La Esquizofrenia
-
Upload
edinson-smith-estela-torres -
Category
Documents
-
view
5 -
download
1
description
Transcript of La Esquizofrenia
1
FACULTAD DE DERECHO
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO
LA EZQUIZOFRENIAEstudiantes :
AVALOS RIOS, JULIA BALLADARES LLONTOP, FERNANDO BANDA DIAZ, JOSE ALEXANDER ESTELA TORRES, EDINSON SMITH. PAMELA VARGAS, QUINTANA REQUE BOBADILLA, CRISTIAN VELA OYARSE, JHOSSELIN.
Asignatura : CRIMINALISTICA
Profesor : BENITES SANCHEZ, Segundo.
Año Académico : 2013 – II.
Ciclo : IX
Aula - Sección : 209
Turno : Tarde
Chiclayo, 18 de Setiembre del 2013
18 de septiembre de 2013
2
INDICE1. La Esquizofrenia..............................................................................................................6
2. Etiopatogenia de la esquizofrenia...............................................................................7
2.1. Modelos Biológicos................................................................................................7
2.1.1. GENÉTICA EN LA ESQUIZOFRENIA...........................................................8
2.1.2. TEORÍAS NEUROBIOQUÍMICAS DE LA ESQUIZOFRENIA..................12
2.1.3. FACTORES DE RIESGO PRENATALES Y PERINATALES...................14
2.2. Modelos Psicológicos..........................................................................................16
2.2.1. TEORÍAS CONDUCTISTAS..........................................................................16
2.2.2. TEORÍAS PSICODINÁMICAS.......................................................................16
2.2.3. DINÁMICA FAMILIAR....................................................................................17
3. Modelos clínicos y curso vital de la esquizofrenia...............................................18
3.1. Modelos clínicos....................................................................................................18
3.1.1. ESQUIZOFRENIA TIPO I Y II DE CROW....................................................18
3.1.2. ESQUIZOFRENIA POSITIVA, NEGATIVA Y MIXTA................................19
3.1.3. MODELOS DIMENSIONALES......................................................................19
3.2. Curso Vital en la Esquizofrenia..........................................................................20
3.2.1. HIPOTESIS DEL NEURODESARROLLO...................................................20
3.2.2. HIPÓTESIS DE LA NEURODEGENERACIÓN..........................................22
4. CAUSAS...........................................................................................................................24
5. SIGNOS Y SÍNTOMAS...................................................................................................25
6. SÍNTOMAS Y TRASTORNOS ASOCIADOS.............................................................34
6.1. Características descriptivas y trastornos mentales asociados.................34
6.2. Hallazgos de laboratorio (Pertenecientes a los Signos)..............................35
6.3. Hallazgos de la exploración física y enfermedades médicas asociadas.36
6.4. Síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo..............................37
1. INIMPUTABILIDAD DE LA ESQUIZOFRENIA Y SUS IMPULSOS HOMICIDAS 41
2. PROBABLE ESCENA DEL CRIMEN..........................................................................44
2.1. Sin Premeditación.................................................................................................44
2.2. Con premeditación................................................................................................45
2.3. INIMPUTABILIDAD Y DILEMA ÉTICO................................................................45
3. Esquizofrenia y conducta violenta............................................................................45
3.1. ESTUDIOS DE PREVALENCIA DE ENFERMEDAD MENTAL ENTRE INTERNADOS EN CÁRCELES (EN MADRID)..............................................................47
3.1.1. ESTUDIOS EN LA PREVALENCIA DE TRASTORNO MENTAL Y VIOLENCIA EN LA COMUNIDAD................................................................................47
18 de septiembre de 2013
3
3.1.2. RESULTADOS ACERCA DE LOS FACTORES ASOCIADOS...............48
3.1.3. FACTORES SINTOMÁTICOS.......................................................................48
3.1.4. FACTORES DE COMORBILIDAD - FACTORES PSICOPÁTICOS........49
3.1.5. COMORBILIDAD CON DROGAS Y ALCOHOL........................................49
3.1.6. FACTORES SOCIODEMOGRÁFICOS........................................................51
3.1.7. CUMPLIMIENTO DEL TRATAMIENTO.......................................................51
4. DISCUSIÓN......................................................................................................................52
1. LA ESQUIZOFRENIA DENTRO EL CÓDIGO PENAL..............................................55
2. LA ESQUIZOFRENIA DENTRO DEL CÓDIGO PENAL PRIMER LIBRO PARTE GENERAL, TITULO 2 DEL HECHO PUNIBLE, CAPITULO 3 CAUSAS QUE EXIMEN I ATENÚAN LA RESPONSABILIDAD PENAL.................................................................55
3. SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL..................................................56
CONCLUSIONES....................................................................................................................59
RECOMENDACIONES..........................................................................................................59
BIBLIOGRAFIA.......................................................................................................................60
18 de septiembre de 2013
4
INTRODUCCIÓNLa esquizofrenia es la enfermedad mental que más esfuerzos y labor investigadora ha
recibido a lo largo de la historia reciente. Esta patología ocasiona un deterioro
profundo en el funcionamiento cognitivo, afectivo y relacional, y conlleva un
menoscabo de las capacidades funcionales del paciente, tanto a nivel social, como
laboral y personal. Esta limitación en la autonomía de las personas se traduce en un
enorme coste emocional, económico y de tiempo empleado, tanto para los familiares
que se encargan de su cuidado, como para la administración pública y la sociedad en
general.
La esquizofrenia es una de las principales causas de discapacidad entre los adultos
jóvenes (novena causa en importancia entre personas de 15 a 44 años en todo el
mundo y la cuarta en los países desarrollados, ya que estos pacientes normalmente
viven muchos años tras el primer diagnóstico.
Las tasas anuales de incidencia oscilan entre 0,04 y 0,58 por cada 1000 habitantes, y
las de prevalencia se sitúan en torno al 1% en la población general, aunque éstas
últimas difieren debido al uso de diferentes criterios diagnósticos y la disparidad de la
metodología empleada. Adicionalmente, la esquizofrenia existe en todas las
sociedades y regiones. En cuanto a los orígenes del término y la noción de esta
enfermedad, se atribuye a Emil Kraepelin la definición del término esquizofrenia,
caracterizando principalmente su curso y desenlace, a partir de estudios sobre
pacientes que desarrollaban demencia a una edad temprana por comparación con
aquellos que iniciaban un proceso demencial tardío.
Posteriormente, Eugen Bleuler cambió la denominación de demencia precoz por la de
esquizofrenia de y promulgó una mayor relevancia del estudio transversal de los
síntomas de la enfermedad, en contraposición a su curso y desenlace. Eligió este
término para poner de relieve las escisiones entre pensamientos, emoción y
comportamiento y es el que permanece vigente en la actualidad.
Antes de exponer la semiología general de los estados y cursos de esta entidad
psiquiátrica, quisiera recordar que no hablamos meramente de objetos de estudio, si
no más bien de seres humanos que sufren, que padecen. El avance de la industria
farmacológica actual permite que estos pacientes puedan ser bien medicados
logrando así una mejor calidad de vida. Por supuesto, es necesario un control
periódico del tratamiento.
18 de septiembre de 2013
5
CAPITULO I
18 de septiembre de 2013
6
1. La Esquizofrenia
La esquizofrenia es la enfermedad mental que más esfuerzos y labor
investigadora ha recibido a lo largo de la historia reciente. Esta patología ocasiona un
deterioro profundo en el funcionamiento cognitivo, afectivo y relacional (Alptekin et al.,
2005), y conlleva un menoscabo de las capacidades funcionales del paciente, tanto a
nivel social, como laboral y personal. Esta limitación en la autonomía de las personas
se traduce en un enorme coste emocional, económico y de tiempo empleado, tanto
para los familiares que se encargan de su cuidado, como para la administración
pública y la sociedad en general (Dilla, Prieto, Ciudad y Sacristán, 2004).
La esquizofrenia es una de las principales causas de discapacidad entre los
adultos jóvenes (novena causa en importancia entre personas de 15 a 44 años en todo
el mundo y la cuarta en los países desarrollados (Ho, Black, y Andreasen, 2005), ya
que estos pacientes normalmente viven muchos años tras el primer diagnóstico (Ho, et
al., 2005).
Las tasas anuales de incidencia oscilan entre 0,04 y 0,58 por cada 1000
habitantes, y las de prevalencia se sitúan en torno al 1% en la población general
(Eaton, 1999), aunque éstas últimas difieren debido al uso de diferentes criterios
diagnósticos y la disparidad de la metodología empleada (Murray, Jones, Susser, Van
Os, y Cannon, 2003). Adicionalmente, la esquizofrenia existe en todas las sociedades
y regiones geográficas (Eaton y Chen, 2006). En cuanto a los orígenes del término y la
noción de esta enfermedad, se atribuye a Emil Kraepelin (1856-1926) la definición del
término esquizofrenia, caracterizando principalmente su curso y desenlace, a partir de
estudios sobre pacientes que desarrollaban demencia a una edad temprana por
comparación con aquellos que iniciaban un proceso demencial tardío. Se refirió a los
primeros como afectados por «demencia precoz», que di ferenció también de un tercer
grupo de enfermedades a las que denominaba «enfermedad maníaco-depresiva»
(Kraepelin, 1919).
Posteriormente, Eugen Bleuler (1857-1939) cambió la denominación de
demencia precoz por la de esquizofrenia de y promulgó una mayor relevancia del
estudio transversal de los síntomas de la enfermedad, en contraposición a su curso y
desenlace. Eligió este término para poner de relieve las escisiones entre
pensamientos, emoción y comportamiento y es el que permanece vigente en la
actualidad.
18 de septiembre de 2013
7
Bleuler (1911) propuso que la anormalidad principal de la esquizofrenia era
el deterioro cognoscitivo y pensaba que el trastorno del pensamiento era el síntoma
central. En su modelo, por tanto, proponía la presencia de un conjunto de síntomas
primarios o fundamentales (incluyendo bloqueo de asociaciones o deterioro
atencional) derivados de la acción de un proceso cerebral desconocido sobre la
mente. Clasificó otros síntomas, como las ideas delirantes y las alucinaciones, como
accesorios o secundarios, ya que podían aparecer también en otros trastornos como
en la enfermedad maníaco-depresiva. Acentuó además la idea de que los pacientes
con esquizofrenia mostraban una gran heterogeneidad en sus síntomas; mientras
algunos mejoraban sustancialmente, otros mostraban un curso relativamente crónico.
Cabe destacar también la contribución de Kurt Schneider (1887-1967) y su
propuesta de síntomas de primer orden (sonoridad del pensamiento, voces
dialogadas, voces comentadoras de la propia actividad, etc), (hoy conocidos como
síntomas positivos), y síntomas de segundo orden, que representan las ocurrencias
delirantes, perplejidad, empobrecimiento afectivo, distimias y engaños sensoriales
(Schneider, 1946).
2. Etiopatogenia de la esquizofrenia
En torno a la etiopatogenia de la esquizofrenia, existen varias teorías que
oscilan desde las aproximaciones más biológicas hasta las propuestas más
integradoras. En la actualidad, aún no se conoce la fisiopatología que sustenta esta
enfermedad. A continuación se exponen los principales modelos desarrollados hasta el
momento.
2.1. Modelos Biológicos
Aunque aún no se ha determinado la asociación de los mecanismos biológicos
con la fenomenología y la clínica, actualmente resultaría impensable no tener en
cuenta la participación de factores biológicos en la aparición y el curso de la
enfermedad. Según este modelo, los síntomas que conforman el cuadro clínico se
producen por una causa orgánica bioquímica a nivel cerebral por defecto genético,
metabólico, endocrino, infeccioso o traumático. Como consecuencia de este enfoque,
el tratamiento va a ser biológico, haciendo hincapié en la supuesta etiología orgánica y
sus expresiones. Los distintos factores biológicos abordados por este modelo son
18 de septiembre de 2013
8
principalmente la genética y la bioquímica, aunque también se han publicado hallazgos
referentes a la inmunología y factores víricos.
2.1.1. GENÉTICA EN LA ESQUIZOFRENIA
Al igual que la mayoría de los las investigaciones en psiquiatría genética, la
investigación en esquizofrenia comenzó con estudios epidemiológicos que
examinaban la transmisión familiar de la enfermedad. Los primeros estudios familiares
en esquizofrenia se ubicaron en Europa, en la segunda década del siglo XX (Faraone,
Glat, y Taylor, 2004). Estos trabajos mostraron que los familiares de pacientes con
esquizofrenia tenían un riesgo considerablemente más alto de padecer esquizofrenia.
Gottesman (1994) estima que el riesgo aproximado de padecer esquizofrenia en
familiares de personas con esquizofrenia es del 5,6% para padres y madres, del
10,1% para hermanos, del 13% para hijos con uno de los padres afectados, y 46%
para hijos con ambos padres afectados. Los padres mostraban menores tasas
probablemente debido al hecho de que los pacientes con esquizofrenia tengan más
dificultades para reproducirse. Para familiares de segundo grado el riesgo oscila entre
el 2% y el 5%, y para familiares de tercer grado aproximadamente el 2,4%. Parece
pues, que a mayor cercanía en el parentesco, existe un mayor número de genes
compartidos, y consecuentemente una mayor probabilidad de presentar la
enfermedad.
Sin embargo, estos estudios tenían varias limitaciones, ya que, entre otras
cosas, carecían de grupo control y los investigadores no desconocían el diagnóstico
de los sujetos, y más importante todavía, los criterios diagnósticos utilizados diferían a
través de los estudios, llegando a caer en problemas de subjetividad.
Los estudios más recientes de transmisión de la esquizofrenia entre
familiares han empleado técnicas más rigurosas y criterios diagnósticos más precisos,
y datos neurológicos, además de las observaciones clínicas. La importancia de los
criterios diagnósticos y su problemática queda perfectamente ilustrada a la hora de
comparar los datos del riesgo de familiares (Tsuang y Vandermey, 1980), que van
desde el 1% hasta el 16%.
Otra línea de investigación que ha demostrado el componente genético de
la esquizofrenia ha sido el estudio de gemelos. En este tipo de estudios se recogen
18 de septiembre de 2013
9
datos de gemelos en los que uno de ellos padece esquizofrenia y el otro no, que se
denominan gemelos discordantes para esquizofrenia. Se compara la proporción de
concordancia entre gemelos monozigóticos (MZ), que poseen una carga genética
idéntica, con gemelos dizigóticos (DZ), que comparten una carga genética similar a la
que comparten los hermanos. Estos estudios tienen la ventaja de contar con un grupo
con idéntica carga genética, además de controlar el efecto de complicaciones
obstréticas, prenatales y perinatales, no controlado en estudios de familiares.
En una revisión de estudios con gemelos, Kendler (1983) halló que la tasa
de concordancia para gemelos MZ se aproximaba al 53% en control con el 15% para
gemelos DZ. Pardoen y Mendlewicz (1990) encontraron que la tasa de concordancia
en los gemelos MZ varía entre el 40% y el 70%, mientras que para los gemelos DZ no
supera el 20%. Los gemelos MZ parecen tener el triple de probabilidades que los
gemelos DZ de ser concordantes para la esquizofrenia, lo que revela una influencia
estimable de la carga genética, pero a su vez, el hecho de que la concordancia entre
gemelos MZ no sea del 100%, demuestra que los genes no pueden ser la única causa
de la enfermedad. Cuando se compara la contribución relativa de factores genéticos y
ambientales, se ha demostrado que el 60-70% de la varianza se debe a la herencia
genética (Faraone et al., 2004).
Gottesman y Bertelson (1989) estudiaron si existe una susceptibilidad
genética a padecer esquizofrenia que no se expresa. Según esta hipótesis, los hijos de
los gemelos MZ no afectados deberían tener la misma probabilidad de manifestar
esquizofrenia que los hijos de gemelos MZ afectados de esquizofrenia. Hallaron que la
prevalencia de esquizofrenia entre los hijos de gemelos no afectados era de 17.4% y
la de los hijos de gemelos afectados era de 16.8%. Además, el riesgo que tenían los
descendientes de gemelos DZ con esquizofrenia era de 17.4%, similar al de la
descendencia de gemelos MZ, pero el riesgo de la descendencia de gemelos DZ no
afectados era mucho más baja, del 2.1%.
Un tercer método para examinar si los genes influyen en la esquizofrenia es
comparar su prevalencia en hijos adoptivos con la prevalencia de sus padres
adoptivos y biológicos. En uno de los primeros estudios que se realizaron en este
campo, se comparó la prevalencia de esquizofrenia entre 47 hijos con madres con
esquizofrenia que fueron adoptados en la infancia por personas no relacionadas
biológicamente, con un grupo control de 50 niños adoptados con madres biológicas no
afectadas. Se halló que el 10,6% de los hijos biológicos de madres con esquizofrenia
18 de septiembre de 2013
10
desarrollaron esquizofrenia, mientras que ninguno de los hijos biológicos de madres no
afectadas presentó la enfermedad (Heston, 1966).
En otro estudio en el que se evaluó la prevalencia de esquizofrenia y de
trastornos relacionados entre los padres biológicos de niños adoptados que padecen
esquizofrenia, se comprobó que el 21% de los padres biológicos padecían
esquizofrenia. Sin embargo, tan sólo el 11% de los padres biológicos de niños
adoptados no afectados por la esquizofrenia fueron diagnosticados de esquizofrenia o
trastornos relacionados. Además, los niños nacidos de padres no afectados y criados
por padres con esquizofrenia no mostraron unas tasas de prevalencia superiores a la
población general, lo que sugiere que la presencia de la enfermedad en uno de los
padres por sí sólo no puede provocar la enfermedad sin la presencia de factores
genéticos (Kety, 1988).
Un posible problema en el diseño de estos estudios es que durante la
gestación, la madre con esquizofrenia podría transmitir o poseer un defecto fisiológico
o biológico no determinado genéticamente (ej, eclampsia) que podría resultar
posteriormente en esquizofrenia (McGue, Bouchard, Iacono, y Lykken, 1991). Sin
embargo, incluso teniendo en cuenta estas limitaciones, se puede extraer una
conclusión bastante firme, y es que la predisposición a la esquizofrenia tiene un gran
componente genético.
En cuanto a los modelos de transmisión genética, Faraone y Tsuang (1985)
demostraron que la explicación de la transmisión genética mediante el modelo
mendeliano no es adecuada, porque según esa hipótesis, si la esquizofrenia estuviese
causada por un gen dominante, el 50% de los hijos de una persona con esquizofrenia
deberían padecer la enfermedad. Sin embargo, como se ha visto anteriormente, la
tasa de herencia es bastante más baja. Además, si fuesen genes recesivos los que
produjesen la enfermedad, se daría el caso de que todos los hijos con ambos
progenitores biológicos afectados tuviesen la enfermedad. Sin embargo, sólo el 3650%
la desarrolla en estas situaciones. Quizá más importante sea el hecho de que la
mayoría de las personas con esquizofrenia no tienen ningún familiar de primer grado
afectado. Por lo tanto parece que el mecanismo de transmisión genética que subyace
a la enfermedad es más complejo.
18 de septiembre de 2013
11
Una explicación más sofisticada es el modelo de «single major locus
(SML)», es decir, que un par de genes en un locus simple causa la transmisión de la
enfermedad, pero no ha obtenido apoyo empírico (Faraone et al. , 2004).
Otra aproximación implica un modelo poligénico, en el que los «genes de la
esquizofrenia» se localizarían en dos o más loci. Hay dos tipos de modelos
poligénicos: un modelo oligogénico que implica un número limitado y específico de
loci; y un modelo multifactorial poligénico (MFP), que implica un amplio e inespecífico
número de loci (Plomin, Pedersen, Lichtenstein, y McClearn, 1994). De acuerdo con el
MFP, existen numerosos loci de riesgo intercambiables, y los genes de estos loci
tienen efectos aditivos y variables en la predisposición a la esquizofrenia. Estos
modelos asumen que todos tenemos cierto grado de vulnerabilidad genética a la
esquizofrenia. Si el efecto combinado de varias influencias genéticas (y ambientales)
llegan a cierto nivel, todavía indefinido, o traspasan cierto umbral, el resultado sería la
esquizofrenia como fenotipo o el trastorno esquizofreniforme (McGue, Bouchard,
Iacono, y Lykken, 1993).
Sin embargo, los paradigmas hasta ahora descritos no estudian
directamente el DNA. Para ello, y debido en gran medida al avance del conocimiento
del genoma humano adquirido en estas dos últimas décadas, se han desarrollado los
estudios de genética molecular. Estos estudios se están realizando para tratar de
determinar el modo de herencia y para localizar el(los) gen(es) involucrados en la
esquizofrenia. Esto resulta complicado debido a la falta de rasgos biológicos o
marcadores genéticos específicos de la enfermedad y por la heterogeneidad clínica
que manifiestan los pacientes (Ho et al. , 2005). En este campo existen dos
aproximaciones generales; los estudios de ligamiento (linkage studies) y los estudios
de asociación (association studies).
Los estudios de ligamiento (linkage) buscan la conexión entre una región
cromosómica y el trastorno. Se basan en el hecho de que los genes que son
adyacentes en el mismo cromosoma tienen más probabilidad de ser transmitidos
conjuntamente a los miembros de una misma familia, lo que significa que si los
miembros afectados de una familia tienen los mismos alelos marcadores, los alelos
relevantes para la esquizofrenia deberían estar en la misma zona del cromosoma
porque existen muchas probabilidades de que los alelos hayan sido transferidos de
padres a hijos en el mismo fragmento de DNA (Green, 2003). La investigación
involucra a segmentos de los cromosomas 5, 6, 8, 10, 13 y 22 (Moldin y Gottesman,
18 de septiembre de 2013
12
1997; Pulver, 2000). Pero hay que recordar que los estudios exitosos de ligamiento tan
sólo revelan una región del DNA, y no un gen individual.
Los estudios de asociación, a diferencia de los estudios de ligamiento,
buscan un gen particular debido a que el producto de ese gen particular (su proteína)
se considera relevante para la enfermedad. Para ello, primero se debe identificar el
gen responsable de esa determinada sustancia, por ejemplo, uno que contenga el
código de la proteína usada para sintetizar esa sustancia. Después se compara ese
gen entre un grupo de pacientes y un grupo control. Si los dos grupos tienen diferentes
alelos de este gen, entonces se acepta la hipótesis propuesta. Estos estudios se
encuentran en estadios iniciales, porque aunque se tenga una idea aproximada de
cuáles pueden ser las sustancias anómalas en la esquizofrenia, todavía se desconoce
en qué parte del genoma están codificadas. Sin embargo avanzan con gran rapidez, y
en un futuro próximo se espera que empiecen a obtenerse resultados esperanzadores
(Green, 2003).
2.1.2. TEORÍAS NEUROBIOQUÍMICAS DE LA ESQUIZOFRENIA
La idea de una alteración química como desorden fundamental aparece muy
temprano en la literatura. Por otro lado, existe un amplio volumen de investigación que
sugiere la implicación de varios sistemas de neurotransmisores en los procesos
fisiopatológicos de la enfermedad. Entre los neurotransmisores, son la dopamina (DA)
y el glutamato (GLU) los que más atención han recibido, si bien también parecen
implicados los sistemas GABAergicos (ácido γ -aminobutírico), serotoninérgicos,
colinérgicos y opioides.
La primera formulación de la hipótesis dopaminérgica proponía que la
hiperactividad de la transmisión de la DA es la responsable de los síntomas positivos
observados en los pacientes (Carlsson y Lindqvist, 1963). Esta hipótesis se
fundamenta en el hecho de que los medicamentos antipsicóticos son antagonistas de
los receptores dopaminérgicos (D 2 ), es decir, que su efectividad terapéutica está muy
relacionada con la capacidad para bloquear los receptores de DA. Los diferentes
medicamentos antipsicóticos bloquean los receptores a la DA en diferentes grados y la
magnitud del efecto terapéutico de los diversos neurolépticos es proporcional a la
magnitud de su efecto antagonista de la DA (Snyder, 1976).
Otra prueba a favor de la hipótesis de una hiperactividad dopaminérgica en
la esquizofrenia proviene del hallazgo efectuado con sustancias que pueden provocar
18 de septiembre de 2013
13
estados psicóticos transitorios similares a las manifestaciones clínicas de la
esquizofrenia (para una revisión del tema, ver Angrist y van Kamen, 1984; Lieberman,
Kane, y Alvir, 1987). Sustancias como las anfetaminas en altas dosis y la cocaína
provocan una hiperactividad catecolaminérgica (Bird et al., 1977), con un mayor efecto
sobre las DA que sobre la noradrenalina (NA), que puede desencadenar cuadros
psicóticos transitorios citados anteriormente.
En relación a la hiperactividad de la DA en la esquizofrenia, cabe la
posibilidad de que ésta se deba a una cantidad elevada del neurotransmisor DA en
determinadas áreas cerebrales, ó a un número elevado de receptores de la DA. Los
hallazgos sugieren una superabundancia de receptores a la DA más que la presencia
de mucha DA. Esta afirmación proviene de estudios en los que no se ha hallado que
los niveles de DA sean elevados, ni tampoco los niveles de metabolitos de DA, como
el ácido homovalínico (Zigmond, Bloom, Landis, Roberts, y Squire, 1999). La mayoría
de estudios post mortem en esquizofrenia no han mostrado diferencias con los
controles sanos en receptores D1. Un hallazgo repetido en este tipo de estudios revela
un aumento de receptores D 2 en el cuerpo estriado en pacientes crónicos (Soares y
Innes, 1999). No obstante, los estudios citados plantean un problema por el efecto de
la medicación, ya que la medicación con neuroléptica se asocia habitualmente con un
aumento compensatorio del número de receptores (Williamson, 2006).
A pesar de la importancia de la hipótesis, ésta ha recibido varias críticas. Por
un lado, Davis (1978) plantea que aunque el efecto antagonista de los fármacos
antipsicóticos sobre los receptores de la DA es rápido, del orden de horas, el efecto de
estos fármacos sobre los síntomas de la esquizofrenia es relativamente lento e implica
semanas. Este lapso de tiempo es al menos parcialmente incompatible con la
hipótesis de que la causa de los síntomas sea la hiperactividad de la DA. Otro
problema es la diversa respuesta de los pacientes a la medicación antipsicótica, que
oscila desde una enorme reducción de los síntomas hasta un efecto nulo. Hogarty,
Goldberg, Schooler, y Ulrich (1974) encontraron que a pesar de estar recibiendo
medicación antipsicótica, aproximadamente el 50% de los pacientes recaen en un
plazo de tiempo no superior a dos años. Si bien la hipótesis de la DA proporciona una
base para explicar los síntomas positivos, falla a la hora de explicar la persistencia de
los síntomas negativos y cognitivos (Javitt y Laruelle, 2006).
Se han propuesto hipótesis bioquímicas alternativas, incluyendo otros
sistemas de neurotransmisores, a saber, la serotonina, noradrenalina, colina y
18 de septiembre de 2013
14
glutamato. La hipótesis serotoninérgica ha surgido debido a la fuerte acción
antiserotoninérgica de la clozapina.
2.1.3. FACTORES DE RIESGO PRENATALES Y PERINATALES
Entre los factores de riesgo prenatales se han propuesto la hipótesis de la
estacionalidad, la deprivación nutricional prenatal, infecciones prenatales, la
incompatibilidad de Rhesus (Rh) y el estrés psicosocial materno.
La hipótesis de la estacionalidad propone que el hecho de nacer en una
determinada época del año es un factor de riesgo para padecer la enfermedad. Los
datos indican que existe un exceso de nacimientos de un 5-8% en el invierno y la
primavera tanto para la esquizofrenia como para el trastorno bipolar (Hare, Price, y
Slater, 1974; Bradbury y Millar, 1985). Aparece como un hallazgo robusto, al menos en
el hemisferio norte (Mortensen et al., 1999), ya que el efecto parece desaparecer o al
menos debilitarse en el hemisferio sur (McGrath y Welham, 1999). La causa de este
efecto es desconocida. Las posibles explicaciones a estos datos parecen
circunscribirse a algún factor ambiental que fluctúa con las estaciones produciendo
efectos alrededor de la fecha del nacimiento o a infecciones estacionales (Torrey,
Millar, Rawlings, y Yolken, 1997).
También se ha encontrado que el riesgo de padecer esquizofrenia es mayor
entre las personas nacidas en áreas urbanas en comparación con las nacidas en
áreas rurales, pero el efecto tamaño es pequeño (Marcelis, Navarro-Maten, Murria,
Selten, y Van Os, 1998; Mortensen etel, 1999). Marcelis et al. (1998) hallaron además,
que el aumento de riesgo estaba asociado a aquellas personas nacidas en áreas
urbanas y no a las personas no nacidas en áreas urbanas pero residentes en áreas
urbanas. Parece, por lo tanto, que este factor de riesgo urbano actúa en una etapa
temprana de la vida más que en la época cercana a la aparición de la enfermedad.
Las hipótesis de infecciones prenatales surgieron inicialmente de estudios
económicos o poblacionales. En 1988, Mednick, Machon, Huttunen, y Bonett
estudiaron la posibilidad de que la exposición al virus de la gripe durante el embarazo
18 de septiembre de 2013
15
podría aumentar el riesgo de padecer esquizofrenia en los hijos. Para ello
determinaron las tasas de esquizofrenia en la adultez de los hijos que se encontraban
en el útero materno durante la epidemia de gripe del año 1957 y compararon esas
tasas con un grupo control compuesto por personas nacidas en el mismo hospital
durante el mismo periodo de tiempo. Hallaron que los hijos que fueron expuestos al
virus durante el primer y tercer trimestre del embarazo mostraron tasas muy similares
al grupo control, mientras que aquellos expuestos durante el segundo trimestre casi
doblaban las del grupo control.
Posteriormente se han realizado numerosos estudios tratando de replicar
estos resultados, y si bien algunos han encontrado resultados negativos, la mayoría
han hallado un aumento del riesgo de padecer esquizofrenia en personas expuestas al
virus de la gripe durante el segundo trimestre del embarazo (O’Callaghan, Sham,
Takei, Glover, y Murray, 1991; Torrey et al., 1997; Barr, Mednick, y Munck-Jorgenson,
1990). En aquellos estudios en los que se ha examinado el efecto de género, se ha
hallado una asociación mayor o exclusiva en mujeres (Kennedy y Kemp, 1989; Takei
et al., 1994; Izumoto, Inoue, y Yasuda, 1999) aunque no se ha ofrecido todavía una
explicación satisfactoria a estos datos.
En otra investigación, Brown, Schaefer et al. (2000) investigaron la influencia
de la exposición a la rubéola durante el embarazo y hallaron que aquellos sujetos
expuestos (la mayoría de los cuales lo fueron en el primer trimestre) tenían un riesgo
mayor de desarrollar psicosis no afectivas. El efecto tamaño de la asociación de la
rubéola prenatal y la esquizofrenia parece ser mucho mayor que el hallado para el
virus de la gripe y la esquizofrenia.
La hipótesis de la deprivación nutricional/malnutrición surge de un estudio
realizado durante la hambruna holandesa de la segunda guerra mundial. Se halló que
la malnutrición materna durante el inicio de la gestación aumentaba el riesgo de
padecer esquizofrenia. Parece que las tasas de esquizofrenia de aquellas personas
expuestas doblaban las tasas de las personas no expuestas, y el riesgo se asociaba
tan sólo con la exposición durante las fases iniciales del embarazo, y no con las
etapas tardías (Susser et al., 1996). Esta exposición también se ha asociado con un
aumento del riesgo de padecer trastorno esquizoide de la personalidad (Hoek et al.,
1996) y trastornos afectivos (Brown, Van Os, et al. 2000).
18 de septiembre de 2013
16
La hipótesis de la incompatibilidad de Rhesus (Rh) fue descrita por primera
vez por Hollister, Laing, y Mednick (1996), y hallaron que la tasa de esquizofrenia se
triplicaba cuando las madres con Rh-negativo daban a luz a hijos con Rh-positivo, en
comparación con aquellos casos en los que eran compatibles. La incompatibilidad del
factor Rh puede producir hipoxia en el feto, así como altos niveles de bilirrubina, lo que
podría afectar negativamente sobre el desarrollo del cerebro (Shapiro, 2003).
Otra de las hipótesis propuestas ha sido la hipótesis del estrés psicosocial
materno, según la cual, la ocurrencia de éste durante el embarazo y el primer año de
vida puede incrementar el riesgo de padecer esquizofrenia. Sin embargo, los estudios
son inconsistentes al respecto, ya que mientras algunos dan cuenta de dicho hallazgo
(Myhrman, Rantakallio, Isohanni, Jones, y Partanen, 1996), otros informan no haber
encontrado dicho efecto (Selten et al., 2003).
2.2. Modelos Psicológicos
Estos modelos consideran los factores ambientales, de aprendizaje o
interpersonales como los agentes causales de la enfermedad. Entre ellos,
históricamente los dos más importantes han sido la aproximación conductista y la
orientación psicodinámica.
2.2.1. TEORÍAS CONDUCTISTAS
Este modelo no contempla la influencia de factores innatos ni de procesos
inconscientes, sino que acentúa el efecto de las experiencias de aprendizaje. Los
teóricos del aprendizaje proponen que el niño que posteriormente desarrolla
esquizofrenia, aprende de sus progenitores reacciones irracionales y formas de
pensar. Según estos autores, el factor explicativo fundamental es el «aprendizaje
desadaptativo», sugiriendo que la esquizofrenia implica un conjunto de conductas
desadaptativas que se van aprendiendo a lo largo del tiempo mediante los
mecanismos de castigo y refuerzo. Con el avance de los procesos de aprendizaje, las
conductas del individuo resultarían cada vez más desadaptativas.
2.2.2. TEORÍAS PSICODINÁMICAS
Todos los modelos psicodinámicos se basan en la idea de que los
síntomas psicóticos tienen significado en esta patología.
Según Freud (1937), la esquizofrenia se debe a fijaciones del desarrollo
que se producen en una etapa anterior a la aparición de la neurosis. Planteó que en la
18 de septiembre de 2013
17
esquizofrenia, la desintegración del yo representa una regresión a una etapa en la que
el yo no estaba establecido o empezaba a hacerlo, y que este déficit madurativo
impide la transferencia, siendo la base de la curación. En la visión psicoanalítica
clásica, el defeco del yo afectaría a la interpretación de la realidad y el control de los
impulsos sexuales y agresivos.
Sullivan (1956) consideraba que la esquizofrenia era una alteración de
las relaciones interpersonales. Él creía que la ansiedad experimentada por el paciente
crea una sensación de falta de relación que conlleva distorsiones paratáxicas, que son
persecutorias. Por ello, la esquizofrenia sería un método adaptativo para evitar esa
ansiedad de desintegración del sentido de sí mismo.
Para Klein (1952), el esquizofrénico en potencia abusa del alejamiento, la escisión y la
identificación proyectiva. Nunca superan la posición depresiva, permaneciendo fijados
en lo paranoide, y es a la situación a la que regresan posteriormente en situaciones de
estrés.
2.2.3. DINÁMICA FAMILIAR
El enfoque común de este modelo parte del binomio familia-ambiente, y las
escuelas pertenecientes a este enfoque consideran los patrones de comunicación y de
relación dentro del sistema familiar como los factores causales de la enfermedad. Los
problemas familiares podrían alterar el desarrollo cognitivo y afectivo del niño (Strauss
y Carpenter, 1981).
Bateson, Jackson, Haley, y Weakland (1956) desarrollaron el concepto de
«doble vínculo», un patrón de comunicación en el que los hijos reciben mensajes
parentales contradictorios acerca de su comportamiento, actitudes y sentimientos.
Según esta hipótesis, los niños se retraen a un estado psicótico para escapar de la
confusión creada por el doble mensaje. El problema surge cuando el niño tiene que
atender a esas demandas mutuamente exclusivas, aunque no puede huir de esa
situación y tampoco puede clarificar o desambiguar la situación, ya que se le niega la
posibilidad de reconocer la contradicción de la paradoja.
Por otro lado, Lidz, Fleck, y Cornelison (1965) describieron dos patrones
anormales de comportamiento familiar. En uno de los tipos familiares, con una escisión
entre progenitores, se da una relación demasiado estrecha entre un progenitor y un
hijo del sexo opuesto. En el otro tipo de familia, se observaría una lucha de poder
entre ambos progenitores y el dominio de uno de ellos a raíz de una relación sesgada
entre un hijo y uno de los progenitores. La dinámica de estrés a la que se ve sometida
18 de septiembre de 2013
18
la persona con limitadas capacidades adaptativas daría como resultado la
esquizofrenia, esto es, un estilo de vida que se impone el paciente para intentar
escapar de esos conflictos intrafamiliares.
Posteriormente se desarrolló la noción de «Emoción Expresada» (EE) de los
familiares, que consiste en un comportamiento crítico, hostil, y excesivamente
participativo o implicado hacia la persona que padece esquizofrenia. Koenigsberg y
Handley (1986) lo describieron como el grado en que los familiares expresan actitudes
hostiles y de implicación excesiva sobre un paciente a la hora de discutir con un
interlocutor acerca de la enfermedad del paciente y sobre el ambiente familiar. Parece
que en familias con un alto grado de EE se observa altas tasas de conductas
desadaptativas, carga subjetiva, y una alta tasa de recaídas de esquizofrenia.
La Figura 1.1 resume de manera gráfica una posible integración de factores
etiopatogénicos de la esquizofrenia.
Figura 1.1 Etiopatogenia de la esquizofreniaETIOPATOGENIA
3. Modelos clínicos y curso vital de la esquizofrenia
3.1. Modelos clínicos
3.1.1. ESQUIZOFRENIA TIPO I Y II DE CROW
A principios de los años 80 Crow (1980) propuso un modelo según el cual
la esquizofrenia podía dividirse en dos tipos clínicos, a los que llamó Tipo I y
Tipo II. La esquizofrenia de Tipo I se caracteriza por la predominancia de
síntomas positivos como ideación delirante y alucinaciones, trastornos formales
18 de septiembre de 2013
19
del pensamiento, buena respuesta al tratamiento farmacológico, exacerbación
de los síntomas con la administración de anfetaminas, alteración de la
transmisión dopaminérgica, aparición más aguda y buen pronóstico. La
esquizofrenia de Tipo II, en cambio, se caracteriza por la predominancia de
síntomas negativos, como el embotamiento afectivo, pobreza del lenguaje, falta
de voluntad, respuesta poco favorable al tratamiento farmacológico, mal ajuste
premórbido, aparición insidiosa, alteraciones estructurales cerebrales (atrofia
cerebral y ensanchamiento ventricular) y peor pronóstico en general.
Algunas de las limitaciones de este modelo son la falta de especificidad, ya que
se comparten algunas características, o la falta de estabilidad. Finalmente el
propio autor abandonó este modelo y propuso otro de psicosis única en el que
la transmisión se ejercía a través de un único gen del lenguaje y que aparecía
como consecuencia de alteraciones en el neurodesarrollo de la lateralización
cerebral (Crow, 1986; 2000).
3.1.2. ESQUIZOFRENIA POSITIVA, NEGATIVA Y MIXTA
En un trabajo posterior al de Crow (1980), Andreasen y Olsen (1982)
proponen un modelo nuevo, además de desarrollar nuevos instrumentos de
evaluación de los síntomas positivos y negativos, que son la SANSS (Scale for
the Assessment of Negative Symptoms) (Andreasen, 1983) y la SAPS (Scale
for the Assessment of Positive Symptoms) (Andreasen, 1984). Sus resultados
iniciales sugirieron la existencia de dos grupos, esquizofrenia positiva y
negativa, que se distinguían por alteraciones estructurales cerebrales, ajuste
premórbido y funcionamiento cognitivo. Pero posteriormente observaron que la
mayoría de los pacientes no podían ser incluidos exclusivamente en uno de los
grupos, ya que compartían características. La solución fue añadir un tercer
grupo, el de mixtos. Este grupo comparte características de losdos grupos
anteriores. Este enfoque dimensional dejó atrás los enfoques categoriales,
debido, entre otras razones, a que la mayoría de pacientes podían ser incluidos
en el grupo mixto, y a la diversificación sintomatológica de los pacientes en el
curso longitudinal de la enfermedad.
3.1.3. MODELOS DIMENSIONALES
El enfoque categorial, que incluye a los pacientes en un grupo u otro, atribuye
procesos fisiopatológicos y etiológicos diferentes, mientras que en el modelo
dimensional, las personas que pertenecen a diferentes dimensiones pueden
compartir características comunes, como son los síntomas.
18 de septiembre de 2013
20
Strauss, Carpenter, y Bartko (1974) propusieron un modelo tridimensional: a)
dimensión positiva (delirios, alucinaciones, catatonía y algunos trastornos
formales del pensamiento), b) dimensión negativa (embotamiento afectivo,
alogia, apatía y anhedonia) y c) desorganizada (trastornos formales del
pensamiento, conducta extraña y afectividad inapropiada).
Bilder, Mukherjee, Rieder, y Pandurangi (1985) plantearon también un modelo
con tres dimensiones de síntomas: a) síntomas negativos (embotamiento
afectivo, apatía y anhedonia), b) distorsión de la realidad (delirios y
alucinaciones), y c) desorganización del pensamiento (alteraciones del curso y
contenido del pensamiento, alteraciones de la atención). Estos modelos
dimensionales han sido replicados y analizados mediante análisis factoriales,
cuyos resultados sugieren la independencia de los factores entre sí, y su
asociación con marcadores biológicos, y medidas clínicas y pronósticas
(Peralta, De León, y Cuesta, 1992; Andreasen, Arndt, Alliger, Miller, y Flaum,
1995; Liddle, 1987).
3.2. Curso Vital en la Esquizofrenia
La mayoría de las personas que desarrollan un trastorno psicótico de esquizofrenia
van a padecer una enfermedad crónica. La gravedad de los síntomas positivos,
negativos, cognitivos y del estado de ánimo, es muy variable, así como la
severidad de las limitaciones en las áreas vocacionales y sociales. El resultado a
largo plazo varía desde una recuperación sustancial hasta la ocurrencia de
episodios psicóticos recurrentes con recuperación interepisódica (Perkins, Miller-
Andersen, y Lieberman, 2006). En un estudio multicéntrico de seguimiento de 15
años a pacientes con un primer episodio se observó que el desenlace vocacional y
social, medido mediante el DASWHO, era entre bueno y excelente para el 33% de
la muestra, aceptable para el 23% y pobre para el 44% (Harrison et al. , 2001).
Con todo, existen datos en la literatura que apoyan tanto la posibilidad de un
trastorno del neurodesarrollo, como de un trastorno neurodegenerativo.
3.2.1. HIPOTESIS DEL NEURODESARROLLO
El modelo dominante de la esquizofrenia durante el pasado siglo fue el
concepto Kraepeliano de demencia precoz. Sin embargo, en los últimos años
ha ganado terreno la idea de que lo que subyace a la enfermedad es un
proceso anormal del desarrollo neuronal. La idea básica de esta teoría es que
durante el proceso de maduración del cerebro, éste padece algún tipo de lesión
cuyas secuelas se van a ir manifestando a lo largo del ciclo vital, entre las
18 de septiembre de 2013
21
cuales se ven a observar los síntomas que caracterizan el cuadro clínico de la
enfermedad (Weinberger, 1987). En esta proposición, el término lesión no debe
entenderse como una lesión única que es la causa última de la enfermedad. Se
refiere a una condición que interfiere con el desarrollo normal del Sistema
Nervioso Central (SNC) y que irremediablemente producirá una alteración en
él.
Se han propuesto al menos tres formulaciones del desarrollo: aquellas que
proponen una alteración en el cerebro prenatal o perinatal, otras que implican
anormalidades en el cerebro peri-adolescente, y las que argumentan procesos
neurorregresivos progresivos posteriores a la aparición de la enfermedad
(Keshavan, Gilbert, y Diwadkar, 2006). Por otro lado, las consecuencias se van
a ir manifestando en función de la interacción de la lesión y el proceso de
desarrollo, así que la aparición de las manifestaciones clínicas no va a ser
inmediata a la lesión.
Además, existe la posibilidad de un efecto acumulativo, ya que todo el
desarrollo se va a sustentar en un cerebro ya dañado y susceptible a
alteraciones. Así, la aparición de los síntomas estaría determinada por un
proceso patológico inactivo hasta dicha afloración (Weinberger, 1987). Por
tanto, existe un periodo de tiempo en el que aun existiendo una alteración,
determinados síntomas no se manifiestan porque las estructuras cerebrales
implicadas en dicho funcionamiento no han madurado aún. Sólo cuando surgen
exigencias externas o ambientales para que entren en juego determinadas
habilidades dependientes de aquellas estructuras dañadas durante el
desarrollo, sólo entonces, es cuando se manifiestan las limitaciones propias de
la enfermedad.
La mayor evidencia de un desarrollo alterado proviene de observaciones de la
conducta premórbida, capacidad neurocognitiva premórbida, y anomalías
físicas menores. Estos factores incluyen déficits sutiles en habilidades
intelectuales generales, déficits selectivos en varias áreas cognitivas como la
atención, el lenguaje o la memoria, así como anomalías físicas menores
(malformaciones en las orejas y el paladar, o dismorfología facial) que indican
un desarrollo temprano alterado (Keshavan, 2004).
18 de septiembre de 2013
22
Estas últimas anomalías podrían proporcionar pistas relevantes acerca del
periodo en el que surge la enfermedad. Dworkin et al. (1993) hallaron que
aquellos niños que tenían padres con anomalías físicas menores desarrollan
trastornos del espectro de la esquizofrenia con mayor frecuencia que otro tipo
de psicopatología. Además, también se ha documentado una mayor presencia
de anomalías físicas menores entre personas con un alto riesgo de padecer
esquizofrenia en comparación con personas sanas, aunque no predicen los
síntomas psicóticos (Lawrie et al., 2001). Sin embargo, estos datos no
responden a la pregunta de la localización anatómica cerebral donde se gesta
la patología.
El hecho de que las alteraciones premórbidas sean generalizadas (McCabe,
2008) sugiere que la esquizofrenia podría no estar caracterizada por una lesión
focal, sino más bien por una desconexión corticocortical generalizada. Los
estudios de neuroimagen en primeros episodios, indican una reducción
significativa del volumen de la materia gris en el cortex asociativo heteromodal,
tálamo, cerebelo y ganglios basales (Sentón, Dickey, Frumin, y McCarley,
2001). Este hallazgo sugiere que las alteraciones estructurales cerebrales
están presentes ya en las fases tempranas de la enfermedad (Van Haren,
Cahn, Hulshoff Pol, y Kahn, 2008). Estudios con familiares de primer grado
también han arrojado datos de reducción de la materia gris en áreas cerebrales
(córtex prefrontal, temporal tálamo), además de un ensanchamiento ventricular,
falta de asimetría cerebral y reducción en el volumen total de la materia blanca
(Lawrie, 2004).
Otras evidencias de afectación del desarrollo cerebral durante las fases
tempranas provienen de estudios que han descubierto anomalías en el
dermatoglifo (Rosa, Fananas, Bracha, Torrey, y Van Os, 2000) o signos
neurológicos menores en adultos con esquizofrenia (Heinrichs y Buchanan,
1988).
3.2.2. HIPÓTESIS DE LA NEURODEGENERACIÓN
Las características degenerativas de la enfermedad ya fueron descritas por
Kraepelin (1919). Kraepelin sostuvo que la esquizofrenia se distinguía del resto
de las psicosis en el deterioro progresivo de su curso, el cual se caracterizaba
por la aparición de síntomas floridos que culminaba con un estado de
afectación cognitiva severa, similar a un estado demencial. Por definición, un
18 de septiembre de 2013
23
trastorno neurodegenerativo es una enfermedad progresiva del sistema
nervioso que se inicia por procesos bioquímicos específicos, a menudo con una
base genética subyacente, que conlleva una histopatología con
manifestaciones clínicas asociadas (Hardy y Gwinn-Hardy, 1998). La aparición
de los síntomas clínicos dependería así de la interacción existente entre la
fisiopatología subyacente, los procesos madurativos normales, la capacidad
individual para ofrecer respuestas de neuroplasticidad adaptativas, y la reserva
cognitiva (Jarskog y Gilmore, 2006). Por tanto, los trastornos
neurodegenerativos podrían permanecer «silenciados» clínicamente hasta que
ocurra un daño fisiopatológico que supere un determinado umbral.
Pantelis et al. (2003) han realizado estudios de neuroimagen estructural
longitudinales con pacientes prodrómicos con alto riesgo de desarrollar
psicosis, y han hallado una pérdida progresiva de materia gris en el cortex
frontal inferior, temporal medial y cingulado, pero sólo en aquellos que
posteriormente evolucionaron a un trastorno psicótico. En otros estudios en los
que se han examinado pacientes con esquizofrenia de aparición temprana, se
han identificado cambios volumétricos cerebrales progresivos comparados con
sujetos sanos normales, incluyendo ensanchamiento de los ventrículos
laterales (Rapoport, Giedd, Kumra, 1997) y pérdida de materia gris en el cortex
frontal, temporal y parietal (Gogtay et al. , 2004; Thompson et al. , 2001).
En estudios similares con pacientes que presentaban un primer episodio se ha
identificado un progresivo ensanchamiento ventricular, una pérdida progresiva
de volumen cortical en los hemisferios cerebrales (DeLisi et al. , 1997), y en el
volumen de la materia gris cerebral (Cahn et al. , 2002). También se han
asociado la pérdida progresiva de materia gris cortical y ensanchamiento
ventricular, con la severidad de los síntomas clínicos en pacientes varones con
esquizofrenia (Mathalon, Sullivan, Lim, y Pfefferbaum, 2001).
Se han realizado varios estudios longitudinales en pacientes con un primer
episodio psicótico, y en ellos se ha observado que el ensanchamiento
ventricular y la pérdida de materia gris cortical se correlaciona con un peor
desenlace funcional (Cahn et al. , 2002). Gur et al. (1998) llevaron a cabo un
estudio longitudinal con primeros episodios psicóticos, pacientes previamente
tratados y un grupo control, y hallaron que la pérdida de volumen cortical frontal
se asociaba con una menor mejoría de los síntomas negativos y con una mayor
mejoría en síntomas positivos. Aunque también informaron de una reducción
significativa en el lóbulo temporal, ésta aparecía en igual extensión en la
muestra sana, por lo que no es posible determinar si se debe a la patología o al
18 de septiembre de 2013
24
envejecimiento normal. En los pacientes previamente tratados con
antipsicóticos típicos y atípicos (dosis equivalente diaria de clorpromacina =
601,7 mg/kg), la reducción del volumen cortical se asociaba con un mayor
declive cognitivo. Davis et al. (1998) encontraron, de manera similar, un
ensanchamiento ventricular en aquellos pacientes que mostraban un pero
resultado.
Por último, cabe destacar que en la esquizofrenia de inicio temprano se ha
encontrado una correlación entre la pérdida progresiva de la circunvolución
temporal superior derecha con un peor desenlace clínico (Jacobsen et al. ,
1998), y la pérdida cortical fronto-temporal con una peor sinto matología
positiva y negativa, y con un mayor deterioro neurocognitivo (Thompson et al. ,
2001).
Se han propuesto una serie de mecanismos que podrían subyacer a los
cambios neuroprogresivos hallados en la esquizofrenia, entre los cuales
destacan la exitotoxicidad del glutamato (Goff y Coyle, 2001), el estrés
oxidativo (Mukerjee, Mahadik, Scheffer, Correnti, y Kelkar, 1996), la
sensibilización neuroquímica (Lieberman, Sheitman, y Kinon, 1997) y una
activación alterada de la apoptosis (Benes, 2004).
De los datos presentados parece desprenderse la idea de que existe una
correlación entre los déficits estructurales cerebrales progresivos y un peor
desenlace clínico y cognitivo. Sin embargo, estos hallazgos no han sido
replicados en todos los estudios (Van Haren et al. , 2003).
4. CAUSAS
Una combinación de susceptibilidad genética y de factores de riesgo sería necesaria
para la expresión del fenotipo esquizofrenia. En la actualidad, existen evidencias de un
exceso de eventos perjudiciales durante el periodo prenatal y/o perinatal, presencia de
signos conductuales y neurocognitivos durante la infancia y la adolescencia y rasgos
de personalidad esquizotípica en la mayoría de individuos con esquizofrenia. Estos
resultados sugieren una alteración patogénica en el neurodesarrollo de estos
individuos (según teorías recientes).
Sin duda, la esquizofrenia es una enfermedad compleja tanto desde el ámbito clínico
como en el de investigación.
Se supone que existe una especial vulnerabilidad psíquica para que pueda producirse
una esquizofrenia. La primera responsabilidad se debe a determinadas condiciones
hereditarias. Se sabe que en algunas familias las esquizofrenias son frecuentes,
18 de septiembre de 2013
25
mientras que en otras no. Debido a esta predisposición una persona puede ser
vulnerable a sufrir la enfermedad pero esto no es una condición ecuánime para
desarrollarla.
Como desencadenante de la enfermedad debe sumarse una carga emocional especial
(estrés). Los síntomas patológicos de la esquizofrenia deben entenderse como un
intento de escapar de alguna manera a esta carga excesiva.
¿Cuáles son estas cargas? Pueden ser acontecimientos de la vida estresantes,
normalmente imprevisibles, como la muerte de una persona próxima, el servicio militar,
la pérdida de un puesto de trabajo... también un acontecimiento feliz, como el
nacimiento de un niño, una boda, es decir situaciones que supongan un cambio en la
vida. Sobre todo una carga emocional permanente puede significar una exigencia
excesiva para una persona vulnerable: actitud excesivamente preocupada de la familia
o pareja cohíbe a la persona y disminuye su autonomía, hay casos en que la persona
que sufre de esquizofrenia es por sí, más retraída, debido a ello provocan que los
demás quieran ayudarle.
Otra actitud sería cuando los miembros de la familia tienen una actitud de rechazo
encubierto, es decir no se habla del problema pero se manifiesta en las expresiones y
actitudes, el afectado se critica y desvaloriza. Las cargas emocionales excesivas
desencadena los primeros brotes, pero también los brotes posteriores son provocados
por situaciones de estrés aunque sean de carga leve.
Hay que mencionar la existencia de otros modelos médicos como por ejemplo: el
modelo genético, neuroquímica, alteraciones cerebrales, alteraciones funcionales,
electrofisilógicas y neuropsicológicas, complicaciones en el parto, infecciones por
virus.
5. SIGNOS Y SÍNTOMAS
Las características esenciales de la esquizofrenia son una mezcla de signos y
síntomas peculiares (tanto positivos como negativos) que han estado presentes
una parte significativa de tiempo durante un período de 1 mes (o durante un
tiempo más breve si ha habido tratamiento con éxito) y con algunos signos del
trastorno que han persistido durante al menos 6 meses (Criterios A y C).
Estos signos y síntomas están asociados a una marcada disfunción social
o laboral (Criterio B). La alteración no es explicable por un trastorno
esquizoafectivo o un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos y
18 de septiembre de 2013
26
no es debida a los efectos fisiológicos directos de alguna sustancia o a una
enfermedad médica (Criterios D y E).
En sujetos con un diagnóstico previo de trastorno autista (u otro trastorno
generalizado del desarrollo) el diagnóstico adicional de esquizofrenia sólo es
pertinente si hay ideas delirantes o claras alucinaciones presentes durante al
menos 1 mes (Criterio F).
Los síntomas característicos de la esquizofrenia implican un abanico de
disfunciones cognoscitivas y emocionales que incluyen la percepción, el
pensamiento inferencial, el lenguaje y la comunicación,
la organización comportamental, la afectividad, la fluidez y productividad del
pensamiento y el habla, la capacidad hedónica, la voluntad y la motivación y la
atención.
Ningún síntoma aislado es patognomónico de la esquizofrenia; el diagnóstico
implica el reconocimiento de una constelación de signos y síntomas asociados
a un deterioro de la actividad laboral o social.
Los síntomas característicos (Criterio A) pueden conceptualizarse como
pertenecientes a dos amplias categorías: los positivos y los negativos. Los
síntomas positivos parecen reflejar un exceso o distorsión de las funciones
normales, mientras que los síntomas negativos parecen reflejar una
disminución o pérdida de las funciones normales. Los síntomas positivos
(Criterios A1-A4) incluyen distorsiones o exageraciones del pensamiento
inferencial (ideas delirantes), la percepción (alucinaciones), el lenguaje y la
comunicación (lenguaje desorganizado), y la organización comportamental
(comportamiento gravemente desorganizado o catatónico).
Estos síntomas positivos incluyen dos dimensiones distintas, que, a su vez,
pueden estar relacionadas con mecanismos neurales subyacentes y
correlaciones clínicas diferentes: la «dimensión psicótica» incluye ideas
delirantes y alucinaciones, mientras que la «dimensión de desorganización»
incluye el comportamiento y el lenguaje desorganizados. Los síntomas
18 de septiembre de 2013
27
negativos (Criterio 5) comprenden restricciones del ámbito y la intensidad de la
expresión emocional aplanamiento afectivo), de la fluidez y la productividad del
pensamiento y el lenguaje (alogia), y del inicio del comportamiento dirigido a un
objetivo (abulia).
Las ideas delirantes (Criterio A1) son creencias erróneas que habitualmente
implican una mala interpretación de las percepciones o las experiencias. Su
contenido puede incluir diversos temas (p. ej., de persecución, de
autorreferencia, somáticos, religiosos o grandiosos).
Las ideas delirantes de persecución son las más frecuentes; la persona cree
que está siendo molestada, seguida, engaña,espiada o ridiculizada. Las ideas
delirantes autorreferenciales también son corrientes: la persona cree que
ciertos gestos, comentarios, pasajes de libros, periódicos, canciones u otros
elementos del entorno están especialmente dirigidos a ella. La distinción entre
una idea delirante y una idea sostenida tenazmente resulta a veces difícil de
establecer, y depende del grado de convicción con la que se mantiene la
creencia, a pesar de las claras evidencias en sentido contrario.
Si bien las ideas delirantes extrañas son consideradas especialmente típicas de
la esquizofrenia, la «rareza» puede ser difícil de juzgar, especialmente a través
de diferentes culturas. Las ideas delirantes se califican como extrañas si son
claramente improbables e incomprensibles y si no derivan de las experiencias
corrientes de la vida.
Un ejemplo de una idea delirante extraña es la creencia de que un ser extraño
ha robado los órganos internos y los ha reemplazado por los de otra persona
sin dejar ninguna herida o cicatriz. Un ejemplo de una idea delirante no extraña
es la falsa creencia de ser vigilado por la policía.
Generalmente, se consideran extrañas las ideas delirantes que expresan una
pérdida del control sobre la mente o el cuerpo (p. ej., las incluidas entre la lista
de «síntomas de primer rango» de Schneider); éstas incluyen la creencia de
que los pensamientos han sido captados por alguna fuerza exterior («robo del
pensamiento»), que pensamientos externos han sido introducidos en la propia
18 de septiembre de 2013
28
mente («inserción del pensamiento») o que el cuerpo o los actos son
controlados o manipulados por alguna fuerza exterior («ideas delirantes de
control »).
Si las ideas delirantes son juzgadas como extrañas, sólo se necesita este único
síntoma para satisfacer el Criterio A para la esquizofrenia. Las alucinaciones
(Criterio A2) pueden ocurrir en cualquier modalidad sensorial (p. ej., auditivas,
visuales, olfativas, gustativas y táctiles), pero las alucinaciones auditivas son,
con mucho, las más habituales y características de la esquizofrenia. Las
alucinaciones auditivas son experimentadas generalmente como voces, ya
sean conocidas o desconocidas, que son percibidas como distintas de los
pensamientos de la propia persona. El contenido puede ser bastante variable,
aunque son especialmente frecuentes las voces peyorativas o amenazantes.
Algunos tipos de alucinaciones auditivas (p. ej., dos o más voces conversando
entre ellas, o voces que mantienen comentarios continuos sobre los
pensamientos o el comportamiento del sujeto) han sido considerados
especialmente característicos de la esquizofrenia y fueron incluidos en la lista
de síntomas de primer rango de Schneider.
Si estos tipos de alucinaciones están presentes, son suficientes para satisfacer
el Criterio A. Las alucinaciones deben producirse en un contexto de claridad
sensorial; las que ocurren mientras se concilia el sueño (hipnagógicas) o al
despertar (hipnopómpicas) se consideran dentro del abanico de las
experiencias normales.
Las experiencias aisladas de oírse llamado por el nombre o las experiencias
que carecen de la cualidad de una percepción externa (p. ej., zumbidos en la
cabeza) tampoco son consideradas como alucinaciones típicas de la
esquizofrenia. Las alucinaciones también pueden ser una parte normal de las
experiencias religiosas en ciertos contextos culturales.
El pensamiento desorganizado («trastorno formal del pensamiento», «pérdida
de las asociaciones») ha sido considerado por algunos autores (en particular
Bleuler) como la característica simple más importante de la esquizofrenia.
18 de septiembre de 2013
29
Debido a la dificultad intrínseca para establecer una definición objetiva del
«trastorno del pensamiento» y puesto que en el contexto clínico las inferencias
acerca del pensamiento se basan principalmente en el lenguaje del sujeto, en
la definición de esquizofrenia utilizada en este manual se ha puesto énfasis en
el concepto de lenguaje desorganizado (Criterio A3).
El lenguaje de los sujetos con esquizofrenia puede presentar diversas formas
de desorganización. El sujeto puede «perder el hilo», saltando de un tema a
otro («descarrila-miento» o pérdida de las asociaciones); las respuestas
pueden tener una relación oblicua o no tener relación alguna con las preguntas
(«tangencialidad»); y, en raras ocasiones, el lenguaje puede estar tan
gravemente desorganizado que es casi incomprensible y se parece a la afasia
receptiva en su desorganización lingüística («incoherencia» o «ensalada de
palabras»).
Puesto que la desorganización leve del habla es frecuente e inespecífica, el
síntoma debe ser suficientemente grave como para deteriorar la efectividad de
la comunicación. Durante los períodos prodrómico y residual de la
esquizofrenia puede presentarse una desorganización del pensamiento o el
lenguaje menos
grave (v. Criterio C). El comportamiento gravemente desorganizado (Criterio
A4) puede manifestarse en varias formas, que comprenden desde las tonterías
infantiloides hasta la agitación impredecible. Cabe observar problemas en
cualquier forma de comportamiento dirigido a un fin, ocasionando dificultades
en la realización de actividades de la vida cotidiana como organizar las
comidas o mantener la higiene.
El sujeto puede presentarse exageradamente despeinado, vestir de una forma
poco corriente (p. ej., llevando varios abrigos, bufandas y guantes en un día
caluroso) o presentar un comportamiento sexual claramente inapropiado (p. ej.,
masturbarse en público), o una agitación impredecible e inmotivada (p. ej.,
gritar o insultar). Hay que tener cuidado de no aplicar este criterio con
demasiada amplitud.
El comportamiento gravemente desorganizado debe distinguirse del
comportamiento simplemente carente de sentido o, en general, sin un
18 de septiembre de 2013
30
propósito concreto y del comportamiento organizado que está motivado por
creencias delirantes. Igualmente, unos pocos episodios de inquietud, ira o
comportamiento agitado no deben considerarse una prueba de esquizofrenia,
especialmente si existe una motivación comprensible.
Los comportamientos motores catatónicos (Criterio A4) incluyen una importante
disminución de la reactividad al entorno que, algunas veces, alcanza un grado
extremo de falta de atención (estupor catatónico), manteniendo una postura
rígida y resistiendo la fuerza ejercida para ser movido (rigidez catatónica), la
resistencia activa a las órdenes o los intentos de ser movido (negativismo
catatónico), el asumir posturas inapropiadas o extrañas (posturas catatónicas)
o una actividad motora excesiva sin propósito ni estímulo provocador (agitación
catatónica).
Aunque la catatonía ha sido asociada históricamente con la esquizofrenia, el
clínico debe tener presente que los síntomas catatónicos no son específicos y
pueden ocurrir en otros trastornos mentales (v. Trastornos del estado de ánimo
con síntomas catatónicos, pág. 390), en enfermedades médicas (v. Trastorno
catatónico debido a enfermedad médica, pág. 175) y en los trastornos del
movimiento inducidos por medicamentos (v. Parkinsonismo inducido por
neurolépticos, pág. 752). Los síntomas negativos de la esquizofrenia (Criterio
A5) constituyen una parte sustancial de la morbididad asociada con el
trastorno.
Tres síntomas negativos —aplanamiento afectivo, alogia y abulia— están
incluidos en la definición de esquizofrenia; otros síntomas negativos (p. ej., la
anhedonía) están incluidos en el siguiente apartado referido a los «Síntomas y
trastornos asociados». El aplanamiento afectivo es especialmente frecuente y
está caracterizado por la inmovilidad y falta de respuesta en la expresión facial
del sujeto, contacto visual pobre y reducción del lenguaje corporal. Si bien, en
ocasiones, una persona con aplanamiento afectivo puede sonreír y mostrarse
cálida, la mayoría del tiempo el abanico de su expresividad emocional está
claramente disminuido.
18 de septiembre de 2013
31
Para determinar si el aplanamiento afectivo es suficientemente persistente para
cumplir el criterio, es útil observar al sujeto interactuando con sus prójimos. La
alogia (pobreza del habla) se manifiesta por las réplicas breves, lacónicas y
vacías.
El sujeto con alogia parece tener una disminución de los pensamientos que se
refleja en un descenso de la fluidez y la productividad del habla. Esto hay que
diferenciarlo de la falta de ganas de hablar, un juicio clínico que puede requerir
la observación a lo largo del tiempo y de situaciones diferentes. La abulia está
caracterizada por una incapacidad para iniciar y persistir en actividades
dirigidas a un fin. La persona puede permanecer sentada durante largo tiempo
y mostrar poco interés en participar en el trabajo o las actividades sociales.
A pesar de su ubicuidad en la esquizofrenia, los síntomas negativos pueden ser
difíciles de evaluar porque ocurren en continuidad con la normalidad, son
inespecíficos y pueden ser debidos a varios otros factores (p. ej., ser
consecuencia de los síntomas positivos, efectos secundarios de la medicación,
un trastorno del estado de ánimo, hipoestimulación ambiental o
desmoralización). El aislamiento social o el lenguaje empobrecido pueden no
considerarse síntomas negativos cuando son consecuencia de un síntoma
positivo (p. ej., una idea delirante paranoide o una alucinación importante).
Por ejemplo, el comportamiento de un sujeto que tiene la creencia delirante de
que va a estar en peligro si sale de su habitación o si habla con alguien puede
simular la alogia y la abulia. Los medicamentos neurolépticos producen
frecuentemente síntomas extrapiramidales que se parecen mucho al
aplanamiento afectivo o la abulia.
La distinción entre los síntomas negativos verdaderos y los efectos secundarios
de la medicación dependen del juicio clínico que toma en consideración la
gravedad de los síntomas negativos, la naturaleza y el tipo de medicamentos
neurolépticos, los efectos del ajuste de la dosificación y los efectos de la
terapéutica anticolinérgica. La difícil distinción entre los síntomas negativos y
los síntomas depresivos puede resolverse a través de los demás síntomas
acompañantes y por el hecho de que los sujetos con síntomas
18 de septiembre de 2013
32
de depresión experimentan un estado de ánimo intensamente penoso, mientras
que los sujetos con esquizofrenia tienen una afectividad pobre o vacío afectivo.
Finalmente, la hipoestimulación ambiental crónica o la desmoralización pueden
ocasionar una apatía y abulia aprendidas. Quizá la mejor prueba para
establecer la presencia de los síntomas negativos es su persistencia durante
un período de tiempo considerable, a pesar de los esfuerzos dirigidos a
resolver cada una de las causas potenciales descritas anteriormente.
Se ha sugerido que los síntomas negativos persistentes deben denominarse
síntomas «deficitarios». El Criterio A para la esquizofrenia requiere que al
menos dos de los cinco ítems estén presentes de forma simultánea durante
como mínimo 1 mes. Sin embargo, si las ideas delirantes son extrañas o las
alucinaciones implican «voces que comentan» o «voces que conversan»,
entonces sólo se requiere un único ítem. La presencia de esta agrupación
relativamente grave de signos y síntomas se denomina «fase activa». En
aquellas situaciones en las que los síntomas de la fase activa remiten antes de
1 mes en respuesta al tratamiento, aún puede considerarse que se ha cumplido
el Criterio A si el clínico juzga que los síntomas habrían persistido durante 1
mes en ausencia de un tratamiento eficaz. En los niños, la evaluación de los
síntomas característicos debe tener en cuenta la presencia de otros trastornos
o de dificultades del desarrollo.
Por ejemplo, el lenguaje desorganizado de un niño con un trastorno de la
comunicación no debe servir para el diagnóstico de esquizofrenia a menos que
el grado de desorganización sea significativamente mayor del que sería
esperable sólo en el trastorno de la comunicación. La esquizofrenia implica una
disfunción en una o más de las principales áreas de actividad (p. ej., las
relaciones interpersonales, el trabajo, los estudios o el cuidado de uno mismo)
(Criterio B). Típicamente, el funcionamiento es claramente inferior al que se
habría alcanzado antes del inicio de los síntomas. Sin embargo, si la alteración
empieza en la infancia o la adolescencia, más que un deterioro de la actividad
puede existir un fracaso en la consecución de lo que sería esperable para el
sujeto.
18 de septiembre de 2013
33
Para llegar a esta conclusión puede ser útil comparar al sujeto con sus
hermanos no afectados. El progreso educativo está frecuentemente alterado y
el sujeto puede ser incapaz de finalizar la escolaridad. Muchos sujetos son
incapaces de mantener un trabajo durante períodos largos de tiempo y sus
empleos tienen un nivel inferior al de sus padres («van a menos»). La mayoría
(60-70 %) de los sujetos con esquizofrenia no se casan y tienen contactos
sociales relativamente limitados.
La disfunción persiste durante una parte sustancial del curso del trastorno y no
parece ser resultado directo de un síntoma en particular. Por ejemplo, si
una mujer abandona su trabajo debido a la idea delirante concreta de que su
jefe está tratando de matarla, esto solo no es prueba suficiente para que se
cumpla este criterio, a menos que se dé un patrón más general de dificultades
(habitualmente en varias áreas de actividad).
Algunos signos de la alteración deben persistir durante un período continuo de
por lo menos 6 meses (Criterio C). A lo largo de este período de tiempo, debe
haber al menos 1 mes (o menos de 1 mes si los síntomas han
sido tratados con éxito) de síntomas que cumplan el Criterio A de esquizofrenia
(la fase activa).
Los síntomas prodrómicos suelen estar presentes antes de la fase activa y los
síntomas residuales aparecen a continuación. Algunos síntomas prodrómicos y
residuales son formas relativamente leves o subumbrales de los síntomas
positivos especificados en el Criterio A. Los sujetos pueden expresar diversas
creencias inhabituales o raras que no alcanzan una proporción delirante (p. ej.,
ideas de autorreferencia o pensamiento mágico); pueden tener experiencias
perceptivas poco habituales (p. ej., sentir la presencia de una persona o fuerza
invisible en ausencia de verdaderas alucinaciones; su lenguaje puede ser
generalmente comprensible, pero disgresivo, vago o excesivamente abstracto o
concretista; y su comportamiento puede ser peculiar, pero no gravemente
desorganizado (p. ej., murmurar para uno mismo, almacenar objetos extraños y
sin valor aparente).
18 de septiembre de 2013
34
Además de estos síntomas similares a los positivos, en las fases prodrómicos y
residuales son especialmente frecuentes los síntomas negativos, que en
ocasiones presentan bastante gravedad. Sujetos que habían sido
socialmente activos pueden volverse como ausentes; pierden interés en
actividades previamente placenteras; pueden volverse menos habladores y no
hacer nunca preguntas, y pueden pasar la mayor parte del tiempo en la cama.
Estos síntomas negativos a menudo son los primeros signos que nota la familia
de que algo va mal; finalmente, los familiares pueden explicar que observaron
que el sujeto «se alejaba gradualmente».
Especificaciones de curso
Pueden utilizarse las siguientes especificaciones para indicar las características
del curso de los síntomas de la esquizofrenia a lo largo del tiempo.
Episódico con síntomas residuales interepisódicos. Esta especificación se
aplica cuando el curso se caracteriza por episodios en los que se cumple el
Criterio A para la esquizofrenia y en los que hay síntomas residuales
clínicamente significativos entre los episodios.
Con síntomas negativos acusados puede añadirse si hay síntomas
negativos acusados durante estos períodos residuales.
Episódico sin síntomas residuales interepisódicos. Esta
especificación se aplica cuando el curso se caracteriza por episodios en
los que se cumple el Criterio A para la esquizofrenia y en los que no hay
síntomas residuales clínicamente significativos entre los episodios.
Continuo. Esta especificación se aplica cuando los síntomas
característicos del Criterio A se cumplen a lo largo de todo (o casi todo)
el curso. Puede añadirse con síntomas negativos acusados si
también hay síntomas negativos acusados.
Episodio único en remisión parcial. Esta especificación se aplica
cuando ha habido un episodio único en el que se ha cumplido el Criterio
A para la esquizofrenia y han persistido síntomas residuales clínicos
significativos. Puede añadirse con síntomas negativos acusados si
estos síntomas residuales incluyen síntomas negativos acusados.
18 de septiembre de 2013
35
Episodio único en remisión total. Esta especificación se aplica cuando
ha habido un episodio único en el que se ha cumplido el Criterio A para
la esquizofrenia y no quedan síntomas residuales clínicamente
significativos.
Otro patrón o no especificado. Esta especificación se utiliza cuando
hay otro patrón de curso o si es no especificado.
Menos de 1 año desde el inicio de los primeros síntomas de fase activa.
6. SÍNTOMAS Y TRASTORNOS ASOCIADOS
6.1. Características descriptivas y trastornos mentales asociados.
El sujeto con esquizofrenia puede presentar afecto inapropiado (p. ej., sonrisa, risa
o expresión facial tonta en ausencia de estímulos apropiados), que es una de las
características definitorias del tipo desorganizado. La anhedonía es frecuente y se
manifiesta por una pérdida de interés o de placer.
El humor disfórico puede tomar la forma de depresión, ansiedad o ira. Puede haber
alteraciones del patrón de sueño (p. ej., dormir durante el día y actividad o
intranquilidad nocturna). El sujeto puede mostrar una falta de interés en comer o
rechazar los alimentos como consecuencia de sus creencias delirantes. A menudo
se observan alteraciones de la actividad psicomotora (p. ej., alteración de la
marcha, balanceo o inmovilidad apática). Con frecuencia, las dificultades para
concentrarse son evidentes y pueden reflejar problemas en la focalización de la
atención o distraibilidad debida a la preocupación por estímulos internos. Si bien
las funciones intelectuales básicas se consideran clásicamente indemnes en la
esquizofrenia, es frecuente que se encuentren indicadores de disfunción
cognoscitiva.
El sujeto puede estar confuso o desorientado, o presentar un deterioro de la
memoria durante un período de exacerbación de los síntomas activos o en
presencia de síntomas negativos muy graves. La falta de conciencia de
enfermedad es habitual y puede ser uno de los mejores predoctores de mala
evolución, quizá porque predispone al sujeto a un mal cumplimiento del
tratamiento. Pueden presentarse despersonalización, desrealización y
preocupaciones somáticas, que alcanzan a veces proporciones delirantes.
18 de septiembre de 2013
36
En ocasiones se dan anormalidades motoras (p. ej., muecas, posturas o
manierismos raros, comportamientos rituales o estereotipados). La esperanza de
vida de los sujetos con esquizofrenia es más corta que la de la población general
por diversas razones.
El suicidio es un factor importante, porque aproximadamente el 10 % de los sujetos
con esquizofrenia se suicidan. Los factores de riesgo para el suicidio incluyen el
sexo masculino, edad inferior a 30 años, síntomas depresivos, desempleo y alta
hospitalaria reciente. Hay datos contradictorios acerca de si la frecuencia de actos
violentos es mayor que en la población general. Es frecuente la comorbididad con
los trastornos relacionados con sustancias (incluida la dependencia de nicotina).
Los trastornos esquizotípicos, esquizoides o paranoides de la personalidad
preceden algunas veces al inicio de la esquizofrenia. No está claro si estos
trastornos de la personalidad son simples pródromos de la esquizofrenia o si
constituyen un trastorno distinto previo.
6.2. Hallazgos de laboratorio (Pertenecientes a los Signos)
No se han identificado hallazgos de laboratorio que sirvan para el diagnóstico de
esquizofrenia. Sin embargo, hay datos de laboratorio que son anormales en grupos
de sujetos con esquizofrenia en relación con sujetos normales.
En los sujetos con esquizofrenia como grupo se ha demostrado consistentemente
la existencia de anormalidades estructurales del cerebro; las anormalidades
estructurales más frecuentes son el ensanchamiento del sistema ventricular y el
aumento de los surcos de la corteza.
También se han citado varias anormalidades más, utilizando técnicas de
imaginería estructural (p. ej., disminución del tamaño del lóbulo temporal y el
hipocampo, aumento del tamaño de los ganglios basales, disminución del tamaño
cerebral).
Las técnicas por imagen funcional han indicado que algunos sujetos pueden tener
un flujo sanguíneo cerebral anormal o una anormal utilización de la glucosa en
áreas específicas del cerebro (p. ej., la corteza prefrontal). Las evaluaciones
neuropsicológicas pueden mostrar un amplio espectro de disfunciones (p. ej.,
dificultad para cambiar las pautas de respuesta, focalizar la atención o formular
conceptos abstractos).
18 de septiembre de 2013
37
Los hallazgos neuropsicológicos incluyen un enlentecimiento de los tiempos de
reacción, anormalidades en el seguimiento ocular o deterioro de la transmisión
sensorial. También se encuentran datos anormales de laboratorio tanto por
complicaciones de la esquizofrenia como de su tratamiento.
Algunos sujetos con esquizofrenia beben cantidades excesivas de líquidos
(«intoxicación acuosa») y desarrollan alteraciones de la densidad de la orina o del
equilibrio electrolítico. Una elevación de la creatinfosfocinasa (CPK) puede ser
consecuencia del síndrome neuroléptico maligno.
6.3. Hallazgos de la exploración física y enfermedades médicas asociadas.
Los sujetos con esquizofrenia son algunas veces físicamente torpes y pueden
presentar «signos neurológicos menores» como confusión derecha/izquierda,
coordinación pobre o movimientos en espejo. Algunas anomalías físicas leves son
más frecuentes entre los sujetos con esquizofrenia (p. ej., bóveda palatina
arqueada, ojos excesivamente juntos o separados, o sutiles malformaciones de las
orejas). Probablemente el hallazgo físico más comúnmente asociado sean las
anormalidades motoras. La mayoría de éstas se relacionan con los efectos
secundarios del tratamiento con medicación antipsicótica.
Las anormalidades motoras que son secundarias al tratamiento con neurolépticos
incluyen discinesia tardía inducida por neurolépticos, parkinsonismo inducido por
neurolépticos, acatisia aguda inducida por neurolépticos, distonía aguda inducida
por neurolépticos y el síndrome neuroléptico maligno. Anormalidades motoras
espontáneas que se parecen a las provocadas por neurolépticos (p. ej., olfateo,
cloqueo lingual, gruñidos) fueron descritas en la era preneuroléptica y aún se
observan, aunque pueden ser difíciles de distinguir de los efectos neurolépticos.
Otros hallazgos físicos están relacionados con trastornos frecuentemente
asociados. Por ejemplo, puesto que la dependencia de la nicotina es tan frecuente
en la esquizofrenia, estos sujetos son más propensos a desarrollar patología
relacionada con el tabaco (p. ej., enfisema y otros problemas pulmonares y
cardíacos).
6.4. Síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo
18 de septiembre de 2013
38
Los clínicos que evalúan los síntomas de la esquizofrenia en contextos
socioeconómicos o culturales que son distintos del suyo propio deben tener en
cuenta las diferencias culturales. Ideas que pueden parecer delirantes en una
cultura (p. ej., brujería, sortilegios) son de uso corriente en otra.
En algunas culturas las alucinaciones visuales o auditivas de contenido religioso
son una parte normal de la experiencia religiosa (p. ej., ver a la Virgen María u oír
la voz de Dios). Además, la evaluación del lenguaje desorganizado puede hacerse
difícil debido a variaciones lingüísticas en los estilos narrativos de diferentes
culturas, lo que afecta la forma lógica de presentación verbal.
La evaluación de la afectividad requiere sensibilidad hacia los diferentes estilos de
expresión emocional, contacto ocular y lenguaje corporal, que varían de unas
culturas a otras. Si la evaluación se realiza en una lengua distinta de la primera
lengua del sujeto, hay que pensar que la alogia puede estar relacionada con las
barreras lingüísticas. Debido a que el significado cultural de la iniciativa y la
actividad dirigida a un objetivo puede esperarse que varíe según el medio, hay que
evaluar con cuidado las alteraciones volitivas. Existen algunos indicios de que los
clínicos tienden a sobrediagnosticar la esquizofrenia en algunos grupos étnicos (en
lugar del trastorno bipolar).
Se han encontrado diferencias culturales en la presentación, el curso y la evolución
de la esquizofrenia. El comportamiento catatónico se ha referido como
relativamente poco frecuente entre los sujetos con esquizofrenia en Estados
Unidos, pero es más frecuente en los países del Este. Los sujetos con
esquizofrenia en los países en desarrollo tienden a tener un curso más agudo y
una mejor evolución que los sujetos de los países industrializados.
El comienzo de la esquizofrenia ocurre típicamente entre los últimos años de la
segunda década de la vida y la mitad de la cuarta, siendo raro el inicio anterior a la
adolescencia (aunque se han referido casos de inicio a la edad de 4 o 5 años). En
los niños, las características esenciales de la enfermedad son las mismas, pero
puede ser especialmente difícil realizar el diagnóstico a estas edades. En los
niños, las ideas delirantes y las alucinaciones pueden ser menos elaboradas que
las que se observan en los adultos y las alucinaciones visuales pueden ser más
habituales.
18 de septiembre de 2013
39
El lenguaje desorganizado se observa en diversos trastornos de inicio de la
infancia (p. ej., trastorno de la comunicación, trastornos generalizados del
desarrollo), del mismo modo que el comportamiento desorganizado (p. ej.,
trastorno por déficit de atención con hiperactividad, trastorno de movimientos
estereotipados). Estos síntomas no deben atribuirse a la esquizofrenia sin que se
hayan considerado estos otros trastornos más frecuentes en la infancia.
La esquizofrenia también puede empezar a una edad más avanzada de la vida (p.
ej., después de los 45 años). Los casos de esquizofrenia de inicio tardío tienden a
ser similares a los de inicio temprano, excepto por una mayor proporción de
mujeres, una mejor historia laboral y una mayor frecuencia de casados. La
presentación clínica es más probable que incluya ideas delirantes paranoides y
alucinaciones, y es menos probable que incluya síntomas desorganizados y
negativos. Habitualmente, el curso es crónico, aunque los sujetos suelen
responder bastante bien a la medicación antipsicótica a dosis más bajas.
Entre las personas que tienen una edad superior al inicio (p. ej., más de 60 años),
los déficit sensoriales (p. ej., pérdida de audición), parecen darse con mayor
frecuencia que en la población adulta general. Su papel específico en la patogenia
sigue siendo desconocido. Hay diferencias debidas al sexo en la presentación y el
curso de la esquizofrenia. Las mujeres son más propensas a presentar un inicio
tardío, síntomas afectivos más acusados y un mejor pronóstico. Si bien se ha dicho
siempre que los varones y las mujeres están afectados aproximadamente por un
igual, las estimaciones de la proporción entre sexos están mediatizadas por
cuestiones metodológicas y de definición.
Los estudios realizados en hospitales sugieren una mayor tasa de esquizofrenia en
varones, mientras que los estudios realizados en la población general han sugerido
mayoritariamente una prevalencia igual para ambos sexos. Las definiciones más
amplias de la esquizofrenia, que llegan a limitar con los trastornos del estado de
ánimo, conducirían a una prevalencia más alta para las mujeres que para los
varones.
18 de septiembre de 2013
4018 de septiembre de 2013
41
CAPITULO
II
1. INIMPUTABILIDAD DE LA ESQUIZOFRENIA Y SUS IMPULSOS HOMICIDAS
La psicosis esquizofrénica (1) es una patología, es decir un conjunto de signos y
síntomas simultaneos y constantes, en este caso con alteraciones groseras en la
personalidad, Esquizofrenia significa mente dividida, disgregada, según algunas
escuelas es de base cerebral, específicamente en el tálamo, es decir en uno de los
filtros más importantes que tenemos para la captación del mundo externo. Esto hace
que el paciente tenga sensaciones nuevas, vivencias que experimenta como extrañas,
es decir hay un antes y un después de estas vivencias, o sea, del primer brote. El
paciente percibe el mundo externo tal como lo percibe un intoxicado con mezcalina o
LSD, pero en este caso sin necesidad del mismo, todo tiene "ese no se qué", ya nada
se percibe como antes. Si hablamos de las esquizofrenias auténticas: Todo es un
proceso químico endógeno, es decir producido por el propio organismo del paciente.
La carga genética del Acido desoxírribo nucléico (ADN) traería consigo esta patología,
pudiendo o no manifestarse de padres a hijos, pero en general alguien del vínculo
18 de septiembre de 2013
42
primario o secundario de una familia la ha padecido. Es decir, es el modo de enfermar,
algo así como el órgano de Shock que tiene el paciente para enfrentar el stress.
Los brotes esquizofrénicos en su mayoría son formas de aparición brusca de la
enfermedad y pueden tener un tiempo de duración diferente. Lo que colabora para la
aparición de estos brotes es un factor desencadenante, es decir una situación que
convoque la esencia de las personas: enamoramiento, desengaño amoroso,
casamiento, paternidad, adolescencia, presiones laborales, etc.
Cabe destacar que cada brote va dejando un déficit irrecuperable en algunas
funciones psíquicas, es decir involucionan ó el pensamiento, la percepción, la
conciencia, la memoria, la atención, la afectividad, la volición, la motilidad, el lenguaje,
el instinto de conservación, etc. Durante el período de estado de la enfermedad, se
pueden observar diversas alteraciones cualitativas y cuantitativas de todas las
funciones.
Generalmente el primer brote aparece en la adolescencia y se lo denomina hebefrenia,
no suele ser percibido por los familiares ya que es confundido como rebeldía o una
retracción propia, característica del adolescente, pues su sintomatología no es muy
florida, salvo algún episodio realmente alarmante: intento de suicidio, automutilación,
francas alucinaciones, etc. Pero esto no quiere decir que no hayan aspectos que
deben ser tomados en cuenta en aquellos brotes camuflados: no es lo mismo un
adolescente (Ej. clase media) que se fuga de la casa por malos tratos y va a casa de
un amigo a refugiarse y lleva consigo los objetos mas apreciados por él, a otro que se
fuga de la casa, desprovisto de equipaje para dormir en la calle, come de la basura y
todo esto sin razón, es decir sin manifestar un conflicto, ó un adolescente que pasa 10
días o semanas sin bañarse (esto en el sentido más estricto).
La esquizofrenia cursa con síntomas como alucinaciones auditivas: voces ajenas que
le dictan, le cuentan, le informan, le ordenan, o que es el hijo de Dios, o que debe
matar a la madre o al padre o a alguien para salvar al mundo, ó que debe pertenecer a
determinado cuadro de fútbol, etc. éste es el famoso delirio de INFLUENCIA.
En el esquizofrénico el razonamiento es correcto (dependiendo de su déficit, es decir
de la cantidad de brotes), el modo de percibir el mundo es incorrecto (falla talámica),
ante estas alucinaciones auditivas el paciente construye también el delirio de cerebro
telepático, donde (por una alteración cualitativa de la conciencia: el yo en oposición al
mundo externo) percibe que hay en él una transparencia que hace que los otros
18 de septiembre de 2013
43
adivinen, lean, sepan o le saquen sus pensamientos o que hace que el dolor ajeno (Ej.
post quirúrgico) sea vivido, sufrido, padecido como propio. En el caso de Van Gogh se
dice que el célebre pintor se cortó la oreja para dejar de escuchar las voces que lo
atormentaban (automutilación). Cuando el delirio aparece, la esquizofrenia ya es vieja,
debido a que ante esta multiplicidad de sensaciones extrañas el paciente después de
experimentarlas un largo tiempo, finalmente encuentra "racionalizar" el sintoma, es
decir darle una explicación, pero su conclusión termina siendo patológica.
Muchos pacientes cuentan que escuchan sus propios pensamientos en un volúmen
amplificado o en eco, a este síntoma se lo denomina: Eco o sonorización del
pensamiento. Suele también ocurrir que no tienen registro del dolor, ó sufren el
desconocimiento de partes de su cuerpo, por ejemplo: vivencia de desaparición de un
brazo, lo que responde a una alteración del yo corporal conocida como
asomatognosia, en este caso acompañada de una alucinación negativa, es decir la NO
percepción de un objeto real y presente. También describen sentir el desplazamiento
de lugar de algún órgano interno: el hígado en el muslo o que su corazón ha sido
convertido en vidrio o la sangre en caldo de verduras congelado (alucinaciones
cenestésicas). La asomatognosia total se observa en algunas esquizofrenias
catatónicas, donde el paciente permanece inmóvil hasta por días, tal como si fuese
una esfinge, dándose esto por la vivencia de desaparición del propio cuerpo, algunas
corrientes psicológicas opinan que ocurre por una regresión al vientre materno. Esto
también se conoce como síndrome de Cottard y suele darse en personas con lesiones
cerebrales en el lóbulo parietal (zonas 1, 2, 3, 5, 7, 39, 40 y 43)
Existen casos de personalidad múltiple (falla en la unidad del YO) donde una
personalidad desconoce la existencia de otra y ambas conviven en el sujeto que
ignora esta falla: un día es un monje tibetano, al otro día un bebé de 3 años, al otro día
un presidente, y viste, habla y actúa de modo sorprendentemente diferente en cada
personalidad, tiene núcleos delirantes correspondientes a cada Yo (no siempre bien
sistematizados), por eso se dice que estas personalidades están divorciadas. En
algunos casos los pacientes suelen hablar de sí mismos en tercera persona.
Se pueden observar interceptaciones del pensamiento: mantienen una conversación
que pueden interrumpir por un breve lapso con minutos de silencio y cara de asombro,
justificando posteriormente que en ese lapso le fue robado el pensamiento, la
conciencia de este hecho, hace que se lo distinga de una ausencia epiléptica frente de
la cual el paciente no es conciente. Suelen desdoblarse en soliloquios: hablan solos
(según nosotros) pero ellos hablan con la persona que le envía las órdenes ó habla
18 de septiembre de 2013
44
con las voces ajenas que están en su cabeza ó con alguien que esta con ellos
(alucinaciones visuales).
A veces las voces que ordenan matar se traducen en Impulsos homicidas y por
despersonalización no reconocen como suyos la decisión o deseo de tales acciones.
En cualquier peritaje psicológico (Batería de test de exploración de la personalidad),
en las entrevistas psiquiátricas, consultas médicas y en las historias clínicas se
evidencia la patología.
Todas sus sensaciones le provocan perplejidad por lo novedosas y no sabe contarlas
con palabras conocidas, por lo cual inventa palabras para describirlas (neologismos),
su lenguaje puede ser amanerado (rebuscado) o su discurso suele carecer de una
conexión consecutiva, es decir que en la cadena de oraciones la primera tiene relación
con la cuarta, más no con la segunda o la tercera, no pudiendo llegar a terminar la
idea principal a pesar de intentar retomarla apoyándose en las ideas secundarias, esto
se refleja en el modo inconexo entre oración y oración, lo que no quita que el
contenido cumpla con las leyes asociativas lógicas, simplemente la idea principal
presente en el comienzo del discurso, se va debilitando hasta desaparecer.
También llegan a tener alteraciones en el curso o ritmo de su pensamiento, a modo de
ejemplo esta la rigidez en el pensamiento de las esquizofrenias paranoides, donde la
idea de ser perseguido o perjudicado perdura en forma pétrea por más explicaciones
lógicas que se le den, a pesar de pruebas concretas de que lo que el paciente piensa
no existe. Aquí el delirio esta sistematizado, es decir su trama para quien lo escucha
por primera vez es coherente y siempre refleja una desconfianza perenne hacia los
demás y la firme convicción de un COMPLOT.
En la esquizofrenia los movimientos suelen ser extraños, incluso pueden llegar a los
manierismos (movimientos estereotipados, repetitivos, sin sentido a modo de
descarga) o a las ecomimias: imitar como una sombra los movimientos de la persona
que tienen enfrente.
El signo del espejo (Schneider) es PATOGNOMÓNICO (clave e irrefutable), el
paciente recurre compulsivamente a mirarse en un espejo buscando ver si el derrumbe
psíquico se refleja en su rostro, lo que demostraría que tiene conciencia de que algo le
ocurre pero no sabe describir qué. Muchas veces el espejo le devuelve una imagen
con su cara deformada (dismorfopsias), mas grande o mas pequeña (dismegalopsias),
18 de septiembre de 2013
45
incluso se mira y ve reflejada por ejemplo la cara del Britney Spears (síndrome de
Socías) aquí la alteración está en la identidad del YO.
La desorganización afectiva también se evidencia en estos cuadros, las personas son
cosificadas, es decir tratados como meros objetos ó muebles, les es quitado el afecto,
el cariño, tal es así que pueden ofender a sus seres más queridos con sus dichos y
esto sin el más mínimo sentimiento de culpa, esto se debe a que no pueden tamizar lo
que es positivo o no para los vínculos con el otro, por momentos impera en ellos la
necesidad de descarga de sus pensamientos utilizando la palabra, sea o no coherente
lo que estan diciendo. De más está decir que no se trata de un acto voluntario del
paciente, si no más bien de una de las manifestaciones de la esquizofrenia.
2. PROBABLE ESCENA DEL CRIMEN
2.1. Sin Premeditación
Formaría parte de un IMPULSO: conducta súbita y violenta movida por una fuerza o
pulsión interna, incoercible e involuntaria. Puede no haber recuerdo del acto debido al
oscurecimiento de conciencia, es decir de la lucidez, por lo tanto se observaría la
desorganización en su ejecución, prueba del impulso es que sería ejecutado con
testigos y sin huida de la escena primaria, dejando vestigios tales como huellas
digitales, de zapatos, e incluso el arma homicida entre otros testigos mudos. Quizás, el
paciente no cuente con antecedentes policiales. Reviste importancia la historia clínica
del paciente y el factor desencadenante.
2.2. Con premeditación
EL delirio de influencia podría llevarlo a asesinar a personas de importancia o
determinada etnia, por lo tanto existe la posibilidad de clasificar a las víctimas. Puede
actuar siendo llevado por otro tipo de delirios como el celotípico, erotomaníaco,
reivindicatorio, etc. En su círculo más intimo sería notorio el retraimiento paulatino con
respecto a su vida social, pues la idea delirante toma al paciente.
2.3. INIMPUTABILIDAD Y DILEMA ÉTICO
El dolo, la representación y el desarrollo cognitivo en el fuero penal tienen que ver con
la imputabilidad o no de los actores de hechos disvaliosos. En algunos países la
responsabilidad de la medicación recae exclusivamente en la voluntad de estos
18 de septiembre de 2013
46
pacientes, por lo tanto ¿hay responsabilidad en su impulso homicida?. No se obliga al
paciente de alto riesgo a tomar medicación, ya que por lo general la decisión de cortar
con la misma es tomada después de que alcanza una compensación química y estado
de bienestar, es decir en un estado de lucidez aún siendo informado de su
peligrosidad para sí y para terceros. De ejecutar un delito u homicidio solo es internado
nuevamente en un neuropsiquiátrico y vuelto a la terapia medicamentosa,
posiblemente con el diagnóstico de Demencia (en sentido jurídico) Transitoria.
3. Esquizofrenia y conducta violenta
Los desencadenantes que nos han alentado a decantarnos por este trabajo han sido el
estigma social asociado a la enfermedad mental (este tipo de paciente es considerado,
en muchas ocasiones, como peligroso por el mero hecho de su padecimiento) y, por
otro lado, que hemos observado la falta de referencias y estudios en la comunidad
científica con respecto al tema en cuestión.
La incidencia de conductas delictivas en pacientes con esquizofrenia es superior a la
media en la población general. Este aumento está relacionado con otros factores
concomitantes más que con trastornos derivados de la enfermedad en sí.
La posible relación entre violencia y enfermedad mental ha sido un tema de debate a
lo largo de la historia de la Psiquiatría. La cuestión acerca de si la enfermedad mental
predispone a cometer más actos violentos que los que se esperarían en la población
general ha sido muy controvertida y se ha estudiado desde distintos puntos de vista.
Aunque muchos pacientes con esquizofrenia no son violentos y la mayor parte de la
violencia en la comunidad no es atribuible a la esquizofrenia, ésta se asocia con un
riesgo incrementado para la violencia dentro de la comunidad.
Entre los estudios que se han efectuado sobre este tema, algunos indican que
efectivamente la enfermedad mental, y concretamente la esquizofrenia, puede ser un
factor de riesgo para la presencia de una conducta violenta.
Un riesgo incrementado de violencia entre pacientes con esquizofrenia ha sido
repetidamente confirmado en:
Estudios de antecedentes criminales en pacientes.
Estudios de gemelos.
En una amplia muestra de personas que cometieron homicidio.
18 de septiembre de 2013
47
Otros investigadores niegan que esta asociación entre enfermedad mental y violencia
exista y no encuentran diferencias significativas en la frecuencia de actos criminales
entre población general y pacientes con esquizofrenia. En un amplio estudio realizado
sobre 644 pacientes esquizofrénicos dados de alta en hospitales de Estocolmo en
1971, en seguimiento durante el periodo 1972-86, se encontró que los enfermos
esquizofrénicos no cometieron, en general, más delitos que los esperados en la
población general. Asimismo, se evidenció que los delitos violentos menores
(agresión, amenazas o agresión contra la autoridad) eran 4 veces más frecuentes en
la población esquizofrénica que en población normal9. Otros estudios coinciden en la
opinión de que las personas con enfermedad mental no son más violentas que la
población general cuando se tienen en cuenta factores extrínsecos como las variables
demográficas.
En general, y a pesar de los estudios mencionados que sugieren lo contrario, existe
una mayor coincidencia en la literatura científica en cuanto a que este tipo de
pacientes comete más actos de violencia si lo comparamos con la población general.
El hecho de que en los trastornos psicóticos exista un riesgo incrementado para que
aparezca la conducta violenta, ha sugerido a algunos investigadores que los síntomas
psicóticos pueden ser un factor importante en la comisión de los actos violentos.
También se ha podido observar que la coincidencia con el abuso de tóxicos o de
alcohol permite esperar de una manera muy notable un incremento en la conducta
violenta. Otro tanto ocurre con la coexistencia de psicopatía y esquizofrenia.
Por otra parte, la medida y predicción de la violencia han sido temas importantes en la
investigación psiquiátrica. En la clínica el mayor interés se ha centrado en la
identificación de las variables relacionadas con la presencia de violencia en
enfermedad mental. Las variables relacionadas son contexto social, condiciones de
tratamiento y factores psicopatológicos. Los factores psicopatológicos comprenden los
aspectos generales, como depresión, ansiedad, hostilidad, entre otras, y
sintomatología específica, como trastornos del pensamiento, delirios y alucinaciones.
Los factores asociados con violencia en la enfermedad mental son el primer escalón
que debemos considerar a la hora de un tratamiento terapéutico eficaz para prevenir
este tipo de conducta.
Hemos querido recoger en este trabajo en primer lugar una perspectiva general de los
estudios realizados sobre la prevalencia de las conductas violentas en los pacientes
esquizofrénicos, y en segundo lugar una relación de los estudios existentes sobre los
18 de septiembre de 2013
48
factores asociados a la presencia de violencia en la esquizofrenia, así como de las
variables que permiten una predicción de la conducta violenta en este trastorno.
3.1. ESTUDIOS DE PREVALENCIA DE ENFERMEDAD MENTAL ENTRE
INTERNADOS EN CÁRCELES (EN MADRID)
Un estudio sobre todos los homicidios ocurridos en Copenhague durante un periodo
de 25 años encontró que un 20% de hombres y un 44% de mujeres fueron
diagnosticados como psicóticos, aunque los resultados indican que el 41% de esas
personas también eran consumidores de sustancias tóxicas de forma abusiva.
Sin embargo, a lo largo de muchos años de trabajos sobre poblaciones de prisioneros
sentenciados, en la escuela de San Louis se ha demostrado que entre ellos existe una
alta tasa de sociopatía y abuso de alcohol y drogas, pero no ocurre lo mismo con la
esquizofrenia.
3.1.1. ESTUDIOS EN LA PREVALENCIA DE TRASTORNO MENTAL Y
VIOLENCIA EN LA COMUNIDAD
La relación entre trastorno mental y violencia en la comunidad ha sido investigada en 3
estudios.
En 1992 se compararon pacientes mentales y población general nunca tratada que
habían tenido una conducta violenta o ilegal. Se encontró que los pacientes mentales
tienen de forma significativa mayores tasas de conducta violenta que la población
general (no existe diferencia por diagnósticos).
En 1997, un estudio epidemiológico sobre jóvenes adultos en Israel encontró que el
riesgo de conducta violenta para el grupo de trastornos psicóticos se multiplicaba por
3,318.
En otro trabajo realizado en 1996 se encontró que en los sujetos con diagnóstico de
esquizofrenia se incrementaban 4,1 veces los incidentes violentos. Nuevamente aquí
el mayor incremento se identificó en pacientes que consumían también sustancias
toxicas.
3.1.2. RESULTADOS ACERCA DE LOS FACTORES ASOCIADOS
Diferentes estudios han puesto de manifiesto la concurrencia de diversos factores que
están presentes de forma significativa en los pacientes esquizofrénicos que presentan
18 de septiembre de 2013
49
conducta violenta. Alguno de esos factores puede tener una relación intrínseca con la
enfermedad (los ligados a la sintomatología), mientras que otros entran dentro del
terreno de la comorbilidad (personalidad psicopática, abuso de sustancias tóxicas,
abuso de alcohol) y otros son claramente extrínsecos (factores demográficos y
sociales).
Finalmente, mencionaremos que el cumplimiento del tratamiento es una variable que
se asocia estadísticamente de forma significativa con la presencia de violencia en la
esquizofrenia.
3.1.3. FACTORES SINTOMÁTICOS
Hay indicios que sugieren que una parte importante de la violencia observada en
pacientes esquizofrénicos está motivada por los síntomas psicóticos. Unos autores lo
relacionan con la presencia de delirios y otros más específicamente con delirios
persecutorios.
Existen estudios que sugieren que la asociación entre trastorno mental y violencia está
limitada temporalmente al periodo en el que los síntomas son agudos23; la conducta
violenta disminuye por debajo incluso de la esperable en la población general en la
esquizofrenia crónica. La conducta violenta está claramente ligada a la presencia de
síntomas positivos, mientras que los negativos se correlacionan con una disminución
de la violencia.
Es notable la asociación entre el delirio de perjuicio, el delirio de influencia, la inserción
del pensamiento y otros trastornos formales del pensamiento, las sensaciones
alucinatorias y la conducta violenta. Otros síntomas asociados con la violencia en
pacientes con esquizofrenia son las disfunciones neurológicas, las anomalías electro
encefalográficas y el deterioro neuropsicológico.
Otro punto ampliamente debatido es la hospitalización previa (lo cual presume una
existencia de síntomas agudos) como predictor de violencia en el esquizofrénico.
Parece existir una mucho mayor incidencia de violencia en pacientes con historia de
hospitalizaciones previas que en los que nunca han sido hospitalizados10. De hecho,
se considera que el número de hospitalizaciones previas28 y la mayor estancia
hospitalaria son los mejores predictores de violencia en el paciente esquizofrénico.
El hecho de que la violencia en pacientes con esquizofrenia se relacione con ciertos
síntomas y con una concomitante falta de conciencia en lo relativo a estos síntomas11,
18 de septiembre de 2013
50
sugiere la posibilidad de que la violencia no sea un resultado directo del proceso
patofisiológico de estos trastornos.
3.1.4. FACTORES DE COMORBILIDAD - FACTORES PSICOPÁTICOS
Se ha encontrado que el riesgo de presentar personalidad asocial es del 7,2% de los
hombres y 12,1% de las mujeres convictos de crímenes violentos14.
Por otra parte, diversos autores estiman que la coexistencia de esquizofrenia y
psicopatía es alta entre los pacientes esquizofrénicos que tienen una conducta
violenta. En un estudio realizado en 1999, aproximadamente dos tercios de los
pacientes violentos puntuaban alto en las escalas de psicopatía. Se excluyeron
pacientes con historia de abuso de sustancias tóxicas29.
3.1.5. COMORBILIDAD CON DROGAS Y ALCOHOL
Todos los estudios afirman una incidencia notablemente superior de conducta violenta
entre las personas con abuso de sustancias tóxicas (drogas o alcohol) que en quienes
sufren esquizofrenia.
Las cifras de prevalencia de trastornos psiquiátricos entre delincuentes convictos
arrojan unas cifras muy bajas para la esquizofrenia en relación con otras entidades
psiquiátricas. Las cifras de prevalencia en esta población son del 1,5-2,8% para la
esquizofrenia, del 28,6-46,5% para el abuso o dependencia de alcohol, del 28,7% para
abuso o dependencia de drogas y del 50,1% para el trastorno antisocial de la
personalidad. Por tanto, la personalidad antisocial y el abuso de sustancias tóxicas o
de alcohol se correlacionan más fuertemente que la esquizofrenia con la conducta
violenta.
Entre las variables que hay que considerar al estudiar la relación entre esquizofrenia y
violencia figura la coexistencia de abuso de sustancias tóxicas. Distintos estudios han
mostrado una mucho mayor incidencia de violencia en tales pacientes.
En una cohorte de nacidos en Estocolmo, se determinó que el riesgo de violencia para
los sujetos con esquizofrenia era 15,4 veces para hombres con abuso de sustancia y
de 54,6 para mujeres. Los datos de este y de otro estudio prospectivo de cohorte de
nacimientos en Dinamarca sugieren que el abuso de sustancias tóxicas es la variable
más relacionada con la presentación de violencia en pacientes con esquizofrenia.
Dicha asociación es compartida por todos los estudios.
Otro tanto se comunica en un estudio de cohorte de nacimientos en Finlandia13 en el
que el riesgo de violencia para pacientes con esquizofrenia era de 3,6 y ascendía a
18 de septiembre de 2013
51
25,2 en los que tenían diagnóstico de esquizofrenia y abuso de alcohol. Ninguno de
los pacientes con diagnóstico único de esquizofrenia repitió la conducta violenta, que,
sin embargo, fue repetida por el 9,5 de pacientes con doble diagnóstico.
Estudios específicos que ponen en relación la coexistencia de consumo de sustancias
tóxicas, esquizofrenia y conducta violenta encuentran que la presencia de abuso de
alcohol multiplica por 2 el riesgo de conducta violenta en personas con doble
diagnóstico comparado con quienes tienen simplemente esquizofrenia.
En un estudio interesante sobre violencia en 1.136 pacientes con trastornos mentales
dados de alta del hospital, se mostró que no había diferencia significativa en la
prevalencia de violencia entre pacientes psicóticos sin síntomas de abuso de
sustancias tóxicas y la población general. Sin embargo, dicho abuso producía un
incremento significativo de conducta violenta en los pacientes psicóticos y
especialmente en la esquizofrenia.
Por otra parte, es una cuestión de debate si hay incremento de abuso de sustancias
tóxicas en pacientes esquizofrénicos. Una revisión sobre estudios publicados en
prevalencia de abuso de alcohol y drogas en población general encontró cifras de
12,3-50% para el abuso de alcohol o dependencia del mismo, de 12,5-35,8% para
abuso de cannabis, 11,3-31% para abuso o dependencia de estimulantes, de 5,7-
15,2% para uso de alucinógenos, de 3,5-11,3% para uso de medicación sedante y de
2-9% para opioides40. Estudios realizados sobre pacientes diagnosticados de
esquizofrenia han manejado cifras de 26,8-59,8% para abuso de sustancias tóxicas.
Para un primer episodio de psicosis se han encontrado cifras de prevalencia de
consumo de sustancias tóxicas de 20-30% y de 37%.
La consideración de la combinación de trastorno mental y abuso de sustancias tóxicas
y de alcohol como predictivos de conducta agresiva aparece en muchos estudios. Se
puede decir que hay una unanimidad en todos los autores a la hora de considerar que
la coexistencia de esquizofrenia y abuso de sustancias tóxicas o de alcohol está
correlacionada significativamente con la presencia de conducta violenta.
3.1.6. FACTORES SOCIODEMOGRÁFICOS
Los factores asociados con conducta violenta son muy bien conocidos: bajo nivel
socioeconómico, bajo nivel educativo, disfunciones familiares graves, abandono
parental, conducta antisocial en la infancia e hiperactividad. La interpretación más
corriente entre los criminólogos es que la misma clase de factores explica la conducta
18 de septiembre de 2013
52
violenta entre la población general que entre los enfermos mentales; es decir, que
cualquier incremento de conducta agresiva en el enfermo mental se debe simplemente
a que tiene menos nivel socioeconómico, ambiente familiar más perturbado…
Varios estudios, realizados en enfermos esquizofrénicos, han demostrado una
correlación significativa entre pacientes con esquizofrenia que tienen conducta violenta
y bajo nivel socioeconómico, residencia en una comunidad rural y el bajo nivel de
educación27. También se encontró correlación con el hecho de que esos pacientes
hayan bajado en la escala social a consecuencia de su enfermedad.
Por otra parte, el estudio de cohortes de Camberwell demostró una gran variedad de
factores asociados a los antecedentes criminales. Raza, sexo, abuso de sustancias
tóxicas, eran variables que se correlacionaron significativamente, en tanto que la
presencia de esquizofrenia no resultaba significativa.
3.1.7. CUMPLIMIENTO DEL TRATAMIENTO
El único elemento predictivo de recaída que existe en la esquizofrenia es la ausencia
de tratamiento médico, que supera el efecto predictivo de cualquier otra variable.
Teniendo en cuenta que la presencia de síntomas agudos es un factor que favorece la
conducta violenta en la esquizofrenia, es de esperar que un adecuado cumplimiento
del tratamiento, que reduce esos síntomas, reduzca también la conducta violenta. A
este respecto, muchos autores encuentran una clara correlación entre la conducta
violenta en pacientes con esquizofrenia y la falta de cumplimiento de la
medicación5,47,48.
En un estudio sobre 331 pacientes hospitalizados se encontró que la combinación de
abuso de sustancias y problemas de falta de adherencia a la medicación estaba
asociada significativamente con conducta violenta ocurrida en los 4 meses anteriores a
la hospitalización una vez controladas variables como status socioeconómico y
características clínicas.
Los pacientes con esquizofrenia y cuidados terapéuticos adecuados tienen una tasa
de arrestos menor que la correspondiente a la población general y no muestran mayor
peligrosidad49. La incidencia de comportamientos violentos entre estos pacientes es
muy escasa.
La falta de conciencia de enfermedad que está vinculada con la conducta violenta
produce con relativa frecuencia abandonos en el tratamiento, lo cual parece producir
un incremento en el riesgo de violencia. Por tanto, la conducta violenta puede ser
reducida indirectamente a través de programas clínicos de seguimiento de pacientes
18 de septiembre de 2013
53
graves destinados a incrementar su conciencia de enfermedad y a asegurar el
cumplimiento del tratamiento.
4. DISCUSIÓN
Aunque no hay acuerdo en todos los trabajos, parece existir asociación entre la
conducta violenta y el diagnóstico de esquizofrenia, que es superior a la de la
población general: en muchos de los artículos se hace referencia a unas 3-4 veces
más. Sin embargo, los resultados de los estudios indican que la violencia en la
esquizofrenia está asociada básicamente a la coexistencia de personalidad
psicopática, abuso de drogas o abuso y dependencia del alcohol.
Por otra parte, los datos de incidencia son muy variables, ya que las muestras de
población utilizadas proceden de diferentes medios terapéuticos (unidades
hospitalarias de agudos, unidades hospitalarias de crónicos, enfermos ambulatorios no
hospitalizados…). Además, en estos estudios suele haber una mezcla en la población
estudiada en cuanto a factores demográficos, comorbilidad psiquiátrica relacionada de
por sí con conductas violentas, entre otras, de forma que nos encontramos con un
sesgo evidente que dificulta una conclusión definitiva.
En general, gran parte de los investigadores de esta área subrayan las grandes
dificultades metodológicas para atribuir de forma específica el incremento de violencia
al diagnóstico esquizofrenia, lo que impide obtener conclusiones definitivas. Las
estrategias de muestreo implican siempre un sesgo en la selección de pacientes que
introduce limitaciones a la hora de interpretar y generalizar los resultados. En lo
relativo a la relación entre conducta violenta y esquizofrenia y, a pesar de que algunos
estudios intentan eliminar una serie de variables que pudieran conducir a un error en
los resultados, es difícil que éste no exista.
Si hablamos de conducta violenta podremos considerar la violencia antes de la
hospitalización, después de ella o durante la misma. Pocos estudios bien controlados
se han realizado sobre enfermos no hospitalizados, es decir, pacientes que viven en la
comunidad sin haber precisado en ningún momento una hospitalización. Por otro lado
encontramos que, por ejemplo, estudiar la violencia previa a la hospitalización conlleva
numerosos problemas en la selección de sujetos, ya que la conducta violenta es una
de las razones básicas para el ingreso hospitalario. Si, además, consideramos que en
la psicosis aguda los síntomas más graves y la falta de cumplimiento de la medicación
están correlacionados con la conducta violenta pero también son motivos frecuentes
18 de septiembre de 2013
54
de hospitalización, entenderemos que hay que ser cautos a la hora de dar una
fiabilidad absoluta a resultados que se obtengan de este tipo de estudios. El mismo
sesgo lo encontramos cuando hablamos de violencia dentro del hospital.
En lo relativo a estudios realizados en población reclusa, se ha argumentado que las
personas con trastornos mentales serios tienen más posibilidades de ser arrestados
cuando cometen una agresión. Pensemos que en Estados Unidos, por ejemplo, en un
30% de todos los homicidios nunca se descubre al culpable. Además, la mayoría de
estudios se hace sobre pacientes hospitalizados, que son los más graves, con menos
conciencia de enfermedad y con peor cumplimiento del tratamiento.
Por ejemplo, Lindqvist concluye tras sus trabajos que han existido en ellos varios
factores que suponen un sesgo importante y que incrementan las tasas de violencia
entre los pacientes mentales, especialmente entre esquizofrénicos, ya que el grupo
control de población general utilizado mostró una considerable disminución en la tasa
de violencia que la que correspondería a la población general de Estocolmo. Por otra
parte, considera que otro elemento que introduce un sesgo evidente es que todos los
pacientes del estudio son pacientes hospitalizados, por lo que no pueden representar
a la población esquizofrénica en su conjunto. Muchas veces, además, el motivo del
ingreso había sido la conducta violenta.
Si se consideran factores sociales, es bien conocido que los pacientes crónicos con
deterioro comunitario tienden a establecerse en un nivel socioeconómico bajo, por lo
que la comparación de tasas que se efectúa con relación a población general
introduce un sesgo evidente, ya que es sabido que en el status socioeconómico bajo la
conducta violenta es más prevalente.
18 de septiembre de 2013
55
CAPITULO III
1. LA ESQUIZOFRENIA DENTRO EL CÓDIGO PENAL
La esquizofrenia es un trastorno mental que se encuentra dentro del grupo de los
llamados trastornos psicóticos. Las personas afectadas de esquizofrenia pueden
presentar una grave distorsión en el pensamiento, la percepción y las emociones,
18 de septiembre de 2013
56
manifiestan pérdida de contacto con la realidad y experimentan alucinaciones
(fenómeno en el que las personas escuchan y/o sienten cosas que los otros no
escuchan ni sienten).
2. LA ESQUIZOFRENIA DENTRO DEL CÓDIGO PENAL PRIMER LIBRO PARTE
GENERAL, TITULO 2 DEL HECHO PUNIBLE, CAPITULO 3 CAUSAS QUE
EXIMEN I ATENÚAN LA RESPONSABILIDAD PENAL
Artículo 20.- INIMPUTABILIDAD en el inciso 1).
El que por anomalía psíquica, grave alteraciones de la conciencia o por sufrir
alteración en la percepción, que afectan gravemente su concepto de la realidad, no
posea la facultad de comprender el carácter delictuoso de su acto o para determinarse
según compresión .
“los protocolos psiquiátrico y psicológico ratificados respectivamentes son
concluyentes en precisar que el procesado tiene una personalidad disocial, definiendo
esta características como aquella del sujeto que se muestra pasivo y suspicaz con el
agregado de que es una persona que razona normalmente”. ROJAS VARGAS, Fidel
Jurisprudencia penal comentada tomo II, lima Idemsa, 2005. P. 143
ESTÁ EXENTO DE RESPONSABILIDAD PENAL: El que por anomalía psíquica,
grave alteración de la conciencia o por sufrir alteraciones en la percepción, que
afectan gravemente su concepto de la realidad, no posea la facultad de comprender el
carácter delictuoso de su acto para determinarse conforme a su comprensión”.
LA ENAJENACIÓN MENTAL es la "locura, demencia, pérdida de razón". En Derecho
Civil es causa de restricción de la personalidad jurídica, debiendo el enajenado ser
sometido a tutela. En Derecho Penal es eximente porque se entiende como enajenado
al sujeto que posee un estado mental en el cual no puede hacerse responsable de sus
actos por la falta de juicio.
La enajenación recién a principios del siglo XIX será considerada como una
enfermedad mental.
La enajenación mental se produce de forma permanente, no así el trastorno mental
que es de carácter transitorio.
«..El art. 20.1º del CP proclama que está exento de responsabilidad criminal ―el que
al tiempo de cometer la infracción penal, a causa de cualquier anomalía o alteración
psíquica, no pueda comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa
comprensión‖. El art. 21.1ª del mismo Código, por su parte, considera circunstancias
18 de septiembre de 2013
57
que atenúan la responsabilidad criminal ―las causas expresadas en el capítulo
anterior (es decir las eximentes), cuando no concurrieren todos los requisitos
necesarios para eximir de responsabilidad en sus respectivos casos‖.
Para la apreciación de la citada eximente, como es notorio, es preciso que el sujeto no
pueda comprender la ilicitud de su conducta o, en otro caso, no sea capaz de actuar
con arreglo a lo que de su comprensión sería obligado. En uno y otro caso, como
exige la jurisprudencia, es menester que el sujeto sufra una perturbación absoluta y
completa de sus facultades mentales, una abolición plena de su voluntad, o de ambas
facultades. La apreciación de la correlativa atenuante 187 demanda un estado
intermedio, difícil de precisar, en el que el Tribunal necesita, para pronunciarse
fundadamente sobre el particular, disponer de un conjunto de circunstancias, cuanto
más rico mejor, sin que, de modo patente, pueda cumplirse esta exigencia disponiendo
únicamente del dato del coeficiente intelectual del acusado y de su condición de adicto
al consumo de cocaína, circunstancia, ésta, que, por lo demás, ya ha sido tenida en
cuenta por el Tribunal de instancia para apreciar en la conducta del acusado la
atenuante de drogadicción, en cuanto le ha afectado a sus facultades intelectivas y
especialmente a las volitivas, por lo que su valoración a los efectos aquí pretendidos
implicaría un bis in idem.
De lo expuesto se desprende que el motivo carece del necesario fundamento y que,
por ende, no puede prosperar». (F. J. 8º).
3. SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Miguel Aurelio Baca Villar,
abogado defensor de don Pedro Gonzalo Marroquín Soto, contra la sentencia
expedida por la Primera Sala Penal de Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia
de Lima Norte, de fojas 126, su fecha 9 de junio de 2008, que declaró infundada la
demanda de autos
Delimitación del petitorio
1. La presente demanda tiene por objeto que el Instituto Nacional Penitenciario
(INPE) cumpla con ejecutar la medida de seguridad de internación dispuesta a favor
de don Pedro Gonzalo Marroquín Soto por laSegunda Sala Penal de Reos en
Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima Norte en el proceso penal que se le
siguió por el delito de homicidio calificado (Exp. Nº 2240-2007), y que, en
consecuencia, el favorecido sea trasladado a un centro hospitalario y sea internado
18 de septiembre de 2013
58
para que reciba tratamiento médico especializado, toda vez que padece de
s índrome psicótico esquizofrénico paranoide , pues el incumplimiento de la medida de
seguridad decretada vulneraría su derecho a la integridad personal.
2 .El principio iura novit curia y la suplencia de queja deficiente
Para resolver esta controversia constitucional y pese a que no ha sido invocado en la
demanda, este Tribunal, de acuerdo al principio iura novit curia, también considera
pertinente abordar el contenido del derecho a la salud, más concretamente, el derecho
a la salud mental, y en consecuencia, realizarse el examen constitucional orientado a
determinar si el alegado incumplimiento de internación del favorecido vulnera o no este
derecho fundamental. Asimismo ha de analizarse la problemática existente en la
ejecución de las medidas de seguridad (internación) dictadas a favor de personas que
adolecen de enfermedad mental y las medidas inmediatas que el Estado debe adoptar
a fin de que se puedan superar tales obstáculos.
El derecho fundamental a la salud mental y a la integridad personal
1 El artículo 12º, inciso 1, del Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales establece que toda persona tiene derecho al disfrute del más alto
nivel posible de salud física y mental. A su vez, el artículo 7º de la Constitución señala
que todas las personas “tienen derecho a la protección de su salud, la del medio
familiar y la de la comunidad así como el deber de contribuir a su promoción y
defensa. La persona incapacitada para velar por sí misma a causa de una deficiencia
física o mental tiene derecho al respeto de su dignidad y a un régimen legal de
protección, atención, readaptación y seguridad”.
Ya en sentencia anterior este Tribunal había precisado que el derecho a la salud
implica la facultad que tiene todo ser humano de conservar un estado de normalidad
orgánica funcional, tanto física como mental, así como de prevenirlo y restituirlo ante
una situación de perturbación del mismo, lo que implica que el Estado debe efectuar
acciones de prevención, conservación y restablecimiento, a fin de que las personas
disfruten del más alto nivel de bienestar físico y mental, para lo cual debe invertir en la
modernización y fortalecimiento de todas las instituciones encargadas de la prestación
del servicio de salud, debiendo adoptar políticas, planes y programas en ese sentido
(Exp. Nº 2945-2003-AA/TC, fundamento 28).
HA RESUELTO
18 de septiembre de 2013
59
1. Declarar FUNDADA la demanda de hábeas corpus de autos por haberse
producido la violación del derecho fundamental a la salud mental y a la integridad
personal; en consecuencia: I) ORDENAR al Director del Establecimiento Penitenciario
de Lurigancho que, en el día, proceda al traslado del favorecido don Pedro Gonzalo
Marroquín Soto al Hospital Víctor Larco Herrera; II) ORDENAR al Director General del
HospitalVíctor Larco Herrera para que una vez ejecutado el traslado del favorecido,
proceda a su admisión, debiendo la Oficina Ejecutiva de Administración y Oficina de
Logística de dicho Hospital superar cualquier imposibilidad material, a fin de que reciba
el tratamiento médico especializado.1
CONCLUSIONES
La mayor parte de los estudios coinciden en que una asociación entre la conducta
violenta y el diagnóstico de esquizofrenia es superior a la de la población general;
en muchos artículos se estima que se multiplica por 3-4.
1 EXP. N.° 03426-2008-PHC/TC,LIMA NORTE,PEDRO GONZALO, MARROQUÍN SOTO
18 de septiembre de 2013
60
Sin embargo, la violencia en la esquizofrenia se relaciona principalmente con
coexistencia de personalidad psicopática, abuso de drogas, abuso y dependencia
del alcohol, número de hospitalizaciones anteriores, gravedad de la psicopatología,
falta de conciencia de enfermedad y mal cumplimiento terapéutico.
Todos estos factores pueden reducirse de manera muy considerable mediante la
puesta en marcha de programas específicos para el tratamiento de los pacientes
esquizofrénicos que incremente la conciencia de enfermedad, controle los
síntomas, prevenga la aparición de recaídas y transmita al paciente la necesidad
un correcto cumplimiento de la medicación. En suma, un tratamiento adecuado es
el mejor elemento de prevención para la conducta violenta en la esquizofrenia.
RECOMENDACIONES
Incorporar un artículo donde se establezcan las enfermedades mentales.
Difundir cuales son las las enfermedades que eximen de responsabilidad penal.
BIBLIOGRAFIA
ALE FLORES, Richard y GOMEZ ZAGARRA, Yolanda. Teoría Jurídica del Delito.
3aedición. Rao S.R.L, 2004, pág.178.
BRAMONT ARIAS, Luis. Manual de Derecho Penal. 3a edición. Libros S.A, 2005,pág.
579.
18 de septiembre de 2013
61
NERIO ROJAS. Medicina legal. 5a edición. El Ateneo. Buenos Aires, 1953, pág. 715.
RODRIGUEZ HURTADO; Mario Pablo y otros.Manual de Casos Penales. 1a edición.
Cooperación Alemana al Desarrollo GTZ. Lima, 2008, pág. 170.
SAMPEDRO ARRUBIA, Julio Andrés. "El problema de la inimputabilidad mental".
1aedición. Pontificia Universidad Javeriana, 1987, pág. 285.
SANZ DE LA GARZA, Joaquín Homs. Avances en Medicina Legal:
IngenieríaGenética,Alteraciones Psíquicas y Drogas. 1a edición. Librería Bosch, S.L,
1999, pág. 158
Lincografía:
España: Publicaciones de la Universidad de Deusto, 2009. p xxi.
http://site.ebrary.com/lib/bibsipansp/Doc?id=10732477&ppg=21
España: Publicaciones de la Universidad de Deusto, 2009. p xvii.
http://site.ebrary.com/lib/bibsipansp/Doc?id=10732477&ppg=17
http://www.javeriana.edu.co/Facultades/Ciencias/neurobioquimica/libros/
neurobioquimica/esquizofrenia.htm
http://www.psicologosoviedo.com/psicotico/tipos-esquizofrenia.php
18 de septiembre de 2013