La Custodia Del Corazon [P. Tomas Spidlík S.J.]

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    La Custodia del Corazn

    P. TomsSpidlkS. J.

    Documento original:www.guiadecontemplativos.4t.com/la_custodia_del_corazon.htm

    Correccin, adaptacin y re-edicion por J.F. - 19 Julio2014

    1 Eliminacin de los pensamientos 1

    2 Mtodos para combatir los malos pensamientos 23 Discernimiento de espritus 34 Discernimiento como don de Dios, . . . 35 Las reglas psicolgicas segn el modo de obrar de los espritus 46 La revelacin de los pensamientos 57 El examen de conciencia 6

    Evitar el consentimiento del pecado, la synkatathesis, es ya una gran cosa

    pero no es la perfeccin. Es hacia la perfeccin, hacia la paz del coraznque deben tender los cristianos: hesiqua, la amerimnia, la tranquilidad, li-bertad de las preocupaciones reprochables1; y sta consiste en la apothesisnoemton, eliminacin de los pensamientos malos. Pueden evitarse lasprimeras sugestiones?. Segn Orgenes es imposible librarse enteramente:las almas convertidas a Dios deben soportar las batallas de los pensamien-tos2;todo lo que se puede hacer es no detenerse en ellos3,no conversarcon ellos (como Eva hizo con la serpiente). La prudencia requiere que sematen desde el principio los nios de Babilonia4,que se aplaste la cabezaa la serpiente5 y que no se le de entrada en el Paraso del corazn. Para ex-presar esta idea los espirituales del Oriente adoptan y explican expresionessemejantes, ms o menos equivalentes.

    El corazn es la sede de la inteligencia, del espritu. De ah que algunosautores hablan de lafilak kardas, custodia del corazn,tresis nos, custodiadel espritu,filak ton endon, custodia del interior. Se encontrar tambin cus-todiar,filssei, empleado en absoluto6,custodiarse (custdiate a ti mismo

    1 Cfr. I. HAUSHERR, Lhychasme. Etude de spiritualit, OCP 22(1956), pp.5-40,247-285; Hsy-chasme et prire, OCA 176, Roma1966, pp.163-237; en particular pp. 214ss.

    2 Comm. in Cant. II, GCS 8, p. 133,16ss.3 In Prov.5, PG 17,176cd.4 In Libr. Jesu Nave, homilia 13, 1, GCS 7, p. 373; Hom. 15, 3, p. 387; DOROTEO, Instr. 11, 117,

    SC92(1963), p.363.5 Hesiquio Cent. II,76, PG 93,1537a; SEVERO de Antioqua. Homila 57, PO IV, p.93.6 Cfr. Apotegmas, Poimen 35e 39, PG 65,332b.

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    cos que permiten echarlo (Desde el Gnesis hasta el Apocalipsis, en total487).

    Un hermoso esfuerzo para aprenderlos por un monje sin cultura!. Pero laprctica simplificar el principio propuesto. La invocacin de Jess bastarpara expulsar a todos los demonios19 y la oracin de Jess20 sustituir loscatlogos complicados.

    La Biblia presenta una serie de elecciones en las que el hombre debe tomarpartido (Gen.2:17; 12:4, etc.). Esta eleccin tiene caractersticas particulares.Contra la voz divina, misteriosa, otra voz se deja or, la del pecado, de Sa-tans, tambin ella misteriosa. Qu criterio utilizar para discernir una deotra? Ser testigos de la voz de Dios ha sido el rol de los profetas. Los librossapienciales han sido escritos para ensear a distinguir la voz de la sabidu-ra de la voz de la locura, la de los justos de la de los impos. En las Cartasdel Nuevo Testamento aparece la expresin discernimiento de espritus (ICor12:10; I Jn4:1)21.

    Este problema no deja de ocupar un lugar principal en la literatura espi-ritual22.Orgenes discute atentamente sobre las diversas fuentes de las quesurgen los diversos gneros de espritus capaces de obrar en nosotros23.Latendencia de Antonio y de los monjes simples de Egipto es ms descriptivay concreta24, por el contrario, las enseanzas de Evagrio son sistemticas.Las reglas fundamentales que propuso Casiano son las ms completas desu tiempo25.Despus de l Didoco de Fotice, que debe luchar contra lasdoctrinas mesalianas, muestra la problemtica del discernimiento entrelos verdaderos y falsos consuelos y desolaciones26.Segn esta tradicin, entiempos ms recientes, Tefano el Recluso interpreta las reglas retomadas

    por L. Scpoli

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    .

    ,

    Para San Juan la experiencia espiritual es una uncin, un estado de luz(I Jn2:20-27)28.Segn Didoco de Fotice el Espritu Santo es la lmpara deesa ciencia29.Para Paisij Velickovskij el discernimiento es la comprensinespiritual dada por Dios30.

    Por lo tanto esta experiencia es inseparable de la prctica de los Manda-

    mientos, de la caridad (cfr. I Jn 2:3; Fil 1:9). Antonio ha dicho: Por tanto,19 Cfr. SPIDLIK, Ges nella piet dei Cristiani orientali, in E. ANCILLI, Ges Cristo mistero e

    presenza, Teresianum, Roma1971, p. 398.20 Cfr. p.274.21 Cfr. J.GUILLET, Discernement des esprits dans lcriture, DS 3 (1957), coll.1222-1247.22 Cfr. G. BARDY, Discernement des esprits chez les Pres, DS 3, coll.1247-1254.23 M. VILLER, La spiritualit des premiers sicles chrtiens, Parigi 1930, p. 46.24 L. BOUYER, La vie de saint Antoine, Saint-Wandrille 1955, pp. 15-30, 119-152; cfr. DS 3, coll.

    190-196.25 Cfr. J. C. GUY, Jean Cassien. Vie et doctrine spirituelle, Pargi 1961.26 Cfr. D. DES PLACES, Diadoque de Photic, DS3, coll.817-834.27 Cfr. Thophane le Reclus, pp. 116ss.28 Cfr. GUILLET, art. cit., col. 1246.29 Centro capitoli28, SC 5a (1966), p.99.30 Lettera al monastero Poljamerulskij, vita e opere (in russo), Mosc 1847, p. 235.

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    son necesarias la oracin continua y ascesis para que aquel que recibe porobra del Espritu el don del discernimiento de espritus, pueda saber quemaquinan los demonios. . . 31.

    El conocimiento de los espritus, en fin, es dado despus de una pro-longada observacin: Despus de una prolongada observacin (met pollskatatereseos) dice Evagrio hemos reconocido que existe esta diferencia en-

    tre los pensamientos anglicos, los pensamientos humanos y los que vienendel demonio32. Los demonios se revelan con su comportamiento, con la fre-cuencia y en el modo de sus ataques pero sobre todo en los pensamientosque inspiran33.

    As se alcanza un sentido especial, una intuicin espiritual y se reconoceun mal pensamiento por el mal olor que reina en los demonios34.

    Evagrio distingue sobre todo los pensamientos que sugieren los demo-nios35, Antonio observa sobre todo los estados que la accin de los esprituscrea en el alma. El gran discurso de Antonio establece la regla de oro deeste discernimiento: las buenas aspiraciones hacen nacer una alegra inex-presable, el buen humor, el coraje, la renovacin interior, la firmeza de lospensamientos, la fuerza y el amor por Dios; los otros, en cambio, traen con-sigo temor en el alma, turbacin y desorden de los pensamientos, tristeza,odio contra los ascetas, aceda, afliccin, recuerdo de los parientes, temor dela muerte y en fin malos deseos, pusilanimidad para la virtud y desordende las costumbres36.

    Ms tarde esta regla fue simplificada en un axioma: Quidquid inquietatest a diabolo (todo lo que quita la paz viene del diablo). Evagrio habla de

    estado pacfico y estado turbado37. Ms tarde los autores se dieron cuen-ta de que no se trataba simplemente de una consolacin o desolacin,porque por s solas no bastan para discernir su origen38. El demonio esengaoso. Cuando nuestro intelecto comienza a sentir la consolacin delEspritu Santo dice Didoco entonces tambin Satans consuela al almacon un sentimiento de fingida dulzura, en el reposo de la noche, cuando sesucumbe a la influencia de un ligero sueo39.Pero tambin la enseanzade Antonio no habla slo de sentimiento de alegra o, al contrario, slo detristeza. Ms bien dice que una vez se arroja en el alma la katstasis, otra vezlaakatastasa(confusin)40.Se podra decir entonces que las manifestacionesanglicas son segn la naturaleza, mientras que las demonacas turban el

    buen orden natural.

    31 Vita dAntonio 22, PG 26,867b.32 Practicos51, SC 171(1971), p.617.33 Cfr. Ibd.43, p. 599.34 Ibd.39, p. 591.35 Cfr. ibd. 51, p. 617.36 Vita dAntonio 36, PG 26,896.37 Practicos80, p. 669; De orat. 30, PG 79,1173b;74-75, col. 1184b.38 Cfr. Thophane le Reclus, pp. 193ss.39 Centro capitoli31, SC 5a (1966), p.101.40 Vita dAntonio 35e 36, PG 26,896bc.

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    es recto53.Su Instruccin 5a tiene por ttulo: no se debe seguir el propiojuicio54.

    Para revelar los pensamientos es necesario examinar lo que sucede en elalma. La prctica del examen cotidiano de s es recomendada en primerlugar en la literatura pastoral. El Padre que se ha ocupado ms en este temaes S. Juan Crisstomo55.Pero es en la literatura monstica siro-palestinensedel siglo IV hacia donde debemos mirar para encontrar las prescripcionesms minuciosas sobre el mtodo a seguir. El autor que nos da la enseanzams explcita es Doroteo de Gaza56. La prctica psicolgica aparece muyprxima al examen de conciencia conocido por el estoicicismo reciente57,pero la finalidad es distinta. Para Doroteo no se trata de un puro volversobre s mismo, sino que aqu se examina en vista de la exagoreuisis, y esteexamen es un elemento de la direccin espiritual.

    San Juan Clmaco nos dice haber visto monjes que llevaban un librito enel que anotaban las culpas y los pensamientos de cada da58.Y dice:

    Si alguno se ve particularmente dominado por algn vicio, de-be armarse contra este enemigo. Porque si no superamos a eseespecialmente, no alcanzaremos ningn fruto de la victoria quehayamos alcanzado sobre los dems59.

    El examen general practicado constantemente vendr a ser de por s unexamen particular (organizado ms tarde en Occidente en la forma de unmtodo)60.

    53 Instr.5,66, SC 92(1963), p.259.54 Ibd., p. 251.55 Catechesi battesimali4,2, A. WENGER, SC50(1957), pp.198-199;5,27, p. 213;8,25, p. 260; In

    Genesim11,2, PG 53,93; cfr.4,6-7, y 23,6, PG 53,45y 206.56 Cfr. Instr. 11,5, PG 88,1740b; SC 92(1963), pp.362ss.;10,7, coll.1733bc, p. 352.57 Cfr. H. JAEGER, Lexamen de conscience dans les religions non-chrtiennes et avant le christia-

    nisme, Numen, t.6(1959), pp.175-233; cfr. DS4,2 (1961), coll.1790-1799.58 Scala Par.4, PG 88,702d.59 Ibd.5, col.887d.60 cfr. A. LIUMA - A. DERVILLE, Examen particulier, DS 4,2, coll.1838-1849.