La Guerra de Troya - Lindsay Clarke

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Es un relato de dos poderosas generaciones de hombres y mujeres y de sus destinos, en el que mito e historia se entrecruzan y los conflictos humanos corren paralelos a las disputas entre los dioses inmortales. Peleo y Tetis, Paris y Helena, Agamenón y Clitemnestra, Odiseo y Penélope, Aquiles y Héctor... cobran nueva vida en esta vibrante versión, fiel a la forma en que sucedieron los hechos, pero captando la atención del lector con un drama pasional de gran actualidad.

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  • Annotation

    En aquellos tiempos, el reino delos dioses estaba ms cerca delmundo de los hombres, y los diosessolan dejarse ver entre nosotros,manifestndose a veces como tales,otras en forma humana y aun otras enforma de animal. Tambin la genteque viva por entonces estaba mscerca de los dioses que nosotros, ylas grandes gestas y maravillas eranmucho ms corrientes, por lo que sushistorias son ms nobles y ricas que

  • las nuestras. Para que nodesaparezcan de la faz de la tierra,he decidido poner por escrito todaslas historias que he odo de la guerraen Troya: de cmo empez, cmo selibr y cmo se termin. Con estaspalabras de Femio, bardo de taca yamigo de Odiseo, se abre estaarrolladora novela de Lindsay Clarkesobre los mitos y las leyendas quesurgieron de la guerra librada por laciudad de Troya en la Edad deBronce y que siempre han cautivadola imaginacin del mundo. Es unrelato de dos poderosas generaciones

  • de hombres y mujeres y de susdestinos, en el que mito e historia seentrecruzan y los conflictos humanoscorren paralelos a las disputas entrelos dioses inmortales. Peleo y Tetis,Paris y Helena, Agamenn yClitemnestra, Odiseo y Penlope,Aquiles y Hctor: cobran nueva vidaen esta vibrante versin, fiel a laforma en que sucedieron los hechos,pero captando la atencin del lectorcon un drama pasional de granactualidad. La guerra de Troya hasido traducida a varios idiomas y fuetodo un acontecimiento editorial en

  • Gran Bretaa, quiz porque se dirigea un mundo que sigue asolado por losconflictos violentos y abordaimportantes aspectos de nuestrapropia experiencia abriendo nuestrafantasa al rico acervo de lamitologa.

  • LA GUERRA DETROYA

    En aquellos tiempos,el reino de los diosesestaba ms cerca delmundo de los hombres, ylos dioses solan dejarsever entre nosotros,manifestndose a vecescomo tales, otras enforma humana y aunotras en forma de animal.

  • Tambin la gente queviva por entonces estabams cerca de los diosesque nosotros, y lasgrandes gestas ymaravillas eran muchoms corrientes, por loque sus historias son msnobles y ricas que lasnuestras. Para que nodesaparezcan de la fazde la tierra, he decididoponer por escrito todaslas historias que he odode la guerra en Troya:

  • de cmo empez, cmose libr y cmo setermin. Con estaspalabras de Femio, bardode taca y amigo deOdiseo, se abre estaarrolladora novela deLindsay Clarke sobre losmitos y las leyendas quesurgieron de la guerralibrada por la ciudad deTroya en la Edad deBronce y que siemprehan cautivado laimaginacin del mundo.

  • Es un relato de dospoderosas generacionesde hombres y mujeres yde sus destinos, en el quemito e historia seentrecruzan y losconflictos humanoscorren paralelos a lasdisputas entre los diosesinmortales. Peleo y Tetis,Paris y Helena,Agamenn yClitemnestra, Odiseo yPenlope, Aquiles yHctor: cobran nueva

  • vida en esta vibranteversin, fiel a la forma enque sucedieron loshechos, pero captando laatencin del lector conun drama pasional degran actualidad. Laguerra de Troya ha sidotraducida a variosidiomas y fue todo unacontecimiento editorialen Gran Bretaa, quizporque se dirige a unmundo que sigue asoladopor los conflictos

  • violentos y abordaimportantes aspectos denuestra propiaexperiencia abriendonuestra fantasa al ricoacervo de la mitologa.

    Ttulo Original: The War atTroy

    Traductor: Paloma Gil Quinds2004, Clarke, Lindsay2008, La Esfera de los Libros

  • ISBN: 9788497346276Generado con: QualityEbook

    v0.56

  • La guerra de Troya Lindsay CLARKE

    Vivieron como hombres,combatieron como dioses

  • Dedicatoria Para Sean, Steve, Allen y Charlie.

  • El bardo de taca En aquellos tiempos, el reino

    de los dioses estaba ms cerca delmundo de los hombres, y los diosessolan dejarse ver entre nosotros,manifestndose a veces como tales,otras en forma humana y, aun otras,bajo la forma de un animal.Tambin la gente que viva porentonces estaba ms cerca de losdioses que nosotros, y las grandesgestas y maravillas eran mucho mscorrientes en aquellos tiempos, porlo que sus historias son ms nobles

  • y ricas que las nuestras. Para queno desaparezcan de la faz de latierra, he decidido poner por escritotodas las historias que he odo de laguerra en Troya: de cmo empez,cmo se libr y cmo se termin.

    Hoy es un buen da paracomenzar, el sol est en su cenit enel cielo estival. Al levantar lacabeza, oigo el taer de las liraspor encima de la pleamar, loscnticos y el retumbar en el suelode las danzas en la ciudad. Es lafestividad de Apolo. Hoy hace

  • cuarenta aos que Odiseo regres ataca, y no me falta motivo pararecordar aquel da, pues estuvo apunto de ser el ltimo para m.

    A los veinte aos slo vea a mialrededor sangre, exterminio ti lafuria de un hombre vengativo.Todava me veo all, acobardadoante el trono tachonado de plata.Me acuerdo del repugnante sabor amiedo en la boca, del olor a sangreen la nariz, y si cierro los ojos, veoa Odiseo alzando su sanguinolentaespada ante m.

  • Como Ares no es un dios al que

    yo sirva, aquella festividad de Apolofue lo ms cerca que he estado que nunca quise estar de laguerra. Y sin embargo, las historiasque he de narrar son relatos deguerra, y fue Odiseo quien me lascont. Que cmo es posible?Porque su hijo Telmaco me salvde la ciega furia de la espada deOdiseo, gritndole que yo no era delos que haban querido tomar a suesposa y su reino. Por eso luego,mucho tiempo despus de la furia,

  • cuando Odiseo relat estashistorias a su hijo, yo estaba alljunto al fuego, en el gran saln detaca.

    Puede que algn da otrobardo haga por Odiseo lo que no hepodido hacer yo, Femio de taca, ycomponga un gran canto con estashistorias, un canto que los hombresentonen para siempre. Hasta eseda, que el destino sea gentil ypreserve lo que un hombre honestoha puesto por escrito para evocarlas pasiones de dioses y hombres.

  • Primera parte El libro de afrodita

  • La manzana de la discordia

    El mundo est lleno de dioses, y

    nadie puede servirlos a todos. Poreso es verdad que el destino de unhombre depende de los dioses queelija, y la mayora de los relatosactuales afirman que la guerra deTroya empez con una eleccin as,cuando una tarde calurosa el hroetroyano Paris fue llamado ante lasdiosas en lo alto del monte Ida.

    Los montes Ideos, que el roEscamandro atraviesa, estn a tinos

  • quince kilmetros del mar, en laregin del reino de Troya conocidacomo Dardania. Odiseo me asegurque entre el clan dardanio de lostroyanos se daba por aquel entoncesun antiguo culto a Afrodita Frigia, yque Paris, uno de sus principalespastores, haba crecido en unambiente colmado del poder de esaseductora diosa. Por eso pareceprobable que se le concediera lavisin que lo llev a su divinapresencia durante una prueba deiniciacin en la cima del monte Ida.Pero como no est permitido hablar

  • directamente de tales ritos secretos,los bardos hemos de recurrir a laimaginacin.

    Todo comenz con la intensasensacin de estar siendo observado.Paris levant la vista desde sumeditabundo ensueo y slo vio surebao pastando. Los animalesparecan, si acaso, menos alerta quel. Entonces, por el rabillo del ojo,vislumbr un breve chispazoluminoso. Cuando volvi la cabeza,el destello se desplaz por el aire alotro lado. Perplejo, Paris mir hacia

  • all y oy una suave risa. Justo antel, en la densa sombra de un pino,distingui la esbelta silueta de unhombre, al principio borrosa. Con unsombrero de ala ancha y una ligeracapa que la envolva formandopliegues, la figura se apoyaba en eltronco del rbol con un pulgartrabado en el cinto y una varaadornada con una cinta blanca en laotra mano. Ladeaba la cabeza conexpresin de curiosidad, comosopesando la cara de asombro delpastor.

    Intuyendo que se hallaba en

  • presencia de un dios, Paris selevant de un salto.

    Un guila planeaba an por elinmaculado azul del cielo. Ante stena el panorama, tan familiar paral, de la llanura de Troya y los rosque la riegan, pero era como sihubiera traspasado un umbral de luzpara entrar en una regin superior dela conciencia, donde todos lossentidos se le alteraban. Hasta el airele saba ms puro y seco, como si lohubieran trasportado a ms altura. Yentonces el dios Hermes hizo unademn con su bculo.

  • Zeus me ha encargado quevenga. T y yo tenemos que hablar.

    Y sin dar signo alguno dehaberse movido, estaba junto a Paris,sugirindole que descansaran en lahierba mientras le explicaba sumisin.

    En primer lugar dijoHermes, quiz te interese examinaresto. Y de la bolsa que le colgabadel cinto sac algo brillante y se loentreg a Paris, que baj la mirada alreflejo de luz del sol que despeda ladorada manzana, ahora en la palmade su mano. Dndole la vuelta, pas

  • el pulgar por las palabras que tenainscritas y, estupefacto, volvi amirar al dios.

    Hermes sonri:Dice A la ms hermosa.

    Bonito, no? Pues no sabes el lo queha montado. Es lo que me trae poraqu. Nosotros, los dioses,necesitados de ayuda!, s, ya lo vespercibi el desconcertado ceodel joven. Pero todo esto no tedir nada si no te cuento primero lahistoria de Peleo.

    Es posible, supongo, que todo

  • empezara as, aunque Odiseosiempre insisti en que la guerra deTroya comenz donde comienzantodas las guerras: en el corazn y enla mente de los mortales. Porentonces haba llegado a considerarla guerra como un atroz legado quepasa de generacin en generacin, ylas semillas del conflicto las vea enlos padres de quienes libraron lasbatallas en aquella llanura expuesta alos vientos. Peleo era uno de esospadres.

    El propio Odiseo an era jovencuando trab amistad con Peleo,

  • venerado ya desde haca tiempo porser una de las almas ms nobles detoda una generacin de grandeshroes argivos. Haba habidotambin una poca en la que Peleopareca, de entre todos los mortales,el predilecto de los dioses. Pero,para gran consternacin suya, eljoven aventurero de taca hall en la un hombre apesadumbrado y dado alargos y desolados silencios por lasterribles prdidas que haban llenadode sombras su vida. En una solanoche, Peleo cont a Odiseo todo loque tuvo aplomo para contarle de su

  • propia historia.Comenz por la disputa entre

    tres jvenes de la isla de Egina,disputa que acab con dos de ellosen el exilio y el otro muerto. Apenasabandonada la infancia, Peleo yTelamn eran los hijos mayores delrey aco, clebre en todo Argos yan ms all por su gran piedad yjusticia. Si aco tena una debilidad,era su preferencia por el menor desus hijos, un joven llamado Foco nonacido de su esposa, sino de unasacerdotisa del culto a la focainstalado en la isla.

  • Desplazados en el afecto de suanciano padre, en Peleo y Telamnsurgi una viva animadversin haciaese agraciado hermanastro, tanlustroso y musculoso como la foca dela que tom el nombre, excelso entodas las cosas, sobre todo comoatleta. El rencor se tom en odiocuando empezaron a sospechar queaco quera nombrar a Foco susucesor en el trono. Por qu si no lehabra llamado a la isla tras haberseido el joven voluntariamente alextranjero para mantener la paz? Almenos la esposa del rey as lo crea y

  • urgi a sus hijos a atender suspropios intereses.

    Lo que pas a continuacinsigue sin saberse a ciencia cierta. Sse sabe que Telamn y Peleodesafiaron a su hermanastro a unaprueba de pentatln. Se sabe que losdos salieron con vida de lacompeticin, pero no as Foco. Sesabe tambin que los hermanosmayores declararon accidental sumuerte: un golpe de mala fortunacuando el disco de piedra lanzadopor Telamn se desvi y fue a darleen la cabeza. Pero tambin se dijo

  • que el cuerpo presentaba ms de unaherida y que lo hallaron, adems,oculto en un bosque.

    aco no abrig dudas sobre laculpabilidad de sus hijos, quehabran perecido de no habersepercatado a tiempo del peligro,huyendo ambos de la isla. Pero luegocada hermano tom su propio rumbo,lo que me induce a creer que Peleono menta al contarle a su amigoOdiseo que haba accedido de muymala gana al plan de Telamn deasesinar a Foco.

    Fuera como fuera, cuando el

  • padre se neg a escuchar susalegaciones de inocencia, Telamnbusc refugio en la isla de Salamina,donde despos a la hija del rey yacab sucedindole en el trono.Mientras, Peleo huy hacia el norte,a Tesalia, y all se refugi en la cortede ctor, rey de los mirmidones.

    Peleo fue acogido con calor porel hijo del rey ctor, Euritin. Prontoambos se hicieron amigos, y Euritin,al saber lo sucedido en Egina, sepropuso limpiar la culpa de Peleopor la muerte de Foco. Su amistadqued sellada al casarse Peleo con la

  • hermana de Euritin, Polimela.No mucho despus de la boda

    lleg la noticia de que un enormejabal causaba estragos en el ganadoy los cultivos del vecino reino deCalidn. Al or que muchos de losmayores hroes de la poca, comoTeseo y Jasn, se estaban juntandopara dar caza al jabal y que suhermano Telamn se sumara a ellos,Peleo parti con Euritin para unirsea la captura.

    Salvando la guerra, no puedehaber habido expedicin mscalamitosa que la caza del jabal de

  • Calidn. Al haber desatendido el reyde ese pas sus ritos, la divinaArtemisa haba enloquecido aljabal, que luch con espantosofrenes por salvar la vida. Cuandolograron hacerlo salir a un clarodesde la espesura de un riachuelo, yahaba matado a dos hombres y heridoa un tercero. La virgen cazadoraAtalanta lanz una flecha por detrsque acert al jabal en la oreja.Telamn avanz de un salto con sulanza para rematar a la bestia, perotropez con la raz de un rbol yperdi el equilibrio. Peleo lleg a la

  • carrera para levantar a su hermanodel suelo y, al alzar la vista, vio aljabal hurgando con los colmillos lastripas de otro cazador. Lanzapresuradamente su jabalina la viodesviarse en el aire para acabarclavada en las costillas de su amigoEuritin.

    Ahora con dos muertes sobre suconciencia, Peleo no se vea a paz dehacer frente a Polimela ni al afligidopadre de su amigo. Por eso se retira la ciudad de Yolco con otro de loscazadores, el rey Acasto, que seofreci a purificarle de esa nueva

  • culpa de sangre. Pero la vida dePeleo se empa an ms, puesmientras estaba en Yolco, la esposade Acasto, Cretis, cay en unaimpa pasin por l.

    Violentado por susacercamientos, Peleo trat deapartarla de pero cuando la rechazcon ms firmeza, ella se enfadprimero y luego la pasin la torncruel. Para vengar su humillacin,envi a la mujer de Peleo el mensajede que ste la abandonaba paraunirse a la hermana de la propiaPolimela. Dos das despus,

  • totalmente ajeno a lo que haba hechoCretis y asumiendo por elloenteramente la terrible culpa, Peleose enter de que su mujer se habaahorcado.

    Durante un tiempo enloquecide dolor. Pero aqul no fue todavael final de todas sus cuitas. Alarmadapor las consecuencias de sumalevolencia, Cretis trat de borrarlas huellas de su accin dicindole asu esposo que Peleo haba intentadoviolarla. Ya unido a Peleo en losritos de purificacin, Acasto nodeseaba incurrir tambin l en un

  • crimen sacrlego, por lo que pidiconsejo a sus sacerdotes. Pasado untiempo, le hizo a Peleo unapropuesta:

    Si te detienes demasiado enla muerte de Polimela le dijo, tevolvers loco de dolor. La muerte deEuritin fue un accidente. En el caosde la cacera, podra haberle pasadoa cualquiera. Y si tu esposa no fuecapaz de vivir con esa idea, t notienes la culpa. Has de vivir tu vida,Peleo. Necesitas aire y luz. Qu talsi t y yo volviramos al monte? Tereto a una competicin de caza, te

  • animas a responder al reto?Creyendo que su amigo slo

    albergaba buenas intenciones paracon l, Peleo aprovech la ocasinpara intentar dejar atrs el dolor desu atribulada vida. Se reuni unapartida de caza. Con lanzas, trampasy una ruidosa jaura de perros, Peleoy Acasto partieron al amanecer hacialos elevados y verdes riscos delmonte Pelin. Estuvieron cazandotodo el da, y por la noche dieroncuenta de una abundante cena bajolas estrellas. Reconfortado por elaire libre, la altura, el mundo sin

  • engorros de la camaraderamasculina, Peleo bebi demasiadodel embriagador vino que habanllevado y se sumi en un estupor depesadillas.

    Despert al fro relente de lasprimeras horas del da para verseabandonado junto a una hogueraapagada, desarmado y rodeado de uncorro de la peluda tribu de loscentauros, que apestaban como susponis y discutan qu hacer con l,hablando en su cerrado acento demontaa. Algunos estaban pormatarlo all mismo, pero su jefe un

  • joven macho de encrespada crincastaa vestido con pieles de venado argument que algo habra queaprender de un hombre al que habanexpulsado las gentes de la ciudad, ydecidieron llevarlo ante su rey. Enefecto, levantaron a Peleo a patadasy as lo hicieron subir por empinadosrepechos de roca y peascos,matorrales de tojo, florestas de robley abedul y cataratas que seprecipitaban a gran velocidad a unhondo precipicio donde resonaba confuerza el agua que caa de lamontaa.

  • Cuando el grupo se acercabacon su prisionero, unas mujereslevantaron la vista de las pieles quezurraban contra las planas piedras deun arroyo y se quedaron calladas. Eljefe de la banda subi unos escalonesde piedra y entr en una cueva enmitad de la pared del precipicio.Mientras lo retenan fuera esperando,Peleo vio fornidos ponis pastandosueltos por los agrestes pastos. Lascabras se lo quedaban mirando desdelas rocas a travs de unos ojosnegros como ranuras. No vio signode morada alguna, pero supo dnde

  • encendan fogatas por los parches dehierba carbonizada rodeados decrculos de Piedras. Un penetranteolor a carne cruda y leche rancia leasalt la nariz. Dos nias con ropajesde piel de cabra se haban puesto aunos metros de l. Tenan la caramanchada de jugo de moras. Dehaber hecho un movimiento sbito, sehabran espantado como potros.

    Al fin lo metieron en la cueva,donde un anciano encorvado ymoreno como la madera de olivo, delacio cabello blanco, se recostaba enun mullido camastro de hojas y

  • hierba fresca. El aire de la cuevaestaba fragante por los muchos hacesde hierbas medicinales y olorosasque colgaban de sus secas paredes.El viejo le hizo a Peleo una seapara que se sentara junto a l y, ensilencio, le ofreci agua de una jarrade barro. Luego, entrecerrando losojos en tina paciente sonrisa quepareca proceder de una honda einsondable tristeza, le dijo con elacento impecable y distinguido delpueblo argivo:

    Cuntame tu historia.

  • Posteriormente, Peleo dijo aOdiseo que su estancia entre loscentauros le devolvi la cordura,pero la verdad es que tuvo suerte decaer en sus manos en una poca en laque a su rey, Quirn, le preocupabamucho la pervivencia de su tribu.

    Los centauros siempre habansido un pueblo apartado, autctono,que viva su agreste vida en losmontes, lejos de los habitantes de laciudad y los granjeros de lasllanuras. El propio Quirn eraclebre por su sabidura y suspoderes curativos, y llevaba muchos

  • aos dirigiendo una escuela en lasoledad del monte a la que muchosreyes mandaban a sus hijos parainiciarlos desde la infancia. Pirtoo,el rey del pueblo lapita de la costa,asisti a esa escuela de nio ysiempre guard un grato recuerdo delrey Quirn y de sus centaurossemisalvajes. Por eso les invit a subanquete de bodas, pero aquel daalguien cometi el error deofrecerles vino. El vino, al que loscentauros no estaban nadaacostumbrados, los trastornenseguida. Empezaron a acosar a las

  • mujeres del banquete, y se desat unasangrienta pelea que dej muchosmuertos y heridos. Desde aquelterrible da, los no iniciados vieronen los centauros una tribuinfrahumana. Los que sobrevivierona aquella batalla huyeron a losmontes, adonde los hombres suban acazarlos por deporte, como si fuerananimales.

    Cuando llevaron a Peleo anteQuirn en su cueva, quedaban muypocos de su pueblo. Por eso, durantelas largas horas de su primeraconversacin, ambos llegaron a

  • reconocer en el otro un alma nobleque haba sufrido injustamente. Poraquel entonces Peleo no tena deseosde regresar al mundo y acogi conalegra la oferta de Quirn dequedarse una temporada entre loscentauros y curar su alma maltrechacon la vida simple que all llevaban.

    Los das de esa vida dejabanextenuado a Peleo, y de noche lovisitaban sueos vvidos yturbadores que Quirn le ense ainterpretar. Tambin not que locuraba la msica de los centauros,que pareca llena de los indmitos

  • compases del viento y el agua, sindejar de tener un singular ycautivador encanto. Por medio de lainiciacin en los misterios deQuirn, Peleo volvi a descubrir elsentido de este mundo. Y por mediode su vnculo con Peleo, Quirnempez a confiar en poder un daasegurar la continuidad de su triburestaurando las buenas relacionescon las gentes de las ciudades, allabajo. As pues, adems de amistad,el viejo y el joven hallaron esperanzauno en el otro. Esa esperanza sereforz cuando un da Peleo le dijo

  • que si alguna vez tena un hijo, sinduda lo enviara a instruirse con l yanimara a otros prncipes a hacer lomismo.

    Pero antes has de tomaresposa le dijo Quirn, y al ver queel semblante de Peleo seensombreca con el recuerdo dePolimela, el viejo alarg hacia l sumano de anciano. Esa pocaoscura ha pasado le dijo conserenidad, una nueva vida se abren te ti. Hace varias noches el padrecelestial Zeus vino a m en sueos yme dijo que es hora de desposar a mi

  • hija.Asombrado al descubrir que

    Quirn tena una hija, Peleo lepregunt cul de las mujeres de latribu era.

    Tetis lleva mucho tiempoapartada de nosotros le contestQuirn. Siguiendo a su madre, sehizo sacerdotisa del culto a la sepiaentre las gentes de la costa, que laveneran como diosa inmortal. Se hasumado a las hijas de Nereo, el diosmarino, pero Zeus quiere que ella ysu culto le acepten. Es una mujer degran belleza, pero ha jurado no

  • casarse nunca, salvo con un dios. Sinembargo, Zeus dijo en mi sueo quecualquier hijo nacido de Tetis serams poderoso que su padre, por loque slo ha de ser entregada a unmortal Quirn le sonri. Esemortal eres t, amigo mo, aunqueantes tendrs que ganrtela. Y paraello habrs de superar sus ritos eingresar en su misterio.

    Como todos los misterios, laverdadera naturaleza de los ritos delas mujeres del mar slo lacomprenden quienes los superan, por

  • lo que no puedo aadir nada a lo queOdiseo me cont del relato de Peleosobre su primer encuentro con Tetis.Fue en un islote de la costa deTesalia. Quirn le haba indicadoque su hija sola cruzar el estrecho alomos de un delfn. Si se ocultabaentre las rocas, Peleo podrasorprender a Tetis durmiendo amedioda en una gruta marina de laplaya.

    Conforme a las instrucciones desu mentor, Peleo lleg hasta la isla y,a cubierto tras un arbusto de mirto,esper a que el sol se hubiera

  • elevado hasta el cenit. Entoncestodos sus sentidos quedaronembelesados contemplando a Tetisdeslizarse hacia la playa sobre laespuma arco iris salpicada por eldelfn en cuyo lomo cabalgaba.Desnuda y brillante a la luz salina,desmont en medio del oleaje yvade hasta la orilla. l la sigui adistancia, fuera de su vista, hasta queella se meti por la angosta boca deuna gruta marina para resguardarsedel sol de medioda.

    Una vez seguro de que estabadormida y tras dirigir una oracin a

  • Zeus, se tendi sobre ella y le ci elcuerpo en un firme abrazo. Tetisdespert sobresaltada al sentir sutacto y se asust al verse apresadapor los brazos de un hombre. Sucuerpo se encendi en llamas. Untorrente de fuego lami los brazos dePeleo, abrasndole la carne yamenazando con prenderle el pelo,pero Quirn le haba advertido deque la ninfa tena la facultad de supadre marino de cambiar de forma yde que l no deba aflojar su abrazoni por un momento, por peligrosa quefuera la forma que ella adoptara. Por

  • eso estrech con ms fuerza la figuraen llamas mientras Tetis secontorsionaba debajo llevndole a unencarnizado baile en el que le hizoluchar con todos los elementos.

    Viendo que el fuego no le habaahuyentado, la ninfa volvi a cambiarde forma. Peleo se vio forcejeandosin aliento para resistir el peso delagua de una ola que rompa. Sintisus odos y pulmones a punto dereventar, pero persisti en su abrazohasta que las aguas se retiraron y oyel gruir de las clidas fauces de unfiero len al que, a su vez, sustituy

  • una serpiente con colmillos que se leenrosc silbando y retorcindose,resistindose Peleo con granviolencia a su abrazo. Luego, bajo suexhausta mirada, la serpiente tom laforma de una gigantesca sepia que leroci la cara y el cuerpo con unpegajoso chorro de tinta.Achicharrado, casi ahogado,desgarrado por zarpas y colmillos ycasi cegado por la tinta, Peleo estabaa punto de soltar su deseada prendacuando Tetis se rindi de repente alresuelto mortal que haba resistidotodos sus poderes.

  • Jadeante y sin resuello, Peleobaj la mirada y vio a la ninfarecobrar su bella forma y relajar elcuerpo en sus brazos. El abrazo sehizo ms apremiante y ms tierno, yen la hora de pasin que sigui fuesembrada la simiente de su primerhijo.

    El banquete de bodas de Peleo yTetis se celebr en luna llena en laboca de la cueva del rey Quirn, enel alto precipicio del monte Pelin.Fue la ltima ocasin en la historiadel mundo en que los doce dioses

  • inmortales bajaron todos juntos delmonte Olimpo a participar en ladicha de los mortales. Para ellos seinstal una docena de tronos doradosflanqueando a los novios. El propiopadre del cielo, Zeus, fue quienentreg a la novia, y su esposa Heraquien port la antorcha nupcial. Lastres parcas asistieron a la ceremonia,y las musas acudieron a cantar loshimnos nupciales mientras lascincuenta nereidas formabanespirales por los riscos en una danzade celebracin.

    El regalo de los dioses

  • olmpicos a Peleo fue una brillantearmadura de oro y dos caballosinmortales engendrados por el Vientodel Oeste. El rey Quirn entreg alnovio una jabalina sin par, suempuadura forjada por Hefesto, eldios cojo, y el asta de madera defresno cortada y pulida por las manosde la divina Atenea. La tribu enterade los centauros se adorn conguirnaldas y form en crculo para laocasin, y el resto se dio a laparranda bebiendo del nctar queserva Ganimedes, el escanciador deZeus: nadie recordaba un banquete

  • de bodas ms alegre desde hacamuchos aos, cuando los dioses delOlimpo honraron con su presencia laboda de Cadmo y Harmona.

    Sin embargo, de entre todas lasdivinidades inmortales, no habaninvitado a ride. Su nombre significalucha o discordia, y es la hermanagemela del dios de la guerra, Ares.Se complace igual que l en la furia yel frrago del conflicto humano; esride quien crea problemas en elmundo propagando rumores. Comodisfruta especialmente valindose dela maledicencia para suscitar

  • envidias y celos, los dems dioses ydiosas, excepto su hermano, procuranno tener mucho trato con ella. Poreso mismo se haba omitido sunombre de la lista de los invitados albanquete de bodas de Peleo y Tetis.Pero todos los inmortales tienen sulugar en el mundo, y si relegamos auno de ellos, ser siempre a nuestracuenta y riesgo.

    Furiosa y ofendida por ser lanica inmortal no invitada, rideacechaba los festejos desde lassombras de una cercana arboleda,esperando el momento idneo para

  • tomarse la venganza. El momentolleg cuando Hera, Atenea y Afroditafelicitaban al novio. Un destello deluz de algo que le llegaba rodandopor el suelo capt la atencin dePeleo. Maravilladas, las tres diosasno dejaban de soltar exclamacionesal recoger l del suelo, parada a suspies, una reluciente manzana dorada.Movidos por la curiosidad ante losgritos de alegra de las diosas, losdems invitados hicieron corroenseguida. Slo Quirn, para sucongoja, vio la figura de rideinternarse en el bosque con su tnica

  • de cuadros.Mirad exclam Peleo,

    lleva una inscripcin: A la mshermosa. Al volverse para calibrara las tres diosas que tena al lado, lasonrisa se le desvaneci, ya que nopoda entregar la manzana a ningunasin ofender en el acto a las otras.

    Pero si estoy rodeado debelleza! quiso escabullirse. Esteacertijo es demasiado difcil.

    Afrodita le sonri.A la ms hermosa, dices?

    Pues eso no es nada difcil: lamanzana es ma. Pero cuando

  • alarg la mano para cogerla, Heradijo que apenas caba duda de que lamanzana era de ella, la esposa deZeus, seor del Olimpo.

    Caben todo tipo de dudas intervino Atenea. Ningn juezcabal podr negar que yo tengo elmismo derecho a llevarme lamanzana que cualquiera de vosotrasdos, si no mucho ms.

    Afrodita desech riendo laabsurda afirmacin de Atenea.Quin iba a mirar dos veces,pregunt, a una diosa que seempeaba en ir con yelmo hasta a las

  • bodas? Sonriendo para suavizarlo,concedi que tal vez Atenea fueraalgo ms sabia que ella y que nadiedudaba de la virtud recia y madurade Hera. Pero hablando de belleza,ella las aventajaba a ambas. Yvolviendo a acercarse con disimulo aPeleo, que se preguntaba desazonadocmo haba podido meterse en eselo y cmo podra salir de l,extendi hacia l la mano abierta.

    No ves que comprometes anuestro anfitrin, insinundote asdelante de su novia? protestAtenea. A ver si te enteras ya de

  • que la verdadera belleza es tambinmodesta.

    Presintiendo la inminencia deuna indecorosa trifulca, Herainterrumpi a sus divinas hermanasreclamndoles contencin. Luegosonri a Peleo y le indic que lomejor era zanjar la cuestin cuantoantes dndole la manzana a ella, y aeso las otras se le echaron encima,compitiendo todas por hacerse orcomo la que ms, hasta que las tresse enzarzaron en una pelea. Lasmusas vacilaron en su canto, lasnereidas dejaron de bailar, entre los

  • centauros se hizo un nerviososilencio, y la novia y el novio,disgustados, no apartaban los ojos dela disputa, cada vez ms agria.

    Hera exclam, gritando muchoms que las otras:

    Si no queris entrar en razn,slo hay una forma de resolver elproblema: que Zeus decida.

    Pero ni las otras dos queranaceptar esa solucin, ni eltodopoderoso Zeus dio muestras demucho entusiasmo. Aunque llevaratoda la tarde bebiendo nctar, erademasiado listo como para

  • arriesgarse a que su esposa le hicierala vida imposible si era sincero, o sela hicieran unas diosas resentidas sino lo era. Deseando que se acabarala bronca, mir para otro lado. Pocodespus, furiosas, las ti escontendientes pasaron a los insultos.

    Ya est bien! bram Zeuscon una voz que enmudeci a todo elmundo por un momento. Si lo quequeris son manzanas doradas,tendris un manzanal entero cada unasiempre que os venga en gana.

    No es la manzana! exclam Hera acaloradamente. La

  • manzana no nos importa a ninguna!Pues claro que no

    corrobor Atenea.Y por qu nos avergonzis a

    todos de esta forma? preguntZeus. Y al no obtener respuesta,declar llegado el momento de quelas diosas recordaran quines eran ydnde estaban. Tenan que poner final altercado, sentarse a disfrutar ydejar que disfrutaran todos. Probuna vez ms a mirar para otro lado,pero Afrodita, con los ojos muyabiertos, aleg que la disputa era unacuestin de pura justicia. No iba a

  • consentir que otras se declararancandidatas a un ttulo que, comotodos saban, era suyo por derechopropio.

    Intuyendo que su esposoempezaba a flaquear, Hera lesusurr:

    No le hagas ni caso a esanecia lagarta.

    No te dejes avasallar por tumujer ataj Atenea, si es queesperas que se siga respetando tucriterio.

    Zeus grit al momento que nipor lo ms remoto pensaba escoger

  • entre ellas. De un vistazo circularmir cohibido a las tres diosas y, conms calma, les dijo que, en suopinin, todas ellas eran bellas. Lastres. Cada una a su manera,inimitable. Tenan que olvidar lamanzana y poner punto final alasunto.

    Las cosas han ido demasiadolejos para eso dijo Hera.Exigimos una decisin.

    Abatido, Zeus cruz la miradacon su esposa. Por grande que fuerasu poder, no vea modo de resolverla discusin sin crear rencillas

  • eternas en el Olimpo. Pero cuandovolvi la vista, slo fue para advertirque todos los mortales all reunidoslo miraban asustados y perplejos. Yase arrepenta un poco de habercedido a un simple humano una ninfatan bella como Tetis. Y ahorapensaba que este problema vena demezclar los avatares de mortales einmortales, y cuando se vio pensandoeso, supuso a ride tras la disputa. Siera as, no habra una solucinrazonable. El dao estaba hecho, yno se le ocurra ninguna forma dedeshacerlo. Tampoco poda permitir

  • que una actuacin tan deshonrosaprosiguiera ante los ojos de losmortales.

    Mi decisin dijo al fines que nos volvamos todosinmediatamente al Olimpo y dejemosa estas buenas gentes seguir con subanquete.

    Momentos despus, losinmorales estaban de vuelta entre lasnubes del alto Olimpo. Pero nadams ver que Zeus seguaabstenindose de dictar un juicio, lasdesaforadas diosas reanudaron sudiscusin sin visos de arreglo.

  • Entretanto, aquel banquete debodas que haba empezado con tantaalegra fue decayendo hasta llegar aun final deprimente. Haca va ratoque sobre Pelin se cernan negrosnubarrones y los dioses se habanesfumado en el fragor de unrelmpago. Ahora llova, y la gentecorra a refugio resbalndose ytropezando por las rocas. Era comosi la tormenta destruyera todaexpectativa de paz y orden en elmundo. Nada ms cesar el chaparrn,todos se excusron y se fuerondispersando monte abajo, rumbo a

  • las comodidades de la vida en lasciudades de la llanura.

    Lamentando que el padrecelestial Zeus no hubiera puestofreno al encono de las diosas, Quirnse retir sombro a su cueva. Laltima vez que sus centauros habanasistido a un banquete de bodas, elvino los envileci, y fue a partir deentonces cuando empezaron a darlescaza como a lobos. La culpa deaquello haba sido de los hombres;pero ahora se dira que hasta losdioses haban perdido la razn. Tandislocado estaba el mundo que

  • decidi mantener a su puebloapartado en lo sucesivo. Si Peleo ysus amigos queran enviar a sus hijosal monte a formarse all con l, lostomara a su cuidado, los instruiraen la msica y las artes curativas yhara todo lo posible porencarrilarlos hacia la sabidura. Perocon los dioses reidos y pocoscorazones humanos ya conformes conuna vida sencilla y natural como lade l y su pueblo, slo vea malospresagios para el futuro.

    Pasaban los aos, y el

  • matrimonio de Peleo y Tetis no ibabien. Pese a lo penoso que fue, lapareja quiso quitarle importancia conbromas al lamentable fracaso del dade su boda, pero no pas muchotiempo sin que Peleo se diera cuentade que apenas saba nada de suesposa.

    Arriba en la montaa hubo unatemporada en que crey volver a serfeliz. Jubiloso por su apasionadoencuentro con Tetis, lo daba porseguro. Juntos viviran bien criandohijos en el aire puro de la montaa,lejos de ambiciones y de ambiguas

  • cortesas. Pero Tetis era una criaturaacutica. Amaba la brisa salina delmar, el lomo del delfn que asomabatras ella, el impetuoso oleaje a la luzde la luna, el olor de las algas en laorilla, la arena que se le colaba entrelos dedos de los pies y el marmreomundo de las piscinas naturales entrelas rocas. Arriba, en el monte, sesenta perdida. Aoraba las largasfranjas de arena y el ruido del mar, yla enfurecan de asco y frustracin elolor caballuno del pueblo centauro ysu prosaica terquedad. Tras haberdiscutido con su padre y haber

  • ofendido a importantes miembros dela tribu, dej claro a Peleo queaunque el propio Zeus los hubieraentregado el uno al otro, si la retenacontra su voluntad en ese lbregodespeadero, se morira.

    Peleo ya tena sobre suconciencia las muertes de unhermano y una mujer. El primero,cuyo nombre vena de la foca,tambin amaba el mar La segunda seahorc por no haberse quedado lcon ella en vez de ir en pos de unjabal a los montes de Calidn,donde mat al hermano. La idea de

  • otra muerte as era ms de lo quepoda soportan Por eso ya habadecidido dejar la montaa antes deque acabara el verano, cuando unjinete vino en su busca desdeTesalia.

    Trajo la noticia de que el reyctor, nunca recuperado de laprdida de sus hijos, haba muerto.Ahora sin jefe, los mirmidones losimplacables soldados-hormiga deTesalia enviaban al mensajeropara pedir a Peleo que regresara yasumiera su herencia como legtimosucesor de ctor. Poda estar seguro

  • de que le recibiran bien, ya quealgunos de los mirmidones habanparticipado en la cacera del jabalde Calidn y saban que la muerte deEuritin fue accidental. Adems, laesposa de Acasto haba enloquecidoy se la oy jactarse en su delirio dehaber provocado el suicidio dePolimela. Por todo ello, nadiedisputara a Peleo su derecho agobernar.

    Era la respuesta de los dioses asus problemas. El deber para in supueblo y la preocupacin por suesposa le exigan dejar la montaa.

  • Trasladara la corte real delsantuario de Atenea de la ciudadinterior de Itn, donde estaba ahora,a una de las fortalezas costeras. Suesposa pronto volvera a or el mar.All Tetis sera feliz.

    Puso en marcha de inmediatolos preparativos para el regreso. Sedespidi solemnemente de losamigos que haba hecho entre loscentauros y les prometi noolvidarlos y recibirlos comohuspedes en su casa cuandoquisieran. Luego pas largo rato asolas con Quirn, los dos subidos a

  • una ventosa cornisa de piedra en loal tu del barranco desde donde sevea el mar oriental al fondo de lascumbres de Tesalia y Magnesia. Unguila planeaba en crculo por losazules dominios sobre sus cabezas.Todo lo dems era ancestral ysilencioso. All arriba estaban casifuera del tiempo y, mirando cmodespeinaba el viento los blancosmechones del pelo de Quirn, Peleosupo que el anciano rey vea elcorazn de las cosas, totalmentefuera del alcance de la palabra. Y supropio corazn tambin qued sin

  • habla, no porque no hubiera nada quedecir, sino por haber demasiado.Pero en el silencio del monte, eracomo todo eso ya se supiera.

    Al cabo de un rato, Quirn sevolvi para mirarle:

    Hars lo que puedas por migente cuando me haya ido?

    No hace falta decirlo. Perolos centauros sois muy longevos.Creo que an te quedan muchos aos.

    Puede Quirn volvi lacara para protegerse del viento,pero mi hija... suspir. Laprimera vez que te habl de ella no

  • saba nada de su anhelo deinmortalidad. Para un hombre tieneque ser difcil vivir con eso.

    Peleo frunci el ceo alpensarlo y luego le quit hierro. Tampoco me es nada fcil vivirconmigo mismo. Y Tetis ser felizcuando estemos junto al mar.

    El centauro repiti:Puede.El guila planeaba ahora muy

    por encima de ellos con las alasarqueadas como una proa contra elviento. Quirn subi los ojos paraver la slida envergadura del ave

  • brillando a la impoluta luz del sol.Dijo con calma:

    Recuerda que tu hijo ser msgrande que t. Intenta no tomrtelo amal.

    No lo har... porque es tusangre la que lo har ms grande.Cuando tenga edad, lo enviar aqucontigo.

    Quirn asinti con su ancianacabeza:

    Entonces vivir para ello.

    Pese a los seis embarazos deTetis en los siguientes aos, ninguno

  • de ellos lleg a su trmino dando unretoo que sobreviviera ms all deun par de semanas, a lo sumo.

    Con cada pequea muerte aPeleo la tristeza se le haca msinsoportable, y ms an porque suesposa, para dar a luz, sola retirarsea un santuario de los fieles de laorilla hasta el da en que trajera almundo un hijo vivo. Cuando Peleo lepregunt la razn de esa prctica,ella le dijo que era un misterio demujer y no haba que hacer preguntas.

    Pero siempre volva plida ydemacrada, como si el fracaso la

  • hubiera dejado vaca.Sin embargo, no deca nada

    ms, y Peleo contena su dolor yvolva a dictar sus juicios en elmundo de los hombres.

    En su vida haba cada vez mstensin por el silencio creado entreellos.

    Tras la prdida del tercer hijo,l argument con ms firmeza queestara bien consultar al padre deella, uno de los hombres msfamosos de entre los vivos por susconocimientos de medicina. PeroTetis no quera ni or hablar de ello.

  • Era una mujer, dijo, no una yeguaenferma, y no quera saber nada deesa magia de montaa. Su confianzala depositaba en su propia visin deesas cosas, y era sacerdotisa marinade la madre luna. En todo caso, nohaban profetizado que su hijo serams fuerte que l? Ningn hijo deella tan dbil como para nosobrevivir a las pruebas delnacimiento tena cabida en la tierra.No haba que llorarles as.

    Esa ferocidad lo dej atnito,pero la achac en parte al intento deTetis de enterrar su propio

  • sufrimiento y en parte al influjo de lasacerdotisa dlope que laacompaaba constantemente. Menuday de intensos ojos hundidos, con unamarca de nacimiento de color fresaen forma de caballito de mar en elcuello, la mujer se llamaba Harpale.Tetis la honraba por ser de la familiade su madre le haba rogado que sequedara con ella en la corte de Peleoen vez de unirse a la recientemigracin de su clan a la isla deEsciros.

    El dlope era un puebloinquieto que, un par de generaciones

  • atrs, viajando desde el extremooccidental, se haba asentado en lasriberas de Tesalia. Ahora, bajo surey Licomedes, algunos de susmiembros haban sentido el impulsode trasladarse a las islasdesperdigadas del mar oriental, ylevantaron su propio fuerte en laventosa isla de Esciros. El trasladose produjo no mucho despus de quePeleo estabilizara su reinado sobrelos mirmidones, y sintiendo la fuertellamada de la vida islea, Tetishaba querido irse con ellos.

    La lucha entre los dos dur un

  • tiempo. Nacido en una isla, Peleoconoca bien la fuerza de la llamada,pero era rey de un pueblo delinterior, y el deber de su esposa eraquedarse con l y darle un heredero.No le bastaba con que hubieratrasladado la corte a la costa porella? Comprenda su necesidad demar. Se resign a que siguiera consus prcticas, que l no comparta yde las que aunque no se lo dijono se fiaba demasiado. Pero ellatena que respetar las constriccionesque impona el deber regio en suvida. Se quedaran donde estaban, en

  • Tesalia.Entretanto, Peleo llevaba muy

    ocupado una temporada. Ya segurodel trono, haba preparado a losguerreros mirmidones para ajustarcuentas con Acasto. En una campaaveloz y brutal, los haba llevado porMagnesia hasta Yolco. Acasto habamuerto en batalla y a su esposa,enajenada, la ejecutaron enseguida.Para dar gracias a Zeus y Artemisa,que tenan un poderoso centro deculto en Yolco, all fue donde Peleose coron rey, y luego hizo de Yolcosu nueva capital costera.

  • Tras aprender las leyes ycostumbres de los mirmidones,intent combinarlas con las deMagnesia para gobernar un reinopacfico y dictar sentencia en loslitigios, con los que sus belicososhombres llenaban las horas deaburrimiento en tiempo de paz. Lanecesidad de conseguir dinero erasiempre acuciante tambin: haba quealimentar y vestir a la casa real,pagar a los criados, armar a losguerreros, cumplir los proyectos deconstruccin, reparar sus naves yhacer onerosas ofrendas a los dioses,

  • todo lo cual costaba un montn deoro. Lo que no poda recaudarsecomo tributo haba de salir de algnotro sitio, por lo que en compaa deTeseo, ya viejo, se meti a pirata losmeses de verano y se aficion aasaltar buques mercantes y lasopulentas fincas del litoral oriental.

    En aquellos viajes se labr lareputacin de guerrero bravo y reygeneroso, si bien sus gestas nuncallegaron a tanto como las de suhermano. Telamn ya haba navegadoen el Argos de Jasn en busca delvellocino de oro y se haba hecho

  • muy amigo de Heracles, clebre ytemido desde Epiro hasta Paflagoniapor ser el hroe ms osado, msvigoroso y, a veces, el ms loco dela poca. Tras otra expedicin portoda la costa del mar Negro en laAmazonia, Telamn y Heracles sepropusieron montar una campaacontra la ciudad frigia de Troya.

    Telamn intent convencer aPeleo de unir sus fuerzas a las deellos, pero a Peleo le faltaba elinsaciable apetito de batalla de suhermano y era reacio a arriesgar lariqueza de su reino, que tanto le

  • haba costado ganar, en lo queprometa ser un ataque infructuoso auna ciudad en bancarrota por la queacababan de pasar la peste y unterremoto. La decisin acabtomndola por l una herida sufridaen una escaramuza entre naves esaprimavera. Una espada sidonia lecort el tendn de la corva de lapierna derecha cuando abordaba lagalera, ponindolo fuera de combatedurante meses.

    Fue tambin el ao en que susexto hijo muri en la primerainfancia, un dolor que ya no pudo

  • soportar. La decepcin mutua habaerosionado un matrimonio queempez mal auspiciado, y la pasinse apag al crecer las tensiones.Peleo le dio muchas vueltas a lo queQuirn haba dicho sobre los deseosde inmortalidad de Tetis, queexplicaran su nerviosismo eirritacin por las preocupaciones del, ms prcticas. Esos das slopareca hallar consuelo en compaade Harpale, y a Peleo lleg amolestarle el influjo que la menudadlope ejerca en la mente de suesposa. Harpale pronto aprendi a no

  • cruzrsele en el camino, pero sunombre sala a menudo en lasconversaciones de Peleo con suesposa, llenas de reproches,punzantes como pas de erizo demar, por la vida islea que se lenegaba.

    Cada vez era ms difcil hablarde la razn por la que Tetis no ledaba un heredero, y cuando al finPeleo se decidi a acudir a Quirnpara tratarse la pierna herida, fuecontra los deseos de su esposa, y porese asunto sali tambin a relucir elotro, ms grave.

  • Quirn escuch atentamente a suyerno, aplicndole densos emplastosen la pierna. Le pregunt por lasprcticas del culto a la sepia ymostr gran inters por el papel queHarpale haba adquirido en la vidade su hija. Conociendo un poco a losdlopes, pregunt a Peleo si saba dealgn indicio de que su hija usara elfuego para algo raro en los ritos.Pero Peleo no supo contestar, porqueestaba excluido de toda esa esfera dela vida de su esposa. Por su parte, ladoraba a Zeus, a Apolo y a la diosavenerada como Atenea en Itn y

  • como Artemisa en Yolco; pero de losmisterios ms secretos de su esposaera tan ignorante como su caballo.

    Quirn asinti:Qudate hasta que las hierbas te

    transmitan su virtud. Si hubierasvenido antes, podra haber hechoms; ahora te quedars cojo parasiempre. Pero sonri mirando defrente a su amigosi llegas a ser uncaballo, te corto la trquea!. Lepuso el vendaje y se sent paralavarse las manos. Lo otro,pensar en ello.

  • Cuando baj de nuevo de lamontaa, Peleo llevaba consigo a unamujer centauro llamada Evipe. Aldejar el monte, sta derram tantaslgrimas que Peleo adivin que en elcatre de hierba del anciano rey se laechara de menos tras su partida.Evipe era una mujer pequea yredonda, tmida y atenta, de grandesmanos asombrosamente delicadas.De momento dira que se la llevaba acasa para que le atendiera la herida,pero no tena intencin de dejarcorrer el tiempo sin hacer saber atodos que era tambin muy buena

  • partera.Cuando volvi a su palacio de

    Yolco, Tetis ya llevaba embarazadams de dos meses. Malhumorada ytodava con vmitos, de inmediatodej claro que no tendra nada quever con la menuda montaesa, aquien primero despreci diciendoque era la peluda yegua de cra de supadre y luego su vieja jaca gruona,fingiendo cruelmente haberla miradoms de cerca. Peleo protest. Esanoche hubo entre ellos una broncainfernal, que dio paso a un silenciode dos semanas.

  • Despus, cuandodesaparecieron los vmitos, hablarony volvieron a hacer el amor, peroslo lograron reanudar la frgiltregua en que se haba convertido suvida. Tetis segua negndose aincluir a Evipe entre las mujeres a suservicio, pero la centaura supohacerse un discreto hueco en la cortey, gracias a sus aptitudes para lamedicina, pronto tendra amistadesagradecidas. Trat con gran acierto auna mujer de un sarpullido en elestmago y a otra de unas peligrosasfiebres, lo que le vali fama de

  • curandera, y era muy solicitada entrelos mirmidones ilustres y susesposas. Slo Tetis, mientras suvientre se redondeaba mes a mes,sigui fingiendo que no exista.

    Si tema que le hubieran trado aEvipe para espiarla, sus temoresestaban justificados, porque cada vezque la centauro acuda a examinarlela pierna, Peleo la interrogabaminuciosamente sobre todo lo quesupiera de las actividades de suesposa durante el embarazo. Pasaronsemanas sin que hubiera nada raroque comunicarle, pero al octavo mes,

  • Evipe trab amistad con una jovenque tena mucho dolor por la prdidamensual de sangre. Como remedioinmediato, Evipe le dio una pocinde mundillo, hierba de la celada ybayas de espino rojas, pero leaconsej que no tardara en volverpara seguir el tratamiento. Cuandovolvi, estuvieron charlando, yresult que la muchacha serva comocriada en el culto a la sepia.Escogiendo bien las palabras alpreguntarle, Evipe supo que,aparentemente, ninguno de los bebsde Tetis haba tenido nada malo, ni

  • fiebres ni taras: nada que explicaralas tempranas muertes. Era unmisterio, le dijo la chica, salvo quela diosa los hubiera reclamado.

    Cuando Evipe le pregunt convoz despreocupada por el papel deHarpale en el culto, la chicaenrojeci un poco, desvi la vista ydijo ser una devota de bajo rango ydemasiado joven para iniciare enesas cuestiones. Y tampoco queraespecular.

    Pero sent su miedo concluy Evipe. Puede que nosepa mucho, pero sabe ms de lo que

  • dice y est asustada.Confirmadas sus propias

    sospechas, Peleo pidi a Evipe quesiguiera atenta a lo que oyera, y alfinal supieron ms por la esposa deun hombre de abolengo. Esa mujerfue la primera que se atrevi a hablarde brujera, pero no lo hizo a lasclaras, sino arrojando las sospechasslo sobre la dlope y no sobre lapropia Tetis, y de tal forma queEvipe intuy que la mujer quera queinformara de lo que le haba dicho.

    Sabiendo que Tetis habaofendido antao a esa mujer, Peleo

  • sugiri que tal vez propagararumores por despecho, pero Evipe selimit a encogerse de hombros.

    De verdad crees que algoterrible est pasando? le pregunt.

    Para ti sera terrible repuso ella.

    Sabes lo que es?Puede que me equivoque.Dmelo de todos modos.Evipe dud un momento y al

    final neg con la cabeza.Entonces, qu puedo pensar?

    pregunt l. Qu voy a hacer?No hay que hacer nada. No

  • hasta que nazca el nio.Y entonces?Hay que ser pacientes y

    esperar. Cuando llegue el momento,veremos qu hacer.

    La verdad de lo que sucedi enaquel momento slo la supo elpropio Peleo y no habl de ello, o almenos, no hasta unos seis aosdespus, cuando Odiseo lleg a sucorte por primera vez. Para entoncesel nio, sptimo hijo de Peleo, elnico que sobrevivi, ya estaba enlas montaas con Quirn

  • aprendiendo a vivir. Peleo viva soloen su sombro palacio bajo lospacientes cuidados de Evipe,administrados casi siempre ensilencio, y durante un tiempo sumelancola estuvo en boca de todoArgos. Telamn y Teseo, que habanintentado sacarle de ella, fallaronambos. Quirn era demasiado viejopara bajar de las montaas, y elpropio Peleo no tena nimos para ira verle. As pues, el rey de losmirmidones se consuma en susoledad, cojeando del saln a laalcoba, casi sin hablar y delegando

  • cada vez ms los asuntos de gobiernoen ministros de su confianza.Murieron viejos amigos como Pirtooy Teseo. El poder se traslad al sur,a Micenas. La gente empez aolvidarle.

    Fue entonces cuando Odiseoatrac su nave en la playa de Yolco.El rey Nstor de Pilo le habaalentado. Todo el mundo responda ala animacin del joven prncipe detaca, le dijo, tal vez tambin el viejoPeleo:

    Por qu no tentarle aacompaarte en tu incursin por la

  • costa misia, a ver qu pasa? Peleofue buen pirata en su da. Podravolver a serlo.

    No haba la menor oportunidad,Odiseo lo vio enseguida. Aquelhombre apenas poda sonrer, nodigamos desenvainar la espada.Encogindose de hombros, habadecidido reducir prdidas ydesatracar al alba, cuando Peleo alzla vista de su copa de vino porprimera vez en casi una hora y ledijo:

    Me ha gustado tu visita.Nadie de los que me rodean se

  • acuerda de sonrerme. T, encambio, no dejas de hacerlo.

    No me cuesta nada Odiseosonri. Te molesta?

    Serio, Peleo neg con la cabeza.Al rato empez a hablar, y un diosdebi de entrar en l, pues a partir deentonces ya no par. La conversacinde aquella noche fue un enormedesahogo, ya que Odiseo fue la nicapersona a la que Peleo cont nuncalo sucedido entre l y su esposa.Odiseo escuch inmvil yhorrorizado el doloroso relato decmo, a sugerencia de Evipe, se

  • haba purificado ante Zeus y habasuplicado el perdn de la diosa portraspasar el sagrado recinto de lagruta marina donde Tetis celebrabasus ritos. Era la primera luna nuevatras el nacimiento del nio.Zafndose de las mujeres drogadasque intentaron detenerlo, Peleopenetr en la gruta y vio las oscurasfiguras de Tetis y Harpale bajo unprimitivo dolo de madera dedicadoa la diosa junto a un altar de brasascandentes. Harpale sostena una finared de malla. Tetis quitaba las gasasque envolvan a su beb, que estaba

  • llorando, y Peleo comprendi almomento lo que iban a hacer. Si nohubiera llegado a tiempo paraimpedirlo, ella y Harpale habranhecho lo que seguramente habanllevado a cabo muchas veces:suspender al nio sobre el fuego ypasar una y otra vez su diminutocuerpo, hasta inmortalizarlo, por eltrmulo resplandor del aire calienteque desprendan las ascuas del altar.

    Con un aullido de abominacin,Peleo sac su espada, mat aHarpale de un tajo y le arrebat a lamadre el beb que an lloraba. Si el

  • nio no se hubiera aferrado a lllorando frenticamente, tal veztambin habra matado a Tetis, perocuando pudo levantar la espada otravez, el delirio haba pasado y ya nofue capaz. Tetis vio el conflicto en sucara. Incomprensiblemente, solt unarisita de fastidio.

    Con el beb revolvindose ensus brazos, Peleo la mir como semira a un demente. Ella le sostuvo lamirada, y no se movieron en el calorde la gruta y su olor a mar, sabiendoque aunque el pequeo se hubierasalvado de las llamas, la hoguera

  • encendida por Tetis haba consumidoen un instante lo que quedaba de suamor.

    Destrozado y reacio a dictar lamuerte de la hija de Quirn, Peleo laencerr durante un tiempo. Entreg elnio a una nodriza amiga de Evipe,una centauro que se haban trado deuna cacera y fue liberada a peticinde Peleo, y que ahora viva con unode los cocineros de palacio. Fue ellaquien puso al pequeo el nombre deAquiles el que no tienelabios, porque el pecho de su

  • madre nunca calent su boca paraentregarlo a la vida. Pero a Peleo lecostaba demasiado mirar a su hijo,porque su llanto siempre lerecordaba el horror de aquellanoche. Sin embargo, a una cosaestaba decidido: Tetis nuncavolvera a acercarse al nio ni a l.As que al final, pactando que ellamorira si regresaba a Tesalia, le diopermiso para hacer lo que siemprehaba deseado, y Tetis fue a reunirsecon el pueblo de su madre en laremota isla de Esciros.

    Sin embargo el nio vivi

  • dijo al fin Odiseo, lleno decompasin por el hombre que tenasentado frente a l mirando lasbrasas casi consumidas. Tienes unhijo y heredero.

    Al que apenas conozco respondi Peleo y que no sabenada de m.

    Eso tiene remedio. Puedes ira buscarle a la escuela de Quirn encualquier momento.

    Para que viva en estaoscuridad conmigo?

    El muchacho podrailuminarla.

  • Suspirando, Peleo busc elrostro del joven de taca. Afortunadamente, segn una profeca,ser ms grande que su padre.

    Odiseo dijo:Entonces ser un gran

    hombre, seguro.

    Al calor de la compaa de sunuevo amigo, Peleo invit a Odiseo aquedarse con l en Yolco unatemporada. El de taca acept conalegra, y hablaron largo y tendido dehistorias y hazaas pasadas y de loscambios en el mundo desde que

  • Agamenn, el hijo de Atreo, ocupabael trono de Micenas y su poder seexpanda tanto que, seguramente,pronto sera aclamado rey supremode todo Argos. Tambin hablaron detemas ms ligeros, y una tarde queOdiseo al fin haca rer a carcajadasa su anfitrin, les anunciaron lallegada de otra visita.

    Hijo natural del rey ctor,Menecio tena un parentesco lejanocon Peleo por razn de matrimonio, yhaba cruzado los estrechos desde laciudad locria de Opunte para pedirleayuda. Menecio tena un gran

  • problema con su hijo de seis aos,que, jugando a las tabas, habamatado a uno de sus amigos en unadiscusin que acab en pelea.

    No hay maldad en elmuchacho explic frunciendo elceo, aparte de lo impulsivo quees. Y me duele en el alma, pero nopuedo tenerlo conmigo en Opunte.Una culpa de sangre pesa sobre l, yel padre del chico al que mat amabatanto a su hijo como yo al mo.

    Peleo asinti:Y qu es lo que quieres de

    m?

  • Menecio le pregunt si podapresentarle a su hijo, y, dndolepermiso, Peleo y Odiseo se hallaronfrente a un mocoso de seis aos, conuna densa mata de pelo, cabizbajo ycon los ojos muy fijos en sus propiospies recin lavados. Recordandocmo la muerte de otro haba tocadosu propio destino en su juventud,Peleo le pregunt:

    Cmo te llamas, muchacho?Fugazmente, el pequeo levant

    hacia l un rostro enfurruado ydesafiante, e inmediatamente volvia bajar la mirada, sin decir nada.

  • Su nombre es Patroclo respondi Menecio, aunque, comoves, hasta ahora no ha dado muchagloria a su padre.

    Ya habr tiempo intervinoOdiseo rebajando la seriedad.

    Menecio volvi a mirar a Peleo,suplicante:

    He odo que has enviado a tupropio hijo con el centauro ycuando Peleo volvi a asentir,aadi: Me preguntaba si creesque l sera capaz de enderezar aeste chico.

    A m me enderez musit

  • Peleo.Pero aquel desastre de la

    boda de Pirtoo, cuando seemborracharon... Menecio vio aPeleo fruncir el ceo. Dudando,volvi a empezar. Quiero decir,t no eras ya adulto cuando acudistea Quirn?

    Lo era ms al irme. ComoPirtoo y Jasn, pero a ellos losenviaron all de nios. Y habra sidomejor haberme quedado entre loscentauros Peleo movi la cabeza. Pero no era mi destino. Por eso,para m fue una alegra poder enviar

  • a mi hijo a Quirn, y desde entoncesvarios de mis mirmidones han hecholo mismo. Se volvi a Patroclo,que no dejaba de moverse,intimidado.

    Mrame, muchacho.Con gravedad, Patroclo hizo lo

    que le pedan.Te gustara cazar y aprender

    la lengua de los caballos? Tegustara conocer la magia queencierran las hierbas, y cantar y tocarla lira para que los animales salgandel bosque a escuchar?

    Inseguro, Patroclo asinti con la

  • cabeza.Creo que a m tambin me

    gustara ir a esa escuela Odiseosonri.

    Peleo se sorprendi diciendo depronto:

    Entonces vente al montemaana conmigo.

    Odiseo subi la mirada,sorprendido por la transformacin desu amigo. Algn dios deba de andarcerca. Se le eriz el vello de la nuca,pero sonri y asinti. Por qu no?S, le gustara ir.

    Peleo se volvi a Menecio:

  • Ya es hora de que vaya a vercmo le va a mi propio hijo. Hashecho bien. Deja a tu chico conmigo.

    Salvo un rbol cado por unrayo y la cantidad de desaliadosnios que alimentar, Peleo apenasobserv cambios en la escarpadamontaa desde la ltima vez quehaba estado all. Pero a Quirn loencontr mucho mayor, sus mejillasms hundidas de lo que recordaba ylas arrugas subrayando sus profundasojeras. Adems, sus movimientoseran ms lentos, aunque todava

  • estaba gil. Las manos le temblabanal ofrecer una libacin de leche deyegua en seal de agradecimiento porel regreso del hijo y amigo. Dio unaclida bienvenida a Odiseo entre supueblo y sonri amablemente aPatroclo, al que dirigi unaspreguntas antes de mandarlo a jugarcon los otros nios por el arroyo. Unmuchacho sali a buscar a Aquiles enlos bosques y, camino de la cueva,Peleo explic a Quirn por qu lemandaban a Patroclo. El ancianoslo responda asintiendo, y sacudila cabeza viendo a Peleo renquear

  • por las rocas.Tenas que haber venido

    antes observ, entonces y ahora.En la comida, Odiseo declar

    su admiracin por el modo de vidade Quirn.

    En taca an apreciamos lascosas simples explic. Hayquien nos tiene por burdos ybrbaros, pero somos sinceros, y nonos falta de nada que necesitemos.Slo mi inquieto afn de aventura meempuja a salir, pero siempre mealegra volver a casa. Peleo suspir:

    Yo nunca debera haberme

  • marchado de aqu.Un hombre ha de seguir su

    destino afirm Quirn, y el tuyoha sido duro. Debera haberlo vistoantes, pero el corazn ve cosas quese niega a creer.

    Peleo recalc que nocorresponda a Quirn ninguna partede culpa por su destino, pero el viejorey sacudi la cabeza gravemente.

    Aunque sali a su madre,Tetis es de mi sangre, y he falladocomo padre.

    Cuando Odiseo objet lo buenpadre que haba sido Quirn para

  • muchos de los mayores hroes de lapoca, el viejo centauro dijo con unsuspiro que se poda cuidar bien delos hijos de otros y, no obstante, serun manazas con los propios.

    Aqu slo me traen a varonesseal, y por ms que el poderdel mundo haya pasado al padrecelestial Zeus, la diosa tambinplantea sus exigencias: aunque aveces sea difcil para los hombrescomprender sus misterios.

    Subi la mirada a lospreocupados ojos de Peleo y respirhondo.

  • Pero t tienes un buen hijo.Se ha convertido en un diestrocazador y corre como el viento.Tambin tiene una voz que teconmover con su canto. Vas a estartan orgulloso de Aquiles como l loest de ti.

    Quirn capt la duda en lacabeza inclinada de Peleo.

    Ah, s, sabe que su padre esun gran rey de Tesalia, y ya se hallevado un par de puetazos porpresumir de ello.

    Y entonces los tres oyeron elalborotado gritero de los nios en el

  • barranco. Intentaron reanudar laconversacin, pero como el jaleo nocesaba, Quirn se levant diciendo:

    Ya es hora de poner fin aesto.

    Sus invitados le siguieron a laboca de la cueva, desde dondebajaron la vista al remolino despera hierba entre las rocas y vierona dos nios pelendose como dosperros en el centro de un movedizocorro de pequeos espectadores depelo revuelto, que les jaleaban.Cuando al fin se levantaron delsuelo, todava luchando a puetazo

  • limpio, ambos sangraban por lanariz.

    Peleo reconoci a Patroclo porel rojo oscuro de la tnica quellevaba.

    Su padre me advirti de sumal carcter, pero empieza mal.Espero que el otro muchacho sea lobastante fuerte para defenderse.

    Yo dira que s Quirn sevolvi y le sonri. Es tu hijo.

  • El orculo de fuego

    Tras el da de la boda de Peleo

    y Tetis, toda una generacin pas enel mundo de los mortales, pero ladisputa entre las diosas seguacandente sin que Zeus diera muestrasde avanzar hacia una solucin. Porfin, cuando el mal clima generado asu alrededor le agot la paciencia,llam a los dioses a consejo, yHermes, el ms perspicaz y elocuentede los inmortales, concibi unaposible salida.

  • Era obvio, dijo, que ninguna delas tres diosas se quedara conformehasta que se emitiera un juicio.Tambin saltaba a la vista queninguno de los inmortales podraescoger entre ellas sin ofenderlaspara toda la eternidad. Por tanto, suopinin era que haba que poner ladecisin en manos de un mortalimparcial.

    Nada descontento con la idea dedevolver la disputa al reino mortal,Zeus le pregunt si haba pensado enalguien concreto.

    Creo que esta cuestin

  • sonri Hermes debe decidirlaParis.

    Ares levant la vista al ormencionar el nombre. Este diosapuesto, arrogante y matn, recinllegado de Tracia donde loshombres hacan de la guerra undeporte y podar cabezas lesdeleitaba tanto como a otros lasbeldades del arte, no tena dudassobre cul de las tres diosas deberarecibir la manzana. Sin violenciareal, este conflicto le aburra desdehaca tiempo, y por ello dijo en elacto que Paris era una excelente

  • eleccin. Saba que era un tipo justo,con ojo para los mejores torosbravos de los montes Ideos.

    Aunque impaciente por retornara las tierras vrgenes, Artemisaseal que entender de toros tal vezno fuera la preparacin ideal para elasunto que se traan entre manos.Pero antes de que Hermesrespondiera nada, Ares siguihablando y les cont que, en unaocasin, Paris ofreci una coronapara el toro que se impusiera alcampen que l mismo haba criado.Slo por divertirse, Ares se

  • transform en toro y peg unaautntica paliza a la bestia de Paris.Y ste, pese a haber salidoperdiendo contra todo pronstico, leentreg de buena gana su corona deganador. Por eso Ares estabacompletamente seguro: podanconfiar en que el juicio de Paris serajusto.

    Quiz deba aadir apuntHermes sonriendo amigablemente alas diosas, cuyo inters por los torosbravos no era en ese momentoapasionado que Paris es, adems,el ms hermoso de los mortales.

  • Al or esto, Zeus gru y volvia dirigir una adusta mirada a lasdiosas.

    Aceptarais las tressometeros al juicio de ese hermosomortal?

    Y cuando ellas asintieron con lacabeza, el seor del Olimpo suspiraliviado.

    Muy bien, que sea Paris, pues. Y pidindole a Hermes quellevara a las diosas al monte Ida,Zeus se congratul por haberquedado nuevamente libre paradirigir el pensamiento a otras cosas.

  • Sentado al sol mirando su

    rebao pacer en los pastos del monteIda, Paris no tena ni idea, porsupuesto, de que los dioses lohubieran elegido para resolver unproblema que ellos no lograbansolucionar. Pero en ese momentotambin ignoraba muchas otras cosas,como el misterio de su propionacimiento (y esto no era unabagatela, pues este joven a quienconfiaban tan imponenteresponsabilidad era mucho ms queel humilde pastor que crea ser).

  • Haca muchos aos, horas antesde alumbrarlo, su madre habadespertado aterrorizada de un sueoproftico, un sueo que ahoraempezaba a proyectar suespeluznante luz sobre el mundo.Pero al engendrar a los hijos, lospadres engendran historias quevienen de la suya propia, y no seentender quin era Paris sin saberadems algo de sus padres y tambindel padre de su padre.

    Hubo muchas Troyas antes deque la ltima de ellas cayera. En unagobern un rey llamado Laomedonte,

  • y segn cuenta el saber popular de laciudad, los dioses Apolo y Poseidntuvieron que humillarse y trabajar depeones para ese rey durante un aoentero, como castigo por una ofensa aZeus. A cambio de la pagaestipulada, Apolo tocaba la lira ycuidaba los rebaos de Laomedonteen el monte Ida, mientras Poseidn seafanaba construyendo las murallasque rodeaban la ciudad. Sabiendoque stas no caeran nunca salvo quetambin un mortal participara en suconstruccin, Poseidn deleg unaparte de las obras en aco, padre de

  • Peleo y Telamn. Pero el carcter deLaomedonte tena una veta prfida, ycuando acabaron las obras se neg apagar lo acordado, que era todo elganado nacido en el reino en eltranscurso de ese ao.

    No era l, aleg, sino Zeus,quien haba obligado a trabajar a losdioses, y adems, qu necesidadestenan los inmortales que no pudieransatisfacer ellos solos por su cuenta?Y los ech de la ciudad con lasmanos vacas.

    Los dioses no tardaron envengarse. Bajo guisa de dios-ratn,

  • Apolo envi la peste sobre Troya,mientras que Poseidn, capaz deprovocar corrimientos de tierras,solt a un enorme monstruo marinoque sembr el terror en sus costas.Cuando el pueblo, ya apestado, vioagostadas sus tierras por las grandesolas de agua salina que el monstruolanzaba con enorme estruendo sobresus campos, exigi a Laomedonte queacudiera al orculo de Zeus a pedirconsejo para apaciguar a los dioses.La respuesta fue que stos no seconformaran con menos que elsacrificio de su amada hija Hesone.

  • Laomedonte, que hizo todo loposible por resistirse a la sancin,intent que otros ciudadanosofrecieran al monstruo a sus hijas enlugar de Hesone. Pero plenamenteconscientes de que la causa de sutormento era el prfido rey, losmiembros del consejo troyano senegaron a ello, accediendonicamente a echarlo a suertes. Porvoluntad de los dioses la suerterecay en Hesone y Laomedontehubo de mirar impotente cmodespojaban a su hija de todo lo quellevaba puesto, menos las joyas, y la

  • encadenaban a una roca de la orilla,abandonndola all a una muertesegura.

    La marea, que estaba subiendo,rompa en el cuerpo desnudo deHesone cuando Heracles, que volvade su expedicin a la tierra de lasamazonas con su amigo Telamn, laencontr. Con su prodigiosa fuerza,Heracles rompi las cadenas y libera la joven. Pero el monstruo marinosegua campando por sus fueros, y elhroe hizo un trato con Laomedonte:dara muerte a la bestia a cambio dedos yeguas blancas inmortales que

  • eran el orgullo de las caballerizasdel rey.

    El rey acept la oferta y, en unaterrible lucha que dur tres das,Heracles mat al monstruo.

    Una vez ms, Laomedonte diopruebas de deshonestidad.Desoyendo el consejo de su hijoPodarces, sustituy por caballosmortales las yeguas inmortales quehaba prometido, y Heracles, aldescubrir el engao, declar laguerra a Troya.

    La guerra asol la ciudad. Hijode aco, Telamn saba cul era el

  • flanco de las murallas de Troya queconstruy su padre y, por tanto, elms vulnerable. Atac la ciudadrompiendo sus defensas por esepunto y, ayudado por Heracles,saque el palacio. Sediento devenganza, Heracles mat aLaomedonte y a casi toda su familia.Aunque a Hesone le perdonaron lavida, hubo de quedarse contra suvoluntad con Telamn, que se lallev a su fortaleza de Salamina.Pero antes de irse de Troya,permitieron a la muchacha rescatar lavida de otro cautivo. La vida que

  • decidi salvar fue la de Podarces, elnico de sus hermanos que habasobrevivido. Fue a l a quienHeracles nombr rey de una ciudadreducida a escombros humeantes. Apartir de entonces, el nuevo reyrecibi el nombre de Pramo, elrescatado.

    Pero en fin, esto es lo quecuentan los bardos troyanos, y hayciertos detalles de la historia queTelamn y Heracles no tuvieronempacho en propagar entre losargivos. Sin embargo, el hermano de

  • Telamn, Peleo, dio a Odiseo unaversin muy distinta, y ste me lacont como sigue.

    De nios, Telamn y Peleosiempre supieron de la enemistadentre su padre y el rey Laomedontede Troya, una enemistad que vena deantiguo. Famoso por su sabidura ydestreza, a aco le haban encargadoreconstruir y reforzar las murallas deTroya. La ciudad se asentaba en unazona proclive a los corrimientos detierras, y aco invoc la ayudadivina de Poseidn y de quienesconocan sus misterios. Se llev

  • tambin consigo a un bardoconsagrado a Apolo para que,dirigiendo msica, hiciera a loshombres ms liviana la dura labor detallar, trasladar y levantar grandesbloques de piedra. Las obras sehicieron bien. Dotaron a la murallade unas puertas muy altas protegidaspor baluartes. Para hacer msescarpado su acceso, colocaron en subase bloques de piedra caliza, yarriba del todo construyeron unflamante parapeto almenado. Lasnuevas murallas de Troya, quedominaban desde lo alto la llanura

  • azotada por el viento, eran tanslidas como hermosas.

    Pero ya antes de finalizar lasobras se vea venir que Laomedomese quedara sin dinero. Cuando acoempez a ver lo improbable que eraque el rey le pagara el resto de laobra, tir las herramientas y regresa Salamina, dejando sin restaurar elflanco occidental de la muralla, supunto vulnerable. Al final, enojadoporque Laomedonte segua sin darleel dinero que se le deba, conjursobre la ciudad las maldiciones dePoseidn y Apolo.

  • Muchos aos despus, unterrible fragor despert a lostroyanos una maana. Las aguas entrelos dos cabos de la baha refluanhacia el Helesponto dejando aldescubierto el fondo marino, que seconvirti en un hediondo cenagallleno de rocas, lodo y carcasas deviejos buques. El suelo tembl. Losedificios se resquebrajaban, seinclinaban y caan derrumbados. Loshabitantes de la ciudad huyeron desus casas al precipitarse el mar comoun muro enorme, ms alto que unacasa, y caer a plomo sin detenerse en

  • la orilla. Las aguas avanzaron conmpetu e inundaron la frtil llanura,destruyendo la cosecha y quemandola tierra con su sal.

    Las murallas de acoresistieron el golpe, pero no as elflanco occidental ni muchas casasintramuros. Centenares de personasperecieron ese da atrapadas bajo loscascotes o ahogadas en aquella oladescomunal. Un hedor apodredumbre contamin enseguida elaire de la ciudad. A los pocos daslleg la peste.

    Telamn y Heracles se toparon

  • con las aguas turbulentas cuandosurcaban el mar Negro hacia elHelesponto en la nica nave que lesquedaba, de regreso de su violentaexpedicin a la tierra de lasamazonas. Cuando llegaron a aguasde Troya, el temporal ya se habaretirado y el mar estaba mscalmado. Navegando por la costa, suasombro fue maysculo al ver a unajoven desnuda atada a unas rocas yrodeada de inmensas olas queamenazaban con engullirla.

    La muchacha estaba mediomuerta de fro y miedo, pero

  • Heracles la desat, la subi a bordode la nave y la hizo volver en s. Noera la princesa Hesone, claro, puesLaomedonte se haba cuidado de noincluir el nombre de su hija en elsorteo celebrado en la ciudad. Poresa joven en quien haba cado esasuerte supieron de la desesperadasituacin de la ciudad. Reducido a unprimitivo estado de terror ante tantoinfortunio, el pueblo troyano habarecurrido al sacrificio humano parapropiciar a los dioses.

    Viendo en todo ello unaoportunidad, Telamn naveg hasta

  • Egina para comunicar a su padre quesu maldicin al fin haba dado fruto.Si aco botaba diez naves para l,volvera a Troya y se cobrara enbotn el pago negado al padre. acoslo accedi a aportar parte deldinero, y Telamn pidi el resto aPeleo, pero en vano. Al final, l yHeracles avanzaron contra Troya conslo seis naves, pero con hombressuficientes como para abrir lasmurallas por su flanco ms endeble ysaquear la ciudad, que encontraronya devastada.

    La expedicin no dio grandes

  • beneficios en dinero contante ysonante ni en botn, pero Laomedonteresult muerto y Telamn tom aHesone, la bella hija del rey, comoparte de su botn. El hijo msprudente de Laomedonte, Podarces,salv la vida, sobreviviendo a lamatanza slo al revelar dnde habaescondido su padre lo que quedabade su tesoro. Antes de hacerse a lamar, Telamn adorn la cabeza deljoven troyano con una coronaabollada y lo aclam rey llamndoloPramo.

    Aterrorizado y humillado, pero

  • vivo, Podarces se jur que llevarasu nuevo nombre con orgullo, haralo que fuera preciso para resarcir lasuerte de Troya y un da se vengarade aquellos brbaros de ultramar.

    En tiempos anteriores, el pueblotroyano haba mirado al mar haciaArgos, de donde sus ancestros habanllegado de Occidente engeneraciones pasadas. Pero el jovenrey Pramo se volvi hacia el Orientey, detrs de prstamos con los quereconstruir la ciudad y de comerciocon que pagarlos, abri

  • negociaciones con el gran rgimenburocrtico del imperio hitita. Larespuesta fue favorable. Losmercaderes de la costa asiticatambin vieron enseguida lasventajas de una ciudad biengobernada que, por su situacin,dominaba el acceso al comercio delmar Negro. A Troya pronto arribaronasimismo naves egipcias. Selevantaron nuevos edificiosintramuros, y no slo palacios ycasas, sino tambin grandes telaresdonde la gente se meti a trabajarfabricando tejidos con las materias

  • primas de sus propios rebaos delmonte y con las que llegaban a laciudad desde el Oriente. Laindustriosidad de los troyanos sehizo proverbial y, sumada a la grancalidad de su trabajo, redund enbeneficio del comercio. Fuera de lasmurallas de la ciudad, Pramofoment las tradicionales dotes desus sbditos como domadores decaballos, y los entendidos empezarona acudir all a comprarlos. Adems,el rey se tom especial inters en lapoderosa raza de toros que criabansus parientes dardanios en los pastos

  • de los montes ideos.Pramo no tard en agradecer a

    los dioses el favor mostrado. Pocodespus de acceder al trono, habiliten el monte un antiguo santuario aApolo Esminteo, el dios que enviabala peste y la curaba. Luego hizoconstruir un nuevo templo suyo en laciudad y le dedic otro en el lugarsagrado de Timbra. Al multiplicarsesu riqueza, construy una ampliaplaza de mercado rodeada de talleresy almacenes. La plaza se vea desdeel nuevo templo donde se custodiabael Paladio, la antigua imagen de

  • madera de Palas Atenea, de slo trescodos de altura, hecha por la propiadiosa. De ella se deca que dependala preservacin de la ciudad.

    Entretanto, el rey haba tomadoesposa. Hcuba era hija del rey deTracia, y la boda sell unaimportante alianza militar ycomercial. Pero tambin hubo amorentre ellos, y a Pramo la felicidad lepareci completa cuando su reina dioa luz a un fuerte hijo al que llamaronHctor, destinado a ser el puntal deTroya. No mucho despus, Hcubavolvi a quedarse embarazada. Todo

  • pareca ir bien, hasta que una noche,poco antes de la llegada de su nuevohijo, Hcuba despert aterrada de unominoso sueo.

    En el sueo haba alumbrado untizn candente del que salanretorcindose incontables serpientesde fuego que prendieron en llamastoda la ciudad de Troya y todos losbosques del monte Ida. Intranquilopor tan espantoso orculo de fuego,Pramo convoc a su adivino, queera el sacerdote de Apolo en Timbray posea el don de interpretar lossueos. El sacerdote confirm los

  • temores del rey: si permitan vivir alhijo que Hcuba llevaba en susentraas, llevara la ruina a laciudad.

    Dos maanas despus, elvidente sali de un trance profticopara anunciar que ese da nacera unnio en la casa real. La nica formade evitar la mala fortuna sera quemadre e hijo fueran ejecutados. Parahorror de Pramo, el parto de Hcubaempez seguidamente.

    Sin embargo, la reina no era lanica embarazada de la casa real, yesa misma maana a Pramo le

  • anunciaron que su hermana Cilahaba alumbrado a un hijo varn. Conenorme aborrecimiento, pero tambinaliviado, pues as se ahorraba laprdida de su propia esposa e hijo,orden la muerte inmediata de suhermana y el recin nacido. Traspresenciar el entierro de los cuerposen el recinto sagrado de la ciudad,Pramo regres a la alcoba de suesposa esperando que los dioseshubieran quedado satisfechos, ygarantizada la seguridad de suciudad. Pero la noche an no habacado cuando tambin Hcuba

  • alumbr a un hijo.Pramo levant la vista de la

    apacible cara del nio para ver alsacerdote y a la sacerdotisa deApolo entrar en la alcoba. Aunquesupo de inmediato lo que iban apedirle, no se senta capaz deordenar esas muertes adicionales yan ms prximas.

    No basta con que una madrede la casa real y su criatura hayanmuerto en el da de hoy? pregunt. Que los dioses se apacigen.

    El sacerdote le record congravedad el terrible destino que cay

  • sobre Troya cuando su padreLaomedonte intent engaar a losdioses, y la sacerdotisa no cej en suimplacable conviccin de que almenos el nio haba de morir. Esque no le haba advertido su sueo ala propia Hcuba de que llevaba ensu vientre la ruina de la ciudad?Acaso era sensato dejarlo vivir atan atroz precio?

    T que has trado al mundoeste mal le dijo, ten la fuerza yla sabidura necesarias para quemuera por tu propia mano.

    Hcuba slo poda negarse

  • llorando, y el sacerdote volvi lamirada al rey.

    Arriesgars todo loconstruido por un nio que traemalos augurios?

    He sido leal a Apolo protest Pramo. Qu he hechopara que me persiga de este modo?

    El sacerdote abri las manos.La visin de Apolo llega

    hasta muy lejos en el tiempo; lo quel quiere es proteger esta ciudad.

    Para que viva tu reino insisti la sacerdotisa, el nio hade morir.

  • Mi hermana y su hijo recinnacido ya han muerto a mis rdenesgrit Pramo. Es que querisque todas las Furias se alojen en mimente? Cunta culpa de sangrepensis que puedo soportar?

    El sacerdote desvi la mirada.No somos nosotros quienes

    exigen este sacrificio. El rey ha deelegir entre sacrificar su ciudad o elnio.

    Buscando piedad donde no lahaba, Pramo alz los ojos.

    Que sea el nio, pero no amanos de mi esposa. Ni tampoco

  • mas.Arranc de los brazos de su

    esposa al pequeo, que berreaba,para drselo a la sacerdotisa.

    Haced con l lo que querismurmur entrecortadamente.Marchaos, dejadnos en nuestro dolor.

    Perseguidos por los gritos deHcuba, los sacerdotes salieron de laalcoba y entregaron el recin nacidoa un guardia de palacio con la ordende matarlo. Pero el hombre no eracapaz de hacer semejante cosa.Consult a sus amigos, y uno le dijo:

    Psale el encargo a Agelao,

  • que est acostumbrado a hacer decarnicero.

    Y as fue como, horas despus,un jinete sac del sueo al principalpastor del rey aporreando su puertaen el pueblo de los montes dardaniosdonde habitaba, al otro extremo de lallanura de Troya. Cuando le dijeronlo que se le encomendaba, Agelaobaj la vista al hatillo de gasas delpequeo.

    Parece un nio sano dijo. Por qu tiene que morir?

    Porque el rey lo ordena respondi el jinete. Preguntndose

  • por qu le caera a l esta indeseabletarea, Agelao movi la cabeza.

    Dijo el rey por qu mediohaba de morir el nio?

    Por el medio que t escojasel hombre hizo girar su monturapara irse al galope. Es voluntad delos dioses grit volviendo lacabeza. Deshazte de l.

    Aunque haba matado aincontables animales en su da,Agelao no tena ms sangre fra queel guardia para cortarle el cuello alpequeo. Mirando sombro la briznade vida que tena en sus brazos,

  • murmur:Si los dioses piensan que has

    de morir, que se ocupen ellos. Yse llev al nio a un claro del bosqueen las faldas del monte Ida,dejndolo all para que muriera osobreviviera, como decidiera eldestino.

    Tres das despus, porinsistencia de su esposa, el pastorregres al claro. Al ver huellas deoso en aquella direccin, pens queslo encontrara gasasensangrentadas, pero segn seacercaba, la brisa le trajo un tenue

  • llanto. Cruzando los helenos a todaprisa, hall al beb an con vida,llorando de hambre a lgrima viva ycasi azul de fro. Al instante sintiuna gran ternura.

    Apretando al pequeo contra supecho para darle calor, le dijo:

    Si los dioses te han enviadouna osa que te amamante, nio, esque quieren que vivas.

    Metiendo con cuidado a lacriatura en el zurrn colgado a sucostado, se lo llev a su esposa acasa. Fue ella quien vio la marca denacimiento que pareca un beso en el

  • cuello del pequeo, y enseguida seconmovi. Haban recibido ese nio,dijo, y ella lo cuidara. Lo llamParis, que significa zurrn, por laextraa forma en que haba llegado aella.

    Pas el tiempo y Paris prontodestac por su valor e inteligenciaentre los pastores de su entorno. Nisiquiera de nio haba mostradonunca miedo entre los toros, y sumayor placer era mirarlos luchar yver triunfar a su propio animal. Bajola paciente tutela de Agelao, pronto

  • demostr ser buen cazador y tambinun diestro arquero, y slo tena diezaos el da que us su arco para unpropsito ms mortfero que derribaraves de caza, aunque sa hubierasido su nica intencin al salir haciael bosque.

    Ese da haca un sol abrasador yel aire estaba preado de tormenta.Paris haba salido muy alegre, pero aprimera hora de la tarde estabaembotado y de mal humor. Buscandopor los helechos las flechas quehaba soltado, senta en la cabeza lapresin de la inminente tormenta y

  • por eso, con slo un conejo y unaperdiz colgados del cinto, ya bajabalnguidamente la cuesta entre losrboles cuando oy al ganado mugirinquieto abajo, en el cercado.

    Extraado de que su padrehubiera decidido desplazar el rebaosin haberle dicho nada, Paris estabaa punto de echar a correr para unirseal traslado cuando oy gritar a unoshombres. Eran voces desconocidasque ladraban rdenes con acento defuera. Se detuvo an al resguardo delos rboles y vio a una cuadrilla deladrones de ganado derribar la valla

  • que Agelao haba construido esaprimavera.

    Eran nueve, los cont, todosarmados con lanza o espada, peronuevos gritos llevaron sus ojos a laderecha, por donde Agelao subacorriendo del poblado por la faldadel monte, seguido de dos de suspastores. No llevaban ms quecayados, y entre todos, slo tenanuna lanza de caza. Uno de losladrones sali a su encuentro, unhombre corpulento con yelmo y unjubn de cuero tachonado. Sacandola espada, llam a los otros pidiendo

  • refuerzos.Paris apret el arco con ms

    fuerza. Vio que en el carcaj lequedaban siete flechas. Con la bocaseca, tragando saliva, cogi una deellas entre los dedos y tens lacuerda.

    En ese momento seis de losbandidos estaban frente a Agelao ylos pastores que le haban seguidopor el prado, y los otros tresmalhechores se aproximaban agalope tendido. Cuando Agelao lecogi la lanza al anciano que tena asu lado, el bandido del yelmo, que

  • era el cabecilla, asi su espada yorden disparar a uno de suslanceros. ste ya levantaba la lanzapara soltarla, cuando una flecha quesali silbando de los rboles leatraves la garganta. Pastores yladrones vieron asombrados porigual la sangre que sala aborbotones de su boca. La lanza se leresbal, y cay encogido al suelo.Segundos despus, con un chispazode metal contra metal, otra flecharebot en el yelmo del cabecilla.Aprovechando el susto, Agelao learroj su lanza con tal fuerza que le

  • traspas el jubn y lo tir al suelo,donde qued tendido retorcindose ybabeando.

    De nuevo, por unos segundos,todo el mundo se qued paralizado.

    Una tercera flecha fall y sequed clavada en la hierba,temblando. Los bandidos habanperdido a su jefe, pero los trespastores estaban ahora desarmados,frente a siete hombres armados aslo unos metros. Paris dispar otrasaeta a un cuatrero huesudo, que alinstante dej caer su lanza paraaferrar el astil clavado en su muslo.

  • Los dems ladrones volvieron lamirada llenos de incertidumbre, sinsaber cuntos arqueros haba ocultosen los rboles. Cuando un cuartobandido solt un gruido mirando latemblorosa flecha clavada en suvientre, otros tres echaron a corrermonte abajo. Instantes despus,acobardados por el inesperado carizque tomaban los acontecimientos ypor los gemidos de los moribundos,los dos restantes pusieron pies enpolvorosa, parndose slo paraayudar al compaero herido.

    Agelao y los dems pastores los

  • miraban renquear monte abajocuando Paris sali de entre losrboles con su arco. Oy las vocesde sus amigos llamndolo comodesde muy lejos. La cabeza le dabavueltas, tena la garganta muy seca.

    Slo me quedaban dosflechas musit.

    Zafndose del abrazo deAgelao, mir al jefe de la banda, queyaca en el suelo con el asta de lanzatraspasndole los pulmones, muerto.Al retroceder vio el cuerpo del quetena la flecha clavada en la gargantay tambin a un tercero que subi los

  • ojos a l como implorndole que lesacara la suya del vientre.

    Un cerco de oscuridad le velabala vista. Estaba viendo al cuatreroagonizar ahogndose en el chorro desangre que le sala por la boca,cuando el halo oscuro de sus ojos seextendi y se nubl ms, llevndosede golpe toda la luz del da.

    Lo despert el rumor del aguaentre las piedras. Estaba tendidojunto a un ro en un camastro dehierba, a la sombra de una techumbrede paja. El rpido fulgor blanco de

  • los destellos del agua le daba en losojos. El aire ola a hierbas.Percibiendo la aromtica mezcla deblsamo, camomila y lavanda, movila cabeza y gimi mareado. Vio a unhombre de cabellos grises sentado enuna roca mesndose los bucles de sularga barba.

    Una voz de nia dijo:Creo que se ha despertado.Paris se volvi para mirarla.S confirm ella, est

    despierto. Y en su cara estall unabrillante sonrisa con dos filas dedientes llenas de huecos. Tambin

  • tena el pelo largo, con bucles tanrubios y finos que los podra haberhilado la luz que le iluminaba lacabeza. Vestida con un blusn blancomanchado de hierba, jugaba con unratn que correteaba de una a otra desus manitas. Tendra unos seis aos.Tras ella, a cierta distancia, habados montculos de hierba conportones de piedra y aspecto detmulos funerarios.

    Trele un poco de agua pidi su padre, poniendo la manosuavemente en el hombro delmuchacho para que no se incorporara

  • . Qudate echado un rato lesonri. Todo ir bien.

    Paris volvi la cara y vio a lania estirarse para poner un taznbajo el chorro que sala con fuerzade una oscura hendidura en las rocas.Le dola la cabeza, era como si lequemara, como si sus violentossueos de fuego y humo y casas enllamas siguieran calcinndose alldentro.

    La nia regres y le acerc lataza a los labios.

    Has estado muy enfermo,Alejandro le cont con el tono de

  • quien posee un conocimientoprivilegiado, pero mi padre tieneel don de la curacin. Pronto tepondrs bueno.

    Sinti el agua deslizarse por sulengua y romper como luz en sugarganta. Se lami los labiosresecos, bebi algo ms y reclin lacabeza. Intentando recordar elpasado reciente, le volvi la imagende las moscas agolpadas en lassanguinolentas heridas de loshombres que haba matado. Se le oarespirar dbilmente, y dijo:

    No me llamo Alejandro.

  • No, eres Paris, ya lo s. Perodesde que ahuyentaste a los ladroneste han dado un nuevo nombre. Comodicen que pese a no ser ms que unmuchacho, te has hecho defensor dehombres, ah