LA DIVERSIDAD LLENA LA IGLESIA DE COLORUn año más celebramos la Jornada Diocesana de personas con Discapacidad. El LEMA, “La diversidad llena la Iglesia de color”, nos habla de la riqueza de vida que las personas con diversas discapacidades aportan a la Iglesia. Al igual que la luz del sol, siendo una se desfragmenta en los siete colores del arcoíris, la luz que nace de lo alto y que es Cristo se refleja en las personas con discapacidad, que llena la Iglesia de color.El Papa Francisco en alguna de sus alocuciones ha dicho que la atención a las personas con discapacidad (1) son un signo del Espíritu pues nos muestra la lógica evangélica de la acogida misericordiosa, así como la integración, la inclusión y el respeto por los más frágiles.Comenzamos hoy, 1 de diciembre de 2019, el tiempo litúrgico del ADVIENTO y, ¿Qué hay más frágil que un niño recién nacido?; por ello tenemos la certeza de que este NIÑO Dios que va a nacer nos va a mostrar el cómo y el para qué de “esa fragilidad”, de “su capacidad diferente” por ser Dios y Hombre verdadero (cf. Credo de la Iglesia Católica), frente a los demás niños…Así , este cartel ya viene anunciando la Navidad a la par que nos llama a reflexionar

y a mirar con nuevos ojos esta realidad que es la DISCAPACIDAD tanto física, psíquica, motora, intelectual, verbal, auditiva, visual…. con la que nos encontramos cada día en nuestros ambientes, en nuestras familias, en nuestras parroquias, en los colegios, en nuestras catequesis, en los grupos de fe o entre nuestros amigos y que en este primer domingo de adviento queremos hacer presente de una manera especial en nuestra iglesia y en nuestra alabanza a Dios.Aunque es un cartel diseñado exclusivamente para conmemorar el día de la discapacidad (propuesto cada 3 de diciembre por la ONU), también quiere ser un cartel que camine con nosotros estas cuatro semanas –domingos- de adviento.(1) Quizá debemos nombrarlas como personas de capacidades diferentes, tal como somos tú y yo. (nota del autor)

ARCO IRIS (primera semana de adviento- 1 de diciembre de 2019)El arco iris es en la Iglesia un signo de la Alianza entre Dios y Noé, entre Dios y los hombres, es signo de salvación y de PAZ tal como nos enseñan las lecturas de este domingo: “No alzará la espada pueblo contra pueblo”(Is 2, 1-5), “Por mis hermanos y compañeros voy a decir la paz contigo” (Salmo 121), “Nada de riñas” (Rm 13,11-14), “…hasta que Noé entró en el Arca” (Mt 2437-44)

Nosotros, como miembros de la Iglesia seguimos promoviendo la paz entre los hombres, la concordia entre los pueblos, la acogida entre los forasteros y peregrinos, la inclusión de las personas acompañadas con todas sus discapacidades y capacidades diferentes. Por eso el arco iris no es estático, se expande a lo largo y a lo ancho, se hace cada vez más grande y amplio: cabemos todos, estamos todos dentro de esos colores, somos parte de la Alianza de Dios con el mundo. Si dejamos que nuestro corazón y nuestro ser esté atento a la voz de Dios como lo hizo Noé la Iglesia será el “lugar”, el “arca” donde todos nos podamos llamar hermanos y podamos crecer en la fe y ser enriquecidos los unos con los otros a través de nuestros capacidades diferentes, que cada uno ha de poner en común, tal como lo hacían los primeros cristianos en sus comunidades. (Hchos. 2,44)

NIÑO DOWN (segunda semana de adviento – 8 de diciembre de 2019)Este niño o niña down nos recuerda que cada ser humano

está creado a imagen y semejanza de Dios, que el mismo Dios nos llama por nuestro nombre y nos quiere tal

como somos. Esta imagen nos regresa a nuestro bautismo (“Yo os bautizo en agua para que os convirtáis; pero el que

viene detrás de mi … os bautizará con Espíritu Santo y fuego” (Mt 3, 1-12)) y hace que reconozcamos que el vínculo de unión entre los seres humanos es Cristo, que hemos sido llamados y convocados a

una misión en nuestro mundo y en la iglesia. Así los brazos abiertos en forma de cruz representan al mismo Jesús de Nazaret:

- que nos invita a ser personas de acogida misericordiosa con todos y con nosotros mismos (“él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector…” (Salmo71)), - que nos interpela ante nuestros prejuicios y actitudes discriminatorias para ir allanando el camino (“preparad el camino al Señor, allanad sus senderos” (Mt 3, 1-12)) hacia una sociedad más justa y más santa, - que nos llama a reconocer las exclusiones y marginaciones que provocamos y vivimos en nuestros ambientes para así transformarlas (“acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios” (Rm. 15, 4-9)),- que nos pide tener un corazón de niño y una sonrisa serena y contagiosa como la de “nuestro amigo” de este cartel para poder construir cada día, en nuestras comunidades de referencia y en nuestras parroquias, una fraternidad en el que el respeto hacia la diversidad sea una riqueza que nos haga crecer en espíritu de sabiduría, prudencia, valentía, consejo, ciencia y temor del Señor, tal como nos indica la primera lectura del 2º domingo de Adviento (Is 11, 1-10)

TEMPLO – IGLESIA (tercera semana de adviento – 15 de diciembre de 2019)¿Cómo conseguirlo?, ¿Cómo hacerlo?, ¿Dónde?, ¿Quién me ayuda?, ¿Quién me anima?, ¿para qué?, ¿para quienes?....A estas y a otras muchas preguntas más que surgen de nuestra reflexión, responde la imagen que reposa sobre el brazo derecho de nuestro niño del cartel: la IGLESIA. Es una iglesia de piedra, bonita, fuerte, acogedora, con atrio para dar cobijo a todos los que quieran acercarse y estar en ella. La respuesta a todas las preguntas anteriores está en “MI COMUNIDAD PARROQUIAL”, la respuesta es sentirse parte de la iglesia católica diocesana y universal en la que ocurre el gran milagro de la conversión, el gran milagro de ser mejores, el gran milagro de ser santos. “El Señor endereza a los que ya se doblan, el

Señor ama a los justos, el Señor guarda a los peregrinos.” (Salmo 145)Cada vez que acogemos a un enfermo, que ayudamos a un niño/a en silla de ruedas, cada vez que aceptamos en nuestros juegos a un niño/a down, cada vez que le damos la mano a una persona ciega, cada vez que rezamos juntos en lengua de signos, cada vez que sonreímos a una persona sorda, cada vez que hablamos bajito porque perjudica a un niño/a asperger o autista, cada vez que hablamos de Dios con personas que no tienen nuestra fe…. estamos siendo la Iglesia construida con la ternura de Dios, no sólo con las piedras grandes y bonitas: “Id y anunciad lo que estáis viendo y oyendo; los cojos andan, los ciegos ven, los sordos oyen… y a los pobres se les anuncia el Reino de Dios” (Mt 11, 2-11)Por ello, mirando el cartel, tenemos que colocar en la mano derecha del niño nuestra foto,( ¡sí, cada uno la suya!) alrededor de esa iglesia, porque queremos ser mensajeros de Dios, queremos ser amigos de Jesús y hacer que se cumpla lo que nos enseñan las lecturas de este día, especialmente el evangelio: “Yo envío mi mensajero delante de mí para que me prepare el camino”. (Mt 11, 2-11) ESTRELLA (cuarta semana de adviento – 22 de diciembre de 2019)

Para preparar el camino, tanto espiritual como humano, necesitamos muchas cosas que están en nuestra mano; pero hay otra que nos viene dada ¡la LUZ!. Así, tenemos en la mano derecha del niño, como si de un candil se tratase, una estrella irradia luz; es la luz

de Cristo que se nos regala en el bautismo, es la señal que nos da seguridad en las decisiones que tomamos, es una señal que alumbra nuestra fe tal como nos proclama

la primera lectura de este cuarto domingo de adviento “El Señor os dará una señal: la virgen está encinta y dará a luz un hijo y le pondrá de nombre Enmanuel, Dios-con-nosotros”(Is 7, 10-14; Mt 1, 18-24)Esa luz brota de la salvación de Cristo en la cruz, es uno de sus brazos que se extiende a cada uno de nosotros, a nuestras comunidades parroquiales, a nuestra catequesis, a nuestras pastorales y realidades sociales para decirnos “no te preocupes YO estoy contigo; vete y ALUMBRA tú a otros”.Por ello esta estrella de navidad nos invita a cada uno a ser peregrinos, a encontrarnos con el otro, con su valía y con su capacidad diferente e iluminar su camino de encuentro con el Señor, con paciencia, con humildad, desde la oración y la certeza de que formamos una gran iglesia que como grupo es bendecida y camina hacia la presencia de Dios cada uno con su lucecita y juntos, señalando el camino del Reino de Dios; así lo refiere la segunda lectura del cuarto domingo de adviento: “Por Él hemos recibido este don y esta misión, hacer que todos los gentiles respondan a la fe para gloria de su nombre” (Rm 1, 1-7).Está llegando la fiesta más tierna y entrañable de los cristianos, es una fiesta reconocida en todos los países del mundo, por creyentes y no creyentes; el día de Navidad no existen las diferencias, no disparan los cañones, se paran las guerras, se reúnen las familias… Estamos en camino hacia Belén, iluminados por LA ESTRELLA, allí nos encontraremos con esas figurillas del nacimiento a las que le faltan brazos, piernas, alguno ni tiene nariz y está descascarillado… Esta es nuestra realidad de discapacidad: todos poseemos “capacidades diferentes” y Dios-Niño ama y sonríe.Este cartel quiere ser hoy la reflexión orante con todas aquellas personas que poseen alguna realidad de discapacidad para “gritarles” con los brazos abiertos, que todos estamos en la misma casa, que pertenecemos al mismo hogar que es la Iglesia; todos somos iglesia que peregrina bajo el mismo arco iris de la Alianza con Dios, desde la misión profética y evangelizadora como bautizados, desde la cruz y desde la luz que se nos regala en el encuentro con Jesucristo…. ¡y, sonreír como nuestro niño/niña down!

¡Disfrutemos de este día de la discapacidad!