La contaminación acústica en nuestras ciudades

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    La contaminacin

    acstica en nuestras

    ciudades

    Benjamn Garca SanzFrancisco Javier Garrido

    Coleccin Estudios SocialesNm.12

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    Cuando se habla de contaminacin, la acstica, es decir, la que es

    resultado del ruido o sonidos molestos, no ocupa los primeros luga-

    res en las denuncias sociales. En parte, porque el ruido ha tenidoincluso, en otros tiempos, una valoracin positiva, como algo consus-

    tancial a las sociedades modernas y dinmicas. Hoy, esta concepcin

    est ya superada, y la expresin contaminacin acstica no slo tie-

    ne plena vigencia, sino que ha dado lugar a estudios para su conoci-

    miento y a polticas y legislacin para combatirla.

    Sin embargo, la mayor parte de los estudios hasta ahora realizados

    estn centrados bsicamente en las dimensiones tcnicas del com-

    plejo problema del ruido. Este libro pretende, en cambio, una visin

    global de la problemtica del ruido que sea til a los ciudadanos y a

    los polticos. En esta lnea, se aborda primero cules son las princi-

    pales fuentes del ruido, y los autores nos indican que hoy da lo son

    el transporte y el ocio. Por otra parte, se seala

    que el ruido es un problema fundamentalmente urbano.

    La creciente consideracin del ruido como un factor negativo para

    la calidad de vida, ha dado lugar a la aparicin de diversa legislacindirigida a reducirlo, la cual es por el momento parcial, escasa y nece-

    sitada de actualizacin. La gravedad de este dficit legislativo viene

    incrementada por la dbil exigencia de su cumplimiento.

    Por ltimo, la evidente existencia de diversos niveles de contamina-

    cin acstica, exige tanto de elementos tcnicos para valorarla como

    de estudios para su conocimiento. Los autores

    nos introducen a estos elementos tcnicos y nos informan sobre

    los estudios sobre el ruido en nuestras ciudades, concretados

    en los llamados mapas del ruido.

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    Coleccin Estudios Sociales

    Nm. 12

    La contaminacin acstica

    en nuestras ciudades

    Benjamn Garca SanzFrancisco Javier Garrido

    Edicin electrnica disponible en Internet:www.estudios.lacaixa.es

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    Benjamn Garca Sanz y Francisco Javier Garrido Fundacin la Caixa, 2003

    La responsabilidad de las opiniones emitidas en los documentos de esta coleccin corresponde exclusivamente asus autores. La Fundacin la Caixa no se identifica necesariamente con sus opiniones.

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    Edita

    Fundacin la Caixa

    Av. Diagonal, 621

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    Patronato de la Fundacin la Caixa

    Presidente

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    Secretario

    Ricardo Fornesa Rib

    Vicesecretario

    Alejandro Garca-Bragado Dalmau

    Coleccin Estudios Sociales

    Director

    Josep M. Carrau

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    PRESENTACIN 7

    INTRODUCCIN 9

    I. LA CONTAMINACIN ACSTICAEN LAS SOCIEDADES MODERNAS 18

    1.1. Un problema y una preocupacincrecientes 18

    1.2. Qu es el ruido? 21

    1.3. Efectos en la salud y en el bienestar 231.4. Efectos psicosociales 331.5. Otros efectos del ruido 42

    II. ALGUNOS TRMINOS BSICOSPARA ENTENDER EL RUIDO 44

    2.1. Introduccin 442.2. Definicin de trminos 45

    2.3. Los sistemas de medicin del ruido 532.4. Los mapas de ruido 582.5. El sonido como molestia

    y sus posibilidades de medicin 61

    III. LAS FUENTES DEL RUIDO 65

    3.1. Introduccin 653.2. El trfico rodado 68

    3.3. El trfico por ferrocarril 763.4. El trfico areo 813.5. Otras fuentes de ruido 863.6. Consideraciones finales 89

    PG.

    NDICE

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    IV. LEGISLACIN SOBRE EL RUIDO 934.1. Introduccin 93

    4.2. Normativa europea 954.3. Regulacin estatal 1034.4. Normativa de las comunidades autnomas 1074.5. Normativa local: ordenanzas municipales 1204.6. Conclusiones 124

    V. NIVELES DE CONTAMINACIN DE NUESTRASCIUDADES SEGN LOS MAPAS DE RUIDO 126

    5.1. Introduccin 1265.2. Un apunte metodolgico 1295.3. Los mapas de ruido en las ciudades

    espaolas 1305.4. Consideraciones sobre los mapas de ruido 163

    VI. LA PERCEPCIN SOCIAL DEL RUIDO:LOS CIUDADANOS 1696.1. Introduccin 1696.2. Un problema relativamente importante 1706.3. Un problema fundamentalmente urbano 1776.4. Un problema que aumenta su importancia

    con la edad 1816.5. Ruidos en el trabajo 1836.6. El trfico y el ocio, principales fuentes

    de ruido 1856.7. Poco informados y desconfiados ante

    las informaciones 1886.8. Escasa legislacin y poco aplicada 1896.9. Buenas intenciones,

    peores comportamientos 191

    PG.

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    6.10. Las soluciones y sus responsables 1946.11. Pocas quejas y menos reclamaciones 1956.12. Un problema objetivo, pero con muchas

    derivaciones subjetivas, segn la opininde los tcnicos 197

    VII. LA PERCEPCIN SOCIAL DEL RUIDO:LAS ASOCIACIONES 2047.1. Introduccin 2047.2. Las organizaciones sociales frente al ruido 205

    VIII. POLTICAS Y MEDIDAS PARA CORREGIRLOS EFECTOS DEL RUIDO 2328.1. Introduccin 2328.2. Medidas generales para luchar

    contra el ruido 2338.3. Medidas propuestas por los ayuntamientos 2368.4. A modo de conclusin 242

    BIBLIOGRAFA 248

    PG.

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    Presentacin

    Cuando se habla de contaminacin, la acstica, es decir, la que esresultado del ruido o sonidos molestos, no ocupa los primeros lugares en lasdenuncias sociales. La suciedad, la polucin del aire, el trfico, la contami-nacin de las aguas, se encuentran antes en la preocupacin ciudadana, ydesde luego cuentan con mayor tradicin en cuanto a su denuncia social. En

    parte, porque el ruido ha tenido incluso, en otros tiempos, una valoracinpositiva, como algo consustancial a las sociedades modernas y dinmicas.

    Una sociedad ruidosa era una sociedad viva. Hoy, esta concepcin est yasuperada, y la expresin contaminacin acstica no slo tiene plena vigen-cia, sino que ha dado lugar a estudios para su conocimiento y delimitacin, ya polticas y legislacin para combatirla.

    Sin embargo, la mayor parte de los estudios hasta ahora realizadosestn centrados bsicamente en las dimensiones tcnicas del complejo proble-ma del ruido. No es ste el enfoque del libro que presentamos, sino que preten-de una visin global de la situacin de la problemtica del ruido que sea til a

    los ciudadanos y a los polticos. En esta lnea, la primera tarea que hay queabordar es determinar cules son las principales fuentes del ruido, y los auto-res nos indican que hoy da lo son el transporte, de todo tipo, y el ocio. Porotra parte, se seala que el ruido es un problema fundamentalmente urbano, ya esta concepcin responde el ttulo del estudio, al tratar de la contaminacinacstica en nuestras ciudades.

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    La creciente consideracin del ruido como un factor negativo para lacalidad de vida, ha dado lugar a la aparicin de diversa legislacin dirigidaa reducirlo, la cual, sin embargo, segn se indica en el estudio, es por elmomento parcial, escasa y necesitada de actualizacin. La gravedad de este

    dficit legislativo viene incrementada adems por la dbil exigencia de sucumplimiento, resultado todo ello, seguramente, de la insuficiente percep-cin por la generalidad de la poblacin de la gravedad del problema, talcomo se desprende de las pginas que se dedican al estudio de la percep-cin social del ruido. Por ltimo, la evidente existencia de diversos nivelesde contaminacin acstica, exige tanto de elementos tcnicos para valorarlacomo de estudios para el conocimiento de estos niveles, tanto territorial-mente como a lo largo del da. Los autores nos introducen a estos elementos

    tcnicos y nos informan sobre los estudios sobre el ruido en nuestras ciuda-des, concretados en los llamados mapas del ruido.

    Este trabajo ha sido realizado por Benjamn Garca Sanz y FranciscoJavier Garrido, profesores de Sociologa de la Universidad Complutense deMadrid. Con su publicacin la Fundacin la Caixa quiere contribuir tantoa la concienciacin ciudadana sobre la contaminacin acstica como estimu-lar la voluntad poltica de reducirla.

    Alejandro Plasencia

    VicepresidenteFundacin la Caixa

    Barcelona, febrero de 2003

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    Introduccin

    Los ruidos, y no los sonidos, se han convertido en un componenteomnipresente y habitual de la convivencia en las sociedades modernas. Loque deberan ser mensajes sonoros necesarios y agradables en los distintosmbitos que constituyen la vida en sociedad, han aumentado progresivamen-te su volumen, frecuencia y duracin, creando un ambiente ruidoso que seextiende prcticamente a todos los espacios de convivencia, y a todos losmomentos del da. El resultado es una situacin de contaminacin acstica

    generalizada de cuya causalidad nadie puede sentirse ajeno. Desde luego queno todos somos igualmente ruidosos, pero, en mayor o menor grado, todosactuamos como agentes contaminantes y sufrimos democrticamente susefectos perjudiciales. Unas veces porque el coche no est suficientementerevisado, otras porque, sin darnos cuenta, hemos levantado la voz, otras por-que nos han invitado o hemos organizado una fiesta, otras porque tenemosalgn animal en casa al que no hemos prestado la suficiente atencin, otrasporque hemos empezado a perder odo y necesitamos poner alta la msica o

    la televisin; total, que de una manera o de otra estamos tambin contribu-yendo a que en nuestro entorno se incremente el nmero de decibelios. Des-de luego, como veremos a lo largo de este trabajo, hay un conjunto de fuen-tes que parece que escapan a la accin individual, pero no por ello hay queobviar la apelacin a la responsabilidad de cada uno. Como ha demostradoel socilogo Prez-Daz (2002), la accin colectiva est llena de pequeasdecisiones individuales, y el resultado final de acciones que pueden parecer

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    el corolario de grandes decisiones polticas, no son ms que una suma demuchas y reiteradas acciones llevadas a cabo por cada individuo.

    En este contexto social se estn llevando a cabo estudios sobre elcomplejo fenmeno del ruido, que aun siendo todava escasos y centradosbsicamente en las dimensiones ms tcnicas del problema, permiten consta-tar al menos cuatro ideas bsicas. La primera, que el ruido, como factor decontaminacin de la sociedad actual, no ha merecido la atencin que esteproblema requiere por parte de los polticos y de los medios de difusinsocial. La segunda, que en los ltimos aos se ha despertado un movimientociudadano en favor de la calidad de vida, y en contra del ruido, que estdeterminando que se empiece a considerar el ruido como uno de los factoresde contaminacin importantes a erradicar en los prximos aos. La tercera,que es tal la descoordinacin y el vaco legal existente en este campo, quepor doquier surgen voces instando a la aprobacin de una normativa comn,y hacia la toma de posiciones que unifiquen las diferentes polticas que sevienen llevando a cabo en este terreno. Y la cuarta, que los trabajos realiza-dos muestran, por un lado, un sesgo marcadamente tcnico y un lenguaje dedifcil acceso para los lectores no familiarizados con el tema y, por otro, laausencia de un texto de referencia que contemple de manera integrada lasmltiples dimensiones de un fenmeno que implica aspectos fsicos, psico-lgicos, sociales, legales y polticos.

    En cuanto a la primera de las ideas sealadas, un punto a destacar esque se ha prestado cierta importancia a la contaminacin del aire y del agua,al aprovechamiento de los recursos naturales y a su uso racional, pero se hahecho prcticamente caso omiso de la contaminacin acstica. Parece que elruido ha formado parte de nuestra convivencia y que la apelacin al silenciose circunscriba a los conventos, a las iglesias, a los momentos de oracin.

    Hasta ahora, una sociedad ruidosa era entendida como una sociedad viva,que haca honor a sus ciudadanos; el silencio, por el contrario, era ms biencomo lo no social, y estaba asociado a la noche, al sueo y, por supuesto,a la muerte, al silencio de los cementerios.

    Mirado desde esta perspectiva, no se entenda que era un perjuicio, oun inconveniente, vivir en la plaza, o cerca de los lugares en los que se reali-

    10 INTRODUCCIN

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    zaba la mayor parte del comercio y de la actividad pblica. Se entenda queera una diversin, o al menos una forma de distraccin, ver pasar a la gente,escuchar el bullicio de la calle, percibir la algaraba de los nios, escuchar elpaso de los carruajes. Pero todo esto ha cambiado, y el ruido, que se perciba

    como un acompaante socialmente necesario, ha pasado a ser algo molesto yun factor grave de contaminacin. Estas son las dos claves principales delproblema, que el ruido no slo nos molesta, nos desequilibra, nos desasosie-ga, sino que, adems, como se demostrar a lo largo de este libro, y sobretodo en el captulo primero, se ha revelado como muy perjudicial para lasalud humana y la calidad de vida.

    El ruido, que se aceptaba como un fenmeno natural, ha dejado deserlo, para convertirse en algo indeseado, pero consustancial a las sociedadesmodernas. Se observan tendencias sociales que son irreversibles, como el cre-cimiento de la poblacin, la densificacin de ciertos espacios a costa de otrosque pierden poblacin y el incremento de las concentraciones urbanas, crean-do, en contrapartida, espacios ralos y con muy pocos habitantes. Probable-mente asistimos a procesos crecientes de especializacin funcional entre losque se anotan la separacin entre los lugares de residencia y los de trabajo;lugares para vivir y lugares para comprar; lugares de descanso y lugares dediversin. No est claro que estas dicotomas se correspondan con una lneadivisoria entre lugares sin ruido, con poco ruido, o lugares ruidosos. El ruidoes cada vez ms un elemento ligado a nuestra civilizacin y est presente, deuna manera o de otra, en los diferentes espacios. En correspondencia con laespecializacin funcional de nuestras sociedades han surgido diferentes for-mas de ruido, que se acomodan y se corresponden con las caractersticas deestos espacios. Las ciudades industriales, obviamente, pueden ser ms ruido-sas que las ciudades dormitorio; o los lugares de ocio, ms que los espaciosen los que se hacen las compras, pero lo ms significativo es que en cadalugar se produce un tipo de ruido que tiene que ver con las circunstancias queconcurren en l, y que, a la postre, en todos ellos resulta molesto.

    Ante estas circunstancias, los polticos no se han caracterizado preci-samente por anticiparse a los acontecimientos, o por prevenir el problema.Cuando por todas partes se alzan voces denunciando que vivimos en ciuda-

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    des muy ruidosas, que el ruido es un factor que distorsiona y desequilibra lavida, que es un inconveniente para avanzar en el progreso, ellos se han justi-ficado anunciando a bombo y platillo que han sido los primeros en tomar talo cual medida, que ya han empezado a conocer la situacin y que en breve

    contaremos con una normativa que nos permitir poder atajar el problema ysancionar a los que incumplen las normas. Hay algunos, todava ms osadosque, para acallar sus conciencias, no tienen inconveniente en afirmar quetenemos una de las normativas ms avanzadas del mundo. No caba el silen-cio poltico y sali a relucir la retrica, que no suele ser muy buena conseje-ra, para buscar respuestas para atajar los problemas.

    Una de las grandes contradicciones que se van a repetir a lo largo dellibro es el desajuste entre la realidad objetiva y los sentimientos subjetivos;entre la importancia del problema y las actuaciones para resolverlo. La reali-dad objetiva est demostrando que el ruido es un factor muy perjudicial parala salud que se nos est escapando de las manos. Las concentraciones urba-nas, con una multiplicacin de los viajes y de los medios de transporte, porun lado, y el aumento de las zonas de ocio, por otro, hacen difcil que el rui-do pueda disminuir. En especial, la utilizacin individualizada del coche, yun cierto rechazo a los transportes pblicos, sobre todo de ciertas clasesmedias que quieren mantener una cierta distancia con los dems, son un gra-ve obstculo para poder creer que esto tiene una solucin. Por otro lado, elgran pblico no acierta a ver las consecuencias que esto acarrea, por lo queno es fcil que haya un movimiento de protesta. Slo algunos, unos pocos, seempiezan a organizar y estn dispuestos a correr con todas las consecuen-cias. Pero hasta llegar ah, han tenido que sufrir directamente el problema yse han visto en la necesidad de organizarse; organizarse para hacer frente agrupos de jvenes que han tomado la calle y enarbolan la bandera de susderechos, sin pensar que hay una contrapartida de deberes que hay querespetar; organizarse para enfrentarse a desaprensivos que utilizan el ruidocomo reclamo para atraer clientes; organizarse para sacar los colores a cier-tos cargos pblicos que hacen normas, pero despus no quieren cumplirlas.

    En este campo, como en otros muchos de la vida social y poltica, losciudadanos se han anticipado a los polticos. En los ltimos aos se han mul-

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    tiplicado las denuncias y han surgido por doquier asociaciones que hanintentado concienciarse y concienciar de que estamos ante un problema gra-ve. Actan como una especie de conciencia colectiva que, aunque minorita-ria, empieza a reflejar el sentir de la poblacin, que an no ha encontrado

    cauces adecuados para expresar sus quejas. Posiblemente todava no valora-mos sus actuaciones como se merecen, pero estn despertando la concienciaciudadana y poniendo las bases para organizar estrategias de futuro paradefendernos de este problema.

    Sin embargo, un matiz importante para evaluar la conciencia ciuda-dana es la reaccin que afirmamos tener ante el ruido, frente a la que tienenlos dems. Nosotros, y recalcamos el nosotros (que somos todos o la granmayora), no somos ruidosos, o no consideramos que hacemos ruido; los rui-dosos son los dems.

    El sonido tiene unos rasgos fsicos, pero, al mismo tiempo, como hansealado diferentes autores (Boira, 1992; Aragoneses, 1998), la respuesta delos sujetos al ruido est afectada por sentimientos, por filtros personales oculturales, por significados y por smbolos que permiten hablar de unadimensin subjetiva superpuesta a la realidad objetiva (Lpez Barrio, Isabel,2000: 45). Esta concepcin permite hablar, al menos, de dos formas de plan-

    tear el anlisis de los fenmenos acsticos: una primera, que analiza la res-puesta al ruido desde una perspectiva determinista, es decir, en funcin de lascaractersticas del estmulo; y un segundo enfoque que lo analiza desde unaposicin transaccional y dinmica. Si para el primer enfoque la respuesta alestmulo sonoro es una reaccin ante una molestia que depende de la intensi-dad del estmulo, la segunda incide en la complejidad de la respuesta depen-diendo, tambin, de variables no acsticas, tales como la situacin y el con-texto donde se percibe el ruido, de las caractersticas sociales y culturales

    del sujeto que lo percibe, y de las experiencias y emociones que se han idoacumulando con esta sensacin.

    En cualquier caso, el ambiente sonoro es algo ms que un elementofsico que envuelve a los individuos; constituye tambin un fenmeno com-plejo que tiene un origen social y produce consecuencias sobre la salud y elbienestar de las personas. Por ello, siguiendo un proceso lgico de avance en

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    el estudio del problema, fijaremos nuestra atencin en el anlisis del sonidoque se convierte en ruido, causa molestias y perjudica la salud de la mayorade la poblacin; que provoca el rechazo de los ciudadanos; y que requieremedidas legales y acciones polticas e individuales tendentes a su solucin.

    Es decir, nos ocuparemos primero de las dimensiones fsicas y objetivas dela contaminacin acstica que caracterizan nuestra sociedad, as como de susefectos en la salud y la calidad de vida de los individuos. Comprobaremosque las fuentes de ruido forman parte consustancial de la vida cotidiana enlas sociedades modernas, habindose expandido a todos los lugares y tiem-pos de la vida urbana, como ponen de manifiesto los mapas de ruido. Pasa-remos despus a analizar la opinin y la preocupacin de los ciudadanos, delas asociaciones constituidas contra el ruido y de algunos tcnicos que traba-

    jan cotidianamente en este tema. Finalizaremos el trabajo con el estudio dela normativa existente y con la discusin sobre las polticas y las medidasnecesarias para corregir los efectos del problema.

    Esas son las reas generales que componen el ncleo del libro, cuyoscontenidos sealaremos a continuacin. Pero antes de ello debemos destacarque el objetivo esencial que motiva la elaboracin de este texto consiste fun-damentalmente en trasladar a la sociedad la informacin, la reflexin, eldebate y algunas pautas de actuacin frente a un problema de tanta importan-cia. En definitiva, se trata de buscar respuestas y puntos de encuentro ante unproblema que se ha convertido en una preocupacin creciente de los ciudada-nos, y que es un reto para los investigadores y otras entidades sociales eneste caso la Caixa, que es quien patrocina la investigacin para respondera tales inquietudes. Lo hacemos, adems, movidos por el convencimiento deque es necesario y realmente factible reducir el ruido, para lo cual se habrnde adoptar las medidas correctoras y los mecanismos adecuados a las condi-ciones de cada comunidad. Hacia ese doble horizonte conocimiento e infor-macin sobre un problema de inters en la sociedad, pero planteado con vis-tas a la accin se orientan los objetivos que modulan este trabajo.

    No hemos pretendido hacer un libro tcnico, para expertos; nuestroobjetivo es profundizar en los campos ms importantes en los que se expresaeste problema para crear un argumento plausible que pueda ser de utilidadpara los ciudadanos y para los polticos. Para los ciudadanos, para que de

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    forma sinttica puedan disponer de un documento que les permita conocer lacomplejidad del problema; y para los polticos, para que incluyan en susplanteamientos legales, normativos y objetivos, la perspectiva ms subjetiva.

    El libro est estructurado en ocho captulos, en lenguaje claro y sen-cillo, sin dejar de ser preciso, asequible a cualquier lector no familiarizadocon este tipo de textos, a travs de los cuales se pretende hacer un repaso alas principales cuestiones que afectan al ruido.

    El primer captulo pretende diferenciar el sonido del ruido, haciendoun desarrollo de por qu el ruido es una molestia y puede llegar a ocasionarenfermedades. Es sta la perspectiva que interesa destacar, el carcter demolestia y de enfermedad que conlleva el ruido en ciertas situaciones, cuan-

    do alcanza niveles intolerables, o se produce en entornos en los que no sepuede controlar.

    El segundo, lo hemos dedicado a definir los trminos ms frecuentesque utilizan los expertos cuando hablan de este tema. Pretende familiarizaral lector con la jerga de trminos al uso, para que no se pierda en los hechos,comentarios y valoraciones que suelen hacer los expertos. El ruido ha creadotoda una terminologa que es preciso hacer llegar a la sociedad con la senci-llez necesaria que lo haga inteligible.

    El tercer captulo se fija en las principales fuentes de las que surge elruido en nuestras ciudades, evaluando, tambin, cul puede ser la tendenciay el futuro que nos espera. El trafico rodado, el ferrocarril y los aeropuertosson los principales retos con los que se encuentran los responsables polticosy la sociedad en su conjunto, para conseguir que nuestras ciudades sean cadavez menos ruidosas.

    El captulo cuarto hace un repaso de la normativa sobre el ruido tra-

    tando de armonizar el nivel europeo, el estatal, el autonmico y el local. Auncuando parece que la referencia obligada, a la hora de evaluar los niveles decontaminacin acstica, es lo que dice la OCDE o Naciones Unidas, noparece que sta deba ser la norma a seguir, mxime cuando hay una legisla-cin de carcter nacional, autonmico o local que pretende ser ms precisa yms exigente.

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    El captulo quinto es un captulo central que nos ha permitido cono-cer y comentar algunos mapas de ruido de ciudades importantes espaolas,as como precisar con datos el momento en el que nos encontramos. Lascifras que ofrecen estos mapas son un primer paso para montar un debate. Si

    no hay datos que nos permitan objetivar la realidad, mal podemos compararunas ciudades con otras, unos espacios con otros, unas zonas con otras. Cadaciudad tiene sus problemas especficos, que resulta muy difcil comparar conlos del resto, si no hay una base objetiva para hacerlo. Hemos pretendidoestablecer alguna tipologa, por ejemplo, si el ruido es diferente en las ciuda-des pequeas o en las grandes, pero la divergencia de los datos no nos hapermitido ir muy lejos en la comparacin.

    El captulo sexto tiene un perfil social y ha pretendido reflejar tantola opinin de los expertos como la de los ciudadanos; de expertos, que estntrabajando y comprometidos con este tema en ayuntamientos o en organis-mos oficiales; y de ciudadanos, que han manifestado su sentir medianteencuestas de opinin.

    En el captulo sptimo, y como prolongacin del captulo anterior, seha recabado la opinin de las asociaciones contra el ruido. Se trata de gruposespeciales que han reaccionado contra las agresiones acsticas que, general-

    mente, estn padeciendo de forma directa creando organizaciones de defen-sa. Son, por otro lado, grupos que expresan la sensibilidad que emerge en lasociedad sobre este tema y que estn marcando un cierto tipo de comporta-miento de cara al futuro. Se completa este captulo con las quejas o denun-cias que han formulado algunos ciudadanos, bien de forma particular o a tra-vs de asociaciones, ante el Defensor del Pueblo.

    El ltimo captulo, el captulo octavo, lo hemos dedicado a recogeralgunas propuestas de accin, tratando de poner de forma ordenada lo que

    dicen los tcnicos y los polticos. Hemos concluido que se trata de un pro-blema importante para el que ser necesario una fuerte movilizacin social,pero tambin la voluntad poltica de hacer bien las cosas y resolver los pro-blemas con las soluciones adecuadas.

    Agradecemos a la Caixa el que haya tenido la feliz idea de plantearun tema de tanta actualidad y que lo haya hecho desde esta perspectiva ms

    16 INTRODUCCIN

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    social. Una sociedad que aspira a conquistar cada vez mayores cuotas decalidad no se puede permitir el lujo de que sigan aumentando sus niveles deruido. De momento puede parecer un asunto marginal, pero en el futuro esun problema que dar mucho que hablar y suscitar campos muy variados

    para la investigacin y el conocimiento. Se nos peda un esfuerzo de sntesisy de armonizacin de preguntas y respuestas, y esto es lo que hemos preten-dido ofrecer. Si al final lo hemos logrado lo dir el lector.

    Si este trabajo se ha podido llevar a cabo es porque hemos contadocon personas dispuestas a colaborar. Agradecemos a las asociaciones devecinos que han respondido al cuestionario que les hemos enviado, reunien-do, en ocasiones, a sus asociados, para que las respuestas tuviesen el mayorconsenso posible; al Sr. Pereira, tcnico del Ayuntamiento de Madrid, quenos ha facilitado toda informacin y nos ha dado sus valiosos puntos de vis-ta; a los responsables de los mapas acsticos de las ciudades de Valencia,Bilbao y Zaragoza que han atendido nuestra consulta y han puesto a nuestradisposicin la informacin que tenan. A Pilar, que ha desbrozado la legisla-cin actual sobre el ruido y ha ordenado los campos bsicos para armonizarla normativa. Y, en especial, a Matas Gaitero, que ha colaborado en las dife-rentes fases del estudio; recogiendo informacin, hablando y entrevistando apersonas cualificadas, ordenando y estructurando la bibliografa y haciendoalgunos comentarios al texto.

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    I. La contaminacin acsticaen las sociedades modernas

    1.1. Un problema y una preocupacin crecientes

    En la ciudad griega de Sbaris, en el siglo VI antes de Cristo, estabaprohibido cuidar gallos que perturbaran el descanso nocturno de los ciudada-nos, y tambin los artesanos que ejercan oficios especialmente ruidososdeban trabajar fuera de la ciudad. En una poca posterior, el emperadorJulio Cesar prohibi la circulacin de carruajes en Roma a determinadashoras del da para anular las molestias que causaba el ruido que produca su

    trnsito por las calzadas empedradas. Lucio Anneo Sneca (Crdoba, Roma,65 dC), recoge el sentir de la ciudad de Roma, oponiendo la tranquilidad conla que algunos pueden entregarse al sueo y a la dulce vagancia, que noviene a interrumpirte la ms leve voz humana, mientras que a m gozar desueo no dejan las risotadas de la turba transente, y toda Roma se halla pr-xima a mi cabecera (Libro 12, epigrama 57).

    En un escenario ms simblico, Dante relata que el ruido era un

    invento del demonio y que algunos condenados al infierno eran sometidos ala tortura de un ruido sin fin como castigo de sus culpas. En fin, podramosextraer otros muchos ejemplos de la historia y de la literatura de todos lostiempos, pero sirvan los citados para poner de manifiesto que el ruido haconstituido un problema de preocupacin social y poltica en todas las socie-dades a lo largo de la historia y, paralelamente, que tampoco es nueva laprctica de medidas contra este tipo de contaminacin.

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    Sin embargo, constatar que el problema del ruido generado por lasactividades humanas es algo que viene de muy antiguo, no anula el hecho deque, en trminos generales, la convivencia en las sociedades preindustrialesse desarrollaba en un medio sonoro que podramos considerar casi natural y

    carente de efectos negativos sobre la salud y sobre el medio ambiente, demodo que la preocupacin por este fenmeno era un asunto ms bien margi-nal. Los sonidos desagradables eran, en efecto, menos intensos y menos fre-cuentes, estaban ms concentrados temporal y espacialmente, y afectaban amenos individuos, como corresponde a los tipos de actividades y mquinasque caracterizan a las sociedades preindustriales. Ha sido a lo largo de losdos ltimos siglos y, de manera espectacular, en los ltimos decenios, cuan-do el ruido ha aumentado de forma exponencial, extendindose tanto en el

    tiempo (prcticamente a todas las horas), como en el espacio (casi en todoslos lugares habitados).

    La sociedad actual se desarrolla en un medio ambiente cuantitativa ycualitativamente diferente al de las sociedades preindustriales, que nada, omuy poco, tienen que ver con pocas pasadas. Los procesos de industrializa-cin modernos, unidos a los de urbanizacin, han incrementado de forma tanextraordinaria la contaminacin acstica que, adems de provocar una preo-cupacin social y poltica, estn cuestionando ciertas variables en las que seasienta el desarrollo. Pero no es slo el ruido sino el medio ambiente en suconjunto el que ha sufrido desde la revolucin industrial, y particularmente alo largo del siglo XX, un proceso de degradacin que ha roto el equilibrionaturaleza-sociedad caracterstico de otras pocas histricas. La vida de lainmensa mayora de la poblacin ha pasado a desenvolverse en un medioambiente fundamentalmente construido por el hombre y se halla expuesta aproblemas medioambientales diversos, que se asocian con las condiciones yefectos del desarrollo econmico industrial, el crecimiento explosivo de lapoblacin, la concentracin urbana, la expansin masiva de los medios detransporte, etc.

    Ahora bien, en el marco de los numerosos y diversos problemasmedioambientales que han despertado el inters social y poltico, hasta fechasmuy recientes el ruido ha ocupado un lugar de preocupacin secundario res-pecto a otros tipos de contaminacin. Esto podra deberse al hecho de que

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    para mucha gente que vive en las ciudades (tanto de los pases desarrolladoscomo de los que se encuentran en vas de desarrollo), el ruido constituye unelemento caracterstico de la vida cotidiana, un rasgo inherente al propio de-sarrollo de las sociedades modernas, que escapa a las posibilidades de su con-

    trol individual e incluso poltico. La poblacin en general ha tendido a asumirel ruido como una consecuencia desagradable, pero inevitable, del progreso,algo con lo cual hay que aprender a convivir, pues se halla ligado a funcionesy actividades habituales e indispensables al modo de vida actual.

    Sin embargo, en las ltimas dcadas, para un sector cada vez msimportante y creciente de la poblacin, el ruido es percibido como uno delos factores ms negativos de la calidad de vida, especialmente en las ciuda-des. Una percepcin que se enmarca en la concepcin del medio ambientedominada por la nocin de contaminacin, en la cual el ruido pasa a ser consi-derado como una forma ms de contaminacin. Desde esta perspectiva, elruido, como subproducto de la actividad y la interaccin humana, es sentidopor la mayora de la poblacin como un tipo de contaminacin ambiental,que debe ser reducida. Para ello, dado que el ruido tiene como caractersticapropia la proximidad a la fuente productora del mismo a diferencia de otrasformas de contaminacin, como la atmosfrica, que pueden no sentirse de for-ma directa y afectar a lugares muy alejados de la fuente contaminante,cabra pensar que la reduccin de sus efectos se podra conseguir, terica-mente, a travs del alejamiento o aislamiento de los individuos de las fuentesemisoras. En la prctica, por el contrario, las fuentes del ruido son tan diver-sas y omnipresentes, estn tan asociadas a nuestras actividades econmicas ysociales cotidianas, que la contaminacin por ruido se ha constituido en unrasgo peculiar y universal de la sociedad moderna.

    Esta forma de contaminacin generalizada, y principalmente urbana,

    que afecta tanto a la salud como a la calidad de vida de los ciudadanos, haprovocado una preocupacin creciente en la sociedad por las molestias yefectos que origina sobre la salud, sobre el comportamiento y sobre las acti-vidades de los individuos, as como por las consecuencias psicolgicas ysociales que acarrea. Por ello, a pesar de su aparente simplicidad, el proble-ma del ruido incluye diferentes aspectos que afectan a campos muy diversos,como la fsica, la medicina, la psicologa, la sociologa o el urbanismo y, en

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    consecuencia, la lucha contra la contaminacin acstica ha de enfrentarsetanto a cuestiones de tipo tcnico relacionadas con las ciencias naturalescomo a aquellas otras de carcter socioeconmico y poltico.

    Por otro lado, si bien partimos de la constatacin de que el ruido sehalla presente en todas las sociedades modernas, no es menos cierto que losniveles de contaminacin acstica pueden ser reducidos de una forma signi-ficativa adoptando los mecanismos necesarios y adecuados a las condicionessociales de cada poblacin. Obviamente no vamos a renunciar al desarrollo ya la modernizacin, pero es posible, y as nos lo vamos a plantear, hacercompatibles estos procesos con sociedades cada vez menos ruidosas. Lalucha contra la contaminacin acstica se ha de considerar, pues, como unreto necesario y prioritario. Si no se establecen medidas correctoras, en elfuturo el ruido ser mayor y ms molesto que ahora, principalmente por dosrazones, la primera, porque crece el nmero y expansin de las fuentes deruido y, la segunda, porque aumenta la sensibilidad hacia l. En consecuen-cia, la reduccin de la contaminacin acstica ha de ser tenida en cuenta entoda planificacin que afecte a la salud y a la calidad de vida; en definitiva,es uno de los objetivos a conseguir simultneamente con el desarrollo eco-nmico y social.

    As pues, la contaminacin acstica constituye un problema peculiarde nuestra sociedad, con mltiples efectos y dimensiones de anlisis, queacarrea una preocupacin social y poltica crecientes, y que demanda res-puestas diversas de solucin. Pero, para abordar sistemticamente todas estascuestiones, es preciso comenzar por definir el objeto primario de nuestroestudio, es decir, en qu consiste el ruido, por qu ha llegado a ser un factortan perjudicial para la salud, y cules son los ruidos caractersticos de lassociedades modernas. Son tres perspectivas que nos ayudan a acotar el pro-

    blema y a tratarlo como un fenmeno a erradicar.

    1.2. Qu es el ruido?

    Son numerosas las definiciones del ruido que podemos encontrar enla literatura especializada, unas ms tcnicas, otras ms jurdicas y otras msde carcter social. Una definicin un tanto asptica entiende el ruido como

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    un fenmeno sonoro formado por vibraciones irregulares en frecuencia (pe-rodo, ciclo o herzt) y amplitud por segundo, con distintos timbres, depen-diendo del material que los origina (Mnguez Enrquez, 2002). Para la fsicaes una sensacin producida en el odo por determinadas oscilaciones de la

    presin exterior. La sucesin de compresiones y enrarecimientos que provocala onda acstica al desplazarse por el medio hace que la presin existenteflucte en torno a su valor de equilibrio; estas variaciones de presin actansobre la membrana del odo y provocan en el tmpano vibraciones forzadasde idntica frecuencia, originando la sensacin de sonido (Laforga Fernn-dez, P., 2000: 4). Como ha sealado este mismo autor, (ibdem: pg. 5), en elsonido aparecen dos conceptos esencialmente distintos, aunque ntimamenterelacionados; por un lado, la onda sonora o ente fsico capaz de producir la

    sensacin de sonido y, por otro, la sonoridad o sensacin subjetiva producidapor ciertas variaciones de presin en el odo. Pero el ruido no sera conside-rado como tal si, como seala Domnguez Ortega, no produjese un rechazo yefectos no deseados para el que lo sufre. En este sentido hay que entender ladefinicin de Lamarque (1975: 13), que lo entiende como sonido o conjun-to de sonidos desagradables o molestos, o de Sanz Sa (1987: 5) que consi-dera se trata de un sonido molesto e intempestivo que puede producir efec-tos fisiolgicos y psicolgicos no deseados en una persona o un grupo; o

    de Lpez Barrio (1997: 273) que entiende que lo caracterstico del ruido estoda energa acstica susceptible de alterar el bienestar fisiolgico o psi-colgico. En cualquier caso, lo esencial de cualquier definicin es que setrata de uno o diversos sonidos molestos que pueden producir efectos fisio-lgicos, psicolgicos y sociales no deseados. El ruido es, pues, algo objetivo,algo fsico, que est ah y tiene unas fuerzas que lo producen y, al mismotiempo, es un fenmeno subjetivo que genera sensaciones de rechazo en unoyente. Tratando de objetivar los elementos que integran el ruido se pueden

    distinguir estos tres: la causa u objeto productor del sonido, la transmisinde la vibracin, y el efecto o reaccin fisiolgica y psicolgica que se produ-ce en la audicin. Veamos cada uno de estos componentes de una forma unpoco ms detallada.

    En cuanto fenmeno fsico, cualquier ruido es primariamente unsonido. El sonido se define como una variacin de la presin del aire que

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    puede ser detectada por el odo humano, pudiendo ser descrito medianteciertos parmetros fsicos, principalmente la intensidad y la frecuencia(Lpez Barrio, 1997: 272). Como seala Sanz Sa (1987: 9) el sonido tienesu origen en las vibraciones mecnicas de la materia, tanto en estado slido

    como lquido o gaseoso, que se propagan en forma de ondas longitudinalesde presin sonoras en todas las direcciones. Se trata, pues, de movimientosondulatorios producidos por una aportacin de energa mecnica que produ-ce vibracin en un medio fsico, y que se transmite en todas las direcciones atravs del aire y de otros medios elsticos. El proceso de generacin de talesondas sonoras tiene su origen, por lo general, en un objeto en vibracin quearrastra las partculas de aire en contacto con el mismo, produciendo de for-ma alternativa depresiones y sobrepresiones que se van extendiendo a las

    capas de aire contiguas, dando como resultado una onda de presin que sepropaga de manera ondulatoria desde el objeto en vibracin. Las ondassonoras se caracterizan por la amplitud de los cambios de presin, por sufrecuencia, por la velocidad de propagacin y variacin en el tiempo. Entodo caso, el sonido es una forma de energa mecnica y puede ser medidoen unidades fsicas relacionadas con la energa.

    1.3. Efectos en la salud y en el bienestar

    Los parmetros meramente acsticos no sirven por s solos para eva-luar el impacto del ruido, pues la medicin de una energa acstica no signi-fica casi nada si no se pone en relacin con su traduccin biolgica y psico-lgica en las personas. En este sentido, es la posibilidad de que el ruidoambiental provoque efectos negativos sobre la salud humana lo que ha esti-mulado en gran medida las investigaciones en este campo, de manera que lamayora de los estudios se han centrado en conocer cules son los niveles de

    contaminacin acstica del medio ambiente y en qu medida afectan a lasalud y al bienestar de las personas.

    La situacin general de degradacin ambiental acstica puede incidirsobre la salud y el bienestar de los individuos, y es esta posibilidad el motivoprincipal que ha impulsado las investigaciones. Los resultados de las mismashan permitido conocer con bastante exactitud los efectos de la exposicin a

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    niveles sonoros elevados sobre la capacidad auditiva de los individuos, perohasta el momento es mucho ms incierta la relacin entre el ruido ambientaly sus repercusiones no auditivas en la poblacin.

    Los motivos que explican esta situacin se vinculan con la compleji-dad intrnseca de la relacin entre muchos de los efectos considerados y suscausas, con la diversidad de los mtodos utilizados para comprobar dicharelacin e, incluso, con la definicin que se maneje de salud, pues la estima-cin de los posibles efectos parte siempre de algn tipo de consideracinsobre la salud misma. A este respecto, tradicionalmente se ha concebido lasalud como la ausencia de enfermedad, pero la Organizacin Mundial dela Salud la ha tipificado, en un sentido mucho ms amplio, no slo comoausencia de enfermedades, sino como un estado de bienestar fsico, psquicoy social. Del mismo modo, desde el punto de vista del modelo ecolgico dela vida, la salud se define como un estado de equilibrio entre la persona y elentorno fsico, de manera que el ruido rompe tal equilibrio y se transformaen un factor perturbador de la salud en sus dimensiones fsicas, psquicas ysociales. Estos enfoques integrales de la salud, que son los que aqu se adop-tan, implican, por otro lado, el reconocimiento de la necesidad de prevenir laenfermedad o, en otras palabras, de mantener el estado de bienestar promo-viendo la intervencin en las causas que provocan enfermedades. De estemodo, la evaluacin del ruido y la adopcin de medidas de supresin oreduccin del mismo se presentan como el mtodo ms adecuado para pro-curar el bienestar y prevenir enfermedades.

    Otro de los factores que complican el conocimiento de los efectos delruido sobre la salud y el bienestar humano se refiere al hecho ya destacadode que la sensacin ante el mismo nivel de ruido y los efectos fisiolgicos(no auditivos) y psquicos producidos sobre las personas incluso a niveles

    sonoros considerados generalmente bajos varan de forma muy notable enfuncin de la subjetividad del receptor, como ha comprobado, por ejemplo,Moch (1990). Es la subjetividad, siempre dentro de un determinado marcosociocultural, la que modula la percepcin de los parmetros fsicos de unsonido o del ambiente sonoro y lo evala, bien como aceptable o deseable,bien como ruido rechazado.

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    En definitiva, permtasenos la insistencia la diferencia del sonidocomo seal informativa y saludable, o como ruido indeseado, depende tantode sus parmetros fsicos objetivos, como de la modulacin subjetiva quehace el receptor, existiendo una enorme variabilidad individual que va desde

    los sujetos insensibles a los hipersensibles. Sin embargo, asumir la subjetivi-dad de los efectos del ruido en los individuos no supone prescindir de suconsideracin como un fenmeno con efectos comunitarios, es decir, conconsecuencias tpicas comunes al conjunto de la poblacin a partir de un rui-do ambiente tpico tambin. Por el contrario, en la diversidad de respuestassubjetivas se observa la presencia de un fundamento comn la contamina-cin acstica del medio ambiente humano con efectos fisiolgicos, psicol-gicos y sociales comunes para la poblacin, aunque su impacto se manifieste

    con variaciones individuales relativas.(1) Por consiguiente, la valoracin delimpacto y de los efectos del ruido sobre los individuos exige tomar en consi-deracin, obviamente, las dimensiones fsicas del sonido, en especial laintensidad, frecuencia y duracin, pero tambin otros factores relacionadoscon la situacin y el contexto particular en que es percibido, y con las carac-tersticas socioculturales de quienes perciben las ondas sonoras.

    De cualquier modo, se han constatado numerosos efectos del ruidosobre la salud, que van desde la prdida progresiva de audicin hasta altera-ciones de la presin arterial, del ritmo cardaco y de los niveles de segrega-cin endocrina, insomnio, cefaleas crnicas, reduccin de la capacidadsexual. As mismo, el ruido aumenta en un 20% la posibilidad de sufrir infar-tos e incide sobre los estados de estrs e irritabilidad, que afectan negativa-mente a la capacidad de concentracin y aprendizaje, a la productividad, a lasiniestralidad laboral y a los accidentes de trfico. Para clasificar este conjun-to de efectos se suele distinguir entre dos categoras bsicas: las de tipo fisio-lgico auditivo y extrauditivo, y las de tipo psicolgico o conductuales. Vea-mos de manera detallada cada una de ellas.

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    (1) En este sentido, el estudio del ruido no vara en lo esencial del enfoque sociolgico dado a todos los hechos socia-les, pues se trata siempre de comportamientos comunes o tpicos de los miembros individuales de una sociedad deter-minada o de ciertos grupos sociales.

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    1.3.1. Efectos del ruido sobre la audicin

    Entre los efectos fisiolgicos, los ms directos y claros son de tipoauditivo, y los mejor estudiados se relacionan principalmente con la sordera

    temporal o irreversible, aunque tambin se pueden apreciar otros efectosrelacionados con la capacidad auditiva.(2) Entre estos se encuentra el efectomscara, que se produce cuando un sonido impide la percepcin total o par-cial de otros sonidos, lo cual puede resultar nefasto cuando perturba larecepcin de mensajes necesarios para evitar riesgos y accidentes, o pararealizar correctamente el trabajo.

    Otro efecto consiste en la fatiga auditiva o dficit temporal de la sen-sibilidad auditiva que persiste cierto tiempo despus de la supresin del rui-

    do que la provoc, aunque pueda disminuir progresivamente hasta su dismi-nucin total. Un efecto ms es el fenmeno de los acfenos o ruidos queaparecen en el interior del odo humano por la alteracin del nervio auditivoy hacen que quien los padece escuche un pitido interno constante, que lecausa ansiedad y cambios de carcter. Su origen se atribuye al ruido urbano,pero es uno de los efectos auditivos del ruido menos y ms recientementeestudiados, de modo que sus causas no se hallan bien determinadas todava.

    La exposicin continuada a niveles de ruido muy altos (superiores a

    85 dBA) puede provocar la prdida paulatina de audicin, como ocurre conlos trabajadores expuestos a estos niveles a lo largo de toda la jornada labo-ral y durante largos perodos de tiempo. (3) El desplazamiento del umbralauditivo puede ser de carcter temporal, recuperndose cuando desaparece laexposicin a niveles elevados de sonido. Puede producirse tambin un des-plazamiento permanente, irreversible y progresivo, si no se interrumpe laexposicin al ruido. La prdida es mxima para las bandas de frecuencia de

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    (2) Para abordar este problema conviene recordar que se considera como audicin normal la capacidad para detectarsonidos en la gama de frecuencias audibles, que va de 16 a 20.000 Hz. Se considera que una persona presenta defi-ciencias auditivas significativas cuando tiene una prdida de audicin de 25 dB respecto a una persona normal parafrecuencias de 500, 1.000 y 2.000 Hz, mientras que la sordera es total cuando la prdida auditiva media es de 90 dB.En general, la disminucin de la capacidad auditiva es proporcional al logaritmo del tiempo de exposicin al nivel deruido considerado (Garca, 1988: 134-135).(3) A este respecto, en las sociedades industriales ms desarrolladas, el riesgo de prdida de audicin por un ambientelaboral ruidoso se halla bastante controlado a travs de medidas preventivas relacionadas tanto con las fuentes de emi-sin de los ruidos (aislamiento de la fuente sonora, reduccin de las emisiones) como con el receptor (proteccin delos odos). Pero, a pesar de tales medidas, la sordera se mantiene como una de las enfermedades profesionales msfrecuentes.

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    3.000 a 6.000 Hz y los efectos aparecen al cabo de varios aos de exposicincontinuada a ruidos de ms de 85 dBA. Por ello se recomienda como lmitemximo de seguridad un nivel sonoro equivalente de 80 dBA. Fuera delmbito laboral, la sordera, como consecuencia de la exposicin continuada

    al ruido, afecta tambin a las comunidades que viven en las proximidadesde los aeropuertos, a los jvenes que frecuentan locales con un volumen demsica muy alto (se han encontrado niveles de 110 dBA en numerosas dis-cotecas), y a los que habitualmente escuchan msica con walkman a niveleselevados.

    En cuanto a la exposicin puntual a altos niveles de ruido, cuandoson superiores a 120 dBA, producen dolor intenso, inflamacin del odointerno y otros efectos dainos sobre el rgano del odo. Igualmente, si sesomete a una persona a niveles de ruido superiores a 135 dBA, es probableque se produzca un trauma acstico o una ruptura del tmpano, que es unefecto frecuente cuando se trata de ruidos impulsivos, como el de una explo-sin. Por eso, se recomienda, como valor lmite de seguridad, que las perso-nas no se expongan bajo ninguna circunstancia a niveles que superen los 135dBA. El invento del magnetfono o casete en los aos sesenta ha trado laactual cultura de la msica, con un uso indiscriminado de los radiocasetesporttil. Segn un estudio realizado por la Universidad de Leeds (Gran Bre-taa), se ha constatado que los jvenes expuestos a msica amplificada pormedios electroacsticos han tenido prdidas auditivas entre 15 y 20 dB(Velasco Absalo, J., 2000: 41).

    El trauma acstico es un dao especialmente significativo entre lostrabajadores sometidos a niveles sonoros importantes como consecuencia delejercicio de su actividad. Cuando un trabajador est expuesto de formarepetida durante largos perodos de tiempo a ruidos elevados, la energa

    sonora recibida en su odo produce una fatiga y destruccin de las clulasauditivas situadas en el odo interno, que trae como consecuencia la prdidade la capacidad auditiva. Esta lesin se produce de forma lenta, progresiva einsidiosa, a lo largo de los aos (ibdem: 41). Pero no es ste el nico efectodel ruido en el trabajo industrial; las explosiones, los impactos y otros rui-dos, aun cuando sean de corta duracin, pueden producir daos en el tmpa-no del odo del trabajador.

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    Ahora bien, muchos de estos efectos todava no tienen una constata-cin emprica, puesto que el carcter perjudicial de las altas exposiciones alruido no se percibe de forma inmediata, sino que constituye parte de un pro-ceso que revela sus efectos de una forma un tanto retardada.

    1.3.2. Efectos fisiolgicos no auditivos

    Pero entre los efectos del ruido no slo est en juego el sentido delodo, sino que, incluso a niveles moderados, provoca respuestas sistemticasde todo el organismo. La seal acstica que recibe el cerebro repercute en elconjunto del organismo, produciendo diversos efectos no especficos y, aveces, muy difciles de determinar y de evaluar. Se sabe con certeza que el

    ruido conlleva efectos negativos de tipo fisiolgico que afectan a la visin,el estrs, la presin sangunea, la tensin muscular; y, tambin, de tipo psico-lgico, provocando, por ejemplo, molestias, temor, perturbacin de la activi-dad mental o fsica y del sueo. Pero, dada la complejidad de estos impactos,no se conoce con exactitud los efectos concretos de los mismos y, en estesentido, no existe un acuerdo generalizado sobre el alcance y caractersticasconcretas de los efectos no auditivos. Adems, al problema de la compleji-dad del estudio de estos efectos, se aade el hecho de que las investigaciones

    realizadas son mucho menores que las efectuadas respecto a los efectos detipo auditivo. Una carencia que se agrava es el caso de grupos sociales comonios, ciegos, ancianos o mujeres embarazadas, que por sus caractersticasparticulares conforman los grupos de mayores riesgos de impacto negativo,pero, hasta ahora, han sido objeto de un escaso inters de investigacin.

    En todo caso, existen datos cientficos suficientes y contrastados quepermiten considerar el ruido como un agente desencadenante de un conjuntode reacciones en el organismo que se manifiestan a nivel fisiolgico enenfermedades cardiovasculares, alteraciones del aparato digestivo, cambioshormonales y reduccin del sistema inmunitario de defensa. En efecto, laestimulacin auditiva determina una respuesta compleja por parte de los sis-temas nerviosos central o vegetativo, que afecta a los rganos innervados porel sistema nervioso autnomo (aparato cardiovascular, digestivo, glndulasendocrinas, etc.) as como a los centros hipotlamo-dienceflicos que regu-

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    lan los ciclos del sueo y la vigilia, la secrecin endocrina y otras funciones.En este sentido, uno de los efectos ms importantes del ruido es el estrs oestado de tensin que repercute negativamente en la salud, provocando tras-tornos gastrointestinales y el aumento de la presin arterial. Una encuesta

    realizada en Francia (citada por la Agencia del Medio Ambiente de la CAM,1993: 28) corrobora estos efectos. En el citado estudio se comprob queentre las personas sometidas a niveles ambientales de ruido superiores a los85 dBA se produce un 12% ms de problemas cardiovasculares, un 37% msde problemas neurolgicos y un 10% ms de problemas digestivos respectoa la poblacin que no se halla sometida a tales niveles de ruidos.

    En general, los numerosos estudios realizados para analizar los efec-tos fisiolgicos no auditivos de la contaminacin acstica han diferenciadonormalmente el mbito ocupacional y el comunitario, centrndose la mayorparte de ellos en las consecuencias de la reaccin de estrs, propia deambientes ruidosos, sobre el desarrollo de enfermedades cardiovasculares;posiblemente son stas las de mayor importancia sanitaria en virtud de laelevada incidencia de la patologa del sistema cardiovascular y de su grave-dad implcita. Por lo que se refiere al ruido ocupacional, las investigacionesdemuestran que las enfermedades cardiovasculares se dan con mayor fre-cuencia entre los trabajadores expuestos a ambientes ruidosos elevados. Porejemplo, Lang y otros (1992) han comprobado que los trabajadores quesufren niveles de ruido superiores a los 85 dBA tienen problemas de circula-cin sangunea, mayor presin arterial e irregularidades en el ritmo cardaco.

    En relacin a la contaminacin acstica comunitaria, Cohen y otros(1980) comprobaron que los alumnos de escuelas sometidas al ruido de losaviones en Los Angeles manifestaban un aumento de la presin arterialmucho mayor que los estudiantes de otras escuelas ubicadas en zonas tran-

    quilas. Otros estudios han mostrado efectos como una mayor prevalencia dehipertensin arterial, un consumo ms elevado de frmacos relacionados conel sistema cardiovascular y otras alteraciones cardiovasculares en la pobla-cin sometida al ruido de los aeropuertos. Del mismo modo, la exposicin alruido intenso del trfico areo agrava las enfermedades mentales, especial-mente la neurosis, y se estima tambin que el ruido es el causante de uno decada tres casos de neurosis.

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    En conjunto, el ruido pone al cuerpo en alerta, y la repeticin o cons-tancia de la misma reduce los niveles de energa, pudiendo causar cambiosqumicos en la sangre y en el volumen de su circulacin. Algunos autoreshablan de efectos menores para referirse a las alteraciones en la circulacin

    de la sangre provocadas por la constriccin de los vasos sanguneos perifri-cos, con el consiguiente aumento del flujo de sangre al cerebro, los cambiosen la resistencia elctrica de la piel, y variaciones en la tensin muscular. Enparticular, se ha comprobado, por ejemplo, que la incidencia de un ambienteacstico con niveles sonoros altos, o el ruido de los aviones de un aeropuer-to, producen una alta concentracin de los vasos sanguneos y un incrementodel ritmo cardaco y de la actividad muscular. En un estudio en la UninSovitica se comprob que el ambiente laboral ruidoso llegaba a aumentar

    las probabilidades de lesiones cardacas y de infartos.Segn indica Mnguez Enrquez de Salamanca (2002: 34), la inciden-

    cia del ruido en el sistema cardiovascular tiene estas tres manifestaciones:hipertensin arterial, cardiopata isqumica y cambios estructurales en elcorazn de las personas. La hipertensin arterial se produce, entre otrosmotivos, cuando una persona ha estado sometida a situaciones intensas deruidos durante perodos prolongados. En estas circunstancias se dan proce-sos patolgicos que producen trastornos en la regulacin neurohormonal, loque provoca una acumulacin de sustancias adrenrgicas en sangre y orina.Como han sealado diferentes autores, no es que el ruido produzca en s elinfarto, pero es un factor ms a tener en cuenta, sobre todo como factor deriesgo para la enfermedad coronaria. Finalmente, cuando se dan situacionesde ruido intenso y prolongado se producen engrosamientos de vlvulasventriculares, con posibilidad de rotura de cuerdas tendinosas, prolapsos yregurgitaciones (Mnguez Enrquez, 2002: 35).

    1.3.3. El ruido y el sueo

    Otro de los efectos ms negativos del ruido, y ms fcilmente identi-ficable, es la perturbacin del sueo, fenmeno que se da sobre todo en lasgrandes ciudades. Como seala Domnguez Ortega (2002: p. 23) el sueoes una importante parcela de nuestra vida de cuya calidad depende, en gran

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    medida, la calidad de la vigilia. A este respecto, el ruido ambiental puedeincidir sobre el sueo, dificultando o retrasando su inicio, interrumpiendo sutranscurso y alterando cuantitativa o cualitativamente su patrn cclico. Suefecto se ha comprobado a travs del registro de la actividad elctrica cere-

    bral y de la actividad oculomotriz que se producen durante el sueo, y quehan permitido estudiar su incidencia en cada una de sus distintas fases. Ade-ms, hay que tener en cuenta que los ruidos, durante el descanso del sueo,no slo afectan al cerebro, sino a todo el conjunto del organismo en suscomponentes neuroendocrinos, trmicos y cardiorrespiratorios, de modo quealgunos autores han podido describir toda una serie de reacciones fisiolgi-cas como alteraciones del ritmo cardaco y respiratorio, movimientos corpo-rales, etc., que pueden acompaar a los efectos directos sobre el sueo. En

    sentido positivo, se ha sealado que un buen sueo es incluso capaz de dis-minuir los vmitos en los pacientes tratados con quimioterapia, mejorandode forma evidente su calidad de vida (Domnguez Ortega, 2002: 23).

    La importancia del ruido, como fuente de contaminacin ambiental ysu influencia sobre la calidad del sueo, queda demostrada en los resultadosde una encuesta realizada en el ao 1989 a 263 adultos espaoles, en la quese concluy que nada menos que el 59% tena problemas de sueo, provoca-dos por el ruido del trfico, y el 49% se despertaba con frecuencia por estemismo motivo.

    En concreto, la actividad cardiovascular se ve afectada a partir de lapresencia de un ruido de 45 dBA, mientras que picos de ruidos superiores aeste nivel, aunque no produzcan una interrupcin consciente del sueo, pro-vocan una aceleracin cardaca intensa, seguida de una ralentizacin tambinbrutal que provoca vasoconstriccin perifrica, a la que sigue vasodilatacin,con el riesgo de causar hipertensin crnica. Pero incluso los ruidos de baja

    intensidad producen reacciones de excitacin que impiden que quien duermealcance la fase de sueo profundo, y la mayora de los individuos pueden des-pertar si sufren niveles de ruidos de 50 dBA, siendo dicha reaccin muy pro-bable cuando se producen ruidos de niveles del orden de 70 dBA.

    Estos datos, que se han obtenido fundamentalmente a travs de estu-dios experimentales realizados en laboratorios o en condiciones reales en lasviviendas de los sujetos estudiados, son avalados por investigaciones basadas

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    en encuestas de opinin. En una de ellas, realizada en Valencia, se observque un 40% de los encuestados tena dificultades para dormir por el ruido, yla mitad de ellos atribuan la culpabilidad al ruido del trfico. Otros estudiosdemoscpicos demuestran que las personas mayores son ms sensibles a los

    ruidos perturbadores del sueo que los jvenes, y las mujeres ms que loshombres.

    Por otra parte, junto a este grupo de reacciones, que se refieren almomento mismo de la exposicin al ruido nocturno, se producen tambinefectos indirectos relacionados con la disminucin de la calidad y cantidadde sueo; estos efectos no se perciben hasta el da siguiente, o a ms largoplazo, como sucede con las alteraciones fsicas y funcionales, la sensacinde fatiga, la disminucin del rendimiento y el mal humor (Wilkinson, 1984).Pero todos estos efectos son difciles de investigar, de manera que todava nose dispone de conclusiones definitivas sobre la relacin entre la perturbacindel sueo por el ruido ambiental y las consecuencias en la salud y el bienes-tar general de las personas.

    Otro aspecto de la interferencia del ruido en el sueo, que ha mereci-do una atencin particular, es la aparicin de algn tipo de habituacin, demodo que las alteraciones producidas al principio dejaran de hacerlo al cabo

    de un tiempo de adaptacin. Este hecho ha llevado a algunos investigadores aplantear la gran variabilidad en la sensibilidad frente al ruido, que no slo hade tener en cuenta la intensidad, sino su valor cognitivo o emocional. Hay unabase cientfica para explicar por qu una madre puede despertar al menorquejido de su hijo, y en cambio es capaz de seguir durmiendo durante unatormenta. Otro ejemplo que se cita es que algunos compaeros de cama soncapaces de tolerar ciertos ronquidos ensordecedores, mientras que otrosencuentran ofensivo el ms tenue de los resuellos. En este sentido, aunque

    muchas personas manifiestan que se acostumbran con relativa facilidad alruido ambiental, parece ser que nunca se alcanza una habituacin completa, yque la exposicin al ruido durante el sueo siempre es perturbadora. Hay quetener en cuenta que el ruido que interrumpe el sueo no siempre es recorda-do cuando el sujeto se despierta por la maana, por lo que un trastorno desueo inducido por el ruido puede, algunas veces, resultar en queja de som-nolencia y fatiga en vez de insomnio (Domnguez Ortega, 2002: 24).

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    Para finalizar esta relacin de efectos fisiolgicos del ruido, cabesealar que al ejercer una presin excesiva sobre el corazn, impedir el des-canso restaurador, dificultar la convalecencia, etc., el ruido contribuye adebilitar los mecanismos de defensa del organismo, favorece la aparicin de

    enfermedades y retarda su curacin. Se ha descubierto que un ambiente rui-doso reduce entre 2 y 2,5 veces la efectividad de los tratamientos de enfer-medades crnicas, y que el ruido interfiere en la funcin visual perturbndo-la y alterando el poder de percepcin de los volmenes y las distancias y, enambiente ruidosos de unos 100-120 dBA, se produce una disminucin delcampo visual. Por todo ello, podemos afirmar que el cuerpo se habita alruido, pero no llega a adaptarse nunca naturalmente al mismo, constituyn-dose en un peligro para la salud y el bienestar humano.

    Con independencia de las reacciones individuales, se ha llegado aciertas conclusiones que permiten afirmar lo siguiente:

    1. Como han demostrado reiteradas investigaciones, las mujeres sonms sensibles al ruido que los hombres.

    2. A medida que aumenta la edad, es tambin mayor la sensibilidadpara detectar el ruido.

    3. El ruido es especialmente perjudicial durante el sueo, producien-do alteraciones que afectan al sistema cardiovascular.

    4. El organismo, lejos de acostumbrarse ante los ruidos repetitivos,muestra una disociacin entre la costumbre subjetiva y la falta de adaptacincardiovascular.

    5. El ruido durante el sueo diurno suele tener un mayor coste psico-lgico que durante el sueo nocturno.

    1.4. Efectos psicosociales

    Al comienzo de este captulo se revisaron algunas definiciones delconcepto de ruido, y se subray la presencia de un componente subjetivo quelo hace difcilmente definible. Como seala Baron (1973: 53) Podemosmedir el sonido; pero slo podemos hacer estimaciones sobre el ruido. Pues

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    bien, buena parte de las investigaciones sobre los efectos del ruido se hancentrado en una de las respuestas subjetivas ms extendida y compleja, cono-cida con el trmino general de molestia, que es la expresin ms genuina dela dimensin subjetiva de este fenmeno. La molestia, en trminos generales,

    se define como sensacin desagradable asociada con cualquier agente osituacin que, en opinin del individuo o de la comunidad, les afecta o pareceafectar negativamente (DGMA, 1982). En particular, la molestia por ruidopuede definirse como un sentimiento desagradable o una actitud negativaproducida por un ruido no deseado o juzgado como innecesario en el espaciovital del individuo (Lpez Barrio, 1997: 276), que puede venir acompaadade sntomas fisiolgicos (dolor de cabeza, tensin nerviosa, etc.), y psicolgi-cos (irritabilidad, falta de concentracin, agresividad, por ejemplo).

    Ante esta complejidad de los efectos de la contaminacin acstica enlas personas, el carcter inespecfico y globalizador del concepto de molestiaresulta muy fructfero como base para evaluar los efectos negativos del ruidoambiental sobre determinadas comunidades humanas. Su valor heurstico sefundamenta tericamente en la compleja interrelacin existente entre el ruidoy sus efectos humanos, y pone de manifiesto la importancia del papel de lasactitudes personales o de la situacin concreta de los afectados; as pues, lamolestia hace referencia tanto a factores fsicos relacionados con las caracte-rsticas del ruido como a factores psicosociales de los individuos y de lacomunidad.

    En cuanto a los factores fsicos, los ms significativos son la intensi-dad (cuanto ms fuerte, ms molesta); la frecuencia (los tonos agudos sonms molestos que los medios y bajos); la intermitencia (el ruido irregular eintermitente es ms molesto que el continuo, al cual es ms fcil adaptarse);la fuente del ruido e incluso la hora en la que se produce (molestan ms los

    ruidos nocturnos). Entre las caractersticas de los individuos se pueden citarel estado de nimo, la actitud hacia la fuente sonora (segn la considerenecesaria, superflua, propia o ajena), la sensibilidad (desde individuos insen-sibles hasta los hipersensibles), la personalidad (sienten mayor molestia losintrovertidos que los extravertidos), la edad y el gnero de los afectados, eltipo de asentamiento o comunidad, etc. En definitiva, es bastante sencillo

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    medir las cualidades fsicas del ruido, su nivel de decibelios, la distribucinde frecuencias, su duracin, pero es mucho ms complicado calcular la reac-cin humana de molestia por ruido, pues sta depende tanto de factoresacsticos o fsicos, como extraacsticos.

    En este sentido, no existe un ptimo de ruido objetivo, sino unumbral de tolerancia que vara con las circunstancias, la peculiaridad de cadaindividuo y la cultura de cada grupo social. Por este motivo, evaluar las res-puestas individuales y sociales a las molestias de ruido y predecir las quejaspblicas consiguientes, slo puede hacerse de forma aproximativa y teniendoen cuenta variables eminentemente sociolgicas. En general, la obtencin deresultados concluyentes en relacin con la reaccin de una comunidad frenteal ruido ambiental resulta extremadamente difcil. Por un lado, porque la res-puesta viene fuertemente condicionada por las diversas circunstancias ycaractersticas personales de sus miembros, y, por otra, porque la medidaemprica de la exposicin al ruido ambiental resulta muy complicada. Hayfactores de ndole fsica (distancia y movilidad de la fuente sonora, diversi-dad del aislamiento acstico de los espacios habitados, etc.) que son difcilesde controlar en la investigacin. Adems, la mayora de las investigacionessobre evaluacin del efecto de molestia se basan generalmente en encuestasde opinin, que estn sujetas a problemas que son difciles de solucionar,como el diseo del cuestionario, las caractersticas de la sociedad objeto deestudio (hbitos y expectativas), o la determinacin de los rangos que hayque establecer para objetivar los niveles de molestia de los entrevistados.

    Pero estas dificultades no slo no han impedido la realizacin de estu-dios, sino que ms bien los han impulsado. La mayora han centrado su inte-rs en la molestia que genera el ruido del transporte, especialmente el trficode vehculos y el areo. Con estos estudios se ha pretendido principalmente

    determinar la relacin existente entre el nivel de exposicin al ruido y la res-puesta de molestia, teniendo en cuenta la poblacin y los espacios afectados,los niveles crticos de ruido y las horas de exposicin, la interferencia en laejecucin de actividades, todo ello con la intencin de desarrollar estrategiasy normativas que reduzcan la contaminacin ambiental acstica.

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    En el nivel internacional, son famosos los trabajos de Schultz (1978)sobre la comparacin de resultados de once investigaciones realizadas en losaos sesenta y setenta en varios pases de Europa y Estados Unidos, quetomaron como fuentes de ruido principales el trfico rodado, areo y de tre-

    nes; y en el nivel nacional destacan los trabajos de Garca y otros (1989,1990). Estos ltimos coinciden con los primeros en sealar que en las zonasurbanas de los pases desarrollados se aprecia una curva de aumento del por-centaje de poblacin que se siente muy molesta por el ruido ambiental, demanera que a niveles de ruido inferiores a 65 dBA el porcentaje de pobla-cin que dice sentirse muy molesta no supera el 30%, mientras que a partirde 70 y hasta 90 dBA, el porcentaje se incrementa de forma espectacular,dibujando una curva que va desde un 40% de poblacin con molestias en

    niveles de 75 dBA, hasta el 95% para niveles entre 85 y 90 dBA.En cualquier caso, todos los especialistas reconocen que el ruido es

    un factor muy importante de molestia que afecta al bienestar de millones depersonas en todo el mundo y, sobre todo, en los pases ms industrializados;y que existe una fuerte relacin lineal entre el ruido fsico objetivo (real) yel subjetivo (percibido), as como entre el grado en que el ruido molesta y elruido real existente; en definitiva, entre el ruido que producimos y el querecibimos. Pero adems de la evaluacin de la molestia general, a la que noshemos referido, muchos de los estudios llevados a cabo se han ocupado de lainterferencia de la contaminacin acstica en ciertas actividades especficas,como la conversacin, el trabajo, el aprendizaje, etc. Si bien estas interferen-cias inciden en la reaccin subjetiva que hemos denominado molestia gene-ral, su estudio particularizado permite obtener resultados valiosos sobrecuestiones relacionadas con los efectos especficos de determinadas fuentessonoras sobre actividades concretas, o sobre la importancia de ciertas carac-tersticas y circunstancias personales y comunitarias respecto a la sensacinde molestia.

    En estos campos, la interferencia del ruido con el habla, o con otrasseales sonoras de inters para los oyentes, es uno de los efectos ms genera-lizados y que ms molestias provoca. A este respecto hay que sealar que elnivel de la voz de las personas se sita en un intervalo relativamente ampliode intensidad, que suele estar comprendido entre los 40 y los 65 dBA. En la

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    mayora de las situaciones se halla entre 50 y 60 dBA y el espectro de fre-cuencias vara normalmente entre los 200 y los 5.000 Hz. Pues bien, lasinvestigaciones llevadas a cabo para estudiar el efecto del ruido en la conver-sacin han establecido empricamente ciertas relaciones que permiten deter-

    minar con bastante precisin la inteligibilidad de slabas, palabras o frasesen presencia de un ruido ambiental con caractersticas especficas. En con-creto, cuando el nivel de ruido ambiental supera en 10 dBA al sonido de lavoz, se produce un enmascaramiento que interfiere en la inteligibilidad dela conversacin.

    Pero el nivel de inteligibilidad de las slabas, las palabras y las frasesen ambientes ruidosos depende no slo de la diferencia entre el nivel acsti-co de la seal (el habla) y del ruido, sino de otros factores no acsticos,como el contenido semntico del mensaje. As, por ejemplo, en una relacinvoz-ruido de +6 dBA, el nivel de inteligibilidad de las palabras aisladas esdel 100%, el de las frases completas, el 90%, y el de las slabas, el 50%. Sitenemos en cuenta que el ruido ambiental no debe superar los 55 dBA paraque el nivel de inteligibilidad sea bueno a una distancia de un metro y conun tono de voz normal, observamos que en la prctica el ruido ambientalsupera frecuentemente el nivel de la voz en una conversacin normal, por loque no resultar extrao que la interferencia en la comunicacin entre laspersonas aparezca como uno de los efectos ms negativos del ruido destaca-dos por la poblacin, como comprueban Lpez Barrio y Herranz (1991).

    El efecto del ruido sobre la comunicacin es un grave problema enaquellas actividades donde el uso de la palabra es un componente esencial delas mismas. Un ejemplo de estudio en este sentido lo ofrecen Lpez Barrioet al. (1992), que abordan el efecto del ruido de aviones y de trfico rodadoen dos escuelas prximas a un aeropuerto y una autopista, expuestas a nive-

    les de ruido que oscilan entre 65-70 dBA Leq, y un pico de 103 dBA produci-do por los aviones. Los resultados de la investigacin muestran que el ruidoprovoca el enmascaramiento de la voz de los profesores, interfiere en lacomunicacin docente y reduce la capacidad de atencin y concentracin delos alumnos, comprobndose que la educacin y los niveles de aprendizajemejoran con el aislamiento acstico de la escuela.

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    Los efectos negativos del ruido se extienden, por otra parte, al trabajoy a la realizacin de actividades cotidianas. Berglund (1995) seala que elruido afecta a la capacidad de concentracin y al rendimiento en el trabajo,produciendo irritacin, fatiga, estrs y problemas de relacin social. Segn

    Garca (1988: 148), se ha descubierto que el ruido continuo no interfiere enla realizacin de actividades, si el nivel sonoro no supera los 90 dB; que losruidos de tipo intempestivo o impulsivo interfieren ms que los continuos;que el ruido de frecuencias elevadas (por encima de los 2.000 Hz) pareceinterferir ms que el ruido de frecuencias bajas (por debajo de los 2.000 Hz);que el ruido afecta sobre todo al nmero de errores cometidos y no tanto a lacantidad del trabajo realizado; y que las tareas complejas resultan ms afecta-das por el ruido que las tareas sencillas. En ambas citas se halla latente una

    doble dimensin del efecto del ruido en las actividades: la interferencia en eldesarrollo de las mismas y la molestia causada, de modo que incluso sin pro-vocar una interferencia significativa en el rendimiento, s puede acarrearproblemas de molestia que se manifiestan en el deterioro de las relacionespersonales, en la satisfaccin en el trabajo o en la implicacin en el mismo.

    Por lo que respecta al rendimiento en el trabajo, la mayora de losestudios son investigaciones de laboratorio, cuyos resultados resulta difcilextrapolar a las situaciones concretas del trabajo. No obstante, estos estudiosofrecen tendencias o conclusiones generales que permiten aproximacionesbastante acertadas a los efectos que provoca el ruido sobre entornos labora-les concretos. Los efectos sobre el rendimiento en el trabajo dependen tantode las caractersticas fsicas del ruido como de la tarea que se realiza. Res-pecto a las primeras, se ha comprobado que los ruidos intensos (>90 dBA),los intermitentes y los imprevistos afectan en mayor medida a la ejecucinde la actividad que los de menor intensidad, los continuos o los regulares.As mismo, Moch (1984) ha constatado que el sentimiento de control delruido es un determinante importante de su impacto en las tareas laborales, demanera que la capacidad para controlar la presencia o nivel del ruido dismi-nuye la aversin hacia el mismo, mejorando la evaluacin de su percepcin,y la actitud hacia el trabajo, con la consiguiente mejora del rendimiento.

    As mismo, las tareas motrices y mentales sencillas, si no incluyen uncomponente importante de comunicacin verbal, apenas se ven afectadas por

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    el ruido. Ms an, en los trabajos sencillos y montonos, que no requierenuna actitud de alerta o activacin elevados, una estimulacin expresamediante el ruido puede aumentar el nivel de activacin y, por consiguiente,el rendimiento en la ejecucin del trabajo. Sucede todo lo contrario con las

    tareas complejas, que precisan de alta concentracin mental; estas tareas, sise realizan en un ambiente ruidoso, sufren un impacto negativo, redundandoen una disminucin del rendimiento. En definitiva, como sostienen Davies yJones (1984), se puede afirmar que en general el ruido afecta ms a la cali-dad (sobre todo en tareas complejas) que a la cantidad (sobre todo en lastareas sencillas) del trabajo ejecutado. Por otro lado, tambin se ha demos-trado que el ruido en el trabajo aumenta el nmero de accidentes laborales.Un estudio realizado por la Universidad de Sussex, Gran Bretaa, seala que

    la frecuencia de accidentes de los trabajadores en lugares muy ruidososaumenta entre tres y cuatro veces; por el contrario, en ambientes silenciosos,se percibe una tendencia a la disminucin de estos siniestros (Velasco Ab-salo, J., 2000: 41). Esto viene a demostrar que el exceso de ruido provocatanto una reduccin de la capacidad de atencin, como la percepcin deinterferencias que advierten del peligro causante del accidente.

    El ruido incide tambin en el comportamiento social. As, el doctorMosher ha descubierto que se da una disminucin en los comportamientosde solidaridad cuando existe un ruido ambiental alto, y que la amabilidaddisminuye en aquellas zonas donde se llevaban a cabo obras de construccinruidosas. En conjunto, pues, las manifestaciones de las alteraciones psqui-cas producidas por el ruido son mltiples: irritabilidad, astenia, susceptibili-dad, agresividad, trastornos mentales, de la personalidad y del carcter. Perotales efectos son simplemente los sntomas ms preocupantes de una cadenaque comienza con la disminucin de la concentracin, la inseguridad y lainquietud.

    En definitiva, el efecto de molestia del ruido sobre la poblacin pare-ce ser un asunto de grado, de circunstancias y de expectativas. Por ejemplo,los sonidos inesperados, sin orden, sin regularidad, se convierten general-mente en algo indeseable, pero tambin son molestos los sonidos regulares,como los de los aparatos de aire acondicionado. El sonido que cambia repe-tida o repentinamente su punto de origen es molesto, y los que se producen

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    de forma inesperada, o en ambientes silenciosos, tambin resultan irritantes,como ocurre con los ruidos nocturnos de los vecinos, o con el paso de unautomvil, incluso cuando su volumen es relativamente bajo. Pero, si bienlos efectos de molestia dependen bsicamente de las caractersticas del rui-

    do, el sonido se transforma en ruido molesto por razones que no tienen quever con los factores acsticos (tono, intensidad y duracin), como ocurre,por ejemplo, cuando un sonido es percibido como intromisin en la intimi-dad, o cuando estamos especialmente preocupados o concentrados. La reac-cin al sonido vara con nuestra actitud hacia el tipo de fuente sonora, con elestado de salud o psicolgico, con la personalidad de cada individuo, la edu-cacin, la costumbre, los valores sociales dominantes.

    Los ndices de molestia individual se hallan fuertemente afectadospor un conjunto de factores sociolgicos, como la clase social, la edad, elgnero, la integracin en el barrio o en el trabajo, el tiempo de estancia enel domicilio, o el nivel de educacin. As, por ejemplo, Dobs (1972) sealaque los nios y los jvenes se ven menos afectados que los adultos o las per-sonas mayores; y Lukas (1972) indica que durante el sueo las mujeres sonmenos sensibles a las molestias del ruido que los hombres.

    Esta dimensin social de la molestia se constata al revisar las encues-

    tas realizadas hasta la fecha, y los datos obtenidos de diversas instituciones;en ellos se comprueba que aun siendo objetivamente el trfico la fuente decontaminacin acstica ms importante en nuestro pas, no es ste el queorigina la mayora de las quejas y denuncias de los ciudadanos. Los ruidosobjetos de queja no proceden de las fuentes objetivamente principales comoel trfico, sino de las actividades sociales de ocio y tiempo libre, de la activi-dad de pequeas industrias, y de los ruidos domsticos. En una encuesta dela Federacin de Municipios y Provincias (1986), el 48% de los entrevista-

    dos sealaba el ruido de bares, discotecas y afines como el principal motivode protesta, seguido de los ruidos que producen los talleres y pequeasindustrias, con un 24%; y, ya en un tercer lugar, con un 12%, las quejas seconcentran en la contaminacin acstica derivada del trfico.

    Estos sondeos de opinin se confirman con los datos de denunciasoficiales efectuadas por los ciudadanos de la Comunidad de Madrid y de los

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    ayuntamientos de Madrid y Barcelona; en su mayora, estas denuncias serefieren a ruidos puntuales con predominio de los procedentes de pequeasindustrias y de actividades ldicas.(4) Por otra parte, el anlisis sociolgico deestos datos induce a pensar que los ciudadanos valoran las molestias de la

    contaminacin acstica tambin en funcin de las posibilidades o de la capa-cidad de control que tienen sobre las fuentes. As lo avala el hecho de que elnmero de denuncias formales motivadas por el impacto que produce unafuente de ruido claramente individualizada (una discoteca, el bar de abajo, eltelevisor del vecino, la fiesta de los jvenes de al lado), son mucho ms fre-cuentes que las relacionadas con fuentes de ruido impersonales y generaliza-das (el trfico, como ejemplo prototpico). Parece, en consecuencia, que laposibilidad de identificar el origen especfico del ruido y su ubicacin espa-

    cial, y estimar que puede ser controlado por normas o actuaciones de la auto-ridad pblica, favorecen o facilitan la percepcin de la molestia y la reclama-cin para subsanarla. Esto no contradice la apreciacin de que, muyprobablemente, la actitud de resignacin y escasa denuncia ante la molestiade ruido ambiental est relacionada con la escasa atencin que suele recibir laqueja por parte de las administraciones pblicas, o con el convencimiento demuchos ciudadanos de que la solucin a los problemas de contaminacinambiental no resulta fcil en la mayora de los casos.

    Este conjunto de hechos pone de manifiesto no slo la importancia dela subjetividad, sino tambin el carcter social de tal subjetividad individualen la percepcin del fenmeno de la contaminacin acstica. As, en Espaay en los pases del sur europeo, aun siendo el trfico la fuente principal dedicha contaminacin y el factor ms importante de incidencia sobre la salud yel bienestar de los ciudadanos, la poblacin destaca la molestia provocada porla pequea industria urbana y por las actividades de ocio, es decir, por activi-dades que realiza un sector social esp