La Historia de Las Mentalidades

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LA HISTORIA DE LAS MENTALIDADES: DE UNA HISTORIA AMBIGUA A UNA HISTORIA CONSOLIDADA* Gloria Cristina Flórez** +En memoria de Margarita Giesecke 1 En 1984, CONCYTEC realizó el Primer Congreso Nacional de Síntesis Histórica, una de las iniciativas más interesantes que se han realizado en nuestro país para reunir a historiadores peruanos y extranjeros, y tener así la oportunidad de conocer los avances en nuestra disciplina y sus proyecciones futuras. Gracias a la invitación de la Coordinadora General del evento, Margarita Giesecke 2 organizamos la Mesa Enseñanza de la Historia y también fue posible intervenir con la ponencia La Historia de las Mentalidades y sus posibilidades de aplicación en la Historia del Perú. En esa época, la Historia de las Mentalidades estaba en boga en Europa pese a ser considerada “una historia ambigua” 3 , mientras que en nuestro país, a diferencia de otros países latinoamericanos, no había interés o tal vez mucha información de esta nueva tendencia historiográfica. Había tenido como medievalista la oportunidad de conocer a los trabajos de Georges Duby, uno de los fundadores de la llamada historia de las mentalidades colectivas, y posteriormente la relación personal que establecimos nos convenció de las posibilidades que ofrecían sus planteamientos para la 1 Una de nuestras historiadoras más destacadas por su calidad académica y valores personales, así como todo que habría seguido aportando en la historiografía peruana. 2 Esa invitación nos permitió no solamente iniciarnos en la grata pero no siempre fácil tarea de organizar Congresos sino iniciar una amistad que fue de gran ayuda en la investigación de las mentalidades, 3 LE GOFF, Jacques, Les mentalités, une histoire ambiguë en Faire de l’histoire, T. III, pp. 76ss. 1

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LA HISTORIA DE LAS MENTALIDADES: DE UNA HISTORIA AMBIGUA A UNA

HISTORIA CONSOLIDADA*

Gloria Cristina Flórez**

+En memoria de Margarita Giesecke1

En 1984, CONCYTEC realizó el Primer Congreso Nacional de Síntesis Histórica, una

de las iniciativas más interesantes que se han realizado en nuestro país para reunir a

historiadores peruanos y extranjeros, y tener así la oportunidad de conocer los

avances en nuestra disciplina y sus proyecciones futuras. Gracias a la invitación de la

Coordinadora General del evento, Margarita Giesecke2 organizamos la Mesa

Enseñanza de la Historia y también fue posible intervenir con la ponencia La Historia

de las Mentalidades y sus posibilidades de aplicación en la Historia del Perú. En esa

época, la Historia de las Mentalidades estaba en boga en Europa pese a ser

considerada “una historia ambigua”3, mientras que en nuestro país, a diferencia de

otros países latinoamericanos, no había interés o tal vez mucha información de esta

nueva tendencia historiográfica.

Había tenido como medievalista la oportunidad de conocer a los trabajos de Georges

Duby, uno de los fundadores de la llamada historia de las mentalidades colectivas, y

posteriormente la relación personal que establecimos nos convenció de las

posibilidades que ofrecían sus planteamientos para la investigación en la historia

peruana. El trabajo que presentamos en la Mesa de Historia Social explicaba los

aspectos teóricos y metodológicos de esta corriente e instaba a mis colegas a abrir

una vía que podía ser de gran importancia para la mejor comprensión de temas como

el caudillismo, la violencia, la vida cotidiana, la aculturación y lo que hoy denominamos

historia de género.

Veinte años después al escribir este artículo sigo insistiendo en las oportunidades que

se pierden en la historiografía peruana al no dar la debida importancia a la historia de

las mentalidades. Las razones de ello son muy variadas y tal vez la más importante es

su ausencia en los programas de especialidad, y cuando se incluye es simplemente

como uno de los electivos de la carrera. Asimismo, la falta de especialistas en el tema

1 Una de nuestras historiadoras más destacadas por su calidad académica y valores personales, así como todo que habría seguido aportando en la historiografía peruana. 2 Esa invitación nos permitió no solamente iniciarnos en la grata pero no siempre fácil tarea de organizar Congresos sino iniciar una amistad que fue de gran ayuda en la investigación de las mentalidades,3 LE GOFF, Jacques, Les mentalités, une histoire ambiguë en Faire de l’histoire, T. III, pp. 76ss.

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favorece en muchos casos la improvisación, sea en la docencia o en la investigación.

Finalmente, el acceso a la bibliografía especializada no es fácil porque no siempre se

encuentra en nuestras librerías ni en las limitadas traducciones al español, sin olvidar

el alto costo de las publicaciones en nuestro medio. Así, se hace difícil conocer

trabajos con la solidez teórica y metodológica que puedan servir de referencia y lo que

se difunde como historia de las mentalidades responde a una moda tardía en nuestro

medio y en muchos casos se utiliza el término mentalidades de manera apresurada o

equívoca.

Historia de una tendencia historiográfica.-

Al tratar de conocer los antecedentes de esta tendencia historiográfica encontramos

que ha existido entre los historiadores una preocupación perenne de explicar el porqué

de las actitudes de los héroes o grandes personalidades. Sin embargo, a partir del

siglo XVIII se tuvo también en cuenta la noción de progreso que no solamente se

ligaba a lo material sino también a las actitudes psicológicas que podían también

evolucionar4 .

A partir del siglo XIX, los cambios en las artes y la literatura condujeron a la

elaboración de una historia de la sensibilidad, limitada sobre todo a los aspectos

individuales y recién a inicios del siglo XX tenemos una mayor preocupación por lo

colectivo o grupal. Esta situación debemos relacionarla con el creciente interés por los

fenómenos sociales, la difusión de las concepciones marxistas pero sobre todo a la

importancia que ha adquirido la sociología. La misma definición de mentalidad como la

manera general de pensar que prevalece en una sociedad lleva a considerar el estudio

de las actitudes mentales como lo común al grupo y no como lo particular de un

determinado individuo.

A inicios del siglo XX se dan los antecedentes próximos de la historia de las

mentalidades y se relacionan con el desafío de los psicólogos a los historiadores. La

respuesta vino de Lucien Fevbre5 a quien le interesa lo social de la historia pero

también el aspecto psicológico. Sus diversos trabajos constituyen las bases teóricas

de los futuros trabajos de la historia de las mentalidades, sin olvidar el papel que han

desempeñado otras figuras precursoras- algunas de ellas completamente olvidadas

4 DUBY, Georges, L’histoire des mentalités, En L’Histoire et ses méthodes, Bruges : Gallimard, 1961, p. 939 5 Lucien Fevbre, integrante de la primera generación de los llamados Annales tenía estrecha relación con importantes psicólogos como Blondel y Wallon.

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durante décadas- como el italiano Mario Praz, el alemán Norbert Elias y el gran

medievalista holandés Johannes Huizinga.

Al lado de Febvre, destaca otro miembro del grupo de los Annales, Marc Bloch quien

ha dado importantes aportes en sus obras, especialmente en Los reyes taumaturgos y

La sociedad feudal y en esos momentos – los años treinta- esta historia de las

mentalidades formaba parte de una historia económica y social a la búsqueda de una

imagen total o global de los grupos sociales, interesada no solamente de las

expresiones elevadas del espíritu humano sino también de lo cotidiano y lo prosaico.

En los años posteriores a la segunda guerra mundial los historiadores trabajan temas

relacionados con lo económico pero se agrega el interés por lo demográfico.

Solamente a partir de los años 60 se producirán los cambios relacionados con la

formulación teórica en las investigaciones de Georges Duby y Robert Mandrou,

quienes son los que mejor representan estos momentos iniciales de una historia de las

mentalidades, diferenciada ya de lo social, económico y demográfico. Posteriormente,

otros miembros de los Annales como Jacques Le Goff continuarán la vía abierta en los

años sesenta por Mandrou y Duby, y a ellos se agregarán los aportes de historiadores

de otras tendencias como Jean Delumeau, quien ha realizado investigaciones de gran

interés como aquellas relacionadas con el miedo y la idea del Paraíso.

Las últimas décadas del siglo XX han estado marcadas por los aportes realizados por

Michel Vovelle, un historiador ubicado en el cruce de dos corrientes: los Annales y el

Marxismo. Su obra centrada en temas como la muerte y la Revolución Francesa han

llevado a la consolidación de esta tendencia historiográfica, a la que él prefiere

denominar Historia de las representaciones mentales.

Aspectos teóricos

La historia de las mentalidades tiene importancia por ser el lugar de reencuentro de

exigencias opuestas en la investigación histórica puesto que se sitúa en el punto de

unión de lo individual y de lo colectivo, del tiempo largo y del cotidiano, de lo

inconsciente y de lo intencional, de lo estructural y lo coyuntural, de lo marginal y lo

general. De tal manera que podemos considerarla como una historia de la lentitud y de

lo colectivo y que se interesa por aquellos aspectos que han sido rechazados por la

historia metódica tradicional, más interesada en la corta duración y en temas

relacionados con la política, los personajes y los acontecimientos.

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Un aspecto importante ha sido el definir mentalidad y de la afirmación inicial “manera

general de pensar que prevalece en una sociedad y que actúa en diversos niveles” se

ha llegado a definirla como el “contenido impersonal del pensamiento, los mecanismos

del espíritu del espíritu actuando en los diversos niveles del mismo conjunto cultural”.

Pero, ha sido también importante deslindarla de la concepción de ideología, la que

siguiendo la definición de Althusser se la define como un sistema (con lógica y rigor

propios) de las representaciones (imágenes, mitos, ideas o conceptos) dotado de una

existencia y de un papel histórico en el seno de una sociedad.

Cuando hablamos de mentalidades debemos considerar la existencia de:

a) estructuras mentales o cosmovisiones: conjunto de los marcos mentales

(intelectuales y éticos) en que los individuos y los grupos desarrollan día a día su

pensamiento o su acción. Son las ideas, los hábitos de pensamiento, las concepciones

de espacio, tiempo, sociedad, naturaleza y más allá y que se reconstruyen partiendo

de las visiones individuales para llegar a una tipología que permita reconstituir las

visiones socializadas y por lo tanto la originalidad de su cultura.

b) coyunturas mentales o climas de sensibilidad: los climas sucesivos en los que se

manifiestan las crisis, en las cuales maduran los grandes problemas y que expresan la

evolución de larga duración de las mentalidades. La dialéctica entre estructura y

climas es un movimiento particularmente sutil y ese clima de una época es difícil

reducirlo a una simple definición. Se insiste en que es el campo de la vanguardia que

da la pauta de la atmósfera de la época y que dichos climas son largos, vinculados

entre sí y expresan la evolución de larga duración de las mentalidades.

Aspectos metodológicos.-

Siendo una historia colectiva es importante contar con un conocimiento seguro y

profundizado de las estructuras de base de una sociedad: económicas, políticas y

sociales. Las mentalidades no evolucionan al mismo ritmo que las estructuras

económicas, políticas o sociales pues se caracterizan por ser sumamente lentas y es

fundamental observar las discordancias, los enfrentamientos, las tensiones que nacen

y las interacciones que pueden nacer entre las mentalidades y la realidad social

objetiva.

Se debe tener en cuenta que para determinar ese contenido impersonal debemos

considerar las diferencias de edad, género, socio-económicas, regionales y culturales

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y junto con los rasgos originales de la sicología colectiva observar los cambios, las

evoluciones y la coexistencia de diferentes mentalidades en una misma época.

Debemos referirnos a las propuestas metodológicas de los fundadores de la historia

de las mentalidades: Rober Mandrou y Georges Duby. En el caso del primero,

consideraba necesario6:

a. Reconstituir el utillaje mental o “estructuras mentales”

b. Definir los climas de sensibilidad o “coyunturas mentales”

c. Reconstituir los rasgos originales de la psicología colectiva de determinado conjunto

histórico-social

En cuanto a lo que debe estudiarse manifiesta su preocupación por la vida física, la

afectiva y la intelectual, lo social y también las actividades prosaicas, sus superaciones

y sus evasiones.

Mientras que Georges Duby 7se refiere a la corta duración (relación individuo-grupos),

la media duración (cambios a nivel generación), la larga duración (marco mental) y las

modificaciones biológicas y señala tres niveles siguiendo las duraciones de Braudel.

Por lo tanto, la investigación debe dirigirse a:

1) Las formas de expresión que son el conjunto de signos por medio de los cuales

se establecen las comunicaciones en el seno de una formación social. Esos

signos son: el vocabulario, las imágenes, los emblemas, los ritos de

ceremonias, la organización simbólica del espacio. Es la duración corta de

relación del individuo con el grupo.

2) La manera cómo se transmiten los modelos culturales, es decir los

procedimientos de educación que permiten al individuo recibir de la generación

precedente cierto número de ideas, imágenes y cómo él y su generación

modifican este legado para hacerlo concordar con lo que ellos perciben de las

modificaciones de la realidad. Su ritmo es más lento, la duración intermedia de

una o más generaciones

3) La reconstrucción en su integridad de los sistemas de valores, no sólo lo que

expresan sino lo que callan, esconden y ocultan, y seguir su lenta evolución,

6 MANDROU, Robert, Introducción a la Francia moderna. Ensayo de psicología histórica, México: UTEHA, 1960, p. 49-72,7 DUBY, Georges, op.cit. , pp.952 ss

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las herencias culturales, las creencias, las concepciones del mundo, algunos

modelos de comportamiento. Es la larga duración de varias generaciones.

Pero existe un último ritmo, el más lento, el de las modificaciones biológicas,

condicionante final de las estructuras.

Fuentes de trabajo.-

La historia de las mentalidades debe utilizar todo elemento que le permita analizar a

las sociedades y en especial la imagen que dichas sociedades se hacen de sí mismas.

Por lo tanto, todo puede ser fuente para el historiador de las mentalidades. No

obstante, existen ciertas fuentes privilegiadas que permiten introducirse en la sicología

colectiva de las sociedades. Su inventario es una de las primeras tareas que debe

realizar el historiador y es el caso de8:

a) los documentos que son testimonio de comportamientos paroxísticos o marginales y

que por su divergencia aclaran la mentalidad común.

b) los documentos literarios o artísticos, “documentos de lo imaginario” que

representan al fenómeno objetivo.

c) la relación de lo anterior con la estructura social y económica y por lo tanto conduce

a estudiar los lugares y modos de producción. Es necesario para esta tarea ver lo que

comprende el utillaje mental: vocabulario, sintaxis, números, tópicos, concepciones de

tiempo y espacio y marcos lógicos. Es decir, el conjunto de instrumentos mentales de

los que disponen los hombres de una sociedad y época determinadas.

Ciencias auxiliares.-

En su investigación es necesario acudir a todas aquellas que ayuden a comprender los

comportamientos de los grupos humanos como por ejemplo la psicología, el

psicoanálisis, la sociología, la genética, la iconografía entre otras. Es un trabajo que

debe hacerse de manera interdisciplinaria puesto que necesita el apoyo de múltiples

especialidades y no es posible abarcar todas o estar actualizado en todas ellas.

Temas de estudio para historia de las mentalidades.-

La introducción del concepto “mentalidad” implica la dilatación del territorio del

historiador9, y de allí que puede ser tema de estudio de la historia de las mentalidades

todo aquello que es perceptible por el observador social. Y, si hablamos de todo no

exceptuamos absolutamente nada: trabajo, familia, edades, educación (en todo el

8 DUBY, Georges y Jacques LE GOFF en las obras ya citadas.9 Según el término empleado por Emmanuel Le Roy Ladurie

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sentido amplio de contacto con el grupo), sexo, muerte. Es decir, la unión de lo

biológico y mental, de la naturaleza y de la cultura. Igualmente la alimentación, la

sociabilidad, los aspectos regionales, la herencia, la tradición (sus pérdidas y

desfases), la información, las creencias, los mitos, las cosmologías, los rituales y los

símbolos, entre otros.

Importancia.-

Es una historia que se presenta como el lugar de reencuentro de exigencias opuestas,

se sitúa en el punto de unión de lo individual y de lo colectivo, del tiempo largo y del

cotidiano, de lo inconsciente y de lo intencional, de lo estructural y lo coyuntural, de lo

marginal y lo general.

Procede de dos motivaciones: el deseo de buscar una imagen total o global de los

grupos sociales y el interés no sólo por las expresiones elevadas del espíritu humano

sino también tratar de lo cotidiano y lograr una visión de conjunto del fenómeno

estudiado, situándolo en su contexto total y permitiendo de esa manera su mejor

comprensión.

Dificultades y atractivos.-

Si bien la historia de las mentalidades es sumamente seductora, no debemos dejar de

reconocer que presenta también dificultades por ser sumamente difícil el

acercamiento a épocas, regiones y mentalidades diferentes. Asimismo, tener en

cuenta que la falta de una preparación adecuada o la imposibilidad de amplios

conocimientos en diversas disciplinas dificulta el tratamiento de fuentes y, finalmente,

el problema que plantea la realización de trabajos pluridisciplinarios o

interdisciplinarios.

Análisis de caso10. -

Cultura y mentalidades en el Occidente Medieval (siglos XI-XIII)

10 Hemos utilizado la información de nuestras publicaciones: La Europa feudal. Sociedades en expansión (1000-1300), Sociedad y cambio en Occidente, Siglos XI-XX, Lima: Universidad de Lima, 2004; Los movimientos a favor de la Paz, mil años antes de la Declaración de los Derechos del Hombre, Lima: Ministerio de Justicia, 1990, y Antecedentes de los Derechos Humanos en la sociedad feudal, En Agenda Internacional, Revista del Instituto de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Año V, N° 10, Lima, 1998, así como de nuestra investigación: Los sistemas de dependencia en Europa occidental.

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Nuestro trabajo ha tomado un segmento del devenir histórico medieval, la llamada

Edad de la Expansión, es decir, el período comprendido entre los años 1000 y 1300 y

que ha sido fundamental para la civilización occidental. Esos siglos nos muestran el

dinamismo del mundo europeo que transformó profundamente el territorio de Eurasia,

y donde se combinaron las acciones del hombre y el papel de la naturaleza.

Así, la transformación en lo geográfico estuvo relacionada con los cambios

económicos, socio-demográficos e impactó en lo político. Esa interrelación se

manifiesta claramente en el sector primario: agricultura muy pujante y ganadería,

sobre todo lanar. A pesar de la importancia del sector primario y las roturaciones que

permiten ampliar territorios para una agricultura extensiva, no debemos dejar de tener

en cuenta al sector secundario, artesanía o mejor aún industria ligada a lo urbano en

pleno resurgimiento y que muestra notables avances en técnicas y organización.

Estos cambios se completan con los logros en el sector terciario: comercio y técnicas

de crédito que permiten el paso de una economía localizada y sobre todo de un

comercio básicamente itinerante a una economía más ligada al sedentarismo y a la

utilización de técnicas comerciales, ampliando así el ámbito comercial a lo

interregional e internacional.

Ese movimiento de larga duración, tendencia favorable en lo económico, encontró un

marco de funcionamiento adecuado a sus expectativas: el régimen señorial que

establecía claras relaciones de dependencia entre los “poderosos” y los “débiles”;

los primeros dando protección y seguridad para la subsistencia en el señorío

territorial (laico o eclesiástico), los otros, contribuyendo con sus corveas o mano de

obra y los censos en dinero o productos. Así, la necesidad mutua puso en marcha una

economía que integraba cada vez más el campo a la ciudad.

Esa sociedad dinámica y expansiva que se vio favorecida por un notable crecimiento

demográfico tenía criterios jurídicos de diferenciación social, cuyos orígenes se

remontaban al Imperio Romano: libres y esclavos (servi en latín). La Alta Edad Media

modificó esa dualidad estableciendo un tercer grupo, intermedio entre la libertad y

esclavitud: eran los siervos que tenían derecho a la vida y carecían de libertad pero

recibían del amo un medio de subsistencia. A partir del año mil, la ideología religiosa

formuló una teoría, la de las tres órdenes y si bien no señalaba la distinción entre libres

y no libres, ubicaba a los seres humanos en planos totalmente distintos: oratores,

bellatores y laboratores.

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Esa sociedad da importancia al nacimiento y permite el funcionamiento de sistemas de

dependencia, unos de tipo vertical pero con dos variantes:

1. la honorable relacionaba a los libres en los sistemas vasallático y feudo-

vasallático y,

2. la no honorable integraba a los que carecían de libertad y que se ubicaban

dentro del sistema señorial.

Sin embargo, existieron también las asociaciones horizontales: cofradías,

corporaciones u oficios e incluso la caballería donde los integrantes estaban

situados en un plano de igualdad.

Este período no sería comprensible sin el conocimiento del sistema feudovasallático o

feudal, el que no se limitó únicamente a lo político, ni exclusivamente a lo económico.

Es una forma específica de sociedad que se caracterizó por:

la pulverización del poder central en múltiples poderes locales, agravando así

la pérdida de noción de Estado que se había dado a inicios de la Edad Media;

las relaciones sociales basadas en sistemas de dependencia muy

jerarquizados estableciendo una pirámide- por así decirlo- entre sus

integrantes: señor, vasallo o feudatario hasta llegar teóricamente al monarca,

todos ellos libres y poderosos que debían cumplir obligaciones militares,

jurídicas y administrativas.

las relaciones económicas ligadas principalmente al señorío o feudo territorial

tuvieron como base la agricultura y ganadería, de allí la importancia de las

contribuciones de los dependientes del sistema no honorable. No obstante, las

actividades ligadas al sector secundario y al terciario realizadas en el ámbito

territorial del señor feudal tenían condiciones especiales de funcionamiento.

La cultura estaba estrechamente ligada a la oralidad aunque la escribalidad

fue adquiriendo mayor importancia a partir del siglo XI.

La literatura combinó el papel de lo religioso y lo guerrero, integrando

lentamente otros elementos como el cortesano y posteriormente el burgués.

El Derecho fue básicamente consuetudinario hasta el siglo XII y a partir de

ese momento la importancia que adquirió el Derecho Romano afectó al

sistema feudal.

El arte románico representó el triunfo de una sociedad de órdenes trifuncional

mientras que el surgimiento del arte gótico va a significar el ascenso de un

nuevo tipo de sociedad11.11 DUBY, Georges, L’Europe au Moyen Âge, Paris : Flammarion, 1984

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Los usos y costumbres en la vida cotidiana recibieron inicialmente la

influencia del orden feudal como se observa en el vocabulario, las prácticas

religiosas y la moda, si bien nuevos comportamientos se harán presentes

desde fines de la Edad Media.

La cultura de estos siglos adquiere mayor complejidad a medida que el poder feudal

se vea amenazado por el triunfo de fuerzas en el ámbito de lo externo como: la

expansión económica que se proyecta claramente en los logros del mundo urbano y

rural, el incipiente capitalismo mercantil, la dinámica intelectual y la lenta recuperación

del poder central. Asimismo en lo interno: la pluralidad de homenajes y su

incumplimiento, la menor importancia de la fe o fidelidad, la heredabilidad de las tierras

o patrimonialidad del feudo territorial y la erosión de los poderes señoriales.

Nos interesa tener en cuenta los grandes cambios que se producen a partir del año

Mil, el “Milenio” que es un estado de espíritu ha coincidido con acontecimientos y

coyunturas muy importantes en el mundo europeo. Es el caso de la aparición de los

movimientos en favor de la Paz: Paz de Dios y Tregua de Dios pero también la

constante presencia en el mundo cristiano de un ideal de Reforma12, la Reforma

Eclesiástica llevada a cabo por los pontífices, especialmente Gregorio VII, el papel de

la Iglesia en el control social, y los nuevos ideales de perfección cristiana en el siglo XII

gracias a la Orden del Císter, la Cruzada y las órdenes religioso-militares. No

obstante, la unidad religiosa se ve amenazada por la existencia de una serie de

problemas y la necesidad de enfrentarse a ellos como son el avance musulmán, las

numerosas herejías y la existencia de comunidades judías.

Respecto a las mentalidades, considero que la amplitud del tema nos permite

referirnos únicamente a los aspectos más destacados en los diferentes niveles,

teniendo en cuenta las diferencias que marcan el espacio, el tiempo, el género, la

edad, el status socioeconómico y las condiciones culturales para determinar lo que

tienen en común en el ámbito de lo mental el gobernante con el último de los

gobernados.

12 Ese ideal se ha manifestado claramente en el papel del monasterio de Cluny, símbolo de una espiritualidad reformadora del ideal de San Benito,

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Asimismo, es importante observar en esas mentalidades lo que es nuestra propuesta:

la existencia de niveles interrelacionados y que no están de ninguna manera aislados

o formando compartimentos13.

1. Lo subyacente u oculto, presente a través del tiempo y ligado a los elementos

permanentes de una sociedad, difícilmente percibidos en la cotidianeidad pero

que se manifiestan abiertamente en los momentos de tensión o violencia. Es el

caso de los miedos y temores

2. Lo actual o manifiesto, importante en el momento de nuestro análisis, aquello

que se puede percibir cotidianamente y que es el resultado de una larga

evolución, inclusive es la muestra del control o domesticación de actitudes o

visiones en dicha sociedad. Podemos ver sus manifestaciones en el lenguaje

que va logrando una mayor abstracción o en los comportamientos frente a la

niñez, al sexo o a la religión.

3. Lo innovador o tendencia al cambio que nos muestra comportamientos,

imágenes o ideales que no son generalmente aceptados e incluso son

rechazados por su oposición a los modelos “aceptados”. Sin embargo, muchas

de estas tendencias contestatarias se integraron lentamente, gracias a largos

procesos de asimilación o reelaboración, a lo que serán comportamientos

manifiestos en períodos posteriores.

En lo concerniente a los elementos subyacentes, debemos reconocer la importancia

que tenía la inseguridad, tanto material como espiritual. La importancia de la

supervivencia cotidiana y la búsqueda de la bienaventuranza eterna se combinan con

los temores variados como pueden ser las fuerzas de la naturaleza, el hambre, el

dominio de lo oculto, o la violencia en sus diferentes formas. A estos elementos se

deben agregar la expectativa en la vuelta del Mesías, la vivencia del milenarismo y de

ciertas tendencias apocalípticas, así como los anhelos de paz y justicia, ligados al

cristianismo y la atracción por lo maravilloso y lejano que era una herencia del mundo

celta.

Todo lo anterior se manifestaba en una sociedad donde la escribalidad en expansión

era favorable a la mejor presentación y difusión de ideales como:

13 Nos referimos a ella desde 1987 tanto en nuestras investigaciones como en los últimos años en los cursos Historia de las mentalidades e Historiografía en el mundo contemporáneo, dictados en la Escuela de Historia de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

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La paz de Dios que buscaba proteger a los débiles o inermes de la violencia

de los poderosos.

La tregua de Dios que trataba de limitar la violencia de los combatientes.

La Cruzada que no se limitaba al combate sino que combinaba claramente el

interés por el peregrinaje con el anhelo de salvación, era la realización de un

itinerario a la Jerusalén terrenal, con el objeto de alcanzar la Jerusalén

celestial,

La pobreza, estudiada magistralmente por Mollat14, interesante por la visión

que se tiene del pobre como el “otro Cristo” a quien se debe ayudar.

La religiosidad, basada cada vez más en el mensaje neotestamentario,

insistiendo en la divinidad de Cristo y en su resurrección, si bien están ahí

presentes todavía los rezagos del mundo precristiano, en cultos y creencias

muy diversas; y, completando este nivel, los intentos de control ideológico

mediante:

a) La teoría de los tres órdenes15 y el esquema social de oratores, bellatores y

laboratores con funciones claramente definidas, es decir, orar, combatir y laborar,

en reemplazo del antiguo esquema binario de la Alta Edad Media: orden laico y

orden religioso.

b) La prédica o sermón16 y la confesión17 que adquirieron cada vez mayor

importancia a partir de las decisiones del IV Concilio de Letrán como elementos de

control y vigilancia de los fieles, sin olvidar su importancia como una fuente de

información acerca de la vida de la época.

No obstante, existen también las tendencias al cambio, perceptibles en las variaciones

que se observan en:

Las concepciones del trabajo que del término opus, obra o tarea realizada por

el artífice pasó al término trabajo, derivada de tribalium, palabra latina que

designaba sus instrumentos de tortura18. ¿Acaso es la concepción cada vez

más clara de una sociedad que observa la obligación a la que está sometida

14 MOLLAT, Michel, Les pauvres au Moyen Age y Etudes sur la pauvreté15 DUBY, Georges, Les trois ordres ou l’imaginaire du féodalisme16 FLOREZ, Cristina, El poder de la palabra: Prédica medieval y prédica colonial En Scientia et Praxis, N° 22, Lima: Universidad de Lima, 199917 DELUMEAU, Jean, La confesión y el perdón, Madrid: Alianza Editorial , 199218 LE GOFF, Jacques, Le travail dans le système de valeurs de l’Occident médiéval, En : Le travail au Moyen Age. Une approche interdisciplinaire, Louvain-la-Neuve : Université Catholique de Louvain, 1990, p.14

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dentro de nuevos sistemas de producción en el mundo urbano, y que concede

cada vez más importancia a la noción de utilidad económica, que incluso

puede incumplir sus obligaciones por un marcado interés económico?

La noción de usura heredada del mundo clásico negaba inicialmente la

posibilidad de ganancia a los prestamistas o comerciantes, y consideraba

solamente el trabajo o la transformación realizada en los objetos como la única

forma que podía dar lugar a la ganancia lícita de dinero. Fue importante la

evolución, que culminó con la diferenciación entre la ganancia lícita –por el

riesgo a que está sometido un capital– de aquella ganancia excesiva o usura.

El amor presenta innovaciones limitadas pero interesantes sobre lo que queda

por conocer del amor cortés, enigmático por lo que plantea con respecto al

papel de la dama y de su posible libertad amorosa.

La importancia del culto a la Virgen María a partir de estos siglos, así como su

influencia en el arte, el lenguaje y la literatura y en la vida cotidiana.

La maternidad19 por su relación con la Virgen María adquiere importante

significado, dándole así una presencia más humana e inmediata y una relación

específica con los sentimientos hacia la mujer y la madre.

La niñez que en los últimos años fue tema de interesantes aportes20 en todo lo

que se refiere a la vida cotidiana y a la visión que se tiene de este grupo de

edad y, contrariamente a lo que afirmaba Philippe Ariès, el afecto que tenían

los padres por sus hijos era tan fuerte como el que existía entre los matrimo-

nios.

La muerte21, rito de pasaje fundamental y que a través de obituarios, homilías

o sermones e iconografía nos muestra su perenne presencia en una sociedad

dinámica y optimista, pero que siempre tiene como referencia ese paso a la

bienaventuranza.

La importancia de los colores y los símbolos, perceptible hasta hoy en la

preferencia por el azul en el mundo occidental e incluso en lo que ha

significado la lucha entre el león y el oso como rey de los animales, situación

que se puede observar en los escudos de las ciudades de la época. Asimismo,

la importancia de un tema que obsesiona a nuestras sociedades en la

actualidad, la búsqueda de la eterna juventud y cuyos antecedentes más

19 ATKINSON, Clarissa W., The Oldest Vocation. Christian Motherhood in the Middle Age, Ithaca: Cornell University, 199120 ALEXANDRE- BIDON, Danièle et Didier LETT, Les enfants au Moyen Âge, Paris : Hachette, 199721 ALEXANDRE-BIDON, Danièle, La mort au Moyen Âge, Paris : Hachette, 1998

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interesantes los encontramos en la iconografía de las fuentes de la juventud

en las miniaturas medievales.

La concepción del tiempo que ha sufrido una evolución lenta, el paso del

tiempo del monje marcado por el ritmo de las campanas y las horas de rezo a

un tiempo urbano, interesado en las tareas del taller o la tienda y que se

convertirá en el tiempo laico o del mercader, el que fijará lentamente la pausa

del descanso al mediodía, así como las horas de inicio y fin de la jornada.

Lucha interesante entre ambas concepciones del tiempo hasta que triunfe, con

el reloj mecánico, el tiempo del comerciante y, con él, un nuevo sistema de

producción: el capitalismo mercantil22.

Los modelos de santidad23 relacionados básicamente con el mundo masculino

y, en especial, con las autoridades religiosas; si bien se nota la emergencia de

modelos de santidad laica como los combatientes en las cruzadas e incluso,

entre las familias reales, se dan algunos casos. Todos ellos se agregan a los

grupos que tradicionalmente ofrecían los ejemplos más representativos, es

decir, los religiosos. Sin embargo, a partir del siglo XIII notamos ya la

presencia de un número mayor de mujeres en el grupo de santos.

El papel de las reliquias, especialmente de santos hasta el siglo XII, y su

relación con el poder de protección que tienen, sea en los movimientos en

favor de la paz como en las comunidades religiosas. Sin embargo, pronto se

verán debilitadas en lo político y religioso dando paso a la adoración de santos

más universales, así como a una nueva relación con cultos como el de la

eucaristía.

El papel del milagro24 fue de gran importancia en esta sociedad y se relacionó

con la reverencia a las reliquias, así como con la existencia de dos tipos de

milagro: el práctico y el de transgresión de la experiencia. Los cambios en este

aspecto se observaron con claridad a partir del siglo XIV

Las diversiones como los juegos, las justas, los combates, los torneos y, sobre

todo, la fiesta, que

“... se presenta como un fenómeno de observación de alcance colectivo y comunitario,

a la vez origen y resultado de una reunión del grupo en un momento particularmente

22 LE GOFF, Jacques, L’Occident médiéval et le temps, Paris : Gallimard, 199923 VV.AA, Models of Holiness in Medieval Sermons, Louvain-la- Neuve: Université Catholique de Louvain, 199624 SIGAL, Pierre- André, L’homme et le miracle dans la France médiévale (XIe-XIIIe siècle), Paris: Éditons du Cerf, 1981

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significativo de su vida. Comportamiento de excepción, en relación con el orden de los

actos cotidianos (...) y esa fiesta tiene muchas interpretaciones, distinguiendo tanto al

individuo como a la comunidad y, sobre todo, muy compleja. Celebración, goce,

ceremonia festividad más o menos sometida a normas…”25

BIBLIOGRAFIA26

Aujourd’hui l’histoire, Paris: Editions Sociales, 1974 (existe traducción española con el

título La historia hoy. Son interesantes las entrevistas a Duby, Francastel y Mandrou)

ARIES, Philippe, Historia de las mentalidades en La Nueva Historia, edición preparada

por Jacques Le Goff, Roger Chartier y Jacques Revel, Bilbao: Mensajero, 1988

DUBY, Georges, Histoire des mentalités En L’histoire et ses méthodes, Paris:

Gallimard, 1986 (fundamental)

________ Histoire sociale et idéologie des sociétés, En: Faire de l’histoire, Tome I,

Paris: Gallimard, 1974 (existe traducción española con el título Hacer la Historia en

Editorial Laia)

LE GOFF, Jacques, Les mentalités: une histoire ambiguë En Faire de l’histoire, Tome

III, Paris, 1974

25 NASCIMENTO, Aires Augusto, La fiesta medieval, En : Lienzo, N° 9, Lima; Universidad de Lima, 1989, p.8026 Esta bibliografía es una selección de la que elaboramos para la obra de Michel Vovelle, Aproximación a la Historia de las Mentalidades Colectivas, Lima: UNMSM, 2003.

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MANDROU, Robert, L’histoire des mentalités En Encyclopedia Universalis VIII, Paris,

1968

REVEL, Jacques, Mentalités en Dictionnaire des Sciences Historiques, Presses

Universitaires de France, Paris, 1986

VOVELLE, Michel, “Historia de las mentalidades”. En Historia de las mentalidades.

Homenaje a Georges Duby, Santiago de Chile: Universidad de Chile, 2000

* Publicado en Conciencia Histórica, Revista del Círculo de Estudios Comunidad

histórica, Lima: UNFV. Año III Nº 2, mayo 2006.

** Doctora en Historia por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Especialista en

Civilización Medieval por la Universidad Católica de Lovaina. Profesora de la

Universidad de Lima y Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Miembro del

Consejo de Gobierno de la Universidad de las Naciones Unidas.

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