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    SUMARIO

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    #15 Julio / Agosto 2006La era del hombre sin atributosPor Jacques-Alain Miller

    DESTACADO

    DOSSIER NUEVAS FICCIONES FAMILIARES

    El lugar de la familia en la actualidadPor Enric Berenguer (ELP)

    Transformaciones en el matrimonioPor Deborah Fleischer (EOL)

    La familia y elo malentendido particular. Madre sola ynuevas virilidadesPor Mnica Torres (EOL)

    Los bebs en la serie de los gadgetsPor Maria Eliane Neves Baptista (EBP)

    Una familia hoy Un acting outPor Betty Abadi (NEL) La familia entre ficcin y funcinPor Blanca Snchez (EOL)

    Conferencia sobre la familiaPor Claudia Lijtintens (EOL)

    La clnica y los nombres del padrePor Mario Goldenberg (EOL)

    Los Nombres del Padre. Una puntuacin en laperspectiva de real, simblico e imaginarioPor Lidia Lpez Schavelzon (ELP)Consecuencias de la gentica y la pulsin en el abuso,el acoso y el maltratoPor Astrid lvarez de la Roche (NEL)

    Los Nombres del Padre o Cmo prescindir a condicinde servirse?Por Alejandra Breglia (EOL)

    Padres de familiaPor Marcelo Olmedo (EOL)

    MISCELNEA

    Fleischer, Deborah. Clnica de las transformacionesfamiliaresComentario de Marcelo Izaguirre

    Enlaces 11. Intensidades y DuracionesComentario de Alejandro Daumas

    Qu buen uso del snthome!Comentario de Marie-Hlne Roch

    VEl porvenir del inconscienteComentario de Mario Goldenberg

    COMENTARIO DE LIBROS

    EDITORIALPor Mara Ins Negri

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    La era del hombre sin atributos* Jacques-Alain Miller

    A partir de una discusin con un sector espec co de la evaluacin como lo es el modelo de laepidemiologa en Salud Mental, el texto de Jacques-Alain Miller tiene un alcance mucho msamplio: logra una arqueologa de la poca actual a partir del reinado del signi cante ms tontoy a la vez ms elaborado: la cifra 1. El hombre sin atributos es aqul cuyo destino es el de notener ms cualidad que la de estar marcado por el 1, y a este ttulo, poder entrar en la canti-dad.

    Esto permite discutir la idea de que nuestra poca se caracteriza por la dominacin de las im-genes: se trata de un tiempo marcado por la contabilizacin del sujeto: la cuanti cacin, el con-trol, el registro, la vigilancia, la prevencin y el miedo. Un anlisis que comienza en el siglo delas Luces demostrar cmo se logra histricamente reducir al sujeto a una cifra.

    InvectivasComenzar por una lectura con la que me he entretenido durante estas vacaciones[*]. Se trata de una carta dePetrarca llamada Invectivas contra un mdico, que comienza as: Quienquiera que seas que despertaste con tusinoportunos ladridos a la pluma que yaca y al dormido por as decirlo len, te dars cuenta de que una cosa es

    destruir con lengua ardiente ajena fama y otra defender la propia con razn [...]. Pero, ya que me fuerzas a lo que porm mismo nunca hara, es necesario que diga algo, para que por ventura de mi silencio no goces, si menospreciandolas cosas como a veces mi nimo querra callara; pidiendo perdn, no a ti sino al lector si dijera alguna cosa contrami costumbre, responder a algunas de las cosas que dices. Porque dices tantas cosas sin sentido, que quien lasconsiderara dignas de respuesta podra ser considerado con justeza mayor inepto y desdonado.[1]

    El contexto de esta carta de Petrarca es muy interesante: se trata del entorno papal. Resulta que en septiembre de 1351Clemente VI cae gravemente enfermo. El poeta le transmite un mensaje oral por medio de uno de sus allegados: debaevitar con ar en muchos mdicos y elegir slo a uno. El Papa pide a Petrarca que le escriba sus recomendaciones

    ngiendo no haberlas comprendido, probablemente para suscitar la polmica y ofrecer una diversin a la cortepapal. Petrarca le enva entonces la Familiari V, 19, con fecha del 15 de marzo de 1352, una violenta crtica tanto de lamedicina como de los que la practicaban.[2]

    Esta carta familiar nos da idea de la relacin que haba entre la medicina y la sociedad en el siglo XIV, segn eltestimonio de Petrarca que no es slo un poeta sino tambin un pensador.

    S que tu lecho est asediado por los mdicos; esta es la primera razn que tengo para estar inquieto. Ellos estn endesacuerdo entre s a propsito, porque sienten vergenza de parecer que siguen las huellas de otro si no aportannada nuevo. Est fuera de toda duda, como a rma Plinio con elegancia, que todos estos individuos que buscanla gloria a travs de cualquier novedad comercian con desenvoltura con nuestras existencias... que la medicina esel nico arte donde se acuerda enseguida con anza al primero que llega pretendiendo ser mdico, por lo que laimpostura es ms temible que en cualquier otra parte. Es la poca charlatana de la medicina, que permite explicar,por razones de estructura muy profundas, la emocin que parece embargar en la actualidad a los mdicos ante laidea de que los charlatanes curen, pues la acusacin de charlatanera a los mdicos es multisecular.

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    Los mdicos se instruyen a riesgo y peligro nuestro, consiguen su experiencia gracias a los muertos; solamenteel mdico goza de una impunidad total si comete un homicidio. Considera, Padre muy Clemente, al tropel deesas criaturas como un ejrcito de enemigos. A guisa de advertencia acurdate del breve epita o que este clebredesgraciado haba ordenado grabar en su tumba: He perecido vctima de un ejrcito de enemigos. Pero como yano nos atrevemos a vivir sin mdicos, sin los cuales sin embargo numerosas naciones viven sin duda mejor y conmejor salud, elige uno entre ellos que se distinga no por su ciencia sino por su rectitud. La tica, la deontologa...En la actualidad olvidan su profesin. [...] Para concluir: evita al mdico que brille por su elocuencia y no por susdiagnsticos, considrale un hombre que quiere atentar contra tu vida, un asesino, un envenenador!.[3]

    Petrarca seala este deseo de originalidad en los mdicos que se esfuerzan por estar en desacuerdo para hacer valersus innovaciones. Evidentemente es justo lo contrario de lo que sucede en la medicina llamada cient ca, que valoraen primer trmino el acuerdo entre los practicantes. Este acuerdo se ha vuelto predominante y anima al movimientoactual que dirige el sector llamado de salud mental. Se trata sin duda del ncleo duro de esta disciplina nueva con lacual tratamos: la epidemiologa en salud mental.

    I. El hombre cuantitativo1. El invencible Uno

    El registro

    La polmica es necesaria, no hay que abandonarla en los lugares que convienen, pero tratemos de comprender, deacuerdo con Spinoza: No lamentes ni te alegres, sed intelligere. Querra entender qu es lo que ocurre, comprenderel fenmeno del cual formamos parte para que podamos oponernos a l. Hay que hacer una arqueologa.

    El registro, al cual parece adherirse unnimemente la mayora del Senado de la Repblica an no est hecho, se

    inscribe claramente en el mismo contexto que la ideologa de la evaluacin. Al igual que ella, el registro pone enprimer plano el devenir unidad contable del sujeto. Hay un devenir unidad contable que va ms all del Sr.Mattei, del grupo UMP del Senado y de otras eminentes personalidades. Devenir unidad contable y comparabletraduce de manera efectiva la dominacin contempornea del signi cante-amo en su forma ms pura y estpida: lacifra 1.

    Este escritor proftico que fue Robert Musil lo percibi muy bien cuando su profunda re exin sobre el pensamientoestadstico le condujo a intitular su gran novela: El hombre sin atributos.[4] El hombre sin cualidades es aquel cuyodestino es el de no tener ms cualidad que la de estar marcado por el 1 y, a este ttulo, poder entrar en la cantidad. Elsecreto del ttulo de Musil es que el hombre sin cualidad es el hombre cuantitativo.

    No hay necesidad de ponerse a des lar para cantar: Somos todos hombres cuantitativos. Todos somos cuanti cablesy cuanti cados. Puede que no nos guste, pero el modo actual, el modo contemporneo de gestin de la sociedad pasapor la cuanti cacin, incluso la hace reinar en exclusiva, puesto que el discurso universal no tiene otras cualidades,otras propiedades que proponernos que dominen el 1 del orden, el 1 que nos vuelve contables y comparables.

    Lacan nos anunci que el signi cante-amo es el signi cante del amo, pero amo y esclavo son categoras que handesaparecido del discurso jurdico, ya no son ms que recuerdos. Por qu, me dicen, los psicoterapeutas no seregistran en las prefecturas si lo hacen los VRP[*], los cartomnticos y recientemente de manera discreta lospsiclogos? Se impone a todo el mundo registrarse en la prefectura. Es el devenir prefectura del Estado.

    De la misma manera que la esencia del signi cante-amo, antes revestido con atavos esplndidos, se extrae al deveniunidad contable, el Estado desnudo revela que su matriz, como dijo Hegel, como retom Lacan, es la polica. Al igualque el signi cante-amo revela su esencia en la cifra 1; el Estado, al dirigirnos en orden cerrado hacia las prefecturasnos indica el pivote de su estructura. Quedan exceptuados de ello los mdicos y psiclogos quienes, en cierta forma,

    ya estn registrados, y esto podr hacerse extensible tambin, gustosamente, a los psicoanalistas cuyos nombres

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    guren en los anuarios de las sociedades analticas. Cmo se les reconocer? Cmo se les de nir? Vean los decretode aplicacin, pueden ser cualquier cosa.

    El signi cante-amo como unidad contable es el ms estpido de los signi cantes-amo que hayan surgido en la escende la Historia, el menos potico, pero tambin reconozcmosle el ms elaborado, ya que est vaciado de cualquiersigni cacin. Conduce a algo que parece ser una necesidad de las sociedades contemporneas: el establecimiento delistas. Lacan lo haba sealado para lne--liste[**]este juego de palabras dio lugar al nombre de un peridicque recientemente he hecho que volviera a aparecer, pero es la sociedad, el Estado, quien es este lne--liste. necesita listas, necesita ponernos en listas: ya se trate de pasajeros de avin, de cartomnticos o de psicoterapeutas,es el mismo principio. Esto no ha hecho ms que empezar y marcar podemos apostar por ello en base a lo que yasabemos al siglo XXI, que ser el siglo de las listas.

    Se trata tal vez de algo ms profundo que aquello que se denuncia con el nombre de mercantilizacin. Se habla delreino del dinero y se le opone valores espirituales, humanistas. El dinero, el equivalente simblico universal, slo esuna forma, una realizacin del signi cante-amo contable. Cmo evaluarles cuando las cualidades han desaparecido?Slo queda la evaluacin cuantitativa monetaria. Esto no quiere decir que reine lo comercial. No reina en absoluto.Reina esta espiritualizacin del signi cante-amo que se encarna en la cifra 1, y hemos de dar cuenta de su aparicinEn su Seminario XX, Lacan se esforzaba, di cultosamente, en hacerlo. Cmo ha advenido el signi cante uno? l planteaba la pregunta porque, ahora podemos verlo, anticipaba que este signi cante uno gobernara al sujeto y queel conglomerado social, el vnculo social, estara gobernado por el uno. Se trata de un producto muy elaborado.

    Este reino de la cantidad se traduce por la evaluacin nanciera. El proceso ms profundo consiste en reducir elsigni cante-amo al hueso del uno para nalidades de control, que tenemos que aislar como tales.

    Mantengmonos a distancia de la emocin, de la turbacin. La sociedad reclama control. Es posible que los que seencargan de organizar esta sociedad realicen este control de manera torpe, como ocurre en el asunto que nos ocupa.Es una falta de tacto unir las palabras psicoterapia y prefectura. Los que lo hacen no tienen tino felizmente,

    quizs. Esto disgusta. Si fueran ms hbiles, quizs sera ms fcil que la cosa pasase. Pero, para lo que hoy quierodesarrollar esto es secundario. La sociedad reclama controles y crea una dinmica del control. Ella reclama sabercules son los ingredientes de los alimentos que ingerimos. Qu puede ser ms legtimo? El deseo de control est yapresente en esta preocupacin que cualquiera puede tener.

    La escritura

    Me pregunt de dnde vena la palabra control. Esto me permiti saber que se trata de una palabra del siglo XIV.No he tenido tiempo de buscar con ms precisin pero puedo suponer que apareci o fue validada en los crculos dela burocracia real en formacin. Control viene de contre-rle[*], donde rle quiere decir registro, uno de loantiguos sentidos de esta palabra. El contre-rle es un registro doble que sirve para veri car un primer registro. Porun lado, hay un registro, y, por otro, hay un segundo registro que veri ca el primero: el contre-rle. Pero controlen particular, es la lista nominativa de las personas que pertenecen a un cuerpo, especialmente, a un cuerpo militar.

    La palabra rol es ms antigua, del siglo XII. Viene del latn medieval rotulus, rollo, pergamino enrollado. Eraun rollo, una hoja enrollada, donde se consignaban los actos notariales, los asuntos del tribunal. Nuestra expresin tour de role [por turno], no se re ere en absoluto al rol teatral, sino a su turno segn la lista del registro, segnsu plaza jerrquica, cuando llegue su turno segn la lista, que es un rol. La palabra adquiri despus el sentido delas partes de una obra de teatro que corresponden a un personaje o el nombre del personaje mismo, con todas lasexpresiones consecuentes: por ejemplo, l me deja el mejor papel [rle].

    El registro, palabra del siglo XIII, viene del latn regerere, que dio lugar a regestus, referido, inscrito.Regerere es llevar hacia atrs, referir, transcribir y, especialmente, anotar para guardar el recuerdo.[5]

    Cuando hablamos de nuestra poca como la de la dominacin de las imgenes nos equivocamos. Sin duda laproduccin de imgenes es prevalente, pregnante, extremadamente multiplicada, multiforme. Dominan con su

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    seduccin, ejercen una captacin que intenta manejar el discurso poltico. Pero de hecho, la escritura, en forma deregistro, sigue constituyendo el hueso del asunto. Es lo que el lsofo italiano Agamben denunciaba recientemente enla prensa[6]. El cuerpo mismo, el cuerpo contemporneo se exhibe bajo formas magn cas, estilizado en las imgenede la publicidad, en las imgenes cinematogr cas, televisivas. Se exalta la imagen, pero lo que es efectivo es lescritura, el depsito electrnico del uno por uno contable. El cuerpo se transforma en escritura, es decir, se buscaen su cuerpo lo que hace escritura. Habra podido despertar su admiracin citando las frases, las investigaciones, la

    losofa del seor Bertillon, francs, quien descubri que llevamos en nuestra mano una escritura indeleble y encontren su poca una marca, un smbolo, un signi cante indeleble[7]. El seor Bertillon es un hombre que re exion ela prefectura de Polica, alto lugar del espritu. No olvidemos que Gatan Gatian de Clrambault ejerci la clnicabajo el tejadillo de la Prefectura de Polica, y Lacan tambin. Verdaderamente era un lugar para aprender clnicaporque all se encontraban, por perturbar el orden social, los diferentes trastornos mentales, como ahora se les llama.Siguiendo los pasos del seor Bertillon, se ha encontrado, en particular en el ojo, ndices escriturarios susceptibles dtraducirse y de identi carles desde el nacimiento hasta la muerte. sta es una aspiracin que anima a la civilizacincontempornea desde la revolucin industrial.

    Bentham fue el primero en decirlo: Sera necesario que cada uno tuviera una cifra, que conservara del nacimientoa la muerte, para tenerlo localizado. Esto dio lugar al carnet de identidad. El ltimo da felicitaba a los inglesespor resistirse al carnet de identidad y sospechaba del seor Blair por querer introducirlo[8]. He sabido despus queest previsto que en el ao 2007 el carnet de identidad se introduzca en Gran Bretaa. Parece que es el pueblo msvigilado de la tierra: hay cmaras de vigilancia colocadas en las calles de Londres, de tal manera que el londinensemedio es lmado o fotogra ado una media de quinientas veces por da.

    La sociedad del miedo

    Estamos en ella. Lo estamos ms de lo que lo yo pensaba en el ao 2003. Entramos, a principios del 2004, en el sigloXXI, en la poca de la vigilancia. No es seguro que se trate de vigilar y castigar, pero es una sociedad cuya consignaes vigilar y prevenir. Estamos en la poca de la prevencin sanitaria y tambin guerrera. Hacer la guerra a un pas

    antes de que ste nos la haga es algo similar a diagnosticar la enfermedad mental antes de que se mani este[9].Los hechos reagrupados desde principios de este siglo nos indican que ha comenzado a escribirse un captuloimportante de los grandes miedos del siglo XXI, al lado de lo cual el miedo a los psicoterapeutas no es ms que unmiedo menor. Se juega a dar miedo pero no son ms que las notas con las que luego se organizar una sinfona.Aquello que el eminente socilogo alemn Ulrich Beck llama amablemente la sociedad del riesgo[10] no es otra coque la sociedad del miedo. A principios del siglo XXI el sujeto est en peligro. Comer, respirar, desplazarse, hacersecuidar se hace bajo la gida del peligro y de la toma de precauciones. Se reclaman soluciones, al menos en Francia,y por lo general al Estado, que ya no es el Estado-providencia de antes, el Estado maternal, sino un Estado al que sepide que se consagre a sus propias tareas. Es la idea del Estado estratega[11]. Y, cul es la tarea propia fundamentaldel Estado?: la polica. Entonces se reclama un Estado policial.

    La sociedad se siente en peligro. Escuchamos de distintas formas un SOS sociedad. Es lo que Ulrich Beck enmascacon el nombre de riesgo, quizs para no aumentar el pnico. Vamos a devenir sociedades del miedo y del pnico.Yo trato de construir algo sobre ello para que podamos tener, incluso aunque seamos la chusma a exterminar o losinclasi cables a clasi car, un saber acerca de la con guracin en la que hemos entrado, y para que una iniciativa uotra logre desviar o retardar el proceso.

    Es esencial. Carl Schmidt, del que se pueden decir muchas cosas negativas,, aisl bien en la historia la funcin de loque llam el retardador, aquello que consigue retardar procesos inevitables. Al retardarse, se gana tiempo y otrosfactores pueden entrar en juego de manera que lo fatal pueda contornearse. Saber que es inevitable que se apliqueuna lgica no implica en absoluto desarmarse.

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    2. Qutelet

    Irona de las LucesMe dije que poda aprovechar la investigacin arqueolgica en la que quera embarcarme para darles a conocer,porque pienso que no se aprende en clase a un gran espritu, alguien que creo que es uno de los nombres importantesen el inicio de esta cuestin del hombre cuantitativo: Qutelet.

    Tengo algo en comn con Qutelet y esto me llev a interesarme un poco ms en l. Qutelet era belga no es mcaso y profesor en la Universidad de Gante, nica universidad en el mundo que, sin duda por error, juzg biennombrarme hace mucho tiempo honoris causa. En los agradecimientos que dirig entonces a la Universidad de Gantecit entre los personajes augustos de esta universidad a Qutelet.

    Qutelet era astrnomo y tuvo la idea de aplicar, en la primera mitad del siglo XIX, las concepciones y los mtodos

    de la astronoma a las sociedades humanas. Es el nombre ms eminente en el origen del enfoque estadstico delfenmeno social, este enfoque estadstico que la epidemiologa en la salud mental nos propone.

    Entre los siglos XVIII y XIX se produjo un cambio en el rgimen de pensamiento. En el XVIII se acumul de unamanera muy entretenida que siempre me ha encantado y de la cual llevo el sello una gran cantidad de informacionesque describan sociedades distintas a las nuestras. En ello se puede apreciar el mismo movimiento ya presente enMontaigne, quien busc sus referencias en los autores de la Antigedad para mostrar la diversidad de las costumbresy las leyes humanas. Pero lo que se produce en el siglo XVIII es una multiplicacin de los relatos de viajeros,aventureros, misioneros. Se acumula una gran literatura sobre la diversidad humana, la diversidad de hbitos, deusos y costumbres, de religiones, de regmenes polticos, de leyes, y se comienza a elaborar de manera eminente.Piensen en El espritu de las leyes de Montesquieu que se prestaba a la agudeza: El seor Montesquieu no hizo elespritu de las leyes sino el espritu sobre las leyes. Es muy injusta, pero seala que en el siglo XVIII la acumulacinde datos sobre las sociedades pona de relieve la contingencia, mostraba que nuestras costumbres no eran necesarias,nos invitaba a distanciarnos de nuestras prcticas, y ello estuvo marcado por cierto esteticismo. En un pequeospeech en el teatro Hbertot[12], dije que los lsofos del siglo XVIII, al creer en la unidad de la naturaleza humanpusieron en el registro de la comedia humana el hecho de que aqu se vista de una manera y all de otra, que aqu segobierne de una manera y all de otra diferente, que aqu se coma esto y all esto mismo est prohibido. Si el hombrees uno, si hay unidad de la naturaleza humana, la diversidad es una muestra de la comedia humana.

    En el siglo XVIII la acumulacin de estos datos comparativos introdujo una postura irnica, en de nitiva muy socrticy, podemos decir, muy psicoanaltica. Fue una manera de desprenderse de las identi caciones y de aprender que noestamos slo nosotros, que hay otras maneras de hacer. Este enfoque tuvo un efecto de disolucin sobre el imaginarioque rodea a los signi cantes-amo. Ustedes son cristianos, pero otros son musulmanes y otros adoran a los animalesEn el siglo XVIII se desech la sustancia imaginaria, la carne imaginaria del signi cante-amo que cay hecha pedazoEste momento de una irona deliciosa, al que me re ero siempre que puedo, constituye una etapa en el proceso hacia

    la simpli cacin del signi cante-amo. Aparece su esqueleto: la cifra 1. La irona disolvente de las Luces constituye umomento del proceso histrico que conduce hasta el momento presente, en que reina el invencible 1.

    Lo real social

    El espritu del siglo XIX es completamente diferente. Ya no es cuestin de irona, sino, si se quiere, del progresodel espritu cient co que avanza sobre estos datos buscando construir regularidades. Podramos decir que partede la observacin. Se encuentran regularidades en los nacimientos, las muertes, los matrimonios, los crmenes.Hay regularidades sociales, patterns, con guraciones regulares, y estas regularidades invitaron a buscar leyes enel universo social. Es aquello que Montesquieu esboz con agudeza y que se comenz a abordar a travs de lacuanti cacin, con la conviccin de que haba un saber inscrito en lo social y que lo social era un real con el mismttulo que lo real de la fsica.

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    Se da all un paso ms que en Descartes, quien reservaba esta investigacin del saber matemtico inscrito en loreal al universo fsico, a las ciencias naturales y a la fsica matemtica. Con relacin al orden social y poltico,aconsejaba adherirse al signi cante-amo en vigor en la propia sociedad, es decir, no drselas de listo o de sabio conel signi cante-amo. ste fue tambin el punto de vista de Montaigne. Bien sabe Dios que los semblantes sociales parecan necesarios. Saba que eran semblantes, pero su moral deca que lo prudente era conformarse al espritu de susociedad en lo relativo a la organizacin social. Se ve cmo Descartes avanza en el discurso cient co, pero al mismtiempo mantiene la reserva montaigniana en el terreno social y poltico.

    Cmo se franque esta barrera? No puedo reconstruir de memoria esta arqueologa. Habra que dar, ya en el sigloXVIII, un lugar especial a la economa poltica, al espritu escocs. Efectivamente se pueden encontrar cosas ya enAdam Fergunson y en la escuela escocesa, pero no es hasta el comienzo del siglo XIX, y a partir del momento en quela revolucin industrial opera una transferencia sensacional de poblacin del campo a las ciudades, que se vuelve unimperativo social disponer de informaciones estadsticas sobre la poblacin.

    Marx describi este desplazamiento del campo a la ciudad de manera sensacional, potica: el proceso de los enclosureso closure. Algunos historiadores lo revisaron pero sigue estando, en sus lneas ms importantes, bien fundado. En lasciudades se acumula una poblacin nueva, asalariada, empobrecida, que constituye un riesgo social. Son inmigradosdel interior. Estos inmigrados, que ahora vemos llegar con terror desde el permetro mediterrneo de Europa, venanen aquella poca del campo. Las invasiones de inmigrados eran invasiones de campesinos que se aglomeraban en lasciudades. Esto provoc un movimiento epistmico: el deseo de tener informaciones cuantitativas sobre la sociedad ysobre lo que comenz a llamarse por entonces la poblacin.

    Ah, la palabra poblacin! La poblacin no es el pueblo. El pueblo, que se evoc en la Revolucin francesa comoprincipio de soberana, es un signi cante-amo. La poblacin es otra cosa. Se trata de cuerpos, que estn ah, unconglomerado de cuerpos que nacen, viven, se acoplan, mueren y, eventualmente, se agreden entre s. En todos losescritos de este periodo se habla del nacimiento, la muerte, el matrimonio, el crimen. Poblacin es como poblado,pero sobre una extensin ms vasta y considerado con un punto de vista bio-poltico. Por otra parte, una de las

    palabras del discurso de un eminente epidemilogo que nos visit, y que me hizo poner mala cara, fue la palabrapoblacional muy empleada en epidemiologa. Le dije: Cmo, hablan de poblacional!. Me respondi: Yo nohablo as, son los quebequeses quienes lo hacen. No!, el punto de vista poblacional est presente en el discursoestadstico desde el comienzo del siglo XIX. No hay que excusarse.

    Estadsticas

    Me hubiera gustado citarles una obra del siglo XVIII que le mucho hace tiempo, en mi poca de estudiante, Primerensayo sobre la poblacin[13], del eminente espritu que fue el reverendo Malthus. l dio su nombre, injustamente, amalthusianismo, al igual que el marqus de Sade dio lugar al sadismo y Sacher-Masoch al masoquismo. Me hubieragustado citarla e incluso volverla a leer desde la perspectiva que me proporciona el asunto actual.

    Hay dos tendencias opuestas que Lacan nos ayuda a situar. Por un lado, en el siglo XIX hay una sociologa quetoma como principio las normas y las instituciones, las representaciones colectivas que se imponen, aunque no seaste el vocabulario que utilizan, a una poblacin dada. Es la perspectiva de Emile Durkheim a quien Lacan hizoreferencia, porque, en efecto, nos da una representacin sociolgica del gran Otro, un discurso hecho de creencias,de instituciones que se imponen y estructuran una poblacin. En este sentido Lacan, de entrada, fue durkheimniano,al menos en su artculo de la Encyclopdia[14]. Encontramos all esbozado lo que ms tarde desarrollar como elorden simblico. Pero hay tambin otra sociologa, aquella que triunfa en la epidemiologa en salud mental que noparte de arriba sino de abajo. No parte del gran Otro sino de las acciones del individuo, de la multitud abigarrada deacciones individuales, Y considera, por el contrario, que las normas e instituciones sociales resultan de esta multitudde acciones individuales, por lo que busca, a travs del clculo estadstico aislar las regularidades y partir de locuantitativo.

    El primero de estos dos enfoques parte del contenido signi cativo, mientras que el segundo parte de lo cuantitativo.Qutelet se aproxima a la sociedad como astrnomo los planetas no hablan y se equipa con la estadstica y el

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    principio de distribucin de los errores de las observaciones astronmicas. Dice: Yo no tengo teora, no tengo sistema,observo, anoto. Esta segunda perspectiva es en nuestro lenguaje la del Otro que no existe. Es la perspectiva deque el gran Otro resulta de facilitaciones continuadas del sujeto. Se trata del segundo punto de vista de Lacan, que esconforme con el segundo Wittgenstein, y aparece en el seminario An[15]. Por otro lado, la sociologa durkheimnianaque siempre ha tenido una perspectiva sobre el todo, funcionalista, un macro punto de vista ha resistido siempre alpensamiento distribucional y probabilista. El punto de vista del Otro no existe es un punto de vista micro, es decir,que recoge datos cuantitativos y estudia distribuciones, medias, dispersiones y desviaciones con relacin a la media,esto es, sin hacer referencia a un contenido signi cativo o a un absoluto. Se dice: El hombre debe medir 1,72 metrosNo se impone. Se marca la talla de los hombres de determinada edad y se dice: El promedio mide 1,72 metros. Losque no llegan a esa medida son bajos y los que miden ms son altos. El estudio de la talla constituye uno de losejemplos ms importantes de Qutelet. Est bien fundado. No pueden imaginar el entusiasmo que haba alrededorde sus estudios. Hoy en da la epidemiologa en salud mental hace lo mismo, salvo que ello afecta a la salud mental.

    A lo largo de la primera mitad del siglo XIX se constata la acumulacin de datos cuantitativos. Hay una pasin porello, precisamente porque ha habido ruptura y recomposicin del lazo social y esto se se traduce como un peligropara la estabilidad social, un peligro para la seguridad la primera mitad del siglo XIX se consagra a velar por laseguridad y tambin un peligro sanitario.

    La literatura lleva su sello. La felicidad en el crimen de Barbey dAureville se escribi en ese contexto. De quhabla Stendhal en Rojo y negro, crnica de 1830? Habla de una historia leda en los diarios, de un mozo de granjaque deviene amante de su patrona y la mata. A continuacin nace el detective, Edgar Poe... No encontraremos nadasemejante en la literatura del siglo XVIII en la que, por el contrario, cuando hay crmenes, se trata de pequeos delitosdivertidos o pequeos envenenamientos entretenidos y estticos. Todo deviene negro a partir del siglo XIX porqueestamos en este contexto de criminalidad.

    No he encontrado tampoco entre mis libros la gran referencia historiogr ca, el libro de Chevalier, publicado en1955, Classes laborieuses et clases dangereuses[16], que ofrece un panorama de la poca. Hablar de l a partir de las

    notas que tom para mi examen de oposicin a ctedra de instituto. Chevalier explica que el inicio del siglo XIX estmarcado por una voluntad de cuanti carlo todo, medirlo todo, saberlo todo bajo la amenaza del peligro. Nosotrostambin lo estamos. Revivimos el comienzo del siglo XIX con los medios del XXI.

    En aquella poca, como tena tiempo para leer haca lecturas curiosas. Hice referencia al doctor Parent-Duchteletun mdico francs que en particular consagr en 1836 una obra muy erudita, De la prostitution dans la ville deParis...,[17] en la que haca estadsticas sobre las prostitutas parisinas. Es una obra de referencia para la estadstica.

    En Inglaterra pasamos por alto el papel eminente que jugaron los utilitaristas, los alumnos de Bentham, y la creacinen 1857 por lord Brougham, un benthamniano eminente, de la Asociacin de Ciencias sociales. Es la poca en quse crean las sociedades estadsticas Qutelet es todava un investigador individual, se forman equipos para reunirdatos y tratarlos. Y en Francia se comienza a publicar todos los aos diversas recopilaciones de cifras estadsticas. Apartir de 1827 aparecen cada ao datos cuantitativos sobre los crmenes los que son elucidados, sobre los castigosque sufren los criminales. Esta moda alcanz su apogeo durante la primera mitad del siglo XIX y, esto da algunaesperanza, decreci un poco durante la segunda mitad, pero se mantuvo presente.

    Antes de Qutelet, algunos estudios ya haban observado regularidades estadsticas en las variables demogr cas, enparticular, en las relativas a la mortalidad y la sex ratio en el nacimiento, que Lacan evoca en Ltourdit[18]. Se hacun estudio comparado del nmero de nias y nios que nacen. Todos los campos de la vida social se estudian deesta manera: el crimen, el suicidio, los nacimientos adulterinos, la frecuentacin de las iglesias, la frecuentacin de laescuela, la pobreza, incluso las donaciones lantrpicas. Se consagran a hacer anotaciones y comparar los datos. Hayuna obra de 1833 sobre la criminalidad que se intitula Essai sur la statistique morale de la France[19].

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    El hombre medio

    Qutelet, que escribi una obra llamada Le systme social, pens que iba a fundar una ciencia nueva de fsica social.Promovi lo que, en mi opinin, ha quedado como principio de la epidemiologa en salud mental: la teora delhombre medio. Al estudiar las cifras sobre la talla de los reclutas militares se dio cuenta de que sta segua unacurva de Gauss y que los errores de observacin coincidan con la distribucin normal de los errores de medida enastronoma. Con estos datos sensacionales, verdaderamente inteligentes, plante los principios de una especie deastronoma social.

    De la misma manera que se ha reconocido para el desplazamiento de los cuerpos celestes la existencia, entre comillas,de una fuerza de gravitacin, es decir, que su rbita sigue una frmula matemtica, se debe dar lugar tambin auna multitud de pequeas fuerzas de perturbacin que hacen que el cuerpo celeste no se encuentre nunca en su lugarmatemtico. Hay siempre una ligera perturbacin, las observaciones astronmicas tienen siempre algo azaroso. Apartir de los clculos se le busca en una zona determinada del cielo pero siempre se encuentra un poco desplazado.

    Mi Qutelet plante que, en el universo social y moral de las representaciones del individuo, existe el equivalentea la gravitacin y lo llam la inclinacin. Las inclinaciones obligan a una distribucin normal segn la curva deGauss. l distingue la inclinacin al crimen, la inclinacin al suicidio o la inclinacin al matrimonio. Seala poejemplo que el porcentaje de crmenes es ms elevado entre los hombres que tienen de veinte a veintinueve aos.Es a esa edad que estn en el top nivel para el crimen! Igualmente hay edades para el matrimonio. Concluye que sepueden encontrar en el universo moral del comportamiento del individuo las mismas leyes que rigen la mecnicaceleste, pero que hay que tener en cuenta la existencia de pequeas fuerzas de perturbacin que hacen que el clculono sea nunca del todo exacto sino que haya siempre un desfase.

    Para l, estas inclinaciones son formas instintivas en relacin con las cuales la voluntad humana en el orden normaltiene una intensidad cero. Es una fuerza poco utilizada que slo interviene como una de esas fuerzas mnimas deperturbacin en relacin a la regularidad orbital de las inclinaciones. Qutelet considera que la base de la estabilidaddel orden social viene dada por el hombre medio, esto es, por aquellas propiedades estadsticas que son estables enlas principales acciones humanas, en el matrimonio y en el crimen.

    Esto fue ampliamente criticado. Un pre-socilogo alemn, Drobisch, en La statistique sociale[20], critic al hombrmedio como una ccin matemtica abstracta. Max Weber tambin se re ere a Qutelet y critica esta voluntad dehacer un anlisis astronmico de los acontecimientos de la vida, pero es sobre todo Durkheim quien, a la vez que sere ere a Qutelet, le opone un punto de vista distinto, el de la exterioridad del orden social a los individuos, mientrasque Qutelet encuentra el orden social en las regularidades de las acciones humanas.

    El clebre estudio de Durkheim sobre el suicidio se inscribe en esta polmica.[21] l hace un anlisis mucho ms nque el enfoque global cuantitativo de Qutelet ya que distingue las tasas de suicidio segn cualidades muy precisas:segn los grupos religiosos, el sexo, la profesin, la edad y el estatuto marital. Pero el aguijn y la motivacin del

    famoso estudio de Durkheim se inscribe en este contexto de Qutelet. Se trata de una polmica con l, con su puntode vista astronmico. Durkheim y Qutelet estn de acuerdo en muchas cosas. Ambos son deterministas y planteanque, en el universo social, nada se produce al azar sino que hay leyes que lo rigen. Incluso, Durkheim admite que sepuede de nir lo normal y lo patolgico sin ideal: lo normal es la media, lo patolgico, la desviacin en relacin a lamedia. Se trata de un punto de vista muy laico que lleva a decir que el crimen es normal. Hay una regularidad delcrimen, lo anormal es cuando se dan ms de la cuenta o no su cientemente. Cuando hay pocos crmenes es porquefalta energa. Es lo que deca alguien como Stendhal: cuando los italianos vivan bajo regmenes de principadosse apualaban con gallarda; pero, cuando lleg la democracia perdieron el ardor. Constituye un punto de vistaextremadamente laico, pero se trata de la dictadura de la media.

    Antes de venir aqu, para in uir sobre la media del senador UMP, llam a mi amigo Franois Ewald y le sealel estado desastroso de nuestra campaa parlamentaria. Me prometi hacer lo imposible. Seguidamente le dije:Despidmonos ya porque voy a hablar un poco de Qutelet. Estuvimos de acuerdo respecto a la grandeza deQutelet. Y me dijo: La teora de Qutelet instal un perpetuo juicio de la sociedad sobre s misma. Esto me pareci

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    muy adecuado. En efecto, la media es un ideal secretado por la estadstica cuantitativa misma. No viene de unaprescripcin, de un orden, son las cifras mismas las que les proporcionan un ideal, el de la norma, distinto del dela ley. La ley mantiene siempre su anclaje en un gran Otro. Es la ley divina, la ley del Estado que en determinadomomento viene impuesta desde arriba, desde el exterior. Mientras que la media es mucho ms suave, es invisibleproviene de ustedes mismos, de la combinacin de sus decisiones o de sus propiedades individuales, y luego sedesprende sigilosamente y uno no puede ya oponerse a ella. En esta pequea discusin, Franois Ewald me deca:Lo que asustaba a Michel Foucault del reino de la norma es que la norma no tiene exterior. Esto es congruente conlo que evocaba la ltima vez[22]: uno puede rebelarse contra la ley es lo que hacemos, pero no puede hacerlo contrala media, contra la dictadura de la norma.

    Aislar esta referencia a la norma nos permite ver que, incluso si se desprende de la estadstica, decidir conformarse a lanorma, hacer una ley de la norma es una eleccin poltica. Es ah donde podemos oponer algo a nuestros estadsticosen salud mental que puede ser el vector de una intervencin propiamente poltica: hacer de la norma, ley, y perseguira los que se desvan de ella es un factor de estancamiento. Esto se opone precisamente a lo que sera la ambicin dealgunos: la innovacin. Para preservar la innovacin de una sociedad es esencial que la norma no sea la ley. Despusde todo, es muy lgico que esto se formule a partir del discurso psicoanaltico.

    II. El objeto-mquina1. Acontecimiento

    Hold-up

    Este curso nos conduce a preguntarnos cmo hemos llegado a esto. Hay un efecto de era ms cierto an de lo quepensbamos. Por un lado, no hay de qu sorprenderse porque se haba anunciado de todas las maneras posiblespero, por otro, cuando pasa, cuando el acontecimiento se produce trae siempre consigo un elemento de desconcierto,

    de perplejidad. La lectura que hice primero de lo que pasaba era que se haban meditado los medios para reducir,as xiar y hacer desaparecer el psicoanlisis; proyecto que al menos muestra que no se ha pensado que la evolucinsimple de las cosas conducira a ello, sino que era necesario darle un empujn.

    Qu representa el psicoanlisis para merecer tal empresa?, qu es el psicoanlisis para frenar esta empresa y paraaparecer, al menos hoy, por el momento, como un ncleo de resistencia a dicha empresa?

    Un personaje de Balzac que se llama Vautrin, formula este buen principio: No hay principios, slo hay acontecimientosEs un principio de oportunismo del que se dice que Balzac podra haberse inspirado en el prncipe de Bnvent.Nosotros, que tenemos principios, constatamos que no es sencillo conseguir que dominen a los acontecimientos.Cuando se puede considerar con cierta perspectiva, se ve que el acontecimiento, sea cul sea su fuerza, comporte lasorpresa que comporte, se sita en una estructura y se inscribe en un proceso.

    Al pronunciar el nombre de Qutelet[23], he querido poner un nombre propio he elegido ste por suponer queno les era familiar en el origen del proceso que hizo nacer, extenderse y dominar a un nuevo tipo de hombres,aquellos que Robert Musil llamaba los hombres sin cualidades. Lo que Qutelet percibi incluye su re exin sobrla estadstica, sobre el clculo de las medias y la importancia que da a la emergencia de la psicologa cuantitativa. Lacuanti cacin, la entrada de la persona en el clculo produjo el hombre sin cualidades. La palabra persona llevaa lo que normalmente se llama psiquismo, del que el psicoanlisis porta an, para su desgracia, la huella. Slo elrespeto de los semblantes hizo que Lacan conservase este nombre que consideraba una herencia de la historia, porpoco adecuado que fuera para lo que l estructur de la prctica freudiana. Es necesario que un da aprendamos apasar de l, a prescindir de ese nombre.

    Asistimos a un verdadero hold-up[24] sobre el nombre de psicoterapeuta, que sin duda no es el nuestro. Se producecuando en un momento dado, la potencia del Estado, su mano, se abate sobre un signi cante y decide darle unnuevo sentido, un nuevo uso y unos nuevos agentes. Sean cules sean las nas diferencias que podamos hacer entre

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    psicoanlisis y psicoterapia[25], ambas palabras llevan el estigma del psiquismo. Y se ha tocado eso, una zona que,con los psiquiatras y los psiclogos, ha sido durante tiempo una zona si no protegida, ms bien poco protegida, esdecir, protegida por los excesivos intereses en juego. Es necesaria una particular necedad para que algunos colegasformulen, si se toma en consideracin un parte de la AFP[*] de esta maana, que estn tranquilos[26]. Por el contrario,tenemos que preguntarnos durante cunto tiempo se proteger el nombre de psicoanlisis, en cunto tiempo msestos protectores venideros lo dejarn a su libre uso por ello se puede constatar hasta qu punto ha sido, en suconjunto, en la media, asegurado por agentes que, por indignos que hayan sido de los ideales freudianos, velabanmal que bien por la funcin. Estamos en un momento en que tenemos que plantearnos la pregunta de cmo seremosllevados a llamarnos un da para continuar haciendo lo que queremos.

    La muerte del absoluto

    La entrada de la persona en la cuanti cacin se traduce en lo que Musil llam un desencanto. Lo hace en el transcursde un episodio de su gran novela en el que su hroe Ulrich, Ulrich que cree en la ciencia, que re exiona sobre laestadstica es conducido a la comisara. Como Musil dice de manera exquisita: Es capaz de apreciar, incluso en eseinstante, el desencanto que la estadstica haca sufrir a su persona, y el mtodo de descripcin y medida que el policale aplicaba le entusiasm como un poema de amor inventado por Satn. Ulrich se siente extasiado al constatar queel operador diseca su persona en elementos insigni cantes, irrisorios y luego, a partir de estos elementos puederecomponerle, hacerle de nuevo distinto de los otros y reconocerle por estos rasgos. Esta operacin, aqu policial,es la operacin cient ca descompuesta en elementos insigni cantes. Es a lo que ha procedido la lingstica, sobrel lenguaje, y que permiti distinguir el signi cante del signi cado en conformidad con la orientacin estoica. Estdescomposicin, elemental cuando se efecta sobre la mayora, tiene como efecto la evaporacin de lo que durantesiglos se ha llamado la libertad.

    Ah se inscribe, se impone, lo que podra llamarse la ley de Qutelet, a la sombra del cual Musil escribi su granpoema novelesco. Cuanto mayor es el nmero de individuos, dijo Qutelet, ms se borra la libertad individual ydeja que predomine la serie de hechos generales que dependen de causas segn las cuales crece, existe y se conserva

    la sociedad. Se trata de la constatacin comn de que usted toma individualmente la decisin que le conviene enrelacin a sus vacaciones, y la SNCF es capaz de calcular a grosso modo el nmero de viajeros que subir en sustrenes y aadir vagones suplementarios si hace falta. Estos clculos que nos rodean vuelven al individuo n mo y leprescriben un nuevo tipo de destino, que era desconocido para los griegos, el destino estadstico, que pesa sobre laescritura de Musil con el efecto de hacer desaparecer lo nico y reemplazarlo por lo tpico. Es, en Musil, como se sientesubir a lo largo del siglo XX, el asombro, el estrago, el lamento de liacin romntica de los intelectuales, escritory artistas ante lo que emerge como el hombre de las masas, deca Ortega y Gasset. Musil escribe que la in uencicreciente de las masas, de la mayora vuelve a la humanidad cada vez ms mediocre. Hay un aumento de lo comnde la civilizacin. Se cumple irresistiblemente un ascenso en potencia de los valores medios, de los valores medianosy asistiremos a su triunfo. Es una versin de la muerte del absoluto, el remplazo del absoluto por la media, es decir,por el clculo estadstico, de tal manera que Musil puede decir que lo verdadero es suplantado por lo probable.

    Lo incomparable

    Este es el marco, el contexto en el que surgi el psicoanlisis, que no habamos aislado. Lacan deca que la condicindel acontecimiento-Freud fue la reina Victoria. Es una manera gr ca, emblemtica de sealar que fue necesarioun recrudecimiento social de la represin para que se produjera lo que en este contexto debemos cali car comouna liberacin de la palabra. Lo vemos en las pacientes de Freud, ellas encuentran a Freud y le forman para serun interlocutor, alguien que escuche lo que no se puede decir en ningn sitio. Dcil a su deseo de decir, Freud seconform poco a poco a esto que, para nosotros, de manera desencantada, constituye la posicin del analista, posicinpor la que lo que est reprimido puede llegar a decirse de una manera distinta que por el simple retorno de loreprimido, puede decirse de manera que se resuelva. Freud prevea que las sociedades victorianas se desmoronarany el psicoanlisis tendra algo que ver en ello. Anticipaba en su famoso texto de 1910[27], que ya he comentado, unAufklrung social, el triunfo de las Luces en la sociedad que hara que lo que no poda decirse, mostrarse en losregmenes victorianos, pudiera abrirse paso.

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    En las sociedades en las que vivimos muchas cosas se han realizado ya en este sentido. Es por lo que sugiero que elpsicoanlisis no slo ha sido posible o necesario en relacin a la reina Victoria. El psicoanlisis apareci en la poca delhombre sin cualidades y nosotros no hemos salido an de esa poca. Entramos en ella ms que nunca, decididamente.Ninguna Aufklrung nos protege de ello, ya que el reino del clculo, al aproximarse con cifras y medidas al campodel psiquismo, puede encomendarse tambin al espritu de las Luces. No hay que tener prejuicios!

    Es sin duda porque la presin de la mayora, la emergencia del hombre sin cualidades se ha vuelto insoportableque el psicoanlisis se ha hecho cargo de la clnica, el arte del uno por uno. Se ha hecho cargo no del uno por unode la enumeracin, sino de la restitucin de lo nico en su singularidad, en lo incomparable. Es el valor proftico,potico, de la recomendacin tcnica de Freud de escuchar a cada paciente como si fuera la primera vez, olvidandola experiencia adquirida, es decir, sin compararle y sin pensar que las palabras que salen de su boca son empleadascomo lo hara otro, incluso el mismo paciente e instalarse de esta manera con la experiencia analtica en la extraezade lo nico.

    Esto me parece bastante convincente. Hay en efecto un juego, una correlacin, una compensacin entre la dominacincreciente de la estadstica y este arte singular que ha conocido durante cierto tiempo una expansin universal en lassociedades que practicaban este clculo de la mayora. Alguien como Bion ha llegado a decir: Olvdenlo todo de unpaciente. Que cada sesin sea como una primera vez, es decir, una emergencia. Y, al mismo tiempo, es la mismapoca, la de Freud o Qutelet, la del hombre sin cualidades, puesto que el psicoanlisis slo funciona sobre la base deldeterminismo ms descabellado, esto que Lacan cristaliz con el signi cante del sujeto supuesto saber.

    La asociacin libre, el mtodo que consiste en partir de un enunciado cualquiera, como al azar, slo puede pensarsesi en el horizonte est la nocin de que se trata de una asociacin determinada. Por tanto, en la operacin analticase cumple la misma volatilizacin de la libertad individual que en el clculo estadstico. La asociacin libre apareceestrictamente condicionada. Del lado del analista es lo que Lacan vea como el fundamento mismo de la certeza delanalista, se trata de situar de demostrar regularidades en el enunciado azaroso, Lacan deca como primer impulso, del analizante. No seran slo las leyes de la palabra las que estaran all en cuestin, las leyes del signi cante, sino

    otras muchas leyes internas al discurso del paciente que permiten extraer sus constantes y sus leyes propias.

    2. La prctica del cuestionario

    Casillas a marcar

    Para continuar situando estos elementos que se ordenan con la poca, podemos poner en correlacin el mtodo dela asociacin libre con esta prctica que no conocemos todava ms que en su inicio, pero que est extendindose,difundindose hasta los entornos de nuestro acto, la del cuestionario. Quizs nos queda an un poco lejos, pero laprxima generacin ya se formar en ella. Yo lo aprend con cierto espanto en los ltimos das del ao 2003 al leerla circular difundida por el Bulletin of ciel de lEducation nationale del 11 de diciembre. Gabriel, como el ngeGabriel, Gabriel Chantelauze, me anunci que entre el ministerio de Educacin nacional y el de Salud haban tomado

    la decisin de hacer que los nios de tercero[*] rellenasen, a partir del regreso a clase, cuestionarios de salud mental.Esto no es obra de un impulsivo, est meditado, fundado en el pensamiento de la administracin.

    Al escuchar, al observar el debate que tuvo lugar en el Senado este lunes me he alegrado de or resonar en el hemiciclo,estas tripas de la democracia, una voz, la del Sr. Jean-Pierre Sueur senador y catedrtico de instituto de gramticaque interpel todo lo que pudo sobre lo desorbitada que poda ser esta decisin[28]. Si esto se hace, las generacionesque vienen sern formadas desde muy temprano para pensar, para pensarse, en trminos de cuestionario. No puedo juzgar de antemano que el cuestionario ser: Ests triste alguna vez?, y se marque la casilla: nunca, raramente, unpoco, a menudo, mucho, siempre.

    La prctica del cuestionario tiene, sin duda, bases extremadamente complejas. Con el barullo actual no he tenidotiempo de remontarme al nacimiento del cuestionario, a la manera en la que tom forma. l cuestionario suponeinterrogar al sujeto, darle la palabra, solicitarle, es decir, un movimiento opuesto al de una medicina que prescinde

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    cada vez ms de la palabra del sujeto. Al menos formalmente tiene alguna relacin con el psicoanlisis. Se le diceHable o, ms bien, Escriba. Se le invita a responder, pero cuando lo hace queda insertado en un aparato deescritura, en un dispositivo que hace que su respuesta sea necesariamente comparable con la de otro, ya sea la misma,diferente, est en la media... Esto servir para saber que el 40 por ciento de los alumnos estn tristes de vez en cuando.El resultado o la ineptitud del resultado no es lo que importa. Por el slo hecho de situar al sujeto en un dispositivo deescritura, se le priva de lo que tiene de nico. Si rasga la hoja, si no responde, entrar en el porcentaje de los rebeldes.Hay all algo que no tiene exterior.

    Llegar el momento quizs en que se quemen los cuestionarios y con ellos la escuela, y se negarn a imprimircuestionarios con casillas, porque estas pequeas casillas a rellenar se vengarn de nosotros. No de nosotros sino deaquellos que vendrn. Vemos cmo se ha comenzado a utilizar este instrumento, antes no se marcaban casillas, perose constat que resultaba muy cmodo para obtener respuestas calibradas, sin retrica. Este instrumento comportaque en la existencia, todo es cuestin de ms o menos, y que este ms o menos no viene dado en un continuumsino en unidades discretas. Se compone una cadena signi cante de ceros y unos, una cadena signi cante binariapropiamente digital. Entonces entran en el clculo estadstico, un clculo de medias. No hay nada que explique mejorla prevalencia de la media que la casilla vaca en la que tienen que poner su huella en forma de rasgo, este rasgo queLacan ubic como marca prehistrica del animal abatido. El animal abatido es usted!

    El behaviorismo

    Entre los promotores de esta era, tenemos que situar en un lugar importante a Watson el creador del behaviorism, elcomportamentalisme en francs.[*] Durante mucho tiempo slo se dijo la palabra en ingls para poner de relieveque para nosotros no es importante!, pero he retomado los textos originales de Watson, la introduccin a lasegunda edicin de su obra Behaviorism[29]. l dice all con todas las letras: Si como psiclogo quiere seguir siendcient co, debe describir qu quiere decir? el comportamiento del hombre en trminos que no son diferentes delos que utilizara para describir el comportamiento del buey que va a degollar. Pueden ver que incluso cuando medejo llevar tengo referencias.

    El cuestionario, que entraa una cadena signi cante, que les convierte en cadena signi cante, es tambin laencarnacin, la materializacin de un lenguaje que quiere ser unvoco. De ah el cuidado con el que se establece elcuestionario para que pierda toda ambigedad: la estandarizacin opera sobre el lenguaje mismo y podemos verque, de manera binaria, la prctica del cuestionario se opone trmino a trmino a la prctica analtica, la cual, porel contrario, intensi ca la ambigedad. El arte del anlisis reside en que, en el contexto de la sesin analtica, cadpalabra entrae mltiples signi caciones, que el analista tenga como disciplina saber que no sabe lo que el pacientedice, que tiene que aprender su lengua, el uso nico que ste hace de ella. Esto slo es posible a condicin de queustedes mismos tengan en relacin a su propio dicho, una posicin de extranjeridad. La elaboracin del cuestionarioapunta por el contrario, a hacer con la lengua corriente un metalenguaje unvoco. Evidentemente todas las preguntasson all in nitas, por ello se hacen ediciones de cuestionarios. El seor X critica el cuestionario del seor Y porqula pregunta es siempre tendenciosa, nunca es lo su cientemente unvoca. Si la prctica del cuestionario se extiendehasta la infancia acabar por tener un efecto de estandarizacin de la lengua, que es inducido cada da por el manejode las mquinas. Para lograr que haga lo que quieren, es necesario que hablen su lenguaje con ella. En el cuestionariose trata de esto: el operador le obliga a hablar su lengua.

    En el anlisis, no saber qu quiere decir algo produce un efecto de sujeto supuesto saber, mientras que su palabraqueda referida a s misma. Si hay determinismo, es un determinismo de lo nico. Mientras que aqu el sujeto no estsupuesto, es el saber en persona quien se presenta. Se podra hablar de la accin de rellenar casillas como del ritualque impone lo sagrado del saber, a quien aportan lo que les pide. Acepta reducirse a una combinatoria de pequeasmarcas y devienen el hombre sin cualidades. Todas sus cualidades se introducen en casillas y, a partir de ellas, lespueden componer. No hay mejor representacin del sujeto barrado de Lacan que la casilla que se marca, que no esms que una variable. Cuando rellenan el cuestionario, declaran que slo son una variable del cuestionario.

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    Podemos discutir la referencia etolgica que fue la primera referencia del conductismo y que pueden ver por ejemploen el buey que se va a degollar. Un da tendr que ilustrar el emblema del conductismo: The ox that you slaughter.Slo conoca de la obra de Watson este libro, pero quizs se podra averiguar qu relacin tena con la matanza.

    El previ la resistencia, la indignacin. Y replic a ellas de una manera que no resulta antiptica, en la que se ve elparentesco de poca con Freud, que el behaviorismo, como el psicoanlisis, son las disciplinas que han aportado ladesidealizacin a la era del hombre sin cualidades. La imagen sanguinolenta participa de este gran movimiento dedesidealizacin del que el psicoanlisis forma parte y del que se le ha reprochado apartarse al sublimar el lenguaje.Pero en las terapias, el conductismo, el cognitivismo y aquellas terapias derivadas de ellos, el modelo no es elanimal, sino ms bien la mquina, el objeto mquina.

    3. El ideal de salud mental

    Saturacin

    A cierto nmero de objetos, considerados intiles, se les ha cali cado como gadgets. Son objetos nacidos de lindustria, que incorporan el clculo. Quiero poner en evidencia la relacin del sujeto con unos objetos que comportanuna incorporacin simblica. Esto no es decir mucho. Se trata de objetos nacidos de lo simblico. Los objetos nacidosde lo simblico, que son objetos construidos, deducidos, calculados, producidos masivamente, como mnimo ennumerosos ejemplares, es un nuevo gnero de real que apareci con la revolucin industrial, un real que es el productode la medida y de la cifra no de un saber hacer. Son subproductos del discurso cient co y se fundamentan en eltrabajo de la cifra. Es a lo que Lacan apuntaba en determinado momento de su enseanza cuando evocaba la invasinde la vida por lo real, y deca que este real se nos ha vuelto, segn su expresin, extremadamente incmodo.

    Se trata de atrapar el malestar en la civilizacin de una manera distinta que Freud, es decir, no a partir de la represin,de la incomodidad en que se encontraran las pulsiones debido a la represin. Es atrapar este malestar en la civilizacina partir de lo que domina el discurso cient co, que tiene la propiedad de incrementar lo real de una manera muyespecial. Lacan lo dijo en una conferencia en Italia, tomando como ejemplo la mesa misma del conferenciante: Estamesa es algo que tiene una insistencia distinta que la que haya podido tener nunca en la vida anterior de los hombres.No es gran cosa pero se trata ya de un objeto que no puede ser construido por la mano del hombre, no tiene quever con un saber hacer. A travs de ciertas mediaciones es hijo de la cifra y la medida. Es un aparato y el aparatoreemplaza a la cosa. No se trata ah de la represin que incomoda, se trata de la mquina en tanto que recon gura elmundo y tiene un efecto de invasin y de acumulacin.

    El psicoanlisis compensa. Lacan evocaba al mismo psicoanlisis como una respuesta a esta saturacin de lo real,como un medio para sobrevivir a ello. Esto le pareca fundar la necesidad de analistas. La necesidad no implica laprobabilidad sino que indica, a pesar de todo, otra manera de considerar los callejones sin salida de la civilizacin:para seguir siendo analista, es necesario comenzar por sustraerse a devenir este gnero de objeto, atrapado en lamedida y la cifra.

    No nos piden gran cosa: Hganos la lista Slo eso! Pero lo que viene con esta demanda es la invitacin y, almismo tiempo la promesa: Convirtanse en mquinas. Sern como mquinas. Se promete, por ejemplo, que seles podr reparar, reprogramar, se podr tocar el programa. As se introduce la gran promesa! Estamos con losbancos de rganos pero ya se evoca, para cuando se sepa producirlos, los supermercados de rganos. Esto estaren los expositores. Lo he visto representado no en utopas sino en proyecciones. Qu se necesita para que en efectose llegue a que, dando un paseo, se pueda ir y preguntar: cunto cuesta este hgado?. Ser el suyo! Se irn conl y todo esto se har felizmente. Todo lo que gira alrededor de la clonacin gira alrededor del ideal mquina.Para que esto se lleve a cabo es preciso haber sido reducido primero al estado de hombre sin cualidades, hay queempezar por marcar las casillas. Cuando Lacan seala que este real es incmodo, incluso insoportable, se trata de lade nicin misma de lo real como imposible de soportar. Es la de nicin que Lacan daba de la clnica: Lo real comlo imposible de soportar. En cierta manera, la clnica est por todas partes y como lo real es cada vez ms difcil desoportar asistimos a la promocin de la salud mental.

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    Adaptacin

    Hay ah tambin una historia, una arqueologa que hacer, pero tendr que esperar hasta das ms serenos. Antes debuscar su arqueologa captemos la lgica en juego. La salud mental es el ideal de un sujeto para el que lo real cesarade ser insoportable. Cuando se parte de esto no se encuentran ms que trastornos mentales, disfuncionamientos.Es preciso que la lengua, la nuestra, no se deje ganar por el sintagma de trastorno mental. El concepto de trastornomental lleva implcito el concepto de salud mental, y ha deshecho las soberbias entidades nosolgicas heredadasde la clnica clsica. El trastorno mental es una unidad, es algo que puede cernirse, ubicarse con el mtodo de lascasillas.

    No es absurdo, tuve la ocasin de sealar de pasada que el concepto lacaniano de sinthoma responda a la mismaexigencia de pasar por debajo de las construcciones nosolgicas para aislar unidades discretas de funcionamiento.El sinthoma es el trastorno mental considerado en tanto que se extrae de l goce. Es ms bien esto lo que les permitesoportar lo real, lo que les permite gozar de lo real.

    Por qu no exista antes este ideal de salud mental? Tampoco exista la OMS. Hay que interesarse por la OMS, lOrganizacin Mundial de la Salud. Por lo que he visto de la organizacin de la salud en Francia, estoy convencidoque la organizacin mundial de la salud es terror ca. En ella se busca la respuesta universal al malestar en lacivilizacin. Por qu no haba antes esta promocin de la salud mental? Porque se pensaba que el mundo estabahecho a medida del hombre y que, por tanto, la relacin era naturalmente armnica. En la actualidad la armona hacerer. Hay Erstze: las personas escapan para buscar una pequea zona de armona, respirar aire puro, no ver a suscongneres, estar en la naturaleza, en lo que queda de ella, pero el concepto que ha suplantado al de armona, quedomin el imaginario durante siglos, es el de adaptacin.

    Esto lo dice todo: hay que adaptarse. Por otra parte es el nico criterio de la salud mental y Heinz Hartmann loquiso introducir rpidamente en psicoanlisis porque era muy astuto. Hizo una monografa sobre la adaptacin, quefue uno de sus primeros escritos[30]. La adaptacin traduce precisamente el hecho de que tenemos que vivir en unmundo que ya no est hecho para el hombre, en la medida misma en que est cada vez ms hecho por el hombre.Lacan pudo decir: Las personas son devoradas por lo real. Podramos pensar esta pequea casilla a marcar comouna boca que les va a comer.

    Un real de semblante

    Lo real al que nos referimos aqu, es lo real? Es un real en la medida en que es imposible. Lacan dice. Es lo realal que las personas pueden acceder. Son capaces de acceder a este real que han producido a partir del clculo y lacifra, y a partir de ello se hacen una vida infernal. Es un real materializado Lacan emplea este adjetivo. Es precisocomprender de qu materialismo se trata. Este materialismo es tambin un arti cialismo. Es lo que animaba la polticadiscreta de Lacan con Lvi-Strauss, que crea que la combinatoria de la estructura tal como l la utilizaba, por ejemplen relacin con el pensamiento salvaje, que esta combinatoria hecha de una complejizacin de relaciones binarias,

    re ejaba la estructura del cerebro l haba escandalizado en su momento con esta conclusin, e incluso re ejabla estructura de la materia de la que era como un doblete. Esto no es un materialismo arti cialista, un materialismoestilo siglo XVIII sino un materialismo primario.

    Lacan opona a esto argumentos que extraa del mismo Lvi-Strauss: no hay slo el mundo y la materia tal cuales,hay tambin el lugar donde las cosas se dicen, que l llamaba la escena. Es preciso que el mundo suba a la escena yall quede apresado en una estructura distinta. Es lo que Lacan llam el gran Otro. El lugar del Otro es el lugar donde,cualesquiera que sea la estructura de la materia, las leyes de la fsica e incluso de la estadstica social, esto viene adecirse. Es sin duda por lo que, por otra parte, hay tantas referencias al teatro en la obra de Lacan. El teatro es comoel redoblamiento de la escena a la que el mundo debe subir. El lenguaje impide reducir el mundo a la inmanencia.Por el hecho del lenguaje la inmanencia es trabajada por la trascendencia, que es un efecto del lenguaje. Esto es loque traduce el grafo de Lacan en dos pisos: hay un ms all del funcionamiento mismo del lenguaje, un efecto detrascendencia[31]. Si se separa el efecto de trascendencia, se obtiene la instancia de Dios Padre, se le imagina como

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    anterior y creador, mientras que para Freud y Lacan, Dios no es creador, sino creado, creado por el lenguaje. Y siexiste es como mucho con una ex-sistencia, con una subsistencia a partir del lenguaje.

    El mundo es recon gurado por la escena segn las leyes del signi cante. Se trata de leyes propias, las del signi cantedistintas de las leyes fsicas o estadsticas. Lacan poda utilizar los mismos ejemplos de Lvi-Strauss. Hay el calendaricronolgico pero ciertas fechas estn cargadas de signi cacin. Si dicen el 2 de diciembre, el 18 de junio, al menoen determinado contexto cultural, estas fechas sealan, responden a otras funciones que tienen otra presencia, unainstancia distinta que una fecha puramente cronolgica.

    Se puede ver al menos la imaginarizacin que se apodera de la cosa tal cual es, pero un paso ms all la mismaciencia, a medida que opera sobre una realidad, la hace desaparecer. Lacan tomaba a partir del lenguaje, el ejemplode los elefantes en su Seminario I. La explicacin cient ca de que sea lo que sea no deja como residuo de aquello quse trata ms que una combinatoria de elementos signi cantes, volatiliza todo lo que podra de entrada engancharlesen la investigacin y la sustancia misma de la cosa. La explicacin del cient co hace desaparecer la causa parareemplazarla por la ley. La ciencia reemplaza la causa por el signi cante y conduce a la creacin de semblantes. Lque prueba su e cacia es que pueda reproducir. Hay un efecto de reproduccin interno a la operacin cient ca. Talvez pueda decirse que este real que invade y que no es lo real, que es tanto ms opresivo e insoportable en tanto quees un real de semblante.

    Afirmacin de s

    Vamos a parar a que no tienen el mismo rgimen el signi cante, que es universalizable, reproducible, desmontable,que pertenece en ltimo anlisis al semblante, y el pequeo a, que no es universalizable sino que, por el contrario, estmarcado por la singularidad del encuentro. De ah lo imposible de lo que se escribe como S 2 dominando al pequeo ay que constituye la lnea superior del discurso de la universidad, segn Lacan, la imposible ambicin de que el saberdomine al goce. Hay un amo escondido que es la decisin misma de instaurar al signi cante como amo.

    El resultado de la operacin, y el resultado que se espera de este dominio del goce por el saber, est encarnado entodos estos cuestionarios de salud mental. No se trata de otra cosa que de dominar las turbaciones, las emociones, lasingularidad de la experiencia, con un pequeo aparatito de saber ultrarreducido, y cuyo producto es transformarle enun hombre sin cualidades, en un hombre cuantitativo, esperando reunirles, pero eso es imposible, con el signi cante-amo.

    Cul es la clave de todas las terapias cognitivo-conductuales? Es algo que se llama la a rmacin de s. Se tome poel bies que se tome, el elemento de atraccin de todas las terapias cognitivo-conductuales es la a rmacin de s. Unavez que se ha hecho de usted un hombre sin cualidades se le convierte en amo de s mismo. La promesa llega lejos.Se le promete un poder ilimitado sobre s mismo.

    Hay tcnicas para eso. Me re ero a un manual que va por su tercera edicin[32] y est especialmente dirigido apersonas que son vctimas de trastornos de las competencias sociales. Hay personas que no padezcan perturbacionesde sus competencias sociales? Esto puede ir hasta los grandes tmidos; el problema es que con los grandes tmidoses muy difcil hacer terapia de grupo. Voy a explicarles los principios, que slo sirven si soportan la vida de grupo:A menudo se debe hacer preceder los grupos de a rmacin por una fase de terapia de grupo. Cunghi (1996) hadesarrollado un programa de terapia en un libro que propone una serie de ejercicios prcticos. Este mtodo est encurso de evaluacin.

    Este es el ncleo de las tcnicas de a rmacin de s: Las tcnicas de a rmacin de s preparan al sujeto a afrontar lasituaciones sociales difciles, tienen sus races en una concepcin democrtica de las relaciones humanas y puedenresumirse en siete mensajes principales. Es preciso repetirlos con insistencia, a menudo, para recondicionarse yasegurarse. La autoterapia es una parte bastante importante de lo que se puede aprender. Primero, sea respetuosocon los otros. Segundo, a rme sus derechos. Lo hacemos, seor! En tercer lugar, no espere ser amado siempre polos dems. Yo lo he intentado y no lo he conseguido. Cuarto, tenga una imagen positiva de s mismo. Quinto, luche

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    contra la depresin activamente. No lo haban pensado! Sexto, afronten a los otros. Sptimo, el fracaso importapoco, lo importante es a rmarse.

    He aqu un esfuerzo sensacional para colmar el abismo entre $ y S 1.

    III. Una conciencia de s La autoevaluacin

    Me he molestado en mirar el Bulletin nmero 38, del pasado noviembre, del Comit nacional de Evaluacin de lasuniversidades[33] (CNE), fundado y presidido de entrada por Laurent Schwartz, y que tiene que hacer frente a laconstitucin del espacio europeo en la enseanza superior. Se trata de hacer de las colectividades de enseanzasuperior y se puede generalizar a todas las colectividades que trabajan, en los establecimientos, en los centros decuidados sujetos autnomos de nidos como sujetos responsables en el sentido de que se comprometen a realizar

    una tarea y son capaces de responder a estos compromisos. Se trata de un esfuerzo, a travs de la evaluacin, paratransformar en sujeto de lo colectivo. Ser responsables es ser capaz de responder ante un Otro. La paradoja es queel hecho de convertir estos colectivos en sujetos y asignarles una autonoma responsable, hace al mismo tiempoemerger un Otro cada vez ms exigente, que es su partenaire. Cito una frase de esta literatura un poco ingrata: En laperspectiva de una autonoma creciente, el nmero de partenaires a los que conviene suministrar informacin ableaumenta.

    He aqu un Otro, el Otro al que es preciso informar, al que es necesario transmitir el saber, que est en constantein acin. Es un Otro que no slo exige que se haga, se opere, sino tambin que se demuestre. Se debe demostrarque se asumen las responsabilidades, que se respetan los compromisos, y esto se debe conseguir con el menor costeposible. Es un espacio en que los colectivos son sujetos que tienen continuamente que demostrar bajo la mirada delOtro que se les puede tener con anza, es decir, hay que demostrar para dar con anza. Ellos lo llaman la lgica de lademostracin. ste me parece el ncleo de lo que se percibe en la evaluacin, que es el paso que sigue al que acabo devocar. Los dos polos son la demostracin y la con anza, lo que slo puede querer decir que estos colectivos-sujetotienen relacin con un Otro que es descon ado por estructura, ante el que es preciso exonerarse permanentemente, justi carse sin cesar por existir y funcionar.

    El discurso de Laurent Schwartz del 10 de mayo de 1985 para la toma de posesin del Comit nacional deEvaluacin[34] no habla de otra cosa que de con anza, libertad, coraje, objetividad, transparencia. Asegura que eComit de Evaluacin no ejerce un control policial. Esto genera con anza! Pone de relieve que para que sus colectivodevengan sujetos, la etapa ms importante de la subjetivacin de lo colectivo es la autoevaluacin. Leemos all larecomendacin de que, en un colectivo, se confe siempre a una instancia espec ca, que asegura permanentementeel pilotaje del colectivo.

    Esto slo quiere decir una cosa: se trata de dotar al colectivo de una conciencia de s. Esta autoevaluacin que seconfa a una instancia que, permanentemente, pilota al colectivo, slo puedo conceptualizarla como una concienciade s objetivable en forma de un saber transparente y comunicable al Otro. El resultado es que toda actividad delcolectivo y esto compete evidentemente a los elementos individuales debe doblarse permanentemente con el saberde la actividad. Tienen una tarea que hacer, cuidados que distribuir, su actividad espec ca en tanto colectivo deberedoblarse con la actividad de elaboracin de saber sobre esta actividad. Es aristotlico. Se trata de crear un almaal colectivo, dotarlo de un alma. Podra incluso decirse quizs por esto la evaluacin genera tales entusiasmosreligiosos que esto forma parte del proceso de concienciacin de la humanidad, en el sentido de Teilhard de ChardinEl colectivo accede a la consciencia a travs del proceso de evaluacin. En trminos aristotlicos se dota a lo colectivode un alma. En el horizonte, la autoevaluacin dota al cuerpo de lo colectivo de un alma que lo pilota.

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    ... y su callejn sin salida

    Se trata de un modo totalmente indito de formacin de los colectivos. Conocamos el modo aislado por Freud en suMassenpsychologie, el de la formacin de la unidad del colectivo a travs de la identi cacin, y en trminos de Lacanse discute si es al signi cante-amo o por el bies del objeto a. Aqu se trata de otra cosa, de intentar dar a lo colectivsu unidad a travs del saber, S 2. Esto no se haba intentado nunca, todas estas formaciones colectivas, incluida la queLacan estudia en La psiquiatra inglesa y la guerra, a partir de Rickmann y Bion pasan por la formacin del lder,del uno-de-ms[35]. Esta funcin est totalmente ausente de todos estos tratados de evaluacin porque se trata deobtener la subjetivacin de lo colectivo nicamente por el saber, y por un saber homogneo. La funcin del ms-unoes estrictamente impensable en este caso.

    Esta evaluacin, la elaboracin del saber de s de la actividad tiene en s misma un coste. Cuesta y sustrae recursos delcolectivo donde se implanta, antes de justi car ella misma su existencia en la relacin coste-ganancia. Deben advertique el primer efecto de la implantacin de la evaluacin en un colectivo es el de desorganizarlo y empobrecerlo, y hande aadir: La evaluacin debe difundir una cultura econmica para que sus ventajas econmicas estn identi cadasy sean superiores al coste nanciero que engendra. Si en este panorama de ruinas y pesadillas debe brillar unaesperanza, sta procede del callejn sin salida intrnseco de esta operacin de evaluacin. Primero, no es posibleobtener la subjetivacin de los colectivos nicamente por el saber. Es un sueo propiamente burocrtico. Segundo,este sueo est desgastado en la prctica por la paradoja de la evaluacin, es decir, por el empobrecimiento inmediatoy el caos que introduce la evaluacin bajo el pretexto de introducir el orden.

    Es ms lcido constatar, como hizo Lacan, un poco despus de su Psiquiatra inglesa y la guerra, que las reglasde autonoma de la conciencia de s, incluso traspuestas a lo colectivo, son condenadas por el acontecimiento deldiscurso sobre el saber[36]. El imperio del saber se contradice con este sueo remanente de la autonoma de laconciencia de s. La evaluacin no hace ms que traducir este sueo de autonoma, l mismo debilitado por la pocaen que estamos, la de un saber, por el contrario, annimo e impersonal. Se trata de un esfuerzo desesperado pararestituir una conciencia de s a lo colectivo, cuando le es imposible emerger en el reino del saber.

    Notas

    1. F. Petrarca, Invectives, Jerme Millon, Paris, 2003, p. 45. Existe una traduccin al castellano: Invectivas o reprehensionescontra el mdico rudo y parlero, Edizioni di Nicolo, Messina, 2000.2. Ibd., p. 7.3. Ibd., pp. 7-8.4. R. Musil, LHomme sans qualits, Seuil, co. Points poche, Paris, 1956. Cf. J. Bouveresse, La voix de lme et les cheminsde lesprit. Dix tudes sur Robert Musil, Seuil, Paris, 2001. Existe traduccin al castellano de la obra de Musil: El hombre sinatributos, Seix Barral, col. Formentor, Madrid, 2004.5. Cf. A. Rey, Dictionnarie historique de la langue franaise, Le Robert, Paris, 2000.6. Artculo aparecido en Le Monde del domingo lunes 11-12 de enero de 2004 y citado por Phillips Sollers en el Grand Meetingde la Mutualit del 10 de enero de 2004.7. Alphonse Bertillon naci en 1853 en el seno de una familia de la que numerosos miembros han sido demgrafos. Hacia1880, inventa la demografa judicial, un mtodo de identi cacin de los criminales fundada en una veintena de medidasantropomtricas que permita suministrar una descripcin nica e infalsi cable de una persona. El mtodo que puso a puntotom el nombre de bertillonaje. Alphonse Bertillon es contratado en 1879 en la prefectura de Polica para establecer las chassignalticas de los malhechores. Imagin una descripcin antropomtrica propia para cada detenido. Esta tcnica consiste enuna enumeracin metdica y sistemtica de las caractersticas fsicas invariables de un individuo: talla, envergadura, amplitudy longitud de la cabeza, color del iris, longitud del dedo corazn, del meique y del pie izquierdo. El primero de julio de 1887se cre o cialmente el servicio de identi cacin de los detenidos, que se con naturalmente a A. Bertillon. Este mtodo seimpuso muy rpidamente en el mundo: los Estados Unidos lo adoptaron a partir de 1888, seguidos por ms de cincuenta pasesen el curso de la dcada siguiente. Este mtodo se complet rpidamente con la fotografa antropomtrica constituida conclichs de cara y de per l de los detenidos tomados en rigurosas condiciones (aparato y asiento jo, iluminacin constante). Estee caz mtodo se reemplazar sin embargo, a comienzo del siglo XX, por las huellas digitales, de manejo ms fcil y con un costmenos oneroso. Hacia 1914, poco antes de su muerte, Alphonse Bertillon sugiri a los artistas que pusieran sus huellas en sutrabajo a n de evitar el fraude. Sobre este tema apareci un artculo en Le Matin con el ttulo Bertillonaje, ya no se falsi carn

    obras de arte, en el cual cierto nmero de artistas clebres como Rodin declaraban ser favorables a este sistema.

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    8. http://www.prefecture-police.interieur.gouv.fr/documentation/reportages/liaisons76/p20.pdf.9. Cf. el informe del INSERM sobre Le dpistage des troubles mentaux chez les enfants et les adolescents, publicado endiciembre de 2002, una sntesis de este informe est disponible en el sitio del INSERM desde comienzos de 2003.10. Cf. U. Beck, La socit du risque. Sur la voie dune autre modernit, Paris, Aubier, 2001. Existe traduccin al castellano: Lasociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad, Siglo XXI de Espaa editores, Madrid, 2002.11. Cf. P. Bauby, Ltat stratge, Paris, Les ditions ouvrires, coll. Portes ouvertes, 1991.12. Cf. J.-A., Miller, La irone des Lumires, dossier Thtre Hbertot, 10.11.2003: La question des Lumires, en La rgle d jeu 24, enero de 2004.13. Cf. T. R. Malthus, Essai sur le principe de population (1798), Paris, Garnier-Flammarion, 1992. Existe traduccin al castellanPrimer ensayo sobre la poblacin, Alianza Editorial, Madrid, 2000.14. Cf. J. Lacan, Les complexes familiaux dans la formation de lindividu (1938), Autres crits, Paris, 2001, pp. 23-84. Textopublicado por primera vez en el tomo VIII de Lencyclopdie franaise. Existe traduccin al castellano: La familia, Argonauta,Barcelona, 1978.15. Cf. J. Lacan, Le Sminaire, Livre XX: Encore, Paris, Seuil, 1973. Existe traduccin al castellano: Seminario XX: An, PaidBuenos Aires, 1992.16. Cf. L. Chevalier, Classes laborieuses et classes dangereuses, Paris, pendant la premire moiti du XIXe sicle, Plon, coll.Civilisation dhier et daujourdhui, 1958.17. Cf. A. Parent-Duchtelet, La prostitution Paris au XIXe sicle, Paris, Seuil, 1981.19. Cf. J. Lacan, Ltourdit (1973), Autres crits, op. cit. p. 460.19. Cf. A.-M. Guerry, Essai sur la statistique morale de la France, Paris, Crochard, 1853.20. Cf. M. W. Drobisch, Die Moralische Statistik und die Menschliche Willensfreiheit, Leipzig, L. Voss, 1867.21. E. Durkheim, Le suicide, Paris, PUF, Quadrige, 2002. Traduccin al castellano: El suicidio, Losada, Madrid, 2004.22. Cf. leccin del 10 de diciembre de 2003, publicada en Voulez-vous tre valu?, op. cit.23. Lambert-Adolphe Qutelet (Gante 1796 - Bruselas 1874) estudi astronoma en el Observatorio de Pars y teora de lasprobabilidades con Laplace. En Sur lhomme et le dveloppement de ses facults ou Essai dune physique sociale (1835),Qutelet presenta su concepcin del hombre medio como valor central alrededor del que se agrupaban las medidas de unacaracterstica humana que sigue una curva normal. In uido por Pierre Laplace y Joseph Fourier, Qutelet fue el primeroen utilizar la curva normal de otra forma que como reparticin de errores. Sus estudios sobre la consistencia numrica delos crmenes suscitaron una larga discusin entre libertad y determinismo social. Agrup y analiz, para su gobierno, lasestadsticas sobre el crimen, la mortalidad, y aport mejoras en las toma de decisiones sobre las sanciones. Su trabajo suscit

    una gran controversia entre los socilogos del siglo XIX. En el Observatorio de Bruselas, que establece en 1833 a peticindel gobierno belga, trabaj sobre datos estadsticos, geofsicos y meteorolgicos, estudi las lluvias de meteoros y establecimtodos de comparacin y evaluacin de datos. Qutelet organiz la primera conferencia internacional de estadstica en 1853.La medida de obesidad utilizada internacionalmente es el ndice de Qutelet.QI = (peso en kilogramos) / (altura en metros).Si QI > 30, entonces una persona es o cialmente obesa.24. Cf. los boletines de la Agencia Lacaniana de Prensa, La guerra de los palotinos, especialmente el nmero 10, del 20 de enerode 2004 (sitio: www.forumpsy.org ).25. Podemos remitirnos especialmente al texto de J.-A. Miller Psychanalyse pure, psychanalyse applique la thrapeutique etpsychotrapie, La cause freudienne 48, Paris, diffusion Seuil, 2001, pp. 7-35. Existe traduccin al castellano: Psicoanlisis purpsicoanlisis aplicado y psicoterapia, Freudiana 32, Barcelona, 2001.26. Cf. nota de Pontalis.27. Cf. S. Freud, Les chances davenir de la thrapie psychanalytque (1910), Oeuvres compltes, Paris, PUF, 1993, pp. 63-73. castellano: Las perspectivas futuras de la terapia analtica, O. C., vol. XI, op. cit.. Este texto ha sido comentado por J.-A. Mille

    en Lorientation lacanienne III, 4, Re xions sur le moment prsent, leccin del 6 de febrero de 2002.28. Debate del Senado del lunes 19 de enero de 2004 sobre la enmienda Accoyer-Giraud-Mattei, cuya transcripcin se puede leeren el sitio del Senado.29. J. B. Watson, Behaviorism, traduccin francesa, Le behaviorisme, Paris, d. du Centre dtudes et de promotion de la lecture1972. Existe traduccin al castellano: El conductismo, Paids, Buenos Aires, 1976.30. Cf. H. Hartmann, La psychologie du moi et le problme de ladaptation, Paris, PUF, 1968. Existe traduccin al castellano: Lapsicologa del yo y el problema de la adaptacin, Paids, Buenos Aires, 1987.31. Cf. J.-A. Miller, Lorientation lacanienne II (1997-98), leccin del 28 de enero de 1998.32. J. Cottraux, Les thrapies comportementales et cognitives, Paris, Mason, 1998. Existe traduccin al castellano: Las terapiascomportamentales y cognitivas, Masson, Barcelona, 1991.33. Cf. http://www.cne-evaluation.fr/WCNEpdf/bulletin38.pdf34. Se puede acceder a este discurso en el sitio del CNE. http://www.cne-evaluation.fr/WCNEpdf/bulletin38.pdf35. Cf. J. Lacan, La psychiatrie anglaise et la guerre (1947), Autres crits, op. cit., p. 107. Existe traduccin al castellano: Lapsiquiatra inglesa y la guerra, Uno por Uno 40, Barcelona, 1994.36. No hemos encontrado la referencia exacta. Puede ser que J.-A. Miller se re era al Discours de Rome (1953), Autres crits,

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    op. cit., p. 158 y siguientes.Traduccin de Margarita lvarez [email protected] texto ha sido publicado en espaol en la revista Freudiana n 45, de noviembre de 2005. Agradezco a su Director, JosManuel lvarez Lpez y a la traductora del texto, Margarita lvarez, la gentileza de haberme permitido su publicacin enVirtualia.* La traduccin directa del texto de Jacques-Alain Miller sera La era del hombre sin cualidades, se elige aqu traducir como Laera del hombre sin atributos para mantener en el ttulo la referencia directa que el autor hace a la obra de Robert Musil, DerMann ohne Eigenschaften, y que Jos M. Senz ha traducido como El hombre sin atributos. (Nota de la traduccin). Texto ynotas establecidas por Catherine Bonningue a partir de las lecciones del 14 y 21 de enero y 4 de febrero de 2004 de La orientacilacaniana III, 6, enseanza pronunciada en el marco del Departamento de Psicoanlisis de Pars VIII y la Seccin Clnica dePars-Saint-Denis. Han sido publicadas en francs en La Cause freudienne 57, Paris, 2004, con la amable autorizacin de JacquesAlain Miller.* VRP son las siglas de vendeurs reprsentants placiers: viajante representante corredor. (N. de T.)** En francs, lne--liste, literalmente el asno con listas suena parecido a lanalyste, el analista. (N. de T.)* El contre-rle o contrerole fue un invento de la Administracin francesa que implicaba un doble registro de veri cacinrecproca. Se trataba de desenrollar el rollo de papel (rle) donde estaba hecho el registro en direccin contraria para veri carque no haba habido errores en el desenvolvimiento del tema. (N. de T.)* AFP son las siglas de Agence France-Presse. (N. de T.)* Cuarto curso del bachillerato francs. (N. de T.)* En castellano, conductismo. (N. de T.)