La Disciplina Histórica en El Siglo XIX

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La disciplina histórica en el siglo XIX: teorías y consolidación de una ciencia para los Estados. Gabriel Jansen Universidad Nacional de Salta

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La disciplina histrica en el siglo XIX: teoras y consolidacin de una ciencia para los Estados

La disciplina histrica en el siglo XIX: teoras y consolidacin de una ciencia para los Estados.Gabriel Jansen

Universidad Nacional de Salta

A modo de IntroduccinEl surgimiento de las ciencias sociales como reas autnomas, se vincula especialmente con el auge del capitalismo europeo y a la emergencia de los procesos econmicos, polticos y sociales y sus contradicciones intrnsecas, como esferas claramente delimitadas y secularizadas de la vida, lo que posibilit la conversin de estas esferas y sus diferentes dimensiones en objetos de estudio de la ciencia.

La manera de escribir la historia implantada entre los historiadores profesionales a partir de la II Guerra Mundial, la historia entendida como ciencia, de cuya puesta en prctica result una historia econmico-social, estructural y objetivista, que propugn la ambicin ideal de una historia total y la necesidad de estudiar el pasado para comprender el presente y construir un futuro mejor, ha sido fuertemente cuestionada a lo largo de la pasada dcada, al tiempo que entr en crisis el proyecto filosfico comn que la sustentaba, la idea ilustrada del progreso.

La cientificidad de la Historia, supone primeramente, que haya existido en algn momento de eso que llamamos Historia, un objetivo de primer orden, un objetivo dedicado a formular teoras en la conformacin de la Historia como una ciencia autnoma, con un mtodo propio de investigacin y un objeto de estudio independiente al de las dems.

Si lo pensamos de esta manera, podremos darnos cuentas, que los cambios acaecidos durante todo el siglo XX, e incluso en la actualidad, ponen al descubierto, la crisis por la cual el concepto cientfico de Historia ha cado en desuso.

La historia concebida en el siglo XIX como una ciencia objetiva, con un objeto de estudio y una declarada autonoma respecto a las dems ciencias, busco principalmente la consolidacin de un modelo terico y cientfico en donde los hechos y la misma sociedad poda ser observada por un investigador que no tenia otro cometido mas que el de contemplar la sucesin real de los hechos; para resumir un poco la idea, La Historia entr a formar parte de la cultura popular y pas a ser enseada en las escuelas. Se crearon academias de historia cuya funcin principal era dar a conocer la historia nacional.

Concebido de esta manera, podemos contemplar en pleno siglo XIX, tanto en Europa como en America Latina, el surgimiento de una concepcin de la Historia dedicada definitivamente al surgimiento y consolidacin de los Estados modernos. A partir de todo esto, surgen algunas preguntas como por ejemplo, Por qu el siglo XIX se conoce historiogrficamente como el siglo del triunfo de la historia?, Por qu se sostiene que en el siglo XIX se produce en el mundo occidental una ruptura generalizada con el modo en el que se vena investigando y enseando la historia?, Cules son las corrientes de pensamiento ms difundidas a lo largo del siglo XIX que dan forma a dichas etapas del conocimiento histrico y en qu marco se desarrollan?El objetivo principal de este breve ensayo, es identificar, plantear y desarrollar, las teoras de autores como Ranke, Michelet, Burckhardt del lado Europa y vincularlos con el surgimiento de la historia erudita en la Argentina del siglo XIX. A su vez analizando estos autores pretendo exponer cuales fueron las causas del surgimiento de una nocin cientfica de la Historia y en este sentido, afirmar que una de ellas, y la mas clara, fue crear una idea de Historia, en donde el sujeto actuaba como un todo colectivo, estable, organizado, en donde se deba realizar una homogenizacin a nivel colectivo del pasado de los pueblos y crear un sentimiento de pertenencia a una Nacin, analizado todo ello no solo bajo la historia como ciencia, sino tambin por otras ciencias sociales, como la economa, la sociologa, etc.

Historiografa europea entre los siglos XVIII y XIX

El mundo europeo de finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, era un mundo marcado por la Revolucin Francesa y por las intrigas sobre el camino poltico que debera seguir cada uno de los pases como Francia, Alemania e Inglaterra.As mismo, producto de la Ilustracin, la historia tendra tambin cambios a nivel conceptual, una nueva historia aparecera con el adjetivo particular de modernidad, lo cual implicaba romper tambin con la antigua tradicin sobre el concepto de historia.

La idea de modernidad, como conciencia de estar en una nueva poca, tena por fuerza que cambiar radicalmente el modo de concebir la historia. Por una parte la valoracin hasta entonces positiva de la tradicin y de lo antiguo sera sustituida por el discurso filosfico de la modernidad, que apuntaba en un sentido completamente opuesto. En este sentido, el mundo moderno se distingua del antiguo en que se encontraba abierto al futuro; desde la nueva reflexin centrada en la modernidad, la historia de los filsofos se contrapuso a la historia erudita eclesistica.

Adems de lo anterior, la conciencia del tiempo moderno condujo durante el siglo XVIII a una historia universal. Esa historia universal llen la nueva representacin racionalista del tiempo y de la historia con los contenidos laicos de la idea de progreso en donde la Filosofa de la Historia buscaba el verdadero sentido que tena el acaecer histrico . Esta forma de concebir el proceso histrico continuaba siendo teleolgica. Pero los agentes del progreso eran ahora la razn y la ilustracin humana.

Lo que la historia filosfica de Kant y de Hegel reclamaban en exclusiva para s era el punto de vista global y reflexivo que giraba en torno a una actualidad abierta al futuro, mientras que lo que se identificaba a fines del siglo XVIII y principios del XIX con la historia propiamente dicha era un estudio minuciosamente emprico, que slo produca un relato parcial de cierta clase de hechos ocurridos, dispuestos en el clsico orden narrativo.

La ciencia histrica que surgi a principios del siglo XIX tuvo al principio tres caractersticas, se constitua como ciencia emprica y por ello en el marco de la forma moderna de concebir la ciencia cuya preocupacin fundamental era el problema del mtodo.

Se situaba en una corriente de pensamiento, el historicismo, que en su origen fue una reaccin al discurso de la modernidad surgido de la filosofa de la Ilustracin. Se corresponda, en cierto modo, con la otra cara de una modernidad transformada por la Revolucin. Es dentro de este contexto intelectual en donde aparece una de las figuras ms importantes dentro de la configuracin y consolidacin de una ciencia Histrica, me refiero a Leopoldo Von Ranke.

Lo que se intent a partir de Ranke y el historicismo alemn, era afirmar que la investigacin de los hechos, hechos empricos, era lo que posibilitaba el progreso del conocimiento y no las especulaciones metafsicas sobre el sentido que deba tener la historia. Una idea general de Ranke sobre el mtodo resida en que deba apoyarse en el mtodo crtico del anlisis de las fuentes, por lo que el historiador debera dominar el mtodo filolgico y tener un especial inters en exponer de forma veraz y objetiva el resultado de su investigacin.

La nueva era de las revoluciones burguesas no conduca a estado cosmopolita alguno, como lo haban soado los Ilustrados, lo que surgan eran nuevos entes histricos -los estados nacionales- que pugnaban por defender sus particularismos respectivos. Un contexto poltico tan diferente del de la Ilustracin propiciaba otro tipo de reflexin histrica, puesto que el objeto de la historia eran las trayectorias polticas singulares con orgenes histricos muy remotos.Para simplificar un poco la idea de Ranke y tener una visin ms concreta sobre su concepto de historia, diramos que para Ranke el historiador vendra a configurar y preparar un camino en donde la sumisin es el nico camino ya que el estado encarna la nacin y sta no hace otra cosa que seguir las pautas que ha fijado el dedo de Dios.Esta nueva ciencia, la ciencia de la historia, se organiz y se institucionaliz como tal en el marco de los nuevos estados nacionales que, al igual que haban hecho antiguamente los poderes del antiguo rgimen, instrumentalizaron el saber histrico en provecho propio. As surgieron las respectivas historias nacionales y las escuelas histricas que articularon el paradigma de una nueva ciencia de la historia. Ahora la historia dispona de un mtodo y haba pasado a manos de autnticos profesionales. En Alemania el prestigio de la historia acadmica se asent en las universidades, que quedaron protegidas por el estado.

En Francia, la revolucin haba provocado cambios tambin a nivel social y poltico. La revolucin de 1848 confiaba en devolver al pueblo el papel que haba desempeado durante la revolucin de 1789. Esta confianza depositaba nuevamente en el pueblo con y la intencin de construir una historia del pueblo encontr en Jules Michelet a su mximo exponente.Michelet, como romntico que fue, se plante un problema fundamental que fue el de buscar una ley de desarrollo humano, una ley que estuviera en contra de los principios positivistas que conducan para el a un modelo naturalista de la sucesin de las etapas en la historia.En la Historia de la Revolucin francesa Michelet condensa su visin de la historia. Para l la revolucin la llev a cabo el pueblo francs, quien se convierte en el hroe annimo, la gran masa que, discordante en apariencia, camina unida por un sentimiento comn y por una inspiracin instintiva. Los actores y oradores que intervinieron y alcanzaron renombre en estos aos interpretan en sus discursos el pensamiento de las masas. El pueblo es el protagonista y a l va dedicada su obra. La nica forma que hay de reflejar su accin consiste en estudiar las transformaciones profundas del espritu popular y para ello observa la vida del pueblo y las modificaciones que sufre bajo la presin de los hechos, explicando lo que podra entenderse como la psicologa de la revolucin.Esta visin de la historia se opone a la defendida por Tocqueville o Von Ranke, quienes daban preponderancia a los hechos. Michelet relega stos a un segundo plano y describe ms bien los movimientos, la efervescencia de los espritus y de las imaginaciones durante esos aos tan turbulentos. Antes de ocuparse de un personaje bucea en su ambiente y en las influencias que recibe de su entorno. Escribe, en realidad, una historia de la interioridad de los fenmenos histricos, cuyas causas ya no tienen valor pues lo importante radica en las identidades que emergen del sentir del pueblo.Aunque pueda parecer que la obra de Michelet est impregnada de un fuerte subjetivismo la base documental que utiliza es inmenso. Ser el primero en usar los documentos almacenados en los archivos centrales, o en los de las prefecturas y de los ayuntamientos. No se puede negar su intento de ser objetivo. En Historia de Francia logra conservar, en cierto modo, la neutralidad de su relato, pero en la Historia de la Revolucin francesa pierde su sangre fra e inunda la obra con apreciaciones, crticas y opiniones.

En Alemania un discpulo del propio Ranke, como Burckhardt, se distanciara de las concepciones de la historia cientfica que intentaba legitimar Ranke, principalmente porque la Historia para Burckhardt no tena ni un principio ni un final, y tampoco la historia deba ser analizada y construida solo a partir del factor poltico.Estuvo en contra de aquellos para quienes el desarrollo histrico constitua un progreso evolutivo que culminaba en el presente, como fue el caso de Hegel y sus seguidores. A su juicio la historia no presenta un desarrollo lineal y progresivo, supeditado a la cronologa y al estudio de la concatenacin de hechos. Hay que estudiarla a travs de cortes transversales sin que exista un principio y un final. La sucesin de acontecimientos carece de inters y lo relevante es el marco que se abre al contemplar un perodo determinado. En otras palabras y es el concepto que manejaba Burckhardt, la continuidad histrica es un esencial inters de nuestra existencia humana, pues es la nica prueba del significado de su duracin

Dentro de esta perspectiva hay tres agentes cuya mutua relacin condiciona el carcter general de cada poca: el Estado, la Iglesia y la cultura. Los dos primeros son estables. El Estado implica la organizacin de la fuerza que asegura el orden, mientras que la religin satisface las necesidades metafsicas del hombre. Estos agentes luchan por imponerse sobre los otros pero nunca lo logran, tan slo alcanzan momentos favorables de fijacin. Frente al Estado y la Iglesia, la cultura es el movimiento del espritu en libertad, la respuesta del hombre a las necesidades terrestres e intelectuales.

La mutabilidad de la historia exige la presencia de un actor. Segn Burckhardt este actor no es otro que el hombre en general y, en particular, el Gran Hombre que focaliza la fuerza colectiva y emerge en el seno del pueblo, por su propia necesidad, para ejecutar su voluntad dispersa. Esta concepcin del individuo como motor de la cultura y de la voluntad conjunta se observa con claridad en La cultura del Renacimiento en Italia donde destaca el papel desempeado por algunos lderes que sobresalen en todos los mbitos, ya sean artsticos, polticos o filosficos. Burckhardt rompe con el historicismo y el positivismo al afirmar que la historia es la menos cientfica de todas las ciencias, al dar cabida en su estudio a todas las disciplinas posibles y al fomentar el subjetivismo del historiador, que debe seleccionar, valorar e interpretar a su antojo los hechos del pasado.

Conclusiones del primer apartado

En este primer apartado he querido subrayar brevemente las principales ideologas que circularon durante todo el siglo XIX especialmente en Europa, ideologas que estuvieron marcadas profundamente por el contexto social y poltico de la Europa del auge del capitalismo y de las revoluciones constantes. Este anlisis y reflexin sobre cada de una de las teoras, realizado en base a los textos propuestos y citados, dan pie para dejar una idea general por lo menos de la historiografa europea del siglo XIX.Cuando me refiero en el ttulo del ensayo a la consolidacin de una ciencia para los Estados, lo hago reflexionando sobre el papel que cada uno de estos autores tuvieron en su poca, es claro que hay semejanzas y diferencias explicitas entre cada una de ellas, pero el titulo propone comprender que cualquiera sea la teora tanto de Ranke, Michelet, o Burckhardt hay una problemtica concreta que gira en torno a las necesidades imperantes de lo poltico y lo social, la consolidacin por un lado de los Estados-Nacin modernos, en la teora de Ranke , por otro lado la reinvidacion del papel del pueblo dentro de las revoluciones, en la teora de Michelet, y por ltimo la importancia de la Cultura dentro de las sociedades en las teoras de Burckhardt.A continuacin desarrollare el proceso por el cual en Argentina la Historia fue necesaria a partir de la segunda mitad del siglo XIX para conferir y legitimar un Estado naciente que necesitaba de la construccin de una identidad colectiva para involucrarse en el contexto mundial capitalista.

Historiografa Argentina del siglo XIX

En la Argentina el perodo de conformacin del estado arranca en 1860 y culmina en 1880. Desde el punto de vista formal, los instrumentos del gobierno haban sido delineados por la Constitucin de 1853 con el establecimiento de tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), pero la organizacin y el afianzamiento de esas instituciones de gobierno no fueron activos durante el perodo. Es entre 1862 y 1868 con la presidencia de Bartolom Mitre donde comienzan a gestarse las primeras ideas acerca de la construccin de una Historia Nacional en favor de la consolidacin del Estado. Esta consolidacin del estado fue fuertemente influida por la mirada sobre la historia que conceba Mitre, ya que la formulacin de sus ideas servan para la consumacin de una conciencia histrica que le permita hilvanar convenientemente una imagen del pasado, presente y futuro de una nacin que fraguaba en el relato y en la gestacin poltica.Algo que por lo menos se denota en el anlisis de las fuentes de Mite, es que aquella historia fundante, aquella historia oficial argentina, se haya ocupado de personas individuales, por ejemplo la figura de Belgrano y San Martin, y no de hechos ni procesos, sino de personas, marcando as el perfil que ha tenido histricamente la sociedad argentina a la hora de evaluar procesos polticos, nos referimos aqu al personalismo que ha imperado a la hora de interpretar un hecho o proceso histrico.

El gran mrito de Bartolom Mitre fue el paso de una biografa a una verdadera historia. La eleccin de Belgrano para que sea el protagonista de su libro, radica en que la figura del hombre de Mayo encarna un tipo de virtud republicana, y que con su historia de vida ayudara a conseguir una gua de investigacin, adems de mostrarnos la historia de una poca. Belgrano encarnara el concepto de hombre representativo que hace de eslabn de la cadena que une las tradiciones coloniales a los principios revolucionarios.

La primera premisa que sostuvo Bartolom Mitre para contar la Historia es el virtual rechazo para ver a la Argentina como otra cosa que no sea el sueo de varios grandes hombres, todos porteos por nacimiento o inclinacin. Adems. Mitre ve a la historia como un cuento ejemplar, un medio para dar forma al futuro. Usa deliberadamente el pasado para crear una mitologa nacional cuya funcin primordial es justificar la Argentina que desea.

Pero Mitre no estaba pensando slo en el futuro: intereses del presente, como sus propias ambiciones, su enemistad con Urquiza y el gobierno de Paran, y su apoyo a la hegemona portea, forman un contexto necesario para explicar su eleccin del material y la forma de presentarlo en todos sus escritos. Es decir, su trabajo como historiador refleja los mismos intereses que lo llevaron a la actividad poltica y militar: eran medios por los que trataba de legitimar sus aspiraciones como lder nacional y el dominio de Buenos Aires sobre el interior.

Dentro de esta nueva practica historiogrfica la obra de Mitre y su concepto de historia, seria fuertemente criticado por algunos otros autores como Alberdi o Vlez Sarsfield. Sin embargo es con Vicente Fidel Lpez con quien mantendr un abierto cruce sobre las ideas del concepto de historia.Este ltimo era hijo de Vicente Lpez y Planes, hombre de notable actividad poltica durante el proceso de independencia y en la anarqua de la dcada del veinte. La importancia de este debate no consisti en la lucha en s misma, sino el contenido el cual se pona en tela de juicio. Ricardo Rojas, destaca que esta discusin tiene importancia ya que ms all de la carga personal contribuy a la crtica histrica donde se defendieron temas, fuentes, mtodos y juicios sobre el pasado argentino y los orgenes de nuestra independencia A diferencia de Mitre, Vicente Fidel Lpez estaba fuertemente influenciado por la bsqueda romntica de los orgenes. La Revolucin, vista desde su perspectiva, estaba enmarcada en un cuadro ms amplio y ubicado dentro de la historia universal. Gracias a la influencia de la actividad paterna, Vicente F. Lpez no era ajeno a las dinmicas de las facciones de los partidos.

La diferencia entre ambos autores, radica en la cantidad y la preponderancia hacia las distintas fuentes. Mitre haba desarrollado y utilizado un gran caudal de fuentes de diversos tipos para poder avalar sus afirmaciones. La actividad heurstica era fundamental en este modelo, ya que permita ordenar, clasificar y correlacionar los hechos, para que formen parte de un conjunto coherente.

Lpez, a su vez, no desechaba los documentos. Pero no comparta la misma confianza en los mismo que posea Mitre (la funcin de los mismo era de informar al escritor). Adems de ellos, tambin se apoyaba en la nocin viva de la historia y la tradicin del ayer. Tena una concepcin del pasado en trminos de resurreccin o remembranza, en la que el historiador debe ser artista y compositor.

Definitivamente el proceso de institucionalizacin de la historia como una ciencia en la sociedad argentina, se vio frenado por la misma ausencia en el siglo XIX de un Estado fuerte y poco administrativo. Basta recordar que no fue hasta bien entrado el siglo XX, cuando recin se crearon las primeras facultades de Filosofa y Letras. Esto se debi particularmente al mismo hecho de que durante casi todo el siglo XIX exista un vaco institucional que fue llenado por una red de crculos privados que constituyeron intelectuales e historiadores.

Conclusin del segundo apartado El comienzo de la disputa y controversia entre Mitre y Lpez marca quizs, un punto de partida donde podemos divisar las distintas tendencias sobre el concepto mismo de una historia reciente, una historia que se contaba solo desde haca 30 aos aproximadamente. Los personajes, los relatos, los actos, todos ellos eran buscados con la misma intencin de formular una historia de tinte nacionalista, tica y que sirviera de ejemplo para conformar una sociedad adecuada a las circunstancias de aquel tiempo.Con mitre encontramos un tipo de historia, con una metodologa heurstica ms fielmente parecida a la de Ranke en el continente europeo, una historia que tenga en s misma un mtodo critico de las fuentes y un mtodo de anlisis particular.

En Lpez la historia se convierte en algo parecido a una historia filosofante donde lo importa radica en construir una historia a partir de los relatos, a partir de los recuerdos personales de cada uno de los actores y ya no tanto del documento archivo.

En este segundo apartado como en el primero, creo que el punto central de la historiografa argentina y europea pasa, como lo quise ejemplificar en el ttulo del ensayo, por la construccin de un estado idealizado a partir de historias moralizantes o constructoras de sentimientos nacionales. Definitivamente lo fue asi, y asi tambin fue como en el siglo XIX, el modo de analizar y construir la historia para los intelectuales cambia de rumbo, no se trata ni en Europa ni en Argentina, de una historia de estilo literal simple y llanamente, se trata de una historia convertida en instrumento de poder y de dominio.Conclusin del ensayo

Dentro del contexto en el cual desarrolle cada uno de estos puntos, quiero volver a la afirmacin principal de la introduccin afirmando mi posicin sobre la creacin de una ciencia histrica para los Estados, en tanto instrumento necesario para la formulacin de un origen comn y de pertenencia a una Nacin. Dicho de esta manera, y respondiendo a las preguntas iniciales, Se conoce al siglo XIX como el siglo del triunfo de la Historia porque los estudios histricos alcanzaron su despegue definitivo debido a que la historia llega a constituirse como ciencia, lo cual implica:

La constitucin de la Historia como disciplina cientfica de la mano del historicismo clsico, habindose producido su separacin de la economa y la sociologa. La aparicin de las grandes historias nacionales que pretenden fortalecer la concepcin de nacin (Ranke, Michelet), lo cual refuerza la figura del historiador.

La institucionalizacin de la historia: la historia se ensea como disciplina cientfica en universidades y en Academias de Historia creadas durante el perodo de mayor ascenso de la burguesa

Todo esto es fomentado en los estados europeos por las clases gobernantes que comprendieron la importancia de la educacin popular como elemento de control social y de la enseanza de la historia particularmente para legitimacin y la preservacin del orden burgus.

A parte de esto y respondiendo a otra de las preguntas iniciales, se sostiene que en el siglo XIX se produce una ruptura generalizada con el modo en que se vena investigando los hechos histricos puesto que la historia convertida en ciencia del siglo XIX implica una ruptura entre el discurso cientfico que corresponde a la nueva concepcin de esta disciplina respecto del discurso literario al que durante siglos haba estado atada. As es que el tratamiento cientfico de la investigacin histrica la distingue del concepto ms antiguo de historiografa, pero sin embargo sigue habiendo continuidades que vinculan a la ciencia histrica surgida en el siglo XIX con la historiografa antigua, expresadas, por ejemplo, en la idea de realidad, en la idea de progresin temporal (se sigue una sucesin diacrnica donde slo se reconoce un tiempo unidimensional y unilineal) y en la idea de accin intencional. Adems, el historiador sigue haciendo su tarea vinculado con una posicin dominante, y como mtodo de legitimacin del orden instaurado.

Gabriel Jansen

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