La Influencia Del Positivismo en La Historia e Historiografía

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1 La influencia del positivismo en la Historia e Historiografía Por Fabián Bustamante A modo de introducción, entendemos por historia como el registro escrito de lo que se conoce sobre las vidas y sociedades humanas del pasado y la forma en que los historiadores han intentado estudiarlas. Por consiguiente, llamemos historiografía al arte de escribir la historia. Quizá la historia sea la disciplina más complicada de definir, ya que al intentar develar los hechos y formular un relato que sea inteligible y coherente, implica el uso de muchas disciplinas auxiliares. El objetivo de todos los historiadores ha consistido en recopilar, registrar e intentar analizar todos los hechos del pasado del hombre y, en ocasiones, descubrir nuevos acontecimientos. Por consiguiente, “la historia es inseparable del historiador” 1 Los hechos históricos son conocidos, salvo en casos excepcionales en los que el historiador es testigo de los propios acontecimientos, a través de fuentes intermedias, que pueden ser los testimonios de los testigos de los hechos en sí, relatos escritos, archivos y otras muchas fuentes que proporcionan las pruebas con que el historiador descifra los hechos históricos. Pues bien, el objetivo de la historia no se cumple por completo por el mero relato de los acontecimientos. Éstas sólo constituyen los cimientos sobre los que se elabora la interpretación histórica. El proceso de interpretación afecta todos los aspectos de la investigación, iniciada con 1 Febrve, Lucien. Combates por la Historia. Barcelona, España. Editorial Arial, 1970.

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Trabajo teórico de Fabian Bustamante publicado en la web en el sitio www.combatesporlahistoria.blogspot.com. Es un texto recomendado para alumnos que se inician en el estudio de la historiografía .

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La influencia del positivismo en la Historia e

HistoriografíaPor Fabián Bustamante

A modo de introducción, entendemos por historia como el registro escrito de lo que se conoce

sobre las vidas y sociedades humanas del pasado y la forma en que los historiadores han intentado

estudiarlas. Por consiguiente, llamemos historiografía al arte de escribir  la historia. Quizá la historia

sea la disciplina más complicada de definir, ya que al intentar develar los hechos y formular un relato

que sea inteligible y coherente, implica el uso de muchas disciplinas auxiliares. El objetivo de todos

los historiadores ha consistido en recopilar, registrar e intentar analizar todos los hechos del pasado

del hombre y, en ocasiones, descubrir nuevos acontecimientos. Por consiguiente, “la historia es

inseparable del historiador”1

Los hechos históricos son conocidos, salvo en casos excepcionales en los que el historiador

es testigo de los propios acontecimientos, a través de fuentes intermedias, que pueden ser los

testimonios de los testigos de los hechos en sí, relatos escritos, archivos y otras muchas fuentes que

proporcionan las pruebas con que el historiador descifra los hechos históricos.

Pues bien, el objetivo de la historia no se cumple por completo por el mero relato de los

acontecimientos. Éstas sólo constituyen los cimientos sobre los que se elabora la interpretación

histórica. El proceso de interpretación afecta todos los aspectos de la investigación, iniciada con la

selección del tema que se pretende estudiar, porque la elección de un hecho en particular es en sí

misma un juicio que manifiesta la importancia de la cuestión. Al elegir el objeto de estudio sugiere

una hipótesis o modelo teórico provisional que guía la investigación y ayuda al historiador a valorar y

clasificar los testimonios disponibles y a presentar un relato detallado y coherente a la vez del

elemento analizado. Por eso, el historiador debe respetar los hechos, evitar la ignorancia y los

errores cuanto sea posible y aportar una interpretación convincente e intelectualmente satisfactoria.

La historia de la historiografía como tal, también tiene su historia. El cómo escribir la historia

ha sido pregunta que goza de una larga tradición en la historiografía, que se remonta a Heródoto y

Tucídides  y que se remonta hasta nuestros días. En Heródoto, reconocido como el padre la

historiografía, en su libro Historias su finalidad es que determinados acontecimientos no queden en

1 Febrve, Lucien. Combates por la Historia. Barcelona, España. Editorial Arial, 1970.

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el olvido, perpetuando así en la memoria de los hombres su pasado. Por otras parte, para Tucídides,

su enfoque se caracterizaba de una gran objetividad perceptiva, es decir, su método sirve para

buscar la verdad y la exactitud con el fin de que la historia tenga utilidad, aceptando la tradición oral

sólo si es controlada y haciendo especial énfasis en el correcto uso de la observación de los hechos.

¿Será esto un preludio a lo que será el positivismo historiográfico? Más aún, para darle una mayor

intensidad a su historia, puso en sus estudios, las figuras principales de la guerra discursos

legendarios y dramáticos.

Y así sucesivamente la historia de la historiografía va pasando por diversos períodos, hasta

que llegó el siglo XIX con la obra  e influencia del “…creador de la historiografía contemporánea y el

exponente máximo de la corriente positivista de la historia.”2 Influenciado por el positivismo “…es un

sistema filosófico basado en la experiencia y en el conocimiento empírico de los fenómenos

naturales. El término positivismo fue utilizado por primera vez por el sociólogo francés Auguste

Comte”3. Gracias al positivismo de Comte, la historia alcanzó su identidad como disciplina académica

independiente, dotada de su propio método crítico y de análisis que exigía una rigurosa preparación.

Para Ranke, había dos caminos para conocer los hechos humanos, el filósofo y el histórico. El

primero era de abstracción. Entonces, ¿Qué postulaba el señor Ranke para el estudio de la Historia?

Él postulaba desapasionada objetividad como punto de vista propio del historiador. Los historiadores

debían tomar la historia como un agregado de hechos particulares y no tener los ojos puestos en el

aspecto universal de las cosas, es decir, Monografías pero sin compresión global del fenómeno.

Además de esto, Ranke hizo de la consulta de las fuentes una ley de reconstrucción histórica.

En definitiva, la historia para Ranke no pasa ser una mera sistematización de los documentos

históricos que el historiador solo debe ordenar en su intento de reconstruir el pasado. Gracias a eso,

progresó de forma sustancial en la crítica de las fuentes, más allá de los logros de los especialistas

en antigüedades, al tener en consideración las circunstancias históricas del escritor que se

convirtieron en clave para evaluar los documentos. En este sentido es muy rescatable el aporta que

hicieron los positivistas decimonónicos a la historia. Esta combinación de la objetividad del

historiador (al menos como ideal) con la aguda observación de que todos los historiadores son

producto de su tiempo y entorno, y que por tanto sus relatos son necesariamente subjetivos,

auguraba la ruptura de la conexión de la historiografía clásica con el arte literario, de carácter

intuitivo, y la alineaba con la moderna investigación científica. Muchos historiadores se sintieron

influidos por el método de este alemán y rápidamente adoptaron el positivismo para hacer historia.

2 Marrou, Henri-Ireéne. El conocimiento histórico. Barcelona, España. Editorial Idea Universitaria, 1999. p. 41.3 Pagés, Pelai. Introducción a la historia. Barcelona, España. Editorial Barcanova, 1983. P. 165.Burke, Peter. Formas de hacer historia. Madrid, España. Editorial Alianza, 2001

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Como dice el filósofo alemán Carl Hempel acerca de la historia: “En la historia, como en

cualquier otra ciencia empírica, explicar un fenómeno consiste en subsumirlo bajo leyes generales

empíricas…”4

En esta frase Hempel nos deja claro su postura positivista lógica. Las leyes a la cual habla

Hempel, no sirven de mucho en la historia, ya que no permite deducciones generales. El afán de los

positivistas en hacer de la historia, una “ciencia exacta”, es imposible porque el objeto de estudio es

el ser humano, que tiene un grado de racionalidad, por tanto sus conductas no pueden ser como la

de un animal. Los hechos históricos no se pueden repetir. Como dice Pagés: “…el historiador sólo

puede interpretar la necesidad de un hecho histórico en la medida en que ya haya sucedido, pues

todas la hipótesis que barajase sobre lo que hubiese podido conocer si se hubiese actuado de otra

manera constituyen, en el mejor de los casos, meras especulaciones.”5

En definitiva, Ranke quería hacer de la historia una ciencia exacta basada en la máxima

objetividad, rigurosidad de los hechos, dotándolo de un método científico, de iguales características.

Sin embargo, ¿cómo consideran los positivistas que la historia sea una ciencia? Para los positivistas,

la observación a través de la experiencia de los hechos históricos llevaba a una acumulación de los

datos comprobados en forma crítica, a través de un vasto conocimiento de los documentos. Los

hechos están en los documentos, sólo hay que criticar a la fuente de manera objetiva, tratando de no

aplicar el análisis subjetivo del autor. Es entonces que el positivismo “… habría depurado los

acontecimientos de su carga emocional, limando sus asperezas, eliminando las pasiones,

permitiendo que el historiador disectara los hechos para evaluarlos correctamente6

En ello descansaba el carácter científico positivista de la historia,”…sin que ésta tuviera que

preocuparse de establecer leyes ni relaciones causales, tarea que debía ocuparse la sociología”.7

Por tanto, el método inductivo del que partía el positivismo establecía dos fases de desarrollo: la

acumulación de datos a través de la observación (tarea reservada a la historia) y la formulación de

las leyes a partir de esos datos (tarea de la sociología). Pero, de ninguna manera, el historiador

debía sobrepasar la barrera de la acumulación y ordenación de los datos.8

4 CODERA, Maximiliano. Fines de la historia [en línea]. 14 – 18 de Julio 2004. [Fecha de consulta: 5 de junio 2005. Disponible en: http://www.h-debate.com/Spanish/debateesp/fines/fuentes.htm. 5 Carr, E.H. ¿Qué es la Historia? Barcelona, España. Editorial Planeta- de Agostini, 1993.6 Gimeno, Francisco, Taibo, Carlos, Palau, Joaquín. Nueva enciclopedia temática planeta.   Barcelona, España. Editorial Planeta, 1991.7 Grez, Sergio y Salazar, Gabriel. Manifiesto de historiadores. Santiago de Chile. Editorial LOM, 1999.

8 Gimeno, Francisco, Taibo, Carlos, Palau, Joaquín. Nueva enciclopedia temática planeta. Barcelona, España. Editorial Planeta, 1991. p. 211.

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Por otra parte, las fuentes escritas que utilizaban los positivistas estaban “…en documentos

oficiales procedentes de los gobiernos y conservados en archivos”9. Hay que mantener una cierta

distancia entre el sujeto-objeto para que la interpretación, digámoslo así, no sea desvirtuada por la

subjetividad del historiador. Por lo tanto, “toda injerencia de aspectos teóricos o filosóficos,

interpretativos o valorativos, supondría falsear el carácter  “exacto” que debe poseer la historia10 Esta

actitud de los historiadores positivistas, discípulos de Ranke, a negarse a teorizar sobre la historia

había sido una constante general durante varios siglos, en los que las reflexiones sobre la evolución

histórica, la historia universal y la sociedad se hacían sobre todo desde el campo de la filosofía o de

la política, pero no de la historia. Desde San Agustín hasta las más recientes metafísicas de la

historia, pasando por Maquiavelo, Montesquieu o Marx, las teorías de la historia surgían como un

quehacer más de las reflexiones filosóficas o de las necesidades políticas, un quehacer del cual

surgirá una rama especifica de la filosofía: la filosofía de la historia. De esta manera, el positivismo

rankeano impedía “…que los historiadores reflexionasen teóricamente sobre el objeto de estudio.”11

eamos lo que nos dice Hempel sobre la teoría: “…el éxito predictivo de la teoría es ciertamente

prueba relevante de su corrección, es importante asegurar que la predicción exacta sea de hecho

obtenible mediante la teoría en cuestión.”12 Al parecer el señor Hempel, y dadas sus características

positivistas, cree saber que para lograr un buen estudio histórico, se necesita una teoría ¿exacta? Y

si no fuera exacta esa teoría la historia ¿dejaría de ser científica? Ha habido mucha controversia si la

historia es o no científica, unos plantean que la historia que es imposible en la esfera de las ciencias

sociales establecer leyes científicas, otros defienden la unicidad de la ciencia y “…señalan la

semejanza fundamental de la materia de investigación, tanto en el caso de las ciencias naturales

como en las sociales”13 Esta postura de Topolsky viene a ser corroborada por la creciente

interdisciplinariedad entre las distintas ramas de las ciencias, que impide establecer divisiones claras

entre ellas. Y, además, porque la unidad de la ciencia puede afirmarse por la propia unidad del

objeto de estudio en cuestión.

Como dice el historiador inglés Carr: “Los científicos, los especialistas de las ciencias sociales

y los historiadores, se encuentran todos trabajando en distintas ramas del mismo estudio: el estudio

del hombre y de su mundo circundante, de los efectos de éste sobre el hombre, y de los efectos del

9 Hempel, Carl. La explicación científica: Estudios sobre la filosofía de la ciencia. Barcelona, España. Editorial Paidós, 1979. p.243.10 Pagés, Pelai. Op.cit. p.36.11 Grez, Sergio y Salazar, Gabriel. Manifiesto de historiadores. Santiago de Chile. Editorial LOM, 1999.  p.90.12 Pagés, Pelai. Op.cit. p.91.13 Idea sacada del libro de Pelai Pagés, Introducción a la Historia. p.93.

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hombre sobre el mundo que le rodea. El objeto que se propone alcanzar la investigación es el

mismo: incrementar la comprensión y la dominación de su ambiente por el hombre. 14”De acuerdo a

esto, la polémica sobre la cientificidad o no de la historia disminuye, pierde todo su sentido. Otra

característica del positivismo es que la historia es sólo los hechos pasados, si nos damos cuenta un

historiador cree que la historia está en los documentos y a través del análisis podemos ordenar esos

hechos para nuestra comprensión. El gran historiador francés Lucien Febrve la calificaba como la

“historia historizante”, que consistía en una historia como ciencia del pasado sin más, pasado que no

poseía ninguna relación ni contacto con el presente15 Cómo puede apreciarse el positivismo rechaza

la contemporaneidad o más bien la historia del presente.  En esta corriente historiográfica además

hay una exaltación por los “grandes hombres”, “grandes batallas”, “grandes instituciones” y cómo

también a la historia-acontecimiento caracterizado por la cronología. Este tipo de historia fue

predominante en el siglo XIX, y cómo tiene una visión desde arriba, prácticamente despojan a las

personas comunes y corrientes, dejándolas “sin historia”.

Como dije anteriormente está historia es prácticamente oficialista, vista desde arriba, pero mi

pregunta es ¿será que toda la historiografía está en documentos oficiales con una mirada desde

arriba? Antaño, no había un análisis tan exhaustivo (lo digo en el sentido de utilizar otras disciplinas

como la sociología, antropología) como el de ahora porque sólo se dedicaban a buscar los

documentos y escribir los “los grandes acontecimientos” marcado, como es obvio, por fechas. Se ha

dado forma a los acontecimientos de una manera cronológica, tal como lo hace el positivismo

decimonónico, y vista desde el poder. ¿Por qué digo esto? Analógicamente hablando es como decir

“el que gana la guerra escribe la historia”, por lo menos yo lo veo así.  Prácticamente a la historia

según el positivismo hay que “ordenarle un par de fechas” sin análisis, las fechas no importan, lo

demás no existe. O más aún, nos enseñan el tiempo pasado para que nos resignemos a él para que

en el tiempo presente no hagamos historia porque ya estaba hecha y ahora sólo hay que aceptarla

como tal. “Una imagen eterna del pasado, la cual sólo tenemos que mirar con atención para darnos

cuenta que no es más que aquello que sucedió antes que hoy, porque así tenía que suceder…”16

Ahora, si hay algo evidente en la historiografía es que a partir del historiador mismo, es tan

subjetiva como lo es el propio hombre, y en esa subjetividad está un elemento qué es la

manipulación.

14 Burke, Peter. Formas de hacer historia. Madrid, España. Editorial Alianza, 2001. p. 18.15 Referencia extraída del libro Combates por la Historia de Lucien Febrve. Barcelona, Arial, 1970. P. 70.Según lo expuesto por el profesor Aldo Yávar en su cátedra de Historia de la Historiografía el 25 de agosto del 200516CODERA, Maximiliano. Fines de la historia [en línea]. 14 – 18 de Julio 2004. [Fecha de consulta: 13 de junio 2005.

Disponible en: http://www.h-debate.com/Spanish/debateesp/fines/fuentes.htm. Marrou, Henri-Ireéne. Op.cit. p. 12.

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El poder político hace a la historia como instrumento de manipulación para un interés

particular. Por tanto, esos historiadores son humanos y por ello, también están empapados con la

sociedad y con su cultura que los rodea. Es por ello, que sienten y se ven atraídos por determinados

pensamientos e ideologías.

No hay historiador que sea prácticamente “puro” u objetivo. Es muy cierto, que en el proceso

de interpretación afecta a la investigación histórica porque ya con la selección de un tema a tratar, se

está haciendo una elección, tanto de una sociedad o institución en particular es en sí misma un juicio

que manifiesta la importancia de la cuestión. El positivismo historiográfico no fue tan objetivista, y es

más estuvo vinculado  a las esferas de poder, por tanto si tengo el poder y las herramientas de poner

lo que yo deseo, de acuerdo a mi pensamiento, y lo que no es “conveniente”, tanto para mi ideología

o para una institución particular a la cual pertenezco, lo soslayo.

Un ejemplo para terminar, aquí mismo en Chile casi todos los escritos hacen referencia a lo

mismo de siempre, “grandes batallas, personajes, fechas” como reivindicando al nacionalismo más

extremo. “De un tiempo a esta parte hemos percibido un recrudecimiento notorio de la tendencia de

algunos sectores de la sociedad nacional a manipular y acomodar la verdad publica sobre el último

medio siglo de la historia de Chile, a objetos de justificar determinados hechos, magnificar ciertos

resultados y acallar otros; casi siempre, con el afán de legitimar algo que es difícilmente es

legitimable y tornar verdadero u objetivo de lo que no es, o es solo la auto imagen de algunos

grupos”17. Y eso se ve explícitamente en la enseñanza que se hace en los colegios de nuestra

historia de Chile, que uno como alumno tenía que aprenderse los nombres de nuestros próceres, las

fechas de las batallas etc…para seguir con ese continium de esa historia quieta, muda, en donde no

se enseña otra cosa que la historia que algunos quieren que se sepa; una parte de ella pero, ¿la otra

mitad? ¿Dónde queda

17 Grez, Sergio y Salazar, Gabriel. Op.cit. p. 7.

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BibliografíaHempel, Carl. La explicación científica: Estudios sobre la filosofía de la ciencia. Barcelona, España.

Editorial Paidós, 1979.

Marrou, Henri-Ireéne. El conocimiento histórico. Barcelona, España. Editorial Idea Universitaria,

1999.

Pagés, Pelai. Introducción a la historia. Barcelona, España. Editorial Barcanova, 1983.

Topolsky, Jerzy. Metodología de la Historia. Madrid, España. Editorial Catedra, 1985

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