La Eclesiología Esponsal

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tesis doctoral del profesor Jose Ramon Dominguez sobre l relacion entre el cantar de los cantares y el evangelio de Juan

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Ramn Domnguez Balaguer

LA ECLESIOLOGA ESPONSALEN EL EVANGELIO SEGN SAN JUAN A LA LUZ DEL CANTAR DE LOSCANTARES Vidimus et approbamus Statutorum Facultatis Valentiae, ex Facul-tate Theologica Sancti Vincentii Ferrer die 25 mensis junii anni 2004. Prof. Juan Miguel Daz Rodelas, Pbro. Prof. Miguel Pay, Pbro. Prof. Gerardo Snchez, O. P. Tesis doctoral dirigida porDr. D. Juan Miguel Daz Rodelas NDICE INTRODUCCIN 11 1. Objeto de nuestro estudio11 2. Historia de la investigacin13 3. Distribucin y mtodo 19 PRIMERA PARTE.EL CANTAR DE LOS CANTARES 21 PRESENTACIN 23 CAPTULO I. EL CANTAR DE LOS CANTARESEN EL CANON 27 CAPTULO II. DOS MODELOS DE INTERPRETACINDEL CANTAR DE LOS CANTARES33 1. 1. La interpretacin literal 33 1. 2. Algunas observaciones sobre esta interpretacin 38 2. La interpretacin espiritual 44 CAPTULO III. INTERPRETACIN ESPIRITUAL DEALGUNOS PASAJES CONTROVERTIDOS DELCANTAR DE LOS CANTARES 55 1. Las frmulas de mutua posesin(Ct 2, 16; 6, 3-4; 7, 11)55 2. Los carros de Aminadib (Ct 6, 12) 63 3. Como el manzano entre los rboles silvestres (Ct 2, 3)67 4. La voz del amado (Ct 2, 10.13b)69 CAPTULO IV. EL CANTAR DE LOS CANTARES ALA LUZ DEL DERS BBLICO75 1. Ms all de los mtodos histrico-crticos75 2. La exgesis dersica en el judasmo antiguo79 3. El Cantar de los Cantares a la luz del ders bblico83 NDICE6 SEGUNDA PARTE.EL CANTAR DE LOS CANTARES EN EL EVANGELIO SEGN SAN JUAN91 CUESTIONES PRELIMINARES93 CAPTULO I. DERS EN EL NUEVO TESTAMENTO 95 1. Importancia del ders para la comprensin del NT95 2. Las claves del ders neotestamentario98 3. La aplicacin del ders a los escritos del NT101 CAPTULO II. EL LENGUAJE SIMBLICO ENEL CUARTO EVANGELIO 105 1. Panorama de la interpretacin 105 2. El simbolismo del Cuarto Evangelio112 3. El uso de la Escritura en el Evangelio segn san Juan 117 4. La simbologa esponsal en el Cuarto Evangelio 122 LA DIMENSIN ESPONSAL EN LOSTEXTOS JONICOS 127 I. LA PRESENTACIN DE JESS COMOCORDERO Y ESPOSO129 CAPTULO III. LOS PRIMEROS TESTIMONIO DEJUAN BAUTISTA129 1. La correa de su sandalia (Jn 1, 26-27)130 a. El texto131 1. Presentacin del texto 131 2. Relacin con los Sinpticos131 b. Panorama de la interpretacin 132 c. Interpretacin133 1. El dicho del Bautista en el conjunto del NT 133 2. Contexto134 3. Comentario 135 2. El Cordero de Dios y el a| que viene tras de m(Jn 1, 29-31)138 a. El texto138 b. Panorama de la interpretacin 139 c. Interpretacin140 3. El simbolismo de la paloma (Jn 1, 31-34)150 a. El texto150 1. Presentacin del texto 150 NDICE7 2. Relacin con los Sinpticos 151 b. Panorama de la interpretacin 152 c. Interpretacin153 CAPTULO IV. EL SEGUNDO TESTIMONIO DEJUAN BAUTISTA (Jn 3, 27-30)159 a. El texto159 1. Presentacin del texto160 2. Composicin y gnero literario160 b. Panorama de la interpretacin 161 c. Interpretacin162 1. Contexto y estructura 162 2. El transfondo veterotestamentario164 3. Comentario 165 4. Conclusin171 CAPTULO V. LOS PRIMEROS DISCPULOSDE JESS (Jn 1, 35-39)173 a. El texto173 1. Problemas crtico-literarios 173 2. Relacin con los Sinpticos174 b. Panorama de la interpretacin174 c. Interpretacin176 1. Contexto176 2. Anlisis de algunos elementos simblicos delrelato177 3. Comentario 178 4. Conclusin183 CAPTULO VI. LAS BODAS DE CAN (Jn 2, 1-11)185 a. El texto185 1. Presentacin del texto 185 2. Problemas filolgicos 185 3. Composicin de la percopa 186 4. Historicidad187 b. Panorama de la interpretacin 188 c. Interpretacin194 1. Contexto194 2. Estructura 196 3. El trasfondo veterotestamentario198 4. Anlisis de algunos elementos simblicos delrelato202 5. Comentario 205 6. Conclusin224 NDICE8 II. EL ENCUENTRO DEL ESPOSO Y LA ESPOSA227 CAPTULO VII. EL ENCUENTRO DE JESS CONLA MUJER SAMARITANA (Jn 4, 1-42) 227 a. El texto227 1. Presentacin del texto 227 2. Algunos elementos literarios sobresalientes 228 3. Unidad y divisin de la percopa229 4. Historicidad230 b. Panorama de la interpretacin 232 c. Interpretacin237 1. Contexto237 2. Estructura 238 3. El trasfondo veterotestamentario240 4. Anlisis de algunos elementos simblicos delrelato242 5. Comentario 244 6. Conclusin272 CAPTULO VIII. LA MUJER ADLTERA(Jn 7, 53-8, 11) 275 a. El texto275 1. Presentacin del texto 275 2. Autenticidad275 3. Historicidad382 4. Gnero literario283 b. Panorama de la interpretacin 284 c. Interpretacin287 1. Contexto287 2. Estructura 288 3. Comentario 291 4. Conclusin300 CAPTULO IX. EL BUEN PASTOR (Jn 10, 1-18) 303 a. El texto303 1. Presentacin del texto 303 2. Problemas crtico - literarios 303 3. Gnero literario305 4. Divisin del texto307 b. Panorama de la interpretacin 308 c. Interpretacin313 1. Contexto313 2. Estructura 313 NDICE9 3. El trasfondo veterotestamentario317 4. Comentario 318 5. Conclusin337 CAPTULO X. LA UNCIN EN BETANIA(Jn 12, 1-11) 341 a. El texto341 1. Presentacin del texto 341 2. Relacin con los pasajes paralelos de losSinpticos 341 b. Panorama de la interpretacin 344 c. Interpretacin347 1. Contexto348 2. Desarrollo 352 3. Estructura 352 4. Las alusiones al Cantar de los Cantares354 5. Comentario 358 6. Conclusin373 III. LA COMUNIN RESTAURADA ENTREEL ESPOSO Y LA ESPOSA375 CAPTULO XI. LA MADRE DE JESS Y ELDISCPULO AMADO JUNTO A LA CRUZ DE JESS(Jn 19, 25-27) 375 a. El texto375 1. Presentacin del texto 375 2. Relacin con los Sinpticos375 3. Historicidad 376 b. Panorama de la interpretacin 377 c. Interpretacin381 1. Contexto381 2. Composicin literaria de la escena385 3. Gnero literario387 4. El trasfondo veterotestamentario388 5. Comentario 389 6. Conclusin405 CAPTULO XII. LA APARICIN A MARIAMAGDALENA JUNTO AL SEPULCROVACO DE JESS (Jn 20, 1-18) 407 a. El texto407 1. Presentacin del texto 407 2. Relacin con los Sinpticos408 NDICE103. Composicin de la percopa412 4. Historicidad414 b. Panorama de la interpretacin 415 c. Interpretacin424 1. Contexto424 2. Estructura426 3. Anlisis de algunos elementos significativosdel relato 429 4. Las alusiones al Cantar de los Cantares431 5. Comentario 435 CONCLUSIONES437 BIBLIOGRAFA477 SIGLAS Y ABREVIATURAS 505 INTRODUCCIN 1. - Objeto de nuestro estudio Latradicinproftica,comenzandoporOseas,havistoeltemadela alianza entre Dios y su pueblo bajo la figura del esposo y la esposa. Tambin el NuevoTestamento,aunquemsdiscretamente,asumeestatradicin,interpre-tndolaalaluzdelacontecimientodeJessdeNazaret:elpapeldelEsposo pasa de Yahveh a Cristo y el de la Esposa, a la comunidad creyente. As lo ve latradicinsinptica(cf.Mc2,19-20;Mt9,15;25,1-13;Lc5,34-35)yS. Pablo (cf. 2 Co 11, 2; Ef 5, 23-27); pero es sobre todo en los escritos jonicos donde se hace presente esta relacin esponsal entre Cristo y su Iglesia, tanto en el Apocalipsis como en el Evangelio segn S. Juan. En este ltimo caso encon-tramos indicios de esta relacin a lo largo de toda la obra (cf. Jn 3, 29b). Ahora bien,pensamosqueelevangelistanobebesolamentedelatradicinproftica sino que se inspira en el Cantar de los Cantares; el mismo Cantar, independien-temente de cul sea su significado original1, ha sido interpretado por la antigua tradicin judeo-cristiana como un poema alegrico, que canta la unin de Yah-veh y su pueblo bajo el velo del amor humano. Este lenguaje esponsal se convierte en el vehculo para transmitir el mis-terioinsondabledelDiosabsolutamentetranscendente,quedesciendepara compartirlapequeezdelhombreyhacerseDiosconnosotros.Ellenguaje humano, incapaz de describir tal radical novedad, debe acudir al lenguaje sim-blicoque,partiendodelaexperienciacotidiana,llegaaesbozarrealidades inexpresables.EnelAntiguoTestamentoesmuyfrecuentelasimbologadel pacto.ConOseasseproduceuncambionotableenellenguajereligioso,pa-sandodelasimbologadelaalianzaalasmshumanaseintensasdelarela-cin nupcial (Os 1-3) y de la relacin paterno - materna (Os 11). La simbologa esponsal, que expresa el amor apasionado, gratuito y exclusivo de Dios, tendr su aplicacin en la literatura proftica (cf. Is 5, l-7; 49, 14-16; 54, 1-10; 62, 5; Jr2,1-4;31,1-22;Ez16,23;Bar4,5-5,4),enSal45yenelCantardelos Cantares, al menos si tenemos en cuenta su interpretacin alegrica. EnelNuevoTestamentolasimbologaesponsalcreemosquesehalla presenteenfuncindelaescatologaydelaeclesiologa,especialmenteenel CuartoEvangelio,queaunquenoutilicelostrminoscomunesasta,como pueblo deDios,santos,llamados,Cuerpo deCristo,etc.,muestraunaeclesio-

1 Sobre la problemtica de la interpretacin del Cantar, cf. infra pp. 33-53. INTRODUCCIN12loga muy desarrollada, expresada a travs de smbolos e imgenes, tales como el Buen Pastor (Jn 10, 1-16.25-30) y la vid y los sarmientos (Jn 15, 1-8)2. Nuestro propsito es mostrar y si es posible, demostrar, que en el Cuarto Evangelio, aparece otro tipo de eclesiologa, uno de cuyos elementos es la sim-bologa esponsal, que hunde sus racesen la tradicin proftica y en el Cantar de los Cantares. El lenguaje de la alianza y el lenguaje esponsal son dos modos de expresar lo inexpresable: la locura de amor de un Dios que se hace cercano a nosotros. Por eso sus respectivas frmulas presentan una unidad de significado yunaestructurasemejante:YosersuDiosyellossernmipueblo(Jr31, 33b; cf. 24, 7; 32, 38) Mi amado es para m, y yo soy para mi amado (Ct 2, 16;cf.6,3);tambinenJuanencontramosexpresionessemejantes:Yvoso-tros en m y yo en vosotros (Jn 14, 20b; cf. 14, 21b.29). Todo ello para mani-festarlaprofundarelacindelhombreconDios,laverdadmsradicaldesu ser. Lacomunidaddeloscreyentes,talcomonoslapresentalaescuelade Juan, est llamada a ser una sola cosa con Cristo: Que todos sean uno. Como t,Padre,enmyyoenti,queellostambinseanunoennosotros(Jn17, 21a);eslapeticindeJessenelevangeliodesanJuan.Esteestambinel anhelo y el grito ltimo de laesposaen el Apocalipsis: El Espritu y la Novia dicen: Ven! Y el que oiga, diga: Ven! (Ap 22, 17a). A lo largo del evan-geliosesucedendiferentesencuentrosdeJessconelcreyente,representado enlosdiversospersonajesquesesucedenenestosencuentrosyenlosquese ponedemanifiestolaunintotaldelcreyenteconCristo.Paraexpresaresta realidad,elCuartoEvangelistautilizaellenguajeesponsal,larelacindelno-vio y de la novia. JuanestructurasuEvangelioenformadeuntestimonioydeunjuicio sobre Jess, con el fin de que el lector tome postura ante l. As lo declarar en la primera conclusin de su obra: Jess realiz en presencia de los discpulos otras muchas seales que no estn escritas en este libro. Estas lo han sido para que creis que Jess es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengis vida en su nombre (Jn 20, 30-31). El autor del Cuarto Evangelio observa toda la realidad desde el acontecimiento nico y decisivo de Jesucristo; para aclarar esteacontecimientoacudealAntiguoTestamento,concentrandoenJesucristo tradiciones,imgenes,tipos,cuantosehabadichoconanterioridad,sacn-doloconunaluznuevaamododelprismaqueconcentralaluzylaexpande con una nueva tonalidad; por eso la utilizacin que hace del Antiguo Testamen-toestotalmentelibre,aprovechandoaquelloquesirveasupropsito.Desde Jesucristo interpreta, a su vez, lo antiguo o se sirve de ello como lenguaje para expresarsupropiaexperienciadeJess3.Enestesentidoutilizalasimgenes vivas del Cantar de los Cantares, an sin citarlo expresamente, para mostrar la

2 Cf. R. SCHNACKENBURG, El Evangelio segn san Juan I, Barcelona 1980, 189-191. Para el elemento simblico en el evangelio de Juan, cf. C. H. DODD, Interpretacin del Cuarto Evange-lio, Madrid 1987, 143-152. Original, The Interpretation of the Fourth Gospel, Cambridge 1953. 3 Cf. J. MATEOS - J. BARRETO, El Evangelio de Juan, Madrid 1982, 17-19. INTRODUCCIN13estrecha relacin que ha venido a establecer el enviado del Padre con aquellos que crean en l (cf. Jn 1, 12); las imgenes del Cantar le ayudan a expresar un aspectodelmisterioinsondabledelapersonadeJess,yalmismotiempo,el Cantar queda iluminado con una nueva luz que no pudo prever en toda su pro-fundidad su autor. Nuestra investigacin tiene por objeto precisar el influjo que ha tenido la tradicin proftica y el Cantar de los Cantares en la elaboracin de la eclesiolo-ga jonica. Creemos que el Evangelio de San Juan representa un punto culmi-nante de la reflexin bblica sobre la relacin de Dios con el hombre, de la au-torrevelacindeDios,quehaidomostrndosepaulatinamentealolargode todalaEscritura,comoelDiosquevieneahacerAlianzaconelhombre;el Dios cercano que quiere autodonarse y que se ha manifestado, primeramente en trminos de Alianza, y ms profundamente, a travs de la simbologa esponsal. El Cuarto Evangelio recoge todas estas aportaciones y las lee a la luz del acon-tecimiento fundamental: Jesucristo, la Palabra hecha carne que se nos da en su entrega total: Muerte y Resurreccin, para dar a losque le acogen el poder de ser uno con l. 2. - Historia de la investigacin AlgunoscomentaristasdelCantarhansugeridoquepuedehaberalgn puntodecontactoconelCuartoEvangelio4.Contodo,elposibleinflujodel Cantar de los Cantares sobre el Evangelio de Juan no ha recibido la suficiente atencin por parte de los comentaristas en los ltimos cincuenta aos y, prcti-camente, no ha sido tenido en cuenta en los comentarios de los aos anteriores. Tan slo en algunos encontramos unas pocas intuiciones e indicaciones de pa-sada. No existe ninguna monografa dedicada al tema y, apenas si han apareci-do cuatro o cinco artculos en los ltimos cuarenta aos. Unodelosprimerosestudiososy,elquemshainsistidoenlautiliza-cin que el Cuarto Evangelio hace del Cantar, ha sido Andr Feuillet. Ya en su comentario al poema sealaba la relacin del texto en que Juan el Bautista de-clara su alegra ante la voz del novio (Jn 3, 29b), con Ct 8, 135. Posteriormente, a travs de numerosos artculos y, en defensa de la interpretacin alegrica del CantardelosCantares,analizalaestrecharelacinquesedaentreambas

4 Cf. P. JOON, Le Cantique des Cantiques, Paris 1909, 331-332, a propsito de la relacin de Ct.8, 13 con Jn 3, 29. D. BUZY, en su comentario al Cantar en La Saint Bible de Pirot VI, Paris l946,305,comenta:CommentnepassougerCt1,12alapcheressedeLc8,37-38,oumieux encoreMariedeBthanie(Jn12,3),rpandandaucoursedunrepaslhuileparfumeoule nardtrsprcieux?Sobrelamismarelacin:W.BAUER,DasJohannesEvangelium.Hand-buch zum Neuen Testament, 6, Tbingen l925, 153; J. WINANDY, Le Cantique des Cantiques. Pome damour mu en crit de sagesse, Tournay l960, 60. El mismo D. BUZY, La Saint Bible, 293,sepreguntasobrelaposibilidaddequelasfrmulasdereciprocidadenS.Juan: ...permanece en m, y yo en l (Jn 6, 56b, cf.15, 4; 17, 23), tengan que ver con las frmulas de pertenencia mutua del Cantar: Mi amado es para m y yo para mi amado (Ct2, 16, cf., 6, 3). Volveremos sobre ello en su lugar. 5 A. FEUILLET, Le Cantique des Cantiques, Lectio divina, 10, Paris l953, 107, n.16. INTRODUCCIN14obras.6 Por otra parte en todos sus artculos dedicados al comentario de Cuarto EvangeliohacereferenciaaloscontactosexistentesentreJuanyelCantarde los Cantares7. En 1962, aparece el primer artculo dedicado enteramente a nuestro tema y escrito por el P. Michel Cambe8, que se iba a convertir en punto de referencia obligado para todos los que trataran este posible parentesco; su autor encuentra una estrecha relacin entre Cantar de los Cantares y algunos pasajes del Apoca-lipsis, del Cuarto Evangelio y de la carta a los Efesios9. Poco ms tarde, el benedictino Jacques Winandy, autor de un comentario al Cantar de los Cantares en el que defiende la interpretacin literal del poema, salta a la palestra con un artculo10 que, sin negar la influencia del Cantar sobre ciertospasajesdeSanJuanydeotrostextosdelNT,larelativizaponindola entre interrogantes. En sus anlisis se deja llevar por su polmica con A. Feui-llet en torno a la interpretacin del Cantar. Tenemos que esperar a finales de la dcada de los setenta para que, en un magnfico estudio de Pierre Proulx y Luis Alonso Schkel sobre la imagen del Mesas - Esposo en Jn 1-311, vuelva a hacerse referencia a los contactos, sutiles pero reales, segn el estilo del autor del Cuarto Evangelio, entre ste y el Can-tar. En1989sepublicalaexcelentemonografadeA.Gangemisobrelas apariciones del Resucitado segn el Evangelio de S. Juan. Para nuestro prop-sitoimporta,sobretodo,elestudiodelaaparicindeJessaMaraMagdale-na12, en el que el autor presenta el Cantar de los Cantares como clave interpre-tativa del conjunto de la percopa. NuriaCalduch,estamosyaen1990,analizandoelsimbolismodelper-fume en el relato jonico de la uncin en Betania, vuelve a hacer referencia a la presencia del Cantar en este relato13.

6 Citamos por orden cronolgico: Le symbolisme de la Colombe dans les rcits vangliques du baptme,RevSR(1958)524-544;LarechercheduChristdanslanouvellealiancedaprsla christofaniedeJo.20,11-18,enLhommedevantDieu,MelangeHenrideLubac,Lyon1963; Les deux ontions faites sur Jsus et Marie Madeleine, RThom 75 (1975) 357-394; Les pou-saillesdumessie.LaMredeJsusetlEglisedansleQuatrimevangile,RThom86(l986) 357-391. 7Yaanteriormente,F.ZORELL,ensuartculo: Mesab,en Lexiconhebraicumetaramaicum VT, PIB, Roma, 1955, reedicin 1968, sostiene que la mencin del nardo en la uncin en Beta-nia, apunta a Ct 1,12. 8M.CAMBE,LinfluenceduCantiquedesCantiquessurleNouveauTestament,RThom62 (1962) 5-25. 9 He aqu los pasajes sealados en el Cuarto Evangelio y sus supuestos paralelos del Cantar: Jn 3, 29-Ct 8, 13; Jn 12, 3-Ct 1, 12; Jn 20, 1-8-Ct 3, 1-4; Jn 2, 15-Ct 8, 13. 10J.WINANDY,LeCantiquedesCantiques,60;LeCantiquedesCantiquesetleNouveau Testament,RB71(1964)161-190.AdmitetambinposiblesalusionesalCantar,D.LYS,Le plus beau chant de la cration. Commentaire du Cantique des Cantiques, Paris 1968, 28. 11 P. PROULX - L. A. SCHKEL, Las Sandalias del Mesas Esposo, Bib 59 (1978) 1-37. 12 A. GANGEMI, I racconti post - pasquali nel vangelo di San Giovanni, Catania 1989. 13 N. CALDUCH, La fragancia del perfume en Jn 12, 3, EstB 48 (1990) 243-265. INTRODUCCIN15En el ao 1991, aparecen dos trabajos. Uno de ellos, de Carmen Bernab, vuelvesobreelencuentrodeJessconMaraMagdalenalamaanadePas-cua14.LaautoraveesteencuentroalaluzdelCantardelosCantares.Eneste mismo artculo y, en conexin con el episodio aludido, evoca otros pasajes de SanJuanrelacionados,segnlaautora,conelCantar;lasbodasdeCan,el segundoanunciodeJuanBautista,launcinenBetaniaylasepulturadeJe-ss15. Esemismoao,MaraLuisaRigato,vuelvesobreeltemadelauncin enBetania,alanalizarlafiguradeMaradeBetania16.Laautoraencuentra notables puntos de contacto con el Cantar en el relato jonico de la uncin, en el que se pone de manifiesto una compleja simbologa matrimonial. El episodio de la uncin en Betania lo aborda tambin en l994 un trabajo de Chantal Reynier17. Segn la autora, los gestos de Mara que, unge y enjuga los pies de Jess con tanto amor y respeto, y la sobreabundancia del nardo pre-cioso que llena la casa y, que de alguna manera atrae a todos hacia l, provocan una concentracin de figuras anunciadas todas en elCantar y, que se realizan, segnelCuartoEvangelio,enelVerbohechocarne;elAmado,Esposo,Rey, Pastor. Enl996venlaluzdosartculosdeRenzoInfante18que,enlalneade otrostrabajossuyosanteriores19,rastrealasimbologaesponsalatestiguaday difundida en los escritos del Nuevo Testamento, en funcin de la escatologa y, sobre todo de la eclesiologa. En lo referente a los escritos jonicos, analiza los temas de la sandalia del esposo (Jn 1, 27-30), y la voz del esposo (Jn 3, 28-30). El autor relaciona la voz del esposo con el profeta Jeremas, en el que aparece cuatroveceslavozdelnovio:trescomosignodecondenaydecastigo(Jr7, 34; l6, 9; 25, 10), y una, como anuncio de esperanza (Jr 33, 10-11). Sin embar-go,dondemayormenteseescuchalavozdelesposo,alquerespondeladela esposa, es en el Cantar de los Cantares. Esta voz de la esposa que responde al esposo la reconoce R. Infante en algunos pasajes del evangelio de Juan, presen-te en diversos personajes que ocuparan el papel teolgico de la esposa. Esta se harapresenteenlasbodasdeCan,enlauncinenBetania,lasmujerescon

14C.BERNABE,TransfondodersicodeJn20,EstB49(1991)209-228.Vaseigualmente, G.BARBIERO,LultimoCanticodellamata(Ct7,10b-8,7):Saggiodiletturametaforica, Sal 53 (1991) 648. 15 En su obra, Mara Magdalena. Tradiciones en el cristianismo primitivo, Estella l994, C. Ber-nab, vuelve a insistir en las ideas expuestas en su trabajo anterior, especialmente en el captulo IV: Mara Magdalena en el evangelio de Juan, 135-174. 16M.L.RIGATO,MariadiBetanianellaredazionegiovannea,Antonianum66(1991)203-236. 17 CH. REYNIER, Le Thme du parfume et lavnement des figures en Jn 11, 55-12, 11, ScEc 46/2 (1994) 203-220. 18R.INFANTE,Lavocedellosposo:Gv3,29,VetChr,33(l996)301-308.Losposoela sposa. Contributo per leclesiologia del Quarto Vangelo, RdT 37 (1996) 451-481. 19Cf.Lamicodellosposo,figuradelministerodiGiovanniBattistanelQuartoVangelo, RivBib. 31 (1983) 3-19. Idem, Lamico dello sposo; Giovanni Battista, Napoli l984. INTRODUCCIN16Mara y el discpulo al pie de la cruz y, finalmente, en el jardn de la Resurrec-cin. Otros autores han observado esta posible relacin entre elCantarde los Cantares y el Evangelio de San Juan. Podemos citar a R.-M. Braun, en su obra, JeanleThologien20,quealtratareltemadelavozdelesposoenrelacin con el segundo testimonio de Juan Bautista y apoyndose en una opinin soste-nida por Boulgakof21, encuentra en el Cantar el mejor paralelo veterotestamen-tario. Braun relaciona concretamente Jn3, 29 con Ct 8, 13, ya que el Bautista ocupara el lugar de los compaeros del Cantar que escuchan la voz del espo-so. Por otra parte, la identificacin del Esposo con el Salvador, nos dice el au-tor,parecesalirdeestareflexin:Todoelmundosirveprimeroelbuenvi-no... T lo has guardado. Si se puede reconocer en el maestresala al amigo del Esposo, al que Juan se compara en 3, 29, el esposo al que pertenece la esposa es Jess mismo22.Por su parte Frdric Manns, en su obra Lvangile de Jean la lumire duJudasme,estudialaposibleconexindelCantar conelCuartoEvangelio en tres pasajes concretos: las bodas de Can con Ct 3, 1123; el relato de la un-cin en Betania, en el que Manns considera que los smbolos utilizados por el evangelista, y en especial el smbolo del nardo con el que la esposa toca a Je-ss, ungindolo y secndole los pies con sus cabellos, estn tomados del Can-tar24; y en el relato de la aparicin a Mara Magdalena, que oye la voz del ama-do.MaraMagdalena,comolaesposadelCantar,quierecogeraJessyno dejarle ms (Ct 3, 4); pero no es ahora el momento, estamos todava en el tiem-po de la fe. Otros detalles, segn el autor, avalan esta suposicin pues tanto la escenadeCan,comoladeBetania,seinscribenenelmarcodeunacomida, en la que el esposo ha guardado el mejor vino hasta ahora, al igual que a Mara de Betania se le pide guardar el perfume para la sepultura. Finalmente, como el esposo del Cantar, Jess invita a sus discpulos a una comida25. Tambin Raymond Tournay, en su introduccin al comentario al Cantar de los Cantares de Andr Robert, se hace eco de la influencia del Cantar sobre los escritos del Nuevo Testamento26. El Cantar, segn Tournay, recibe su pleno y definitivo sentido a la luz de la revelacin cristiana. En las parbolas del fes-tnnupcial(Mt22,1ss;cf.25,1),querepresentanlafelicidadmesinica,el hijo del rey es el Mesas. Los discpulos de Jess son llamados los amigos del Esposo(Mt9,15;Mt2,19;Lc5,34).TambinvereflejadoelCantarenel

20 R.-M. BRAUN, Jean le Theologien, III, 1. Le Mystre de Jsus Christ, Paris 1972. 21 L. ZANDER, Le Prcurseur selon le P. Boulgakof, DViv 7 (1947) 104s. 22R.-M.BRAUN,Jean,80-81;cf.ademsM.-E.BOISMARD,Lestraditionsjohanniques concernant le Baptiste, RB 70 (1963) 38. 23 F. MANNS, Lvangile de Jean a la lumire du Judasme, Jerusaln 1991, 61. 24 F. MANNS, Lvangile, 276. 25 F. MANNS, Lvangile, 286. 26 A. ROBERT - R. TOURNAY - A. FEUILLET, Le Cantique des Cantiques, Paris l963, 9-28. Obra escrita por R. Tournay en colaboracin con A. Feuillet sobre las ideas del profesor A. Ro-bert, despus de su muerte. INTRODUCCIN17relato lucano de la Visitacin, que evoca la narracin del traslado del Arca de la AlianzaaJerusaln,tipologaqueyaestabapresenteenCt6,12.SanPablo ensea que Jess ha sido constituido Esposo del nuevo Israel, la Iglesia de los rescatados, y recoge toda esta simbologa tradicional en sus cartas (2 Co 11, 2; Ef 5, 27). El Apocalipsis presenta a la Sin celeste, como la amada del Cantar (Ap 12, 1ss; cf. Ct 6, 12). En el caso concreto del Cuarto Evangelio Juan Bau-tistaeselamigodelEsposoquepreparaalanoviaparasuEsposo(Jn3,29). Ciertamente, el autor pretende ver en estos acercamientos una razn para apo-yar la interpretacin alegrica del Cantar de los Cantares. Finalmente, una ojeada a los comentarios sobre el Cuarto Evangelio, nos muestra la poca atencin que los comentaristas han prestado a este posible in-flujo del Cantar de los Cantares sobre el Evangelio de Juan27. Tan slo algunos deelloshacenunaspocasalusionessinentrardemasiadoenelanlisisdelos pasajes mencionados, y sin entretenerse en examinar las posibles consecuencias que puedan tener en la iluminacin de las percopas evanglicas28.

27DeloscomentariosquehemospodidocotejarcomoR.BULTMANN,DasEvangeliumdes Johannes, Gttingen l959; A. WIKENHAUSER, El Evangelio segn San Juan, Barcelona 1967; C.H.DODD,Interpretacin;Id.LaTradicinhistricaenelCuartoEvangelio,Madrid1978. Original,HistoricaltraditionintheFourthGospel,Cambridge1963;MANUELDETUYA, Evangelio segn san Juan, en Biblia comentada, Madrid 1979; E. HAENCHEN, John. Philadel-phia 1984; J. H. BERNARD, A Critical and Exegetical Commentary on the Gospel According to St. John, 2 vol., Edinbourg l985. El original es de 1928; G. NOLLI, Vangelo secondo Giovanni, CittdelVaticanol986;E.DELEBECQUE,EvangiledeJean,Parsl987;R.SCHNACKEN-BURG,ElEvangeliosegnSanJuan,4vol.,Barcelonal980;J.BLANK,ElEvangeliosegn San Juan, 3 vol., Barcelona 1987-1991; J. ASHTON, Comprendere il Quarto Vangelo, Citt del Vaticano1993;T.L.BRODIE,TheGospelAccordingtoJohn,Oxford1993;ANTONIO SALAS,ElEvangeliodeJuan.Jess:creadordeunahumanidadnueva,Madrid1993;L. MORRIS,TheGospelAccordingtoJohn,GranRapids1995.Eloriginalesde1914;D.A. CARSON, The Gospel According to John, Leicester 1995; C. K. BARRET, The Gospel Accord-ing to St. John, Cambridge 1978. Original de 1955; L. F. GARCIA-VIANA, El Cuarto Evange-lio.Historia,teologayrelato,Madrid1997;V.MANNUCCI,Giovanni.IlVangelonarrante, Bologna1997;J.ASHTON,TheInterpretationofJohn,Edinburg1997;A.POPPI,IQuattro Vangeli. Commento sinottico Padova 1997; F. J. MOLONEY, The Gospel of John, Collegeville, Minnesota1998;C.WESTERMANN,TheGospelofJohn,Boston1998;S.A.PANIMOLLE, Lettura pastorale del Vangelo di Giovanni, 3 vol., Bologna 1999; G. R. BEASLEY-MURRAY, John, Word Biblical Commentary, Nashville 1999; J. L. SICRE, El encuentro. El Cuarto Evan-gelio, Estella 1999; ninguno de ellos hace la menor alusin al posible contanto del Cuarto Evan-gelio con el Cantar de los Cantares. (Citamos las ediciones que hemos usado). 28AsocurreconloscomentariosdeH.STRATHMANN,DasEvangeliumnachJohannes, Gttingen1936.Traduccinitaliana:IlVangelosecondoGiovanni,Brescia1973.Enlapgina 137delaedicinitaliana,haceunabrevealusinalCantaralcomentarJn3,29.R.FABRIS, Giovanni, Roma 1992, 674, comentando la uncin en Betania, alude al Cantar a propsito de la mencin del nardo. Igualmente relaciona el evangelio con el Cantar en el comentario a la apari-cinaMaraMagdalena(pp.1029-1031).TambinA.MARCHADOUR,LvangiledeJean, Paris1992,245,denuevoenlaaparicinalaMagdalena.C.TREMONTANT,vangilede Jean, Paris 1994, 154, 242-243, conecta con el Cantar a propsito de Jn 3, 29 y 12, 3; G. ZEVI-NI,EvangeliosegnSanJuan,Salamanca1995,302,selimitaahacersimplesalusionesenla uncin en Betania con Ct 1, 12, y en la aparicin a Mara Magdalena con Ct 3, 4 (p. 485). Igual-mente,X.LEON-DUFOUR,LecturadelEvangeliodeJuan,4vols.,Salamanca1997-2000,en unanotaconmotivodelperfumedelauncinenBetania,o.c.,vol.II,p.354.J.L.ESPINAL INTRODUCCIN18Solamente el comentario de J. Mateos y J. Barreto trata con amplitud el tema. Al estudiar las bodas de Can, consideran el vino como smbolo del amor entreelesposoylaesposa,talcomoapareceenelCantar29.Tambinenel segundo testimonio del Bautista observan esta relacin con el Cantar, haciendo notarqueelrey,esapelativopropiodelesposoenelCantar(Ct1,4.12;3, 9.11)30. En la escena de la uncin en Betania, el evangelista, segn estos auto-res, utiliza el lenguaje del Cantar que representa el amor que la esposa tributa al Esposo31. De nuevo, al comentar la sepultura de Jess en el huerto, hacen notar que el huerto-jardn es tema del Cantar; es all donde se manifiesta el amor del esposoylaesposa32.EsteencuentrollegarenlaaparicindeJessaMara Magdalenaeneljardndelasepultura,lasalusionesalCantarcrearneltras-fondo de la escena final del encuentro. Toda la escena est apoyada en Ct 3, 1-4; 5, 2; cf. 2, 833. El ltimo comentario que ha llegado a nuestras manos es el de Secundino Castro34. Tambin este autor concede una gran amplitud en su estudio a la ecle-siologaesponsalyalposibleinflujodelCantardelosCantaressobreeste evangelio. Ya desde el principio de su comentario, al analizar Jn 1, 15 y sobre todo los testimonios de Juan Bautista, refiere el aspecto nupcial que subyace en todo el evangelio35. Vuelve sobre el tema al comentar las bodas de Can y rela-cionarlasconelepisodiodeMarajuntoalacruzyelencuentroconMara Magdalena en el huerto de la Resurreccin, en el segundo testimonio del Bau- MARCOS,EvangeliosegnSanJuan,Salamanca1998,258:Brevealusinenlaaparicina Mara Magdalena. A. FEHRIBACH, en su obra: The women in the Life of the Bridegroom, Co-llegeville, Miennesota, 1998, se limita a una brevsima alusin en la aparicin a Mara Magdale-na; R. E. BROWN, en su comentario: El Evangelio segn San Juan, 2 vols., Madrid 1999. Origi-nal, The Gospel According to John, New York 1966, se limita a recoger las opiniones de Feuillet y Cambe, al analizar la percopa de la aparicin del Resucitado a Mara Magdalena, sin profundi-zar en el dato, o.c. vol II, p. 1323. Algo semejante cuando aborda la pequea parbola del amigo del Esposo en Jn.3, 29. Juan Bautista es el amigo del novio: Jess, tal como aparece en el Anti-guo Testamento, y cita, Os 1-2; Jr 2, 2; Is 61, 10 y Ct. Aade que este tema, que se hace explci-to en la obra de la escuela jonica (Ap 19, 7; 21, 2), se anticipa ya en Jn 3, 29. o. c., vol. I p. 396. Cf. Tambin B. BARNHART, The Good wine. Reading John from the Center, New York 1993, que en una inusual visin del Cuarto Evangelio, relaciona la uncin en Betania con Ct 1, 12 (p. 213)yCt8,6-7(p.214),ylaaparicinaMaraMagdalenaconCt3,1-4(pp.227-229).M. NAVARRO PUERTO, en su tesis doctoral sobre Mc 14, 3-9 y Jn 12, 1-8, publicada con el ttulo Ungidoparalavida,Estella1999,224-226,evocaelCantarenlauncinenBetania;I.GAR-GANO, Lectio divina su il Vangelo di Giovanni, Bologna 2000, trata la relacin del Cantar con el evangelio tanto en el encuentro con Mara Magdalena, pp. 68-70, como en la uncin en Beta-nia, pp. 117-121.29 J. MATEOS - J. BARRETO, El Evangelio, 148. Cita Ct 1, 2; 7, 10; 8, 2. 30 J. MATEOS - J. BARRETO, El Evangelio, 213. 31 J. MATEOS - J. BARRETO, El Evangelio, 540. 32 Cf. Ct 4, 12.15.16; 5, 1; 6, 2.11; 7, 12s; 8, 5. El huerto del esposo es la esposa, pero tambin el amor de ambos se manifiesta en un jardn o huerto. Por otra parte, los das del Mesas se compa-raban a una fiesta de bodas. (Cf. STRACK - BILLERBECK I, 517); J. MATEOS -J. BARRE-TO, El Evangelio, 837-838. 33 J. MATEOS - J. BARRETO, El Evangelio, 845. Ver el comentario a esta seccin: 853-859. 34 S. CASTRO, Evangelio de Juan. Comprensinexegtico - existencial, Madrid 2001. 35 S. CASTRO, Evangelio, 48, nota 57, y 54-59. INTRODUCCIN19tista y en el episodio de la mujer samaritana36. Nuevamente lo aborda al tratar el episodio en el que Jess se declara como el Buen pastor de las ovejas, y en la uncinenBetania,querelacionaconlasepulturadeJess37.Finalmente,des-pusdeunabrevealusinalacomunidadcomoesposadelVerbo,enelco-mentario a Jn 17, 20-23, desarrolla el tema en los relatos de la Pasin, Muerte y ResurreccindeJess,enlosqueelautorcreeidentificardiferentesalusiones al Cantar, en relacin con el episodio de la lanzada y, sobre todo, con la sepul-tura de Jess en el huerto, y en la aparicin a Mara Magdalena38. 3. - Distribucin y mtodo Elpresentetrabajosesitaenlalneasealadaporlosltimosautores reseados.Esdecir,pretendemosmostrarqueelautordelCuartoEvangelio, buenconocedordelaEscritura,tuvopresenteelCantardelosCantaresenla elaboracin de las lneas maestras de su obra, y de qu manera y en qu sentido lo utiliz. En nuestro estudio, aunque tendremos en cuenta las aportaciones del mtodohistrico-crtico,nosapoyaremosfundamentalmenteenelcarcter simblico del evangelio de Juan y en las contribuciones del ders bblico, pues estamos convencidos que la teologa del Cuarto Evangelio est determinada por el simbolismo, que l no inventa, sino que hunde sus races en el AT; apoyn-dose, respecto al misterio nupcial en los profetas y en el Cantar de los Cantares. Ser conveniente acercarnos primeramente a la problemtica del Cantar, dado que este poema presenta numerosas dificultades, sobre todo de interpreta-cin,queserprecisoabordar.Almismotiempopodremoscomprobarenlo posible, el uso que se haca de este libro en el siglo I de nuestra era, demodo que nos pueda proporcionar algo de luz sobre esta obra maravillosa que nos ha legadolaRevelacin,dadoqueelautordelCuartoEvangelio,supuestamente, lo ha considerado de un modo concreto y lo ha incorporado como substrato a su evangelio. Por eso tendremos en cuenta los aspectos literarios y filolgicos de los textos, pero sobre todo los elementos que se refieren a la teologa, acercn-donos a los mismos bajo un ngulo no directamente exegtico, sino teolgico. De acuerdo con esto el estudio se dividir en tres partes: PrimeramenteharemosunabrevepresentacindelCantardelosCanta-resteniendoencuentalaproblemticageneralquepresentaeselibro y,deun modoespeciallainterpretacindesucontenido.Respectoalsignificadoein-terpretacin de este poema, estudiaremos, en primer lugar, el tema de su cano-nicidadyelsignificadoqueestopuedatenerdecaraasuinterpretacin.En segundo lugar, expondremos, con mayor detencin, los pros y los contras de las interpretaciones que merecen mayor atencin para la crtica actual. Finalmente, analizaremosalgunasdelaspercopasmssignificativasdelCantar,quenos

36 S. CASTRO, Evangelio, 72-7, 98-100 y 110-113. 37 S. CASTRO, Evangelio, 231-237 y 274-276. 38 S. CASTRO, Evangelio, 397, 407, 461, 464s.y 467-483. INTRODUCCIN20puedan aportar algo de claridad sobre el espinoso tema de la interpretacin que hayquedaraestepoema,yprocurandoidentificarel SitzimLebenenelque vio la luz esta composicin, as como el significado que se le poda atribuir en el momento de la redaccin de los escritos del NT. Enlasegundaparte,dadalaimportanciadelCantarenrelacinconel motivo esponsal, nos detendremos en el uso que de este motivo tiene el Cuarto Evangelista; por eso, despus de considerar algunascuestiones de carcter ge-neralenrelacinconelCuartoEvangelio y,deun modoespeciallosmotivos esponsalesqueencontramosenelmismo;nosacercaremosalostextosanali-zandounaporuna,todaslaspercopasenlasquecreemosencontraraquellos motivos,tratandodeconcretarlaintencindelautoralusarestaobraensu evangelio,ascomoellugarqueocupalasimbologaesponsalenelconjunto delmismo.Fijaremoseltextodecadapercopa,examinandoloselementos literariosquelasconforman,ascomosuposiblerelacinconlosevangelios sinpticos cuando existan ciertos paralelismos, y despus de sealar brevemen-te las diversas interpretaciones que se han dado a dicho texto, procederemos, a la interpretacin delmismo, situndolo primero ensu contexto, tanto prximo comolejano,prestandoseguidamenteatencinaalgunasdesusparticularida-des, cuando stas sean significativas, as como a las referencias veterotestamen-tarias que pudieran estar detrs de cada uno de los pasajes, poniendo de relieve lasdimensionesesponsalesqueafloranenelmismoyelposibleusoqueel autordelevangeliohayahechodelCantardelosCantares,paraproceder,fi-nalmente,alcomentariodelpasaje.Estasegundaparte,dadasuimportancia, recibe una mayor atencin y, en consecuencia, es la ms extensa. En la parte final del trabajo, presentaremos las aportaciones y conclusio-nes delmismo, resaltandola contribucin del Evangelio de san Juan a la con-cepcindelaIglesiacomonuevaesposadeCristo,ensustitucindelantiguo Israel. EltextogriegoesttomadodelaSEPTUAGINTAparaelATydela edicin crtica de E. NESTLE - K. ALAND, The Greek New Testament, Stutt-gart1968,paraelNT.Latraduccincastellanasigue,normalmente,ladela BibliadeJerusaln,salvoencasosdeterminadosqueseindicanenellugar correspondiente. P R I M E R AP A R T E EL CANTAR DE LOS CANTARES PRESENTACIN LoscielospregonanlagloriadeDiosyelfirmamentoproclamala obradesusmanos(Sal19,2).ElsalmistadeclaraaququetodalaCreacin anuncia la gloria de Dios. Cada elemento de la Creacin, desde el poderoso sol, hastalaminsculahormiga,desdeelpjarodecantomelodioso,hastalarana que croa; cada uno canta su alabanza particular a Dios. La tierra proclama que pertenece totalmente a Dios. El pjaro del desierto bendice a aquel que aprende de l a confiar en Dios para su subsistencia. El caballo que se deja conducir por su amo, ensea a mirar a Dios1. Es decir, el canto de alabanza a Dios aparece cuando cada elemento de la Creacin cumple la tarea que le ha sido encomen-dada. Pero a toda esta meloda le falta una voz, la voz del hombre. Es necesario que todos estos elementos sean reconocidos y proclamados por l. Cuando,arrancadodelarelativaseguridaddelaesclavituddeEgipto, fue llevado por Dios al cerco del mar y del Faran, ante una situacin imposi-ble,paraquetomaraconcienciadequelasalvacinslopuedevenirdeEl; cuando se abri el mar, y pas a la otra orilla y contempl los cadveres de sus enemigos, Israel enton el primer cantar, al entender que sus sufrimientos ten-an un final y que la noche que haban atravesado, tena un alba, pues todo esta-baenfuncindeunarevelacinmselevada.Aquaparecelaverdaderay profunda significacin del concepto de canto segn la Tor. Se da una profun-da armona en la Creacin. Cada elemento de la obra de Dios juega su papel en elplandivino.Slounacosaimpidesumanifestacin:lafaltadepercepcin del hombre. Cuando el hombre no llega a captar la verdad, las interacciones, la armona, entonces el canto de la Creacin no es comprendido, permanece mu-do, pues es el hombre el que le presta la voz. Cuando las aguas del mar fueron separadas,Israelvio,comprendielmotivodesupropiosufrimiento,vioque todosloselementosdeluniverso,tantofsicoscomoespirituales,formaban parte del mecanismo celeste. Gracias a que ellos haban sobrevivido, pudieron creer,yporquecreyeron,pudieroncantar.Cuandoelhombrecomprendeel mensaje de su ser ms profundo: canta! Cuando entiende y siente la llamada a suverdaderoyo,unnuevomundoselerevelaycantalasalabanzasdelDios eterno2. Por eso Israel cant por primera vez cuando Yahveh se cubri de gloria allibrarlodeEgipto(Ex15,l-l8).ElsegundocnticoloentonIsraelcuando salieron del valle de Zred despus de atravesar el desierto, y Yahveh les dio el agua (Num 21, 17-20). Moiss enton el tercer cantar, el cntico del testimonio

1CaptulodelCanto,citadoporZLOTOWITZ,MEIR-SHERMAN,NOSSON, ChirHachi-rim. Le Cantique des Cantiques, Paris 1989, XXXIV. 2 ZLOTOWITZ, MEIR... Chir Hachirim, XLI PRESENTACIN24de las obras de Yahveh contra las infidelidades de Israel (Dt 32, 1-4). El cuarto canto fue proclamado por Josu, hijo de Nun, cuando combatiendo en Gaban, elsolylalunasesepararonycesarondecantarsualabanza;entoncesJosu abri su boca y cant (Jos l0, l2). El quinto canto fue cantado por Barak y D-bora, cuando Yahveh entreg a Ssara y a su ejrcito en manos de los hijos de Israel(Jc 5, 1-31a). El sexto lo cant David, rey de Israel, por todos losmila-grosqueDioshizoensufavor(2S22,2-51).ElsptimoeselCantardelos Cantares3, el ms santo entre todos los santos, el ms grande de todos los can-tosentonadosparaelSanto,benditosea,porsupueblo,lacomunidaddeIs-rael4. Rab Akiba ha dicho: El universo entero, no ha sido digno del da en el que el Cantar de los Cantares fue dadoa Israel. Todas las Escrituras, son san-tas, pero el Cantar de los Cantares es el santo de los santos5. Esta cita expresa una percepcin muy alta del Cantar en el judasmo. Sinembargo,estajoyadelaBiblia,elcantarporexcelencia,elcntico sublime6,quecomoningnotrohaejercitadounmayorefectodeseduccin para el alma cristiana7, sigue siendo hoy da el mayor enigma de toda la Biblia, y, como tendremos ocasin de comprobar, ha desafiado todos los esfuerzos de losintrpretes,detalmodoqueloscomentaristasnoseponendeacuerdoen

3 De los 10 cantos hablan tanto la Melkita de R. Ismael, como la de R. Simon ben Yochai, edi-cin H. S. HOROWITZ - J. A. RABIN Melkita de R. Ismael, Jerusaln l960, (traduccin espao-la en TERESA MARTINEZ SAIZ, Melkita de Rab Ismael, Estella l995), y I. N. EPSTEIN - E. Z. MELAMED, Melkita de R. Simon ben Yochai, Jerusaln l955, as como el Targum del Cantar y el Midrash Zuta del Cantar (Midrash Zuta al Shir Hashirim, Ruth, Eikan weQohelet, Tel Aviv l978. Sin embargo, como ha podido demostrar F. MANNS, Une tradition juve dans les comen-tairesduCantiquedesCantiquesdOrigne,enLIsraeldeDieu.Essaissurlechristianisme primitif,Jerusaln1996,149-159,alncleoprimitivodelos7cantosselehanaadidootros hastacompletarlalistade10pormotivospolmicoscontralaexgesiscristiana,pues,enla literaturarabnica,cuandounaantiguatradicinjudaeraretomadaenlosevangeliosoenlas cartasdeS.Pablo,losrabinoslaabandonabanprovisionalmenteolacontradecan:cf.E.E. URBACH,Dersothazal,Tarbiz25(1957)274.R.LOEWE,ApologeticMotivesinthe TargumtothesongofSongsenBiblicalMotifs,Cambridgel966,l59-l96.M.SIMONVerus Israel:Etudessurlesrelations entreChrtiens et Juifsdans lempireromaine, Parisl948,222. As,enelcasoquenosocupa, comoreaccinalalectura cristolgicadelCantarpropuestapor Orgenes, la Sinagoga reaccion alargando el septenario de la Melkita, para constituir 10 cantos; porestaraznelTargumylaMidrashZuta,aadirnelcantodeAdnyeldeAbraham,para demostrar que Adn no tena necesidad de la redencin, puesto que su pecado fue perdonado, y queAbrahamfuejustificadoporlafe,mientrasqueeldcimocantooponelasexperiencias pasadas en las que a una liberacin sigui una nueva esclavitud, a la necesidad de una salvacin definitiva que llegar en el futuro. En definitiva, que la salvacin en Cristo, proclamada por los cristianos no es real.4 R. CHELOMO BEN YITSHAK, s. XI, principal comentarista de la Biblia y el Talmud. Vivi en Francia del l040 al ll05. Citado por ZLOTOWITZ, M. - SCHERMAN, N., Chir Hachirim, 68. 5Michna,Yadayim,3,5;R.CHELOMOBENYITSHAK;citadoporZLOTOWITZ,M.- SCHERMAN, N., Chir Hachirim, 68. 6 E. OSTY, La Bible, Paris l973, 1359. 7 A. ROBERT - R. TOURNAY - A. FEUILLET, Le Cantique des Cantiques, 333. PRESENTACIN25casi ninguno de los problemas que presenta este pequeo poema8: no hay con-senso sobre el origen del poema y las posibles influencias que ha podido sufrir el Cantar de las culturas ms o menos cercanas al Israel bblico; tampoco sobre el autor, que nos es desconocido, ni sobre la fecha de su composicin, que osci-laentreloss.IXyIa.C;menostodavasobresuestructuraycomposicin, dividindose las opiniones entre quienes lo consideran como un conglomerado depoemasdispersos,reunidosporunamanoposteriorbajolabasedeltema comn que desarrollan, como es el amor humano, y los que opinan, por el con-trario,quesetratadeunaobraunitariacompuestaporunpoetagenialconun objetivo preciso. Sin embargo dentro de cada uno de estos grupos hay infinidad de criterios diversos. Toda esta disparidad de opiniones afecta, naturalmente, al problema ms importante,yalmismotiempomsdebatidoquepresentaelCantar:cules significado y la interpretacin que hay que dar al mismo. Tradicionalmente, la crtica, tanto juda como cristiana, ha visto en el Cantar la descripcin del amor de Yahveh por Israel y su unin recproca; esta lectura, salvo pequeas excep-ciones, se ha mantenido sin interrupcin hasta la aparicin de la exgesis crtica quecomenzaleerelpoemaensusentidoliteralcomorepresentacindel amor humano. Hoy en da predomina esta ltima lectura, aunque no faltan par-tidarios de la primera. Dada la importancia que tiene esta cuestin para nuestro estudio,nosvamosadeteneresestaproblemtica,exponiendolosprosylos contrasquepresentancadaunadeellas,definiendonuestrapropiapostura. Pero antes debemos detenernos en otra cuestin que afecta directamente a nues-tro asunto.

8SepuedeanalizarlaproblemticaquepresentaelCantarencualquieradeloscomentariosal mismo que presentamos en la Bibliografa; conviene destacar por su amplitud el de G. RAVASI, Il Cantico dei Cantici, Bologna 1992, 37-134. CAPTULO I EL CANTAR DE LOS CANTARES EN EL CANON La cuestin de la canonicidad del Cantar est en relacin, directa o indi-rectamente, con la problemtica de su interpretacin, y ha abierto toda una serie de especulaciones entre los diversos autores que pretenden determinar el alcan-cedeestehechoparaelcarcterfinalquehayqueatribuirallibro.Evidente-mente,muchasdelasopinionesestndeterminadasporlastomasdepostura previas sobre el sentido del texto. HayquiendefiendequelaadmisinenelCanonestligadaalsentido alegricode laobra.Nofaltanlosque hanalegadorazonesfantasiosasalres-pecto: Budde1 pensaba en un error de los sabios de Jamnia; Bentzen2, crea que lainclusinenelCanonsedebaalaurgenciaporsalvaguardarelCantar,a causa del uso que se haca del mismo en la celebracin de los matrimonios y en laliturgiapascual;NeuschotzdeJassyllegaaloparadjicoalafirmarquese introdujo para sacralizar un canto que se saba profano3; Aparicio, siguiendo a Garbini4, opina que el texto tuvo que ser interpretado en sentido alegrico para encontrar cabida en el canon hebreo. Varios estudios han abordado la historia de la canonicidad con el objeto de determinar el nexo con la hermenutica adoptada por cada uno. As, Leiman piensaqueelCanonyaestabadefinidoenlapocamacabea5;paraMoore,el snododeJamniaslotuvounafuncinpastoralanticristianaparadelimitary rechazar los textos cristianos.6 Otros estn convencidos de que la admisin del Cantar en el Canon no est necesariamente ligada a su interpretacin alegrica.

1 K. BUDDE, Das Hohelied erklrt, Freiburg im Br. 1898. Es uno de los defensores de la teora etnolgicadelCantar,atribuyndoloalcontextofolklricopopularenlacelebracindelasbo-das. 2A.BENTZEN,RemarksonthecanonizationoftheSongofsongs,StOr(Fs.J.Pedersen), Hauniae 1953, 41-47. 3Cf.O.NEUSCHOTZDEJAZZY,LeCantiquedesCantiquesetlemythedOsiris-Hetep, Paris 1914. 4 A. APARICIO RODRIGUEZ, La mujer del Cantar y Mara, EphMar 46 (1996) 169-194, en especial 171-179. Cf. G. GARBINI, Cantico dei Cantici, Brescia 1992. 5 S. Z. LEIMAN, The canonization of Hebrew Scripture, Transactions of the Conneticut Acad-emy of Arts and Sciences, 47 (1976) 135. 6G.F.MOORE,ThedefinitionofJewishCanonandtherepudiationofChristianScriptures, C. A. BRIGGS, ed., Testimonial essays in modern theology, New York 1911, 101.125. EL CANTAR EN EL CANON28Esta es la opinin de Dubarle7, para quien la doctrina de la inspiracin bblica no excluye que un libro sagrado celebre un objeto profano, sino que es obra de Dios, y por otro lado, los textos relativos a la controversia de Jamnia8 no dicen expresamente que el sentido reconocido al poema haya sido un sentido religio-so, ya que tambin otros textos bblicos, como Proverbios 5, hablan de realida-desprofanas.Sobreestepuntoslopodemoshacerconjeturas,puesadmite francamenteelautorsisupiramosindudablementequelatransposicinale-gricadelsentidoliteralyobviohasidodesdeelprincipiolacondicindela canonicidad,tendramosunargumentodegranpesosobreelsentidorealdel libro. ElhechoesqueelCantarfueintroducidoenelCanon,nosingrandes discusiones.EnelPirqAbthdelR.Nathanseleeque,alprincipioseafir-mabaqueProverbios,elCantaryQoheletnoerancannicos;despussedijo que eran slo escritos sapienciales y que no pertenecan a las Escrituras. Fueron ensalzados y abatidos hasta que vinieron los hombres de la Gran Sinagoga y los interpretaron, lo que nos denota la dificultad que tuvieron para entrar. Incluso despus del voto favorable de Jamnia, hubo detractores, como R. Jos. Lo im-portanteessabersobrequbasesteolgicasseplante lacuestin, por qu se suscit y con qu criterios fue abordada. Los crticos insisten en el papel determinante de R. Aquiba para la admi-sin del Cantar en el Canon, proponiendo una interpretacin crudamente aleg-rica. Sin embargo hay que constatar que el Cantar gozaba ya de un lugar privi-legiado en la tradicin rabnica, mucho antes de R. Aquiba. No se puede soste-ner que la interpretacin alegrica fuera invencin de este maestro; su interven-cin simplemente propona una tradicin ya establecida9. Entonces, por qu la insercindelCantarfueunasuntotandelicadoenelsnodo?Ladiscusinno afect a un solo libro, sino que recay sobre los libros salomnicos, (Prover-bios, Cantar y Qohelet), a los que hay que aadir, Ezequiel y Ester10. La razn hay que buscarla en lo que deca el R. Wogue: Se puede recibir la obra como santa y rechazarla como inoportuna11. El motivo de la reunin del ao 90, fue salvar el judasmo y fijarlo sobre bases seguras. Jamnia fue un snodo pastoral. EstefuesuSitzimLeben,habaqueactuarconurgenciaparaevitarladis-persindeIsrael.PerolaproblemticaabordadaenJamniavenadelejos, habra que remontarse al tiempo de Ezequas para la eleccin de los libros ca-

7 A.-M. DUBARLE, Lamour humain dans le Cantique des Cantiques, RB 64 (1954) 67-86, en especial 69-72, en el mismo sentido: D. LYS, Le plus beau chant, 26; J. WINANDY, Le Canti-que des Cantiques, 56-59. 8SepuedenverenSTRACK-BILLERBECK,KommentarzumNeuenTestamentausTalmud undMidrash,IV,432-433;G.STEMBERGER,JalineundderKanon,ZumProblemdes biblischen Kanons, Neukirken 1988, 163-174. 9 Los primeros escritos judos que avalan la interpretacin alegrica del Cantar se encuentran en el Midrash al Gnesis encontrado en Qumram, en el IV Esd 5, 24-26, y en las Odas de Salomn XI, versin griega. 10 Cf. Yad 3, 5; Shab 13b. 30b; Meg 7a; Sanh 100a. 11 RABBIN WOGUE, Histoire de la Bible, 1881, 55; citado por P. VULLIAUD, Le Cantique des Cantiques dpres la tradition juive, Paris 1925, 144. EL CANTAR EN EL CANON29pacesdemancharlasmanos.Sabemosqueyaexistaentiemposdeesterey unacoleccindesalmosdeDavidydeAsaf(2Cro29,30),yporellibrode ProverbiosconocemosqueelmismoEzequashizocoleccionarlassentencias de Salomn (Pr 25, 1). Por su parte, el Talmud12 nos revela que Ezequas edit lasprofecasdeIsaas,losProverbios,elCantaryQohelet.Sealoqueseade esta afirmacin tarda, es importante constatar el papel atribuido a Ezequas, del cualsabemosadems,porEusebio,quesuprimiloslibrosdeSalomnque trataban de historia natural porque la gente simple, abusaba de ellos. LasetapasdelaformacindelCanonhansidoestudiadas,entreotros, porA.L.Wesphal13.Hayqueconstatarquesonlosmismoslibroslosque siempreestnenlitigio,comovimosporeltestimoniodeR.Nathan.Hubo, pues, una tensin, durante un tiempo, que pudo ser largo, entre la interpretacin tradicionaldeestasobrasyciertasreticenciasaincluirlasenelCanon.Qu reticencias?Provenandegentespas,preocupadasporelusoprofanoquelos impos hacan de estas obras en litigio. As en TosSan. 12, 10, se dice: Quien haga canciones de algn pasaje del Cantar en las casas del vino, no tendr parte en el mundo venidero, y posteriormente a Jamnia, R. Jos an insista: Qohe-letnomanchalasmanos,yencuantoalCantardelosCantares,hayreticen-cias14.Deestostextossesacaunaconclusinnegativa:eslaprueba,sedice, de que estos libros eran en su origen, profanos. Pero tal afirmacin resulta pre-cipitada. Lo que prueban estos pasajes es que algunos libros eran objeto de un uso profano en ciertos estratos de la poblacin, por lo que algunos rabinos esta-ban dispuestos a declararlos, no profanos, sino secretos, prohibidos a la lectura por parte de cualquiera. Lo que se pretenda era proteger la santidad de un es-critosagrado,reconocidadesdeelprincipio,contrasuposibleprofanacin, debidoaque,poreltenordelaobra,sepodaprestaramalinterpretaciones15. Excepto Ester16, todos los libros en litigio son precisamente aquellos cuya san-tidadoprofundidad,eraconsideradademasiadograndecomoparadejarlosen manosdecualquiera.Setratabadeunalimentodemasiadofuerte,quepoda hacer ms mal que bien a quien no tuviera cierta formacin. Por tanto no es de extraar que R. Aquiba llegue a afirmar que el mundo entero no merece el da enqueelCantarhasidodadoaIsrael,porquetodoslosketubimsonsantos, pero el Cantar es el santo de los santos17. Las reticencias respecto al Cantar se

12 Cf. TgB 14b, 15a. 13A.L.WESPHAL,DictionaireencyclopediquedelaBibleI,157.Esteautorconsideralas siguientesetapasenlaelaboracindelCanon:LaTorahen621,conlaaceptacinpblicadel Deuteronomiocomoleyreligiosa(2R22,3ss.).Elsegundomomento,durantelamisinde Esdras (Esd 7, 6.14). 14 Cf. Eduyoth, 5, 3. 15 Cf. J. TREBOLIE BARRERA, La biblia juda y la Biblia cristiana. Introduccin a la historia de la Biblia, Madrid 1993, 178. 16 El libro de Ester presenta una situacin particular. Las reticencias provenan de que poda ser convertidoenunaespeciedepanfletonacionalista,loque,dadalasituacindedispersinde Israel, poda resultar polticamente peligroso. Cf. A. LACOCQUE, Linsertion du Cantique des Cantiques dans le Canon, RHPhR 42 (1962) 38-44. 41; D. LYS, Le plus beau chant, 25. 17 Cf. Yad, 3, 5. EL CANTAR EN EL CANON30explicanasperfectamente.Sevencenfijandounasnormasquenoserlcito traspasar,sin destruir la obramisma. Adems de la prohibicin de cantarlo en las tabernas, se prohibe leerlo antes de los 30 aos, al igual que el libro de Eze-quiel18. Ahorabien,elhechodequeunlibroseadeclaradocannicorepercute sobre la comprensin del mismo, ya que un texto bblico no es evaluable en s mismo, debeestaracompaado de la tradicin que indica en qusentido debe serledoeinterpretado.Latradicininterpretativadellibro,asuvez,permite su insercin en el Canon; despus de su canonicidad, cada texto queda ensam-blado en una macroestructura: la Escritura, que le da un sentido ulterior al de la obraautnomaensuinicio19,demodoquecadatextodelaBibliadebeser interpretadoalaluzdeltestimoniodetodalaBiblia,dentrodelaorientacin general que la sostiene. Defiende esta misma opinin J. A. Sanders 20, precisan-do que el Canon no es slo la declaracin final, sino tambin el proceso vivo de su formacin en el mbito de la lectura de la comunidad creyente. La crtica de este proceso estudia cmo las tradiciones antiguas han nacido, se han encarna-do,enriquecido,transformado,antesdeconstituirunaunidadfinal:eltexto recibido, estable, pero vivo, abierto a una futura actualizacin en la comunidad fiel.Estemtodoreaccionaantelaexgesiscrtica,alaqueinteresasloel textoens,ensuestadiooriginarioyensusentidoautnomoycerrado.Con elloolvidamosallectoryasuinterpretacin,cuandolaobrahayquetomarla talcomohasidocomprendidaatravsdelahistoria21.Estecaminotienesu riesgo, el de privilegiar el sentido dado por la tradicin y el proceso cannico, desconsiderandoelvalorsemnticoprimitivo,cayendoenelextremoopuesto almtodohistrico-crtico,intentandobuscareneltexto,elsentidoysloel sentido dado por la tradicin. Es quiz el error de los postuladores del sentido alegrico.Poresoesnecesarioponerenarmonaescrituraylectura,textoy tradicin.

18 Cf., Hag 13 a; Men 45 a; Shab 13 b. 19 Cf. B. S. CHILDS, que ha propuesto de modo sistemtico en una serie de trabajos este tipo de exgesis,quepodramosdenominarcannica:Interpretationinfaith,Interp8(1964)432-449;Biblicaltheologyincrisis,Philadelphia1970;Thecanonicalshapeoftheprofeticlitera-ture, Interp 32 (1978) 46-55; Introduction to the Old Testament as Scripture, Philadelphia 1979; The New Testament as Canon. An introduction, Philadelphia 1985; Old Testament theology in a canonicalContext,Philadelphia1986;DieBedeutungdesjdischenKanonsinderalttesta-mentlichen Theologie, Mitte der Scrift? Ein jdisch-christliches Gerprch, Bern 1987, 269-281. 20J.A.SANDERS,TorahandCanon,Philadelphia1972;CanonandCommunity.AGuideto canonical criticim, Philadelphia 1984; From sacred Story to sacred Text: Canon and Paradigm, Philadelphia 1987. 21 Cf. los estudios sobre la importancia de las lecturas que ha tenido una determinada obra, para la comprensin de la misma de H.-G. GADAMER, Vrit et Mthode, Paris 1976; H.-R. JAUSS, Pour une esthtique de la rception, Paris 1978; P. RICOEUR, Temps et rcit, I, Paris 1983; H. MESCHONNIC, Pour la potique, II, Paris 1973. Cf. adems, respecto a la aplicacin del mto-do al Cantar la obra de A.-M. PELLETIER, Lectures de Cantique des Cantiques. De lnime du sensauxfiguresdulecteur,Roma1989;idem,Exgseethistoire.Tirerlenouveaude lancien,NRTh110(1988)641-665;J.-P.SONNET,Figures(anciennesetnouvelles)dulec-teur. Du Cantique des Cantiques au livre entier, NRTh 113 (1991) 75-86. EL CANTAR EN EL CANON31Hace falta evitar tambin los excesos de la exgesis crtica. La exgesis crtica, llega a toda la profundidad del libro y de su revelacin? No se queda enlasuperficie?Noestempleandocategorasnuestras,ajenasaotrostiem-posymentalidades?22Lacrticadeberespetartambinlatradicinqueacom-paa al texto; la tradicinque es el dilogo constante entreel hoy del hombre decadapocayelhoyeternodelaPalabradeDios;esactualizacindeun instante de la historia que, con toda su originalidad irrepetible, est en tensin, pero sin ruptura, con todos los otros instantes de la historia. Israel experiment una vez el xodo de Egipto, pero lo vive en cada ge-neracin en la que es salvado del mismo modo, por el mismo Salvador. Todos losinstantesposterioresnosremitenaeseinstanteprimordial.Lafuncindel crtico es la de comparar el instante con su actualizacin tradicional y con el hoy;sloasobtendremosunacomprensinntimadeltexto,yunacrtica competentedelatradicinquehadeexplicitaryactualizareltexto.Latradi-cin puede desviarse, pero no por eso ha de ser rechazada, pues siempre en su origenhayunaverdad.Lacrticadebesondearelacuerdoentreelpuntode partidadeltextoyelpuntodellegadadelatradicin23.Aspues,habrque armonizar escritura y lectura, texto y tradicin. En concreto habr que examinar primeroelpuntodepartidadeltexto,encontrar,siesposible,elSitzimLe-ben de este escrito, por qu se escribe y qu pretende. En segundo lugar habr que ver el punto de llegada, es decir, el hoy, cuando leemos el texto, qu sig-nifica hoy para nosotros? Su mensaje, es todava actual? La tradicin que nos lohatrasmitidohastaestemomento,eshomognea?Yentercerlugar,es precisocomprobarsihayacuerdodebaseentrelosdosextremosy,encaso contrario,examinarsilainterpretacintradicionalesviable.Enelcasodel Cantar de los Cantares, dado que parece haber un corte entre el sentido que le ha dado la tradicin y el que parece imponernos la exgesis crtica hoy se plan-tea la siguiente pregunta: hay una posible conexin? Algunos creen descubrir-la dentro del marco del lenguaje simblico. A diferencia del signo, que es puramente convencional, como, por ejem-plo, el semforo rojo para indicar prohibicin de paso, la relacin entre el sm-bolo y lo significado es intrnseca a la naturaleza de las cosas. Aunque se sita anivelesdiferentes,tieneunaestructuraanloga,participadelarealidadde aquelloquerepresenta:aselamorhumanoesanlogoalamordeDios.El smboloesaqumanifestacindeloinefable24.ElamordeDiosparaconsu pueblo es de suyo inexpresable, pero se hace accesible a travs del smbolo del amorhumano.Loinvisiblesealcanzaatravsdelovisible,manifestacinde otroamor.Tenemosdosvasparaaproximarnosalarealidad:elsmboloyel lenguaje25.Conlaspalabrasyellenguajeanalticonosealcanzamsquela

22 Cf. P. VULLIAUD, Le Cantique des Cantiques daprs la tradition juive, Paris 1925, 19752, 40-41. 23 Cf. A. LACOQUE, Linsertion du Cantique des Cantiques dans le Canon, 42-44. 24 G. DURAND, Limagination symbolique, Paris 1964, 75. 25 CL. HELOU, Symbole et langage dans les crits johanniques. Lumire - Tnbres, Paris 1980. Tesis dirigida por P. Ricoeur. EL CANTAR EN EL CANON32superficiedelascosas;sloellenguajesimblicoponealdescubiertolahon-duradelavida.Interpretaresbuscarloquehaydetrsdeltexto,laintencin ms profunda. La realidad terrestre conserva su valor real, en cuanto que es el caminoqueconducealarealidadespiritualdelmisterioque,sinellanosera visibleniaccesible;peroquedarnosenaquellarealidadseraempobrecerex-tremadamente nuestra percepcin de la verdad que se nos quiere transmitir26. As pues, el hecho de que el Cantar de los Cantares fuera aceptado en el Canon, tanto por judos como por cristianos, (parece que entre estos ltimos no tuvoespecialesdificultadesparaadmitirlo27,probablementeporsuinterpreta-cin en sentido alegrico), tiene su particular importancia a la hora de interpre-tar el significado del texto, segn lo que hemos dicho anteriormente. No pode-mosignorar estarelacin quesedaentre el texto y la comunidadque lo leee interpreta,porqueformapartedelarealidadquellamamosBiblia,sobretodo si, como intentaremos demostrar, ha sido ledo y entendido de una determinada manera por otros autores bblicos, como es el caso del autor del IV Evangelio. Habr que leer el texto, no slo segn el sentido obvio y primero de las palabras, sino tambin en el sentido que le ha dado la tradicin, por ms que la exgesiscrticaactual,seempeeenseccionaryanalizareltextoens.Con-viene recordar lo que dice la doctrina del Vaticano II al respecto, la Escritura debeserledaeinterpretadaconelmismoEsprituconelqueha sidoescrita; para descubrir el sentido de los textos sagrados es necesario individuar, adems del sentido propio del texto, con igual atencin el contenido y la unidad de toda laEscritura,teniendoencuentalatradicinvivadetodalaiglesiayla analogadelafe28.Ahorapodemosadentrarnosenlaproblemticadelas interpretaciones que ha tenido el Cantar de los Cantares.

26 Cf. I. DE LA POTTERIE, Mara en el misterio de la alianza, Madrid 1993, 217-221. 27 La lista cannica ms antigua en la que aparece el Cantar de los Cantares, debe de datar del s. I.NoshasidoconservadaporelmanuscritoenelqueBryenniosdescubrilaDidaj:cf.J.-P. AUDET,AHebrew-AramaicListofBooksoftheOldTestamentinGreekTranscription, JThS 50 (1950) 135 ss. El Cantar ocupa el tercero y ltimo rango en el grupo de los sapienciales salomnicos. Citado por el propio Audet en Le sens du Cantique des Cantiques, RB 62 (1955) 197-221, en especial 202. 28 Dei Verbum, 12. CAPTULO II DOS MODELOS DE INTERPRETACIN DEL CANTAR DE LOS CANTARES Para llegar a comprender lo qu nos quiere decir este libro, no debemos olvidarquesetratadeunlibrobblicoyque,portanto,hayenlunarevela-cindeDiosalhombre;atravsdesuspalabrasresuenalaPalabraquenos muestraelserdeDiosparaconnosotrosyqueendefinitivaestambinuna palabra sobre Cristo. Primeramentehabrqueexaminar,unaporuna,todaslasrazonesque avalanlasdiferentesopiniones,viendosusprosysuscontras,paraescogerla queparezcamsacordeconelcarctergeneraldelaobra.Deberemos,igual-mente, rastrear el Sitz im Leben de este poema, cundo, por qu y para qu vio la luz, decantarnos sobre su estructura, analizar los elementos ms sobresalien-tes del texto y escoger, finalmente, una posible interpretacin del mismo, acor-de con el uso posterior que se le ha dado al libro. TodaslasinterpretacionesdelCantarsepuedenagruparendosgrandes modelos:losquelointerpretanensentidoliteral,talcomoaparece,esdecir, comocantosqueensalzanelamorhumano,abiertos,algunosdeellos,auna significacinulterior,ylosquesedecantanporunainterpretacinensentido espiritual,viendoenestoscantoslacelebracindelamordeDiosparaconsu pueblo1. Veamos cada uno de ellos. 1. 1) La interpretacin literal Salvadas las diferencias de detalle los defensores de la lectura literal opi-nan que las pginas del Cantar renen una coleccin de cantos profanos y sen-suales.Esteessusentidoobvio:lacelebracindelamorhumano,yesteesel sentidoquedebetenerencuentalaexgesis.Paradefendersupostura,recha-zando los argumentos contrarios, razonan del siguiente modo:2 si este libro no estuviera en el Canon de las Escrituras, todo el mundo lo leera y entendera tal como aparece; o si el sentido de esta obra fuera distinto del que aparece obvia-mente,comosucedeenelcasodeunaparbolaounaalegora,habrquede-

1 Sobre las diferentes interpretaciones del Cantar, cf. G. RAVASI, Il Cantico, 120-134. 2Sobreestepunto,cf.A.-M.DUBARLE,Lamour;J.-P.AUDET,LesensduCantiquedes Cantiques, 197-221; L. KRINETZKI, Die Macht der Liebe. Eine sthetisch-exegetische zu Hl 8, 6-7, MThZ 13 (1962) 256-279, condensado en SelTeol 5, 17 (1966) 89-92. DOS MODELOS DE INTERPRETACIN34mostrarlo.EneltextodelCantarnoencontramosningnindiciodequeesto sea as. Se deber recurrir, entonces, a datos externos al mismo texto. LaraznparaleerelCantarenunsentidodiferentealliteralsepodra encontrarenunadecisindeunaautoridaddoctrinal;peroestadecisinnose haproducidoennuestrocaso,pueslaamonestacin,quenocondena,frentea la interpretacin literalista de Teodoro de Mopsuestia, se refiere a sus doctrinas cristolgicas y no a su lectura del Cantar. Una interpretacin no literal de nuestro libro podra fundarse tambin en su carcter inspirado y en su aceptacin en el canon bblico. El sentido princi-palypermanentedebecoincidirconelsentidoconelquefueaceptadoentre loslibrossantos,ynohaypruebasdequesiemprehayasidoledoalegrica-menteentrelosjudos.Lostestimoniosmstardosqueposeemossonlasde-claraciones de los maestros de Israel y sobre todo de R. Aquiba en el snodo de Jamnia,ylosindiciosquehallamosenelIVlibrodeEsdras3.Hastaestemo-mento, finales del s. I de nuestra era, han pasado al menos tres o incluso cinco siglosdesdelacomposicindelCantar.Nadasabemosdelainterpretacinde la obra durante este lapso de tiempo. La interpretacin alegrica, exista desde elprincipio,oaparecicomorespuestaalmalusodelCantarentreelvulgo, como se lamenta el mismo R. Aquiba?4 No hay respuestas a estas preguntas y nada podemos decir al respecto. Podra igualmente darse el caso de que un editor posterior hubiera corre-gidoensentidoalegricolaprimeracomprensinnaturaldelCantar;peroen talcaso,porqunoloadvierte,comohicieronensumomentolosprofetas indicandoqueapuntabanenesadireccin?(cf.Is5,1-7).Nadaexcluye,por otraparte,queunlibrosagradocelebreunobjetoprofanocomoeselamor humano,menosansitenemosencuentaqueenIsraelnosedaladistincin entre sagrado y profano: todo es sagrado. El sentido natural del Cantar no era profano en el s. V a. C., como tampoco lo era el del libro de los Proverbios y de otroslibrossapiencialesquetratandelosmismostemas.Todaexperiencia humanaestbajolaluzdivina,conloqueadquieresuverdaderosignificado. Eso es precisamente lo que hicieron los sabios de Israel5. Una tercera va para probar el carcter alegrico de este libro es la com-paracinconotrostextosbblicos,comointentahacerelmtodocomparativo que,demodocientficoyrazonado,poneenrelacindiferentestextos,mos-trando la coincidencia de trminos, ideas y tendencias, pretendiendo probar que el Cantar ha sido concebido como una alegora, siendo ste, como en el caso de

3 Cf. IV ESDRAS, 5, 24-26; 7, 26, en GRY, Les dires prophtiques dEsdras, 62 ss., 146 s; idem, Odas de Sal., 1, 2; 3, 3-6, en J. LABOURT - P. BATIFFOL, Les Odes de Salomon, Paris 1911, 54ss.Estasobrassloofrecenvagasreferenciasverbalesentretextossinparentescodefinido. Apoyados tan slo en ello no podemos hablar de una interpretacin corriente del Cantar en este sentido y mucho menos de tradicin al respecto. Cf. J.-P. AUDET, Le sens, 200. 4Cf.O.KEEL,DasHohelied,Zrich1986;traduccinfrancesa,LeCantiquedesCantiques, Paris1997,45;elautorcolocalaredaccindelCantarenels.VIa.C,comorecopilacinde cantos anteriores (cf. pp. 12-15). 5 Cf. O. KEEL, Le Cantique, 48-52. DOS MODELOS DE INTERPRETACIN35lasalegoraspresentadasporlosprofetas,elautnticosentidodeestepoema. Setratadeunmtodoperfectamentelegtimo,usadoporotroslibrosbblicos, pero esmuy importante que se trate de paralelos autnticos y objetivos, no de frmulas iguales bajo las que se pueden descubrir sentidos muy diversos. No es suficiente aducir que ya los profetas haban utilizado el motivo del amor entre el hombre y la mujer en sentido alegrico, para ilustrar las relacio-nes amorosas entre Yahveh y su pueblo, y deducir de ello que el lector del Can-tar poda comprenderlo nicamente en el sentido de los profetas. Slo probando que estas frmulas e imgenes tienen en el Cantar el mismo sentido que en las alegoras matrimoniales de los profetas, se podra dar por sentado que ese sen-tidofuequeridoporsuautor.Sinembargolaformaenquelosprofetasyel Cantar utilizan las imgenes del amor es fundamentalmente distinta. Los profe-tas emplean expresiones que se encuentran dentro del mbito sexual, pero evi-tantrminoseimgenesdetonoexclusivamenteertico,quesloseaplicaa losamoresilcitosdeIsraelconlosdiosespaganos6;losprofetassoneneste puntomuyprecavidos,mientrasqueelCantarusaunlenguajebastantelibre sobre los objetos de esta esfera, lo que no crea ningn problema si slo hablara delamorhumano,peroenelmbitodelasrelacioneshumano-divinas,esto-talmente inaceptable. Los profetas hablan de Israel como esposa de Yahveh, pero nunca dicen queYahvehseaelesposodeIsrael.ElCantareselprimeroquedesarrollala relacin amorosa en los dos sentidos. La descripcin de la belleza del amado, si se aplicara a Yahveh, no sera una osada en la mentalidad religiosa de Israel? Estepueblotenaunconceptomuyelevadodelatranscendenciadivina,yes difciladmitirqueunautorinspiradositeaDiosenunarelacintanpeligro-samente cercana. Si el Cantar tiene un sentido alegrico, como algunos pasajes de los anti-guos profetas, se tratara de una alegora tcita, cuya clave no nos la da el autor. Este sentido slo sera vlido en el caso de que las palabras del Cantar, tomadas tal como suenan, tuvieran un sentido imposible. En el caso de Ct 8, 77, es evi-denteelsentidosimblico,peroestonosucedeenlamayorpartedelpoema, que se puede interpretar literalmente. Por lo dems, las imgenes utilizadas por losprofetashanpodidoayudaraprecisarmejorelamorhumano;ydeellose pudo servir el autor del Cantar y el resto de los escritores sapienciales. El mtodo de los paralelos, de por s, no obliga a pasar de un sentido na-turalaotrofigurado.Lasimgenesprofticashannacidodelaexperiencia personaldeunOseasounEzequiel,que laspusieronalserviciodeunareali-dad ms alta. Unavezrebatidoslosargumentoscontrarioslosdefensoresdelainter-pretacinliteralarguyenconlossuyospropios:antetodohayqueestudiarel

6 As ocurre, por ejemplo, en Ez 16, 25-26 7 Se trata ciertamente de un texto alegrico al hablar de las grandes aguas que no pueden apagar el amor, ni los ros anegarlo; y no es el nico caso, como tendremos ocasin de comprobar. En el mismo captulo 8, los versculos 5 y 6, no estn muy lejos del carcter alegrico. DOS MODELOS DE INTERPRETACIN36sentido literal del Cantar, y a la hora de recurrir a los paralelos bblicos hay que fijarse, no tanto en las alegoras matrimoniales de los profetas, cuanto en otros textos que hablen del amor del hombre y la mujer, para poder comprender me-jor el sentido del libro, ya que slo stos son autnticos y objetivos paralelos. Eltemadelamorhumanoesuntemasapiencial,noproftico.Libros como el de Tobas, o los captulos del Gnesis sobre Isaac, hablan y ensalzan el amor fiel y mongamo. El Cantar, atribuido a Salomn, es un libro sapiencial y comotalhayqueleerlo;puedeentendersemuybiencomouncomentarioa Gnesis1-2,queintentamostrarcmoseraelamorhumanosegnelplan divino, antes de la cada. Se podran encontrar otros posibles paralelos del Cantar en Gn 3, 16 (Ct 7, 11)8; Gn 34, 2; Dt 23, 25-27 (Ct l, 7)9, Eclo 26, 15 (Ct 8, 7)10, etc. Estos tex-toshablan,aligualqueelCantar,delamordelhombreydelamujerynos permiten comprender el sentido del libro. Por tanto, hay que entender el Cantar de los Cantares dentro de la literatura sapiencial, como lrica amorosa que enal-teceelamorhumano,raznmsquesuficienteparaquefueraincluidoenel Canon. No es de extraar su lenguaje, cuando otros textos como Eclo 26, 13-18 nos muestran que los crculos de la sabidura en Israel tomaban ante lo ertico unaactitudrectamentenatural.Justamentelosvaloresvitalesquerecogeel Cantarsonimportantesparatodoslostiempos,mostrandolaslneasdeuna moral matrimonial y sexual apoyada en la revelacin. Nos muestra, entre otras cosas, que la finalidad del matrimonio no es slo la procreacin, sino tambin y en lugar destacado, el amor que se profesan dos personas libres, fundado en la equiparacin de sexos y en la libre eleccin del cnyuge, tambin por parte de la mujer.

8Gn3,16,enelcontextodelasmaldicionesdivinasdespusdelacada,hablandoalamujer, Dios le anuncia su inclinacin hacia el hombre: Hacia tu marido ir tu apetencia y l te domina-r. Ct 7, 11 presenta un cuadro muy distinto en el que no hay rastro alguno de dominio, sino de total donacin y entrega mutua: la mujer se dona al amado (Yo soy para mi amado): el deseo se invierte, ya no es la mujer la que busca, sino el amado el que tiene la iniciativa (y hacia m tiende su deseo). 9 Esta posible relacin de los textos, se basa en una lectura discutida de Ct 1, 7, en el que la mujer seautodefinecomootjah,trminoquelosSetentatraducencomo:.tae.|. Lapalabra hebrea puede derivar de dos races: una es th, velar, que puede ser signo de luto o puede re-presentar a una prostituta. Ejemplos del primer caso los tenemos en la aparicin del espectro de Samuel a Sal (1 S 28, 14); del segundo, en el episodio de Tamar y Jud (Gn 38, 14-15). Tam-binesciertoquelanoviapermanecaveladahastaeldadelaboda(Gn24,65).Lasegunda raz, igual a la anterior, tiene un significado muy distinto, indica despojar, como en Jr 43, 12. En tal caso, la mujer del Cantar pedira a su amado que se hiciera presente, a fin de no ser violen-tada por extraos, estando como se encuentra vagando por el desierto en busca de su amado. Esta actituddelaamadaqueparteenbuscadelamadoarrostrandolosposiblespeligrosquepueda acarrear una mujer solitaria, la encontraremos en otros pasajes del Cantar (3, 1-4 y 5, 2-8), en los que alcanza notables cotas de lirismo entre el vaco, la ausencia, la lejana, el temor, juntamente con la bsqueda apasionada del amor. 10 Ambos textos resaltan la imposibilidad de tasar el amor. Para Ben Sir: Gracia de gracias la mujer pudorosa, no hay medida para pesar a la duea de s misma. Para el autor del Cantar: Si alguien diera todos los bienes de su casa por el amor, slo lograra desprecio. DOS MODELOS DE INTERPRETACIN37Sedebera,portanto,concluirqueelCantar,comoherederodelmedio enquelohavistonacer,harecibidounsentidoconrelacinaotrosescritos anteriores del acervo comn. Habra que juzgarlo dentro del cuadro de los pri-meros sapienciales. El Cantar ha sido confeccionado para ser cantado, no para serledo.Suusoprimitivorevelasusentidoprimero:servircomocantode amorenlacelebracinde lasbodas,comodeclaracindelafidelidadentreel novio y la novia. No celebra el amor humano en cuanto tal, sino que est ligado alacelebracindelosmatrimonios,ycomotalhatenidounalargahistoria folklrica, hasta ser recogido y ordenado por los sabios del pueblo. Sin embar-goresultadifcilentenderelCantarcomounritualdebodas,ounacoleccin decantos.Sepodrasuponerqueestossabiosmodificaronelsentidopopular original, orientndolo hacia el alegrico, pero esto no le quitara su razn de ser original. Si se examina esta obra desde el punto de vista crtico-literario, aparece comounacoleccindecantosdeamor,lamayoradeellosbastantecortos, acoplados uno tras otro durante el s. IV o III a. C. por un poeta que, probable-mente participaba de la corriente de los maestros de la sabidura. Los diferentes cantostratan,convariaciones,elmismotema:eltrasladodelanoviahastala casa del novio, la mutua admiracin y finalmente la unin de ambos esposos.Lasituacinvitaldeestoscantosestaraenlasfiestas,quesolandurar ocho das, y con las que los habitantes de la tierra de Israel celebraban las bo-das.Encualquiercaso,aunquelaprocedenciapuedasermuyvariada,estos cnticos son originalmente cantos de amor que slo tienen que ver con el amor entreelhombreylamujerantesyenelmatrimonio.Separadosdelainstitu-cindomstico-socialquelosvionacer,susentidoseoscurece,mientrasque vistos desde esta perspectiva, su misterio queda aclarado. Los autores moderados que defienden esta interpretacin11 no se oponen a que se le pueda dar otro sentido ms alto al Cantar. De hecho algunos de ellos sostienenqueelredactororecopiladorltimohaqueridoconferiraestaobra unafinalidadreligiosa,enlalneadelasabiduradeIsrael:exaltarelamor humano en el plano previsto por el Creador, exhortando a los jvenes del Jud post-exlicoaalejarsedeltratoconmeretrices,deladulterio,delosmatrimo-niosmixtosydelsincretismoy,almismotiempo,prepararaIsraelparasu futuro mesinico, mediante la descripcin de un ideal de matrimonio espiritua-lizado. Segn los autores citados, no se puede descartar una interpretacin tipo-lgica del Cantar, lo que respondera tambin a la mentalidad de los sabios de Israel. Por tanto, en el sentido literal intentado por el autor humano se encerra-ra otro sentido ms elevado, pretendido por el autor divino.

11 Entre ellos se encuentran los ya citados A.-M. DUBARLE, J.-P. AUDET, as como D. BUZY, La composition littraire du Cantique des Cantiques, RB 49 (1940) 167-194; Le Cantique des Cantiques,Ath8(1947)1-17;LeCantiquedesCantiques,LaSainteBibledePirot,Paris 1951; R. E. MURFHY, Interpreting the Song of Songs, BTB 9 (1979) 99-105; L. KRINETZKI, DashoheLied.KommentarzuGestaltundKerygmaeinesalttestamentlichenLiebeliedes, Dsseldorf 1964 y otros. DOS MODELOS DE INTERPRETACIN38Siguiendo esta misma lnea, pero en una postura ms cercana a la inter-pretacin espiritual, algn autor sostiene que si bien los poemas recogidos en el Cantarcantabanensuorigenlabellezadelamorhumano,fueronrecopilados porunredactorpost-exlicoquelesdiosuconfiguracinactual,almismo tiempoqueunanuevaconcepcinteolgica;estoscantosfueronreinterpreta-dosalaluzdelasprofecasconsoladorasdeOseas,Jeremas,Ezequielyel Trito-Isaas sobre el amor renovado de Yahveh por su pueblo, en momentos en queelpuebloestabainmersoensureconstruccincomoentidadnacional. Habra que admitir, por tanto, una doble perspectiva: juntamente con la exalta-cin del amor humano y a travs del redactor ltimo, Dios sugerira la realidad de su propio amor para con su pueblo12. 1. 2) Algunas observaciones sobre esta interpretacin En primer lugar, el hecho de que la tradicin coloque el poema entre los escritos sapienciales, no debe excluir a priori otra interpretacin que no vaya en la lnea de la literatura de los sabios, como opina Audet13. No es raro en la Es-crituraqueuntextoestcolocadodentrodeunacorrientedepensamientodi-versa; Baruc 3, 9-4, 4, es un escrito sapiencial colocado en la literatura profti-ca. El libro didctico de Jons poco tiene que ver con la tradicin proftica; lo mismocabedecirdellibrodeDaniel.Nodebesorprenderlacompenetracin dediferentesgnerosliterarios;Is55,1-3,mezclaelementosdesabiduray profeca14. Tambin en el Cantar se da una confluencia de corrientes profticas y sapienciales15. Por otro lado es muy discutible que el Sitz im Leben de este poema sea la celebracin popular del matrimonio. Resulta difcil entender el Cantar como un ritualdebodas,ounacoleccindecantos.Noexisteningntestimonioque indique que el Cantar se usase en las bodas16. Este canto no habla propiamente del matrimonio, no tiene en cuenta un tema fundamental en estos casos, como el de la fecundidad de la pareja, alusin prcticamente obligatoria para la men-talidad de la poca. Tampoco parece que sea una coleccin de cantos de amor para uso nup-cial,esdemasiadocultocomoparaserusadoentalescelebraciones;frentea ello,todoapuntaaquesetratadelaobradeunsoloautor,que,sibienpudo utilizarmotivosdelapoesaamorosadesutiempo,halogradounaobramuy personalquenosrevelaalgunascaractersticasdequienlacompuso.Tantoel

12 Cf. D. COLOMBO, Cantico dei Cantici, Brescia 1985, 25-28. 13Segnlaopinindeesteautor,elCantarseinscribedentrodelaliteraturasapiencialydebe interpretarse en esa misma lnea; cf. J.-P. AUDET, Le sens, 202-203 14 Cf. E. DHORME, Bible de la Pliade, vol. II, 194 15 Cf. H. CAZELLES, Catholicisme, II, art. Cantique des Cantiques, col. 486. 16 Cf. el estudio de R. DUSSAUD, Le Cantique des Cantiques. Essai de reconstitution des sour-ces du pome attribu Salomon, Paris 1919, 9-11, que niega tal uso, pues no poseemos ningn documentoquedemuestrequelascancionesdelCantarnacieronenelambientedelascelebra-ciones de las bodas en el antiguo Israel. DOS MODELOS DE INTERPRETACIN39lenguaje culto y refinado, de hecho el Cantar contiene el porcentaje ms eleva-do de hapax de todo el Antiguo Testamento, como las diferentesmtricas que usa en su poesa nos conducen a un escriba docto y sensible, ms que a juglares populares17. El autor del Cantar de los Cantares es un gran poeta y su obra me-rece figurar entre las grandes obras poticas de todos los tiempos; es uno de los libros ms bellos de amor de la literatura universal. Porotraparte,hayunaunidadcontrastadaeneltexto.Sielautorseha servido de cantos populares como base para su escrito, su tarea de redaccin ha sido tan profunda, que hace del unaobra nueva y original, con una determi-nada intencin. Son muchos los factores que nos inducen a pensar que se trata de una obra unitaria18. EltextonosmuestraqueelCantar,lejosdeserunconglomeradode poemaspopulares,eslaobradeunsoloautor,quenosquieretransmitirun mensajeuniforme.Lanaturalezadelmismo,eslacuestinfundamentalsobre la que no se ponen de acuerdo los distintos intrpretes. Por otro lado, puestos a leer el Cantar como una coleccin de cantos de amor, lo lgico es considerarlo comounaobradecarcterprofanoeinclusosensual19.Concebidasestascan-ciones como exaltacin del amor humano, presentan una serie de incoherencias queotrasteorasinterpretativasintentanobviar.Elamado,porejemplo,en ciertos pasajes es denominado como rey o, incluso, llamado Salomn, mientras que en otros es presentado como un simple pastor. La teora dramtica de Pou-get-Guitton, busca precisamente resolver esta cuestin20 introduciendo un desa-rrollo lgico de las ideas y atribuyendo al autor intenciones moralizantes, como la de defender la libertad de eleccin en el matrimonio y condenar el divorcio. Sin embargo, esta interpretacin fuerza el texto, suponiendo demasiadas cosas quenoseencuentranenelmismo:entradaysalida deactores,apartes,gestos expresivos. Pretende hacernos ver en el Cantar lecciones de fidelidad conyugal que no existen. Adems la antigua literatura hebrea desconoca este gnero, al considerar los judos las representaciones dramticas como paganas e irreligio-sas21.

17 Son muchos los autores que estudian y resaltan el aspecto formal del Cantar en su porte litera-rio: cf. entre otros, L. ALONSO SCHKEL, Estudios de potica hebrea, Barcelona 1963; id. El Cantar de los Cantares, Estella 1999, 5; R. ALTER, The art of biblical poetry, New York 1985; D. BUZY, Unchef-doeuvre de posie pure: le Cantique des Cantiques, Mmorial Lagrange, Paris 1940, 147-162. Sobre que el Cantar es un escrito sabio y no popular, cf. adems las repe-tidasafirmacionesdeD.LYSenLeplusbeauchantdelacration, 94.112.119.129.142.165.180.-213.237.243.283,etc.Idem,"NotessurleCantique",VTSupl17 (1969) 170-178. 18Cf.R.E.MURPHY,TheUnityoftheSongofSongs,VT29(1979)436-443;M.T.EL-LIOT, The Literary Unity of the Canticle; Frankfurt-Bern-New York-Paris 1989, 237ss. 19AsloleenelcitadoR.DUSSAUDyP.HAUPT,TheBookofCanticles.Anewrhytmical Translation with Restoration of the Hebrew Text, Chicago 1902, entre otros. 20Cf.G.POUGET-J.GUITTON, LeCantique desCantiques, Paris1948.Paraunexamende esta teora, se puede ver L. GAUTIER, Introduction lAncien Testament II, 133-139. 21M.T.ELLIOT,CantardelosCantares,ComentarioBiblicointernacional,Estella1999, 819. DOS MODELOS DE INTERPRETACIN40La insuficiencia de la interpretacin literalista ha sido detectada tambin porlallamadaescuelacultual.Estemtododeinterpretacinseapoyaensin-gularidadesdeltextobblicoquelaescuelaliteralistaesincapazdeexplicar: como, por ejemplo, las imgenes guerreras aplicadas a la amada (4, 4, 6, 4.10; 7,1),quemuybiensepodranaplicaraIshtar,olainvitacinquerecibela amada de huir del Lbano, lo que nos remitira al culto a Adonis22. Ahora bien, tampocoestasteorascultualespuedendarrazndelpoema,sondemasiado fantasiosas y se apoyan solamente en pequeos detalles. Por otro lado esta obra presenta dos anomalas que no encajan bien con este tipo de interpretacin: por unaparte,laausenciadelnombredivino,loquenoconvienealamentalidad semitayhebrea,queesprofundamentereligiosayasocialadivinidadatodos los acontecimientos de la vida, y, por otra parte que, en contra de lo que ocurra realmente,sobretodoenOriente,sealaamadalaquetomelainiciativaenla bsquedadelamado23.Nosepuederechazarsinmsestetipodeinterpreta-cin,quenosremitiraalaposibleprehistoriadelCantaryasuconexincon los cultos cananeos; pero se trata de una hiptesis no demostrada y, seguramen-teindemostrablecomoresaltaGordis24;pues,obienelritualpaganohasido conservadosinmodificacinenelpoema,yentoncesnoseexplicaraqueja-mssehagamencinalamuertedelosdiosesodelavegetacin,ohasido transformadoapartirdelcultoaYahveh,yentoncestampocoseexplicarala ausencia de su nombre en todo el poema. Con todo, estas ltimas teoras subra-yanunhecho:elcarcterdesconcertantedeestepoemaylaincapacidaddel simple recurso al amor humano para explicar el texto del Cantar25. No es tampoco del todo cierto, como arguyen los literalistas, que la lite-ratura proftica no atribuya en ningn momento a Yahveh la funcin de esposo de Israel. Cierto que no se prodigan en tal asignacin, pero en la literatura pro-fticapost-exlicapodemosencontrarexpresionesatribuidasaYahvehquese orientan en este sentido. As leemos en el libro del profeta Isaas: Porque co-mo se casa joven con doncella, se casar contigo tu edificador, y con gozo de esposoporsunoviasegozarportituDios(Is62,5);yen54,5leemos: Porque tu esposo es tu Hacedor, Yahveh Sebaot es su nombre. No es, pues, deextraarqueelautordelCantardelosCantares,siguiendolalneatrazada

22 Cf. A. BERTHOLET, Zur Stelle Hohes Lied IV, 8, Baudissin Festschrift, 1918, 47-53. 23 Cf. P. JOON, Le Cantique, 65: Yo desafo a los exgetas escriba a encontrar algo com-parableaestoenlapoesaoriental.Unabsquedatalporpartedelaamadaesabsolutamente contrariaalascostumbrescorrientes,ysobretodoalascostumbresorientales.Lahiptesis cultual explica este hecho (Ct 3, 2-4; 5, 6-8) recurriendo al culto al dios de la vegetacin repre-sentado por un hombre, que en invierno desciende a los infiernos, mientras que el deseo, repre-sentadoporunamujer,lorescatayseunealpararenacerenlaprimavera.Cf.W. BAUDISSIN,AdonisundEsmun,1911,80.129;H.SCHMOCKEL,HeiligeHochzeitund Hoheslied, Wiesbaden 1956, 87-88. 24R.GORDIS,TheSongofSongs.AStudy,modernTtranslationandCommentary,NewYork 1974, 7-8. 25Cf.A.FEUILLET,Laformuledappartenancemutuelle(II,16)etlesinterprtationsdiver-gentes du Cantique des Cantiques, RB (1961) 3-38 en especial 13-20. DOS MODELOS DE INTERPRETACIN41porlosprofetasapartirdeOseas,apliqueaYahvehelttulodeesposo,ensu relacin con Israel; es un paso ms en la progresin de la revelacin, que mues-tra la peculiar relacin del Seor con su criatura y que llegar a su culminacin en el Nuevo Testamento, como veremos en su lugar26. No tiene por qu extra-arnos que a Yahveh se le llame esposo, cuando parecida o mayor audacia hay en pasar de la alianza condicional del Sina en la que Israel se somete a su Se-or, a la imagen proftica de la relacin esponsal entre Yahveh y su pueblo. Tampocohayporqupensarqueelconceptoveterotestamentariodela transcendencia divina impida el que un escriba conciba y exprese las relaciones deYahvehconIsraelenellenguajedelCantar.Losantropomorfismospara expresarlasrelacionesdeDiosconloshombresseencuentranalolargode toda la Escritura. No hay religin autntica sin la doble conviccin de un Dios lejanoycercano,almismotiempo.ElAntiguoTestamentotieneelmritode haber unido el concepto del dios lejano de los filsofos y las divinidades dema-siado cercanas del paganismo27, mostrando la realidad de un Dios personal que entraencontactoconlapersonaconsideradatantoindividualcomocolectiva-mente28. Lo que hace el Cantar es emplear constantemente el lenguaje del amor humano,perosinolvidarlatranscendenciadivina.Dehecho,elpersonajedel amado resulta extrao y misterioso: se muestra inaferrable, aparece de repente y desaparece casi del mismo modo29, no se deja asir sino cuando l quiere. Es, por tanto, perfectamente legtimo que un autor inspirado haya queri-dohablardelamordivinoenellenguajeamoroso,puesnoenvano,elamor humano es un plido reflejo, pero reflejo al fin y al cabo, del amor divino30. Por lodems,muchomsadmirableeselhechodequeelDiostranscendentey totalmenteOtro,hayaqueridodialogarconelhombre,hacersecercanoy,lo que es ms todava, hacerse uno con el hombre31. El Cantar no es, por consiguiente, una coleccin de poemas de amor pro-fanodesprovistosdetodosentidomoralyreligioso,nimuchomenosconca-rcter ertico, destinados a ser recitados en festines licenciosos, a los que se les ha dado un significado superior para poder entrar en el Canon de las Escrituras. SielCantarerauncantodetabernas,porquelempeodesacarlodelas

26 Cf. infra la segunda parte de este estudio. Con todo habra que advertir que si en el Cantar se diera una novedad en este sentido, es de suponer que justamente slo un autor inspirado pudiera tener tal atrevimiento. 27Cf.W.EICHRODT,TheologiedesAltenTestaments,Berlin1950,I,101-102;traduccin spaola: Teologa del AT I-II, Madrid 1975. 28ElDiosdeIsrael,alcontrariodeloquesucedeconlosdiosesdelantiguoOriente,noesun dios circunscrito a un lugar, sino un Dios personal; es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob (Ex 3, 6), el Dios de Israel. 29 Cf. G. KUHN, Erklrung des Hohen Liedes, Leipzig 1926, 18.60ss. 30 Cf. E. REISNNER, Mtaphisique de la sexualit, Paris 1960. 31DespusdelEmmanuel,nodebieraextraaresteintentodelCantar,sistaessuverdadera intencin, en cuanto que la revelacin bblica se encamina, aunque sea a tientas, hacia Cristo, su verdadera culminacin. DOS MODELOS DE INTERPRETACIN42tabernas?Sepodahaberquedadoahcomotantasotrascancionessimilares. Algomsdebadetenerparaquelorescatarandeesoslugares.Sifueraun cntico ertico o cltico disfrazado, no tendra sentido haber hecho de l el Shir hashirim32. No es un canto licencioso entrado en el Canon por error33, o al que se le ha practicado la ciruga esttica, retocndolo e interpretndolo para poder ser admitido en aqul34. Con qu finalidad? Qu poderosas razones debieron intervenirparamaquillarunascancioneserticas?SielCantarsecantaba,de hecho,enlastabernassegneltestimoniodeR.Aquiba,noeraporquefuese un canto de tabernas,