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La experiencia de la Concertación en Chile The experience ofthe Concertación in Chile HERNÁN LARRAÍN F. Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Chile y senador Recibido: 14/02/08 Aprobado: 25/02/08 La Concertación de Partidos por la Democracia, una coalición de partidos de centro e izquierda, gobierna Chile desde el 11 de marzo de 1990, ganando cuatro elecciones presidenciales consecutivas, hecho que no tiene ningún precedente en la historia de la política chilena contemporánea. Esta alianza que nace fruto de una unión de partidos por la democracia y contra el régimen militar de Pinochet, tiene en Michelle Bache- let a su cuarto Presidente. Pese a los logros de la Concertación en materia política y eco- nómica, y a los objetivos alcanzados en materia social, bajo la búsqueda del paradig- ma de un "crecimiento con equidad", los dieciocho años de gobierno consecutivo le han pasado factura. Las condiciones que permitieron el auge y estabilidad de la Con- certación han desaparecido. Ésta carece hoy en día de la unidad y disciplina que mos- tró durante los primeros años de la democracia. A la vez que se le ha ido vinculado con significativos actos de corrupción no ha podido demostrar su idoneidad en la admi- nistración de políticas públicas de primer orden, tanto en la economía como en las po- líticas sectoriales, como es el caso del cuestionado proyecto vial Transantiago. Este des- gaste hace suponer que un proyecto político alternativo es viable de cara a las próximas elecciones presidenciales del 2009. Palabras clave: Concertación de partidos por la democracia. Transición política. Modelo económico. Oposición. Alternativa política. ABSTRACT The Concert of Parties for Democracy, a coalition of political parties from centre and left wings, governs Chile since the 1 Ith of March of 1990, wining four consecu- tives presidential elections, event that has no preceden! m the history ofthe Chilean pol- itics. This alliance was born as a result ofthe unión of political parties for Democracy against the military régimen of Pinochet, and it has a Michelle Bachelet as its fourth pres- ident. However, the achievements of the Concertación in economics and political is- sues, and the objectives reached in social matters under the search for a paradigm of "de- velopment with equiry", the eighteen years of this consecutive government has taken its toll. The conditions that allowed the peak and the stability for the political pact are gone. This pact lacks today from unity and discipline that showed during the first years of Democracy. At the same time it has been involved with significant acts of corrup- tions which could have not demonstrated its suitability in the administration of pub- lic policies of first order as much as in economic and sectorial policies, like the ques- tionable road project Transantiago. This weakening presumes that an alternative political project is viable with a view to next presidential elections of 2009. Key words: Concert of parties for democracy. Political transition. Economic mod- el. Opposition. Political alternative. QUORUM 2O HERNÁN LARRAÍN F. I 61

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La experiencia de la Concertación en Chile

The experience ofthe Concertación in Chile

H E R N Á N L A R R A Í N F.

Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Chile y senador

Recibido: 14/02/08 Aprobado: 25/02/08

La Concertación de Partidos por la Democracia, una coalición de partidos de centroe izquierda, gobierna Chile desde el 11 de marzo de 1990, ganando cuatro eleccionespresidenciales consecutivas, hecho que no tiene ningún precedente en la historia de lapolítica chilena contemporánea. Esta alianza que nace fruto de una unión de partidospor la democracia y contra el régimen militar de Pinochet, tiene en Michelle Bache-let a su cuarto Presidente. Pese a los logros de la Concertación en materia política y eco-nómica, y a los objetivos alcanzados en materia social, bajo la búsqueda del paradig-ma de un "crecimiento con equidad", los dieciocho años de gobierno consecutivo lehan pasado factura. Las condiciones que permitieron el auge y estabilidad de la Con-certación han desaparecido. Ésta carece hoy en día de la unidad y disciplina que mos-tró durante los primeros años de la democracia. A la vez que se le ha ido vinculado consignificativos actos de corrupción no ha podido demostrar su idoneidad en la admi-nistración de políticas públicas de primer orden, tanto en la economía como en las po-líticas sectoriales, como es el caso del cuestionado proyecto vial Transantiago. Este des-gaste hace suponer que un proyecto político alternativo es viable de cara a las próximaselecciones presidenciales del 2009.

Palabras clave: Concertación de partidos por la democracia. Transición política.Modelo económico. Oposición. Alternativa política.

ABSTRACT

The Concert of Parties for Democracy, a coalition of political parties from centreand left wings, governs Chile since the 1 Ith of March of 1990, wining four consecu-tives presidential elections, event that has no preceden! m the history ofthe Chilean pol-itics. This alliance was born as a result ofthe unión of political parties for Democracyagainst the military régimen of Pinochet, and it has a Michelle Bachelet as its fourth pres-ident. However, the achievements of the Concertación in economics and political is-sues, and the objectives reached in social matters under the search for a paradigm of "de-velopment with equiry", the eighteen years of this consecutive government has takenits toll. The conditions that allowed the peak and the stability for the political pact aregone. This pact lacks today from unity and discipline that showed during the first yearsof Democracy. At the same time it has been involved with significant acts of corrup-tions which could have not demonstrated its suitability in the administration of pub-lic policies of first order as much as in economic and sectorial policies, like the ques-tionable road project Transantiago. This weakening presumes that an alternative politicalproject is viable with a view to next presidential elections of 2009.

Key words: Concert of parties for democracy. Political transition. Economic mod-el. Opposition. Political alternative.

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I. LA CONFORMACIÓN DE LA COALICIÓN

Durante el Gobierno Militar, los opositores alrégimen buscaron organizar frentes de accióncomún desde el primer día. No les fue fácil ha-cerlo por las circunstancias del momento y,recién en los ochenta, empezaron a confor-marse agrupaciones que demostraban avan-ces concretos. Sin embargo, sólo cuando elgrueso de las fuerzas políticas contrarias al ré-gimen decidió entrar en las reglas del juego fi-jadas por el régimen del General Pinochet,intentando derrotarlo en ellas para luego pro-curar cambiarlas por otras más acorde con suideario democrático, se logró consolidar unaorganización política cohesionada, amplia yeficaz, donde se encontraron los sectores de iz-quierda y de centro, en el cual incluso parti-ciparon algunas figuras de la derecha que nocolaboraron con el Gobierno Militar.

Así nació la Concertación de Partidos porla Democracia, cuyo estreno político tuvo lu-gar en 1988, en el plebiscito convocado deacuerdo a la Constitución de 1980 para con-firmar —o no— al General Pinochet comoPresidente de la República, por otros 8 añosmás. La fuerte derrota de Pinochet en eseacto abrió el espacio para la transición de-mocrática que hemos conocido y que ha sidoconducida desde el 11 de marzo de 1990 porGobiernos de la Concertación, en un ejerci-cio político que le ha valido ganar todas laselecciones presidenciales hasta la fecha, al-canzando una duración en el poder que, parauna coalición, no tiene antecedentes en lapolítica chilena contemporánea.

Que la Concertación haya ganado las pri-meras elecciones resulta explicable. El clima

de molestia hacia el Gobierno Militar origi-nado en muchas razones, desde la larga du-ración del régimen, la ausencia de democra-cia y el creciente conocimiento en esos díasde las violaciones a los derechos humanos,hacían predecibles el éxito inicial de la nue-va fuerza. También la forma cómo se organi-zaron y el espíritu con el que entraron a estacontienda resultaron ser factores que fueronganando la confianza del electorado. Cabetener presente que, luego de 17 años de ré-gimen militar, la incertidumbre de lo queocurriría en un Gobierno de distinto sello,aún de uno democrático, levantaba explica-bles interrogantes e incertidumbres, las quepor lo demás fueron explotadas debidamen-te por los partidarios de la continuidad.

Las razones de porqué llegó al poder la Con-certación resultan, pues, explicables.

Menos evidente es lo que les ha permitidopermanecer gobernando tantos años. Exis-ten, sin embargo, diversos motivos, que que-remos analizar a continuación, que ayudana comprender este hecho. Pienso que ellospermitirán entender mejor este fenómenopolítico y aprender lecciones del mismo.

II. LAS CLAVES DEL ÉXITO

1. Unidad y disciplina

La Concertación surgió en un momento deconfusión política. Después de muchos añossin ejercicio democrático, con partidos disgre-gados y sin antecedentes acerca de su real di-mensión electoral, había que iniciar un pro-ceso de reconstrucción del panorama políticoque fuese amplio e inclusivo. Así lo enten-

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dieron los dirigentes de este conglomeradoque pudieron conformar un verdadero «arcoiris» de partidos, cuya dimensión y enverga-dura se fue «afiatando» de acuerdo al respal-do ciudadano que fueron obteniendo.

La importancia del proceso y el compro-miso con el éxito hicieron que, no obstantela cantidad de partidos y movimientos quese integraron, las diferencias ideológicas o lashistorias de confrontación previa entre va-rios de ellos, se impusiera la unidad y la so-lidaridad con la causa común. Los distintosGobiernos de la Concertación, especialmen-te los primeros, donde se cuajó la impronta,se vieron beneficiados de la disciplina parti-dista que estuvo al servicio del grupo antes quedel interés partidista.

Un incentivo para esta unidad lo consti-tuyó el cuestionado sistema electoral querige las elecciones parlamentarias desde 1989.Este ha sido construido para favorecer laconformación de dos grandes bloques en elpaís, castigando a los grupos pequeños cuan-do no entran en las coaliciones. Las venta-jas de estabilidad y orden que produce nosólo han sido beneficiosas para Chile sino,y muy especialmente, para la Concertaciónya que de haberse mantenido un sistemaproporcional en cualquiera de sus formas,difícilmente se habría mantenido cohesiona-do este sector a lo largo del tiempo. El bino-minalismo produce fuerzas centrípetas, san-cionando a quienes se alejan del eje. Porcierto, esta consideración no es aceptada alinterior de la Concertación que repudia elsistema, pero se trata de un factor coadyu-vante que, así no lo reconozcan, debe serconsiderado.

2. Objetivos Nacionales

Los países se mueven por liderazgos perso-nales fuertes o por la búsqueda entusiasta ycompartida de objetivos comunes que se con-vierten, en un momento determinado, en lagran fuerza que moviliza las voluntades ciu-dadanas.

Desde 1990, los Gobiernos de la Concer-tación lograron encarnar ideales y aspiracio-nes muy sentidas por los chilenos en estosaños, particularmente en la década de los no-venta. El propio Gobierno Militar, en sus ini-cios, había logrado también dar cuenta desentimientos extendidos de necesidad de or-den, de recuperación institucional y de «sal-vataje» económico ante el caos y la anarquíareinante en los años que precedieron al gol-pe de estado. Por eso tuvo momentos de ad-hesión popular relevantes. Sin embargo, laprolongación de un régimen autoritario, congraves violaciones a los derechos humanos,no sólo hizo que se perdiera esa adhesión sinoque fuese el caldo de cultivo para que nuevosobjetivos nacionales surgieran, básicamente delograr el desarrollo en un marco democráti-co y de paz ciudadana. La Concertación lo-gró unir a buena parte del país detrás de lasbanderas de la democracia, del orden institu-cional y del crecimiento con equidad.

Es necesario destacar que no fue un pro-yecto político y menos una visión doctrina-ria o ideológica compartida lo que le dio launidad a esta coalición, sino el haber sabidointerpretar la necesidad colectiva del momen-to en forma organizada. Y concentrando sutrabajo político en la oposición a Pinochet ya la dictadura, tuvieron el combustible de pa-

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sión suficiente para superar viejas divisionesentre sus integrantes, quedando ligados porese enemigo común y orientados hacia el fu-turo por estos objetivos nacionales que he-mos señalado.

Unidad política con un relato épico que seinternaliza en la población, configuran facto-res de una potencia política inigualable.

3. La Transición Militar

El retorno a la democracia tenía muchas in-terrogantes, pero especialmente una: ¿qué ibaa pasar con las Fuerzas Armadas? ¿Iban a vol-ver tranquilamente a los cuarteles? Más toda-vía. El diseño constitucional había instaladoal general Pinochet como comandante en jefedel Ejército por 8 años, lo que agregaba unafuerte dosis de inquietud al momento. ¿Iba areconocer superioridad jerárquica a los nue-vos mandatarios y actuaría dentro de la ins-titucionalidad?

Pues bien, si algo se debe reconocer a loocurrido en Chile en estos últimos años hasido la forma cómo la Concertación, los pro-pios militares y, en general, todo el espectropolítico tuvo para facilitar la reinstalaciónmilitar, dentro del espacio específico que le co-rresponde a estas instituciones.

Desde el primer Gobierno concertacionis-ta, presidido por Patricio Aylwin, al que lecupo la principal responsabilidad, se advir-tió la voluntad de favorecer el reencuentrode las Fuerzas Armadas con sus deberes pu-ramente institucionales, sin rencores ni me-noscabo. Incluso con el general Pinochet, eltrato fue el que le correspondía a un coman-

dante en jefe del Ejército, algo que tambiénfue correspondido por él en sus actuaciones,las que se circunscribieron a lo que era pro-pio de su competencia. Salvo dos situacionesque tuvieron que ver con problemas puntua-les (uno vinculado a una acusación a uno desus hijos) en los primeros años, no ha existi-do pronunciamiento alguno de ninguna ramade las fuerzas armadas chilenas, en ningúntópico de carácter político, económico, so-cial o cultural, en nada contingente ni fuerade su ámbito, durante todo este período.

El trato responsable de la Concertación fa-voreció un clima de entendimiento con quie-nes habían detentado el poder por largos años.Incluso cuando se desarrollaron acciones ju-diciales destinadas a establecer la responsa-bilidad penal de ex militares, por su eventualparticipación en casos de violación a los de-rechos humanos, esta relación no se ha vistoalterada.

4. La Institucionalidad heredada

La tentación de declarar ilegítimas las insti-tuciones creadas por el Gobierno Militar eraenorme y muy explicable. No era aceptableregirse por las «reglas heredadas de la dicta-dura» y, sin embargo, era lo más sensato. Asílo entendieron quienes fundaron la Concer-tación, dando lugar a una señal de madurezpolítica que les reportaría grandes beneficios.

De acuerdo a sus fuerzas políticas y en diá-logo con la oposición, fueron modificandogradualmente las instituciones políticas, demodo que se les restara los aspectos que les re-sultaban menos aceptables y que perfilaranun régimen democrático que resistiera todos

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los «tests». En el camino, fueron dejando vi-gente instituciones que eran previas al golpede Estado, o aún manteniendo algunas ins-tituciones diseñadas por el régimen militar, encuanto habían sido reacción a las dificulta-des y vicios políticos preexistentes. Y la amal-gama resultante dio frutos y permitió la ple-na vigencia institucional, consagrada en laReforma Constitucional de 2005 que, frutode iniciativas parlamentarias de la oposición(congregada en la Alianza) y de la Concerta-ción, selló la institucionalidad sin traumas ycon estabilidad.

5. La continuidad del Modelo Económico

La historia de los últimos gobiernos chile-nos, antes del 11 de septiembre de 1973, te-nía una característica en común: todos ellosprocuraban iniciar con su gestión una nuevaetapa nacional, sin ligazón con las Adminis-traciones previas. Es decir, la historia empe-zaba con ellos y todo lo que se hacía era nue-vo, nada de lo anterior era salvable.

Al llegar el primer Gobierno democrático,era natural pensar que éste iba a modificar to-das las reglas del juego preexistentes, particu-larmente en el plano económico, caracteriza-do por reformas liberales impulsadas por los«Chicago boys», las que los opositores al régi-men militar habían cuestionado en duros tér-minos por su concepción y fundamentos. Porlo demás, los grupos predominantes en esta co-alición, los socialistas y la DC, habían impul-sado en su tiempo políticas económicas muyalejadas de la economía de mercado.

Sin embargo, ocurrió lo inesperado. La Con-certación reconoció que las modificaciones

en el funcionamiento de la economía intro-ducidas por el Gobierno Militar habían sidorazonables y exitosas, que correspondían a laforma contemporánea del desarrollo econó-mico y que lo que se debía hacer era agregar-le consideraciones de justicia, sin alterar laesencia del modelo. Así se dio origen a lo quese ha llamado el «crecimiento con equidad»,que procura agregarle un rol activo al Estadocon criterios de solidaridad, pero preservan-do la apertura de la economía al mundo, bajoreglas de mercado. Incluso la Concertación haimpulsado con fuerza los acuerdos de librecomercio, testimoniando con ello su com-promiso con esta filosofía.

Y tuvo éxito, el país creció en forma muydestacada y la Concertación aparece vincula-da al desarrollo que ha alcanzado Chile en es-tas últimas décadas, con justificados méritos.

Los éxitos económicos del Gobierno Mili-tar y los de la Concertación resultan cortadospor la misma tijera. Quizás ésta fue una de lasdemostraciones más significativas de la polí-tica nacional, en orden a demostrar una nue-va actitud en la conducción gubernativa. Sin«ideologismos» y con sentido práctico,buscando asegurar el mejor sistema que per-mita crecimiento y desarrollo. Las cifras acom-pañaron durante largos años a la Concerta-ción, que incluye un ciclo económicoextraordinariamente virtuoso, entre 1986 y1998, con un crecimiento promedio de 7,5por ciento del PIB, lo que le permitió avan-zar con rapidez en la erradicación de la pobre-za y convertirse en una economía ejemplar anivel latinoamericano y, en algunos aspectos,con indicadores comparables a economías delprimer nivel mundial.

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No sólo hubo estabilidad en la continuacióndel modelo, sino que además ésta actitud fuepremiada con el éxito.

6. Una oposición ineficaz

La Concertación se ha beneficiado tambiénde un momento en el que la oposición, du-rante largos años, mostró deficiencias mayo-res, por diversos motivos.

Inicialmente, la proximidad que algunosmiembros de este sector habían tenido con elrégimen militar produjo una mochila que, sibien les granjeaba el respaldo de los partida-rios de dicho régimen, se fue haciendo cadavez más pesada, representándoles una cargadifícil de sobrellevar. Así como la oposicióna Pinochet había sido el motivo central de launidad de esta coalición, también se convir-tió en el fantasma, que era arrojado a sus opo-sitores cada vez que estos le enrostraban algo,le formulaban críticas o cometían un error: elantipinochetismo le reportó enormes divi-dendos a la Concertación.

Por otra parte, durante la primera década,los partidos de oposición —la Unión Demó-crata Independiente y Renovación Nacio-nal— mantuvieron relaciones y compromi-sos que tuvieron un carácter más electoralque político, limitando con ello sus posibili-dades. Compitieron entre sí, lo que facilitó eldesarrollo de rivalidades personales que, du-rante un tiempo, permitieron que el Gobier-no, siguiendo el viejo principio de «dividirpara reinar», explotara con mucho beneficiopolítico. Al menos durante los dos primerosgobiernos de la coalición oficialista, esta situa-ción fue clave para consolidar la acción de la

Concertación. Sólo cuando Ricardo Lagosve amenazada su elección y, en los últimosaños, cuando se ha estructurado una oposi-ción unida bajo la Alianza, la situación hacambiado muy sustancialmente. Pero duran-te muchos años, su actuación le reportó ven-tajas sustantivas a la Concertación que éstasupo aprovechar con creces.

III. EL TIEMPO PASA Y LAS REALIDADES

CAMBIAN

La situación descrita antes en forma resumi-da y esquemática permite entender porquéla Concertación ha sido exitosa desde unaperspectiva política. Más que sus logros deGobierno —que ciertamente los ha tenido—la evaluación en el aspecto político es lo quemás sobresale.

Por eso, en la medida que transcurren losaños, es razonable analizar la situación actualde la Concertación, a la luz de los mismoscriterios antes expuestos y de otros que hansurgido y que han contribuido a cambiar elescenario político.

Soy de los que cree que las razones que he-mos descrito y que permitieron buenos re-sultados han cambiado sustancialmente enalgunos aspectos.

La unidad y la disciplina han desapareci-do no sólo de los partidos de la coalición,sino que se advierte su ausencia en los propiosequipos de Gobierno, particularmente du-rante la actual Administración. Es frecuenteconstatar cómo se van produciendo divisio-nes muy profundas en su interior. Algunasveces por razones de carácter personal, otras

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por cuestiones de poder, en algunos casos pordiferencias ideológicas, en fin, por mil razo-nes, el dato es que la Concertación carece dela unidad y de la disciplina iniciales, ha per-dido su motivación y ha entrado en un perío-do de descomposición muy fuerte.

No quiero decir que este proceso sea irre-versible. En política, nada es definitivo. Noobstante, es prudente al menos señalar queesta situación afecta y limita crecientementesus posibilidades políticas futuras, ya que eldesencanto y el descuelgue empiezan a figu-rar con más fuerza que la conveniente. La es-peranza ya no radica en cómo se va a desarro-llar un nuevo Gobierno de la Concertaciónsino en cómo se va a terminar éste.

Los objetivos comunes que le dieron la fuer-za y mística iniciales han desaparecido. Enparte porque se han ido cumpliendo y nohan sido reemplazados por nuevas historias odesafíos nacionales. Por su parte, el factor Pi-nochet no tiene la misma fuerza de enton-ces. El tiempo no pasa en vano y el mismo fa-llecimiento del general marca también undebilitamiento de la relevancia que este ele-mento tuvo ante la ciudadanía. El pasado losune, no el futuro, pero incluso ese pasado sehace cada vez más remoto y a la gente le in-teresa saber cómo viene la mano hacia delan-te y no vivir de las glorias de otras épocas.

La situación económica, erosionada en sumomento por la crisis asiática de fines de losnoventa, no exhibe hoy la misma fuerza queayer.

Así, como le señaláramos hace poco (Dia-rio El Mercurio, edición del 4 de enero de

2008), por cuarto año consecutivo, Chile seubica en la medianía de la tabla del creci-miento económico regional. En diversos«ranking» internacionales, hemos perdidoposición en forma ostensible: en el de Com-petitividad Global caímos 9 puestos. En eldel Banco Mundial referido a los mejores pa-íses para hacer negocios («Doing Business»)bajamos del 24 al 33. En el ámbito minero,Chile era quinto en el mundo entre las eco-nomías destinatarias de inversiones en el ru-bro, en tanto que el 2006 se ubicó en el on-ceavo lugar; y mientras el presupuesto regionalde este año, para exploración de nuevos ya-cimientos, creció en un 51 por ciento, enChile sólo aumentó en un 20. Hace tres añosnuestro país ocupaba el primer lugar regionalcomo país receptor de inversión extranjeradirecta. Los últimos datos lo sitúan en el ter-cer lugar.

Es evidente que Chile languidece, mien-tras que muchas economías latinoamerica-nas se han puesto al día, crecen y se esmeranpor mejorar su condición.

Pero hay más. La inflación de los últimos12 meses alcanzó el 7,8 por ciento, el másalto en doce años, el costo de la luz y el gas—por una mala política energética— supe-ró el 40 por ciento de aumento el 2007, la ce-santía no cede y el incremento de remunera-ciones reales en lo que lleva el actual Gobiernono ha superado el 2,5 por ciento. El dólar,moneda clave en una economía exportadora,ha caído por debajo de la línea de los $ 500,amenazando al motor de nuestra economía.

Este último dato no sería tan delicado siChile hubiese aprovechado los años de bo-

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nanza para dar un salto cualitativo en su de-sarrollo. Por el contrario, seguimos amarra-dos a la exportación de materias primas, go-zando de los buenos precios internacionalesde los «commodities» (gracias China...). Peromuy poco se ha hecho para transformar nues-tra economía en una que agregue valor a nues-tros recursos naturales y efectúe cambios pro-fundos a la estrategia de desarrollo. No hemoslogrado convertirnos en plataforma de inver-siones en América Latina y, en el ámbito delos servicios, nuestro balance es negativo. Nohay innovación ni nuevas tecnologías que nospermitan superar la fase del mero crecimien-to económico. Estamos perdiendo nuestrasventajas y hemos dejado de producir ideasnuevas.

La «siesta» de Chile ha complicado inex-plicablemente su situación y hace que mu-chas voces dentro de la Concertación recla-men el abandono del modelo. Los aires«chavistas» no han llegado al país, pero nofaltan voces que quisieran que ello ocurriesepara entrar en el ciclo político populista quese está entronizando en algunos países denuestra región y que en la izquierda chilenagoza de una cierta añoranza.

Por su parte, la oposición ha cambiado muyradicalmente su actitud. Mientras la Concer-tación pierde cohesión y unidad, aumenta laconfianza y el espíritu de cuerpo, de equipo,en la Alianza. Pareciera que se hubiera apren-dido la lección. Adicionalmente, el avanceelectoral de este sector, que estuvo muy cer-ca de ganar las elecciones presidenciales en1999, con un nuevo estilo de cercanía ciu-dadana y lejano de la politiquería, le abrenposibilidades reales de éxito en las próximas

elecciones presidenciales. Si las eleccionespresidenciales fuesen hoy, las ganaría un can-didato de la Alianza.

Pero en política para ganar y derribar al queestá en el poder se requiere no sólo hacer lascosas bien por parte de la oposición: es nece-sario además que la coalición gobernante lohaga mal o que tenga serias dificultades quedebiliten fuertemente su percepción públi-ca. Mucho de eso está ocurriendo en la Con-certación por sus propias actuaciones.

Por un lado, sus logros se han visto muyopacados por fracasos muy sonoros de polí-ticas públicas, diseñadas e implementadas en-teramente por sus Gobiernos, como lo fuerael TranSantiago, sistema de transporte públi-co que se aplicó en la capital del país, gene-rando los caos más estrepitosos que nadie hu-biese podido imaginar, perjudicandofuertemente a los millones de usuarios de esteservicio, en su mayoría de los sectores máspobres, y generando millonarios costos eco-nómicos que los pagan todos los chilenos.Esta situación simboliza la sensación de quepara la Concertación la efectividad de su tra-bajo de Gobierno ha desaparecido, no pare-ciera serle importante tener frutos o gastarbien los recursos fiscales. Tal percepción ha es-tado muy presente en los juicios recientes dela opinión pública chilena y las encuestasmuestran un creciente deterioro de la ima-gen de la presidenta Michelle Bachelet, enniveles superiores a los obtenidos por los go-biernos precedentes en sus peores momen-tos.

A su vez, la probidad y honestidad de los úl-timos gobiernos ha sido puesta en jaque. Irre-

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gularidades de significación han tenido lu-gar en ellos, revelando un cambio en la mo-ral pública, en término inéditos para la tra-dición chilena. Ha aparecido la corrupción.Muchos políticos «concertacionistas» y altosfuncionarios de gobierno han desfilado por lostribunales, recibiendo condenas. Algunos par-lamentarios de sus filas han sido o están sien-do desaforados por actuaciones indebidas.

Es cierto que ello no hace a Chile ser unpaís corrupto. Pero no es menos cierto que síafecta a la imagen de la Concertación, en for-ma severa. Hubo un ex presidente de uno delos partidos del conglomerado (Jorge Schaul-son, del Partido por la Democracia) que se-ñaló que se había desarrollado en la coaliciónuna verdadera «ideología de la corrupción»porque no se trataba de fenómenos aisladossino de conductas que se justificaban porcuanto ellas permitían la preservación del po-der. Poco después fue expulsado de su colec-tividad, agregando una dosis de intoleranciaa la crítica que es fiel reflejo de lo profundoe instalado que están los problemas en su in-terior.

IV. ¿AHORA LA ALTERNANCIA?

Los conceptos anteriores permiten tener ele-mentos de juicio que ayudan a evaluar la ac-ción de la Concertación, en estos 18 años de

gobierno, con sus pros y su contra. El tiem-po permitirá formular juicios históricos másdefinitivos.

Por ahora, en lo más inmediato, el senti-miento colectivo que surge en el país parecie-ra orientarse al fortalecimiento de las bon-dades de la alternancia para el funcionamientode toda democracia. Y eso pareciera constituiruna creciente convicción ciudadana, cues-tión que permite tener fe en que Chile va arecuperar su ritmo de crecimiento, hasta con-vertirse en un país desarrollado, lo que es sudestino, con independencia de cuál será lafuerza que finalmente lo construya.

Con todo, ello no obsta a señalar que laConcertación se ha instalado en la historiadel país, que ha hecho su contribución y quelos problemas que ha tenido o que enfrentaactualmente no empañan su aporte. Y, comoen política no hay nada definitivo, todavíapuede reinventarse y continuar gobernando.No creo que ello sería lo mejor para Chile, quebien necesita de esa alternancia, así como dela incorporación de nuevos liderazgos y re-novados proyectos políticos, que hagan posi-ble el diseño y la implementación de unanueva etapa en la vida nacional.

Esta última historia y su desenlace es lo queestá por escribirse en los próximos años.

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