La Desgracia Del Príncipe Extranjero

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La tragedia del príncipe rebelde María Elena Rivera Guevara “Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo.” José Ortega y Gasset El existencialismo es una corriente filosófica cuya influencia es notable en un contexto europeo de posguerra. Entre los teóricos más importantes se encuentran Sartre, Camus, Heidegger, Jaspers, Marcel y las ideas anteriores de Kierkegaard y Nietzsche. Lo que el existencialismo propone principalmente es una inversión de principios, que se alejan del idealismo hegeliano y se expresan en un simple axioma: “existo, luego soy”. Entre los principales temas que se perfilan en dicho pensamiento, se encuentran el de la elección, así como la libertad, la responsabilidad y el compromiso que derivan de ella, la angustia, el absurdo y la intrascendencia de la misma existencia (Sánchez, 417). Ahora bien, lo que intentaré abordar en el presente texto, es la presencia de elementos existencialistas en la película de Hamlet, de Laurence Olivier. El filme inicia con la siguiente frase: “la tragedia de un hombre incapaz de tomar una decisión”. Concuerdo parcialmente con ella, ya que Hamlet sí fue capaz de decidir pese a que sus actos no

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La tragedia del príncipe rebelde

María Elena Rivera Guevara

“Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo.”

José Ortega y Gasset

El existencialismo es una corriente filosófica cuya influencia es

notable en un contexto europeo de posguerra. Entre los teóricos más

importantes se encuentran Sartre, Camus, Heidegger, Jaspers,

Marcel y las ideas anteriores de Kierkegaard y Nietzsche. Lo que el

existencialismo propone principalmente es una inversión de

principios, que se alejan del idealismo hegeliano y se expresan en un

simple axioma: “existo, luego soy”. Entre los principales temas que

se perfilan en dicho pensamiento, se encuentran el de la elección, así

como la libertad, la responsabilidad y el compromiso que derivan de

ella, la angustia, el absurdo y la intrascendencia de la misma

existencia (Sánchez, 417).

Ahora bien, lo que intentaré abordar en el presente texto, es la

presencia de elementos existencialistas en la película de Hamlet, de

Laurence Olivier. El filme inicia con la siguiente frase: “la tragedia

de un hombre incapaz de tomar una decisión”. Concuerdo

parcialmente con ella, ya que Hamlet sí fue capaz de decidir pese a

que sus actos no fueron los más prudentes y lo condujeron a esa

tragedia. Tan sólo hay que observar el monólogo en el que se debate

entre “ser o no ser”. Es decir, entre vivir o morir. Al final, se decide

por continuar vivo, ya que aunque su vida sea dolorosa, es preferible

a la muerte desconocida, vacía e inútil. En esta escena se evidencia

la libertad de elegir, pues “los individuos son libres (…), tienen que

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aceptar el riesgo y la responsabilidad de seguir su compromiso

donde quiera que les lleve” (Sánchez, 417).

Otro elemento que considero mencionar es el del amor, el cual se

manifiesta restringido y frustrado por la condición de realeza de

Hamlet, por lo que no llega a amar libremente a Ofelia y se convierte

en un elemento absurdo. También la otredad se encuentra presente

en la historia, lo cual es claro cuando Claudio sufre al ver a los

actores representar su crimen, pues el teatro actúa como un espejo

de la realidad y logran cumplir con la premisa “el infierno son los

otros”. Ellos, incluyendo al príncipe, conocen su secreto, pero a

pesar de eso, Claudio decide no proceder directamente contra su

sobrino, gracias a la mirada de otros, es decir, el pueblo y la reina.

Algo que llamó mi atención, es que Laertes afirma que Hamlet es

súbdito desde su nacimiento, no puede hacer cumplir su voluntad

libremente porque de él depende el Estado. Sin embargo, me atrevo

a pensar que Hamlet fue un hombre rebelde, por ello me gustaría

profundizar respecto a esa rebeldía desde el enfoque de Camus. A

partir de que Hamlet acepta su circunstancia, comienza a rebelarse.

“Los ‘rebeldes míticos’ que Camus nos pone como ejemplos afirman

la tierra y sólo se alzan contra lo que pretende aminorar su papel,

menoscabar su realidad: los imposibles, el Todo, lo eterno” (Zárate,

63-64).

Es decir, Hamlet se rebela en contra de la determinación

mencionada por Laertes, contra las reglas y las convenciones. Sin

embargo, a partir de la rebeldía de Hamlet, surgen otros absurdos

como el deseo de venganza de Laertes y la locura de Ofelia. Además,

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su actitud desafiante lo lleva directo a la muerte: “En Camus el estilo

es la tragedia. Mito y tragedia. Porque la rebeldía se paga con la

muerte. Sus personajes (…) están insertos en el ‘vivir para la muerte’

heideggeriano” (Zárate, 71). La muerte se encuentra muy presente

en la película, de inicio a fin, es la razón de la cólera de Hamlet,

acompañada de los recuerdos y la memoria del padre. Lo que resulta

absurdo (e irónico) es que al final se ve vencido por lo que desde un

momento pretendía evitar para poder actuar.

El príncipe también fue un hombre que vivió en el absurdo pese a

todos sus actos justificados en la venganza. Gracias al absurdo es

posible la libertad de actuar, misma que no deviene en libertad

eterna . Es pensar y actuar desde un aquí y un ahora sin la noción de

absolutos impuestos. El absurdo implica verdad y lucidez, por lo que

el conocimiento de las circunstancias nos permitirá encontrarnos con

el absurdo, el cual puede representarse de varias maneras, como ya

hemos visto (Zárate, 65-66). Por lo tanto, el conocimiento puede

hacernos libres, pero también nos puede causar dolor, tal y como a

Hamlet le ocurre al ser consciente de la brevedad de la vida y el

acecho de la muerte tal y como lo expresa en el siguiente soliloquio:

“Así la conciencia nos convierte en cobardes, ¿realmente somos

libres por esa conciencia?”.

En conclusión, Hamlet no pudo desligarse completamente de los

absolutos al morir gracias a una pasión exacerbada. Tiene conciencia

de la muerte, sin embargo no logra trascenderla, además, tal y como

lo dice al sostener el cráneo, en la muerte todos somos iguales. Su

existencia resulto ser un absurdo para Camus y una “pasión inútil”

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para Sartre, pues éste decía que “los seres humanos necesitan una

base racional para sus vidas pero son incapaces de conseguirla”

(Sánchez, 417). Hamlet no fue un héroe o villano, más bien fue un

ser humano, con errores y virtudes, lo suficientemente libre como

para forjar su destino e incluso su muerte. Fue un príncipe rebelde,

absurdo y extranjero.

Bibliografía

Sánchez Noriega, José Luis. Historia del Cine. Teoría y géneros

cinematográficos, fotografía y televisión. Madrid: Alianza

Editorial, 2002.

Zárate, Marla. “La rebeldía mítica de Albert Camus”. Anales del

Seminario de Historia de la Filosofía. 15 (1998): 63-76.

Hamlet. Dir. Laurence Olivier. Con Laurence Olivier, Basil Sidney,

Jean Simmons y Eileen Herlie. Two Cities Films, 1948.