La gran sequia

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La gran sequia. Vivíamos el verano más caluroso en 15 años, a mis 23 años nunca había que nos racionaran el agua de esa forma tan autoritaria, veía como los supermercados eran atacados por hordas de gente al principio de la gran sequia. El gobierno se empezó a replegar con cada protesta, ataque y atentados que la población les hacia, nos dimos cuenta que todos los altos mando eran enviados al norte del planeta dónde la temperatura era de 25 grados, Canadá se había convertido en el fuerte de los grandes mandatarios de América. En mi familia éramos 4 hasta que sucedió lo que en mi joven vida nunca me hubiera imaginado; mi padre era un hombre robusto y sagaz, con ideas más actuales que el adulto promedio junto con mi hermano solo 2 años menor que yo salieron con una cisterna que habíamos acoplado a la camioneta a pagar 5,000 pesos por 1,500 litros de agua, aún el dinero tenia valor.

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La gran sequia.

Vivíamos el verano más caluroso en 15 años, a mis 23 años nunca había que nos racionaran el agua de esa forma tan autoritaria, veía como los supermercados

eran atacados por hordas de gente al principio de la gran sequia. El gobierno se empezó a replegar con cada protesta, ataque y atentados que la población les hacia, nos dimos cuenta que todos los altos mando eran enviados al norte del

planeta dónde la temperatura era de 25 grados, Canadá se había convertido en el fuerte de los grandes mandatarios de América.

En mi familia éramos 4 hasta que sucedió lo que en mi joven vida nunca me hubiera imaginado; mi padre era un hombre robusto y sagaz, con ideas más

actuales que el adulto promedio junto con mi hermano solo 2 años menor que yo salieron con una cisterna que habíamos acoplado a la camioneta a pagar 5,000

pesos por 1,500 litros de agua, aún el dinero tenia valor.

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Eran tiempos difíciles y el agua era más cara que el mismo petróleo, ese combustible fósil que nos llevo a que el cielo fuera color café claro y cuando llovía el agua tenia un ligero olor picante.

Al salir a buscar el vital liquido tardaban medio día en regresar a casa, pero ese día pasaron 20 horas y no regresaban, pasaron 24 más y no regresaban, mi madre una mujer de mediana edad con un pensamiento muy positivo en cuanto a la situación solo me pedía esperar. Al siguiente día fui a buscar dónde podían estar refugiados o varados así por los siguientes 6 meses , los 6 meses más duros hasta ese momento de mi vida. Un día decidimos emprender un viaje al lugar de nacimiento de mi madre, Guanajuato. El motivo principal era alejarnos de la violencia de la ciudad y su escases de agua. Viajamos 5 horas en motocicleta y faltando alrededor de 40 min para llegar fuimos asaltados por forajidos del camino, ese día perdí a mi madre en medio de disparos para defendernos y sus malditos tiros sin dirección pego una bala en su tibio cuerpo. Mi persona colapso sobre si misma, quizás mi mente exploto en mil pedazos.

Caminé durante dos día con la mente nublada y heridas en las extremidades hasta que un grupo de personas provenientes de Sudamérica me rescataron.

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Me uní a ellos y emprendí el viaje al norte me enseñaron muchas cosas acerca de la naturaleza y como poner atención a los detalles que nos otorgaba para poder obtener agua. Cada vez que pasábamos por la periferia de una ciudad solo veíamos que se derrumbaban sus sociedades el color gris abundaba y las llamas llenaban el ambiente de cenizas y pequeñas motas de brasa aun incandescente. Pasaron 3 meses cuando nos encontrábamos a las mitad de lo que un día fue la nación más poderosa, los Estados Unidos de Norte América; cuando fui rescatado por ese grupo de personas éramos 45 al paso de dos meses éramos 70 y después de 3 meses solo 14 fuimos los que encontramos un pequeño bosque aún coloreado de motas verdes en sus hojas.

No había vuelos, ni autopistas nada sonaba en la radio y el internet cayó hace casi dos años. La temperatura a cambiado cada mes que avanzamos según otras caravanas que nos hemos encontrado dos tercios de la población mundial desapareció tres años para que la naturaleza nos diera una lección y terminara con 15 mil años de civilización y sociedad humana. Fría y calculadora así siempre a sido nuestra madre tierra.

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Ahora tengo 26 años, no tengo familia o descendencia aún no quiero traer a este mundo un hijo con esta decadencia, me dedico a la construcción de casas con colectores pluviales en techos y paredes mis conocimientos de ingeniería los puede aplicar ampliamente, vivimos a 700km de la frontera de Canadá, algunos que han podio ver que hay detrás de la muralla creada para la protección del gobiernos nos han contado que ha habido dos revueltas internas y muchas bajas importantes, al parecer los grandes mandatarios no se llevan bien.

Espero poder llegar a la edad de ver este mundo como era antes, las flores crecer y los arboles rebosar de frutos. Esta comunidad dónde vivo es lo único que tengo para poder enmendar errores del pasado. Es el año 2020 y mi positivismo heredado de mi madre lo sagaz de mi padre y el fraternal ismo desarrollado por mi hermano me ha llevado a luchar y crear un mejor lugar para vivir.

En memoria de mis seres queridos, Gustavo Pérez.