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    LA IMAGINACIN ACTIVA DE CARL GUSTAV JUNGHACIA UNA NUEVA CONSCIENCIA TICO-PSICOLGICADEL MUNDO*

    Federico de Luca Comandini**

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    SENTIDO y CONSCIENCIA

    Al nal de un largo camino de civilizacin, la Humanidad a haconsolidado una posicin de predominio absoluto respecto al propiouniverso mundo; pero los problemas que quedan en suspenso no sonde poca monta. Al dominio de la especie, llevado a cabo sobre labase tcnica, uertemente dirigida en sentido extravertido respectodel contexto socioambiental, no corresponde una conciencia interioradecuada. Demasiado grave es el desequilibrio entre la uerza de de-

    cisin acumulada por el Hombre en relacin con el mundo externo la sustancial incapacidad de reerirse a la propia naturaleza ntima;ha un salto que se maniesta en cada nivel de la condicin humanacomo debilidad tica. Bajo cada perl social, poltico ambiental, enel mbito cientco cultural, religioso espiritual, en todas partes lacuestin tica surge como emergencia primaria del mundo actual. Apesar de ello, sin embargo, el horizonte del debate a este respecto esdesconsoladoramente plano, las aproximaciones ideolgicas aparecen

    estriles; las proecas nihilsticasparecen cumplirse. Es dicil apartarla mirada de este escenario oscuro, aparentemente sin salida; seme-

    jante a un televisor siempre encendido que anestesia la atencin consu gran vaco.

    * Traduccin Dr. Csar Mureddu Torres, rea de Polemologa Herme-nutica, Departamento de Poltica Cultura, Universidad Autnoma Metro-

    politana, Unidad-Xochimilco (utilizamos la traduccin del italiano coscienzapor el trmino castellano consciencia en tanto trmino tcnico que en lapsicologa prounda denota la actitud de vigilancia que debe tener la parteconsciente del ser humano en relacin a la inconmensurable dimensin de loinconsciente).

    ** Asociacin Italiana de Psicologa Analtica.

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    Separndose de este crculo vicioso de pasividad e impotencia, lapsicologa analtica prounda permite lograr una perspectiva al dirigirla mirada adonde la desorientacin del mundo actual tiene su origen:la constitucin interna del ser humano. Particularmente la concepcin

    la prctica de la psicologa del inconsciente promovida por CarlGustav Jung permite mirar a travs de la crisis de visin que sure lahumanidad permite, adems, la experimentacin de nuevas ormasde conciencia sobre el plano tico congnoscitivo. En eecto, respec-to a otras orientaciones psicoanalticas, con las cuales, a partir delparadigma histrico de Freud comparte las nalidades bsicas de lapsicoterapia, la visin junguiana se distingue por el nasis con el cualpone en el centro de la propia investigacin la experiencia de sentidola transormacin de la conciencia.

    Para Jung, la actitud analtica de la mente responde slo a unprimer escaln del proceso psicolgico. Constitue una premisa b-sica para cualquier desarrollo uturo, dirigida como est a reducirlos sntomas de la perturbacin a promover una mejor adaptacincompleta en el re-equilibrio de la relacin entre los componentes

    conscientes e inconscientes de la personalidad. Pero, mientras que losobjetivos concernientes a la tutela de la salud al reordenamientoesencial sean logrados satisactoriamente, donde para otros terminala tarea teraputica, entendida en su acepcin ordinaria, para Jungcomienza el verdadero propio camino de la individuacin psicolgica.El incremento de conciencia la integracin de lo inconsciente repre-sentan una obra inagotable a la cual siempre ser necesario perseguir;pero, aun cuando sea mu amplia la visin que se logre de tal modo,

    aun cuando sea excelente la educacin psicolgica que se alcance enel cuadro de la construccin oica por ello no deja de aparecer elgran problema de cmo relacionarse con la raz inconsciente de lapersonalidad humana, a la cual en el ondo quedan vinculados tantoel destino de cada individuo como el de toda la especie. La raz vitaldel Hombre es propiamente inconscientepor naturaleza, no por un de-ecto que se resuelva por construccin; es instinto psquico que inspirala enorme tensin proectiva propia de la especie humana. Por ello,

    tal raz vital es irreductible a los trminos de la conciencia oica que,en su actual conguracin antinmica, busca vanamente enjaularla.Representa ms bien el potencial creativo de entre los enmenos dela conciencia, actuando, cual matriz arquetpica, sobre la complejacapacidad proectiva de lapsiquehumana.

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    Con la idea de inconsciente colectivo, distinto del nivel personal-bio-grco, Jung pone al centro del opuspsicolgico la tarea de dar ormaa un tipo distinto de relacin con el undamento psquico, ms all delas pretendidas racionalizaciones que intentan sujetarlo a las razonesdel o. Si en el ondo de la psique, en analoga con la raz animal-bio-lgica, el ser humano espor su naturalezainconsciente, si la dimensinarquetpica de la mente no podr jams traducirse en los trminos delconsciente, la mente humana deber aprender a inspirarse ah , msque obstinarse a poseerla, deber responder a la tarea de relacionarsecon ella creativamente congurando un nuevo sentido de conciencia.La nocin corriente de conciencia oica queda anclada al mito heroi-co de la conquista. Mira a lo inconsciente como terreno predatorio

    , en denitiva, lo concibe slo como lmite negativo de las propiasambiciones de control. El espritu occidental, especialista en la voca-cin omnipotente del o, es invitado por Jung a abrazar perspectivasdistintas a presentes en otros contextos culturales. La misma historiade la psicologa analtica prounda refeja este pasaje crucial: no ueFreud, el gran iniciador, quien sintetizara el sentido de su obra con

    el lema de sabor imperialista que dice: all donde est el ello deberestar el o? El lema de Jung suena distinto, como metora de erossentimiento: entre consciente e inconsciente debemos servirnos delmysterium coniunctionis.

    En la visin junguiana la investigacin la prctica teraputicadirigidas a los enmenos del inconsciente psquico relevan cmo laconciencia del o no debe ser entendida como n absoluto sino nica-mente como medio, aunque sea precioso, para acercarse a una meta

    ms elevada: la tarea de dar orma vida a una actitud psicolgicade la mente que abrace el conjunto de la personalidad psicolgica,incluendo tanto aquello que actualmente se dene como consciente,como tambin aquello otro que se nos aparece como maniestacinde lo inconsciente. Esta meta coincide con la transormacin de laconsciencia en sentido simblico: se trata de tener la experiencia deun plano de encuentro entre los opuestos en el cual puedan concu-rrir tanto las caractersticas de gestin del o como las inspiraciones

    originarias de nuestro instinto psquico. Un plano de conciencia con-ormado por imgenes (imaginal), ni unilateralmente conciente ni tam-poco inconsciente, ni ms concreto que psquico, al cual concurran,con disposicin abierta a la sincronicidad, tanto las nalidades del ocomo las mociones ordenadoras de la naturaleza inconsciente.

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    En esta perspectiva se coloca el mtodo junguiano de la imaginacinactiva que, de parte del proceso psicolgico-teraputico, representapara quien se dedica a ello un laboratorio personal que tiende a laindividuacin psicolgica. A partir de ello, en dilogo imaginativoentre el o las guras del inconsciente en la trama de los recorridosindividuales, toma orma uerza una nueva actitud tica cognos-citiva capaz de ranquear el umbral de la depresin constelada en laconciencia colectiva. En este trabajo propondremos una descripcindel mtodo imaginativo evidenciando su articulacin respecto a lospuntos clave del proceso psicolgico-analtico junguiano.

    En el entretanto; es vlido hacer un bosquejo que pretende sugeriruna primera idea de cmo el cuidado de la dimensin psquica de larelacin humana pueda contribuir a destrabar el impasse ideolgicode nuestro tiempo. En eecto, la responsabilidad tica, de la cual elmundo contemporneo tiene una necesidad desesperada, nauragasiempre en la antinomia oica entre omnipotencia e impotencia: el

    o, tanto en el escenario colectivo como en lo pequeo de cada casoindividual, est sobrecargado en modo infacionario veleidoso de

    responsabilidad. El o pretende ser el dueo del mundo e inalible-mente se muestra inerior a la tarea, la cual se revela como inatendi-ble. No es la conciencia solipsstica del o la que puede decidir por elmundo. Por el contrario, aprendiendo a dialogar con las voces de lanaturaleza inconsciente como ocurre con los sueos pero tambin encondicin de vigilia, la conciencia humana puede ganar atendibilidad

    mesura en relacin con los otros con lo otro. Si rente a los proble-mas misterios de la vida somos capaces de interrogarnos responder

    con toda nuestra realidad, expresando aunque slo sea por aproxima-ciones, una conciencia del conjunto consciente e inconsciente, quiz,entonces, seremos capaces de una relacin ms vlida sana con larealidad del mundo de la cual el ser humano se ha puesto como gua.y el mundo contemporneo tiene, como nunca, necesidad de unagua prudente, de un conductor que no est borracho de pasajerosque estn ms atentos al paisaje.

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    Considerado de manera general, el mtodo imaginativo, introducidopor C.G. Jung, pertenece a la esera espiritual de la meditacin de la

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    cual puede ser tomado como una variante especca. En larga me-dida, en eecto, el procedimiento vuelve a proponer paisajes tpicospresentes en las ms antiguas tradiciones como: el vaciamiento de laconciencia, la actitud de receptividad de concentracin de la mente,la atencin ritual, la objetivacin, etctera. Sin embargo, respecto atal ondo comn, la imaginacin activa junguiana se dierencia por lacualidad psicolgica de relaciones con la imagen que introduce. Elmtodo no se limita a dejar surgir lo inconscienteo, como se le quiera de-nominar, al evento interior que trasciende la ordinaria percepcin dela realidad. Respecto a aquello que se experimenta reclama tambinque se tome posicin activa, suscitando una suerte de conrontacintica con la imagen.

    Para comprender mejor la cuestin antes de entrar ms a ondoen el mrito del proceso imaginativo es necesario dar un paso atrs reconectarnos con algunos puntos que identican a la psicologa anal-tica prounda sobre cua base se apoa la posibilidad de la imaginacinactiva. Esta ltima, en eecto, ni siquiera es concebible uera del contex-to en el que se origina. Ms an representa, en el contexto del anlisis

    psicolgico junguiano, el ruto ms especco en torno al camino querecorre la individuacin psicolgica.Preguntmonos, entonces: qu caracteriza esencialmente la mo-

    dalidad de relacin con la psique introducida por C.G. Jung? Tantoa nivel teraputico como, en sentido ms amplio, como tendenciaindividuadora, como se apuntaba en las condiciones iniciales, la pers-pectiva junguiana se reere a la transormacin de la conciencia ensentido simblico, ms all de la antinomia consciente/inconscientetpica

    del nihilismo imperante en la visin del mundo actual. Cuando se lepreguntaba cul uese el rasgo distintivo de su modo de entender elpsicoanlisis con respecto a otros, a Jung le gustaba responder quedesde el punto de vista estrictamente analtico no exista una orienta-cin particularmente propia de l.1 Por lo que concierne a la ase ana-ltica de la terapia, Jung declara que ninguna teora u opcin tcnicalo distingue de los otros en modo especial. Segn el caso poda recu-rrir a reerencias e instrumentos reudianos ms que a los adlerianos o

    1 Como ejemplo de lo anterior puede consultarse: C.G. Jung, (1929), Me-tas de la psicoterapia, Obras completas, vol. xvi, Editorial Trotta, Madrid, 2006,p. 41.

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    viceversa. Si el objetivo en tal nivel es balancear la prepotencia de lairracionalidad psquica reconduciendo lo vivido personalmente a me-

    jores razones, con la intencin de reducir los sntomas recalibrar laadaptacin existencial, entonces, la concepcin psico-sexual de Freudo la visin centrada bajo los confictos de armacin reconocimientode Adler (para permanecer en los grandes trminos de la conrontacinde ese tiempo) pueden uncionar mu bien. Quiz con una actitud msfuda alguna variante de espritu, Jung se adaptaba mu bien.

    No es en este nivel donde emerge se dierencia en modo expl-cito con respecto de otras alternativas la especca originalidad de suconcepcin psicolgica:

    Si el resultado de la terapia [obtenido mediante el mtodo reductivodel anlisis] es satisactorio sostiene Jung no hace alta ir ms all.Pero si no lo es, la terapia tiene que guiarse, volens nolens, por los datosirracionales del enermo. Aqu tenemos que seguir a la naturaleza, lo que el mdico hace, entonces, es menos tratamiento que desarrollode los grmenes creativos del paciente.

    Lo que tengo que decir comienza donde el desarrollo empieza

    el tratamiento termina.2

    Enseguida, Jung subraa explcitamente que su contribucin origi-nal al desarrollo del proceso analtico emerge de los casos en los cualesel tratamiento racional del psicoanlisis reductivo no basta, resultandoinadecuado a la pregunta de ondo de parte de los paciente de encon-trar sentido nalidad a la vida.

    La elaboracin del sentido representa, por tanto, el motivo espe-

    cco del opuspsicolgico junguiano determina una modalidad derelacin con el inconsciente proundamente diversa de aquella delpsicoanlisis tradicional, la cual permanece en un horizonte culturalanclado a la luz de la ratio a una aproximacin mdico-reparadoraque no pone en discusin el sentido valor de la consciencia en rela-cin con el potencial arquetpico del psiquismo inconsciente.

    A este desarrollo del procedimiento psicolgico que se perla msall de los lmites de la terapia analtica Jung lo llama sinttico-construc-

    tivo. Despus de haber buscado reducir lo inconsciente a la razn de integrarlo en el panorama de la consciencia del o, la nueva tarea

    2 C.G. Jung, op. cit., p. 48.

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    consistir en crear una perspectiva simblica, expresin comn delos componentes conscientes e inconscientes de la personalidad. Portanto, un nuevo sentido de conciencia, ruto a no ms de un trabajosobre el inconsciente sino, en sentido propio, con el inconsciente.

    SENTIMIENTO: COHESIN E INTERCAMBIO

    Bien visto, sin importar lo que diga Jung, en la conduccin del pro-ceso psicolgico, incluso en la que predomina el mtodo analtico, el

    estilo junguiano de conrontacin con la psique se dierencia de otrosestilos, de partida, por el rol de gua que la elaboracin de los sueostiene mantiene siempre en el contexto de la terapia.

    Si histricamente ue Sigmund Freud el que seal a la interpre-tacin de los sueos como la va regiapara acceder al inconsciente,ue Jung, sin embargo, quien valoriz aplic coherentemente lagenial intuicin del maestro. La cuestin, naturalmente, es demasiadocompleja ameritara mucho ms espacio; basta en este momento

    esbozar lo siguiente. Freud, a partir del mtodo de libre asociacin,parta del sueo como el primer pespunte para un reconocimiento delos confictos del paciente terminaba alejndose de tal inicio, privi-legiando el anlisis de las antasas de lo vivido personalmente. Deesta manera, el momento central de la terapia vena a ser el anlisisde este material compuesto proectado sobre la relacin analtica,lo que ha dado en llamarse anlisis de la transerencia. Las imgenesonricas, en buena medida, son comprendidas por Freud como ex-

    presiones oscuras del conficto entre niveles psquicos diversos, comoun texto encriptado que debe ser decodicado para llevar a la luz suverdadero signicado, el cual consistira en su traduccin en los tr-minos razonables de una sana conciencia del o. Desde esta visin, elsueo aparece en denitiva como uno de los materiales neurticossobreel cual opera el analista. Muchas veces aparece como el primero, cro-nolgicamente hablando, pero no por ello es el ms importante, ni,mucho menos, representa el gozne de la terapia.

    Para Jung las cosas estn de modo totalmente distinto: las imge-nes onricas son vistas como la expresin de la realidad psquica en suconjunto no como resultantes de un compromiso con las instancias

    icas; la visin junguiana reconoce la prounda alteridad autono-ma de la psique inconsciente respecto a los deseos a los temores del

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    o. Ms an, el mismo o en la trama onrica se reencuentra enten-dido como parte respecto al todo que lo envuelve , en cuanto guradel sueo, est representado por aquello que es por lo que valedesde el punto de vista del inconsciente. En este sentido, la realidadinconsciente puede relacionarse al campo, a la esera del conscienteen uncin compensatoria con respecto al punto de vista del o, rela-tivizando la unilateralizacin las jaciones de los complejos.

    Refexionar en torno a las imgenes onricas signica mucho msque un simple anlisis del contenido, cua tarea prejada consistiraen traducirlas contextualizarlas en los trminos de la conciencia i-ca. Sobre esta base, ms all de ella, la terapia junguiana concibelas expresiones del inconsciente como uente de inspiracin para laactividad consciente, imgenes con uncin orientadora propuestaspor el instinto psquico. Permanecer eles a las guras del sueo, noalejarse de ellas en denitiva, como sera en el caso del mtodo delibre asociacin, sino permanecer girar en torno a ellas, en una suer-te de circunvolucin (circumambulatio) psicolgica, es la va practicadapor Jung, siempre atento a no privar de sentido las imgenes onricas

    mediante abstracciones conceptualizaciones.Una pluma, una vela o un cuchillo son todas ellas guras alar-gadas en el estudio de la Bergstrasse de Viena, podran aparentarcilmente un carcter lico; bien entendido, si el contexto asocia-tivo del paciente lo sugiriese, podran mu bien enriquecerse de talvalencia. Sin embargo, para Jung, la pluma mantendr siempre sucualidad especca como instrumento conectado con el signicar(propio de la escritura); la vela con el iluminar el cuchillo con el

    cortar. y a esta especicidad se har siempre reerencia puntualpara no desnaturalizar el infujo psquico sino ms bien acoger lamodalidad el sentido peculiar de proecto. La relacin, que as sepuede generar entre la conciencia refexiva su matriz de imge-nes, expresa el sentido de una conrontacin entre niveles psquicosopuestos que dialogan en una conguracin de conjunto.

    El estilo riguroso de trabajo con los sueos, hilo conductor desdelos inicios del tratamiento analtico, es el cauce en el cual toma orma

    se hace posible el desarrollo sinttico-constructivo de la interaccin conel inconsciente que Jung reconoce como su original contribucin a lapsicologa prounda. Por tanto, si es verdad que por aquello se rela-ciona con la ase analtica del proceso psicolgico, entendida en strictusensu, la aproximacin junguiana puede utilizar instrumentos tericos

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    tcnicas comunes a otros abordajes, sin prejuicio ni alternativa deprincipio, sin reivindicar algn sistema explicativo propio respecto alhecho psquico. Por otra parte, es irreutable que su diversidad deespritu tiene races proundas, que se evidencian desde las premisasdel procedimiento. La dierenciacin psicolgica de la conciencia la relativa integracin de las porciones asimilables del inconscienteproceden, de la primera sesin a la ltima, a la par de una mutuainfuencia entre las partes; una recproca obra de contaminacin aec-tiva, por decirlo de alguna manera, de amiliaridad, que en el planosimblico corresponde al crecimiento del sentimiento intrnseco de lapersonalidad.

    El papel crucial del sentimiento, en tanto que uncin psicolgica deorientacin, es quiz el rasgo que ms distingue al espritu junguia-no, en relacin con el inconsciente, de aquellas otras concepcionesracionalistas que oscurecen la psicologa de nuestro tiempo, inclusoen el psicoanlisis, coludindose perversamente, de esta manera, conla persistencia racionalista del consciente colectivo. Este es un motivodeterminante que concierne a la humanidad actual en su conjunto

    bastante ms all de los problemas de tipologa personal de los indi-viduos. En eecto, desde el punto de vista psicolgico, la uncin delsentimiento da el sentido de la relacin, tanto en direccin extravertidacon los otros lo otro, como por va intravertida con nosotros mismos

    nuestras propias instancias interiores. El sentimiento da la medida delo que es posible en la comunicacin entre las partes. En cuanto tal,est uncionalmente conectado con el eros, con el actor de cohesin de intercambio entre diversos: aquello que ms se necesita en la recu-

    peracin de una conciencia adecuada para una humanidad que estdesconectada, tanto de s misma como del propio contexto.La cuestin, obviamente, es enorme no se puede ciertamente

    liquidar en un esbozo; aqu nos limitamos solamente a ponerla comotrasondo, doliente, pero tambin preante, de aquello que el trabajoen la transormacin psicolgica de las conciencias puede contribuirpara la renovacin tica de la visin del mundo.

    La amiliaridadentre el Hombre sus sueos es la piedra angu-

    lar de este esuerzo de unin entre naturaleza civilizacin, entre elinstinto interior desatendido por la humanidad contempornea lacoaccin ansiosa que la empuja, ciegamente, en direccin extravertidaentre omnipotencia e impotencia, entre sentidos de culpa e irrespon-sabilidad.

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    INTERACTUAR CON EL INCONSCIENTE?

    Si el nexo psicolgico entre el o las imgenes psquicas, entre larefexividad de la conciencia su matriz arquetpica, se anuda lle-vando adelante con rigor devocin la interpretacin de los sueoscomo disciplina, un salto cualitativo de consciencia simblica se puedelograr mediante el mtodo de interaccin directa con las guras delinconsciente, que Jung pone al centro de la propia visin psicolgico-individuadora: estamos hablando de la imaginacin activa.

    Llegamos as, a la perspectiva sinttico-constructivaen la cual la ori-

    ginalidad especca de la psicologa junguiana hace explcito todo supotencial. El trabajo con los sueos, que constitue la base, congurauna suerte de dilogo a distancia entre el o las personicacionesdel inconsciente: el espritu es de intercambio, visto tambin comorecproca infuencia entre niveles psquicos. Pero se trata de un di-logo, justamente, que se tiene a distancia: cuando el sueo sucede el

    o duerme inerme e, incluso se encuentra soado; cuando despusel sueo sea recordado se refexione en las hiptesis del anlisis, el

    sueo a habr desaparecido, estar en otra parte se le dar unainterpretacin. Sobre tal distancia se apoa, en eecto, la posibilidadmisma de la interpretacin, tradicionalmente entendida, la cual porpropia naturaleza requiere un margen de distanciamiento entre elsujeto indagante el texto indagado.

    Por el contrario, a avor del desarrollo del anlisis de los sueos,el mtodo imaginativo proectado por Jung prev que entre las partesse establezca un encuentro ms cercano. El o las personicaciones

    de la psique autnoma (que no son diversas de aquellas experimen-tadas en el nivel onrico) recprocamente deben encontrarse sobre unplano intermedio de conrontacin imaginaria: ni del todo conscienteni nicamente inconsciente, para dar lugar a una suerte de sueo conlos ojos abiertos.

    Daremos ahora una breve esencial descripcin del procedimien-to junguiano, poniendo en evidencia sobre todo el sentido propiamen-te activo que lo distingue.

    Jung, a de avanzada edad, observ cmo la importancia que latribua a la acultad imaginativa era crecientemente aceptada por lacomunidad cientca, siendo que l mismo, desde el inicio de su obra,ue casi el nico en sealarla como terreno privilegiado para la ela-boracin psicolgica. Ho lo damos por descontado, a que es tan in-

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    gente la variedad de interpretaciones que en el curso de los aos se handelineado. Pero esto acaeci comentaba Jung slo bajo un cierto as-pecto: la atencin al desarrollo de la antasa qued connada a avorde la emergencia de imgenes psquicas, con el n de tomar concien-cia de ellas, o simplemente con el n de obtener un eecto catrtico.Pero por lo que concierne al dilogo activo entre la conciencia del o los contenidos inconscientes que aforan desde la antasa, el espritu delos tiempos simplemente lo ha pasado por alto. La propuesta junguia-na en tal sentido ha quedado en plena soledad , a decir verdad, salvoraras excepciones, resulta incluso olvidada en el mbito de la mismapsicologa analtica prounda. Por el contrario, para Jung promoverla conrontacin tica entre el o el inconsciente es en denitiva lacuestin crucial, a avor de una actitud simblica de la mente capazde trascender la acentuada antinomia constelada entre los opuestospsquicos (racional/irracional, consciente/inconsciente, etctera) en lavisin actual del mundo. Por tanto en la aproximacin psicolgica ala imaginacin desde la perspectiva junguiana es undamental queno se la limite a una ruicin contemplativa /o interpretativa (en

    la acepcin ordinaria del trmino) de aquello que emerge desde elinconsciente; sino que correspondientemente haa una participacinactiva del o en el desarrollo de tal experiencia.

    Para tener una idea del procedimiento, es posible distinguir cuatroases principales, (lo anterior obviamente, no deber ser entendidoliteralmente, ni en sentido lgico ni en sentido cronolgico, tiene slouna utilidad expositiva):

    1. Vaciamiento de la menteSe trata de una condicin de partida que es comn a muchas tradicionesmeditativas que, en lnea general, corresponde a mantener la concen-tracin sobre la imagen que se est tomando como reerencia o sobre elestado aectivo, el humor desde el cual puede surgir un evento psquico.En esta ase es importante evitar cualquier intererencia dejar que res-bale cualquier tendencia propia de la distraccin. Es una obra de tenaci-dad paciencia, padeciendo las tentaciones divagadoras devaluadoras

    que proceden del o, el cual no cede cilmente su posicin de control.

    2.Dejar que suceda el evento psquicoSi la primera condicin ha sido satisecha (jams puede ser calicadaa priori, igual que para una psicoterapia) en el curso del tiempo, se

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    podr apreciar una modicacin que da el sentido al evento psquico.Es imposible generalizar; para cada uno ser dierente, en uncinde su propia personalidad de la respectiva tipologa psicolgica.

    Jung deca que mantener la atencin prounda sobre la imagen,por decirlo as, la prea(del alemn betrachten que da la idea de unagravidez animal). Si el punto de partida es una imagen a ormada(por ejemplo una gura de un sueo), se notar alguna variacin; si,por el contrario, se ha partido de un estado aectivo, podr haber qui-z una modicacin de este estado o, a partir de ello, se ormar unaimagen visiva, acstica o sensorial. Es importante mantener siemprela atencin sobre la imagen para que el proceso no interrumpa su fui-dez, por ejemplo, puede jarse en orma esttica o viceversa, puedeacelerarse de modo excesivo, como cuando se salta de una imagen aotra, a modo de un caleidoscopio. Obviamente, tambin en este nivellas dierencias tipolgicas traen actitudes riesgos diversos.

    3. Objetivacin

    Es otro punto importante representar de alguna orma denida el

    evento imaginario (imaginal). No solamente para jarlo en la memo-ria, lo cual es indispensable, como para los sueos, los cuales pare-cen ser hechos de material evanescente, sino que, justamente comoacaece en los sueos, ha otra razn todava ms prounda: para quese pueda establecer una conrontacin real con las imgenes del in-consciente. stas tienen necesidad de nuestra auda parapersonifcarse,necesitamos prestarles un cuerpo materialde palabras, ormas plsticas,colores, msica u otras cosas. Es un acto de devocin por el que se

    acepta relacionarse con las guras de la psique como realidadesdistin-tas de nuestro o, de esta orma estaremos llevados a tomarlas ms enserio sin reducirlas a nuestro capricho; , por otra parte, como ha sidoatestiguado por el pensamiento mgico de culturas arcaicas, se logrartambin una deensa contra los riesgos de posesin. Ambas condicio-nes son indispensables para que surja la conanza en un verdaderodilogo entre los componentes psquicos de la personalidad.

    4. Conrontacin tica con el inconscientePor las tres ases que hemos hasta ahora distinguido el mtodo ima-ginativo junguiano no se dierencia excesivamente de otras vas mstradicionales de meditacin. Desde el inicio, muchas de las peculiari-dades que se han visto hasta ahora, preparan con claridad la cualidad

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    propiamente psicolgica de la imaginacin activa, pero, en su conjunto,la diversidad especca se maniesta en la cuarta ase.

    Cuando el evento imaginario (imaginal) se ha congurado diceJung el o tendr que tomar posicin en su interior para infuir ensu resultado; esto es lo que da el resalte a la valencia activade proce-dimiento. Si no uese as, la actitud oica de la personalidad se que-dara pasiva con respecto al desarrollo de una situacin psquica quele concierne ntimamente; lo cual evidenciara, por va de los hechos,que la realidad psquica no ha sido tomada verdaderamente en serio.En la realidad concreta, en eecto, acaso podremos permanecer indi-erentes al desarrollo de una situacin dramtica con la cual estamoscomprometidos? Acaso nos quedaremos impasibles mirando cmose consume nuestra casa cuando se quema? En la conrontacin conla realidad interior el o debe tener la misma actitud de empeo quetendra rente a un problema que se le ponga concretamente en elmundo. De otra orma sera slo ccin: una evidente seudo relacincon el inconsciente psquico. La tradicin alqumica saba mu bienla distincin undamental de cmo nos relacionamos con la realidad

    de las imgenes internas; a ella Jung hace una reerencia explcita enla ormulacin de su propio procedimiento. La alquimia, en eecto,distingua con claridad la Phantasia, el gozar pasivo del antasear, dela vera imaginatio, el empeo tico en el pedir dar respuesta a lasimgenes que se maniestan.3

    Con la imaginacin activala psicologa analtica prounda asume laherencia de la tarea de los alquimistas de reactivar la uncin espi-ritual de relacin con el undamento inconsciente de la naturaleza

    humana.

    SIMBOLISMO E IMAGINACIN

    Aunque sea dicho slo resumidamente, a que el argumento esbastsimo ameritara un tratado especco, es indispensable hacerreerencia a lo siguiente: el motivo simblico de la imaginacin activa

    est estrechamente ligado con un tema undamental que Jung en-

    3 Cr. C.G. Jung, Msterium Conjunctionis, Obras completas, vol. xiv, Ma-drid, Trotta, II Parte, 2007, 2a Edicin.

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    renta en la concepcin de sus Tipos psicolgicos, la cuestin de launcininerior.4

    La idea de los tipos psicolgicos contiene muchos aspectos degran valor en el plano histrico actual.5 Ciertamente, representaun estmulo para relativizar la psicologa del o la unilateralidadde su orma de conciencia. En este sentido el texto de Jung es dehecho psicolgico no solamente un libro de psicologa. Tomaremosaqu un aspecto particular que en su ser aparentementepequeo, ex-presa la cuestin crucial del desarrollo psicolgico de la personalidad

    justamente: la inerioridad psicolgica(que se puede tambin denir conHillman dimensin abismal).6

    Daremos slo un recordatorio esquemtico de la estructura basede la tipologa psicolgica junguiana: como signo grco represen-tativo imaginemos una cruz griega de brazos iguales. En el vrticesuperior de la lnea vertical pongamos launcin superior(o uncin do-minante), es decir, la modalidad consciente ms especializada ecaza partir de la cual una cierta persona se relaciona preerentementecon el mundo; llamemos a esto, como ejemplo, el Nortede la perso-

    nalidad. Sobre la lnea horizontal, dispongamos dos tipos diversos deuncionamiento que pueden estar en conexin con el punto de vistaconsciente, pero que tambin pertenecen al trasondo psquico; sonuna zona de conn que delimita el campo de la conciencia oica delas expresiones del inconsciente, les llamaremos Este Oeste.

    Por ltimo, est el Sur: en el vrtice bajo de la lnea vertical est launcin inerior(o uncin negada), es decir, aquellos aspectos de nuestrapersonalidad que por propia naturaleza, no por deecto, son irre-

    ductiblemente inconscientes. Habituados a identicarnos con elNorte,con el punto de vista unilateral del o, las ms de las veces tendemosa devaluar nuestrauncin inerior, a escondernos, a culparnos. Se trata,en eecto, de aquel lado de nosotros que se adapta menos cilmente alas circunstancias; all donde con maor recuencia encontramos pro-blemas surimos. Por otro lado, es en este mbito en donde vivimos

    4 C.G. Jung, Psychological Types (1921), Collected Works, vol. VI, London,Routledge and Kegan Paul, ltd., 1971. Existe traduccin espaola del originalalemn: Tipos psicolgicos, Ed. Sudamericana, Buenos Aires,1964, p. 591.

    5 Cr. C.G. Jung, op. cit.6 Uno de estos aspectos se puede ver en: James Hillman, El mito del anlisis,

    Siruela, Madrid, 2000, pp. 245 ss.

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    las ms intensas emociones , al menos alguna vez, encontramos laverdadera elicidad. Todo aquello que realmente nos sorprende pasapor ah. A Jung le gustaba repetir que launcin ineriores la puerta atravs de la cual pasan nuestro ngel nuestro demonio.

    En correspondencia con estos puntos cardinales, Jung propone queconsideremos cuatro unciones psicolgicas tpicas que representanlos puntos de reerencia para comprender las posibles diversidadesdel uncionamiento individual en el nivel de la actitud de la concien-cia. Dos de ellas, el pensamientoel sentimiento, son descritas por Jungcomounciones racionales, en cuanto que ambas ejercitan una uncinordenadora sobre la experiencia de la vida reconducindola a criterioscognoscitivos o valorativos. El pensamiento, en especial, procede de-niendo la realidad segn un canon de tipo verdadero/also; mientras queel sentimiento ordena la experiencia de la realidad mediante juicios devalor del tipo bueno/malo. Se trata de modalidades de uncionamientoracionalopuestas entre ellas, en cuanto que en la mentalidad colectivaaparecen separadas dicilmente conciliables. O al prevalecer una uotra la valencia que sucumbe caracteriza la tendencia inconsciente.

    Las otras dos modalidades bsicas tomadas en consideracin porJung para describir las posibilidades del uncionamiento conscienteson la sensacin y la intuicin; es decir, respectivamente: la acultad derelacionarse con la realidad por aquello que es, asumindolo por comose presenta; , viceversa, la acultad de conectarse a una situacin to-mando los posibles desarrollos. En buena medida el tipo psicolgicosensacin est, se apega, o permanece, en el dato de hecho; el intuitivove la situacin en su conjunto, incluendo lo que est a la vuelta de la

    esquina. Ambas modalidades de uncionamiento de la conciencia sonllamadas irracionalespor cuanto sintetizan simplemente percepcionesrespecto a las cuales no ejercitan un particular rol de ordenamiento(es decir, no emiten juicio alguno).

    Todo esto se vuelve ms complejo por la distincin ulterior entredos tipos de actitudes (disposiciones), intravertida/extravertida, que tien-den a caracterizar el uncionamiento preerencial de la concienciaen una direccin ms que en otra. El predominio de la intraversin

    determina una maor conanza en la experiencia interior , vicever-sa, la disposicin extravertidacona ms en el relacionarse al exterior.Cada una de las modalidades de uncionamiento privilegiado de laconciencia se conjuga as con rasgos especcos dados por la orien-tacin intravertida/extravertidalas cuales al predominar caracterizan la

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    personalidad. Baste, por ahora por obvia necesidad, este desarrollosinttico del esquema de la tipologa psicolgica. Nuestra atencin re-caer particularmente sobre el tema de launcin ineriora que, comose ha dicho, ella representa la raz inconsciente de la personalidad.Por analoga podemos compararla a la raz del rbol, la cual por sunaturaleza pertenece al subsuelo dando sabia al tronco al ollaje,partes visibles de la planta; jams tendra sentido llevarla a la luz,desenraizarla, porque estara comprometida la vida misma del rbolen su conjunto.

    El concepto junguiano de inconsciente colectivo est ntimamente co-nectado con la realidad inerior de la psique; en cuanto que permitedistinguir de la dimensin personal del inconsciente una dimensinms prounda que pertenece al potencial psquico de la especie elcual, por s mismo, tiene un valor transpersonal. El inconsciente personalal cual esencialmente se reere Freud mira a los mecanismos de or-macin del consciente a sus productos seleccionados en el mbitode los confictos de adaptacin a la realidad que cada individuo debeenrentar como problema. Obviamente, Jung mantiene la atencin

    a este nivel que de alguna manera representa el priusde cualquieranlisis psicolgico. Pero no se limita a esto. Jung considera a la di-mensin prounda de la psique inconsciente como la raz arquetpicapropia del potencial humano que ejercita unciones de estmulo derenovacin en el campo de la conciencia. Tomado segn esta perspec-tiva, el inconsciente no aparece a como la tierra de conquista parala expansin de los proectos oicos, sino como uente inera(abismal)de inspiracin: matriz arquetpica de la vida consciente. Poder relacio-

    narse psicolgicamente de manera vital con la dimensin inerior denuestra personalidad es, por tanto, el verdadero problema al cual estconectada la posibilidad de desarrollo de la humanidad actual.

    COSMOVISIN E IMAGINACIN ACTIVA

    En el plano de la psicoterapia, todo el trabajo propedutico del an-

    lisis est orientado al ensanchamiento del campo de la conciencia, en la medida de lo posible, a la integracin de porciones de vidainconsciente. Si miramos a travs de los lentes de la tipologa estocorresponde a compensar relativizar la perspectiva unilateral dela conciencia del o de su tendenciosa identicacin con la uncin

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    superioren la adaptacin a la realidad, lo que hemos designado comoNorte. Las unciones dispuestas sobre la lnea horizontal Este/Oestere-presentan ms o menos el lmite de expansin de la conciencia elumbral de la integrabilidad del inconsciente; en cuanto tales, sonllamadas por Jungauxiliares.

    En el punto ms bajo de la vertical, se encuentra el Sur. Ah estlauncin ineriorcon la cual se juega la posibilidad de reormular elintercambio creativo con el potencial arquetpico de la psique huma-na. A esta tarea Jung ha ligado el sentido de su obra. Se congura asuna meta para la refexin psicolgica que trasciende las nalidadesmdico-reparadoras del psicoanlisis tradicional toca el tema gene-ralmente humano de la transormacin de la relacin con la realidad,del sentido mismo de la consciencia, en ltima instancia, de la visinque se tenga del mundo.

    Para este n, palpablemente diverso de la perspectiva analtica,ser necesario ormular un estilo de relacin con la psique propia-mente innovadora, dirigido a relativizar el empuje heroico del control

    oico de la experiencia, al interpretarla gestionarla, lo cual resultara

    vano rente a la nueva tarea de crear armona entre las partes. A pe-sar de ello siempre ser necesario el intrprete el gestor.Resulta esencial ahora establecer un lugar de encuentro sobre el

    cual todos los componentes de la personalidad, consciente e incons-ciente puedan confuir. Sobre este terreno el o podr poner suspreguntas avanzar sus propias hiptesis de signicado escuchandoe interactuando con el punto de vista emergente del inconsciente. El

    o podr as aprender a sacricar la propia vocacin solipsstica la

    psique arquetpica tendr canales por los cuales correr para irrigar laconciencia, sin abrazar la alternativa seca del hundimiento o del des-bordamiento. Sobre este terreno imaginario (imaginal) de conrontacin

    dilogo entre el o las personicaciones del inconsciente madurauna consciencia psicolgica que puede llevar a la humanidad actualms all del rido racionalismo que perdura en la colectividad domi-nante la precipita en el nihilismo.

    El modelo de la imaginacin activa introducido por Jung responde

    en modo especco a estas exigencias congurando una nueva actitudtica hacia la responsabilidad.Como se ha argumentado hasta ahora, en eecto, representa una

    va practicable, originada en el laboratorio psicolgico por la cual,individuo por individuo, analiza las descompensaciones de la con-

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    ciencia occidental, que ha llegado a ser ahora paradigma global paratoda la humanidad contempornea. No se trata, por tanto, de unavariante utpica que sea asumible por inatuacin ideolgica, sinoalgo que surge justamente de lo ntimo de la crisis de sentido valorque afige a nuestra condicin humana. Esta va de la imaginacinconstitue una disciplina de elaboracin intravertida, una cultura dela interioridad, que aspira a reconectarse a la visin del mundo paraenriquecerla de un valor agregado inestimable el cual, de otra mane-ra, es imposible de obtener.

    Si se leen las consideraciones nales con las que Jung conclue sutratado dedicado a los problemas derivados de la prctica psicotera-putica,7 impresiona constatar cmo la cuestin psicolgica aquelloque la psicologa analtica prounda puede dar a la colectividad, so-brepasa la percepcin ordinaria. Mucho ms all de la uncin mdi-ca, dirigida a la readaptacin dentro de los actuales ordenamientos,est reconocida como el lecho para reanimar del sentido apagado reseco de lo social, poltico ambiental. La necesidad de que la con-ciencia del Hombre contemporneo se desidentique del totalitarismo

    morboso del o es la verdadera prioridad a enrentar. No podemostener esperanza alguna si eso no sucede primero en la interioridaddel Hombre mismo. Aqu est la raz de la locura de cualquier tota-litarismo. Nada ha verdaderamente nuevo bajo el sol: culturas es-piritualidades antiqusimas, basta pensar en la tibetana, han cultivadodesde siempre la consciencia, pero justamente ha de ser redescubiertaen trminos propios autnticos de la mentalidad del Occidente. Nobasta que se la enseen del exterior, es desde all, de donde viene la

    descompensacin ms grave, de all debe venir tambin la solucin.Sobre el plano psicolgico, la imaginacin activaexpresa una prcticaque ha madurado en el cauce del anlisis de lo proundo, el cual dis-ciplina la relativizacin del punto de vista del o en la interaccin conlas guras interiores de la psique, abriendo la posibilidad de percibirel andar sincronstico de la realidad; es decir, de aquel sistema simblicode correspondencias entre eventos interiores eventos externos, msall de los nexos causales que a nosotros nos resulta sensato establecer.

    A travs de ella se hace posible abrirse a la percepcin responsable delUnus Mundus, la conexin intrnseca entre los acontecimientos que, en

    7 C.G. Jung, (1946), Psicologa de la transerencia, Obras completas, vol. xvi,Sec. II, Trotta, Madrid, 2006, pp. 159 ss.

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    el ir venir de las tramas internas o externas gobierna nuestras exis-tencias, ms all de nuestra capacidad de darnos explicaciones.

    Los recorridos individuales que se mueven en tal sentido son, porel momento, gotas en el mar rente a las dicultades ocenicas delmundo contemporneo, para que se produzca un nuevo movimientode consciencia tica, de base psicolgica. Aun cuando pueda parecerpoca cosa, connado como est en un pequeo conjunto de experi-mentaciones individuales, es, sin embargo, de incomparable valor. Decualquier manera, queda la nica va atendible, porque se origina jus-to all de donde proviene la ruptura ms prounda en la visin actualdel mundo: la interioridad psquica propia del Hombre mismo.

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