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La Coronelía Guardas del Rey Año VI NUMERO 28 2008 Año VI NUMERO 28 2008 “Hijos somos del ínclito Marte” Premio Internacional 2005 Jura de Bandera Jura de Bandera 2008 2008

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La CoronelíaGuardas del Rey

Año VI NUMERO 28 2008Año VI NUMERO 28 2008

“Hijos somos del ínclito Marte”

Premio Internacional 2005

Jura de BanderaJura de Bandera20082008

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DIRECTORCoronel D. Juan Valentín-Gamazo de Cárdenas

COORDINADOR Y REDACTORCapitán D. José Román del Álamo Velasco

COLABORACIÓN ESPECIALProfesor Dr. D. Guillermo Calleja Leal

COLABORADORESD. José Miguel Martínez BarreraSoldado 1ª D. Óscar Sevillano Vergara

FOTÓGRAFOSdo. Dª Mónica Blázquez García

CORRECTOR DE ESTILOComandante D. Jesús María González del Saac

DISEŃO GRÁFICO Y MAQUETACIÓNCapitán D. José Román del Álamo Velasco

Http://www.et.mde.es/inmemorial/

Http://www.coronelia-guardas-del-rey.com

Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey nº 1

RReeddaacccciióónn

Esta revista está abierta a todoel personal que desee colaboraren la misma. Los trabajos publi-cados representan, únicamente,la opinión personal de los auto-res.

La Coronelía Guardas del Rey 2

Con esta revista pretendemos que nuestros lectores dispongan de lectura

interesante para las vacaciones.

Este mes tenemos una serie de artículos, como siempre, muy interesantes. En

esta ocasión tenemos un artículo escrito por un antiguo soldado que nos relata sus

impresiones sobre la visita que nos realizaron el pasado mes de mayo y que correspon-

de a un encuentro treinta años después. Por otro lado tenemos en el apartado de nues-

tra historia un artículo muy extenso sobre el movimiento guerrillero en la Guerra de la

Independencia, además el origen histórico del juramento a la Bandera en España.

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Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey nº 1

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SSuummaarriioo

Regimiento ......................... 4

Colaboraciones

Antiguos soldadosnos visitan des-pués de tres deca-das.................................. 9

Puerto Rico Security Services. 12

Nuestra Historia

La Guerra de Independencia enEspaña:El movimiento guerrillero y la

Guerra irregular .................... 24

Curiosidades Históricas

Origen Histórico del juramentoa la Bandera en España ....... 91

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Experiencias deun soldado del

Inmemorial

Mi nombre es JoséJavier CalongeCollados y soy

Soldado de Infantería Ligera,actualmente estoy destinado en laOficina de la Segunda Compañíadel Batallón de Honores “GuardiaVieja de Castilla” del Regimientode Infantería “Inmemorial del Reynº 1” del Cuartel General delEjército donde llevo destinadoaproximadamente dos años y cua-tro meses.

Este es mi primer destinoaunque antes de pertenecer a laplana estuve poco mas de dos añosformando parte de la PrimeraSección de fusiles, lo que juntocon mi puesto actual me a hechover las dos caras que tiene unaCompañía.

Durante todo este tiempo,he escuchado multitud de historiasy opiniones de compañeros sobreésta y otras Unidades pudiendoaprender bastantes cosas sobre elfuncionamiento de algunas deellas que antes ni conocía compro-bando que algunas tienen un modode funcionar similar al nuestro.

Tras escuchar todo esto mehe podido dar cuenta de un hechoque me ha llamado bastante la

atención. En multitud de ocasio-nes, movidos solo por los comen-tarios de unos pocos y sin tenerverdaderamente conocimiento delo que realmente se esta hablando,se crean multitud de tópicos yestereotipos que se adhieren a lasUnidades creando una primeraimagen de ellas que en ocasionesse asemeja y en otras no tanto a lacruda realidad. A veces he tenidoque escuchar afirmaciones como“vosotros lo único que hacéis esdesfilar ”o “ en vuestra Unidadnunca se hace nada” y es cuandome he dado cuenta de que muchagente tiene muy poco conocimien-to de lo que realmente hacemos eneste Batallón.

Nosotros somos unBatallón de Honores y como tal,nuestra misión principal es la derendir honores al más alto nivel ypara la cual nos preparamos a dia-rio poniendo toda nuestra dedica-ción y esfuerzo aunque por ello nodebemos olvidar un hecho que estaahí. Este hecho es el de que porcumplir nuestra misión principalno dejamos de ser un Regimientode Infantería Ligera, lo cual tam-bién nos obliga a tener una prepa-

ración lo mas completa posiblecomo Infantes.

Quiero aprovechar estaocasión para hablar un poco de lasultimas maniobras alfa realizadaspor mi compañía, la segunda com-pañía, entre los días 31 de marzo y4 de abril en la zona de Uceda(Guadalajara) y en las que sehicieron multitud de ejercicios.Entre ellos destacaron ejerciciostanto diurnos como nocturnos decombate en población, tiro decombate, ejercicios topográficos,avance por binomios, escuadras ypelotones, paso semi-permanentey algunas prácticas de vivac entreotros.

Estas fueron mis primerasmaniobras formando parte del lado“logístico” y me permitieron verlotodo de un modo mucho más obje-tivo. Pude observar con una ciertaenvidia sana como, a pesar de notener la experiencia que tienenotras Unidades, mis compañerosrealizaban cada uno de los ejerci-cios con grandes dosis de ilusión,concentración, entusiasmo y pro-fesionalidad, intentando que cadauno de ellos se realizase con lamayor eficiencia posible. Pudeobservar como a pesar del cansan-cio cada uno de ellos seguía espe-rando una nueva lección queaprender, algo en lo que demostrarque también somos infantes y enlo que desarrollar cada una de lasteóricas que tantas y tantas veceshemos escuchado en el aula denuestra compañía.

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Cada Pelotón, cadaSección, intentaba superar el nivelofrecido por cada uno de los ante-riores, algo que se acentuó en losejercicios de combate en pobla-ción y que a su vez recordaba elafán que día tras día , ofrecen losSoldados de mi Compañía en elpatio de armas por superar el nivelde desfile ofrecido por la otraCompañía.

En la semana de maniobrasde la segunda compañía se pudie-ron ver multitud de ejercicios, perosobre todo de aptitudes o actitudesde Soldados, no sólo de unaCompañía de Honores, sino tam-bién de una Compañía deInfantería Ligera, lo cual piensoque es suficiente para aquellos quepiensan que aquí lo único quehacemos es desfilar, ya que aun-que seamos especialistas en ir depunta en blanco y rendir honores,nosotros también conocemos elpolvo y el barro.

ACTIVIDADES DEPORTI-VAS DEL REGIMIENTO

DE INFANTERÍA “INME-MORIAL DEL REY” Nº 1

Cap. D. Manuel Ortiz delPecho

El 30 de marzo de esteaño volvimos a correr la MediaMaratón de Segovia, quizás unade las carreras mejor organizadasde la temporada, como ya es cos-tumbre el mejor tiempo lo realizóel cabo Pérez Prieto con un cronode 1h. 19´ es una carrera muy

dura, pues tiene dos cuestas muylargas y con mucha pendiente,aunque siempre merecerá la penacorrerla por el magnífico escena-rio por dónde transcurre.

La Media de Madrid se nosadelantó, y la corrimos el 6 deabril, este año no finalizó en elestadio Vallehermoso, sino en susproximidades, como siempre elcabo Pérez Prieto fue el mejor conun tiempo de 1 h 17´, en la foto-grafía adjunta podemos apreciarque fuimos un buen grupo repre-sentando a nuestra unidad.

La patrulla de tiro, una vezmás destacó por su mala suerte,fue algo parecido al partido de fut-bol entre el Getafe y el Bayer deMúnich , no porque saliese la pri-mera sino porque empezó a correrlloviendo a mares y finalizó en lamisma situación. Con este FUSA(G36E), que está dotado de visor

óptico no se puede apuntar encondiciones cuando le está cayen-do una gran cortina de agua. Esteaño el Campeonato Regional serealizó en el Campo de Tiro de “ElPalancar”, y todos los presentesreconocieron dicha mala fortuna.Venció la patrulla de la Academiade Infantería formada por alumnosde la AGBS., que sólo se mojaronal tumbarse en la manta. A pesarde todo quedamos los cuartos.Siempre se dice que una imagenvale más que mil palabras.

De nuevo volvimos alMaratón de Madrid, puede quecomo todos los corredores afirmansea uno de los más duros delmundo, pero también tiene unpúblico entusiasta que animamucho y que viene muy biensobre todo en las proximidades dela meta. Como todos los últimosaños hizo calor pero no faltó elagua. Este año volvimos a pasar

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por la Casa de Campo y por loslugares más emblemáticos deMadrid como son: la Puerta delSol, el Palacio Real,etc…finalizando en el Retiro. ElSgto. 1º Grijalba dirigió su últimoentrenamiento cara a los 101 km.de Ronda, y toda la patrulla llegóreunida a pesar de algún “tironci-llo” a escasa distancia de meta. Enla fotografía podemos apreciar elgrupo que participó representandoa nuestro Rgto. , ya nos van cono-ciendo en estos ambientes deporti-vos.

Este año fueron a Rondados patrullas de cinco corredorescada una y dos ciclistas. En elBon. por diversos motivos fueroncayendo atletas durante los entre-namientos, y al final todos loscomponentes de la patrulla “B”almando del Cabo 1º Dos Santosfueron de Cibeles, esta patrulla nollegó reunida ya que se retiró unode sus componentes sobre el km.

veinte, también cayeron los ciclis-tas tal vez por su voluntad de que-rer hacer un buen papel, sinembargo la patrulla oficial realizóun excelente tiempo que cualquierotro año podría haber ganado lacompetición ( 13h 50 min.), sinembargo este año se clasificó enun estupendo quinto puesto. He dedestacar que adelantaron cuatropatrullas en los últimos kilóme-tros, entre ellas la de la Academiade Infantería, la moral se vinoabajo en meta al conocer su clasi-ficación. Sus componentes eran:Sgto.1º Grijalba, Cabo 1º Segovia,Cabo 1º Sergeant, Sold. RedondoBartolomé, y Bendicho . El Bda.Merchan un año más corrió con lapatrulla “B”, aunque ya no estédestinado en el Rgto., gracias portu apoyo y tu experiencia

Durante los meses de abrily mayo, nuestra unidad ha sidorequerida para diversas ceremo-nias, sin tener en cuenta los pique-

tes mandados por nuestros subofi-ciales y las secciones que formanen las Cías. mixtas, pasaré a resu-mir algunos de los actos en los quehemos participado:

ACTO PARA LA APER-TURA DE LA IX LEGISLATU-

RA.

El 16 de abril un Batallónde Honores de los tres Ejércitos yGuardia Civil al mando del TCOL.Ruiz de Pascual, formó ante elCongreso de los Diputados parallevar a cabo la sesión de aperturade la IX Legislatura, se rindióhonores a Su Majestad el Rey, y sedesfiló ante todas las personalida-des allí presentes. Cubrió carrerauna compañía del Rgto. De infan-tería mecanizada “Asturias”, nº31.

ACTO DEL BICENTE-NARIO DEL 2 DE MAYO EN

MÓSTOLES.

Nuestra Unidad deHonores compuesta por: escuadrade gastadores, banda, música,Bandera, y Cía. tuvo el honor deformar en Móstoles para celebrarel bicentenario del alzamientonacional durante la Guerra de laIndependencia. Presidió SuMajestad El Rey, y le acompañótoda la familia real además delPresidente del Gobierno, y demáspersonalidades , también conta-mos con la presencia del actualalcalde de Móstoles que represen-taba a aquél que doscientos añosantes alentó al pueblo de Móstoles

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para auxiliar a sus compatriotasde Madrid.

Posteriormente la escuadrade gastadores, banda, música y dospelotones con uniformidad deCarlos III coordinados por el Tte.Berzal, participaron en la retretamilitar que se celebra, como ya estradicional en Madrid, iniciándoseen el Palacio Real a las 20 h., yfinalizando en la Plaza Mayor.

FUNERAL DE ESTADOPARA EL EX PRESIDENTE

CALVO-SOTELO

El Mando confió a nuestroRgto. un papel relevante en elúltimo adiós al primer Presidenteque ha fallecido desde que se apro-bó la actual Carta Magna de 1.978.En primer lugar el 4 de mayo unpiquete mandado por el Sgto. 1ºGrijalba introdujo y sacó a hom-bros al féretro en el Congreso delos Diputados, y tres piquetesmandados por los SargentosPrimeros: Cañadas, Lanchas yAndaluz velaron en la capillaardiente junto con nuestros com-pañeros de la Armada, Ejército delAire, Guardia Civil y PolicíaNacional. El día 5 formó frente alCongreso de los Diputados unBon. de los tres Ejércitos yGuardia Civil mandados por elTCOL. Ruiz de Pascual, posterior-mente nuestra Unidad de Honoresescoltó el armón a paso lentohasta la plaza de Neptuno dónde sele rindieron honores, se tocó ora-ción finalizando con la salva, yposteriormente se desfiló.

IZADO SOLEMNE DELA BANDERA EN LA PLAZA

DE COLÓN.

El día de San Isidro, nues-tra Cía. de Honores con uniformede Infantería de 1.908, realizamosuno de los actos más importantesde todo militar como es el izarnuestra enseña, en un marcoincomparable como es la plaza deColón.

Presidió la ceremonia laministra de la vivienda Sra.Corredor Sierra, acompañada porel JEME, y el alcalde de Madrid.

FUNERAL DELTENIENTE GENERAL ALVA-

REZ DEL MANZANO.

Sobre las 9 h.del 24 demayo un piquete mandado por elSargento Primero Grijalba rindióhonores al Tte. Gral. a su llegada

al EMAD. A las 14 h. una Cía. deHonores Mixta (Armada, Aire yTierra), mandada por el Cap. Ortizdio el último adiós al Tte. Gral.Álvarez del Manzano en elEMAD., presidió el acto el minis-tro Sr. Pérez Rubalcaba acompa-ñado por el JEMAD.

MARCHA DE LA 2ªCÍA.A LA LAGUNA GRANDE DE

GREDOS.

A pesar de la gran distanciapara llegar a nuestro objetivo, ydel mal tiempo reinante el 21 demayo, creo que valió la pena quenuestra tropa conociera uno de losrincones más bellos que la natura-leza nos ofrece en la provincia deÁvila.

Tras tres horas y media deviaje, llegamos a la plataforma deHoyos del Espino (Ávila), dóndeiniciamos la marcha, y después decruzar los Barrerones empezamos

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a divisar el Circo de Gredos, aun-que no pudimos ver el Almanzor(2.592 m., cumbre más alta de laSierra de Gredos) que estabacubierto por nubes, tampocoobservamos muchas cabras hispá-nicas. Al estar cerrado el refugio(ELOLA), que se encuentra ubica-do al S.W. de la Laguna Grande,nos mojamos mientras comíamoslos bocadillos, así que nos replega-mos antes de lo planificado.Finalmente sobre las 19 H. llega-mos a nuestro acuartelamiento.

Jura de Bandera deJura de Bandera deCivilesCiviles

El pasado día 7 dejunio se celebró enel Acuartelamiento

Cavalcanti la Jura de Bandera depersonal civil, que ya es tradicio-nal en nuestro Regimiento y alcual han jurado 134 personas. El

acto fue presidido por el Excmo.Sr. General de Brigada D. JuanEnrique Aparicio Hernández-Lastras, además de asistir una seriede personalidades se dio la cir-cunstancia de que juro Bandera laCorporación Municipal dePozuelo de Alarcón al completo,

encabezada por su Alcalde elExcmo. Sr. D. Jesús SepúlvedaRecio. El acto consistió en la Jurade Bandera, Acto a los que dieronsu vida por España, parada militar,concierto y vino de honor.

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Antiguos soldados visitanAntiguos soldados visitandespués de tres décadas eldespués de tres décadas el

Cuartel General delCuartel General delEjércitoEjército

Reencuentro con elpasado militar

Primitivo Fajardo Berruga

El pasado 29 de mayo secelebró en el Cuartel General delEjército el tradicional Relevo de laGuardia, presidido por el Generalde División Excmo. Sr. D. JoséLuis López Rose, que estuvoacompañado por el Coronel Jefedel Regimiento, Ilmo. Sr. D. JuanValentín-Gamazo de Cárdenas, alque fueron invitados a peticiónpropia un grupo de ocho antiguossoldados que hicieron la “mili”como voluntarios hace treinta añosen la entonces Agrupación deTropas del Cuartel General delEjército, cuyas actuales intalacio-

nes visitaron con admiración ynostalgia y en cuyas dependenciasaseguraron sentirse orgullosos depertenecer a esta gloriosa Unidad,la más antigua de Occidente.

Este peculiar grupo de visi-tantes, formado por los civilesMiguel Lerma Gómez, Pedro LuisLópez López, Francisco GrandeSánchez, Ricardo J. HernándezAsensio, Vicente MoyanoJiménez, Matías Arroyo Cuevas,Carlos Serrano Fernández yPrimitivo Fajardo Berruga, quisie-ron volver por un día al cuartel enel que hace treinta años, y duranteveinte meses (1978-1979), hicie-ron la “mili” como voluntarios yforjaron una férrea amistad que hallegado hasta nuestros días. Estereencuentro con su pasado militaren las dependencias del CuartelGeneral fue, según atestiguaronlos antiguos soldados, sobre inte-resante informativamente, muycompleto, dinámico y espectacular

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Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey nº 1

El General de División Excmo. Sr. D. José Luis López Rose (en el centro), con elCoronel Jefe del Regimiento de Infantería “Inmemorial del Rey” Nº 1, Ilmo. Sr. D.Juan Valentín-Gamazo de Cárdenas (a su lado); y el Comandante D. Jesús María

González del Saac (a la izquierda); detrás, los antiguos soldados que giraron la visitaal Cuartel General del Ejército después de 30 años de haber hecho la “mili”. De izda.

a dcha., Paco Grande, Pedro López, Miguel Lerma, Carlos Serrano, Ricardo J.Hernández, Matías Arroyo, Vicente Moyano y Primitivo Fajardo.

La escalera noble que desemboca en el primer piso en el despacho del Coronel Jefedel Regimiento y en las oficinas de la Plana Mayor.

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en todos los sentidos.Asistidos por el Comandante D.Jesús María González del Saac, elcapitán D. José Román del ÁlamoVelasco, el capitán D. FranciscoSánchez Pérez y el SuboficialMayor D. Manuel Rubal Pena, elgrupo pudo visitar las instalacio-nes del Cuartel General realizandoun recorrido que comenzó por loscuerpos de guardia de las callesPrim y Alcalá para continuar porlos jardines del Palacio deBuenavista y, finalmente, lasdependencias del Regimiento, esdecir, aquellos lugares en los querealizaron el servicio militar; sitiosque, aún estando algunos muycambiados y modernizados, hanpodido reconocer con gran satis-facción: las compañías, las ofici-nas, el comedor de tropa, el hogardel soldado, el despacho delCoronel Jefe, etc.Todos prestaron servicio en laPlana Mayor, gestionando lainfraestructura básica y la logísticade la tropa, de los 4.500 soldados

que tenía entonces la Agrupación(el Regimiento tiene hoy 700),dirigida en aquella época por elCoronel Ilmo. Sr. D. RafaelAguilar Muñoz. Precisamente, enla sala de juntas en la que estántodos los retratos de los Jefes delRegimiento se detuvieron parareconocer viejas caras, pues por sudestino como escribientes estuvie-ron en contacto directo con lacúpula militar del momento. Después asistieron al concierto de

música de la Banda delRegimiento, que hubo que suspen-der por la lluvia, y se dirigieron alcuerpo de guardia de Alcalá parapresenciar emocionados el Relevode la Guardia de Palacio, del quedisfrutaron por completo desde laprivilegiada azotea del edificio.

Orgullosos de pertenecer a laUnidad más antigua del mundo

Durante el posterior Vinode Honor, los componentes delgrupo de ex-soldados, en francaconversación con los mandos pre-sentes, hablaron un poco de todo:de la época, que era la del destapey la del Ford Fiesta, cuando en lasdiscotecas hacían furor los BeeGees, Travolta y el Saturday NightFever; cuando se estrenóSupermán, se murió SantiagoBernabéu y sucedió la tragedia delcámping de Los Alfaques; unmomento de cambios estratégicosen el mundo, con el acceso deJomeini al poder en Irán y la inva-sión de Afganistán por parte de laURSS. Y también se habló de la

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Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey nº 1

El grupo de invitados intercambiando impresiones con el Coronel Jefe delRegimiento tras el cambio de guardia

Brindando con el Comandante D. Jesús María González del Saac por el RegimientoInmemorial, el más antiguo de Occidente.

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“mili” de entonces, de “pelusos” y“bisas”; armas como el Cetme C oel mosquetón Mauser; los unifor-mes y la gorra de plato; el durocampamento de Móstoles, ya des-aparecido; el Ardor Guerrero, elhimno de Infantería; de la moder-

nización de las Fuerzas Armadas,la supresión del servicio obligato-rio y el papel de la mujer en elEjército; y de cómo había cambia-do todo en este tiempo. De hecho,la ansiada Blanca –la cartilla–como tal ha desaparecido y la esta-tua de Viriato tampoco está en susitio original del cuerpo de guardiade Alcalá sino en el patio delRegimiento. Intercambiaron recuerdos y expe-riencias, anécdotas y dedicatoriasa los viejos tiempos, a los lugarescomunes y a los antiguos camara-das y superiores y reconocieron lagrandeza de los actos de los queacababan de ser privilegiados tes-tigos. Tuvieron también palabrasde elogio hacia la impagable ysacrificada labor de los militares yexpresaron su agradecimientohacia todos los presentes por laexcelente acogida que les habíanbrindado en el Cuartel General.

Asimismo, se declararon unidospara siempre en la memoria y elorgullo de formar parte de la histo-ria de un cuerpo, el Regimiento deInfantería “Inmemorial del Rey”nº 1, que puede considerarse unade las Unidades con más tradición–y posiblemente la más antigua–del Ejército español y, por consi-guiente, de todos los Ejércitos deOccidente.Antes de acabar el acto, los man-dos obsequiaron al grupo con sen-das banderas de mochila y un lla-vero del Regimiento, poniendo elbroche final las emotivas palabrasque tanto el Jefe del Regimiento,el Coronel Valentín-Gamazo,como el General López Rose diri-gieron a los presentes durante elbrindis, que fueron la guinda glo-riosa que redondeó una jornadaespecial que ninguno de los ochosoldados podrá olvidar nunca.

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Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey nº 1

Antaño patrullaron e hicieron guardia en los jardines del Palacio de Buenavista,ahora lo recuerdan posando con la estatua al Valor.

La entrada al Regimiento de Infantería“Inmemorial del Rey” Nº 1, que hace

treinta años era la Agrupación de Tropasdel Cuartel General del Ejército.

El acceso a la entrada principal delPalacio de Buenavista.

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PUERTOPUERTORICO SECURICO SECU--RITY SERVIRITY SERVI--

CESCES

José Miguel Martínez BarreraDr. en Ciencias Policiales y de

Seguridad.Cnl. OSP/RCME

Corría el año 1996cuando fui invitadoa dar unas

Conferencias en Puerto Rico sobreTerrorismo, Crimen Organizado yCorrupción que 8 años después,sería el título de mi Tesis para laobtención del Doctorado enCiencias Policiales y deSeguridad. Además y ya sobre elterreno impartí una actividad deprotección de personalidades yuna de métodos defensivos de ope-ratividad policial, cuando se aveci-nada la visita del PresidenteClinton, estaba en pleno proceso lafirma de los acuerdos ente OIPC -INTERPOL y el ELA de PuertoRico a fin de implantar el Proyectode Modernización Regional deINTERPOL para el Caribe yCentroamérica, así como seenmendaba 7 la Ley de la Policíade Puerto Rico. Al Organismo dePolicía Criminal Internacional letengo un aprecio especial, al for-mar parte de dos Diplomaturas queme honre en recibir en los años 80.

A título escueto informati-vo y en razón a ello diré que es en

1986 cuando se inicia todo el pro-ceso firmándose acuerdos con elEstado Libre Asociado de PuertoRico, la OIPC - INTERPOL y laOficina Central Nacional (NCO)de los EEUU, a fin de crear enprincipio un Sub-Negociado en elN.I.E. que actuaría como mecanis-mo de enlace entre el Estado LibreAsociado, La Policía Internacional(INTERPOL) y otros organismosde investigación extranjeros, locuál quedó enmarcado en la llama-da ley 38, SUPRA conocida comola Ley del N.I.E. (13 de julio de1978).

Posteriormente y de formaprogresiva se desemboca en la ubi-cación de una Sede para 30Oficinas Centrales Nacionales delCaribe y Centroamérica coordina-das en el N.I.E, como EstaciónRegional de INTERPOL - PuertoRico firmando los acuerdos deestablecimiento la OIPC - INTER-POL y el ELA, todo ello ocurría enel año 1989.

Finalizada esta someraexposición y siguiendo en la tóni-ca de mis colaboraciones anterio-

res, voy a desarrollar para laspáginas de Coronelía la realidadde Unidades de Seguridad Militaro Policiales que obviamente yoconozco y he tenido contacto ytrato, a fin de aportar yo mi perso-nal visión de las mismas, añadidaclaro está a la información generalque existe sobre ellas.

En esta colaboración mesuscribiré a dos de losDepartamentos de su organigrama,por una parte el N.I.E. (Negociadode Investigaciones Especiales) y laPolicía de Puerto Rico, por otra laGuardia Municipal de Fajardo quevisité técnicamente en aquelmomento, los cuales no escatima-ron esfuerzos para hacerme sentircomo en casa, así como hacermeentender su funcionamiento, en elcuál colaboré.

En los tiempos libres entrelas Conferencias y las imparticio-nes de las clases de Protección dePersonalidades y los MétodosDefensivos de OperatividadPolicial, acompañé a veces aOficiales de varios Departamentosen sus diferentes recorridos, anali-zando los problemas sobre el terre-no y mostrando mis particularesimpresiones sobre todo ello, asítuve ocasión de conocer particula-ridades no solamente de cómooperan los Agentes de Serviciosencubiertos de las diferentesDivisiones y Superintendencias,incluido el Cuerpo Penitenciario,sino que ante las situaciones acae-cidas intervine activamente en unpar de ellas.

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Diploma conjunto INTER-POL/DEFENSE-SECURITY

recibido en 1984 al Graduarme en elCurso D.E.S.E

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En 1996 y segúnlas estadísticas, se incre-mentó la criminalidad porlo que los Cadetes de laAcademia de Policía rea-lizaban servicio en elsegundo ciclo horarioajeno al docente, los efec-tivos no eran suficientespara paliar los efectos dela misma en sus másvariopintas gamas, cau-sando bajas en los mismospor la aún no adquiridanecesaria experiencia,conociendo desde lacruenta violencia que podíadesarrollar hasta los llamados“Árboles de Venta” en donde porhoras consensuadas se iban tur-nando los proveedores de estupe-facientes.

N.I.E.NEGOCIADO DE INVESTI-GACIONES ESPECIALES

El N.I.E. o Negociado deInvestigaciones Especiales es tam-bién conocido como el F.B.I. dePuerto Rico, ya que como suHomónimo depende del Depar-

tamento de Justicia, es uno de losCuerpos más especializado en sucontexto y entorno que conozco,teniendo como misión principal ypara ello cito texto, obtener la evi-dencia necesaria para iniciar lasacciones judiciales, utilizan-do sofisticados equipos y las másmodernas técnicas de investiga-ción criminal, a los fines de preser-var la confianza del pueblo en elSistema Judicial de Puerto Rico.

En cuanto a susfunciones el N.I.E detalla y citotexto también, que son investigar,determinar y evaluar la naturalezay extensión de la actividad crimi-nal organizada, en relación con eltráfico, uso y posesión de narcóti-cos, marihuana, LSD y drogaspeligrosas y en relación con eljuego, especialmente en lo que serefiere a hipódromos, lotería ycasinos, prostitución y otras activi-dades relacionadas con el CrimenOrganizado, actuando comoOrganismo de enlace entre el

Estado Libre Asociado,la Policía Internacional(INTERPOL) y otrosOrganismos deInvestigación delextranjero.

El N.I.E. recibe adiario a través de unPrograma especial decomunicación con laCiudadanía, solicitudesde investigación decualquier persona quese estime haya podidocometer un delito en el

cual tenga jurisdicciónel Negociado, teniendo el Directorfacultad para ordenar que se entre-visten a los testigos, se busquenpuntos de referencia adicionales,se examinen documentos y se ana-licen evidencias a fin de determi-nar si es de recibo incoar unainvestigación oficial sobre loshechos circunscritos en los testi-monios.

Toda la información bajocustodia, proveniente de las inves-tigaciones y entrevistas por vía defuentes abiertas o cerradas estánclasificadas en categoría de CON-FIDENCIALIDAD y se mantie-nen así por un periodo de 30 años,a fin de proteger a las mismascomo principio Étic-Profesionaldel Negociado.

Así mismo, las comunica-ciones institucionales y al exteriorde las funciones del Organismoestán personalizadas en el Directordel N.I.E., quien únicamentepuede ofrecer información sobre

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Credenciales de DEFENSE-SECURITY expedidas en Bélgica en 1984 al Graduarme en el Curso D.E.S.E

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los casos bajo investigación, con laprevia autorización del Secretariode Justicia o el Gobernador, peroentre ellas se puede resaltar y citotexto:

Investigar actos de corrup-ción interior realizados porfuncionarios públicos que afec-ten o puedan agredir el buenfuncionamiento del Gobierno,según el criterio del Directordel N.I.E.

Investigar crímenes o agre-siones a empleados públicos enel ejercicio de sus funciones,deberes y obligaciones.

Destrucción o daños a pro-piedad pública.

Malversación, robo o cual-quier apropiación ilegal de fon-dos públicos.

Falsificación de documentospúblicos o certificaciones fal-sas expedidas por funcionariospúblicos.

La omisión o negligenciade funcionarios públicos en elcumplimiento del deber, cuandodicha omisión o negligencia esténestablecidas como delito en unaLey especial o en el Código Penalde Puerto Rico.

Investigar alegaciones decorrupción, irregularidades, con-ducta impropia que afecte la inte-gridad del Gobierno, de emplea-dos o funcionarios públicos encualquier contrato, negociación oacto del Estado Libre Asociado dePuerto Rico.

Investigar los casos en quese impute mal uso o abuso de auto-ridad a un miembro de la Policíade Puerto Rico. El Negociado deInvestigaciones Especiales adopta-rá, mediante reglamento, el proce-dimiento para la investigación deestos casos.

El Negociado de Inves-tigaciones Especiales desarrollasus funciones a través de 7Divisiones, a saber:

DIVISION DE ADMINISTRA-CION

La D.A. o División deAdministración obviamente, es laencargada de planificar toda laeconómica a fin de facilitar lasoperaciones del Negociado, prove-yendo apoyo administrativo a lasDivisiones, coordinando y admi-nistrando la adquisición de mate-riales, equipos, servicios externos,incluyendo la flota de vehículosmediante subastas y cotizaciones,sirviendo de enlace con agenciasfederales y estatales a través depersonal destacado en las mismas,siendo también responsable de lafiltración de meritos delNegociado.

DIVISION DE INVESTIGA-CIONES CONTRA EL CRI-

MEN ORGANIZADO

La DICCO o División deInvestigaciones contra el CrimenOrganizado es la encargada de rea-lizar las investigaciones sobreorganizaciones criminales puntua-les, relacionadas con

AsesinatosDrogasJuegos ilegalesExtorsiónSobornos Lavado de DineroApropiaciones Ilegales

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INFORMACIÓN ACTUAL QUE PUEDE VERSE“SE PRESUMEN ARMADOS Y ALTAMENTES PELIGROSOS”

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Robos Incendio ObscenidadArmas de fuego

La DICCO como tal operacon 5 grupos o secciones:

NIE Corrección: Investiga el cri-men dentro de los recintos peni-tenciarios.Drogas: Investiga organizacionesdedicadas al tráfico de estupefa-cientes y armas.Escuadras: Investigan de formainterna los casos de corrupciónpolicíaca, así como otras activida-des criminales internas.Sección de Inteligencia:Recopila información por vías defuentes abiertas o cerradas, anali-zándolas y preparando a través deellas los Planes Operacionales.Confiscaciones: Es la encargadade gestionar las confiscaciones cri-minales o civiles de las personasinvestigadas.

DIVISION DE INTEGRIDADPÚBLICA

La DIP o División deIntegridad Pública es la encargadade investigar la corrupción de fun-cionarios públicos que puedanafectar o agredir el buen funciona-miento del Gobierno, según el cri-terio del Director. De igual formay a la inversa se encarga de inves-tigar crímenes o agresiones violen-tas a empleados públicos en elejercicio de sus funciones, deberesy obligaciones.

Otro aspecto circunscrito

al marco de sus funciones es laomisión o negligencia de funcio-narios públicos en el cumplimien-to de su deber, cuando dicha negli-gencia se refleje como delito enuna Ley especial o en el CódigoPenal de Puerto Rico, como con-ducta impropia que afecte la inte-gridad del Gobierno en cualquiercontrato, negociación o acto delEstado Libre Asociado de PuertoRico, filtrar alegaciones irregulari-dades de corrupción, malversa-ción, robo o apropiación ilegal defondos públicos, falsificación dedocumentos públicos o certifica-ciones falsas expedidas por fun-cionarios públicos, mal uso oabuso de autoridad de un miembrode la Policía de Puerto Rico,Destrucción o daños a propiedadpública.

DIVISION DE CAPACITA-CION Y APOYO TECNICO

La DCAT o División de

Capacitación y Apoyo Técnico esla encargada de los adiestramien-tos y formación continuada asícomo capacitación táctica a losagentes, los entrenamientos se per-filan a través de técnicas modernasde investigación dirigidas a com-batir el crimen organizado y lacorrupción gubernamental.

De igual forma la DCATabastece de apoyo técnico en lasinvestigaciones realizadas por losAgentes del Negociado, comoradio comunicaciones, grabacio-nes no telefónicas, vigilancia ytoma de video, huellas, fotos ylaboratorio fotográfico informati-zado.

DIVISION DE COORDINA-CION, ENLACE Y SEGURI-

DAD

La DCES o División deCoordinación, Enlace y Seguridadtambién conocida como el

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Servicio Secreto de Puerto Ricopues como su homónimo es laencargada de proporcionar protec-ción y seguridad a la Secretaria deJusticia, con escoltas a dignatariosque realizan visitas al país similares todo el año, con análisis, coor-dinación y enlace sobre casos deterrorismo. Así como desarrollan-do la seguridad interna a las insta-laciones del Departamento deJusticia o del propio Negociado.También es la encargada de recibirlas confidencias a través del telé-fono seguro y libre 1-800- 981-0037, el cuál funciona las 24 horastodo el año, integrando dentro deella la Sección de INTERPOL

DIVISION DE PROTECCIONY ASISTENCIA A VICTIMAS

Y TESTIGOS

La DPAVT o División deProtección y Asistencia a Víctimasy Testigos es gemela en funcionesal Programa de Protección deTestigos del F.B.I. y se crea con elpropósito de establecer las accio-nes y medidas protectoras queposibilitan combatir con efectivi-dad la intimidación contra, testi-gos potenciales, víctimas de delitoy familiares allegados de éstos quepuedan sufrir riesgo de ser agredi-dos a fin de evitar su testimonio enun proceso judicial.

Recae en el Departamentode Justicia la responsabilidad deimplantar la Ley 77 del 9 de juliode 1986, la cuál delega en el N.I.E.la responsabilidad absoluta dehacer cumplir esta Ley, para el

beneficio del sistema de JusticiaCriminal en Puerto Rico, su con-trol administrativo de las Fiscalíasde Distrito en el proceso investiga-tivo y en el trámite judicial la con-vierten en la agencia pública conmayores recursos y capacidad parala implantación eficaz de estaLey.

La DPAVT se activa einterviene cuando se sospecha queuna víctima, testigo voluntario,testigos potenciales o familiares yallegados de éstos, pueden correrel riesgo de ataque u otra forma deintimidación por el sospechoso, elacusado, sus amigos o familiares,considerándose como fuentes deinformación:

- Las Agencias de ley y orden.

- Las Agencias donde se incoanprocesos administrativos y/o judi-ciales del Estado Libre Asociadode Puerto Rico y de los Estados

Unidos.

- Los Funcionarios Judiciales.

-Los Funcionarios de losDespachos Fiscales de Distrito

- Los Funcionarios de División deInvestigaciones y ProcesamientoCriminal del Departamento deJusticia

- Los Funcionarios de delNegociado de InvestigacionesEspeciales.

Los servicios que ofrece estaDivisión son:

- Transporte y escolta a los tribu-nales.

- Servicios de Psicologos

- Servicios Médicos

- Transporte aéreo

- Servicio de reubicación y comprade mobiliario

- Albergue

- Servicio de compra de ropa

- Servicio de llamadas telefónicas

- Servicio de lavandería

- Alimentación y artículos de pri-mera necesidad

-Tutorías

La División de Protección y

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Con el Oficial Mando de una Unidaden el Destacamento

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Asistencia a Víctimas y Testigostrabaja con el teléfono 785-7676,Fax 269-4240 o Apartado 8584,Bayamón, Puerto Rico 00960,con un alto volumen de casos bajosu Programa.

Habiendo comenzado estacolaboración con el proceso por elque comenzaba esta colaboracióna fin de implantar el Proyecto deModernización Regional deINTERPOL para el Caribe yCentroamérica, no puedo acabarsin actualizar la misma diciendo,que en el año 1998 el NationalCenter for Missing & ExploitedChildren y el ELA firmaron acuer-dos para establecer en el N.I.E. elCentro Estatal para NiñosDesaparecidos y Víctimas deAbuso (CENDVA), poniendo adisposición de las Agencias de Leyy Orden en Puerto Rico el SistemaMundial de ComunicaciónPermanente 24/7 de INTERPOL.

La creación del CENDVA el día9 de febrero de 1998 y cito texto,surge como iniciativa como uniónde esfuerzos desde la perspectivacriminal investigativa para enfren-tar la problemática de privaciónilegal de custodia o desapariciónde niños, así como el robo y abusode los mismos, adscrito a laOficina de INTERPOL-PuertoRico del Negociado deInvestigaciones Especiales delDepartamento de Justicia, estandounido a la Red del “NationalCenter for Missing and ExploitedChildren” con oficina central enArlington, Virginia, siendo unaorganización privada sin fines de

lucro, creada para trabajar y coo-perar con la Oficina de Justicia yPrevención de Delincuencia delDepartamento de Justicia de losEstados Unidos, este Centro opera24 horas al día y su línea parainformación es 1-800-995-NIÑO(6466).

La Oficina de INTERPOL-Puerto Rico utiliza la comunica-ción con los 180 países que inte-gran esta oficina para el intercam-bio de información que ayude enla investigación relacionada a ladesaparición de algún menor.

POLICIA DE PUERTO RICO

Superintendencia Auxiliar enOperaciones de Campo

Tal y como comentaba alprincipio en cuanto al cumpli-miento de la misión institucionalestipulada en la Ley de la Policíade Puerto Rico, se crea segúnenmienda la SuperintendenciaAuxiliar de Operaciones deCampo como Unidad de Controlde todas las actividades de laPolicía de Puerto Rico, en cuanto ala Protección de vidas y propieda-des, el mantenimiento y conserva-

ción del orden público, la protec-ción de los derechos civiles delciudadano y la prevención deldelito.

Para ello la SAOC contan-do con la integración de los ciuda-danos en un enfoque de esfuerzocomún, planifica, organiza, coor-dina, dirige y controla en la fase deservicios preventivos todas lasacciones operacionales y prevenirla delincuencia, atiende el aspectoformativo-educativo de los niños yjóvenes en armonía con las direc-trices que dicta su mando, elSuperintendente.

Asimismo y en pro de lasComunidades públicos y privadasafectadas por grupos asociados alnarcotráfico, aplica la políticapública sobre dichos perímetrosresidenciales controlados porellos, generando Operaciones deRescate a través de un nuevo con-cepto en su estructura denominado“Regiones de OperacionesPoliciales”, dirigidas a desarrollaruna forma más efectiva de atacarel crimen garantizando una protec-

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ción a la ciudadanía, basado enreformar sobre la marcha y lasnecesidades, aplicando innovado-ras técnicas de supervisión opera-cional en pro de la planificación,coordinación, dirección e imple-mentación.

Cada Región estará com-puesta de tres áreas policíacas conla excepción de una que cuentacon cuatro y han sido concebidas,con el propósito de ayudar a losComandantes de Área a implantarlos planes de trabajo esbozadospor estos, de modo que se puedamedir el trabajo que se realiza enlas áreas con mayor efectividad.

Superintendencia Auxiliar deDrogas, Narcóticos, Control del

Vicio y Armas Ilegales

La SADNCVA por su partees la responsable contra el narco-tráfico, crimen organizado y armasilegales, de dirigir, planificar,organizar, coordinar y controlartodo lo relacionado con las estrate-gias, investigaciones e interven-ciones sobre las diferentes modali-dades existentes, informando a tra-vés de su red cibernética lossiguientes servicios:

1. Procesa solicitudes de aspi-rantes a Agentes Encubiertos:

a) Investiga tráfico ilegal deDrogasb) Investiga tráfico ilegal deArmas de Fuego

2. Mediante la Educación a dife-rentes niveles organiza la

Prevención en:

a) Adultosb) Niñosc) Jóvenes

Mediante ponencias y la utiliza-ción de diferentes estrategias depresentación:

a) La utilización del personalpoliciaco vestidos de payasos.b) Literatura al efectoc) Exhibición de parafernalia eilustraciones de los diferentestipos de drogas.

Unidad Canina

Presentaciones y charlas sobrecanes adiestrados en sus respecti-vas áreas que son.

a) Búsqueda o detección decuerpos con vida, Cadáveres,Patrulleros b) Búsqueda o detección deexplosivos c) Búsqueda de detección desustancias controladas

La selección de todo el personalque desea pertenecer a estaSuperintendencia Auxiliar debereunir los requisitos siguientes:

a) Ser miembro de la Poli-cía de Puerto Rico. b) Someterse al proceso de inves-tigación para verificar que cumplecon los requisitos mínimos que seexigen para poder formar parte dela Superintendencia.c) Someterse a encuestad) Cumplimentar y dar curso alFormulario PPR-441 Trámite deTraslado e) Autorización del SeñorSuperintendente de la Policía dePuerto Rico con referencia a lacomplementación de requisitos.

Requisitos mínimos:

a) Lealtadb) Honestidad c) Integridadd) Disciplina e) Buena reputación en conducta,tanto en lo personal como en laComunidad donde se desenvuel-ve.

Superintendencia Auxiliar enServicios Gerenciales

La SASG esta organizada garanti-zar una administración pública a laciudadanía en general, teniendocomo objetivo contar con una ágil,dinámica y efectiva estructuragerencial en beneficio de todo elpersonal que trabaja en la Policíade Puerto Rico.

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Tiene como responsabili-dad principal la dirección, supervi-sión y coordinación de losServicios en las Áreas de RecursosH u m a n o s , S e r v i c i o sAdministrativos, Transportación,Asuntos Laborales, ServiciosMédicos, Fiscales, TecnologíaInformática y Adiestramiento.

Al ser una Agencia com-pleja en su organización, a laPolicía de Puerto Rico le es nece-sario contar en su estructura fun-cional con un órgano comprometi-do a desarrollar apoyo a losServicios Policiales en todo suproceso de planificación, organi-zación, coordinación, control ydirección de todas las Unidades detrabajo adscritas a su autoridad ysus actividades.

Superintendencia Auxiliar deServicios Policíacos y

Programas Voluntarios

La SASPPV es el resultadodel incremento de la criminalidaden que se hace imperativa unacolaboración mas estrecha entre elciudadano y la Policía, dado que eldía a día en la función del Agenteconlleva retos, es cada vez másnecesaria la participación y apoyode la ciudadana como una de lasestrategias efectivas para detenerla incidencia delictiva, losCuerpos Policiales en el mundoentero son organismos cambiantesy no son una excepción los dePuerto Rico, para ello además, lossistemas de Gobiernos democráti-cos garantizan y reconocen

Instituciones y Grupos que tienenun genuino interés en colaborarcon las Fuerzas y Cuerpos deSeguridad, en la resolución de pro-blemas que afectan el bienestar yla seguridad pública.

Es de sumo interés laayuda que pueden proporcionarparticulares y Entidades uniéndosea la Policía en Programas dePrevención, ya que esto ayudar amejorar la calidad de vida, segúnlo dispone el Artículo 32 de la“Ley de la Policía de Puerto Ricode 1996, la llamada PolicíaCívico-Auxiliar es una alternativainnovadora que de manera volun-taria permite a los ciudadanosofrecer sus servicios en la luchacontra la criminalidad.La llamada Policía Cívico-Auxiliar queda definida como lacomposición de ciudadanos volun-tarios acreditados por la Policíacomo tales y cuyos servicios, ayu-

darán en la lucha contra el crimenen pro del bienestar de los ciuda-danos, sin percibir por ello remu-neración alguna por sus servicios ysujetos a las normas que establez-ca el Superintendente.

Superintendencia Auxiliar deIntegridad Pública

La misión de la SAIP esestablecer la política administrati-va y operacional en armonía conlas directrices que dicte elSuperintendente de la Policía conla responsabilidad conducente degarantizar con ello que losFuncionarios de la Policía cum-plan con los principios de ética,moral e integridad cuyos orígenesse remontan a 1898 cuandomediante la carta circular Número39 que implementó la OrdenGeneral Número 25 del 21 defebrero de 1899 (Creación de laorganización del cuerpo de laPolicía), después de la invasión delEjercito Norteamericano a PuertoRico.

Las InvestigacionesAdministrativas y las AccionesDisciplinarias en forma deReglamento establecen como fal-tas:

1. Conducta incorrecta2. Embriaguez3. Participación en la política acti-va5. No pagar deuda6. Falta de puntualidad

En la evolución de esteorganismo investigativo adminis-

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trativo y desde 1914 aproximada-mente se publicó un libro tipoBoletín de forma anual, en el cualse mencionaban los licenciamien-tos, ascensos y reclutamientos asícomo castigos y amonestacionesa los miembros con nombres, ran-gos y circunstancias de los casosque en el desempeño de sus fun-ciones habían sido felicitados osancionados y con ello, todos losmiembros de la Policía se entera-ban que este boletin circulabaentre la Organización de Ley yOrden.

En el año 1967 y en razóna la Orden General 67-7 se con-vierte en la División deAdministración de Investigacionespara posteriormente a través pri-mero de la Orden General 2002-1el 4 de abril de 2002 y despuésmediante la OG-2005-4 del 22 dejulio de 2005 paso a serSuperintendencia Auxiliar por loque sus funciones, responsabilida-des y procedimientos han tenidouna serie de cambios estructurales,actuales y anteriores desde su cre-ación por primera vez para acre-centar, desarrollar y viabilizar suefectividad en los procedimientos,responsabilidades, relación deautoridad, comunicación, diligen-cia y confiabilidad, atemperándosea los nuevos retos, misión y objeti-vos en las operaciones de laPolicía de Puerto Rico.

El Superintendente de laPolicía de Puerto Rico nombrará alSuperintendente Auxiliar deIntegridad Pública y responderádirectamente a este. El

Superintendente Auxiliar mantienecomunicación continua con losdemás Superintendentes Auxilia-res, a los fines de mantener unacoordinación efectiva. En adición,el Superintendente Auxiliar man-tiene comunicación y se reúneperiódicamente con los directoresde las divisiones y negociados queintegran esta SuperintendenciaAuxiliar para planificar, coordinartrabajos, intercambiar asuntos deinterés, establecer fechas límitesde informes que son requeridos alas unidades de trabajo y corrobo-ra que se esté cumpliendo con lasnormas establecidas con respectoal trámite e investigaciones dequerellas administrativas.

La S.A.I.P. a través del Negociadode Violencia Doméstica yHostigamiento Sexual así comoPrecintos y Distritos, atienden lassolicitudes de investigación de losciudadanos, empleados y miem-bros de la Policía, las investigacio-nes se realizan bajo las más abso-lutas medidas de confidencialidadcontra Miembros de la Fuerza y

Personal Civil que Labora en laPolicía de Puerto Rico, teniendocomo propósito el establecimientode las normas y procedimientosque enmarquen las investigacionesdesde la asignación de casos acada oficial para la debida investi-gación que este realice,hasta determinar si los miembros oel personal civil incurrieron enalguna falta al reglamento de laPolicía.

Superintendencia Auxiliar enInvestigaciones Criminales

La responsabilidad primaria de laSAIC es dirigir y coordinar la polí-tica administrativa y operacionalsobre la función de investigacióncriminal en la Policía de PuertoRico, en concordancia con lasdirectrices que dicte elSuperintendente, asesorándole einformándole en todo lo relaciona-do con la actividad delictiva delpaís en cuanto a CrimenOrganizado (CO), ActivismoInternacional y sus proyeccionesAVO y ARV desplegándose en lassiguientes Unidades:

Investigaciones Criminales

Es el responsable de la investiga-ción de todo caso grave y de losque por su naturaleza y compleji-dad, requiere de atención especial,por ello en cada Área Policíacaexistirá un C.I.C. que se compon-drá de las siguientes divisiones.

1. Homicidio2. Agresiones3. Robo

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4. Delitos contra la propiedad5. Robos de identidad, fraudes,escalamientos, apropiaciones ile-gales, etc.5. Delitos Sexuales y de maltratosa menores.6. Asuntos Juveniles opera conadolescentes (Brigada Juvenil).7. Inteligencia Criminal8. Servicios Técnicos; trabaja conlas escenas levantando huellas ydocumentándola

con fotografías similar al CSI.

Servicios Especiales

La División de ServiciosEspeciales e InformaciónConfidencial esta compuesta porseis Secciones Operativas, quetiene bajo su responsabilidad lassiguientes funciones.

1. Sección: PersonasDesaparecidas2. Sección:Información Confidencial3. Sección: Bocetista4. Sección: Polígrafo5. Sección: Adiestramiento6. Sección: Transportes

Superintendencia Auxiliar deServicios al Ciudadano

La SASC es la responsable detodos los aspectos relacionadoscon los servicios directos al ciuda-dano, planificando, organizando,coordinando, dirigiendo y contro-lando a través de la Unidades inte-gradas en la misma:

División de IdentificaciónCriminal

División Registro de Armas yExpedición de LicenciasDivisión de Expedición deLicencias y Permisos deSeguridad Privada

Así como las siguientesDependencias:

Oficina de Estadísticas de laCriminalidad, División de Laboratorio deFotografía Criminal Sección de Recaudaciones yVenta de Sellos.

La creación de la SASC constituyepor tanto una acción positiva decompromiso y servicio a laComunidad.

Superintendencia Auxiliar deAsuntos Internos

La SAAI tiene la responsabilidadde todo lo relacionado con lasinvestigaciones internas, constan-do de las siguientes Unidades:

1. Oficina para la Detección deSustancias Controladas2. Negociado de AsuntosInternos3. Divisiones de Inspección 4. Divisiones de InvestigacionesConfidenciales

F.U.R.A (Oficina de FuerzasUnidas de Rápida Acción)

Creada en 1986 bajo la OrdenEjecutiva 4645-B como “FuerzasUnidas de Rápida Acción, FURA,contra el narcotráfico, la OFURAtiene la responsabilidad de comba-tir de forma efectiva el tráfico ile-gal de drogas, narcóticos, armas defuego e inmigrantes, coordinandoy dirigiendo las estrategias aimplantar contando con lasDivisiones especializadas deBuzos, Rescate, Servicios Aéreos,Vigilancia Marítima, S.W.A.T. y laUnidad Montada.

Su misión principal y cito texto, esidentificar, interceptar, arrestar yconfiscar las naves o embarcacio-nes con su tripulantes, cuya inten-ción sea la de promover el narco-tráfico, tráfico de inmigrantes oarmas ilegales de acuerdo con laley 430 del 21 de diciembredel 2000, coordinando esfuerzos através del C.C.C.I. (Centro deComando, Control, Comunicacio-nes e Inteligencia), con otras agen-cias Estatales y Federales.

División de Buzos

Integrada como parte del U.S.Homeland Security Department

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para la Bahía de San Juan, realizaInspecciones de embarcaciones ycruceros, servicios especiales devigilancia marítima, funciones debúsqueda y rescate de personasdesaparecidas aguas Puertorri-queñas, así como, patrullajes ope-rativos costeros entre otros.

División de Rescate

En coordinación con la Divisiónde Servicios Aéreos y lasDivisiones Marítimas, realiza todotipo de labor donde los conoci-mientos especializados en rescatedeben ser aplicados por personalespecializado y adiestramiento enRescate en Tren (ATI), RescateUrbano, Rescate en AccidentesAéreos y W.M.D. (Weapon ofMass Destruction), así comoPlanes de trabajo conjunto en latransportación de embarcaciones ycotejo de las misma, utilizandoequipo especializado.

Division S.W.A.T (SpecialWeapons and Tactics)

S.W.A.T colabora con lasAgencias Federales para asaltos ysituaciones de alto riesgo, sus res-ponsabilidades originales son bús-queda y arresto de prófugos peli-grosos, intervención en situacio-nes con rehenes, operaciones con-tra francotiradores, misiones deProtección a Dignatarios, así comoapoyar otras Unidades de laPolicía.

Después de los ataques del11-S los equipos S.W.A.T. sonlos responsables de servir como

cabecera e intervenir en lugaresdonde se utilice o se sospeche lautilización de Armas deDestrucción Masiva, siendo unade las áreas donde se adiestra alpersonal asignado, así mismo,ofrecen adiestramientos en elColegio de Justicia Criminal dePuerto Rico y otras Agencias de laLey y el Orden, para lo cuál cuen-ta con el apoyo de:

Uso y Manejo de Equipo EspecialCámaras para visión en áreas con-finadas.Equipo de forzar puertasBreaching.Equipo de visión nocturna.Pistolas TASER.Agentes Químicos (CS, CN,OC.).Bean Bags (Super Socks, RubberPeletts, Wood Baton)Artefactos de Distracción “FlashBang”.Equipo Tecnológico y armas defuego de alto y bajo que poseenLáser, miras Aim Point y LuzSure FIRE, miras telescópicas yde visión nocturna, equipo termalpara detectar escondida la presen-cia de cualquier objeto o personaque emita dos grados de calor.

El Área Policial de Fajardose creo dentro de la Policía dePuerto Rico por disposición de laLey 113 del 6 de septiembre de1997 tiendo circunscritos losMunicipios de Fajardo, Luquillo,Río Grande, Ceiba, Vieques yCulebra cuenta con hoteles de granimportancia contamos con unagran cantidad de población flotan-te que nos visita ya que somos un

área turística las playas de los dife-rentes pueblos.

El Área Policial de Fajardoda servicios a una población de145.539 habitantes según el últimocenso, expidiendo como cabecerade Área Licencia de Armas a tra-vés de la SEAI (Sección deEstadísticas, Análisis eInformática), expidiendo ademásCertificados de AntecedentesPenales, contando con el respaldode la Guardia Municipal, losConsejos Comunitarios deSeguridad y muchos ciudadanos.

GUARDIA MUNICIPAL DEFAJARDO

El Municipio es una enti-dad del Gobierno del Estado LibreAsociado de Puerto Rico con per-sonalidad jurídica y su vida se rigepor la Ley Núm. 81 del 30 deagosto de 1991 (Ley deMunicipios Autónomos del EstadoLibre Asociado) así como por elReglamento Revisado sobreNormas Básicas para losMunicipios de Puerto Rico apro-bado por el Comisionado de

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Entrada a Fajardo

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Asuntos Municipales el 30 de juniode 1995.

El Municipio tiene plenas facul-tades ejecutivas y legislativas encuanto a su jurisdicción, es portanto una Entidad Jurídica concarácter permanente teniendo exis-tencia y personalidad legal indepen-diente a la del Gobierno Estatal.

El sistema gubernamentaldel Municipio está compuesto pordos poderes: el Ejecutivo y elLegislativo. La AsambleaMunicipal ejerce las funcioneslegislativas y está compuesta por 14miembros, los cuales también sonelectos en dichas elecciones. ElAlcalde, como funcionario ejecuti-vo, ejerce las funciones administra-tivas y es electo al igual que laAsamblea cada cuatro años en laselecciones generales de PuertoRico.

Consecuentemente, elMunicipio provee servicios esencia-les a sus habitantes como salud,educación, desarrollo de obraspúblicas y viviendas, programas derecreación, deportes y seguridad.Para ofrecer dichos servicios elMunicipio cuenta con las dependen-cias correspondientes, entre otras:

Obras PúblicasRecreación y DeportesRelaciones con la ComunidadOficina de Programas Federales.Guardia MunicipalDefensa Civil

Como una de las preocupa-ciones más apremiantes de los puer-torriqueños es la alta incidencia cri-

minal que se ha venido registrandoen los últimos años, el día 12 demayo de 1977 a través de la LeyNúm. 19, se autorizó a los munici-pios a crear los cuerpos denomina-dos Guardia Municipal.

La Guardia Municipal seestablece como un Cuerpo deVigilancia y Protección pública paravelar por la obediencia a lasOrdenanzas y Reglamentos promul-gados por el Municipio.

Comparten con la PolicíaEstatal dentro de sus funciones, laresponsabilidad de descubrir y per-seguir los delitos que se cometan ensu presencia, dentro de los límitesjurisdiccionales del municipio ofuera de éstos en los casos en que seinicia una intervención en el muni-cipio de su jurisdicción, así comoobviamente, poner en vigor las dis-posiciones sobre estacionamientoilegal de vehículos y dirección detránsito, es por consiguiente unCuerpo Policial Prevención.

Desgraciadamente, lasfacultades conferidas a los miem-bros de la Guardia Municipal enaplicación de la Ley Núm. 19, limi-taban su capacidad y autoridadcomo funcionarios para proteger lavida y la seguridad pública.

Tales limitaciones constituí-an una carencia operacional queretrasaba y en muchos casos impe-dían que los Tribunales de PuertoRico impartieran justicia, especial-mente en los casos en que un miem-bro de la Guardia Municipal por cir-cunstancias obtenía o recibía lainformación que le llevaba a descu-

brir la comisión de un delito, la evi-dencia que en estos casos obtenía elGuardia Municipal no se considera-ba evidencia suficiente para iniciarlos procesos legales de rigor, tam-bién sucedía cuando interveníacomo único Oficial en la represiónde la Comisión de un Delito.

Pero la situación anterior-mente planteada junto con la cons-tante incrementación acelerada de lacriminalidad en la Isla y la necesi-dad de más recursos para hacerlefrente a esta saturación, consiguióque la Asamblea Legislativa dePuerto Rico haya determinado con-cederle a los Guardias Municipalesla misma autoridad y facultad comoAgente del Orden Público que tienela Policía Estatal, ello mediante cer-tificación del Superintendente de laPolicía y los requisitos que se tipifi-can en la citada Ley, con el objetivoobvio de contar con un recurso adi-cional de soporte y apoyo paraimplantar y conseguir estrategias delargo alcance contra la criminalidad.

La Administración Muni-cipal y su Honorable Alcalde D.Aníbal Meléndez Rivera, recono-cieron por partida doble las ejecuto-rias de la Guardia Municipal y losBomberos, haciendo lectura y entre-ga de una proclama en la que desta-có su encomio a la hora de garanti-zar la seguridad de los ciudadanos.enalteciendo el destacamento, quie-nes con gran responsabilidad contri-buyen día a día al funcionamientode la protección de vida y propie-dad.

Próxima Colaboración: El F.B.I.

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NNuueessttrraa HHiissttoorriiaaLA GUERRA DE LALA GUERRA DE LA

INDEPENDENCIA DEINDEPENDENCIA DEESPAÑA: EL MOVIESPAÑA: EL MOVI--MIENTO GUERRIMIENTO GUERRI--LLERO Y LA GUELLERO Y LA GUE--RRA IRREGULARRRA IRREGULAR

Prof. Dr. Guillermo Calleja Leal.Universidad Antonio de Nebrija.

I.- INTRODUCCIÓN:ANTECEDENTES

HISTÓRICOS DE LA GUERRILLA EN

ESPAÑA

Al estudiar la guerrillaespañola durante la Guerra de laIndependencia (1808-1814), pode-mos desentendernos por completode los avatares políticos anterioresque acontecieron durante la épocatormentosa del gobierno deManuel de Godoy, Príncipe de laPaz y todopoderoso MinistroUniversal, pero nunca de doshechos muy esenciales: la ejecu-ción de Luis XVI de Francia (21-1-1793); y sobre todo, la Guerradel Rosellón (1793-1795), en laque España se enfrentó a laRepública de Francia con la parti-cipación de muchos voluntariosespañoles que se alistaron llenosde entusiasmo, dado que se tratóde una guerra muy popular.

Aquella guerra contra laFrancia revolucionaria (17-4-1793/22-7-1795) encierra aún hoyaspectos desconcertantes, puestoque fue casi una “cruzada patrióti-ca” que contó con amplios secto-

res populares y del clero español.Al concepto francés de guerra ide-ológica respondieron los españolescon otro de naturaleza análoga,pero contrapuesto por diversosmotivos: el sentimiento humanita-rio ante los excesos de laRevolución Francesa, que provo-caron un verdadero aluvión denumerosos refugiados de todaclase y condición que llegaron aEspaña; el sentir religioso por lapersecución de la religión en elpaís vecino; y el sentimientomonárquico ante la decapitaciónde Luis XVI. Fueron tantos losvoluntarios que se alistaron en estaguerra, que resultó imposible elpoder armarlos y uniformarlos atodos. Sin embargo, nos causaextrañeza que la mayoría de loshistoriadores no hayan insistido losuficiente en este claro anteceden-te directo de nuestra Guerra de laIndependencia, tanto en su carác-ter ideológico como en el de habersido una verdadera escuela decombatientes.

El archivo del prestigiosoInstituto de Historia Militar delEjército conserva una abundante

documentación sobre la Guerra delRosellón (también llamada de laVendée o de la Convención), querepresentó una verdadera prefigu-ración de lo que sucederá quinceaños después. No nos referimos ala ocupación en España, pues ape-nas la hubo en esta contienda y loque en realidad se produjo fue unvaivén de ejércitos, sino a la enor-me repercusión popular que tuvoen sus inicios y por el hecho muysignificativo de que una buenaparte del Ejército estuvo formadopor voluntarios. Pese a todo, toda-vía a fecha de hoy no se ha realiza-do un estudio sistemático de estafuente documental tan importante,cuando precisamente los veteranosde esta guerra serán los que luegoextenderán la insurrección contralos invasores franceses y aportaránsu valiosa experiencia contraída encombate.

La Paz de Basilea (22-7-1795) puso término a la Guerra delRosellón, en la que el pueblo espa-ñol había depositado tantas espe-ranzas en la victoria. España cedióa los franceses su parte de la islade Santo Domingo, pero si consi-deramos los reveses militares quesucedieron a los éxitos de 1793,las consecuencias de la guerrapudieron haber sido aún muchopeores. Luego tuvo lugar elTratado de San Ildefonso (16-8-1796), nueva versión de los Pactosde Familia, y después la batalla deTrafalgar (21-10-1805), victoriapóstuma del almirante Nelsonsobre la escuadra combinada fran-co-española y que significó unduro quebranto para nuestro pode-río naval. Napoleón pudo contra-

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pesar esta derrota naval con suresonante victoria en Austerlitz (2-12-1805); pero España, sumida enla decadencia institucional ygobernada por el omnipotentePríncipe de la Paz, se vio envueltaen intrigas cortesanas y en unagrave crisis financiera, permane-ciendo sumisa a los designios delEmperador. En tal sumisión aNapoleón, no hay duda que influ-yó la ambición desmedida deGodoy en convertirse en “rey delos Algarves”; aunque el propioGodoy en sus Memorias explicacon claridad que la razón principalpor las que se vio envuelto en lasintrigas de Napoleón no fue otra elmiedo. Según él mismo confiesaen sus Memorias, sentía un grantemor hacia Inglaterra por supoderío naval; pero su miedo eraaún mucho mayor a Francia por suenorme poderío terrestre, al contarcon el mejor ejército del mundo ysu proximidad geográfica aEspaña al estar separada deFrancia sólo por los Pirineos. Laidea de una muy probable invasiónfrancesa, tan deseada porNapoleón como él mismo lo habíaconfesado públicamente cuandoaún era Cónsul Vitalicio, arrastró aGodoy hacia una alianza conFrancia que resultaría nefasta paraEspaña y que terminaría desenca-denando toda una serie de aconte-cimientos nefastos: el desastrenaval de Trafalgar, la invasiónnapoleónica, las deplorables y ver-gonzosas abdicaciones de Bayonapor parte de Carlos IV y su hijoFernando VII, el advenimiento deuna monarquía impuesta porNapoleón en la figura de su her-

mano José I, y la consiguienteGuerra de la Independencia.

La presencia de poderososcontingentes napoleónicos enEspaña durante el desarrollo de laGuerra de la Independencia nosólo suscitó la reacción de los ejér-citos nacionales, sino que determi-nó además y su la vez la respuestabélica de todo Pueblo. En conse-cuencia, la guerra regular manteni-da entre soldados de uno y otrobando contendiente se simultaneócon otra guerra de carácter irregu-lar que fue protagonizada por ele-mentos de la población civil. Talrecurso bélico, inédito hastaentonces en las guerras de libera-ción europeas contra el Imperionapoleónico, supuso una aporta-ción original de la nuestra y a laque llamamos Guerra de laIndependencia. i

En todos los países europe-os ocupados por las ansias expan-sionistas de Napoleón Bonaparte,emperador de los franceses (1804-1814/15), ii la guerra fue un asun-to exclusivo de los ejércitos y, por

tanto, los militares bonapartistasnada temieron de los agentes aje-nos a las tropas de línea enemigas.Por ejemplo, la sociedad civil ale-mana permaneció completamenteal margen de los sucesos bélicos yno se inmiscuyó en batallas niencuentros armados, de ahí que elcapitán francés Louis-FlorimondFantin des Odoars, que había com-batido en Alemania, se refirió conadmiración a este país como“patrie de guerre”. iii El caso deEspaña fue muy diferente.

Resulta muy oportuno pre-cisar que la guerrilla no fue enmodo alguno un fenómeno nuevoque apareció de forma espontáneaen 1808 como pudiera creerse,sino el resultado de la culminaciónde un largo proceso de muy remo-tas raíces. La guerrilla es guerrairregular, por lo que se contraponeal concepto de guerra regular. Deahí que afirmar que hubo guerrairregular desde los orígenes de laguerra carece de sentido. Sinembargo, cuando a través de laHistoria nos acercamos a la exis-tencia de fuerzas más o menosorganizadas, y después a los ejér-citos permanentes, podemos yaentonces hablar de guerra regular,usual o convencional y de guerrairregular o guerra de guerrillas.

No vamos a tratar aquísobre la guerrilla como línea detiradores ni tampoco de la tropaque hace la descubierta y realizalas primeras escaramuzas en elbando enemigo. Nos referiremos ala tercera acepción del Diccionariode la Real Academia Española de

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la Lengua: “partida de paisanos,por lo común no numerosa, que almando de un jefe particular y conpoca o ninguna dependencia delos del ejército, acosa y molesta alenemigo”.

Como es sabido, la historiade las “guerrillas” y los “guerrille-ros” se remonta a la Antigüedad ysu técnica es milenaria.Recordemos, por ejemplo, losencuentros armados con los que elcónsul Fabio Cunctator vigilaba,hostigaba y debilitaba al victoriosocaudillo cartaginés Aníbal en ellago Trasimeno, sin exponerse enningún momento a una batalladecisiva en campo abierto.

Pero si bien es cierto quelas raíces de la guerrilla no sonexclusivas de España, también loes el hecho de que el pueblo espa-ñol participó de forma activa con-tra los cuerpos napoleónicos rein-ventando una forma de guerra irre-gular que ya había sido practicadaen las tierras hispanas desde tiem-pos muy remotos. Así pues, setrató de la aplicación de un proce-dimiento ofensivo análogo basadoen el factor sorpresa mediante elasalto y la emboscada, a la par quese vio favorecido por factores decarácter orográfico y cultural. Portanto, puede afirmarse que la gue-rrilla española en la Guerra de laIndependencia fue el resultado deun proceso de formación propio denuestra historia nacional, aunqueluego será imitado y consagradoen el ámbito universal y a lo largodel tiempo hasta nuestros días.

El historiador romano TitoLivio (59 a.C.-17 d.C.) advirtiósobre las particulares condiciones

de la Península Ibérica y de susnativos para la resistencia: “Nocomo en Italia ni como parte algu-na de las tierras, Hispania era apropósito para prolongar las gue-rras por la naturaleza del país yde sus habitantes”. iv

Pero las raíces de la guerri-lla en la Península son inclusoanteriores a la presencia de losromanos. El geógrafo Estrabónnos habla del localismo de los pue-blos iberos en la época prerroma-na, y que combatían al modo “debandoleros”, atacaban con ímpetusorprendiendo al confiado enemi-go y luego se retiraban de improvi-so. Este tipo de “guerra del terre-no” fue la que los romanos llama-ron “concursatio”, muy frecuenteentre los pueblos de la cultura cél-tica de la Península, en la que éstosformaban bandas armadas que serefugiaban en terrenos abruptos yse defendían huyendo.

Con los celtíberos persiste

la concursatio. Y aunque los roma-nos los calificaron de “bandidos”,enumeraron sus acciones militaresconsistentes en: provocar su des-gaste y el cansancio, cortar suaprovisionamiento, promoveremboscadas, saquear el territoriopara que no tuvieran víveres, y ata-carles de forma dispersa con gue-rreros de a pie y a caballo mezcla-dos, con una táctica de ataques yhuidas continuas y sin presentarbatalla, lo cual hizo enloquecer alas disciplinadas legiones roma-nas.

Para la época prerromana,nos resulta imposible establecer ladiferencia entre el “caudillo” (per-teneciente a la aristocracia militar)y el “preguerrillero”; por ello, cre-emos necesario el atenernos a latáctica y no a los nombres. Perocuando nos adentramos en lostiempos históricos, sobre todo enlas luchas de cartagineses, roma-nos e indígenas peninsulares,

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podemos establecer dos formasdiferentes de hacer la guerra: laque realiza el poderoso invasor yla defensiva practicada por lospueblos débiles que lo combaten.En el caso de nuestro suelo, basterecordar la sublevación de Indivily Mandonio, caudillos de los iler-getes tarraconenses que han pasa-do a la historia como los primerosmártires de la lucha por la inde-pendencia frente a Roma y quemurieron respectivamente en losaños 205 y 204 a.C.

La Hispania romana fueteatro de operaciones de este modode interpretación bélica que sedesarrolló de forma habitual.Baste recordar cómo en laHispania Ulterior y, sobre todo enla Bética, bandas lusitanas realiza-ron incursiones que, bajo el lide-razgo de caudillos muy activos(Viriato, Púnico, Kesaro y Táutalo,entre otros) pusieron en jaque a laspoderosas legiones romanasmediante continuos ataques acolumnas, convoyes militares yciudades.

Viriato no fue el único cau-dillo de su época, pero de todos esdel que poseemos más informa-ción a través de las fuentes históri-cas y puede servirnos como ejem-plo para exponer los rasgos másrelevantes de aquella clase delucha preguerrillera frente a lo quehoy podríamos llamar “ejércitoinvasor” o “ejército de ocupa-ción”. De sus audaces campañas,tan pródigas en hazañas, podemosdeducir las siguientes considera-ciones:

1º.- A causa del aumento de sus

seguidores, Viriato fue regu-larizando los grupos de com-batientes. Primero su objeti-vo consistió en lograr la pro-pia supervivencia, y des-pués, en destruir al enemigoromano mediante batallascon verdaderos ejércitos,aunque conservó su tácticade concursator.

2º.- Si las tribus iberas practicabanacciones defensivas, Viriatosupo combinar la tácticadefensiva con la estrategia yse lanzó a ofensivas en elcampo romano. Pero si lagran campaña de los celtíbe-ros (152-133 a. C.) fuedefensiva y se dejaron ence-rrar en Numancia hastamorir, Viriano jamás aban-donó el campo abierto y sólohizo guerra de posicióncomo base de partida demovimientos sorprendentesy muy bien planeados.

3º.- Las acciones de Viriato másfrecuentes consistieron en:

inquietar al enemigo en mar-cha, interceptar sus aprovi-sionamientos y exterminarlepor sorpresa después de unaaparente huida. No trató deocupar en modo alguno elterreno conquistado, porqueera consciente de que a lalarga jamás podría competircon Roma.

4º.- Como Viriato sabía que loslusitanos estaban peor arma-dos que los legionariosromanos, quienes ademásdisponían de corazas, no seatuvo a la guerra clásica yles aniquiló mediante un ata-que disperso y a ser posibleconcéntrico. Así pues,empleó la misma táctica deataque y repliegue caracte-rística de los beréberes.

5º.- Viriato consiguió hacer creeral invasor que se hallabainmerso en una enemistadabsoluta y a muerte, y logrósembrar el miedo entre lajuventud romana que se

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reclutaba para combatir ennuestra Península.

6º.- Justino admiraba en Viriato lallamada “ciencia de la caute-la”. Precisamente, la mismacautela de los guerrillerosespañoles, como el curaMerino, para quien la huidano supuso una derrota frenteal enemigo francés, ni susardides falta de valentía.

Al buscar las raíces de laguerrilla en España, quizás la gue-rra de los núcleos urbanos resultóser “más” irregular que la de lasllanuras y montañas. Recordemos:Sagunto, en Levante; Numancia,en Soria; y Astapa (hoy Estepa), enSevilla.

Fue a partir del año 19 a.C. cuando Hispania pasó a ser pro-vincia del Imperio romano y loserá después durante 400 años,transformándose el combatiente ensoldado. Sin embargo, nos llama laatención que ni soldados romanosni tampoco la población latino-cel-tíbera opusieron una resistenciaeficaz al avance de los bárbaros;aunque luego, los núcleos indíge-nas se organizaron como “guerri-llas espirituales” para defender eldogma cristiano que iba unido alpatriotismo, y esta resistencia semantuvo y creció durante los tressiglos de dominio visigodo, siendocuriosamente la religión uno de lossoportes espirituales en los que sefundamentará siglos después laguerrilla española en los momen-tos de su definitiva estructuraciónen la Guerra de la Independencia.Como excepción podemos citar elcaso del pueblo de los vascones,

que aunque había opuesto escasaresistencia a los romanos, luegovivió en guerra permanente conlos pueblos procedentes del Nortemediante sucesivas sublevaciones.Precisamente el desembarcomusulmán de Tarik (711) sorpren-dió al rey visigodo don Rodrigositiando Pamplona, centro y sím-bolo de la resistencia vascona.

Ese espíritu de lucha y derebeldía será el que reaparecerá enla Guerra de la Independencia. Semanifestó en toda la cornisa cantá-brica al caer la monarquía visigoday enlazó con el comienzo cánta-bro-astur de la Reconquista. Elindomable espíritu de las tribusnorteñas, con su rebeldía perma-nente, cubrió las pausas de someti-miento e inacción de las fuerzasexhaustas del resto de laPenínsula, encarnando y dandocontinuidad a las acciones de laHispania indómita; y su aislamien-to y autonomía produjeron el efec-to paradójico de comenzar y hacerposible la unidad española, rotavarias veces por las invasiones, en

tiempo y espacio.Con el movimiento del

Islam, universal en sus designios,la Reconquista se inició en el año718 bajo el claro signo de la gue-rrilla. Aunque las fuentes sólocitan a don Pelayo, luego héroelegendario, sucedió que un grupopequeño refugiado en sus monta-ñas contribuyó a aglutinar a lospobladores de la Península,muchos de ellos rivales, contra unenemigo común al que veían comode raza extraña y fanático de unareligión muy diferente y belicosa.Pero también conviene añadir queen el Al-Andalus hubo asimismorazzias de agrupaciones armadasque se caracterizaron por su grandinamismo y virulencia, como laque estuvo al mando de Omar IbnHafsún y que recorrió el Califatode Córdoba durante la segundamitad del siglo IX. v

Los ocho siglos que duró laReconquista tuvieron una impor-tancia extraordinaria en cuanto a laformación del espíritu guerrillero.Tras el primer siglo, los musulma-

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nes perdieron algo más de la cuar-ta parte del territorio peninsular, yen los siete restantes, los territoriosde los musulmanes y los de los rei-nos cristianos peninsulares fueron“fronterizos”; lo cual hizo quehubieran regiones abiertas a fre-cuentes encuentros armados y a lascorrerías o expediciones militares.

Dos instituciones medieva-les consagraron la incorporacióndel paisanaje armado al combate,sin perjuicio de que se emplearan amenudo para reprimir la delin-cuencia: el castellano “apellido” yel catalán “somatén”. Apellido es“convocación, llamamiento deguerra”. Miguel de Cervantesescribió en El Quijote: “apellida-rían luego la tierra y alborotaríanla ciudad”. vi Este “apellidar latierra” nos evoca la guerra ibéricadel terreno que había descritoEstrabón, o la descripción deBenito Pérez Galdós en susEpisodios nacionales, que hará delmismo paisaje un combatiente. Encuanto a somatén, no se trata deuna contracción de “somatents”(estamos prontos) como suele afir-marse, sino un derivado de “so”(ruido) y “metent” (metiendo), quehace alusión a la tradicional con-vocatoria mediante la campana,institución española genuina enCataluña y que guarda un paren-tesco cercano con las guerrillasespañolas.

Durante la Edad Moderna,la mayoría de las campañas milita-res de los aguerridos combatientesespañoles se emprendieron lejosde nuestras fronteras; por lo quelos preguerrilleros sólo aparecie-

ron cuando hubo lucha dentro deEspaña, tal como ocurrió en lalucha morisca de Granada y en laGuerra de Sucesión española entreFelipe V y su rival el archiduqueaustriaco (Carlos III deHabsburgo, para sus seguidores).

No obstante, pese a lamanifiesta antigüedad de la pre-guerrilla, ello no debe inducirnosen modo alguno al gran error decreer que la guerra irregular es pri-mitiva. Samuel C. Griffith, briga-dier del Cuerpo de Infantería deMarina de los EE.UU., en su intro-ducción a la obra Guerra deGuerrillas de Mao Tsé-Tung nosexplica cómo la guerra de guerri-llas sólo es primitiva en un sentidotecnológico, ya que en realidadresulta mucho más sofisticada quela guerra nuclear o que cualquierotra clase de guerra emprendidapor ejércitos, marinas y fuerzasaéreas convencionales. Y además,señala con acierto que “…el pri-mer ejemplo de operaciones deguerrilla en gran escala ocurrió

en España entre 1808 y 1813. Losespañoles que huyeron a las mon-tañas ante el ejército invasor deNapoleón eran patriotas leales algobierno, cuya corona les habíasido quitada por el Emperador delos franceses. No eran revolucio-narios. La mayoría no deseabacambio alguno en su forma degobierno (según él, sin distinguirla ideología plural de los guerrille-ros). Su único objetivo era ayudara Wellington a arrojar a los fran-ceses de España”. vii

El general José Gómez deArteche y Moro, académico de laHistoria, en su magnífica biografíade Juan Martín el Empecinadoescribió a modo reflexión: “… (elpueblo español) herido en sus sen-timientos de honor y de orgullonacional, tan hondamente arrai-gados, e inspirándose en los delpatriótico anhelo y en el deseo devenganza, que siempre le ha dis-tinguido, apeló a aquel persona-lismo histórico que había hecho lagloria de sus predecesores. Heaquí el origen y la causa de lasguerrillas en la gran epopeya dela Independencia española.

Unos se prendaron de lasideas proclamadas en Cádiz…Otros creyeron que el ideal de losespañoles al verter su sangre ysacrificar los intereses de todogénero era el que habían procla-mado al sublevarse contra la tira-nía de Napoleón…” viii

En definitiva, los guerrille-ros, aquellos hombres heroicosque llegaron a servir en todas lascausas ideológicas de su época,tuvieron una misión en común:

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España. Sin embargo, surgennumerosas preguntas como:¿Cuándo y por qué se produjo ellevantamiento contra los france-ses? ¿Qué reglamentación tuvie-ron las partidas o cuadrillas guerri-lleras? ¿Qué hombres impulsaron,encauzaron y dirigieron las guerri-llas? ¿Qué principios estratégicostenía el movimiento guerrillero?¿Cuál fue la base social de las gue-rrillas? ¿Hubo guerrilleros que sesintieron sólo movidos por un sen-timiento patriótico puro y a la vezhubo otros que actuaron como ver-daderos bandidos entendiendo quela guerrilla podría ser asimismo unmodus vivendi? ¿Qué ideales polí-ticos tuvieron los guerrilleros ycuál fue su final? ¿Qué consecuen-cias tuvo el movimiento guerrille-ro español dentro y fuera deEspaña? A continuación tratare-mos de dar una respuesta razonadaa todas estas preguntas.

II.- PECULIARIDADESDE LA GUERRA DE LA

INDEPENDENCIA

Características de nuestraGuerra de la Independencia.

Aunque nuestra Guerra dela Independencia (1808-1814)forma parte de nuestra historianacional, contribuyó de formadecisiva en la gestación de laEuropa contemporánea, ya que elpueblo español alcanzó una cate-goría histórico-universal a travésdel Romanticismo y convirtió suheroísmo en uno de sus mitos.Dicha categoría se produjo por-

que, a pesar de haber quedadoEspaña prácticamente ocupada porlos ejércitos imperiales franceses,en ningún momento el pueblo dejóde repudiar cruenta y desesperada-mente el sistema napoleónico quelo pretendía someter.ix El propioSir William Pitt había vaticinadoen 1805 que el pueblo españolsería el primero en donde seencendería la guerra patriótica yademás había sugerido que era laúnica guerra que podría liberar aEuropa. Así ocurrió, la fuerza de laactitud española fue tal que luego,como veremos, el pueblo ruso y elpueblo alemán tratarán después deimitar el estilo bélico español.

Por otra parte, aunquesiempre ha existido la vieja polé-mica sobre si fue el ejército regu-lar o la guerrilla lo que supuso lavictoria sobre Napoleón enEspaña, resulta evidente que elpotencial de la guerrilla no podíaen modo alguno competir con elde los ejércitos napoleónicos y fueel ejército regular el que venció alfrancés. Pero la acción de la gue-rrilla fue muy importante en cuan-to a que su cooperación con elejército regular contribuyó, y engran medida, a la victoria; no obs-tante, también convendría añadir

que la cooperación fue unas vecesbuscada y de forma espontánea enla mayoría de los casos. Al margende los resultados, como el hechode que unos 50.000 hombreslograron perturbar y a veces para-lizar la circulación y el abasteci-miento de las tropas francesas, lle-gando incluso a obligar a los con-voyes franceses a tener que reali-zar el trayecto Bayona-Madrid enmás de un mes de viaje y a llevarfuertes escoltas, no ofrece dudaalguna el hecho de que la guerrillacon su tipo de lucha autonómica,popular y patriótica constituyó unfenómeno social e incluso antro-pológico sin igual en la Europa deentonces.

Algunos autores, como E,Aunós en su obra Itinerario histó-rico de la España contemporánea,1808-1936 (Barcelona, 1940), hansostenido que el espíritu de laRevolución francesa fue rechaza-do por las clases populares y seinfiltró de forma traidora en lasclases altas, por lo que la Guerrade la Independencia supuso la con-trapartida a las ideas revoluciona-rias.x Sin embargo, tal afirmacióncategórica nos conduciría a la ideade que hubo actos sin ideas en lasguerrillas e ideas sin acción en lasCortes de Cádiz, lo cual es falso.

Otra característica notabledel inicio de la Guerra de laIndependencia fue la existencia deun vacío de poder. Al producirse ellevantamiento en armas del puebloespañol (1808), el establecimientode juntas provinciales y locales de“defensa” (ejemplo pronto imitado

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en América) supuso la puesta envigor de las ideas escolásticas res-pecto al origen de la autoridadcivil; y en virtud de las cuales, alhallarse prisionero el Rey e inca-pacitado para ejercer el poder, suautoridad fue transferida a laComunidad, donde radicaba lasoberanía. De ahí arrancó la legiti-mación del poder de las Juntas,cuya pretendida y proclamadasoberanía se justificó en aquellasociedad española del siglo XIX,induciendo desde los primerosmomentos a una minoría responsa-ble a investirse, por intuición, conun poder indiscutible y soberano.

La Guerra la de laIndependencia produjo tambiénuna gran conmoción en las estruc-turas del Antiguo Régimen.Hombres y modos surgidos delpueblo a través de las Juntas, lasguerrillas, los nombramientos ylos ascensos militares (otorgadoscon precipitación y generosidad),o la colaboración de los habitantesde ciudades abiertas que en unosmomentos pasaron de pacíficosciudadanos a héroes, adoptaronformas de actuación políticaimprevistas; lo que contribuyó a lacreación de un nuevo sector depoblación interesado por la partici-pación en los asuntos públicos. Portanto, el momento histórico de laGuerra de la Independencia nosólo fue el inicio de una larga ydestructora contienda, sino tam-bién la llegada de un nuevo perso-naje en la escena política española:el Pueblo. Este personaje, aúnsiendo una minoría, no se integróen el engranaje político a través de

las Cortes de Cádiz, donde comoparadoja se reunieron numerososmilitares como salvadores de laPatria, sino que se rebeló contra elpoder invasor y ofreció la vida sifuera necesario.

Otro rasgo de la Guerra dela Independencia fue su enormecomplejidad, ya que también fueuna guerra de mentalidades y unaguerra civil. Como guerra de men-talidades, unos españoles creyeronque la única forma de salvar a laPatria era afrancesándose, mien-tras que otros decidieron seguir asu rey Fernando VII. Pero comoparadoja resultó que muchos delos que mitificaron o soñaron conel regreso del Deseado no acerta-ron a prever que Fernando VII a suregreso sería un soberano nomenos deseable que José I elIntruso, a quien rechazaba elpatriotismo más elemental.

También fue la primera dela larga serie de guerras civiles queha padecido España, y que semanifestó en el movimiento gue-rrillero. Se trató de una realidaddoble: el afrancesamiento ideoló-gico (los ilustrados de tiempos deCarlos III, escasos por entonces) y

el afrancesamiento político. Eneste colaboracionismo hubo muydiversas categorías, desde la acep-tación de la realidad impuestahasta el aprovechamiento del con-vulso momento nacional comoocasión para el medro personal, yafuera por medios lícitos o bien pormedios ilícitos.

Miguel Artola en su obradice en su obra Los Afrancesadosque el problema de los afrancesa-dos, de ambas clases, esto es, ide-ológicos y políticos, fue muyimportante durante la Guerra de laIndependencia y que prácticamen-te concluirá finalmente con el pro-nunciamiento de Riego (1820) y elTrienio Liberal (1820-1823).Además, el propio historiador afir-ma lo siguiente: “Una vez incor-porados a la vida del país, seencontraron vacilantes entre losdos partidos que constituían lavida política nacional. Su mode-rantismo ideológico les impidióunirse a los liberales, sin que tam-poco les permitiera identificarsecon los absolutistas, desapare-ciendo de la existencia políticacomo partido, y limitándose cadaindividuo a resolver su particularproblema”. xi

¿Por qué se produjo el levanta-miento del pueblo español?

Las guerrillas nacierondentro del alzamiento general delpueblo español contra la invasiónfrancesa y fue anterior al 2 demayo de 1808 de Madrid. Losfusilamientos del 3 de mayo, comovenganza de Joachim Murat al

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levantamiento del día anterior,unido a la actitud de un ejércitomantenedor de instituciones cadu-cas (algunos de sus mandos cola-boraron en dichos fusilamientos),nos permiten ver la Guerra de laIndependencia como la lucha deun pueblo vivo y a su vez comosoporte de un Estado enfermo. Lapropia actitud del Ejército enlazócon aspectos importantes de unaguerra que nació popular y que engran medida se desarrollará des-pués como irregular. Por tanto,muchos de sus actores serán mere-cedores de la gloria, como tambiéna veces del oprobio.

Cuando las tropas france-sas iniciaron la invasión de Españaa inicios de 1808, no hubo prácti-camente resistencia por parte delos vecindarios de pueblos y ciu-dades, ni tampoco por los aristó-cratas y los intelectuales españo-les. Pero luego, el pueblo deMadrid se amotinó (2-5-1808)cuando los franceses quisieron lle-varse al infante don Francisco dePaula y otros miembros de laFamilia Real a Bayona. El genialpintor aragonés y universalFrancisco de Goya con sus pince-les levantó acta de la esencia dellevantamiento del 2 de mayo y delfusilamiento del día siguiente através de dos de sus óleos conser-vados en el Museo del Prado: “Eldos de mayo” (o “Carga de losmamelucos”) y “Los fusilamientosdel tres de mayo” (o “Los fusila-mientos en la Moncloa”); y enellos podemos observar el elemen-to popular en primer plano, conabsoluta ausencia de jefes y solda-dos españoles.

El levantamiento del 2 demayo de 1808 fue un levantamien-to civil y no militar. No obstante,creemos oportuno puntualizar quetuvo asimismo una faceta minori-taria y a la vez muy expresiva en ladefensa del Parque de Artillería deMonteleón, que estaba en la actualplaza del 2 de mayo, en el castizobarrio de Maravillas, con los capi-tanes Luis Daoíz y Torres y PedroVelarde y Santiyán, ambos deArtillería, el teniente de InfanteríaJacinto Ruíz, unos pocos oficialescomo Antonio de Olmet, y todoscuantos los secundaron. Y es queel alzamiento madrileño del día 2fue como un estallido de ira popu-lar contra los franceses y no fueuna acción planificada y concebi-da para ser ejecutada de acuerdocon los cánones militares y a cargode profesionales castrenses.

Las autoridades civiles ymilitares no se opusieron al levan-tamiento por falta de patriotismocomo pudiera pensarse, sino por-que su responsabilidad como diri-

gentes no estuvo en realidad res-paldada ni por la conciencia de supropia fuerza, ni tampoco por laasistencia de instancias superiores.Por una parte, los mandos acepta-ron como “legales” las abdicacio-nes de Bayona de Carlos IV y deFernando VII, pese a queNapoleón las obtuvo evidentemen-te bajo presión; pero por otra parte,sabían muy bien que no existía unejército capaz de oponerse a lasfuerzas francesas, y por eso dieronlas abdicaciones por “legales” y sesometieron al invasor para evitarla represión sobre el pueblo.También cabe pensar que quizásvacilaron entre la responsabilidady la lucha patriótica.

Además, la rebeldía nopudo ser ordenada “desde arriba”por dos razones muy fundamenta-les:El “desde arriba único” no existíacomo tal y el mariscal JoachimMurat, Gran Duque de Berg, teníaen sus manos a una gran parte deEspaña. Las autoridades de las zonas domi-nadas por las fuerzas imperialeseran francesas o afrancesadas, ade-más de las nombradas o vigiladaspor los propios franceses. En estaszonas ocupadas por el “Ejércitoaliado francés” (así lo denominóNapoleón) y sometidas a sus dictá-menes, la actitud del Pueblo fue alprincipio de rebeldía en mayor omenor grado, pequeña o pasiva;sin embargo, luego se transformóen una gran rebeldía y muy activa.Por otra parte, puede afirmarse queel aglutinante de todas estas moti-vaciones fue la táctica y la propiaconducta de los propios ejércitos

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imperiales napoleónicos.

Por qué y cuándo se originó laguerrilla contra los franceses.

Francisco Luis DíazTorrejón tiene razón al sostenerque Napoleón desconocía los ante-cedentes históricos de la guerrillaen España cuando empujó condecisión sus tropas desde el otrolado de los Pirineos; como tam-bién en que él estaba convencidode la inferioridad del ejército espa-ñol, al que consideraba como elpeor de Europa. xii Luego, el pro-pio desarrollo de los sucesos mili-tares en España pareció dar larazón al emperador francés, yaque, salvo contratiempos muypuntuales que tuvieron sus tropas,durante el otoño de 1808 se produ-jo una secuencia continuada y sinpar de victorias napoleónicas: laderrota en Gamonal del Ejército deExtremadura, que estaba a lasórdenes del conde de Belveder,ante la Caballería del generalAntoine Charles Lasalle (10-11-1808); la derrota arrolladora enEspinosa de los Monteros delEjército de la Izquierda, dirigidopor el general Joaquín Blake, fren-te al I Cuerpo Imperial que estabaa las órdenes del mariscal ClaudePerrin Victor (11-11-1808); laderrota en Tudela del Ejército delCentro y el de Reserva, al mandodel general Francisco JavierCastaños, ante las tropas delmariscal Jean Lannes (23-11-1808); y la derrota de las fuerzasespañolas del general Benito SanJuan en los altos de Somosierra,

frente a la Caballería Ligera pola-ca que estaba al mando del coronelVicent Corvin Krasinski. Además,por si fuera poco, el propioNapoleón se apoderó de Madridtras una rápida capitulación (4-12-1808).

En este clima de desmora-lización provocado por las sucesi-vas derrotas de los ejércitos nacio-nales españoles es donde debe desituarse la génesis del movimientoguerrillero en la España contem-poránea.

La entrada de Napoleóncon la flor y nata de su Ejército,prólogo del desastre español en lamencionada batalla de Gamonal,significó la eclosión definitiva dela tragedia ya anunciada el 2 demayo y alimentada a lo largo delos tres meses siguientes. Aquel 10de noviembre fue la fecha fatídicaque marcó la ruptura total e hizoimposible no sólo la convivenciadel español con el francés, sinotambién la propia estancia de losfranceses en el suelo español. Losimperiales franceses no perdona-ron a los soldados derrotados, a losque degollaron de forma salvaje,ni tampoco a cuantos puebloshallaron a su paso. Todos los docu-mentos que hoy disponemos sobreestos trágicos días coinciden en elhorrible saqueo y posterior incen-dio de todos cuantos pueblos caíanen sus manos; y el propioNapoleón en sus Memorias, cuan-do ya no había remedio, escribióde forma crítica “que las guerri-llas se formaron a consecuenciadel pillaje, de los desórdenes y delos abusos de los que daban ejem-plo los mariscales, con desprecio

de mis órdenes más severas. Yodebía de hacer un gran escarmien-to mandando fusilar a Soult, elmás voraz de todos ellos”. xiii

Tras tales hechos, la ira yel odio de todo el pueblo españolse desataron, pues nada tenía queperder al contemplar cómo le eranarrebatados sus familiares y elhonor de sus hogares, y tambiéncómo sus viviendas y propiedadeseran asaltadas y destruidas deforma salvaje. Los más fuertes se“echaron al monte” como guerri-lleros; mientras que el resto y lasmujeres les apoyaron sin descansoproporcionándoles informaciónsobre los movimientos de los ejér-citos enemigos, dándoles alimen-tos y armas, ocultándolos cuandoeran perseguidos o estaban heridospese a las mortales represalias… y,de paso, si se presentaba la oca-sión, mataban dentro o en los alre-dedores de los pueblos y ciudades

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Esquema Batalla de Gamonal

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a cualquier francés que cometierael error o la audacia de separarsede sus compañeros.

Por otra parte, se produje-ron muchos levantamientos ante-riores al producido el 2 de mayo,que fue el combate a muerte delpueblo contra el invasor, como lofueron los motines de Burgos yToledo, y también los combates deLogroño, del Bruch, de Arbas yValdepeñas; y asimismo podría-mos añadir el alzamiento por elalcalde de Montoro y el del condede Villacañas. En cuanto a los gue-rrilleros, unos fueron héroes popu-lares que se pusieron al frente deun levantamiento popular, otros sesumaron a un levantamiento en unmomento dado o para una accióndeterminada, y otros fueron verda-deros jefes de fracciones impor-tantes del Ejército.

Fue durante el otoño de1808 cuando comenzaron a apare-cer las primeras manifestacionesinsurgentes organizadas, las cualesasumieron un cierto protagonismobélico al margen de un ejércitonacional que había quedado muytocado en su moral y su estructura.La desarticulación de los regi-mientos españoles en los camposde batalla implicó una hemorragiamasiva de soldados hacia la dis-persión, viéndose impotentes losjefes militares españoles para con-tenerla. En breve tiempo, lamerma detectada en las filasnaciones resultó muy significativa.Por ejemplo, el Ejército de laIzquierda, con un contingente ini-cial de 37.640 hombres, perdiómás del sesenta por ciento de susefectivos en apenas un mes, que-

dando reducido de forma lamenta-ble a sólo 10.000; xiv y el Ejércitodel Centro, tras el desastre deTudela, no logró reunir en Cuencaa más de 9.000 hombres, cuandoanteriormente había estado forma-do por unos 14.000.xv Pero aunquelos dispersos soldados españolesno mostraron por entonces interésen hallar sus unidades para incor-porarse a las mismas, muchos deellos mantuvieron su actitud beli-gerante contra los invasores fran-ceses y decidieron hacer la guerrapor su propia cuenta. Así pues,tales soldados dispersos decidie-ron agruparse en formaciones muydispares y constituyeron en defini-tiva el primer germen del posteriormovimiento guerrillero. Por tanto,el nacimiento de la guerrilla espa-ñola fue consecuencia directa delfracaso de los ejércitos nacionales,como bien dice Miguel Artola ensu obra La España de Fernando VI(Barcelona, 2005) al afirmar que“es la derrota y la dispersión lasque determinan la aparición de las

guerrillas”. xvi

Pero por otra parte, tam-bién creemos oportuno añadir queexiste una teoría que resta carácterde espontaneidad a la eclosión delfenómeno guerrillero en beneficiode una propuesta prevista y bienmeditada. En ese sentido José LuisComellas en su manual Historiade España Contemporánea(Madrid, 1988) comenta como elteniente general Gregorio de laCuesta (militar veterano con casi50 años de servicios), ante la des-graciada secuencia de las derrotassufridas, aconsejó fraccionar lasunidades militares españolas engrupos reducidos de soldados parapoder así continuar las hostilida-des contra los franceses. xvii Perosea cierta o no tal teoría deComellas, opinamos que resultaindiscutible que el otoño de 1808marcó el punto de inflexión en eldevenir de nuestra Guerra de laIndependencia y alumbró la con-veniencia de nuevos planteamien-tos bélicos. Así pues, como méto-

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do e instrumento alternativo,comenzó a asumirse la realidad delas guerrillas.

Es cierto que pueden cons-tatarse algunos hechos insurgentesantes del otoño de 1808, pero talescasos, por sus indefinidas caracte-rísticas, deben considerarse a losumo como “gestos preguerrille-ros”. Se trataron sólo de episodiosaislados y excepcionales que, porlo pronto, no pueden encajarse nitampoco definirse en el ámbito deuna conducta colectiva. En estesentido, carece de importancia elque Juan Martín, el Empecinado,antes incluso de mayo de 1808,interceptara junto a dos indivi-duos, cerca de Honrubia del Pinar,a un correo francés que transitabapor el camino real de Burgos aMadrid;xviii como tampoco puedela tiene el que el día 5 del mismomes un grupo de vecinos de laCarolina atacara en el paso deDespeñaperros a “ciento cincuen-ta franceses que con un oficial debastante graduación iban abrien-do la marcha a un convoy de arti-llería y equipajes que se remitíande Madrid al exército francés”, xix

esto es, al II Corps d`observationde la Gironde del general Dupontde l`Étang.

En definitiva, el movi-miento guerrillero español no fueuna realidad manifiesta e incues-tionable, al menos hasta finales de1808. Prueba de ello es que preci-samente fue entonces cuando elfenómeno de la guerrilla atrajo laatención de la Junta SupremaCentral (órgano soberano por laacefalía de la monarquía borbóni-

ca en España) y comenzó a teneren cuenta las posibilidades bélicasque podría tener la guerrilla en eldesarrollo de la guerra; y por ello,resolvió canalizar tan formidablepotencial bélico ejerciendo su con-trol y, como veremos a continua-ción, la dotó de un necesariosoporte legal que facultara su reco-nocimiento y legitimidad.

III.- REGLAMENTACIÓN DELA GUERRILLA

La promulgación de lasPrevenciones (6-6-1808).

Las guerrillas surgieron deforma espontánea y sin las normaspropias de unas fuerzas armadasregulares, pero con un único fin:expulsar al invasor francés. Portanto, ¿fue posible su reglamenta-ción desde el poder?; ¿pudieronarmonizarse las acciones de laguerra irregular con la regular oconvencional?; ¿resultó posibledar normas al guerrillero, cuyaactuación era tan diferente a la delmilitar del ejército regular? Todoello supuso la lucha reglamentadadel Pueblo al que Sheridan apelóante el Parlamento británico conestas palabras proféticas:“Napoleón no ha tenido queluchar hasta ahora más que conpríncipes y ministros. Ya es horade demostrarle lo que es lucharcontra un pueblo. Pido queInglaterra acuda en auxilio delpueblo español”. xx

Las anteriores interrogan-tes son las que han hecho que elmovimiento guerrillero se haya

mostrado durante mucho tiempocomo un fenómeno huidizo a losestudios e investigaciones. Pero apesar de su carácter espontáneo,no debe ser considerado en térmi-nos absolutos, y conviene desta-carse que su entusiasmo (tan criti-cado por el duque de Wellingtoncomo un defecto grave) y numero-sas acciones individuales, tanto demilitares como de paisanos decualquier condición, contribuye-ron de modo esencial a su naci-miento, a su mantenimiento y a sudesarrollo.

La propia espontaneidadtan característica del movimientoguerrillero creó el tópico de quelas partidas guerrilleras jamás seajustaron o se conformaron encontadas ocasiones con la regla-mentación emanada del poderlegítimo del Estado. Precisamente,éste es uno de los aspectos menosconocidos y cuya investigaciónsistemática está aún por hacer;aunque para ello será preciso tenersiempre en cuenta dos aspectosque confluyeron en la misma pro-blemática: la reglamentación deri-vada de las disposiciones legales yla regularización como consecuen-cia de las preocupaciones, órde-nes, sanciones y recompensas sali-das de los mandos superiores delos cuerpos regulares combatien-tes.

El primer precedente delegitimación de la guerrilla tienefecha: el lunes de Pascua dePentecostés (6-6-1808). Fue cuan-do tuvo lugar la primera resisten-cia urbana contra los franceses enValdepeñas, en venganza por

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haber incendiado la villa; y tam-bién se produjo en el Bruch la pri-mera victoria española al vencerlos somatenes a los franceses encombate irregular, cuando aún enel resto de España no existía unainstitución análoga y por tanto nohabía habido tiempo suficientepara que el levantamiento se tradu-jera en acciones bélicas semejan-tes.

Aquel mismo día, la JuntaSuprema de Gobierno de España eIndias (la Junta de Sevilla) declaróla guerra a Napoleón y ordenó atodos los españoles que hostigarane hicieran el mayor daño posible alas tropas invasoras según lasleyes de la guerra.xxi

Este primer precedente fuecompletado por un escrito tituladoPrevenciones (6-6-1808), cuyosdestinatarios fueron “todos losespañoles”, para que supieran quémedidas tenían que adoptar en losucesivo para combatir al enemi-go. En dicho documento se acon-sejó: “evitar acciones generales”;acometer a los contrarios pormedio de partidas sueltas; nodejarlos descansar ni un solomomento; estar siempre sobre sus“flancos y retaguardia”; fatigarlosmediante el hambre, “interceptan-do sus convoyes” y destruyendosus almacenes; “cortarles todacomunicación” entre Portugal yEspaña y entre España y Francia;atrincherar todos los puntos quepor su naturaleza sean fuertes, yaprovechar, en fin, todos los acci-dentes que con su terreno ofrece laPenínsula para la “defensa”, consus ríos, torrentes y cadenas de

montañas que por todas sus partesla cruzan. xxii

Este documento representóla instauración de la guerra de par-tidas, esto es, la guerra de guerri-llas o irregular, a la que se quisodar una significación política queserá polémica hasta nuestros días.El último artículo de lasPrevenciones quedó así formula-do: “Se cuidará de hacer entendery persuadir a la nación que libres,como esperamos, de esta cruelguerra, a que nos han forzado losfranceses, y puestos en tranquili-dad, y restituido al trono nuestrorey y señor Fernando VII, bajo él ypor él se convocarán Cortes, sereformarán los abusos y se esta-blecerán leyes que el tiempo y laexperiencia dicten para el bienpúblico y felicidad; cosas quesabemos hacer los españoles, sin

necesidad de que vengan los [...]franceses a enseñárnoslas”. xxiii

El Manifiesto de la Junta CentralSuprema (26-10-1808).

La Junta Suprema deGobierno del Reino, constituida el28 de mayo de 1808 y que actuócomo órgano supremo nacional (aligual que numerosas juntas pro-vinciales), desarrolló una granactividad por estas fechas, supover con clarividencia lo que será laguerra de guerrillas y envió men-sajeros a numerosas ciudadesandaluzas y extremeñas. Lo hizosobre todo a Cádiz y Algeciras(Campo de San Roque), porqueallí se hallaban concentrados losdos núcleos de fuerzas militaresmás importantes de todaAndalucía y quería que los genera-

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les Francisco María Solano yFrancisco Javier Castaños, sus res-pectivos jefes, se sumaran allevantamiento que se había inicia-do en Sevilla (26-5-1808).Además, ordenó el alistamientoforzoso de solteros, casados y viu-dos sin hijos, cuya edad estuvieracomprendida entre los 16 y 45años de edad.

El triunfo en la célebrebatalla de Bailén (19-8-1808) fueconseguido por 400.000 hombresde tropas regulares españolas alque se unió el pueblo andaluz enarmas. xxiv Por ello, en esta victo-ria, se dio la presencia y la actua-ción de fuerzas regulares en uniónde un pequeño núcleo de volunta-rios e “irregulares”. Por otra parte,aunque Bailén fue una batalla con-forme a las normas de la guerraregular, dirigida y ejecutada en sumayor parte por profesionales dela Milicia, tal consideración noresulta absolutamente fiel si notenemos en cuenta las considera-ciones siguientes:Dupont emprendió su imprudenteexpedición a Andalucía porqueNapoleón había cometido el graveerror político de no haber previstoel alzamiento español. Tal errorgravitó negativamente durantetoda su campaña militar enEspaña.Dupont y Vedel cometieron enor-

mes errores estratégicos y tácticos.Entre muchos otros, y por su rela-ción con la guerra irregular, debe-mos destacar la inclusión de laDivisión Vedel en las capitulacio-nes, cuando en realidad pudohaberse retirado sin problema

alguno. Si no se hizo fue porqueambos creyeron que toda LaMancha se había sublevado, cuan-do en realidad, tras la resistenciaheroica de Valdepeñas (6-6-1808),sólo habían algunas partidas malarmadas que sólo de forma esporá-dica capturaban correos o convo-yes con muy escasa escolta.La derrota francesa en Bailén no

tuvo precedentes en los anales delImperio napoleónico.No fue batalla decisiva por losefectivos de cada bando, comotampoco por las pérdidas france-sas. En cierto modo, la victoria españo-la en Bailén se debió especialmen-te a los errores de los franceses,más que a los aciertos de los espa-ñoles. La perfecta ejecución del plan dePorcuna, el comportamiento de lossoldados y mandos subordinados,la eficacia de la artillería, y sobretodo, las excelentes dotes diplo-máticas del general FranciscoJavier Castaños, hicieron que lavictoria del ejército regular espa-ñol en Bailén acarrease el fracasorotundo de los planes napoleóni-cos en la primera campaña de1808, ya que supuso la precipitadaevacuación francesa de Madrid yla retirada general de las tropasfrancesas a la línea del Ebro.La mayoría de las fuerzas españo-las que combatieron en Bailénestuvieron compuestas en un 82por 100 de soldados veteranos; ylos dos únicos cuerpos de nuevacreación que entraron a formarparte del ejército de Andalucíafueron: 3 batallones de voluntariosde Granada, el de cazadores de

Antequera y 2 secciones de lance-ros de Utrera y Jerez (los famosos“garrochistas”), que sumaron untotal de 1.903 hombres.

Como consecuencia de lavictoria en Bailén, protagonizadapor el ejército regular, la Junta deSevilla, y luego la Junta CentralSuprema Gubernativa del Reino,creyeron necesario concentrar elpoder político en una única institu-ción. Tras un tenaz enfrentamientocon otras juntas provinciales, laJunta Suprema Central trató deregularizar la guerra al considerarque se podría vencer a los ejércitosnapoleónicos en batallas conven-cionales, tal como había sucedidoen Bailén. Precisamente ése fue elverdadero sentido del Manifiestode la Junta Suprema Central (26-10-1808), que se puso en circula-ción el día 10 de noviembre de1808 y seguramente fue redactadopor Manuel José Quintana, oficialmayor de la Secretaría de la JuntaCentral Suprema Gubernativa delReino.

Dentro de la propia con-cepción del modo de conducir laguerra que tenía la Junta CentralSuprema, parece lógico que elManifiesto resultara un precedentemuy negativo para el sistema deguerrillas que la Junta de Sevillahabía propugnado en lasPrevenciones (6-06-1808), ante lasituación general y, sobre todo, lagran desconfianza que existía en elEjército y cuyos mandos se mos-traban a menudo indecisos ante lanueva situación política. Lo másimportante es que en el Manifiestono hubo referencia alguna a la

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guerra irregular, tal como si verda-deramente no existiera la guerra deguerrillas, cuando en realidad yaexistía por entonces en pequeñaescala al haber iniciado su andadu-ra Juan Martín Díaz elEmpecinado, el cura Merino, lossomatenes catalanes, algunosnúcleos urbanos y gran número deguerrilleros. Además, si la Junta deSevilla en las Prevenciones del 6de junio se había trazado comoobjetivo el alcanzar un fin de pro-porciones moderadas en la luchacontra los imperiales franceses, laJunta Central Suprema en elManifiesto del 26 de octubre fuemás allá en sus pretensiones y sepropuso de forma triunfal el“arrojar al enemigo más allá delos Pirineos”.

En líneas generales, puededecirse que por entonces había trestipos de guerrillas: las militares,las civiles y las de Cruzada:Las guerrillas militares. Estabanconstituidas por oficiales y solda-dos del Ejército regular que nopodían o no querían incorporarse asus unidades vencidas, o que pro-cedían de ciudades situadas. Seacual fuere el caso, estaban forma-das por militares convertidos enguerrilleros que trataban de nocaer prisioneros del enemigo. Eneste grupo se incluían las guerri-llas que estaban constituidas porantiguas fuerzas de seguridadpública, a menudo formadas porsoldados veteranos que se convir-tieron en núcleos catalizadores departidas.Las guerrillas civiles. Eran lasguerrillas más puras y las máscaracterísticas. En su gran mayoría

estaban capitaneadas por hombresno militares. Muchas de ellas(sobre todo las que se iban hacien-do más numerosas), se vieronafectadas de un proceso de regula-rización que desdibujó sus líneasoriginarias. Las partidas de Cruzada. Eranguerrillas que tenían por jefe a unclérigo.

Durante la Guerra de laIndependencia, la Junta CentralSuprema Gubernativa del Reinodio una reglamentación constantey permanente para todas estas gue-rrillas, desde sus pasos inicialeshasta su transformación en tropasregulares, quedando éstas sujetasde forma estricta y militar. Dichalegislación no tuvo otro fin quefomentarlas, organizarlas y estruc-turarlas con un mínimo sentidomilitar, ya que, como vimos, habí-an comenzado a combatir antes depromulgarse sus reglamentos.

En el Archivo HistóricoNacional de Madrid se conservandocumentos de quienes queríanformar guerrillas y dirigían supetición a la Junta CentralSuprema Gubernativa del Reinopara conseguir ayudas de todotipo. xxv La respuesta solía ser casisiempre la misma: póngase de

acuerdo con la Junta Provincial desu lugar y con el general en jefecorrespondiente. Por tanto, hayque destacar que no hubo una acti-tud de dejarlo todo a la improvisa-ción, aunque por supuesto ello noimpidió el que cada guerrillaactuara con un alto grado de liber-tad y sin perder su aura románticay una elevada dosis de audacia,astucia y de ser implacable con elenemigo al hostigar sus retaguar-dias por sorpresa con golpes durosy certeros, apoderándose de con-voyes con alimentos y dineros einterceptar los correos imperialesy de los generales franceses.

El propio curso de la gue-rra provocó el traslado de la JuntaCentral a Sevilla y el que oficial-mente se tuviera de nuevo encuenta a las guerrillas. Poco des-pués de la derrota francesa enBailén (19-08-1808), la alianzafranco-rusa se ratificó y renovómediante el tratado de Erfurt (12-10-1808), aunque no satisfizo aNapoleón; y como la victoria espa-ñola en Bailén infundió descon-fianza en el zar Alejandro I deRusia, Napoleón se vio forzado aintentar solucionar el problemaespañol lo antes posible para luegoenfrentarse a Austria, por lo que sepuso personalmente al frente delas tropas imperiales invasoras (6-11-1808). Por entonces su herma-no José I había evacuado Madrid yse hallaba en la línea del Ebro;Moncey se había replegado deValencia sin haber logrado tomarla ciudad; Lefebvre y Verdier habí-an fracasado en el primer sitio deZaragoza; y los portugueses, juntocon las tropas inglesas, habían

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Apoyo de la iglesia a la guerrilla

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hecho capitular a Junot en Cintra.Pese al panorama tan poco

halagüeño para los franceses en laPenínsula, Napoleón logró cam-biar el curso de la guerra. En efec-to, si bien el Ejército español de laIzquierda que estaba a las órdenesdel general Joaquín Blake habíasido barrido en Zarnoza (31-10-1808) unos días antes de queNapoleón asumiera el mandodirecto de sus tropas, luego lasbatallas se contaron por victoriasnapoleónicas una tras otra, talcomo antes quedó reseñado: lavictoria del general AntoineCharles Lasalle en Gamonal (10-11-1808) sobre el Ejército deExtremadura, a las órdenes delconde de Belveder; la I CuerpoImperial del mariscal ClaudePerrin Victor en Espinosa de losMonteros (11-11-1808) sobre elEjército de la Izquierda, a lasórdenes del general Joaquín Blake;la del mariscal Jean Lannes enTudela (23-11-1808) sobre elEjército del Centro y de Reserva,al mando del general FranciscoJavier Castaños; la del coronelVicent Corvin Krasinski en losaltos de Somosierra (el mismo día)con su regimiento de CaballeríaLigera polaca sobre las fuerzasespañolas del general Benito SanJuan; y además, por si fuera poco,Napoleón se apoderó de Madrid(4-12-1808). A todo ello podría-mos añadir la retirada de las tropasbritánicas del general John Moore,que tuvieron que dirigirse a LaCoruña para ser embarcadas y asílo hicieron, no sin antes su propiojefe en la batalla de Elvira; laderrota del general Vives, que se

vio forzado a tener que levantar elsitio de Barcelona; y el segundositio de Zaragoza (20-12-1808/21-02-1809), que capituló ante losfranceses tras su conocida y heroi-ca resistencia.

Reglamento de Partidas yCuadrillas (28-12-1808).

Al cambiar de forma tanradical el curso de la guerra desdeoctubre hasta diciembre de 1808,la confianza que había generado lavictoria en Bailén desapareció porcompleto; y en consecuencia, laJunta Central SupremaGubernativa del Reino decidiófijar su residencia en Sevilla el 17de diciembre de 1808. Aquelmismo día su Presidente, el condede Floridablanca, reglamentó porvez primera la guerrilla medianteel Reglamento de Partidas yCuadrillas, que dictó unos díasdespués (28-12-1808) con exposi-ción de motivos, 34 artículos y unprecepto general final.

Este Reglamento nació conel pretendido carácter de “cartamagna” del movimiento guerrille-ro recién eclosionado; pero sobretodo, tenemos que destacar suespíritu y su carácter militar, yaque concibió y prescribió un pro-yecto guerrillero ajustado perfec-tamente a la estructura castrense.En ese sentido, el Reglamento pre-vió un modelo de guerrilla sujeto alas ordenanzas militares y someti-do a un orden jerárquico de man-dos; lo cual puso de manifiestoque las guerrillas no podían enmodo alguno actuar por su cuentay al margen del Ejército regular.

Asimismo, resulta muyimportante destacar que en esteprimer reglamento no se habló de“guerrillas” ni tampoco de guerri-lleros”, sino de “partidas” y “cua-drillas”. Téngase en cuenta quehasta bien entrada la Guerra de laIndependencia, la guerrilla habíaconsistido en una línea de tirado-res cuya misión había sido hostili-zar al enemigo por el frente o porlos flancos; mientras que la partidahabía sido la tropa ligera que sehabía encargado de las descubier-tas y escaramuzas. Además, hastaentonces se había llamado “parti-das” a las guerrillas y “cuadrillas”a aquellas guerrillas que estabanespecíficamente formadas porcontrabandistas “de mar y de tie-rra”.

De acuerdo con elReglamento de Partidas yCuadrillas, ambas quedaron for-madas por “cincuenta hombres dea caballo poco más o menos, yotros tantos de a pie”; como tam-bién por sólo hombres deInfantería o de Caballería (art.1º).xxvi

Los cuadros de mandos delas partidas se dispusieron con unaorganización piramidal, conformeal patrón regimental, y quedaronconstituidos por “un jefe con eltítulo de comandante, un segundo,dos subalternos más a caballo ytres de a pie”. El comandantetenía la graduación de alférez deCaballería, y el segundo coman-dante, de sargento primero; y encuanto a los subalternos de a pie,uno de sargento segundo, otro de

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cabo primero y el otro de cabosegundo. Todos ellos con asigna-ciones salariales oscilantes entrelos 15 y los 6 reales diarios.xxvii

Las partidas quedaronencuadradas, con cierta flexibili-dad, como unidades irregularesdentro de la estructura de los ejér-citos de operaciones (artos. 24º y28º), “para evitar desórdenes” y“operar con más ventaja sobre elenemigo”. A tal fin se previó dis-tribuirlas en “las divisiones de losejércitos a las órdenes de suscorrespondientes generales, asícomo el nombramiento de unjefe...”, que ostentaría el mando de“las partidas agregadas a su divi-sión”. xxviii

Este primer reglamentotambién trató sobre muy diversosaspectos y cometidos: las misionesy elementales normas tácticas(artos. 22º-23º); el evitar que elenemigo realizara saqueos en lospueblos e impusiera contribucio-nes (art. 22º); que operaran con lamayor autonomía y libertad posi-bles (art. 27º), aunque dentro de loque las permitía su agregación alas Divisiones del Ejército y suabsoluta dependencia jerárquica alos generales correspondientes,como quedó antes reseñado; quelos miembros de las partidas estu-vieran motivados; el reparto delbotín y sus excepciones (artos.15º-17º); aprovisionamiento; etc.

Pero lo más sorprendentede entre todas las novedades intro-ducidas en el Reglamento dePartidas y Cuadrillas fue que laJunta Central SupremaGubernativa del Reino admitió la

inclusión de elementos delictivosen las partidas y ofreció indulgen-cia a cambio de beligerancia con-tra los franceses.

Este reglamento aplicó lasmismas normas a las cuadrillas enun intento de organizar a los con-trabandistas que venían hastaentonces actuando “con graveperjuicio de la Real Hacienda”.Como había que legitimarlos, serecurrió a la fórmula pintoresca deconsiderarlos como personas de“distinguido valor e intrepidez” yposeedoras de “talentos militarescon que les dotó la naturaleza”,pero que, “por falta de un objetocon que desplegar(los) se handedicado al contrabando”; portanto, se les proporcionó “lacarrera gloriosa y utilísima alEstado que le presentan las cir-cunstancias actuales”.

Básicamente se trató de unaredención de los delincuentes porla vía del indulto: “A todo contra-bandista de mar o tierra que en eltérmino de ocho días se presente

para servir en alguna Cuadrillaante cualquier Juez Militar oPolítico de Partido. O Gefe delExército, se le perdonará el delitocometido contra las RentasReales, y si se presenta con caba-llo y armas se le pagará uno y otropor su justo valor” (art. 30º). xxix

Así pues, además del indulto, elReglamento les ofreció otrosincentivos: pagarles su caballo ysus armas, así como también “losefectivos del contrabando” quetuvieran “por despachar”.

Su sueldo fue el mismo queel de miembros de las partidas,pero a diferencia de éstas, las cua-drillas carecieron de grados milita-res, por lo que a su comandante sele llamó simplemente “cuadrille-ro”; y dicha denominación no eranueva, ya que según elDiccionario Militar de JoséAlmirante, así se llamaba en laEdad Media al repartidor del botínen una incursión militar. xxx

Conviene insistir en que lamayoría de los artículos delReglamento son claro reflejo delenorme empeño que se pusoentonces para que las partidas que-daran organizadas y ajustadas a laestructura castrense; por ello, sepuso especial atención a la disci-plina. Su art. 13º estableció: “Enla subordinación de unas clases aotras se observarán las mismasreglas que en la tropa viva” (latropa permanente al ser institucio-nalizada, a diferencia de la que nolo era); y también que las faltas ydelitos se castigarán con arreglo alas Reales Ordenanzas. Y en lo querespecta a las recompensas, su art.

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Guerrillero Juan Palarea “El Médico”

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19º trató sobre los ascensos de lospartidarios “a sus inmediatas cla-ses” y “otras ventajas proporcio-nadas a sus méritos”.

El art. 19º fijó que la elec-ción de las armas y de los arreos delos caballos de las partidas queda-ba reservada a sus comandantes.

Aunque en principio cadauno pudo llevar el traje que quisie-ra, el art. 18 especificó que las par-tidas podrían reservar una parte delos botines hechos al enemigo paracostearse un uniforme particularde la partida y a satisfacción de lamisma.

Sin embargo, la reglamen-tación guerrillera siempre tuvo elcontradictorio problema de la des-erción, puesto que las propias par-tidas desde el mismo alzamientodel 2 de mayo de 1808 se nutrieronde soldados cuyos mandos, prime-ro en Madrid y luego en el resto deEspaña, se habían inhibido de lalucha o se hallaban indecisos. Mástarde, las derrotas españolas ante-riores a Bailén crearon un verda-dero aluvión de desertores,muchos de ellos se alistaron en laspartidas para no caer prisionerosde los franceses o por desconfian-za hacia sus propios mandos mili-tares. Por tales circunstancias y,sobre todo, con el fin de evitar lasdeserciones y la propia desorgani-zación de los ejércitos, el artículo22 (el más difícil de cumplir) esta-bleció de forma categórica que“no podrán servir en las partidaslos alistados y sorteados”.

El Reglamento de Partidasy Cuadrillas de 1808 tuvo unaenorme trascendencia histórica, yaque constituyó el primer intento de

reglamentación de las guerrillas yde legitimación de un modo deguerra irregular o inusual que elEstado consagró ante la inferiori-dad manifiesta del ejército españolfrente al napoleónico. Creemosque su concepción fue en sí unacierto de la Junta CentralSuprema Gubernativa del Reinoen cuanto a que logró llevar a lapráctica la estrategia de la aproxi-mación indirecta que será lo quedislocará el equilibrio psicológicodel mando enemigo. No obstante,también hay que añadir que laincorporación de contrabandistasen las cuadrillas supuso en reali-dad más riesgos que ventajas yresultó por tanto una torpeza porparte de la Junta Central Suprema.Las insumisiones y rechazos hicie-ron finalmente fracasar los propó-sitos de regular la acción del movi-miento guerrillero y que elReglamento de 1808 careciera porcompleto de efectividad; y segúnla mayoría de los historiadores, talfracaso hizo que se dictara otranormativa reguladora cuando sólohabían pasado tres meses y mediode la publicación del Reglamento:la Instrucción que Su Majestad seha dignado aprobar para el CorsoTerrestre contra los exércitos fran-ceses (17-04-1809).

Lo más curioso fue que,pese a su fracaso, el Reglamentode Partidas y Cuadrillas no fuederogado y conservó su vigencia ala vez que la mencionadaInstrucción de 1809. Por tanto, sedio la paradoja de que ambas dis-posiciones se aplicaron al mismotiempo y dio lugar a una triple cir-cunstancia: unas guerrillas se ins-

piraron en el Reglamento, otras seorganizaron mientras laInstrucción no había sido suficien-temente difundida, y otras nacie-ron bajo el impulso de laInstrucción.

Dada la situación generaly los medios que entonces se dis-ponían, no hubo tiempo suficientepara que el Reglamento dePartidas y Cuadrillas pudiera serconocido de forma general. Peroademás, muchas de las primerasguerrillas (las de 1808) tuvieronuna corta existencia y otrasmuchas se disolvieron tras la enga-ñosa victoria de Bailén (19-08-1808). Así pues, las guerrillas sólose afianzaron y crecieron en elescenario de la guerra a partir del14 de abril de 1809 y no antes.Años después, cuando terminó laGuerra de la Independencia(1814), se consideró vigente elReglamento de Partidas yCuadrillas para poder fundamen-tar jurídicamente la difícil liquida-ción de las partidas de guerrilla; esdecir, el origen normativo delfenómeno guerrillero estuvo parael legislador absolutista de 1814en el reglamento y no en la poste-rior instrucción que veremos acontinuación.

Instrucción que Su Majestad seha dignado aprobar para el CorsoTerrestre contra los exércitosfranceses (17-04-1809).

Juan Priego López en suobra Guerra de la Independencia,1808-1814 (Madrid, 1972) sinteti-za muy bien la situación generalexistente en España desde octubre

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de 1808: “Todos nuestros ejércitosquedaron desbaratados en pocotiempo por la superioridad com-bativa de las tropas imperiales,que ocuparon extensas zonas denuestro territorio, incluyendo lascapitales más importantes. Pero nilos catalanes ni el resto de losespañoles se desalentaron por talcúmulo de desastres, sino quesiguieron oponiéndose con tenaci-dad a la invasión extranjera, tantoen los campos de batalla como enla defensa de las plazas y median-te la incansable actividad de lasguerrillas o partidas sueltas quepululaban por doquier en la reta-guardia enemiga”. xxxi

Pese al fracaso del mencio-nado Reglamento de 1808, lossucesivos gobiernos españolesjamás renunciaron a regular laexistencia del fenómeno guerrille-ro. Así, ante los pobres resultadosdel Reglamento del 28 de diciem-bre de 1808, que fue la primeranormativa regularizadora, la JuntaCentral Suprema y Gobernativadel Reino decidió volver a inten-tarlo y el 17 de abril del añosiguiente puso en circulación otrocorpus legislativo con el título deInstrucción que Su Majestad se hadignado aprobar para el CorsoTerrestre contra los exércitos fran-ceses (17-04-1809).

Este nuevo e importantedocumento legislativo propuso la“guerra total” y para ello recurrió aun procedimiento de caráctermarítimo, secularmente empleadopor naves mercantes para perse-guir a los piratas y a los barcosenemigos. En definitiva, lo que

hizo la Junta Central Suprema fuetrasladar tierra adentro una moda-lidad de guerra que hasta entonceshabía sido propia del mar e identi-ficó las figuras del “corsario” y el“guerrillero”. Compuesta por unaexposición de motivos de más detres folios y 18 artículos breves,esta Instrucción para el CorsoTerrestre no sólo fue el origen deuna normativa excepcional que seprodujo de pronto ante una situa-ción tan crítica, sino también laculminación de un proceso que sehabía iniciado en las citadasPrevenciones, que nació con elReglamento de 1808 y que tuvouna fuerza mayor que las tres dis-posiciones anteriores dictadas porla Junta Central SupremaGubernativa del Reino y que estu-vieron más o menos relacionadascon la guerrilla, aunque no deforma específica para ella: elReglamento para la reducción yreforma de las Juntas Provinciales(1-1-1809), la Real Orden de laJunta Central (28-2-1809) y ElManifiesto (20-3-1809).

A) El Reglamento para lareducción y reformade las JuntasProvinciales (1-1-1809).

Este Reglamento enco-mendó a las Juntas Provinciales:las contribuciones extraordinarias;la requisa de armamento, caballosy vestuario; el alistamiento; dona-tivos; y todos los recursos necesa-rios para el incremento de la resis-tencia y el patriotismo. Todo ellomuy esencial para la propia super-

vivencia de las guerrillas.xxxii

B) Real Orden de la JuntaCentral (28-2-1809).

Esta Real Orden refrendóun bando de la Junta Provincial deValencia. xxxiii Por ella se animó ainfringir al enemigo el mayor dañoposible y estipuló que cualquierparticular que se apropiara dearmas, víveres, caballos, dinero,etc. del enemigo obtendría su pro-piedad y la Real Hacienda sólo sereservaría el derecho de preferen-cia para adquirir armas y caballos.Tal liberal regulación de las presassobrepasó con creces lo que podríaestimarse como botín de guerra, yaque de acuerdo con el Reglamentode 1808 el botín había pertenecidoa los partidarios, mientras que porla Real Orden pudo tomarlo “cual-quier particular”; y si en elReglamento las “armas, caballos,municiones, víveres, carros ycaballerías” se había establecidoque tenían que entregarse a laHacienda mediante el pago de suprecio, en esta Real Orden tan sólose especificaron los “cañones,armas y caballos”.xxxiv

C) El Manifiesto (20-3-1809).

Este documento fuedirigido a los generales deNapoleón. En él se defendió a losguerrilleros, se criticó a los gene-rales franceses por el sadismo conque los prisioneros eran maltrata-dos por sus soldados imperiales, yse les recordó que todos los espa-ñoles eran “soldados de lapatria”. xxxv

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D) Instrucción que SuMajestad se ha digna-do aprobar para elCorso Terrestre contralos exércitos franceses(17-04-1809).

Si el Reglamento de 1808había significado un decidido pro-pósito de militarizar las partidas, laInstrucción de 1809 intentó regu-larizar las guerrillas y, entre susmotivaciones para endurecer laguerra, hubo una de una enormetrascendencia histórica con la quejustificó en su preámbulo la propiaexistencia de la guerrilla:“Habiendo conseguido Napoleónpor artes más baxas (sic) y vilesdestruir y desorganizar la fuerzamilitar de España…, ¿no es bienclaro que es preciso que seanPaisanos (sic) los que se reúnanahora para combatir sus hues-tes?”.

Su objetivo principal fueprovocar el mayor quebranto posi-ble a los ejércitos napoleónicos,dirigiendo sus golpes sobre losabastecimientos y las comunica-ciones. En primer lugar, no pode-mos olvidar que el ejército españolhabía demostrando hasta entoncessu limitada eficacia y que la inicialactitud insegura de las autoridadesen mayo de 1808 había frustradouna posible resistencia organizaday a veces desesperada del Pueblo.Y en segundo lugar, tales circuns-tancias promovieron que estaInstrucción fuera mucho másexpeditiva y cruel que el anteriorReglamento de 1808. Además, sereconoció que aunque no había

habido tiempo suficiente parapoder uniformar y regimentar a losespañoles, todos tenían la condi-ción de soldados. Es decir, todoespañol estaba obligado a comba-tir al enemigo de la forma quefuere.

Uno de los mayores pro-blemas que hasta entonces habíatenido la Junta Central SupremaGubernativa del Reino fue el esti-mular la intervención de los gue-rrilleros en la contienda. Por eso,la Instrucción de 1809 en su art. 8ºhace referencia al empleo de la“patente de corso” y en su art. 9ºofreció derechos sobre el botín alos guerrilleros, aclarando ademásque debería ser considerado “estegénero de guerra como el de corsoen la mar”, ya que, según la doc-trina tradicional de la guerra marí-tima, el corso tenía como fin prin-cipal el anular las comunicacionesde los enemigos y dificultar el queéstos pudieran obtener “los víveresy los demás medios para subsistiren el País…”.xxxvi

En lo referente al botín, suart. 9º fue muy claro: “Las utilida-

des procedentes del botín de laspequeñas acciones en que puedanocupar estas Cuadrillas, es seránpropias y privativas; y se reparti-rán entre los individuos segúnhayan acordado o tengan por con-veniente, por deberse considerareste género de guerra como el decorso en la mar”. xxxvii Ante tantentadora oferta, a diferencia delReglamento de 1808, nacieronalgunas partidas dispuestas a com-batir a los franceses bajo las reglasprescritas de este documento legis-lativo y, entre todas ellas, quizás elcaso más representativo lo consti-tuyó el cuerpo franco que organizóMartín Javier Mina, alias el Mozo,que recibió el nombre de CorsoTerrestre de Navarra. Pero las uni-dades corsarias que combatieron alos franceses, lo hicieron sin cola-borar con las fuerzas regulares ypor ello resultaron un fracaso ennuestra Guerra de laIndependencia. xxxviii

En su capítulo dedicado ala organización, los preceptos seredujeron a admitir el combatientesolitario y el que los paisanospudieran reunirse en “Quadrillas(sic) de pie o de caballo” y a ele-gir “como sería acertado, Cabosparticulares de ellas”. Los comba-tientes solitarios fueron la consa-gración de los “caza-correos”,aquellos que apuntaron, comodecía el cura Merino, “a los másmajos”. En cuanto a las cuadrillasque se formaron en “lasProvincias no ocupadas ni próxi-mas a las tropas francesas”, éstasse llamaron “quadrillas o compa-ñías”, contaron con mayores efec-

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tivos y estuvieron formadas portodo propietario o hacendado ricoque, “excitado de su amor a laReligión y a la Patria, quisieraservirla en este particular ramo dela guerra…”. Además, a diferen-cia de las formadas en territorioocupado, necesitaron solicitar “elpermiso de la Justicia respectiva”;y si a las autoridades les constabala buena conducta de los peticio-narios, se proveyó a éstos, comoespecificaba la Instrucción, del“pasaporte correspondiente paraque puedan trasladarse sin sermolestados a donde resida el ene-migo”, sin tener que dar cuenta alas respectivas Juntas Provincialespara que éstas lo hicieran a su veza la Junta Central Suprema.

Pero por otra parte convie-ne asimismo destacar que el come-tido de los mandos militares fuemucho menor en la Instrucción de1809 que en el Reglamento delaño anterior. Consistió en recom-pensar directamente a las partidaspor sus servicios en el ámbito de lainformación sobre el enemigo ynotificar a la Junta CentralSuprema de sus méritos con elmismo fin de que “se premien losservicios”. La información a laque se refirió la instrucción fueaquella que pudo ser explotada deinmediato por las cuadrillas, y enese sentido las guerrillas propor-cionaron a las fuerzas irregularesuna “información de contacto”extremadamente valiosa, mientrasque las demás necesidades infor-mativas fueron por lo general pro-porcionadas por las autoridades ypor el pueblo.

La instrucción recomendó

al “General en Gefe del Exércitomás inmediato, a quien deberánpresentar la balija” (sic), dar a lacuadrilla una gratificación extrasegún “la entidad de la correspon-dencia aprehendida y de laacción”. En cuanto a los correos,objetivo principal de la lucha irre-gular, además de la gratificacióndel general se estableció que lascartas se pagarían a medio realuna, y a cuatro reales si eran plie-gos de excepción. Las Memoriasdel general Jean Baptiste deMarbot (París, 1891) constituyenuna fuente muy importante para elestudio de nuestra Guerra de laIndependencia; y en ellas, el barónde Marbot reunió un gran númerode testimonios importantes y rela-tó numerosos casos de ataques dela guerrilla a los correos franceses.

Otro aspecto curioso y quenos parece interesante es que si enel Reglamento de 1808 el repartodel botín se había determinado enproporción a la paga, las cuadrillasde acuerdo con la Instrucción de1809 no tuvieron paga alguna nitampoco grados militares, y el

botín se repartió “según se hayaacordado o tengan por convenien-te, por deberse considerar estegénero de guerra como el Corsoen la mar”.

Veamos ahora la tipologíadel movimiento guerrillero haciala primavera de 1810; por tanto, unaño después de haberse promulga-do la Instrucción para el CorsoTerrestre. Por entonces, la partiday la cuadrilla eran las dos forma-ciones guerrilleras más frecuentes.

Partida: Grupo de hom-bres patriotas sin tacha que se“echaron al monte” por razonespatrióticas y éticas, quedando a lasórdenes de un cabecilla con ascen-dencia en función del origen socialo del oficio. Careció de uniformi-dad, puesto que la alpargata, elsombrero y la zamarra o zurrón seconjugaron con el trabuco, elpuñal y la navaja, antes de que laescopeta o el fusil fueran arrebata-dos al enemigo y otras prendasmilitares le dieran un cierto aspec-to de tropa regular.

Cuadrilla: Grupo de hom-bres fuera de la ley común debidoa la práctica del contrabando otrueque de mercancías, y que, unavez amnistiados, combatieron con-tra los franceses con gran capaci-dad para moverse por caminosdifíciles y desconocidos por elenemigo.

Aunque si generalizamos,convendría recordar que las prime-ras organizaciones guerrillerasfueron en realidad el somatén y losmiqueletes, que fueron agrupacio-nes cívico-militares de origen muyantiguo como quedó antes reseña-do. El somatén era una milicia

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Jean Baptiste de Marbot

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urbana formada por el pueblo enmasa y que era convocada enmomentos de peligro o calamidadpública; mientras que los miquele-tes era una guardia cívica formadapor hombres elegidos entre losmás jóvenes y mejor dotados, concapacidad de encuadramiento enunidades similares a las delEjército regular. Si en Cataluña laanimadversión contra el francéstomó el carácter de lucha generalfue por la combinación acertada delos miqueletes y del somatén,capaces de aglutinar a los pueblospara oponer una dura y eficazresistencia, y que, como vimos,éstos contaron con la ventaja dehaber participado como volunta-rios en la anterior guerra delRosellón.

Hubo también otras agru-paciones guerrilleras:

Compañía honrada (o dehonor): Milicia estable y seleccio-nada para defender algo de valor.El somatén pudo actuar comofuerza de reserva de esta compa-ñía.

Cruzada: Partida con nota-ble participación de eclesiásticos yseminaristas que se organizó a ini-ciativa del Nuncio de Su Santidad,ostentó visiblemente la insignia dela cruz y se acogió al patronazgode la Virgen del Pilar, de Santiago,de San Pedro, etc.

Cuerpo franco: Fue elnuevo nombre que tuvo la partidatras la promulgación de laConstitución de Cádiz (1812), conel fin de restaurar su prestigiocomo fuerzas de orden, de escoltay de respeto de la propiedad.

Corso terrestre: Se derivó

de la aplicación de la normativadel corso marítimo a los caminos.En aquellas zonas alejadas delcontrol de las autoridades se facili-tó la entrega de patentes a gruposque poseían caballo en propiedado vivienda para vigilar el tráfico depersonas y mercancías por unazona.

Cazador rural: Grupo de20 ó 30 hacendados rurales debuena conducta y fama intachable,equipados por ellos mismos y quenormalmente estuvo a las órdenesde militares de carrera.

Todas estas organizacionesocasionaron un gran quebranto alenemigo invasor, al que obligarona estar siempre sobre las armas yexpuesto a continuos ataques,tanto en campo raso como enpuestos fortificados. Pla Caizol ensu obra Guerra de laIndependencia en Gerona y suscomarcas así lo confirma e inclusollega a considerar la guerrillacomo el factor decisivo que dio eltriunfo de la guerra contra los fran-ceses: “En Cataluña y en todaEspaña fueron los guerrilleros - ylos somatenes funcionaban comotales - los que en realidad ocasio-naron al fin la derrota de los bona-partistas en España, y desmorali-zaron a los mandos franceses ehicieron precarias todas las con-quistas del territorio que lograbael invasor, hasta el punto que lle-garon a dar al enemigo la sensa-ción de que sólo podía considerar-se dueño del territorio que pisa-ba”.

Los levantamientos fueronfrecuentes en todas aquellas pobla-ciones que sintieron la terrible

amenaza de caer en manos delenemigo. En todos estos lugares secrearon cuerpos de voluntarios conjóvenes patriotas que se alistaron através del procedimiento militar.Aunque conviene precisar que estaclase reclutamiento resultó impo-sible en las zonas ocupadas por losfranceses, de ahí que el pueblotuviera que recurrir al alzamientoaislado de sus fuerzas y al sistemay la táctica de las guerrillas, ya quenaturalmente no podía enfrentarseal poderoso ejército regular bona-partista.

El ingenio de todas las cla-ses sociales se sumó a la guerra deguerrillas en su organización,dirección y participación. Desdeun aristócrata como el barón deEroles a un profesor universitariocomo Juan Paralea y Blanes, aliasel Médico; o desde un clérigocomo Jerónimo Merino, el famosocura Merino, a un pastor de ovejascomo Gaspar Jáuregui, alias elPastor.

También las mujeres tuvie-ron una participación destacada enesta guerra irregular por su com-portamiento y aportación. Unasveces acompañó, impulsó o dirigióal varón, y en otras le auxilió convalor; pero siempre fortaleció suejemplar espíritu combativo. Basterecordar aquí sólo algunos nom-bres y hechos destacados: Lamujer de Cuevillas, que mató porsu mano a tres franceses en SantoDomingo de la Calzada mientrassu marido obligaba a la guarnicióna recluirse en el convento de SanFrancisco; Susana Claretona,quien compartió con su marido elmando de los somatenes de

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Capellades y en la célebre jornadadel 14 de marzo resistió trabuco enmano a los franceses, al igual quelo hicieron Magdalena Bofill yMargarita Tona Coll de Bruchy enValdrau; Martina la Vizcaína, quedemostró gran valor y serenidaden trances muy arriesgados; MaríaCatalina López, que se distinguióen la acción de Valverde, enExtremadura (18-2-1810);Francisca de Paula, y muchasotras.

Todas estas mujeres heroí-nas en el campo realizaron gestasanálogas a otras heroínas de lasciudades, como: Agustina deAragón en Zaragoza, Clara delRey y Manuela Malasaña enMadrid, y muchas otras cuyorecuerdo será siempre imperecede-ro y ocupará un lugar relevante enla historia de nuestra Guerra de laIndependencia.

El Reglamento para las partidaspatrióticas de don Luis Lacy (9-09-1811).

Si el Ejecutivo dio normascomo hemos visto, el Legislativotambién tuvo una permanente pre-ocupación por la guerra, a la queprestó una constante atención. ElParlamento constituido (24-9-1810) como Cortes Generales yExtraordinarias, las llamadasCortes de Cádiz, entendió, discu-tió y aprobó cuestiones referentesa la guerrilla. Comenzó a hacerloel 29 de octubre de 1810, al mes deestablecerse.

La primera de las cuatroRegencias del Reino se constituyópor Decreto de 27-01-1810 en

Cádiz, y a partir de entonces lassucesivas Regencias del Reinofueron las que dictaron las siguien-tes normas para las guerrillas: laOrden de Regencia (15-09-1811),el Reglamento para las partidaspatrióticas del general Luis Lucy(9-09-1811), el Reglamento paralas partidas de guerrilla (11-07-1912) xxxix y el Reglamento paralos cuerpos francos o partidas deguerrilla (28-04-1814). xl Aunqueresultó que la orientación que lossucesivos gobiernos españolespretendieron dar a las formacionesirregulares no fue lógicamente laque siguieron las guerrillas en sustrayectorias, ya que muy difícil-mente éstas pudieron avenirse anormativas contrarias a su natura-leza multiforme, heterogénea yversátil. Por tanto, resulta com-prensible que terminaran en fraca-so todas las pretensiones que hubode regular la actuación de las par-tidas guerrilleras.

Unos días después de laOrden de la Regencia (15-09-1811), que contenía varias preven-ciones para las partidas de guerri-

llas y tenía 11 artículos, xli laRegencia del Gobierno promulgóel Reglamento para las partidaspatrióticas de don Luis Lacy (9-09-1811), que estuvo compuestopor 15 artículos y fue concebidocon un sentido esencialmente mili-tar. xlii

El general Lacy, que sueleser calificado erróneamente comoguerrillero, dictó este Reglamentode 1811 en el que no empleó el tér-mino de guerrillas, sino el de“partidas patrióticas” o “parti-das sueltas de patriotas” para laspartidas (no así para las cuadrillas,que carecían del reconocimientooficial de los órganos guberna-mentales y mandos militares), conla intención de amoldar el primiti-vo Reglamento de 1808 al territo-rio que estaba bajo su mando.

Un aspecto muy singularde este Reglamento de Lacy fue laexistencia del tradicional somatén,que fue lo que al inicio de la gue-rra materializó el ardor de aquelloscombatientes que no eran propia-mente soldados. Fue una colabora-

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ción más de las muchas que, entrefuerzas regulares y guerrillas, gue-rrillas entre sí y ahora partidas ysomatenes, se dieron con regla-mentación o sin ella en nuestraGuerra de la Independencia.Según este Reglamento, “cesaráel servicio de Somatén luego queel servicio de Partidas puedaapostarse en los sitios convenien-tes”; es decir, el somatén actuabamientras no hubiera una partidaque hiciera el servicio. De estemodo, conforme la guerra se fuehaciendo cotidiana, el somaténvolvió a cumplir sus misionesespecíficas de siempre, sin que losque combatían en las tropas regu-lares o en la guerrilla pudieranacudir al mismo.

El Edicto General promulgadopor la Junta Provincial deBadajoz (Alburquerque, 29-4-1809): las partidas de Cruzada.

Uno de los guerrillerosespañoles más célebres de nuestraGuerra de la Independencia fueJerónimo Merino Cob, el curapárroco de la aldea de Villoviado(Lerma, Burgos), más conocidocomo el cura Merino. Tras su apa-rición atacando a combatientesaislados (10-8-1808), se encontróa mediados de abril de 1809 reali-zando acciones al frente de unaveintena de hombres. Al mismotiempo, refugiado en los pinares dela comarca burgalesa de Salas delos Infantes, con ganado y materialrecién adquirido, fue organizandoe instruyendo una partida cada vezmás numerosa. Ignoramos si llegóa conocer el Reglamento de 1808.

En el expediente militar delcura Merino, que se conserva en elArchivo General Militar (Alcázarde Segovia), consta lo siguiente:“Amante siempre del orden, con-vencido de que la verdadera fuer-za consiste en la obediencia a laslegítimas potestades solicité yobtuve de la Suprema JuntaCentral facultad de aumentar (la)partida nombrándomeComandante de ella con el títulode Cruz Roja…”.xliii Con este finse le extendió un pasaporte que, enlíneas generales, coincidió con lospreceptos del corso terrestre encuanto a auxilios; sin embargo, enél se hablaba de su pertenencia a la“milicia de la Cruz Roja” y no alcorso terrestre.

En los días del levanta-miento nacional y en las fechas enque las guerrillas irrumpieron confuerza en el desolador panoramade la contienda, existían ya porentonces partidas que respondían a

la motivación religiosa y que esta-ban compuestas por los llamados“cruzados”. Los guerrilleros de laspartidas de Cruzada llevabancomo distintivo una cruz roja decuatro brazos iguales y la cruz desus mandos estaba ribeteada porun cordón de plata). Dichas guerri-llas (aún no se llamaban así) sefueron formando por la acciónconjunta y compleja de impulsosdiferentes. Baste recordar que losgenerales dieron disposiciones quepusieron en acción normas organi-zativas, modos de acción y dife-rentes estímulos de represalia quedependieron no sólo del particula-rismo de su origen, sino tambiénde la situación general, de la parti-cular de algunas unidades y delcomportamiento enemigo en cuan-to a depredaciones, conducta conlos prisioneros, etc.

El tema de la motivaciónreligiosa, expresado con claridadpor los “cruzados”, merece unestudio especial y extenso, puestoque la “Cruzada” independentista,a la que aquí sólo podremos refe-rirnos a su aspecto jurídico y deforma somera, fue un fenómenomuy generalizado y por tanto fun-damental para el estudio de nues-tra guerra irregular.

Estas partidas de Cruzadaestuvieron dirigidas o formadasmayoritariamente o en su totalidadpor sacerdotes católicos del clerosecular o regular. Aunque algunaspartidas de Cruzada habían actua-do con anterioridad, el primerdocumento que se conoce y que dehecho supuso su nacimiento ofi-cial fue el Edicto General, promul-gado por la Junta Provincial de

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Muerte del cura Merino

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Badajoz en la localidad deAlburquerque (29-04-1809) y quese trató de una proclama para elalistamiento del clero con especifi-cación de distintivos, rangos y sus-tento.

El Edicto General surtió suefecto de inmediato, aunque hastafinales de 1809 no se formalizarala organización de las partidas deCruzada de forma oficial. En losocho meses que mediaron entrefinales de abril y diciembre de1809, e incluso antes de abril, seprodujo una serie de acciones y elnacimiento de algunas partidas deCruzada, que a su vez nos revelan:los nombres de los clérigos guerri-lleros, algún nombramiento oficialcomo Comandante de Partida, losproblemas surgidos por las rivali-dades o enfrentamientos entre laspropias partidas de Cruzada xliv yacciones emprendidas por estosclérigos guerrilleros. Todo estodemuestra que cuando se promul-gó el Reglamento de las Partidasde Cruzada, éstas ya estaban com-batiendo contra el enemigo.

La partida del cura Merinose convirtió en partida de Cruzada(3-5-1809) y unos meses despuésla Junta Central Suprema yGubernativa del Reino le concedióel grado de capitán de Infantería(16-9-1809); lo que supuso elpunto de arranque de una evolu-ción de la partida que la llevará atransformarse en una guerrillacada vez más regularizada.

Por otra parte, hacia finalesde 1809, Pedro de Rivero dirigió elsiguiente escrito a Antonio Cornel,subsecretario de Guerra y por

tanto encargado de la cartera deGuerra en la Junta CentralSuprema Gubernativa del Reino:xlv “La Junta SupremaGubernativa del Reyno se ha ser-vido aprobar en nombre del ReyNuestro Señor D. FernandoSéptimo el reglamento que laJunta de Regulares ha extendido aconsecuencia de la real orden queV.E. le comunicó en 9 del corrien-te para la formación de Cruzadas,y cuya copia acompaña rubricadapor mí, a fin de que conste en laSecretaría del cargo de V.E. paralos efectos que correspondan y sefaciliten los auxilios necesariospara la planificación de lasCruzadas; pues podar lo que tocaal ramo de Hacienda comunicotambién el oportuno aviso al señorMarqués de las Hormazas. Lamisma Junta de Regulares quedaencargada de verificar el plansegún está aprobado en unión conel P. Fr. Manuel de Santo Tomás alcual se da comisión para que soli-cite de Monseñor Nuncio, de losM. R. Arzobispos y de los M. R.Obispos las facultades convenien-tes en lo espiritual. Al efecto leparticipo todo a V.E. de RealOrden. De la misma lo traslado aV.E. acompañando copia de DichoReglamento rubricada por mípara los efectos indicados. Diosguarde a V.E. muchos años.

Real Alcázar de Sevilla.30 de diciembre de 1809.”

xlvi

El Reglamento determina-ba que en cada provincia se podíaformar una Cruzada, empezando

por Aragón (el porqué no se expli-ca documentalmente) y con fun-ciones puramente militares, ade-más de otras cuestiones de organi-zación y administrativas. xlvii

El arzobispo de Nicea,Nuncio Apostólico de la SantaSede en España, firmó el acuse derecibo y lo remitió a Pedro deRivero, dando además su bendi-ción a las partidas de Cruzada:“He recibido el papel que V. Ea. sesirve dirigirme con fecha del 31próximo pasado mes; quedo ente-rado de su contenido relativamen-te al Plan de Cruzadas y a la auto-rización para el del Padre Fr.Manuel de Santo Tomás, y por loque respecta a mi Ministerio estoydispuesto a prestar todos los auxi-lios espirituales que se necesitenpara la realización y buen éxito deesta empresa tan útil a la santacausa que defiende esta ilustre yCatholica Nación, lo que se servi-rá elevar a S.M. en cuyo nombreme da V.E. el aviso.” xlviii Resultaevidente que, tratándose delNuncio del Papa, la Santa Sedetuvo por fuerza que haber autori-zado y avalado la creación y ejer-cicio de las partidas de Cruzada.

IV.- LOS PRINCIPIOSESTRATÉGICOS

Primer principio estratégico: ladiligencia operativa.

Los continuos fracasoslegislativos no sólo se evidencia-ron en la imposibilidad de regla-mentar las guerrillas, sino que, almismo tiempo, mostraron el carác-

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ter irregular de estas formacionesen el sentido de la más pura hete-rodoxia. En ellas casi nada se ajus-tó a las normas, por lo que sus pau-tas de actuación tampoco corres-pondieron con las prácticas secula-res de la guerra, habitualmenteinterpretadas por los ejércitos. Enconsecuencia, los guerrilleros per-cibieron la realidad bélica con unaóptica propia y plantearon las hos-tilidades de un modo muy particu-lar y sui generis.

Como las partidas no podí-an en modo alguno combatir a losregimientos napoleónicos confor-me a las reglas de la guerra tradi-cional, dado su diferencia depotenciales, tuvieron por fuerzaque resucitar y poner en prácticauna táctica en la que los comporta-mientos fueron muy calculados yajenos por completo a la improvi-sación. En ello iba en juego nece-sariamente su propia superviven-cia. Por tanto, ante su manifiestainferioridad, los grupos insurgen-tes optaron por emprender unaguerra de desgaste. Pero a pesardel enorme potencial de los ejérci-tos napoleónicos, aun tratándosede un modo de lucha ancestral,éstos no estuvieron realmente pre-parados para poder resolver la pro-puesta bélica que ofreció el movi-miento guerrillero español.Además, muy pronto los cuerposimperiales mostraron sus deficien-cias y vulnerabilidades frente aeste tipo de lucha, que el francésdenominó “petite guerre” (guerrapequeña) y no precisamente demodo despectivo como pudierapensarse.

En efecto, los soldados

bonapartistas habían sido instrui-dos para evolucionar en batallascampales con el enemigo de caray, en ese sentido, la superioridadde la Grande Armée había sidoaplastante durante años de campa-ña en Europa como lo evidencia-ron, por ejemplo, las sonadas vic-torias de Austerlitz, Jena, Eylau yFriednad. Sucedió que Napoleónjamás pudo suponer que habíaenviado sus ejércitos a Españapara combatir contra algo ajeno alas tropas regulares y, menos aún,contra agentes bélicos para los quelas unidades imperiales carecíande inmunidad. Sin embargo, sustropas no tardaron en sentir losefectos de la lucha insurgente ydescubrieron con desagrado unanueva forma de guerra desconoci-da para ellas. Sólo los militaresfranceses más veteranos habíanconocido algo parecido, concreta-mente aquellos quienes habíanparticipado con el ejército de la

Francia revolucionaria en laGuerra del Rosellón contraEspaña.

En definitiva y por razonesobvias, el movimiento guerrillerono podía rivalizar en campo abier-to con las fuerzas invasoras napo-leónicas, lo cual determinó quetodas sus actuaciones bélicas fue-ran siempre una respuesta desde suinferioridad manifiesta. Tal cir-cunstancia entrañó un orden tácti-co e impuso una conducta confor-me a ideas preconcebidas y ajusta-das en el tiempo y en el espacio.Las actuaciones de la guerrillasólo fueron realmente efectivasante la disgregación de las fuerzasadversarias y el verdadero poderde las partidas se hizo singular-mente notorio frente a secciones yelementos aislados de las unidadesmilitares napoleónicas. Procederde otra manera hubiera supuestonegar uno de sus principios funda-mentales: “el arte magno de las

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Documentos del cura Merino de su expediente militar

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guerrillas es atacar siempre y noverse jamás obligado a aceptarcombate”. xlix

Ante un enemigo tan pode-roso en efectivos y materiales, lasguerrillas presentaron una estrate-gia específica que incluyó la dili-gencia operativa como principioesencial e irrenunciable, ya quepara evitar combates sostenidosresultaba imprescindible la breve-dad en las acciones de ataque yretirada. Las maniobras de cargaestuvieron por tanto siempre regi-das por el factor sorpresa y seempleó el asalto como el mejorrecurso ofensivo. Para el golpe sebuscó aquellos momentos en losque el enemigo se hallaba despre-venido y se aprovecharon losminutos de desconcierto inicialpara asestarlo de forma efectiva.Sólo así podía evitarse la reaccióninstantánea de los elementos agre-didos, para que cuando ésta se pro-dujera resultara ya demasiadotarde al haberse producido la reti-rada de los guerrilleros. La resolu-ción de los ataques guerrilleros fueen consonancia con la celeridad dela retirada, puesto que el dinamis-mo, siempre marcado por despla-zamientos ágiles y rápidos, fue loque en realidad garantizó la super-vivencia de la partida. Así pues, eltiempo resultó un factor decisivoque debió dosificarse con granprecisión para evitar la respuestadel enemigo.

En definitiva, la guerrillasiempre asestó el golpe con preci-sión y la defensa preparada y, sinlugar a dudas, su mejor defensafue siempre la huida. Por eso escri-

bió Benito Pérez Galdós con luci-dez en su biografía de Juan Martínel Empecinado: “los guerrillerosno se retiran, huyen”. l

Sobre las inútiles persecu-ciones de los franceses para captu-rar al Empecinado y a los hombresde su partida, Naylies en su obraMémoires sur la guerre d`Espagne(París, 1817) dice: “Durante unmes perseguimos al Empecinadosin poderle obligar a combatir, sise veía estrechado muy de cerca,indicaba un punto de reunión a sugente y se dispersaban por lasmontañas. De pronto, caían sobreun puesto a quince leguas del sitioen que habían desaparecido”.

Otro principio básico de lalucha guerrillera fue la dispersióncomo fórmula de escapar con éxitode la respuesta de las unidadesimperiales agredidas o de las fuer-zas desplazadas en su auxilio. Elacoso y la represalia de sus enemi-gos resultó prácticamente inútil enel momento en que los guerrillerosse dispersaban en su huida, ya quelo hacían como un abanico entodas las direcciones. Esta estrate-gia consistente en cargas por sor-presa y posterior huida en disper-sión puso a prueba a las tropasbonapartistas, que en la mayoríade los casos se vieron desesperadaante su impotencia. Para poderdefinir el dinámico proceder de lasguerrillas, podría servirnos lametáfora empleada por el jefe deescuadrón francés (luego general)Jean Baptiste de Marbot:“Nuestros soldados comparan alos españoles con bandadas depalomas que caen sobre un campo

y emprenden el vuelo al menorruido, para regresar un momentodespués”. li

Numerosas fueron lasactuaciones guerrilleras desarro-lladas conforme a los planteamien-tos estratégicos reseñados. Perovéase, a modo de ejemplo, laacción protagonizada por la gue-rrilla andaluza de BartoloméGómez, alias Bartolo. El 22 deenero de 1812, este grupo insur-gente de cuarenta elementosaguardó apostado en la espesurade un olivar, muy próximo aOsuna, el paso de una patrulla delRegimiento nº 14 de Dragonescompuesta por un suboficial yocho soldados, que portaban des-pachos a dicha villa desde Estepa.La emboscada fue un acto fugazque dejó muertos a seis soldadosfranceses sobre el terreno y queprecedió a la dispersión de losguerrilleros por los cercanoscerros de Los Corrales, dondelograron escapar de las tropas de laguarnición de Osuna que al frentedel ayudante comandante JeanBaptiste Berton acudieron deinmediato en auxilio de losDragones. Este lance de la partidade Bartolo sintetiza, a las claras,los principios básicos e invulnera-bles de la estrategia guerrillera: Elección de objetivos napoleóni-cos en inferioridad.Ataque por sorpresa.Carga rápida y contundente.Máximo quebranto al enemigo. Rápida fuga.Dispersión. lii

Segundo principio estratégico: el

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espacio geográfico.

No obstante, todos estosplanteamientos tácticos que defi-nen la forma de actuar de las gue-rrillas carecerían de todo sentido yeficacia si no hubieran contadocon el concurso de un segundofactor fundamental, que no fueotro que el conocimiento y eldominio del espacio geográfico.El medio físico jugó a favor dequien más lo conocía y, porsupuesto, nadie mejor que los gue-rrilleros podían emplearlo mejorprecisamente por ser lugareños. Lainteligencia del escenario reforzó aquien la poseía y le dotó de unpoder inestimable. En tal caso, lasguerrillas supieron rentabilizarsemejante formidable recurso, yaque, gracias a su conocimiento,acomodaron sus maniobras y ope-raciones a las propias característi-cas del terreno. Así pues, pese a laexperiencia y la excelente instruc-ción de los soldados napoleónicos,jamás pudieron competir con losinsurgentes en ese sentido; y ade-más, les resultó harto difícil elpoder sorprenderlos en un medionatural que dominaban a la perfec-ción. Los guerrilleros aprovecha-ron al máximo los beneficios de laorografía y Galdós tuvo razóncuando escribió que “su armaprincipal no es el trabuco ni elfusil, es el terreno”. liii

Tercer principio estratégico: elespacio humano.

Pero la conjunción de plan-teamientos estratégicos y el domi-

nio del medio geográfico nuncahubieran reportado una eficaciaplena si la guerra irregular hubieraprescindido de un tercer factor: elespacio humano. Se trató delapoyo brindado por el Pueblo, queconcibió la presencia de las tropasfrancesas como una invasión a supatria y que en su mayoría com-partió un arraigado sentimientoantibonapartista. Grandes sectoresde la sociedad detestaron la pre-sencia napoleónica y, con la clan-destinidad a favor, esa profundaaversión convirtió al paisanaje encómplice del movimiento insur-gente. La colaboración popularapareció como un aliado trascen-dental del fenómeno guerrillero ygracias a ella las partidas reforza-ron su poder hasta convertirse encasi invencibles.

Semejante formidablecomplemento dificultó la acciónrepresora de las tropas imperialesy los mariscales franceses com-prendieron de inmediato que cabí-

an pocas reacciones frente a laactitud cooperante y encubridoradel Pueblo. De este modo, pese alrigor de las campañas que seemprendieron contra el colabora-cionismo, entre las que la tortura,la horca, el garrote vil y el fusila-miento fueron prácticas habitua-les, ninguna medida pudo erradi-car la asistencia de los patriotas depueblos y ciudades a las partidasde guerrillas. De hecho, de muypoco valieron las horribles cruza-das represivas que fueron empren-didas, entre otros, por el generalJean Gabriel Marchand, coman-dante de la 1ª División del VICuerpo Imperial; el generalFrançois Etienne Kellermann,gobernador militar de Castilla laVieja; el mariscal Nicolas Jean deDieu Soult, comandante en jefe dela Armée du Midi y virrey deAndalucía; y el general (luegomariscal) Louis Gabriel Suchet,gobernador de Aragón.

Pero aunque el movimiento

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Goya, El Dos de Mayo, 1814

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guerrillero dispuso del apoyopopular, creemos necesario adver-tir sobre este hecho que dichacolaboración tan necesaria nosiempre fue libre y espontáneacomo suele afirmarse y tal comose desprende de la historiografíaespañola sobre la Guerra de laIndependencia. En realidad, nopocas veces la connivencia entre laguerrilla y pueblo no pasó de seruna complicidad impuesta y portanto se trató de un colaboracionis-mo obligado y no voluntario.

En nombre del patriotismo,muchos guerrilleros exigieron alos vecinos de pueblos y ciudadessu colaboración bajo amenaza, conlo que el ejercicio de la fuerzaderivó en abusos habituales que lapoblación civil (generalmente delmedio rural) soportó con resignadaimpotencia. Nada ni nadie estuvo asalvo de los excesos y avasalla-mientos de las partidas y las cua-drillas guerrilleras, tal como porejemplo sucedió con la partida deFrancisco Calvo Cabello en loscampos de Zafraza, espacio grana-dino colindante con la provinciade Málaga, y como consta en undocumento conservado en elArchivo de la Real Chancillería deGranada: “levantadas las parti-das, fue preciso a muchos vecinos[…] darles lo que pedían para evi-tar les hiciesen otros mayoresmales, presentándose a ellas conla apariencia de amigos pr loexperimentaron ser muchas perso-nas, entre ellas un mozo […] quesin otro motivo qe al haberle pedi-do, o más bien mandado, les sega-se dos cargas de verde, por haber-se excusado a ello le dieron un tiro

con el que le mataron” . livAdemás del empleo de los

principios tácticos que hemosreseñado, la superioridad de losejércitos imperiales puso a pruebael ingenio y la imaginación de losjefes guerrilleros españoles. Unode los mejores ejemplos lo halla-mos en Juan Palarea el Médico,quien posiblemente fue el primeroen España o quizás en el Mundoque empleó “gases lacrimógenos”para uso bélico. En 1810, Palareaatacó una columna francesa que, alverse asediada, se refugió en laermita de Yuncler, en la provinciade Toledo. Fue entonces cuando sele ocurrió ordenar la preparaciónde una mezcla de pólvora, pimien-ta y pimentón, todo ello amalga-mado con resina, y la arrojóardiendo al interior de la ermitahaciendo irrespirable su interior.Así logró que los soldados enemi-gos salieran al exterior y fuesenhechos prisioneros. lv

En definitiva, el movi-miento guerrillero aunó estrategia,

dominio del espacio físico, imagi-nación e ingenio, y la colaboraciónesencial del pueblo en una guerrade desgaste que contribuyó deforma efectiva a la ruina de losejércitos napoleónicos en España ypor tanto a la victoria. En la com-binación de estos factores radicó lafuerza del movimiento guerrillero,cuyo único objetivo no fue otroque erradicar del suelo españoltoda presencia bonapartista. Paralograrlo apeló a la muerte median-te un ejercicio de hostilidad irre-nunciable, como lo propugnó lapatriótica Gazeta del Gobierno:“sálvese la patria enterrando ene-migos todos los días”. lvi

V.- BASE SOCIAL DEL MOVI-MIENTO GUERRILLERO

Una base social diversa, en sucalidad y procedencia.

Los duros reveses delotoño de 1808 provocaron una dis-persión en el Ejército que alentó el

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Columna del ejército napoleónico atacada por la guerrilla

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fenómeno guerrillero, como quedadicho; y si se tiene en cuenta que elmovimiento guerrillero dio susprimeros pasos insurgentes conelementos procedentes delEjército, puede afirmarse de formacategórica que tuvo un origen cas-trense. Pero si en un principio elmovimiento guerrillero se nutrióde soldados, muy pronto las parti-das de guerrillas empezaron a con-vertirse en entidades plurales ymuy heterogéneas, por lo queresulta imposible trazar un perfilesteriotipado del guerrillero espa-ñol.

En efecto, en las partidasguerrilleras era admitido cualquie-ra que tuviera el propósito de com-batir a los invasores franceses; portanto, se trataron de formacionesabigarradas donde se alistarongentes de cualquier condición. Nosólo no hubo diferencias sociales,económicas y culturales entre losguerrilleros, sino que tampoco sedio una consonancia en los aspec-tos éticos o morales de unos yotros. Por eso conviene destacar

que no todos los integrantes de laspartidas fueron verdaderos patrio-tas, aunque actuaran bajo la mismabandera del patriotismo y manifes-taran que su única misión no eraotra que la de expulsar al francésinvasor. A la vista de tantas prue-bas, muy a nuestro pesar, tenemosque admitir que las guerrillas fue-ron verdaderos “santuarios” demuchos individuos que respondie-ron al reclamo de otros intereses.

Hasta nuestros días ha pre-valecido la idea tradicional y muytópica de que la base humana de laguerrilla procedió, casi en exclusi-va, de los estamentos inferiores dela sociedad. No han sido pocos loshistoriadores que así lo han creído.En realidad no fue así, aunque eslo que percibimos ante la gran des-proporción cuantitativa que tuvo laclase baja con respecto a losdemás estamentos de la sociedaddel Antiguo Régimen. Por tanto,debemos considerar que la partici-pación de gente humilde en elmovimiento guerrillero fue mayor,pero en la misma medida de que lo

era en el conjunto de la sociedadespañola de entonces.

Por otra parte, nos llamamucho la atención el hecho de quela gran mayoría de los historiado-res de nuestra Guerra de laIndependencia hayan caído en elerror secular de confundir el con-cepto de clase baja rural con el desociedad rural. Si bien el movi-miento guerrillero tuvo un carácteresencialmente rural, ello no impli-ca necesariamente que la sociedadque lo sustentó fuera precisamentedel estrato inferior. En realidad laguerrilla se nutrió de gentes ordi-narias en grandes proporciones,junto con jornaleros y artesanos,como también de nobles y cléri-gos.

En el contexto de la granpluralidad que define el fenómenoguerrillero español, resulta espe-cialmente muy significativa laconexión que existió entre el esta-do eclesiástico y el movimientoguerrillero. Una buena parte de ladisposición hostil del clero (sobretodo el regular) a los franceses fuecanalizada a través de las guerri-llas, circunstancia que ha sidoaprovechada por algunos historia-dores para conferir el carácter de“religión” a la lucha contra losfranceses. Uno de ellos fueMarcelino Menéndez Pelayo:“…aquella guerra […] era guerrade religión contra las ideas delsiglo XVIII difundidas por laslegiones napoleónicas”. lvii Sinembargo, la incorporación delestado eclesiástico al fenómenoguerrillero vino dada en realidadpor otros intereses que sobrepasa-

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Guerrilla atacando a un correo francés

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ron la simple lucha contra el fran-cés invasor.

El estamento clerical espa-ñol sabía muy bien que la políticabonapartista se hallaba muy influi-da por la filosofía laica y anticleri-cal de la Francia revolucionaria de1789, por lo que desde los prime-ros compases de la invasión de1808 se resistió a perder sus privi-legios seculares. Pero además,José I emprendió una políticaextremadamente agresiva contra lareligión que provocó la pronta ylógica reacción del clero, tomandoéste posiciones antinapoleónicasque fueron mucho más allá de lossentimientos patrióticos y avivó lalucha del pueblo con encendidasproclamas contra los franceses,tratándolos como enemigos morta-les de la religión y a Napoleóncomo un “anticristo”. Pero ade-más, la Iglesia contó en su luchaantinapoleónica los sentimientosreligiosos tan arraigados del pue-blo español; lo cual resultó unarma formidable y fue percibidopor Alphonse Grasset con toda cla-

ridad: “…Este pueblo […], tutela-do por el clero y en suma profun-damente religioso, estaba muyunido a los ministros de su culto”.lviii

Creemos muy importantedestacar que José I cometió unerror muy grave para sus aspira-ciones españolas cuando dispusola supresión de las órdenes regula-res, según Real Decreto de 18 deagosto de 1809, lix y el exclaustrara 180.000 clérigos. Tras el cierrede los conventos, muchos de losfrailes exclaustrados corrieronhacia las partidas guerrilleras paraengrosar sus filas y combatir aquienes no sólo habían agredido ala Iglesia (sobre todo al clero regu-lar), sino que también habían cau-sado su ruina personal dejándolosen la calle y sin futuro. Esta dispo-sición del Gobierno josefino trans-formó el malestar creciente delclero regular en odio y generó todoun fenómeno de profunda aversiónal francés que la historiografía hadenominado “frailada”. FranciscoLuis Díaz Torrejón señala conacierto que esta política desacerta-da provocó la adhesión de muchosfrailes a las partidas ya existenteso que estaban en formación, moti-vo por el que para muchos histo-riadores “el movimiento guerrille-ro es el heredero del espíritu beli-gerante de la exclaustración”. lx

Por último, sólo insistir enla disparidad de la base social de laguerrilla, según su calidad y proce-dencia. La propia libertad queexistió para el ingreso en las parti-das hizo imposible que existieraun estereotipo ajustado a un mode-

lo común a todas; por ello, seadoptó entonces la denominaciónde “guerrillas irregulares” respon-diendo precisamente a la concu-rrencia plural de soldados disper-sos y desertores, campesinos yartesanos, contrabandistas y delin-cuentes, profesionales cualificadosy eclesiásticos. De ahí que las par-tidas de la guerrilla siempre fueranrefractarias a toda regla, como enla naturaleza y condición de susmiembros.

Entre el patriotismo y la delin-cuencia

Aunque el patriotismo fueel germen de la reacción antinapo-leónica, muchos españoles apela-ron a él de un modo particular y lohicieron moldeable a su propiaconveniencia. Además, la interpre-tación personal que los propiosguerrilleros hicieron de su senti-miento patriótico, unida a sus cua-lidades éticas y morales, nos per-miten diferenciar a los verdaderospatriotas de los oportunistas.Además, como los insurgentes nose ajustaron a un mismo patrón demoralidad, las partidas resultantesno pudieron guardar una semejan-za cualitativa y el movimientoguerrillero vino a ser con un enor-me cajón de sastre que dio cabidaa grupos de orientación antagóni-ca, según la categoría moral de susintegrantes. lxi

A) Las partidas suel-tas de patriotas

Las partidas que estuvieron

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El presbítero Juan de Tapia llamado“Cura Tapia”

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guiadas sólo por el patriotismorepresentaron un sector minorita-rio del movimiento guerrillerodesde el punto de vista cuantitati-vo, pero se ganó por tanto el reco-nocimiento de los órganos guber-namentales y también el de lajerarquía militar. Tales formacio-nes de naturaleza irregular, llama-das “partidas sueltas de patrio-tas” en el Reglamento para laspartidas patrióticas de don LuisLacy (9-09-1811), constaron de unnúmero muy variable de elemen-tos que operaron bajo el liderazgode personajes de cierta influenciasocial, política o económica en suscomunidades de origen.

Aunque la denominaciónde “partidas sueltas” denota auto-nomía operativa, tal condición nofue óbice para que colaboraranestrechamente con las fuerzasregulares siempre que fueronrequeridas por los mandos milita-res. Por tanto, tales partidas presta-ron un apoyo muy valioso alEjército regular a instancia de losgenerales y pusieron al servicio delas operaciones militares sus cono-cimientos del terreno e incluso suscapacidades logísticas. Así, con-forme al dominio del espacio geo-gráfico derivado del carácter de suautonomía, nadie pudo desempe-ñar mejor las funciones de guía yde abastecimiento que estos espa-ñoles patriotas convertidos en gue-rrilleros.

Aparte de los auxiliossecundarios, las partidas patrióti-cas también participaron de formamuy dinámica en las maniobrasbélicas y prestaron una asistenciaejemplar y muy activa en las

acciones militares emprendidascontra los franceses. Entre losmuchos ejemplos que podríandarse, se encuentra la partida deAntonio Muñoz, alias el cura deRiogordo, que dio apoyo armadoal 4º Ejército del generalBallesteros en la comarca mala-gueña de la Axarquía y sobre todoal Regimiento nº 1 de Cataluñaque estuvo a las órdenes del coro-nel Arturo Sola; o también la parti-da de Pedro Alcalde, dispersa entierras de Jaén, que colaboró deforma estrecha con el Regimientode Voluntarios de Burgos, queestuvo al mando del teniente coro-nel Francisco Gómez de Barreda.lxii

Como consecuencia delreconocimiento oficial que fue dis-pensado a las partidas patrióticas,muchos de sus jefes guerrillerosrecibieron un trato muy distingui-do, e incluso, en premio a sus ser-vicios, el Consejo de Regencia lesvalidó sus estados con graduacio-nes de la jerarquía castrense apesar de ser ajenos por formacióna la carrera de las armas. Así, porponer sólo algunos ejemplos, JuanMartín el Empecinado, FranciscoEspoz y Mina, Julián Sánchez elCharro, Jerónimo Merino, JuanDíaz Porlier y Francisco de Longael Alavés recibieron la graduaciónde general; Juan Palarea elMédico, Francisco Abad elChaleco, Gaspar Jáuregui elPastor y Juan Fernández elAlcalde de Otívar obtuvieron asi-mismo los despachos de corone-les; Francisco de Roa y AntonioMuñoz el cura de Riogordo, se

graduaron de capitanes; etcétera. En definitiva, el patriotis-

mo en su grado más puro fue loque arrastró a esta selecta minoríaguerrillera a la lucha contra losejércitos napoleónicos y, por tanto,sus elementos ejercieron comocombatientes leales, sin más pre-tensiones que las de hostigar entodo lo posible al enemigo invasorhasta alcanzar la victoria final enla guerra y su expulsión definitivadel suelo patrio.

B) Las cuadrillas dedelincuentes

Pero el movimiento guerri-llero tampoco fue ajeno a otrasagrupaciones de hombres armadosque distaron mucho de las partidaspatrióticas a las que acabamos dereferirnos. Veamos ahora otraclase de partidas en las que pordesgracia reinó la ambigüedad yno poco oportunismo. Además,conviene destacar que se trató delsector más importante del fenóme-no insurreccional en términoscuantitativos, puesto que incluyó atodas las agrupaciones irregularesque con el título de “guerrillas”conjugaron el patriotismo con ladelincuencia en perfecta alternan-cia.

En estos grupos cuadrille-ros de la guerrilla sin reconoci-miento oficial, las circunstanciascoyunturales hicieron que comba-tieran al enemigo francés o sededicaran al saqueo del español.Es decir, hicieron la guerra a modocompleto o a tiempo parcial, segúnse presentara la ocasión. Estedoble juego fue lo que identificó a

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multitud de entidades armadasque, conforme a una extraordina-ria capacidad de mutación, unasveces fueron cuadrillas de guerri-lleros y otras veces cuadrillas demalhechores. lxiii

Albert Jean Rocca, tenien-te del Regimiento nº 2 de Húsares,nos ofreció en sus Mémories(París, 1814) una excelente des-cripción de esta curiosa dualidadque caracterizó a estas numerosasy muy problemáticas formacionesguerrilleras españolas: “…norenunciaban a la costumbre dedespojar a los pasajeros españo-les, pero con el objeto de cumplircon la obligación que todo ciuda-dano contrae cuando nace dederramar su sangre por la patriainvadida por enemigos extranje-ros, hacían también la guerra alos franceses, atacando a sus des-tacamentos, aún cuando no teníanesperanza alguna de botín”. lxiv

En realidad, tal acusación a estasguerrillas no debe ser interpretadacomo un juicio despectivo propiode la historiografía nacionalistafrancesa; y prueba de ello es queexisten numerosos testimonios delpropio bando combatiente españolque dan la razón al teniente fran-cés sobre la actitud predadora queobservaron estas guerrillas de con-ducta tan ambigua. Así, por ejem-plo, el coronel Berthold Andreasvon Schépeler, militar westfalianoal servicio de España, lo aseguróde forma clara y un tanto rotunda:“Viva Fernando y vamos roban-do”. lxv

Sucedió que la convulsivarealidad bélica que hubo en la

España napoleónica ofreció a estaclase de agrupaciones híbridas unainmejorable ocasión coyunturalpara el saqueo sin escrúpulossobre el terreno. Todo resultófavorable para camuflar actosdelictivos tras la apariencia de“patriotismo”, por lo que fueronmuchos los que se aprovecharonde la situación e hicieron de laguerrilla un modus vivendi, para locual emplearon los recursos béli-cos en beneficio propio y comomedio de subsistencia. Así pues, elbandidaje y el saqueo marcaron laconducta impropia de muchas cua-drillas guerrilleras y tales actosproporcionaron la supervivenciade sus componentes.

En este sentido convienedestacar que muchas poblacionesde toda España sufrieron muy a supesar la proximidad guerrillera talcomo si fuera una verdadera plagaperniciosa, viéndose no sólo forza-das a las exacciones napoleónicas,

sino que al mismo tiempo soporta-ron las exigencias amenazantes deestas cuadrillas de malhechores.En efecto, estos guerrilleros recla-maron raciones y abastos, sin con-sideración alguna, a expensas de lamiseria de los indefensos vecinda-rios, pudiéndose calificar sus pro-cedimientos como verdaderossaqueos. Por ello cundieron vocesde protestas muy justificadas porla devastación que causaron en suscorrerías, como la demoledoraprotesta del mariscal de campoLuis Gonzaga de Villava, en 1811:“éstas son unas quadrillas concarta blanca para robar en cami-nos y despoblados; si algunas deellas han traído beneficios, eldaño que otras han hecho es milveces mayor; nuestros pueblos seexasperan y temen más a estasquadrillas que a los franceses”.lxvi

Ante tan nefasta situacióncreada por los desmanes de estas

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Simbólica corrida de toros donde los toreros son famosos jefes de la guerrilla ylos toros son generales franceses

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cuadrillas guerrilleras de conductaambigua, no resulta extraño quemuy pronto surgieran no pocosdetractores y que las primeras cen-suras partieran del propio ejércitoespañol. Fueron muchos los mili-tares de alta graduación que repu-diaron la existencia de estas cua-drillas irregulares de tan dudosocrédito y que cometieron todaclase de desmanes bajo el nombrede “guerrillas”. Por poner algúnejemplo, tenemos al general Diegode Cañas y Portocarrero, duque delParque, que en fechas muy tem-pranas advirtió muy preocupado ala Junta Central SupremaGubernativa del Reino sobre elgran peligro que representabanesta clase de guerrilleros y lo hizode una forma que podríamos cali-ficar como profética: “se transfor-marán en compañías de salteado-res con quienes habrá que andar abalazos”.lxvii O también el casodel coronel Pablo Morillo, quellegó a aconsejar al generalFrancisco Javier Castaños sobre lanecesaria y la total extinción deestas cuadrillas o partidas irregula-res: “…en atención a los gravesperjuicios que causan los guerri-lleros en los pueblos, que a la ver-dad son bien frecuentes […],debería disiparse esta casta debandidos que asolan el país”. lxviii

En definitiva, la conductade numerosas guerrillas irregula-res españolas fue muy ambigua ymuy oportunista, puesto que unasveces actuaron contra el francés yotras veces contra el propio espa-ñol, situándose por tanto entre elpatriotismo y la delincuencia

como si se trataran de las dos carasde una misma moneda. BenitoPérez Galdós definió de este modotal ambigua condición en unabuena parte de los guerrilleros:“…ellos son todo, grandeza ymiseria, un conjunto informe decualidades contrarias. La digni-dad dispuesta al heroísmo, lacrueldad inclinada al pillaje”. lxix

Veamos a continuacióndos claros ejemplos de jefes gue-rrilleros muy diferentes de laGuerra de la Independencia, elcura Merino y el Empecinado;luego a Martín Merino, el otrocura Merino, quien terminó susdías como regicida; Tomás deZumalacárregui y de Imaz, al queincluiremos por su personalidadposterior en la Primera GuerraCarlista y por ser considerado porvarios historiadores como la ima-gen esteriotipada del guerrillerosalido de esta contienda; y unarelación de los principales jefesguerrilleros.

VI.- EL CURA MERINO, ELEMPECINADO

Y OTROS JEFES GUERRI-LLEROS

Jerónimo Merino Cob, el CuraMerino.

Jerónimo Merino, másconocido como el cura Merino,nació el 30 de septiembre de 1769en un pequeño pueblo burgalés lla-mado Villoviado. Hijo segundo detrece hermanos de una familia delabriegos y arrieros humildes, lesayudaba trabajando como pastor y

arriero en cuanto lo permitían susdébiles fuerzas. Enviado a Lermapara aprender latín, la muerte de suhermano mayor le obligó a regre-sar a su pueblo. La vida pastoril yla soledad de los campos le dieronun cierto carácter agreste y elconocimiento perfecto de los sen-deros, barrancos, montañas y bos-ques de su comarca.

Según parece, Merino fuesoldado del Regimiento Provincialde Burgos, del que desertó al pocotiempo y sin que por ello fueraperseguido. Contaba 21 años deedad cuando falleció el cura deVilloviado, que le quería mucho, ycon el apoyo del párroco deCovarrubias y dedicado de lleno alestudio, se hizo sacerdote en pocosmeses y cantó su primera misa ensu pueblo natal.

Aunque su biógrafo E.Rodríguez Solís, autor de LosGuerrilleros de 1808 (Madrid,1887), sostiene que sus andanzascomo guerrillero se iniciaron en

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enero de 1808, son muchos los his-toriadores que opinan que fue unaño después, concretamente tras lafamosa reunión a la que asistió enel monasterio de San Pedro deArlanza y sobre la que trataremosmás adelante. Pero en realidadambas fechas son improbables siconsultamos su hoja de servicios,en la que consta que su primeraacción de armas tuvo lugar el 10de agosto de 1808, lxx lo cual nospermite reconstruir los hechos ydar por cierto el conocido episodiode la humillación que sufrió porparte de los franceses.

La vida de JerónimoMerino debía de transcurrir muytranquila en su pueblo, hasta queaparecieron por allí los francesesel 16 de enero de 1808, según susbiógrafos Rodríguez Solís yRodríguez Abajo; lxxi aunque latradición popular y la mayoría delos historiadores siempre han sos-tenido que fue a principios deagosto.

En efecto, en agosto de1808, José I y sus generales pasa-ron por Lerma, produciéndoseentonces una escasez de medios detransporte para el traslado de baga-jes y decomisos y también la con-siguiente saturación de las comu-nicaciones. Como en la direcciónlateral y de franqueo de la carrete-ra general Madrid-Irún se encuen-tra Villoviado (a 4 Km. al sur deLerma), un destacamento delgeneral Dupont formado por unoscien hombres se presentó enVilloviado y ordenó a las autorida-des del lugar la entrega inmediatade todas las caballerías disponibles

para continuar hasta Lerma; peroal no ser suficientes, los soldadosimperiales obligaron a todos losjóvenes y adultos a hacer el traba-jo de portadores, como si fueranacémilas, lo cual era lo que solíanhacer en estos casos. Entre losvecinos que se vieron forzados acolaborar con los franceses estuvoel cura párroco Merino, que entrerisas y burlas tuvo que cargarsobre sus espaldas un bombo, losplatillos, un cornetín y tres tambo-res de una unidad de música, antela sorna de los soldados francesesy la indignación de sus parroquia-nos. Aunque en apariencia soportócon resignación tal humillación,una vez que llegó a Lerma, en lamisma plaza mayor de la locali-dad, se dirigió a uno de los oficia-les que se estaban mofando de él yle dijo: “Os juro por esta cruz queme la habéis de pagar”.lxxii Enrespuesta a tal osadía, fue arrojadode la plaza a culatazos y si no fuefusilado por un sargento ni atrave-sado por la espada de un oficialfue porque intervino un oficialsuperior que ordenó que se le deja-ra en libertad.

No obstante, hubo tambiénotro motivo por el que JerónimoMerino pudo haberse “echado almonte” como guerrillero, que fueel atropello causado por los fran-ceses a varias muchachas deVilloviado, entre las que algunapudo pariente. Para José MaríaCodón, uno de sus principales bió-grafos, se trató de su hermanamenor. lxxiii

Por otra parte, si nos atene-mos a la primera hoja de servicios

de Merino (fechada el 31 dediciembre de 1811), en la queconsta que su primera acción gue-rrillera sucedió aquel mismo día10 de agosto, todo nos hace pensarque pudo muy bien ocultarse en elbosque, cerca del camino real, ymatar al primer correo francés quepasó por allí. Pero lo realmenteimportante es que JerónimoMerino, un humilde y pacíficocura párroco de pueblo, a partir deentonces no tuvo sosiego y decidióhacerse guerrillero. Su único pen-samiento fue vengar a España ytambién a sí mismo por la humilla-ción que había recibido de losinvasores franceses.

Merino se retiró a su pue-blo, pues la comarca había queda-do libre de franceses, aunque apro-vechó cualquier ocasión paramatar y aprisionar silenciosamentea cualquier soldado francés que sepuso a su alcance. Luego se produ-jo la victoria napoleónica enGamonal (10-11-1808) y el 6 deenero de 1809 fue cuando se “echóal monte” como guerrillero, puesabandonó su pueblo con su sobri-no y cuatro paisanos y buscó refu-gio en El Risco y en los espesoscarrascales de las estribaciones delSistema Ibérico. Poco después supartida fue incorporando más gue-rrilleros, entre los que 47 fueron deLerma. Tenía por entonces 39 añosde edad, era delgado, nervioso,muy velludo y de mirada viva yardiente. Se mostraba poco jactan-cioso y nada hablador. Comíapoco, era abstemio, no fumaba ydormía sólo tres horas diarias. Sutraje consistía en un calzón deante, polaina antigua, levitón raído

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y sombrero de copa muy deteriora-do; por lo que tal vestimenta ledaba un aspecto heterogéneo,mezcla de clérigo, pastor y caza-dor. Decía que Dios había creadoal hombre derecho y que el hom-bre no tenía por qué humillarseante nadie. Además, comenzó avestir a sus guerrilleros con despo-jos del enemigo, por lo que cadauno vestía de forma diferente,entre soldado y paisano; y él usabados caballos tomados a los impe-riales, el que montaba y otro quellevaba por la brida. Por otra parte,según consta en su hoja de servi-cios, él y sus hombres salían ince-santemente a los caminos realespara coger correos y aprisionar susescoltas, sufriendo los rigores delinvierno sin entrar en poblado,debido a que los pueblos se nega-ban entonces a admitirlos y a dar-les apoyo logístico.

Otro aspecto interesante esque al margen de la reglamenta-ción existe sobre guerrilla, queanteriormente ha sido reseñada,Merino tenía su propio código dereglas y todas las faltas de discipli-na, desmanes u otras infraccionescometidas por sus guerrilleros lassancionaba con penas que ibandesde el arresto a la pena de muer-te. Esta última la imponía en loscasos de delación, traición, apro-piación de fondos recaudados afavor de los guerrilleros y reten-ción de dinero tras un combate sinque se haya comunicado. En variasocasiones, ordenó incluso fusilar aguerrilleros de su partida por haberenterrado monedas de oro adquiri-das como botín de guerra y nohaberlas entregado para la finan-

ciación de la guerrilla.

En aquel mes de enero de1809, un hombre ilustre y de altaposición llamado RamónSantillán, que era un popular escri-bano de Burgos y al que Merinollamaba “el Director” sin revelarjamás su nombre, le dio indicacio-nes para que marchara al monaste-rio de San Pedro de Arlanza, cercade Covarrubias y asistiera a unareunión con otros jefes guerrille-ros. El general José Gómez deArteche escribe: “... El “Director”le inspiró la idea de una reuniónen San Pedro de Arlanza, especiede asamblea antigua, con aquelpersonaje anónimo (Santillán), elabad de Lerma don BenitoTaberner, el del insigne monaste-rio en que se celebraba la Junta, yel de Covarrubias, el comisario dela central, señor Peña, presbíterotambién, y Merino... fijaron lasmedidas que sería necesariotomar para el alzamiento en

armas del país... Esto sucedía enenero de 1809...”. Dicha reunióntuvo gran trascendencia en la gue-rra porque en ella se acordó unplan general que desde entoncesdebería seguirse en ambasCastillas para que la campaña con-tra los franceses tuviera más éxito.En tal histórica ocasión, Merinosolicitó caballos al Director paraalgunos de sus hombres, y a lospocos días recibió 50 caballos per-fectamente enjaezados, con unsable y dos pistolas cada uno, unexcelente albéitar y mucho herra-je, todo ello procedente de lasJuntas patrióticas de Roa, lxxiv

Aranda y Lerma, que además leenviaron una multitud de jóvenesvalientes y entusiastas.

Poco después, Merinoderrotó a los imperiales francesesen varias acciones durante losmeses de mayo, junio y julio de1809. Tal como consta en su hojade servicios, “El 3 de mayo de eseaño de 1809 es ascendido por el

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Vista interior de una posada

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“Superior Gobierno” a:Comandante de Guerrilla con eltítulo de la Cruz Roja, concedién-dole en él las facultades dearmar... Mil caballos y mil qui-nientos infantes son los que tienearmados y montados, cogiendotodas las armas a los enemigos ymucha parte de los caballos, decuyo número ha tenido muchasbajas originadas por el abomina-ble hábito de admitir otras guerri-llas los soldados de ésta, quehuyen del orden y la disciplina quesiempre se ha observado... Hamandado y dado con su tropa 39acciones a los franceses despuésde nombrado comandante. (…)Cogió 15 correos y más de 2.300enemigos muertos y prisioneros”.Hay que destacar que tales accio-nes de la partida del cura Merinose realizaron por su propia cuentay sin recibir auxilio alguno de nin-guna autoridad, puesto que susmuniciones eran capturadas alenemigo. Y aunque la JuntaCentral proporcionó tres cargas acada uno de sus guerrilleros, él asu vez entregó más del doble aotras partidas y regimientos espa-ñoles. Por todo ello, a finales de1809 el Gobierno Supremo de laNación elevó su partida deCaballería a la clase deRegimiento con la denominaciónde “Húsares Voluntarios deBurgos”; y además, fue ascendidoa capitán de Infantería (16-9-1809). Con su regimiento, comba-tirá en tierras de Castilla la Vieja yGuadalajara y causará un daño tre-mendo a los ejércitos franceses.

Tan poderosamente llama-ron la atención de Napoleón los

golpes del cura Merino que orde-nó al general Roquet que lo apre-sara cuanto antes. El general fran-cés puso entonces en movimientoa un ejército de entre 19.000 y20.000 soldados, por lo queMerino escribió al Director expli-cándole lo difícil que sería para élsostenerse y le propuso la idea demarcharse lejos con su regimiento.Sin embargo, el Director se opusoa que lo hiciera y le contestó quetal alarde de fuerzas del enemigoduraría muy poco, añadiendo quelos franceses enviarían un granconvoy destinado al sitio deCiudad Rodrigo y que él le diríaqué ruta debería tomar para sor-prenderlo.

El Director tuvo razón y elcura Merino siguió sus instruccio-nes. Emboscado cerca del puentede la localidad de Quintanar delPuente, entre los ríos Arlanza yArlanzón, Merino atacó el convoyy se apoderó de él. Luego envió lapólvora francesa a los conventoscercanos para conservarla; enterrólas bombas y los cañones cerca delos ríos; y conservó el convoy conlos cañones frisones que de él tira-ban. Después, distribuyó los caba-llos de tiro y todo el herraje de losfurgones entre los campesinos. Portal acción conseguirá después suascenso a coronel (7-01-1810).

Tras la toma del importan-te convoy imperial, los generalesRoquet y Kellerman se lanzaronfuriosos a la captura del curaMerino y su regimiento; ante locual, lo subdividió en cuatro gru-pos y se guarneció en la Sierra deQuintanar. Finalmente, los impe-riales se retiraron al no poder des-

truir el regimiento de Merino,quien con 400 guerrilleros monta-dos salieron de nuevo de campaña,realizando varias acciones.

El cura Merino disponía deconfidentes en todas partes y poruna joven administradora de rentasde la localidad de Barbadillo delMercado supo que un coronelfrancés se dirigía con numerosastropas a Hontoria del Pinar. Paradicha ocasión, que sería una de susacciones más famosas, reunió uncontingente de paisanos armadoscon escopetas, fusiles y hachas. Enefecto, el coronel llegó aBarbadillo al frente de 500 drago-nes y a las cinco de la mañana deldía siguiente prosiguió la marchahacia Hontoria del Pinar. En cuan-to al valeroso cura Merino, éstehabía hecho talar los pinos delbosque en una gran extensión deterreno, como también habíaemboscado sus tiradores y preve-nido sus jinetes. Apenas entraronlos dragones franceses en el bos-que, Merino ordenó derribar lospinos ya cortados, y a la señal deun disparo de escopeta se lanzócon sus hombres sobre los impe-riales quienes, sin poder avanzarpor los pinos cortados, ni tampocoretroceder por los disparos de losfusiles y de las escopetas de losguerrilleros, intentaron huir algalope, pero les salieron alencuentro los jinetes españoles,comenzando así un combate queterminó en una horrorosa matanza.De los 500 dragones franceses,sólo sobrevivieron 37 hombres, delos que 17 resultaron heridos (elcoronel, un sargento y 15 solda-dos).

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El cura Merino estuvodespués combatiendo durante todoaquel año 1810 con tanta honracomo fortuna, logrando numerosasvictorias sobre los franceses.Como todos los guerrilleros, siem-pre prefería el ataque por sorpresay establecía centinelas y guardiasavanzadas. Para dormir siempre seinternaba por el monte con su asis-tente, mientras que sus jinetes dor-mían cerca de sus caballos, loscuales permanecían toda la nocheensillados en los establos parapoder ser montados de inmediatosi se producía la menor alarma.Cambiaba de asistente y de caballotres veces al día; y solía albergar asus hombres en los pueblos porrazones de economía y mayor des-canso, ya que, según él, “el hom-bre no es de hierro”. Para descan-sar, prefería hacerlo en las monta-ñas y sitios agrestes, en previsiónde que pudiera producirse un ata-que por sorpresa enemigo. Usabaindistintamente el trabuco de bocaancha y su fiel escopeta, pistolasde arzón, cachorrillos (pequeñaspistolas) en el bolsillo y cuchillo alcinto. Rara vez usaba insignias nidistintivos militares, porque no legustaban. Detestaba los juegos yno toleraba entre sus hombres aborrachos y blasfemos, lograndotransformar unos rudos campesi-nos en hombres sociales y dignos.Conviene añadir que por su triunfoen Hontoria del Pinar fue ascendi-do a teniente coronel (7-01-1810).lxxv

El 28 de enero de 1811capturó 70 fusiles a los enemigosen Cébico Navero y los entregó a

otros tantos guerrilleros. En marzologró salvarse de dos emboscadasque hubieran sido fatales para él ysus hombres. En julio se apoderóen Quintanar de un numeroso con-voy custodiado por 1.000 soldadosimperiales, matando e hiriendo aunos 200 y aprisionando amuchos. En agosto y septiembrelogró nuevas victorias, que conti-nuó en octubre y noviembre,logrando destrozar los restos delejército del mariscal AugusteFréderic Louis Viesse deMarmont, duque de Ragussa, quemarchaba en retirada; y conPadilla y Príncipe formaron unalínea defensiva del Duero a Lerma.Precisamente, el 8 de agosto de1811 ascendió a coronel.

En abril de 1812 capturóun batallón de polacos en Hontoriade Valdearaos, dedicándose des-pués a recorrer y guardar las cerca-nías de Aranda de Duero. En agos-to escribió un resumen de varioscombates que había mantenidocon el enemigo: “He impedidomuchos saqueos de los pueblos, hecausado 1.500 bajas a los enemi-gos, y de tener más fuerzas nohabría dejado vivo a un francés enBurgos”. lxxvi En atención a susméritos por las acciones bélicasque había emprendido y, sobretodo, por el mencionado combatede Hontoria de Valdearaos contralos polacos, el cura Merino fueascendido a brigadier (6-08-1812).En esa fecha, sus tropas estabanformadas por 300 hombres deCaballería y 600 de Infantería.

En 1813 causó más de 400muertos al ejército del general

conde de Arlon, y de acuerdo conel Empecinado salvó Aranda ySegovia del pillaje de los imperia-les. En el mes de mayo dio unaproclama ofreciendo perdón yamparo a los afrancesados. Tras ladecisiva batalla de Vitoria (21-07-1813), el cura Merino y su gentefueron enviados a Cataluña, cau-sando sus tropas la admiracióngeneral por su marcialidad, valor ydisciplina. Nombrado brigadierdel Ejército en premio de susnumerosas victorias, fue enviado aBurgos como gobernador militar y

permaneció desempeñando dichocargo hasta 1814.

Juan Martín Díaz, elEmpecinado.

Juan Martín Díaz, másconocido como el Empecinado, seconvirtió en un personaje legenda-rio desde los inicios de la Guerrade la Independencia y lo ha segui-do siendo hasta nuestros días.Además, la historia y la leyendaacreditan su condición de español

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y patriota íntegro, como tambiénlos grabados de la época. lxxvii

Este otro famoso jefe guerrilleroque antes había sido un honradolabrador, se convirtió en el héroemás popular de las guerrillas y ate-rrorizó a los ejércitos de Napoleón,al tiempo que llenó de orgullo a losespañoles que lucharon por suindependencia.

Juan Martín Díaz era hijode Juan Martín, natural del pueblosegoviano de Fuentidueña, y deLuisa Díaz (o Díez), nacida en elpueblo vallisoletano de Castrillode Duero. Nació el 2 de septiem-bre de 1775 en el seno de unafamilia de labradores mediana-mente acomodados de Castrillodel Duero.

¿De dónde le vino el apodode El Empecinado? En Castrillo,lindando con las casas del vecin-dario, pasaban unos arroyos queformaban un lodo negruzco quelos del lugar llamaban “pecinas”, yde ahí que todos los habitantes delos pueblos de la comarca llama-ran “empecinados” a los naturalesde Castrillo. No obstante, en aque-lla época se decía asimismo que“empecinado” venía a significaralgo así como “embadurnado depez”, ya que una buena parte delos vecinos de Castrillo de Dueroeran zapateros.lxxviii Por tanto, nosimaginamos que Juan Martín pasóquizás los primeros años de suvida en aquella tierra de pecinasalternando el aprendizaje del ofi-cio de zapatero con el cultivo de latierra.

Según F. HernándezGirbal, biógrafo de El

Empecinado, su vocación militarfue muy temprana, pues se inicióen 1791 cuando sólo tenía 16 añosde edad. Resultó que unRegimiento de Caballería entró ensu pueblo y un sargento y un sol-dado se alojaron en su casa. Por lanoche, al abrigo de la lumbre yacompañados por una jarra debuen vino, ambos militares estu-vieron narraron hazañas de la gue-rra en Italia y aventuras enPortugal, mientras el joven JuanMartín les escuchó embelesado.Tales relatos le impresionaron alpunto de que, unos días más tarde,se escapó de su casa al amanecer ymarchó a Peñafiel para alistarse enel Ejército. Su “aventura castren-se” duró bien poco, pues su padrefue a buscarle al cuartel y le llevóde vuelta a casa. lxxix

En 1792 estalló la Guerradel Rosellón entre España y laRepública de Francia, y JuanMartín se alistó como voluntario alos 18 años de edad en el Ejércitocomo soldado del 7º Regimientode Caballería de Lanceros del Rey.Aunque sus padres intentaron queno fuera a la guerra y llevarlo devuelta a casa, él se negó a abando-nar la Milicia y desde la primeraacción en que tomó parte se distin-guió por su valentía. Al añosiguiente, su extraordinario valor yarrojo en la primera batalla en laque tomó parte llegó a oídos delgeneral Ricardos, quien asombra-do lo nombró su ordenanza o asis-tente. Fue entonces cuando, porvez primera, formó una pequeñapartida que comenzó a operar enCataluña y con la que hostigó al

enemigo; por tanto, podría decirseque aquella guerra en la que se for-maron tantos futuros guerrillerosde la Guerra de la Independenciafue donde él pudo aprender yponer en práctica sus grandeshabilidades guerrilleras.

Poco después, la Paz deBasilea (22-07-1795) puso fin a laGuerra del Rosellón, por lo que eljoven soldado Juan Martín selicenció en el Ejército y regresó asu pueblo natal. En 1796 contrajomatrimonio con Catalina de laFuente (1-03-1796) y desde enton-ces hasta 1806 residió enFuentecén dedicándose a cavarviñas; y luego, en 1807, fue nom-brado recaudador de impuestos.Precisamente fue en Fuentecéndonde adquirió el sobrenombre de“el Empecinado” por ser naturalde Castrillo de Duero y por el quesería conocido durante la Guerrade la Independencia. Tan orgullosoestaba de ello que al término de lacontienda solicitará al reyFernando VII el debido permisopara que fuera su apellido y tam-bién pudiera transmitirlo a sufamilia, gracia que le concederápor Real Orden.

Poco antes de la Guerra dela Independencia y de convertirseen uno de los guerrilleros másfamosos en la lucha contra losfranceses, alcanzó la fama por sufuerza hercúlea. Todo empezócuando fue detenido en Aranda deDuero por la justicia y encerradoen el corral del Concejo con suburro y la carga de leña; pero éllogró después fugarse remontandouna pared bien alta con su animal

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y su carga a cuestas.lxxx

El 7 de enero de 1808 pre-senció en Valladolid la entrada delgeneral Dupont. Más tarde, a prin-cipios de abril, su vida como gue-rrillero se anticipó al alzamientodel 2 de mayo. Se debió a que unsargento francés de Coracerosvioló a una joven de su pueblo. Envenganza, asaltó junto a su herma-no Miguel al sargento y al soldadoque le acompañaba en un tramoangosto del camino de Castrillo aPeñafiel. Allí, en el llamado Saltodel Caballo, fue donde inició susacciones bélicas demostrandovalor, destreza con las armas,dotes de mando y arrojo en elcombate contra los invasores fran-ceses. A continuación, abandonósu pueblo y marchó al campo for-mando su primera partida (20-04-1808) con dos hombres: el jovenJuan García, natural de Cuevas(localidad próxima a Castrillo deDuero), y un convecino que se leagregó. Aquel mismo mes de abril,una vez organizada su primerapartida, emprendió sus primerasacciones contra los franceses dedi-cándose a interceptar correos,detener convoyes y aprisionar sol-dados imperiales. Tales embosca-das de los primeros momentos dela ocupación napoleónica en aque-llos parajes, en las que perdieron lavida varios franceses, fueron lasque iniciaron su fama como gue-rrillero y las que le proporcionaránhombres y medios.

Tras comenzar la Guerrade la Independencia, elEmpecinado solicitó al capitán

general que armara al pueblo (24-05-1808), tomó parte con sus gue-rrilleros en el combate de Cabezónsosteniendo la retirada de las tro-pas españolas, y al frente de unescuadrón combatió heroicamenteen la batalla de Medina de Rioseco(14-07-1808), donde los españolesfueron derrotados por los france-ses.

Pero en realidad sus prime-ras acciones propiamente guerri-lleras comenzaron a partir de lasegunda invasión napoleónica ymuy pronto se convirtió en el ídolode ambas Castillas, la Vieja y laNueva, y luego de España entera.Primeramente operó con su partidaen una amplia zona comprendidaentre Aranda de Duero, Lerma yValladolid.

Tras la derrota en Medinade Rioseco, el Empecinado se apo-deró en agosto de un convoy fran-cés de 30 carros; y luego en sep-

tiembre apresó a una sobrina delmariscal Moncey y a su escolta,dándole a ella hospedaje en su pro-pia casa.

En octubre, el Empecinadomarchó a Hontoria del Pinar y allíse alojó en la casa del curaMerino, donde pasó varios días encompañía de cinco de sus guerri-lleros. Según el relato novelado deF. Hardman en su obra titulada ElEmpecinado visto por un inglés yla mencionada biografía de F.Hernández Girbal, un mendigopaisano suyo de Castrillo, a quienhabía dado una moneda de orocomo limosna, le denunció alalcalde afrancesado de Burgo deOsma, por lo que fue detenido yencarcelado. Sin embargo, al messiguiente, con su fuerza hercúlealogró romper las cadenas que suje-taban sus grilletes y logró fugarse(13-11-1808) cuando una columnade Caballería francesa hacía su

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Monumento al Empecinado en Roa

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entrada en Burgo de Osma. En suhuida se detuvo en la posada deFuentelcésped, donde se apoderóde un caballo con armamento en elarzón, perteneciente a un soldadodel escuadrón francés que se halla-ba allí hospedado.

Poco después aumentó losefectivos de su partida guerrilleray entre sus múltiples acciones con-viene destacar que auxilió al curaMerino en la toma de Roa con sushermanos Manuel, Dámaso yAntonio (de 15 años de edad).Luego, le fue encomendada lapeligrosa misión de llevar unospliegos del mayor interés al gene-ral británico sir John Moore, quese hallaba combatiendo contra losfranceses en Ciudad Rodrigo; ypor los grandes peligros que pasófue recompensado con 1.000duros, suma importante queempleó en la compra de caballos ymonturas para sus hombres.

Vuelto de Salamanca aFuentidueña, el Empecinado reali-zó diversos hechos de armas victo-riosos. Entre ellos, merece men-ción especial su ataque en SantaMaría de Nieva a un gran convoyfrancés, con el que arrebató al ene-migo muchas cargas de plata, unrico botín y cien caballos; y ade-más, en dicha acción hizo prisio-nero al general Chic, ayudante deJosé I, el rey intruso. En venganza,los imperiales se apoderaron de suanciana madre y amenazaron confusilarla, a lo que él respondió quea continuación él fusilaría a 100prisioneros y luego a todos cuan-tos cayeran en su poder; y antesemejante amenaza, la anciana fuepuesta inmediatamente en libertad.

Las gestas del Empecinado esta-ban en boca de todos y la JuntaCentral, en recompensa por susheroicidades, le nombró primeroteniente y luego capitán deCaballería (27-03-1809).

En el mes de julio de 1809,cuando el mariscal Jean de DieuSoult se dirigía a Talavera con sustropas, el Empecinado mantuvolas comunicaciones entre las tro-pas del general duque del Parque ylas británicas del coronelDonellan, avistó a ambos, y suble-vó los pueblos por donde pasaba,siendo tan hábiles sus movimien-tos que causó la admiración detodos, especialmente por tratarsede un ignorante campesino cuyapreparación militar la había adqui-rido de forma autodidacta y sobreel propio terreno. En la famosabatalla de Talavera, en la que losingleses llevaron el peso de labatalla, el Empecinado y sus hom-bres marcharon en la vanguardia

del ejército del duque del Parque,reconociéndose que las accionesde su partida guerrillera habíanprestado un servicio inestimable alejército conjunto anglo-español yque contribuyeron a la victoria.

Al saber que en Salamancahabía quedado un destacamentofrancés, penetró en la ciudad y loapresó en un ataque por sorpresa(2-08-1809). Según comenta elgeneral José Gómez Arteche yMoro en su biografía delEmpecinado (Barcelona, 1888),sus brillantes hechos de armashicieron comprender a todos, tantoa los españoles como a sus enemi-gos, las cualidades militaresextraordinarias que él poseía.Destinado a la provincia deGuadalajara, primero consiguióromper el cerco al que le sometióel enemigo (13-11-1809) y luegorealizó toda una serie de operacio-nes, todas ofensivas, que le permi-tieron defender a los pueblos y asi-mismo crear un núcleo poderosode fuerzas, con la ayuda de suprimo Mariano de Navas y su granamigo Segundo Antonio Berdugo(sic), formando dos batallones alos que denominó: el de Tiradoresde Sigüenza y el de Voluntarios deGuadalajara (abril, 1810).

Pero aunque, como vimos,el Empecinado combatió enCiudad Rodrigo, Talavera y enSalamanca, su escenario bélicopreferido siempre estuvo en lasprovincias de Burgos y Soria, yposteriormente en Guadalajara.

En agosto de 1810 liberó alpueblo de Retortillo (29-08-1810);y un mes después, el GobiernoSupremo de la Nación le ascendió

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Batalla de Talavera

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a brigadier (septiembre, 1810).

Napoleón decidió capturaral Empecinado y destruir sus tro-pas, para lo cual fue enviado elgeneral Joseph Léopold Hugo,veterano de la Vendée o delRosellón y vencedor de Fra-Diavolo en Abruzzos (Italia),donde se distinguió en operacionesmuy parecidas. Poco antes de par-tir de Madrid, el general francésfue recibido por José I en elPalacio Real, a quien aseguró quepronto regresaría con elEmpecinado como prisionero. Sinembargo, pese a estar al mando de3.000 soldados de Infantería ynumerosa caballería reforzada, elgeneral francés muy pronto com-prendió que se trataba de unamisión nada fácil, ya que el jefeguerrillero se movía de formaasombrosa, anocheciendo en unaprovincia y amaneciendo en otra.Además, el Empecinado no dejóde sorprender, fatigar y diezmar alos imperiales en todo momento.Así lo describió el propio generalHugo en sus Memorias Militares:“tal era la pasmosa actividad deel Empecinado, tal la resolución yaumento de sus fuerzas, Tales lossocorros que recibía, que se veíaforzado a ejecutar continuos movi-mientos… Para la conquista de laPenínsula se necesitaba acabarcon las guerrillas. Pero su des-trucción era la imagen de la hidrafabulosa”. lxxxi

El 14 de septiembre com-batió en Cifuentes contra el gene-ral Hugo, luego ocupó Sigüenza(29-09-1810) y el general Hugo

intentó en vano ganarle para lacausa francesa (7-12-1810).Finalmente, tras dos años de luchay de recurrir a todas las tretas posi-bles para vencer al Empecinado,regresó a Francia fracasado, des-alentado y enfermo. Su propiohijo, el gran escritor francés VíctorHugo, nos explica su fracaso ensus narraciones novelescas: “Noentraré en los pormenores deaquella guerra de montaña, queera una repetición de la que elgeneral había hecho en elApenino. El sistema delEmpecinado era el mismo que elde Fra-Diavolo, escaramuzas per-petuas y desapariciones súbitas.En el momento en que le iban aaplastar, desaparecía bruscamentepara reaparecer cuando menos sepensaba.

Pero había entre aquellasdos guerras una diferencia esen-cial: en Italia los habitantes esta-ban contra las partidas y enEspaña con ellas. Y era queEspaña se alzaba toda para recha-zar aislada la dominación extran-

jera, defendiéndose hombre ahombre y pie a pie. Imposiblesaber por dónde había podidoescaparse el Empecinado; losaldeanos daban falsas noticiascuando no tenían tiempo de huir ala aproximación de los franceses.Y lo más frecuente era encontrarlas aldeas desiertas, habiendoocasión en que se anduvo ochodías sin ver a nadie. Antes de esca-parse destruían lo que no podíanllevar consigo; no se hallaba pan,ni carne; y consumida la galleta,las tropas morían de hambre”.lxxxii

El Empecinado, ante lanecesidad de poder armar y vestira tantos voluntarios que acudían adiario ante él arrastrados por lafama que le precedía, se vio en lanecesidad de pedir auxilios y seabrió en Cádiz una suscripciónpara el sostenimiento de su guerri-lla (8-01-1811); aunque finalmen-te le llegó ayuda de todas partes deEspaña y de América. Su guerrilla,que contaba con varios miles dehombres, se agrupó en una divi-sión guerrillera que sostendránumerosos combates en el BajoAragón, Soria, la sierra de Madridy Levante.

Por orden de sus jefes, elEmpecinado acudió en socorro deTarragona al hallarse sitiada porlas tropas del general LouisGabriel Suchet, para lo cual pasópor Valencia (11-01-1811), endonde fue recibido como un héroeentre una multitud entusiasta. Deregreso a Guadalajara, los impe-riales organizaron muchas y pode-rosas columnas para apresarle,

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pero tales esfuerzos resultaron bal-díos; y entre sus acciones, cabedestacar la de Sacedón (6-02-1811). El general Augustin-DanielBelliard, conde de Belliard, vién-dose impotente, finalmente excla-mó: “Es imposible acabar con elEmpecinado”. lxxxiii

El 11 de mayo de 1811 fueautorizado por la Regencia paraponer en pie de guerra hasta10.000 hombres en las provinciasde Madrid y Castilla la Vieja.Además, le envió tres piezas deartillería y dispuso asimismo quesus tropas formaran la 5ª Divisióndel 2º Ejército (junio, 1811).Aunque en el mes de julio mantu-vo graves diferencias con la Juntade Guadalajara.

Tras recobrar Sigüenza,tuvo noticia de que los imperialesiban a atacar Cuenca, por lo quemarchó de inmediato en su auxilio.El 19 de septiembre, recibió órde-nes del general Joaquín Blake porlas que tendría que pasar a Aragóny Valencia; y al día siguiente reci-bió armas del general inglésDoyle. En cumplimiento de lasórdenes que le dio Blake, se apo-deró de Calatayud (6-10-1811), LaAlmunia (6-11-1811) y Daroca. Suestancia y triunfos en Aragón sonconocidos en la historia con el glo-rioso título de “Campaña delEmpecinado”.

Sin embargo, el mes de

febrero de 1812 le fue muy adver-so. Se produjo su fuerte derrota enRebollar de Sigüenza y que podrí-amos calificar como un verdaderodesastre, puesto que perdió 1.200hombres e incluso se le llegó a darpor muerto. Además de semejantepérdida, su lugartenienteSaturnino Abuin, alias el Manco,desertó y se pasó al enemigo. PeroAbuin, llevado por su codicia, nosólo le traicionó, sino que intentó“comprarle” ofreciéndole dineropara que se pasase también albando enemigo. El episodio de latraición del Manco y su posteriorhumillación ante el Empecinadofigura entre las mejores páginas delos Episodios Nacionales galdo-sianos.

Tras la dura derrota deRebollar, el Empecinado ocupó denuevo Cuenca al frente de sus tro-pas (9-05-1811) y liberó a unpobre corneta, casi un niño, aquien unos dragones se llevabanprisionero. Luego, apenas resta-blecido de una nueva y grave heri-da, partió con sus tropas contra lasguarniciones de Arganda,Villarejo, Fuentidueña y Tarancón.Después, al recibir en julio la noti-cia de la victoriosa batalla de LosArapiles o de Salamanca (22-07-1812) y que José I había huido,cercó la guarnición imperial deGuadalajara con su infantería ymás tarde se presentó por sorpresa

en Chamartín (10-08-1812).El 12 de agosto de 1812

entró con su caballería en Madridjunto con el general Sir ArthurWellesley (poco más tarde, lordWellington), no sin antes pasar acuchillo a un escuadrón enemigo.Unos días después reconquistóGuadalajara (16-08-1812).

En septiembre reconquistóCuenca (30-09-1812) e hizo jurara sus tropas la Constitución deCádiz. Luego, en octubre y a losinicios de noviembre, maniobrójunto al general Durán por las ori-llas del Ebro; pero rápidamente sedirigió de regreso a Madrid consus fuerzas con el fin de protegerlas provincias castellanas, y paralo cual atacó a las tropas francesasque se hallaban abandonando laCapital. Después, al saber que subatallón de Voluntarios de Madridhabía sido sorprendido enGuadalajara, marchó raudo en suauxilio. Luego se retiró a Sigüenzapara dar un merecido descanso asus hombres.

En la primavera de 1813realizó con sus tropas varias accio-nes, que terminaron con un nuevoy resonante triunfo: la liberaciónde Alcalá de Henares (22-05-1813). El racionero y director delas Sagradas Ceremonias de laCatedral, la describió desde el púl-pito de la propia Seo. Veamos unfragmento de su descripción:

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“Nosotros dormíamos, y elEmpecinado velaba. Sus centine-las le avisan la llegada de duplica-das fuerzas. Deja la ciudad, queocupan los enemigos, y va toman-do posiciones ventajosas sobre elpuente del Henares. Quieren des-alojar de ella, pero inútilmente.Ellos son 3.000 y los nuestros unbatallón, pero cada empecinado esun muro de carne. Al fin retroce-den y huyen desbandados por lallanura”. lxxxiv Para conmemorartan gloriosa acción, el ayunta-miento de Alcalá dispuso colocaruna pirámide en el mismo campode batalla, consignando en lamisma la bravura del Empecinadoy sus hombres, así como la grati-tud y el reconocimiento de la ciu-dad.

El Empecinado fue llama-do a Madrid en junio para cubrircon su división la carrera durantela procesión del Corpus. Al messiguiente tuvo lugar la memorablebatalla de Vitoria (21-07-1813), enla que las armas napoleónicas fue-

ronderrotadas con gran brillantez; y ainstancia suya, el generalísimolord Wellington le envió a Tortosapara mantener el cerco de la ciu-dad (10-12-1813) con las fuerzasque él mismo había reunido: 4.000infantes, 850 caballos y 50 artille-ros.

Juan Martín Díaz elEmpecinado se comportó, desdelos inicios de su participación en lacampaña militar, como un verda-dero padre para sus guerrilleros,un protector de los pueblos y unmilitar ejemplar. Siempre fue elprimero en todos los combates,como también el último en todaslas retiradas. Hombre de corazónsensible, pues consideró como“sagrados” a todos sus prisionerosy jamás fusiló a ninguno de ellos.Pero resulta aún más elocuente elque no sólo fue muy querido portodos los generales españoles, ciu-dades y pueblos, sino que tambiénse ganó la admiración y el respetodel general lord Wellington y de

las tropas aliadas británicas y por-tuguesas, como asimismo de suspropios enemigos como LouisGabriel Suchet, Augustin DanielBelliart, Joseph Léopold Hugo eincluso el propio NapoleónBonaparte. Reconocido por todoslos españoles como “el primerguerrillero”, siempre se distinguiópor su valor y por carecer de orgu-llo y ambición personal, siendo suspropios hechos lo mejor de su glo-riosa historia.

Paralelismo entre el cura Merinoy el Empecinado.

Según la apreciación dePío Baroja, el campesinado produ-jo al guerrillero, el cual a su vezpodía ser de dos tipos: el generoso,comprensivo y que llegaba a per-der su carácter como hombre delcampo, tal como lo fueron Mina,el Empecinado o Zurbano, entremuchos otros; y el tipo sórdido,intransigente e invariable, como lofue el cura Merino, también entreotros. Para este genial escritor, enestos últimos se habían perfeccio-nado los instintos guerreros, delmismo modo que en un perro seperfeccionan sus instintos de caza.lxxxv

Vamos a establecer a conti-nuación un paralelismo entre elcura Merino y el Empecinado, dosjefes guerrilleros relevantes denuestra Guerra de laIndependencia, para observar suspuntos en común y también susgrandes diferencias, ya que suscaracteres personales, sus profe-siones antes de convertirse en gue-

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Jerónimo Merino y el Empecinado

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rrilleros, su patriotismo sincero yprofundo sentido del honor, susideales políticos, sus actuacionesal término de la contienda y sufinal infortunado fueron muy aná-logos a los de la mayoría de losprincipales jefes guerrilleros.

1º.- Origen, carácter personal yactitud de ambos ante la guerra.

El cura Merino, prototipodel guerrero astuto, sobrio y tenaz,duro y temible por sus enemigos,había sido arriero y pastor antes deser clérigo. Fue un hombre denaturaleza enfermiza, de escasafortaleza y de carácter muy intro-vertido, amante de la vida al airelibre y sin lujos, y excelente tira-dor y jinete. Si al principio habíasido un simple y pacífico párrocode pueblo y antiguo desertor demilicias, por lo que su vocaciónhabía distado mucho de la carrerade las armas, fueron las propiascircunstancias de la violenta ocu-pación francesa las que le arrastra-ron hacia la guerrilla a los 37 añosde edad, poniéndose entonces alfrente de sus primeros seguidores.Durante la Guerra de laIndependencia observó un com-portamiento austero en extremo,muy poco tratable, propenso a laintransigencia y obsesionado porimponer una disciplina férrea a sushombres. Además, su conducta fueintachable pero muy conservado-ra, y su espíritu religioso profun-damente arraigado; le despreocupópor completo la vestimenta; fueenemigo acérrimo del juego; yjamás tuvo un solo tropiezo amo-roso con mujer alguna a diferencia

de muchos otros jefes guerrilleros,lo cual consideraba inmoral yentendía que no era honorable enun hombre, y menos en un sacer-dote como hombre consagrado aservir a Dios. Asimismo podríaañadirse que sus hechos de armasfueron muy numerosos duranteesta contienda, como consta en suhoja de servicios, y que en lamisma jamás conoció la derrota.

El Empecinado había sidolabrador, cavador de viñas y recau-dador de impuestos por brevetiempo (1807-1808), puesto que sehizo guerrillero antes de iniciarsela Guerra de la Independencia. Defortaleza hercúlea y salud envidia-ble, y de carácter muy extrovertidoaunque torpe en el hablar. Desdemuy joven mostró un tempera-mento aguerrido, con una marcadavocación militar que le llevó aalistarse como voluntario en laGuerra del Rosellón, donde ganófama como guerrillero y por suvalía fue nombrado ayudante delgeneral Ricardos. Fue un hombremuy brusco de modales, demos-trando que no había estudiado enninguna academia militar.Además, fue muy dado a alardearde su desprecio hacia las formascultas, considerándolas como pro-pias de amanerados y frívolos; a lavez que no perdía la menor oca-sión para alabar la rudeza casi pri-mitiva en los hombres, entendién-dola como una muestra de virili-dad. También, a diferencia delcura Merino, fue un hombre detemperamento muy vital, de con-ducta liberal y comprensivo conlas debilidades ajenas, muy gene-roso con los demás, aficionado al

juego y amante del buen vivir, másamigo y compañero que jefe parasus hombres, de trato agradable y amenudo envuelto en enredos amo-rosos.

Por otra parte, ambos fue-ron: verdaderos genios en la gue-rra irregular; hombres de honor;les movió un profundo patriotismodurante la Guerra de laIndependencia; y sobre todo,jamás fueron oportunistas, por loque actuaron de forma consecuen-te respecto a sus ideas políticasdespués de dicha guerra.

2º.- Posición adoptada por ambosdurante el Trienio Liberal(1820-1823).

Ambos jefes guerrilleroseran prácticamente cuarentonescuando acabó la Guerra de laIndependencia, alcanzaron las másaltas cumbres de la Milicia duran-te la misma, y fueron muy célebresdentro y fuera de España. Además,tuvieron un origen bastante análo-go en cuanto a la tierra dondenacieron y a su linaje humilde. Sinembargo, ambos personajes tuvie-ron en realidad muy poco encomún.

Merino fue por encima detodo un “servil”, pese a sentirsemal recompensado, y como abso-lutista estricto tomará de nuevo lasarmas para “echarse al monte”cada vez que los liberales apuntenpor los horizontes de Castilla;mientras que el Empecinado fueun liberal hasta lo más profundode sus entrañas y aprovecharácuanta ocasión se le presente paradefender sus ideales liberales, lo

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que le acarreará un sinfín de pro-blemas. No obstante, aún existenserias dudas sobre si el curaMerino supo en realidad lo queeran los absolutistas, los apostóli-cos y los carlistas; como tambiénsi el Empecinado alcanzó a com-prender el fondo doctrinal, políticoy social de los doceañistas, libera-les y demás. En el caso de esteúltimo, su propia trayectoria pare-ce indicar que su aceptación delconstitucionalismo fue al principiopoco definida; aunque luego se fueafianzando de forma paulatina y sehizo cada vez más explícita.

Terminada la Guerra de laIndependencia, se produjo enmayo de 1814 la disolución de ladivisión del Empecinado. Pese atodo, él disfrutaba de una posiciónexcepcional y al mes siguiente fueincluso recibido por Fernando VII.Además, como quedó antes rese-ñado, solicitó al Rey su autoriza-ción para que tanto él como sufamilia pudieran usar el apellidode Empecinado, merced que le fueconcedida por Real Orden. Segúnel gran orador Salustiano Olózaga,la voz “Empecinado” se habíaconvertido en sinónimo de “patrio-ta” y “liberal”; por tanto, para éltal apellido era motivo de orgullo.

Meses más tarde, en enerode 1815, el Empecinado ascendióa mariscal de campo; no obstante,su oposición al régimen absolutis-ta no tardó en manifestarse. Pocassemanas después de su ascensoentregó en mano al Rey (13-02-1815) una exposición de protestaen la que le pidió el restableci-miento de la Constitución de 1812,que el propio Fernando VII había

abolido a su regreso. Por tal actode valentía y patriotismo fue des-terrado a Valladolid. Al partirhacia su destierro, solicitó su bajatemporal del Ejército y se retiró asu pueblo Castrillo de Duero, dedi-cándose a partir de entonces a laagricultura. A pesar de haber caídoen desgracia, tal circunstancia nofue óbice para que recibiera la pre-ciada Cruz de San Fernando (30-06-1816), en premio a sus numero-sos e indiscutibles méritos quehabía contraído durante la pasadacontienda.

En cuanto al cura Merino,éste obtuvo una canonjía al regre-so del Monarca; pero pronto seindispuso con el clero. Ante losproblemas causados por su prover-bial intransigencia, se le permitióregresar a su pueblo para quepudiera establecer allí su residen-cia y cobrar allí sus sueldos sin

causar más problemas. El Empecinado, al igual

que otros compañeros, se vinculómuy pronto a movimientos conspi-ratorios contra Fernando VII, altiempo que se producían los pro-nunciamientos de Díaz Porlier elMarquesito en La Coruña y deLacy y Vidal en Levante.Finalmente, tras producirse elalzamiento del comandante Rafaelde Riego en Cabezas de San Juan,secundó la sublevación que pro-clamaba el restablecimiento de laConstitución gaditana de 1812.

El período que duró elnuevo régimen, conocido como elTrienio Liberal (1820-1823),representó para el Empecinadounos años de gloria y satisfaccio-nes, puesto que fue nombradogobernador militar de Zamora yluego Segundo Jefe de laCapitanía General de Castilla la

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Tumba del cura Merino

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Vieja a las órdenes del conde deMontijo. Pero no gozó de tranqui-lidad en este segundo cargo, pues-to que a partir de entonces tuvoque dedicarse a combatir con granenergía a las partidas absolutistasque se alzaron en armas y que cadavez fueron más numerosas.Precisamente, como una paradojadel destino, su mayor enemigo fueentonces el cura Merino, el mismoa quien había ayudado en la tomade Roa y con quien colaboró en lalucha contra los franceses, logran-do entonces derrotarle en variosencuentros armados.

Según los biógrafos delEmpecinado, Fernando VII llevó aofrecerle nada menos que la sumade ¡un millón de reales! y el títulode conde de Burgos, si se ponía departe de los absolutistas. Pese a talofrecimiento, él se decantó decidi-damente a favor de la causa libe-ral. Precisamente por iniciativasuya se exhumaron los restos delos Comuneros en Villalar, comosímbolo de la nueva libertad, a lavez derrotó a las tropas realistasdel cura Merino.

Si bien el triunfo del libera-lismo supuso para el Empecinadosu reincorporación al Ejército,como también la recuperación desu influencia y prestigio, el curaMerino obró asimismo en concien-cia, pero como vimos se puso departe del absolutismo. Así pues,reunió una partida y en 1820 sealzó en armas contra el nuevo régi-men, siendo definitivamente ven-cido (1-05-1821) por el propioEmpecinado. En consecuencia,tuvo que huir y se escondió en unconvento de monjas.

3º.- El infortunado final de ambosjefes guerrilleros.

Tras derrotar al curaMerino, el Empecinado tomóGuadalajara en enero de 1823,siendo nombrado comandantegeneral de las fuerzas constitucio-nales de ambas Castillas por elgobierno de Riego. Sin embargo,en virtud de lo establecido en laSanta Alianza, Fernando VII deci-dió solicitar la intervención de unpoderoso ejército de Luis XVIII,conocido como Los Cien MilHijos de San Luis, para el restable-cimiento del absolutismo enEspaña; lo cual produjo su entradaen España al mando del duque deAngulema. Fue entonces cuandoel cura Merino marchó con sustropas a su encuentro y se colocóen vanguardia del mismo.

Ante el avance de Los CienMil Hijos de San Luis, elEmpecinado realizó un llama-

miento a todos los españoles paracombatirlo. Todo fue inútil, puesmeses después de la batalla deGuadalajara, los ejércitos liberalesfueron completamente arrolladospor el ejército del duque deAngulema. Los liberales se vieronforzados a evacuar Valladolid yallí quedó el Empecinado con unaunidad ligera de Caballería paraproteger su huida. Al día siguiente,emprendió también el caminoDuero abajo hacia Portugal, dondese refugió con la idea de continuarla lucha mediante la guerra de gue-rrillas.

El 27 de abril, el curaMerino al frente de su partida rea-lista y llegó a la Ciudad delPisuerga. Lo primero que hizo fuederribar la lápida dedicada a laConstitución para poner en sulugar una estatua de Fernando VII.Poco después, el duque deAngulema entró con su ejército enMadrid (24-05-1823), lo que supu-so la restauración del absolutismofernandino en España. Luego, elnuevo gobierno ordenó disolverlas tropas del cura Merino, lo cualle irritó de sobremanera; sobretodo, porque entendió que talmedida había supuesto un acto deingratitud hacia él, que tanto habíaluchado contra el liberalismo yparticipado en vanguardia de lastropas del duque de Angulema.

Cuando toda España sehallaba ya en poder de los france-ses y se había producido el ajusti-ciamiento del general Riego enMadrid (7-11-1823), elEmpecinado aceptó la rendiciónque le propusieron las nuevasautoridades absolutistas y

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El Empecinado

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Fernando VII accedió a su peticiónde que le diera un salvoconductopara poder regresar a España.Cuando preguntó en dónde residi-ría, le contestaron que en Arandadel Duero (Burgos) y hacia allímarchó. Pero sucedió que en sutrayecto hacia Aranda y cerca dePeñafiel fue detenido en el pueblode Olmos de Peñafiel (22-11-1823), en las proximidades deRoa, por el corregidor de estavilla, que no era otro queFuentenebros, su implacable ene-migo personal. Aquel mismo díafue trasladado a pie, amarrado a lacola del caballo de uno de los capi-tanes realistas hasta Roa, donde leesperarán dos largos años dehumillaciones y sufrimientos,fruto de la venganza personal deFuentenebro y que se ensañará conél.

El Empecinado fue proce-sado en Roa por alta traición ycondenado a muerte, a pesar de lasgestiones de favor realizadas porsu madre ante Fernando VII, quese limitó a confirmar la sentenciade pena capital. Según los historia-dores liberales de aquella época,un general francés que había sidoenemigo suyo intercedió tambiénen vano ante el Rey para que con-mutara la pena de muerte por otra.Allí, en Roa, permaneció encarce-lado durante dos años sirviendo demofa y escarnio a los realistas, quelo expusieron a todo género deultraje en una jaula los días demercado, mientras el populacho lelanzaba silbidos, insultos y pedra-das, sin que las lágrimas de sumadre lograran conmoverlos.

Finalmente, el 19 de agosto

de 1825, Juan Martín Díaz elEmpecinado fue ajusticiado enRoa, lo que puso fin a las humilla-ciones que continuamente habíasido sometido por el alcalde y losabsolutistas. Sus últimos momen-tos reflejaron el temple de caudillonato que mantuvo durante toda suvida guerrillera. Según los relatosde la época, cuando era conducidoal cadalso y se hallaba próximo almismo, vio entre los numerososespectadores del suplicio a suinfiel esposa cogida del brazo deun oficial realista. Al reconocerla,en un supremo esfuerzo logróromper las cadenas que sujetabansus manos ante la mirada atónitade todos, arrebató la espada al jefede la escolta e intentó abrirse pasoentre los soldados que le rodeabancon sus fusiles. Aunque hirió avarios de ellos, todo su esfuerzoresultó baldío porque cayó abatidoa bayonetazos. Cuando sus enemi-gos consiguieron llevarlo hasta eltablado del cadalso, sólo lograroncolgar un cadáver cosido a bayo-netazos para su macabra exposi-ción al vecindario. Su muerte enRoa fue un triste suceso que podríacalificarse como una cruel y amar-ga paradoja, ya que lo que nopudieron hacer los imperiales fran-ceses durante los años que duró lacontienda, lo hicieron sus propioscompatriotas y en la misma locali-dad que él mismo había liberadojunto con el valeroso cura Merino,entonces convertido en su enemi-go.

Años después se produjo elfallecimiento de Fernando VII(1833). El cura Merino, ya sesen-tón, se declaró partidario de don

Carlos María Isidro de Borbón,hermano del difunto monarca, y sepuso al frente de un ejército carlis-ta tan numeroso como efímeropara defender sus derechos alTrono de España, realizandoentonces su tercera salida alcampo. Pero debido a que sus tro-pas se dispersaron, tuvo que huir yrefugiarse en Portugal, donde seavistó con el Pretendiente y volvióa la campaña, participando en lossitios de Bilbao y de Morella.Finalmente, siguió a su Rey(Carlos V en la dinastía carlista)hasta el infortunio y renunciará alas ventajas del Convenio deVergara (1839) que puso fin a laPrimera Guerra Carlista (1833-1840). Como hombre de honorhasta el final, marchó a Franciadonde vivió en el exilio sumido enla nostalgia y la tristeza, pobre yaustero, y terminó sus días en lavilla de Alençon (13-11-1844).lxxxvi

El otro cura Merino. Primeroguerrillero, luego liberal y final-mente regicida.

Martín Merino y Gómeznació en el seno de una familiapobre de la localidad de Arnedo(La Rioja) en 1789, el mismo añode la Revolución Francesa y el dela subida al trono de Carlos IV.Desde su infancia había sido decarácter un tanto aventurero y des-equilibrado, y a los once años fueenviado por sus padres al conven-to de frailes FranciscanosReformados (llamados vulgarmen-te “gilitos”) de Santo Domingo de

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la Calzada (la Rioja) para ser edu-cado, por lo que ingresó en laorden franciscana.

En 1808 salió del conventoy marchó a su natal Arnedo junto asus padres, hasta ver qué pasabacon la invasión francesa enEspaña. Pero al poco tiempo regre-só al convento, donde se vio des-bordado por los acontecimientos;por lo que muy poco despuésabandonó de nuevo el convento,aunque con el firme propósito deluchar contra los franceses.Compró entonces un caballo quehabía sido desechado en una requi-sa realizada por que los franceses(los “peplas”) por inservible yviajó hacia el Sur.

Cerca de Sevilla, Martín seenroló como voluntario en unapartida de guerrilleros que se habíaformado en la Ciudad delGuadalquivir y que era conocidacomo “Partida de los Cruzados”.Esta partida guerrillera estaba a lasórdenes del cura Francisco Ureñay con ella hizo en gran parte laguerra de la Independencia.Luego, marchó con ella a Cádizpara participar en su defensa y fueordenado sacerdote en 1813.

Terminada la guerra en1814, Merino regresó a su conven-to de Santo Domingo de laCalzada. Aunque pronto se enzar-zó en discusiones con otros frailesdebido a sus ideas liberales. Mástarde, en 1819, se exilió en Franciaante las amenazas de un fraile dis-puesto a denunciarle por hereje yliberal, estableciendo entonces suresidencia en un pueblo de losalrededores de Burdeos llamadoAngers.

El pronunciamiento deRafael de Riego (1-01-1820) enCabezas de San Juan, en el queproclamó la Constitución de 1812,dio paso al Trienio Liberal oConstitucional (1820-1823) yanimó al cura Merino a regresar aMadrid, lo cual hizo en 1821.lxxxvii

Tomó parte a favor de losliberales en los sucesos ocurridosen Madrid contra los absolutistas(7-07-1822). Debido al restableci-miento del absolutismo fernandinopor la intervención de Los CienMil Hijos de San Luis, el curaMerino fue encarcelado al igualque muchos liberales que habíancolaborado con el Trienio o sehabían significado con el mismo.Aunque luego, al serle aplicado losbeneficios de la amnistía de 1824,fue puesto en libertad, obtuvo per-

miso para abandonar la orden fran-ciscana para pasar al clero seculary marchó aquel mismo año aFrancia con el fin de asilarse denuevo en Angers. Años después,en 1830, el arzobispo le destinó ala parroquia de Saimedal, dondepermaneció dedicado a la lecturade los escritores clásicos latinos.

En 1840, al enterarse queel general Baldomero Esparteroera Regente, decidió regresar aEspaña. Así lo hizo (3-12-1840),pues marchó a Madrid y se instalóen la calle de Bordadores número3, próxima a la Plaza Mayor.Contrató entonces a Rafaela Calvocomo ama de llaves y fue nombra-do capellán de la iglesia de SanSebastián.

En 1843 se vio agraciadocon un importante premio de lote-ría (más de 5.000 duros), lo cualunido a lo que había ahorrado enFrancia le convirtió en un curarico. lxxxviii A partir de entoncespracticó la usura, algo muy comúnen aquella época, con lo que pudoincrementar su fortuna. Pero encambio fracasó en sus intentos deser empresario, puesto que desco-nocía por completo el mundo delos negocios y se arruinó. De serun hombre rico pasó a disponer desólo una mísera pensión de 60 rea-les mensuales como exclaustradoy lo recibía por entonces de susoficios religiosos. Por si fuerapoca su desgracia, algunos de suspréstamos que había realizado nole fueron devueltos y sus prácticasusurarias le acarrearon la enemis-tad de varios religiosos a quienesen ocasiones reclamó la devolu-

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Isabel II

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ción de sus préstamos de formanada pacífica. Uno de ellos fueprecisamente el propio párroco deSan Sebastián, a quien llegó a per-seguir incensario en mano por todala iglesia ante la mirada atónita delos feligreses. A partir de entoncespasó a dar misa a la Iglesia de SanJusto, próxima a su domicilio.

El carácter del curaMerino fue empeorando de formaprogresiva no sólo por su ruinaeconómica, el acoso al que lesometían sus acreedores y los dis-gustos que le ocasionaba la nodevolución de algunos sus présta-mos realizados, sino también porsus padecimientos del estómago,del hígado y de la próstata.Cuando se produzca su crimenregicida por el que pasaría a laHistoria y que trataremos a conti-nuación, Rafaela Calvo, su ama dellaves, declarará que llevabavarios años sin tener prácticamen-te trato con nadie, y él mismoreconocerá que llevaba siete añosviviendo aislado de todos. Porentonces vivía atemorizado yencerrado en su casa por miedo alos acreedores e incluso se compróun cachorrillo (tipo de pistolapequeña de bolsillo), se acostabamuy pronto, sobre las siete de latarde y ya ni siquiera se atrevía aoficiar en los entierros por miedo aser objeto de una encerrona porparte de sus acreedores.

El 2 de febrero de 1852,festividad de la Virgen de lasCandelas, el cura Merino se levan-tó temprano y se dirigió a laIglesia de San Justo. Después dedecir misa a las nueve, participó en

la procesión de las Candelas segúntestimonio del párroco FranciscoPardel. Al término de la procesión,marchó a su casa a desayunar y alas 10:30 tomó una jícara de cho-colate que le había preparado suama de llaves, a la que comunicóque se retrasaría para almor-zar.lxxxix

Luego, se dirigió al PalacioReal, donde se preparaba una fies-ta con motivo de la presentaciónde la infanta Isabel, primogénitade los Reyes, a la Virgen de laBasílica de Atocha, como marca latradición. xc Como por entoncesno había habido apenas intentos deRegicidio en España y menos enPalacio, Isabel II no disponía de unprimer círculo de escolta quepudiera impedir el que alguienpudiera acercarse demasiado aella. De ahí que la Reina disponíade una guardia estática de alabar-deros y siempre marchaba delantede ella.

Los alabarderos dejaronpasar al cura Merino al ir éste ves-tido con el traje talar y no le pidie-ron la papeleta de entrada como atodos los asistentes, por lo que sedirigió con toda libertad a lasegunda galería de la derecha quecomunicaba la Capilla con la esca-lera; y acto seguido, logró abrirsepaso a base de codazos para situar-se en primera fila. En realidad élpretendía asesinar al generalNarváez, duque de Valencia, aquien culpaba de todos los malesde España; y en segundo lugar a laReina Madre, Dª María Cristina deBorbón. Aquel día llevaba escon-dido un puñal que había compradoen el Rastro como arma homicida,y para que su ama de llaves no sos-pechara nada, lo llevaba dentro deuna funda con aspecto de bolsilloque él mismo había cosido a lasotana por dentro. Curiosamenteprefirió el puñal a su pequeña pis-tola para el asesinato, pese a quecon su cachorrillo hubiera logradosu objetivo con mayor facilidad ymenos peligro.

Según el protocolo,Narváez debería salir de Palacioantes que la Reina. Sin embargo,quiso la fatalidad que tuviera quedespachar un asunto urgente conuno de sus ministros y la Reina,impaciente, decidió saltarse el pro-tocolo para subirse al coche decaballos que la estaba esperandopara su traslado a la Basílica deAtocha. Eran las 13:15 horas y elTe Deum estaba programado enAtocha a las 13:30.

Merino estaba muy nervio-so porque Narváez no terminabade salir. Al ver a la Reina, cambió

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Pasaje Plza. Mayor de Madrid

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de idea y decidió asesinarla. Alaproximarse a Isabel II, ella creyóque aquel cura anciano iba a entre-garle un memorial o una lista deagravios, por lo que se inclinóhacia él y le tendió la mano:- ¿Qué quieres?- Esto.

De repente, el cura Merinosacó el puñal que llevaba oculto ylevantó el brazo cuanto pudo paraasestar con fuerza la puñalada.Pero la Reina levantó instintiva-mente su brazo derecho paracubrirse del golpe y esto fue lo quela salvó. El cura descargó el golpeen el costado derecho de la víctimasin que nadie pudiera evitarlo,pero resbaló al encontrarse con elbrazo y el cuchillo siguió su tra-yectoria penetrando a través de laropa (el oro con el que estaba teji-da hizo de coraza) en el hipocon-drio anterior derecho, algo porencima de su cadera. Isabel II tuvo

mucha suerte, ya que el cuchillotropezó en una de las ballenas delcorsé y perdió aún más fuerza. Fueuna herida de ocho pulgadas, perocon apenas una de profundidad;por tanto, pese a la aparatosahemorragia, sólo fue una heridaleve. - ¡Con esto tienes bastante!¡Muerta eres!

La Reina cayó hacia atrás,apoyándose en su caída en dospersonas: la marquesa viuda dePomar, que era el aya que la seguíallevando en sus brazos a laPrincesa de Asturias; y enFrancisco de Torrijos, el mayordo-mo de la semana que iba detrás deella sosteniendo la cola de su pesa-do vestido. La niña fue recogidapor alguien que recibiría el títulode Marqués del Amparo. Mientrastanto, Merino permaneció inmóvilcon el puñal en la mano, como situviera intención de repetir el

golpe, y pasados los primerosmomentos que cogió a todos porsorpresa, le detuvo un alabardero.xci Luego, se abalanzaron los pre-sentes por si oponía resistencia.Pero en realidad, en ningúnmomento se resistió y dio muestrade una gran serenidad.

El cura Merino marchódetenido por los alabarderos alCuerpo de Guardia, donde fueinterrogado y se le instruyeron lasdiligencias. Durante el interroga-torio declaró que no había tenidocómplices en su crimen, y al serpreguntado sobre el motivo que lehabía impulsado a cometerlo, con-testó con agudeza de ingenio y nopoca extravagancia que su deseofue “lavar el oprobio de la huma-nidad, vengando la necia ignoran-cia de los que creen que es fideli-dad aguantar la tiranía de losreyes”.

Pero en realidad, comoquedó antes reseñado, el curaMerino no tenía pensado asesinara Isabel II, sino a Narváez y ensegundo lugar a la Reina Madre.Por ello no sentía odio hacia laReina y de ahí el que quizás noquiso asestarle la segunda puñala-da, cuando tuvo ocasión para ello.Muy posiblemente esa fue la clavede todo este asunto y en su decla-ración del proceso dejó muy clarocómo surgió su idea de matarla:“Que a quien ha tenido siempredeseos de asesinar ha sido alExcmo. Señor Duque de Valencia(el general Narváez) a quien creyóver en la ceremonia de Palacio y aquien tenía gran odio por creerlecorruptor de la monarquía, ejérci-

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to y nación; y no habiéndoleencontrado allí formó de pronto elproyecto de atentar contra laReina”.xcii En definitiva, Portanto, tal decisión sobre la marcha,sin premeditación alguna, justocuando vio que no podía asesinar aNarváez.

El Juez de Instrucción dePalacio lo explicó en el sumariodel siguiente modo: “Que cuandocompró el puñal no tenía interésen matar a la Reina porque no eramayor de edad y aunque lo fueseen virtud de la declaración de lasCortes, esto era contrario a la ley,y que se proponía hacer un servi-cio a la humanidad”.xciii Es decir,Isabel II tenía entonces 21 años, yaque había nacido en 1830; por loque el cura Merino aún la conside-raba “menor de edad” por no habíacumplido los 25 años, que era loque establecía la ley de entonces.xciv

Al caer la noche del díasiguiente, 3 de febrero, el curaMerino fue trasladado desde elPalacio Real a la cárcel delSaladero, entonces situada a lasafueras de Madrid, en la actualplaza de Santa Bárbara número 7.Como el recorrido era largo yhabía que tomar las precaucionespertinentes, se encomendó el tras-lado a un oficial de la GuardiaCivil, que se vio alterado por algu-nos grupos que insultaron al curaMerino y algunos exaltados quequisieron lincharle.

Una vez en la cárcel, elcura Merino se negó a elegir abo-gado defensor, puesto que sabíaque su crimen no tendría defensa

alguna y con toda seguridad seríacondenado a muerte. Por ello se leasignó a Julián Urquiola comoabogado de oficio, a quien rogóque no le hiciera pasar por loco,advirtiéndole que le obligaría ental caso a desmentirlo. Fue conde-nado a la pena capital tras un pro-ceso que resultó demasiado rápi-do; pero aun así, ello no impidióque mantuviera la serenidad entodo momento, como tampoco quediscutiera serenamente con todoscuantos le rodeaban, demostrandosu vasta y sólida instrucción.Ángel Fernández de los Ríos escri-bió sobre el crimen del curaMerino y destacó la extraordinariabrevedad del proceso, puesto quela sentencia de la primera diligen-cia se realizó al día siguiente, abre-viándose todos los plazos y dili-gencias: “Merino fue juzgado conarreglo al procedimiento extraor-dinario… impaciente, ganandominutos, respirando odio o miedoal procesado, y destinado a loscrímenes que por su gravedad exi-gen más continencia y más reposoque su enjuiciamiento y castigo.La causa del regicida Merino fue(…): el sumario y el plenario, laspruebas y las defensas en las dosinstancias, se practicaron en tresdías”. xcv

La sentencia fue muyejemplarizante, para todo aquelque en lo sucesivo pensara enatentar contra Isabel II. Por otraparte, cuando se le instó a que fir-mase una exposición de arrepenti-miento, se negó a ello en rotundo,ante el temor de que ello pudieraser interpretado como prueba de

debilidad. Aunque luego, trasmantener una larga conversacióncon Francisco Puig y Esteve,teniente párroco de la Iglesia deSanta Cruz, redactó con sumo cui-dado un papel en el que solicitóperdón a la Reina por su acción,evitando en todo lo posible que nohubiera la mínima sospecha de quepretendía solicitar para sí el indul-to real:

“Señora:Martín Merino, indigno de

contarse entre los súbditos de V.M. no puede menos, para calmarla inquietud de su conciencia, deacudir a suplicar rendidamente aV. M. se digne como cristiana per-donarle la atroz injuria que en unmomento de deplorable extravío(…). La infinita misericordia delrey de los Reyes, le hace haberobtenido su perdón y para morirtranquilo quisiera alcanzar, ocuando menos si de esto no esdigno implorar el de V. M. En estaatención y a presencia de todos losque le rodean, a quienes ruega fir-men con él, declarando no habertenido cómplices, rendidamentesuplica se digne añadir una prue-ba más de caridad cristiana (…)atentado del infeliz”.

MARTÍN MERINO”. Así pues, el cura Merino se

limitó en este escrito a pedir per-dón a la Reina para poder morirtranquilo. Por otra parte, éste fueentregado a la Reina después de laejecución, con el fin de evitar laposibilidad del indulto real.

De acuerdo con la legali-dad entonces vigente, el curaMerino tuvo que soportar unaceremonia denigrante antes de ser

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ajusticiado con el garrote, que con-sistía en ser retirado públicamentede su condición de sacerdote. Alefecto, se le revistió de todos losornamentos litúrgicos, para luegoírselos quitando uno a uno.También le retiraron el cáliz, lapatena con la Sagrada Forma y lerasparon las manos con el fin desimbolizar la retirada de la unciónde los santos óleos.

Esta ceremonia fue oficia-da por el obispo de Málaga, acom-pañado por doce sacerdotes, y sehizo en presencia del Juez deInstrucción, el escribano de cáma-ra y el Jefe Político (gobernadorcivil) de Madrid. El salón se llenóde gente, al igual que en los balco-nes próximos, y el público no dejóde hablar, reírse y cuchicheardurante toda la ceremonia, escu-chándose de vez en cuando algúngrito de “¡Viva la Reina!”.

Merino preguntó al obispo:- “¿Hay alguna rúbrica que dis-ponga que se celebren estos actosa la luz del día y con los balconesabiertos?”.- Sí, así está dispuesto.- No lo digo por mí, sino por ladignidad del acto.

La ceremonia terminócuando el obispo oficiante se diri-gió al juez y le dijo:“Señor Juez: La Iglesia os entregaeste reo. La Iglesia espera queconciliéis la caridad con la justi-cia, que no se rechazan antes biense hermanan y ayudan mutuamen-te”. xcvi

El 7 de febrero, después dehaber confesado y comulgado, elcura Merino se dirigió hacia el

patíbulo en un borrico de granalzada. Lo hizo sin perder en nin-gún momento su serenidad rayanaen más absoluto cinismo; así, porejemplo, cuando vio al animaldeclaró que merecía que lo ahorca-ran antes que a él. Además se leató los pies por debajo del vientredel jumento, como si se temieraque no supiera cabalgar (aunquehabía sido un buen jinete en sustiempos de guerrillero) o como situviera la intención de escapar; yse quejó amargamente de que nohaber dispuesto de estribo en elque apoyarse para subirse al burrocon más comodidad y que por elloel ayudante del verdugo le hizodaño en un brazo. xcvii En su últi-mo paseo, como si fuera un maca-bro “vía crucis”, estuvo acompa-ñado por el verdugo y el pregone-ro que iba leyendo en voz alta lacausa de su desgracia.

Contemplando con gozo lanevada Sierra de Guadarrama,provocó el escándalo de todos aldar a entender que la proximidadde la muerte era algo que no leafectaba en absoluto. Luego, cuan-

do llegó a una cierta distancia delCampo de los Guardias, ubicadoen la actual calle de BravoMurillo, justo donde hoy se hallael depósito de aguas del Canal deIsabel II, comenzó a auparse repe-tidas veces sobre la cabalgadurapara comprobar si se había cum-plido su deseo de que el garrote vilse hubiera levantado a considera-ble altura para que todo el mundopudiera contemplar con comodi-dad su ejecución. Cuando al finalllegó al patíbulo, tuvo antes queatravesar una muchedumbre quepermanecía agolpada y que segúnlos cálculos que se hicieron alcan-zó la cifra de unas 10.000 perso-nas.

El cura Merino rezó uncredo con devoción y pidió poderdirigirse a la gente, ante lo cual, lamuchedumbre comenzó a darvivas a la Reina creyendo que ibaa hablar contra ella. No obstante,él aclaró que no era ese en realidadsu último deseo y pudo entoncesdejar muy claro que él habíacometido el delito en solitario yque por tanto no había dispuesto

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de cómplices para llevarlo a cabo. Conviene aquí señalar que

el cura Merino quería en realidadmorir y, a ser posible, justo des-pués de cometer su atentado.Aunque trastornado psicológica-mente, un hombre de su enormesoberbia, con un pasado prestigio-so como guerrillero, que habíasido rico y que empezaba a enveje-cer, no se resignaba a morir en unrincón de forma miserable. Se veíacompletamente arruinado y perse-guido por sus acreedores; y ade-más, con una enfermedad de lapróstata que le acomplejaba al pro-vocarle incontinencia urinaria, porlo que a menudo se orinaba enci-ma. Por otra parte, siendo creyentey además sacerdote, no podía enmodo alguno suicidarse, pues setrataría de un pecado mortal que lecondenaría al Infierno y a quedarapartado del seno de la IglesiaCatólica. De ahí el que hubieraelegido la muerte heroica asesi-nando al general Narváez.

Al llegar la hora, se sentóen el banquillo del garrote y el ver-dugo le colocó la fatídica argollaalrededor del cuello. Antes, cuan-do aún no había salido de la cárceldel Saladero, el verdugo le habíadicho: “¡Buen pescuezo! ¿No leparece? Como la argolla le moles-taba por estar mal encajada enalgunos de sus lados, protestó y élmismo se la colocó debidamente.A la señal de la autoridad, el ver-dugo giró el torniquete en seco y lacabeza del reo se inclinó haciadelante.

A continuación, una vezcumplida la sentencia, se temióque el cadáver del cura Merino

fuera robado para proceder a suestudio; e incluso hubo universida-des extranjeras que solicitaron sucráneo para supuestamente diag-nosticar si había sido un asesinocongénito o bien se había conver-tido en tal a lo largo del tiempo.Para evitar el robo del cadáver, seordenó su incineración y que suscenizas fueran esparcidas sobreuna tumba del Cementerio Generalde Madrid. xcviii Sin embargo, alfinal sus cenizas fueron recogidasy enterradas en una tumba queestuvo durante algún tiempo cus-todiada, día y noche, por un par deguardias.

Así fue el trágico final dela vida de Martín Merino yGómez, conocido como el curaMerino, tan pródiga en avatares yaventuras. Pero en realidad, salvoque en su caso se debió a un cri-men regicida, su final fue bastanteanálogo al de otros muchos otrosguerrilleros que también se habíandistinguido en la pasada guerra dela Independencia, cuya suerteestuvo condicionada a los cambiosde la política de España.

Tomás de Zumalacárregui.Guerrillero, luego militar y jefecarlista.

Tomás de Zumalacárreguiy de Imaz nació en la localidad deOrmáiztegui (Guipúzcoa), el 29 dejunio de 1788. Hijo de FranciscoAntonio, escribano real y propieta-rio acaudalado, a los 15 años quisoemprender los estudios de la pro-fesión de su padre. Más tardecursó estudios de Derecho

Canónigo en Pamplona y, al esta-llar la Guerra de la Independenciase dirigió a Zaragoza, sitiadaentonces por los franceses, ingre-sando en el Batallón 1º deVoluntarios de Aragón como sol-dado distinguido.

Se batió después en loscampos de Tudela y volvió aZaragoza para participar en sudefensa. Cayó prisionero en unasalida que realizaron las tropas delgeneral Butrón (31-12-1808). Perounos días después logró fugarse eingresó en la partida de Gaspar deJáuregui, el Pastor, quien le nom-bró secretario-ayudante y asistiócomo tal a las sangrientas refriegasde Aspíroz, Oyarzun, Tiebe, SantaCruz de Campezo y el Carrascal,por las que ascendió a subteniente.En 1810 fue destinado al regi-miento 1º de Infantería deGuipúzcoa, con el que participó enlos combates de Villareal,Zumárraga, Puente de Belascoin,Unzué, Urrestilla, Ataun, Azcoitia,

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Arechavaleta, Vergara, Loyola ySegura. En mayo de 1813 ya eracapitán de su regimiento, con elque asistió a las acciones deDescarga, Irrazain, Sasiola,Mendaro y Salinas, tomando tam-bién buena parte en la célebrebatalla de San Marcial.

Una vez terminada la gue-rra, Zumalacárregui pasó a desem-peñar el cargo de archivero en laCapitanía General de lasProvincias Vascongadas, sirviendomás tarde en los regimientos deBorbón, Valencia y de las ÓrdenesMilitares.

Cuando el general marquésde Moncayo se levantó en armascontra el Gobierno de Riego,Zumalacárregui fue separado delservicio por sus ideas absolutistas.Entonces marchó a Almándoz y sepresentó ante dicho general (22-08-1822), quien le confió elmando del 2º batallón de laDivisión Realista de Navarra, alfrente del cual participó en la bata-lla de Benarre, donde el generalconstitucionalista Tabuenca fuederrotado; en las acciones de Tous,Barbastro y Ventrié; y en la tomade Carbás, donde hizo 600 prisio-neros. Además, cuando el marquésde Moncayo fue derrotado enNazar y Asarte, sostuvo la retiradade las tropas realistas con su bata-llón.

Después, Zumalacárreguiestuvo a las órdenes de SantosLadrón de Cegama y se distinguióen las acciones de Muniain, en elataque a Estella y en las victoriasde Larrasoaña y Villalba sobre elfamoso jefe constitucional Joaquín

de Pablo, conocido comoChapalangarra y que años antesse había distinguido como jefeguerrillero contra los franceses. Yluego estuvo encargado del sitiode Monzón, combatiendo en laacción de Tamarite; derrotó algeneral San Miguel; y tomó parteen el bloqueo de Lérida.

Terminada la campaña conla derrota de los constitucionalesante el ejército del duque deAngulema, Zumalacárregui orga-nizó el Regimiento 2º Ligero deInfantería de Voluntarios deAragón; pasó después alRegimiento 1º de Cazadores delRey; y obtuvo el mando delRegimiento de Infantería delPríncipe (1828). El Rey, ante elestado brillante en que halló suregimiento, le ascendió a coronel(10-02-1829), dándole además elmando del Regimiento deVoluntarios de Gerona, con guar-nición en Madrid.

Pasó después Zumala-cárregui a Valencia a mandar elRegimiento de Infantería de

Extremadura, con el que marchómás tarde a El Ferrol, donde ejer-ció el cargo de gobernador políti-co-militar. Allí desplegó sus dotesde organizador y sagaz vigilantedel orden público, y asimismoacabó con el bandolerismo que sehabía adueñado de los alrededores.La energía, la intransigencia y eldescontento hacia la camarillaliberal que mandaba en Palacio,enemistaron a Zumalacárregui conel Gobierno, quien le destituyó delmando. Acto seguido, se retiró aPamplona, donde vivió alejado dela política.

Al morir Fernando VII,Ladrón de Cegama inició el alza-miento carlista en Navarra (1833).Zumalacárregui se presentó enHuarte-Aráquil al coronelIturralde, que estaba al mando delas fuerzas militares carlistas de laregión. Iturralde, pese a tenermayor antigüedad en el Ejércitoque Zumalacárregui, le cedió elmando de sus fuerzas. Unos díasdespués, se celebró una Junta deJefes y Oficiales en Estella, en la

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Zumalacárregui herido de muerte en Bilbao

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que se acordó entregarle el mandosupremo de las fuerzas, con elcargo de comandante general deNavarra. Comenta el barón deArtagán en su obra Carlistas deantaño (Barcelona, 1910) que “altomar aquél el mando de los car-listas navarros escribió ya, desdeel primer día, una de las más bri-llantes páginas de su historia, consu alocución que, en lenguaje fra-ternal, dirigió a sus voluntarios, ycon las acertadas disposicionesque dio para ir realizando desdeluego el sabio plan de organiza-ción y campaña que se había tra-zado y que supo llevar hasta el díade su muerte”. Zumalacárreguiorganizó desde la nada todos losservicios de Guerra y lo hizo deforma admirable: creó partidas deguerrillas y divisiones bien dota-das y equipadas; implantó unexcelente espionaje; establecióparques de municiones y hospita-les de sangre; reguló la administra-ción militar y la hacienda; y creóel famoso cuerpo de aduanerosque, como exploradores ligeros,interceptaban las comunicacionesenemigas, imponían tributos ytransmitían partes. A los pocosmeses pudo contar con varioscuerpos de ejército que, con unentusiasmo a toda prueba y una feardiente en su causa, suplieron suenorme falta de recursos, mientrasque a sus enemigos no les faltabanada. Desde el 29 de diciembre de1833, Zumalacárregui sostuvo lasacciones de Nazar y Asarte, atacósin éxito Vitoria, venció en Huesaal general Villarín, y en Alsasua yGulita al marqués de Moncayo.Tal temor infundió al Gobierno de

Madrid, que éste mandó al generalRodil al Norte con 35.000 hom-bres para combatir a los carlistas.

Don Carlos María Isidro deBorbón entró en España porElizondo (julio, 1834) y, al tenernoticia de las victorias y éxitosmilitares de Zumalacárregui, leestrechó entre sus brazos, le con-firmó en el mando supremo delEjército y le dio el grado de maris-cal de campo. A partir de entonceslos hechos de armas deZumalacárregui se distinguieronpor sus continuas victorias sobrelas armas liberales. Sostuvo lasacciones de Olazagutía y Artaza,en donde la victoria quedó indeci-sa, venció al general Carondelet enLarrión y en Viana, como tambiéna los generales Oráa y Figueras enEraul. Aunque asimismo sufrióuna dura derrota en Echarri-Aranaz, luego derrotó al generalOsma y al brigadier Doile enArrieta y Alegría. Por tales victo-rias, Zumalacárregui fue ascendi-do a teniente general; lo cual a suvez provocó el que el Gobiernoliberal destituyera al general Rodilen el mando supremo de suEjército, nombrando en su lugar aFrancisco Espoz y Mina, quientanto se había distinguido comojefe guerrillero en la Guerra de laIndependencia. xcix PeroZumalacárregui derrotó a éste enlos campos de Doña María y elGobierno de Madrid dispuso queel propio ministro de la Guerra,conde de Villarín, tomase elmando del ejército del Norte.

Don Carlos entró en Oñate,donde estableció su corte (30-10-

1834). Mientras, Zumalacárreguicontinuó cosechando victoria trasvictoria, dando pruebas en todomomento de valor, pericia y tácti-ca militar, como pudieron compro-barlo generales liberales tan ague-rridos como Córdoba, Oráa,Lorenzo, Carratalá, Jáuregui,Aldama y el mismo Espartero, aquien venció en la célebre batallade Descarga.

En contra de la opinión deZumalacárregui, don Carlos dispu-so que se emprendiese el sitio deBilbao, que contaba con una guar-nición bien preparada y estabaartillada con 40 cañones (30 degrueso calibre); mientras que élsólo contaba con tan sólo 14 bata-llones y 8 cañones y obuses, locual resultaba insuficiente pararendir la plaza. El 15 de junio de1835, mientras Zumalacárreguiexaminaba el estado de las obrasde defensa de Bilbao en el balcónde la casa de Quintana, junto alsantuario de Begoña, una bala defusil enemigo le perforó la piernaderecha. Acto seguido, entregó elmando al general Eraso y fue tras-ladado a Cegama para ser atendidode su herida. Una vez en Cegama,Zumalacárregui se empeñó en sertratado por un curandero, quientuvo la ocurrencia de extraerle elproyectil sin desinfectar la herida;a consecuencia de lo cual, el cau-dillo carlista murió nueve días des-pués en brazos de su ayudante elcoronel Vargas y de un sacerdoteque le dio los últimos auxiliosespirituales.

La muerte de Tomás deZumalacárregui en Cegama (24-

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06-1835) c fue una gran pérdidapara la causa carlista, puesto queno se halló otro jefe que pudieraigualarle como estratega, quesupiese dominar el campo de bata-lla y la guerra de montañas comoél y que tuviera además su previ-sión en la organización de todoslos servicios de Guerra.

Zumalacárregui había sidonombrado capitán general por donCarlos, quien además le habíaotorgado los títulos de duque de laVictoria y conde deZumalacárregui. Tanto los partida-rios de la causa carlista como susenemigos liberales, siempre reco-nocieron sus grandes méritos mili-tares y le consideraron como unode los jefes militares más insignesde su época. ci

Otros jefes guerrilleros.

Cada región de Españatuvo sus propios jefes guerrilleros,que solían ser elegidos por losintegrantes de sus partidas y cua-drillas. Como la nómina resultarámuy numerosa, vamos a señalaraquí sólo aquellos que considera-mos que fueron los más destaca-ron:

- CASTILLA LA VIEJA Y LEÓN:Juan Martín Díaz, elEmpecinado; JerónimoMerino, el cura Merino; JuliánSánchez, el Charro; JerónimoSaornil; Tomás Príncipe;Bartolomé Amor; Juan deTapia, el cura Tapia; y frayJulián Delica, el Capuchino.

- CATALUÑA: Joan Clarós, JoséManso, el capitán AntonioRoca, jefe de los somatenes deIgualada, el canónigo Rovira yMilans del Bosch.

- ARAGÓN: Pedro Villacampa,Perena, Lorenzo Barber, loshermanos Anselmo y ManuelAlegre Cantanero.

- CASTILLA LA NUEVA:Ventura Jiménez; VicenteSardina, lugarteniente delEmpecinado; ToribioBustamante, el Caracol; elcapitán Miguel Díaz; y JuanPalarea y Blanes, el Médico.

- GALICIA: Bernardo González,Cachamuiña; el coronel PabloMorillo; y el cura MauricioTroncoso.

- CANTABRIA Y ASTURIAS:Juan Díaz Porlier, elMarquesito; González de laRiva; Salvador Escandón; yJosé Balmori.

- ANDALUCÍA: BartoloméGómez, Bartolo; FranciscoLozano, el Bolsero; el alcaldede Otivar; Juan FernándezCañas; Antonio Muñoz, elcura de Riogordo; y JoséSerrano Valdenegro, oficial deMarina.

- NAVARRA: Francisco Espoz yMina; Francisco Javier Mina,el Estudiante; Gregorio

Cruchaga; Joaquín de Pablo,Chapalangarra; MarianoRenovales; y Francisco deLonga, el Alavés.

- PAÍS VASCO Y LA RIOJA:Gaspar de Jáuregui, el Pastor;Tomás de Zumalacárregui;Ignacio Alonso Zapatero,Cuevillas; y ManuelSarasqueta.

- VALENCIA: José Romeo;Jaime, el Barbudo; y AsensioNebot, el Fraile.

La historia de JerónimoMerino, el cura Merino, y JuanMartín Díez, el Empecinado, bajouno u otro aspecto se repitió en lade otros muchos jefes guerrillerossupervivientes de la Guerra de laIndependencia.

Citemos en primer lugar aFrancisco de Longa, el Alavés,aunque nacido en Bolívar(Vizcaya), quien comenzó susandanadas el 10 de agosto de 1809y obtuvo sucesivos ascensos: coro-nel (17-4-1812), brigadier (3-7-1813) y mariscal de campo (3-9-1814). Como correspondía a suorigen de procedencia, permane-cerá fiel al ideario absolutista,levantará partidas realistas en elTrienio Liberal o Constitucional(1820-1823) y será uno de los pri-meros en unirse a la victoriosaRegencia. Murió casi en el ostra-cismo en los preliminares de laPrimera Guerra Carlista (1833-1840), en la zona de fricción fron-teriza con Portugal.cii

El barón de Eroles, modelode representante de la aristocraciapirenaica, formó una unidad de

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El Charro

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tipo batallón para combatir a losimperiales franceses y, como dis-ponía de sobrados medios materia-les, él mismo pagó a sus soldadoscon generosa largueza de su pecu-lio particular. Después del sexenioabsolutista (1814-1820), no muybrillante para él, la Regencia deSeo de Urgel, de la que era uno delos principales artífices y sostene-dor, le nombró “Generalísimo delos ejércitos de la fe” y apoyó laentrada en España de los Cien MilHijos de San Luis al mando delduque de Angulema, con quienrecorrió triunfalmente España. Fuepor ello recompensado con laCapitanía General de Barcelona,pero a partir de la nueva restaura-ción del absolutismo de FernandoVII en 1823 tras el Trienio Liberal(1820-1823), su figura de guerri-llero se fue oscureciendo. Se retiróa Daimiel y murió en Madrid(1825), cuando ya comenzaban adespuntar los primeros titubeosliberales de la corte fernandina.

Los Cuevillas (padre ehijo), naturales de Cervera del RíoAlhama (La Rioja), se habían pre-sentado como voluntarios en lapartida de Porlier contra los fran-ceses. A mediados de 1809, forma-ron la suya propia al frente de 8soldados, y al año siguiente sucuadrilla se transformó en elescuadrón de Húsares deCantabria (600 hombres) y el bata-llón de voluntarios de Rioja (1.000hombres). En 1812, el padre quedócojo y la Regencia le nombróComandante. El hijo, que se decla-ró ferviente absolutista, siguió losavatares de los guerrilleros antescitados y en 1833 lo encontramos

de mariscal de campo del bandocarlista. Pero posteriormente seacogió al Abrazo de Vergara delmismo año y, por “revalidación”,se le reconoció su graduación mili-tar de mariscal de campo, aunquequedó completamente relegado enel olvido.

Juan Paralea, apodado elMédico, ejerció esta profesión enVillaluenga de la Sagra. Formóuna guerrilla de Caballería durantelos primeros meses de 1809 y conella actuó sobre objetivos napoleó-nicos que transitaban por los cami-nos reales de Madrid aExtremadura y Andalucía. Luego,su guerrilla se incorporó alEjército regular como Regimientode Húsares Numantinos y Palareaalcanzó entonces el grado de coro-nel.

Juan de Tapia, conocidocomo el cura Tapia, fue uno de losmás significativos representantesdel clero en la lucha guerrillera ysu actividad fue tan intensa que

llegó a autocalificarse como “elprimer insurgente de Castilla laVieja”.

A todos estos jefes guerri-lleros citados, también podríamosañadir todo un nutrido grupo deguerrilleros absolutistas como:Adamé, Zaldívar, etc. Todos ellos,con más o menos fortuna, selevantaron contra el constituciona-lismo durante el Trienio Liberal,permaneciendo fieles a sus idealespolíticos.

Sin embargo, si pasamos albando liberal, podemos comprobarcómo la historia se hace aúnmucho más sombría. José Górriz,fiel segundón de Francisco Espozy Mina, cayó prisionero en laconspiración de éste, en 1814, yfue fusilado por los realistas afinales del mismo año. Como vere-mos a continuación, tampoco fueventurosa la suerte de los Mina,nacidos en Navarra.

Francisco Espoz y Minanació en Idocin (Navarra) y, por logeneral, está considerado como elmejor táctico de los guerrilleros.De padres labradores, se alistóvoluntario (8-02-1809) y formóparte de la guerrilla de su sobrino,Francisco Javier Mina. Cuandoéste fue apresado por los france-ses, tomó el mando de la partida,iniciando una imparable carrera decombates y éxitos. Con manodura, eliminó a las cuadrillas que,con el pretexto de combatir a losinvasores, asolaban las poblacio-nes y, en vista de las represaliasfrancesas, decretó “la guerra amuerte” en Navarra. SitióPamplona y fue herido repetidasveces. Fue ascendido a brigadier

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Expediente personal de Juan Palarea

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(19-11-1811) y cinco meses des-pués a mariscal de campo. TomóHuesca y creó la División deNavarra, con la que participó en laliberación de Zaragoza al final dela guerra.

En 1814, Espoz y Minaabrazó la causa liberal y fue el pri-mero en pronunciarse contra elabsolutismo fernandino. Una vezfracasada la conspiración, ante laimposibilidad de tomar la ciudade-la de Pamplona y traicionado poralguno de los suyos, marchó aFrancia. Luego, atento a la voz deRiego, fue el primero en proclamarla Constitución de 1812 enNavarra (2-3-1820). Más tarde fueascendido a Teniente General enreconocimiento a sus méritos (22-12-1822). Tras luchar contra lastropas de los Cien Mil Hijos deSan Luis, emigró de nuevo aFrancia y después a Gran Bretañay Gibraltar. Tras el fusilamiento desu amigo José María Torrijos ydesengañado en su último y estérilintento de subvertir el orden abso-lutista, se dedicó a escribir susconocidas Memorias. Pero con elestallido de la Primera GuerraCarlista combatió en las filas libe-rales. Como vimos, en 1834 fuenombrado General Jefe delEjército del Norte, luchando con-tra el general Zumalacárregui. Suprecario estado de salud le obligóa pedir el relevo. Restablecido desu enfermedad, se le encomendó elmando del ejército de Cataluña(1835), y pese enfermar de nuevo(esta vez de cáncer de estómago,lo que provocaría su muerte), con-tinuó dirigiendo las operacionesmilitares contra los seguidores de

don Carlos y murió en Barcelona(1836).

Francisco Javier Mina,sobrino del anterior y con menosfortuna, se lanzó al campo contralos franceses antes que su tíoFrancisco. Cayó prisionero y, trasconseguir la libertad en 1814, seunió a su tío en la frustrada conspi-ración contra el absolutismo.Huyó a Méjico en 1817, dondeluchó por la independencia delpaís. Allí murió fusilado por lastropas realistas.

Juan Díaz Porlier elMarquesito, brigadier liberal, fuecondenado de suspensión deempleo (1814). Se sublevó en LaCoruña (1815), cayó prisionero yallí fue fusilado (26-9-1815).

El general Luis Lacy yGautier, veterano de la guerra delRosellón, se enroló en el ejércitonapoleónico, pero se separó al ini-ciarse la guerra de laIndependencia. Se sublevó junto aMiláns del Bosch en Barcelonacontra Fernando VII (1816) ymurió fusilado en el castillo deBell-ver (1817).

Francisco Abad, alias

Chaleco, lideró una de las guerri-llas más activas de cuantas se for-maron en La Mancha. Su campode acción se centró en los páramosmanchegos, aunque ocasional-mente se amplió hasta la vertientemeridional de la Sierra Morena, yaen tierras de Jaén. Terminó laGuerra de la Independencia comocoronel del Regimiento deCazadores de La Mancha y murióahorcado en Granada (22-09-1927) por sus convicciones libera-les.

La lista de guerrillerosliberales es muy extensa y a loscitados podríamos añadir:Aróstegui, Amós, Campiño,Durán, Chapalangarra, Herrero,Gaspar de Jáuregui el Pastor,Leguía, José Manso, Martínez deSan Martín, Mandedeu, Noriega,Juan Palarea el Médico, Padilla,Quiroga, Mariano Renovales,Ripoll, Ríos el Charro, Sarasa,Saornil, Tabuenca, PedroVillacampa, Martín Zurbano aliasMartín Valea, y muchos otros.

Anteriormente menciona-mos a Cuevillas (hijo), que cambióde bando ante los hechos consu-mados y se acogió al Abrazo deVergara (1839) que puso fin a lashostilidades de la Primera GuerraCarlista (1833-1840). No fue elúnico guerrillero absolutista queabandonó el carlismo, aunque enhonor de la verdad fueron muypocos los que lo hicieron. Quizás,el más significativo de todos fueJulián Sánchez el Charro, el gue-rrillero más querido y respetadopor los ingleses durante la Guerrade la Independencia y eficaz cola-borador durante la misma.

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Francisco Espoz y mina

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Julián Sánchez, conocidopopularmente como el Charro,nació en el pueblo salmantino deMuñoz en 1774. Hijo de campesi-nos, sirvió como soldado en lacampaña del Rosellón y en ladefensa de Cádiz contra los ingle-ses, licenciándose en 1801. Volvióa tomar las armas en la Guerra dela Independencia y practicó la gue-rra de guerrillas alcanzando muypronto fama en Castilla la Vieja.Su primera acción en combate fueen febrero de 1809 y obtuvo auto-rización del duque del Parque paraformar su propio escuadrón con eltítulo de Lanceros de Castilla,rebautizado después por el pueblocomo Lanceros de Don Julián. LaRegencia le dio el grado de briga-dier al frente de sus Lanceros deCastilla (28-10-1812), con el quecausó numerosas bajas al ejércitodel mariscal André Masséna en suretirada de Portugal. En 1810obtuvo la dirección de todas lasguerrillas castellanas que operabanentre los ríos Duero y Tajo y, afines de 1811, su unidad quedóintegrada en el ejército de SirArthur Wellesley (luego primerduque de Wellington), con quiencolaboró hasta el final de la guerra.

El Charro abrazó la causaliberal y adoptó una actitud consti-tucionalista durante el TrienioLiberal, por lo que cayó prisionerode las tropas del duque deAngulema (18-4-1823), siendoconducido a Vitoria. Allí, gracias alos buenos oficios de Francisco deLonga el Alavés, fue rehabilitadopor el mando supremo francés,pasándose entonces a las filasabsolutistas y realizando incluso

varias misiones delicadas a lasórdenes directas del duque deAngulema. Fernando VII, trasordenar la apertura de una causaque posteriormente se sobreseyó,le admitió en sus filas, pero deforma gradual lo distanció delpoder. Su muerte en el pequeñopueblo segoviano de Etreros (18-10-1832), le impidió tomar partidoen la Primera Guerra Carlista.

También hay que destacarque fueron muchos los guerrillerosque combatieron y murierondurante la Guerra de laIndependencia. La lista de patrio-tas mártires sería muy extensa y nopodremos exponerla aquí, además,se saldría del marco de este estu-dio. Recordemos tan sólo algunosde ellos: Abelló, Echevarri, elalcalde de Otívar, Lucas Górriz,los Gómez Marquínez, el curaPeralta Francisquete, MarianoNavas (primo del Empecinado) ytantos otros.

En homenaje a todos ellos,hacemos mención especial alvalenciano José Romeu, quien conuna firmeza y un patriotismo

inquebrantables se negó a aceptarlas proposiciones que le hicieronlos franceses, por lo que murióahorcado por orden del mariscalLouis Gabriel Suchet (12-6-1812).Precisamente, ese fue y no otro elverdadero espíritu que anidaba enlos corazones de aquellos héroesque dieron su vida por la patria.Todos se comportaron como elpropio Napoleón reconoció en susmemorias: “como un (solo) hom-bre de honor”.

VII.- CONSIDERACIONESFINALES A MODO DE

SÍNTESIS.

Primera. Aciertos, posibilidadesy utilidad de las guerrillas.

Los guerrilleros acertaronen tres factores fundamentales: elgeográfico, el histórico y el huma-no.El factor geográfico. Hubo en losguerrilleros una clara visión de laimportancia de los ejes estratégi-cos de las comunicaciones delejército imperial francés a la hora

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de elegir y aprovechar los reductoso santuarios desde donde perturba-ron las comunicaciones del adver-sario.El factor histórico. Los guerrille-ros mostraron una total sensibili-dad para percibir la coyuntura deactuación en beneficio de los ejér-citos regulares.El factor humano. Los guerrillerosno cayeron en la trampa de atri-buirse la autoridad en nombre pro-pio, ya que buscaron la legitimidadde su mando y no cejaron en elempeño de actuar con títulos ema-nados de las Regencias.

En cuanto a las grandesposibilidades de la guerrilla, elpropio el general Karl vonClausewitz destacó en su tratadoDe la Guerra (1831) que en laguerra de liberación del territorionacional sólo hubo un único obje-tivo y afectó al pueblo españolentero: la expulsión de los france-ses. Por consiguiente, la guerra deguerrillas o irregular fue el arque-tipo de la guerra total que apuntóeste ilustre pensador militar pru-siano. A ese objetivo dedicaron losguerrilleros todos sus esfuerzos,por encima de cualquier interéspersonal o familiar.

La guerrilla tuvo conse-cuencias militares muy importan-tes. Es cierto que la derrota deNapoleón en España no se debiópor la acción de la guerrilla ni éstaexplica por sí sola la victoria final;pero también lo es que su aporta-ción resultó decisiva, y que sin laacción conjunta del Ejército regu-lar y de guerrilla es muy posibleque no se hubiera ganado la gue-rra.

Y por último, en lo referen-te a la utilidad de la guerrilla, pue-den destacarse los aspectossiguientes:

Su aportación al Ejército regular.

Los guerrilleros fueron unaliado valioso para los ejércitosregulares españoles y aliados,tanto por la información que pro-porcionaron sobre el enemigoinvasor, como por la ayuda mate-rial que prestaron en muchoscasos, pues formaron fraccionesnumerosas que al frente de susmandos se integraron en los ejérci-tos regulares. El propioWellington, refiriéndose al guerri-llero Juan Sánchez el Charro,escribió a su hermano:“Conociendo el genio emprende-dor y la inteligencia con que D.Julián Sánchez se conduce siem-pre, así como el fruto que puedeproducir para la causa común supartida bien organizada y el esta-do de actividad para los serviciosmilitares que es capaz de prestar ypor lo que fomentan el espíritu dehonestidad contra los franceses en

Castilla, él, sus oficiales y solda-dos con las conexiones amistosasque mantienen entre todos loscabecillas y guerrilleros del país,he creído deber agregarle al ejér-cito británico”… ciii Convienedestacar que la guerrilla llegó acontar con casi 50.000 hombres,que junto con unos 150.000 solda-dos españoles y unos 60.000 ingle-ses y portugueses causaron entorno a 250.000 bajas al enemigodurante la contienda.

Servicios de información.

Aunque los guerrillerossupusieron un aumento de efecti-vos en el Ejército regular, su prin-cipal aportación al mismo fue lainformación de todo tipo queenviaron sobre el enemigo. Comoejemplo, el general José Gómez deArteche cita la captura de uncorreo francés por una partida, loque motivó que el general británi-co Sir John Moore supiera: la ren-dición de los franceses en Madrid,a donde él se dirigía con sus fuer-zas, la situación real de todas lastropas francesas en España y losplanes de Napoleón.

El hundimiento de la moral com-bativa del enemigo.

La guerra irregular hizoconvencer a los soldados y oficia-les franceses de que “el infierno deEspaña” no tenía una soluciónmilitar. El general francés MathieuDumas combatió en España e hizola valoración siguiente de las gue-rrillas: “La interceptación de las

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comunicaciones, el ataque y ladestrucción de los convoyes devíveres y municiones manteníanaislados a los cuerpos de ejército,sumían en la incertidumbre parasus planes a los generales en jefe...y los inconvenientes de aquellasbandas estaban más que compen-sados con el daño y el estorbo queproducían a los franceses y con lasventajas que de ellas sacaban losaliados”. civ

La guerrilla pudo mante-nerse por el perfecto conocimientodel terreno que tenían los guerri-lleros y el apoyo que recibió de lapoblación civil. No pudo presentarbatalla a los ejércitos franceses,basándose su táctica en buscar elterreno apropiado, atacar por sor-presa y retirarse. Los guerrillerosnunca consideraron la huida comoun acto vergonzante, tal como loexplica el gran novelista BenitoPérez Galdós: “Se condensan (losguerrilleros) como la lluvia y sedesparraman para escapar a lapersecución, de modo que losesfuerzos del ejército que se pro-pone exterminarlos son inútilesporque no se puede luchar contralas nubes”.

Este perfecto conocimientodel terreno de los guerrilleros fuelo que les permitió caer sobre lasunidades francesas y sembrar entreellas la intranquilidad, obligandoal enemigo a tener que aumentarsus efectivos en cualquier misión,por pequeña que ésta fuera. La tanconocida táctica emprendida porNapoleón de que los ejércitos tení-an que vivir sobre el terreno, hizoque sus generales extremaran la

norma de que la guerra debía dealimentarse con la guerra, y estosupuso que “el merodeo” fuera suelemento principal de subsisten-cia. Aunque este sistema fueempleado por el Ejército francéscon éxito en campañas anteriores yen otros escenarios, el merodeo enEspaña tuvo que ser realizado porcuerpos enteros, resultando impo-sible de forma individual o enfracciones poco numerosas de lastropas. En tales condiciones, elmerodeo de los franceses resultómuy difícil e insuficiente; y cuan-do los convoyes no fueron captu-rados por la guerrilla, siempre lle-garon tarde y llevaron fuertesescoltas. Por tanto, los soldadosfranceses siempre carecieron de lonecesario para mantenerse al día yeste hecho tuvo un efecto demole-dor en su moral combatiente.

Los efectos de la guerrilla de susacciones contra las comunicacio-nes enemigas.

Los guerrilleros impidie-ron el normal desenvolvimiento delos ejércitos franceses dificultandosus movimientos, interceptandosus comunicaciones y suministros,y obligándoles a fraccionar susunidades. La mayoría de los histo-riadores coinciden al afirmar quemás de las cuatro quintas partesdel ejército francés (más de200.000 hombres en muchas oca-siones) se destinó en la misión deocupar el país y defender lascomunicaciones. Sólo para mante-ner la ruta Bayona-Madrid seempleó a todo un cuerpo deEjército y además con poco éxito,

tal como testigos del bando fran-cés lo han reconocido. Por ponerunos ejemplos, Saint Chaman diceal respecto: “En aquella época nose viajaba en España con menosde 300 ó 400 hombres de escolta”;Griver coincide al afirmar:“Cruzar España entonces (laEspaña ocupada) era una opera-ción militar, y cuando nuestro con-voy estuvo completo, no contabade menos de 1.200 bayonetas”; ypor último, Broglie añade: “Loscorreos nunca llevan suficienteescolta”. Tales informaciones delos propios franceses no requierencomentario alguno.

Por otra parte, pese al des-pliegue de efectivos realizado porlos franceses, éstos fueron losresultados: Lejeume (como élmismo confesó) necesitó 11 díaspara el camino Bayona-Madrid,cuando antes de la contienda sesolía hacer en sólo 3. Los convo-yes militares solían hacer estemismo recorrido en unos 37 días,teniendo que llevar una escolta de3.000 a 4.000 hombres con caba-llería y artillería. Las órdenes deParís solían tardar 41 días en llegara Madrid, si no eran interceptadaspor la guerrilla. Hay que destacarque a comienzos de 1813 el cami-no Madrid-Burdeos estuvo cortadopor la guerrilla durante cincosemanas seguidas, y ello a pesar deque en enero de aquel año se esta-bleció en Lerma una columna de5.000 soldados franceses, laDivisión Palombini, y que elmismo repliegue de fuerzas se rea-lizó a lo largo de todo el eje.

La guerrilla infringió numerosas

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bajas en el enemigo.

Los guerrilleros, mediantesus procedimientos irregulares ycarentes de encuadre en el esque-ma clásico de la lucha militar, ybasados sobre todo en el conoci-miento profundo del terreno, cau-saron más bajas o al menos tantascomo los propios ejércitos regula-res. El coronel prusiano Schepeler,que también hizo la guerra aunqueen las filas inglesas, escribió: “Esfácil reconocer la eficacia de lasguerrillas en Castilla y Navarrapara las compañías deWellington..., y a cuántos matóaquella inquietud constante nos lodemuestra el hecho de que en loshospitales de Madrid, entre enerode 1809 y julio de 1810 murieron24.000 hombres y quedaron inúti-les 8.000...”. Aunque el total debajas francesas no se debió sólo alas actividades de la guerrilla, fueen gran parte.

Segunda. La Guerra de laIndependencia signi-ficó en España eltránsito del AntiguoRégimen a una nuevaépoca.

Las guerrillas, especial-mente por las normas para suliquidación, tuvieron consecuen-cias de un enorme alcance en lopolítico y en lo social. En primertérmino aparece la idea de que laviolencia es el medio idóneo parala conquista del poder; pero lasideologías son ajenas al guerrilleroen sí como en los pronunciamien-tos queda demostrado. Una vez

terminada, la guerrilla será emple-ada por los liberales cuando losabsolutistas estén en el poder, yviceversa. cv

Cuando aún no ha termina-do la Guerra de la Independencia,Francisco Javier Elío, general delviejo régimen, se pronuncia conéxito inspirado por Fernando VII ypersigue a los liberales.cvi Talcomo vimos, en el mismo año,Espoz y Mina, mariscal de campoy primer guerrillero de laIndependencia, se pronuncia enar-bolando la bandera liberal, fracasay huye a Francia. El general JuanDíaz Porlier, en 1815, excelentemando militar al frente de las gue-rrillas, también se pronuncia porlos liberales y muere de formaoprobiosa en la horca. VicenteRamón Richard, en 1816, el de laConspiración del Triángulo, comi-sario de guerra en laIndependencia y luego partidariode la liberación violenta, tambiénmuere ahorcado. El general LuisLacy, militar profesional partida-rio de los liberales violentos,

muere fusilado. Dos guerrillerosque alcanzaron gran renombredentro y fuera de nuestras fronte-ras, representan el diverso destinode los combatientes de laIndependencia: Jerónimo Merino,el cura Merino, que se alza enarmas por el absolutismo y el car-lismo, muere en el exilio; y JuanMartín Díaz el Empecinado, quelucha por los liberales, muere abayonetazos justo cuando va a serahorcado. Julián Sánchez elCharro, como excepción, aunqueno quiere alinearse en ningúnbando, sufre los efectos de las con-tiendas políticas entre absolutistasy liberales. La lista se hace inter-minable durante el reinado deFernando VII, las regencias deMaría Cristina y de Espartero, elreinado de Isabel II, etc.

Tercera. La guerrilla sirvió deejemplo a otros puebloseuropeos en su luchacontra Napoleón, comose puso de manifiestoen las campañas que

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éste sostuvo en Rusia yPrusia en los años 1812y 1813.

La Guerra de laIndependencia duró seis años(1808-1814) y fue una verdaderaguerra de liberación nacional. Portoda la geografía española surgie-ron partidas y cuadrillas de guerri-lleros que lucharon por España, aligual que lo hicieron las unidadesmilitares. Participaron desde pas-tores vascos, somatenes catalanes,labradores castellanos o garroche-ros andaluces como los que toma-ron parte en la batalla de Bailén(19-8-1808). El general Hugo,padre del célebre escritor VíctorHugo, escribió en sus MemoriasMilitares que “aquella contiendase convirtió en una guerra popu-lar, hecha por el pueblo y con sucomplicidad, la nación en armas”.El escritor norteamericano G. H.Lovett analiza la guerra de guerri-

llas como “fruto de la heroicalucha por la independencia nacio-nal”. cvii

En 1809 se produjo un pri-mer intento de imitar consciente-mente el ejemplo español en elimperio austriaco. El gran escritorromántico Friedrich Schlegel diri-gió la propaganda contra los fran-ceses e hizo traducir la Exposiciónde los hechos y maquinacionesque han preparado la usurpaciónde la Corona de España y losmedios que el Emperador de losfranceses ha puesto en obra pararealizarla, escrita por Cevallos eimpresa en 1808. Aquel año seprodujo una sublevación popularcontra los franceses en el Tiroldirigida por un hostelero y un frai-le capuchino.

Tres años después, duranteel invierno de 1812-1813, sucedióel levantamiento nacional prusia-no, aunque pronto se encerró en elmarco de los ejércitos regulares.

Sin embargo, este levantamientonacional de Prusia, la primerapotencia militar alemana, fueimportante pese a la brevedad quetuvo la guerrilla y su legitimación.La ordenanza prusiana sobre elLandsturm (21-4-1813), firmadapor el rey de Prusia, fue la regla-mentación guerrillera más radicalde todas e hizo referencia a la gue-rrilla española como ejemplo.Todo ciudadano de Prusia quedabaobligado a combatir al invasor conarmas de cualquier tipo (horqui-llas, guadañas y escopetas) y a noobedecer ninguna orden del ene-migo por cualquier medio. Aunqueen julio de 1813, este decreto pru-siano fue esencialmente modifica-do y no se llegó a una guerra irre-gular contra Napoleón, lo intere-sante es su intento de legitimar laguerrilla prusiana a imitación de laespañola.

En cuanto a Rusia, aunqueno disponemos de ningún docu-mento análogo al prusiano, losrusos no sólo combatieron aNapoleón con sus ejércitos, sinotambién mediante la guerra irregu-lar. Los guerrilleros rusos acosa-ron y fusilaron a numerosos solda-dos franceses que huían hambrien-tos y sometidos al rigor del“Sargento Invierno”.

Cuarta. Napoleón dictó su pro-pia reglamentación guerrillera.

Napoleón aprendió tardede sus enemigos, y precisamente,siendo un genio de la guerra regu-lar, su experiencia de la guerrillaespañola le hizo promulgar enFismes un sistema similar (5-3-

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Grabado satírico que representa al malherido toro español corneando al matadorNapoleón, mientras las monarquías europeas saludan alborozadas. Imagen:

Flammarion

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1814), precedido y seguido deotros análogos. Dicho decretodecía:

“1º. Que todos los ciuda-danos franceses están no sóloautorizados a tomar las armassino obligados a hacerlo, a reunir-se, registrar los bosques, cortarlos puentes, interceptar los cami-nos y atacar al enemigo por elflanco y espalda.

2º. Que todo ciudadanofrancés cogido por el enemigo ycastigado con la muerte seráinmediatamente vengado con lamuerte de un prisionero enemi-go”. cviii

Quinta. Originalidad de la gue-rrilla española y elnuevo concepto dedefensa nacional.

La guerra irregular o deguerrillas surgió como consecuen-cia directa e inmediata del levanta-miento popular y de las derrotasdel Ejército regular y supuso unfenómeno alimentado por elesfuerzo colectivo de la “Naciónen armas”, algo sin precedentes enel escenario europeo. Y si bienresulta evidente que la acción delos guerrilleros no supuso la victo-ria sobre Napoleón, constituyó unfactor decisivo por todo cuantoaportó en la Guerra de laIndependencia.

La guerrilla nunca preten-dió sustituir al ejército regular y,salvo en casos muy excepcionales,colaboró y se dejó guiar por losmandos del propio Ejército regu-lar. La conexión efectiva entre

ambos existió durante toda la gue-rra. Los principales jefes de parti-da obtuvieron grados militares ymuchos oficiales del ejército estu-vieron al mando de las guerrillas ocombatieron con tácticas guerrille-ras. Además, las guerrillas recibie-ron con frecuencia el apoyo delEjército regular para poder sobre-vivir durante la contienda, reci-biendo cuadros de mando, arma-mento, caballos y pertrechos.

El carácter original de laGuerra de la Independencia deEspaña vino también dado por serla primera “guerra total o guerrapopular” prolongada de la historiacontemporánea europea, como loreconoció el general alemán yfamoso tratadista militar Kart vonClausewitz, antes mencionado. Endicha contienda, la guerrilla repre-sentó un elemento de primerorden. Fue un tipo de contiendacon participación activa de lapoblación civil, sin límite de tiem-po y espacio, en el que la vanguar-dia y la retaguardia se fundieronen un escenario bélico global. Estaguerra generalizada, de frentesindefinidos, supuso por tanto uncambio trascendental en las estruc-turas de la guerra contemporánea.Si hasta entonces, los ejércitoshabían sido los que se encargabande hacer la guerra y los puebloseran los que las sostenían, a partirde entonces la sociedad civil y elEjército quedarán implicados en ladefensa nacional. Por tanto, con-cluiremos manifestando que laguerrilla de nuestra Guerra de laIndependencia se anticipó a lasguerras de liberación nacional delsiglo XX.

VIII.- FUENTES CONSULTA-DAS

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i Los portugueses llaman “GuerraPeninsular” a su guerra de liberaciónsiguiendo la terminología británica,entendiendo que la guerra que se libró enla Península fue una de las GuerrasNapoleónicas. ii Tras ser nombrado Cónsul Vitalicio (4-08-1802), Napoleón recibió del Senado ladignidad imperial (18-05-1804) y el 2 dediciembre de 1804 se coronó a sí mismoEmperador en presencia de Pío VII. ElPapa iba a coronarle; pero en un acto sesoberbia, quizás premeditado, Napoleónse coronó a sí mismo. Años más tarde,abdicó en Fontainebleau (13-04-1814) ydesembarcó en la isla de Elba (4-05-1814). Pero después huyó de su cautive-rio de Elba (1-03-1815), entró triunfal enlas Tullerías (20-03-1815) y cayó defini-tivamente derrotado en la batalla deWaterloo (18-06-1815). Luego embarcóen el Bellerophon (15-07-1815) y seentregó a los ingleses. Finalmente fallecióaños después en su destierro de SantaElena (5-05-1821), a consecuencia de uncáncer de estómago. iii FANTIN DES ODOARS, Louis-Florimond: Etapes d`un officer de laGrande Armée, 1800-1830. París,Librairie Plon, 1895; p. 266. iv Tito Livio: “Hispania non quam Italiamodo, sed quam ulla pars terrarum belloreparando aptior erat, locorum homi-numque ingeniis”. Cita en: SÁNCHEZALBORNOZ, Claudio: Dícticos deHistoria de España. Madrid, Espasa-Calpe, 1984, p. 52. v SIMONET, Francisco Javier: Historiade los mozárabes de España. Madrid,

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Ediciones Turner, 1983; tomo III, p. 513y ss. vi CERVANTES SAAVEDRA, Miguelde: El ingenioso hidalgo don Quijote dela Mancha. Barcelona, Tipografía de LuisTasso, s.a., p. 195. vii TSÉ TUNG, Mao: Guerra deGuerrillas. Buenos Aires, Huemul, 1965,pp. 27, 30-31.viii GÓMEZ ARTECHE Y MORO, José:Juan Martín El Empecinado. La Guerrade la Independencia bajo su aspectopopular. Los Guerrilleros. Barcelona,1888, pp. 9 y 38.ix JOVER ZAMORA, José M.ª: “LaGuerra de la Independencia en el marcode las guerras europeas de liberación(1808-1814)”, en La guerra de laIndependencia española y los sitios deZaragoza. Universidad y Ayuntamientode Zaragoza, 1958, pp. 41 y 135. x AUNÓS, E.: Itinerario histórico de laEspaña contemporánea, 1808-1936.Barcelona, 1940, p. 5. xi ARTOLA, Miguel: Los Afrancesados.Madrid, 1976, p. 278. xii DÍAZ TORREJÓN, Francisco Luis:“El movimiento guerrillero en la Guerrade la Independencia”. En VARIOS: LaGuerra de la Independencia (1808-1814). El Pueblo Español, su Ejército ysus aliados frente a la ocupación napole-ónica”. Madrid, Ministerio de Defensa,Secretaría General Técnica, 2007, p. 108. xiii SÁNCHEZ DÍAZ, Ramón:“Evolución y razones históricas de laguerrilla en España”, en Revista deHistoria Militar, número 29, 1970, p. 17.xiv ARTOLA, Miguel: La España deFernando VII. Barcelona, Biblioteca deEspaña, 2005, p. 199.xv CASINELLO PÉREZ, Andrés: “Elmovimiento guerrillero”. En VV.AA.:Historia de la Infantería Española.Madrid, Ministerio de Defensa, 1994,tomo II, p. 181.xvi ARTOLA, Miguel: La España deFernando VII. Ob. cit., p. 199. xvii COMELLAS GARCÍA-LLERA,José Luis: Historia de España

Contemporánea. Madrid, Rialp, 1988, p.57. xviii GÓMEZ DE ARTECHE Y MORO,José: Guerra de la Independencia.Historia Militar de España de 1808 a1814. Madrid, Imprenta y Litografía delDepósito de la Guerra, 1868-1903, tomoVII, p. 13.xix Diario de Granada, 13 de julio 1808,Nº 10, S. Cita de Francisco Luis Torrejónen Ob. cit., p. 109. xx HORTA RODRÍGUEZ, Nicolás:“Sociología del Movimiento Guerrillero”en Fuerzas Armadas Españolas. Madrid,1987, 4ª edición, tomo II, p. 282.xxi BLANCH, Adolfo: Cataluña.Historia de la Guerra de laIndependencia en el antiguo Principadopor…, bajo la inspección de D. JoaquínRoca y Comet. Barcelona, 1968, p. 64,nota número 2. (1ª edición, Barcelona,1861.xxii PRÍNCIPE, M.A.: Historia dellevantamiento, guerra y revolución enEspaña. Madrid, 1852, tomo II, p. 134.xxiii A.H.C.M. Colección Documentaldel Fraile. Instituto de Historia y CulturaMilitar (antes Servicio Histórico Militar),vol. DCCCLXIV, p. 50. La llamadaColección del Fraile está formada pormás de 10.000 volúmenes, diarios, publi-caciones y proclamas, libros del sigloXVIII e inicios del siglo XIX, reunidospor el fraile capuchino Joaquín de Sevilla. xxiv PRIEGO LÓPEZ, Juan: Guerra dela Independencia, 1808-1814. Madrid,1972, tomo II, pp. 251-256. xxv A.H.N. Sección de Estado. Legajo 41A-D.xxvi Reglamento de Partidas yCuadrillas. Sevilla, 28 de diciembre1808, art. 1º. xxvii Ibidem, artos. 6º-11º. xxviii Ibidem, art. 24ºxxix Ibidem, artº 30. xxx ALMIRANTE Y TORROELLAS,José.: Diccionario Militar. Madrid,Ministerio de Defensa, 1989 (1ª edición,1869).

xxxi PRIEGO LÓPEZ, Juan: Ob. cit.,tomo III, p. 375.xxxii TORENO, Conde de: Historia dellevantamiento, guerra y revolución deEspaña. Madrid, 1862. 5 tomos en 1 volu-men. TORENO, Conde de: La Guerra dela Independencia. El 2 de mayo de 1808.Madrid, 1974, tomo III, pp. 12-13.I.H.C.M. Colección Documental delFraile. Madrid, 1947, tomoDCCLXXXIX, pp. 1-4. xxxiii BLANCH, Adolfo: Cataluña.Historia de la Guerra de laIndependencia en el antiguo Principadopor…, bajo la inspección de D. JoaquínRoca y Comet. Barcelona, 1968, p. 64,nota nº 2. xxxiv CONDE DE TORENO: La Guerrade la Independencia… Ob. cit., tomo III,pp. 12-13. xxxv CANGAS ARGÜELLES, José:Documentos pertenecientes a las observa-ciones sobre la historia de la guerra deEspaña, que escribieron los señoresClarke, Southey, Londonberry y Napier,publicadas en Londres el año 1829 por…Madrid, 1835-1836, tomo II, p. 107. xxxvi Instrucción que Su Majestad se hadignado aprobar para el Corso Terrestrecontra los exércitos franceses. Sevilla, 17de abril de 1809. Artos. 8º y 9º. xxxvii Ibidem, art. 9º. xxxviii Una vez abolido el corso en 1856,reaparecerá en la Guerra Civil o deSecesión de los Estados Unidos. xxxix Reglamento para las partidas deGuerrilla. Oficina de don Nicolás GómezRequena, impresor del Gobierno de S.M.Plazuela de las Tablas. Año de 1812.Cádiz. xl Decretos del Rey Don Fernando VII,por don Fermín Martín de Balmaseda yD. Joseph María Nieva. Madrid, 1818-1846 (37 tomos). xli A.C.D. Archivo del Congreso de losDiputados. Sección de Guerra. Leg. 42.xlii GARCÍA RODRÍGUEZ, José María.:Guerra de la Independencia. Barcelona,1945, tomo I, pp. 292-293.xliii A.G.M. Hojas de Servicios.

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Expediente militar del cura Merino.xliv Con cierta frecuencia hubo rivalida-des o enfrentamientos entre las Partidasde Cruzada, lo que motivó quejas a unaJunta Superior Provincial o a la SupremaGubernativa del Reino. xlv La Junta Central Suprema yGubernativa del Reino se creó el 25 deseptiembre de 1808 y se disolvió el 27 deenero de 1810, dando paso entonces a laprimera de las Regencias del Reino. xlvi A.H.N. Sección de Fuerza. Junta deRegulares encargada de la Organizaciónde las Cruzadas, en unión con el FraileManuel de Santo Tomás, carmelita des-calzo, 30-XII-1809.xlvii A.H.N. Ibidem, ut supra.xlviii A.H.N. Sección de Estado. Leg. 41A-D. Sevilla, 4 de enero de 1810.xlix Juan Fernández Amador de los Ríosy Antonio Jaén Morente en Historia de lacivilización española en sus relacionescon la universal (Zaragoza, Tip. LaAcadémica, 1927, t. II, p. 203). Cita deDÍAZ TORREJÓN, Francisco Luis: Ob.cit., p. 115. l PÉREZ GALDÓS, Benito: Juan Martín“el Empecinado”. Madrid, AlianzaEditorial, 1984, p. 39. li Jean Baptiste de Marbot: “Nos sodatscomparaient les espagnols à des bandesde pigeons, qui s`abatten sur un champ ets`envolent au moindre bruit, pour revenirl´instant d´après”. MARBOT, généralbaron Jean Baptiste de : Mémoires. París,Librairie Plon, 1891, t. II, p. 485. lii DÍAZ TORREJÓN, Francisco Luis:Ob. cit., p. 116. liii PÉREZ GALDÓS, Benito: Ob. cit., p.29. liv Archivo de la Real Chancillería deGranada. Probanzas. Causa contraFrancisco Calvo Cabello. Declaración 5septiembre 1814, cabina 411, leg. nº4209. Cita de DÍAZ TORREJÓN,Francisco Luis: Ob. cit., p. 118. lv ÁLVAREZ DE EULATEPEÑARANDA, José María: LasGuerrillas en la región de Pinares Burgo-Soria durante la Guerra de la

Independencia. Madrid, FundaciónCultural de la Milicia Universitaria(FUNDAMU), 2007, p. 12.lvi Gazeta del Gobierno. 24 de abril1809, nº 21, p. 394. Ibidem, ut supra. lvii MENÉNDEZ PELAYO, Marcelino:Historia de los Heterodoxos Españoles.Santander, C.S.I.C., 1947-1948, t. VI, p.9. lviii Alphonse Grasset: “…ce peuple,[…], tenu en tutelle par le chargé ey autotal profondément religieux, était trèsattaché aux ministres de son culte”.GRASSET, Alphonse : “L´eglise et lesoulèvement de l`Espagne en 1808”.

Revue de Paris. París, 1923, nº 9, p. 420.

lix R. D. 18 agosto 1809. En: Prontuariode las leyes y decretos del Rey NuestroSeñor Don José Napoleón I, desde el añode 1808. Imprenta Real. Madrid, 1810, t.I, p. 303 y ss. lx DÍAZ TORREJÓN, Francisco Luis:Ob. cit., p. 120. lxi Ibidem, ut supra.lxii Gazeta de Sevilla, 12 de marzo 1811,nº 23, p. 166.lxiii DÍAZ TORREJÓN, Francisco Luis:Ob. cit., p. 123. lxiv Albert Jean Rocca: “…ne renon-çaient point à leur habitude de dévaliserles paysans espagnols ; mais afin des´acquitter de l´obligation que toutcitoyen contracte en naissant, de verserson sang pour la patrie envahie par desennemis étrangers, ils faisaient aussi laguerre aux français, attaquant leurs déta-chements, lors même qu´ils n´avaientaucun espoir de butin”. ROCCA, AlbertJean : Mémoires sur la guerre des fran-çais en Espagne. París, Gide fils, 1814, p.242. lxv SCHÉPELER, Berthold Andreas von:Histoire de la révolution d`Espagne et dePortugal, ainsi quede la guerre qui enrésulta. Lieja, J. Desoer, éditeur, 1829-1831, tomo II, p. 430. lxvi GONZAGA DE VILLAVA, Luis:Zaragoza en su segundo sitio, con nuevasnotas y un apéndice. Palma de Mallorca,Imprenta de Antonio Brusi, 1811, p. 45.

lxvii SÁNCHEZ FERNÁNDEZ, Jorge:“El ejército contra las guerrillas: la jefatu-ra militar frente al fenómeno guerrillerodurante la Guerra de la Independencia”.Revista de Historia Militar, Madrid,1999, nº 87, p. 155. lxviii RODRÍGUEZ VILLA, Antonio: Elteniente general D. Pablo Morillo, pri-mer conde de Cartagena y marqués de laPuerta, 1778-1837: Estudio biográfico.Madrid, Establecimiento tipográfico deFortanet, 1908-1910, tomo II, p. 153.lxix PÉREZ GALDÓS, Benito: Ob. cit.,p. 41. lxxArchivo General Militar de Segovia.Sección Hojas de Servicios. lxxi RODRÍGUEZ DE ABAJO: Noticebiographique sur le Curé Merino. Cita deÁLVAREZ DE EULATE PEÑARANDA,José María: Ob. cit., p. 4. lxxii La Enciclopedia Espasa señala quetal suceso ocurrió el 16 de enero de 1808,lo cual no es cierto. EnciclopediaUniversal Ilustrada. Ob. cit., tomoXXXIV, p. 935. lxxiii CODÓN, José María: Biografía ycrónica del Cura Merino. Burgos,Aldecoa, 1987, p. 23. lxxiv El cura Merino se hizo pronto muypopular. Ayudado por el Empecinado,sorprendió a los franceses en Roa, expul-sándolos de esta villa y causándoles unelevado número de bajas. La toma de Roafue uno de los hechos de armas más bri-llantes realizados por la guerrilla durantela Guerra de la Independencia.lxxv La hoja de servicios de este célebrecura guerrillero podría servir de pauta oguía para otros muchos guerrilleros: ElPueblo elevó a todos estos jefes a la cate-goría de héroes y sus hazañas a legendas.lxxvi Enciclopedia Universal Ilustrada.Ob. cit., tomo XXXIV, p. 936.lxxvii Antonio Gala, autor del guión deun programa de televisión sobre la vidadel Empecinado, escribió: “Si existe algoque pueda ser llamado “lo español”, y hahabido un hombre que represente a nues-tros propios ojos españoles, quizás esehombre sea - en mi opinión - Juan Martín

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Díaz, El Empecinado”. Cita de MORE-NO ALONSO, Manuel: “Mito y tragediadel Empecinado”. Revista Historia 16,año XVI, nº 185, septiembre 199, p. 31. lxxviii Ibidem, p. 32. lxxix HERNÁNDEZ GIRBAL, F.: JuanMartín el Empecinado. Madrid,Ediciones Lira, 1985. lxxx Benito Pérez Galdós dedicó uno desus mejores Episodios Nacionales alEmpecinado, en el que la retrató de formainsuperable: “Era don Juan Martín unHércules, de estatura poco más quemediana, organización hecha para laguerra, persona de considerable fuerzamuscular, cuerpo de bronce que encerra-ba la energía, la actividad, la resistencia,la contumacia, el arrojo frenético delMediodía, junto con la paciencia de laraza del norte. Su semblante, morenoamarillento, color propio de los castella-nos soleados y curtidos, expresaba aque-llas cualidades. Sus facciones eran máshermosas que feas; los ojos, vivos, y elpelo, aplastado en desorden sobre la fren-te, se juntaba a las cejas. El bigote seunía a las cortas patillas, dejando labarba limpia de pelo, afeite a la rusa, queestaba muy en boga entre guerrilleros yque más tarde usaron Zumalacárregui yotros jefes carlistas”. El novelista lo ima-ginaba con un capote azul en el que ape-nas dejaba ver los distintivos de su jerar-quía militar, con una forma de vestir des-aliñada y tosca muy acorde con susmodales bruscos, torpe en el hablar, muyrudo, pero muy generoso, extrovertido yamigo de los hombres que combatían asus órdenes. lxxxi Enciclopedia Universal Ilustrada.Ob. cit., tomo XXXIV, p. 490. lxxxii SAIZ BAYO, Santiago: Op. cit.,pp. 110-111. lxxxiii Enciclopedia Universal Ilustrada.Ob. cit., tomo XXXIV, p. 490. lxxxiv Ibidem, ut supra. lxxxv MORENO ALONSO: Ob. cit., p.34. lxxxvi Enciclopedia Universal Ilustrada.Ob. cit, tomo XXXIV, p. 436. lxxxvii No hay que confundir a Martín

Merino con Jerónimo Merino, ya queambos han pasado a la historia por elmismo apodo: el cura Merino. lxxxviii El cura Merino solía comprarlotería en una administración de Loteríade las Cuatro Calles. Debe tenerse encuenta que por entonces se podía vivir deforma muy desahogada con un sueldoanual de 400 duros (2.000 pesetas u 8.000reales) y muy pocos eran los que cobra-ban tal cantidad. lxxxix Rafaela Calvo, ama de llaves delcura Merino, estaba embarazada y éste laechó de su casa. Presa de la desespera-ción, intentó suicidarse y fue salvada inextremis por un guarda. Luego la readmi-tió. Durante el proceso abierto con moti-vo del intento de asesinato de Merino,ella le echó la culpa de su desgracia, locual le valió una dura reprimenda delobispado. Pero después Rafaela dio a luza un niño negro, por lo que no podía sersuyo, y lo más seguro fue que fuera frutode sus relaciones con un negro jamaiqui-no llamado Jorge Washington González yque había sido esclavo. Aunque Merinofue exculpado, su honor quedaría parasiempre en entredicho. xc María Isabel Francisca de Asís deBorbón, hija mayor de Isabel II y deFrancisco de Asís, nació el 20-12-1851.Heredera entonces del Trono de España,sería con el tiempo conocida por suapodo: La Chata. xci Según la Gaceta Militar, el CuraMerino forcejeó en su intento de huir,pero no fue cierto. xcii TURRADO VIDAL, Martín: “Lanovelesca aventura del cura Merino”.Madrid Histórico. Nº 15, mayo/junio2008, p. 76. xciii Ibidem, ut supra. xciv Como el cura Merino al apuñalar ala Reina le dijo “Con esto tienes bastan-te! ¡Muerta eres!”, se llegó a creer que elpuñal podría estar envenenado. Pero laspruebas químicas practicadas demostra-ron que no lo estaba y él declaró quejamás se le había ocurrido tal cosa. xcv TURRADO VIDAL, Martín: Ob. cit.,pp. 71-72.

xcvi Ibidem, p.72.xcvii Antes de salir le habían colocado lahopa y el birrete, la túnica y el gorro ama-rillo con manchas rojas. De la primeravestimenta dijo que la había de poner lacon mayor dignidad posible; y de losegundo, se quejó porque lo habían hechomuy grande y tuvo que pedir ayuda parapoder colocárselo bien. xcviii Enciclopedia Universal Ilustrada.Ob. cit., tomo XXXIV, pp. 436-437.TURRADO VIDAL, Martín: Ob. cit., p.78. xcix Francisco Espoz y Mina será nom-brado capitán general de Cataluña en1835. c El 23 de diciembre de 1886 se inauguróun monumento a Tomás deZumalacárregui en la iglesia de Cegama,obra del escultor Francisco Font. ci Enciclopedia Universal Ilustrada. Ob.cit., tomo LXX, pp. 1509-1511.cii El año pasado se publicó una magnífi-ca y muy documentada biografía deFrancisco de Longa. Ver: PARDO DESANTAYANA Y GÓMEZ DE OLEA,José: Francisco de Longa. De guerrilleroa General en la Guerra de laIndependencia. Madrid, Leynfor SigloXXI, 2007.ciii SAIZ BAYO, Santiago: Op. cit., pp.119-120).civ Ibidem, ut supra. cv Como paradoja, el liberalismo políticodel siglo XIX empleó una forma de inter-vención política armada más acorde conla inspiración autoritaria que con la pro-piamente liberal. cvi Como Capitán General de Valencia,Francisco Javier Elío apoyó la causaabsolutista de Fernando VII, persiguió alos liberales, reinstauró el tormento yordenó numerosas ejecuciones. Tras eltriunfo liberal de 1820 fue encarcelado yejecutado. cvii LOVETT, G. H.: La Guerra de laIndependencia. Barcelona, Península,1975, vol. II, p. 238. cviii SAIZ BAYO, Santiago: Op. cit., p.123.

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El ORIGENEl ORIGENHISTÓRICO DELHISTÓRICO DELJURAMENTO DE JURAMENTO DE LA BANDERA ENLA BANDERA EN

ESPAÑA.ESPAÑA.

Prof. Dr. Guillermo Calleja LealUniversidad Antonio de Nebrija.

El pasado día 7 dejunio un nutridogrupo de ciudada-

nos, españoles y españolas, gentesde toda condición profesional yedad, desde los habían recién cum-plido los dieciocho años hastaalgunos casos de edad muy avan-zada, tuvimos la oportunidad y elhonor de jurar Bandera en elAcuartelamiento General Caval-canti, accediendo a la invitacióndel Coronel Jefe del REGIMIEN-TO DE INFANTERÍA “INME-MORIAL DEL REY” Nº 1, que lahizo en nombre del TenienteGeneral Segundo Jefe del EstadoMayor del Ejército.

Este año se cumplen los223 años de nuestra Bandera deEspaña, la roja y gualda, en laforma original que le dio Carlos IIIa sus buques de la Marina deGuerra por R. D. dado en elPalacio de Aranjuez el 28 de mayode 1785, extendiéndose al añosiguiente “a las plazas marítimas,sus castillos y otros cualesquierade las costas”, por R. D. de 20 demayo de 1786; y generalizándosemás tarde a “arsenales, astilleros,cuarteles, observatorios, escuelasdoctrinales y en otros puntos cua-

lesquiera que dependan de laMarina”, en virtud de lasOrdenanzas Generales de laArmada de 1793.

También se cumplen 165años desde que se adoptó su exten-sión general como BanderaNacional en los Ejércitos e institu-ciones civiles, durante el reinadode Isabel II, en virtud del R. D. de13 de octubre de 1843, que dispu-so: “Siendo la Bandera Nacionalel verdadero símbolo de laMonarquía Española, ha llamadola atención del Gobierno la dife-

rencia que existe entre ésta y aque-lla y las particulares de los cuer-pos del Ejército: Tan notable dife-rencia trae su origen del que tuvocada uno de sus mismos cuerpos,porque formados bajo la domina-ción e influjo de los diversos rei-nos, provincias o pueblos en queestaba dividida antiguamente laEspaña, cada uno adoptó los colo-res o blasones que aquel le dabanombre. La unidad de laMonarquía española y la organi-zación del Ejército y demás depen-dencias del Estado exigen impe-riosamente desaparezcan todaslas diferencias que hasta ahorahan subsistido sin otro fundamen-

to que el recuerdo de su divisiónlocal perdida desde bien lejanostiempos... Con arreglo a este RealDecreto, las banderas y estandar-tes de todos los cuerpos e institu-tos que componen el Ejército, laArmada y la Milicia Nacional,usarán iguales en colores a labandera de guerra española”.

En cuanto a la vigenteConstitución Española de 1978,ésta hace mención expresa a laBandera Nacional de España seña-lando en su Título Preliminar, artí-culo 4, que “está formada por tresfranjas horizontales, roja, amari-lla y roja, siendo la amarilla dedoble anchura que cada una de lasrojas”. 1 Y como bien rezan lasReales Ordenanzas, la Bandera deEspaña y el Himno Nacionalmerecen el máximo respeto yveneración, siendo la InstituciónMilitar la encargada de la custodia,honores y defensa de la Bandera,como símbolo de la Patria y de suunidad (art. 18), correspondiéndo-la los máximos honores y el lugarde mayor preeminencia. De ahíque el Juramento y honores a laBandera de España y su solemneentrega a Unidades constituyen lasprincipales ceremonias militares, ysu ejecución debe cuidarse conesmero para conservar, en su ple-nitud, toda la emoción y profundosentido que deben transmitir.

Precisamente, por tratarsede una ceremonia de Jura deBandera, hemos creído que seríamuy oportuno recordar aquí, aun-que sea de forma muy somera, quefue el propio rey Carlos III quien

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introdujo en España dicha ceremo-nia. A pesar de las diversas varia-ciones que ha tenido a lo largo demás de dos siglos, nuestra BanderaNacional sigue siendo el soporteexterno del vínculo espiritual detoda la ciudadanía española con suPatria, tanto de los hombres ymujeres de nuestras FuerzasArmadas, como también de loshombres y mujeres del ámbitocivil; y todos los ciudadanos espa-ñoles, militares y civiles, tenemosel derecho y la obligación de con-tribuir a la Defensa de la Patria yde ahí nuestro deseo de jurar orenovar nuestro juramento o pro-mesa, con todo orgullo y emoción,a nuestra Enseña Nacional.

Históricamente siempre seha enfatizado en las normas jurídi-cas que regulan la Institución mili-tar el acto del juramento a la ban-dera nacional por la importanciaque éste tiene como deber esencialdel militar, en cuanto a que suponela asunción del solemne compro-miso de defender a la Patria aun acosta de la propia vida. Este inelu-dible derecho y, al mismo tiempo,deber del militar está regulado enlas vigentes Reales Ordenanzaspara las Fuerzas Armadas.

Sabido es por todos queexistía de muy antiguo el juramen-to militar como regla general entodos los ejércitos. Se trataba deljuramento que se prestaba en elmomento de producirse la recluta,aunque sin presencia de banderaalguna, tal como aún hoy se reali-za en países como Estados Unidos

y Gran Bretaña. Y que también seutilizaban otros juramentos de raí-ces medievales, como los exigidosantes del desempeño de algunoscargos o funciones. Sin embargo,el juramento de fidelidad a laBandera Nacional no se practicabaen España, como tampoco enFrancia ni en Gran Bretaña. En el

caso concreto de Francia, la jura ala bandera había caído en desuso yno fue restablecido hasta 1765.Aunque era obligatorio en Prusia,Austria y Rusia.

La primera recomendaciónpara su implantación en nuestrosEjércitos tuvo lugar en 1759, hace249 años, y provino de dos oficia-les del Regimiento de RealesGuardias de Infantería Española:el coronel Juan José de Vértiz ySalcedo y el capitán Martín Álva-rez de Sotomayor.2 Ambos oficia-les habían sido observadores en laGuerra de los Siete Años (1756-1763). En su misión habían acom-pañado al mariscal austriaco Daunen la campaña de 1758 y despuésvisitado el ejército ruso del generalFermer en Polonia. Seguidamentese trasladaron a Dantzig y desde

allí, se dirigieron por mar, aStettin, en la Pomerania brandem-burguesa, alcanzando al ejércitosueco del general Lantighausen ensu campo de Pasback. Pero al reci-bir la noticia del fallecimiento deFernando VI (10-08-1759), solici-taron a los prusianos su autoriza-ción para poder atravesar su terri-torio y evitar así tener que dar elenorme rodeo que les hubierasupuesto su regreso por Polonia; yuna vez conseguido, marcharon aRatisbona y desde allí a París, pre-sentándose en diciembre de 1759ante Carlos III, el nuevo rey deEspaña.

El coronel Vértiz y el capi-tán Álvarez de Sotomayor, cum-pliendo las instrucciones que habí-an recibido al partir de España,relataron con detalle todo cuantohabían presenciado como observa-dores en la aún inconclusa Guerrade los Siete Años y antes de queEspaña entrara finalmente endicha contienda contra GranBretaña, en enero de 1762, comoaliada de Francia en virtud delTercer Tratado de Familia, suscritoen las Navidades de 1761.

En la entrevista que lesconcedió el Rey, ambos oficialesle hicieron no pocas sugerencias y,entre ellas, la referente a la Jura ala Bandera. En ese sentido, refi-riéndose al juramento a la banderarealizado por el Ejército austriacoy que ellos habían presenciado, ledijeron: “Este sacramento militarque usa la mayor parte de las tro-pas del Norte, es de creer produje-se en las nuestras un gran efecto”.

Jura a la Bandera de Alfonso XIII

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Y añadieron: “Los soldados rusosno sólo juran defender su banderahasta perder la vida antes deabandonarla, sino que se extiendeesta formalidad a los artilleros,que, poniendo dos dedos sobre elcañón, protestan en los propiostérminos sacrificándose en sudefensa, como sabemos que lo hanhecho últimamente en la batallade Cunersdorf”. (Prusia,Brandemburgo, 12-08-1759).

La fórmula del juramentoque aceptó finalmente el Monarcafiguró en las llamadas SabiasOrdenanzas de Carlos III, publica-das el 22 de octubre de 1768, de laforma siguiente: “¿Juráis a Dios yprometéis al Rey seguir constan-temente sus banderas, defender-las hasta perder la última gota devuestra sangre y no abandonar alque os esté mandando en acciónde guerra o disposición paraella?”. A continuación, los reclu-tas respondían “¡Sí, juramos!”, yluego besaban la cruz formada porel asta de la bandera y la espadadel sargento mayor del regimiento.

La primera parte del jura-mento pudo estar fundada en lapromesa militar establecida por elpropio Carlos III en 1761, donde eloficial reclutador se dirigía a losnuevos soldados diciéndoles:“¿Prometen ustedes al Rey seguiry defender constantemente susbanderas?”. Pero la frase añadida“hasta perder la última gota desangre” constituía una innovaciónsorprendente para la época y asíquedó expresado en estas RealesOrdenanzas de 1768.

El soldado inglés, porejemplo, juraba de la siguientemanera: “Juro ser leal a nuestroSoberano Señor el Rey… y servir-le honesta y fielmente en defensade su persona, corona y dignidad

contra todos sus enemigos u opo-nentes cualesquiera que sean; yobservar y obedecer las órdenesde Su Majestad, el General y losOficiales”.

El soldado prusiano jurabamediante esta fórmula solemnefórmula: “Juro a Dios que es mivoluntad servir a Su Majestad elRey de Prusia…, mi benignísimoseñor, en todas las ocasiones y seaen tiempo de guerra o de paz, confidelidad y lealtad. Prometo tenerel respeto y la obediencia debida atodos los generales de SuMajestad, como igualmente atodos los oficiales y a todos missuperiores, conformándome exac-tamente a las órdenes que me die-ran, respetando las leyes penalesque he oído leer y portándome enun todo como un soldado honradoe intrépido. Así Dios me ayude”.

No obstante, convieneadvertir que tal formulación delsacrificio extremo en defensa de labandera era en realidad más propiade los oficiales abanderados. Así,

en el Ejército austriaco, este oficialsubalterno se comprometía a cus-todiarla de la siguiente forma: “Yoprometo y obligo por un juramen-to corporal que hago a DiosTodopoderoso, defender con todasmis fuerzas y hasta la última gotade sangre esta bandera que meacaban de fiar, y que en todas lasocasiones procuraré defenderla,como también perder la vida antesde abandonarla. Así me ayudeDios y su Santo Evangelio porCristo. Amen”.

En cualquier caso, la adop-ción de dicha expresión no dejaráde significar una mayor dignifica-ción del oficio de soldado, muy atono con el espíritu y la letra de lasReales Ordenanzas de Carlos III.Y que armonizaba, por lo demás,con aquella otra promesa ante losalcaldes en la prescripción de 1761en que se les decía: “¿Prometéis,como hombres honrados, conser-var la buena fama de vuestraPatria y familia, sin desertar nihacer cosa fea ni vergonzosa?”.

Años después, durante eldesarrollo de nuestra Guerra de laIndependencia (1808-1814), losafrancesados juraron unas actasque habían sido previamenteredactadas y en las que se decía“que el abajo firmante prometeobediencia y sumisión al Rey JoséI de España e Indias y a las Leyesdel Estado”. Pero, ¿cómo iban losbuenos patriotas españoles a jurarobediencia a un rey intrusoimpuesto por las bayonetas de unejército invasor y ante una bande-

Jura a la Bandera de S.A.R. D. Juan deBorbón

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ra que no era la suya? En conse-cuencia, empezó a perfilarse elprotocolo del solemne acto de laJura a la Bandera. Así pues, laBandera Coronela ondeó por enci-ma de las cabezas de cuantos jurano prometen formando una cruz conla espada; lo que luego dio lugar aque los que juran o prometen ten-gan que pasar por dicha cruz, en laque tradicionalmente aparecería lafigura de un sacerdote o del propiocapellán, con el fin de dar al actoun carácter aún más castrense.

Hoy el Juramento oPromesa a la Bandera Nacionalviene contemplado en el artículo 3del Título Preliminar de la Ley17/1999 de 18 de mayo, deRégimen del Personal de lasFuerzas Armadas (publicada en elBOE nº 119 del 19 de mayo de1999): Artículo 3. Juramento o Promesaante la Bandera de España.1.- Todo militar tiene el deber de

prestar ante la Bandera jura-mento o promesa de defender aEspaña, de la forma que seestablece en este Artículo.Dicho juramento o promesaserá requisito previo e indis-pensable a la adquisición de lacondición de militar de carre-ra, de militar de complementoy de militar profesional detropa y marinería.

2.- El acto de juramento o prome-sa ante la Bandera de Españaserá público y estará revestidode la mayor solemnidad. Seajustará a la siguiente secuen-

cia:El jefe de la unidad militar quetome el juramento o promesa antela Bandera pronunciará lasiguiente fórmula: “¡Soldados!¿Juráis por Dios o prometéis porvuestra conciencia y honor, cum-plir fielmente vuestras obligacio-nes militares, guardar y hacerguardar la Constitución comonorma fundamental del Estado,obedecer y respetar al Rey y avuestros jefes, no abandonarlosnunca y, si preciso fuera, entre-gar vuestra vida en defensa deEspaña?

A lo que los soldados contestarán:“¡Sí, lo hacemos!”.El jefe de la unidad replicará: “Sicumplís vuestro juramento o pro-mesa, España os lo agradecerá ypremiará, y si no, os lo demanda-rá”, y añadirá: “Soldados, ¡VivaEspaña! y ¡Viva el Rey!, queserán contestados con los corres-pondientes “¡Viva!”.

A continuación, los Soldadosbesarán uno a uno la Banderay, posteriormente, como señalde que España acepta su jura-mento o promesa, desfilaránbajo ella.

3.- El término “soldados” podrásustituirse por el que convengapara su adecuación a los quevayan a prestar el juramento opromesa.

En cuanto a los ciudadanosespañoles civiles, hombres ymujeres, que quieran contraer sucompromiso con la defensa de laPatria, prestando el juramento opromesa a la Bandera, lo haránconforme a la siguiente fórmula:“¡Españoles! ¿Juráis o prometéispor vuestra conciencia y honorguardar la Constitución comonorma fundamental del Estado,con lealtad al Rey, y si precisofuera, entregar vuestra vida endefensa de España?”. A lo que contestarán:

- “¡Sí, lo hacemos!”.

Por otra parte, en la cere-monia de Jura o Promesa a laBandera, los participantes debende ser conscientes de que antesotros juraron o prometieron defen-derla y también de la condición delos Ejércitos de España comoherederos y depositarios de unagloriosa tradición militar. Por todoello, en la ceremonia se homenajeaa nuestros héroes y muy especial-mente a aquellos soldados que encumplimiento de su deber murie-ron por la Patria y la Bandera quejuraron defender, como asimismoa todos aquellos hombres y muje-res de nuestras Fuerzas Armadasque murieron víctimas delTerrorismo y también a los quedieron su vida sirviendo en

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Misiones de Paz en el extranjero.¡HONOR Y GLORIA A TODOSELLOS!

Quisiéramos resaltar elhecho de que en los últimos añosson muchos los ciudadanos y ciu-dadanas, civiles y militares, quedesean jurar o prometer ante laBandera Nacional. Unos porquequieren renovar su juramento opromesa a la Bandera; y otros por-que, por el motivo que fuere, notuvieron la oportunidad y dehacerlo.

También Su Majestad elRey quiso renovar su juramento ala Bandera junto a sus compañerosde la XIV Promoción de laAcademia General Militar deZaragoza. Antes lo había hecho el12 de diciembre de 1955 en laAcademia General Militar deZaragoza junto a otros 269 cade-tes; y el 20 de agosto de 2005,aprovechando la conmemoracióndel aniversario de los 50 años desu promoción, quiso volver ahacerlo en aquel mismo patio dearmas de la Academia donde anteshabía jurado como cadete y enton-ces lo hacía como Jefe del Estado,con uniforme de Capitán Generaldel Ejército de Tierra y acompaña-do por Su Majestad la Reina.

En su vibrante discurso,cargado de referencias a la vidacastrense, nuestro Rey recordó queel Ejército es “garante de nuestraseguridad y convivencia en liber-tad” y la “indisoluble unidad de laNación española”; y el númerouno de su promoción, el teniente

general Gonzalo Rodríguez deAustria, manifestó que “las pro-mociones pasan, el Ejército per-manece, como permaneceráEspaña”.

Por último, tan sólo añadirpara terminar que nuestra Banderade España, defendida con honortanto en las victorias gloriosascomo en las amargas derrotas, hasido siempre con amor poética-mente ensalzada. Si empezamoscon un sencillo y hermoso versopopular, queremos ahora terminarcon la conocida oda que SilesioDelgado le dedicó y que por laR.O. de 13 de agosto de 1907debía en lo sucesivo fijarse deforma permanente en todas lasescuelas públicas:

¡Salve, Bandera de mi Patria,salve!y en lo alto siempre desafíaal viento,tal como en triunfo por latierra todate llevaron indómitos guerre-ros.

Tú eres, España, en todas lasdesdichas grande,en ti palpita con latido eter-noel aliento inmortal de lossoldadosque a tu sombra, adorándo-te, murieron.

Cubres el templo en que mimadre reza,las chozas de los míseroslabriegos,

la cuna donde duermen mishermanos,la tierra en la que descansanmis abuelos.

Por eso eres sagrada, entorno tuyo,a través del espacio y de lostiempos,el eco de las glorias españo-lasvibra y retumba con marcialestruendo.

¡Salve, Bandera de miPatria, salve!y en los alto siempre desafíaal viento, manchada por el polvo delas tumbas,teñida con la sangre de losmuertos.

1 La Constitución Española fue aprobadapor las Cortes en sesiones plenarias delCongreso de los Diputados y del Senadocelebradas el 31 de octubre de 1978, rati-ficada por el Pueblo Español enReferéndum de 6 de diciembre, sanciona-da por S. M. el Rey ante las Cortes el 27de diciembre y publicada en el B.O.E. nº311, de 29 de diciembre de 1978. 2 Quince años después, Juan José deVértiz y Salcedo será el segundo virreyde La Plata y uno de los gobernadores demás grato recuerdo de dicho Virreinato.Martín Álvarez de Sotomayor será el ini-ciador del gran sitio de Gibraltar, condede Colomera y virrey de Navarra.