La Equidad y La Inclusión Social

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LA EQUIDAD Y LA INCLUSIÓN SOCIAL: UNO DE LOS DESAFÍOS DE LA EDUCACIÓN Y LA ESCUELA HOY Rosa Blanco G FICHA DE LECTURA Hecha por: Camilo Montes Sepúlveda. Referencia (formato APA) Blanco, R. (2006). La Equidad y la Inclusión Social: Uno de los Desafíos de la Educación y la Escuela Hoy. Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 4(3), pp. 1-15. Síntesis y principales conclusiones : La autora comienza dando diferentes razones para sostener el por qué debemos hablar de inclusión en la educación. La autora hace hincapié en una premisa en particular, y es que, a pesar de los esfuerzos desplegados durante los últimos 20 o 25 años con respecto a la educación (sobre todo en Latinoamérica), aún no se pueden superar ciertas problemáticas como la diferencia en la oferta educativa y en su calidad dependiendo del sector socioeconómico de cada estudiante, o la tasa de deserción/permanencia en distintos casos, por ejemplo en zonas rurales, pueblos originarios o algún tipo de discapacidad. Menciona también el contexto en que todo esto ocurre, aclarando que dentro de este sistema de libre mercado, donde el estado debe inmiscuirse cada vez menos en asuntos tan importantes como la educación, esta misma se va volviendo un asunto de los privados y por ende, genera desigualdades en pos de la productividad, o el acceso y permanencia de quienes vienen de sectores mucho más favorecidos económicamente. Por lo

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LA EQUIDAD Y LA INCLUSIÓN SOCIAL: UNO DE LOS DESAFÍOS DE LA EDUCACIÓN Y LA ESCUELA HOY

Rosa Blanco G

FICHA DE LECTURAHecha por: Camilo Montes Sepúlveda.

Referencia (formato APA)

Blanco, R. (2006). La Equidad y la Inclusión Social: Uno de los Desafíos de la Educación y la Escuela Hoy. Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 4(3), pp. 1-15.

Síntesis y principales

conclusiones:

La autora comienza dando diferentes razones para sostener el por qué debemos hablar de inclusión en la educación. La autora hace hincapié en una premisa en particular, y es que, a pesar de los esfuerzos desplegados durante los últimos 20 o 25 años con respecto a la educación (sobre todo en Latinoamérica), aún no se pueden superar ciertas problemáticas como la diferencia en la oferta educativa y en su calidad dependiendo del sector socioeconómico de cada estudiante, o la tasa de deserción/permanencia en distintos casos, por ejemplo en zonas rurales, pueblos originarios o algún tipo de discapacidad. Menciona también el contexto en que todo esto ocurre, aclarando que dentro de este sistema de libre mercado, donde el estado debe inmiscuirse cada vez menos en asuntos tan importantes como la educación, esta misma se va volviendo un asunto de los privados y por ende, genera desigualdades en pos de la productividad, o el acceso y permanencia de quienes vienen de sectores mucho más favorecidos económicamente. Por lo que la educación no está siendo una herramienta de movilidad social. Todo esto tanto en educación primaria como secundaria.

Luego, la autora aborda la diferencia existente entre la inclusión y la integración, considerando que la noción actual de inclusión en la práctica es mucho más cercana a la mera integración de los colectivos más excluidos o marginados. Actualmente se entiende que la inclusión pasa por simplemente permitir el ingreso de estos colectivos en la educación tradicional y que estos se acoplen a la forma actual que la educación tiene, sin permitir una mirada autocrítica al propio sistema. Esto último permitiría también que se abra una ventana al acoplamiento de la propia institución a la diversidad y necesidades de quien ingresa y de todos sus

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estudiantes. A su vez, menciona que esta confusión entre integración e inclusión tiene base también en la noción de que los problemas en la enseñanza son individuales, por ejemplo, de los estudiantes y su entorno familiar, cuando no se toma en cuenta que las relaciones y dinámicas en la escuela también tienen un peso importante en su desarrollo, y también las oportunidades que se le brindan o no.

Más adelante, la autora enumera y analiza los objetivos que tendría la inclusión dentro del proceso educativo, haciendo especial énfasis en que la inclusión es en sí también un proceso y que nunca finaliza completamente, puesto que cada día hay distintos obstáculos para implementarla. De partida, aborda la inclusión desde una perspectiva de derechos, tanto a nivel del ingreso a la educación como a que la diversidad de niños existentes puedan ser escolarizados (esto como la base fundamental), escuchados y atendidos en sus necesidades. Luego, aborda la inclusión como un medio para alcanzar la equidad y el desarrollo de sociedades mucho más democráticas, tomando el eje de la igualdad de oportunidades para así obtener la equidad y por supuesto el equilibrio entre aprendizaje y participación, donde el estudiante adquiere protagonismo en la decisión de sí mismo y de su entorno, fomentando la democracia. Otro punto que ella toca, es la importancia de la inclusión en la atención de las diversas necesidades del alumnado, por la misma condición diversa de los mismos en el sistema educativo (o al menos es lo que se debiese propender), el estudiante debe ser escuchado en su particularidad y entregarle herramientas pertinentes para desarrollar sus propias capacidades personales, pasando de la educación homogénea a una heterogénea. Y por último la inclusión vista como un elemento que permite “aprender a ser” y “aprender a vivir juntos”, resaltando la importancia del derecho al respeto de la propia identidad, promoviendo el pluralismo, el entendimiento mutuo y las relaciones democráticas, en camino hacia relaciones de solidaridad y cooperación.

Posteriormente, la autora plantea cual debiese ser el rol de la llamada “Educación Especial” en la inclusión, y es que, debiese tender a ser un rol más auxiliar y de apoyo para generar herramientas que propendan a la educación inclusiva. Ayuda tanto para las comunidades educativas como para los propios alumnos. Eso haría una delgada línea entre la educación especial y

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la educación “común”.

Finalmente, hace hincapié en el rol docente en el desarrollo de escuelas inclusivas. El concepto de “atención a la diversidad” es el más fuerte para ello, y es que implica una constante atención al entorno educativo y a cada uno de los estudiantes, para ello se requiere el apoyo de profesionales pertinentes en el área educativa y psicológica, que ayuden a los profesores a obtener herramientas que les permitan prestar mayor atención a la diversidad. La formación continua de estos profesores y también de quienes les auxilian en su labor es una variable muy necesaria a considerar.

Breve comentario:

El análisis hecho por Blanco en este texto permite mirar de forma amplia y a la vez profunda la necesidad de la inclusión educativa. Este análisis se convierte en una base necesaria para entender de forma introductoria pero no por eso menos compleja la tarea y misión que como psicólogos educacionales podemos tener a futuro y prestar atención a estos procesos desde ya. Ha logrado sintetizar en palabras simples un gran mar de teorías que podría haber al respecto en cuanto a la temática pertinente.

Citas textuales: “Durante la década de los noventa los países de América Latina iniciaron una serie de reformas educativas orientadas a lograr el acceso universal a la educación básica y al mejoramiento de su calidad y equidad, sin embargo todavía persisten importantes desigualdades educativas. Es urgente el desarrollo de políticas decididas de equidad para que la educación cumpla con una de sus funciones fundamentales; contribuir a superar las desigualdades de origen de los alumnos para avanzar hacia sociedades más justas, equitativas y democráticas” (p.1)“En muchos países existe cierta confusión con el concepto de inclusión o educación inclusiva, ya que se está utilizando como sinónimo de integración de niños y niñas con discapacidad, u otros con necesidades educativas especiales, a la escuela común. Es decir, se está asimilando el movimiento de inclusión con el de integración cuando se trata de dos enfoques con una visión y foco distintos. Esta confusión tiene como consecuencia que las políticas de inclusión se consideren como una responsabilidad de la educación especial, limitándose el análisis de la totalidad de exclusiones y discriminaciones que se dan al interior de los sistemas educativos, e impidiendo el desarrollo de políticas inclusivas integrales” (p.5)“La educación inclusiva aspira a hacer efectivo para todas las

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personas el derecho a una educación de calidad, que es la base de una sociedad más justa e igualitaria. La educación es un bien común específicamente humano que surge de la necesidad de desarrollarse como tal, por ello todas las personas sin excepción tienen derecho a ella.” (p.6)“La atención a la diversidad requiere un trabajo colaborativo entre los y las docentes de la escuela, en el que cada cual aporte sus conocimientos y perspectiva responsabilizándose de la educación de todo el alumnado. No obstante, por muy buena actitud y capacidad que tengan los docentes, éstos necesitan apoyo para dar respuesta a la diversidad del alumnado, por lo cual es necesario contar también con otros profesionales que puedan colaborar con los docentes para atender ciertas necesidades educativas de los alumnos, especialmente aquellas derivadas de las distintas discapacidades” (p.13)