La enseñanza de la historia

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Cómo debe realizarse la enseñanza de la Historia a nivel medio en nuestro país.

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Como gnero, dependemos poco del instinto, requerimos un aprendizaje largo para encarar la vida, en lo prctico y en lo terico, de manera que desde esta perspectiva la labor docente adquiere la mayor importancia

Ensayo final. Mtro. Alfredo Ruiz Islas. Gpo. 0003. Alumno: Gilberto Orozco Cadena.

MATERIA: ENSEANZA DE LA HISTORIAPROFESOR: MTRO. ALFREDO RUIZ ISLASGRUPO: 0003TEMA:

ENSAYO FINAL

ALUMNO: GILBERTO OROZCO CADENAFECHA: 09 DE JUNIO DE 2010.

Estrategias viables para lograr una enseanza efectiva de la historia

Como gnero, dependemos poco del instinto, requerimos un aprendizaje largo para encarar la vida, en lo prctico y en lo terico, de manera que desde esta perspectiva la labor docente adquiere la mayor importancia. En este sentido, la escuela es el pasado y el futuro de la sociedad; en toda Mesoamrica, desde el preclsico tardo el templo-escuela era una institucin vital para la comunidad donde se enseaba con planes de largo plazo a los educandos. En nuestros das no ha cambiado mucho la responsabilidad en el aula y la enseanza, en nuestro caso de la Historia, tiene visos de una gran responsabilidad, y no de una sinecura, por lo que debe acometerse ms como una labor de largo plazo, y no limitarse a las fronteras de un solo ciclo escolar, particularmente cuando la labor pedaggica es el horizonte laboral ms factible para el historiador. En esta perspectiva opuesta a la inmediatez, el primer objetivo obligado es reflexionar sobre qu idea de la Historia tenemos, qu deseamos ensear, y cmo vamos a armonizar esto con los planes de estudio vigentes, lo que plantea la necesidad de una perenne evaluacin, menos de los alumnos como sujetos de una sentencia calificatoria, como de ellos como objetivo de nuestros esfuerzos y de la necesidad de retroalimentacin que nos permita reforzar o reorientar estrategias. La evaluacin, entonces, ser procesal, con posibilidad de ajustes sobre la marcha, y final, con miras a ajustes para otros ejercicios lectivos; entonces, el objeto de la evaluacin ser elaborar conclusiones, aplicaciones, investigaciones, expresiones creativas, solucin de problemas, necesidad de establecer rbricas y autoevaluaciones, individuales y grupales para obtener informacin que abone para una fase de reorganizacin, de cambios consecutivos a la evaluacin, de innovaciones que tiendan a empatar lo planeado con lo ejecutado, que orienten criterios de eficiencia y eficacia escolares que puedan observarse en una fase de seguimiento con fines ms bien propeduticos, que circunstanciales. Esta labor de evaluacin, paralela y sinrgica con las tareas de clase, deben tener un propsito evidente de establecer metas pedaggicas y recursos metodolgicos claros y obtener resultados precisos y medibles que puedan estandarizarse y hacerse inteligibles, tanto a los mismos alumnos, como al profesor y a otros elementos del entorno escolar para que se puedan optimizar las actividades escolares, si es posible como equipo, en un binomio docente-dicente, pero tambin con otros colegas profesores y directivos escolares con quienes se pueda ampliar el horizonte ponderativo hacia fines de ms extenso y largo alcance que busquen potenciar la educabilidad y educatividad, tanto del profesor, como del alumno.

Este trabajo slo puede hacerse en un ambiente de suma de voluntades y esfuerzos, pero las desviaciones en la disciplina escolar hasta ahora slo han sido objeto de un enfoque teraputico que busca corregir desplazamientos perturbadores de la conducta ajustada a las expectativas de los responsables del funcionamiento escolar, y no uno psicoeducativo que sea parte del proceso de enseanza-aprendizaje que sea un elemento facilitador del xito instruccional; debe ser ms una oportunidad formativa y socializadora, desde una atalaya no impositiva, sino interactiva, que igual respete los entornos de origen del alumno y pueda detectar y coadyuvar a solventar algunos problemas de esferas de influencia extraescolares, con una prudente y realista autolimitacin, no slo porque la formacin de los docentes tiene un hiato formativo en este rubro, sino porque las mismas tendencias sociales son proclives a intervenciones especializadas. Sin menoscabo de su rol central como responsable de la disciplina escolar, y sus funciones, el maestro debe contextualizar sus contenidos, hacerlos explcitos a los alumnos y trabajar colaborativamente con ellos y la administracin escolar para que no sean liza, y s coyuntura para crecer en una tendencia coherente y congruente que exige del profesor esfuerzos adicionales para optimizar su cdigo lingstico y no verbal y agudizar su sensibilidad a los mensajes de los estudiantes por los mismos canales, y que para lograrse impondr deberes adicionales a los de imparticin de las clases, y que, sin embargo, siguen siendo primordialmente educativos y deben tener la virtud de ajustarse a la realidad del aula, pero no autolimitarse en sus expectativas de progreso para poder propiciar el efecto Rosenthal de profeca de autocumplimiento de la fe en los dems y en uno mismo, y no ser motivo de una innecesaria friccin del binomio pupilo-tutor. Por eso se requiere una ardua planeacin y un seguimiento puntual que redunde en una sinomorfia constructiva de un ambiente de competencia y respeto en el aula.

Sin una actitud proactiva de prestancia, la Historia puede, como desafortunadamente ya ocurre en muchos planteles, y para muchos jvenes, convertirse en un lastre del pasado, un abandono de la apropiacin del pasado, un concentrarse en el presente con la ilusin de tener ms vida que sabidura, como pretenda Nietzsche. Si ha de venerarse al hombre de accin, aqul que es inconciente de su historicidad para no cumplir la profeca de Hesodo, la Historia monumental, con su condena a la efimeridad de lo sublime y la mezquindad que rodea al hombre poderoso, y la Historia anticuaria, la de las conmemoraciones, de los efectos en s, pero de causas poco eficientes que repudian el nacimiento de la grandeza renovada porque est dominada por el hedonista cultivo del objeto que venera, sern el armamentario de que tendr que valerse el historiador para perpetuar una visin nada crtica de la Historia. La invitacin a la estulticia seguir rampante y prevalecer el mensaje de pelculas como La virgen que forj una Patria de que quien gui la lucha por la Independencia fue la virgen Mara, y no los caudillos insurgentes, que slo fueron su instrumento en la tierra, o Mexicanos al grito de guerra, una pelcula doctrinaria donde se materializa la visin de la historia del Bachiller lvaro Glvez y Fuentes, el Jos Manuel Villalpando de esa poca, que induce a dar circo, en lugar de espacio para la crtica histrica y la reflexin, donde se destacan el romance y el melodrama con la idea de que slo las personalidades fuertes pueden aprovechar la Historia, y los dems son barridos por ella, como deca Nietzsche de sus paisanos alemanes. En esa misma tesitura, esperar que el Estado proteja los egosmos inteligentes, siguiendo la vena nietzscheana, es claudicar de una responsabilidad propia que debe ser consecuente con la conviccin de que la Historia es consustancial a la vida, que no tiene por que oponerse entre lo interno y externo del hombre, ni depender de la certeza de que cada poca posee la justicia, ni ser bice para la madurez individual y social, y menos para inducir a la irona y el cinismo, pues una sobresaturacin de la Historia slo puede provenir de imposturas histricas que depongan no slo su utilidad, sino su necesidad ontolgica. Con esta obligacin a cuestas tenemos que aceptar que es preciso trabajar no slo para la inmediatez de una clase, sino para el futuro, buscando una continuidad en la evaluacin de una actividad del ramo de servicios, que como tal nos obliga a sopesar esa responsabilidad, y en esa lnea de ideas planear la temporalidad de las estimaciones de avance educativo y diferenciarlas para rectificar sobre la marcha, durante el curso, y para ponderar ciclos concluidos, teniendo presente que nos veremos reflejados en los xitos de nuestros discpulos. La dificultad real de poner manos a la obra se va conociendo con los ejercicios que hemos llevado en el curso, lo que permite apreciar las bondades de la planeacin de la eleccin de un buen libro de texto, conocer secuencias didcticas y otros menesteres, pero sobre todo tener presente que se tienen que adecuar a la realidad del entorno de trabajo que enfrentemos. Lpez Austin, Alfredo, La educacin de los antiguos nahuas, Mxico, Ediciones El Caballito, 1985, p. 10, Biblioteca Pedaggica.

Lpez Austin, ibid., p. 26.

Mendoza Buenrostro, Gabriel J., Por una didctica mnima. Gua para facilitadores, instructores, orientadores y docentes innovadores. Mxico, Editorial Trillas, 2003, p. 140.

Mendoza Buenrostro, ibid., p. 144.

Mendoza Buenrostro, ibid., p. 146.

Mendoza Buenrostro, ibid., p. 149.

Mendoza Buenrostro, ibid., p. 156.

Gotzens, Concepcin, La disciplina escolar: prevencin e intervencin en los problemas del comportamiento escolar. Barcelona, Universidad de Barcelona, Institut de Cincies de l'Educaci, Editorial Horsori, 2001, p. 20, (Cuadernos de Educacin, 24).

Gotzens, ibid., p. 26.

Gotzens, ibid., p. 30.

Gotzens, ibid., p. 48.

Gotzens, ibid., p. 58.

Gotzens, ibid., p. 81.

Nietzsche, Friedrich, De la utilidad y los inconvenientes de la historia para la vida en HYPERLINK "http://www.nietzscheana.com.ar/sobre_la_utilidad.htm" http://www.nietzscheana.com.ar/sobre_la_utilidad.htm.

Nietzsche, ibid.

La virgen que forj una Patria, {DVD}, Director Julio Bracho, Mxico, Filmes Mundiales, S. A., 1942.

Mexicanos al grito de guerra, {DVD}, Director Ismael Rodrguez, Producciones Rodrguez Hermanos, 1943.

Nietzsche, op. cit.

Estrategias viables para lograr una enseanza efectiva de la historia. 9 /06/10