La fe que nace de la desesperación

Mateo 8:5-13; 15:21-28; Marcos 9:14-29

INTRODUCCIÓN

Tema de la unidad:Perfiles de fe en Cristo

Verdad central:Cristo responde al queclama con desespera–ción.

Objetivo:Redefinir la desespera–ción como un agente ca–talizador para la fe y elcrecimiento.

Contexto:Tres historias sobre indi–viduos que en su deses–peración buscaron laayuda de Cristo.

Texto áureo:Jesús le dijo: Si puedescreer, al que cree todo lees posible” (Marcos9:23).

Bosquejo de lalección:

I. Reconozca la autori–dad de Cristo(Mateo 8:5-13)II. Admita sus dudas(Marcos 9:14-29)III. Persista en buscarlo(Mateo 15:21-28)

¡Auxilio! Esta palabra puede jugar un papel impor–tantísimo cuando estamos en necesidad. Claro está,siempre hay dos extremos. Algunas personas se lapasan pidiendo ayuda sin que haya una necesidad. Lasolución está a su alcance, pero prefieren que otroresuelva el asunto. Entonces, están los que quierenser tan independientes que nunca piden ayuda aunquela necesiten desesperadamente.

Tarde o temprano caemos en una crisis. De uno uotro lado llegan las enfermedades, el rompimiento derelaciones, la pérdida del trabajo, muertes y accidentes.Como creyentes, ¿dejaremos que la desesperación nosdomine o creceremos en la fe? A veces es más fácilcomerse las uñas que confiar en el Señor.

Esta lección tiene un objetivo que rara vez enfati–zamos. Casi nunca decimos que la desesperación esuna oportunidad para el desarrollo de la fe. Pero detén–gase por un momento y piense. Cuando las cosas son“buenas” tenemos un concepto diferente de la fe. Cuan–do no hay pruebas ni presiones tenemos una perspec–tiva bien diferente de la vida en Cristo. Sin embargo,nuestra fe es fortalecida cuando es puesta a prueba.Todo empieza con una decisión. ¿Creeré que Cristo,a través del Espíritu Santo, intervendrá a mi favor?¿Estaré dispuesto a seguir el camino que escoja paramí?

A veces Dios interviene con una liberación dramá–tica. Hay tiempos en los que nos sustenta para quesoportemos. Quisiéramos que usara otro método me–nos el último mencionado, porque significa que el pro–

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blema persistirá por algún tiempo. Experimentaremos in–comodidad y molestia, pero Dios puede glorificarse. Elproblema es si dejaremos que lo haga.

La fe que surge del crisol de la desesperación no esdistinta de la que desarrollamos bajo circunstancias máspositivas. La fe no cambia. Hay quien se ve en apuros ypiensa que tiene fe, cuando en realidad lo que desea eszafarse. La fe genuina cree que para Dios no hay nadaimposible aunque las cosas no cambien. La prueba puededesarrollar nuestra fe. La fe nos ayudará a lidiar contralas dudas y los temores que asalten nuestra mente.

I. RECONOZCA LA AUTORIDAD DE CRISTO(Mateo 8:5-13)A. La crisis (vv. 5- 6)

5. Al entrar Jesús en Capernaum, se le acercó uncenturión, que le rogaba

6. diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa,paralítico, gravemente atormentado.

Mateo capítulo 8 registra varios actos sobrenaturales,inclusive sanidades, liberaciones de demonios y la calmade una tormenta furiosa en el mar de Galilea. Esta porciónde nuestra lección trata sobre la sanidad de un individuoanónimo como resultado de la fe de un centurión romano.En el proceso nosotros vemos una demostración de fe enla autoridad de Cristo.

Capernaum quedaba a la orilla del mar de Galilea y teníauna industria de pesca bien lucrativa, además de estarcerca de una ruta comercial. Con razón Jesús decidió es–tablecer su base de operaciones en esta ciudad. Desde allípodía alcanzar un gran número de personas de distintostrasfondos y ocupaciones. Allí también estaba una oficinade recaudaciones y la silla del representante del emperadorromano.

A su regreso a la ciudad, Jesús recibe una petición departe de un centurión romano (comandante de cien solda–dos). Su presencia en Capernaum implica que era la esta–ción de una guarnición romana. Lucas (Cap. 7) también

narra ese encuentro pero con más detalles que Mateo. Ma–teo dice que un centurión vino a Jesús, mientras que Lucasdice que el centurión “envió unos ancianos de los judíos,rogándole que viniera y sanara a su siervo” (7:3). Por logeneral, uno enviaba a otra persona para borrar cualquierconflicto aparente, sobre todo si tomamos en cuenta queel centurión era un gentil.

Llama la atención el hecho de que el centurión estuviesetan preocupado por su criado. En aquella época los criadoseran dispensables: pierdes uno, te buscas otro. Esta preocu–pación por su sufrimiento nos sugiere dos cosas. En primerlugar, el criado aparentemente gozaba de una relación espe–cial con su amo. Quizá el centurión se sentía endeudado.También pudiera tratarse de una descripción del carácterde este soldado. Era una persona sensible al sufrimiento delos demás. El centurión había escuchado acerca del minis–terio de Jesús y de su don para sanar. Por eso le pide quevenga a ayudarlo (Lucas 7:2-3).

B. La respuesta (vv. 7-9)7. Jesús le dijo: Yo iré y lo sanaré.8. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno

de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra ymi criado sanará,

9. pues también yo soy hombre bajo autoridad y ten–go soldados bajo mis órdenes, y digo a este: “Ve”, yva; y al otro: “Ven”, y viene; y a mi siervo: “Haz esto”,y lo hace.

Una vez más vemos el corazón compasivo de Jesús. Élno hace acepción de personas. Jesús no duda en salir haciala casa del centurión para sanar al criado. El centurión hademostrado que cree que Jesús tiene el poder para sanar ala distancia.

Este hombre empieza por reconocer que es indigno. Dealguna manera entiende que su espiritualidad no basta paraque Jesús entre en su casa. El centurión está reconociendosu condición de pecado frente a la justicia de Cristo. Poreso ruega que Jesús diga la palabra y el criado sanará.¡Qué fe tan tremenda!

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El centurión habla de la autoridad desde una perspectivamilitar. Aunque él estaba bajo la autoridad de sus oficiales,también estaba por encima de sus hombres. Sus hombresno cuestionan sus órdenes ni las toman como meras suge–rencias. Por supuesto que no. De inmediato las cumplenporque reconocen su autoridad y posición. Así es comoel centurión ve la autoridad y posición de Jesús. Este hom–bre cree que Jesús puede sanar con su palabra.

C. La fe (vv. 10-13)10. Al oírlo Jesús, se maravilló y dijo a los que lo

seguían: De cierto os digo que ni aun en Israel hehallado tanta fe.

11. Os digo que vendrán muchos del oriente y deloccidente, y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacoben el reino de los cielos;

12. pero los hijos del reino serán echados a las tinie–blas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.

13. Entonces Jesús dijo al centurión: Vete, y comocreíste te sea hecho. Y su criado quedó sano en aquellamisma hora.

Jesús queda sorprendido por la respuesta del centurión.He aquí un soldado romano cuya fe y entendimiento de laautoridad de Jesús excede la de quienes debieron haberlareconocido. Nótese que Jesús no se queda callado. Antesbien lo dice a todos los presentes.

Jesús hace una observación importante en los versículos11 y 12, sobre la cosecha de almas que aceptarán la verdady serán hechos hijos e hijas de Dios. “El oriente y occi–dente” es una alusión a las zonas más remotas de la tierraen donde la gente creerá y recibirá la vida eterna. En elfuturo ellos participarán y disfrutarán el reino de los cielos.Los pueblos de la tierra pasarán a ser los descendientes yherederos del pacto por medio del Espíritu Santo.

Luego, Jesús hace un contraste entre el pueblo escogidopor Dios y los que aceptan el evangelio. La residencia delRey está adornada con la luz de la vida. Pero muchos delos judíos no tendrán parte en reino de Dios, sino que

serán echados a las tinieblas de afuera, porque no pusieronsu fe en Jesús como el Mesías ni tampoco reconocieronsu autoridad como el Hijo de Dios.

Después de haber recorrido un trecho del camino, Jesúsle dice al centurión: “Vete, y como creíste te sea hecho”(v. 13). En esa misma hora fue sanado el criado.

II. ADMITA SUS DUDAS (Marcos 9:14-29)A. Las preguntas (vv. 14-16)

14. Cuando llegó a donde estaban los discípulos, viouna gran multitud alrededor de ellos, y escribas quediscutían con ellos.

15. En seguida toda la gente, viéndolo, se asombró;y corriendo a él, lo saludaron.

16. Él les preguntó: ¿Qué discutís con ellos?Casi siempre preguntamos por lo que no sabemos. Sin

embargo, a veces las preguntas reflejan nuestra duda. Todoshemos dudado en algún momento. La duda surge cuandopensamos o analizamos demasiado un asunto. También esuna herramienta de Satanás para llevarnos sutilmente a latentación y de ahí al pecado. Tome el ejemplo del encuentroentre Eva y la serpiente en el huerto del Edén (Génesis 3).

En esta porción de nuestra lección, Jesús y sus discípulosmás cercanos (Pedro, Jacobo y Juan) estuvieron en lamontaña. Los discípulos vieron la transfiguración de Jesúsy su gloria (Marcos 9:2-9). Pero a su regreso se toparoncon una situación. Un grupo grande de gente y de escribashabía rodeado al resto de los discípulos. Desconocemosde dónde salieron los escribas. Muchos de ellos pertenecíana una escuela en las inmediaciones de Galilea (Lucas 5:17).Casi todos eran fariseos y enemigos acérrimos de Jesús.

Tan pronto la multitud vio a Jesús, corrieron a su en–cuentro. Parece que no estaban esperándolo. Jesús saludaa la gente y torna su atención hacia los escribas: “¿Quédiscutís con ellos?”.

B. La crisis (vv. 17-22)17. Respondiendo uno de la multitud, dijo: Maes–

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tro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo,18. el cual, dondequiera que lo toma, lo sacude; echa

espumarajos, cruje los dientes y se va secando. Dije atus discípulos que lo echaran fuera, pero no pudieron.

19. Respondiendo él, les dijo: ¡Generación incrédula!¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuán–do os he de soportar? Traédmelo.

20. Se lo trajeron, y cuando el espíritu vio a Jesús,sacudió con violencia al muchacho, que cayó al suelorevolcándose y echando espumarajos.

21. Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo haceque le sucede esto? Él dijo: Desde niño.

22. Y muchas veces lo arroja al fuego o al agua, pa–ra matarlo; pero si puedes hacer algo, ten misericor–dia de nosotros y ayúdanos.

En este punto debemos leer el relato de Mateo, porquees más detallado que el de Marcos (17:14-21). Un padrese arrodilla ante Jesús y ruega misericordia para su hijo.La situación del muchacho está fuera de control (Marcos9:21). Un espíritu inmundo ha tomado posesión del joven,dejándolo mudo y provocándole daños físicos. El espíritu“lo toma, lo sacude; echa espumarajos, cruje los dientes yse va secando” (v. 18).

¡Imagínese la agonía de ese padre frente al tormento desu hijo! Por eso acudió a los discípulos de Jesús. Sabemosque en Mateo 10:5-10 los Doce fueron enviados con elpoder para realizar milagros maravillosos. Sin embargo,el padre quedó sumamente defraudado. Los discípulos nopudieron expulsar el espíritu.

Jesús reprende a la gente por su falta de fe. ¿Pero aquiénes estaba refiriéndose? ¿Los escribas? ¿La muche–dumbre? ¿Sus discípulos? ¿Israel? Luego pide que le traiganal muchacho.

Tan pronto el muchacho llega los pies de Jesús, el de–monio comenzó a manifestarse. Era de esperarse. Losespíritus inmundos no resisten la presencia del Hijo deDios. Antes de tomar acción, Jesús pregunta cuánto tiempohacía que el muchacho estaba siendo afligido. ¿Por qué?

¿Acaso hace alguna diferencia? Quizá no. Pero esa infor–mación nos ayuda a comprender la magnitud del dolor deese padre. ¿Puede imaginarse la angustia de ver a su hijoen el agua o fuego, siempre en peligro de muerte? Su vidanecesitaba un toque urgente del Maestro.

C. La liberación (vv. 23-29)(Marcos 9:25-29 ha sido omitido del pasaje impreso)23. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le

es posible.24. Inmediatamente el padre del muchacho clamó y

dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.Una vez más, Jesús antepone la fe a la acción. Él tiene

que preguntarle al padre si cree que su hijo puede ser liber–tado. Cierto es que Jesús pudo haberlo libertado sin hacerpreguntas. Pero por alguna razón quiso que el padre fueseparte del milagro.

El padre exclama que cree. Sin embargo, necesita ayudapara superar su incredulidad. ¡Muchos de nosotros pode–mos identificarnos con él! Sí, queremos creer. Empero,hay que apagar los residuos de duda que impiden que ejerza–mos nuestra fe.

La gente corrió a ver lo que sucedería. Jesús le ordena alespíritu que salga y que nunca regrese a atormentar al mu–chacho. Nótese que este espíritu dejaba sordo y mudo almuchacho (v. 25). El espíritu salió del cuerpo con unasreacciones violentas. El joven quedó libre, pero su cuerpoestaba tan maltrecho que quedó como muerto. Jesús lotoma de la mano y lo endereza.

Esta demostración de liberación crea un problema paralos discípulos. Ellos no pudieron ministrarle al joven. Demodo que buscan una respuesta de su Maestro. Jesús nocomplica el asunto. Más bien, declara que la intercesiónhace la diferencia. Esto nos habla sobre la importancia demantener una relación con el Padre para que tengamosautoridad en el ministerio. También nos recuerda que tene–mos un enemigo allá fuera. La batalla está fuera de las ha–bilidades humanas. Hay que pelear en el Espíritu.

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III. PERSISTA EN BUSCARLO (Mateo 15:21-28)A. La crisis (vv. 22-23)

22. Entonces una mujer cananea que había salidode aquella región comenzó a gritar y a decirle: ¡Señor,Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gra–vemente atormentada por un demonio.

23. Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces,acercándose sus discípulos, le rogaron diciendo: Des–pídela, pues viene gritando detrás de nosotros.

Esta parte de la lección trata sobre una persona en cri-sis. Lo único que sabemos es que era del área de Tiro ySidón, al este del mar Mediterráneo. Por lo tanto, no setrata de una mujer cananea sino del área conocida comoFenicia. Los sirofenicios adoraban a Baal y Astoret.

Marcos nos dice que la fama de Jesús se había extendidopor toda el área (7:24-25). Esta mujer vino en busca deayuda. Nótese la manera en que clama. Ella suplica mise-ricordia. Nada la hace merecedora de la atención del Maes–tro. Sin embargo, reconoce que Jesús es el Hijo de David,que es un título mesiánico. Su hija era gravemente ator–mentada por un demonio.

Jesús ignora sus súplicas. No hace ni dice nada. Enton–ces, ella se vuelve tras los discípulos. Éstos le imploran aJesús que la eche. Sus gritos eran sumamente molestosos.

B. La persistencia (vv. 24-27)24. Él, respondiendo, dijo: No soy enviado sino a

las ovejas perdidas de la casa de Israel.25. Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo:

¡Señor, socórreme!26. Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el

pan de los hijos y echarlo a los perros.27. Ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perros comen

de las migajas que caen de la mesa de sus amos.Jesús aclara que Israel es la prioridad de su misión. Él

vino a salvar a los descendientes de Abraham y Sara. Elmensaje del reino y los milagros eran para el beneficio deIsrael.

La mujer desesperada cae de rodillas ante Jesús, pero loúnico que recibe son palabras cargadas de prejuicio. Losjudíos veían a los gentiles como si fueran perros, gentesalvaje que no merece consideración. Jesús trata de aplacarel impacto de las palabras con el diminutivo. Pero ni siquieraeso desanimó a la mujer. Ella sabe que los perros no recibenlo mejor de la mesa sino las migajas. Basta que Jesús tirealgunas migajas para que su hija sea sana.

C. El milagro (v. 28)28. Entonces, respondiendo Jesús, dijo: ¡Mujer,

grande es tu fe! Hágase contigo como quieres. Y suhija fue sanada desde aquella hora.

La fe de esta mujer es inconmovible. Jesús la alaba porello y le concede el milagro. Su insistencia rindió fruto.Aún así, es increíble que su fe haya sobrepasado la delpueblo escogido por Dios. Al parecer, la hija estaba a ladistancia. Al igual que el centurión, esta mujer creyó que lapalabra de Jesús era más poderosa que las circunstancias.

CONCLUSIÓNCada uno de los tres individuos mencionados en esta

lección estaba en una crisis. Las alternativas escaseaban.Pero cuando depositaron su fe en Jesús, obtuvieron el mila–gro.

EL DESAFÍO DEL TEXTO ÁUREO“JESÚS LE DIJO: SI PUEDES CREER, AL QUE CREE

TODO LE ES POSIBLE” (Marcos 9:23).Suena fácil, ¿no cree? Todo es posible; nada es imposible.

El único requisito es creer. Entonces, ¿cuál es el problema?Tal vez hemos pasado por alto algo.

El secreto está en recordar quién lo dijo. Estas palabrasno son un consuelo hueco ni una palmada en la espalda.Aquí tenemos una declaración poderosa para vencer la cri–sis. Nada resiste el poder de Cristo. Hay que ver en dóndehemos puesto la fe. Tomemos la decisión de creer que pa–ra Dios no hay nada imposible.

Meditacionesdiarias:

L. Circunstanciasdesesperadas(1 Samuel 21:10 al22:2).M. Desesperadopor ayuda(Salmo 142:1-7).M. Una fe intrépida(Daniel 3:16-18).J. La fe supera losobstáculos(Marcos 5:25-34).V. La fe estalla enalabanza(Lucas 17:11-19).S. La fe da valor(Hechos 27:14-25).

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