La Crisis de Los Signos y La Crisis de La Verdad. Ambigüedad y Parodia en El LBA

16
  "La crisis de los signos" y "la crisis de la verdad": Ambigüedad y parodia en El Libro de buen amor Isabel C. Anievas Gamallo Introducción El presente trabajo tiene un propósito doble, por un lado, se trata de explorar el posible alcance y repercusiones de la ambigüedad manifiesta del lenguaje del arcipreste, así como de su insistencia expresa en la posibilidad de múltiples interpretaciones,  y por otro, se pretende analizar las implicaciones de la concepción de la creación literaria de Juan Ruiz y su constante (y consciente) imitación, manipulación y parodia de convenciones literarias, considerando la  posibilidad de q ue ambos aspectos pued en estar interelacion ados. La concepción del lenguaje que se insinúa en El Libro de Buen Amor  y su tematización y ejemplificación de la ambigüedad del mismo, así como su insistencia en las múltiples  posibilidades de la int erpretación están comenza ndo, como ve remos, a ser objeto de atención y de interés de la crítica más reciente. Sin descartar la posibilidad de que estas argumentaciones tengan que ver con la justificación de la obra, el propósito de este trabajo será discutir e investigar hasta que punto estas nociones hunden sus raices en los discursos filosóficos o lingüísticos de la época y en qué sentido pueden o no ser una visión peculiar o innovadora del Arcipreste. Por otra parte, en este trabajo trataré de explorar la posibilidad de que esta concepción del lenguaje como un medio ambiguo y polivalente pueda estar relacionada con el concepto de la creación literaria del Arcipreste y con su constante y consciente preocupación por el propio  proceso literio. Al leer  El Libro de Buen Amor en ningún momento deja de sorprende la  peculiar acepción de la noción de imitación que parece suscribir el arcipreste, y su consciente adaptación, manipulación, inversión, y parodia de tradiciones literarias tan diversas como la literatura ovidiana, cortés o goliardesca, y de convenciones tan dispares como el sermón universitario, la alegoría, la fábula y el exemplo didáctico, el debate. las coplas, los gozos de la Virgen o de la pastorella. Mi objetivo será, una vez más, tratar de ver hasta qué punto el arte creativo de Juan Ruiz puede considerarse un reflejo del clima filosófico, intelectual y literario de su tiempo y en última instancia, tratar de valorar el tipo de visión (o la forma de "mirar el mundo", usando las palabras de Deyermond 1970, 77) que se esconde detrás de ese concepto de creación literaria. La ambigüedad del lenguaje y la tematización de la problemática de la interpretación La ambigüedad del lenguaje y la insistencia en la posibilidad de múltiples interpretaciones nos sorprenden ya desde el mismo prólogo en prosa que abre la obra (tras la oración inicial del arcipreste). En este prólogo tenemos un reconocimiento expreso por parte de su autor de que su libro esta dirigido tanto a los hombres y mujeres de buen entendimiento como a los de pocoy no sólo a los que buscan la salvación y el amor de Dios, sino también a los que prefieran escoger el camino del loco amor. Y encontramos, así mismo, la afirmación explícita de que cada uno de estos "receptores" sacará un tipo de aprovechamiento diferente de la obra (ver  Libro de buen amor, 109-110)1. El arcipreste expresa, de este modo, la convinción de que las  palabras no son signos unívocos, sino ambiguos y como tales, son interpretadas según el Page 1 of 16 LBA Isabel 14/11/2010 http://faculty.washington.edu/petersen/lba/anievas.htm

description

literatura

Transcript of La Crisis de Los Signos y La Crisis de La Verdad. Ambigüedad y Parodia en El LBA

  • "La crisis de los signos" y "la crisis de la verdad": Ambigedad y parodia en El Libro de buen amor

    Isabel C. Anievas Gamallo

    Introduccin

    El presente trabajo tiene un propsito doble, por un lado, se trata de explorar el posible alcance y repercusiones de la ambigedad manifiesta del lenguaje del arcipreste, as como de su insistencia expresa en la posibilidad de mltiples interpretaciones, y por otro, se pretende analizar las implicaciones de la concepcin de la creacin literaria de Juan Ruiz y su constante (y consciente) imitacin, manipulacin y parodia de convenciones literarias, considerando la posibilidad de que ambos aspectos pueden estar interelacionados.

    La concepcin del lenguaje que se insina en El Libro de Buen Amor y su tematizacin y ejemplificacin de la ambigedad del mismo, as como su insistencia en las mltiples posibilidades de la interpretacin estn comenzando, como veremos, a ser objeto de atencin y de inters de la crtica ms reciente. Sin descartar la posibilidad de que estas argumentaciones tengan que ver con la justificacin de la obra, el propsito de este trabajo ser discutir e investigar hasta que punto estas nociones hunden sus raices en los discursos filosficos o lingsticos de la poca y en qu sentido pueden o no ser una visin peculiar o innovadora del Arcipreste.

    Por otra parte, en este trabajo tratar de explorar la posibilidad de que esta concepcin del lenguaje como un medio ambiguo y polivalente pueda estar relacionada con el concepto de la creacin literaria del Arcipreste y con su constante y consciente preocupacin por el propio proceso literio. Al leer El Libro de Buen Amor en ningn momento deja de sorprende la peculiar acepcin de la nocin de imitacin que parece suscribir el arcipreste, y su consciente adaptacin, manipulacin, inversin, y parodia de tradiciones literarias tan diversas como la literatura ovidiana, corts o goliardesca, y de convenciones tan dispares como el sermn universitario, la alegora, la fbula y el exemplo didctico, el debate. las coplas, los gozos de la Virgen o de la pastorella. Mi objetivo ser, una vez ms, tratar de ver hasta qu punto el arte creativo de Juan Ruiz puede considerarse un reflejo del clima filosfico, intelectual y literario de su tiempo y en ltima instancia, tratar de valorar el tipo de visin (o la forma de "mirar el mundo", usando las palabras de Deyermond 1970, 77) que se esconde detrs de ese concepto de creacin literaria.

    La ambigedad del lenguaje y la tematizacin de la problemtica de la interpretacin

    La ambigedad del lenguaje y la insistencia en la posibilidad de mltiples interpretaciones nos sorprenden ya desde el mismo prlogo en prosa que abre la obra (tras la oracin inicial del arcipreste). En este prlogo tenemos un reconocimiento expreso por parte de su autor de que su libro esta dirigido tanto a los hombres y mujeres de buen entendimiento como a los de pocoy no slo a los que buscan la salvacin y el amor de Dios, sino tambin a los que prefieran escoger el camino del loco amor. Y encontramos, as mismo, la afirmacin explcita de que cada uno de estos "receptores" sacar un tipo de aprovechamiento diferente de la obra (ver Libro de buen amor, 109-110)1. El arcipreste expresa, de este modo, la convincin de que las palabras no son signos unvocos, sino ambiguos y como tales, son interpretadas segn el

    Page 1 of 16LBA Isabel

    14/11/2010http://faculty.washington.edu/petersen/lba/anievas.htm

  • entendimiento y la condicin moral de quien las lee o escucha ("las palabras sirven a la intenin y no la intenin a las palabras"(110).

    Aparentemente, esta declaracin inicial de las mltiples interpretaciones del libro se utiliza para justificar el contenido del mismo, arguyendo que el mal no est en "lo feo de las palabras" sino en la condicin moral de los que las "vieren" u "oyeren" (o como se dir ms adelante, que "non ha mala palabra si non es a mal tenida" 121) y para defender una pretendida intencin didctica por parte de su autor:

    Sin embargo, tales afirmaciones, al igual que la mayor parte de los comentarios relacionados con la intencin de la obra o con su posible interpretacin, se revisten de consciente y deliberada ambigedad. Juan Ruiz insiste repetidas veces en que la "manera del libro" ha de entenderse "sutil" (estr. 65), y subraya la necesidad de entender bien la obra: "entiende bien mis dichos y piensa la sentencia" (estr. 46), pero deja al lector sin una certeza absoluta sobre cul es la forma adecuada de entender sus dichos y sentencias. Y si a menudo se insina"si la razn entiendes o en el seso aciertas, /non dirs mal del libro que agora rehiertas" y contnuamente se reiteran las defensas explcitas de la intencin didctica y moralizante del libro con diferentes variantes del topos didctico medieval del meollo y la corteza: "ans en libro feo est saber non feo"(estr. 16), "ans so mal tabardo est el buen amor" (estr. 18), lo cierto es que este tipo de defensas expresas del didactismo de la obra quedan, a menudo, minadas por afirmaciones humorticas, irnicas o burlescas que nos aseguran cosas tales como que si "algunos... quisieren usar del loco amor, aqu fallarn algunas maneras para ello" (110) o que si sus palabras son bien entendidas el lector conseguir "duea garrida" (estr. 64).

    Tampoco el recurso contnuo a fbulas y exemplos va a resultar, clara y dirctamente didctico, entre otras cosas porque estas fbulas y exemplos con frecuencia se ponen en boca de personajes cuya condicin o posicin carece de la autoridad moral necesaria para que sus comentarios y enseanzas se acepten de forma necesariamente inequvoca (Don Amor, Trotaconventos). Y, por otra parte, porque a menudo, el transcurso anterior o posterior de los acontecimientos tienden a restar validez a la enseanza (por ejemplo la persistencia en la bsqueda amorosa del protagonista y su frustracin ante sus continuos fracasos restan credibilidad a su diatriba contra el amor y a la intencin didctica de todos los ensiemplos utilizados al respecto). En definitiva, la tcnica narrativa de Juan Ruiz es demasiado rica en sutilezas, complejidades, ironas y ambigedades como para aceptar sin reservas una intencionalidad didctica unvoca que confa en que "los cuerdos con buen seso entendrn la cordura"(estr. 67). Y de hecho, pasajes como el exemplo de los griegos y los romanos o el juicio de los siete sabios naturales sobre sobre el nacimiento del hijo del Rey Alacaraz tematizan de forma expresa, como veremos la problemtica de la interpretacin

    En gran medida, el inters del Libro de buen amor reside, precisamente, en esa ambigedad

    E rruego e conssejo a quien lo viere e lo oyere que guarde bien las tres cosas del alma: lo primero, que quiera bien entender e bien juzgar la mi entenin por qu lo fiz, e la sentenia de lo que dize, e non al son feo de las palabras; e segund derecho, las palabras sirven a la entenin e non la entenin a las palabras. E Dios sabe que la entenin non fue de lo fazer por dar manera de pecar nin por mal dezir; mas fue por rreducir a toda persoan a memoria buena de bien obra, e dar ensiemplo de buenas constunbres e castigos de salvain; e por que sean todos aperibidos e se puedan mejor guardar de tantos maetras como algunos usan por el loco amor (110)

    Page 2 of 16LBA Isabel

    14/11/2010http://faculty.washington.edu/petersen/lba/anievas.htm

  • deliberada, en ese valor polismico y en esa insistencia en las mltiples posibilidades de interpretacin que nos permite, y que nos anima, a probar diferentes lecturas :

    Esta tematizacin deliberada de la problemtica de la interpretacin ha comenzado a llamar la atencin de un sector importante de la crtica juanruiziana reciente, que ha intentado aproximarse a la obra del arcipreste desde las teoras de los signos y de la intrerpretacin de su poca. Aun figuras como Dagenais, quien resta importancia a la polisemia deliberada del texto de Juan Ruiz, y duda de la validez crtica de categoras como la "ambigedad" (Dagenais 1994, 6) admite que Juan Ruiz "was quite aware of the fallen state of language. Indeed, he inhabited a world convinced as perhaps no other human epoch has been of the fallen nature of all creation, no just language" (Dagenais 1994, 6) De hecho, medievalistas como Kathryn Gravdal o Eugene Vance sostienen que la Edad Media desarroll una importante y compleja teora semitica:

    En toda consideracin de las teoras de los signos medievales la referencia inicial obligada parece ser San Agustn, puesto que su influencia en las nociones tanto filosfico-religiosas como esttico- literarias de la Edad Media se considera fundamental. No resulta sorprendente, por tanto, que la crtica reciente preocupada por la cuestin de la problemtica de la interpretacin en la obra del arcipreste haya tratado de ver El Libro de Buen Amor a la luz de la teora semitica de San Agustn. Crticos como P.L Ulmann o Michael Gerli creen ver la obra de Juan Ruiz una clara influencia de la concepcin voluntarista y de las nociones del lenguaje y de la enseanza agustinianas (fundantalmente la idea de que los signos son ambiguos y de que su efectividad en la instruccin depende dela condicin moral de quien los interpretan (Ullmann 1967, 149-70 y Gerli 1981, 500-508) Marina Scordilis Brownlee, por su parte, subraya la importancia de la polisemia y cree que el tema principial de la obra no es otro que una extensin lgica de la hermenutica de San Agustn. La paradoja de San Agustn, en opinin de Brownlee, reside en el hecho de que a pesar de postular la ambigedad de los signos y las discrepancias en la interpretacin -de acuerdo con la condicin moral de sus receptores- San Agustn no pone en duda el potencial didctico de su propia obra. Una paradoja de la cual, en su opinin, es perfectamente consciente el arcipreste, quien resulta, por tanto ms escptico en cuanto a la eficacia de la literatura didctica (Brownlee 1985, 24-32).

    Dayle Seidennspinner-Nez pone, as mismo, un especial nfasis en la teora de los signos de San Agustn as como en el modelo agustiniano de interpretacin alegrica que considera "virtually the touchstone for an allegorical critical approach to medieval literature" (Seidennspinner-Nez 1981, 10). Sin embargo, y a diferencia de la mayora de los crticos que han estudiado la influencia de las nociones de San Agustn el Libro de buen amor, esto no le lleva a concluir que la utilizacin de un modelo de interpretacin agustiniano demuestre la finalidad didctica de la obra. La importancia de la teora semitica de San Agustin reside, en opinin de Seidennspiner-Nez, no slo en que distingue claramente entre

    De todos los instrumentos yo, libro, so pariente: bien o mal, qual puntares, tal dir ciertamente qual t dezir quisieres, y faz punto, y tente; si me puntar sopieres sienpre me avrs en miente (70).

    It has become widely acknowledged in recent years that the Middle Ages possessed and practiced a theory of signs long before the semioticians of the twentieth century (Gravdal 1989, 1)

    Page 3 of 16LBA Isabel

    14/11/2010http://faculty.washington.edu/petersen/lba/anievas.htm

  • el lenguaje y la realidad (los "signos" y las "cosas") afirmando que las "cosas" se conocen y aprenden a travs de los "signos", sino en que postula la existencia de "signos ambiguos", entre los que distingue los signos ambiguos literales y los signos ambiguos figurativos:

    Esta clasificacin de los signos lleva a San Agustn a insistir en la necesidad de distinguir los niveles figurativos y literales de interpretacin--una prctica que resultar clave en las teoras de expresin figurativa e interpretacin alegrica medievales (Seidennspinner-Nez, 12). Sin negar el hecho generalmente aceptado de que las ideas agustinianas tuvieron una enorme trascendencia en las teoras estticas y literarias de la poca medieval, Seidenspinner pero matiza esta opinin insistiendo en el hecho de que su San Agustn no tena la obra literia en mente, sino las Escrituras y afirmando que su influencia no es la nica decisiva en las teoras sobre la expresin figurativa y la interpretacin alegrica medievales:

    Seidennspinner-Nez insiste en el hecho de que la nocin de alegora no se origina nicamente a partir de las teoras semiticas de San Agustn ni tampoco es exclusiva de la tradicin didctica religiosa. Por el contrario, su estudio demuestra la existencia de toda una tradicin secular paralela recogida en las artes poticas medievales que valora la alegora como figura retrica y que busca la dualidad entre el lenguaje literal y figurativo no por motivos o efectos didcticos, sino puramente ornamentales

    Augustine distinguishes between things and signs. All doctrine concerns either things or signs but things are learned by signs (10) "There are two reasons why things written are not understood: they are obscured either by unknown or by ambiguous signs, for signs are either literal or figurative" (10-11)

    The relations between Augustines discussion of figurative expression and medieval poetic theory is (...) complex. This is not to deny the extraordinary contribution of De Doctrina to medieval esthetics and literary attitudes but, rather, to qualify Robetsons all-inclusive statement that Augustines work sets "the general pattern which dominates medieval aesthetic ideas of all kinds" "The aesthetics of figurative expression described by St. Augustine is essentially the aesthetic of what he and his followers in the Middle Ages called allegoria: the art of saying one thing to mean another" (57) The statement is misleading in its implications and in its subsequent application by the author" (Seidennspinner-Nez, 12-13)

    It is clear that medieval ideas of allegoria cannot be confined to the religio-didactic conception. Alongside the Christian sensus allegoricas, allegory was a grammatico-rhetorical trope based on the duality between literal and figurative and valued primarily for its ormamental effect. These two attitudes towards allegory may be traced to diverse theories regarding figurative expression in general: for Augustine, figurative expression is subordinated to his

    Page 4 of 16LBA Isabel

    14/11/2010http://faculty.washington.edu/petersen/lba/anievas.htm

  • En su opinin, estas ars poetria son el fundamento de la potica de la ambigedad de los trobadores, una potica que explota el recurso de la alegora con fines exclusivamente poticos y que confirma la preeminencia, pero tambin la versatilidad del "culto de la alegora" en la Edad Media:

    En opinin de Seidennspinner-Nez este culto extendido de la alegora, tanto en sus variadedas gramtico retricas, como lricas o didcticas, tiene como consecuencia el hecho de que el pblico medieval no slo espere encontrarse con mltiples significados, sino que saque de su apreciacin y reconocimiento una gratificacin que, segn el gnero del que se trate, puede ser moral o simplemente esttica:

    Las teoras de Seidennspinner-Nez resultan interesantes a la hora de interpretar pasajes como la fbula de los griegos y los romanos, que en su opinin explota el potencial cmico de una mala interpretacin de signos ambiguos literales como figurativos y viceversa (y as Seidennspinner opina que la chanza consciente del arcipreste consiste en que el griego interpreta los signos literales del romano como figurativos, y el romano interpreta los signos figurativos del griego como literales):

    Sin embargo, las teoras de Seidennspinner-Nez poco tienen que decir acerca de la ambigedad general de la obra, o sobre otros episodios que tematizan la problemtica de la interpretacion desde una perspectiva diferente, como es el caso del juicio de los cinco sabios naturales sobre el nacimiento del hijo del Rey Alcaraz. En el caso del nacimiento del hijo del rey moro Alcaraz, que a primera vista ilustra el tema filosfico del determinismo frente al voluntarismo, cinco sabios "estrelleros" juzgan al nio "por sus ciertas seales" (estr. 28) y para pronunciar cinco "juicios desacordados" acerca de su destino: "Apedreado ha de ser",

    law of love and in subsequent Christian theorists to the sententia, while for the authors of the artes poetria allegory and the other tropes are justified on purely artistic grounds. (Seidennspinner-Nez, 16)

    The various modes of allegory -grammatico-rhetorical, lyric, religio-didactic- should alert us to the elasticity of its scope (...) (to) the stylistic range and pervasiveness of the cult of allegory in the Middle Ages (Seidennspinner-Nez, 21)

    The medieval reader or listener was alert to the possibility of levels of signification and found the perception of multiple meanings essentially pleasurable. Whether this pleasure resides primarily in moral edification (religio-didactic allegory) or in esthetic gratification (poetic allegory) depends on the literary mode involved (Seidennspinner-Nez, 21)

    The episode is a comic violation of Augustines dictum that ambiguous literal and ambiguous figurative signs must be carefully distinguished and deciphered accordingly, and thus emblemizes the Archpriests conscious confusion of letter and sense."(29)

    Page 5 of 16LBA Isabel

    14/11/2010http://faculty.washington.edu/petersen/lba/anievas.htm

  • "Este ha de ser quemado", "El nio ha de ser despeado", "El infante ha de ser colgado", y "Morr en agua afogado" (estr. s 130-131). Estas cinco lecturas aparentemente incompatibles de las estrellas resultan, sin embargo, ser igualmente acertadas, puesto que por un cmulo de circunstancias el hijo del rey muere apedreado, despeado, colgado, ahogado y quemado. Lo que parece demostrar que la realidad puede ser lo suficientemente confusa y compleja como para que diferentes versiones parciales, y aparentemente dispares de la misma, puedan resultar, sin embargo, ser igualmente correctas. La preferencia medieval por la expresin figurativa y el modo de interpretacin alegricos de inspiracin agustinianano no explican como cinco versiones diferentes de la realidad puedan resultar todas verdaderas, como tampoco explican, en ltima instancia, la imposibilidad de encontrar en la obra del arcipreste una intencin didctica, cmica o artstica que resulte definitivamente unvoca y clara. Para encontrar una posible explicacin tendremos que recurrir a otros aspectos y otros tratamientos de la teora semitica y la problemtica de la interpretacin medievales.

    A pesar de que la importancia de la expresin figurativa y del modo de interpretacin alegrico predominen en toda la Edad Media, el siglo XIV supone, en muchos sentidos, una transformacin y una acentuacin de la problemtica de la interpretacin. Crticos como M. K. Read, Cesreo Bandera o Laurence DeLooze han coincidido en relacionar la obra del arcipreste con la llamada "crisis de los signos del siglo XIV".(Read 1981, y Bandera, 1977). De Looze, en concreto, considera que la poca medieval tarda est dominada por una creciente desconfianza de los signos (que pasan a representar no ya "objetos reales" sino meros "signos de los objetos reales") as como por una mayor percepcin de la contingecia e inestabilidad de los trminos opuestos. Esta prdida de confianza en el carcter unvoco y estable de los signos se hace palpable en diferentes teoras estticas y lingsticas de la poca, pero muy en particular, en el nominalismo de Guillermo de Ockahm. quien niega la posibilidad de los universales, cree que la nica medida de la verdad es la experiencia e incluso apunta la posibilidad de que cualquier jerarqua de trminos contrarios pueda invertirse:

    Resulta especialmente interesante, en mi opinion, que De Looze relacione esta "crisis de los signos" con el creciente relativismo filosfico e histrico del siglo XIV, o con la tambin la llamada "crisis de la verdad". De Looze pinta el cambio de siglos como una poca de profunda crisis y transformacin en todas las esferas tanto politicas, como religiosas, filosficas o econmicas, lo que supuso una perdida de consenso social y un escepticismo creciente y generalizado cuyo ejemplo ms llamativo tal vez sea la creacin de la "teora de las dos verdades", que se vea obligada a reconocer que la verdad a la que se llegaba por el camino de la filosofa no era necesariamente la misma verdad a la que se acceda por la va teolgica:

    It is not by chance that the greatest philosopher of the period, William of Ockahm, addressed himself precisely to the question of what is true (...) As he showed, the only sure arbiter of truth was experience, and true knowledge could only be of individual things. In his powerful arguments that universals are nothing but constructs in the mind (concepts) created by substituting one set of terms for those derived intuitively from experience, (...) Ockahm demonstrated that most of what had been supposedly "proven" as true was a product of fallacious reasoning. This radical contingency of the world meant that good or bad or any other set of terms could just as easily have been reversed, and to deny this possibility would be for man to place limits on the power of God (De Looze 1997, 13)

    Page 6 of 16LBA Isabel

    14/11/2010http://faculty.washington.edu/petersen/lba/anievas.htm

  • Esta falta de consenso social, esta crisis de valores y este creciente relativismo filosfico se ve agravado en una sociedad como la de la Espaa del siglo XIV en la que conviven tres religiones y tres formas de ver el mundo. No en vano, nos recuerda De Looze, la teora de las dos verdades, fue, en concreto, una aportacin espaola a la filosofa europea, desarrollada por pensadores como Averroes y Maimonides como resultado directo de la re-introduccin del pensamiento aristotlico por va rabe:

    A la luz de las teoras de De Looze, la obra del arcipreste se nos presenta como una manifestacin literaria emblemtica de una poca y de una sociedad en la que no slo se escrutinan las bases del signo, sino en la que, adems, compiten abiertamente diferentes "teoras de la verdad". De Looze opina que las consecuencias literarias de esta "crisis de los signos" y de este creciente relativismo y escepticismo filosfico son el gusto por los signos equvocos, las mutaciones paradjicas de la verdad, y la inestabilidad genrica. Una respuesta literaria al clima intelectual y filosfico del siglo que encuentra su mxima expresion en el gnero que denomina "pseudoautobiografa" y del que considera un representante excepcional

    Medievalists have long detected a "crisis of truth" in the fourteenth century (...) This doubling of pretenders to true authority in both the secular and the sacred realms could only contribute to a sense that the fundaments of Truth had been shaken. (...)

    There were also great scholarly debates regarding the nature of Truth, debates that had already rocked the intelligentsia of the thirteenth century. The "theory of two truths", which acknowledged that what was true according to philosophy was not necessarily true for theology, and vice versa, quickly passed from being the glue with which philosophers hoped to reconcile Christian doctrine and philosophical speculation to being a wrecking ball swung at monologic Truth. (De Looze 1997, 12)

    The relativity of truth which I have seen as characterizing the fourteenth century comes to the fore in the Libro de buen amor. We should bear in mind that the theory of "two truths" (one for philosophy, one for theology) that seemed to contradict each other -a theory in vogue in western Europe in the thirteenth century -was at base a Spanish contribution. A direct result of the reentry of Aristotelian thinking via translations from Arabic in Spain, this line of thinking was developed by Averroes and argued in fourteenth-century Spain by the great Jewish Philosopher Maimonides, among others (44) (...) The existence of three active competing religions, all of which the Libro author appears to be familiar with, and the social upheaval of the Reconquest (...) were powerful centrifugal forces at work on the stability of values and the social order. Is it any surprise that Juan Ruiz's Libro, like Jean de Meun's Rose reflects on the conditional status of truth and lie? (De Looze 1997, 44)

    Page 7 of 16LBA Isabel

    14/11/2010http://faculty.washington.edu/petersen/lba/anievas.htm

  • al Arcipreste de Hita:

    La inestabilidad genrica del Libro de buen amor: incorporacin, subversin, manipulacin y parodia de convenciones literarias

    La relacin que De Looze propone entre la problemtica de la interpretacin del Libro de buen amor y su inestabilidad genrica no resulta difcil de atestiguar. De hecho, podramos decir que la ambigedad que rodea a la interpretacin de la obra es, en ltima instancia, una ambigedad genrica. Como sabemos, el arcipreste propone al menos tres interpretaciones generales posibles para su Libro, y cada una de ellas alude a unas convenciones genricas y literarias diferentes. Una de las ms reiteradas (pero tambin una de las ms problemticas) es, como hemos visto, la idea de que la obra tiene una finalidad didctica. Esta proclamada intencin didctica (por "dar ensienplo de buenas constunbres e castigos de salvain", 110), resulta aparentemente reforzada por el uso de la cuaderna va, que nos remite al "dezir fermoso y saber sin pecado" (15) del mester de clereca, as como por el recurso constante de exemplos y fbulas con moraleja, tpico de las colecciones ejemplares medievales.

    Sin embargo, la intencin didctica, a parte de ambigua y ambivalente, no es la nica explcita en la obra, puesto que ya en el mismo sermn en prosa se anuncia tambin una intencin especficicamente literaria que nos remite a otra convencin genrica diferente a la del tratado didctico, la del arte potica: "E conpose lo otros a dar a algunos leion e muestra de metrificar e rrimar e de trobar. Ca trobas e notas e rrimas e ditados e versos que fiz conplida mente, segund que esta iencia rrequiere" (110- 111). Intencin explcita y expresa se repite en el poema que sigue y en el que el autor invoca al "que fizo el ielo, la tierra e el mar":

    La posibilidad de que el afn literario del arcipreste, as como de que esa esta intencin expresa de deleitar se supedite necesariamente a un objetivo primordialmente didctico no es desde luego necesaria ni evidente, sobre todo por la conciencia manifiesta de que el Libro es tambin un repertorio de "algunas maneras e maestras e sotilezas engaosas del loco amor del mundo que usan algunos para pecar" (109) y por tanto, al menos potencialmente, un arte amatoria.

    Al insistir en que la obra puede ser interpretada como un tratado didctico, como un arte potico o un arte amatorio, el arcipreste est remitindose a tres convenciones genricas distintas: la didctica y ejemplar, el cancionero o repertorio lrico y la tradicin de amor corts y ovidiano. Pero en el Libro aparecen muchas otras convenciones y gneros (literarios o no): desde el sermon o la liturgia religiosa, pasando por la alegora, la fbula, o el debate, hasta las coplas populares o las trobas "cazurras". Parece claro, que su ambigedad y polisemia semnticas e ideolgicas encuentran, sino un reflejo, al menos un equivalente en la incorporacin, yuxtaposicin y manipulacin de gneros y convenciones literarias diversas.

    It is, in these respects, emblematic of the fourteenth century, shifting its bases of knowledge and identity and- as Ockham might put it- playing with two different confuse receptions and therefore playing on its own genericity. (21)

    el me done su gracia e me quiera alunbrar, que pueda de sus cantares un libro rimar que los que lo oyeren puedan solaz tomar (12b-d) que pueda facer libro de buen amor aqueste que los cuerpos alegre e a las almas preste (13ab)

    Page 8 of 16LBA Isabel

    14/11/2010http://faculty.washington.edu/petersen/lba/anievas.htm

  • Cabe preguntarse, sin embargo, cul es la actitud hacia esas convenciones diferentes: imitacin, adaptacin, subversin o parodia?

    Una de las tesis que parece estar cobrando ms fuerza en la crtica reciente es la de que la obra del arcipreste est gobernada por un impulso fundamentalmente pardico. A. D. Deyermond fue uno de los primeros en atestiguar este reconocimiento creciente por parte de la crtica de la importancia de la parodia como caracterstica central en el concepcin artstica de Juan Ruiz. En su artculo "Some aspects of parody in the Libro de buen amor" (1970) Deyermond realiza un repaso de algunos de los gneros y convenciones parodiados en la obra del arcipreste, incluyendo formas y textos tan variados como el sermn, la disputa acadmica, la exgesis bblica, el estilo notarial, las pastorellas corteses, la pica, o la propia liturgia religiosa para determinar que los procedimientos pardicos ms recurrentes en Juan Ruiz tienden a ser la inversin, la asociacin incngrua y la parodia mltiple (Deyermond 1970, 76). La conclusin de Deyermond es que para el arcipreste la parodia va ms all de ser un recurso formal o esttico y se convierte en un "modo de mirar el mundo" -una actitud heredada, en su opinin, de la tradicin golirdesca y en la que podemos encontrar, una posible explicacin para la ambigedad y los cambios de perspectiva del Libro:

    La tendencia crtica de subrayar la importancia de la parodia como caracterstica central en El Libro de buen amor lleva en ocasiones a plantearse la totalidad de la obra como un continuado y coherente esfuerzo pardico, Ya Menndez Pidal afirmaba que no estamos ante "un libro didctico en serio; es un brote muy tardo... la despedida humorsitca a la poca didctica de la literatura medieval", y Walsh va a ver en esta "despedida humorstica de la poca didctica de la literatura medieval" la clave de la interpretacin de una obra que considera se plantea como una parodia de la tradicin didctica en cuaderna va:

    Gybbon-Monypenny, sin embargo, sostiene que el libro del arcipreste es, fundamentalmente, una parodia de la tradicin corts, y en concreto del gnero de la pseudoautobiografa ertica (Gibbon-Monnypenny 1957, 77). Mientras que Seidennspinner-Nez, por su parte, cree que nos encontramos, en realidad, ante la yuxtaposicin pardica de tradiciones literarias incongruentes, entre las que en concreto se refiere a la didctico-religiosa, la corts y la cmico realista. Seidennspinner-Nez encuentra en la obra una sucesin y superposicin de ecos pardicos de la alegora religioso-didctica, del culto a la ambigedad trovadoresco y de una tercera tradicin que, en su opinin, juega a su vez con las expectativas de mltiples interpretaciones del pblico medieval, explotando el potencial cmico de confundir "la letra y

    The only conclusions that can safely be drawn from the evidence assembled above are that parody is to Juan Ruiz not merely a convenient device, but a way of looking at the world, and perhaps, that this parodic vision of the world -inherited from the goliardic tradition but going beyond it- may account for some of the ambiguity and shifting planes of reality that have sometimes been attributed to Arabic ofor Hebrew influence (Deyermond 1970, 77)

    A persistent reference to the works cast in quaderna va may not be the root joke, the sustaining parody, or the dark secret of all residual ambiguities. But it was the likeliest start for Juan Ruizs initial caprice, and may be the safest clue in our distant restoration of that whim (Walsh 1979, 86).

    Page 9 of 16LBA Isabel

    14/11/2010http://faculty.washington.edu/petersen/lba/anievas.htm

  • el sentido" Esta tradicin que Seidennspinner denomina "cmico realista" y que otros han denominado "realismo burgus" o "realismo grotesco" se apoya en la importancia de la alegora para hacer una anti-alegora cmica (e incluye, entre otras, las convenciones de la stira, la comedia, los fabliau, y la tradicin de los goliardos. Estas dos ltimas, cobran, en su opinin, una especial relevancia en la obra del arcipreste):

    Ahora bien, si aceptamos la idea de que el impulso pardico resulta central en la obra del arcipreste, nos queda plantearnos cmo entendemos la nocin de parodia y cul era su valor en la Edad Media. El requisito fundamenteal, como nos recuerda Gybbon-Monypenny es que la convencin parodiada sea familiar para la audiencia a quien la parodia est destinada (1970, 18) y que, como afirma Jameson, el objetivo de la distorsin sea humorstico, y no meramente intelectual (como en el caso del pastiche postmodernista). Para Deyermond la parodia es una subdivisin de lo que algunos crticos consideran lo "burlesco" e incluyen efectos cmicos ms o menos sofisticados derivados generalmente o bien de la incongruencia entre el estilo y la materia tratada, o bien del uso de convenciones fuera de su contexto apropiado o bien de una apropiacin aparentemente seria de un topos o gnero que resulta, finalmente ser puramente burlesca:

    Estudios recientes como el de Martha Bayless (Parody in the Middle Ages, 1996) insisten en la importancia de la parodia en la cultura y en la literatura medieval, y especialmente en la poca que ya Huizinga denomin "el otoo de la Edad Media". Bayless estudia la tradicin parodica medieval latina y concluye que era una prctica muy extendida e influyente que inclua una gran variedad de formas literarias y no literarias: entre las que se incluan poemas lricos, picos o narrativos pero tambin himnos, plegarias, sermones, vidas de santos, narraciones bblicas, etc. Aunque, en opinin de Bayless, la parodia medieval, era a menudo, ms un instrumento de entretenimiento que de reforma, esta autora no duda en subrayar la transcendencia social del humor y de la perspectiva pardica as como las posibilidades que ofrece para disolver los mrgenes entre la cultura oficial y no oficial:

    The two branches of medieval jocose literature that find particular resonance in the Libro de buen amor are the goliardic texts and the fabliaux, constituting respectively the burlesque antitheses of the religio-didactic mode and of the aristocratic literature of love and chivalry" "In both goliardry and the fabliaux, comicity is intricately linked to an anti-allegorical or "realistic" vision... "the debunking of any allegorical dimension" (Seidennspinner Nez, 23)

    Parody, or my present purposes, includes also the subdivisonof humour that some literary theorists classify as burlesque, as well as that classified by all theorists as parody. In other works, it includes the cruder as well as the more subtle and sophisticated manifestations of this type of humours; it includes the humorous effects obtained by deliberate incongruity between style and matter, by the employment of literary conventions in a wholly inapproprate setting, and by the apparently seriously use of a genre or topos in which the author shows, at the last minute, that his tongue ws in his cheek, thereby devaluing what has gone before (Deyermond 1970, 55)

    Page 10 of 16LBA Isabel

    14/11/2010http://faculty.washington.edu/petersen/lba/anievas.htm

  • Al asociar el gusto por las formas pardicas en la Edad Media con la importancia del humor en la cultura medieval, la referencia obligada es Bajtn, quien conecta la parodia con el carnaval y ve en ella una "risa" potencialmente liberadora -una forma de resistencia y subversin "vital"-. Bayless cuestiona, sin embargo, esta idea del potencial subversivo de la parodia carnavalesca y opina que existe que en las prcticas pardicas medievales exista todo un espectro de posibilidades que posibilitaban que el humor estuviera contenido dentro de lo oficial y pudiera servir tanto a fines morales como frvolos:

    Bayless distingue, sin embargo, entre dos tipos de parodia, la textual y la social. Segn su clasificacin, la parodia textual consiste en la imitacin y distorsin formal de gneros, estilos, autores o textos especficos, mientras que la parodia social aade a la dimensin de parodia textual un elemento de crtica o stira de costumbres sociales, acontecimientos o personajes histricos (Bayless 1996, 3). Aunque en la poca moderna el trmino parodia se suele restringir a menudo al primer tipo, en opinin de Bayless en la poca medieval tarda predomina, en realidad, el segundo:

    Crticos como Gravdal insisten, as mismo, en las implicaciones sociales e ideolgicas de la parodia medieval y consideran que es un espacio en el que las preocupaciones literarias acerca de las jerarquas sociales se usaban con una finalidad cmica:

    I hope, then, that this study will demonstrate two things: first, that medieval Latin parody was a widespread, and often sophisticated literary form; and second, that medieval culture consisted not of two worlds, diametrically opposed, but of a single world, varied and complex, with humor one of its most universal pleasures" (Bayless 1996, 2)

    Medieval literature, like medieval society, contained these contradictory forces. From a modern perspective, these apparent contracitions are especially visible in clerical culture: many men of religion are unequivocal in their assetions that frivolity was sinful and irreligious; but despite this professed disapproval, clerics employed levity abundantly for both moral and frivolous ends (Bayless 1996, 212)

    In the later medieval period, however, social parody was by far the more popular category of the genre and served as the vehicle for a significant proportion of medieval satire. Parodies went under the guise of the most familiar literature of the day -the Bible, liturgy, sermosn, decrees- but the ridicule was often directed at illicit drinking, gambling, gluttony, ecclesiastical corruption, ro the vilness of the peasanty. Rather than being restricted to a form o f intertextual commentary, parody was pressed to the service of larger social issues. (Bayless 196, 5)

    In medieval parody, the poets accomplishment is complex, his target multiple; in transgressing and sistroting the

    Page 11 of 16LBA Isabel

    14/11/2010http://faculty.washington.edu/petersen/lba/anievas.htm

  • Nos queda, por tanto, analizar el tratamiento de diferentes gneros, convenciones y fuentes en El Libro de buen amor para tratar de discernir si la peculiar incorporacin, y superposicin pardica que Juan Ruiz realiza en una mera distorsin textual (un jeu dsprit literario, como afirma Gibbon-Monnypenny 1988, 12), o por el contrario si supone una inversin cmica carnavalesca y carnavalesca con elementos de parodia social que puedan conllevar una especial forma de "mirar el mundo" y de distanciarse, cuestionar, relativizar o simplemente poner en perspectiva esas diferentes convenciones genricas y los valores culturales y sociales en ellas implcitos.

    Por limitaciones de tiempo y espacio voy a centrarme en esta ocasin en el episodio de los amores entre Don Meln y Doa Endrina, como un ejemplo ilustrativo del peculiar uso, incorporacin, adaptacin y parodia de diferentes fuentes y tradiciones literarias que realiza Juan Ruiz.

    Como apuntan diferentes crticos el anlisis de este fragmento resulta de especial inters, no slo por su extensin e importancia estructural, sino tambin porque es el nico de los episodios autobiogrficos que sigue fielmente una nica fuente conocida, la comedia latina del siglo XII, Pnfilo de Amore (ver Gybbon Monypenny 1970, 123 o Seidenspinner-Nnez, 1981, 54). En este sentido, el episodio resulta para replantearnos cuestiones como la de la actitud de Juan Ruiz hacia las diferentes tradiciones literarias que conscientemente utiliza, entrecruza, imita, subvierte y parodia o la de la complejidad y ambigedad de su marco pseudo-autobiogrfico.

    Numerosos crticos han emprendido ya estudios comparativos de ambos relatos. Y es interesante observar que, aunque algunos hayan querido ver la adaptacin de Juan Ruiz como poco ms que un ejercicio de "amplificacin retrica" tan del gusto de la poca medieval y por tanto como un mero ejercicio esttico y artstico (Morawski y Lecoy, ver Gybbon-Monypenny 1970, 124)), la mayora han optado por prestar atencin a la reelaboracin del contenido que lleva a cabo el arcipreste y al posible propsito de tal reelaboracin. En este sentido, parace haber un consenso bastante generalizado a la hora de sealar que la adaptacin de Juan Ruiz responde fundamentalmente a una intencionalidad didctica--empezando por Lzaro Carreter (1951), que opina que el mayor realismo social de la versin del Arcipreste refuerza el valor didctico de la historia, pero incluyendo tambin a crticos como Leo Spitzer (1955), Lida de Malkiel (1940), T.R Hart (1959), Jorge Guzmn, (1963) y el propio Gybbon Monypenny (1970) 2.

    Sin embargo, la posibilidad de que el episodio de Don Meln y Doa Endrina sea una interpretacin pardica tanto de su fuente (el Panfilo) como de las posibles aplicaciones didcticas del mismo, a penas ha sido considerada por la crtica, ni siquiera por el propio Gybbon-Monypenny, quien propona interpretar el Libro del buen amor en su totalidad como una parodia de la tradicin corts y opinaba que la visin pardica del arcipreste se propona desenmascarar la hipcrita y carnal sensualidad que se esconde en realidad bajo los refinamientos cortesanos(ver Gybbon-Monypenny 1957, 63-38) Aunque Gybbon-Monypenny no insiste el carcter pardico del Don Meln y Doa Endrina , s lo hace, sin embargo, Seidenspinner-Nez quien opina que en su versin del Panfilo Juan Ruiz yuxtapone dos modos incongruentes el cmico-realista y el corts, para conseguir una subversin pardica del

    literary rules of social representation, the parodist amkes light of the literary model, but also of the medieval mental habit of conceptualizaing in therms of models, of encoding all signs with heavily determined meanings, social, linguistic, and moral (Gravdal 1989,3)

    Page 12 of 16LBA Isabel

    14/11/2010http://faculty.washington.edu/petersen/lba/anievas.htm

  • "fin amors".

    Al analizar las posibles implicaciones pardicas de la versin ruiziana del Pnfilo llama la atencin inmediatamente el uso de personajes "vegetales"en lugar del Pnfilo y la Galatea originales. La crtica ha estudiado en profundida el posible simbolismo de los nombres3. Pero, ms que las posibles y diversas interpretaciones simblicas de los nombres, llama la atencin su efecto cmico-pardico. Que el protagonista de la versin del Pnfilo que nos da el Arcipreste en lugar de Pnfilo se llame "Don Meln de la Huerta" (an incurriendo en contradicciones con el yo autobiogrfico estructural de la obra) resulta, en mi opinin, un guio pardico y burlesco que impone una distancia cmica e irnica con la tradicin y la fuente imitada (y con el propio "yo" pseudoautobiogrfico que da forma al relato.

    Con el galante Pnfilo convertido en un meln de la huerta y la dulce Galathea en una oscura y (para ms seas, viuda) endrina de Calatayud, no cabe sino esperar cierta distorsin pardica y burlesca de los ideales corteses. Y de hecho, el aleccionamiento inicial de Doa Venus en el elevado arte del servicio corts se salpica de imgenes que resultan incngruas con el refinamiento cortesano, tanto por su tono como por su contenido

    Los consejos de la tradicin corts se ponen en una perspectiva burda y cmica con ecos de un mundo rural, popular y campesiono ("al saudo y al torpe no le precia un figo", (estr. 626); "a bezes mal perro atado tras mala puerta abierta" (estr. 656), "vuestros dichos no los precio dos piones" (estr. 664), es la biuda tan sola ms que vaca corrida" (estr. 743, etc.) que invierten de forma incngrua el aparente refinamiento del amor cortesano:

    El cmulo progresivo de este tipo de imgenes cmico-realistas demuestra el escaso "refinamiento elevado" que se esconde detrs de las convenciones de este sofisticado"servicio con arte" de la tradicin corts. Un "servicio con arte" que acaba presentndose como un mero "servicio artero" que busca el engao o incluso la sumisin forzada de la mujer (como, de hecho, demostrar la historia de don Meln y doa Endrina):

    En realidad, y a pesar del extenso adoctrinamiento del Doa Venus, el "servicio con arte" del galante Don Meln se reduce poco ms que a encontrar una trotaconventos (una "vieja buhona destas que venden joyas:/ estas echan el lao, estas caban las foyas" (estr. 698) y a ponerlo todo en sus manos. Una vieja corredora, falsa, encubridora, cnica y presuntamente capaz de dudosos encantamientos, cuyo servicio a Don Meln se compara al que Venus hizo a Pnfilo:

    Sirvela con grant arte, mucho te la achaca: el can que mucho lame sin dubda sangre saca; maestra e arte de fuerte faze flaca el conejo por maa doea a la vaca (616)

    Si nol dan de las espuelas al cavallo farn, nunca pierde farona, nin vale un pepin; asno coxo quando dubda, corre con el aguijn: a muger que est dubdando afinque la el varn (641)

    Por mejor tiene la duea de ser un poco foraca que dezir: "Faz tu talante", como desvergonada; con poquilla de fuera finca ms desculpada: en todas las animalias sta es cosa provada (631)

    Page 13 of 16LBA Isabel

    14/11/2010http://faculty.washington.edu/petersen/lba/anievas.htm

  • "doa Venus por Pnfilo non pudo ms fazer/de quanto fizo aqusta por me fazer plazer." (estr. 698). La conquista de doa Endrina gracias a las tretas y engaos de la trotaconventos acaba con el "casamiento" de ambos (casamiento no desprovisto de ambigedad, especialmente dada la doble identidad pardica del arcipreste-meln), y la historia se resuelve finalmente presentndose como un exemplo del que se pretende deducirse una enseanza para las "dueas":

    Esta superposicin -o yuxtaposicin- de las convenciones del gnero didctico con las del amoroso de influencia ovidiana suponen un nuevo desplazamiento y relativizacin de la tradicin cortes que implcitamente cuestiona, por medio de la adopcin de una resolucin provisionalmente didctica, la aceptacin de la superioridad social o tico-moral de la aristocrtica tradicin cortesana.

    Como hemos visto, la incorporacin pardica del Panfilo lleva implcito un distanciamiento de los valores aristocrticos del gnero. La yuxtaposicin incngrua y cmica de tpicos refinados con imgenes burdas, as como la inclusin de la historia dentro de un marco de apariencia didctica suponen una distorsin textual que alcanza la dimensin de "parodia social" al apuntar, por un lado, hacia la disolucin cmica y carnavalesca de las jerarquas sociales, y por otro hacia el cuestionamiento de la aparente superioridad y refinamiento del amor cortesano.

    La adaptacin pardica del Pnfilo que realiza Juan Ruiz parece confirmar, por tanto, la intuicin de Deyermond de que la parodia supone algo ms que un mero recurso esttico o literario para el arcipreste, y que se convierte en una forma peculiar de "mirar el mundo", caracterizada por un esfuerzo humorstico vital por distanciarse, relativizar y poner en perspectiva, no slo una serie de convenciones literarias contradictorias o alternativas (como la didctico-religiosa, la cortesana o la cmico-realista) sino tambin las visiones de mundo que stas llevan implcitas.

    Notas

    1 En esta como en sucesivas referencias a la obra del arcipreste de Hita manejo la edicin de Clsicos Castalia de Gybbon Monypenny, Madrid, 1988.

    2 Jorge Guzmn matiza esta intecin didctica de una forma interesante, puesto que cree que Juan Ruiz se dirije aqu expresamente a las "dueas" para prevenirlas de las artimaas de las "falsas viejas". La opinin de Jorge Guzmn resulta interesante porque abre una posibilidad de diferenciar entre una posible intencin didctica global como la apuntada (o parodiada) en el prlogo y en otros pasajes del libro similares y un consejo prctico y concreto dirigido a las dueas en algunos episodios particulares (aunque l no haga tal distincin).

    3 No voy a detenerme aqu en todas las posibilidades, pero querra subrayar su carcter marcadamente polismico. Sin duda, Don Meln puede ser el tejn que devora las endrinas y otros frutos, como opina Corominas y tambin puede aludir a un amante calvo y gordete, o a un amante necio o de cualidad imprevisible, y tambin puede ser el hipcrita -melota- que apunta Seidenspinner-Nez, pero creo que ninguna de estas interpretaciones tiene necesariamente que excluir a las otras. Al contrario, la polisemia del trmino est en perfecta consonancia, en mi opinin, con el gusto del arcipreste por los juegos de palabras, y por su insistencia y ejemplificacin consciente de la ambigedad del lenguaje.

    Entiend bien mi estoria de la fija del endrino: dixe la por te dar ensienplo, non por que a m vino. Guarda te da falsa vieja, de rriso de mal vezino; sola con omne non te fies, nin te llegues al espino (909)

    Page 14 of 16LBA Isabel

    14/11/2010http://faculty.washington.edu/petersen/lba/anievas.htm

  • Obras citadas

    Bayless, Martha. Parody in the Middle Ages. The Latin Tradition. Ann Harbor: The University of Michigan Press, 1996.

    Bandera, Cesreo. "De la apertura del Libro de Juan Ruiz a Derrida y viceversa", Dispositio, 2, 1977, 54-66).

    Brownlee, Marina Scordilis. The Status of the Reading Subject in the Libro de Buen Amor. Chapel Hill: North Carolina Studies in the Romance Languages and Literatures, 1985.

    Dagenais, John. The Ethics of Reading in Manuscript Culture. Glossing the Libro de Buen Amor. New Jersey, Princeton: Princeton University Press, 1994.

    De Looze, Laurence. Pseudo-autobiography inthe Fourteenth Century. Juan Ruiz, Guillaume de Machaut, Jean Froissart, and Geoffrey Chaucer, Gainesville: University Press of Florida, 1997.

    Deyermond, A. D. "Some Aspects of Parody in the Libro de buen amor" en Gybbon-Monypenny, G.B. ed. Libro de Buen Amor Studies. Londres: Tamesis Books Limited, 1970.

    Gerli, Michel. "Recta voluntas est bonus amor: St Augustine and the Didactic Structure of the Libro de buen amor" RPh, 35, 3, 1981-2, 500-508.

    Gravdal, Kathryn. Vilain and Courtois. Transgressive Parody in French Literature of the Twelfth and Thirteenth Centuries, Lincoln and London: University of Nebraska Press1989.

    Gybbon-Monypenny, G.B. ed. Libro de Buen Amor Studies. Londres: Tamesis Books Limited, 1970.

    ________________. "Autobiography in the Libro de buen amor in the Light of Some Literary Comparisons", Bulletinof Hispanic Studies, 34, 1957, 63-78.

    ________________. "Dixe la por te dar ensienpro" Juan Ruizs Adaptation of the Pamphilus en Gybbon Monypenny, G.B. ed. Libro de Buen Amor Studies. Londres: Tamesis Books Limited, 1970.

    Hart, T. R. La alegora en el Libro de Buen amor, Madrid: 1959.

    Lzaro Carreter, "Los amores de don Meln y doa Endriana", Arbor, 62, 18, 1951, 210-236.

    Lida, Mara Rosa. "Notas para la interpretacin, influencia, fuentes y texto del Libro de buen amor", RFH, II, 1940.

    Menndez Pidal, Ramn. Poesa juglaresca y orgenes de las literaturas romnicas, 6 edicin, Madrid: Instituto de Estudios Polticos, 1957.

    Read, M.K. "Man Against Language: A Linguistic Perspective on the Theme of Alienation in the Libro de buen amor", MLN, 96, 1981, 237-60.

    Seidenspinner-Nez, Dayle. The Allegory of Good Love. Berkeley: University of California Press, 1981.

    Spitzer, Leo. "En torno al arte del arcipreste de Hita", en Lingstica e Historia Literaria, Madrid, Gredos, 1955.

    Eugene Vance Mervelous Signals: Poetics and Sign Theory in the Middle Ages Lincoln: university of Nebraska Press, 1986.

    Ullmann, P.L. "Juan Ruizs Prologue", MLN, 82, 1967, 149-70.

    Walsh, John, K. Parodia del mester de clereca. "Juan Ruiz and the Mester de clereca: Lost Context and Lost

    Page 15 of 16LBA Isabel

    14/11/2010http://faculty.washington.edu/petersen/lba/anievas.htm

  • Parody in the Libro de buen amor", Romance Philology, 33, 1979, 62-86.

    Return to Spanish 591a (LBA)

    Page 16 of 16LBA Isabel

    14/11/2010http://faculty.washington.edu/petersen/lba/anievas.htm