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La Fiesta de las Fallas Una liturgia civil del valencianismo temperamental Antonio AraÑo VíLLARROVA 1. LA RELIGION CIVIL «No puede haber sociedad que no sienta la necesidad de conservar y reafirmar, a intervalos regulares, los sentimientos e ideas colectivos que le proporcionan su unidad y personalidad. Pues bien, no se puede conseguir esta reconstrucción mo- ral más que por medio de reuniones, asambleas, congregaciones en las que los individuos, estrechamente unidos, reafirmen en común sus comunes sentimientos; dc ahí, la cxistencia de ceremonias que, por su objeto, por los resultados a que llegan. por los procedimientos que emplean, no difieren en naturaleza de las ceremonias propiamente religiosas» (Durkheim, 1982:397). El texto precedente, que forma parte de las conclusiones a que llega Durkheim en Las fo rmas elementales de la vida religiosa, ha suscitado entre sus exégetas no pocas controversias y perplejidades. En La división del trabajo sostenía Durkheim que la estabilidad de las sociedades tradicionales se fundaba sobre la solidaridad mecánica y que ésta se caracterizaba por la participación general en unos mismos mitos, valores y ritos comunes. Por el contrario, en las sociedades avanzadas, la estabilidad social se sustentaba sobre la solidaridad orgánica que derivaba de la compleja división del traba- jo, mientras que la conciencia colectiva se volvía débil y vaga. Sin embargo, en El suicidio y mucho más claramente en Las formas elementales de la vieda religiosa Durkheim insiste en la necesidad de un sistema de símbolos y rituales para el funcionamiento de toda sociedad: «Para que la sociedad sea capaz de adquirir conciencia de y mantener, en el grado de intensidad necesario, el sentimiento que tiene de misma, es preciso que se reúna y se concentre>’ (Durkheim. 1982:393). El ritual secular, cuya morfología Durkheim no se sentía aún capaz de imaginar, aparecía como fuente necesaria para la identificación social, re- Revista <le antropología sociaL núm. 1. Editorial Complutense, Madrid. 1992.

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La Fiesta de las FallasUna liturgia civil del valencianismotemperamental

Antonio AraÑo VíLLARROVA

1. LA RELIGION CIVIL

«No puedehabersociedadqueno sientala necesidadde conservary reafirmar,aintervalos regulares,los sentimientose ideas colectivosque le proporcionansuunidady personalidad.Puesbien, no se puede conseguir esta reconstrucciónmo-ral más que por medio de reuniones,asambleas,congregacionesen las que losindividuos, estrechamenteunidos,reafirmenen comúnsuscomunessentimientos;dc ahí, la cxistenciade ceremoniasque, por su objeto,por los resultadosa quellegan. por los procedimientosque emplean,no difieren en naturalezade lasceremoniaspropiamentereligiosas»(Durkheim, 1982:397).

El texto precedente,que forma parte de las conclusionesa que llegaDurkheimen Las fo rmas elementales de la vida religiosa, ha suscitadoentresus exégetasno pocas controversiasy perplejidades.En La división deltrabajo sostenía Durkheim que la estabilidadde lassociedadestradicionalesse fundabasobrela solidaridadmecánicay queéstase caracterizabapor laparticipacióngeneralen unosmismosmitos,valoresy ritos comunes.Porelcontrario,en las sociedadesavanzadas,la estabilidadsocial se sustentabasobrela solidaridadorgánicaquederivabade la complejadivisión del traba-jo, mientrasquelaconcienciacolectivase volvía débil y vaga.Sin embargo,en El suicidio y mucho más claramenteen Las formas elementalesde lavieda religiosa Durkheim insisteen la necesidadde un sistemade símbolosy ritualesparael funcionamientode todasociedad:

«Paraque la sociedadsea capazde adquirir concienciade sí y mantener, en elgradode intensidadnecesario,el sentimientoque tiene de sí misma,es precisoque se reúnay se concentre>’(Durkheim. 1982:393).

El ritual secular,cuya morfología Durkheim no se sentíaaún capazdeimaginar, aparecíacomo fuente necesariapara la identificaciónsocial, re-

Revista <le antropología sociaL núm. 1. Editorial Complutense, Madrid. 1992.

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emplazandola función quedesempeñabala religión en las sociedadestradi-ci onales.

Partiendode estaversiónde la teoríade la estabilidadsocial,sedesarro-lló desde1953.añoen quese publicó Pie meaningofcoronationde Shils yYoung,una corrienteo «escuelaritualista neodurkheimiana»que ha inten-tado analizar,desdela perspectivade la integracióny el consenso,las fun-ciones de los rituales públicosen la sociedadindustrial

Estosautoressostienenque los ritos públicos jueganun papelcrucial,en la medidaen que creanun consensorespectoa los principios quecontri-buyen a mantenerel equilibrio del sistemasocial. ParaSbils y Young, elceremonialdecoronaciónde IsabelII habíaservidoparaafirmar los valoresmoralesde la sociedadinglesae inclusodela Commo~wealth.La ceremoniade la coronaciónconstituíaun ritual de comunión nacionalen torno a lossímbolosde la monarquía.Análogaargumentaciónservíaa Blumer (1971)paraanalizar la investiduradel Príncipede Galesy, por suparte,desdeunconceptomucho más amplio de ritual, Bocock (1974) intentabacaptar laingentevariedadde ritualessecularesqueexistenen las sociedadesmoder-nasy demostrarsu importanciapara la integraciónsocial.

Una tendenciainterpretativasimilarsedesarrollótambiénen la sociolo-gía norteamericana.En los años cincuentay principios de los sesenta,lasociología funcionalistaconsiderabaque la integración del sistemasocialamericanocomo comunidadideológica encontrabasu fundamentoen laexistenciade una religión civil.

Warneren Pie living unu dic dead(1959) estudiabael ritual del Memo-¡-¡al Day como culto a los muertos;estosúltimos eran consideradoscomorepresentantesde toda la comunidad,que eracapazde integrara losdistin-tos credos,grupos nacionalesy clasesen «una sagradaunidad». Por otraparte.en 1955, Herbergya habíaafirmado que,más allá de la abrumadoradiversidadde confesionesreligiosasde los EE.UU.,existíauna «fe operantedel pueblo americano»que fomentabaun cUtos idéntico: el estilo de vidaamericanotípico dela clasemedia.No se tratabade un epifenómenojudeo-cristiano,sino de una religión separadae independiente,que contabaconsus propiascreenciasy rituales. Desdeuna perspectivapolítica, el EstiloAmericanode Vida postulabala democraciay la libertad individual encar-nadasen la Constitución:desdeuna perspectivaeconómicala defensade la

1. Puedenencontrarseresúmenes,más o menosamplios,de la teoríade los funcio-nalistas neodurkneímíanossubte el ritual sCcuiat y la religión civil en los siguientesauíoresy obras: Abererombie.E., Hill. 5.. y Turner. B.S.. La tesis cíe la ideología domni-¡¡ame, pp. 48 Ss.: Lukes. 5.. 1-imile Durkheim. Su vida y su obra, Madrid, CIS, 1984, Pp.136 Ss.: Baum.(L Religión y’ ahenacion, Madrid. Cristiandad, 1 98t), pp. 148 Ss.; Riviere.(‘laude. «¿Paraqué sirven los ritos seculares?’>,en Debats, n. 1(1. diciembre. 1984. Pp.88-99: Turner, ¡3. 5.. Rcligiom~ ¡¡¡¡cl Social thc’orv, London. Sage.1991. 2.’ cd.. pp. 39-62:Thonipson. K.. ikli¿’f and ideologv’, London,El lis Horwood—Tavistock,1986. Pp.30—65.

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libre empresay del progreso;desdeunaperspectivasocial, el sentidodemisión nacional.

Ahí se encontrabanya las raícesde lo que despuésdenominaríaBellah(1968), en un ensayopolémico,la «religión civil’> americana.Sosteníadichoautor que en los documentos fundacionales de la repúblicaalemana,en lasceremoniasde investidura de los cargos públicosy en las fiestas oficialesque conmemoranlos acontecimientosimportantesde la historia de Nortea-mérica, se podíadetectarla existenciade una religión civil con sus creen-cias, ritos y santoralespecíficos.Sus hitos ceremonialeseran el MemorialDay, el 4 de julio, el Día de los Veteranosy el Día de Acción de Gracias;su panteónsecularestabaencabezadopor Washingtony Lincoln y susluga-ressagradosse encontrabanen Arlington y Gettysburg.

Con posterioridad,la tesis de la religión civil se ha ido ampliando ydiversificando,dandolugar a interpretacionessugestivasdel nacionalismoydel patriotismoconstitucional’.El ritual secular actuaría como una dramati-zaciónde la nación en tantoque comunidadsimbólicae imaginaria,refor-zandoy legitimandola autoridaddel estado.Trasla quiebrade losimperiosdinásticosy con la instauracióndel pluralismo religioso, la nación emergecomo la última comunidad ideológica para vertebrar a la sociedad,dotadade los atributos de intemporalidad, naturalidad y desinterés. Por otra parte,los regímenesdemocráticosno se alimentan sólo de liberalismo, libertadindividual y afirmaciónde los derechosdel ciudadano.Requierenuna inte-graciónvía el ritual y la liturgia secular.

Las críticasa estainterpretacióndel ritual seculary de la religión civilsustitutoriano se hicieron esperar.Birnbaum(1955), Lenski (1963),Goody(1977), Geertz (1959). Patterson(1969), Moore-Myerhof (1977), Lukes(1984), Riviére (1984), Abererombieet aL (1987), Turner (1991) y muchosotros sociólogosy antropólogoscuestionarondiversosaspectosde la misma.Las críticashandestacadoel conceptosimplistade «integración»y sureso-lución optimista de las contradiccionesmediantela comunidadideológica,la insuficienteevidenciaempíricasobrela que se asientadicha interpreta-ción, la infravaloraciónde las fracturasy tensionessocialesexistentesen lavida cotidianade lassociedadesavanzadas,el desconocimientodel carácterenmascarador y legitimador de la dominación que tiene la ideología, laconfusión entrela frecuenciade un fenómenoy sus efectossocialesy, porúltimo, aunqueno menosimportante,hanseñaladola ambiguedaddel con-ceptode «rito secular».

2. Véase, por ejemplo. Thompson,K., 1986:49: Panennberg,W.. «Civil Religion?Religionsfreiheit und pluralistischcr Staat. Das theologischeFundamentder Gese-llschaft>’. en Dic Religióse Dimension der Gesellschafe, Túbingen,1985, pp.

6Sss.;Ltibbe,H., “Estadoy religión civil», en Filosofía práctica y teoría cíe la historia, Barcelona,1983:Social Research, 1987, vol .54, 3, pp. 447: Hobsbawm.E.. Nations and natic,nalL~’m smnce/780. Cambridgc.University Press.1990.

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Por el contrario,se sostieneque los rituales secularespuedenaparecertanto en contextosde conflicto latentecomo en otros de consensosocial,que puedenexasperarlas tensionesy crearconflictos intergrupalesy que,en muchos casos, deben ser considerados como instanciasde mistificacióny de perpetuaciónde una ideología conservadorao de los grupos que lasustentan.En resumen,no se pretendenegarla posibilidadde una integra-ción sobre la basedel ritual y del consensoen valorescomunes,pero sesostienequeen las sociedadesindustrialeslos ritualesdesempeñanunagrandiversidadde funcionesy su análisisno es simple ni directo; en segundolugar, algunosautoresafirmanque la ideologíacumple «un papelsecunda-rio, parcial e insignificante»y postulancomomássegurala teoría durkhei-niana de la regulaciónsocial en basea la coercióny la división del trabajo(Abercrombiecí al., 1982:66).

Fueradel marcoestrictamentesociológico,el ritual secularviene siendoobjeto de atención en los últimos tiempospor parte de los historiadoressociales.Mona Ozouf (1976) haestudiadoel ritual de la Revoluciónfrance-sa mostrandola relación existenteentrerevolución e institución ritual delos valores revolucionarios:culto a la humanidad,evocaciónde los lazossociales,exaltaciónde la bondadde la industria y del porvenirde Francia.Por su parte, Mosse(1975) investigócómo, en los mitos y ritos del movi-miento asociativogermanodel siglo XIX, se habíageneradouna nuevareligión laica quetributaba su culto al pueblo y a la nación, y que serviríade baseparael gran ritual del nacionalsocialismo.Ambos autoresdemues-tran que el culto revolucionarioy el culto nacionalistase configuraronapartir de imitacionesy transferenciasde sacralidadestradicionales.

Del análisis de todo este corpus,teórico tanto como empírico,puedendeducirsealgunasconclusionesprácticasparanuestrainvestigación,a saber:1) la sociedad industrial y secularizada no ha conocido, contrariamente a loquese sospechabaen ciertasteoríassociológicas,unareducciónde la acciónritual, sino quesegúntodoslos indicioséstase ha intensificado;2) el ritualsecular se ha estructuradoa partir de transferenciase imitacionesde losritos religiosostradicionales:3) ello no implica que sea un merosustitutofuncionalde la religión o quepuedasostenersequela religión civil constitu-ye el cementode una formaciónsocial del tipo de un estadonaciónmoder-no. La mayorcomplejidadde la sociedad,laestratificaciónsocialy el plura-lismo ideológicorequierenun análisismuchomássutil y meditadosobresusfuncioneslatentes;4) peromuchosde estosrituales se presentancomoex-presión de la concienciade identidadde un grupo,creansentidode perte-nencia,celebranlos vínculosgenéricosy evocanvalorescomunes;5) sólo elanálisis empíriconos permite asegurarcuálesson las funcionesquecumpleun ritual determinado,cuál de ellas espredominantey de qué formase je-rarquizan.

Sobre la base de este bagajeteóricopretendemosinterpretarla Fiestade las Fallas como una liturgia civil del valencianismotemperamental.Enese sentido, la historia de estafiesta, que hemosabordadocon detalle en

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otro lugar (Arillo, 1990 a y b), no sólo muestraquelas funcionesdel ritualno son univocas,sino tambiénque evolucionany sufrenimportantesmeta-morfosis.Habiendosurgido a mediadosdel siglo XVIII en el seno de lamatriz carnavalesca,es decir, en el marcode la culturapopularde la burlay la sátira,funcionaronen un primer momentocomoun ritual sancionadorde comportamientosvecinalesy como protestasocio-política.Desdela críti-cay La contestaciónevolucionaronpaulatinamentehacia la afirmación de laidentidadcolectiva.No queremosdecircon ello que en las fallasse dejarade hacercrítica, sátiray protesta,sinoqueéstasocuparonun lugar cadavezmássecundarioy retóricoen el marcode unaexpansióndel ritual que sedesplegaba,ante todo, comounaliturgia civil del valencianismo.Estepro-ceso se itensificó desdeprincipios de siglo con la apariciónde las fallasapologéticasy culminó entre1927-36.cuandolos trenesfallerosy la expan-sión de la tiesta por Los pueblosla convirtieron en la fiesta mayor de laciudad y la más típica fiesta valenciana.

La reconstrucciónde la historia de las Fallas muestra,pues,que éstassólo puedenentendersecorrectamentesi se las consideracomo unacrea-ción específicade la modernidadvalenciana.Dicha creaciónconsistiósus-tancialmenteen fusionarun ritual profundamentemodificadoconla expre-sión de la identidadétnica. El inicio del procesode metamorfosispuederastrearse ya hacia mediados del siglo XIX, pero sólo será efectivo a finalesdel mismo,cuandola política represorahacialas manifestacionespopulares,practicadapor la burguesíailustrada,dé pasoa la estrategiareformistadelos premios.Dicha transformaciónestabaclaramenteconsolidadaa finalesde la terceradécadadel presentesiglo,perodesplegaríatodaslasvirtualida-desimplícitasen sunuevafuncióncomo liturgia civil del valencianismosólocon la recuperacióndel festejotras la guerracivil. Porello, en esteartículovamos a centrarnos en el análisis de los procesos que tienen lugar en estasdos etapas:a) desdeprincipios del siglo XX hastala guerra civil, con unmomentode aceleraciónentre 1927 y 1936, períodoen quese producelavinculación entre ritual fallero e identidad étnica: b) despuésde la guerrahastala actualidad,cuandose despliegansus potencialidadeslatentesy suinstrumentalizaciónpartidista.

IL LA TRANSFORMACION DE LAS FALLASEN CULTO VALENCIANISTA

1.El procesode ósmosis

~,Cómofue posibleestametamorfosis?Paraexplicarladebemosrecurriral contextoy, por supuesto,a la descripciónde los cambiosque seoperanen el sujeto celebrante.El ascensode las Fallas a la categoríade fiestamayortuvo lugar tras la crisis de la festividaddel Corpus,celebraciónesen-cialmentereligiosa,controladapor las institucionesoficiales, queexpresaba

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valoresdejerarquíay ordeny legitimabala estratificaciónestamentalde lasociedadmedianteel recurso a la instanciatranscendente.

Tras diversosensayosde las clasesdominantesde la ciudadpara crearuna fiesta alternativa(Feriade Julio (1811), Carnavalartístico (1894),Fies-tas de Mayo (segundadécadadel siglo actual))se produjoel ascensode lasFallas,porqueexpresabanvaloresacordescon la peculiaridadde la nuevaestructurasocial. Las Fallas,por suscaracterísticas,permitieronque todaslas clasespudieran sentirseidentificadas,al menosparcialmente,con losvaloresquecatafalcosy pr-áctic-asritualesmaterializaban.

Lasclasespopulares.tradicionalesprotagonistasde la fiesta,disfrutaroncon unos actosqueno establecíanfronterasni divergencias,de talantepo-pulistay democrático,queridiculizabana los poderesdominantesapelandoal pueblo y que dabanrienda sueltaa valoresespecíficosde su subeulturacomo el hedonismoy el sensualismo(la chalay el brófec).

Lasclasesmediasprotagonizaronla reformaestéticade la fiesta, y desdelas comisionesde mayor postín conseguíansobresaliren el barrio y en elconjuntode la sociedad,acaparandolosprincipalespremios.Además,intro-dujeronotrasnovedadesimportantescomo los fallerosde honor y fallerasmayores,que sirvieron de mediaciónsimbólicaparala participaciónde lasclases altas. Estas, partidarias del buen gusto y la utilidad, saludaron elogio-samentela reformaestéticade los catafalcostradicionalesy la instrumenta-lización turísticadel festejo. A suvez, sesintieronhalagadascon el recono-cimiento de estatusque suponíanlos cargoshonoríficosy se integraronenla fiesta mediantela prácticade la condescendenciay el paternalismodefe-rencial.

En una sociedadpluralista y parcialmentesecularizada,polarizadaporla confrontación socio-política entreblasquistasy clericales,las Fallaseranuna fiesta laica y ambigua que permitía la convergenciae integración.Enuna ciudad sometida a procesosde homogeneizacióncultural y de disolu-ción de la cultura privativa tradicional, pero que apenascontabacon unaincipiente burguesíaindustrial innovadora (predominabael comercio deexportación,el agrarismoy el sectorterciario) y con muy tímidos brotesdeasimilación del modernismo y el vanguardismo, la evocación del pasadoidealizadoy de una vida rural idílica constituyeronlos símbolosbásicosdela movilización generalen torno a la identidad valenciana.Las Fallasseexpandieronpor los pueblosy captaronla identificaciónde los emigrantes,convirtiéndoseen unacelebraciónde dicha identidadgenérica.Finalmente,en una sociedadde clases, apelabanal pueblo indistinto y asumíanunaideologíapopulistaquetrascendíala desigualdady la explotacióny soñabacon una comunidadoriginaria, másprofunda,horizontaly auténtica.

En consecuencia,las Fallasse convirtieron en unaespeciede liturgia oculto valencianista, de carácter auto-referente, que reflejabauna religiosi-dad laica. La fiesta mayor funcionabacomo liturgia y dramatizaciónde laidentidad colectiva: «la festa que pinta en vius colors el caracter rechional»,«flama de valencianisme>’, «la festa de la rasa». Hay un procesode ósmosis

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entreprácticafallera e identidad valencianay es esta operaciónmetaboli-zante la que convierte a las Fallas en el icono sacra!medianteel que seexpresael culto laico de la modernidad.La proliferación de textos que,desdefinales del siglo XIX, se hicieron ecode estaósmosisentreprácticafallera e identidadvalencianaes abrumadoray no deja lugar a dudas: lasfallas sirven para hacer«públicafe» de militancia valencianista.

Comose ha apuntadoanteriormente,el nacionalismopuedeseranaliza-do como una religión laica. La naciónmodernaseconstituyócomo el nexoque re-ligaba (re.ligare) a los individuos con su «comunidadimaginaria»ysustentabasucondiciónde ciudadanos.Miguel Domingo Roncal,ciudadanovalenciano,afirmaba en una instancia presentadaal ayuntamientode suciudad que «el amora la patria (es) la religión de los hombreslibres y debuenavoluntad»(AIIM, P/l/IE, 1885). Estareligión teníasupanteónsagra-do, sussímbolose imágenesy, por supuesto,suculto y su liturgia. El valen-cianismofallero, nutriéndoseen las diversasfuentesdel valencianismocul-tural y político, tambiéncontó con su propio panteónde intercesores,consussímbolose imágenesy, por supuesto,con sussacramentos.Pero,antetodo,deberesaltarseque la fiesta global funcionócomoliturgia de la identi-dadcolectiva.

Las Fallascelebraronla gloria de los valencianosilustresy reclamaronparaellosmonumentosquefijaran en piedrasupresenciapatronaly benéfi-ca. Especialmentese tributó culto a los valencianosmás contemporáneoscomo Llorente,Blasco,Giner o Sorolla;peroseevocarontambiénlasgestasde los agermanatsy del Palleter, reconstruyendo a grandes trazos las princi-pales páginas de una historia sagrada en la que «el pueblo» luchabapor sulibertad: El cnt del F’allcter era lo cnt del valencia.

Los falleros, desde fechasmuy tempranas,asumieroncomo símbolospropiosel Himno de la Exposicióny la Senycra.Lasbanderetesregionalssecolocabanpara adornarlas callesy monumentos,y el Himno, desde1922,aparecía en algunas tallas sacralizando el momento crucial de la cremá.Deestemodo, Senyerae Hi¡nne erana un tiempo los símbolosmáximosde laidentidadvalencianay de la liturgia fallera. Los espaciosfallerosy los mo-mentosdel ritual adquiríancarácternuminosoy transcendentecuandoenellos se colocabanlas banderaso sonabanlas notasdel himno.

Entre las innumerablesreferenciasempíricasquepodríanaducirseparacorroborarlo, quizá convenga rememorar la crónica de la inauguracióndelcarrillón municipal en 1930, para ilustrar con quéentusiasmoy en medio dequéclima colectivoseproducíaestafusión. Segúncuentala prensa,el alcal-de sehabíapropuestoinaugurardichocarrillón el día 19 de marzo.Entera-dos de ello los falleros de Vivons-Arizo-Sornells,propusierona todas lascomisionesque acudierana las 11,45 a la plaza de Emilio Castelarcon susbandasdemúsica,paraqueunavezhubiesesonadola Marchade la Ciudad,interpretasenel Himo Regional«dandocon ello unanotade agudovalen-cianismo»(E?, 19 marzo,1930). «Miles de personas»,«numerosogentío»,se congregaron aquella mañana, desde bastante antes de las doce, en la

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plaza de Emilio Castelarparaasistir al histórico acontecimiento.La expec-tación,el fervor, la unción y la reverenciasacralpresidieronel acto:

“Minutos antesdc íasdoceeratal el gentíoquehabía queel pasopor las calleserapoc~> menosque imposible.Juntamentecon el público se hallabanconfundi-daslas bandasde música contratadaspor los falleros. asícomogran númerudeautomovilesy carruajesocupadospor forasterosse estacionarontambiénen dicholugar. El golpe dc vista era magnifico, viéndosetotalmenteocupadapor la multi-lucí toda la amplísimaplaza.

Fi alcaldejuntamentecon ci arquitectoseñorMora y los informadoresmuníerpalesllegaronmomentosantesde la hora, situándoseen la plazaconfundidosconel público. Cuando faltaba tan sólo un minuto para sonar las doce, se hizo unsilencio absolutoy quedóinterrumpidala circulación.Al señalarlas saetasde losrelojesde la torre las doce,sonaronlas campanadasdandola horay a continua-ción el carrillón dejó oír los sonesde la Marchade la Ciudad.

El público, guardandoun silencio absolutoy descubiertooyó la Marchade laCiudad y al terminar las bandasde músicaallí congregadascomenzarona tocarel tlimno Regional.comenzandocl público en atronadoresaplausosy vivasa Va-lencia.

El momentoha sido emocionante.Inmediatamenteel Alcalde, seguidode sus acompañantes.subió al Ayunta-

miento, presenciandodesdeuno de los balconesel fantásticoaspectode la plazay eí desfile de las bandasde música,que en número de más de sesentafuerondesfilandoantelas CasasConsistoriales.El público, al darsecuentadela presen-cia dcl Alcalde señorMaestre, le hizo objeto de ulla cariñosaovacióny pidió coninststenctaque hablara.En vista de ello el señor Maestredirigió la palabraalpúblico, diciendo:

‘En estos momentosdeemociónsólo sepuededeciruna frase,y éstaes jade:¡Viva Valencia!”

Viva que fue unánimementecontestadopor la multitud, reproduciéndoselasovaciones’ (EP. 20 marzo, 1930).

Durante aquellosaños,himnos y banderas vibraron y ondearon en clairede la ciudadcomo nuncaanteslo habíanhecho.No existíaactoimpor-tante que no fuesepresididopor una Senycray terminaracon la fervorosainterpretacióndel Himno. Las mismasfallas, en muchoscasos,comenzabana quemarsea los acordesdel Himno y ese momentomágico de la cremá,que habíasignificadoantetodo una desenfadadaformadepurgar los malessociales, tenía ahoraunaemociónsacrificial: era unaespeciede don u obla-ción que brotabadel fervor valencianista.

2. El valencianismotemperamental

Ahora bien. ¿exactamentede qué valencianismose trataba?¿Quétipode identidadcelebrabanlosfalleros? ¿Cuálera el contenidodel vínculo depertenenciaque se afirmaba?Sostenemosque las Fallaseran una liturgiacivil del valencianismotemperamental.

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Antesde precisarcuál era el contenidodel vínculo celebrado,convieneque hagamosexplícito lo que entendemosen estecontexto por tempera-timento. El diccionario,en unade susacepciones.lo definecomo la constitu-ción física o psicosomáticade unapersona«dependientedel predominiodeun sistemau otro en suorganismo».Tambiénpuedeentendersecomosinó-nimo de carácter,es decir, de «la manerade ser de las personasdesdesupuntodevistade la manerade reaccionaren susrelacionescon otrasperso-naso con las cosas»(M. Moliner).

Esta concepciónse aplica, stricto sensu,a la definición de la identidadpsíquica.Sin embargo,en el lenguajecotidianoy en el mundode la políticay de los movimientossocialesse utiliza tambiénparadesignarla maneradeser de los pueblos.La transferenciade lo individual a lo colectivo no dejade encerrar graves problemas metodológicos, pues la acciónsocialpresentaunaespecificidadinequívocae irreductible.Resulta,por tanto, no sólo legí-timo sino necesariopreguntarsecuáles el significadodel término cuandolousamosreferido a la acción colectiva.

M. Agulhon (1984) planteó ya haceañosla investigaciónde este fenó-meno a partir de las peculiaridadesde los comportamientospolíticos de laProvenzay revisóen quémedidapodíael historiadorsocial hablarde «tem-peramentocolectivo». Porsu parte,D. Riesman,siguiendoinvestigacionesde Fromm, Benedict,Mead, Horney y otros, se centró en el estudiodelcaráctersocial en los EstadosUnidosde la postguerra.Paraél, es perfecta-mentelegítimo hablardecaráctersocialentendiendopor tal «aquellapartedel “carácter” que compartenlos grupossociales»y definiendoéstecomo«la organizaciónmás o menospermanente,social e históricamentecondi-cionada,de los impulsosy satisfaccionesde un individuo, la clasede “equi-po” con queenfrentael mundoy la gente»(1971:16).Desdedichaconcep-ción, el término haríareferenciaa algo objetivo, tangible y real, indepen-diente y autónomoen relación con la voluntad de los agenteshumanos,un«hechosocial» en el sentidodurkheimiano,auncuandono quedemásclara-menteprecisadasu naturaleza.

Pero el conceptotambién puedetenersentido desdeotra perspectiva.De acuerdocon la tesisdeW. Thomas—«si los hombresdefinenlas situa-ciones como reales,éstasson realesen susconsecuencias»—la definiciónde la situaciónproduceefectosy éstosson objeto legítimo del análisissocial(ver Beltrán, 1991:36).Puesbien, la investigaciónsobrelas Fallasnos hamostradoque duranteel primer tercio de estesiglo la sociedadvalencianaafirmabacon rotundidadsu fe en la existenciade una identidad genérica ovínculo étnico, anteriora los individuos concretos,entendidocomo caráctero constituciónpsicosomáticapeculiary que las Fallaseranconcebidascomouna de susexpresionesmás logradas. En estesentidose afirmabaqueeran«el mayorexponentede nuestrosentimientoartístico,nuestraalmasoñado-ra»; se sosteníaque eran el único elementode continuidadcon el pasadoen una ciudad en transformación: «l’esperit valenciá este dia guarda lestradicions deis seusavantpasats»;y se las considerabacomo el vínculo que

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cíclicamenteavivaba el amora la terreta en los corazonesalejadosy solita-rios de los emigrantes.Tal es el poderenigmáticode las Fallasy su fuerzacohesiva.Expresanla manerade ser valenciana,son su hálito de vida, suconstituciónpsicosomáticaimborrable, esecarácterimpresoen la naturale-za biológica del cual no puededesprenderseni renegarla másterca volun-tad.

3. Los contenidos del valencianismo temperamental.

¿Cómose reflejabaen las Fallasestevalencianismotemperamental?Enprimer lugar, la liturgia fallera eraunaexpresiónde la «tipicidad»o especi-ficidad valenciana.Es decir,afirmabala identidadcomodiferencia,en con-Iraste con otros pueblos.El hechosingulare insólito de los monumentosevocabay activaba la singularidady unicidad autóctonas.En estesentido,la identidad implicabapertenenciaa un mismopueblopor habernacidoenél y comunidadmoral o de carácter.

No habíaningún lugar mejor para experimentarla pregnanciade estevínculo queen la emigración.El valencianoausente,cuandollegabaestedía, sentía palpitar el amor patrio en su corazón (Cuarte-Dr.Monserrat,1914).Des-ligadode sutierra, mediantela memoriay el sentimiento,recons-truía los lazos imaginariosde la re-ligación. Resultatremendamenteilus-trativo al respectouno de los relatospresentadosal concursoliterario con-vocadoporel Ayuntamientoen 1929. En él se narrala historia de un jovenpintor valencianoque,buscandola gloria, emigraa América contra la vo-luntad dc suspadres.En el momentode la despedida,con los corazonesrotos por el dolor, sus progenitorescasi comoen unaespeciede conjuroleespetan:«les falles te faran tornar». Pasanlos años lejos de la tierra y elhogar nativos,suspadresenvejecensin el amparode nadie y perdida laesperanzade volver a verlo..., hastaque un 19 de marzo,el hijo pródigo eingrato, espoleadopor la seducciónde las llamas falleras,vuelve a casa,arrepentidode tan «insensatalocura».Más allá de sentimentalismospueri-les,ciertamentepuededecirseque nadiecomo el emigranteexperimentaeljuegode la identidady la diferenciay por ello las casasregionalesdesempe-ñaron un papeltan fundamentalen estametamorfosisúltima de las Fallas.

En segundolugar, comodecíael llibret de la plaza de Colladoen 1913,las Fallaseran la fiesta «que pinta en vius colors el carácterrechional»;el«simbolismede la rasa»(Salvador,1926).En ellassecondensabantodoslostópicosque veníandefiniendo tradicionalmenteel caráctervalenciano.En1849 describíaVicente Boix a sus paisanos,«los hijos de estaamenísimaciudad», como «festivos, decidores,satíricos,maliciosos»y «sociables»,«ap-tos para las artes y las letras, no son muchos los que se dedicana losestudiosprofundosy filosóficos. Es, en fin, el pueblo ateniense:tiene elMigueletepor su olimpo» (1848:76-8).A finales de siglo esosestereotiposya sc vinculabana las Fallas y en 1936 podíaafirmar Las Provincias que

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éstaera la fiesta que mejor reflejaba«la esplendidez,la magnificencia, laoriginalidad,la fantasíaracial de nuestropueblo»:

«En ella sedantodosy cadauno de nuestrosrasgosraciales:buenhumor,inclina-ción a la sátiray la ironía,profundosentidoartístico, potenteimaginación,gene-rosidad.esplendidez,intensidadde trabajo,inclinación a la broma,al estrépito,albullicio, fácil olvido del pretéritoesfuerzo,espíritu dc improvisación,relámpagosde actividady de inercia, despreocupación,estimulo y cien otrascualidadesmas,envidiablesunas,censurablesvarias,que constituycnel alma vernácula»(LP. 17marzo, 1936).

Así, pues,en las Fallasse condensabael temperamentovalenciano(es-fuerzode artesano,inspiraciónfulgurantede artista,capacidadparael gocegeneroso).Cada año, a la voz de los monumentosy el fuego, se activabaesa dimensiónintangible quecompartíantodosy que los convertíaen co-munidad,la Gemeindede Tónnies o la cornmunitasde Turner. Pero,comodecíaLas Provincias,esevínculo activadoera el alma vernácula. Por tanto,las fallasevocabanla identidadtambiéncomocontinuidadenel tiempo.Enuna épocade modernización,de homogeneizacióncultural y disolucióndelos particularismos,la continuidady perduracióndel rito era interpretadacomo la permanenciade la tradición, como el filum que manteníaa losvalencianosligadosa sus raícesprimordiales;eran algoasícomo el cordónumbilical, nuncacortado,quepermitíamantenerel contactofrescoy revi-viscentecon la tradición y la constituciónde la raza.

Finalmente,las Fallas activabanla identidadvalencianacomoproyectopolítico, como compromisode futuro. En el contextode la progresivaim-plantaciónde un Estado-nacióncentralista,los falleros se hacíaneco de laconcienciade postergacióny subordinaciónpolítica y pedíanla libertad y elEstatutopara establecerun regionalismofraternalista.«La falla es probapatente—decíael llibret de Alta-SantoTomás,1922— de qu’asi Patriasefa» y los fallerosde la plazade SantaMargarita-Trinitarios,1933,invocabanal dios del fuego,pidiéndoleque les infundiera fuerzaparallevar adelanteel compromisovalencianista:

«Fes qu’estcsa humorismcrevinga en patriotismefins el mes fort heroisme».

El fuegosagradopodíaser interpradocomola luz mágicaqueiluminabalas ansiasde libertaddel pueblovalenciano.Muchos fallerosy algunosinte-lectualesdel valencianismomilitante expresabansus deseosde que las Fa-lías trascendiesenmás allá del efímero sentimiento.E. MartínezFerrandosugeríaque en ellas se expresabala añoranzapor «la gloriosapersonalitatperduda»;Caríes Salvador comparabael fuego de la falla con la pasiónmilitante para hacerrevivir la patria; Miquel Durán de Valencia veía enellas cl símbolo de la libertad y la personalidad valenciana. Todos hablaban

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de patriay fallas con un lenguajeprofundamenteimpregnadode unción re-ligiosa:

“Será una bella ni t, la nit i 1—1 umi nada:La llum coronaráles serresvalencianes.1 sorgirá indomableel foc deis ideasA les cimesmés altesde les terresgermanes.

Serálexaltacióde la Patrialliberta:LIs corsbategaránferils per lemoció,1. com visió fantástica.vorán terresestranyesLaugustaelaredatde nostracomunio.

Lescolumnesde fum selevaránal ccl(orn enccns olorós de gloria i llibertat.1 les veus entusiastesentonarána corÍerventspregariesa la Personalitat.

E.n la dol9a i divina serenorde la nit(?reuarácis espaisun vent de germanor.1 es besaránen ‘aire. de luna a latra bandales cendresdel passati les espumesdor.

1 les llengúlesde foc, reflectint-seen la mar,A les aigúesdirán la fervent oració:1 les onesd’escumacantaránen les platjesEl patriótie himne dunaresurreccio.

Seráunabella nit. la nit il-luminada:La llum coronaráles serresvalencianes1 sorgira indomableel foc deis idealsA les cimesmés altesde les terresgermanes!

El foc simbólic i sagrat,1 l-luminant la Llibertat».(Lauiia-Pascualy (jenis, 1934).

En las Fallasseexpresabala identidadvalencianano sólo como vínculoétnico, sino también como afirmación de una realidad socio-culturaldife-renciadaque demandabala autonomíapolítica en el senode un Estadomultiregional. Ahora bien,de la presenciade la política valencianistaen lasFallasno podemosdeducirque éstascumpliesenuna función legitimadoradel valencianismopolítico o que activasenunamovilización política.Todoslos fallerosconvergíanen que la fiesta erala ocasiónde la exaltacióncolec-tiva, la vivencia eufórica del vínculo genérico, una especie de coyunturacíclica y propicia (el kairós) para el ejercicio de la sociabilidad,para laactivación y epifanía del sentimiento de pertenencia. Eran el sacramento dela valencianía.Pero de ahí no se derivabauna concepciónde las Fallascomo ritual seculardel valencianismopolítico. De ello eranbien conscienteslos propios políticos.Cuandoen 1932 la revista Pensat¡ Fet preguntabaalos concejalesvalencianistascuál era la relación entre ~<festai valencianis-me»,E. Duráni Tortajadacontestabaque hacíafalta inculcaral puebloqueno se debíanconfundirambostérmtnos:

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«Lesfalles,el tabaleti la dol~aina,lestraquesi larrósambfesolsi napssón.senseduble. partsintegrantsdel valencianisme:peróno són.no podenser elles nomes.ideal asolit del valencianismeintegreque defensemcís hémensque tcnim del

nacionalisnievalenciá una idea clara, modernai ben definida» (Pensat i Fet.1932).

Por suparte. A. SenentMicó, presidentede Acció NacionalistaValen-ciana, afirmaba desde las páginas de la misma revista en 1934:

«La(estade les fallesés la (estad’un poNe,el primer i mésgran del PaísValen-ciá, peróal capdavalí un poblede tants... Valénciano sónles falles; les fallessónsolamcntun adorn,unafestade Valéncia.El valencianismeesmés: perqueel PaísValeneiá no és soIs una (esta depoNe, és una pAtria quejau i quecal de nostreestorqper a redreqar-la»(Pensati Ecl. 1934).

«Lesfalles son nomésunapartdel valencianisme>~,~<elvalencianismeésmés».Las afirmacionesde Durán Tortajaday de SenentMicó reflejan ladistanciaexistente,en términosgenerales,entre la prácticafallera y la mili-tanciapolítica valencianísta.La prácticafallera podía conectary de hechoparcialmenteconectabacon el valencianismopolítico. Algunos falleros —

aquínos es imposible cuantificar—estabande acuerdocon las afirmacionesde los políticoscitados.Sin embargo,la mayoríahabríansuscritomásfácil-mentela afirmacióndel llibret de la plaza del Mercadode 1933, segúnelcual la militanciafallera eraunamediaciónindispensable,inclusolamáximaexpresión,de la militancia valencianista:

«No’s prou dir ¡Vixca Valéncia!i quedarsesatisfet

1-li ha que sentirsefalleroper a saberasóques».

A estavivenciapre-política,que imaginala existenciade lazospre-socia-les más decisivos,auténticosy profundosque los vínculosde la estructurasocial, es a lo quedenominamosvalencianismotemperamental.El concep-to, porsupuesto,no presuponela existenciareal de dichacommunitasorigi-nanao Urgerneinde,pero de acuerdocon el principio de Thomaspartedelhecho innegablede que la creenciaen la realidad de un temperamentovalencianofue real (continúasiendo)en susconsecuencias.Constituíaunadefinición de la situación,mediadoray determinantede la acción social.

En dicho valencianismolatía una propensióncrecientehacia la auto-complacenciay el narcisismo,mientrasque el valencianismopolítico partíade la crítica a la situacióninsatisfactoriadel presentey reclamabala trans-formaciónde las estructuras.El primerotendíaa agotarseen si mismo,eraambiguo y políticamentepodía considerarsecomo disponible;para el se-

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gundo, Valencia era «unapátria que jau» y que necesitaun programadeacciónparaproyectarsehacia el futuro.

Estasdivergenciasmuestranlos límites de unainterpretaciónestrictadelos rituales secularesen términosde integraciónsocial, como hiciera la es-cuela neodurkheimiana.En las sociedadesmodernas,vertebradasen clases,pluralistas, con una acusadadivisión del trabajo, los universossimbólicosestán fragmentadosy se estructuranteniendo en cuenta su matriz socio-económica.La sociedadvalenciana,entre 1927 y 1936, cada19 de marzo,vibrabacomo un todo al son de «la tiesta unánime».La metáforareflejabala realidad:la ciudaderaun himno. Peroun himno frágil, cuyaletraentona-ba un mensajevago e impreciso,como podíademostrarsecontraponiendoel ritual con las tensionesy conflictos de 1-a vida cotidianay como mostraríataxativamentela escaladade la confrontaciónque desembocaríaen la gue-rra civil dc 1936.

La religión civil, encuantofenómenopropiode colectividadesheterogé-neasy pluralistas,tiene unaexistenciaprecaria.Ello no implica quedebaminímízarseo ignorarsesu importancia. En las sociedadesindustrialescon-temporáneaslos sereshumanosson miembrosa un mismo tiempo de unagrandiversidadde mundossocio-históricos:familias,pueblos,naciones,cla-ses,partidos,iglesias,etc. La pertenenciaa cadauno de ellospuedeentraren conflicto con los restantes;perohabitualmenteunosy otros coexistenenla misma personay en la mismasociedaden relacionescomplejísimasdejerarquizacióny subordinación,en estadomanifiestoo latente.

Comodice Hobsbawmcon unámetáforaelocuente,los hombresy muje-res no eligen susidentidadescolectivasde la misma forma que escogenunpar de zapatos,pensandoque sólo se puede llevar un par cada vez(1990:123).La presenciade un haz de lealtadesenconflictoy deidentidadesque mantienenuna relación complejay dialéctica es un dato fundamentalpara comprenderel significadoy la función de las Fallas.. En ¡920, en laciudad de Valencia, se podía ser padre de familia, vecino de un barriodeterminado,aragonés,jornalero,sindicalista,republicano,fallero, etc. Lascombinacionesposiblesdentro de un marco básicoeran muy numerosas.Ahora bien, no todos los tipos de pertenenciatienen el mismo poderparaconfigurar la realidady diferenciara los gruposhumanos.Los factoreseco-nómicossuelenjugar un papel decisivo en las sociedadesmodernas,peroello no implica que no puedanactivarseotros con idénticao mayor intensi-dad—étnicos,nacionaleso religiosos,por ejemplo—y, entodosestoscasos,el ritual juegaun papelfundamentalcomo expresiónde los valorescompar-tidos, como movilizadorde la concienciadiferencial, como legitimadordelproyectocomúno de los gruposque lideran el movimiento.

En el contextohistórico de la modernizaciónde la sociedadvalencianay de la emergenciade unasensibilidadvalencianistaarticuladaen diferentesproyectospolíticos—cuya fragilidad y obstáculosparaimplantarsefuerondecisivos— las Fallas evolucionarony se convirtieron en una liturgia del«valencianismotemperamental».No fue aquellasuúnica función ni ésteel

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único tipo de valencianismoque expresaron,pero sí los predominantesydefinitorios.Comenzaronsu trayectoriacomoun festejomarginaly contes-tatario y, trasuna eficaz metamorfosis,fueron asumidaspor «todaValen-cia» comola imagenespeculardesupropiaespecificidad:ingenio fulguran-te e inconstancia,esplendoragrícolay postergación,artístico destelloquesedisuelveen humoy cenizas,caris y ninois defa//a. Esteerael paraísoyla utopíadel arroz y la tartana, de la burgesíade mUja espenta.

III. LA DEFINICION DEL AMBuTO SACRAL FALLERO

Resultahartoproblemáticoofrecer unadefinición de lo sagradoqueseasatisfactoria.En Durkheim esteconcepto,tras un arduoy enrevesadopro-cesode elaboración,pasaa designarla potenciamisteriosaqueconstituyeel términoad quemdetodamanifestacióny experienciareligiosa(ver Isam-bert, 1984:215-ss.).Ahora bien, parecemás adecuadodefinirlo de acuerdocon Martín Velasco(1978), comoun campode significación,antesqueco-mo un objeto. Segúnestainterpretación,cualquierrealidadmundanapuedepertenecera órdeneso ámbitosdiferentesde realidadsinsufrir por ello unatransformaciónde su identidad física. Cualquierobjeto puedeser inscritoen el campode significación definidopor la bellezay perteneceentoncesalorden de los estético. Del mismo modo, lo sagradosería ese ámbito derealidaden el quese inscribenlos elementosque constituyenlas múltiplesmanifestacionesdel hechoreligioso. El ámbito de lo sagradose caracterizaporqueestableceunarupturaen relaciónconel ordende la vida cotidiana.Estaruptura,mediantedeterminadashierofanias,creaun vínculo dedepen-denciacon un prius y un supra, es decir,con unarealidad transcendente.

Si nos atrevemosa calificar a las Fallascomoliturgia civil es justamenteporqueellas realizantambiénunarupturacon el tiempoy el espaciocoti-dianosy medianteuna transignificaciónconvierten la práctica fallera enexpresiónhierofánicade la identidadcolectiva, a la que se ha conferidotranscendencia.Estarupturaqueyapuededetectarseclaramenteen la mor-fología ritual y en los diversoselementosde la fiestadepre-guerra,desplie-ga todassusvirtualidadesfundamentalmentea partir de la recuperacióndelas Fallastrasel traumabélico. Dicha rupturao separación(sacer) semani-fiestamedianteunaformalizaciónintensade todoslos elementosqueinter-vienen en la fiesta>.

3. Parael desarrollode esta parte,ademásde la lecturade la prensa,contamosyacon dospublicacionesimportantes.Por un lado los artículosde Gil ManuelHernándezMarti, publicadosen Ariño, A. (dir.), Historia de las Fallag Valcneia, Levante-EMV,1990, y por otra, el libro de PérezPuche,F. O.— y V. Lladró, Fallas en su tinta: 1939-1975, Valencia.Prometeo,1978.

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1. La Semana Fallera

En primer lugar. la estructuraciónde la secuenciaritual de la Semanafallera consisteen un procesoen el que sobre una matriz básica(plantó,visita al monumento,cremó),se van ensayandoy fijando aquelloselementosque conectany contribuyena corporeizarel sentidoinmanente.Así sucedecon la crida, 1 indult del ninor, la caba/gatadel ninot, la Ofrendade Floresy la cabalgata del Regne.

El ninol induhat ya se habíaintroducido en los añosfinales de la Segun-da República, ~C~() sólo adquieresolidez y consistenciaen la postguerra.Una vezconsolidadala falla artísticay apologéticano pareceincongruentetratar de salvar de la cremá aquella unidad básicaque mejor expresaelsignificado artístico e ingeniosode la falla. La colectividad misma con suquejalastimeraen lahorasupremade la cremación(¿esnecesarioqueestose tengaquequemar?)—expresael anhelode salvardel fuegoal menosunninol. Las efímerasobrasde arte que el pueblovalencianotiene el placerde auto-ofrecersebien merecenperdurarpara una contemplaciónperma-nenteen aquelelementoque la voluntadpopular(no se olvide queel ninotindultaí se elige por votaciónpopular)sabearrancara la implacablelabordestructoradel fuego.

Pero de los distintos festejosque se innovan, sin lugar a dudas,aquelqueha obtenidoun éxito másrotundoha sido la Ofrendade Flores.Consis-te éstaen que las mujeresfalleras,vestidascon el traje típido de labradora,acudenprocesionalmentea ofrecerramosde flor a la Virgen dc los Desam-parados.El acto fue creadoen 1945,aunqueteníaun precedenteinmediatoen la fiesta de la Clavariesa,y desdeel primer momentosuscitóuna partici-pación masiva.En 1955 fueron ya 12.700los participantesy hoy, entrefalle-ras y falleros,bien puedenser 100.000.El acto,dadala afluencia,ha debidofragmentarseen etapasestableciendounadistinción entrela OfrendaInfan-til y la de las comisionespropiamentedichas.Con los ramosqueseofrecense confeccionaun tapiz en las paredesde la basílicade la Virgen y se cubreun armazónde maderaque,unavezrevestidocon los ramosde flor, semejala esculturade la patronade los valencianos.

Debe subrayarseque la veneracióna la Virgen ha desplazadode Jáctoa San José,queera el patronooriginario de los festejos. Pero, al mismotiempo. hayque notarqueel actono dejade tenerun tono inequívocamen-te laico. La Ofrendase efectúaen el exterior del templo y sin que interven-gan en su organización y desarrollo las autoridades eclesiásticas. El vernacu-lar estereotipo ‘<Valencia, jardí de flors» adquiere, mediante esta represen-tación, su máxima expresividad.

Un tercer festejo que merecedestacarse,desdeestaperspectiva,es laCabalgataRegional,creadaen 1967, y que posteriormentepasóa denomi-narse Cabalgatadel Reino. Este acto tiene por objeto congregar,en unmagnodesfile,diversascarrozasrepresentattvasde poblacionesvalencianas,que aportancon su reproducciónde escenasde folelore, las costumbreso

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la vida local, un sentidode integraciónétnica. Medianteeste festejo,perotambiéncon la incorporaciónesporádicade otros, típicos de determinadaslocalidadesvalencianas,se pretendeexpresary dramatizarel vínculo entreprácticafallera e identidadgenérica.Las Fallasson, no sólo la fiestamayorde la ciudad,sino la proyecciónsimbólicade todoslos valencianos.

2. La indumentaria

En segundolugar, la rupturaen relacióncon el orden de la cotidianei-dad se expresatambiénen la indumentaria.Es decir,mediantela creación,si se nos permite la expresión,de «ornamentos»y «vestidurassagradas»,específicasy exclusivasde las Fallas.Primeramenteadoptaronel traje típicolas falleras y lo usaronno sólo en la Ofrendasino en todos los desfiles,cortejosy otros actospúblicos en los queparticipabala comisión.

Después,en 1954,los miembrosde la JuntaCentralFallera incorpora-ron el trajemasculinode fallero. Traje que,significativamenteen estecaso,no guardaningunarelacióncon la indumentariadel folelore autóctono.Estefue asumidoprogresivamentepor las diversascomisioneshastageneralizar-se. Según los reglamentosvigentes,debeser portadoobligatoriamenteenlos actosoficiales,rechazándosela presenciade falleros ataviadoscon va-riantesdel traje regional.Por otra parte> mediantefajinesde diversoscolo-resse marcala posiciónquese ocupaen la jerarquíaorganizativadela fies-ta.

3. El kitsch fallero

El período1940-1958es la épocadoradadel artista Regino Más. Enestos años acaparanada menosque 16 primeros premios. Pero lo rele-vanteno es tanto estedatocuantitativo,sino lo que significa. ReginoMásdesarrollaráun estilo monumentalistay barrocoque se convertirá en elmodelo clásico de hacerfallas. También seráel fundadordel Gremio deArtistasFallerosen 1945,ejerciendoel cargode MaestroMayor durante20años.Impulsory creadorde la ciudad del Artista Fallero,su influenciaseráomnipresente.De estaforma, se consolidaun estiloquees reiteradoun añotras otro hastala saciedady quepuedellegar a parecertediosoy anodinoparaquien no sintonicecon el lenguajefallero.

Frentea tan abrumadorareiteración,quea vecesse resuelveen la copiadirecta(refrito), las innovacionesy las máso menostímidas asimilacionesde los movimientosartísticosde vanguardiaresultaránsistemáticamenterechazadasy anatemizadas.Este es el casode la falla diseñadapor Dalí yrealizadapor Octavi Vicent en 1954 parala comisión El Foc. Dicho monu-mentosuscitécuriosidad,perono contentóa nadie.«AQo no es una falla»era el comentariomásespontáneoqueprovocabasu contemplación.Posi-

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blementeéstafue la primera escaramuzaen que,por contraste,se definíala legitimidad de la estéticafallera. Despuéshubo otras: Ricard Rubertprovocó la polémicaconsusfallas desintegradasde losañossesenta.Mano-lo Martín, en la décadade los ochentay con el mecenazgodel Ayuntamien-to democrático,ha tratadode incorporara la fiesta un aire innovadorsinllegar a convencer:otros artistashacenpiruetasmodernizantesen algunascomisiones de seccionessecundariassin apenassuscitar interés y, desdeluego, sin lograr premios.Al fallero y aampliossectoresdel público valen-cíano le gustala falla clásicay así quedareflejado tanto en la pautaseguidapara la distribuciónde los premios(que apenasprovocanquejaspor galar-donar siempreel mismo estilo reiterativo) o en la falta de una demandaconsistenteparala innovación.

Desdenuestraperspectivaanalítica,estaidentificacióncon el gustocon-vencional frente al experimentalismo,tiene una doble explicación:la fallaes un arte kitsch y la reiteraciónestéticafuncionacomo redundanciaritual.

Los principios fundamentalesdel kitsch, segúnA. Moles (1990:71-76)sonlos siguientes:principio de inadecuacióno distorsión,de acumulaciónoabarrotamiento,depercepciónsinestéticao asaltoa la totalidadde los cana-les sensoriales,de mediocridad(arte de masas)y de confort o aceptaciónfundamental.En suma,se tratade un arteparael «gustomedio»quemagni-fica los lugarescomunes,los símbolosy temascuforizantesy estereotipados.Las Fallasmonumentalesy barroquizantesse inscribieronen dichadinámica.

Ahora bien, no es sólo cuestiónde que la culturapopularse encuentreapegadaa la tradición y se muestrerefractariay suspicazfrentea la experi-mentacióny la novedad.La retóricadel lenguajefallero ha de serinterpre-tada a la luz de la función que ha adquirido el catafalcoapologético.Entodo rito es fundamentalla repetición de frasesy gestosacordescon uncanon rigurosamentepreestablecido.La fiel reiteracióngarantizasu efica-cia, mientrasque los cambiosdesorientanal creyente.En resumen,en elámbito de lo sacro,ritos, mitos y símbolosdebenser tratadoscon cautela,porquela permanenciaformal es el instrumentoque asegurala presenciaintangible del objeto celebradoy procuraunarelacióneufóricaa la comuni-dadcelebrante.Una vezconsumadala vinculación entre Fallase identidadvalenciana,la innovaciónhasido percibidacomo unaamenazay unapuestaen cuestión de la identidad asumida.El clasicismo estéticoopera comoredundanciaritual.

4. El síndrome de diferenciación marginal

Esta interpretaciónresultarubricadaal analizarlos avataresde Les Fo-gueresde Alacant. Esta fiesta fue copiada conscientementedc las Fallasvalencianasen 1928 y por un antiguo fallero: José María Py y Ramírez.Afirmaba éste desdelas páginasde La VOZ de Levante: «deberíamoslosalicantinos(...) darlea tales hogueras(de la noche de sanJuan)esemismo

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carácterquese le ha dadoa las fallas valencianas»(28 marzo,1928). Dadoque tambiénéstasse convirtieron en la liturgia civil del alicantinismo, laúnicavía posibleparatal ósmosisradicabaen unaestrategiasistemáticadedistanciamientode las Fallas. Este procedimientoconsistenteen construirla propia identidad medianteel subrayadoy la invención de diferenciassecundarias,cuandosecompartencaracterísticasbásicas,puedeser bautiza-do comosíndromede diferenciaciónmarginal.

Fallasy Hoguerastienenunaestructuraritual prácticamentesimilar (ca-tafalco que seplanta,se exhibey se quema,llibrets, organizaciónen comi-sionesterritoriales,figurassimbólicas,uniformizacióndeindumentaria,car-teles,insignias,etc.); sin embargo,la exégesisdela fiestay la estéticaalican-tina persiguesistemáticamentela diferenciación. Véase, por ejemplo, elsiguientetexto de un artistafoguerer:

«En la hoguerase tratade crearformasnuevasmás o menosinspiradasen larealidadquenosrodea.La Falla valencianareflejamásla realidado mejor sebasaen la misma, trata de presentarnoslas formas, los objetosy las personaso losanimalestal y como los vemos,transformadostan sólo por la caricaturay. enocasiones,prescindiendode ella» (en Hogueras,1990:193).

En suma,la hogueraes creativay la falla reiterativa;la hoguerautilizalas «formasgeométricas,lisas y ponderadas»,mientrasque la falla es «ba-rroquizante».En estecontextose entiendeque en Alicante hayacuajadoun concursode Fogueresexperimentals,que hoy por hoy esabsolutamenteimpensableen Valencia. Esta estrategiade diferenciaciónsistemáticallevaa decir, por ejemplo, que las Fallas son conservadoras(«se ganaronentiemposel epítetode búnquerbarraqueta»)mientraslas Hogueras,dondeimperó la férrea manode un convicto franquista,sondemocráticas.Lo queestáen juego —sedice— es la defensade una«líneaalicantinistaen las ho-gueras».

Peroel síndromede diferenciaciónmarginalno operasólo en Les Fo-gueres, tambiénpuededetectarseactivo en las Fallas y en el movimientoideológico«regionalista»queactualmentelas instrumentaliza,como vere-mosen el capítulo siguiente.

Hastaahorahemosvisto cómoseproduceunadelimitaciónde la sacrali-dad de la fiesta medianteunaformalizaciónde todossuselementosy unaaportacióna los mismos de intangibilidad. La progresivaimpregnaciónsa-eral tiene su correlatoen la implicaciónde sectorescadavez másampliosde la sociedadvalenciana.Las Fallasde la postguerrason reiniciadasporlos detentadoresdel poder municipal. Desdeel Ayuntamiento se auspiciala creacióndela JuntaCentralFalleraensustitucióndel Comité,y sedictannormasparael control total de los temasy de las manifestacionespúblicas.La fiestamayorno puedeser ya ajenani autónomaen relacióncon e] poderpolítico. Este busca,así, una asunciónde sus virtualidadesnuminicas.Porotra parte, se produce una incorporaciónde las clasesaltas y medias a

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través de ciertascomisionesde élite como El Foc o El So Quelo y, sobretodo, a travésde esos espaciossegregadospara la confraternizacióny ladiversión queeran los paradores.

Ahora bien, la implicación al máximode toda la ciudad se hacepatentecuandocadacomision se dota de las correspondientesseccionesinfantiles yfemeninas.La comisiónen sentidopropio es estrictamentemasculinay deadultos. Pero en ella se integran los niños, para quienesse construyeuncatafalcoadecuado,y las mujeres.cuyabellezase luce en el apoteósicoactode la Ofrenda. En resumen,toda la ciudad, al menos imaginariamente,representaen las callesy plazasduranteuna semanael drama de su auto-c()mprensión.

IV. I)EL TOTEM AL TABU

Todo tótem es portadordetabou; todoelementosagradoes a un tiemposeparadoe inviolable. En general,un tabú es algo a evitar. El término, deorigen polinésico,fue introducido en las cienciasde la religión a finalesdelsiglo XIX, y con él se hacereferenciaa la actitud quedebentenerlos sereshumanosanteel hechode que determinadasrealidadesson portadorasdeunapotenciao fuerzade naturalezamáso menosincierta(Eliade,1981:38-Ss: Widengreen.1976:17). Dicha potenciaes peligrosa, de maneraque elcontactocon ella contaminay puedeserfatal. En resumen,tabú equivaleaprohibición.

Ahora bien, el tabú se aplica a dos clasesde realidades,aparentementeopuestas;lo que es sagradoy lo que es impuro. En ese sentido, el tabúprohibe tanto la violencia hacia los sereso cosassagradascomo el contactocon las cosaso seresimpuros. El primer aspectohacereferenciaa la profa-nación o sacrilegio,el segundoa la contaminación.En el análisisque ahorarealizamosde la fiesta de las Fallascomo liturgia del valencianismonosinteresaante todo el primero,es decir, cómo la transformaciónhierofánicade las Fallascomportasu inviolabilidad e intocabilidad.

Las Fallasexpresanritualmenteel valencianismotemperamental,al quese ha dotado de valor sagrado.En tanto que hierofaníaparticipan de lasacralidaddel objeto que expresany. por tanto, todacrítica contraellasesuna inaceptableblasfemiay un sacrilegio. El mundode las Fallasse erigeen guardiándel templo de la identidad étnica. En las páginasque siguenvamosadescribiraquellosacontecimientosy procesosquedesdeprincipiosde los añossesentareflejan la afloracióndel caráctertabuisticodelas Fallasasociadoa la conversiónen tabú del valencianismotemperamental.

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1. La herejía de Joan Fuster

El año 1962 la editorial Destino publicabael libro de JoanFuster, ElPaís Valenciano. El libro era una guía turística hecha por encargo,peroFusterno se limitabasólo a describirasépticamente,sino queemitía juiciosde valor sobrela realidad y la identidadvalenciana,siguiendolas tesisdesusobrasanterioresy especialmentede Nosaltrescis valenciuns. Lo valen-ciano—decíaFuster—«es lo catalánasentado,y un poco reblandecido,enlas riberas del Seno Sueronense»(1962:12).Desdelas páginasdel diarioLevante,el profesorDiego SevillaAndrés, franquistamilitante, auspicióelataquecontradicha obra, tratandode poneren guardia contrael peligrocatalanista.Mesesdespués,el dos de febrerode 1963, en las páginasdelsuplementodel citado diario, en un artículo sin firma, FranceseAlmelaVives, lanzabauna nuevaembestida.En dicho artículo afirmaba Almelaque el libro trataba de forma irreverente«de cosasrespetables»y emitíacon desparpajo«las opinionesmásirrazonadas».Se refería,sin duda,a loscomentarioscríticos que Fusterefectuabasobre el culto al tipismo y elcostumbrismolocalista.Pero la cargade profundidaddel artículose dirigíacontrala concepciónfusterianade la identidadétnica: «Nosqueremoslimi-tar a servalencianos—replicabaAlmela—. Al fin y al caboValenciano estan pocacosa comoalguien cree»(Levante,2 de febrero, 1963: ver Cucó,1989:289-ss).

Peroel arrebatono quedóen la letra impresade las páginasperiodísti-cas. En la Cabalgatadel Ninot de las fiestas falleras de dicho año, doscarrozasabordaronel asuntoconidénticaactitud. La carrozade la falla Piede la Cruz-DonJuande Vilarrasa teníapor lema «El mundode los infier-nos».Constabade siete grupos (mercado,guerra,etc.). El séptimotratabael tema ~<Fuster».Eraunacrítica del libro «que tiene párrafosdenigrantespara Valencia».

«Un enormelibro reproduciendola portadade aquel y presentandoa su autorcon aire de parodia. Dos labradoresleerán una gran copia de la página53 dellibro, criticando nuestrotraje regional,con el comentariode los fallerospor losprimernspremiosen concursosobtenidosporaquel.Del mismo modo van presen-tándosevarias hojaso páginascon manifiestosdenigrantesdel autor y comenta-nos de contrapartidade la comisión.Cierraestegrupo una fallita que seráquemwda al final con la imagendel autordel libro.»

Los falleroscensurabanel tono despreciativoque Fusterutilizaba haciaciertos signosmaterialesde la identidadétnica(traje regional,pirotécnica,música,etc.).Comocastigo,Fustery su libro eranpurificadosmedianteunacremáen efigie.

Tambiéntrató idéntico asuntola carrozadela falla Cádiz-LiteratoAzo-rin. Su lema: «Estoes... fallerama»;y en uno de susgrupos—«Nosaltres,els valencians»—denunciaba«influenciasextranjerasen nuestracostum-

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b re». Las alusionesa las tesis catalanistasy la ~<despersonalización»quesuponíande 1<) valenciano,a juicio de los falleros,quedabanpatentementeexpuestasen estascarrozas.Por si ello fuerapoco,una de las escenasde lafalla de la plaza de la Merced volvía sobreel mismoasunto:

«Cert libre escriguéun fusterqueempudegánostraesséncia.demostrant-lia Valénsia

al5 valencians,no voler.

Lhome —queés de molt sabersegonsereu,sensefalóries—,renegade nostresglóriesamb un cinismesancer.

Mostra ser pantomímerper la seuattxpressio.

mdcix de fel 1 expulsiódestepaístan sincer.

Quees mengeel pa daltre lloc~que acía Valénciavolemfilis que no enstiren al femcom ensha llen~at fa poc.

Quemengepaellaen rataben neteta.dc marjal...que... no Ii sentemal

sí es que té el budel! de gata!

1... altres cosesquecallemper no armarmés polseguera.Creguemque el lloc de primeradeixe mite. és cl fem.

«Sabater...a les sabates»...si vols ser escriptor

buscaun col.legi millorper no ficar les dos «pates».

El llibret, con la apelacióna la violenciasimbólicatradicional,confesabala intenciónde los falleros:

es bandejaral fusterque la fusta mal treballa.Per a~o el crememen la fallaque havemplantatal carrer.

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A tenor de los versos, Fuster es un valenciano«renegat»porque ha«empudegat(ensuciado)nostra ess&ncia»y defiende la despersonalizaciónde Valencia. Por tanto, merecela expulsión. Hablar con despreciode lasgloriassacrosantasconstituyeuna transgresióndel tabú y conlievael inevi-table castigo.

2. El affa¡re Fonorama

Esteconflicto nossitúa ante la primera escaramuzaanticatalanistadelmundode las Fallas.Apenastres añosdespués,en mayo de 1966, se va aproducirun nuevoy significativo «affaire».Aunqueenestaocasiónel «anti-catalanismo»no estuvopresente,silo estaráel etnicismoexclusivista.Ela-dio Ramos,joven de 21 años,publica en la revista«pop» Fonoramaun ar-tículo en el que censurael caráctersistemáticamenteanti-modernode lasFallas, porquearremetenreiterativamentecontralos <ye-yés»y los melenu-dos, en suma,contra la irrupción de la culturajuvenil. En él se califica de«virgucría»el traje regional,se hablade la «hordafallera»y de «engendrosfalleriles», ademásde tratar a los falleros en generalde glotones(amantesde «cís soparots»),energúmenosy aprovechados(«sisanlo que pueden»).

El día 9 de mayo,JoséBarberá,director del diario Jornaday presidentede la Asociaciónde la Prensa,lanzabaun durísimoataquecontrael citadoartículo, haciendoaflorar ante la opinión pública un texto quede otra ma-nera hubierapasadoprácticamentedesapercibido,dadala escasadifusiónde la revista. Con tono inquisitorial, José Barberápedíaque se adoptasenlas siguientesmedidascontrala «graveofensaa Valencia»: interposicióndeunaqucrella,aplicaciónde la ley de Prensarecientementeaprobada,retira-da delos quioscosde la revista, desapariciónde lapublicidadvalencianaensuspáginasy retiradade la condiciónde vecino de la ciudadparasucorres-ponsal,Eladio Ramos.

Desdeeste momento, los pronunciamientosy acontecimientosiban aprecipitarse.Al día siguiente,el diario Levantepublicabaun artículo, titula-do «Nuestradefensa»,en el que se censuraba«el tono del escrito» por«ingrato,viscoso,ramplóne insultante».El día 11 la JuntaCentralFalleraconvocabaa AsambleaGeneralextraordinariaparatomaracuerdosy medi-das, mientras el diario Jornada comenzabaa publicar furiosascartasdelectores,arremetiendocontraEladio Ramos.El día 12 se manifestabapú-blicamenteel Gremio de Artistas Falleros,protestando«por las injuriasinferidasa toda la gran familia fallera y, de maneraincomprensibley des-piadada,a nuestraquerida Valencia, a la mujer valencianay a sus galas,dechadode virtudes y conjunciónprimorosade honestidady belleza».Enestecontextopolémico,en el que paradójicamenteuna fiesta que se con-templa en el modelo de la sátira reaccionaairadamentey es incapazdeasimilar la crítica, los artistasfallerosse ven obligadosa definir el sentidode su función: la críticaconstructiva.

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«Nuestramísion es plastificar críticas más o menosconstructivasy acertadas,ironizandotemasde actualidad,paraarrancarla sonrisay admiraciónde nuestrosexpectantes,peronuncacalumniosas»(Levante, 12 mayo, p. II).

En las páginasde los periódicosabundanlas cartas al director demos-trando«la adhesióninquebrantable»y pidiendo«unareacciónenérgica».Eljoven Eladio Ramosse ve obligado aabandonarla ciudady supadreenvíauna carta a los distintos periódicospidiendo comprensiónpara un joveninexperto«sin ningunamalicia».«No ha habidomalaintención—dice JuanRamos—ni intentode perjudicar.molestarni zaherira nadie»(Levante, 13mayo, 1966). Finalmente,dadaslas dimensionesdel caso,la revistaFonora-ma se ve obligadaa intervenir. En el número25 y en la prensalocal del día15 de mayo se publica una rectificación dirigida a la opinión pública. Larevista lamentalo sucedidoy afirma que el artículo fue publicadoporqueuna seriede coincidenciasimpidieron revisarlo a tiempo. Igualmentepro-testa porque,pretendiendotan sólo hacer«crítica constructiva»,se ha de-sorbitadoel asuntoy la calleha tomado la justiciapor su mano:el distribui-dor en Valenciade la revistase negó a seguirrepartiéndolay el correspon-sal recibió tal número de amenazasy anónimosque prefirió salir de laciudad: «Con estoqueremossubrayarque las “medidas’ queproponíasucolega “Jornada” en suarticulo del día 9, contestandoal nuestro,hansidounánimementeampliadaspor libre iniciativa de la opinión valenciana»(Le-vante. 15 mayo, 1966).

El affaire puedeser tomadocomo un reflejo de la rupturageneracionalde los añossesenta,perotiene tambiénunalecturamás profunda:Las fallasson la manifestaciónmás acabada(hierofanía)de Valenciay, en función deello, son intocables.Los mediosde comunicación,la Junta CentralFallera,el Gremio de Artistas Falleros, la opinión pública que se expresaen losperiódicosmediantecartas al director, y el Ayuntamiento,todosconcordesen un mismosentir, afirman el principio de la identidad e intangibilidad deFallasy Valencia.

Estetipo de conflictosno son un fenómenoexclusivode las Fallasni deuna sociedadgobernadaautoritariamente.La reacción que acabamosdedescribir respondemásbien a un procesotípico de sacralizacióny tabuiza-ción de los ritos que expresanidentidad. Un conflicto similar, cuya someradescripcióncontribuiráa ilustrar nuestratesis, se produjo en 1989 en Pam-plona. JavierMartín, corresponsalde El País, publica el día 2 de julio unartículo titulado «Yo que tú no lo haría, forastero»,en el quese haceunapresentacióndesenfadadae irreverentede las fiestas de san Fermín. ElAyuntamiento,reunido en sesión plenaria.adoptó una actitud unánime deprotestay. como reacción.acordóno dar acreditacionespara los actosofi-ciales al citadoperiódicosi no se producíauna retractación.El día 14, unavez pasadaslas fiestas,el diario respondeal acuerdomunicipal con un inte-resanteeditorial, titulado «Riau, riau», en el que se critica cl etnocentrismoxenófobo, la intoleranciay espíritu inquisitorial de los ediles pamplonicas:

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«El mundo es tan pequeñopara algunosque apenassi supera los límites de supaís,de su región,de suciudad,de su villorrio. Paraellosla humanidadse compo-ne de unasdecenas,cientos o miles de coterráneosy una larga millonada deextranjeros.Apurandola selección,ni tan siquieratodos los aborígenesdebensertomadosen consideración:sólo aquellosquemantienenen pie la sacrosantatradi-ción» (Fil País; 14julio. 1989):

3. Las blasfemiasde Ajoblaneo

Finalmente,queremosaducir un terceraffaire, que ilustra y corroboraeste proceso de tabuizaciónde las Fallas, vinculado a su conversion enliturgia civil del valencianismotemperamental.Se tratadel asuntoAjoblan-ca. Estarevistaundergroundpublicó ensu número10 dcl año 1976 un extradedicadoa las Fallas. En él, bajo pseudónimo,varios jóvenesperiodistasvalencianoshacíanuna lecturaapologéticade la fiestaen clavede la escuelafrancesade sociologíarepresentadapor Bataille y Callois: la fiestaentendi-da como excesoy transgresión,la economíadel derrochey la orgíacontra-puestaa la economíade la produccióny la moral cotidianadel ahorro.Sinembargo,la lecturay resonanciasqueenel mundofallero tendríael artículofueron bien distintas. En el fondo, aun cuandoen el mundode las Fallasnadie captólas implicacionesfilosóficas y los referenteshermenéuticos.,losartículosgeneraronlo queperseguían:unavulgar provocacion.

Una vez más, la escasadifusión de la revista hubiera condenadolosartículosal consumoreducidode las capillasy círculoscrípticoseontracultu-ralessi un escándalo«errado»no la hubierasacadoa la luz pública.Peroun valencianoresidenteen Barcelona,Felipe Villarroya Mateo,habiaremi-tido al tenientede alcalde y presidentede la Junta Central Fallera, RamónPascualLainosa,un ejemplarde Ajohíanco (LP, 4 abril, 1976). Este hizogestionesanteel Fiscal de la Audiencia de Barcelonapara que pusieralarevista en manosdel Tribunal de OrdenPúblico y envió una carta a todaslas comisionesfallerasinformandode lasgestionesquese estabanrealizan-do. Aquí se encuentrala raíz de la verdaderapublicidad de la revista. Apartir de estemomentose produjo una explosiónde indignaciónen la queparticiparon institucionesy mundofallero en general.Resultainteresanteseguir algunosde los aspectosdel procesoparacomprendermejor los valo-resque estabanen juego y las fuerzassocialesque pugnabanpor imponer-los.

En primer lugar, todas las institucionesy personasque intervinieron en1-a protestacontraAjoblanco tuvieron claro desdeel primer momentoquelos reportajesde la revista debíansersometidos«a la opinión de la justicia»y, de hecho,en fecha tan tempranacomo el día 20 de marzo,José PascualChiner, «movidopor la indignación»,presentabaunademandade concilia-ción previaa la querellapor injurias en el JuzgadoMunicipal n. “ 8. Apelan-do a la ~<valencianía»del distribuidor de la revista se le pide que deje de

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comercializarlay comienzaa afirmarseque dichos artículosson«una infa-mia gestadacontraValencia»(LP, 31 marzo).La insinuaciónde unamanio-bra foránea,«catalanista»,aflora en muchosescritos. El procesode mistifi-cación estáen marcha:la revistaeseditadaen Barcelona,luego —sediec-es una maniobradel imperialismocatalán;consideralas Fallasen tono ~<i-rreverente»,luego es un insulto a Valencia. Todo el mundoda por sabido(a pesardel anonimato)que los autoresson catalanes,«genteajena porcompletoanuestratierra»,poseidospor la envidia y el odio. VicenteChinerBoira, destacadomilitante del conservadurismoanticatalanista,llega a pre-guntarseen un articulo titulado «Un insulto a Valenciay a las Fallas»que«por qué tanto odio a los Valencianosdesdelas Ramblas»y pide que Va-lencia «se levante»y cumplacon su deber.

En el reportajede Ajoblanco habíados apartadosparticularmentemo-lestos: un comentariosobreun cortometrajedel cine independiente,titula-do «La Falleramecánica»,en el cual, y segúnel comentarista,se denuncia-ban «los mecanismostotalitariosque permiten la injusticia de que sólo lasfallerasbien puedantomarseel gustode pasardel orgasmoa la ofrendasinmas»;y el texto siguiente:

«El deseodel fallero es volar (sic) a la fallera mayor, a esaintrusapretensiosa(ypara colmo hija de papá)y ponerle un petardoen el a los de la JuntaCentral Fallera».

La defensade la honestidad,virtud y virginidad de las fallerasfue unáni-me: 23 fallerasmayorespidieron que el alcaldeiniciase accionesjudiciales;Alberto trabo Payá,procuradoren cortes, y José María Adán García,consejeronacionaldel movimiento,realizarongestionesen el Ministerio deInformacióny Turismopara pedirla sancióncontrala revista;la Diputacióny el Ayuntamientoconsideraronigualmentenecesarioque se aplicaseelcastigo ejemplar de la suspensión.En sesiónplenaria del Ayuntamiento,celebradael día 9 de abril, se leía unacarta de Ajoblanco, afirmando quesu intención no era ofender,sino ensalzarlas Fallas«poniendode relievesu aspectoverdaderamentevitalista, populary democrático;esdecir, abier-to a todos»y todo ello con la intencióndeexplicar la fiesta«ala gentejovenen su propio lenguaje».Paralos concejalesdichadisculpaera insuficiente,la revistadebíasercastigadapor su atrevimiento.Y ciertamentefue suspen-dida y multada.

El affaire Ajoblancono es tanto significativo por símismocuantopor loque representa;porque se sitúa en una tendenciaestructuralde la fiesta.Los pronunciamientosquesevan adoptandoenla prensa.tanto enartículoscomo en cartasal director,muestrancómo aparece~<elfantasmacatalán»ysemezclanasuntoscompletamentediversos.Un referentetan indirectoco-mo el lugarde edición de la revistada pie paraquelos artículosse interpre-ten como unaoperacióndirigida desdeCataluñacontraValencia. Unama-niobra más entre otrasmuchas—se dirá—, que cuentacon «renegados»e

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incautos valencianoscomo colaboradores.Véaseal respectoel texto delairadopresidentede la Junta Central Fallera:

«Bastade quitarnuestraseñerade la plazadelCaudillo e intentarsustituirla porotra bandera.Bastade negarnuestraculturavalenciana,nuestrahistoria, y bastay bastay bastaa todo lo que seaquererminimizarnuestrastradiciones,nuestrasfiestas, nuestralenguay nuestrastantascosasquesólo la envidia de quienessonimpotentespara igualarnoslas origina, y queencuentrendesgraciadamenteservi-dores dentro de nuestraValencia que estáal servicio de mezquinosinteresescompletamentecontrapuestoscon los auténticamentevalencianos»(LP, 4 abril).

Una lecturade las fallas en términosde lo que Callois habíadenomina-do «le sacréde transgression»activa un movimiento colectivo de defensade la identidadétnica,supuestamenteatacadapor unacampañaa un tiem-po exterior e interior. El tabú queprotegea lo sagradomoviliza inmediata-mentela demandade expiacióny el castigoparalos transgresores.No existearrepentimientoposible.Dondehubo culpa,debeponerseinexorablementeel castigo; y hastadonde alcanzóla transgresión,debe llegar la pena. Porotra parte, la Junta Central Fallera y las agrupacionesfalleras del centrorepararonla ofensaorganizandoun acto de desagravioal que asistieronvariasfallerasmayoresy diversospoetasfestivos.

4. La Batalla de Valencia

Podríantraersea colaciónmuchosotros incidentesque,a nuestrojuicio,muestrancómo a lo largo de las últimas décadasse ha intensificado lasacralización(separacióny tabuización)de las Fallas.No esposiblereseñartodos. Pero parasubrayarla dirección de este procesoevocaremosrápida-mente algunoshitos más significativos. En el contexto de la Batalla deValencia(conflicto por la imposiciónde lossímbolosdeidentidad: bandera,denominación,lengua),que fragmentaa la sociedadvalencianaen dos vi-sionesantagónicasde la identidadétnica,los fallerosno se inhiben en tantoque talesprocurandomantenera las Fallas«porencima»o «al margen»delas divisionespolíticas.Por el contrario,adoptanuna posturamilitante co-mo puedeverseen el articulo 1 dcl Reglamentoaprobadoen el VI Congre-so Generalde 1980:

«Reconocenlas Fallascomoúnicabanderadel Reino de Valenciaa la tradicionalSenyeradel Reino de Valencia que lleva el azul junto al astay las cuatrobarrasrojassobrefondode oro; y comohimno, el Himno Regional Valencianocompues-to por JoséSerranoy Maximiliano Thous.Las Fallasdeclaranpreferenteparael ámbito fallero la lenguavalencianay eneídesarrollode sus actividadespondrán especialinterés en el uso y defensadenuesraindiscutible y diferenciadapersonalidad».

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Con anterioridad,en 1978, ya se había reformadoel estandartede laJunta Central Fallera, añadiéndoleuna amplia franja azul. Esta toma deposiciónen torno a los símbolosde identidad y la constituciónde las comi-sionesfallerasen algo asícomo «los guardianesdel templo»de«la indiscuti-ble y diferenciadapersonalidad»valencianaculminará cuandoen el VIICongresoFallero (1988-1990)seapruebela enmiendade que el valencianodebeser escrito según las normasortográficasde la Academiade CulturaValenciana,claramenteopuestasa las Normasde Castellóny de la Univer-sidad. Esdecir, un valencianoanárquico.queentreotros muchoselementosde distanciarnientocon la lenguacatalana,en su última versión,se escribesin acentos.

El síndromede diferenciaciónmarginal que se expresaen todos estosepisodiosmanifiestauna virulenta ansiedad,el desasosiegode identidadesprecariasque se imaginan investidasde intangible y perennesacralidadypugnanpor conciliar el desajusteentresusaspiracionesy la realidad.

V. LA INSTRUMENTALIZACION POLITICA

Hastaaquí hemosdescritoel procesopor el cual un rito concreto—laprácticafallera— medianteun procesode transignificaciónseconvierteenuna liturgia civil del valencianismotemperamental.Esteproceso,utilizandoestrategiasde separacióny tabuización,confierepodernumínicoa las Fallasy las convierteen inviolables, expresiónacabadae intocablede la esenciavalenciana.

En nuestradescripción hemosmantenidoal margen,en gran medida,todo lo relacionadocon el podery la dominación.Con ello queríamossub-rayar que este procesode sacralizaciónde una prácticacivil no dependedirectamentedel poder político, pero sería una mistificación inaceptableconsiderarque entreliturgia civil y política no existenprofundasconexio-nes. Un análisis cabal de la religión civil debeplantearsetambién,comoacertadamenteha subrayado5. Giner, las preguntasde «a quién sirve,quién la obedece,quién la manipula,quién vive en ella pacíficamenteinsta-lado y qué componentesvan entrandoy saliendode ella a travésdel tiem-po» (1990:33).

El valencianismotemperamental,como contenidode la liturgia fallera,no fue neutro y asépticoen su relación con la política.Muy al contrario:elpluralismo,que todavíasedetectacon innegablenitidez durantela SegundaRepública,fue suprimido drásticamentepor las fuerzas triunfantesde laguerra civil; la autonomíadel Comité Central Fallero fue barrida con lacreaciónde la Junta Central Fallera dependientedel Ayuntamiento y lafiesta fue sometidaa un control férreo en susdiversasmanifestaciones.Porotra parte.cuandoya en los añossetentase insinuabaclaramentela evolu-ción hacia una sociedaddemocráticay en las Fallasaparecíantendenciasinnovadoras,el alcalde Ramón Izquierdo (actualmenteex-presidentede

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Unión Valenciana) y su delegadoen la Junta Central Fallera lanzaron unduro ataquecontraestasorientaciones,como bien testifica el desenlacedelConcursode Teatrode la Falla Bany deis Pavesos-Corretgeria.el casoAjo-blanco y otras situacionesconflictivas.

En la descripciónde los incidentesanterioreshemosmostradocómo laacción de las instituciones—Junta Central Fallera, prensa.Ayuntamiento.directivasde algunascomisiones—jugaron un papeldeterminantea la horademovilizar al mundofallero.Todaunacorrientedela derechavalencíanis-ta se insertó eficazmenteen el mundo de las Fallas —al tiempo que laizquierdanacionalistadenostabalas manifestacionesdel valencianismotem-peramental—y operó una instrumentalizaciónpartidista de dicho senti-miento. Por tanto, la tradicionalambigíledadpolítica de estafiesta, en granmedida,se esfumaba.

El indicador más significativo de todo ello se encuentraen lo sucedidoen la cremáde 1982. En aquelmomentoestabadiscutiéndoseen el Congre-sode los Diputadosel Estatutode Autonomía.En el artículoprimero,quetrataba de la denominacióndel ámbito territorial, no fue contempladalapropuestade la derecharegionalista(«Reinode Valencia»)que los falleroshabíanhechooficialmentesuya.Ante estehecho,la comisiónde las callesReinode Valencia-Duquede Calabriapropusoorganizaralgún tipo de pro-testa.Hubo variasreunionesa las queasistierongrannúmerode fallerosenrepresentaciónde un centenarde comisionesy finalmente se acordóque-mar las fallas a las tresde la madrugadaen señalde disconformidad.Entrequienestomaronpartey voz activa en aquellamovilización se encontrabaVicente GonzálezLizondo,quien seriapocodespuésel líder másdestacadodel partido Unión Valencianay tras las eleccionesmunicipalesde 1991presidentede la Junta CentralFallera.

CUADRO 23: Visión de lasFallaspor partedelos ha-bitantesde la ciudadde Valencia

Las fallas son Porcentaje

Genuinarepresentaciónde la valencianía 49Fomentodelespíritu de barrio 18Ocasiónparadivertirse 16Algo queme deja indiferente 5tina molestia 6tina distorsiónde la identidadvalenciana 6

TOTAL 100

Fuente: Pérezde Guzmán,t990:452.

Resultadifícil evaluarcuántascomisionesparticiparonen la protestaycuál fue el gradode adhesióny unanimidadquela medidaencontróen cada

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una de las asociaciones.Pero acercade las fidelidadesde los falleros algu-nos hechosparecenevidentes:a) las Fallas son consideradaspor ampliossectoresde la poblaciónde la ciudad de Valencia como simbolizacióndelauténticoespírituvalenciano;asílo corroboran,ademásde los datosaporta-dos en estainvestigación,los resultadosde una encuestarealizadaduranteel mesde julio de 1990 (véasecuadroadjunto);b) el valencianismotempe-ramentalimpregnaampliamentea la militancia fallera; e) destacadoslíderesdel regionalismoparticiparon en la movilización política de los falleros einstrumentalizarondicho valencianismotemperamental;d) ahora bien, detodoello no sededucequepodamosidentificarvalencianismotemperamen~tal con derecha regionalista.De hecho, hubo muchascomisionesque en1982 no aceptaronestadominaciónpolítica y quemaronsu falla a la horatradicionalo cuandollegaronlos bomberosal lugar del emplazamientodelmonumento.Todoello nospermiteconcluir que el valencianismotempera-mentaleraunamodalidadde la identidadétnicaque seencontrabapolítica-mentedisponible; pero que en un contextohistórico determinado(transi-cion democrática)sólo la derechatuvo una estrategiade penetracióneinsercionen el mismo.

La religión civil es tambiénpoder, pero, no menos,comportaun núcleoirreductible y trascendente.Creaorden,pero tambiéncomunidad.Cuandolas Fallas accedierona la categoríade fiesta mayor, el poder instituidoprocuro investirsedel auranuminosaquedesprendían.Desdeentonces,nohan cesado los intentosde apropiaciónpartidista. Sin embargo,aún hayalgo en ellasqueha logradopermanecerrefractarioa la instrumentalizacióny, trascendiendolos poderesconcretos,buscaprecariamentela instauraciónde lazos y vínculosprimordialesen los que aliente el espíritude la commu-filas. En ese reductode ambiguedadecha raícessu capacidadde super-vivencia en distintascoyunturaspolíticasy de esenúcleoprofundoextraensucapacidadparapenetrarencapasextensasde un tejidosocialestructural-menteheterogéneo.

Las fiestas,que tambiénson biodegradables,perduranen la medidaenque puedenexpresarlos valoresde un tiempo y de un grupo humano: nosólo sobreviven,sino que viven esplendorosamentemientrassu lenguajesimbólicosirve para comunicar,deciry conjurarmiedos,esperanzas,deseosy misteriosde unasociedad.Su alimentoúltimo no es el poder(tampocolarevolución), sino aquellasrealidadesexistencialesqueno puedenenunciar-se medianteel lenguajedescriptivoy querequierende la metáforaritual yde la transgresiónde la cotidianidad para expresarse.Sin que podamosdec¡rporcuantotiempo(y sin.gcneralizar-abusLvarnente).las.Fallas-,-hey-porhoy, cumplen esafunción en la sociedadvalenciana.

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