La estudiantina en sus comienzos

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La estudiantina no es una fiesta nueva, por el contrario es una fiesta tradicional de los estudiantes misioneros. Pero no siempre fue como hoy la conocemos.María Inés Sagües de Dei Castelli estudió en el colegio Santa María entre el 64 y el 68, y fue en su último año de secundaria cuando surgió una idea: implementar un cuerpo de baile que acompañara las carrozas, que hasta entonces eran las únicas protagonistas de los festejos estudiantiles.El proyecto fue propuesto a la asociación que nucleaba a los estudiantes secundarios y así se empieza a invitar a los alumnos de la Escuela de Comercio Nº 1, el Nacional, la Normal, la Industrial y el Roque -que eran los únicos por ese entonces en la ciudad. El desafío fue aceptado.Ella y un grupo de compañeras fueron curso por curso a explicar la propuesta. Pero "era un quemo, ya que nadie estaba acostumbrado al ser la primera vez que iba a realizarse. Todas salían con excusas del tipo 'Mi novio, mi mamá o mi papá no me deja'", recordó María Inés.No obstante juntaron un grupo de 20 chicas que eran las bastoneras de la carroza y salieron a la calle a bailar y a divertirse.

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Recorrido céntrico y vestuario recatadoEl recorrido comenzaba en la esquina de las calles Félix de Azara y Santa Fe. De allí seguían hasta Bolívar, pasando por la Casa de Gobierno, y de ahí derechito hasta Junín."Todo el tiempo hacíamos las figuras, no parábamos en ningún lado. Nosotras creábamos nuestras propias coreografías", aseguró.Los primeros trajes de los cuerpos de baile fueron sencillos, confeccionados con lamé, desde el forro de las alpargatas hasta el del sombrero. "No había fastuosidad alguna", comentó."Las profesoras del colegio controlaban que los vestidos sean cuatro dedos arriba de las rodillas, no más cortos". Como María Inés era la directora del grupo iba adelante, y le exigieron que su vestido sea más ancho.Tres chicos del colegio Roque González eran los encargados de acompañar a esas "atrevidas" señoritas, ejecutando algunos instrumentos para poner ritmo al baile. "Ellos eran toda nuestra música".Previamente ensayaban en el colegio. "Las monjas nos acompañaron en todo, e inclusive nuestras compañeras eran más prejuiciosas que ellas", dijo.

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En las vacaciones de verano del 67-68 María Inés fue a Corrientes y vivió el carnaval muy de cerca. Como tenía conocidos en la comparsa Copacabana y se enamoró de esa fiesta alegre y colorida, organizó en Posadas un desfile con los trajes de la comparsa correntina, y ella lució algunos.Fue entonces cuando pensó "qué hermoso sería poder darle un poco de alegría a las carrozas. Pero nunca se me ocurrió que íbamos a llegar a la fastuosidad actual", aseveró.

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"A la gente le encantó la propuesta. Se divertía, ya que bailábamos con mucha alegría", rememoró la por entonces transgresora jovencita. Y sentenció que "antes la gente del público era muy respetuosa y no había manoseos".Como no había contención para el público, su papá le fabricó un bastón para que baile y de paso lo utilice para alejar a la gente "si no quería recibir un bastonazo". La fiesta se realizaba el viernes, sábado y domingo de un mismo fin de semana. Las reinas llevaban el mismo vestido para todas las noches de desfile, y la elección se hacía en la Casa de Gobierno.Además estaban los Juegos florales, que consistían en concursos de poesía, pintura, y cuando empezaron las comparsas, se incorporaron las figuras en el baile."Los organizadores de la Estudiantina querían una fiesta linda, donde no se comercializara nada. Incluso yo no busqué rédito alguno, simplemente participé para divertirme", finalizó la mujer que fue protagonista y creadora de uno de los matices más importantes de la Estudiantina actual: el baile.Fue en la época de transición del gobierno militar al democrático. "En 1983 se separan los ritmos brasileños y los de batería", recuerda Aníbal Barrios (31), que dirigió y consiguió el primer puesto para la por entonces Comercio N° 1 Libertador General San Martín desde 1981 hasta 1984.El '81 fue el año en el que se inició el gran cambio. "Nosotros estábamos indecisos acerca de participar o no en la Estudiantina. En ese entonces había pocas bandas de música: la del Nacional, la de la Normal y la nuestra. Nos animamos y decidimos armar un repertorio de ritmos brasileños para tratar de ganar, porque la potencia en banda de música era la Normal, que venía ganando por nueve años consecutivos. Ellos siempre metían una novedad, una trompeta, una flauta", asegura.Entonces los chicos de la Comercio decidieron incorporar un organito y tocar temas brasileños y populares. Ese año ganaron y fueron "bien vistos por la sociedad".Al año siguiente apareció la Industrial con novedades en batería, y los de la Comercio siguieron con la onda brasileña porque les había dado buen resultado. Y volvieron a ganar. Ahí se armó un gran problema con los chicos de la Industrial porque quedaron en segundo lugar. "Al año siguiente le ganamos por un punto. Entonces dijeron que los ritmos brasileños y pachangueros siempre iban a ganar contra los ritmos de batería".Fue cuando Codefe (la Comisión Organizadora de Festejos Estudiantiles) decidió dividir en rubros bandas de música y "scolas do samba".

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"Antes la gente era un poco más pasiva, ahora está más alborotada", opina. Aunque cree que ahora hay más profesionalismo en el armado de la Estudiantina. "Me maravilla la fiesta, son impresionantes las cosas que hacen los chicos siendo tantos. Antes era más fácil porque éramos 40 tocando y 60 bailando; ahora son 400 en cada rubro y sin embargo lo hacen bien"."Nosotros con un mes y medio de ensayo ya estábamos listos", expresa apelando a la memoria.Comenta que antes había espaldares, con muchas plumas y color. "La tradición era ver quién tenía el espaldar más alto, con mayor cantidad de plumas"."Antes había un paso para la calle, y frente al palco una coreografía distinta. Pero todo el camino se bailaba y se tocaba, no como ahora que se hace solamente frente a los palcos".Además "era una proeza practicar en los ensayos cómo doblar de la Félix de Azara a la Bolívar, para no quedar fuera de fila, porque eso lo calificaban".Su época no fue fácil. Era la transición del gobierno militar al democrático. "No nos permitían ensayar después de las 21, y en la desconcentración no podíamos seguir la pachanga. La gente tenía un poco de miedo", concluye uno de los responsables de la algarabía juvenil que se mantiene hasta la actualidad.

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El mes de septiembre pone en boca de todos a la Estudiantina. Ya sea para bendecirla o maldecirla, la fiesta de los estudiantes es por estos días tema de sobremesa y mesas de café.Desde el año 1950, y con cada edición regresan los tambores y las calles cortadas por ensayos que dividen a la sociedad entre los que están a favor y en contra. No siempre fue así. Pero en los últimos años, a medida que los preparativos avanzan, vuelven a levantarse las voces que lamentan que la avenida Corrientes perderá sus flores y su verdor, herida por los restos de una noche pródiga en comidas al paso y abundante bebida. Una vez más, los pesimistas de siempre recordarán las horas de clase perdidas en los ensayos y la plata tirada en lentejuelas y plumas. Y la discusión se mantendrá allí, sólo hasta que alguien recuerde " al chico que mataron en los desfiles". Entonces, el tema se centrará en la violencia, el alcohol y " a dónde irá a parar la juventud actual". Y se hablará del dinero de Apes que nunca aparece y de los comerciantes que se aprovechan de los chicos. Y después está la lluvia, porque no hay Estudiantina sin lluvia -las que hace décadas anuncia el sabio Bertoni para estos meses en Misiones.

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Contrariando los peores pronósticos, cuando todavía no se revelaron las fotografías del último desfile, y la fiesta permanece patente en los callos de las manos y los pies de los participantes, algunos ya están pensando en los herederos del silbato, es decir los directores de rubro del año siguiente, o en el tema o la fusión, la escuela que les hará de partenaire, para el año siguiente.Para explicar esta adhesión sufrida y fiel, casi tanto como la de un hincha futbolero, basta con aparecer por algún ensayo, sobre todo por uno de los últimos, para descubrir que a los chicos se les va la vida en eso. Bailan y hacen vibrar sus instrumentos, poseídos por una pasión por el colegio a prueba de amonestaciones o cualquier otra experiencia negativa previa con la institución. Esta pasión va ligada a la competencia y al deseo de ganar al eterno rival, pero no debe confundirse con ellos. Sería una injusta mutilación a un sentimiento de adhesión que renace año a año, aún cuando la edición anterior haya finalizado con un rotundo fracaso para la escuela o envuelta en las más escandalosas y desesperadas denuncias de fraude. Y a pesar de todo, la ilusión se renueva, y cada noche se vive como si fuera la última.Y la fiesta sigue, porque los estudiantes no la dejan caer. No ahorran esfuerzos ni energías en llegar a la calle para cumplir la tradición. Lo hacen, aunque esto implique seguir bailando bajo la lluvia, cuando tanto el público como jurado ya se han dado por vencidos. Y siguen, aunque signifique perder algunas horas de sueño para no abandonar los estudios -aunque algunos los abandonan- y perseveran a pesar de que signifique montar Pymes rudimentarias -venta de pastelitos, pollos, paellas- o "desviar fondos" recortando otros presupuestos para engrosar los ahorros y no pedirle un peso a mamá o a papá, aunque algunos lo hagan.

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La recompensa es recoger en esos días de desfiles y trasnochadas, o quizás en los 60 ó 90 días de ensayos y preparativos, algunos de los que serán los mejores recuerdos del paso por la secundaria.Esta es la presión que hace nacer la fiesta. Mucho más fuerte que el interés de los comerciantes que lucran con el acontecimiento -entendiendo que lucrar no es ningún pecado-, ya sea mediante la venta de los elementos utilizados en la confección de trajes y carrozas, o de quienes explotan la veta gastronómica en sus más variados rubros, desde la venta de panchos en el garage de la casa, hasta el alquiler de mesas y sillas de bares y hamburgueserías.Pero si de esa pasión nacen las fortalezas de la fiesta, del mismo punto vienen algunas de sus debilidades.La fiesta es de los chicos. La organizan ellos, con reglas propias, asegurando su autenticidad, pero también la cuota de improvisación que caracteriza a estos desfiles.La fiesta es de los chicos y para ellos, y a veces el público sufre las consecuencias. Todos quieren participar y los desfiles se vuelven interminables. Y todos quieren lucirse frente a los palcos y entonces los baches entre comparsa y comparsa son interminables.

Para comprender acerca de la organización, funciones y modos de funcionamiento de un conjunto de dispositivos artísticos y tecnológicos comentados por quienes están enteramente comprometidos con un proyecto, su diseño y puesta en marcha nada mejor que un dialogo

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Estudiantes: La escuela elige el tema y los trajes; luego se hace la selección y adecuación; esta depende del presupuesto y de la cantidad de participantes. La preparación previa, el trasfondo del espectáculo es intenso.El espectáculo está conformado por tres cuerpos: scola, cuerpo de baile y carroza alegórica.

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Estudiantes: Generalmente durante dos fines de semana en setiembre, pero a veces lo hacemos en octubre; los cambios de fechas se deben a: las lluvias, los tiempos necesarios para los ensayos, confección de los trajes y de las carrozas. En realidad, comienza después de las vacaciones de julio, cuando se inician los ensayos en lugares establecidos y se conforman los grupos.

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Estudiantes: La coordinación general está a cargo de A.P.E.S.(Asociación Posadeña de Estudiantes Secundarios) que tiene un reglamento muy estricto; cada escuela tiene un centro de estudiantes y sus delegados son miembros de A.P.E.S.Respecto a la organización de los diferentes componentes de la alegoría, es la siguiente:La scola tiene un director general y un subdirector general; cada escuadra tiene un director y un subdirector; la cantidad de escuadras y participantes dependen de la cantidad de alumnos, los recursos económicos, el tema, etcétera.El cuerpo de baile a su vez está compuesto por una directora general, una subdirectora general, una directora de cada escuadra, las postaestandartes y pasistas, la reina, que realiza parte de la coreografía recorriendo las filas entre sus compañeros, excepto durante el pasaje frente al palco, que es cuando asciende a la carroza alegórica junto al rey y/o princesas que la acompañan; el cuerpo de baile tiene una o varias escuadras.Finalmente, está la carroza , en la que participan un grupo reducido de compañeros, antes y durante el desfile; acá hay un profesor asesor y un alumno responsable de carroza; se distribuyen las tareas por funciones y horarios; la escuela cubre el 80 por ciento de los gastos, y los auspiciantes el resto.Acompaña un grupo de apoyoe es también importante. Durante los ensayos, las decisiones tomadas por el director o directora son indiscutibles. Los términos empleados son a veces bastante "fuertes", pero todos obedecen. Acá no hacen falta las amonestaciones ni llamar a los padres: todos entienden lo que deben y pueden hacer; el que no acuerda, es expulsado.

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Estudiantes: La decisión del lugar depende de los acuerdos a que lleguen A.P.E.S. y la Municipalidad.Se busca siempre un lugar espaciado, que permita el desplazamiento de los diferentes cuerpos de baile y carrozas, a la vez que con comodidad para el público.Si se refiere a los ensayos, sí es diferente porque tenemos algunas dificultades: a los vecinos les molesta el ruido de los ensayos, pero menos mal que les gusta después el espectáculo. Esperamos encontrar una solución.

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Estudiantes: Por un lado es la

oportunidad de juntarnos sin que nos

den órdenes los profesores; nos hace

sentir muy bien demostrarles a todos lo

que somos capaces de hacer: que

tengan confianza en nosotros; pero lo

más importante es que festejamos el

comienzo de la primavera y que somos

parte de ella.

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La estudiantina, como bien hablamos antes, es un evento de recreación entretenimiento, diversión y compañerismo. El cual hace que unamos todo el colegio en busca de una misma cosa, DIVERTIRNOS.

Mas allá de las problemáticas que causa, esperemos que en el futuro, lo sigamos haciendo y disfrutando , de la misma manera que qué lo hacemos en el presente…

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