La gran garganta, de la Cabeza del Indio. · Isaías cautivado por el relato del agua. Aprovechamos...
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La gran garganta, de la Cabeza del
Indio. EN EL CAUCE SUPERIOR DEL RIO LIRCAY.
No estaba en mis planes, visitar este sector de la localidad de Vilches
Altos, pero tomé el desafío en un viaje relámpago.
Hace 39 años, recorrí esta pequeña terraza, que
queda frente al Morrillo, como es conocido en
las cartas topográficas, pero para nosotros,
desde siempre, es y será la mítica “Cabeza
del Indio”.
Perfil del Indio, desde vista sud oeste.
Salí a las 8,30 horas en bus del recorrido,
después de una hora ya estaba en el
“paradero de los gatos”, para iniciar la
marcha al interior.
Mi punto de encuentro es la
cabaña de Oscar, un amigo,
que tomó la opción de irse a vivir
el último tramo de su vida, en el
bosque. Ya jubilado, su apuesta es
convivir en soledad con el bosque, generalmente en el
verano recibe a su familia y a grupos scouts, que buscan
el contacto con la naturaleza.
Después de una hora de caminata, llegué hasta un portón
de propiedad de una agrupación evangélica, que estaban
de campamento, consulté por mi grupo scout y me dijo
falta poco, mientras descansaba, me indicó - “tenemos 100 has y uno de los objetivos es, mantener estos bosques tal cual”, - lo que es una gran noticia, aquí los
bosques estarán a resguardo de la depredación.
Mi interés es bajar hasta el lecho del rio, siempre es interesante
ver el cambio de la flora en una ladera empinada.
En casa de Oscar, estaba mi grupo scouts
de campamento, así que encontré muchos
viejos scouts, todos viejos amigos, el
reencuentro siempre conduce a gratas charlas.
Luego de un reponedor
desayuno, Oscar me
acompañó hasta el inicio de la
huella, para bajar hasta el
lecho del rio, recorrido de
apenas 15 minutos.
Generalmente, cuando se va a
Vilches de paseo, este se realiza
en la parte superior, alrededor
del eje del camino principal,
desde allí unos van al
Enladrillado, al Valle del Venado,
otros a las lagunas de Los Patos
y/o Encantada. Otro paseo es, al sector de la Piedra de las Tacitas, mirador del
Águila y las Majadillas y otros lugares de interés, pero a la terraza frente al
Morrillo son pocos los visitantes.
Pero, hoy no es mi día, ya que, he visitado el lecho
del cañón, sin embargo, la niebla no me permite ver más allá de 100 metros. Como mi objetivo era, mostrarle lo hermoso e impresionante que es la Cabeza del Indio y su cañón, solo me resta y esperar volver pronto para terminar mi tarea.
Aprovechando el fin de semana largo y el buen tiempo estoy de nuevo retomando la huella hacia el mirador, ahora
acompañado por Isaías, un joven de 28 años, que no conocía estos hermosos parajes.
Como accedemos desde el sur oeste,
podemos apreciar el perfil de un indio,
que da origen al popular nombre de este
gran promontorio.
A la derecha vista desde
el camino de
acercamiento, se
aprecia la frente, los ojos y su quebrada nariz.
El Morrillo o la Cabeza del Indio, es un
promontorio ubicado en el curso superior del
rio Lircay, su base está a 1.114 msnm y su
punto superior a 1.532 msnm, metros, es decir
es una pared vertical de 420 metros que invita
a la escalada, a los más osados.
Oscar es dueño de un territorio privilegiado, y tiene por
vecino colindante al mismísimo indio, hace unos años
hizo una huella hasta el acantilado justo enfrente del
Morrillo, allí hizo un mirador, con su respectivo asiento.
El paisaje es hermoso, Isaías comenta - “se pasó, es bonito, espectacular”.
Yo, una vez más guardo silencio y me dedico a observar el gran
cañón esculpido por el rio Lircay, solo queda contemplar, y
gratificarse.
Mirador, al borde del acantilado (al menos 150
mt en caída libre), foto obtenida subiendo
hacia la cueva de la pájara de oro, al
término de la vegetación).
Simplemente …… impresionante
En el mirador, observamos el cañón aguas
arriba (foto a la izquierda) y especulamos
por donde bajaba la huella, nos
equivocamos rotundamente.
Desde el mirador, se sigue una huella por el borde del acantilado hacia el
norte, unos 300 mt y comienza el descenso por una quebrada, que
termina en el rio justo debajo del mirador, es
increíble.
Huella por vereda con
vegetación en el acantilado, a
la derecha, vista desde la huella mientras se baja.
Para nuestra admiración la
huella baja por la escasa
vegetación que hay en el
acantilado, Oscar comenta –
“un amigo me dijo es fácil sigamos la huella del zorro, así lo hicimos y la hemos ido mejorando de a poco, la huella llega a un pozón, justo al lado arriba de una cascada de 50 metros.
A medida que bajamos, nos empequeñecemos y el Morrillo toma un tamaño monumental.
A la altura de la boca, se observa una
pequeña caverna conocida como la
"Cueva de la pájara de oro", que dio
origen a una leyenda sobre el indio, su
novia y el rescate del ave mitológica.
En medio de la mole, en su parte
derecha, se observa un punto negro,
es la mítica
cueva.
El río Lircay nace a 2.250 m.s.n.m.; en vertientes del Enladrillado,
presenta un régimen mixto; tiene una crecida estival y una invernal de
mayor magnitud, luego se le une es estero Los Troncos y ambos
conforman una gran fuerza
que ha formado la gran
Garganta de la Cabeza del
Indio, rodeándolo como
aparece en la foto aérea.
Tres postales del en la garganta de la
Cabeza del Indio, a la izquierda el
cañón se enangosta para dar paso a una caída de 50 mt.
A la derecha un pozón con
agua helada y trasparente.
Abajo a la izquierda, el agua
baja rauda hacia la cascada.
Isaías cautivado por el relato del agua.
Aprovechamos el remanso para hacer la colación.
Caminamos hacia el norte hasta el
fin de la terraza hasta un segundo
mirador, donde podemos apreciar
que el cañón se divide en dos.
A la izquierda se observa el cañón
horadado por el estero los troncos.
Hacia la derecha el cañón principal,
horadado por el rio Lircay, para superar
la pendiente el rio baja dejando atrás
una serie de cascadas.
La vegetación, en las exposiciones sur está
dominada por hermosos coihues, y
rodeando el mirador son los robles los que
dominan, obedeciendo la exposición norte.
Siempre cuando descansas camino al enladrillado
podrás ver el Morrillo.
Un bello momento, para contemplar.
Que gran panorámica.
Aquí las palabras sobran,
Sólo contemplar,
Yo, había estado aquí en un par de ocasiones, pero admito, que
siempre tengo que admirar estos riscos, y quisiera agradecer a
Oscar como guardián, de este paraje nativo.
Oscar continúa su relato - “Hace un par de años se me quemó íntegramente mi casa, pero tu vez, ya está en pie de nuevo, es mi lugar para vivir, por elección”,
Sin más, dejemos que las imágenes hablen por si solas.
Dejamos los comentarios habituales de la flora y fauna, de este hermoso rincón, para otro artículo, dado lo hermoso del
paisaje, ameritaba una detención especial.
Fue una vez más una agradable jornada, donde quedaron varias inquietudes, que dejamos con la
intención de volver.
Publicado por: Ricardo Saavedra Rojas. Enero y marzo 2018.
El gran cañón
horadado por el rio Lircay y sus terrazas.