La Expansión Europea

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La expansión europea. La gran expansión de la civilización europea comienza a mediados del siglo XV siguiendo en algunos rasgos los lineamientos generales de la larga y sostenida transformación estructural que protagonizó la baja Edad Media y que se había visto interrumpida con una crisis generalizada del sistema feudal en el siglo anterior. Sin embargo es desde allí y hasta mediados del siglo XVII donde, según Hobsbawm, “por primera vez se ponen de manifiesto signos de una ruptura importante en las bases y la sobre-estructura de la sociedad feudal (…) Este es el periodo que Marx considera como comienzo de la era capitalista”. Con la transición del feudalismo al capitalismo, hablamos de un proceso largo y lento que, pese a ser uno, no es de ningún modo uniforme. Puede dividirse en infinidad de fases o ciclos, de ritmos desiguales en los distintos años, en las diferentes regiones. El Nuevo Mundo que estaba por construirse (aquel continente que aún no era “América”) sería un depositario forzado de un conjunto de elementos, instituciones y pautas político- económico-culturales de origen medieval. ¿Cuáles fueron los medios a través de los cuales se desarrolló? EL MANEJO DE LA TIERRA Y EL AGUA Para Chaunu, la expansión europea fue una expansión marítima, pero implicó moverse tanto por tierra como por agua. No puede entenderse una red de comunicaciones marítimas independientemente de un conjunto de comunicaciones terrestres que le den sentido a la llegada de los barcos. Generalmente se subestima la importancia de los transportes terrestres al momento de los grandes descubrimientos. Si bien la gran revolución de los transportes terrestres había acabado cuando empezó la de los transportes marítimos, fue el prólogo de ésta. Hacia el siglo XIII se logró en la Europa cristiana la plena domesticación (la collera, el herraje, la carreta de cuatro ruedas) del caballo, esa especie de “venado con patas de metal” que llegó a América con los primeros viajes de conquista. Con la galera (movida por remeros) al velero observamos una evolución que muy pronto llevó a la aparición del verdadero utensilio de la conquista: la carabela. Pero su aparición no fue un simple capricho, esta “joya ibérica” fue esbozada a principios del siglo XV precisamente en un contexto que exigía la navegación ya no en las relativamente tranquilas aguas de un mar

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Ensayo sobre la Expansión Europea en los siglos XV y XVI

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La expansión europea.

La gran expansión de la civilización europea comienza a mediados del siglo XV siguiendo en algunos rasgos los lineamientos generales de la larga y sostenida transformación estructural que protagonizó la baja Edad Media y que se había visto interrumpida con una crisis generalizada del sistema feudal en el siglo anterior. Sin embargo es desde allí y hasta mediados del siglo XVII donde, según Hobsbawm, “por primera vez se ponen de manifiesto signos de una ruptura importante en las bases y la sobre-estructura de la sociedad feudal (…) Este es el periodo que Marx considera como comienzo de la era capitalista”.

Con la transición del feudalismo al capitalismo, hablamos de un proceso largo y lento que, pese a ser uno, no es de ningún modo uniforme. Puede dividirse en infinidad de fases o ciclos, de ritmos desiguales en los distintos años, en las diferentes regiones. El Nuevo Mundo que estaba por construirse (aquel continente que aún no era “América”) sería un depositario forzado de un conjunto de elementos, instituciones y pautas político-económico-culturales de origen medieval.

¿Cuáles fueron los medios a través de los cuales se desarrolló?

EL MANEJO DE LA TIERRA Y EL AGUA

Para Chaunu, la expansión europea fue una expansión marítima, pero implicó moverse tanto por tierra como por agua. No puede entenderse una red de comunicaciones marítimas independientemente de un conjunto de comunicaciones terrestres que le den sentido a la llegada de los barcos.

Generalmente se subestima la importancia de los transportes terrestres al momento de los grandes descubrimientos. Si bien la gran revolución de los transportes terrestres había acabado cuando empezó la de los transportes marítimos, fue el prólogo de ésta. Hacia el siglo XIII se logró en la Europa cristiana la plena domesticación (la collera, el herraje, la carreta de cuatro ruedas) del caballo, esa especie de “venado con patas de metal” que llegó a América con los primeros viajes de conquista.

Con la galera (movida por remeros) al velero observamos una evolución que muy pronto llevó a la aparición del verdadero utensilio de la conquista: la carabela. Pero su aparición no fue un simple capricho, esta “joya ibérica” fue esbozada a principios del siglo XV precisamente en un contexto que exigía la navegación ya no en las relativamente tranquilas aguas de un mar Mediterráneo, sino en un océano abierto y de aguas mucho más vivas.

La perfección a la que se había llegado con la carabela implicaba excelentes resultados en velocidad, autonomía (en el viaje), en independencia relativa con respecto al viento, a las corrientes, a los bajos fondos, pero también un precio extremadamente alto. No servía para comerciar ya que su carga total era completamente absorbida por la tripulación y sus necesidades.

LA NAVEGACION

Los métodos de la navegación desarrollados por el mundo ibérico en estas fechas fueron ciertamente los medios más importantes para la expansión. Es cierto que fueron primero desarrollados ampliamente por los portugueses con la promoción de Enrique el Navegante.

La navegación astronómica (la que determina un punto en el mar por medio de un conjunto de cálculos que reposan sobre la observación exacta, el uso de ciertos instrumentos y la posición de los astros y el sol) atravesó tres siglos de intenso desarrollo: la ciencia universitaria, la aparición de la brújula, el desarrollo de la cartografía (creación de mapas y portulanos), el descubrimiento del magnetismo, las tablas de martelogio y la rosa azimutal sideral, los aportes del humanismo, otros instrumentos como el astrolabio fueron decisivos.

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¿Cuáles las motivaciones?

Según Chaunu, no fueron nunca más de diez, quince o veinte mil personas al mismo tiempo las que actuaron y llevaron a cabo, conjuntamente la aventura de la expansión.

Para Elliott “Como los límites de la expansión interna fueron alcanzados, las fuerzas dinámicas de la sociedad ibérica medieval comenzaron a buscar las nuevas fronteras a través de los mares, los catalanes y aragoneses principalmente hacia Sicilia, Cerdeña, norte de África y el este del Mediterráneo; los castellanos, al igual que los portugueses, hacia África y las islas del Atlántico.”

Europa en los siglos XV y XVI era una sociedad que todavía sufría las desarticulaciones sociales y económicas causadas por los estragos de la crisis. Había escasa oferta de trabajo; los ingresos de los aristócratas habían disminuido; los monarcas y los nobles competían por poder y recursos. Era una sociedad, a su vez, que se sentía amenazada a lo largo de sus fronteras orientales por la presencia amenazante del Islam y el avance del imperio turco-otomano. Inquieta y relativamente móvil, a la vez inquisitiva y adquisitiva, inquisitiva hacia el mundo que estaba en sus horizontes inmediatos y adquisitiva en su deseo por lujos exóticos y productos alimenticios, y por el oro que hiciera posible comprar estos artículos de Oriente, con quien se tenía permanentemente una balanza comercial desfavorable.

La península Ibérica con su proximidad a África y su larga costa atlántica, estaba geográficamente bien situada para tomar la delantera de un movimiento de expansión hacia el oeste, en un tiempo en que Europa estaba siendo acosada por los turcos islámicos en el este.

La expansión europea no fue obra individual de Enrique el Navegante o de Colon. Fue debida a grupos capitaneados por un jefe y relativamente coordinados por el poder central de la corona (española, portuguesa, inglesa, entre otras). Es por ello imposible hablar de motivaciones de la expansión sin referirse a los intereses que los conquistadores pudieran perseguir trasladándose quizás por el resto de su vida a otro mundo.

Los portugueses

El rasgo más característico del modo de expansión empleado por los portugueses fue la factoría, es decir, una plaza comercial fortificada que hizo posible prescindir de las conquistas y los asentamientos a gran escala. Los portugueses de los siglos XV y XVI logaron así mantener su presencia en grandes extensiones del globo sin necesidad de profundas penetraciones en las regiones continentales. Se trataba de un tipo de colonización que Colón, con su educación genovesa y su experiencia portuguesa, había llegado a conocer perfectamente y que le proporcionaría un modelo apropiado para aplicar cuando alcanzó las islas del Caribe.

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Bibliografía.

CHAUNU, Pierre. La expansión europea (siglos XIII – XV)

ELLIOTT, John H. La conquista española y las colonias de América.

HOBSBAWM, Eric. Del Feudalismo al Capitalismo.