La gracia

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LA GRACIA, REALIDAD OLVIDADA Pbro. Alfonso Maldonado En materia religiosa hay ciertos tópicos que aparecen en franca devaluación. Uno de ellos es el tema de la gracia. El paso ha sido del escepticismo ateísta a cierto fideísmo, confianza en Dios que raya en la ingenuidad e irresponsabilidad. Tiene que ver con una nueva sensibilidad hacia lo espiritual marcado por el new age o nueva era. Esta seudoespiritualidad sin dogmas solo contiene uno: es bueno lo que te haga sentir bien. Cosa que de por sí ya es sospechosa. Pues quien se haya asomado a la experiencia humana o, inclusive, a la historia del pensamiento, sabe que no es fácil certificar como evidente una verdad. Cada época tiene una sensibilidad y la percepción varía en proporciones minúsculas, al menos, ante el bienestar o malestar físico. Inclusive, aunque decirlo parezca fuera de lugar, cambios hormonales, el abuso de sustancias como alcohol y drogas lo altera sustancialmente, o sea, de manera mayúscula. Por no referirnos al mundo de las alucinaciones psiquiátricas. Así que esta referencia al sentirse bien, como criterio último, puede ser movedizo y escurridizo. Las diversas confesiones cristianas, independientemente de las variaciones temáticas que hagan, aluden, por tanto, a la Revelación, como criterio último de Verdad. En la Iglesia católica se confía la interpretación oficial del mismo al Magisterio, o sea, al Papa y a los obispos. No para corregir el arduo avance de las ciencias y su método o el discurrir humano sobre cantidad de aspectos, sino sobre lo que se considera la vida espiritual del ser humano: quién es Dios y su salvación y la verdad última del ser humano. Es evidente que los límites entre ciencia, reflexión y fe se rozan mutuamente y, en ocasiones, la

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Reflexiones sobre la vivencia del cristianismo como Misterio

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LA GRACIA, REALIDAD OLVIDADAPbro. Alfonso Maldonado

En materia religiosa hay ciertos tpicos que aparecen en franca devaluacin. Uno de ellos es el tema de la gracia. El paso ha sido del escepticismo atesta a cierto fidesmo, confianza en Dios que raya en la ingenuidad e irresponsabilidad. Tiene que ver con una nueva sensibilidad hacia lo espiritual marcado por el new age o nueva era. Esta seudoespiritualidad sin dogmas solo contiene uno: es bueno lo que te haga sentir bien. Cosa que de por s ya es sospechosa. Pues quien se haya asomado a la experiencia humana o, inclusive, a la historia del pensamiento, sabe que no es fcil certificar como evidente una verdad. Cada poca tiene una sensibilidad y la percepcin vara en proporciones minsculas, al menos, ante el bienestar o malestar fsico. Inclusive, aunque decirlo parezca fuera de lugar, cambios hormonales, el abuso de sustancias como alcohol y drogas lo altera sustancialmente, o sea, de manera mayscula. Por no referirnos al mundo de las alucinaciones psiquitricas.As que esta referencia al sentirse bien, como criterio ltimo, puede ser movedizo y escurridizo. Las diversas confesiones cristianas, independientemente de las variaciones temticas que hagan, aluden, por tanto, a la Revelacin, como criterio ltimo de Verdad. En la Iglesia catlica se confa la interpretacin oficial del mismo al Magisterio, o sea, al Papa y a los obispos. No para corregir el arduo avance de las ciencias y su mtodo o el discurrir humano sobre cantidad de aspectos, sino sobre lo que se considera la vida espiritual del ser humano: quin es Dios y su salvacin y la verdad ltima del ser humano. Es evidente que los lmites entre ciencia, reflexin y fe se rozan mutuamente y, en ocasiones, la persona debe hacer una justa jerarquizacin. No se puede escarbar en el texto bblico las pruebas del inconsciente o del condicionamiento operante, por ejemplo, como tampoco se puede tratar al hombre y mujer como conejillos de indias en la caja de Skinner.Es comn a las diversas confesiones religiosas el deseo de llevar una vida, digamos, devota. O sea, ante la Divinidad la actitud no es la de la indiferencia. Inclusive hay una coincidencia en la bsqueda e intencin, no en la forma, entre religiones orientales y la espiritualidad monacal o anacoreta. Lo que nos permite concluir que el asunto de la salvacin no nos remite sin ms para la vida eterna. Compete ya a esta vida, inclusive en relacin con la transformacin interior.En cristiano la relacin del aqu y ahora es con Cristo. Esta relevancia no es accesoria ni segregacionista. El cristiano que se disponga, normalmente, para vivir su vida en clave espiritual, es porque se ha encontrado con Cristo. O ha sido encontrado por l. No es solo un Nombre ni mucho menos otro miembro del Panten.Y Cristo es alguien con vigencia al punto que lo involucran hasta en cultos que no son cristianos. Relacionarse con Cristo supone el Evangelio, si no queremos proyectarnos oh, vaga ilusin! sobre el teln de fondo de la consciencia.Pero el Evangelio, que es encuentro con Cristo, no consiste en un ejercicio de la voluntad humana obstinada en observar los mandamientos. Consiste en vivir su gracia. La gracia: ese olvido trgico para cualquier cristiano, ms si es catlico.La palabra gracia viene del griego Jaris y tiene que ver gratuidad, eleccin gratuita. La experiencia del pueblo de Dios es esa: Israel no cuenta con los mritos como para ser la predilecta de Dios. Dios simplemente quiere escogerse un pueblo, y constantemente va a remarcar que lo hace por su libre voluntad: porque le da la gana. Igual pudiesen decir los profetas, como Jeremas e Isaas, o como el rey David, en que Dios le reafirma al profeta Samuel que l no se fija en su apariencia.De esta dimensin de la gracia, como aparece en el Antiguo Testamento, es enriquecida de manera excelente por el Nuevo: la Gracia, la gracia sobre toda gracia, va a ser Jesucristo. La misma carta a los Romanos se detiene ante la fascinacin del plan de Dios: cuando todava ramos pecadores, Dios envi a su Hijo; Jesucristo muri por nosotrosEl Nuevo Testamento es consciente de esto: los mismos apstoles son todos una calamidad, pero son los apstoles. El evento de la Resurreccin, en que Jess derrota a la muerte y nos concede la vida, y Pentecosts, que es el envo del Espritu Santo, hace que aquellos fugitivos se transformen en testigos, muchos de los cuales sellarn su testimonio con su sangre.El mismo nuevo Testamento revela su conviccin que tanto el Bautismo como la Eucarista (misa-comunin) no son actos rituales, cargados de una significacin externa o smbolos o convencionalismos, sino una realidad. Si decimos que es una realidad espiritual no es para despojarla del realismo material, sino para aludir a una realidad que desborda la materia. No tiene fuerza mgica o de talismn, pues se basa en la palabra y accin de Jess y la presencia del Espritu Santo. No son inventos humanos, sino fuerza divina.Durante mucho tiempo la teologa busc profundizar, inclusive de manera cansona, en algo que llam gracia creada. As lo diferenciaba de la gracia increada, que es el Espritu Santo Qu es esta gracia creada?Podemos decir que es la marca o la huella que la experiencia de Dios deja en nuestra alma, a travs de la oracin, los sacramentos, la Palabra de Dios, los pobres, enfermos, en el encuentro entre hermanos de la comunidad cristiana o inclusive en la visita que dispense el obispo a una parroquia.Qu entiendo por alma? No algo separado del cuerpo, ms all o distinto de lo que somos, sino exactamente lo que somos, en el sentido ms consciente y libre de la palabra. Ese ser nosotros mismos donde nos damos cuenta de nuestras alegras y penas, donde nos decidimos por Dios a pesar de todo y, por lo tanto, buscamos amar. Alguien pudiese decir que es ese autoposeernos.La experiencia de Dios excede el sentirnos bien. De hecho podemos sentirnos super-bien o muy mal. Porque la experiencia de la gracia divina nos hace contemplar la belleza de Dios, por un lado, y nuestra ingratitud y pecado por otra. Pero siempre sana: es para bien, es curativa, regenerativa, terapetica.Ese sentido supremo de la gracia hace que, quien se decide por Dios, est al inicio del camino o ya haya avanzado un trecho, la aprecie y cuide, reconociendo la fragilidad humana. Nadie es tan pecador como para que Dios no lo perdone, nadie se sienta tan seguro que no pueda caer. Lo que se ha caminado, se puede perder en un momento. Es la conviccin de los santos, por lo que se alegran en Dios cuando su camino, por este mundo, est por concluir.Porque el tema de la gracia est ntimamente unido al tema de la moral: la capacidad del ser humano de tomar decisiones buenas y justas, que hagan de l una mejor personaLa gracia se puede perder en un momento. Pero se puede recuperar ponindonos en las manos de Dios. La gracia se puede cuidar, pero tambin se puede hacer crecer