenchp, cucapa o jiiiiiiuanar.-14. Sohaipure.-15. .Tulime.-16. Tarnhumar, con SUS <lialect<>s. entre ellos: a . Varogio o chinir,s.-b. Gu.?z$pare.-c. Pa- chei'a.-17. Cahita o sirialoa. Sus dialectos mas conocidos: ;L. Yaqu1.-b. Mayo.-c. Tchueco o Zuaqiie-18. GuazuvP o vacoregue-19. Cnora, chota, con, del Nayarit o Nnyarita. Suelen Ilaniar Pima al Cora y as1 S r Ilnina el de llaja California. EL Nasarita liene tres dialectos: a. Muut- zicnt.-b. Teaciicitzin.--c. Atemaca.-20. Coiotlán-21. Tubnr y sus dia- lectos.-92. 1iuichola.-23. Zacatero-24. Acaxer c i tapia, comurendiendo el sabaitio. Tehaca y Xixime.

111 ~liiiisi6ri (le 1;i enseiiariza IIO sea la sntisf;iciií)ri de nn ciipri-

r110 ~-a~i idom), sino el i>i(li~ so(.i>il q ~ i e resiil!:~ (le1 i ~ ~ c j ~ ~ ~ ; ~ n ~ i e i i t ~ ~ fisico, i i i t r l~r~t i in l , 1iior:il o c(~~~i i í , i i i i (~« (le los in~livicliios; si se i r 1 1 I i r i i t e 1 e : I i i1 :11a es ro l i r s ciiaii~lo son iiiíriiiiins, fisiolí~gi(.aiiieiitc, las i~s i s t e i i c i a s que sc opoiieii a la lnbor (le la rilnraci6ri y so11 iiiíiiiiiias tairihií.ii, ecorióriiic;i~iieiitc: l i s ca~~aci~laiiles r 1 1 1 u a s 1 i ~ l i i c l i o ; si e i i s ~rllc- ii15s, en qiic 1:i iristriiccií~ii rii<liiiicnt;rria no proporcioria ~ ~ ~ ' o p i a - 11ierrte 1;is aririas para 13 l ~ i ~ b n 1101. la vidii, siiio i~iiis 1jie11 10s iiie,lios qiic posibiliteii la adquis ic ió i~ l~ostrrior (Ic cli(.lias ;ir-

inas, se tendrfi (pie coiireiiir eii que, r;icional y eroiióiriir;rnieii- te, la comunidad s6lo ilehe preocuparse por i l i fun~l i r esta iris- tviicci0n eii t i~c 11~s niiios y los a~lolcs(:eiitcs, ' s6lo por excrprióii eiitrc los adultos.

Pero aun supoiiiendo qiie sc l inii tni~a la acci6ii (le las esviie~ las riidiineiitarias a la pi~b1;icibri cii e<l;id escolar, esto es, n tres rriillones seiscieritos mil eilueaniloa api~oairiiad;rmeiite (la tcr- ce1.a parte de la poblaci6ii ana l fahe t ;~ total), sul)sistiría, aun- que cii menor prado-jwro tocando torlavía los Iíiiiites de Ioiiri. posible-la insii;iiificaiicia de los medios ~lispoiiiltles de rcali- eari6ii respecto a la magnitiid de la obra por r(::iliznr.

I -

l 111.-li'ninilin Comaiiche-shoshoiie.

26. Comanciir, con s u s dialectos, Ilamndo también Nnuni. Paduca. Hielan o jrt;<n.-26. Caigila o 1ciomay.-27. Soshone o chochone.-23. Wihinasht.-29. Iltah. Yutah o yuta.-30. Patwtah o payuta.-31. Che- niegue o cheme-hueri.-32. Cahuillo o crwio.-33. Kechi,-34. Netela. -35. Kizh o kij.-36. Fernanclcño.-37. Moqui.-38. Texano.

39. Keres o quera con tres dialectos: kiwomi o kioiime, cochitemi o quime, Acoma y &cuco.-40. Tesii<iuc o tegua-41. Taos, piro, suma, picori.-42. Jemeí, tano, peco.-43. Zuñi o cibola.

VI.-Familia Mutsun.

44. Mutsun -45. Rum8i.n.-46. Achast1i.-47. Soledad.-48. Costeño o costanos.

VII.-F~milia Cunicura.

44. Cuaicura, vaicura o monqui.-50. Aripa.-51.-Uchita.-52. Cora. -63. Conch6 o lauretano.

54 a 57, Cochimf, dividido on ciiatro dialectos: cadeg-om6, San Javier, San Joaquín y Santa Maria.-58. Lairnon o Lsyamon.

Durante el a80 escolar de 1909 a 1910 funcionaron en toda la República 12,418 escuelas oficiales y particulares con una asistencia media de cerca de 900,000 alumnos; la población es. colar total, es, como dije antes, de 3.600,000 aproximadamen. te; de modo que la diferencia de 2.700,000 alumnos represeii tará la capacidad necesaria de las escuelas por fundar. Ahora bien, como la asistencia por escuela, en igualdad de circuiistan. cias, tiene que ser proporcional a la densidad de la población- disminuyendo de 120 alnmnos por escuela en el Distrito Fede ral a sólo 71 en toda la República, en el estado actual de des arrollo de la instrucción primaria-y como, además, las eseue~ las ahora existentes, por razón natural, tienen que haber sido establecidas en los lugares m8s poblados del país, no ser& aven- turado suponer, en el caso de que se lograra cubrir todo el te. rritorio nacional con planteles de instrucción, que la asistencia por escuela llegaría, a lo sumo, a 40 alumnos; se necesitnrian entonces, cuando menos, para alojar a los 2.700,000 niíios que no reciben actualmente ninguna instrucción, 67,500 escuelas rzc. dimentarias.

-4ceptando por el momento el costo exageradamente bajo dc $500.00 anuales por plantel que resulta de las condiciones bari tante precarias en que han empezado a funcionar algunas es cuelas y suponiendo sólo el 20' para gastos de inspección, estr m, $100.00 por escuela, el desarrollo completo del plan de ins- t~i!rciÓn ~udimentavia requeriria un presupuesto no menor de $/,O.,í00.000.00 anuales.

La Secretaría de Instruccióu Pública 7 Bellas Artes, en sil iniciativa de Presupuesto para el aíio fiscal de 1912 a 1913, co. sultaba una usignacióii de $500,000.00 para las escnelas rudi mentarias, esto es, una cantidad ochen,ta y una ueces menor qtrr la regi~rridn, asignación que, uo obstante s11 relativa peqiieíiez, -

1s.-Familia Seri.

59. Seri o ceri.-60. Guiarna o Gayama.-61. Upanguairna.-Fami- Has independientes entre sí S del grupo niexicano-Opata

X.-Familia Tarasca.

62. Tarasca.-63. Chorotega de Nicaragua.

SI.-Familia Zoqne-Mixe.

6 3 . llixe, con sus dialectos.-65. Zoque.-66. Tapijulapa

S1I.-Falitllla Totonaca.

6 7 . Totonaca, dividido en cuatro dialectos.

Eurilei.ta.-2

se redujo posteriormente a $160,000.00, cantidad doscientas cin- cuenta ?/ tyes i-eces menor puc la necesaria.

Puede decirse, eii otros tkrniirios, que la cantidad solicitad: por la Secretari;i de Iiistruccióu Pública, apenas permitiría sos- tener una escuela rudimentaria por cada 8,400 kilómetros ctto drurlos de territorio, par,(^, nicis r7c 12,400 n>~alfabetr,.s dc todas edafles, como lo pide la ley relativa o para mtin de 4,:íOO en edad escolar g la cantidad asignada en el Presupuesto para el añc: fisc;il j~róxiriio apenas yerniitirá iiiaiitener fina esorela por ca- d a 7,500 kilómetros cuadradas da territorio, pa r a ?¡tris de 35,000 <r~r(~lfobrtos de t o t l ~ s ed(z(lrs 0 p<11.(1, más (lc 13,fiOO eit edad escolar. S i se recuerda, además, qiie en estos cklciilos se Iiaii considerado con(1iriones niarcadamente favorables, tales como el costo aiiiial por esciiela, demasiado bajo, y la casi omisión de los gastos (le inspección-piiesto que sólo se Iian srrpuesto : raz6ii ile $100.00 anualen por escuela, esto es, menos de la cuar t a par te del costo de inspección de las escuelas primarias rlur fiiiicioiian aliora en los Territorios Feilesales-gastos qiir ten- <Irían que ser miiy fuertes, por raz61i iiiisina de ia f o r ~ n i ~ (le or- gaiiiaaci6ri adoptada, se compreiirlerá fkrilmente qve las enctbc las ?.utliinenta?~ins cuy21 fun(1;iciOri ~)e~.initaii niiestros e(lriiso% reciirsos actuales, diseminadas eii todo el territorio y localiza- das de prefereiicia "en los lugares m á ~ inciiltos del país," que. d a ~ i n dilztidrrs homeopáticameizte en cl incoizmensurable nnnl- fabetismo nacional.

TIT.-DEI"~~CTOS TI3CFICOS DEL PROOR.Lnl.\

La ley prescribe en su a r t . 3". que "la instruccióii riiclinien- tar ia se desarrolle, cuando más, en dos C Z L ~ S O S a11,t~ale8."

Conipárese la facilidad relativa de funcionamiento de las Esciielas Primarias del Dintrito Feileral, servidas por persona'

Segundo orden.-Iiengiiiis iiolisildbleas, polisintéticas. de yiista-posidún.

68. Mixteco. dividido en once dialectos.-69. Zapoteco. con dialectos mezclados de totonaco.-70. Chuchon.-17. Popoloco.-72. Cuicateco, en dos dialectos.-73. Chatin0.-74. Papabuc0.-76. Amusg0.-76. Mazateco, en dos dialectos.-??. Solteco.-78. Chinanteco.

79. Pirinda o Matlatzinca, can sos dialectos mezclados d e othoml, ma- zagua y tarasco.

esliecialinente preparado para ejercer el niagisterio, con yro- graluas, textos J' material escolar adecun(los J' iiioviéiidose bajo la eficaz rigilancia de una Inspeccióri Té<:tiica activa e iiiteli- gente; coiiiphrerise estas condiciones con las riecesarianieiite es- trechas y (1iKciles en Que tendrían u u e funcioiiar las Escuelas ~ucl imeütar ias , por efecto de los limitados reciirsos disponibles y de la orea~iiasción adoi~tada. con maestros reclutados en los

u

lugares iiiismos (loride se establezcan estas escuelas-'.los niás incultos del país"-siguiendo los rnPtodos y textos conipatibles con su falta de preparación-circunstancia que ha exhumado ya olvi<ladas aiitigüeda(1es pedagógicas, como el Hilal,ario de San AIigue!- abandonadas a sus ~ ~ r o p i o s esfuerzos, p i~r las dificultades casi irisu~~erables (le una inspecció~i efectiva; re. eutrdese desputw qiie en las Escuelas Pri1n:irias del Distrito Federal, a pesar de su dotación casi espléndida de elementos técnicos y materiales, los educandos leen y escriben al final del segundo año, pero con algunas vacilaciones aún, y se lograrh poner de manifiesto el absurdo que resnlta de esperar que los nisalfa.bctoa que concirrr.nn a lns Esczcelns R~i<lirnect,n~inn- erincipalniente los indigentas, qne sólo conozcan sus lengua8 na. t ivas-aprendan bien a hablar, leer y escribir el castellano en un plazo na m y o r de dos años, como lo pide la ley.

Pero aceptemos por el momento la posibilidad de la aplica- --

'Frrcer or<lcn.-lien~iins Paiilo-siláhicas-~int6ticils.

XV.-Familia Maya.

80. Yucateco o maya.-81. Punctunc. Lacandon o Xoquine1.-83. Pe- ten o 1teae.-84. Chañabal, corniteco o jocolaba1.-85. Chol o rnopan.- 86. Chorti o Chorte.-87. Cakchi. caichi, cachi. cakgi.-88. Ixil, izii.-89. Coxoh.-90. Quiche, utlateco.-91. Zutugil. atiteca, zacapula.-92. Cachl- quel.-93. Tzothil, zotzil. tzintaneco. cintaneco.-94. Tzendal, eenda1.- 95. Mame, mem, zaklohpakap.-96. Poconchi. pocornan.-97. Atche. at- chi.-98. Huaxteco, con sus dialectos.-99. Haitiano. quizqueja o itis. con sus afines el cubano, boriqua y jarnalca.

YV.-Familia Chontal. 100. Chontal.

XVI1.-Idioinaa oriundos de Xiearagua.

101. Huave. Huazonteca. Chiapaneco afín del Nagrandan.

XV1ii.-t'ainilia Apache de que so conocen ocho dialectos.

a. Apache.-b. Apache mexicano.-c. Pinaleño.-d. Mimbrefl0.-e. Navaj6.-f. Xicarilla o íarnon.-6. Lipa".-h. Mezcalero.

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ción textual del ar t . 3". de la lev. Se lia rei)rocliado a la insti- tución de las esriielas iudiiiieiitarias, ;iileiiiás, su escaso valor coino plan de erlirctició?~ ittter~i.«l: i ~ o r iiii;i ijarte. la 1ei:tiira. la escritura y las operaciones 'fuiidainentales 'de la aritmbtica- aunque no carezcan. r ~ o r los eiercicios de anklisis mental une provoca su enseiíanaa, de cierta importancia educativa-son ~roniainei i te riic~ili«s ile ailriiiisici611 ile otros conoriiiiieiitos hil- - . iiiaiios y no bastaii, por sí solos, para p ~ o d i ~ t i r la iieresaria co,.?.elación de estirdios. i>edaei>eicaineiite li;il~lniiil~i: ijar otra

A -, parte, la estre<:liez de los recursos disponibles pava pei.si>nal docente, loeales, mobiliario y material escnlar, foiii lai~ uii con- junto de coniiiciories iiiuy poco adeciindaj. (:;isi proli;bitivas, pa- r a obtener en la escuela el desenvolvimiento armónico de todaí: las facultades del ~iiiío. De los dos ü s ~ ~ e c t o s rliie ofrece esle re- sultado, el instructivo y el disciplinario, el scgiin(lc) se coiisi~le- r a más importante, !mes tiene por ubjeto "acostumbrar a l alum- ' ( n o U observar., rncrocinal y e s p e s a r sus ideas; n ? s r ) r l e ~ o ~ sus "pasiones, n resl~etnv los rle~,cchos de los dc~?lÚ,s y n 11i1qiririr " l a s costumbves de «seo. oi.dri$ y método, t an útiles después "pa r a su vida e11 la sociedad,>' y precisamente este aspecto de disciplina, en efecto, es el merios favorecido por el programa de instrucción rudimentaria. Fundados en estas consideracio- nes v exaaerando auizás los ~ e l i a r o s ¡le no aiustarse estricta- ', . ~, mente a los canones ~>edagógicos niodernos, es roino algunos rdiiradores liaii lleuado a calificar las escuelas ¡le referencia <le ., excelentes f6óricas d e oapatistas.

Estimo que no es enteramente correcto el razoriamiciito anterior porque a t r i b i i ~ e a la esciiela, de iina manera excliisivn, toda la acción educadora sobre los individuos y olvida lamen- tablemente otros inilclios factores de tan ta o m;ís infliiencia que la esciiela, a saber: el :itnvisnio, el medio, la lucha por la villa, etc. Coiifieso irii herejía de creer que si se lograra Iiacer el análisis ciiarititatiro (le todas estas iiifliiencias eii la ohra fiiial (le la edii(~aci6r1, 1>rol>ableiuente no correspondería a l a escuela la inayor parte de 1:' influencia total eii relarión con las correspm(1ieiltes a los otros factores sefialailos: apelo al testimonio de todos mis conciiidadanos qiie seljaii 11:ihlar. leer

Coarto orden.--Cuasi rnonosilábicas.

.XIX.-13amilia Otliorni.

104. Othorni o hiahiu.-105. Serrano.-106. Mazahua.-107. Parne. con SUS dialectos, restos del ve l aban otros de Xichii.-108. Meco o jonaz. romo el anter ior J. con restos del chichirneco u othorni.

y esc'ibir el castellano y ejecntar las ol~eraciones fundamenta les de la aritiilttica, y que, por supuesto, no sean sapatistae c lrestfr dc hobcr. caiiiili(ido Ins csci~el(~.s pr%m,ariri8 dcC p(iís, puesto que la casi totalidad de &as, iles(le el punto de vista en que 110s henios colocado, Iian revestido, hasta hace muy po- cos años, caracteres seiiiejantes a los de las escuelas rudimen- tarias.

Sin embargo, el peligro seiialado iio es quimérico, la con- clusión pesiiniuta consignada arriba snhsiste, si no en toda si, generalidad como se ha pretendido deducirla de la débil acción educadora de las escuelas rudimentarias, sí restringida a algii nos casos particulares, a cansa del carácter pnramente abstrae to de las ensefianzas que pretenden impnrtir dichas esciielas, pudiendo resultar la labor de éstas, por efecto de dicho carác ter abstracto de la enseñanza, inútil o nociva. Me refiero a aque- llos "lugares más incultos del país," en los cuales, por su aleja miento de todo centro adelantado o de las vtas de comunica- ción, y, además, por las condiciones especiales de vida de sil: pobladores, los conocimientos abstractos rudimentarios allí di- fundidos no puedan tener una aplicación práctica iumediata- olvidándolos tanto más pronto cuanto más deficiente ha sido su enseñanza y resultando entonces inútil la gestión escolar- y, además, a todos los casos en que, no verificándose precisa- mente lo anterior, la elevación del nivel intelectual del pueblo producido por las escuelas no estb acompañada, por efecto de las mismas escuelas o de cansas exteriores, de un anmento de bienestar material. La labor esrolar, en todos los casos de ruptura del equilibrio entre el nivel mental y el económico del pueblo, crearía un estado permanente (le descontento, prepara- ción admirable del campo donde vendrían a espigar después, fructuosamente, los demagogos sin concieiicia predicando, por ejemplo, socialismos agrarios del tipo orozquista o zapatiuta, esto es, el despojo violeiito de los terratenientes. Y esto sucede. ría aun reemplazando la instrucción rudinientaria por la edu- cación integral: hay que convenir en que por mucho que la la. bar escolar ediicativa mejore al hombre, éste sigue siendo hu. mano, y e s d e la naturaleza Iiuinana que influyan mis sobre la conílueta las necesidades materiales no satisfechas que la vo- luntad. Analizar la desnracia, por otra parte, es centnplicarla. Proyectar liiz en las conciencias, mediante ejzseñflnas ahstvac- tns, para iluininar sólo miserias, pero dejando obsciiros los ca. iiiinos que conducen al niejorainiento económico, es, piies, tina c~iiel ivonia pnia el pueblo y una amenaza para nuestro rPgi nwn social.

LA SOLUCIOX QUE PROI'ONGO

Las consideraciones anteriores nos proporcionan todos loa datos necesarios para plantear el problema. Bajo el aspecto ma- temático, la posibilidad de su solución estaría expresada por la iguaTdad o ecuación de equilibrio ineeánico de la l~otencia y la resistencia, esto es, por la condiciún de que la resultante de tollo.; los clenientos activos-iinponderables y iriatei%tles- que se derivan, por una parte, de I R capxcidad de la ley para satisfacer necesidades reales y, por In otra, del niodo de apli. cación de esta ley, en relación con los recursos disponibles y el medio en que se aplica, sea igiial n la :uina de todas las resis. tencias que el mismo medio oponga a la aplicación (le la ley. Nuestro etiso, romo sabemos, estk muy lejos de Ileiiar esa coii- dicióii (le igualdad no sólo por la extraordinaria liinitacióii del presuyuesto, sino tambien por los defectos técnicos de la ley, que la Iiacen irrealizable 7 peligrosa y por la foriiia actii;il (le orgauizacióri que diluye honteopáticamente, como dije ~ n t e r , el cortísimo iiíiniero de escuelas que es posible fundar ;iLora en la enorme masa analfabeta del país, complicada esta mnsn, ade- ii~ás, con su falta de Iioiiiogeneidad 6tnico-lirigülstic:i, su (listribu- ci6ii en todo el territorio nacional y todas las otras resistencias que constituyen el segunik; niieiiibro [le-la eciiaciún meiicioi1;i- (la. Como, por otra parte, nos es i~nposible obtener iles<le liiego la cantidad de dinero que reqiiierc 1:i solución satisfactorii del ~~roblema, niiestros esfuerzos 1enilr;in forzosaniente que eucaii- zarse, por ahora, eii estas dos iinicas vias:

1. Dfodifirar el decreto (1,- 1". de jiiiiio (le 1911, con objetc~ rle Iiacer ~etllizahlc y tltil el programa de estu(1ios qiie prescril~e, 7

SI. Buscar una forma de organización tal, que perrnita. .le acuerdo con el art. 1". del misnio decreto, ampliaciones poste- riores, pero produciendo siempre el rendimiento máximo de los reriirsos (le qiie siicesiraineiite se vara disponiendo.

Consiílerando qiie el Estado debe ]>re«ruparse psefereiite mente por ~lifunilir la enseiiarien rudinieiitaria entre los indi vidtios en edad escolar, 7 sólo por excepción, entre los adultos, y que la restricción corresp«ndieiite de la asistencia a las eqciie- las ci~ad~zhplica el grado de posibilidad de aplicación de la ley (puesto que la población en edad escolar que no recibe actual-

mente instrucción, equirale a la cuarta parte de la población analfabeta total), se justifica la conveniencia económica de modificar en el sentido indicado los artículos 60. y 70. de la ley expresada. Hasta podría ser suprimido el último de estos ar- tículos, pues mientras el Congreso de la Cnión no autorice en el presupuesto la partida necesaria para realizar el objeto prin- cipal del decreto-la difusión completa de la enseñanza-resul- ta ridículo o, cuando menos, inútil-aparte de la inmoralidad que envuelve su generalización a los adultos-ue autorice tam- bibn al Xjecutivo para alimentar y vestir a los educandos.

He demostrado que el progranla de instruccióii rurlimenta- ria, a pesar de su pobreza, no podrk desarrollarse en el plazo de dos aiios que, como máxiiuo, fija el decreto relativo. La mo. dificación consistente en ampliar este plazo se impone, pues, para hacer posible la aplicación de la ley y puede aprovechar. se, adenigs, para disminuir un poco la pobreza pedagógica del programa, y, por lo tanto, aumentar o garantizar mejor la uti- lidad práctica de su enseiianza.

No basta, en efecto, que las materias contenidas en el pro. grama proporcionen la posibilidad de adquisición posterior de otros conocimientos útiles para la vida; precisa también la se- guridad o, cuando menos, la mayor suma posible de probabili- dad de que se prolongue fuera de la escuela la labor iniciada en ella, mediante la mejor fuente moderna de inforluación: el libro y el periódico. El interés de los educandos por esta infor- mación es, indudablemente, la única garantía posible de la pro- longación ulterior de la labor escolar, y ese interés no puede existir si dichos educandos son incapaces de romyrender la lec- tura de los libros y los periódicos, esto es, si no están previa- mente preparados con el conocimiento, aunque sea muy gene- ral, del mundo, la situación de las naciones, su grado de civili. zación, costumbres de los habitantes, instituciones, productos naturales, industria, comercio, etc.; en suma, nociones elemen- tales de Geografia. Como, por otra parte, uno de los aspectos caractertsticos de esta asignatura es el que resulta de sil Iros. pitalidad a los principios generales de otras ciencias físicas y

as es- naturales, su estudio pone a los educandos en relación ni' trecha con la naturaleza-otra de nuestras fuentes de enseiian- za-y tiene, además, por esa gran variedad de conocimientos meteorológicos, astronómicos, mineralógicos, botánicos, zoológi- cos, etc., que la integran, un valor educativo inapreciable.

Si la ley persigue la unifieación de la lengua en toda la Re- pública-uno de los factores iuás poderosos del patriotismo- con la difusión de la enseñanza del castellano entre los iiidí-

geiias; si el conociiiiietito de la (:eograSía al borrar los Iírniter estrechos del terrurio, posibilita la dignificación del provincia- lisnio por el sentimiento patriótico, se iiiutilaría lastimosamen- te un programa de instrilcción popular con la excliisión de la Historia: "la Patria-dice Eniile Faguet-es la I~ i s to~ ia de la Patria." El estudio, pues, de esta asignatura, inyectando pa- triotismo a los escolares por la enseiíanza de nuestras tradicio- nes e inculcándoles, al rriismo tieiripo, sus deberes de ciudadanía, es de una trascendencia nacional indiscutible.

Por último, lo que verdaderamente marcaría el aspecto prác- tico del programa de instrucción rudimentaria, es la ensefianza del Dibujo y los Trabajos Mant~ales, en vista de desenvolver el sentimiento estético-para cuyo objeto podria agregarse tam. bien el canto-y la habilidad técnica, preparación admirable para la vida industrial. Los ejercicios de estas asignaturas, pa. ra obtener el resultado propuesto, deberán estar en perfecta consonancia con la producción industrial predoiiiinaiite o sus- ce~~tible de implantarse y desarrollarse en cada localidad. Los Tral~ajos Manuales, además, tienen una influencia nioral inug iiiiportante, porque dignifican, por decirlo así, el trabajo ma. terial asociándolo con el mental.

Seguramente bastarían tres arios, esto es, uno m6s de los que fija la ley vigente, para desarrollar el programa escolar resultante de las adiciones propuestas, conservando, natural- mente, su carácter rudimentario. Esta es, por otra parte, la duración de los cursos en las escuelas rurales de Puerto Rico.

Y para coronar la obra iniciada por las escuelas rudiinenta- rias, orientadas, conio se ha dicho, en un sentido tecnológico, que la ley autorice al Ejecutivo, finalmente, para que establez. ca en cada regiún y de acuerdo con siis necesidailes, unn o o.@ rias Escuelas Prácticas Industl-iales o Agricolm. lC1 objeto principal de estas Escuelas sería perfeccionar los procedimien tos usuales de trabajo para aumentar la producción y rnejorar- la o posibilitar, por la difusión de siis eilseiíarizas, el iiacirnien. to g desarrollo de iridustrias nuevas derivailas, en cada locali- dad, de los productos naturales o de las aptitudes especiales de los Iiabitantes. Piénsese en la influencia que ejercerían una ma. yor habilidad maniial g un sentimiento estético niás desenvuel. to-reriiltados ambos del plan de instrucción que se l~ropone- sobre algunas de las industrias de nuestros indígena^, tales coino la alfarería y cerámica de Giiadalajara, de Oasaca 9 de Cuernavaca; las jícaras y baúles-decorados con dibujos origi- nalísimos mediante una pintura parecida al mejor esmalte ja- ponés-de Olinalá (Guerrero) y Cruapan (Michoacáni ; los

deshilados de hguascalieiites; los rebozos de Santa María (San Luis Potosí) y de Tenancingo !Xéxico) ; los sombreros, imita- ción de los de Jipi o panameños, de algunos lugares de Yuca- tán, para cuya producción llevan la palma desde el departa- mento del Petén (de la República de Guatemala), no obstante de que existe silvestre en la cuenca del Hío San Pedro, afliiente del Usumacinta, en Tabasco; los sombreros chontales de la región occidental de este último Estado; las esteras de Oaxaca y de los indios chamulas de Chiapas, y, por último, una infini- dad más de pequeñas industrias-en particular de tejidos, alfa- rería y ces te r í a4e todas las tribus autóctonas supervivientes, empleando trabajosos procedimientos primitivos que, mejorados por la labor escolar, producirían artículos en cantidad que ha- ría posible su exportación al extranjero y en calidad-conser. vando siempre su característico sello nacional-que provocaría dicha exportación: recuérdense, a este respecto, los tejidos de Pamáchic, de fama regional, para cuya manufactura iisan las mujeres tarahumares telares tan defectuosos que-según C,arl Lumholtz-un ceñidor significa el trabajo de cuatro días y una frazada el de todo un año. Considérese, además, la infliiencia que ejercería la vulgarización, en cada lncalidad, de los proce. dimientos y género más apropiados de cultivo, de los modos de transformación industrial de los productos del suelo, ahora no aprovechados, y de la utilización de otras muchas fuentes pro. ductoras desconocidas, y se llegará al convencimiento de que el pueblo, por ese camino, a la par que se instruyera, adquiriría los medios de mejoramiento económico que tanto necesita y que contribuiría tan poderosamente al desarrollo de la riqueza o prosperidad nacionales.

Pero si la condición esencial para que se realicen de mane- ra satisfactoria las acciones sociales derivadas de las diversas profesiones técnicas, es la idoneidad del personal encargado de desempeñar dichas acciones, este requisito debe ser más im- perioso aiin tratándose del magisterio, qiie se apoya, como se sabe, en una ciencia cuyos misterios empiezan apenas a ser descifrados: la Psicología. Esta observación es tanto más im. portante cuanto menos bien definidos sean los programas de una enseñanza que, por su naturaleza, deberá tener una flexi- bilidad tal qiie se adapte no sólo a las condiciones de cada enti- dad federativa, sino a las de cada raza y de cada localidad. "El 'Lprofesor y el discípulo--dice un distinguido educador-deben "poseer un mismo sentido interno; una mutua afinidad, como "condicióil del propio progreso moral e intelectual. E1 profe- "sor debe encarnar en su personalidad las caracteristicas fases " y épocas de desenvolvimiento representadas en el alumno, pa-

" ra que las fuerzas intelectuales del niño puedan rodearse de ";iqiiell;i ;itrfiúsfera de simpatia y aprecio necesario a s1r sama "actividad. Si la enseñanza ha de ser eficaz y el desenvolvi "miento natural, el tradicional sentido interno del maestro "y del alumno, deberá poseer en ambos ciertos eleinentos in. " tuitivos coino resultado de las misnias fases étnicas." De don. de resulta que la obra de instrucción popular que se intenta, para que sea verdaderamente fructiiosa. deberá ser encoiiienda- da a persoiial docente salido del mis& pueblo; de ahí la ur- gencia de proceder, ante todo y sobre todo, a la formación de este persoiial, nicdiante el establecimiento previo de 1Sscfhelas A-ol-males Re.f/ionnles.

En resumen, puede decirse q11e las inodificacionen propiim- tas a la le? vigente de instrucción rudimentaria, consistirían: en restringir la-asistencia escolar que permite el art. fin.; en ni1

pririiir rl art. P., que reeoniieiida sr distribuyan gratuitamente vestidos y alimentos entre los educaridos para entinliilai. dicha asistencia escolar; en ampliar los cursos escolares a tres años, eii vez de los dos nue concede. como ruáxiino. el art. P.: en am- pliar tariibi6n el programa de estudios prehcrito por el art. Z"., adicionáridolo con nociones elem~ntales de Geonrafía e EIinto. " , ria y ejel-cicios de Dibujo 7~ trabajo.^ iIIannales, y, por íIltimo, autorizando la creación de Escuelas Prácticas Agrícolas e IIL. duslriales y de Escuelas A70rni.ales Regionales.

Hechas las modificaciones anteriores e la ley y fijada la coii. diciún de que ha de iniciarse la obra con una cantidad bastante limitada de dinero, en relación con la qiie se requiere para hu total realización, habrá que esforzarse por organizar el servirio de instriicción rudimentaria de manera tal, que todas sus for- mas sucesivas de desarrollo-correspondientes a ampliaciones sucesivas de reciirsos-se ajusten del niodo más perfecto al principio económico universal del rendimiento máximo compa- tible con el e.~fsfuerzo desple.qado. Son condiciones de este resiil- tado-al que habrá que-tender a aproximarse lo más que nea posible-en primer lugar, no diltccir homeop&ticamente, como se dijo antes, la acción escolar, sino concerbtrarla, y, en segundo lugar, qiie el modo de propagaeióii de esta acción escolar con- centrada se verifiaue. como todo lo aue se mueve en la uatiira. leza, en el sentid; de la menor resisiencia.

Si suponemos, en efecto, distribuidas uniforinemeute las es-

cuelas en todo el país, el ciial. como sabemos, está mil? diver- oaniente poblado, sucedería: qiie en las regiones de alta densi- dad de población, la asistencia escolar estaría sólo liniitada por la capacidad pedagógira de las escuelas, aprovechúnríose to- talmente esta capacidad, mientras que en los lugares escasa- mente poblados sólo se ap7.oveclia7la parcialmente-tanto me- nos ciianto 1118s baja fuera la densidad de la pnblaciúu-piiesto que, entonces, la mayor asistericia posible a las escuelas equi~ valdría a la cifra de la población escolar contenida en uiia cier- ta área alrededor de cada centro de instrucci6ii. De la pobla- cióii escolar total de Quiiitana Roo, por ejeriiplo, que no llega n mil quinientos individuos, diseniinados en lns cuarenta y tantos mil kilómetros cuaílr~ados ¡le sil territorio, apeiias una pequeña fracción-menos de la cuarta parte-pnede ronciirrir a todas las escuelas primarias de la localidad, cutre las cuales se cuentan diecisiete sostenidas por el Gobierno; la asistencia correspondiente a una ciialqiiiera de las escuelas de 1111 bari'io populoso de la ciudad de IIkxico, erliiirale, según lo expuesto, a la de todos los planteles de instriicrií>u de diclio Territorio Federal. E1 ejemplo citado ilustra bastante bien este heclio: para iin deterniiiiado níimer« de ediicandos-íinica expresión del rendiraiento escolar-se neresita crear un níirnero (le escue. las y, por consiguiente, iiirertir una suma de rlinero--t:l ciial, como se sabe, no es otra cosa que nn esfuerzo ncu?n?llntlo-tan- to mayor ciiaiito merior sea la densidad de la poblacih. 1)e ahí la conveniencia, desde un punto de vista puramente económico, de iniciar nuestra obra de instrucción popular concentrando la acciún de las escuelas, de preferencia, en las regioues inús densamente pobladas.

Estudiando el modo de agrupamiento de los habitantes en el territorio nacional, se observa que su densidad máxima co- rresponde a la capital de la República y que, en el resto del Distrito Federal y en los Estados p Territorios, decrece ln den. sidad de la pohlaciún casi proporcionalmente a las distancias entre las expresadas entidades federativas y la capital. El cen. so de 1910 arroja para el Distrito Federal una densidad media mayor de 180 habitantes por kilómetro cuadrado, densirlar1 que sube a cerca de 500 para la ciudad de hIéxico y el conjunto de pequeñas aglomeraciones que la rodean; en la zona que circun da al Distrito Federal, ociipada por 10s Estados de Mkxico, J I o ~ relos, Tlaxcala, Puebla, Hidalgo. Querktaro y Guanajuato, las densidades medias correspondientes fluctúan entre 21 p 46 ha- bitantes por kilómetro cuadrado; mús alejada de la capital puede limitarse otra zona concéntrica de la anterior, foriiiada por lou Estados de Jalisco, Colinia, Michoacán, Girerrero, Oa-

xaca, Veracruz, San Luis Potosí, Aguascalientes y Zacatecas, en que las densidades medias quedan comprendidas entre 8 y 17, y, por últinio, las regiones menos pobladas del país y tam- bien las más distantes de la capital, que ocupan los Estados de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Duraiigo, Chihuahua, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Chiapas, Campecbe y Yucatán y los Territorios Federales de la Baia California. T e ~ i c v Quintana , L ~ " "

Roa, en que las densidades medias relativas apenas alcanzan valores comprendidos entre 0.2 v 7 habitantes nor kilónietro cuadrado. ~ x t a ley bien definida,"según la cual decrece del cen- tro a la perifericl la densidad de la población en la República y anmohtan, por lo tanto, en la proporción correspondiente, las resistencias a la acción escolar, nos da una primera indica- ción del sentido general en que deberú propagarse, con 10s au- mentos posteriores de recursos y de experiencia, la citada labor escolar, concentrada. de antemano, en los lugares más densa- mente voblados.

En relación, pues, con la distribución geográfica de la po- blación v con la ~wiueñez de nuestros recursos actuales. con- vendría limitar, por h o r a , el radio de acción de la ensekanza rudimentaria a una cierta zona alderredor ilel Distrito Fede- ral; las ampliaciones posteriores de esta zona, del centro a la periferia y signiendo las lineas de menor resistencia, no podrán ser sino el resultado de aumentos correspondientes en el Presii. puesto.

Considerando la cuestión bajo otro aspecto, el que presenta ese conjunto de resistencias que se deriva de las dificultades para inspeccionar las escuelas, se llega también a la conclusión anterior. Los trabajos de inspección de un determinado número de escuelas-de los que depende en gran parte, como se sabe, el éxito de la labor escolar-tienen forzosamente qiie ser tanto más ineficaces y costosos cuanto mayor sea la superficie ocu- pada por dichas escuelas: si las penalidades sufridas, a travts de los desiertos californianos, para visitar una de las escuelas primarias de esa región-la de Calinallí-según informes casi novelescos del Inspector Pedagógico del lugar, y si el costo ex- cesivo del viaje, sólo desde Ensenada, iml~osibilitnll práctica- mente la inspección de dicha escuela, iqu6 se diría del cortísi- mo niimero de escuelas rudimentarias flue pudieraii estaldecer se desde luego en los dos ~nillones de kilónietros cliadrarlos de nuestro territorio y funcionando, de preferencia, '<en los liiga- res más incultos del país?" La inspección, en tales conrliciones, swín más ilusoria aue real 71 consu,mil.ia inevitablemente la nba- yor parte de los reczirsos disponibles.

Si, por otra parte. de la consideración de las resistencias

a la difusión de la enseñanza, dependientes del grado de coni- paciaad de los diversos agregados humanos, pasanios a la q!ie se refiere a las resistencias iiiherentes a ciertas con(1iciones r)eciales de la vida social en dichos agregados, encontrarenios riuel-as confirmaciones de las ideas relativas a la conce~iiencia económica de concentracióa de la acción escolar en yiiiitos ade- cuados -deterniinados. E s 1111 hecho, en efecto, que en los centros <le poblacihn, la eultiira ambiente prepara de modo farorahlc el terreno, conio la aplicación de un abono, para la fácil difusión de la enseñanza. Este resultado depende, en primer lugar, de cierta impregnación de <liclin cultura ambiente, preparando 1111

estado que podríamos llaniar de permeaóilidad a la acción de las escuelas y, en segundo lugar, de la emulación provocada por los ejemplos de mejoramiento individual económico produ- cido por la instrucción. En este caso, como en todos aquellos en que intervenga el esfuerzo humano, tendremos que reconocer, francamente, sin inútiles lirismos, la importancia estraordina- ria del segundo factor señalado: el interés, en efecto, es el úni- co punto en que podría apelarse la palanca que intentara mo- ver al mundo.

Si existe, puea, una relación inversa bien definida ei i t i .~ el gratlo de cultnra y las resistencias a la difusión de la enseñan- za, ? como las variaciones (le dicho grado de cultura son cori- coriiitantes, en general, con las de la densidad de la poblarión, se confirma nuevamente la conclusión arriba consignada.

La consideración, por último, de la índole yarticiilar del plan ¡le instriicción ru<limentaria, vendría a fijar de uno maiie- ra definitiva las ideas respecto a los lugares en que conrendrfa concentrar preferenteii~ente la acción escolar. Sil carhcter rlidi- mentario excluye desde luego a todos los centros <le poh!nrihii que, romo la ciudad de ?J&áico, por ejemplo, sean el campo don. de se desarrolle otro plan mBs completo de instrucción. I,or l ~ f ~ n t o s p~efweqhtes de c o n c e n t r a c i ó ~ ~ s c l u í d i ~ s ya Ion que co- rresponden a la restricción anterior y recordando la orientación francamente tecnológica de la enseiíanza propuesta-serian, pues, aquellos que, ofreciendo las menoves resistencias posiblc.q, 1101. las cansas antes estudiaflas, n la dif~rsión de di(.ha enseNn~i - ZB, ~epondiman tambiin al fin utilitario, individual y social- mente considerado, de 2a institu,ció+z, esto es, la posibilidad de ~nejoramiento económico del pirehlo por la nplicació?~ prlíetica rlp los conocimientos que adquiera en las F S C I ~ F ~ B X rtldimentn- vios.

Reforiiiar, por una parte, la ley de P. de junio de 1911-iiis- pira(la, según parece, sólo por ui!a especie de feticliismo del alfabeto-prociirando que el progranla de instrucción rudimen. taria sea tarnbien rapaz de pvopoi.cio~iar a los escolares los me- dios de ~nejorarniento eco~zó~nicf~, desenvolviendo en ellos las ap- titudes iuás i.elacioliaclas con la vida ambiente artística, indus- t r ia l o agrírol:~, y hacer, por ot1.a parte, que se ciimpla. di- cha ley bajo la forma más vacimtul y económica, en relación con nuestro medio .y con nuestros reciirsos, sería, en mi concepto, rimentm. una civilización yenui?lamente nacional, cuyo t ' 1 ',q oro- so crecimiento evolutivo reprodujera entre nosotros, ot cicrto modo, 7a inaravillosa histoiin de Ia tvnnsformaciún japonesa.

Jlbxico, junio de 1912.

ALBERTO J . PAYI .