La instauración del califato en el Alto Guadalquivir, Vicente Salvatierra Cuenca.

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CuaderRos de Madlnat al -Zahrá' Vol. 5 Córdob a, 2004

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Cuadernos de Madinat al-Zahra [año 2004, Número 5]. Actas de las IV Jornadas de Madinat al-Zahra : Nuevas investigaciones sobre el Califato de Córdoba. [Revista de difusión científica del Conjunto Arqueológico Madinat al-Zahra]

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CuaderRosdeMadlnatal -Zahrá'

Vol. 5

Córdob a, 2004

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CTJADERI{OS DE MADiNAT AL-ZAI]RÁ'

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Cuadernos de Madinat a|-ZahraRevista de difusión científica del Conjunto Arqueo.lógico Madrnat al-Zahra

CONSEJO DE REDACCIÓN(Miembros de ia Comisión Técnica de Madinat al-Zahra)

Presidente: D. JESÚS ROMERo BENÍTEZDirectur Genera/ d¿ Biene.¡ Calnrales

Vocales: D." MERCEDES MUDARRA BARRERODe/egada Prorjrcia/ le Ca/ttra rJe Cít'daba

D. ANTONTO VALLEJO TRTANODirrtor del Con.funto Arquealígico Madjrat dl Z¿br¿

D. MANUEL ACIÉN ALMANSAUniru':idad de rtIálaga

D." CARMEN BARCELÓ TORRESL,ttt. n)J¿J J. \ L/.ttri¡

D." JULIA CARABAZA BRAVOUú¡w¡irlad d¿ ,\eúllt

D.JUAN STRRANO MUÑOZArquitecta

COMITÉ ASESOR

D. PATRICE CRESSIERCa:a de Vlázqrcz

D. CHRIST]AN E\rERTIrntituta Arqaeolígico A lenún

D. PIERRE GUICHARDtJnit,ersidad ¿tt llon IID. ESTEBAN HERNÁNDEZ BERMEJODirector delJardín Batánico rk Córdoba

D, M,'ANTONIA ]\4ARTíNEZ NUNEZUniursidal le lIálaga

D. ALASTAIR NORTHEDGEUniuersi¿lad de Parí: ID. VÍCTOR PÉREZ ESCOLANOfl n irer.¡ i tlad de S eú / la

O Junta de Andalucía. Consejcría dc Cultura

(c) Los autores

Imprenta San Pablo, S. L. - Córdoba

Sor Ángela de Ia Cruz, 1 2 - Teléfir¡o 951 283 106

ISSN:1119-9996

Depósito Legal: CO. 1.64412004

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SUMARIO

. ESTUDIOS

EDUARDO MANZANO MORENOEl círculct de pocler de los califas ornelas cle Córclaha Pág. 9

JEAN-PIERRE VAN STAÉVELPrítoir jzgaler, bátir : droit de la cr¡nslruclian et institarians

judiciairu ) Cordoae rJurant le í'lX' si¿cle Pág. 3L

MOHAMED MEOUAKMadinat al-Zabm' en las fuentes árabu del occidente i¡láttica Pág. 53

BRUNA SORAVIAUne bistaire de la f.rna. Aurariré er lígitirnirí dan:

le tuIutpaltis d'Ibn Hayan Pág. 81

MANIIELA MARÍNA/tos fancionarios para e/ ca/ifa: jueces 1 otras cargos de la

Adntinisnación cle'Al¡d al-Rabntan III Pá9.97

M.' ANTONIA MARTÍNEZ NÚÑEZ.MANUEL ACIÉN ATMANSALa epi¡1rafra de Madinar al-Zabra' Pá9. I07

SOLANGE ORYL' ep i grap b i e umayy ade s ya - pa / e s t i n i enne Pás.159

CARMEN BARCETÓ

El cíJin andalusi de "praaincias" durante el Califato(3a0_403t9j2_10j3) pá9. t73

ANTONTO VALLEJO TRTANO,ALBERTO MONTEJO CÓRDOBA,ANDRÉS GARCÍA CORTÉS

Resa/tados preliminares de /a interaenciín art¡aeo/ígica en /a

"Ca:a de Ya'far" 1 en el ecliJicia cle "Patio cle los Pilaru"de X[adinat al-Zahra' Pá9. I99

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PATRICE CRESSIER,

MOURAD RAMMAHS¿bra al-A4ansariya : [Jne autre aille caltfale Pág.241

JUAN F. MURILLO REDONDO,MARÍA TERESA CASAL GARCÍA,ELENA CASTRO DEL RÍOMadinat Qar¡aba. Aproxinaciín al procesa de forntaciín de la

ciudad emiral 1 califal a patir de la información arquealógica Pág. 217

VICENTE SALVATIERRALa instauraciín clel Califato en el AIra Gaadalqaiuir Pá5. 291

PEDRO GURRIARÁN DAZAHacia una canstrucción del poder. Las prácticas edi/icias

en la periferia andalusi duranre el Califaro Pág. 297

ALBERTO CANTO GARCÍAEl dinar en al-Andalas en el sigla X Pás.327

CAROLINA DOMÉNECH BELDALa rnaneda farimí 1 sa relaciín con al-Andalus Pág. 339

PATRICE CRESSIER

Histarias de capiteles: ¿Hubo talleres califales pratincialesi' Pá9. 751

TILO ULBERTResafa en Siria. Una residencia califal de los últimrts onteyas en )riente Pá9. 377

BERNABÉ CABAÑERO SUBIZA,VALERO HERRERA ONTAÑÓNLa tecbu¡nbre de la ampliación de al-Hakan II rJe la mezqaita aljama

d¿ Círdoba. Análisi: tícnico 1 estulio forxul de sa policrarnía Pá9. 391

SABINE NOACK.HALEYLos capireles de la hlezt¡aita de Madinar al-Zaltra' Pág. 4I3

MARIANNE BARRUCANDLe prentier clécor arcltitectural fatimide en Egypte Pág. 445

PIERRE GUICHARDCanc/usions Pág.463

. CRÓNICA DEL CONJUNTO

ANTONIO VALLEJO TRIANO,

JOSÉ ESCUDERO ARANDACrínica del Conlanto, añas 1998-2003 Pág. 47 I

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ESTIJDIOS

ACTAS DE LAS IV JORNADAS DE MADINAT AL-ZAHRÁ':Nuevas investigaciones sobre eI Califato de Córdoba

Córdoba, 10-12 Noviembre 2003

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LA INSTAURACIÓN DEL CALIFATOGUADALQUIVIR

VICENTE SALVATIERRAUniuu'siclarl de-laín

RESI]MEN

El presente texto es una síntesis de los elementos

materiales que permiten establecer qlle en la zona

de Jaén se produjeron durante el siglo X una seric

de transformaciones relevantes. Y qr-re éstas tendían

a reproducir el modelo social y económico implan-tado por los omeyas en Có¡doba. Modeio que pode-

mos interpretar como la instauración del califato,

más allá de Ia mera superestn-lctura política y ad-

ministrativa.

Palabras clave

Al-Andalus ; arq r-reología; califato; J aén

EN EL ALTO

ABSTRACT

This is a sllmmary of the materials that make itpossible to state that a number of major transforma-

tions took place in Jaén in the 1Oth century. These

transformations were intended to recreate the social

and economic model established by the Omayyads

in Córdoba and which can be interpreted, beyond

the mere administrative and political superstruc-

tlrre, as the establishment of the caliphate .

Key words

Al-Andalus; archaeology; caliphate; Jaén.

J] n otras intervenciones de este coloquio se ha

-D"*orl.r,o cómo la concentración de recursos

económicos facilitada por las victorias militares, y

el control directo de amplias zonas de al-Andah-rs,

permitieron a 'Abd al-Rahman III impulsar nume-

rosas ob¡as en Córdoba y sobre todo Ia fundación

de Madinat aI-Zahra. Esas inversiones atrajeron ha-

cia la ciudad a un notable nírmero de artesanos, así

como a intelectuales que convirtieron Córdoba en

uno de los cent¡os culturales más importantes del

mundo islámico. A su vez. el extraordinario creci-

miento cle la propia Córdoba transfo¡mó toda la es-

tructura poblacional de Ia Campiña cordobesa, por

un lado, porqlre gran parte de ia población que lle-nó la ciudad procedía de aquella, y por otro, porque

sin duda se convirtió en la "despensa" de la misma.

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De esta forma, podrían vincularse a la asunción del

título califal, la transformación simbólica del Esta-

do, el crecimiento de Ia capital y la transformación

de su entorno inmediato.Aunque muchos elementos específicos fueron

evidentemente resultado de las actuaciones de in-dividuos concretos, no parece necesario resaltar que

en conjunto, esas transformaciones respondieron en

buena medida a las exigencias del proceso de conso-

Iidación de la formación sociai islámica, cuyo mo-

delo está en Oriente, con el crecimiento de Bagdad

y luego de Samarra.

A la vista de esto, sólo tiene algún sentido ha-

blar de las repercr-rsiones de la instauración del Ca-

lifato en otras zonas de al-Andalus, si entendemos

este como un periodo temporal durante el que se

produjeron t¡ansformaciones materiales importan-tes en diversos ámbitos. Y si podemos establecer

que esas transformaciones tendían a reproducir las

condiciones existentes en Córdoba, capital del cali-fato. Es decir, que de alguna forma estaban impul-sadas deliberadamente por el Estado. La presencia

de esos elementos podría ayudar a establecer que 1a

instauración del Califato supuso un proceso de ho-

mogeneización de los comportamientos de la pobla-

ción, de crecimiento económico, desarrollo urbano,

etc. y por tanto dotaría de un signihcado material,y no sólo simbólico, ideológico o propagandístico,

a dicha instauración. Simultáneamente permitiríaayaflzaf en la determinación de hasta donde llegó

realmente la influencia de los gobernantes en esa

época, más allá del mero dominio militar. O dicho

de otra forma, en que zonas de al-Andalus los proce-

sos fueron similares y simultáneos a los de Córdoba,

y pueden vincularse por tanto a la acción cahfal, y

donde fueron más tardíos y diferentes, y deben por

tanto desvincularse de la actuación de los califas.

Existe un cierto consenso en que hay diferen-

cias notables entre las diversas zonas de al-Andalus,

y en que la influencia califal, o del Estado, dismi-nuye conforme nos alejamos de Córdoba, 1o qr-re se

advierte por ejemplo en la concentración de mone-

das. Aunque al mismo tiempo se admite que hay

elementos comunes a todo el territorio como las ce-

rámicas. Pero por otro lado, las investigaciones y

algunos hallazgos recientes indican que quizá las

diferencias no fueran tan acusadas. De todas formas,

son precisos análisis más pormenorizados. En este

292

texto vamos a ocuparnos exclusivamente de lo que

sucede en el Alto Guadalquivir.

EL ALTO GUADALQUIVIR

Las tierras del Alto Guadalquivir, que en con-junto se integran hoy en la provincia de Jaén, son

geográficamente, una amplia superficie triangu-lar, en br-rena medida prolongación de la Campiñacordobesa, iimitada por caclenas montañosas que

acaban juntándose en el extremo oriental. Histó-ricamente aparece con frecuencia muy vinculada a

las tierras cordobesas. Es por tanto una zona mLiy

próxima a la capital omeya, y una de las áreas don-de más fácilmente podían repercutir las transforma-

ciones y sucesos que ocr-rrrían en ella.

El Control del Territorio

Una cuestión que sigue siendo discutida, es

como fue posible que 'Abd al-Rahman III consi-

gniese superar con relativa raptdez la crisis qlre en

apariencia estlrvo apunto de acabar con el dominioomeya bajo 'Abd Allah. Por lo general los histo-riadores se han referido a su genio militar, su gran

capacidad, etc. Es decir, una explicación en la línea

del "hombre extraordinario providencial". Aunqueno cabe dudar de sus notables capacidades, estas de

poco le habrían servido si no hubiese tenido recur-

sos, y no hr-rbiesen existido las condiciones sociales

propicias a sr-¡ actrración.

Respecto a Io primero, no hay que olvidar, que

el propio 'Abd Allah consiguió derrotar de formafulminante al principal "rebelde" de 1as tierras del

Sur: 'Umar ibn Hafsún, en la única campaña de

envergadura que emprendió. Como conseclrencia,

las opiniones respecto a la actuación en conjuntode este emir van desde quienes le "reprochan" una

fi-rerte inactividad, quizá a causa de una enferme-

dad psicológica (depresivo, ciclotímico, etc.), has-

ta qr-rienes optan por considerar clue las constantes

pero limitadas campañas militares que llevaron a

cabo sus generales -fr-rndamentalmente en el valle

del Guadalquivir- durante todo el reinado, respon-

dían a una política deliberada de desgaste de sus

enemigos, que creó las condiciones que facilitaríanel triunfo posterior de 'Abd al-Rahman III. Por

otro lado, no cabe clucla de que la actuación cuida-closamente planificada de este úrltimo, controlando

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primero las tierr¿rs más próximas a Córdoba, debió

permitirle un continuo alrmento de recursos, para

proseguir así sus campañas más lejos de Córdol¡a.

Pero sus primeras campañas implican que los ome-

yas seguían disponiendo de amplios recursos, hu-manos y económicos, pese a la cluiebra del sistema

fiscal bajo 'Abd Allah, y que los "rel¡eldes" carecían

realmente de capacidad militar para enfrentarse a

un ejército.Por lo que se rehere en concreto al dominio de

las tierras del AIto Guadalquivir, hace unos años

abordamos e I problema de la rel¡elión muladír, uti-lizando la arqr-reología y el mejor conocimiento del

territorio que hoy existe, tratando de solucionar al-

gunas inconsistencias en la distribución de los re-

beldes vigente hasta ese momento. Entre estas 1a

más importante era ei hecho de otorgar el controlde territorios muy dispersos a grupos obviamente

de capacidad limitada, como los b. Hábil (a los que

se situaba en enclaves tan alejados entre sí como

Santisteban del Puerto y Bedmar), mientras que un

individuo como ibn al-Saliya, a quien ibn Hayyan

consideraba de primer rango y atribuía un terrico-

rio extensísimo, encontraba un difícil acomodo en

la serranía de Mágina, por la presencia de otros re-

beldes, con los que paradójicamente no parecía te-

ner contactos. Desde entonces, otros elementos han

reforzado esas l-ripótesis, sin que hayan aparecido

elementos clue obliguen a revisarla.

Aunque como hemos indicado, las rápidas vic-torias de 'Abd al-Rahman III indican claramente

qr-re se trataba de grupos con una capacidad militarmuy limitada, ei hecho de que unos años después

el propio emir los vueiva a enviar (a elios o a sus

hijos) a slrs respectivas zonas para que controlen el

resurgimiento de la inestabilidad, demuestra las di-ficultades del poder central para controlar las tierras

mont¿rñosas exclusivamente con recllrsos militares.Pero también que el poder de estos rebeldes se ba-

saba en una legitimidad que nada tenía que ver con

el dominio por la fuerza y que tardó bastante en

ser slrstitlrida por la legitimidad califal. Este doble

hecl-ro debió conducir ¿rl estabiecimiento de nuevos

pactos, sobre los que en buena medida se asentaría

la estabilidad posterior. Las fi-rentes proomeyas su-

brayan que se permitió el retorno de algunos de Ios

jefes muladíes a slrs tierras, por su absoluta sumi-sión al poder cordobés. Pero esa sumisión, no puede

ligarse simplemente a Ia asunción del título califal,

ya que esos hechos ocurrieron varios años antes (en-

tre 913 U c1Z1)'.

La Expansión Urbana

En los últimos ocho años un elevado número

de excavaciones arqueológicas realizadas en las lo-calidades de Martos y Jaén, han permiticlo profun-dizar bastante en la dinámica de ocupación y uso

del suelo desde época il¡érica a Ia baja Edad Me-

dia. Las excavaciones se han efectuado no sólo en los

"cascos históricos", sino también en el entorno ac-

tual de esas poblacionesl. Se ha podido comprobar

qr-re existe una importante dialéctica entre ambos

espacios, pero que presenta importantes diferencias

en cada época, debido sin duda a las caracteríscicas

y organización de cada formación social. El análi-

sis desde época visigoda hasta el siglo XI, permiteapreciat hasta cierto punto el impacto de ia política

califal en ambos centros urbanos.

Hasta el momento parece que en época visigoda

el exterior de ambas poblaciones estaba escasamente

ocupado, con pocas construcciones, algunas de ca-

rácter religioso, lt> qlre hace pensar en la existencia

de un latifundio controlado e n buena medida por la

iglesia. El modelo respondería, aunque a menor es-

cala, al mismo que ha sido propuesto para Mérida,con la "salida" de la iglesia y de la aristocracia de Ia

ciudad, tras e1 fracaso de la política centralista de 1a

monarquía visigoda.Ei siglo VIII sigue siendo un "siglo oscuro",

muy pocos elementos se fechan por el momento en

esa época. Las razones pueden ser realmente históri-cas, es decir, que la invasión musulmana produjese

una retracción de la ocupación; o historiográficas,

o sea, que los arqueólogos seamos renlrentes, o no

nos atrevamos a fecha¡ elementos en un siglo qlre

en cierta forma resuita "mítico". En cr-ralquier caso

es cuestión de tiempo qlle se aclare el panorama,

basta recordar que hasta hace 10 años apenas nada

se fechaba en época emiral.En el siglo IX, la situación de los entornos de

ambas localidades parece cambia¡ notablemente . Elnúmero de casas aumenta, respondienclo a L1n mo-

delo de estrlrctura de tipo agrarlo ya detectado en

otras excavaciones de Ia zona, compuestas de gran-

des patios y con largas habitaciones rectangulares

en dos de sus lados.

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En los alredeclores deJaén, qlre es donde mayornúme¡o de intervenciones se han efectuado, estas

casas están dispersas, o formando como máximo pe-

qi-reñas agrupaciones de dos o tres, aunque faltanaún estudios de detaile. Simultáneamente parecen

organizarse sistemas de regadío, aprovechando el

agua qlle salía de la ciudad, y la existencia de ma-nantiales y arroyos en el entorno inmediato. Es po-sible que se trate de varios ci¡cuitos no integrados,cuya aglra se almacena en algunos grandes depósi-

tos excavados en la roca. La crisis del emirato parece

reflejarse en esta zona en la destrucción parcial de

las casas y el abandono de Ios sistemas de regadío,

ya qlre alguna de las balsas de almacenaje parecen

colmatadas en esta época.

EI triunfo de 'Abd al-Rahman III coincidiríacon una profunda reorganización de todo e1 espacio.

El elemento central será un nuevo sistema de rega-

dío, que integra los diversos aportes, con la cons-

trucción de un canal principal, que divide eI área

ocupada en dos zonas a ambos Iados del mismo,concent¡ando la población antes dispersa en una es-

trlrctura que hemos calificaclo de semiurbana, y Ii-be¡ando el resto de1 espacio para el cultivo. Dentrode esas zonas construidas existen grandes casas, con

estrllctlrra más compleja que la anterior, en las que

el patio, aunqlre sigue teniendo funciones de uso

agrícola, empieza a adoptar una posición central,rodeándose de espacios qlre parecen tener fi,rnciones

específicas, unos de habitación, y otros de trabajo,almacenaje, etc. Pe¡o hay otras zonas excavadas que

parecen tener Llna función pírblica. Así por ejem-plo se ha especulado con la posible existencia de unzoco, aunque aírn sin estudiar.

En Martos'I, Ias excavaciones han sido meno-¡es, limitadas a algunas zonas, fr-rndamentalmente

los futuros vi¿rles. Pero parece producirse un patrónsemejante. Vivienclas en época visigoda, con unos

muros verdaderamente notables, qlre no vuelven a

verse en las construidas en época islámica. Tambiénaquí encontramos un arroyo del que saldrán deriva-ciones para el regadío, etc.

El desarrollo de complejos artesanales

El conjunto qúzá más sorprendente de los

excavados en Martos se fecha en el siglo X. Está

compuesto por varias estrlrcturas agrupadas en unespacio muy concreto, que se han considerado que

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formaban una carnicería, o más bien un matadero

casi "industrial", con apriscos para el ganado, ma-tadero, áreas de despiece, un posible horno de ahu-

mado, y quizá silos para el almacenaje de la carne.

La producción de carne preparada parzr el conslrmo

que salía de este lugar rebasa con mucho ias nece-

siclades de una familia o grupo de familias, por loque se puede pensar en una producción para el con-

slrmo Éaeneral de la población de Martos y qr-rizá de

otras Iocalidades próximas. Pero tampoco hay que

descartar que el fin principal fuese otro, como laobtención de las pieles de los animales, como base

de una floreciente artesanía del cuero. En cualquiercaso representa Ia aparición de centros productivosde gran capacidad clue implican Ia existencia de

amplias redes de distribución, que a su vez revelan

la estabilidad económica, y Ia solidez del sistema

po1ítico.

Esto cabe deducirlo también de la produccióncerámica. Este es sin género de dudas el materialmueble más abunclante hasta la época industrial.Es a través de Ia misma como se han frjado rradicio-nalmente las etapas, fases y cambios culturales para

las épocas sin escritura, y desde hace décadas, se ha

empleado para establecer la conexión entre niveles

arqueológicos romanos y la cronología aportada porla documentación escrita. Este proceso ha sido mu-cho más reciente para época islámica, debido no a

una supuestamente mayor dificultad, sino más bienalafaka de estudios. Si las grandes etapas (omeya,

taifa, almohade) se fijaron entre l9J6 y 1985, la

identificación, al menos en el Sur y Este peninsula-res de los elementos principales de la etapa emiral,se produjo entre 1981 y 1993 . Como consecuen-

cia, también pudo definirse la cerámica de la etapa

califal. La fase emiral se caracteriza por Ia exisrencia

de diversas áreas con materiales muy similares entresí, pero claramente diferentes del resto, con abun-dancia de producciones locales real.izadas a mano o

torneta. Frente a ella, la época caiifal se presenra

como un periodo de homogeneizactón de Ia produc-ción cerámica, en la que el torno se hace absoluta-mente dominante, y las formas y decoraciones son

progresivamente más estandarizadas y comunes ¿l

buena parte del territorio. Este aspecto había sido

ya advertido hace tiempo, y se pensaba en Ia exis-

tencia de grandes centros prodr-rctores -sobre todopara determinados tipos, como la cerámica en verde

Page 11: La instauración del califato en el Alto Guadalquivir,  Vicente Salvatierra Cuenca.

y blanco que la distribuirían por todo el territono.Hoy parece más bien que lo qlre se difunde es la

tecnología, siendo este uno de los rasgos que mejorpueden definir la etapa califal. Además, no habría

sido algo brusco, sino un proceso relativamente

lento de cambio, en el que buena parte de Io que

pueden considerarse producciones locales (fabrica-

ción a mano o torneta, cocción reductora, sin deco-

ración, etc.) serán sustitlridas por las producciones

de centros de un áml¡ito al menos coma¡cal6.

Otro elemento de interés es la joyería. En las tie-rras actuales de Jaén han aparecido varios pequeños

tesoros (Charilla, Ermita Nueva), curiosamente to-

dos en la zona Sr-rr (Alcalá La Real). Algunas piezas

son semejantes a otras aparecidas tanto en Córdoba,

como más al Sur. A falta de estudios de detalle, pa-

rece posible que se trate de objetos fabricados en los

taileres cordobeses, y clue empezaban a extenderse

fuera del ámbito inmediato de esta población.

CONCLUSIONES

Bajo el Califato se mantuvo la r-rnillcación su-

perestructural en el nivel político, conseguida me-

diante la fuerza militar, que iría seguida por la in-tegración de las élites en el sistema, al eliminarse

las bases económicas basadas en Ia renta que habían

permitido subsistir las estructuras feudalizantes vr-

sigodas. Es este hecho, el que marca la solución de

continuidad entre emirato y califato a la que nos

hemos referido al principio, y lo que explica las di-ferentes raíces de las crisis emiral y taifa.

La política económica slrpuso la expansión de

los elementos socioeconómicos de la formación so-

cial islámica, en general vinculados a1 desarrollo de

la ciudad.Es indudabie que la profundizactón del proceso

de islamización, y la arabización contribuyeron a la

eiiminación de numerosos problemas, y estabiliza-

ron el desarrollo económico. y como consecuencia

la sociedad andalusí y el poder omeya. Quizá fakantodavía nuevos análisis que expliquen mejor esa es-

tabilización, como el funcionamiento de la moneda

y la fiscalidad cuyos mecanismos aún nos resultan

desconocidos, etc. o Ia formulación de los nuevos

pactos que parecen deducirse de algunas actuacio-

nes. Al igr-ial que durante el emirato, también en

esta época pr-rede quizá conocerse en parte la inten-

sidad del dominio omeya en función de la abundan-

cia de moneda.

Los desarrollos económicos y de otro tipo que

generaron esa estabilidad no tuvieron nada que ver

con la asr-rnción del título califal. Pero coincidie¡on

en el tiempo.

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NOTAS

1. Vicente Salvatierra. La crisis ¿/e/ etnirata ailrcld eu el abo Ga¿-clalquiuir. Precisiones sobre la geografía de la rebeliía nalatlí.

Jaén 2{)Ol.2. No parece necesa¡io reco¡dar que durante muchos años, los

especialistas han conside¡ado precisamente que 'Abci al-Rahman III asumió el título para celebrar su victoria sobre

estos rebeldes, especialmente sobre 'Llm¿rr Ibn Halsun.

3. La bibliografítr sobreJaén empieza a ser relativamente abun-dante, con varios trabajos de síntesis, que han ido actuaii-zando las interpretaciones al hilo de los hallazgos: VicenteSalvatierra;José Luis Serrano, M." Carmen Pérez: "La forma-ción de la ciudad en al-Andalus. Elementos para una nueva

propuesta" en P Cressier, y M. Arenal (Eds.) Genóse de lati//e isláxtiqru en Al-Andalus et au Magreb )riden¡¿l,Madrtd1998, 185-206. Vicente Salvatierra, José Luis Serrano, Jua-na Cano: 'Jaén islámico. La moneda en la interpretación de

Ias primeras fases de la ctrdad" IV Jarirlue de Nanisnática

and,alusí. Jaén 2001. José Luis Serrano; Vicente Barba; JuanaCano; Francica Alcalá: " La paleomorlblogía de MarroquíesBajos. Primeras propuestas". Arqaeología 1' 'Íerritorio Aleú*ral,9, pp.1-36,2002. Sobre Martos aírn no hay ningunapublicación especíhca para es¡os momentos. Agradecemos al

sus excav¿dores Vicenre Barba y Francisca Alcal¿í, las infor,maciones y material gráhco proporcionado para esta inter-vención.

Vicente Barba Colmenero; Francisca Aicalá Li¡io; Mercedes

Navarro López: "La zona arqueológica del Polideportivo de

Martos. Primcras propuestas". Ald¡ba 1/+, agosto 2003, pp.

71-82.Antonio Malpica (Ed.): la cerámica altomeclicval en el Sur

dc ¡l-AnJalu'. Crarrrdr l!2 '.Sonia Pérez Alvarado. Las rcrár¡icas onzelas de llarraquíesBajo:. Un indicadar cronalígica de/ proceso de islantizaciín. Jaén2001.

1.

I

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