La gran recogida de alimentos: hacer negocio con la buena voluntad, Xavier Montagut

9
La gran recogida de alimentos: hacer negocio con la buena voluntad Hoy es un gran día... para los supermercados No es fácil conseguir que 20.000 personas (1) estén dispuestas a permanecer las horas punta de un fin de semana en las puertas de los supermercados convenciendo a los transeúntes para que compren más, que la identificación de estas personas con su tarea comercial sea tal que lo hagan sin cobrar, que su mensaje consumista venga envuelto con uno de los sentimientos más nobles de los humanos: la compasión. Todas estas cosas juntas podrían ser la carta a los Reyes Magos de cualquier director de marketing. Esto es lo que el Banco de los Alimentos ha regalado a las grandes cadenas de alimentación los días 29 y 30 de noviembre. Y todo esto gratis. Sí, también el 30 de noviembre, uno de aquellos domingos que las cadenas y grandes supermercados abren perjudicando el derecho al descanso de sus trabajadores y compitiendo deslealmente con el pequeño comercio. Dar a un anuncio en internet una difusión viral consiguiendo que miles de internautas lo compartan. Utilizar la capacidad que tienen tus amigos de llegar a tu cabeza y a tu corazón para hacer llegar la publicidad de su marca, consiguiendo una proximidad emocional que nunca tendrá un anuncio convencional. Que este anuncio identifique la marca publicitada con sentimientos nobles como la compasión reforzada con la imagen inocente de algún niño hijo de un padre lleno de buenos sentimientos. Se trata de una versión sintetizada de los mejores sueños de cualquier director de publicidad. Pues esto lo han conseguido multinacionales como Danone. Gente que conozco han olvidado, por un momento, sus conocimientos del papel de las multinacionales alimentarias en el empobrecimiento del planeta, para pulsar la tecla de “compartir” a un anuncio de Danone e inundar mi ordenador de angelicales niños comiendo Danones. ¿Cómo y cuándo? Con la publicidad de la gran recogida. Y todo esto gratis. El fruto inmediato ha sido un incremento de ventas destinadas a la donación de 3.634.000 toneladas, más las ventas inducidas de la gente que se consiguió acercar al supermercado, más los efectos de la publicidad a medio y largo plazo, más la limpieza de cara, más....Y todo gratis. Xavier Montagut 12/01/2014 Image not found file:///home/virtualmin/sinpermiso.info/public_html/

description

“El principal problema al que nos enfrentamos las víctimas de la crisis, cuando tocamos fondo y nosdamos cuenta de que es imposible hacernos cargo de las deudas contraídas, es superar lavergüenza, el estigma, y el miedo asociado al proceso y atrevernos a contar la situación queestamos pasando, incluido al entorno más cercano.Por eso uno de los éxitos más importantes de la Plataforma (PAH) ha sido hacer visible el problemaque se vive de manera individual, un problema que pocas veces conseguía traspasar la esfera de loprivado, y convertirlo en un problema social.

Transcript of La gran recogida de alimentos: hacer negocio con la buena voluntad, Xavier Montagut

Page 1: La gran recogida de alimentos: hacer negocio con la buena voluntad, Xavier Montagut

La gran recogida de alimentos: hacer negocio con la buena voluntad

 

Hoy es un gran día... para los supermercados

No es fácil conseguir que 20.000 personas (1) estén dispuestas a permanecer las horas punta de un

fin de semana en las puertas de los supermercados convenciendo a los transeúntes para que

compren más, que la identificación de estas personas con su tarea comercial sea tal que lo hagan

sin cobrar, que su mensaje consumista venga envuelto con uno de los sentimientos más nobles de

los humanos: la compasión. Todas estas cosas juntas podrían ser la carta a los Reyes Magos de

cualquier director de marketing. Esto es lo que el Banco de los Alimentos ha regalado a las grandes

cadenas de alimentación los días 29 y 30 de noviembre. Y todo esto gratis. Sí, también el 30 de

noviembre, uno de aquellos domingos que las cadenas y grandes supermercados abren

perjudicando el derecho al descanso de sus trabajadores y compitiendo deslealmente con el

pequeño comercio.

Dar a un anuncio en internet una difusión viral consiguiendo que miles de internautas lo compartan.

Utilizar la capacidad que tienen tus amigos de llegar a tu cabeza y a tu corazón para hacer llegar la

publicidad de su marca, consiguiendo una proximidad emocional que nunca tendrá un anuncio

convencional. Que este anuncio identifique la marca publicitada con sentimientos nobles como la

compasión reforzada con la imagen inocente de algún niño hijo de un padre lleno de buenos

sentimientos. Se trata de una versión sintetizada de los mejores sueños de cualquier director de

publicidad. Pues esto lo han conseguido multinacionales como Danone. Gente que conozco han

olvidado, por un momento, sus conocimientos del papel de las multinacionales alimentarias en el

empobrecimiento del planeta, para pulsar la tecla de “compartir” a un anuncio de Danone e inundar

mi ordenador de angelicales niños comiendo Danones. ¿Cómo y cuándo? Con la publicidad de la

gran recogida. Y todo esto gratis.

El fruto inmediato ha sido un incremento de ventas destinadas a la donación de 3.634.000 toneladas,

más las ventas inducidas de la gente que se consiguió acercar al supermercado, más los efectos de

la publicidad a medio y largo plazo, más la limpieza de cara, más....Y todo gratis.

Xavier Montagut 12/01/2014

Image not foundfile:///home/virtualmin/sinpermiso.info/public_html/

Page 2: La gran recogida de alimentos: hacer negocio con la buena voluntad, Xavier Montagut

Pero se nos dirá: ¿qué importa quién saca beneficios si así se ayuda a paliar los graves problemas

de alimentación que hoy sufre una parte de nuestra sociedad? Veamos este argumento con detalle.

¿Hambre para mañana?

El banco de alimentos no aborda las causas profundas que están generando la pobreza en general y

la alimentaria en particular y aún menos qué alternativas harían falta. Está claro que no es una

solución a medio y largo plazo a los problemas de malnutrición que existen en nuestra sociedad. De

hecho ni lo pretende. Aunque sólo se concentre en paliar lo que considera urgencias, le tendríamos

que pedir que, como mínimo, no sea una traba para soluciones de futuro y que, en este sentido,

pretender dar “pan para hoy” no genere “hambre por mañana”.

La gente que trabaja con sectores que han sido empobrecidos hasta el punto de sufrir carencias

alimentarias coincide que el perfil de la gente empobrecida incluye un fuerte sentimiento de

culpabilización que genera desmotivación y una profunda desconfianza en sus propias posibilidades

de salir del pozo al que se han visto impelidos. Hay consenso entre los trabajadores de los servicios

sociales en que esta situación emocional es la principal dificultad para que la gente empobrecida

pueda salir a medio plazo de la situación en la que está.

También de este problema y de cómo abordarlo han sido conscientes otros movimientos que se

enfrentan al empobrecimiento de la gente:

“El principal problema al que nos enfrentamos las víctimas de la crisis, cuando tocamos fondo y nos

damos cuenta de que es imposible hacernos cargo de las deudas contraídas, es superar la

vergüenza, el estigma, y el miedo asociado al proceso y atrevernos a contar la situación que

estamos pasando, incluido al entorno más cercano.

Por eso uno de los éxitos más importantes de la Plataforma (PAH) ha sido hacer visible el problema

que se vive de manera individual, un problema que pocas veces conseguía traspasar la esfera de lo

privado, y convertirlo en un problema social.

La PAH nos ha conferido autoestima, seguridad y una identidad colectiva que nos permite hacer

frente a los bancos y medirnos con ellos de igual a igual. La Plataforma también ha sido

fundamental a la hora de hilvanar un relato que explica la crisis atendiendo a las razones

estructurales del modelo actual. Un relato que ha contribuido a que muchos afectados dejen de

sentirse culpables de la situación que atraviesan, gracias al hecho de que ha conseguido transformar

el sentimiento de impotencia y aislamiento inicial en fortalecimiento y organización colectiva. Ni

somos responsables de esta crisis, ni de haber perdido nuestra ocupación.

Valga como ejemplo mi propia historia personal. Tardé tiempo en llegar a la conclusión que no era

culpable de haberme quedado en el paro y en encontrar este sentimiento de indignación y rebeldía.

Tenía una vida normal y corriente con un trabajo de comercial autónomo muy bien remunerado en el

sector textil. La globalización destrozó una actividad con gran pujanza en varios lugares del arco del

Mediterráneo y el cierre de la financiación por parte de los bancos supuso la última estocada. Llevo

más de tres años sin poder afrontar la cuota hipotecaria y pude parar la subasta de mi casa después

de cuatro días de huelga de hambre. La PAH me dio los instrumentos y la fuerza para seguir

Page 3: La gran recogida de alimentos: hacer negocio con la buena voluntad, Xavier Montagut

adelante”.(2)

La relación que el banco de alimentos clásico establece con los “usuarios” es muy diferente de esta

vinculación que genera la PAH. Se les hace depender de unas donaciones gratuitas sin ninguna

capacidad de decisión, interacción y/o reflexión colectiva. Si a esto añadimos el componente

estigmatizador para sus usuarios que los bancos de alimentos generan, nos encontramos con todo

lo contrario a una dinámica de empoderamiento y podemos concluir que más bien se mantiene, si no

se profundiza, el hundimiento individual de los receptores.

No todos los modelos de distribución de alimentos caen en las trampas de los bancos de alimentos

clásicos. Así entidades como la Red de Solidaridad Popular, que se ven abocados a distribuir

alimentos a pesar de ser conscientes del parche que significa, definen claramente las características

de sus bancos de alimentos para evitar la estigmatización y favorecer el empoderamiento de los que

participan: "En ningún momento revestirán carácter benéfico, ni asistencialista, ni caritativo. Serán

puestas en marcha conjuntamente con las personas afectadas por las consecuencias de la crisis,

desde su punto de vista, atendiendo a sus demandas y necesidades e implicándolas activamente en

su diseño, gestión y organización".(3)

En la misma línea van experiencias como el banco de alimentos que funciona gestionado por los

vecinos en un local ocupado en Ciutat Meridiana. Son conscientes de su carácter de urgencia y por

lo tanto limitado en el tiempo: “A largo plazo nuestro objetivo es tener que dejar de distribuir

alimentos. La administración tiene que cumplir esta función y asegurar a la población unos mínimos

(salud, alimentación, alquiler social, educación, etc...). Recuperar lo público”. (4) Y se enfrentan a la

situación de emergencia, favoreciendo formas de funcionamiento y organización vecinal que

significan un empoderamiento que va mucho más allá de la situación inmediata:

“También, seguramente lo más importante, generar unas redes de solidaridad y movilización política

que permitan una autogestión de las soluciones a los problemas vecinales. Vecinos que se

organizan para asegurar una vivienda digna, para repartir la comida que tienen entre todos y todas,

gente que sea capaz de articular soluciones imaginativas para paliar necesidades y que de este

modo se hagan conscientes y ayuden a concienciar a otras personas de que lo que pasa no es mala

suerte ni una jugada del destino, sino una injusticia, es decir, gente que piensa, que se organiza para

reivindicar unos derechos y los lleva a la práctica.

Y no sólo la autogestión a los problemas del barrio sino, sobre todo, a la gestión y proyección futura

del barrio, sea en tiempo de bonanza o en tiempos difíciles como los actuales. Es importante que la

ciudadanía decida no sólo sobre el qué hacer en su barrio sino cómo lo hace (no nos sirve cualquier

manera de hacer las cosas, queremos las que consensuamos colectivamente). Hay que reivindicar

una participación ciudadana transversal, ya sea para decidir sobre planes de ocupación o servicios a

prestar (alimentos, sanidad, vivienda, educación, etc.), como sobre la ubicación, la decoración o el

uso de una plaza. Al fin y al cabo son los vecinos los que hacen el territorio y le dan la identidad." (5)

Al contrario, los bancos de alimentos clásicos, relegando a los “usuarios” a meros receptores de

Page 4: La gran recogida de alimentos: hacer negocio con la buena voluntad, Xavier Montagut

donaciones y separándolos de los voluntarios- donantes, generan una situación de dependencia y

pasividad. Esta situación llega al extremo de que los voluntarios tengan prohibido recibir donaciones

del Banco de alimentos. Esto ha llevado a situaciones tan surrealistas cómo que voluntarios del

banco de alimentos que, producto de la crisis, se han visto obligados a pedir donaciones del banco,

hayan dejado de ser voluntarios o tengan que ir a buscar su paquete en el banco de otra localidad

La misma situación vertical entre los voluntarios y los “usuarios” se da entre voluntarios y la

estructura de los bancos de alimentos. Como dice la misma Federación Española de Bancos de

Alimentos (FESBAL): “La organización de un Banco de Alimentos se orienta a un funcionamiento

similar al de una empresa, con distintas áreas y un equipo de dirección.” (6) La impresionante fuerza

que podrían ser 20.000 personas motivadas dedicando su tiempo y su creatividad a atacar la

pobreza, se ve limitada a la función de empaquetadores, transportistas o vendedores que les

atribuye la jerarquía empresarial, quitándoles toda capacidad transformadora incluso en su tarea

más inmediata de distribución de alimentos

¿Pan para hoy?

Llegados a este punto se podría argumentar que al menos es una solución para los problema más

inmediatos, es decir, aunque sea “hambre para mañana” al menos es “pan para hoy”. Tampoco este

argumento se sostiene si analizamos de cerca la actuación del banco de alimentos.

En primer lugar, la gran recogida no es una donación sino una compra a las grandes superficies para

luego donar lo comprado. Por lo tanto, de cada euro del ciudadano una parte va a incrementar la

ganancia de la gran superficie. Sea cual sea el margen que cargan a los alimentos (¿30, 40, 50 %?),

esta parte no va dirigida realmente a adquirir alimentos sino a aumentar las ganancias de los pocos

que controlan el mundo alimentario. Precisamente los que algunos pensamos que están en el origen

de la actual crisis alimentaria. (7)

Lo que queda cuando sacamos el margen, es decir, el coste de los alimentos, tampoco está

totalmente dedicado a comprar alimentos. Incluye los gastos de transporte hasta el punto de venta.

Este coste es variable en cada caso pero, de cualquier modo, significa más dinero que no va

directamente a comprar alimentos. Un dinero empleado en un transporte totalmente innecesario y

que representa un derroche de las donaciones, pues todo lo donado en la gran recogida se lleva

desde el supermercado a un único punto en cada provincia desde donde vuelve a ser distribuido.

Un viaje de ida y vuelta, un trabajo de desempacar, colocar y volver a empacar, trabajos y gastos

inútiles desde el punto de vista de hacer llegar alimentos a la gente que lo necesita. Trabajos y

gastos realizados con el único objetivo de poner en marcha un sistema de recogida que favorezca

las ventas de los supermercados. Trabajos y gastos financiados con las donaciones de la gente de

buena fe.

Vemos, pues, que sólo una parte del dinero donado se dedicada a comprar alimentos. ¿Al menos

esta parte es eficiente?

Page 5: La gran recogida de alimentos: hacer negocio con la buena voluntad, Xavier Montagut

Por las características del banco de alimentos, estructura centralizada de distribución de grandes

cantidades de alimentos, sólo se recaudan alimentos duraderos. Es decir, fáciles de transportar a

grandes distancias, fáciles de conservar y almacenar largas temporadas. Fundamentalmente pastas,

galletas, arroces, leche preferentemente en polvo... Ningún producto fresco. La verdura en potitos, la

fruta en almíbar o en zumos, el pescado en lata y estos últimos productos en menor cantidad al ser

más caros.

El resultado es que en un país en que el empobrecimiento hace que tengamos un problema de

malnutrición con dietas con exceso de hidratos de carbón y sin productos frescos, el banco de

alimentos proporciona el tipo de alimentos que la dieta tiene en exceso y no suministra los alimentos

que harían falta para equilibrarla y combatir la malnutrición. En situaciones de desastres naturales o

guerras pueden ser útiles grandes estructuras de logística capaces de distribuir gran cantidad de

calorías sin preocuparse mucho del equilibrio de una comida que busca incidir en una situación de

extrema urgencia y de corta duración. Nada que ver con lo que hoy se necesita para combatir el

empobrecimiento alimentario en nuestra casa. Mucho que ver con la necesidad de vender grandes

cantidades de alimentos industrializados propia de las grandes empresas y distribuidores que, como

veremos, controlan los bancos de alimentos. La desconexión entre las necesidades de la gente y las

“soluciones” de los bancos de alimentos es tal que los cursos sobre dietas equilibradas dados por los

servicios de salud o los cursillos organizados por las mismas entidades que gestionan los bancos de

alimentos recomiendan unos productos de difícil acceso para la gente empobrecida y que el banco

de alimentos no suministra.

Más allá de la gran recogida, ¿son útiles los bancos de alimentos?

Todo esta gran operación publicitaria y de aumento de las ventas de las grandes distribuidoras y

empresas agroalimentarias son, para decirlo suavemente, de una escasísima utilidad para combatir

los problemas de malnutrición ¿es un hecho aislado o es parte del ADN del banco de los alimentos?

Según la web de FESBAL, los Bancos de Alimentos "son organizaciones sin ánimo de lucro basados

en el voluntariado y el objetivo es recuperar excedentes alimentarios de nuestra sociedad y

redistribuirlos entre las personas necesitadas, evitando cualquier desecho o mal uso”.( 8)

En los bancos de alimentos las palabras a menudo esconden las realidades. Así, en “la gran

recogida”, donde se decía “donación” se podría leer “compra”. También y, como veremos, la mayor

partida llamada excedentes alimentarios corresponde a subvenciones públicas financiadas con

nuestros impuestos.

En efecto, la partida más importante que gestionan los bancos de alimentos procede de la Unión

Europea, en concreto de la Política Agraria Comunitaria (PAC) Este fondo, que tiene el origen en los

antiguos excedentes agrícolas originados por la propia PAC, hace mucho tiempo que no son

realmente excedentes agrícolas sino una subvención directa sacada de los presupuestos

comunitarios, es decir, dinero público sacado de nuestros impuestos. De hecho, este año un nuevo

fondo viene a sustituir el viejo programa europeo del periodo anterior (2007-2013), porque países

Page 6: La gran recogida de alimentos: hacer negocio con la buena voluntad, Xavier Montagut

como Alemania no ven con buenos ojos destinar parte del gasto de la PAC a esta iniciativa.

Ahora, los recursos provendrán de las partidas sociales previstas por la Unión Europea en sus

presupuestos para el periodo 2014-2020, pero mantendrán el nivel de inversión que en la etapa

precedente, es decir, 3.500 millones de euros. (9) El lenguaje se ajusta a la realidad. Aun así, los

bancos de alimentos quieren seguir jugando un papel fundamental en la gestión de esta subvención

que es la partida más importante de sus presupuestos.

Este fondo, que el 2012 fue de 81,11 millones de euros, se utiliza totalmente para comprar alimentos

por parte del FEGA (dependiente del Ministerio de Agricultura) en una subasta centralizada. (10)

Esta subasta se hace con unos criterios típicos de los bancos de alimentos: calorías fáciles de

almacenar y transportar, largos plazos de conservación en condiciones ambientales, y baratas... El

resultado el habitual: pastas, galletas... productos industriales que, cómo hemos visto, son poco

útiles para la dieta equilibrada que se necesitaría para combatir la malnutrición.

Por otro lado, ¿quiénes son capaces de ofrecer grandes cantidades de estos productos? Las

grandes multinacionales de la alimentación. Estas supuestas ayudas agrícolas van a multinacionales

como Nestlé, Heros, etc. Una parte de este dinero público va a engrandecer los márgenes de estas

empresas que expatrian sus ganancias. Para poner un ejemplo: Nestlé decidió la primavera pasada

llevar toda su tesorería a sus sociedades de Luxemburgo. A pesar de que forma parte de la Unión

Europea, Luxemburgo es conocido por unos impuestos muy laxos con las grandes fortunas y las

multinacionales. (11)

No es, pues, dinero que refuerce el tejido productivo local sino a sus depredadores. Se pierde así

una ocasión de utilizar importantes partidas de compra pública en fortalecer las economías locales

que son las generadoras de riqueza y de trabajo distribuidos entre la población, dos elementos

básicos para combatir, más allá de la emergencia, la pobreza y con ella las carencias alimentarias.

Por último, este sistema de compra hipercentralizado implica que cerca de un 7% del dinero se

vayan en transporte (3,4 millones) gestión y almacenaje (2,5 millones) de un total de 81,11 millones.

(12 )

Finalmente, queda una parte minoritaria, producto realmente de excedentes recogidos de las

empresas. Realmente el problema del derroche alimentario- se calcula que se derrochan entre un

tercio y la mitad del alimentos producidos en el mundo- es escandaloso desde el punto de vista ético,

social y ecológico. Hay una total opacidad del derroche producido en el campo y en la industria y de

los mecanismos ligados al sistema de producción y distribución industrial regido por el mercado que

lo producen. Carecemos de políticas que ataquen a fondo esta situación que golpea la más

elemental ética. En este contexto, que una pequeña parte sea recogida por los bancos de alimentos

no sirve para eliminar el derroche ni para solucionar con las migajas del sistema los problemas de

malnutrición y, en cambio, sí sirve para presentar como “solidario” lo que es un derroche desorbitado

por parte de la agroindustria y la gran distribución evitándose el coste de gestionar estos residuos.

Aceptando el análisis que precede, se puede argumentar que los Bancos de Alimentos no son

Page 7: La gran recogida de alimentos: hacer negocio con la buena voluntad, Xavier Montagut

responsables de estas prácticas de las empresas y de la falta de políticas de las administraciones

para evitar el derroche. Pero de lo que sí son responsables es de dar por buenas estas prácticas

hasta el punto de pedir, en el colmo de los despropósitos, regalar dinero público (mediante

desgravaciones fiscales) a este derroche inadmisible si se redistribuye mediante los bancos de

alimentos. No todo vale para conseguir distribuir más calorías. Primero se tendría que penalizar la

locura del actual derroche para reducirlo a los niveles técnicamente inevitables. Sólo en este marco

una política de redistribución a nivel local y de barrio tendría un sentido que no fuera embellecer la

locura derrochadora.

Los argumentarios de los bancos de alimentos dirigidos a las grandes empresas explicando las

ventajas para los intereses empresariales de maximizar ganancias y reducir costes, que conseguirán

dando el excedente a los bancos de alimentos, pueden parecer una habilidad para conseguir más

calorías baratas. Pero cuando lo adjuntamos con la postura que tienen sobre las desgravaciones

fiscales para las empresas, con la gran operación de venta de las grandes superficies que es la gran

recogida, con la postura de reclamar que cuantiosas subvenciones de lucha contra la pobreza sean

utilizadas para comprar alimentos industriales a grandes empresas, se hace difícil no ver una

asunción de los intereses de estas empresas utilizando objetivos caritativos.

Que las grandes empresas contribuyan a acabar con las situaciones de pobreza incluyendo la

alimentaria es muy fácil. Sólo hace falta que paguen los impuestos que les corresponden, lo que

permitiría un estado del bienestar capaz de dar un apoyo suficiente a la gente empobrecida. Pero

esta solución tan elemental, y que sólo implica cumplir las leyes, no está en el programa del banco

de alimentos porque no le interesa a las grandes empresas. Éstas quieren que su responsabilidad

social no vaya más allá de repartir las migajas con el mínimo coste posible, y aquí es donde el banco

de alimentos cumple su función.

La teoría se confirma cuando vemos quién dirige el Banco de alimentos. Empezando por su

presidente Antoni Sansalvadó y Tribó, antiguo directivo de logística y actual accionista en Áreas y

Serunión. Esta empresa, filial de la multinacional Elior, líder en el sector de la restauración colectiva,

suministra comidas a 2.800 centros (comedores escolares, hospitales, etc., mayoritariamente en

instalaciones públicas ) y factura diariamente 450.000 comidas. Serunión está también representada

por su presidente y director general Antoni Llorens i Tubau con el cargo de vocal. Nestlé está

representada a través de Eduard Arruga i Valeri, directivo de Cereal Partners España, una filial del

grupo Nestlé. El vocal Alfons Carnero i Suñol representa, entre otros, a Ebro Agrícolas. Los vocales

Javier Riera- Marsá y Lluis Carulla i Font garantizan respectivamente la presencia de las sagas

familiares Riera-Marsa y Gallina Blanca, determinantes en el clúster agroalimentario catalán. No

podía faltar la organización propia de la gran patronal que está directamente representada por el

director general de AECOC (Asociación Española de Fabricantes y Distribuidores): José María

Bonmatí Pérez. (13) Se tiene que reconocer que estos dirigentes de los bancos de alimentos han

hecho bien su trabajo representando a la industria que les llena los bolsillos.

Sí se puede

 

Page 8: La gran recogida de alimentos: hacer negocio con la buena voluntad, Xavier Montagut

El espectáculo de los días 29 y 30 de noviembre, montado por los que se beneficiaban, no nos tiene

que esconder la potente movilización social que supuso y que muestra una sociedad sensible a los

problemas de sus conciudadanos y con ganas de actuar en contra de la pobreza alimentaria. Es una

muestra visible de un trabajo que miles de activistas hacen de forma cotidiana y que, desprovisto de

intereses mercantiles, apunta a formas mucho más eficientes y profundas de combatir las causas del

empobrecimiento en general y de la malnutrición en concreto.

Empezando por la lucha por los derechos generales que pueden atacar el empobrecimiento de la

gente: el derecho a la vivienda, el derecho a una renta mínima garantizada. Continuando por

aquellas luchas que incluyen la lucha por el derecho a la alimentación como parte de los derechos

básicos: una alimentación digna y de calidad en la escuela pública mediante unas becas de comedor

escolar completas, suficientes y pagadas a tiempo. Una alimentación totalmente gratuita y de calidad

en el sistema sanitario, en la atención a la gente mayor, a la gente con dependencias importantes.

Al mismo tiempo que se reivindican estos derechos generales, se está desarrollando en los barrios y

pueblos un importante trabajo para que, con la participación de los propios afectados, se busquen

soluciones inmediatas que faciliten soluciones duraderas. Soluciones que proporcionen alimentos y

medios para conseguirlos con el propio trabajo de los afectados: huertos sociales y/o comunitarios;

exigencia de que las ayudas públicas de emergencia sean suficientes, permitan comprar alimentos

frescos y sean empleadas para fortalecer los tejidos productivos locales que son los capaces de

generar trabajo y redistribuir la riqueza; creación de entidades locales de distribución de alimentos

reivindicativas y autogestionadas que mezclen a los activistas y a los “usuarios“, como el creado por

la Asociación de Vecinos de Ciutat Meridiana y del que hemos hablado en este artículo. (14)

Todo este trabajo y los éxitos que consigue, aunque a menudo escondidos por los que no quieren

que cunda el ejemplo, hacen pensar que, más allá de los que están convirtiendo la pobreza en una

fuente de negocio, se puede luchar y, por eso, se puede tener esperanza.

NOTAS:

(1) Todos los datos de este artículo, salvo mención explícita, están referidos a Catalunya pero son

perfectamente extrapolables a todo el Reino de España

( 2 ) Jose Coy en el prólogo del libro “Vidas Hipotecades” de Ada Colau y Adrià Alemany

(3) Del Manifesto de la Red de Solidaridad Popular en www.reddesolidaridadpopular.org/

(4) La Meri Tiene vida. 'Seis preguntas para definir la situación'. Manuel Cubero. 16 octubre

2013 en http://avvcmeridiana.blogspot.com.es/2013_10_01_archive.html

(5) Ídem

(6) Federación Española Bancos de Alimentos. http://www.bancodealimentos.es/

Page 9: La gran recogida de alimentos: hacer negocio con la buena voluntad, Xavier Montagut

(7) Ver el libro 'Supermercados no Gracias'. Xavier Montagut y Esther Vivas. Icaria editorial

(8) Federación Española Bancos de Alimentos. http://www.bancodealimentos.es/

(9) Nota de prensa de Europa Press fechada en Bruselas el 28 de noviembre del 2013.

(10) Los datos se pueden encontrar en Datos del Fondo Español de Garantía Agraria.

http://www.fega.es/PwfGcp/es/

(11) La Marea 13 de marzo de 2013.

(12) Datos del Fondo Español de Garantía Agraria. http://www.fega.es/PwfGcp/es/

(13) Datos del artículo “Ejecutivos de las grandes empresas lideran la fundación Privada Banco de

Alimentos de Barcelona' en http://500x20.prouespeculacio.org/noticies/alimentacion-digna/ y de la

propia página web del Banco de los Alimentos

(14) Una información completa se puede encontrar en La Meri Tiene vida.- Seis preguntas para

definir la situación. Manuel Cubero. 16 octubre 2013 a

http://avvcmeridiana.blogspot.com.es/2013_10_01_archive.html

 

Xavier Montagut es economista. Ha trabajado últimamente temas como la agricultura, la

alimentación y el consumo responsable. Es presidente de la Xarxa de Consum Solidari (Red de

Consumo Solidario)

Fuente: www.sinpermiso.info, 12 de enero de 2014

URL de origen (Obtenido en 19/10/2015 - 10:40):

http://www.sinpermiso.info/textos/la-gran-recogida-de-alimentos-hacer-negocio-

con-la-buena-voluntad