La Cultura Cómica Popular de La Edad Media - Bajtín

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    IV. MIJAL BAJTN: LA CULTURA CMICAPOPULAR DE LA EDAD MEDIA

    Muchos de nosotros conocemos aquel viejo cuento gracioso y descabelladocuyo protagonista es un rey que se pasea ridculamente desnudo y muy ufanoante su corte. Tan inslita situacin ocurre porque unos estafadores lo hanlogrado convencer de que est ataviado con suntuosas prendas hechas de unatela prodigiosa que slo pueden ver los hijos que son legtimos. El neciosoberano, que obviamente se contempla desnudo en el espejo, simula versevestido para no pasar por bastardo y, como consecuencia de ello, perder su

    trono. Este relato es uno de los 53 exempla contenidos enEl Conde Lucanor[: 178-82]. En esta amena coleccin hay ciertos exempla que tambinmueven a risa, por ejemplo, el que cuenta la historia de otro reyingeniosamente timado por un pseudo alquimista [122-26], o el del violentoloco que hace de las suyas en unos baos pblicos [: 215-16].

    La ndole jocosa de estas narraciones y de las ya estudiadas porLacarra o Kellerme motiva a plantearme las siguientes interrogantes, msespecficas: la comicidad existente en estos textos medie-vales, de qugnero es?, tiene alguna relacin con la cultura cmica popular de la EdadMedia? El denominado realismo grotesco derivado de aquella cultura,

    es adecuado como modelo, como marco terico, para analizar o empezar adescorrer el velo de lo que genera risa en estos cuentos que nacieron en la

    pennsula Ibrica hace ocho siglos?Dar respuesta cabal a estas preguntas implica, necesariamente,

    sumergirse en el ocano conceptual propuesto por Mijal Bajtn y,

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    todava antes aunque sea a vuelo de pjaro, en la desbordante obra deRabelais, paradigma del terico y crtico ruso.

    RABELAIS

    De la mano de Erasmo de Rotterdam el humanismo genera, a principiosdel siglo XVI, una literatura filosfica y erudita que se esparce por Europa;dentro de ella se incluye, cimeramente, la obra de Rabelais, monje

    benedictino francs y gran viajero, de `opiniones religiosas seguramentemuy libres' [Tieghem: 42]. Este autor, quiz el ms grande de la primeramitad del fecundo siglo XVI, propugnaba la instauracin de una flamantesabidura cuyos atributos fundamentales seran el amor a la vida, alhombre y, por consiguiente, a la razn, slo posible mediante la

    armoniosa fusin de la cultura grecolatina con las nacientes cienciasnaturales (no olvidemos que Rabelais tambin era mdico), y aun con lasculturas hebrea e islmica. Con base en estas premisas, el humanistafrancs fustiga acremente tanto el fanatismo como la hipocresa y lavacuidad de la Edad Media en un estilo prosstico que derrocha fuerza,truculencia y creatividad (segn Escarpit [: 35], la narracin novelesca sedes-prende parcialmente de la poesa y se convierte en prosa literaria conRabelais). Crtico satrico de las costumbres, goza del espectculo de lavida desechando de s la intolerancia; provocando en el lector, gracias a suvena cmica popular, una risa lcida, colmada de matices renovadores ydelirantes)

    Bajo su imaginacin exuberante y humor burlesco, con frecuenciaimpdico, Rabelais se divierte en un alud de verdaderas orgas verbales alcomponer Garganta y Pantagruel, que sin embargo encierra discusionesen torno a temas antropolgicos, polticos, sociolgicos y filosficos, aveces expuestos por medio de la ms seria de las elocuencias. JulesMichelet [apud Bajtn, 1974: 7] se refiere a Rabelais de la manerasiguiente: '...ha recogido directamente la sa-

    1En 1509 ya deca Erasmo: hay en la vida un solo da que no sea triste, montono,inspido y molesto, si no se le pone el placer, es decir, la salsa de la locura? [: 31]

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    bidura de la corriente popular de los antiguos dialectos, refranes,proverbios y farsas estudiantiles, de la boca de la gente comn y de losbufones'; y esto es verdad, pero Michelet se queda corto. Los veneros dedonde se nutre Rabelais para crear su literatura son una compleja amalgamaconstituida, en primer lugar, por los rituales y las formas del lenguajecarnavalesco; tambin por las parodias y obras cmicas verbales que sedesarrollaban 'al amparo de las osa-das legitimadas por el carnaval '[Bajtn,1974: 18]2 y que eran escritas por doctos divertidos, ya sea en latn o enlengua vulgar, y, final-mente, por el lenguaje familiar de la plaza pblica,conformado por los eptetos tnicos (blasones), las groseras especialmente las sacrlegas, los juramentos, los pregones y los gritos delos charlatanes y vendedores ambulantes.

    Las primeras frases del prlogo de Garganta, coherentemente con lasfuentes de su autor y con la naturaleza de la obra al margen de los

    cnones del arte literario vigente

    , dicen as: [Rabelais: 38]:3

    'Ilustrsimosbebedores! Preciossimos sifilticos!4 (porque a vosotros, no a otros,dedico mis escritos)'.5Y en el captulo IV, durante un gran festn, estandoGrandgousier (padre de Garganta) compartiendo rebosantes escudillas decallos [tripas mantecosas] con numerosos comensales, manifiesta losiguiente de su mujer, Gargamelle, hija del rey de losparpaillos (a quien lehaba pedido que comiese menos, ya que estaba embarazada):6

    2Los carnavales a que me refiero ya han sido citados en el apartado "La seriedad,elemento de una dialctica", del captulo II.

    3Las traducciones son mas.4He aqu la recreacin de los vivos voceos de anuncio de los charlatanes de las fe-

    rias.5En uno de los diccionarios de francs consultados la palabra vrols tambin po-

    dra interpretarse como viruelosos, pero me he inclinado por la acepcin ms popular yfrecuente: sifilticos, que adems es acorde con la visin rabelesiana, ya que la sfilis esuna enfermedad derivada de una de las necesidades naturales ms ingentes y placente-ras: la sexualidad.

    6 Parpaillos vendra de Parpaillons, a su vez de papillons, mariposas. Es un motepeyorativo que se daba a ciertas comunidades hostiles a la fe cristiana; estaba inspiradoen el comportamiento de estos insectos, ya que as como son atrados por la vela y revo-

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    Esta mujer deca es capaz de comer mierda con tal de llenar la ba-rriga. No obstante estas reconvenciones, se comi diecisis moyos, dosherradas y seis potes.7Qu bella materia fecal se debi fermentar en suvientre! [Rabelais: 49].

    Estas imgenes, juzgadas bajo cierta esttica preestablecida y pre-ponderante, pueden parecer soeces, monstruosas, desmedidas. Empero,como veremos pginas adelante, son imgenes ambivalentes, inmersas enuna concepcin esttica diferente asociada a la vida material, concreta, enla que los excrementos, por ejemplo, jugaban el papel de incienso en eloficio religioso que celebraba el obispo de la risa, y donde lahiperbolizacin del beber y el comer tena un sentido positivo, comotodava ocurra en los siglos XVI y XVII con las enormes salchichas quecargaban decenas de personas durante los carnavales de Nuremberg [Bajtn,1974: 62]. Segn Arnold Kettle (quien subraya esta desmesura, esta vivafantasa de ndole categricamente popular), es en Garganta y Pantagruel,

    primero (y ms que nada),y en Don Quijote, despus, donde se comienza asustituir a la frecuentemente plomiza inventiva de la literatura medieval,

    producto de la imposicin desde el poder poltico e ideolgico de 'uncdigo moral esttico e idealista' sobre la verdadera dinmica `ycomplejidad del comportamiento humano' [Kettle; apud Allot: 33].

    He presentado este somero boceto del escritor francs porque MijalBajtn fundamenta sus ensayos acerca de la cultura cmica popular la que

    brota del pueblo en la plaza pblica precisa-mente en el anlisis profundo

    de la obra de 'su eminente portavoz en la literatura' [Bajtn, 1974: 9]:Rabelais.

    BAJTN

    Bajtn, en su libro Cultura popular, comienza por reconocer el mundo

    lotean a su alrededor hasta quemarse, as las hogueras atraan a los sectarios no cristianos deaquellos tiempos.

    7 Diecisis moyos: 3828 litros de vino. Dos herradas: ms de 500 litros de agua. Seispotes: 6 grandes ollas de caldo con carne, tocino, morcilla, longaniza, garbanzos y otraslegumbres y hortalizas

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    antittico del Medioevo.8 Ese mundo en el cual convivan, paradji-camente, la dimensin del hombre atemorizado por la religin, so-metidoa la autoridad o enajenado por el trabajo, verbigracia, el mojigato quellegaba a aseverar: Bayles e taeres en las fiestas, nin en otro tiempo sonhonestas [Exenplos : 84]; y la dimensin del hombre jubiloso delcarnaval, ebrio y atiborrado en el Mardi Gtras, que en Rabelais es, porejemplo, el hedonista que refunfua: Para no beber, mejor dejar de sentir.Vale ms no llevar nada en las venas que llevar una gota de orines[: 51].9Eventualmente, en la Edad Media se poda llegar al extremo de que ambasdimensiones se presentaran en un mismo hombre, slo que en diferentestiempos.

    Este tipo de contradicciones configuran la concepcin unitaria delmundo carnavalesco, descendiente de las festividades que ya celebrabanlos griegos al menos una docena de siglos antes de Cristo, donde era

    costumbre disfrazarse y andar de un lado para otro, a pie o en carro, entretoda clase de gesticulaciones y chuscadas [Nestle: 88]. Pero el carnavalmedieval era mucho ms que eso, pues se distingua por 'suuniversalismo, sus osadas, su carcter utpico y su ordenacin al

    porvenir' [Bajtn, 1974: 37], as como por su alegre relativismo. l0En loscarnavales participaban todos, como es el caso de losJoca monacorum(juegos monacales), a los que, eligiendo la opcin de burlarse de smismos y gozando el lado cmico del mundo, asistan incluso los

    prelados. Se creaba as un fenmeno en el que escenario, actores yespectadores se confundan en un nico gran conjunto, de elementosintercambiables. Durante esta festividad, que se celebraba en los das

    previos a la mortificante Cuaresma,11transcurra:

    8 El mismo al que me he referido en el captulo II.9 Las imgenes referentes a orines son frecuentes en la obra de Rabelais como ex-

    presiones de un acercamiento 'a lo inferior corporal, a la zona genital, [...] la fecunda y da aluz' [Bajtn, 1974: 134], por lo que la degradacin implcita en la mencin de los orines esambivalente: hay en ellos un polo negativo y otro positivo.

    10Que relativizaba, por ejemplo, hasta la misma identidad del individuo en funcin dela mscara.

    11Es decir, fuera del calendario de las fiestas santas, oficiales

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    ...la segunda vida del pueblo,basada en el principio de la risa. Es su vidafestiva. [Constituye] una especie de liberacin transitoria, la abolicin pro-visional de las relaciones jerrquicas, privilegios, reglas y tabes [Bajtn,1974: 14];

    de este modo, la risa popular irrumpa en la cultura oficial, provocando que laseriedad y la locura entablaran un dilogo que modificaba a ambas partes como hace todo dilogo [Beristin, 1995: 224].

    Bajtn, obviamente, encuentra en la riqueza literaria de Rabelaisnumerosas influencias de lo carnavalesco, de la singular forma des-

    jerarquizada de comunicarse en esas fiestas. La visin carnavalesca es esabizarra causa y consecuencia de la segunda vida popular que hace una

    parodia del contexto y accesoriamente del estilo de la vida ordinaria yde todos sus protagonistas; es esa visin contraria al orden social establecido

    (a lo encasillado, a lo inmutable), que des-enmascara la necedad y lahipocresa de los ms importantes ritos y ceremonias. Lo carnavalesco secaracteriza, afirma Bajtn: por la lgica original de las cosas al revs ycontadictorias

    [1974: 16]. En las mascaradas, por ejemplo, al estar oculto elsexo de los participantes bajo los disfraces, los roles sexuales puedeninvertirse sin mayores riesgos [Galt; apud Ivanov: 23].

    La prctica de llevar a cabo rituales, fiestas o juegos en los que secultiva el anverso de la cotidianidad viene, por una parte, de antiguo; enefecto, durante las ithyphallias griegas fiestas agrcolas relacionadas con lafertilidad y los ritos flicos los jvenes atenienses se emborrachaban einsultaban a los ciudadanos respetables; asimismo, en los festejos romanosms o menos licenciosos, consagrados al dios Saturno en los finales dediciembre (las saturnales), se subvertan las clases sociales: los esclavosdaban rdenes a sus amos y stos les servan a la mesa ("inversin de status",le llama a este fenmeno V. V. Ivanov [: 21]). Es as que en los juegoscarnavalescos de la Edad Media se anudaban ritos paganos primitivos conuna tradicin realista, popular. Por otra parte, este mundo mitolgico,ceremonial y ldico ("patas arriba") se ha presentado en numerosassociedades: segn el grupo tnico en vas de extincin, los Ainos, ubicado

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    norte del Japn, en los albores de la humanidad las mujeres nomenstruaban, sino los hombres [Fernndez de Castro: ficha 19]; los

    bantes del Africa meridional, ante la inminencia de algn peligro grave,efectan un ritual en el que las mujeres jvenes se visten de hombres yrealizan las tareas de los pastores, y Otis Creen [: 56] cita a KnudRasmussen, quien observ entre los esquimales Netsilik lo siguiente: losnios celebran unos juegos en los que imitan a los hechiceros de sucomunidad; emplean las mismas frmulas de stos para alejar a los malosespritus, todo lo cual provoca que los adultos se desternillen de risa cualchiquillos... y nadie se atemoriza ante tal blasfemia, porque sesobreentiende que los espritus saben comprender una broma. C. S. Lewis[: 70] afirma que en ese tipo de circunstancias, ms bien pardicas, la

    blasfemia no slo no consigue arrancar al pblico horror, sino que lograde l una risotada cordial, general.

    En otros mbitos como el teatro o la poesa, tambin se presentan estostrueques de papeles. As, en la coleccin de manuscritos del siglo XIII,Carmina burana del convento de Benediktbeuren, hay una famosacancin bquica, propia de goliardos, cuyos dos primeros versos norequieren traduccin: Meum est propositum/in taberna mori [Modern: 64];ste es el preludio de otras composiciones poticas de la mismacompilacin referentes a una realidad en la que todo se encuentra al revs:los prvulos son astutos orculos y los pcaros se juzgan catedrticos; loscampesinos son los militares; el burro es laudista; los padres de la Iglesia

    san Agustn, san Benito, san Jernimo se encuentran, ya en latberna, ya ante un juez; el caballo hace correr al jinete; Lucrecia se hace

    prostituta;12 a un torpe ignorante lo hacen prior, etc. Curtius [: 144-148]nos presenta un vasto panorama de mundos al revs que parte desde laAntigedad con los adynata (enumeracin de imposibles) de Arquloco,inspirados por un eclipse total de sol el sol es oscuro, la noche es

    brillante, el mar

    12Lucrecia: noble dama romana que, al ver ultrajado su honor a manosde Sexto [hijo del emperador Tarquino (s. VI)], sac un cochillo que trayaascondido so la vestidura e metioselo por el cuerpo e assy cayo muerta [Libro delos exenplos:68].

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    el cielo sucedido en 648 a. C.,13y los de Virgilio, en los que el lobo huyede las ovejas que pastorea Orfeo, mientras el pastor Ttiro canta,14hasta

    prosigue Curtius la Edad Media, con el poeta de la corte de Carlomagno,Teodulfo, que hace al papagayo remedar a las musas; con Walafrido Estrabny su similitudo impossibilum; con Chrtien de Troyes en su Cligs;l5 con

    Nigelo Wireker y sus recin nacidos, que se creen ms elocuentes queCicern en el Espejo de necios16, etc., donde, como derivacin del adynatonvirgiliano surge, afirma Curtius [: 145], el tpico de "el mundo al revs",mismo que, a mi juicio, habra inspirado a Rabelais [cap. XXX dePantagruel].

    El caos trastocado del carnaval, en que el buey se unce detrs del carro(se intercambian el frente y el reverso); donde el seductor es el hombre msfeo y el adefesio es el galn, disfrazado con una joroba (se per-mutan la

    belleza y la fealdad); o el truhn sermonea desde el plpito a un grupo de

    cabizbajos curas (se canjean lo alto y lo bajo, hay una de-gradacin),constituye un campo frtil para el sacrilegio, la frivolidad, lo absurdo, elrebajamiento es decir, para el traspaso de lo espiritual, sublime y abstractoal nivel de lo material y lo corpreo. Y (siguiendo a C. S. Lewis) mientrasms augustamente graves, respetables, admiradas o inamovibles sean lascostumbres, las leyes o las ceremonias, ms agradable y jocosa ser surelajacin, su degradacin o su parodia en los carnavales; ms cmica ser sutransgresin. Por ello las olmpicas golpizas que le infligen a don Quijote:...que con toda aquella tempestad de

    13Aado, en orden cronolgico, la mordaz inventiva de Aristfanes (s. V a. C.), quiennos brinda una notable inversin de jerarquas en su obra Las aves, un festivo travestismo enlas Tesmoforias y una utopa frsica enLa asamblea de las mujeres.

    14 Incorporo, aqu, las caricaturas de Luciano de Samosata (c. 120-180) a los dioses deHomero o las parodias a la literatura de su tiempo.

    15Considero, a diferencia de Curtius, que el verdadero mundo al revs se suscita en estanovela cuando tres admirables mdicos que pretenden revivir a una mujer aquien suponenmuerta, pero est viva, casi la matan [Chrtien de Troyes: 200-01]; se trata, en realidad, deuna variante del tpico de lafalsa muerta [Keller: J351.2].

    16 Tambin agrego diversos exempla en los que existen llamativas inversiones, como esel caso del cuento 20: Puer 4 annorum [Sendebar. 142-43], en el que un nio de cuatro aos leda una leccin de sabidura a un anciano.

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    palos que sobre l llova, no cerraba la boca, amenazando al cielo y a la tierra y alos malandrines, que tal le parecan' [Cervantes: 44a], mueven a risa, ya que elcaballero medieval ideal era el prototipo de la honra, el valor, la dignidad y lafuerza. Al rebajar, degradar en el torbellino del carnaval, hay unaaproximacin simblica a la tierra, el elemento que rene la capacidad derecoger los desechos y germinar las semillas. Lo bajo (o debajo), entonces, tienedos sentidos: 'no slo es lo estructuralmente inferior; es tambin la base comnde toda vida social, la tierra y sus frutos' [Ivanov: 23]. As pues, las risascolectivas de las fiestas son simultneamente jubilosas y mordaces; estnemparentadas con el antiguo ritual en que se injuriaba y ridiculizaba a lasmximas autoridades `para obligarlas a renovarse' [Bajtn, 1988: 178]. Alrespecto, tambin seala Bajtn: `esta risa es ambivalente, [...]niega y afirma,amortaja y resucita a la vez' [1974: 1 7].

    A la luz de lo enunciado se infiere que, a pesar de su diversidad, las

    imgenes cmicas carnavalescas constituyen una unidad, y son caractersticas dela cultura popular de la Edad Media. Son, de hecho, la esencia de la culturamedieval cmico popular. Al sistema de imgenes de esta cultura Bajtn lodenomina realismo grotesco o,simplemente, grotesco;17 en l,

    el principio material y corporal aparece bajo la forma universal de fiestautpica. Lo csmico, lo social y lo corporal estn ligados indisolublementeen una totalidad vivente e indivisible. Es un conjunto alegre y bienhechor[1974: 23].18

    17 En los subterrneos de las termas de Tito se encontr, a fines del siglo XV, una pinturaornamental notable por la excepcional libertad y ligereza de su artstica fantasa, alegremente osada,

    sonrientemente catica. Por hallarse en una gruta (grotta, en italiano), se denomin a este artepictrico grottesco.De ah viene el trmino.18 El grotesco debe ser entendido como una manifestacin plena de la existencia. En sus

    expresiones aflora la paradoja de la simultaneidad de la muerte y la vida, tanto universal y grupal,cuanto biolgica: todo nace para morir, todo mucre para que otros puedan vivir; desde el punto devista individual, se destruyen millones de clulas de nuestro organismo y se crean otras tantas;durante nuestro proceso de decadencia procreamos nueva vida propia, as como vida independiente denosotros. Un viejo refrn seala: La muerte es fuente de vida: unos mueren para que otros vivan

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    Y fue en el grotesco en el que Rabelais inspir sus textos. Debidoa ello su obra est preada19 de imgenes referentes a la vida tangible ycorprea, a la satisfaccin de las necesidades naturales; a la fiesta, el banquete,la alegra;por ello niega todo aislamiento y confinamiento en s mismo, todocarcter ideal abstracto [...] separado e independiente de la tierra y del cuerpo[Bajtn, 1974: 24].

    Una inclinacin de la concepcin grotesca, signada por la ambivalencia,es la de exhibir dos cuerpos en uno. Dice Rabelais, refirindose a Gargamelley Grandgousier:

    ...todos los das hacan entre ambos la bestia de dos espaldas, ygozosamente se frotaban el tocino [la grasa], hasta que ella qued emba-razada y dio a luz un hermoso nio despus de haberlo llevado once

    meses en sus entraas [: 47].

    En este prrafo hay dos casos de fusin de cuerpos. El ms impresionantelo da la estampa de ese ser de doble trasero;20pero el ms representativo es elcuerpo sin duda muy obeso de Gargamelle encinta, conformado

    paradjicamente por un cuerpo ahto de comida, corrompido, decadente, y porotro floreciente, pujante, oncemesino, que saldr al mundo por la parte bajadel ente unificado pero de dos latidos, por esa parte donde tambin se excretanlas heces. Deterioro y lozana, nacimiento y podredumbre;21siempre campeala anttesis en el grotesco.

    [ Correas: 247b]. Tatiana Bubnova deja muy clara la asociacin de los carnavales con elcrecimiento productivo: en el Medioevo, con el tiempo agrario lo que dentro de ste muereda nacimiento a una vida nueva [: 39]. El ciclo consiste en: siembra-crecimientosiegasiembra-crecimiento-siega-siembre-crecimiento...

    19 Pude haber usado tambin "embarazada", para corporificar an ms un con-tenidoliterario.

    20 Que, adems, al llamarle bestia, est animalizado, deshumanizado, de acuerdo alprincipio bsico del grotesco que engloba la fusin de dos cuerpos en uno y la animalizacin: elcuerpo grotesco representa la unin del mundo material y corporal en todos sus elementos[Bajtn, 1974: 30].

    21 Debido a estas ideas, era que la milagrosa incorruptibilidad del cuerpo dice AntonioRubial maravillaba tanto al cristiano de la poca, tan apegado a la materia [: 109].

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    Sin embargo, debe destacarse que Rabelais fue antecedido por otrosautores, ya desde el siglo XIV, en la ruta que llevaba a la creacin denuevas invenciones literarias ms coherentes con las fantasas yrequerimientos de los pueblos de su poca, como es el caso del ArcipresteHita. Considero que no es otra cosa que grotesco un grotesco que anno se haba definido como tal lo que expresa Juan Ruiz cuando, en el

    Libro de Buen Amor (escrito hacia 1330, dos siglos antes que Pantagruel),un fraile le impone a don Carnal la siguiente dieta para expiar sus

    pecados:

    El da del domingo, por tu cobdiia mortal,conbrs garbanos cochos con azeite, e non l, [1163ab]En el da del lunes, por tu sobervia mucha,

    conbrs de las arvejas mas non salmn nin trucha; [1164ab]

    Por tu grand avaricia, mndote que el martesque comas los formigos

    22 e mucho non te fartes; [1165ab]

    Espinacas el mircoles conbrs non muy espesas,por tu loca luxuria conbrs poquitas d

    'esas, [166ab]

    El jueves cenars, por la tu mortal irae porque t 'prejureste deziendo la mentira,lentejas con la sal: en rezar te remira; [1 167abc]Por la tu mucha gula e tu grand golosina,el viernes pan e conbrs, e non cozina, [1168ab]Come el da del sbado las hayas e non ms:

    por tu envidia mucha, pescado no conbrs; [1169]

    A mi juicio, este autor espaol es grotesco cuando rebaja, degrada,materializa (y hace ms terrenal, ms universal) el sacramento de la

    penitencia. La absolucin de los siete pecados capitales de don Carnal nose basa en los arrepentimientos y mortificaciones que pudieran surgir desu alma, de su mente, de su cabeza (de lo alto), sino en el sacrificio queimplica para su vientre, sus tripas (lo bajo junto con el trasero y losgenitales), el satisfacer su carnvo-

    22Gachas, segn Corominas.

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    ra hambre slo a base de vegetales y gachas, o sea, malcomiendo. 23 Hayaqu, si se observa debidamente, un mundo al revs. Esto es lo risible.Pero ni Otis Green ni Flix Lecoy a quien aqul cita [Green: 83]

    parecen comprender la clave de lo cmico de este pasaje del Arcipreste:para Lecoy, es un curioso (ypor ello gracioso?) mtodo de edificacinreligiosa; para el primero, la parte de seriedad que tiene tal sistema

    penitencial es haberlo convertido en objeto de risa por arte de magia.Bajtn en cambio nos da elementos para poder ver con claridad la esenciade lo cmico en tal modo de expiar las culpas; modo que mata quedestruye lo espiritual pero que va al seno carnal, a la nutricin, a lasfuentes constructivas de la vida; que amortaja y resucita;24 que hiere y

    protege.25Hay una ganancia en autenticidad cuando por pecador se comemenos, en glorioso detrimento del acto, hipcrita por lo comn, de lavarlos pecados rezando fracciones del rosario.26 Tiene razn Bajtn cuando

    seala que no se ha comprendido cabalmente la concepcin cmico-popu-lar del mundo medieval.Prosiguiendo con los antecedentes, tampoco se debe olvidar que

    Chaucer (s. XIV), Boccaccio (s. XIV) y el propio Fernando de Rojas (ss.XV-XVI), ya incluyen en sus obras un ingrediente inquietantementevisceral: el culto al cuerpo [Cndano, 1991: 127], y lo hacen

    23 Cada da se castiga a don Carnal hacindole comer viandas poco apetitosas y,adicionalmente, el domingo se le obliga a ir a la iglesia [1163c]; el lunes a no provar lalucha [1164c] (segn Vasvari ]: 166], significa abstenerse de relaciones sexuales); elmartes a dar dos tercios de su pan a los pobres, y el jueves a hacer oracin. Al final [1170ab] sele recomienda tambin que visite los cementerios y las iglesias; sin embargo, a mi juicio, loprimordial y cotidiano de la penitencia es el comer frugalmente.

    24Estas concepciones positivas de lo material y lo corporal perduraron hasta principiosdel siglo XVIII.

    25

    Qu intuicin la de Daro cuando dice recordmoslo, si se me permite!:bendigamos a la risa porque es la salvacin, la lainza y el escudo [I, n. 10].26 Vase tambinDe la pelea que ovo Don Carnal con la Quaresma, Libro de Buen

    Amor [: 59/1067-1127], donde el carnaval representa la carne y la cuaresma el pescado. Alrespecto, refiere Lourdes Sim que en las Islas Baleares, al atardecer del cartes de carnaval, seinterpretaba la disputa entre un carnicero y un pescadero; ese da, lgicamente, venca elprimero. Pero el sbado de gloria, cuando se volva a representar la querella, perda el matarife[Simo: 36].

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    de acuerdo a los cnones de la cultura cmica popular medieval, es decir,poniendo nfasis en los genitales.27 Dentro de la Jornada No-vena delDecamern, obra compuesta en 1350-1355, se lee lo siguiente (durante el"conjuro" con el que un astuto cura asegura poder convertir en yegua a unahermosa joven a quien ha puesto con las manos y los pies en tierra):

    Tocle a continuacin el pecho, y como lo hallara firmey terso, despertsey levantse quien no haba sido llamado [...] y, por ltimo, cuando noquedaba ms que la cola, levantse la camisa, psole el planto hminemen su sitio, y dijo: "Y que sta sea bella cola de yegua" [Boccaccio: 743].

    Y en el auto primero de La Celestina cuya primera edicin se public en1499 encontramos este dilogo entre Celestina y Prmeno:

    CELESTINA Llgate ac, putico, que no sabes nada del mundo ni de

    sus deleites. [...] Mal sosegadilla debes tener la punta de la barriga.PARMENO Como la cola de alacrn!CELESTINA Y an peor: que la otra muerde sin hinchar y la tuyahincha por nueve meses [Rojas: 821.28

    Asimismo, el culto anticipado a lo corporal comprende la mencin deltrasero y sus productos, como ocurre en El cuento del molinero de losCuentos de Canterbury, compilados entre 1400 y 1410:

    ...Nicols, que se haba levantado a orinar, pens completar la broma

    haciendo que Absaln le besase el culo antes de marcharse. Abri rpi-damente la ventana y, silenciosamente, asom las nalgas. [...] Entonces

    Nicols solt un sonoro pedo, que reson como un trueno [Chaucer: 146].

    27 La visin carnavalesca tambin cal en otro importante autor espaol de la misma pocade Rabelais: Francisco Delicado, cuya obra Retrato de la lozana andaluza es, segnBubnova, un texto profundamente carnavalizada [: 53].

    28Despus de notar la curiosa analoga que hay en ambos pasajes entre la cola de un animaly el miembro viril, no es de extraar que a ste hoy se le denomine en Espaa "cola".

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    Por su parte Hieronymus Bosch (s. XV), y ms adelante PieterBrueghel, el Viejo (s. XVI) quien fue influido por aqul, tambinhicieron lo propio en la pintura, rompiendo con la rutina de la tradicinlocal. El Bosco presenta en una de sus obras maestras, El jardn de lasdelicias, a una mujer vanidosa que se mira en el espejo, pero ste no ledevuelve el reflejo de su rostro, sino el del trasero de un demonio. A su vezBrueghel nos permite disfrutar de una muestra brillante de arte pictricocarnavalizado, pleno de agudo humor, en su obra Combate entre elCarnaval y la Cuaresma.

    Dentro de esta premonitoria esttica, lo ordinario puede convivirgarbosamente con lo delicado. De ah que, como sealo en otro lugar:

    ...en Fernando de Rojas armonizan el alto estilo metafrico con la msirrestricta plebeyez; [...] un ejemplo de ello est en La Celestina, pues

    cuando las piedras de la calle chocan entre s al ver pasar a la hechice-ra y su sonido es: puta vieja! [...], ella responde con alegre cara[Cndano, 1991: 134].

    La risa que gener en sus tiempos la exitosamente difundida obra deRabelais (cuando sus cdigos eran ampliamente comprendidos) responda auna percepcin universal con respecto a la realidad circundante no menossustancial que el serio punto de vista que se enseoreaba desde el poderideolgico. Afirma Bajtn que slo la risa [esa risa] puede captar ciertosaspectos excepcionales del mundo[1974: 65]. Su universalidad radicaba enque todo un pueblo, transitoriamente, conceba un nuevo mundo: utpico,relativo, jocoso, refrescante, opuesto a todas las verdades y autoridadesdominantes. El hombre medieval rea en el carnaval con toda libertad, porejemplo, al contemplar al rey transmutado en vasallo del bufn; pero su risano era denigrante, pues si bien negaba en ese momento la autoridad delsoberano (la amortajaba), simultneamente se vea a s mismo sbdito de un

    personaje chocarrero e irrisorio. De esta suerte, el bufn funga comoequilibrador del omnmodo poder del rey a quien, por otra parte, el

    pueblo segua necesitando, respetando y temiendo despus de loscarnavales y como rectificador

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    de las posibles nfulas transitorias o permanentes del ciudadano comn;ste, pues, tambin se rea de s mismo. Tales burlas y risas fueron siemprerestauradoras del oprimido inconsciente colectivo (lo resucitaba). Y lo mstrascendente es que las efmeras y alborozadas victorias del pueblo sobrelos mandamientos y tabes autoritarios, sobre lo establecido, revelaron enel largo plazo nuevos mundos que fueron sentando las bases de una nuevaconciencia renacentista comunitaria, plena de valores enaltecedores.

    ECOS ACTUALES, GENUINOS Y DISTORSIONADOS DEL

    CARNAVAL MEDIEVAL

    El encanto de la tradicin carnavalesca ha ejercido un poder tan sugestivoen la mente de todos los pueblos, que en nuestro siglo ha sido revivida encierto modo por algunas de las tendencias ms actualizadas de las artesvisuales y teatrales. As, se cre el "happening", que para Alberto Miralleses una actividad dramtica que incluye el desvaro y lo revolucionario, ydonde:

    el espectador se convierte en actor y participa con todos sus sentidos.

    Liberado del eje teatral, del orden y de la profesionalidad, los partcipesse entregan a lo espontneo, intentan destruir las seculares inhibiciones queles impedan comunicarse [: 20].

    Y, parafraseando lo dicho por el actor britnico Lawrence Oliver,refirindose al teatro, podemos decir que el carnaval fue, hasta el siglo XVI,un evento ms dilatado que la vida, una exaltacin de la vida; por ello fuenecesario en l un toque de locura.

    Con respecto a las grandes fiestas contemporneas, consideropertinente aclarar aqu ciertos aspectos del clebre carnaval brasileo, ajeno

    en gran medida a los principios carnavalescos medievales. En l coexistendos versiones distintas de la fiesta: la "dionisaca", en la que la masaasistente a un local cerrado goza de libertad total para bailar, cantar,embriagarse y desinhibirse sexualmente (lo cual no es un carnaval en elsentido medieval, sino ms bien un jolgorio

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    desenfrenado) y la "apolnea", cuyo objetivo es montar un espectculo basadoen organizaciones de msica y baile (que tampoco es un carnaval "bajtiniano",

    porque ste no se contempla ni tampoco se presenta, sino que se vive en l).Mnica Rector [: 52] seala que son ms bien las clases alta y media alta las

    protagonistas del "carnaval dionisaco" dentro de los salones de baile, mientrasque en las calles son los ms humildes los que mayoritariamente participan enel "carnaval apolneo".29Aun cuando ambas versiones estn interrelacionadasy no existen lmites precisos para una y otra, no es difcil percibir en elcarnaval brasileo un cierto clasismo inquietante.30

    APLICACIN DEL GROTESCO A LOSEXEMPLA

    En sntesis abogando por mis objetivos centrales, podemos afirmar quepara Bajtn lo cmico est constituido por las imgenes referentes a la vidamaterial y corporal, dentro del contexto de una fiesta utpica que responde auna visin universal del mundo. Lo que causa risa es, pues, el sistema deimgenes de la cultura cmica popular medieval (el realismo grotesco).Retomando el camino deja-do provisoriamente en el captulo anterior, podratratar de aplicar este concepto general a los exempla que me ocupan; pero,antes, considero pertinente examinar una definicin concreta de lo cmicoque, segn su autor, Umberto Eco, nos lleva a la idea del carnaval. Esta dice,en resumen, que hay un efecto cmico cuando:

    I) se viola una regla; II) la violacin la comete un personaje innoble, inferior,repulsivo (animalesco); III) por ello nos sentimos superiores a su malaconducta y a su pena por transgredir la regla; IV) pero no nos preocupa, yaque nos sentimos vengados por quien ha desafiado el poder represivo de laregla; V) nuestro placer es mixto, porque tambin disfrutamos de la desgraciadel personaje animalesco, y VI) al mismo tiempo,

    29 Los turistas con recursos econmicos asisten indistintamente a cualquiera de las

    manifestaciones del carnaval brasileo.30 Siguiendo a Bajtn, me atrevera a afirmar que en el tan reputado carnaval brasileo estamos

    frente a una suerte de esta estatizacinde la vida festiva [cf. Bajtn, 1974: 36].

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    no nos preocupa defender la regla ni no sentir compasin por el ser infe-rior que la viol [1989: 10].

    Lamentablemente, esta definicin no es operativa; baste sealar que,en el carnaval, quien transgrede una norma puede ser tambin alguiennoble, superior y agradable; en el grotesco, incluso, hasta una personasanta es susceptible de violar una regla. A mi juicio, el origen de estaimprecisin se debe a que Eco recurri a la comedia como estructura de sudefinicin de lo cmico. En ella, el personaje principal (el ms jocoso detodos: como el Euclio de Plauto o el Harpagn de Molire) ostenta unaconducta viciosa, perversa o funesta que afecta a quienes le rodean. Elespectador de la comedia se re al identificar al nocivo personaje conalguien de su entorno al que repudia; no le provocan compasin susirrisorias fallas y goza viendo a alguien "inferior" romper las reglas. sta

    es una forma de solventar el errneo proceder del pecador: el escarniopblico. En mi opinin, Eco debi haber recurrido ya que su intencinera definir lo cmico carnavalesco, ms bien al esquema de la farsa,dado que las esencias del carnaval, del grotesco, se cien mucho ms aeste gnero dramtico que a la comedia. Gabriel Labastida nos aclara quela representacin frsica se constituye en cieno modo como una

    parodia de la vida cotidiana, en la que se niegan determinados valores yconductas mas no para demolerlas, sino para renovarlas o transformarlas

    positivamente [: 23]. Por su parte, C. Mauron afirma que la farsa `hace rercon una risa franca y popular' [apud Labastida: 22].

    Ahora bien, podemos o debemos entonces, con las purasherramientas bajtinianas, sondear lo cmico en las colecciones deexempla?Para facilitar la respuesta considerar un caso concreto. Ya queLacarra, Curtius y Keller coinciden en que el desnudo es una situacincmica recurrente en los exempla (y que he adoptado la Exposicinridcula como un posible primer motivo de lo que ser un catlogo demotivos cmicos), he elegido un exemplum de Sendebar donde hay un

    desnudo ostensible: el del pedante joven a quien una mujer, medianteastutos engaos, despoja de todas sus ropas y lo exhibe as

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    grotescamente, ante un pblico casual [Ingenia: 132-134]. Ya que, contodo propsito, he usado el vocablo grotesco en su sentido trivial de ri-dculo, puntualicemos las cosas.

    En primer lugar, el componente corporal constituye en el realismogrotesco un fundamento positivo, absolutamente unido a todos los demsaspectos de la vida. Bajo este enfoque, el cuerpo humano `no estseparado del resto del mundo, no est aislado [...] sino que franquea sus

    propios lmites' [Bajtn, 1974: 30]; en otras palabras, el cuerpo estrelacionado con el exterior, est expuesto, se encuentra fuera de lacobertura de su vestimenta; est, precisamente, desnudo... como es. En elcuerpo grotesco el acento est puesto en las aberturas (a travs de lascuales el mundo penetra en l, y donde algunas exhalan ciertos humores ysonidos la boca es el rgano de la comunicacin) y en las

    protuberancias (con las que penetra en el mundo y que simbolizan nuevos

    retoos31

    ). Fenmenos entraables como el parir, la concepcin y laagona forman parte de las imgenes y esencias corporales grotescas. Ensntesis, el cuerpo es un instrumento dialctico de vida y muerte.

    En cambio retomando a nuestro trivial concepto de grotesco, en laliteratura didctica (especialmente en ella) el cuerpo es algo aislado,separado de los dems cuerpos y cerrado (podra ser, cuando ms parano convertirse en un mamarracho o escandalizar, una pdica estatua conlos orificios tapados y con mesuradas prominencias); de preferencia, estoculto bajo la ropa, sin relacin alguna con el alumbramiento, el coito o losltimos estertores. Aqu, el cuerpo es un instrumento del pecado. Laideologa cristiana slo conoca el cuerpo beatificado o el cuerposatanizado [Rubial: 106].

    En Ingenia, el desnudo "ejemplar" del sabihondo engatusado por lahostelera, as como el citado desnudo del rey timado de El Conde

    Lucanor, son, digmoslo as, anticarnavalescos, pues en vez de serliberadores y catrticos, constituyen percances vergonzosos, ridculos, que

    provocan una hilaridad bsicamente denigrante.32La risa

    31 Como la citada "cola de alacrn" de Prmeno, que tiene la propiedad dedar frutos despus de haber hinchado el vientre de una mujer por nuevemeses.

    32Estos exempla se analizarn ms adelante con mayor detalle.

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    "didctica" es individual, privada, apunta hacia una stira disciplinaria queintenta orientar al ser humano hacia el bien. La persona desnuda, exhibidaaunque sea veladamente con sus protuberancias u orificios al aire en elcontexto de las colecciones de exempla, no ha querido estar en esacondicin; ha sido puesta al "descubierto" a travs de malas o cuestionablesartes o, por lo menos, debido a una negativa jugarreta de la fortuna... es uninvoluntario hazmerrer. En cambio, el desnudo grotesco tiene un carcterrecndito, autntico, produce regocijo; y risa, s, pero una risa satisfecha,donde tambin re el que est en cueros o cuya intimidad se expone dealguna manera. Estamos ante una risa universal, festiva, libera-dora,catrtica, curativa. En la literatura carnavalizada, dialgica, la risa se hadicho ya envuelve a todos los protagonistas: cada quien se re de losdems, pero tambin es motivo de risa y se re de s mismo. Curtius cita unejemplo muy conocido de comicidad hagiogrfica grotesca de la poca

    merovingia, donde se observa una transposicin del carnaval al lenguajeliterario:

    San Gangolfo ha fallecido y de su cadver, expuesto un viernes al pblico,se desprenden efectos milagrosos; una mujer incrdula exclama

    blasfemamente: "As como operan las virtudes de Gangolfo, del mismomodo opera mi ano" , ante lo cual, al instante, sale del ano del difuntosan Gangolfo una obscena detonacin que retumba en los muros de laiglesia. Desde entonces, cada palabra que la mujer pronunciaba losviernes iba seguida de una ruidosa ventosidad propia [: 617].

    En esta historia mueve a risa la manifestacin grotesca de la santidadde san Gangolfo, as como su indelicado poder divino; tambin lairreverente actitud de la mujer y la sonora penitencia corprea que tuvo quellevar a cuestas. Gangolfo sigue siendo santo y la mujer no va a parar alinfierno (slo debe, a lo ms, enmudecer los viernes33). La burla simultneade lo sagrado y de lo sacrlego, combina-da con la violacin escandalosa auna regla de etiqueta elemental,

    33 Aunque, tal como presenta Curtius la ancdota, se deduce que la mujer no se priva dehablar, a pesar de su bochornoso acompaamiento

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    constituye una concepcin cmica del mundo que dirige una mirada crticasobre la fe; adems, en el realismo grotesco los excrementos y susacompaamientos se consideraban elementos esenciales en la vida delcuerpo y de la tierra (la podredumbre es el mejor abono), y unaconfirmacin de la materialidad humana.

    Este breve relato cumple ciertas condiciones del gnero cmico-seriode la "stira menipea", donde:

    Los escndalos y las excentricidades destruyen la integridad pica y tr-gica del mundo, abren una brecha en el curso irrevocable y normal ("ve-nerable") de asuntosy sucesos humanosy liberan la conducta humana denormas y motivaciones que la predeterminan [Bajtn, 1988: 166).

    A mi juicio, la catarsis que genera este tema se deriva, en granmedida, de la sorprendente sustitucin y transgresin de la realidad

    basada en reacciones y circunstancias totalmente vedadas o imposibles enla cotidianidad, tales como burlarse de lo divino (cual ocurra en los ritoscmicos de la Antigedad)34, la violencia de las situaciones y lahiperbolizacin de los caracteres.35 Supongo que John K. Knowles dira,desde la perspectiva del teatro, que se trata de un relato purificador, unsostn de la moral y las acciones diarias [Knowles: 11].36

    Podra aplicarse la visin realista grotesca a otros temas didcticos

    clsicos que podran suscitar efectos cmicos: el cornudo, la simuladora, elestafado, la alcahueta o el equvoco todos de ndole burlesca, con elmismo resultado que el desnudo. As pues, parece evidente que el grotescono es un parmetro adecuado, o mejor dicho, preciso y totalizador, paradeterminar la comicidad de la literatura didctica, a menos que sta

    presentara rasgos de carnavalizacin.

    34 Gabriel Labastida indica que la farsa gnero catrtico porantonomasiatrabaja exclusivamente con sucesos imposibles [: 19].

    35

    Trtese de analizar la ancdota de san Gangolfo bajo la definicin de locmico de Umberto Eco y se confirmar que sta es inaplicable a un textocarnavalizado.

    36En este sentido, entiendo que el carnaval (ysu mundofantas ioso, librey privilegiado para cada uno de sus protagonistas), representa la compensacinsimblica a la frustracin de vivir en un abatido mundo real.

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    En el exemplum, el hombre cuya intimidad se expone en pblico es unhombre sufriente, es un ser advertido, amenazado, castigado; en elgrotesco la persona desnuda goza, re, se mofa de s misma, se conecta conla tierra, se renueva. Los exempla, textos didcticos patrocinados,traducidos y predicados desde el poder, Iglesia y Estado, aunque contienencienos ingredientes divertidos provenientes de tradiciones orientales ygrecolatinas, distan mucho de pertenecer a la cultura cmica popularmedieval que se desarroll y expres esencialmente en los exterioresde ciudades y pueblos, en la va pblica o las explanadas. Los carnavales,las parodias de plaza, los insultos, las blasfemias y los lemas populares no

    pertenecen al gnero didctico defensor de las institucionesmedievales, moralizante y monolgico de los exempla.37

    Tratndose de buscar un marco conceptual para estudiar la comicidad

    que puede haber en los exempla, no hubiera sido posible omitir el estudiode las ideas de uno de los ms importantes tericos de la risa, por ms quesu visin est basada en una realidad antropolgica y social diferente a laque emana de la prosa didctica; sin embargo, no ha sido en vano esteanlisis, tanto por la afn, motivante y enriquecedora naturaleza de latemtica que aborda, como porque son importantes ciertas nociones que,me parece, pertenecen a la risa como categoras universales (ms all decualquier enfoque), tales como la transgresin de lo establecido, la risacomo circunstancia liberadora y, muy especialmente, la carnavalizacin dela literatura y el mundo al revs. Antes de seguir con otro gran estudioso delo que causa risa (Sigmund Freud), rescato de lo anterior un motivocmico de todos los tiempos segn puede confrontarse ms adelante enel captulo VI, ms en su sentido romntico (irnico y sarcstico) quecarnavalesco:

    * El mundo al revs.38

    37 Los exempla son textos monolgicos porque expresan verdades que no admitenrefutacin; son producto del hegemonismo eclesistico, que satura su discurso de autoridad.

    38Este motivo cmico ser retomado en el captulo VII