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LA ENTREGA DE DIPLOMAS DESCRIPCIÓN BREVE Este cuento trata de lo que les ocurrió a algunos alumnos de kumon el día de la entrega de diplomas. Mónika Autora del cuento

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LA ENTREGA DE

DIPLOMAS

DESCRIPCIÓN BREVE Este cuento trata de lo que

les ocurrió a algunos

alumnos de kumon el día de

la entrega de diplomas.

Mónika Autora del cuento

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La Entrega de Diplomas

Ya estaban las listas de los alumnos avanzados pegadas en la

puerta. Este año eran muy pocos los alumnos que tenían diploma

porque habían subido “algo que llamaban baremo” que no se qué

es pero que era difícil llegar a él.

A mí no me parecía mal eso, así acabaríamos antes con la entrega

de diplomas y tendríamos más tiempo para la merienda porque lo

importante es la merienda ¿no?

Este año, al parecer iba a ser diferente, ya no podíamos ir a

cualquier hora como los años anteriores sino que teníamos que

estar allí a las 6 y además de la merienda y de la entrega, iba a

haber una “proyección de un video”. Eso podía estar bien o ser un

rollazo y no sé por qué pero me daba que iba a ser lo segundo.

Yo había quedado en ir con Rubén que es un amigo del cole,

aunque daba igual porque como íbamos a ir todos a la misma

hora, nos veríamos allí de cualquier modo.

Llegó el lunes y pensamos ir un poco antes por si había que coger

sitio.

Cuando llegamos al portal de Kumon, Rubén ya estaba esperando

con sus padres para subir todos juntos.

Arriba ya había niños, así que mientras los padres hablaban,

nosotros nos juntamos con los demás niños a jugar y enseñarnos

nuestros stickeez.

Un niño que se llamaba Joan y que estaba en 1º, tenía una caja

que era una pasada, llena de stickeez dentro.

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Ya estaba decidido, se la iba a pedir a los Reyes.

Poco a poco empezaron a llegar los demás y nos juntamos en un

momentito un montón de niños. A algunos los conocía porque

coincidíamos a la misma hora en el kumon y a otros porque

coincidíamos por la mañana en verano pero había algunos a los

que no había visto nunca.

Pronto empezamos a hacer grupitos. Rubén mi amigo, Pablo,

Carlota, Irene, Joan, Borja, Álvaro, Alicia, Marc, Nicolás, Toni,

Guillem y yo, nos pusimos a jugar y a enseñar nuestros stickeez.

Luego había otro grupito donde estaban Alfredo, Pau, Luis, Helena,

David, Rodrigo, Hanna, Leo, Nadal, Manuela, y Javier que como

habían venido después, se habían ido quedando en otro grupo

aparte.

Ya quedaban pocos niños por llegar, algunos eran alumnos por

correspondencia y vivían muy lejos del centro por lo que no

vendrían y otros simplemente no podían venir, así que ya se

estaban empezando a sentar los padres en las aulas preparadas

para la ocasión.

Salió Mónika al recibidor para indicar que por favor fuéramos

entrando, que empezaríamos en breve.

Ya solo faltaban Paz, Rubén A como ponía en su funda, Dayana,

Anna, Pablo A y Marta y los de Lady Elizabeth que vendrían

juntos un poco más tarde porque habían tenido también entrega

de premios en su colegio, pero Mónika había dicho que íbamos a

empezar para que no se alargara mucho y se hiciera muy tarde.

Mientras iban sentándose todos, mi grupo se quedó en otro aula

jugando con los stickeez, lo estábamos pasando tan bién, que ni

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nos dimos cuenta de que ya habían llegado los últimos y habían

entrado.

Cerraron la puerta y oímos como empezaba la proyección.

Para que no nos oyeran nos cambiamos a otra aula y nos

sentamos debajo de las mesas acurrucados contra una pared.

Éramos tantos que era difícil que no se nos oyera, cuando de

pronto la pared se rompió y caímos al otro lado todos los que

estábamos apoyados en ella: Rubén mi amigo, Pablo, Álvaro,

Alicia, Toni y yo, y justo después de caer se volvió a cerrar la

Pared. O sea que no estaba rota, era como un escondite o algo así.

Al principio no entendimos muy bien lo que había pasado y nos

echamos a reír por el volatín, pero después nos dimos cuenta de

que no se veía nada, no sabíamos ni por qué pared habíamos

pasado a donde estábamos y lo peor, cómo volver al aula.

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Al otro lado, los que se habían quedado en el aula estaban

paralizados, alucinados sin poder articular palabra, la pared se

había abierto y cerrado, y nosotros desaparecido.

De pronto, Joan se levantó y dijo cogiendo sus stickeez:

- Me voy con mis papás.-

- Ni se te ocurra o se nos caerá el pelo a todos. Primero hay que

sacar a los demás “de la pared”, no podemos decir a nuestros

padres que se han “caído por la pared”, obviamente nadie nos iba

a creer y se podría armar una buena- dijo Guillem.

- Tiene razón Guillem, Joan, no puedes irte- dijo Nicolás.

Parecía que poco a poco iban saliendo todos del shock.

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- Pero yo no quiero quedarme aquí, quiero irme con mis papás-

volvió a decir Joan.

- Yo creo que Joan y yo nos podríamos ir con nuestros papás y no

decir nada de lo que ha pasado. Yo tampoco quiero quedarme

aquí, me da miedo.- dijo Irene.

- No te preocupes Irene, yo estoy contigo y esto puede ser hasta

divertido, ya verás como les encontramos y sacamos enseguida. –

contestó Carlota.

- Seguro que sí- dijeron los demás.

Al otro lado de la pared empezamos a tomar conciencia de la

situación. Estábamos detrás de la pared sin saber cómo habíamos

pasado ni cómo salir de ella, además de no ver absolutamente

nada, aunque esto último por poco tiempo. De pronto, vimos como

una pequeña lucecita en el bolsillo de Rubén y luego en la bolsita

de plástico que llevaba Pablo, en las manos de Toni de Alicia y en

mi bolsillo; el único que no tenía luz alguna era Álvaro.

Eran los stickeez, estaban iluminados como si fueran fluorescentes

y gracias a ellos empezamos a ver algo. Nos acostumbramos a esa

luz y empezamos a buscar por la pared algo que nos indicara por

dónde se había abierto. No oíamos nada por ninguno de los lados

y era extraño porque se suponía que los demás estaban al otro

lado, por lo que no sabíamos cual de las paredes era en la que

había que buscar.

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Mientras, en el aula se habían colocado todos en fila sobre la

pared que se había abierto, para encontrar el mecanismo o lo que

fuera que había abierto la pared. Todos menos Joan, que se había

escabullido sin que nadie se diera cuenta.

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Fue al aula de la proyección del vídeo y se encontró con Paz,

Anna, Rubén A y Dayana, que estaban junto a la puerta de salida.

Joan les pidió con gestos, que salieran y ellos divertidos le

hicieron caso y le siguieron al aula. Alfredo, Marta, Pau, Noa y el

otro Pablo salieron detrás de ellos para ver a donde iban, y Leo,

Manuela, Rodrigo, David y Hanna hicieron lo mismo.

En el aula además de los padres se habían quedado los pequeños,

los de Lady y alguno que no se había atrevido a cruzar todo el

aula para que no le preguntaran que a dónde iba.

Así fue cómo aparecieron los 5, Joan seguido de Paz, Anna, Rubén

A, Dayana, en el aula donde estaban escondidos los demás y el

resto se quedó en silencio escuchando detrás de la puerta para

que no se enteraran de que les habían seguido.

-¿Que estáis haciendo aquí?-preguntó Paz.

-Debierais estar viendo el video, era muy bonito -dijo Dayana.

Nadie decía nada, tenían miedo de hablar y que se fueran

corriendo a contarlo a los padres.

- Venga -dijo Joan. Contadles lo que ha pasado, son mayores y

ellos sabrán que hacer.

- Pues es que, -empezó a decir Guillem-, ha ocurrido una cosa que

no es fácil de creer.

- Si -dijo Nicolás.

-¿Por cierto, dónde están tú hermano y los demás? -pregunto

Anna.

-Pues es que de eso se trata, es que están en la pared -dijo

Guillem con una mueca a modo de sonrisa-, bueno en la pared o

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en el otro lado de la pared, la verdad es que no sabemos donde

están.

- No -continuó Carlota, de pronto se ha abierto la pared y han

desaparecido.

- Si -dijo Irene y ahora no sabemos como encontrarlos pero no

queremos decírselo a nuestros padres porque se van a enfadar con

nosotros.

-Ya, claro, y ahora la verdad. ¿Qué ha pasado, donde están?

-preguntó nuevamente Paz.

-Pues, ¡si os lo acabamos de contar! -dijo Nicolás.

-Pero eso no cuela Nicolás -dijo Rubén A-, eso sólo ocurre en los

cuentos o en las películas pero no en la vida real.

-Si no nos decís la verdad, no podremos ayudaros y tendremos que

contarles a vuestros padres que han desaparecido y no queréis

decirnos a dónde han ido -dijo Anna.

-Con las consecuencias que eso pueda tener justo antes de

Navidad -añadió Dayana.

-Pero si es verdad, se han caído en la pared, -dijo Joan-, por eso

Irene y yo teníamos miedo y queríamos ir con nuestros papás.

-A ver, pues contadnos exactamente qué y cómo ha sucedido,

repitamos exactamente lo mismo –concluyó Paz

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Al otro lado de la pared estaban atareados buscando algo en la

pared pero sin éxito. Yo acerqué uno de mis stickers a la pared

porque me había parecido ver una grieta y de pronto, saltó de mi

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mano y se pegó a la pared. Pegué un grito por el susto que me dio

que el sticker saltara, y todos se volvieron hacia mí

-¿Qué te pasa, Héctor?- me preguntó Rubén.

-Que mi stickeez ha saltado de mi mano y se ha pegado a la pared

-contesté yo.

Y todos acercaron el stickeez que llevaban en la mano para

alumbrar la pared, donde se había pegado el mío y todos los

stickeez saltaron de sus manos y se pegaron en fila a la pared, así

que empezamos a sacar todos los stickeez que teníamos guardados

y se iban alineando ellos solos en la pared formado como un

rectángulo.

-¡Es una puerta! -dijo Toni.

-¡Es verdad! -apoyó Álvaro- un poco pequeña pero sí, parece una

puerta.

-¿Y cómo podríamos abrirla?’-preguntó Alicia-, igual podríamos

poner un pomo, para abrir, -continuó.

-¿Como si fuera algo virtual?-pregunto Rubén

-No sé, solo lo digo porque si es una puerta y está cerrada

necesitamos un pomo para abrirla -dijo Alicia.

-En el aula, estaban haciendo una repetición de lo que había

pasado para ver si ocurría lo mismo, cuando entraron todos los

demás que estaban escuchando detrás de la puerta por miedo a

quedarse fuera de esa aventura que prometía ser cuanto menos

original, pero ….. nada ocurría.

-¿Y vosotros que estáis haciendo aquí? -Preguntó Rubén A al verles

entrar.

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-Lo mismo que vosotros -respondieron todos.

-Pues por habernos seguido, ahora vendrán los padres a ver que

está pasando -añadió Paz.

-¡El aula de proyección se ha debido de quedar vacía! -dijo Anna.

-¿Y qué les vamos a decir a los padres?-preguntó Guillem- me da a

mí, que están a punto de entrar.

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-¡Ahhhhhh! -grite según caía.

-Héctor, ¿estás bien, dónde estás?-preguntó Rubén.

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Al otro lado, el resto de niños y algunos padres que habían

aparecido alarmados por la ausencia de niños en el aula de la

proyección, ¡se habían quedado estupefactos al oir un grito que

parecía venir de otro mundo!

-¿Qué está ocurriendo aquí?-preguntó Mónika.

-¡Ahhh!- gritaron todos sobresaltados al no esperar que hubiera

nadie detrás de ellos.

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-¿Qué ha pasado, donde está Héctor? –preguntó Toni.

-Se ha caído -dijo Alicia- hay un agujero en el suelo, ¡no sé cómo

se ha hecho, antes no estaba ahí! ¡Cuidado Álvaro! No vayas a

caer tú ahora.

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-Y, ¿qué hacemos ahora? ¿Cómo vamos a subir a Héctor?

-preguntó Toni.

-¿Subir? ¿Para qué le vamos a subir?- dijo Álvaro y añadió -por

aquí no podemos salir pero igual por el agujero sí se puede.

-¡Héeeectooooor! -gritó Pablo rápidamente.

-Tiene razón Álvaro -dijo Toni- por aquí no parece haber salida, si

conseguimos hablar con Héctor sabremos si hay salida por abajo.

Gritemos todos a la vez. A la de una, a la de dos y a la de tres:

¡Héeeectooooooor!

-¡Hola! ¿Me oís? -dijo Héctor.

-¡Es Héctor! -dijeron todos.

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-No entiendo que está sucediendo, ¿no se le ha oído gritar a

Pablo?-dijo Mónika- Carlota, ¿Dónde está Pablo?-.

-Eso Carlota, ¿Dónde está Pablo? -repitió Marta, entre asustada y

divertida.

Carlota empezó a ponerse nerviosa porque no sabía qué hacer ni

qué decir, ¿Cómo iba a decir que se los había tragado La Pared?

-Venga cariño, dinos dónde está, se le ha oído gritar, ¡puede estar

en peligro! -le explicó Mónika.

-Está encerrado en la pared -dijo Guillem.

-¿Qué tonterías estás diciendo Guillem?-dijo su madre- y ¿Dónde

está Ántoni?-le preguntó.

-También está en la pared -respondió Guillem.

-Basta ya de decir tonterías Guillem y dime ahora mismo dónde

está Antoni o terminaremos malamente -le dijo su madre.

-Mamá, que es verdad -dijo Guillem con los ojos llorosos.

-Bueno, no nos pongamos nerviosos, será mejor que nos expliquen

con tranquilidad qué es lo que está pasando aquí –dijo el padre

de Paz.

Empezó Joan a explicar cómo se había abierto la pared y se había

llevado a los que faltaban, cerrándose después. Luego siguió el

relato Irene, y uno a uno, fueron añadiendo los pequeños detalles

de lo ocurrido.

Niños y adultos estaban alucinados, no sabían qué hacer ante

semejante historia.

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-¡Chicooos, me oís! -volvió a gritar Héctor.

-Siiii -dijeron Alicia y Pablo al unísono.

-Mola un montón, es un tobogán, tiraos por él, ¡¡es la salida!! -les

dijo Héctor.

-¿En serio? ¿No lo dices porque te da miedo estar solo ahí abajo?

-dijo Rubén a modo de broma.

-ja,ja,ja, qué va, es la verdad y si no salimos rápido de aquí se van

a enterar de que hemos desaparecido y se va a armar una buena –

les contestó Héctor.

-Es verdad -dijo Toni- yo me voy a tirar, por lo menos por ahí hay

alguna oportunidad, aquí no hacemos nada.

-Nos tiramos todos ¿vale?- dijo Pablo.

-Sí, sí -contestó Alicia.

Estuvieron todos de acuerdo y se dejaron caer por el agujero.

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- Mamá -dijo de pronto Mónica- ¿Qué hacemos, qué está pasando?

La conferencia de Xabier Melgarejo ya ha terminado y empieza la

entrega de diplomas avanzados pero casi no quedan niños y hay

muy pocos padres en el aula.

-Páralo todo Mónica por favor, los niños han desaparecido –le

respondió Mónika con la cara desencajada.

-¿Qué?- respondió Mónica

-Luego te explico, ahora hay que pensar –le contestó.

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-¿Quién ha desaparecido?-dijo de pronto Héctor apareciendo por la

puerta junto con Rubén, Alicia, Pablo, Álvaro y Toni.

-¡Héctor! ¡Toni! ¡Pablo! ¡Alicia! ¡Álvaro! ¿Cómo habéis salido? –

preguntaron todos.

-¿De dónde? -contestó Rubén con una sonrisilla maliciosa.

-Ja, ja, ja,-rieron los demás.

-Estamos esperando a la entrega de diplomas - dijo Alicia

divertida.

-Y a la merienda- añadió Pablo.

-Ja, ja, ja- ahora rieron todos ya más tranquilos.

-Mamá -llamó Ainhoa apareciendo en el aula -¿Qué hacéis aquí?

¿Qué está pasando? Los pocos padres que hay en las aulas de la

entrega se están empezando a desesperar y no sabemos qué pasa,

¿Es alguna inocentada o algo así, hoy no es 28 no?

-Nada cariño - ya vamos, haremos la entrega de diplomas y

mientras merendamos tenemos a unos señoritos que nos irán

relatando algo, al parecer muy interesante, que les ha sucedido,

¿Verdad chicos?-les preguntó Mónika.

-Sí, sí que lo cuenten -dijo Helena, que nos hemos quedado todos

con la mosca detrás de la oreja.

-Eso -dijeron Pablo y Marta mientras los demás asentían con la

cabeza.

-Menuda ceremonia tan divertida -dijo Marc.

-Y extraña -añadió Alfredo- ¡Niños que desaparecen por las paredes

y aparecen por la puerta!...

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-Ja,ja,ja,.-sí dijo Hanna- parece magia.

-Bueno chicos, sentaos que ahora sí que vamos a comenzar con la

entrega de diplomas -les dijo a todos Ainhoa.

Mónika ya estaba preparada con los diplomas y Mónica con la

cámara de fotos.

-Demos un fuerte aplauso a Leo, nuestro único diploma de Oro

-pronunció Ainhoa.

Y todos aplaudieron animadamente.

Así se fueron entregando los pocos diplomas que había este año a

comparación de los anteriores.

Terminada la entrega pasamos a la pequeña merienda que habían

preparado Mónika y sus hijas, y así como todos teníamos antes

ganas de merendar, ahora todos tenían ganas de escuchar nuestra

historia, y qué historia, madre mía.

-Decidimos contar un poco cada uno para no liarnos contándola

todos a la vez.

Empecé yo contando lo que ya sabían casi todos porque lo

habían contado Guillem y los demás justo antes de aparecer

nosotros: -que nos habíamos quedado a jugar con nuestros

stickeez, escondidos bajo las mesas en otra aula del gabinete

cuando de pronto se abrió la pared, y los que estábamos apoyados

en ella caímos al otro lado cerrándose nuevamente.

-¿Cómo? ¿Entonces sigues insistiendo en que la pared es mágica?-

preguntaron Monika y algunos padres a la vez.

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Héctor, Rubén, Toni, Pablo, Alicia y Álvaro se miraron divertidos y

se empezaron a reír, pero no por mucho rato para que no se

enfadaran los padres ahora que parecía que se habían relajado.

-No es mágica -siguió contando Alicia, aunque al principio

nosotros también lo creímos, ya que no sabíamos cómo podíamos

haber caído al otro lado atravesando la pared.

-Además cuando estábamos al otro lado, nuestros stickeez se

pegaron a la pared -explicó Toni, y estaban iluminados- añadió

Pablo- como si fueran fluorescentes- aclaró Alicia, y se fueron

pegando en fila o eso nos pareció a nosotros formando un

rectángulo- dijo Héctor.

-Así que estábamos convencidos de que los stikeez tenían poderes

-dijeron.

Todos los niños comenzaron a buscar y mirar sus stickeez

emocionados pensando en los poderes que debían tener.

-Pero nada tenía que ver con eso -anunció Rubén-, así que no les

busquéis habilidades que no tienen, ja,ja,ja.

-Aunque si son fluorescentes -aclaró Álvaro y también hemos

averiguado que son imanes. Por eso se pegaron todos en fila a la

pared. Al parecer la puerta tiene una estructura de hierro o algo

así, aunque está recubierta para que parezca una pared normal y

no una puerta, por eso los stikeez saltaban y se pegaban en línea,

porque se pegaban en la barra de hierro.

No sabíamos si no nos explicábamos bien y no entendían nada o

si no se creían nada de lo que contábamos, porque desde luego

sus caras, decir que eran de incredulidad era decir poco.

Bueno chicos, creo que es mejor que lo contemos todo seguido

porque esto se está poniendo feo- dijo Héctor.

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-Pues yo creo que es mejor contarlo desde el final -dijo Pablo- así

igual entienden lo del principio.

-Menudo lío así -empezaron a discutir entre ellos.

-Basta ya, chicos, contadlo todo seguido y sin interrupciones y

veremos si es creíble la historia -dijo la madre de Álvaro.

-Vale -dijo Alicia y continuó con el relato:

“Pues estábamos en la pared, pensando en cómo salir por el

rectángulo que se había formado con los stickeez cuando de

pronto se ha caído Héctor por un agujero que antes no estaba o

no habíamos visto.

Héctor nos ha avisado de que era la salida y nos hemos dejado

caer todos por el agujero y hemos llegado a la planta baja, donde

viven unos chicos que nos han explicado lo que había pasado”.

-Resulta -empezó Toni- que antiguamente todo el edificio era de

un mismo dueño, de una familia y en esa pared está una especie

de “tobogán” por el que tiraban la ropa sucia a la lavandería que

estaba en la planta baja.

Al hacer los pisos individuales, cerraron los accesos a la

lavandería con unas puertas automáticas que se abren cada una

desde cada piso pero después nunca más se habló del tema y por

eso no lo sabía nadie, hasta que han entrado a vivir estos chicos

en la planta baja porque sin darse cuenta les pasó como a

nosotros: apretaron el mecanismo que abría la pared y se dieron

un gran susto.

-¿Quiere eso decir que podemos abrir y cerrar la pared como si

fuera una puerta desde dentro del aula?- preguntó Mónika aún

incrédula.

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-Sí -respondió Rubén- el mecanismo está en la parte de debajo de

la estantería donde está el extintor, lo di yo sin querer cuando fui

a coger un stickeez que se me había caído.

-Que no se mueva nadie de aquí, voy a comprobar esta historia

-dijo Mónika saliendo del aula y perseguida por sus hijas.

Todos esperaban apelotonados en la puerta a ver qué pasaba,

cuando oyeron gritos y salieron corriendo para ver cómo se

estaban riendo las tres ya que sabían que iban a aparecer todos

inmediatamente.

-Pues el relato, aunque parezca increíble, es verdad. La pared se

abre desde un interruptor como ha indicado Rubén y hay un

agujero detrás de ella, con una tapa que lo disimula que debe ser

el tobogán que llega hasta la planta baja.

Desde luego no tendremos otra entrega de diplomas tan mágica

como ésta.

-Aunque a mí me ha dado un poco de miedo cuando se ha oído el

grito detrás de la pared -dijo Manuela.

-Sí que es verdad -añadió Leo-, es que impresionaba.

La merienda fue de lo más amena y casi fuimos los protagonistas

aunque no tuviéramos todos diplomas. Los que se quedaron en el

aula nos contaron todo lo que había pasado en ese lado y nos

estuvimos riendo un buen rato.

Llegó la hora de irnos y esta vez daba pena terminar, había sido

tan emocionante y divertido…

-Que paséis una Feliz Navidad, no olvidéis los materiales por favor

y haced vuestro kumon, ¡Cada día!

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-Síiiii- dijeron todos.

-A ver que nos preparas el próximo año, aunque va a ser difícil de

superar lo de éste- dijo Ángela divertida.

Fin