La Enseñanza en La Escuela Dominical

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1 Iglesia Bautista Misionera en la Quebrada La enseñanza en la escuela dominical ¿Un maestro de ocasión o para toda la vida? Ilustración (ver material anexo). Ingredientes de un buen maestro 1. Conocimiento bíblico e interpretación de las Escrituras. 2. Relación interpersonal y preocupación por el oyente. 3. Habilidades para enseñar. 4. Santidad. Preparación de la clase Antes de preparar una clase siempre debemos orar para pedir la dirección de Dios en la preparación de nuestro tema. No empiece sin tener la dirección del mejor de los maestros. Objetivo. Qué vamos a enseñar, qué aprenderá el alumno, en cuánto tiempo, cuál será el resultado del aprendizaje. Introducción. Debe ser como un anzuelo que capte la atención de los alumnos. Es una preparación para el tema de la clase.

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Algunos puntos básicos para la enseñanza de la Biblia en la escuela dominical

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    Iglesia Bautista Misionera en la Quebrada

    La enseanza en la escuela dominical

    Un maestro de ocasin o para toda la vida? Ilustracin (ver material anexo).

    Ingredientes de un buen maestro

    1. Conocimiento bblico e interpretacin de las Escrituras.

    2. Relacin interpersonal y preocupacin por el oyente.

    3. Habilidades para ensear.

    4. Santidad.

    Preparacin de la clase

    Antes de preparar una clase siempre debemos orar para pedir la direccin de Dios en la preparacin de

    nuestro tema. No empiece sin tener la direccin del mejor de los maestros.

    Objetivo. Qu vamos a ensear, qu aprender el alumno, en cunto tiempo, cul ser el

    resultado del aprendizaje.

    Introduccin. Debe ser como un anzuelo que capte la atencin de los alumnos. Es una

    preparacin para el tema de la clase.

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    Desarrollo

    - Empecemos por recuperar sus conocimientos previos: qu saben mis alumnos que se

    relacione directa o indirectamente con el tema? Tip. Cuidado! Indagamos sobre los

    conocimientos previos para saber por dnde empezar, no para premiar al alumno que posea ms

    conocimientos previos sobre el tema en cuestin. Una vez que haya obtenido los conocimientos

    previos de sus alumnos, rescate los que sean pertinentes, tiles, para su leccin.

    - Ensee con la Biblia en la mano. Los alumnos deben saber que todo lo que usted est

    enseando proviene directamente de la palabra de Dios. Esto es vlido aun si los alumnos con

    los que est trabajando no saben leer todava.

    - No todos los alumnos tienen la misma capacidad de atencin. Calcule los minutos que los

    nios estarn atentos a una misma actividad de acuerdo con el nmero de aos que tienen. Por

    ejemplo, un nio de cinco aos atender a la misma actividad por aproximadamente cinco

    minutos. No los aburra!

    - Una de las mejores opciones para trabajar con un grupo es hacerlo por equipos. Trabajar con

    grupos colaborativos tiene muchas ventajas, entre ellas, que evita la competencia destructiva,

    favorece la integracin de los alumnos y, por supuesto, se obtienen mejores resultados. Hay que

    recordar que es el alumno quien construye su propio conocimiento, aprender ms quien se

    involucre ms con lo que est haciendo.

    - Otra de las ventajas del trabajo por equipos es que reduce los problemas ocasionados por las

    expectativas maestro-alumno. Tenga cuidado, si usted piensa que un alumno no es inteligente,

    es muy probable que lo trate como si as fuera y muy pronto los dems alumnos lo tratarn de la

    misma forma. Si usted tiene sentimientos negativos hacia un alumno y lo asla de las

    actividades, es muy probable que el resto del grupo acte de la misma manera.

    - Haga las preguntas correctas. Las preguntas cerradas nos sirven para saber si el alumno

    aprendi datos exactos, como lugares, nombres de personajes, fechas, citas de la Biblia, etc. Las

    preguntas abiertas, en cambio, nos sirven para saber, por ejemplo, si un alumno puede aplicar el

    contenido de la leccin a su propia vida o si es capaz de interpretar un pasaje. Hacer preguntas

    involucra a los alumnos en la clase y siempre es mejor esto a tener un maestro que hable, hable,

    hable, hable

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    Ilustraciones (arriba y abajo) por Lim Heng Swee

    Memorizacin del versculo

    Algunos recursos

    Metforas. Lo que voy a ensearles es como, se parece a Por ejemplo, puede usar el

    cambio de las orugas en mariposas para hablar de la transformacin que Dios hace en nuestras

    vidas una vez que somos salvos (2 Corintios 5:17).

    Ayudas visuales. Pueden ser figuras que representen a los personajes de la leccin, mapas,

    recortes de peridicos, copias de un texto, etctera. Recuerde que no todos sus alumnos

    Lectura y escritura

    Haga que sus alumnos lean la Biblia. Si usted le da

    importancia a la Biblia, ellos tambin lo harn. Si a usted se

    le olvida leer el pasaje base en la clase, ellos olvidarn

    leerla ah y en cualquier otro lado.

    Si nota que sus alumnos tienen dificultades para

    entender lo que leen, es muy recomendable que primero lea

    usted el pasaje en voz alta con la entonacin adecuada. Eso

    facilitar la comprensin del contenido.

    La Biblia es el libro ms increble, emocinese! Y

    transmita el amor por las Escrituras a sus alumnos.

    Recuerde que durante la clase no slo se pueden

    hacer trabajos manuales, para nios ms grandes y para las

    clases de adultos es muy bueno proponer actividades que

    impliquen escribir: un resumen de la leccin, una aplicacin

    para sus vidas, un cuento, una ilustracin, etctera.

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    aprenden de la misma forma. Ayudar a aquellos que aprenden principalmente por medio de la

    vista si toma esto en cuenta.

    Imaginacin/fantasa. (Ver ilustracin en el material anexo).

    Aprendizaje multisensorial. Usemos todos los sentidos! Tocar, oler, hacer y escuchar tambin

    son formas de aprender. Vestirse como los personajes de los tiempos bblicos, escuchar msica

    hecha con el arpa, oler un perfume o comer miel son ejemplos de actividades que podemos

    implementar en nuestras lecciones.

    Experiencia directa. Recuerde que usted no puede hacer todo el trabajo por sus alumnos.

    Siempre es bueno llevar a la prctica lo que se ha aprendido en el saln de clases o, por el

    contrario, empezar por la experiencia directa como una forma de introducir al grupo en el tema.

    Ejemplos de esto son las actividades de evangelismo, visitas al parque o al zoolgico, tener un

    invitado sorpresa, etctera.

    Aplicacin y conclusin

    - Recuerde siempre aplicar su leccin al contexto real de sus alumnos. Si usted no construye un

    puente entre lo que estudiaron sus alumnos en la Biblia y lo que ellos viven da a da, no estarn

    experimentando cmo es que Dios puede hablar con sus hijos y transformar sus vidas.

    - La conclusin debe ser como un reto. Despus de lo que hemos aprendido hoy, qu quiere

    Dios que t hagas en tu vida? Ests dispuesto a hacerlo?

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    Material anexo

    Ilustracin 1

    De la forma en que comenz mi vida, estoy seguro de que pude morirme e irme al infierno y nadie se hubiera

    preocupado mucho por m. Nac en un hogar destruido, mis padres se separaron antes de que yo naciera. La

    nica vez que los vi juntos fue dieciocho aos despus, cuando me llamaron a testificar en un juicio de divorcio.

    De nio viv en un vecindario al norte de Filadelfia en donde se deca que nunca se podra establecer una

    iglesia evanglica. Pero Dios muestra su fantstico sentido del humor cada vez que alguien decide lo que no se

    puede hacer. l guio a un pequeo grupo de cristianos a unirse, comprar all una casita, y comenzar una iglesia.

    Uno de los hombres de la iglesia se llamaba Walt. Su educacin slo lleg hasta sexto grado. Un da,

    Walt le dijo al superintendente de la escuela dominical que quera comenzar una clase de escuela dominical.

    Magnfico, Walt le dijo, pero no tenemos un puesto para ti.

    Sin embargo, Walt insisti hasta que por fin el superintendente le dijo:

    Bueno, vete y consigue una clase. Cualquier persona que consigas ser tu alumno.

    Entonces Walt vino a mi barrio. La primera vez que nos conocimos yo estaba afuera jugando a las

    canicas en el concreto.

    Hijo dijo l, te gustara ir a la escuela dominical?

    Yo no estaba interesado. No quera saber de nada que tenga que ver con una escuela.

    As que l dijo:

    Qu te parece si jugamos a las canicas?

    Eso era diferente. As que nos pusimos a jugar a las canicas y la pasamos muy bien, a pesar de que me

    gan todos los juegos. Para entonces, yo lo hubiera seguido a donde quiera.

    Walt recogi un total de trece muchachos de esa comunidad para su clase de escuela dominical, de los

    cuales nueve procedan de hogares destruidos. Once de los trece ahora estn dedicados a tiempo completo al

    trabajo de la vocacin cristiana.

    Realmente no puedo decir mucho de lo que Walt nos deca, pero acerca de l s tengo mucho que

    contar... porque l me am por causa de Cristo. l me quiso ms que mis padres.

    []

    l no fue la persona ms brillante del mundo, pero era genuino. Lo saba, y tambin lo saban todos en la

    clase.

    Fuente: Howard Hendricks, Enseando para cambiar vidas, Colombia: Unilit, 1988/2003, pp. 13-14.

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    Ilustracin 2

    La sopa apenas se agit cuando Aarn introdujo un trozo de pan en el plato. Sin carne, slo unas pocas verduras

    deshidratadas, ni siquiera prometa una sabrosa comida. Pero era todo lo que tenan y, tal vez, todo lo que

    tendran.

    Los otros hombres ocuparon su lugar acostumbrado alrededor de la fogata, en silencio devoraban la

    comida del da. No haba necesidad de conversar. Con el paso de los aos, toda triste historia ya haba sido

    referida, ya todo pensamiento haba sido compartido, toda desilusin descrita con lujo de detalles. Nadie hablaba

    del futuro, porque el futuro no prometa nada a ninguno de ellos nada sino una sopa desabrida y un pedazo de

    pan duro.

    Aarn nunca se haba imaginado cmo era la vida de un leproso. El segundo hijo de una de las familias

    ms prominentes de la tribu de Manass, l dedicara su vida a los negocios junto con sus hermanos. En unos

    pocos aos haba demostrado sus habilidades, haba ganado ms dinero que su hermano mayor. Esos das ahora

    parecan tan lejanos.

    Aarn contempl la extraa coleccin de individuos que rodeaban la fogata. Haba aproximadamente

    doce. La vida pasada de cada uno nunca los habra unido dos agricultores, un recaudador de impuestos, unos

    cuantos hombres de negocio, algunos de alta alcurnia, otros que lo nico que saban era mendigar, y un

    sacerdote. Ahora, estaban sentados frente a una dbil fogata, unidos por la carne blanquecina y deteriorada que

    los haba despedido del hogar.

    []

    Los ojos de Aarn examinaron el grupo de hombres solitarios. Tambin ellos haban tenido familia y

    amigos. Pero, ahora no. La soledad los haba unido, y unidos haban sobrevivido. Pero aun la amistad entre ellos

    era vaca. Eran intocables, aun uno al otro.

    Rubn, el anciano recaudador de impuestos, repentinamente se par y mir al horizonte. Qu pasa,

    Rubn?, pregunt el sacerdote rompiendo el silencio con la primera palabra de la maana.

    Rubn no respondi, sino que comenz a moverse hacia el grupo que haba aparecido en la colina.

    Es Jess!, grit uno de los pordioseros.

    Jess! El corazn de Aarn casi explot. Todo leproso haba escuchado hablar de Jess. Las historias

    de las sanidades que por muchas semanas se haban visto en la frontera de Samaria con Galilea. Tambin haba

    sanado leprosos, segn deca la gente.

    Aunque no podan correr, algo en ellos los impulsaba. Con dificultad caminaron entre las filosas piedras.

    Jess, ten misericordia de nosotros! Aarn escuch su propia voz clamar a todo pulmn. En seguida el aire se

    llen con los gritos.

    Jess se detuvo y el grupo que lo rodeaba se volvi para mirar a los leprosos. Los enfermos tambin se

    detuvieron, el instinto les indic la distancia que la Ley exiga. Los grupos estaban parados y los separaba la

    distancia reglamentaria, entre ellos haba algo ms que piedras.

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    Aun a la distancia, Aarn pudo ver algo diferente, algo especial, en la mirada del que llamaban Jess.

    Vayan, presntense ante el sacerdote, las palabras de Jess penetraron el tibio aire de la maana.

    Aarn mir sus pies. La carne casi muerta todava estaba adherida a su frgil estructura, pero l no

    vacil. Los otros todava clamaban sobre las rocas, en direccin a la ciudad. Aarn saba que la misma ola de

    esperanza que lo haba inundado, tambin haba pasado sobre ellos.

    En ese momento se escucharon los gritos. Miren! Rubn fue el primero que grit. Los ojos del

    anciano estaban abiertos y brillaban de gozo, cuando se volvi y extendi los brazos para que todos lo vieran. La

    carne estaba limpia, tan perfecta como la de un recin nacido. Rubn cay de bruces, los sollozos lo remecan.

    Los dems hombres miraron asombrados, sin darse cuenta en ese momento que todos haban experimentado la

    misma sanidad.

    El tormento por fin haba acabado. Pronto entre las piedras prorrumpi una celebracin mayor que la de

    un ejrcito victorioso. Hombres que por aos no haban podido tocarse, se abrazaban y danzaban.

    []

    Vamos!, era preciso que vieran al sacerdote. Qu esperamos?, dijo con regocijo y emprendi una

    gozosa carrera hacia la ciudad. Todos lo seguan, repentinamente podan correr como nios entre las rocas.

    Aarn corra tras ellos, imaginaba el momento en que entrara a su casa y les contara el milagro que

    Jess haba hecho en l. En ese momento detuvo la carrera. Jess. Aarn mir a los dems que corran y se

    perdan en el horizonte. Quera abrazar a su familia esa noche, pero primero haba algo que deba hacer.

    Aarn dio media vuelta hacia las filosas piedras. Antes que el da acabara abrazara a su familia, pero

    primero deba encontrar a Jess. Gracias a l, todo sueo que crea perdido, ahora era posible. Esa noche

    abrazara a su familia, a sus seres queridos que por la lepra no haba podido tocar. Esos sueos eran suyos

    nuevamente gracias a Jess.

    Fuente: Michael H. Clarensau y Clancy P. Hayes, Dadles lo que quieren. Cmo convertir la Escuela Dominical

    en un lugar donde la gente quiere estar, Missouri: Gospel Publishing House, 2001/2004, pp. 9-12.