La declinación de la forma simbólica -

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LA DECLINACIÓN DE UNA FORMA SIMBÓLICA LA TEORÍA Alberto Sladogna 49

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  • ALBERTO SLADOGNA 49

    LA DECLINACINDE UNA FORMA

    SIMBLICA

    LA TEORA

    Alberto Sladogna

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    Qu solucin cabra esperar realmente en este caso de la palabra colectivo,

    cuando lo colectivo y lo individual es estrictamente lo mismo? No, no se trata de

    suponer en alguna parte un alma comn donde se efectuaran todos esos clculos,

    no se trata de ninguna entificacin psicolgica, se trata de la funcin simblica.

    Jacques Lacan, 1 de diciembre de 1954

    Una de las condiciones que, al parecer, favorecieron la invencin del

    psicoanlisis por Sigmund Freud fue la declinacin de la imago paterna.

    Coinciden en ese punto un psicoanalista (J. Lacan),1 un

    estudioso de la literatura (Joseph Frank)2 y un investi-

    gador de la cultura (Jos M. Prez Gay).3 En estas lneas

    haremos un recorrido por aquellos lugares donde una

    forma consistencia del orden simblico est afectada por esa decli-

    nacin que la lleva a su caducidad.

    Esa declinacin se manifiesta en sntomas, inhibiciones, angustias que

    pueblan la vida subjetiva: a) la severa crisis de la insti-

    tucin familiar;4 b) la disolucin de los lugares

    parentales;5 c) las dificultades crecientes, de mujeres y

    hombres, para abordar la sexualidad;6 d) crecimiento

    geomtrico de sntomas graves en el terreno de la edu-

    cacin de los nios;7 e) impacto de la segregacin pro-

    vocado por la ciencia y las tecnologas en la vida

    cotidiana; y f) las consecuencias de la prdida de las

    perspectivas ticas.

    Para estudiar los efectos provocados por esa situa-

    cin ponemos la atencin en ciertas transformaciones

    1 J. Lacan. Los complejos familiares, Pe-trel, Barcelona.

    2 Joseph Frank. Biografa deDostoievski, FCE, Mxico.

    3 Jos Mara Prez Gay, El imperio per-dido, Cal y Arena, Mxico.

    4 El aumento de los llamados niosde la calle, quienes en efecto son ni-os puestos en la calle, indica uno delos efectos, quizs no el menor, de esacrisis.

    5 El avance de los instrumentos judi-ciales en la vida ntima de los sujetos:la reciente legislacin sobre la violen-cia intrafamialiar.

    6 As es posible observar el avance delas ciencia mdica en la sexualidad acondicin de eliminar su nico com-ponente picante: el deseo.

    7 Los problemas formulados por maes-tros, pedagogos y psiclogos en elcoloquio: Clnica con nios, orga-nizado en Saltillo por la Clnica de De-sarrollo Emocional de la SEP, los das22 y 23 de mayo de 1997.

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    operadas en nuestro tiempo. Cul es la razn para tomar en cuenta el

    mbito social, cultural y cientfico que rodea al psicoanlisis? En primer

    lugar por un hecho sencillo y complicado: el psicoanlisis, la prctica de

    la cura y el despliegue de su doctrina se desarrollan dentro de una socie-

    dad y no puede no estar atravesado por ella; en segundo lugar, se trata

    de tomar en cuenta que aquello que sucede en una cura o en una formu-

    lacin doctrinaria estn organizados por elementos discursivos organi-

    zados por una topologa de continuidad y torcin entre interior y exterior

    que trasciende a los sujetos; es un hecho de estructura que los discursos

    circulan ms all y ms ac de sus conciencias; en tercer lugar, en el

    psicoanlisis en particular el que se desprende de las modificaciones

    propuestas por Lacan, al demostrar el carcter constitutivo del campo

    del otro,8 la diferencia entre social e individual (el carc-

    ter dual de la indivi-dualidad es delatada por el sesgo

    significante) deja de constituir una muralla que separa

    el adentro del consultorio con el afuera sociocultural.

    Los efectos implicados en mantener esa separacin pueden leerse en

    algunos de los casos transmitidos por Freud; esa escritura, al igual que

    otras ligadas a una invencin, estaba sometida a las constricciones que el

    momento le impone a cada autor. La suma de prejuicios y perjuicios no

    poda serle ajena; en efecto, Freud invento el psicoanlisis en las condi-

    ciones singulares de la sociedad donde l viva:

    El sublime azar del genio no explica quizs por s solo que

    haya sido en Viena dentro de un Estado que era el melting-

    pot de las ms diversas formas de la familia, de las ms ar-

    8 En Introduccin del narcisismo deFreud se constata la diferencia entrela formulacin del Yo freudiano auto y el despliegue clnico efectua-do por Jacques Lacan con el llamadoestadio del espejo, donde el Yo seconstituye a partir del otro hetero.

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    caicas hasta las ms evolucionadas, de los ltimos grupos

    agnticos de campesinos eslavos a las formas ms reduci-

    das del hogar pequeo burgus y a las formas ms decaden-

    tes de pareja inestable, pasando por los paternalismos

    feudales y mercantiles que un hijo del patriarcado judo

    haya imaginado el Complejo de Edipo.9

    Freud era un hombre de su poca y justamente por eso pudo dar un lugar a

    lo que en esa sociedad produca inhibicin, sntoma y angustia; por consi-

    guiente, no poda mantenerse alejado de los mismos. No se puede tocar el

    fuego sin chamuscarse. En uno de sus historiales clnicos se detecta una

    constriccin que operaba para la transmisin de una experiencia naciente.

    Un lector advertido sobre la poca en que Freud tom contacto con el

    llamado caso Juanito10 puede observar una ausencia

    nada banal en el contexto de la fobia desarrollada

    por Hans; se trataba nada ms y nada menos de la xeno-

    fobia que rodeaba a su familia por pertenecer a la comu-

    nidad juda. Era de tal intensidad la paranoizacin desatada por la

    persecucin, que el padre de Hans ante su prximo nacimiento exter-

    na la posibilidad de criarlo fuera de los marcos del judasmo. Pregunta a

    dirigida Freud quien, por muy buenos motivos clnicos,11 indica no slo la

    pertinencia sino la necesidad de que no quitarle al futuro

    vstago la pertenencia a su origen con todas las conse-

    cuencias que acompaen a ese origen. Esa indicacin no

    fue integrada en el relato del historial, debido a ese clima

    persecutorio que rodeaba tambin a Freud.12

    9 J. Lacan,op.cit.

    10 S. Freud. Anlisis de la fobia de unnio de cinco aos, Obras completas,1909 , vol. X, AE,. Buenos Aires, 1976.Slo a partir de la edicin alemana de1922 se agrega el calificativo de deskleinen Hans [el pequeo Hans].

    11 A. Sladogna. Desplegado delSnthoma, Artefacto, una revista dela escuela lacaniana de psicoanlisis,nm. 1, 1990.

    12 El calificativo de ciencia juda queamenazaba al psicoanlisis, no fueuna causa suprimir del caso ese sea-lamiento?

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    El movimiento psicoanaltico no tom nota de las cir-

    cunstancias trgicas de ese caso13 y en no pocas ocasio-

    nes emple sus esfuerzos en difundir una serie de

    generalizaciones que en nada benefician, en principio, al psicoanlisis para

    hacer frente a los problemas subjetivos causados por las actuales vicisitu-

    des a que se ven sometidos los sujetos que buscan hacer un lugar a su

    experiencia de ante ellas. Para el psicoanlisis no se trata de las llamadas

    condiciones objetivas, sino de la experiencia vivida frente a esas condi-

    ciones. Una situacin semejante es la restringida acogida otorgada por los

    psicoanalistas a los trabajos producidos por Han Israels, Schreber pre et fils

    [Seuil, Pars, 1986 (Schreber padre e hijo)], y Daniel Devreese, Han Israel y

    Julien Quaekelbeen, Schreber indit [Seuil, Pars, 1986 (Schreber indito)].

    Esas investigaciones revelan una serie de elementos que no estaban con-

    templados en el historial elaborado por Freud14 y no lo

    estaban, entre otras razones, porque Freud slo tuvo ac-

    ceso a las memorias redactadas por Schreber,15 y cons-

    truy el caso con lo que tena a su alcance en el momento

    de escribirlo. El movimiento psicoanaltico es vctima de

    una inhibicin para incorporar aquellos elementos nue-

    vos que puedan cambiar la perspectiva de tal o cual caso

    abordado por Freud u otros psicoanalistas.16

    Si el psicoanlisis se invent, entre otros motivos, como

    lo seal ms arriba, por las condiciones de cierto mo-

    mento histrico fechable y situable en determinado lu-

    gar, corresponde entonces tomar nota que al cambiar esas condiciones,

    algunas manifestaciones clnicas requieren ser abordadas en forma mni-

    13 Bastar aadir que Hanna, la her-mana de Hans, fue internada por losnazis en un campo de concentracin,lugar donde fue asesinada.

    14 Vase Janine Germond. La familiadel presidente Schreber, en Artefac-to, una revista de la escuela lacanianade psicoanlisis, nm. 3, noviembre,1992.

    15 Daniel Paul Schreber. Memorias deun neurpata, Petrel, Barcelona, 1978.

    16 Por ahora contamos con dos traba-jos que modifican ciertas afirmacionesde Lacan en casos que l abordo ensu tesis: J.Allouch, Erik Porge yMayette Viltard. El doble crimen de lashermanas Papin, Epeele, Mxico, 1995,y J. Allouch. Marguerite, Lacan la lla-maba Aime, Epeele, Mxico, 1995.Por ahora no hay nada semejante paralos cinco historiales escritos por Freudo de algunos de los casos tratados porMelanie Klein.

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    ma, teniendo en consideracin esos cambios que constituyen una

    trastocamiento, a veces, sustancial del campo del otro. Dicho de otra

    manera, aunque parezca increble hay disposiciones doctrinarias, llama-

    das tericas, del psicoanlisis que pueden modificarse ante nuevas cir-

    cunstancias o frente a circunstancias no previstas cuando fueron

    formuladas. Se juega aqu el destino mismo del psicoanlisis como expe-

    riencia para que contine siendo un instrumento disponible para que

    algunos sujetos puedan fabricar respuestas ante el sufrimiento.

    En un artculo de 1995, Miguel F. Sosa llam la atencin sobre el hecho

    de que el complejo de Edipo se hizo presente en los escritos de Freud

    a modo de solucin de un problema que hoy podramos considerar como

    de publicidad del psicoanlisis. As los psicoanalistas, volviendo a leer

    desde esa perspectiva el texto freudiano, podran en-

    contrar el poco o ningn papel que ese complejo juga-

    ba para Freud en el curso de las curas. A esa llamada de

    atencin se puede adicionar otra constatacin, descu-

    bierta en tiempos recientes (fines de 1997), efectuada

    por Lacan en el curso de uno de sus seminarios orales:

    No hay padre simblico.17 Tanto el llamado de aten-

    cin como esa observacin de Lacan permiten enfren-

    tar problemas de la cura y de la doctrina sin tener que

    reducir los mismos a los marcos del llamado complejo

    de Edipo, tanto en la versin paterna como en la in-

    versin que formul Fromm.18

    Para localizar ese cambio actual19 de la situacin estudiaremos el im-

    pacto en la vida privada e incluso ntima de los desarrollos del sistema

    17 Seance du 9 de juin de 1971 duseminaire Dun discours qui en seraitpas du semblant et notes prepara-toires de Jacques Lacan, suplementogratuito para los suscriptores deLUnbvue, nms. 8-9: Il ny a pas depre symbolique, Pars, EPEL, 1997.

    18 Vese Artefacto, nm. 5, mayo, 1995,cuyo tema monogrfico se titula:Fromm, una posicin freudiana.

    19 Se trata de una actualidad histrica:hoy comienza a vivirse de forma gene-ralizada un producto requerido por elmodo de produccin capitalista: la se-paracin de la fuerza de trabajo de losmedios de produccin y el cambio dela nocin de trabajo por el impacto dela ciencia. Situacin estudiada, en de-talle, por Viviane Forrester. El horroreconmico, FCE, Mxico, 1997.

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    judicial y de los avances de la ciencia en el campo de la muerte y en el

    terreno de la reproduccin humana.

    El 10 de noviembre de 1997, el perio-

    dista Miguel ngel Granados Chapa

    public su editorial en el peridico Reforma (Mxico,

    D.F.) titulado Violencia en la familia. No fue posible

    consultar directamente las instituciones jurdicas que

    all se hacen mencin;20 sin embargo, el escrito trans-

    mite un estado de cosas que trataremos de analizar.

    El autor informa de la presentacin de una iniciativa de ley que dieron

    a conocer todas las legisladoras, diputadas y senadoras, de todos los

    partidos.

    Una primer lectura constata un elemento para nada desdeable: la

    naturaleza del problema en cuestin; la materia del legislador era tal que

    sta su naturaleza interesaba a los diversos sectores polticos de

    manera transversal haciendo caso omiso de las posturas polticas; ideo-

    lgicas; morales y ticas de quienes impulsaban el proyecto. Cons-

    tatamos que era su carcter de ciudadanas, tenan ya el carcter de

    ciudadana/o lo que les permita exponer el proyecto, a eso se le suma su

    condicin de mujeres. Nos interesa sealar, dada las respuestas de algu-

    nos de los ciudadanos legisladores, que slo as ellas podan presentar

    tal proyecto. Pero, una vez que qued establecido el correcto juego de la

    representacin poltica, lugar donde la pugna por la instalacin de dere-

    chos es constitutiva, queda flotando una pregunta: se puede pasar sin

    solucin de continuidad desde una posicin poltica a legislar sobre cues-

    La justicia es ciega:la igualdad ante la ley

    20 Recientemente se dio a conocer laexistencia de un libro escrito porPatricia Olamendi. Sobre la violenciaintrafamiliar, editado por la Procura-dura Judicial del Distrito Federal; sinembargo no se ha localizado un ejem-plar del mismo. El texto contiene noslo la nueva legislacin al respectosino tambin estudios del problema.

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    tiones donde estn en juego posiciones subjetivas, tanto de mujeres como

    de hombres? Ms que contestar esta pregunta, simplemente la dejamos

    esbozada para indicar que esa situacin revela que algo ya no funciona, y

    si ya no funciona los sujetos se ven obligados a poner en marcha un

    mecanismo distinto o al menos insertar otro que opere la funcin de

    suplencia.

    El psicoanlisis ante un problema tiene prohibida, por estructura, la

    crtica; slo le queda el trabajo de analizar. As si un conjunto de ciudada-

    nas se ven llevadas a presentar ese proyecto es la seal suficiente de la

    ausencia de otra posibilidad. Constatar no implica ahorrarse el estudio

    de las consecuencias: fue obligado producir un traslape de lugares, se

    pasa del terreno de los ciudadanos, sea cual sea su presentacin sexuada

    hombre/mujeres, al terreno de las pasiones familiares donde la sub-

    jetividad juega sus buenas o malas pasadas. Las conductas de sus miem-

    bros no siempre coinciden con la diferencia masculino/femenino, una

    diferencia que la experiencia analtica no permite encasillar en la dupla

    hombre/mujer, tratando de hacerlos coincidir trmino a trmino.

    El texto de Granados Chapa brinda una informacin adicional: el pro-

    yecto fue llevado al debate para su aprobacin con la participacin de un

    solo hombre: y tambin por el presidente de la repblica...

    Ahora bien, cules son las condiciones en el orden real a las que esa

    iniciativa sale al cruce? Una iniciativa legislativa responde, y ste es el

    caso, a un hecho o serie de hechos sobre los que slo ha quedado, al

    parecer, una intervencin jurdica-estatal para detener, aminorar y penar

    sus consecuencias: Slo en el Distrito Federal, y en lo que va del ao, se

    han presentado 2.702 denuncias por maltrato al menor. En 1.714 de esos

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    casos se prob que hubo maltrat fsico, psicolgico y sexual. En la mayor

    parte de esas situaciones la agresin correspondiente ocurre en el seno de

    la propia familia, lo que hace la vida cotidiana un verdadero infierno.

    La informacin es precisa en dos aspectos: la violencia ejercida en

    forma fsica y en el ejercicio de la sexualidad. Esa constatacin estadstica

    indica la practica en diversos estratos sociales de una violencia que la

    contencin simblica del parentesco familiar no pueden impedir ni dete-

    ner. Aadimos otra constatacin, que no por trgica deja de ser menos

    paradjica: la violencia sexual. Paradjica pues ocurre en un momento

    donde la cultura se vanagloria, con grados diversos, de haber levantado

    los prejuicios que afectaban a la sexualidad, donde

    incluso en las escuelas se ensea educacin sexual.

    Pese a todos esos avances aumenta de manera

    geomtrica la violencia como instrumento para ejercer

    la sexualidad.21 En materia de pasiones familiares ni la moral estoica ni la

    educacin parecen resolver problema alguno.

    El considerando del proyecto legislativo contiene un elemento difcil

    de discriminar: la violencia... psicolgica. Esos trminos son herederos,

    en una gran medida, de los primeros conceptos que el psicoanlisis

    naciente logro transmitir: la teora traumtica. Agreguemos que su rpida

    aceptacin y divulgacin impidi hacer ms preciso los contornos de ese

    hallazgo. Veamos su formulacin:

    Ha de emplearse su mtodo u otro de naturaleza anlo-

    ga para dirigir retroactivamente la atencin del sujeto desde

    el sntoma a la escena en la cual y por la cual surgi, y una

    21 Sin contar el hecho de que lapedofilia y el ejercicio sexual sdico vease la plicula Tesis encuentran auna reanimacin singular a partir delos circuitos comerciales de los me-dios masivos de comunicacin, ventay distribucin de videocasetes.

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    vez establecida una relacin entre ambos elementos, se con-

    sigue hacer desaparecer el sntoma, llevando a cabo en la

    reproduccin de la escena traumtica una rectificacin ps-

    tuma del proceso psquico en ella desarrollado No me pro-

    pongo exponer aqu la complicada tcnica de este mtodo

    teraputico ni los esclarecimientos psicolgicos que su apli-

    cacin nos procura. Haba de enlazar al descubrimiento de

    Breuer mi punto de partida, porque los anlisis de este in-

    vestigador parecen facilitarnos simultneamente el acceso a

    las causas de la histeria. Sometiendo a este anlisis series

    enteras de sntomas en numerosos sujetos, llegamos al co-

    nocimiento de una serie correlativa de escenas traumticas

    en las cuales han entrado en accin las causas de la histeria.

    Habremos, pues, de esperar que el estudio de las escenas

    traumticas nos descubra cules son las influencias que ge-

    neran sntomas histricos y en qu forma. (Etiologa de la

    histeria, 1896)

    La teora traumtica tom nota, a su manera, de la sexualidad en su

    aspecto traumatizante. Aquello que era considerado y as se le sigue

    considerando en medicina como parte integrante de la dotacin natu-

    ral de cada humano, tena un carcter traumtico bast para demos-

    trarlo un slo un caso y, entonces, el trauma ms

    all de su valor epistemolgico revelaba que la sexuali-

    dad no es natural para los humanos costado muje-

    res, costado hombres.22 El acceso a ello implica un

    22 Esta divisin de costados no dejalado a las y a los homosexuales, puescomo verificaba Lacan se trata dehomo sexuales; su estilo de vivir la vidano los pone al margen de los avataresde la sexuacin y el impacto del de-seo en ella.

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    procedimiento, a veces, complicado. Junto con ello se ha destacado que

    la teora traumtica fue slo estudiada en el caso de pacientes (muje-

    res) que sufran de histeria, queriendo ver en ello un signo peyorativo

    hacia la condicin de mujer, o peor an de histrica. No est dems

    aqu reconocer que, en efecto, las descripciones psicopatolgicas hereda-

    das por Freud y el psicoanlisis de la medicina suelen emplearse como

    armas de ataque.

    El escndalo producido por el componente sexual del trauma fue em-

    pleado para soslayar un escndalo mayor poco divulgado; en su in-

    forme a la sociedad mdica, Freud, de por vida

    permaneci en su membresa, no dej de mostrar la exis-

    tencia de una histeria masculina ( hombres que pa-

    decen de histeria?!).23

    La cada posterior de la teora traumtica y el descubrimiento de la

    fantasa en el psicoanlisis vino a resolver un problema y arrastr otro

    ms grave. Ambos descubrimientos no consideraban a la transferencia

    hacia aqul que escucha el relato del trauma o el relato de una fantasa.

    Sin ella el operativo analtico para dar cuenta de un trauma o de una

    fantasa resulta inoperante y con resultados contraproducentes. Uno de

    esos resultados es que se le quit importancia a la realizacin, por tal o

    cual sujeto, de una fantasa. Inclusive en la vida cotidiana, bajo el impac-

    to de la vulgata analtica, se descartan problemas subjetivos por consi-

    derarlos fantasiosos. Junto a esa situacin cuando se presenta una

    efectuacin de la fantasa desde el campo del otro, el violador, para

    citarlo en concreto, se sigue desconociendo el componente real de ese

    relato. Decimos que si alguien logra su acceso al clmax sexual imaginan-

    23 Vase Hannah Decker. Freud, Doraand Vienna 1900, The Free Press, Nue-va York, 1992; Peter Gay. La experien-cia burguesa. De Victoria a Freud, FCE,Mxico, t. I y II, 1992; Freud. Una vidade nuestro tiempo, Paidos, Buenos Ai-res, 1989.

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    do una escena de violacin no es lo mismo, para ese alguien, ser vctima

    de un acto violatorio en el real. No es la misma posicin de una hija que

    fantasea escenas sexuales de violacin protaganizadas por alguna figu-

    ra parental, que el caso de los nios y nias que en Barcelona eran con-

    tratados con la anuencia de sus padres (stos reciban el pago) para

    protagonizar actividades pedfilas. Es la diferencia establecida por

    Kierkegard entre el actor de teatro que representa a un equilibrista y

    el equilibrista que trabaja en un circo: el primero representa el riesgo; el

    segundo hace un acto donde arriesga y se arriesga.

    El contexto donde quedaron la teora traumtica y la fantasa en la

    doctrina freudiana constituyen un obstculo para darle recepcin a los

    mensajes que provienen de la cultura manifestacin del campo del

    otro, mensajes con claras seales de la instalacin de nuevos compo-

    nentes que afectan las experiencias subjetivas. El hecho de que se tenga

    que legislar en nuestro pas y en otros sobre la violencia intrafamiliar es

    un sntoma de que algo ha dejado de funcionar. Las constataciones de los

    considerandos del anteproyecto, acompaadas de estadsticas casustica

    porcentual de casos, y no por ello menos casustica, no parecen dejar

    lugar a dudas. El texto nos informa de los resultados de una encuesta que

    informa el porcentaje de vctimas: el 21% de las personas entrevistadas

    ha sabido de una persona maltratada de dentro de su propia familia; los

    nios son las principales vctimas (un 82 %) y las mujeres cubren el resto

    del porcentaje total.

    Frente a la situacin descrita expresan lo siguiente: los entrevistados

    consideran, en un 72 por ciento, que las personas que maltraten a un

    miembro de su familia deben ser castigadas.

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    El 88% de los entrevistados desprende una conclusin que merece

    citarse: [consideran] importante que existan mejores leyes para proteger

    a la familia de las lesiones y comportamientos violentos, as como que la

    violencia en la familia se tipifique como delito.

    Granados Chapa con su agudeza analtica no deja escapar un detalle

    nuclear:

    Los datos y la cita anteriores provienen de la exposicin de

    motivos de una extensa iniciativa de reformas a los cdigos.

    El proyecto fue turnado el jueves en la Cmara de Diputa-

    dos. Se turnaron para leer su contenido diputadas a los par-

    tidos polticos all representados..., subrayando que el

    fenmeno importa a todos los grupos parlamentarios, qui-

    sieron prolongar el simbolismo de que se impregn la inicia-

    tiva, firmada por el presidente de la repblica y todas las

    mujeres que integran el Senado y la Cmara...

    Su editorial deja al descubierto una demande24 que

    ofrece una imagen del llamado al poder jurdico estatal

    en un intento de poner freno a los actos violentos pro-

    ducidos por los personajes sean hombres, sean muje-

    res que ante la cada de la legalidad familiar, toman a

    sta como el pequeo o gran coto del capricho que los

    habita. Es de tal gravedad la situacin que el actual progreso promociona

    sujetos que no encuentran freno a su desenfreno y a otros sujetos slo se

    les puede ofrecer la apelacin al sistema jurdico para poner lmite a las

    24 Demande es un trmino produc-to de la enseanza lacaniana y pasa nuestra lengua en forma parcial yparcializante, como demanda, per-diendo los matices y tonos que tieneen su lengua de origen. Y a eso se lesuma que la doxa lacaniana cree debuen tono descalificar las deman-das. Entonces, qu hacen ante unademanda de anlisis?

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    tropelas a que son sometidos. Mientras Freud trat, mediante la cons-

    truccin de un padre primitivo y todopoderoso poseedor de un

    poder sin lmites sobre los hijos varones prohibindoles el acceso a las

    mujeres, de fundar en ese mito la legalidad simblica paterna;25 hoy, los

    sujetos que habitan la llamada modernidad reciben so-

    bre ellos la violencia, y en lugar de contar con una lega-

    lidad totmica que pudiese ofrecerles amparo, slo

    tienen, y en muchos casos por suerte que as es, a una

    legalidad ciega principio estruc-turante de la justicia

    que se aplica a todos por igual, sin distinciones. El amparo institucional

    ante el sufrimiento subjetivo de las vctimas slo de l puede dar

    lugar a otro padecimiento como lo demostr Rene Spitz,

    el hospitalismo que provoca marasmo subjetivo.26

    La familia perdi un lugar de ordenador para su consistencia. Por

    qu? Por el sencillo hecho de que la violencia, sea del tipo que sea ejercida

    en su seno, requiere hoy de un simblico externo que ponga orden. Esa

    intervencin jurdica puede reparar los daos objetivos y frenar una vio-

    lencia desatada. La pregunta que queda en pie es la siguiente: A dnde

    van a dar los efectos subjetivos de cada uno de los envueltos en esos

    hechos? La violencia familiar dice la iniciativa no puede considerar-

    se como un asunto que slo corresponde a la vida privada de las perso-

    nas. Sus consecuencias afectan al conjunto familiar, que es el grupo

    primario y fundamental de sustento de nuestra sociedad...

    Quiz sea una pintura muy pertinente, en exceso pertinente, de la

    crisis irresoluble de una forma simblica: la familia ya no puede dar

    cuenta de sus dificultades, crisis y problemas; requiere ahora de un orden

    25 En el mito freudiano la violencia el asesinato se descarga sobre esepadre primitivo dando lugar a fundaruna religin de amor a la vctima. Debenotarse que las mujeres en ese mitoestn como objeto de la rivalidad en-tre el padre primitivo y los hermanosde la horda. Slo la madre tiene unpapel activo.

    26 Ren Spitz. El primer ao de vida delnio, Aguilar, Madrid, 1974.

  • ALBERTO SLADOGNA 63

    jurdico estatal y la intervencin de un poder ajeno a ella. Decimos enton-

    ces que la eficacia de la mediacin simblica ve alterada sus consistencia.

    No se trata de levantar la consigna de la histeria: todo tiempo pasado

    fue mejor, pues una vez que eso ocurri, no puede volverse atrs, amn

    de que ese pasado idlico slo es tal en la medida en que ya pas.

    Aadimos un dato nuevo producido en forma directa por el sistema

    jurdico-penal: la desaparicin en nuestro pas de la figura jurdica del

    parricidio a partir de 1994, suplantada por la de crmenes de parentes-

    co, junto con la del infanticidio.27 El paso de una fi-

    gura a otra no carece de consecuencias: matar al padre

    o a la madre es igualado a cualquier otro crimen pues el

    acto, por el cambio de figura, puede atenerse a las atenuantes, como por

    ejemplo: matar a la madre en legtima defensa. Entonces, el sistema

    jurdico nos informa que la sociedad decidi otorgar al asesinato del pa-

    dre un lugar semejante a cualquier otro crimen. Dicho de otra manera,

    ese crimen ha dejado de ser EL crimen por excelencia. El psicoanlisis no

    tiene ningn compromiso para defender un sistema u otro o la forma en

    que cada sociedad decide penar un delito, slo le queda leer el cambio al

    pie de la letra: las figuras parentales, de manera particular el padre, es

    tomado como un ciudadano comn. Para el psicoanlisis sta es una

    clara advertencia de que slo con la herramienta prestigiosa del llamado

    complejo de Edipo no se puede dar cuenta de estos fenmenos, fen-

    menos justamente provocados por una declinacin de la imago parental:

    El Edipo, sin embargo, no podra conservar indefinidamente el estrellato

    en unas formas de sociedad donde se pierde cada vez ms el sentido de la

    tragedia, seal Jacques Lacan en 1960.

    27 Cdigo Penal para el Distrito Federalen materia penal de fuero comn y paratoda la Repblica Mexicana en mate-ria de fuero federal, 19 edicin, Delma,Mxico, mayo, 1997.

  • LA VENTANA, NM. 7 / 199864

    Pasemos ahora a otro componente que pone en jaque a la subjetivi-

    dad de muy diversas formas, en distintos lugares y tiene consecuencias

    en cada uno de los afectados, se trata del impacto de la ciencia en nuestra

    sociedad actual, un impacto que no respeta la diferencia del grado de

    importancia que la ciencia alcanz en cada sociedad. Por ejemplo, la alta

    tecnologa cientfica y la masa importante de medios econmicos desple-

    gados para producir avances en el terreno de las operaciones sobre el

    ADN, llamado el alfabeto biolgico, incide inclusive en aquellos pases

    donde no hay medios para tales investigaciones.

    Lacan Formul la

    siguiente pregun-

    ta en 1960: Deber alcanzarnos la prctica, que tal vez algn da tendr

    la fuerza de la costumbre, de inseminar artificialmente a las mujeres en

    sedicin flica con el esperma de un gran hombre, para que saquemos de

    nosotros mismos sobre la funcin paternal un veredicto?

    A estos golpes sobre la consistencia del sistema simblico, golpes

    cuyos alcances llegan al orden imaginario y al real, debemos aadir otro

    proveniente del campo real: los avances cientficos en el terreno de la

    procreacin. Los despliegues de la tecnologa cientfico-mdico en el te-

    rreno de las tcnicas de la procreacin artificial afectan de forma directa a

    un pilar del sistema de referencias; as la vieja expresin Mater certa,

    pater incertus qued alterada, pues ciertas tcnica de inseminacin in

    vitro emplean a una madre portadora distinta a la madre de crianza.

    Ese cambio, mismo que ha permitido a ciertas mujeres tener acceso a la

    maternidad, tiene un costo: la madre, en ciertos casos, est tomada por

    El avance de la ciencia sobre laintimidad o Frankestein prt--porter

  • ALBERTO SLADOGNA 65

    la incertidumbre que antes slo afectaba al padre. El lugar materno queda

    escindido entre la portadora y aqulla de la crianza, una escisin produci-

    da por el avance de la ciencia, lo cual permite distinguir entre esa situa-

    cin y la situacin de la adopcin. Estas formacin de inseminacin ya

    son una prctica cotidiana y subrayan una correlacin entre los desarro-

    llos de la ciencia para responder a las crecientes dificultades de mujeres y

    hombres para encarar la procreacin, las dificultades para el embarazo,

    interrupcin biolgicas del embarazo, partos prematuros, aumento geom-

    trico de las tcnicas de parto inducido y disminucin del parto natural

    entindase, simblicamente organizado por fuera del saber mdico.

    Los avances de la imaginologa scanner, tomografa computarizada, re-

    sonancia magntica, etc. en el campo de la concepcin, embarazo y

    parto, tcnicas derivadas de la ciencia, han modificado el imaginario y las

    tradiciones simblicas organizadas ante el real de un nacimiento. No se

    trata de valorar una circunstancia en detrimento de otra, sino de consta-

    tar un cambio, ni ms ni menos. Es necesario calcular que cada uno de los

    problemas reales que esos avances han permitido resolver no carecen de

    un costo, y sostenemos que esos costos y sus facturas se procesan en el

    orden subjetivo.

    Ese primer sealamiento indica que la ciencia no se lmita a la solu-

    cin de un problema, sino que con sus avances genera problemas nuevos

    e incluso, como es el caso del prrafo anterior, puede incidir en el aumen-

    to de los mismos. Por qu? Por un hecho de estructura la ciencia no

    requiere de la subjetividad, sino lo contrario: tiende a expulsar (forcluir) a

    la subjetividad y si no la expulsa no est a su alcance tomarla en conside-

    racin. Eso da cuenta de otro hecho, los avances de la ciencia no fueron

  • LA VENTANA, NM. 7 / 199866

    ajenos a las condiciones necesarias y suficientes para la invencin del

    psicoanlisis, de ah que l no renuncia a mantener un dilogo con ella.

    Hoy sabemos que esos avances cientficos tampoco son ajenos a la gran

    difusin alcanzada por prcticas esotricas, algunas de stas tratan de

    desplegar un terreno que puede calificarse de ciencia-ficcin. La articula-

    cin de ciencia con ficcin no debe hacernos retroceder,

    ms bien nos indica que esas prcticas, por su carcter

    de ficcin e incluso de impostura estafadora que pue-

    den encubrir, no dejan de hacer aparecer algun elemen-

    to de verdad.28 Presentemos uno de esos casos.

    En los Estados Unidos funciona ya una

    compaa, ya hay varias en operacin,

    que se dedica a ofrecer un servicio. Las lneas que siguen corresponde a

    los servicios ofrecidos por una de ellas: BioPreservation, Inc. Los servicios

    y la informacin pueden consultarse va internet, pues tienen una pgina

    de publicidad con secciones disponibles para el pblico y otras que estn

    restringidas slo a los contratantes del servicio. Decimos contratantes y

    no usuarios por ciertos inconvenientes que el lector podr comprobar en

    la lectura de las siguientes lneas. Adems, el suplemento cultural del

    peridico La Jornada, en su seccin La jornada virtual, a cargo de Naief

    Yehya, public un texto que citaremos en extenso y del que tomamos el

    ttulo para este apartado.

    He aqu la presentacin literaria orden de ficcin de los servicios

    ofrecidos por esa compaa, tal como los difundi el artculo ya mencionado:

    28 La verdad tiene estructura de fic-cin, definicin lacaniana de la estruc-tura de la verdad. Ver J. Lacan. EscritosI y II, Siglo XXI Editores, Mxico, 1984.Agreguemos que Lacan, en sus lti-mos seminarios orales defina al psi-coanlisis como una estafa conconsecuencias; acaso podra existiruna estafa sin ellas?

    Ruptura del con-trato con la muer-

  • ALBERTO SLADOGNA 67

    Tras meses de agonizar, X finalmente exal su ltimo alien-

    to... Su mdico de cabecera revis sus signos vitales una vez

    ms y lo declar muerto. Una de las enfermeras llam al

    nmero telefnico que llevaba en una pulsera. En menos de

    media hora un equipo de tcnicos se presentaron en la habi-

    tacin. Metieron el cuerpo en una tina y lo cubrieron con

    agua y hielo. Aprovechando el catter que an tena conec-

    tado le introdujeron una veintena de sustancias, entre ellas

    potasio, heparina y otros compuestos destinados a deprimir

    el metabolismo, bajar la acidez del pH y bloquear el flujo de

    calcio (el calcio deteriora las clulas cerebrales). Le hicieron

    RCP (resucitacin cardiovascular) y tras esa preparacin ini-

    cial transportaron el cuerpo inanimado a las instalaciones

    de la empresa, donde lo conectaron va la arteria femoral y

    una de las principales venas de la pierna a una bomba que dre-

    n toda la sangre y la reemplaz con la substancia que

    Dupont utiliza para limpiar los corazones y riones que van

    a ser trasplantados. Ms tarde, le hicieron una operacin a

    corazn abierto para ponerle nuevas vlvulas cardiacas (de-

    bido a que se requiere un control preciso de la circulacin).

    Durante las siguientes horas reemplazaron alrededor del 70%

    del agua de su cuerpo por glicerol. El agua, principalmente la

    que est entre las clulas, al congelarse se expande y forma

    cristales que aplastan a las clulas (stas contienen mucha

    sales, por lo que tardan en congelarse) y eso eventualmente

    provoca que el cuerpo se envenene. El glicerol ni se expande

  • LA VENTANA, NM. 7 / 199868

    al congelarse ni forma cristales, por lo que protege la estruc-

    tura celular. Luego pusieron a X en un bao de aceite de

    silicn donde lo enfriaron hasta 78 grados, lo envolvieron

    en una bolsa de dormir y en una cpsula de aluminio. Du-

    rante varios das fue rociado con nitrgeno lquido hasta

    que alcanz los 196 grados. Entonces lo metieron en un

    tanque de acero inoxidable semejante a un termo para

    almacenarlo Hasta cundo? Hasta que la ciencia inventase

    la manera de reanimarlo. El costo por poner a X en suspen-

    sin es de 120 mil dlares.29

    Los folletos de BioPreservations, Inc., dan una definicin de la actividad

    que ellos llevan a cabo: la crinica, para ser ms especficos, la crionizacin

    de cuerpos es un prospecto de inmortalidad que rompe el contrato con la

    muerte adquirido por los sujetos al nacer; Freud citaba a Shakespeare:

    Le debes una muerte a la naturaleza: A la crinica le conciernen las

    tcnicas para congelar seres humanos que han sido declarados legalmen-

    te muertos, con la intencin de conservarlos para una posterior cura,

    reparacin y reanimacin.

    A Naief Yehya no le pas desapercibido el parentesco de esta prctica

    esotrica basada en la ciencia-ficcin con las practicas de los complica-

    dos tratamientos que realizaban hace casi 5000 los egipcios con la ex-

    pectativa de preservar a un hombre despus de la muerte.30 Sin embargo,

    localizamos una diferencia, pues la momificacin egipcia estaba organi-

    zada alrededor de una prctica religiosa, de total contenido subjetivo;

    mientras que la crionizacin juega alrededor del tema de la muerte

    29 Reescribir nuestro contrato conla muerte, La Jornada, Mxico, 22de febrero de 1998.

    30 Idem.

  • ALBERTO SLADOGNA 69

    un tema que nuestra sociedad excluye, organizando una bisagra con

    componentes producidos por la ciencia.

    En 1967 un grupo de entusiastas conducido por el tcnico en repara-

    cin de televisores Robert Nelson, puso en suspensin crinica al primer

    humano, el doctor James Bedford (quien hoy en da sigue congelado). No

    tenemos informacin para discriminar si se trata de un doctor del orden

    mdico o del orden un ttulo de posgrado. La crinica perdi un poco de

    glamour cuando en 1978 se descubri que Nelson, al no poder pagar las

    cuentas del nitrgeno lquido, dej que algunos de sus pacientes se

    descongelaran y, entonces, los efectos de la muerte sobre un cuerpo se

    presentaron.

    Si este relato de ficcin cientfica fuera slo eso, no sera en demrito

    de lo que ciencia nos prepara para nuestro pasado futuro medida del

    crecimiento cientfico, lo actual ya pas, recordemos que en forma re-

    ciente el famoso MIT dio acelerados pasos cuando descubri el mecanis-

    mo bsico del envejecimiento de las clulas; por otro lado, en toda farmacia

    de nuestro pas es posible comprar una droga inteligente, antioxidante:

    melatonina.

    Si todava quedase alguna duda sobre lo que el futuro mdico-biolgi-

    co nos augura y al que nos condena, ser menester recordar los avances

    efectuados en el campo de la ciruga, de forma particular, en el trasplante

    de rganos. Se trata de operaciones organizadas alrededor de una situa-

    cin de urgencia vital para aquel que debe recibir un rgano. Su estado no

    encuentra ninguna otra solucin al mal que le aqueja, y en efecto, as es.

    A partir de all se inicia el borramiento subjetivo de la operacin. El dona-

    dor cuando efecta su don de origen noble ya est muerto a excep-

  • LA VENTANA, NM. 7 / 199870

    cin de esa libra de carne que otro recibe: no estamos

    aqu en la realizacin plena del relato escrito por Mary

    W. Shelley en Frankestein?31 A decir verdad ese relato se

    qued corto en relacin con los relatos que se despren-

    den del descubrimiento de la clonacin; agreguemos una

    diferencia ms, estos relatos tienen ya un tiempo en la

    ciencia ficcin (por ejemplo: Blade Runner con sus

    replicantes), lo nuevo y distintivo es que ahora en-

    cuentran su lugar en una revista de divulgacin cientfica.

    En el nmero 138 de la

    revista Ciencia y Desarro-

    llo se public un artculo de Jorge Membrillo Hernndez, titulado: Clonar

    o no clonar. Licenciado en investigacin biomdica, doctorado en el

    Kings College de la Universidad de Londres, su tesis doctoral le vali la

    condecoracin del Young Scientist of the Year y en la actualidad cursa su

    posdoctorado en la Universidad de Harvard. A todas luces, salvo un error

    grosero de informacin, estamos ante el escrito de un cientfico destina-

    do a informar a un sector del pblico de los ltimos adelantos en la ma-

    teria, nada lo ubica como escritor de ciencia ficcin.

    Como corresponde, somos informados de que el trmino castellano

    clonar proviene del ingls cloning, adaptado por la ciencia desde hace

    cien aos para referirse a cualquier proceso que diera origen a organismos

    genticamente idnticos. Aade una informacin: la clonacin es un pro-

    cedimiento comn en la naturaleza, y en los mamferos, por ejemplo, los

    gemelos idnticos son producto de ese procedimiento. Luego informa

    31 Mary W. Shelley, hija de un tericoanarquista, W. Goodwin, y de una es-critora, Mary Wollstonecraft, quienfue la autora de Los derechos de lamujer, escribi con su novelaFrankestein en el ao de 1817 una pre-monicin de ciertos desarrollos departe de la medicina; ya en su pocaErasmus Darwin, abuelo del famosoCharles Darwin, junto con otros m-dicos consider esa narracin imagi-naria como hasta cierto punto posible.Agreguemos que el relato lanza unaescena donde un padre crea con des-pojos mortales a su propio hijo, sinmediacin de una mujer.

    De Shakespeare al clonaro no clonar de la ciencia

  • ALBERTO SLADOGNA 71

    con precisin del operativo mediante el cual se dio luz a la ya celebre

    oveja Dolly:

    Lo que s podemos afirmar es que Dolly es el resultado de la

    interaccin del ADN del ncleo (clula donadora) y el cito-

    plasma del cigoto (clula receptora). A decir verdad, sta fue

    el producto de dos hembras de las que se obtuvieron tanto

    la clula donadora como la receptora, y por si esto fuera

    poco, en una oveja diferente se implant el embrin para su

    incubacin. Entonces Dolly tiene tres madres (madre nuclear,

    madre de cigoto y madre uterina) y carece de padre... Como

    mencion anteriormente, los experiementos de Gordon en

    1975, en los cuales se produjo exitosamente una rana adul-

    ta por medio de la clonacin, indicaran que este procedi-

    miento en toda clase de animales est casi a la vuelta de la

    esquina Es posible pensar que un clon humano sera muy

    similar a su madre nuclear, quizs idntico, especialmente si

    la madre de la madre nuclear es la madre uterina y si cual-

    quiera de las dos mujeres es la donadora

    del cigoto, ya que ambas comparten el

    mismo ADN mitocondrial; en estas condi-

    ciones, ambas, la madre nuclear y nuevo

    clon tendran la misma experiencia de ges-

    tacin, adems de compartir igual ADN

    nuclear y mitocondrial.32

    32 Este tipo de carencia no puede serreducida a los hallazgos de las caren-cias de X o Y sujeto para el ejercicio dela paternidad, carencias sealadas porJacques Lacan, en sus primeros semi-narios. No se trata de la misma ca-rencia, pues en este caso la carenciano es del sujeto sino de que no hayningn llamado a que alguien, un su-jeto, se haga cargo de esa funcin. Lacarencia paterna en la clonacin esproducto de que no hay lugar para esafuncin.

  • LA VENTANA, NM. 7 / 199872

    Tratndose de un autor informado y, adems, de alguien que escribe de

    experiencias que no le son ajenas, pues se trata de un investigador

    biomdico, tenemos ante nosotros un adelanto del futuro que la ciencia

    propone sobre la reproduccin humana, ser posible dejar de lado este

    avance real sin considerar los cambios que produce sobre la subjetividad?

    El artculo descarta la clonacin cuando se trata de generar una clase espe-

    cial de personas o raza y declara que en ese caso se tratara de un procedi-

    miento moralmente absurdo y repugnante. Lamentamos que sus

    posiciones no indican nada sobre si es posible controlar un avance cientfi-

    co, muy a pesar de su calidad moral y de la repugnancia que nos provoque. A

    rengln seguido tenemos una respuesta: Pero hay diversas circunstancias

    que deben considerarse y que quisiera discutir como ltimo punto.

    Para ejemplificar las circunstancias que haran admisible una clonacin

    humana, nos relata el caso protagonizado por la familia Ayala, de California,

    EE.UU., a cuya nica hija, Anissa (16 aos), le fue diagnosticada leucemia

    y, sin un trasplante de mdula sea morira en cinco aos. El problema a

    resolver consista en localizar a un donador que el sistema inmunolgico

    de Anissa no rechazara.

    La familia Ayala estaba desesperada, pues cientos de donadores vo-

    luntarios resultaron negativos Entonces, los Ayala planearon desespe-

    radamente tener otro hijo que pudiera servir de donador para Anissa,

    sabiendo que tenan slo un tercio de probabilidad de que ese nuevo hijo

    tuviera una mdula sea compatible con la de la joven.

    El autor no informa de dnde obtuvieron tal idea los Ayala, parece

    probable que la misma les fuera indicada por algun miembro del equipo

    mdico que intervendra en el transplante:

  • ALBERTO SLADOGNA 73

    Finalmente la seora Ayala qued embarazada. La agona por sa-

    ber si el nuevo hijo tendra una mdula sea compatible con la de Anissa

    fue inmensa. Contra todos los pronsticos, sta result compatible y a la

    edad de dos aos a la nueva hija le fueron extrados algunos gramos que

    sirvieron para salvar la vida de su hermana.

    Para finalizar el autor debe ceder ante una evidencia y la frmula en

    trminos morales: Es correcto que una pareja procree a un nuevo hijo

    para salvar a otro? Es lcito traer a este mundo a un individuo para un fin

    predeterminado?

    Asistimos a una toma de partido moral y tica, tema que est en el

    tapete en los crculos cientficos ligados a los avances de la clonacin;

    estas reacciones morales o ticas se presentaron despus que el invento

    ya estaba desplegado y, por ende, cuando un elemento del real hizo su

    avance: ser la moral o la tica del bien un instrumento en condiciones

    de detenerlos?, acaso hay algo con esa capacidad? La experiencia de

    Hiroshima y Nagasaki lo desmienten, el empleo de los adelantos pro-

    ducidos en el campo mdico-quirrgico por la experimentacin en los

    campos de concentracin nazis y el hecho de que un laboratorio (Bayer),

    el fabricante de las pastillas de gas empleadas para el exterminio en esos

    campos, sea hoy considerado un modelo de la industria farmacetica,

    parecen desmentir esa posibilidad.

    Veamos ahora otro caso. En las cortes de justicia del estado de

    California, EE.UU., se est dirimiendo una querella para determinar a quin

    corresponde entregar la tenencia y crianza de una nia de dos aos de

    edad. Hasta ah el caso se presenta como una ms de las situaciones

    generadas por un juicio de divorcio, y en efecto se trata de eso pero con

  • LA VENTANA, NM. 7 / 199874

    ciertos bemoles: a) la nia tiene cinco miembros dentro de la estructura

    paternal; b) tres mujeres en el lugar de madre; c) dos hombres en el lugar

    de padre.

    El lector debe hacer un organigrama para visualizar la situacin: una

    pareja A y B, en unin libre, luego de intentar tener descendencia por

    medios naturales acuerdan recurrir a la inseminacin artificial, para ello

    firman entre ambos un convenio por el que B reconoce como su hijo/a al

    producto de tal procedimiento, comprometindose a hacerse cargo de

    sus derechos y deberes como padre de la criatura. Se inicia el proceso, la

    pareja A y B se separa, la inseminacin en marcha se hizo por la siguiente

    va: se localiz a C, una mujer que presta su aparato reproductivo para

    que se le implante la fecundacin de D un donador annimo y de E

    otra donadora no annima. El seor B se niega a reconocer al pro-

    ducto como su hija alegando que el mtodo de la inseminacin incluy a

    otro hombre annimo que particip en la fecundacin; un juez acepta ese

    criterio y disuelve el convenio entre A y B, agregando un componente

    ms: A no es , por las mismas razones, la madre de la criatura, slo le

    permite tener a la nia a su cuidado. La madre A presenta un recurso

    de apelacin y ese procedimiento pone a jugar la localizacin del donante

    annimo los laboratorios tienen un archivo de sus fros donadores;

    es convocada la otra donadora, la madre E y, adems, se solicita y pro-

    mueve la intervencin de la madre C. En definitiva ante tanta madre y

    tanto padre la nia es hija de nadie.

    Tanto en el caso de los Ayala como en el caso recin citado, el psicoa-

    nlisis slo puede tomar nota de un hecho nuevo: la llegada al mundo de

    sujetos humanos, mujeres u hombres, por la va de tcnicas cientficas de

  • ALBERTO SLADOGNA 75

    la reproduccin; en esas vas, en ms de un caso queda obliterada, al me-

    nos en la llegada, algn contacto deseante. En el caso de la hermana de

    Anisse, cul es el horizonte que la recoge en este mundo? Decimos que se

    trata de un horizonte medular, pues ella es albergada all como garanta

    para que sus padres no hagan frente a la trgica y posible muerte de una

    joven hija.33 Nada se puede decir de quienes tomaron

    esa opcin; sin embargo, tampoco se puede dejar de

    observar el albergue que se le dio a la nueva hija, la so-

    lucin; no har obligatorio para alguien la aparicin de

    aquello que se quizo evitar?, quin est en condiciones

    de decir una palabra al respecto?

    En el caso de la nia llena de madres y de padres

    basta leer lo que est all sobre la superficie, el cuerpo

    de una nia sin ninguna madre o padre que puedan tomar sus lugares,

    diremos que se trata de una nia expuesta.34 El trmino esposito, sin

    hogar, es cercano a depsito, y los romanos tenan

    una delicadeza que, para ciertos casos, convendra re-

    cuperar: el nio quedaba expuesto para ser recogido por

    quien lo deseara. Sin saberlo introducan el deseo, sin

    saberlo en una sociedad gobernada por el amo, el deseo

    apareca.

    Es el momento de dar conclusin a este breve y suscinto recorrido por

    el malestar en la cultura que hoy nos habita. En una cultura que no est

    amena-zada como la romana por el amo, por ejemplo, las aventuras del

    seor Clinton revelan que mientras el amo se dedica al goce, el poder lo

    33 La muerte de una joven hija o de unjoven hijo pone a los afectados por eseduelo en condicin de tener que ha-cer algo ante una vida no realizada.Al respecto del cambio operado en laclnica y doctrina del duelo en el psi-coanlisis lacaniano ver: Jean Allouch.La ertica del duelo en tiempos de lamuerte seca, Edelp, Buenos Aires,1997. La traduccin del ttulo fran-cs no es correcta, pues se trata deuna muerte absoluta sin ninguna re-ferencia al par humedo-seco.

  • LA VENTANA, NM. 7 / 199876

    ejerce el saber del maestro cientfico-tecnolgico en-

    cargado de la direccin de las grandes corporaciones.35

    La pregunta que la cultura dirige a cada uno de sus

    integrantes tiene, parafraseando a Lacan, la siguiente

    explicitacin: cmo es posible sobrevivir, en calidad de

    sujeto, sin ser aplastado por el saber? Esta es una pre-

    gunta que atraviesa las diferencias sexuales y de gne-

    ro, pues de un lado o de otro la nica perspectiva posible,

    al menos eso es lo que el psicoanlisis hoy puede ofrecer, es la constitu-

    cin de un deseo con el cual se sostiene un sujeto, y ese sujeto no parece

    pedirle autorizacin para existir a las diferencias de los sexos o a la dife-

    rencia de gneros, ni tampoco le solicita a la legalidad jurdica sus dere-

    chos de existencia. Ese sujeto depende de un objeto causante del deseo,

    acaso sea sa la nica perspectiva posible para que tanto Anisse como su

    hermana puedan encontrar un espacio vital frente al desamparo que de-

    bieron enfrentar sus progenitores, pero esto ya es otra historia mien-

    tras la otra nia queda en la calle, en la calle, calle, caye

    34 En la tradicin romana, el padre sloera tal cuando tomaba al nio y lolevantaba en sus brazos mostrndoloal pblico, indicando su reconoci-miento de esa paternidad. Si no se pro-duca ese rito y el nio era dejado enel suelo, el nio quedaba expuesto,esposito en la calle. Ver de PhilippeAirs y Georges Duby. Historia de lavida privada. Imperio romano y anti-gedad tarda, Taurus, Madrid, t. 1,1990, p. 23.35 Es un hecho cotidiano que en la so-ciedad actual el ciudadano est des-