La Gente Si Cambia

41
1 Jorge Silva Rodighiero LA GENTE SÍ CAMBIA Efectos Terapéuticos Rápidos “¿Qué es un análisis? Es algo que debe permitir al sujeto asumir plenamente lo que ha sido su propia historia” — J. Lacan “Quien pretenda aprender por los libros el noble juego del ajedrez, pronto advertirá que sólo las aperturas y los finales consienten una exposición sistemática y exhaustiva, en tanto que la rehúsa la infinita variedad de las movidas que siguen a las de apertura.” S. Freud ÍNDICE I ¿Qué es una psicoterapia? 6 Psicoterapia individual II Darle espacio a la muerte 36 III La traición de los gatos 48 IV La libertad en el no comer 56 V Hacerse el tiempo 67 VI Una soledad que atrapa 78 Psicoterapia de pareja VI Cuando se acaba la pasión 94 VIII La infidelidad como trauma 114 Psicoterapia familiar IX Sobre la crianza de un adolescente 131 X El dibujo infantil como mensaje a los padres 144 Psicoterapia en instituciones XI ¿Qué hacer con la locura? 154

Transcript of La Gente Si Cambia

  • 1

    Jorge Silva Rodighiero

    LA GENTE S CAMBIA

    Efectos Teraputicos Rpidos

    Qu es un anlisis? Es algo que debe permitir al sujeto asumir plenamente lo que ha sido su propia

    historia J. Lacan

    Quien pretenda aprender por los libros el noble juego del ajedrez, pronto advertir que slo las aperturas

    y los finales consienten una exposicin sistemtica y exhaustiva, en tanto que la rehsa la infinita variedad

    de las movidas que siguen a las de apertura.

    S. Freud

    NDICE

    I Qu es una psicoterapia? 6

    Psicoterapia individual

    II Darle espacio a la muerte 36

    III La traicin de los gatos 48

    IV La libertad en el no comer 56

    V Hacerse el tiempo 67

    VI Una soledad que atrapa 78

    Psicoterapia de pareja

    VI Cuando se acaba la pasin 94

    VIII La infidelidad como trauma 114

    Psicoterapia familiar

    IX Sobre la crianza de un adolescente 131

    X El dibujo infantil como mensaje a los padres 144

    Psicoterapia en instituciones

    XI Qu hacer con la locura? 154

  • 2

  • 3

    I

    QU ES LA PSICOTERAPIA?

    La gente no cambia.

    Cuntas veces han escuchado esta frase? cuntas veces la han dicho? Es una creencia arraigada en

    muchas personas, que muchas veces brota de nuestros labios cuando dejamos de confiar en alguien,

    cuando decidimos no dar ms oportunidades a quien nos ha decepcionado o, incluso, para excusarnos

    frente a un error que cometemos una y otra vez.

    Parte de ser psicoterapeuta es, de alguna forma, creer que la gente s cambia. Aunque en la inmensa

    mayora de las teoras psicolgicas se reconocen importantes dificultades para que se produzcan cambios

    en las personas con distintas causas para ello todas estn de acuerdo en que la gente s cambia.

    Pero de qu cambio estoy hablando? Si me estuviese refiriendo a un cambio respecto a una enfermedad

    biolgica, sera fcil explicarlo: el cambio que se busca es el cese de la enfermedad. Para ello, lo primero

    que hay que tener claro es de qu enfermedad o problema se trata. Un ejemplo bastante comn es la

    fiebre. Pensemos en una mujer de cuarenta aos, Mara, que lleva dos das con temperatura sobre los 39,

    por lo que decide ir a su clnica de preferencia. El doctor toma la temperatura con un termmetro,

    observa que efectivamente est en ms de 39 y percibe adems la tpica sudoracin que la acompaa.

    Qu hacemos cuando alguien tiene fiebre? qu hace un mdico? Salvo casos extremadamente

    graves, no interviene directamente en la temperatura alta enfriando a la persona con medios tan

    directos como una tina de hielo sino que intenta encontrar la causa de la fiebre para, con

    medicamentos, actuar sobre ella. Un ejemplo de ello puede ser una fiebre resultante de una infeccin,

    que ser tratada con un frmaco que acte directamente en ella.

    Fiebre

    ----------------------

    Causa de la fiebre Intervencin

    Pensemos ahora el caso de una consulta psicolgica. Una persona puede llegar a la consulta de un

    psicoanalista, a un centro de salud mental o a su consultorio, con miles de problemticas distintas. Como

    ejemplo veamos el caso de Agustina, mujer de sesenta aos que consulta diciendo Vengo porque estoy

    deprimida.

    Cuando Mara fue al mdico, se presenta indicando su temperatura alta. Podra incluso no decir nada, y

    dejarse examinar por el profesional, quien encontrara de manera rpida la fiebre. Pero qu es lo que

    aparece cuando llega un paciente a la consulta de un psicoterapeuta? Lo que aparece es lo que dice, es

    su relato, es su discurso.

    Cuando Mara lleg diciendo que tena fiebre, el mdico primero que todo le tomar la temperatura para

    verificarlo. Pero frente a un dicho, a una simple frase estoy deprimida, qu termmetro ocuparemos?

    cul ser nuestro instrumento?

    En el caso de la psicoterapia es la escucha. Aunque posteriormente explicar que es una escucha

    particular, incluso en su carcter ms banal es ella el instrumento necesario para empezar a explorar lo

    que nos trae el paciente.

    Pero si cualquiera puede escuchar a Agustina decir estoy deprimida, no puede ser ese mero hecho de

    escuchar lo que define nuestro quehacer. Si no, conversar sera equivalente a hacer psicoterapia. Es

    entonces saber cmo verificar si est efectivamente deprimida? si est usando bien el trmino? si

    cumple con los criterios necesarios para tratarse de depresin? si nos est tomando el pelo?

  • 4

    Esas preguntas pueden ser importantes de resolver para un psiquiatra o un psiclogo

    profundamente absorbido por la lgica psiquitrica del DSM1. Es importante para un psiquiatra porque, al

    igual que el mdico del ejemplo, debe saber qu frmaco administrarle al paciente, y para ello requiere

    saber de qu trastorno se trata.

    Pues bien, lo interesante es que al menos temporalmente las preguntas anteriores no son importantes

    en un ambiente psicoteraputico. A diferencia del caso de la medicina, en el cual es de vital importancia

    determinar si la dolencia es verificada, y si no lo es buscar otro diagnstico o si no se encuentra nada

    orgnico, derivar al psiclogo o psiquiatra para la enorme mayora de los psicoterapeutas no es

    importante saber si efectivamente se cumplen todos los criterios de la depresin, o si lo que la paciente

    refiere como estar deprimida en realidad se trata de lo que los psiclogos conocen con otro nombre. Lo

    que dice la paciente de su malestar sirve de presentacin y

    explica por el momento el que haya pedido una hora, pero no es la clave de la intervencin, ya que no es

    lo que va a permitir generar un cambio en ella.

    Cul es la clave? Al igual que con la fiebre, los psicoterapeutas no van a intervenir sobre lo que aparece,

    sobre el dicho estoy deprimida, sino ms bien en lo que causa ese relato.

    As, entramos de lleno en la subjetividad. La causa que interesa no es la primera y obvia, la causa directa

    por decirlo de alguna forma. En el ejemplo, Agustina puede decir estar deprimida por la muerte de su

    marido. Pero la muerte de su marido no es la causa de su depresin. A fin de cuentas, es posible

    imaginarse que algunas mujeres se alegraran por la muerte de su marido.

    En este caso es posible encontrarse con que la muerte de su marido le ha trado a Agustina la certeza de

    que no puede vivir sin l. Esa creencia existe en un espacio, una brecha, entre el acontecimiento objetivo,

    la muerte de su marido, y el sentirse deprimida. Es justamente en esa brechadonde se encuentra lo ms

    propio de Agustina, su subjetividad, y lo que la hace deprimirse por este acontecimiento.

    Es ah donde se realizar la intervencin, explorando esta sensacin, esta creencia, ponindola en

    cuestin, examinando qu signific l para ella, y un largo etctera que permitir empezar un tratamiento

    que, en el mejor de los casos, le permita vivir sin l. En palabras de Jacques Lacan2, es indudable que el

    sntoma slo ceder ante una intervencin que recaiga sobre este nivel descentrado.3

    Es esta posicin frente a su experiencia lo que s puede cambiar. Agustina seguir siendo Agustina, su

    marido seguir muerto, pero Agustina ya no creer que no podr vivir sin l. Dejando de creer eso, no hay

    dudas de que su futuro ser diferente.

    1 Manual diagnstico y estadstico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental

    Disorders, DSM). Creado por la Asociacin Americana de Psiquiatra, comprende la clasificacin de ciertos

    trastornos mentales, proporcionando criterios claros y especficos para diagnosticarlos.

    2 Jacques Lacan (1901-1981). Psicoanalista francs, cuya Escuela es una de las ms importantes a nivel

    mundial. Se le reconoce por haber vuelto a poner la cuestin del lenguaje en el centro del psicoanlisis.

    3 El Seminario 2: El Yo en la Teora de Freud. Jacques Lacan. 1954.

    A lo largo de este libro ocupar una diferenciacin terminolgica til propuesta por Lacan, a saber, entre

    el nivel del dicho y el nivel del decir. El dicho es aquello que podemos escuchar o leer de lo que nos dice

    una persona, su aspecto material. El decir se refiere, por el contrario, a aquel lugar virtual desde dnde nos

    dice lo que dice. En el ejemplo de Agustina, el dicho puede ser Estoy deprimida y el decir lo que sustenta

    esta depresin, por ejemplo No puedo vivir sin el hombre que ha tomado todas las decisiones importantes

    de mi vida, menos a mi avanzada edad y con una lejana relacin con mis hijos.

  • 5

    No es necesario que el decir se explicite de esta forma, que muchas veces es una sntesis realizada por el

    psicoterapeuta para s mismo, para as poder entender el caso. Lo que s es relevante es que ser en este

    lugar intermedio donde recaer la intervencin, y no directamente sobre el dicho del paciente.

    Estoy deprimida

    ---------------------------

    No puedo vivir sin l Intervencin

    ---------------------------

    Muerte del marido

    En sntesis, parece ser que lo que define la prctica psicoteraputica tiene que ver con pesquisar e

    intervenir sobre el lugar desde donde se dice lo que se dice, esa brecha donde se aloja lo subjetivo, ms

    que intervenir sobre lo que se dice. Con ello buscaremos producir el cambio en la vida de la persona, a

    travs del cambio en su posicin subjetiva frente a su experiencia.

    Es importante aclarar que existe bastante consenso entre las escuelas de psicoterapia en considerar que lo

    que el paciente nos dice no es solamente verbal, sino que comunica con todo lo que hace y lo que deja

    de hacer. Incluso dice sin saber que dice, como plantea Lacan ya en 1953:

    Con su propio cuerpo el sujeto emite una palabra que, como tal, es palabra de verdad, una palabra que

    l ni siquiera sabe que emite.4

    Sabemos entonces que, a travs de lo que el paciente dice verbal y no-verbalmente se intenta pesquisar

    el lugar desde donde habla el sujeto, que es justamente lo que ms habla de l. No hay que olvidar,

    adems, que lo que dice debe ser entendido en su contexto, en su historia, en su familia, en su cultura. Esto

    que parece una obviedad, no siempre se ve reflejado en el tratamiento otorgado por los psicoterapeutas.

    Lacan pone como ejemplo el tratamiento de uno de sus pacientes, cuyos sntomas tenan relacin con la

    dificultad en el uso de su mano. El paciente haba estado en un tratamiento con otro psicoanalista

    anteriormente, quien haba intentado centrar su anlisis en torno a la masturbacin y a las represiones que

    el entorno haba provocado sobre esta. Esta hiptesis, por supuesto, no hace ms que propiciar la

    caricatura de que para el psicoanlisis todo es sexual, tan presente en nuestra sociedad.

    Por el contrario, Lacan escucha la historia del sujeto, quien aunque era de familia musulmana, mostraba

    una aversin frente a la ley del Corn. La clave fue atenerse al precepto de que no debemos

    desconocer las pertenencias simblicas de un sujeto.5 Como algunos sabrn, en la ley cornica se le

    corta la mano a quien roba. Aunque esa sancin hace mucho que no se practica, sigue inscrita en el

    orden simblico que funda las relaciones humanas. Justamente el paciente haba escuchado en su

    infancia que su padre haba perdido su puesto de trabajo por ser acusado de ser ladrn. Si el paciente

    tena problemas en el uso de su mano, no era por una masturbacin infantil, sino por una identificacin

    con este padre que segn el Corn deba haber perdido su mano.

    Se entiende entonces que el lugar, la tradicin, la familia, en fin, todos los niveles de nuestro contexto, son

    claves para entender lo que decimos, lo que nos pasa, y que una psicoterapia slo tendr xito cuando

    intervenga tomando en cuenta ese nivel.

    Por otro lado, una frase que pueda parecer inocua incluso positiva para una persona, como soy

    inteligente puede volverse problemtica, por ejemplo, en una persona que se deprime al no poder

    validarse desde ese lugar. Esto es algo que les pasa a muchos estudiantes destacados en el colegio, que

    al ingresar a la universidad son slo estudiantes promedio. El problema es su definicin de inteligencia?

    es que ya no son inteligentes? lo fueron alguna vez? Parte de la terapia tratar de que se cuestionen

    estas preguntas, no para ver si efectivamente son inteligentes segn un criterio objetivo, sino para explorar

    ese espacio intermedio que hace que, para esta persona en esta situacin en particular, definirse como

    inteligente le causa sufrimiento.

    4 El Seminario I: Los Escritos Tcnicos de Freud. Jacques Lacan. 1953 5 Ibd

  • 6

    La clave para generar un cambio es cambiar la posicin subjetiva del paciente, la posicin desde la cual

    observa y vive su experiencia. Fcil? Uno de los primeros problemas para lograr este cambio es que las

    personas no tienen necesariamente conocimiento acerca de su propia posicin.

    Cmo podemos desconocer lo ms propio, a saber, la posicin desde la cual experimentamos nuestras

    vidas? Existen distintas teoras que explican este punto, pero para efectos de este libro, me gustara

    referirme brevemente a dos autores que, desde veredas muy distintas, destacan este hecho: los estudios

    de mercado realizados por Howard Moskowitz, y el psicoanlisis de Sigmund Freud.

    Los encargados de Prego contrataron a la consultora de Moskowitz, para que los ayudase a que su salsa

    de tomate venciese a su competencia. Qu hizo Moskowitz? Elabor casi cincuenta variedades de salsa

    de tomate, ordenndolas segn distintos factores, como su dulzura, la cantidad de ajo, su acidez, cun

    triturados estaban los tomates, el nivel de picante, entre otros factores.

    Listas sus salsas, se fue de gira por Estados Unidos con todas las variedades, y las dio a probar a miles de

    personas. A cada uno de ellos le serva diez platos pequeos de pasta, con una salsa diferente en cada

    uno, y les peda que los puntuasen.

    Cuando analiz los datos no busc la variedad ms popular de salsa lo que hubiesen hecho los otros

    expertos en estudios de mercado de la poca sino que agrup los resultados en conjuntos, y se dio

    cuenta que todo norteamericano pertenece a uno de tres grupos. Hay personas a las que les gusta su

    salsa de tomate normal, a otras les gusta que sea picante y a otro tercio le gusta que tenga trocitos extra,

    o extra chunky en el original.

    Aqu estuvo la clave para Prego, ya que en esa poca no haba una salsa de tomate con trocitos extra en

    el supermercado. Sacaron entonces una lnea con trocitos extra que se apoder de manera inmediata del

    negocio de la salsa de tomate en Estados Unidos, ganando ms de seiscientos millones de dlares con ella

    en los aos siguientes.

    Qu tiene que ver la salsa de tomate con la psicoterapia? Antes de Moskowitz, lo que se hacaen los

    estudios de mercado para saber qu quera comer la gente lo que la gente deseaba era simplemente

    preguntarles. Durante aos se limitaron a sentar a personas en grupos focales y les preguntaban

    directamente: "Cmo quieren que sea su salsa de tomate? Y durante todos esos aos ms de treinta

    aosnadie dijo que quera con trocitos extra. Incluso cuando para al menos un tercio de ellos, era lo que

    en realidad deseaban.

    Lo que trato de mostrar con esta pequea historia, es que nuestros deseos incluso los ms sencillos no

    son transparentes para nosotros mismos. La posicin desde la que nos observamos, la posibilidad de

    conocernos a nosotros mismos, no es tan privilegiada como uno quisiese creer.

    Ahora bien, y yendo un poco ms profundo que la salsa de tomate, Freud nos explica las razones de por

    qu justamente lo que ms deseamos en aspectos ms relevantes que la comida se vuelve a veces lo

    ms opaco para nosotros.

    De manera simple, se puede decir que para Freud este desconocimiento es provocado por el rechazo

    frente a una vivencia. Ahora bien, hay que entender que por vivencia entendemos tanto un hecho

    puntual, como un deseo, un sentimiento o un pensamiento.

    Es posible colocar todos estos fenmenos en un mismo nivel, ya que para que tales vivencias sean

    experimentadas por la persona, todas ellas deben ser, de una u otra forma, primero representadas en el

    aparato psquico. Aunque parezca complicado, lo que estoy diciendo es que lo que experimentamos en

    nuestras vidas se nos presenta desde un punto de vista particular nuestra posicin subjetiva y que es la

    imagen mental o representacin resultante la que llegamos a conocer.

    Esto quiere decir que cuando observamos algo, como este libro, lo que observamos es la representacin

    de ste, formada gracias a nuestro aparato psquico. Es esta misma representacin aproximadamente

  • 7

    la que podemos evocar cuando, sin tener el libro al frente, podemos recordarlo. Lo mismo sucede con lo

    que pensamos y deseamos. A fin de cuentas, no es necesario tener un rico plato de pasta con salsa de

    tomate para desear comerse uno, muchas veces basta con imaginrselo para que el apetito aparezca.

    Pues bien, frente a algunas de estas vivencias, ocurre un rechazo, causa de la gigantesca mayora de los

    problemas psicolgicos que nos aquejan. Pero, por qu este rechazo?

    Lo que tienen en comn estas vivencias es que a a uno le gustara no haberlas vivenciado, preferira

    olvidarlas.6 Por qu? Porque todas ellas eran de naturaleza penosa, aptas para provocar los afectos de

    la vergenza, el reproche, el dolor psquico, la sensacin de un menoscabo.7

    Pero por qu provocaba tales sentimientos penosos? Debido a que su representacin no era compatible

    con aquellas ya reunidas al interior del yo, es decir, no era compatible con la idea que tenemos de

    nosotros mismos. En palabras de Freud, ante el yo del enfermo se haba propuesto una representacin

    que demostr ser inconciliable, que convoc una fuerza de repulsin del lado del yo cuyo fin era la

    defensa frente a esa representacin inconciliable.8

    Cito en extenso este pasaje porque resume de buena forma la idea central freudiana, que se ir

    complejizando y sofisticando, pero mantendr siempre la misma esencia a lo largo de su obra.

    Aprovecho en este momento de clarificar la errada visin de que para el psicoanlisis lo nico que importa

    es lo referente a la sexualidad. Como se puede ver, lo que da el carcter de trauma a un evento es que

    despierte afectos penosos, como el horror, la angustia y la vergenza, en la persona. Aunque tales afectos

    pueden ser despertados por una situacin de carcter sexual, podemos fcilmente pensar otros tipos de

    situacin que despierten el horror, como la muerte de un familiar o un robo a mano armada, como

    tambin pensamientos o sentimientos incompatibles con los valores propios.

    Tenemos entonces una idea de por qu es difcil conocer a cabalidad nuestra propia posicin subjetiva.

    Hay cosas de nosotros mismos que preferimos olvidar, no ver ni asumir como propias.

    Freud est diciendo entonces, desde el comienzo de su obra y hasta el final de ella, que los sntomas, que

    el malestar del ser humano, proviene de una defensa frente a una representacin inconciliable para con

    aquellas ya reunidas al interior del yo. Es decir, aquellas representaciones incongruentes con aquel que

    creo ser yo, se repelen y mantienen fuera de la conciencia.

    Un ejemplo de ello puede ser un hombre que no se da cuenta de las conductas demasiado galantes con

    otras mujeres, ya que siempre se ha considerado un marido fiel, o un amigo que aconseja a un colega que

    trabaja ms que el resto, el tomarse las cosas con calma, mostrndose sinceramente preocupado por su

    bienestar, sin poder reconocer que en verdad lo carcome la envidia del posible ascenso del segundo.

    Para Freud, lo inconciliable de tal representacin tiene que ver con un ideal por el cual mide su yo

    actual9, ideal que parti en efecto de la influencia crtica de los padres, ahora agenciada por las voces,

    y a la que en el curso del tiempo se sumaron los educadores, los maestros y, como enjambre

    indeterminado e inabarcable, todas las otras personas del medio (los prjimos, la opinin pblica).10

    6 Sobre Psicoterapia de la Histeria. Sigmund Freud. 1895 7 Ibd. 8 Ibd.

    9 Introduccin al Narcisismo. Sigmund Freud. 1914. 10 Ibd.

    Como puede verse, es bastante claro este fenmeno. Los ideales provienen del exterior al menos en su

    origen y de buena forma determinan quin buscamos ser, incluso a costa de no asumir partes de

    nosotros, especialmente las que van en contra de tal ideal.

  • 8

    Afortunadamente, Freud descubri que con un mero esforzar poda hacer salir a la luz las series de

    representaciones patgenas cuya presencia era indudable.11. Esto quiere decir que a travs de su

    mtodo cuyo proceder explicar brevemente en las pginas siguientes poda hacer salir a la luz

    aquello rechazado por el paciente.

    Sin embargo, se encontraba con una resistencia para lograr este cometido, concepto central para

    entender los casos que relatar a lo largo del libro. Freud realiz la siguiente hiptesis: existe en el

    paciente una fuerza que contrariaba el devenir-consciente (recordar) de las representaciones patgenas.

    Una inteligencia nueva pareci abrrseme cuando se me ocurri que esa podra ser la misma fuerza

    psquica que cooper en la gnesis del sntoma histrico y en aquel momento impidi el devenir-

    consciente de la representacin patgena.12

    Esto quiere decir que, cuando en el trabajo psicoteraputico se hace un intento para que tales

    representaciones salgan a la luz, aparece la resistencia frente a ello, de una y mil maneras, entre las que

    encontramos los comunes drsticos cambios de temas, silencios poco productivos e, incluso,

    cuestionamientos hacia el terapeuta.

    No es de extraar que si originalmente la representacin, la vivencia, produjo tal rechazo, aparezca la

    resistencia cuando se busca hacerla aparecer en la sesin. Es por esto que ser clave en todos los casos

    algo que aparecer constantemente a lo largo del libro saber maniobrar de tal forma que se evite

    despertar la resistencia.

    En sntesis, este rechazo de los pacientes frente a una vivencia a la representacin de un suceso, de un

    pensamiento, de un deseo era en verdad un... no querer saber, ms o menos consciente, y la tarea del

    terapeuta consista en superar esa resistencia de asociacin mediante un trabajo psquico.13

    Pero, cmo realizar este trabajo?

    Sabemos ya que no podemos ir directamente al punto, ya que al estar rechazadopreviamente por el

    paciente, o bien lo ignoraremos, o si intervenimos directamente sobre l se elevar la resistencia. En un

    comienzo Freud le pide al paciente que le diga lo que se le ocurre sobre un asunto en particular,

    prometiendo el comunicarle esa imagen o esa ocurrencia, cualquiera que ella fuere. Le digo que no

    tiene permitido reservrselo por opinar, acaso, que no es lo buscado, lo pertinente, o porque le resulta

    desagradable decirlo. Nada de crtica ni de reserva, ya provengan del afecto o del menosprecio.14

    Posteriormente, Freud comienza a utilizar la asociacin libre, mecanismo muy similar a este prototipo, pero

    en el cual no se le pide asociar al paciente sobre un punto en particular, sino que simplemente debe decir

    lo que se le venga a la mente.

    Con este procedimiento Freud busca disociar la atencin del enfermo de su bsqueda y meditacin

    conscientes, en suma, de todo aquello en lo cual pudiera exteriorizarse su voluntad, esdecir, intentamos

    mediante un ardid sorprender por un momento al yo que se place en la defensa15

    Aqu se hace clave el recordar la importancia del decir sobre el dicho, ya que la posicin subjetiva

    aparece y se devela en muchos contenidos, por lo que aunque la sesin parezca tratarse de un punto

    poco relevante incluso no propio del paciente, como una pelcula que vio el fin de semana puede en

    verdad estar tratndose de lleno acerca de su posicin, sin que l lo perciba.

    Adems, la invitacin a que diga lo que le venga a la mente propicia tambin un discurso ms libre, en el

    cual pueden aparecer contenidos que el paciente ha rechazado anteriormente, pero que en la seguridad

    de la consulta pueden ser expresados.

    11 Ibd. 12 Sobre Psicoterapia de la Histeria. Sigmund Freud. 1895. 13 Ibd. 14 Ibd. 15

    Ibd.

  • 9

    En la misma lnea existe la interpretacin de sueos tambin muchas veces mal entendida en el cual

    se aprovecha que en el adormecimiento emergen las representaciones involuntarias por la relajacin de

    una cierta accin deliberada (y porcierto tambin crtica) que hacemos influir sobre el curso de nuestras

    representaciones.16

    As, intentamos recuperar una vivencia rechazada del paciente, que aparece disfrazada en el sueo. Un

    buen ejemplo de esto es cuando en el sueo el paciente no es l, sino otra persona a veces inexistente

    en el mundo real pero que desea y lleva a cabo justamente lo que el paciente no se atreve a reconocer

    como suyo.

    Como se puede ver, el sueo no es ms que una puerta de entrada de mucha importancia para

    Freud para lo rechazado por el paciente.

    Anteriormente haba mencionado que la escucha en el psicoanlisis era diferente a la coloquial, y es que

    frente a esta asociacin libre del paciente, se hace necesaria cierta contraparte en el psicoanalista. Ya

    que no se sabe a priori qu contenidos son los relevantes de lo que el paciente dice, ni tampoco cmo se

    conecta un relato con otro, es indispensable escuchar de cierta forma el relato del paciente. Esta manera

    de escuchar consiste meramente en no querer fijarse en nada en particular y en prestar a todo cuanto

    uno escucha la misma atencin parejamente flotante () tan pronto como uno tensa adrede su

    atencin hasta cierto nivel, empieza tambin a escoger entre el material ofrecido; uno fija un fragmento

    con particular relieve, elimina en cambio otro, y en esa seleccin obedece a sus propias expectativas o

    inclinaciones. Pero eso, justamente, es ilcito; si en la seleccin uno sigue sus expectativas, corre el riesgo de

    no hallar nunca ms de lo que ya sabe; y si se entrega a sus inclinaciones, con toda seguridad falsear la

    percepcin posible. No se debe olvidar que las ms de las veces uno tiene que escuchar cosas cuyo

    significado slo con posterioridad discernir.17

    Esto obliga a dejar de lado los apuntes, tan comunes hoy por hoy en las consultas psicolgicas, que no solo

    dificultan la asociacin libre si el terapeuta anota ciertas cosas que uno dice y otras no, es imposible no

    empezar uno tambin a filtrar de cierta forma sino que tambin imposibilita una atencin parejamente

    flotante, ya que se est dando y marcando ciertos trozos del relato del paciente, en base a criterios

    propios que no provienen de la posicin subjetiva de quien tenemos al frente.

    De esta forma, la escucha que debe tener el psicoterapeuta es simplemente considerar todo lo que dice

    el paciente con el mismo mrito, respetando el discurso del paciente sin imponer prejuicios o hiptesis

    previas sobre qu es lo importante, algo que muchas veces slo sabremos con posterioridad. Es, a fin de

    cuentas, una invitacin a escuchar de verdad.

    Por ltimo me gustara mencionar un aspecto vital para generar el cambio en las personas, presente desde

    el comienzo de la obra freudiana. Aunque el rechazo de una vivencia irreconciliable para el paciente es

    un motivo central del malestar, Freud reconoce adems una parte secundaria que se sobreaade,

    apuntalndose en otros propsitos del yo, si es que el sntoma est destinado a afirmarse () es notorio

    para el anlisis que la sustraccin de esta ganancia de la enfermedad, o su cese a consecuencia de una

    variacin real, ofrece uno de los mecanismos de la curacin del sntoma18.

    A qu se refiere Freud con esta parte secundaria? Muchas veces, aunque a primera vista no lo parezca,

    existe cierta ganancia producto del malestar. Un buen ejemplo son los mayores cuidados que recibe una

    persona con depresin. En el caso de Agustina, puede que est siendo visitada con mucha mayor

    frecuencia por sus hijas ahora que est deprimida por la muerte de su marido, y quizs una razn para no

    dejar de estarlo sean justamente estas visitas. Lo mismo ocurre en el caso de las licencias mdicas, que a

    veces se vuelven una motivacin para seguir enfermo.

    Como dice Freud en la cita anterior, a veces basta con terminar con tal ganancia para que los sntomas

    desaparezcan. Este tipo de intervencin fue explotada genialmente por Milton Erickson19, quien de una y

    mil maneras lograba que seguir con el malestar fuese mucho ms costoso que terminar de una vez por

    todas con l.

  • 10

    De esta forma es posible entender que, aunque una de las creencias ms arraigadas en las personas es

    que ir a una psicoterapia se asemeja a un proceso de auto-conocimiento, a veces basta simplemente con

    modificar la situacin de tal forma que la ganancia asociada al sntoma desaparezca.

    A continuacin expondr brevemente diez casos, para as mostrar claramente algunos procesos tpicos de

    la psicoterapia mencionados en este captulo, como el de captar la posicin subjetiva del paciente, el

    lugar y modo de las intervenciones, cmo ellas evitan levantar la resistencia, entre otros. En algunos de los

    casos expuestos, las intervenciones eliminan los sntomas, pero claramente no actan sobre la causa del

    problema, el rechazo que mencionamos anteriormente. Sin embargo, aquello es algo sobre lo que se

    puede trabajar posteriormente y que en la mayora de los casos se trabaj en las sesiones siguientes

    una vez que los sntomas incompatibles con la vida diaria se hayan eliminado.

    Esto quiere decir que el modo de trabajo del psicoanlisis, relacionado como vimos con captar, asumir e

    incluso modificar la posicin subjetiva del paciente, provoca en incontables ocasiones un efecto

    teraputico, ya sea una sensacin de alivio o el cese de un sntoma, de manera bastante rpida.

    En sntesis, lo que intentar mostrar en los casos a continuacin es que, a diferencia de lo que muchas

    personas pueden creer, la gente s cambia.

    16 La Interpretacin de los Sueos. Sigmund Freud. 1900. 18 Contribucin a la Historia del Movimiento

    Psicoanaltico. Sigmund Freud. 1914. 17 Consejos al Mdico sobre el Tratamiento Psicoanaltico. Sigmund

    Freud. 1912. 19 Milton Erickson (1901-1980). Psiquiatra norteamericano especialista en hipnosis, cuyas

    tcnicas influyeron fuertemente en la terapia breve, la terapia estratgica, la terapia centrada en la

    solucin de problemas y la programacin neurolingstica.

    II

    DARLE ESPACIO A LA MUERTE

    Uno de los momentos ms duros en la vida es perder a un familiar cercano. Muchas veces aparecen

    sentimientos de injusticia frente al mundo o, cuando la muerte es temprana, tendemos a no encontrarle

    sentido, lo que algunas veces nos llena de rabia. Cuando es producto de un accidente, puede aparecer

    la culpa, con remordimientos frente a lo que se podra haber hecho de otra forma, para evitar tal destino

    aciago.

    Cmo lidiar con algo as? En este captulo intentar mostrar el proceso de un duelo, en el cual, con muy

    pocas intervenciones, pero con mucha paciencia y respeto, la paciente logr ir retomando su vida.

    Mara Jos20 me pidi una hora por telfono, explicndome que tena problemas para dormir y que le

    haban recomendado una psicoterapia. Al llegar a su primera sesin, explic con una sonrisa que nunca

    ha dormido bien, por lo que desde hace aos toma ciertas pastillas que un neurlogo le recet para lograr

    conciliar el sueo. Siempre le haban hecho efecto, pero hace tres meses que prcticamente no lograba

    dormir, an cuando el mdico haba doblado la dosis.

    Cuando le pregunto por las causas que ella supone provocaron este cambio, me dice que no ha pasado

    nada en especial hace tres meses y que, por lo mismo, est sorprendida de que las pastillas hayan dejado

    de tener efecto.

    Buscando que se despliegue su historia, empiezo a preguntarle por su familia, y se pone a llorar

    desconsoladamente. Me cuenta que hace seis meses muri su marido de un paro cardaco, y que todava

    no se ha recuperado del impacto. Mientras me cuenta esto, pide perdn varias veces por llorar as,

    dicindome que ella sabe que a estas alturas ya no me debera afectar tanto, despus de seis meses ya

    no es normal, no?.

  • 11

    Aunque pueda parecer obvio, vale la pena recordar que no corresponde al psiclogo el decir qu es

    normal y qu no, explicndole a la paciente desde alguna teora psicolgica el proceso del duelo. Nuestra

    labor es comprender a la paciente en su singularidad, en su historia, permitiendo que aparezca su posicin

    subjetiva.

    Por lo mismo, simplemente me muestro extraado por cmo lleg a esa idea, invitndola as a seguir

    desplegando su relato. Mara Jos me cuenta que lo dicen sus hermanas, dos de las cuales son psiclogas.

    Puede verse claramente que fue una buena idea el dejar abierta la pregunta acerca de si es normal o no

    seguir siendo afectado por un duelo. A fin de cuentas, y sin siquiera proponrmelo, ya me haba

    desmarcado de sus hermanas psiclogas que le indicaban que no lo era.

    Cuando Mara Jos me empieza a hablar sobre sus hermanas y sus vidas, la interrumpo cortsmente y le

    pido que primero me cuente sobre lo que le sucedi a su esposo. De esta forma, sin decirlo explcitamente

    le doy a entender que, ms all de que sea normal o no, es algo de lo que sera bueno hablar.

    Javier era su marido desde hace casi treinta aos. Mara Jos me cuenta que el gran placer de Javier era

    la comida que ella preparaba. Siempre me han dicho que tengo mano de monja, me explica, y

    comienza a enumerar los postres que le haca prcticamente todos los das.

    Un da sbado, despus de comer a solas con su marido, ste sinti un fuerte dolor en el pecho y a pesar

    de que decidieron llamar de inmediato a una ambulancia, en la clnica no hubo ya nada que hacer y

    Javier muri de un paro cardaco.

    Eran tantos los trmites que tena que hacer, entre bancos, mdicos y la funeraria, que el primer mes casi

    no pudo sentarse a llorar tranquila. Sus tres hijas, todas adultas e independientes, le pidieron que se

    encargase de todo porque ellas estaban demasiado tristes para funcionar.

    Los dos meses siguientes s pudo llorar. Cada noche al menos una de sus hijas la acompaaba a comer, y

    conversaban acerca de Javier. Pasado ese tiempo, sin embargo, sus hijas empezaron a aguantar menos

    su sufrimiento, dicindole que ya haba pasado la hora de sufrir, e indicndole que si no conversaban de

    otra cosa no seguiran yendo a comer. Ya empezaste, le decan molestas sus hijas cuando hablaba de

    su marido.

    Sin embargo Mara Jos segua demasiado triste. Sobre todo porque se senta culpable. El paro cardaco

    fue por el colesterol quizs si yo no lo hubiera consentido en todo, en hacerle esos postres todos los

    das quizs seguira vivo. Me cuenta que en un control anterior el cardilogo le haba recomendado

    cambiar su dieta, pero frente a los pucheros de Javier no poda negarme.

    Sin duda, la frase ms impactante que me dijo en esa primera sesin, y que volvera a repetir en posteriores

    encuentros, era: de alguna forma yo lo mat.

    Aqu nos encontramos con una frase que refleja muy bien su posicin subjetiva frente a lo ocurrido, esa

    clave mencionada en el primer captulo que permite entender a un paciente y poder trabajar con ste.

    Frente a esta posicin, no parece nada de raro que Mara Jos siguiera sufriendo y teniendo problemas

    para dormir. Sin embargo, sus hermanas e hijas le repetan que un duelo normal no dura ms de seis

    meses, por lo que si la vean triste se molestaban profundamente. Por lo mismo, el ltimo tiempo haba

    intentado que ellas no notasen que segua sufriendo. Incluso haba tenido que llorar a escondidas cuando

    sus hijas estaban en la casa. Cuando lavo aprovecho de llorar, el ruido de la mquina lo esconde.

    20 Este caso es real, sin embargo, el nombre de la paciente y algunos datos han sido cambiados para

    proteger la identidad de la persona referida en l, quien revis y autoriz esta publicacin.

  • 12

    Cuando Mara Jos me pregunt si era normal seguir llorando, le indiqu que pareca que haba mucho

    todava por lo que llorar. Me dijo que se entristeca al pensar dnde estar ahora, en si podra haber

    hecho distinto, en si alguna vez lo volver a ver.

    Comenzamos entonces a conversar de cada una de estas cosas. De cmo se imaginaba el lugar donde

    estaba su marido. De si efectivamente podra haber hecho algo distinto. De tantas cosas que hay que

    hablar cuando alguien muere de esa forma. Hayan pasado seis meses o no.

    Si haba algo de lo que era vital hablar era de su posicin, reflejada como vimos en: de alguna forma yo

    lo mat. Muchas personas y unos cuantos psiclogos consideran como algo negativo el dar espacio

    para hablar de la culpa en un caso como ste. Creen que hablar de sta slo la har crecer. Sin

    embargo, sucede justamente lo contrario.

    Hablar de la culpa, tener el espacio para examinar las ideas al respecto, sin que otro intente tranquilizarla

    con lugares comunes, es justamente la nica forma en que este sentimiento vaya desapareciendo. La

    clave en este caso, como en la mayora de los procesos de duelo y procesos traumticos, es tener

    paciencia y darle a la persona que sufre el espacio para hablar, las veces que sea necesario, de su dolor.

    No puede haber apuro, no hay plazos posibles si no se da esto.

    Lo que sucede es que la muerte nos toca tan de cerca a todos, que muchas veces intentamos que el

    dolor pase rpido, como por encima, para no tener que contactarnos tampoco nosotros con esa muerte

    que tambin nos ha tocado o nos tocar. Al igual que con la culpa, intentamos calmar al otro negndole

    la posibilidad de sentir de la forma en que est sintiendo. Pero de qu te sientes culpable, no seas tonta

    le decan sus hijas, intentando calmar a su madre. Pero Mara Jos me contaba que la falta de

    comprensin de sus hijas sobre lo que ella estaba pasando era otra de las razones por las cuales sufra.

    Nos dedicamos entonces un buen nmero de sesiones a hablar de Javier, de los recuerdos que ella tena

    con l, de la noche del paro cardaco, de la culpa que senta por sus postres. Sin apuro, y dndole permiso

    para examinar cada idea, por locaque le pareciese. A cada rato se excusaba por seguir sufriendo, y cada

    vez haba que mostrarle que tena todo el permiso para ello.

    Poco a poco, empez a preguntarse por su futuro, primero preocupada y triste, pero de todas formas,

    mirando hacia delante. Era un cambio del discurso centrado en la muerte de su marido, a hablar del

    porvenir y de las cosas que soaba hacer. Sin proponerlo explcitamente, y con slo darle el espacio para

    desahogarse sin restricciones, Mara Jos hablaba menos de Javier, dorma ms, y vea cmo la relacin

    con sus hijas mejoraba.

    La culpa tambin fue desapareciendo, algo que qued manifiesto cuando me cont que haba vuelto a

    hacer postres, esta vez para sus nietos. Pero me preocupar de hacerles cosas ms saludables me dijo

    una vez al terminar una sesin.

    Cuando terminamos la terapia, Mara Jos estaba planificando un viaje con sus hijas, quienes estaban

    felices de que la mam piense positivo. Ya no se senta culpable, porque con calma pens que, aunque

    Javier coma casi todos los das sus postres, tambin coma comida rpida todos los das en el trabajo,

    adems de que nunca haba hecho deporte, por ms que ella lo invitase a hacer gimnasia. Una de las

    ltimas cosas que me dijo sonriente fue: qu tonta haber pensado que yo lo mat.

    No es de extraar que sus problemas para dormir se acabasen, incluso pudiendo bajar la dosis de las

    pastillas recetadas por su neurlogo.

    Ahora bien, aunque el objetivo de una psicoterapia puede resumirse de buena forma en el

    cuestionamiento de la posicin subjetiva, debemos recordar que se debe ser respetuoso con el ritmo del

    paciente, para as no levantar la resistencia y provocar justamente lo contrario, a saber, la defensa

    acrrima de tal posicin.

  • 13

    Remarco esto ya que en algunos casos traumticos, a diferencia del caso anterior, la persona ms que

    estar profundamente afectada se muestra, muy por el contrario, extraamente indiferente a lo ocurrido. En

    estos casos no es indicado el intervenir intentando convencer a la persona de que s debiese estar

    afectada. Aunque es posible que el desahogarse y hablar libremente de lo sucedido le ayude, hay que

    esperar a que sea el momento para ello. Tpicas intervenciones erradas en esta lnea son ms o menos as:

    seguramente ests sufriendo, pero te cuesta reconocerlo, ests con una coraza que no te permite

    sentir, o incluso ests seguro que no ests afectado por lo sucedido?

    Qu hacer entonces? Cuando el paciente no se siente afectado, no hay que empujarlo a sentir sino ms

    bien detenerse justamente en el hecho de que no siente. Frente a un hecho traumtico el

    cuestionamiento bien puede pasar por el hecho de no sentir, de las razones que llevan a esa aparente

    indiferencia. A veces, un simple y por qu crees que no te ha afectado? provoca como respuesta una

    apertura en la posicin, una conexin con la emocin del trauma. Ms de una vez, frente a algo tan

    sencillo como eso, un paciente me ha contestado suspirando porque sera demasiado duro.

    Una y otra vez este tipo de intervenciones demuestran que, al poco andar, la persona baja sus defensas y

    logra conectarse con su sentir, y as podemos empezar a trabajar sobre ello. A fin de cuentas, con el

    ejemplo anterior, podemos ver que hablar sobre por qu sera demasiado duro ya empieza a establecer

    los puentes con el trauma en cuestin.

    En sntesis, en la psicoterapia un punto bsico es la paciencia para con el ritmo del otro, lo cual es an ms

    importante en los casos relacionados con el trauma. As, evitaremos tambin ser causantes de un nuevo

    trauma, esta vez por el forzamiento a relatar lo que se prefiriese olvidar, u obligar a superar al paciente un

    episodio a un ritmo que slo le produce ms dolor.

    III

    LA TRAICIN DE LOS GATOS

    Uno de los sntomas que con frecuencia lleva a consultar a un psiclogo es la fobia. El miedo

    desencadenado por la presencia de un objeto o situacin como puede ser el miedo a volar en avin, a

    ciertos animales, a estar en lugares cerrados, entre muchos otros provoca ansiedad y dificulta el diario

    vivir. Es importante recordar que el miedo puede ser incluso producto de la anticipacin del objeto o

    situacin, es decir, sin siquiera enfrentarse directamente con l. Como en el caso que veremos a

    continuacin, la persona aquejada de una fobia reconoce que este miedo es excesivo o irracional, pero

    an as no puede controlarlo Hace un par de aos atend a Ana Mara, una mujer de cuarenta y nueve

    aos.21 Lo primero que me dice al comenzar la sesin es que viene a que me quite el miedo a los gatos.

    Ana Mara confiesa que le parece demasiado estpida esta situacin, pero lleva casi diez aos con esta

    fobia. Cuenta que viene a consultar ahora porque su problema ha ido empeorando; al principio no le

    gustaba tocarlos, ya que pensaba que la podan morder. Hoy por hoy, teme caminar por las calles de

    Santiago por miedo a encontrarse con un gato.

    Repetir muchas veces lo estpida que le parece la situacin, confesando que incluso una de las

    dificultades por las cuales no haba asistido antes a un psiclogo era la vergenza de contar su miedo.

    En esta primera sesin aclara que esta fobia empez de la nada, y que nunca ha tenido malas

    experiencias con los gatos. Conozco gente que le empieza a tener miedo a los perros despus de que los

    muerden, es entendible, pero lo mo no.

    21 Este caso es real, sin embargo, el nombre de la paciente ha sido modificado para proteger su

    identidad. La paciente revis y autoriz esta publicacin.

    Su familia ya no sabe qu hacer, ya que como mencionaba anteriormente hace un tiempo ni siquiera

    puede trabajar al temer encontrarse con un gato. Evito las calles en las que me he encontrado con

  • 14

    alguno, dice Ana Mara, y el problema es que actualmente son demasiadas como para que me pueda

    mover tranquila por Santiago.

    Qu hacer en este caso? Como vimos en el primer captulo, debemos escuchar ms all del dicho de

    Ana Mara, intentar pesquisar desde qu posicin nos habla de su temor a los gatos, para as entender el

    problema, y eventualmente ayudar a solucionarlo.

    De manera sencilla, casi ingenua, le pregunto al final de la sesin qu asocia con los gatos.

    Con una mirada seria, Ana Mara me dice Que son traicioneros.

    Antes de seguir, me gustara destacar tres frases que guiarn el caso, y que sern justamente parte de la

    solucin al enigma de la paciente. Vengo a que me quite el miedo, demasiado estpida, y son

    traicioneros.

    En la segunda sesin le empiezo a preguntar por su vida, incluyendo a su familia y su trabajo, antes de

    tener este problema. Aunque le digo que es para conocer su contexto, lo que busco es que aparezcan

    elementos que estn asociados con su fobia, para poder empezar a entender la razn del miedo de Ana

    Mara.

    En sntesis, la paciente est casada con Jos Luis hace treinta aos, tiene tres hijas veinteaeras, y no

    reconoce problema alguno en su vida ms all de su fobia. No extraa su trabajo de secretaria, ya que a

    estas alturas nos alcanza con lo de mi marido. En primera instancia, pareciera que todo en su vida estara

    bien.

    Al final de esta sesin me pregunta que cundo empezaremos el tratamiento para su fobia. Lo que Ana

    Mara no saba es que su tratamiento ya haba comenzado. Insistir en su historia rinde frutos, y ya en la

    tercera sesin aparece el tema de la traicin, pero no referidos a sus temidos gatos. Traiciones en mi

    historia no he tenido, aunque muchas personas no estaran de acuerdo.

    Cuando le pregunto sobre a qu se refiere, me explica que sus amigas e incluso una de sus hijas le han

    dicho hace muchos aos que su marido le es infiel, incluso mostrndole pruebas. Sin embargo, cada vez

    que confronta a Jos Luis, ste se excusa y logra que Ana Mara le crea.

    Aunque todos me lo dicen, yo no me lo creo mis amigas dicen a estas alturas que yo soy estpida.

    Aqu puede verse nuevamente lo de estpida, palabra que ocupar una y otra vez para definir su

    situacin, cada vez ms refirindose a la confianza en su marido, y cada vez menos para catalogar a su

    fobia.

    Siguiendo este hilo lgico, en las siguientes sesiones Ana Mara contina hablando de su marido,

    agregando que algo en que al parecer s est de acuerdo con la gente es que mi marido me estaf.

    Cuando sorprendido le pregunto por esta nueva traicin, me explica que Jos Luis, siendo abogado, fue

    quien se encarg del tema de la herencia de la madre de Ana Mara, muerta hace unos aos.

    Fueron mis hermanas las que me dijeron algo primero Jos Luis cobraba mucho por trmites que se

    supone tena que hacer, pero al final eran tantos millones que preguntaron a otro abogado. l les dijo que

    nos estaban estafando, que no era ni un dcimo de lo que Jos Luis deca.

    La invito a continuar su historia, sorprendido de que no hubiese una sino dos al menos traiciones de su

    marido hacia ella. Cuando lo confrontamos, lo hicimos entre todas, yo no estaba tan segura, y tampoco

    me atreva. Jos Luis me acus de haberlo traicionado, de no haber confiado en l, y dijo que no seguira

    llevando el caso. Nunca devolvi un peso, porque segn l lo haba gastado en trmites. Yo tambin me

    sent traicionada.

  • 15

    Como puede verse, aqu aparece claramente otra traicin, esta vez una que Ana Mara considera cierta.

    Cuando le pregunto sobre cundo fue todo esto, me cuenta que hace diez aos. Y la posible

    infidelidad? le pregunto. Tambin.

    En las siguientes sesiones me segua relatando partes de la historia con su marido, olvidndose ya por

    completo de hablar de su fobia. Una y otra vez me deca que se senta estpida de haber sido estafada,

    estpida de no haberse dado cuenta de que quizs le era infiel, estpida de haber perdonado la traicin

    y, sobre todo, estpida de haberlo aguantado todo este tiempo.

    Fue cuando me detuve en este punto, cuando el tercer punto que destaqu al comienzo del captulo se

    hizo ms claro. Por qu aguantaste?

    Por miedo. Fue hace diez aos, las nias no estaban independientes como ahora, l era el sostn de la

    casa. Tuve que mirar para otro lado, intentar olvidar lo que me haba hecho. Me alej de mis hermanas

    que ya no lo podan ver, obviamente. Mis amigas me repetan que no fuera estpida, que lo enfrentara

    con el tema de la amante. Pero al final decid hacerme la loca.

    Las palabras de Ana Mara grafican perfectamente el mecanismo de la fobia. Frente a una realidad que

    no queremos enfrentar, decidimos no asumir la posicin que nos obligue a ello, y en vez desplazamos el

    problema hacia otro punto, conectado por alguna lgica oculta a simple vista.

    Hacerse la loca, hacerse la fobia, y as durante diez aos preocuparse de la traicin de los gatos y no de

    las traiciones de su marido.

    Al poco andar me coment al pasar que ya no tena miedo a los gatos, ya que haba visto a algunos en la

    calle y no haba tenido sensacin de ansiedad alguna. Sin embargo, sigui asistiendo por un tiempo,

    pienso que para que le quitase el miedo a enfrentar la traicin de su marido.

    Un par de meses despus, sin miedo alguno, lo hizo. Despus de una larga conversacin, su marido

    confes que efectivamente haba tenido una amante durante todos estos aos, y que parte del dinero de

    los supuestos trmites haba sido para poder mantener esta doble vida.

    En las sesiones siguientes llor bastante, principalmente por haberse demorado tanto en enfrentar su

    miedo. Poco a poco fue recorriendo nuevamente su historia, encontrando ella misma la evidencia de

    todo lo que haba sucedido. Al mismo tiempo, fue apareciendo un proyecto de vida futuro, sin necesidad

    alguna de hacerse la loca.

    Al finalizar el tratamiento, Ana Mara ya no viva con su marido, pero s con un gato.

    IV

    LA LIBERTAD EN EL NO COMER

    Los trastornos de la conducta alimentaria son un problema cada vez ms frecuente en nuestro pas. Sin

    embargo, muchas veces la gravedad de una anorexia o una bulimia esconde otros problemas

    subyacentes, y la nica forma de asegurar el xito de un tratamiento es atacar de manera conjunta el

    trastorno alimenticio y estos problemas. Este captulo busca mostrar como un cambio en la posicin de la

    paciente puede provocar el cese de la problemtica.

    Hace un par de aos recib un correo de una madre muy preocupada, en el cual me contaba que su hija

    Olivia, de quince aos, sufra de anorexia.22 La joven haba tenido un trastorno alimenticio hace un par de

    aos, solucionado aparentemente gracias a las intervenciones de una nutricionista y una psiquiatra. Sin

    embargo, un par de aos despus, vea como su hija volva a los hbitos de antes y a un peso

    peligrosamente bajo. Terminaba el correo pidindome una hora para Olivia, agregando que, adems de

    la anorexia, le parece que su hija es mucho ms complicada que el resto de las nias de su edad.

  • 16

    22 Este caso es real, sin embargo, los nombres y otros datos han sido cambiados para proteger la identidad

    de las personas referidas en l, quienes revisaron y autorizaron esta publicacin.

    Para poder conocer bien la situacin, y evaluar la preocupacin de la madre, la cito solamente a ella a

    una primera sesin. Es una buena idea para la mayora de los casos el reunirse primero con la persona que

    pide la hora, sea la potencial paciente o no. Por qu? Ya que es ella quien al evaluar la situacin piensa

    que es necesario un psicoterapeuta, podremos conocer en detalle qu le hace pensar esto, adems de

    evaluar si no sera bueno incluirla a ella y no slo la persona que motiva el tratamiento.

    En esa sesin la madre me cuenta que hace dos aos Oliva estaba muy debajo de su peso normal, y que

    despus de haberla internado y tenerla en tratamiento durante un ao, recuper su peso normal. Sin

    embargo desde hace unos meses la madre comenz a ver como su hija coma cada vez menos, por lo

    que baj de peso nuevamente. Incluso me coment que, gracias a que le revisaba su pieza regularmente,

    haba ledo en su diario de vida que su dieta se basaba slo en lechuga y limn, lo que haba motivado la

    consulta.

    Aqu aparece otra razn por lo que es til esta primera sesin con la persona que pide la hora, an sin el

    potencial paciente. Hay veces que solamente en esa sesin la persona se atrever a decir sin tapujos un

    dato relevante, algo que podra serle difcil con el potencial paciente sea su marido, su hijo o cualquier

    otra persona cercana escuchndola. En este caso, como se pudo ver, es la revisin del diario de vida de

    su hija lo que origina su preocupacin, y lo que nos permite entender por qu consulta justamente ahora.

    Comenta que, adems del problema alimenticio, tiene a su hija siempre super controlada porque

    tambin est diagnosticada con dficit atencional, por lo cual la tiene en tratamiento psicopedaggico y

    la obliga a estudiar un par de horas al da.

    Empieza entonces a aparecer, de manera bastante clara, que una de las aristas del caso ser el tema del

    control que ejerce la madre sobre su hija.

    A la segunda sesin cito solamente a Olivia, para conocer su perspectiva. La joven reconoce que tuvo un

    problema con el peso hace un par de aos, pero opina que actualmente es slo una exageracin de su

    madre. En concreto, Olivia est cuatro kilos bajo su peso normal. Cuenta que su madre le insiste todo el da

    que coma y que le lleva comida a su pieza, incluso cuando le dice que no tiene hambre. Dice tambin

    que a su madre no le gusta la comida que le dan en el casino de su colegio, ya que no la encuentra

    saludable, por lo que le manda almuerzo hecho por ella. Lo primero que le pregunta cada vez que la va a

    buscar es te comiste el almuerzo?, lo que tiene agotada a Olivia. Me tiene cansada que la comida

    sea tanto tema un da, un da podra no preguntarme.

    El control que habamos visto por parte de la madre en la primera sesin vuelve a aparecer en el relato de

    Olivia. Me cuenta que est cansada de que la traten como cabra chica. Su madre muchas veces no la

    deja salir, dictamina con qu amigas se puede juntar y con cules no, dentro de muchos otros ejemplos.

    Tenemos entonces a una joven con un posible trastorno de la conducta alimentaria. Pero tambin

    tenemos a una joven muy controlada por su madre, que aora independencia. Ah est nuestra palanca

    para provocar el cambio.

    Tomando en cuenta que est cansada de que la comida sea un tema algo con lo que podemos

    empatizar al recordar que ya pas por un tratamiento por este tema le digo a Olivia lo siguiente: Te

    propongo algo como t no tienes un problema con la comida, y ests cansada de que tu mam se

    meta en el tema, la voy a citar a ella sola la prxima semana y le voy a decir que por un mes no te toque

    el tema, para nada Incrdula, me pregunta cmo lograr que la madre no se meta.

    Le digo que su madre va a necesitar algn tipo de prueba para creer que en estas nuevas condiciones la

    cosa no va a empeorar. Le pido que me ayude un poco: qu te parece si le digo a tu mam que no

    toque el tema de la comida, por un mes, y que si tu bajas o te mantienes en tu peso, quiere decir que no

  • 17

    funcion el tratamiento, y hasta ah lo dejamos? Y t por tu cuenta te propones subir cien gramos a la

    semana..

    Ella misma hace las matemticas y me dice que no tiene problema, ya que en un mes no va a haber

    subido ni siquiera medio kilo. Le parece un precio muy bajo a pagar para liberarse del control materno

    sobre la comida. Intervine de esa manera ya que me pareci que su posicin frente a la comida era de

    rebelda, por cansancio con el tema, ms que por un tema con adelgazar. De ser as, al quitar la razn de

    rebelarse con su alimentacin, naturalmente debiese ocurrir un cambio en ella.

    Por qu cien gramos? Por dos razones. La primera es que es tan poco, que asuma que Olivia no se

    negara a la idea. La segunda es que, si una persona intenta subir cien gramos lo ms probable es que se

    pase un poco, por lo que aunque suba doscientos gramos, ya sera el doble de lo propuesto. As, Olivia

    conseguira de a poco ir recuperando su peso normal, a un ritmo que no la asustara.

    En la tercera sesin le propongo este trato a la madre, quien lo acepta sin mucha esperanza. Para ella el

    tema es la comida, y no que la comida sea un tema.

    Sin embargo, cuando a la cuarta sesin nos reunimos los tres por primera vez dos semanas despus del

    trato con Olivia ella me cuenta que en vez de los doscientos gramos pactados, subi medio kilo, pero

    me dice sonriendo filo, son trescientos ms no ms. Dice que est comiendo mejor, que anda menos

    pendiente del tema. Sobre todo, est muy agradecida de que la mam no se meta.

    Su madre dice poco en esa sesin. Confiesa que le ha costado no preguntar por la alimentacin de su

    hija, y que medio kilo en dos semanas no le parece algo de lo cual haya que alegrarse, siendo que sigue

    bajo peso. La invito a mantener el trato, y que mientras contine subiendo sigamos cumpliendo el

    acuerdo, ya que coincidimos en que vamos en la direccin correcta.

    Antes de irse, Olivia me cuenta que entr a la seleccin de hockey de su colegio, algo que su madre

    aprueba con una sonrisa: es todo un orgullo.

    La semana siguiente Olivia no slo ha mantenido su peso, sino que ha subido alrededor de doscientos

    gramos ms. La madre ha cumplido, y ya no le pregunta por el tema comida. De hecho, ve y valora los

    cambios en su hija.

    Pero como ocurre muchas veces en las relaciones interpersonales, si uno de sus integrantes empieza a

    cambiar, el otro tambin lo hace. La madre de Olivia plantea que le gustara que su hija se devolviese sola

    del colegio, ya que ella est cansada de ir a buscarla todos los das, especialmente ahora que tiene un

    horario distinto de salida que el de sus hermanos, debido al hockey. Olivia, sin embargo, no tiene muchas

    ganas de volverse en micro a su casa, ya que dice que llegar ms tarde y le da lata.

    Termino la sesin con lo siguiente: Les propongo que ahora que vemos que puedes manejar tu

    alimentacin como una persona adulta, lleguemos al acuerdo de que este mes tu mam tampoco te

    diga nada con la comida, pero que a cambio t te hagas cargo ms de ti tambin, como una persona

    adulta, y que te vayas en micro del colegio a tu casa. La madre de Olivia volvi a recordar los acuerdos

    antes de irse: yo no te molesto ms con el tema de la comida, si t sigues recuperando tu peso, y t te

    vuelves en micro y as estamos todos ms felices.

    Un mes despus las volv a ver juntas en mi consulta. Olivia haba subido un kilo, estaba comiendo de

    manera ms normal, y segua feliz con su nueva vida.

    Con slo dos kilos bajo peso, su madre estaba orgullosa de su hija, y feliz de que la posibilidad de una

    recada hubiese pasado.

  • 18

    V

    HACERSE EL TIEMPO:

    CMO LIDIAR CON UNA AGOTADORA JORNADA LABORAL?

    Hay pocas en el ao en que aumentan las consultas sobre un tema especfico. Un buen ejemplo de esto

    es marzo, que se caracteriza por el estrs que lo acompaa. Listas escolares, permiso de circulacin,

    matrculas, entre otros, se nos vienen encima. Adems, para los afortunados que tuvieron vacaciones en el

    verano, volver a la rutina se vuelve, muchas veces, un estrs ms.

    Pero, qu entendemos por estrs? Aunque por lo general se le da una connotacin negativa, el estrs es

    una reaccin del organismo frente a una situacin percibida o bien como una amenaza o como muy

    demandante. Aunque es una respuesta natural, cuando la situacin se mantiene en el tiempo, el cuerpo

    se ve sobrecargado de tensin, lo que causa diversas enfermedades o malestares.

    Tomemos el caso de Germn23, quien llega a mi consulta contndome que al trabajar desde hace aos

    en un puesto de mucha responsabilidad, se encuentra afectado de un alto estrs todo el ao. En sus

    palabras, para l todos los meses son marzo.

    Lo que ms le preocupa es que se siente todo el da cansado, y ms encima en la noche le cuesta mucho

    dormir. Me dice que no le gusta su trabajo, no tanto por lo que tiene que hacer en l que le parece

    interesante sino por lo agotado que lo tiene.

    Cuando le pregunto por su rutina, me explica que sale todos los das cerca de las siete de la maana de su

    casa, y que llega del trabajo alrededor de las ocho de la noche. El problema es que, por las

    caractersticas de su cargo, la mayora de las veces se lleva trabajo pendiente a su casa, por lo que

    termina comiendo algo rpido frente al computador mientras lo termina. Cuando se va a acostar,

    alrededor de las once de la noche, le cuesta mucho relajarse, y se queda pensando en todo lo que tiene

    que hacer al da siguiente. Muchas veces, recin en la madrugada logra dormirse.

    En parte, producto de este estresante ritmo, Germn est divorciado hace un par de aos, por lo que vive

    solo en un departamento cerca de su trabajo. Su mujer lo dej dicindole que no le interesaba estar con

    un trabajlico. Tiene derecho a ver a su nico hijo todos los fines de semana, pero por lo general no tiene

    tiempo para ello.

    Cuando le pregunto si, aparte de trabajar, hace algo distinto en el da, algo que le agrade, me dice: no

    tengo tiempo para nada. Es una respuesta que se repite cuando le pregunto acerca de sus fines de

    semana o, incluso, sobre sus vacaciones.

    La clave de este caso se encontraba, a mi parecer, en su constante lamento de no tener tiempo para

    nada. Esta frase es una generalizacin desmedida, ya que siempre es posible hacerse un tiempo para algo

    ms que el trabajo. Basta con pensar que cualquiera podra despertarse cinco minutos antes para tener

    ese tiempo adicional.

    Sin embargo, Germn se mostraba seguro de que no. Una y otra vez me repeta que no le quedaba

    tiempo en el da para hacer lo que l quera, ni para distraerse. Slo trabajar, hacer las cosas de la casa y

    dormir.

    Le pregunt si no le era posible tener aunque fuesen quince minutos para l en el da. Nuevamente

    nombr todas las cosas que haca en el da, las que le volvan imposible tomarse tan slo esos minutos.

  • 19

    Aprovechando su inclinacin hacia las matemticas, reflejada en su carrera, le pregunt qu porcentaje

    del da eran quince minutos. Como el uno por ciento, me dijo, no sin esbozar una sonrisa, despus de un

    breve clculo mental.

    23 Este caso es real, sin embargo, el nombre y algunos datos han sido cambiados para proteger la

    identidad de la persona referida en l, quien revis y autoriz esta publicacin.

    Aqu vale la pena detenerse brevemente, para remarcar cmo una intervencin debe ajustarse al

    paciente en su singularidad, y que por tanto no sirven las mismas intervenciones para todos los pacientes.

    Si Germn no hubiese tenido un trabajo relacionado con las matemticas, hubiese sido mucho menos

    efectiva esta pregunta, incluso podra haber trabado la sesin al haber intentado contestar la pregunta.

    Retomemos entonces. Cuando se da cuenta que estamos hablando slo del uno por ciento del da, se

    abri a la posibilidad de que efectivamente poda tomarse esos quince minutos diarios. Conversamos

    sobre las distintas actividades que le gustara hacer en ese tiempo. Fue muy difcil que Germn lograse

    pensar algo, hace tanto tiempo que no hago nada de lo que me gusta, me deca, que ya ni se me

    ocurre. Finalmente me dijo que principalmente quera poder cocinarse algo ms elaborado algunos das,

    revisar pginas de internet no relacionadas con su trabajo, o ver parte de alguna serie de televisin.

    A la semana siguiente lleg contndome que en quince minutos no alcanzaba a hacer nada. Le pregunt

    si haba visto afectado su trabajo, las labores domsticas o su descanso, producto de asignar ese uno por

    ciento a una actividad de su agrado. Me dijo que por supuesto que no, que era demasiado marginal el

    uno por ciento para afectar algo.

    En aquellos quince minutos diarios a Germn se le haban ocurrido muchas cosas que s quera hacer. Esto

    significa que pensar actividades de su agrado, algo que la semana pasada se haba vuelto una tarea

    titnica, en esos momentos se haba vuelto una reflexin natural. Esto demuestra que el tomar distancia de

    lo que nos agobia, permite mirar con ms calma lo que s nos gusta de la vida, un importante primer paso

    para poder relajarnos y ser ms felices.

    Sin embargo, su lamento volvi a aparecer. Todas las cosas que se le haban ocurrido tomaban ms de

    quince minutos algo que no debe sorprender a nadie por lo que ahora estaba desesperanzado: no las

    podra hacer, ya que no estaba dispuesto a destinar ms del uno por ciento de su da a su relajo.

    Nuevamente, su inclinacin matemtica me ayudara. Cunto tiempo necesitaras para esas

    actividades?, le pregunt. Ms o menos una hora, respondi tristemente.

    Dentro de las actividades que le haban dado ganas de hacer, en ms de quince minutos, eleg la que me

    pareca ms fcil de coordinar para l, andar en bicicleta, y le dije que la tarea de esta semana era

    hacerla. Me indic, molesto, que no tena tiempo para eso, por todas las obligaciones que me volvi a

    repetir.

    Le dije entonces: Actualmente te tomas 105 minutos a la semana (15 minutos cada uno de los 7 das de

    la semana) por lo que alcanzas a tomarte 60 minutos para andar en bicicleta, y todava te quedaban

    disponibles 45 minutos. Por qu no te tomas 15 minutos de descanso el lunes, mircoles y viernes, y el da

    sbado te tomas la hora restante para ir a andar en bicicleta?

    Como ya pueden ver, la clave en este caso fue ir muy de a poco, sin darle espacio suficiente a su visin

    habitual de no hay tiempo para nada, pidindole algo mnimo, tan slo 15 minutos al da. Aunque eso

    puede sonar mucho, al convertirlo en porcentaje, el hecho de que es tan slo uno por ciento lo

    convierte en una cantidad desestimable incluso para l. A fin de cuentas, a casi todos nos pasa que si nos

    dicen hay slo un uno por ciento de probabilidad de algn suceso, lo consideramos prcticamente nulo.

    Dado que ya haba aceptado los quince minutos diarios, y ahora era solamente un reordenamiento en

    otra forma de la misma cantidad de tiempo, no tuvo problemas en aceptar la propuesta. A fin de cuentas,

    como tantas veces me dijo en la primera sesin, Germn era un hombre de nmeros..

  • 20

    Qu creen que pas la semana siguiente? Germn lleg muy contento, contndome que haba ido a

    andar en bicicleta al cerro San Cristbal, pero que se haba quedado con gusto a poco. Me explic que

    por el tiempo que se demoraba en llegar al cerro, no alcanzaba a andar una hora, por lo que no era

    suficiente el tiempo acordado. A causa de lo mencionado en el primer captulo acerca de la resistencia,

    opt por ser abogado del diablo, y le pregunt muchas veces, extraado y sorprendido, si estaba seguro

    que no le bastaba con 1% del da para l. Finalmente me dijo que le haba dado hartas vueltas y que,

    aunque me respetaba como profesional, encontraba que era muy poco, y debiese ser al menos del orden

    del 2%.

    Le dije que viera entonces esta semana con el 2%, es decir, que se diera entonces tres momentos de

    descanso de 30 minutos en la semana, y que el sbado se tomase dos horas para andar en bicicleta.

    Cuando lleg a su tercera sesin, Germn me cont que haba decidido que un 5% de la semana para

    hacer cosas que le gustasen era un nmero ideal, es decir, 8 horas. Me traa una propuesta: tomarse

    media hora cada da los das de semana, para un total de 2 horas y media, y el fin de semana tomarse las

    5 horas y media restantes. De hecho, ya tena planificado ir al estadio con su hijo, a quien ya ni siquiera

    vea todas las semanas. Su hijo, segn me cont Germn, le dijo que no poda creer que se hubiese

    hecho el tiempo.

    Cuando lo vi a la semana siguiente, ya no empez la sesin contndome cun estresado y cansado

    estaba. En vez de eso, me cont con detalles la ida al estadio con su hijo, y los planes que tena para las

    siguientes semanas. Sobre sus sntomas, me cont que estaba durmiendo mejor, algo que l atribua al

    cansancio producto de la bicicleta. Sobre todo, me dijo, estaba contento de ver ms a su hijo, y se senta

    con mucha ms energa durante el da.

    Le ped que volviese en dos semanas para ver cmo segua con su propuesta del 5%. Aqu aprovech de

    remarcarle que era su propuesta, para as producir el sentimiento de autoeficacia que revisamos en el

    primer captulo.

    Cuando nos volvimos a encontrar, dos semanas despus, no fue raro encontrarme en ese momento con

    un hombre menos estresado. Ahora quiero recuperar el tiempo perdido, me dijo al finalizar la sesin.

    Cmo podemos resumir lo que sucedi? Creo que la frase del hijo de Germn es la mejor forma de

    explicar de qu se trat el tratamiento. Se hizo el tiempo.

    VI

    UNA SOLEDAD QUE ATRAPA

    El ao pasado recib en mi consulta a Nicols, un joven de veinte aos.24 Me parece interesante este caso

    porque muestra muy bien el comienzo de una depresin, y cmo el diagnstico puede ser difcil, producto

    del lmite difuso entre la vida anterior y el momento actual.

    Esta dificultad se hace ya evidente en lo primero que Nicols me dice: Mira, no es fcil de explicar, no es

    nada concreto, pero es triste es triste lo que me pasa, es medio estpido y mamn. Vengo porque me

    siento solo hace bastante tiempo ya no es que no tenga amigos, aunque no tengo tantos, pero no

    tiene que ver con eso, poco importa si estoy con harta gente cerca o no me siento solo igual, es como

    algo de adentro

    Hasta aqu, pareciera que lo que lo aqueja no es algo nuevo, sino que viene desde hace bastante

    tiempo. Sin embargo, cuando le pregunto acerca de su soledad, muestra que no es la misma de siempre:

    Se que al final todos estamos solos, en algn sentido medio existencialista eso siempre lo he sabido, pero

    ahora se siente distinto como que la soledad se ha puesto media viscosa, es cada vez ms pesada de

    soportar, pero al mismo tiempo, es cada vez ms cmodo el no relacionarme con mucha gente

  • 21

    Aqu aparece claramente que ha habido un cambio, en tanto su sensacin de soledad pas a ser algo

    que se le hace difcil de soportar. Le pido a continuacin que me explique en qu sentido se ha vuelto

    viscosa. Por qu? Porque a diferencia de la soledad cotidiana que refiere en el primer prrafo, que

    parece una preferencia personal, o de su comentario existencialista sobre ella, es cuando se refiere a la

    soledad como viscosa donde aparece claramente su preocupacin.

    24 Este caso es real, sin embargo, el nombre del paciente ha sido modificado para proteger su identidad.

    El paciente revis y autoriz esta publicacin.

    Claro, pegajosa como que me atrapa y me quedo pegado en eso, como que s, me siento solo, cada

    vez me siento ms solo yo estudio comercial, donde igual hay trabajos en grupo, y eso me est costando

    ms, me cuesta soportar a la gente no es que me molesten, es que me dan lata no s si me explico

    Nuevamente aqu aparece la tensin entre dos posiciones subjetivas. Primero lo plantea como algo que lo

    est atrapando, y a continuacin lo menciona como algo de su personalidad, en la lnea de que

    simplemente le da lata.

    Sin lugar a dudas, esta vacilacin entre estas dos posiciones se explica en parte por cierto temor a lo que

    le est pasando. Muchas veces el comienzo de una depresin se siente como la describe Nicols, es decir,

    uno se siente extrao, con la sensacin de que la depresin tiene una fuerza propia que nos arrastra.

    Frente a ello, es muy importante que el psicoterapeuta no caiga en la tentacin de normalizar lo que le

    pasa al paciente, reforzando en este caso la posicin de que lo que sucede no es ms que su tendencia

    natural a la soledad. Por el contrario, es de vital importancia el enfatizar que lo que est diciendo es

    distinto a lo que le pasaba antes, es decir, algo est pasando ms all de la tendencia natural anterior.

    Una intervencin, entonces, tendr una forma similar a la siguiente: Parece que no es slo la tendencia

    natural, sino que es algo distinto. Desde cundo lo sientes as?

    Despus de haber hablado bastante de esta sensacin, intento conocer el contexto de Nicols, para

    intentar pesquisar a qu puede deberse este agravamiento de su sensacin de soledad. Cuando habla

    de su familia, aparecen cosas bastante importantes para lo que sern las siguientes sesiones:

    Antes de sentarse a la mesa es mejor tener claro que viene una serie de quejas, problemas nunca se

    conversa de nada positivo tampoco soy un optimista, pero si vamos a hablar de problemas, hablemos

    de problemas grandes, reales o sea, yo no voy a sentarme y decirle a mi vieja me siento solo, porque

    uno, me sentira mamn, y dos, no hay nada que ella pueda hacer para solucionarlo, entonces sirve solo

    para molestarla

    Aqu aparecen dos posibles abordajes para este caso, a saber, el centrar la sesin en su sensacin de

    soledad o bien explorar ms sobre su situacin familiar. Elijo esta ltima alternativa, intentando pesquisar

    qu puede haber producido el cambio en Nicols. Cuando le pregunto ms sobre su madre, me

    responde:

    No puede recibir nada porque siempre est con problemas si ella supiera que me siento solo, se

    molestara, porque ella siempre me est diciendo que haga ms cosas de mi edad, que carretee ms, que

    conozca chiquillas quizs me ve solo, o ms solo de lo que le gustara, y me presiona para que sea

    distinto ella siempre tiene gente invitada a tomar tecito y cosas as, mi hermana igual soy ms bien yo

    el solo de la familia

    Como se ve, existen dos puntos que pueden ser importantes para el caso. El primero es que su madre est

    siempre con problemas. Sera interesante conocer de qu tipo de problemas est hablando Nicols, para

    ver en qu medida son ellos los que lo estn afectando. Al mismo tiempo, se coloca en contraposicin a

  • 22

    su familia en el tema central de la soledad, al plantear que su familia es sociable y que l es el solo de la

    familia.

    Al ser la primera sesin, prefiero partir averiguando sobre lo primero, que me parece levantar menos

    resistencia en l y, de haber un problema grave familiar, abrir un punto importante donde intervenir.

    Sin embargo, al poco andar queda claro que los problemas que aquejan a la madre, al menos segn

    cuenta Nicols, no slo no guardan conexin alguna con su sensacin de soledad, sino que tampoco

    parecen de gravedad alguna. Se aproblema hasta de qu va a ponerse maana, me dice

    desestimando este punto.

    Al terminar la primera sesin, me queda claro que el punto del caso es esta nueva sensacin de soledad, y

    que ser importante en las prximas sesiones el ir dndole espacio a que hable de esta soledad viscosa,

    adems de abrir el tema de la diferencia que siente con respecto a su familia.

    En la segunda sesin pregunto justamente por su sensacin de que es el solo de la familia en

    contraposicin a lo sociable del resto. Nicols, notoriamente afectado, me explica que su madre: Como

    que no acepta que soy distinto a ella no ms mis dos paps son comerciales, igual que yo, y siempre

    cuentan que eran como el alma de la fiesta, que siempre estaban con gente, haciendo cosas, que lo

    encuentran sano o sea indirectamente me dicen enfermo

    Aqu se ve un punto crucial para Nicols. No solo es distinto a su familia, sino que su tendencia natural es

    vista o al menos l lo cree as como poco sana por sus padres. Si a esto le sumamos queahora ha visto

    agravada la sensacin de soledad, podemos entender que le asuste aceptar que hay algo que se est

    agravando.

    Esta sesin la dedicamos a hablar de su familia, especialmente las diferencias entre l y sus padres y

    hermana. Al finalizar, menciona que su padre opina muy parecido a su madre: la tpica de mi viejo es no

    me vas a decir que prefieres ver una pelcula a salir a carretear, eso no es normal, y como que ah ya me

    da lata discutirle y me quedo callado, si al final igual hago lo que yo quiero En parte eso tambin me da

    lata de la gente, que me cuestionen por qu les tiene que importar cmo decido yo vivir mi vida... yo

    me siento bien siendo como soy si vengo para ac no es para cambiar eso, sino que es para que no me

    agarre fuerte la soledad y me termine aislando de todos eso es lo nico que me da miedo

    Nuevamente aparece la tensin que mencion anteriormente, entre ver lo que le sucede como una

    tendencia natural y verlo como algo nuevo que lo asusta. Sin que alcance a intervenir, vacila y cambia a

    la otra posicin en lo que dice a continuacin: no me gustara que por una tendencia natural ma me

    termine alejando demasiado es una lucha contra la comodidad de mi soledad.

    Como puede verse, en esta sesin aparece nuevamente que Nicols tiene dos posiciones entre las que va

    alternando: considerar su actitud frente a la soledad como una tendencia natural suya, en contraposicin

    con aceptar que esto no es normal, que algo le est pasando ahora que lo hace ms difcil.

    La clave ser ayudarlo a diferenciar estas dos posiciones, ambas vlidas pero que se refieren a puntos

    distintos. Nicols puede tener una tendencia natural a disfrutar ms de la soledad que otras personas, pero

    por ms susto que tenga al respecto, deber asumir que lo que le est pasando ahora va ms all de eso,

    y se acerca peligrosamente al inicio de una depresin.

    Cmo hacerlo? Ser importante empatizar con el miedo que siente frente al proceso que le est

    sucediendo, por lo que habr que darle espacio y tiempo para explorar esta posibilidad.

    En la tercera sesin, por tanto, me encuentro enfocado en que pueda hablar de lo que est sintiendo, de

    esa soledad viscosa que lo atrapa. En algn momento de esta sesin Nicols me dir que sabe que algo

    me est pasando, no s qu y no s en qu va a terminar, algo sobre lo cual habr que seguir insistiendo.

  • 23

    Nuevamente y como suceder en tantas sesiones con l aparece su madre. Nicols me dice cuando

    estaba triste o enojado, me encerraba en mi pieza y ya mi vieja muchas veces me tocaba la puerta y

    me preguntaba qu me pasaba, pero yo saba que no me iba a entender, las pocas veces que intent

    explicarle me retaba por enojarme por cosas tan chicas la tpica de que hay gente que est peor que

    uno y cosas as

    Aparece entonces, una y otra vez, la tendencia natural a la soledad, tendencia rechazada y desestimada

    por su familia. No es raro entonces que hoy prefiera no compartir su preocupacin con su familia, algo que

    explica en sus palabras: Entonces cmo decirle que ando mal porque soy solitario, ah s que me va a

    encontrar exagerado, decirle que estoy preocupado de que me gusta estar solo, de que prefiero

    quedarme en mi casa que salir a carretear

    Se observan claramente las dos posiciones nuevamente, en una sola frase. Ando mal porque soy

    solitario, frase que muestra que lo de estar mal es algo nuevo, no es una constante se refleja bastante

    bien en el ando y que la tendencia a la soledad es otra cosa, es algo que es parte de l, expuesto en

    el soy solitario.

    Intervengo ac marcando esa diferencia, de manera bastante simple y directa: pero no es una

    preferencia lo que te angustia.

    Nicols se emociona y reconoce que no, si a eso estoy acostumbrado en verdad lo que me tiene

    preocupado es lo que te contaba, que de repente me puse a pensar y si esto empeora? y de ah

    empec a sentir que en verdad poda pasar, a tener la sensacin de que esto puede empeorar como

    que a este nivel todava puede ser, soy un poco distinto a mi familia y ya, distinto a la mayora de la gente

    de mi edad, ok as no me molesta como que desde siempre yo fui distinto, ms solitario, ms de preferir

    actividades para una persona, no haca deportes en equipo, no me gustaban los trabajos en grupo

    como que desde siempre he sido as

    Asustado frente a la posibilidad de que esto empeore, Nicols nuevamente se refugia en relatar ejemplos

    acerca de su tendencia a la soledad, tratando de dejar lo que le est pasando como lo mismo de

    siempre.

    Sin embargo, este no ser un espacio donde le bajaremos el perfil a lo que le sucede. De eso, ya tiene

    mucho en su casa. Vuelvo al punto, dicindole que parece que lo que te angustia es que algo est

    cambiando.

    S algo cambi reconoce Nicols, pero acto seguido le baja el perfil es chico el cambio, pero como

    me he preguntado esto de si empeora, creo que le doy mucha importancia Como pueden imaginarse,

    hago odos sordos a lo segundo, y sigo la conversacin con aquella parte de l que est angustiada y

    preocupada por lo que sucede: Qu cambios has sentido?

    Con mi polola se ha ido notando, como que ahora despus de un par de horas de estar juntos le digo

    que me voy para mi casa, o que la voy a dejar, porque ya, me gusta estar con ella, pero tambin estar

    solo antes era menos as, me atreva menos tambin a decrselo Como que el estado actual no me

    preocupa en s, sino la tendencia me angustia pensar que me terminar aislando de todos no ms,

    como que finalmente no dar ms y chao, mandar a todos a la cresta y me quedar solo,

    tranquilamente solo

    Aqu aparece entonces, claramente, lo que le preocupa. Si lo que le est pasando no es su tendencia, si

    est pasando algo ms, su fantasa es que puede terminar quedando solo, algo que claramente lo

    angustia. Ser clave entonces atender a este miedo, que es justamente lo que evita poder enfrentar

    directamente esta depresin en ciernes. Darle espacio, darle tiempo.

  • 24

    Intervengo entonces de la siguiente manera: Cmo sera tu vida en esa situacin, si esta fuera una

    tendencia que efectivamente empeora? El objetivo es simplemente que ponga en palabras la fantasa

    que queda como una amenaza.

    De esta forma seguimos trabajando, sesin a sesin, poniendo en palabras y develando esta soledad

    viscosa que lo angustiaba. As, Nicols fue hablando ms y ms de los cambios que senta, de los miedos

    que stos le provocaban, de las causas que pensaba podan estar provocndolos. Por sobre todo, tena

    un espacio para hablar de su soledad.

    Ya que el tratamiento se extendi durante bastante tiempo, ms que referirme en detalle a cmo sigui el

    caso, me gustara referirme a dos puntos. El primero es algo que me dijo bastante avanzado el tratamiento,

    y creo muestra bien el riesgo por el cual atravesamos en las primeras sesiones: Te tengo que confesar que

    si le hubieras bajado el perfil a mi cuestin como mi familia, creoque me hubiese terminado matando no

    te dije pero eras el tercer psiclogo al que iba.

    Lo segundo, es cmo termin este caso. Nicols sigui con su tendencia natural a la soledad, prefiriendo

    ver pelculas ms que salir a carretear. Sin embargo, ahora lo poda hacer con calma, sin sentir que estaba

    mal o que tena que dar explicaciones por ello. Pero de lo que se libr fue de esta soledad que lo

    atrapaba. En una de las ltimas sesiones, lo expres de la siguiente forma: creo que me atrapaba porque

    le daba la espalda, pero una vez que la enfrent, todo se arregl.

    Su frase grafica de buena forma el que Nicols dej de rehuir a la posibilidad de que lo que le estaba

    sucediendo fuese ms que su tendencia de siempre. Enfrentando los cambios negativos por los que

    estaba pasando, pudo ir manejando una situacin que lo estaba superando.

    Sin lugar a dudas, este caso resume de buena manera la diferencia fundamental entre desconocer

    nuestra posicin subjetiva y asumirla. Sobre todo, el cmo ir enfrentndonos a ella, asumindola, va

    generando muchas veces un efecto teraputico.

    A veces, no hace falta nada ms que eso.

    VII

    CUANDO SE ACABA LA PASIN

    Al trabajar con parejas, recuerdo siempre las palabras de Milton Erickson expuestas en Conversations

    with Milton Erickson. Changing couples que me parece encuadran de la mejor forma lo que se realiza en

    este tipo de sesiones.

    Toda alcachofa tiene una pila de hojas descartadas. La nica forma de disfrutar una alcachofa es

    descartar los ptalos malos, simplemente ignorarlos. Agradecer por ese delicioso fondo, ms all de las

    hojas descartadas.

    Sin embargo, la mayora de las parejas que Erickson reciba en su consulta mostraban por lo general el

    deseo de cambiar al otro, e insistan incluso en que ese era su derecho. Ms que centrarse en el fondo, los

    miembros de la pareja insistan en los ptalos desechables. Erickson nos dice que ese es su error. Si tienen el

    derecho de cambiar al otro, deben reconocer por consiguiente que su pareja tiene el mismo derecho. El

    problema es que eso deja las cosas en un empate. Y nadie quiere vivir en un eterno empate.

    En muchos casos, se debe transparentar esta situacin. Una terapia puede tener una primera etapa y a

    veces incluso consistir nicamente en ella en la que se examinan los aspectos que se desean cambiar

    del otro, adems de los lmites y motivaciones de tales cambios.

    Sin embargo, hay veces que es el fondo de la alcachofa el que est siendo el problema, es decir, que no

    es posible simplemente omitir el problema sin que con ello se acabe la pareja. Cmo provocar entonces

    un cambio en la dinmica de la relacin?

  • 25

    Me parece que un caso en que el problema se remita a la vida sexual de la pareja puede ser til como

    ejemplo, ya que por un lado es un tema central y esencial en la vida de pareja, y por otro muchas veces

    las parejas se enfrentan al mismo problema: qu hacer cuando se acaba la pasin?

    Afortunadamente en la gran mayora de los casos, se cumple el viejo dicho que reza donde fuego hubo,

    ceniza