LA DIVERSIDAD DE LOS GRUPOS INDÍGENAS. resumen tp.docx

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LA DIVERSIDAD DE LOS GRUPOS INDÍGENAS Indígenas mientras se señalan las diferencias existentes entre ellas ya que, si bien todas comparten elementos comunes, también se distinguen por las zonas que habitan, sus formas de organización social y política y sus costumbres. Conquista, instauración y funcionamiento del sistema colonial español, momento en el que continuaremos observando la diversidad de situaciones vividas por estas sociedades que se van insertando de diversa manera en una situación colonial que tampoco es homogénea. En estas tierras el Estado colonial será especialmente flexible frente a los "vecinos encomenderos" y sus intereses, a pesar de que esto sucede en un período donde la política general de la corona era ir centralizando las funciones del Estado mientras recortaba el poder de los señores. Grupos étnicos, ambiente y recursos Para evitar la incorrecta unificación de todas estas sociedades con el nombre genérico de "indios" y la larga descripción de cada grupo en particular, se agrupará a los distintos pueblos indígenas de acuerdo con las zonas que habitaban y con sus formas de acceso a los diversos recursos ambientales, de organización social y política y de relación con otros grupos similares o con los incas. Como los recursos existentes en cada franja ambiental condicionaban las formas de organización de cada pueblo para obtenerlos e implicaban una necesaria relación de intercambio entre los pueblos de distintas franjas para conseguir todo lo que necesitaban, es preciso definir claramente la ubicación de las mencionadas franjas y sus características. Esto implica que la forma más habitual de comunicación entre los distintos pueblos indígenas tenía una orientación este- oeste, totalmente distinta de la orientación norte-sur que luego impondrán los españoles.

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LA DIVERSIDAD DE LOS GRUPOS INDGENASIndgenas mientras se sealan las diferencias existentes entre ellas ya que, si bien todas comparten elementos comunes, tambin se distinguen por las zonas que habitan, sus formas de organizacin social y poltica y sus costumbres.

Conquista, instauracin y funcionamiento del sistema colonial espaol, momento en el que continuaremos observando la diversidad de situaciones vividas por estas sociedades que se van insertando de diversa manera en una situacin colonial que tampoco es homognea.

En estas tierras el Estado colonial ser especialmente flexible frente a los "vecinos encomenderos" y sus intereses, a pesar de que esto sucede en un perodo donde la poltica general de la corona era ir centralizando las funciones del Estado mientras recortaba el poder de los seores.

Grupos tnicos, ambiente y recursosPara evitar la incorrecta unificacin de todas estas sociedades con el nombre genrico de "indios" y la larga descripcin de cada grupo en particular, se agrupar a los distintos pueblos indgenas de acuerdo con las zonas que habitaban y con sus formas de acceso a los diversos recursos ambientales, de organizacin social y poltica y de relacin con otros grupos similares o con los incas.

Como los recursos existentes en cada franja ambiental condicionaban las formas de organizacin de cada pueblo para obtenerlos e implicaban una necesaria relacin de intercambio entre los pueblos de distintas franjas para conseguir todo lo que necesitaban, es preciso definir claramente la ubicacin de las mencionadas franjas y sus caractersticas.

Esto implica que la forma ms habitual de comunicacin entre los distintos pueblos indgenas tena una orientacin este-oeste, totalmente distinta de la orientacin norte-sur que luego impondrn los espaoles.

Considerando estas franjas ambientales y las caractersticas socioculturales de los grupos indgenas que all se asentaban, desde la arqueologa se han definido las siguientes zonas para el centro y noroeste de la Argentina: Puna, valles/quebradas, selvas y chaco, cuyo, mesopotamia santiaguea y sierras centrales o de Crdoba.Al este y sudeste de la Argentina se encontraban los pueblos que habitaban la llanura pampeana y el litoral de los ros Paran y Uruguay; estas zonas tambin tenan sus propios recursos particulares pero sus pueblos eran diferentes de los anteriores en tanto no residan en asentamientos aldeanos estables sino que presentaban una fuerte movilidad espacial.

Los pueblos de la PunaDentro de la gobernacin del Tucumn, en el espacio situado en el extremo noroeste de la Argentina, estaban los casabindos y cochinocas, integrados en un conjunto mayor de pueblos semejantes, como los lipes, atacamas, chichas y apatamas, con quienes mantenan pacficas relaciones.Todos ellos habitaban la Puna, elevada planicie situada a 3.500 metros de altura sobre el nivel del mar, Los pueblos de esta zona, caracterizada por sus condiciones climticas extremas, por el predominio del fro y la aridez, tenan como principal recurso los numerosos rebaos de camlidos andinos (vicuas, guanacos y llamas que servan para carga y brindaban carne y lana), acompaado por la sal, el oro, las piedras especiales>para construir distintos instrumentos, la caza y la recoleccin de huevos y vegetales.La agricultura era posible en reducidos lugares y con la incorporacin de gran esfuerzo y organizacin, ya que los cultivos de qunoa y papa prosperaban en reas muy protegidas y los de maz slo se daban en abrigados andenes con riego artificial.A cambio, el fro y la aridez posibilitaban una excelente conservacin de granos, tubrculos y carnes (chuo y charqui), lo que permita la acumulacin de reservas para los perodos de escasez y facilitaba los intercambios. Debido a las extremas condiciones ecolgicas y a la necesidad de recursos de otras zonas, en la Puna se desarrollaron redes sociales complejas para hacer producir sus tierras (se construyeron andenes, terrazas y sistemas de riego) y mantener relaciones de intercambio con lejanas comunidades situadas en otras franjas ambientales.Las formas de organizacin social y poltica eran unas de las ms complejas de la gobernacin del Tucumn. Sus aldeas eran gobernadas por una elite permanente con sucesin hereditaria, que concentraba el poder poltico, religioso y administrativo. y que organizaba los intercambios y la produccin agrcola. La intervencin del Estado incaico en esta zona no produjo mayores resistencias, ms bien tenemos que en este perodo se dio un florecimiento de las sociedades de la Puna norte, con un incremento marcado de poblacin y el climax del desarrollo agrcola, textil y posiblemente ganadero. Debido a esta relacin, estos pueblos se aliarn o enfrentarn a los espaoles como un pueblo ms de los del Imperio incaico.

Los pueblos de valles y quebradasUbicada entre las franjas de Puna y la de selvas y chaco se encuentra la franja longitudinal de valles y quebradas que corre desde Jujuy por el norte hasta San Juan por el sur, la que estaba densamente poblada por numerosos grupos como los tilcaras, omaguacas, osas y ocloyas en la parte norte, y los diaguitas en la parte sur que comprenda los valles Calchaques y se continuaba hacia La Rioja y Catamarca.Los valles y quebradas eran una zona con excelentes recursos debido a que sus tierras y clima se adecuaban a las prcticas agrcolas y el regado, permitiendo lograr buenas cosechas con mucho menos esfuerzo que en la Puna. Sus cultivos eran maz, zapallos, porotos y aj y, en los pequeos bosques cercanos a dichos cultivos, tambin se practicaba algo de recoleccin y de caza.La ubicacin de los valles y quebradas como franja intermedia entre la Puna y la selva tuvo dos consecuencias. Por un lado, sus pueblos lograron abastecerse muy fcilmente de todos los productos de ambas zonas cercanas, slo realizando un corto recorrido de direccin este-oeste para el cual no necesitaban mayor nivel de organizacin. Por el otro, se convirti en una zona con alta circulacin de hombres y productos en tanto sus tierras eran recorridas por las mltiples personas que se encargaban de los intercambios entre Puna y selva. La mayor facilidad para realizar los cultivos y para hacer los intercambios permitir que estos pueblos se fragmenten en varios cacicazgos de poca y variable poblacin, mientras su asentamiento seguir siendo en aldeas y el sistema de gobierno similar al de la Puna.A diferencia de la Puna, en la parte sur de la zona de valles y quebradas hubo una fuerte resistencia a la intervencin incaica que culmin dejando mltiples conflictos entre los distintos pueblos.Los incas slo lograron asentarse sobre la base de la presin militar de sus numerosos fuertes y del traslado de miles de sus aliados indgenas (los mitmaqkuna) provenientes del Cuzco o de la cercana zona santiaguea. Los espaoles, que desde un inicio estuvieron muy interesados en contar con los alimentos que producan y conservaban los pueblos de tierras altas como la Puna, valles y quebradas, no lograron su colaboracin y tuvieron que enfrentar una tenaz resistencia durante largos aos. En esas luchas, ellos utilizarn a su favor los antiguos enfrentamientos entre los grupos indgenas.

Los pueblos de la mesopotamia santiagueaSon los primeros pueblos asentados en tierras bajas. La mesopotamia santiaguea, como su nombre lo indica, estaba situada en las tierras baadas por los ros Salado y Dulce en la actual provincia de Santiago del Estero.Hace siglos, antes de la tala de los bosques, esta zona consista en una extensa planicie cubierta por un denso monte de algarrobos y chaares, que estaba baada por dos importantes ros. Su elevada temperatura en los veranos, donde imprevistamente se alternaban perodos de sequa o de humedad, originaba dos tipos de ciclos y el acceso a distintos recursos en cada uno de ellos.Si bien haba cultivos de temporal (regados slo por la lluvia), eran ms importantes los que se realizaban en los pantanos ubicados principalmente en el ro Dulce. En los aos hmedos, cuando las crecientes inundaban la zona entrerriana, se conformaba una excelente rea para el cultivo en el limo de los baados. En los aos de sequa, de escasa o nula inundacin, la escasez de alimentos se solucionaba por la cercana del monte que facilitaba una intensa actividad de pesca, caza y recoleccin de frutos como la algarroba y el chaar. Durante ese perodo de recoleccin se realizaban las reuniones rituales (que los religiosos catlicos denominaban "juntas y borracheras") donde se reforzaban y consolidaban las relaciones entre los diversos grupos.Esta zona necesitaba permanentemente de los productos ganaderos de la Puna y estacionalmente de los granos de los valles o de los productos de los bosques, mientras que la sal la obtenan de las cercanas salinas situadas al sur. Sus relaciones con otros pueblos eran muy frecuentes, y los espaoles se sorprendieron de sus habilidades y buena predisposicin hacia los intercambios.Si comparamos estos pueblos con los mencionados anteriormente, vemos que las actividades en ambos ciclos climticos requeran de un menor nivel de esfuerzo y de organizacin social que las desplegadas en la Puna o en valles o quebradas, donde tenan que cultivar en andenes o con riego artificial. Adems su asentamiento aldeano era ms inestable debido al oscilante curso del ro que, en cada inundacin, obligaba al desplazamiento de las habitaciones.Al igual que en valles y quebradas, su poblacin se fragment en varios cacicazgos de distinto tamao, con la particularidad de que durante el perodo de recoleccin en los bosques se reforzaba la importancia de las prcticas religiosas.Segn A. M. Lorandi, los andinos incas llamaban jures a los pobladores de Santiago del Estero, a los que consideraban gente salvaje y semisedentaria que habitaba las tierras bajas y hmedas.A pesar de esta caracterizacin menospreciativa, el Estado inca estableci una alianza con ellos y stos colaboraron en la defensa de la frontera oriental del imperio contra los avances de los chiriguanos y tambin en el control de las poblaciones serranas conquistadas en los valles Calchaques donde fueron instalados como mitmaqkuna, recibiendo tierras y otros privilegios. Frente a los espaoles los jures tuvieron un comportamiento ambivalente, enfrentndolos o negociando con ellos, pero luego fueron los aliados que les permitieron establecer el primer asentamiento permanente: la ciudad de Santiago del Estero.Los espaoles dejaron de llamarlos jures y los diferenciaron entre tonocotes y lules de acuerdo con su lengua. Tambin relataron que sus vestidos eran diferentes de las ropas andinas de lana usadas por los pueblos de Puna, valles y quebradas; en Santiago los varones se vestan con plumas de avestruz y las mujeres con mantas muy pequeas fabricadas con paja o lana.Conocemos menos la historia de los lules y tonocotes que se encontraban asentados hacia el norte (ms cerca de las actuales ciudades de Salta y Tucumn y de la antigua Esteco). Ellos ocupaban las tierras que van desde el pie de monte hacia la llanura, las que cultivaban bajo riego, en baados o de temporal y tambin practicaban la caza y recoleccin en los bosques cercanos. Los espaoles nos informaron que los tonocotes eran ms sedentarios y dedicados a las actividades agrcolas que sus tradicionales enemigos, los lules, quienes eran numerosos, guerreros, insumisos frente a los espaoles y estaban ms dedicados a la caza y recoleccin que a la agricultura.

Pueblos de las sierras centrales en CrdobaEn medio de tierras bajas situadas al sur de la Mesopotamia santiaguea estaban los pueblos de lengua sanavirona y, yendo hacia el sur luego de cruzar una extensa zona con salares, seguan los mismos pueblos que paulatinamente se iban entremezclando con otros de lengua comechingona que habitaban las sierras centrales en la actual provincia de Crdoba. Esta zona comprenda serranas y pequeos valles cursados por varios ros, con un clima templado y precipitaciones ms intensas en verano, con suelos que permitieron la instalacin de una numerosa poblacin asentada en aldeas, que practicaba la agricultura de temporal y a veces con riego, donde tambin la caza y la recoleccin cobraban importancia sin alcanzar la envergadura que tenan para los pueblos de Santiago.Sus relaciones con otras zonas eran ms dbiles, posiblemente debido a la gran cantidad de recursos a los que accedan en tierras cercanas.Basndose en las excavaciones de los asentamientos del valle de Copacabana, desde la arqueologa se propone la existencia de un sistema de organizacin poltica donde varios pueblos menores estaban "sujetos" a otro mayor pero con relaciones relativamente laxas entre ellos. Esto se complementaba con las reuniones mencionadas como "juntas", "borracheras" o "fiestas" que los indios tenan para la "guerra, caza, para comer o holgazar", que eran el mecanismo por el cual se estableca una accin poltica unificada. stas permitan el acceso comn a recursos dentro de grupos de una misma unidad poltica y tambin formas de alianzas para enfrentarse con otras unidades en las frecuentes guaras existentes entre ellos por los territorios y sus recursos. Comparando la situacin de los pueblos de las distintas zonas mencionadas vemos que los de las sierras de Crdoba y los lules tenan las formas de organizacin sociopoltica menos complejas. Es posible establecer una relacin entre esto y la ausencia de presencia incaica ya que, segn fray Reginaldo Lizrraga (1600), Crdoba era la nica zona de la gobernacin del Tucumn donde "no alcanz el gobierno del inca".

Los pueblos de la zona cuyanaEl pas de los indios huarpes estaba en la muy seca zona cuyana, que abarcaba la ladera oriental de la cordillera y los valles y tierras llanas situados hacia abajo. En esta zona los cursos de agua determinaban la formacin de oasis hmedos que permitan una instalacin humana que aprovechaba recursos muy dispares segn las estaciones. Al occidente, en las laderas de la cordillera, los valles de altura brindaban abundantes pastos en verano pero eran inhabitables en invierno por las nevadas. Hacia el oriente de stos, en la parte baja en los valles y planicies donde estaban los oasis, se dispona de pastos estacionales. Poco conocemos de los recursos y actividades en esta zona, salvo que se dieron frecuentes contactos en los valles altos utilizados por grupos de ambos lados de la cordillera.El territorio ocupado por las actuales provincias de San Juan, Mendoza y quiz parte de La Rioja y la zona paralela ubicadab en Chile eran una sola jurisdiccin incaica que inclua a los huarpes como un grupo entre varios. En este espacio se puede observar claramente la relacin este-oeste ya que se dieron contactos muy frecuentes entre los pueblos de las distintas "franjas".Los huarpes se relacionaron pacficamente con los primeros espaoles que llegaron a Chile y no ofrecieron ninguna resistencia. Esto, en parte, ocasion que estos pueblos quedaran bajo la jurisdiccin de la gobernacin de Chile y que en su mayora fueran trasladados hacia esa zona.

La diversidad de los pueblos indgenas

Segn ellos, los indios de la Puna y de los valles y quebradas era la gente de "ms razn" y "para mucho" (de muchas posibilidades) que "saben servir" al igual que en el Per y que vivan "con respeto hacia sus caciques". Los de la mesopotamia santiaguea y los huarpes de la zona cuyana eran de "menos razn" y respeto hacia sus caciques que los anteriores, aunque tambin era "gente bien partida"; con lo cual hacan referencia a su capacidad para relacionarse en los intercambios y a sus alianzas con los incas y con los espaoles.Los de las sierras de Crdoba y los lules, con sus caciques tambin de poca autoridad, era gente "ms sin razn" que los anteriores y de tan "poca capacidad" que, en el caso de Crdoba, haban sido dejados de lado por el inca.Se entiende que estos anlisis comparativos partan de un conjunto de preconceptos donde se valoraba en primer lugar al Estado incaico y luego a aquellos sistemas econmicos y polticos similares a los andinos, con capacidad para generar excedentes y con una redistribucin de los mismos en manos de respetados seores tnicos (los "caciques" o "curacas"), claramente diferenciados del resto de la poblacin. Estos pueblos, con un sistema poltico que se va alejando paulatinamente del sistema estatal 'incaico (los de Santiago y los huatpes primero y ms an los de Crdoba y los lules), realmente tenan otro tipo de sistema de organizacin poltica, posiblemente ms cercano al de los pueblos chaqueos.

Los pueblos de la zona pampeana y el litoralTodava dentro de la gobernacin del Tucumn, cuando comenzaba la estrecha franja de territorio controlada por los espaoles que comunicaba a la zona de Cuyo y Crdoba con la gobernacin del Ro de la Plata primero y con la del Paraguay despus, apenas ingresando a la zona pampeana, estaban los indios ubicados cerca del ro Quinto. Para el oidor Alfaro (1612), stos eran "la gente ms sin orden que en esta gobernacin hay" ya que "no han tenido pueblo asentado" y slo se "sujetan" a los espaoles cuando quieren.Este texto nos permite comenzar a percibir el tipo de sociedades indgenas que se encontraban asentadas marchando hacia la zona de la actual Buenos Aires.En las tierras de la gobernacin del Ro de la Plata las poblaciones estaban conformadas por pequeos grupos, de los cuales se han logrado identificar a los chan-timbes, agricultores habitantes de las costas del Paran que lograban relacionarse con los grupos serranos a travs de pueblos nmades que recorran los territorios intermedios, a parcialidades guaranes recientemente expandidas en las islas y a los nmades querandes en las cercanas de Buenos Aires.Con estos dos ltimos grupos lograron establecer incipientes relaciones amistosas los espaoles a principios del siglo XVI, pero luego fueron atacados vindose obligados a abandonar las nuevas fundaciones.La dependencia de los espaoles de los alimentos indgenas explica tanto la tarda colonizacin del Ro de la Plata y de las zonas adyacentes como la estable instalacin en el Paraguay. Esta zona estaba habitada por los sedentarios guaranes, con sus cultivos de maz, mandioca y batata, en guerra permanente con los guaycures, tups y otros grupos vecinos que asaltaban sus cultivos.

Los pueblos de selvas y chacoPara culminar corresponde mencionar una de las zonas que no pudieron ser invadidas ni colonizadas hasta el siglo XIX, la zona de selvas y chaco, llamada tambin del Chaco, caracterizada por su elevada temperatura y humedad, donde en el pie de monte se desarroll una agricultura itinerante de roza y quema con cultivo de maz principalmente. De esta zona provenan las maderas, caas, plumas, alucingenos, miel y plantas tintreas que se intercambiaban con todos los pueblos de Puna, valles, Mesopotamia y sierras centrales situados al oeste. Las relaciones de permanente intercambio con los pueblos de selvas y chaco implicaban tambin la existencia de agresiones ocasionales de estos ltimos, las que suelen explicarse por los ciclos climticos con alternancia de sequa y humedad.Si bien los espaoles impusieron una forma de comunicacin con orientacin norte-sur y no conquistaron estas zonas, nos importa remarcar su presencia ya que la falta de control colonial no implicaba la interrupcin de las relaciones de orientacin este-oeste entre los grupos indgenas.

LA CONQUISTAEn el sistema colonial que se impuso en estas tierras incidieron los siguientes factores: a) las distintas caractersticas de las sociedades indgenas,b) las diferentes relaciones que ellas mantuvieron con el incario (temas ya tratados), c) el tipo de espaoles que conformaron las huestes, d) las caractersticas del proceso de conquista y e) las relaciones indio-espaolas durante el perodo de la conquista.

El perodo inicial de la conquista se caracteriz por su prolongada duracin de medio siglo y por los frecuentes conflictos entre los mismos conquistadores; su culminacin no implic el fin de los enfrentamientos militares ya que la resistencia de los pueblos de los valles Calchaques continu un siglo ms y durante todo el perodo colonial se mantuvieron conflictivas relaciones con los indios no sometidos del Chaco, la Pampa y la Patagonia y tambin con los portugueses. Esta constante a c t i v i d a d militar implic la necesidad de la c o l a b o r a c i n de los antiguos conquistadores, luego devengados en encomenderos, y fue la base sobre la cual se consolid un poder privado que siempre logr negociar desde una slida posicin la aplicacin de las polticas de la corona.Los comienzosEl inicio de la "conquista" no fue igual en todas las zonas. La expedicin conquistadora que fund los primeros asientos en las costas del Ro de la Plata y del Paran debi trasladarlos a causa de la resistencia indgena provocada por la pretensin de obtener alimentos o trabajo de sociedades que no tenan mayor capacidad para generar excedentes. Esta expedicin termin fundando Asuncin(1537) en tierras de los sedentarios y agrcolas guaranes y, si bien stos se sublevaron en 1538 y 1539, la colonizacin se fue consolidando sobre la base de la capacidad de Irala para manipular en favor de los espaoles las relaciones de parentesco establecidas con los guaranes, mientras mantena su colaboracin al apoyarlos en sus sangrientos enfrentamientos con los guaycures.En las gobernaciones de Cuyo y Tucumn, cuyos pueblos haban tenido una relacin previa con el incario, la historia de la "conquista" se inici con el ingreso de los espaoles junto con los miembros de un linaje inca. Diego de Almagro, gobernador de la parte sur del imperio inca en proceso de conquista y aliado de uno de sus linajes, realiz el viaje acompaado de un inca y un jerarca religioso "Paullu Inka y un wilkahuma" y de un ejrcito de espaoles e indios que marcharon por las provincias incaicas, usando su camino y aprovisionndose en sus depsitos estatales. Esta expedicin proveniente del Per, y que recorri la Puna y los valles Calchaques antes de cruzar a Chile, no logr el apoyo de todas las poblaciones comprendidas en su extensa ruta debido al proceso de desestructuracin poltica en el que haba entrado el Estado inca desde 1533, con el consecuente reforzamiento e independencia de los seores tnicos locales que antes le obedecan.En Charcas (al sur de la actual Bolivia) desapareci el Wilkahuma y comenz la resistencia de los indios cargadores; en la Puna se abastecieron sin problemas pero en los valles Calchaques debieron enfrentar un ejrcito con el que libraron una batalla de la que resultaron gran cantidad de muertos y la desercin en masa de los indios cargadores. Finalmente culminaron el viaje haciendo un trgico cruce de la cordillera, en invierno, donde muchsimos indios murieron de hambre y de fro y los espaoles sobrevivieron comindose los caballos. Debido a la resistencia encontrada, esta expedicin opt por retornar por otra ruta distinta de la anterior.Estos enfrentamientos iniciales marcaron la futura historia de la conquista en las tierras altas de la gobernacin del Tucumn.Los conquistadores, que siguieron la misma ruta que Almagro, ya en la Puna debieron defenderse de una hostilidad indgena que se fue haciendo cada vez ms violenta a medida que avanzaban en el valle Calchaqu, la que los oblig a bajar hacia las tierras situadas al oriente. Las tierras bajas de las actuales provincias de Tucumn, Santiago del Estero y Crdoba, con un cruce hasta el ro Paran, fueron recorridas durante dos aos por esta expedicin.Aqu enfrentaron ataques indgenas que les produjeron fuertes bajas tanto de espaoles (por ejemplo, Diego de Rojas muere por una flecha envenenada) como de indios amigos pero, a pesar de ello, lograron cierto nivel de asentamiento, seguramente favorecidos por la efectividad que tena su armamento en las tierras de llanura.Los enfrentamientos con los indios muchas veces se daban a causa del robo de alimentos en perodos alejados de la poca de cosechas, lo que nos advierte sobre la dificultad de las poblaciones indgenas de las tierras bajas para alimentar a los espaoles en perodos donde ellos subsistan sobre la base de la caza y la recoleccin.Por esa causa es que los espaoles se interesaban tanto por el control de los pueblos de las tierras altas poseedores de excedentes alimentarios y de capacidad para conservarlos; pero estos conquistadores, que desde el principio fueron derrotados en las tierras altas de la Puna y los valles Calchaques, sufrieron la misma suerte cada vez que quisieron volver a ingresar a ellas.Guerras, alianzas y conflictosEl conocimiento de los pueblos a travs de las relaciones heredadas del incario y la experiencia de las primeras expediciones posibilitaron un proceso de conquista que se fue consolidando sobre la base de la fundacin de una red de aldeas-fuertes denominadas ciudades, ubicadas en las tierras bajas situadas a la orilla de las sierras y montaas. Dicho proceso no fue continuo y estuvo caracterizado por los permanentes conflictos entre las distintas huestes de los conquistadores que se enfrentaban entre s por las encomiendas de indios, cuyo control aportara el reconocimiento seorial y los retornos econmicos que permitiran recuperar el capital invertido. En cada hueste se daba una particular relacin entre capitanes y soldados, all pesaba ms la capacidad de liderazgo de los primeros que su jerarqua, y la insubordinacin de la mayora sola cambiar las rutas y tambin los jefes. Todo esto se cruzaba con el largo conflicto por las jurisdicciones de las huestes que venande Chile con las que lo hacan desde el Per, situacin que se solucion recin en 1563 cuando la provincia de Tucumn pas a depender definitivamente de la Real Audiencia de Charcas (situada en la actual ciudad de Sucre en Bolivia).El perodo que va de 1549 a 1556, con varios intentos de fundaciones que finalmente se concretaron en la ciudad de Santiago del Estero, se caracteriz por la presencia de "indios amigos" en el pie de monte del Aconquija y en la mesopotamia santiaguea mientras se mantenan hostiles los indios de las tierras altas de los valles Calchaques y de la Puna. No encontramos menciones a resistencia indgena frente a la fundacin de Santiago ni tampoco a robos de comidas a los indios.Generalizando, puede decirse que los grupos indgenas que se aliaron a los espaoles tendieron a ser los mismos que anteriormente eran aliados de los incas, y que ellos tambin participaron en la "conquista" de aquellos pueblos con los que se venan enfrentando desde el perodo incaico. Esta afirmacin de orden general refleja slo una tendencia en tanto era imposible una respuesta uniforme de parte de sociedades gobernadas por un fragmentado poder poltico, no unificado de forma permanente.

Esta inestabilidad de las relaciones entre espaoles e indios en Crdoba se mantuvo por lo menos hasta el fin de siglo; hacia 1600 Lizrraga dijo que los indios cercanos a la ciudad no se acaban "de aquietar" y los del ro III y IV "sirven cuando quieren, cuando no, izquierdean".

En esta dcada y en la del ochenta, se fundaron las principales ciudades del litoral en base a los recursos de la colonia del Paraguay; hacia all ir su poblacin mestiza "los mancebos de la tierra", el ganado que luego poblar las pampas, y tambin los indios guaranes cuyo reparto organizar Garay ya que en Buenos Aires y Santa Fe el servicio de los indios locales era muy dbil.

La explotacin de los indios sometidosEn la gobernacin del Tucumn toda esta larga y difcil lucha espaola para poder controlar como mnimo la ruta a Charcas, mientras mantena las ofensivas contra los pueblos sublevados en las tierras altas, implic la necesaria e intensa participacin militar de los vecinos encomenderos cuyo poder se puso en evidencia cuando en 1576 el gobernador Gonzalo de Abreu dicta las primerasOrdenanzas sobre el servicio de los indios.Para entender el significado de estas Ordenanzas es necesario conocer la historia de las formas de explotacin de la poblacin indgena en el centro del virreinato peruano. La corona espaola, que se haba asumido como heredera de los derechos del incario derrotado, consideraba que la poblacin indgena conquistada, pacificada y en proceso de evangelizacin era su vasalla y, como tal, deba entregarle un tributo similar al que antes aportaban al inca. Si bien la Real Hacienda recaud para la corona los tributos de algunos pueblos indgenas particulares denominados indios coronas, la mayor parte de los pueblos qued bajo otro sistema debido a que la corona transmiti el derecho a percibir dichos tributos a los principales conquistadores espaoles. Esta transmisin se dio en la forma de "merced de encomienda", y sus beneficiarios los vecinos encomenderos continuaron con sus funciones militares mientras quedaban responsables de la proteccin y evangelizacin de los indios que les tributaban, los indios encomendados.Las denuncias del padre Las Casas y de otros religiosos que perseguan "el fruto grande de la evangelizacin" y el inters de la corona en evitar los seoros en las Indias confluyeron en el dictado de las Leyes Nuevas, por las cuales se intentaba recortar el poder de los encomenderos y proteger a los indios. Luego de la sublevacin de los encomenderos dirigida por Gonzalo Pizarro y su posterior derrota(1548), se pas a la paulatina aplicacin de estas leyes en un largo proceso donde fueron perdiendo poder tanto los encomenderos como los grupos religiosos pro indgenas y los antiguos seores tnicos.Finalmente fue el virrey Toledo quien consolid un sistema colonial donde se derrot definitivamente el proyecto seorial de los encomenderos mientras organizaba la forma de explotacin de la sociedad indgena en beneficio de toda la economa espaola.Durante la dcada del setenta del siglo XVI todas las poblaciones indias de los actuales pases de Ecuador, Per y Bolivia (no todo el incario ni todo el virreinato) fueron "visitadas" por funcionarios del Estado colonial, quienes las "redujeron" (les q u i t a r o n parte de sus tierras y les dejaron un resto protegido por un ttulo de tierras comunales) y las obligaron a habitar permanentemente en su "reduccin" o "pueblos de indios" para facilitar su control y evangelizacin.El funcionario visitador tambin fij el tributo o la tasa que deban pagar los indios, calculando sta de acuerdo con el nmero de "tributarios" (hombres aptos de 18 a 50 aos), y estipul la mita, es decir, el porcentaje rotativo de dichos tributarios que deba salir de sus tierras a trabajar por salario, a qu lugar de la economa espaola y a cambio de qu salario. El pago del tributo y la entrega de los turnos de mita eran responsabilidad del cacique, el antiguo seor tnico, que quedaba gobernando sobre sus indios con un poder recortado y debilitado por la presencia del cabildo indgena y el cura que resida en el pueblo ms la supervisin del corregidor de indios, un funcionario espaol. Con este sistema se pone fin al proyecto seorial encomendero en tanto finaliza la relacin directa entre el encomendero y los indgenas y la encomienda pierde importancia convirtindose en una renta que cobrarn sus titulares en la Real Hacienda y a partir del tributo en dinero cobrado a los indgenas.Tambin durante el virreinato de Toledo se consolid, en trminos jurdicos, la existencia de dos tipos de territorios distintos y separados la tierra espaola y la tierra indgena y dos tipos de gobiernos la repblica de los espaoles y la repblica de los indios. Esta forma de explotacin colonial se denomina sistema de gobierno colonial indirecto en tanto mantena a la poblacin indgena en sus tierras (recortadas) sin interferir directamente en las formas de produccin y de organizacin en el interior de las comunidades; mientras las antiguas autoridades tnicas con un poder debilitado eran responsables de la entrega del tributo y la mita que implicaban el lento y paulatino debilitamiento econmico y poltico de los pueblos andinos. ste fue el sistema general que se aplic a todos los indios sujetos a su cacique que de ahora en ms sern llamados indios originarios. Desde este sector se origina otro grupo conformado por los indios forasteros que son aquellos que, aos despus de la reduccin toledana, comenzaron a abandonar sus pueblos buscando una menor explotacin.Otro tipo de poblacin indgena eran los indios yanaconas, conformado por quienes haban abandonado caciques y pueblos antes de las reducciones toledanas. El virrey Toledo, siempre en bsqueda de la inmovilidad de la poblacin que facilitara su control, redujo a la mayora de estos indios sin asignarles encomendero, con lo cual quedaron tributando directamente a la corona (los yanaconas vacos). Slo el grupo de yanaconas que habitaban las propiedades agrarias espaolas de la provincia de Charcas fue sometido a un rgimen especial (yanaconas de padrn) al dejarlos sin tierras de comunidad y "adscribirlos" a la propiedad espaola donde habitaban, prohibiendo su movilidad. El propietario de la tierra qued encargado de curar sus enfermedades, cuidarlos y evangelizarlos. AI dejar a estos indios sin tierras ni autoridades propias y adscriptos en tierras espaolas, se permiti la continuidad de la relacin directa entre los espaoles y los indios; en consecuencia, el yanaconazgo agrario de Charcas fue el nico reconocimiento del sistema toledano al proyecto seorial de los encomenderos.En la gobernacin del Tucumn, desde el inicio de la conquista, las autoridades virreinales haban intentado infructuosamente imponer las polticas generales de la corona insistiendo en que las autoridades tenan que fijar la cantidad de los tributos que deban entregar los indios a los encomenderos. Recin en 1576, despus' de las Ordenanzas toledanas, el gobernador Gonzalo de Abreu acord las primeras Ordenanzas donde no se fij el tributo sino que slo se regul la forma de explotacin de los indios que habitaban la mesopotamia santiaguea. Decimos que Abreu acord las Ordenanzas en tanto dicho gobernador no pudo imponer el cumplimiento de otras que haba dictado anteriormente debido a la resistencia de los encomenderos, y las que nosotros conocemos fueron el fruto de un acuerdo posterior entre ambas partes.Varios elementos influyeron para que estas Ordenanzas fueran muy diferentes de las toledanas. Por un lado, se dictaron cuando an no se conclua una conquista donde era indispensable la participacin militar de los encomenderos. Por otro lado, el funcionario estatal que dict las Ordenanzas tambin era un encomendero en tanto los salarios del gobernador dependan del trabajo que lograba extraerles a los indios de los pueblos de Soconcho y Manogasta, situados en el ro Dulce. Y, para concluir, tampoco existan aqu los grupos que habitualmente peleaban por debilitar el poder de los encomenderos como eran algunos grupos de religiosos, grandes seores tnicos o espaoles empresarios que no tenan encomiendas y que necesitaban trabajadores.

Desde la perspectiva institucional sta era una encomienda mixta en tanto seguan vigentes los "servicios personales" de los indios propios de la encomienda peruana previa a 1545 y, paralelamente, se regulaba su duracin y tipo de trabajo a travs de una normativa estatal propia del perodo toledano. El argumento legal para evitar la aplicacin de las leyes vigentes consisti en sostener que en estas tierras los indios eran diferentes de los peruanos ya que eran ociosos, se escapaban a los montes, no respetaban a sus jefes y slo saban trabajar si lo hacan bajo la supervisin de los espaoles. Esta justificacin conformar la base de todos los futuros argumentos encomenderos para mantener a los indios como sus vasallos.

Estas instrucciones no fueron obedecidas y, aos despus, ni siquiera se aplicaba la escasa defensa de los indios que significaba la Ordenanza de Abreu. Los malos tratos y la sobreexplotacin continuaban tal como lo denunciaba en 1586 Don Gernimo de Bustamante, tesorero real en Crdoba, quien apelaba a la "real conciencia" mientras denunciaba que "son algunos de ellos [los indios] muy maltratados de sus encomenderos porque los dej arretan [desjarretar: cortar tendn de taln o rodilla] y cortan pies y manos y otros castigos nunca odos". Segn este funcionario de habilidades contables, a travs de estos malos tratos los encomenderos sacaban el excesivo tributo de 45 pesos anuales mientras que el ms alto de Charcas slo alcanzaba a ocho pesos.A la sobreexplotacin, el maltrato y la mortalidad, se sigui sumando la extraccin de hombres adultos hacia otras zonas. Se calculaba que en diez aos, de 1576 a 1586, se sacaron ms de 10.000 indios hacia todas las otras gobernaciones, de los cuales 4.000 quedaron viviendo en Charcas.

El final de la conquistaEn la dcada del ochenta los espaoles continan con la larga lucha para controlar el territorio que permitira la vinculacin con Charcas. El gobernador Lerma, acompaado de "muchos indios amigos flecheros", funda la ciudad de Salta (1582) con ese objetivo, pero pasan largos aos donde su mantenimiento es muy dificultoso debido al asedio indgena. Recin en la dcada del noventa, durante el gobierno de Ramrez de Velasco, pudieron cerrar un cerco alrededor del valle Calchaqu a travs de la fundacin de La Rioja (1591) y garantizar el paso seguro a Charcas con la fundacin de Jujuy (1593), con lo cual hacia finales del siglo XVI culmin el "perodo inicial de la conquista" y qued fundado el conjunto de las principales ciudades, todas ellas situadas en las tierras bajas o en el pie de monte.En las tierras altas quedaba an por conquistar la poblacin de los valles Calchaques, insumisa desde la sublevacin de 1563, a pesar de los frecuentes intentos espaoles por derrotarla. En la Puna y la quebrada de Humahuaca, luego de cruentas luchas, los espaoles lograron obtener la seguridad del paso en la ruta a Charcas pero no consiguieron asentar ningn poblado espaol. Aos despus los ancianos de Casabindo recordaban que a su cacique "Quiliquipildor... lo mataron los espaoles en defensa de su pueblo y de su gente la ltima vez que los entraron a conquistar".Durante el perodo de la conquista los enfrentamientos no slo se dieron en las tierras altas. Si bien los indios de las tierras bajas tuvieron una actitud ms conciliadora con los espaoles y colaboraron con ellos, sobre todo al continuar sus antiguos enfrentamientos con los indios de las tierras altas de los valles Calchaques, debe recordarse que tambin se enfrentaron con Diego de Rojas y que tuvieron sitiados mucho tiempo a Aguirre y a todos los espaoles en Santiago. Despus de esta sublevacin, desde 1566, esta estrecha franja de territorio ya qued definitivamente controlada por los espaoles que sin duda fueron ayudados por un armamento militar que era sumamente efectivo en las tierras llanas pero ineficaz en las quebradas y tierras altas.No slo el armamento espaol colabor en la conquista. Una delas principales causas que permitieron el triunfo de esas huestesespaolas enfrentadas entre s, fue su experiencia previa de conquistadoresen las tierras andinas del norte y su relacin con losincas, que facilit este tipo de invasin cuya etapa inicial estabaorientada a utilizar los conflictos entre los grupos y la consecuentegeneracin de alianzas con algunos de ellos. En los documentosno son frecuentes las referencias a la alianza entre espaoles eindios, ms bien se tiende a ocultarla para no oscurecer la "heroicagesta" espaola. Slo a travs de palabras sueltas se puede ver quejunto a la hueste y sus "indios de servicio", "indios de carga" y"yanaconas peruanos", tambin estaban el Inca Paullu, el wilkahumay los numerosos "indios amigos" que participaban a la par, yquizs ms intensamente, que los espaoles continuando con susluchas contra otro grupo indgena que era su tradicional enemigo.Las alianzas entre espaoles y grupos indgenas fueron posiblespor la existencia previa de mltiples cacicazgos que slo controlabanciertos grupos de poblacin que mantenan constantes enfrentamientoscon sus vecinos por los recursos, y donde la mayora deellos vena de una reciente intervencin incaica que haba provocadoel conjunto de conflictos sobre los cuales se superpondranlas polticas de alianzas de los espaoles. La alianza con el incario de los pueblos de la mesopotamia santiaguea en su lucha contralos diaguitas insumisos de las tierras altas gener una tradicin deredes y alianzas que facilitaron la relacin de estos pueblos conlos espaoles y posibilitaron la expansin desde sus tierras, talcomo antes lo haban hecho los incas. Tambin la relacin con elEstado incaico y sus formas polticas centralizadas incidieron enla capacidad de los pueblos de Puna y valles y quebradas paragenerar las rpidas y efectivas alianzas antiespaolas, que no sedieron en zonas como las sierras de Crdoba donde no haba estetipo de experiencia poltica previa. En resumen, en este perodotuvieron lugar el contacto y la alianza de los distintos lderes de lashuestes con distintos grupos indgenas y tambin la invasin deambos sobre otros grupos, con la caracterstica de que no siemprefueron los mismos actores los implicados.No slo la violencia, el poder militar o el afn de lucro de losespaoles incidieron en todo este proceso; tambin lo hizo la dificultaddel mundo indgena para entender el real significado de laconquista. Desde las distintas sociedades indgenas organizadassobre la base de respeto de las relaciones personales y de parentescoera muy difcil entender cabalmente los objetivos econmicosy polticos coloniales de larga duracin que persiguierony finalmente lograron imponer los espaoles a pesa de todas susluchas internas.Las discrepancias, luchas sangrientas, enfrentamientos yajusticiamientos que se dieron entre las distintas huestes espaolasno impedan que todos en conjunto persiguieran el mismo objetivo:el sometimiento de la poblacin indgena cuya explotacinles permitira recuperar las inversiones realizadas. En la expedicinde Diego de Rojas cada capitn invirti 30.000 pesos, Nezdel Prado y Cabrera invirtieron otro tanto, en la fundacin de Jujuyse gast ms an, y todo ello provena de los recursos personalesde los conquistadores. Los jefes de las huestes, "personas de caudal",enfrentaban la conquista tambin como empresarios que hacanuna inversin y buscaban recuperarla con ganancias al igualque los soldados que haban pagado su equipo o el de otros, y quehaban acordado de antemano las recompensas por lograr en cadaaccin militar. El carcter privado de la expansin implicaba laobligacin de premiar a los responsables con un rgimen de recompensasque fue estatuido en funcin de la necesidad deincentivar el inters por la riesgosa aventura, aunque pblicamente apareciera como reconocimiento gracioso de servicios. Las recompensasen mercedes de tierras y en encomiendas de indiosfueron provistas por el propio medio conquistado.En el largo medio siglo que dur esta conquista se fueron conformandotres espacios, el espacio espaol habitado por los nuevospobladores y sus indios sujetos, el espacio de los indgenassublevados que de la sujecin haban pasado a la rebelin y elespacio de los indios de guerra donde habitaban aquellos que nuncahaban sido sometidos.

El costo de la conquista para la sociedad indgenaEn la dcada del noventa, en la etapa final de la conquista delTucumn, se profundizaron los abusos y malos tratos a la poblacinindgena mientras se reforzaba el poder de los encomenderosa cambio de su colaboracin militar. Esta situacin se tradujo en elincremento de la mortalidad indgena afectada por las pestes yepidemias resultantes del exceso de trabajo, la falta de comida ylos malos tratos, entrecruzadas con un perodo de sequa. En losprimeros aos del siglo XVII las autoridades del Tucumn reconocieronque la poblacin indgena restante era slo una dcimaparte de la original.Es en esta situacin tan crtica para los indios sometidos dondeacta el gobernador Ramrez de Velasco que, con su efectivo accionarpoltico y militar, logra concluir la etapa inicial de la conquistaapoyando a los encomenderos y a costa de la poblacin indgenapacificada.A la sobreexplotacin, maltrato, invasin militar, yanaconizacin,mortalidad y expulsin de los hombres hacia otras jurisdicciones,los indgenas respondieron con el abandono de los pueblosy el bandidaje en los caminos, movimiento que fue acompaado,apoyado u organizado por los sacerdotes de la antigua sociedadindgena. La represin del gobernador consisti en nombrar losprimeros funcionarios para el rea rural (alcaldes de hermandad),en apresar a algunos salteadores y a cuarenta "hechiceros [...] viejosde ms de 70 aos", y en quemar a varios de ellos. Para estosaos, tambin en Crdoba hubo actuaciones similares sobre las"hechiceras". Tanto en Santiago como en Crdoba stos eran aosde sequas, hambre y pestes que originaron el consecuente abandono de los pueblos en bsqueda de las zonas de caza y recoleccin.En estos bosques fue donde se consolid el poder de los "hechiceros".Los indios de paz remisos a la entrega del tributo que habitabanen las jurisdicciones de las ciudades de Crdoba, Santiago y Saltason declarados "indios de guerra" y capturados en expedicionesmilitares, para ser finalmente asentados en las chacras de los encomenderosen carcter de yanaconas. Paralelamente el gobernadorsolicitaba de manera infructuosa al rey que se legalizara estaasignacin de "yanaconas de padrn" para consolidar legalmenteel poder seorial encomendero.Su poltica ofensiva ante los indios sublevados en las tierrasaltas consisti en una combinacin de negociaciones y traicionescon combates e invasiones militares. Invadi los valles Calchaquescon tropas de espaoles e "indios amigos", luego se ali asus enemigos y comenz a combatir a los primeros para finalmentehacer la paz con el cacique sucesor de Juan Calchaqu. En laPuna y quebrada de Humahuaca, donde el cacique Viltipoco recientementehaba pactado su sujecin a la Audiencia de Charcas,a la que estaba tributando mientras atenda los tambos del camino,el gobernador autoriz el desconocimiento de dichos acuerdos yel apresamiento del cacique acusndolo de intentar una sublevacingeneral.Cuando Ramrez de Velasco ya haba logrado cerrar el cercoalrededor de los indios de los valles Calchaques (1593), y mientrasse agudizaba la mortalidad indgena, la Audiencia de Charcasdesign en su reemplazo a un rico vecino del Per Hernandode Zrate intentando modificar las caractersticas de los gobernadoresanteriores que, segn ellos, "slo han pensado en esquilmarla tierra". A pesar de esto, el accionar de Zrate y de lossucesivos gobernadores slo se orient a buscar la aplicacin delas Ordenanzas de Abreu. Tambin la Iglesia, a diferencia de laanterior tradicin lascasiana, durante el Snodo de Santiago delEstero de 1597, acept el sistema de encomienda con su prestacinpersonal de servicios y centr sus ataques contra los hechiceros.En el Paraguay y el Ro de la Plata el sistema de gobierno de losindios tambin se basaba en el servicio personal aunque ello afectabaa un grupo ms reducido de poblacin. En 1597 el mismoRamrez de Velasco, de acuerdo con el gobierno central, dict las primeras Ordenanzas mediante las cuales redujo el tiempo de trabajode los indios adultos y fij una cuota de hilado a las mujeressimilar a la del Tucumn.A comienzos del siglo XVII otro gobernador del Tucumn,Alonso de la Rivera, preocupado por la continuidad del descensode la poblacin, present una relacin al rey relatando los excesosque se reiteraban en todo el territorio. Denunciaba que los encomenderosno respetaban los das de descanso de los indios, ni eltiempo para ocuparse de sus sementeras ni tampoco sus tierras"porque todas... les tienen tomadas sus encomenderos". Los encomenderosrobaban a los indios su ganado y vendan todo lo questos cultivaban en pueblos, mientras la poblacin segua disminuyendo,continuaban los malos tratos que provocaban la huidahacia el Per y se reiteraban las quejas contra los sayapayas opobleros. El gobernador insista en que los indios seguan siendovasallos de los encomenderos y no de la corona, y que esta situacinslo poda modificarse con la participacin de nuevas autoridadesque fueran "forasteras" y "desinteresadas" porque las actualeseran vecinos que impedan la aplicacin de la "real justicia".

Claro est queera imposible que la familia indgena se reprodujera dentro desus tierras autnomamente debido a que deba pagar el tributo,entregar mitayos y sobrevivir en las escasas e inseguras tierrasasignadas, las que slo lograron conservar cuando pudieron accedera la lejana justicia de la Real Audiencia de Charcas en tantolas justicias locales siempre actuaban a favor del sector encomendero El enfrentamiento de Alfaro con los encomenderos puede inducira pensar que sus Ordenanzas significaron la salvacin definitivade los indios y luego, al ver que los indios siguieron trabajandopara los encomenderos y que continuaron desapareciendosus pueblos y bajando su poblacin, se puede concluir errneamenteque no hubo ningn respeto a las Ordenanzas. No hayque confundirse, las Ordenanzas de Alfaro regularon un sistemasimilar al del resto del virreinato, donde la familia indgena sometidaal sistema colonial espaol slo poda reproducirse parcialmentedentro de las tierras que les reconocieron como de comunidad,mientras era coaccionada a insertarse en las relacionesmercantiles y a subsidiar a la economa espaola.