La Concordancia

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La concordancia Al hilo de lo que acabamos de decir, la concordancia consistiría en la perfecta compenetración de las categorías morfológicas escogidas en cada oración. Los tipos de concordancia en castellano se refieren, básicamente, al género, al número y a la persona, y afectan a cualquier categoría morfológica de las consideradas "variables": así, en el mensaje Muchas peras de esta tienda las venden a bajo precio la forma personal las es morfológicamente femenino, plural y tercera persona, por lo que el vocablo al que se refiera pronominalmente ha de ser también femenino, plural y equivalente a una tercera persona gramatical. Pero las relaciones de concordancia no acaban aquí: en algunas oraciones compuestas y en el estilo indirecto también se exige cierta concordancia entre los tiempos verbales usados en las oraciones implicadas. Las reglas de concordancia Observemos atentamente el siguiente esquema:

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La concordancia 

 

 

 

Al hilo de lo que acabamos de decir, la concordancia consistiría en la perfecta compenetración de las categorías morfológicas escogidas en cada oración. Los tipos de concordancia en castellano se refieren, básicamente, al género, al número y a la persona, y afectan a cualquier categoría morfológica de las consideradas "variables": así, en el mensaje Muchas peras de esta tienda las venden a bajo precio la forma personal las es morfológicamente femenino, plural y tercera persona, por lo que el vocablo al que se refiera pronominalmente ha de ser también femenino, plural y equivalente a una tercera persona gramatical. Pero las relaciones de concordancia no acaban aquí: en algunas oraciones compuestas y en el estilo indirecto también se exige cierta concordancia entre los tiempos verbales usados en las oraciones implicadas.

 

Las reglas de concordancia

            Observemos atentamente el siguiente esquema:

 

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Este esquema pretende seguir las orientaciones de Andrés Bello, quien  enunció las dos reglas básicas de la concordancia en español del siguiente modo:

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        la primera afirma que cuando el verbo se refiere a un solo sujeto, concierta con él en número y persona; y cuando el adjetivo se refiere a un solo sustantivo, concierta con él en género y número.

        la segunda dice que cuando el verbo se refiere a varios sujetos, debe ir en plural y, si concurren personas diferentes, la segunda es preferida a la tercera y la primera a todas; y cuando el adjetivo se refiere a varios sustantivos, va también en plural y, si los sustantivos son de distinto género, predomina el masculino.

 

Estas reglas tienen multitud de excepciones, las cuales serán estudiadas en los párrafos que siguen, a los que agruparemos en los correspondientes ocho casos de concordancia en que las hemos ejemplificado. Y a ellas habremos de añadir también los demás casos de concordancia que presenta el castellano:

 

Regla 1ª: Concordancia en número de un solo sujeto

La norma general es que un verbo concierte con su sujeto en número: El niño come; Los niños comen; Lo de cerrar la ventana fue un despiste;... No obstante, en ciertos casos, la índole del sujeto o del verbo utilizados permite que pueda hablarse de las siguientes excepciones:

        si se trata de un sustantivo colectivo en plural, no existe problema alguno (Las gentes aplaudían sin cesar); pero si el colectivo aparece en singular ha de distinguirse entre si el sustantivo aparece solo o seguido de una complementación:

o       en el primer caso, la lengua se debate entre la semántica y la sintaxis: mientras que esta considera al sustantivo como singular (La gente aplaudió), aquella lo interpreta como una pluralidad, especialmente si se alejan sujeto y verbo en el mensaje (La gente, al finalizar la obra, aplaudieron a rabiar).

o       en el segundo caso, el añadido de una complementación al sustantivo obliga de nuevo a la lengua a debatirse, ahora entre el singular del colectivo (Un tropel de autobuses ha llegado esta mañana) y el forzoso plural del sustantivo que lo

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complementa (Un tropel de autobuses han llegado esta mañana).

        en las oraciones atributivas, su especial estructuración permite que uno de los dos elementos sintácticos que rodean al verbo copulativo (el sujeto y el atributo, ambos perfectamente intercambiables en la mayoría de las oraciones atributivas castellanas: Juan es el médico = El médico es Juan) pueda no ser concordante con el número del verbo, especialmente cuando se trata de colectivos (Esta gente parecen generales), o intervienen numerales (Cinco euros es el precio), o se trata de neutros (Eso son habladurías; Todo son problemas; Lo demás son cuentos).

        en el uso del personal de primera persona (yo, nosotros), suelen producirse casos de discordancia en los tres casos siguientes:

o       en construcciones reprensivas como ¡La hemos hecho buena!, o ¡Apañados estamos! y otras semejantes en las que el plural sintáctico empleado de la primera persona (= nosotros)  corresponde semánticamente al singular (= yo): lo que se viene a decir en ambos ejemplos es que "¡La he hecho buena yo!" o que "¡Estoy apañado yo!".

o       en el uso del plural de modestia, ya que un hablante "singular" utiliza la forma plural del verbo en su primera persona: Sobre este asunto, opinamos que son dos las razones que...

o       en el plural mayestático (Nos, el Rey, derogamos...) también se percibe semejante discordancia en el número, pese a la presencia del personal nos en el sujeto.

 

 Regla 2ª: Concordancia en persona de un solo sujeto

            La persona de un verbo ha de referirse a la misma expresada por un sujeto (Yo como; El niño come; Lo que tú decías era cierto;...). Pero hemos de diferenciar a la tercera de las otras dos personas (primera y segunda) ya que no siempre se refiere a "personas o cosas" (Los hombres también lloran; El gato duerme

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ahora; El dolor me consuela) sino también al mismo discurso de la lengua, que es neutro, además de 3ª persona: Lo que tú decías era cierto. Los casos de discordancia que pueden presentarse van referidos todos a que la primera (la del hablante) intenta aglutinar a las otras dos (que es el fenómeno usual cuando se trata de varios sujetos), por lo que puede hablarse de que el verbo va en primera mientras que el sujeto está:

        en tercera: es el caso de Los españoles somos apasionados, pues se trata de un sujeto en cuya significación entra también la primera persona del hablante (y la segunda del interlocutor, puestos al caso:  Los españoles somos apasionados y los ingleses sois todo lo contrario).

        en segunda: en casos como ¡Conque esas tenemos!, queriendo decir "¡Conque esas tienes tú o tenéis vosotros!", o ¿Cómo estamos, abuelo?, ¿Hoy no salimos de paseo?,...

 

 Regla 3ª: Concordancia en número de un solo sustantivo

            La concordancia de los sustantivos (y sirva lo que ahora decimos para lo sucesivo) no va dirigida exclusivamente al adjetivo (caballo blanco, yeguas blancas) pues otras categorías de la lengua pueden entrar en estas concordancias, precisamente aquellas que pueden funcionar sintácticamente como determinantes y adyacentes: los artículos (el caballo, las yeguas), los numerales (segundo caballo, sendas yeguas), los indefinidos (ningún caballo, varias yeguas), los alusivos (cuál caballo, cuántas yeguas), los posesivos (caballo mío, yeguas tuyas) y los demostrativos (este caballo, aquellas yeguas).

            Con relación al número, un solo sustantivo concuerda con cualquiera de las categorías señaladas arriba siempre y cuando se encuentren en situación sintagmática, es decir, formando parte del mismo sintagma: Aquellas primeras hierbas recogidas; Nuestro sincero pésame expresado;... Pero cuando se trata de sintagmas diferentes (es el caso de los atributos y los atributivos) podemos encontrar prácticamente las mismas excepciones que vimos entre un solo sujeto y su verbo, ya que es en los colectivos y en las oraciones atributivas y similares donde pueden encontrarse casos de discordancia: Esta gente parecen tontos; Esta familia son muy altos; El populacho venía parte sin armas y parte armados;...

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 Regla 4ª: Concordancia en género de un solo sustantivo

            La concordancia en género de un solo sustantivo con cualquiera de las categorías arriba indicadas sigue tajantemente el masculino o el femenino del sustantivo utilizado: Estas manzanas podridas; Dichosas esperanzas mías;... Los  casos de discordancia vienen referidos a los tratamientos interpersonales y a los géneros especiales:

        los tratamientos siguen el sexo de la persona a que se refieren: Su Excelencia está servido; Usted es una presuntuosa;...

        los géneros distintos al masculino y femenino han de ser considerados como casos muy especiales de concordancia:

o       en cuanto al neutro, al ser este un género de discurso, no admite, en puridad, concordancia, a no ser que se considere que la categoría concordante adopta la forma masculina para la expresión del neutro: Aquello estaba asqueroso; Lo bueno siempre es caro;... En los dos ejemplos ha de interpretarse que los adjetivos asqueroso y caro no son masculinos sino neutros.

o       el género común suele seguir el sexo del ser a que se refiere, pero no siempre: La víctima estaba desnudo; Esta criatura está siempre despistada;...

o       el género ambiguo no sigue el sexo: La araña macho estaba escondida en el tronco.

            No es caso discordante el del adjetivo neutralizado en su forma adverbial: María iba muy lento.

 

 Regla 5ª: Concordancia en número de varios sujetos

            La presencia de varios sujetos en castellano obliga a su coordinación copulativa con el nexo "y" (La entrada y la salida de

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aviones han sido suspendidas) o a su yuxtaposición mediante pausa menor (La sepia, el calamar, la gamba,... son platos usuales en este restaurante) y el verbo ha de aparecer en plural. Pero hay ciertos casos en que el verbo adopta la forma singular; para su estudio, podemos agruparlos según sigan el orden sujetos + verbo o verbo + sujetos:

        cuando aparecen los sujetos ante el verbo, puede colocarse el verbo en singular si se trata de:

o       sustantivos coordinados, no de sintagmas coordinados: La entrada y salida de aviones ha sido suspendida no es lo mismo que La entrada y la salida de aviones han sido suspendidas.

o       sujetos infinitivos: Decirlo tú y salir corriendo ella fue todo lo mismo.

o       neutros: Todo esto y lo del otro día es lo que me tiene preocupado.

        cuando aparecen los sujetos tras el verbo, puede ir también el verbo en singular, pero ha de ocurrir en todos los casos que en la intención del hablante exista la pretensión de emitir un solo sujeto cuando inicia la oración con el verbo en singular: Admiró a todos su encanto, y su belleza, y su saber estar; Me dice mi deber, y mi conciencia, que no debo hacerlo; Me gusta que cante y que baile. Prueba de lo que decimos es que podría ser utilizado el paréntesis para los segundos sujetos y posteriores: Admiró a todos su encanto, (y su belleza y su saber estar); Me dice mi deber, (y mi conciencia), que no debo hacerlo; Me gusta que cante (y que baile).

 

 Regla 6ª: Concordancia en persona de varios sujetos

            Esta concordancia apenas presenta excepciones o casos discordantes ya que la conciencia del hablante es muy despierta para percibir si en el mensaje interviene la primera persona (y entonces la adopta el verbo: Usted, ella y yo entraremos antes, y tal vez por ello las normas de educación obligan a colocarla al final de la serie), o la segunda (y también la adopta: Los niños y vosotras dos entraréis antes), o ninguna de las dos (y entonces se adopta la

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tercera: Los niños y ellas entrarán antes). La única excepción se refiere al uso del personal "usted, ustedes", que adopta la tercera persona: Ustedes entrarán antes.

 

 Regla 7ª: Concordancia en número de varios sustantivos

            Aunque la regla general indica que el número del adjetivo o categoría asimilable ha de ser el plural (como también indica la lógica numérica: Sobrina y sobrino cariñosos), ello ha de venir acompañado, forzosamente, de la intención del hablante de referirse a los varios sustantivos a la vez (sobrina cariñosa + sobrino cariñoso = sobrina y sobrino cariñosos): cualquier otra posible variante viene a indicar en la intención comunicativa otra significación distinta; así, entre Este hombre tiene una sobrina cariñosa y un sobrino; Este hombre tiene una sobrina y un sobrino cariñoso; y Este hombre tiene una sobrina y un sobrino cariñosos hay un clarísimo reparto de la calificación de "cariñoso" por parte del emisor hacia la sobrina, hacia el sobrino o hacia ambos a la vez. No tiene mayor importancia que el adjetivo vaya antepuesto o pospuesto (...una cariñosa sobrina y un sobrino; ... una sobrina y un cariñoso sobrino; y ...unos cariñosos sobrino y sobrina). Puede existir algún caso excepcional, como el tan traído Lengua y literatura española(s), que no escapa en absoluto de la norma.  No ha de confundirse lo que aquí tratamos con el caso del uso adverbial del adjetivo (María y Juan caminan lento), donde lento no es singular de lentos (o de lentas, si nos refiriésemos a María y Juana) sino un adverbio y por tanto invariable en su forma: María camina lento; Juan camina lento.

 

 Regla 8ª: Concordancia en género de varios sustantivos

            La norma se cumple en este caso tan exactamente como la anterior referida al número (si bien el adjetivo ha de ir antepuesto o pospuesto a los varios sustantivos: Este hombre tiene una sobrina y una tía cariñosas; ...unas cariñosas sobrina y tía; ...un sobrino y una tía cariñosos; ...unos cariñosos sobrino y tía), incluso con la puntualización pertinente que hemos indicado al final del párrafo anterior: en María y Juan caminan lento, el adverbio lento no sólo es invariable en número, sino también en género.

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Otras concordancias

            La lengua presenta múltiples casos de concordancia que se escapan a las dos reglas básicas o a los ocho casos estudiados. Como su estudio sería demasiado prolijo y de escaso rendimiento didáctico, podríamos simplemente hacer mención de ellos, agrupándolos según se refieran a los tiempos verbales, o a otras categorías morfológicas distintas al sustantivo y al adjetivo, o a su consideración como complementos:

 

 Regla 9ª: Concordancia de los tiempos verbales

            Cuando se trata de oraciones compuestas o complejas, la existencia de un verbo principal y de otro subordinado obliga a una correlación temporal que podemos ejemplificar en los tres casos siguientes:

        en el estilo indirecto el verbo dependiente del de lengua ha de presentar una compleja correlación temporal que podríamos resumir diciendo que consiste en la trasposición temporal a un grado anterior en el pasado correspondiéndose casi siempre entre sí los tiempos simples, (y los compuestos); así a las afirmaciones "Entro a las cuatro", "Entré a las cinco" y "Habré entrado a las seis" correspondería: Dijo que entraba a las cuatro, que entró (o había entrado) a las cinco, que habría entrado a las seis. Como ya se indicó en su lugar apropiado, los restantes elementos de la deixis también precisan de su correspondiente concordancia: Dijo ayer: "Mañana mismo regresaré" equivale en estilo indirecto a Dijo ayer que hoy mismo regresaría.

        en las oraciones condicionales, prótasis y apódosis han de guardar también una especial correlación temporal: así a Si llueve hoy, lloviera mañana o hubiera (=hubiese) llovido ayer, correspondería decir cojo hoy(=cogeré esta tarde), cogería mañana o habría cogido ayer el paraguas, según se interpretase el hecho como

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posible (hoy), probable (mañana) o imposible (ayer).

        algunos verbos, como los de percepción, al indicar simplemente que "se percibe" otra acción, han de corresponderse temporalmente con ella (Veo que estudias, vi que estudiaste, veía que estudiabas, Oigo que llueve,...) pues la semántica no admite su uso "cruzado" (*Veo que estudiabas, *Oyó que había llovido,...)

 

 Regla 10ª: Concordancia de otras categorías distintas al sustantivo y adjetivo

Además de los sustantivos y los adjetivos (considerados estos últimos como "determinativos" tradicionalmente y, por tanto, asimilables en este sentido a los artículos, numerales, indefinidos, demostrativos y posesivos) otras categorías morfológicas pueden verse involucradas en problemas de concordancia:

        los artículos (sean determinados o indeterminados) presentan un caso atípico de concordancia cuando se trata de antonomasia o de elipsis, pues quedan en contacto con sustantivos con los que "no parecen concordar": Derribó al defensa (=Derribó al jugador que actuaba como defensa); Juan es un manazas (=Juan es semejante a unas manazas); Juan es un fiera;...

        los relativos concuerdan con su antecedente (Asomó la portera, la cual...; Asomaron los niños, quienes...) en género y número; en el caso de la serie cuyo,a,os,as la concordancia va referida al sustantivo posterior (Asomaron los niños, cuyas mochilas...).

        los personales presentan varios casos de concordancia, que a veces puede ser bastante atípica:

o       los átonos de tercera persona lo,s, la,s y le,s guardan evidente relación de concordancia con los complementos directo

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e indirecto a que se refieren (A este chico lo vi ayer; Dáselas a ellas; Le dije a tu padre que viniera) aunque en algún caso, como cuando se refieren a colectivos, se pierde: Llegó el regimiento muy tarde, por lo que no se les (=le) pudo encontrar alojamiento.

o       los personales sujeto singular yo, tú y plural nosotros,as y vosotros,as, presentan el caso de que, cuando aparecen en la oración principal, concuerdan con su verbo correspondiente, pero no suelen seguir esa concordancia con el verbo subordinado cuando se trata de inordinadas con nexo relativo: Yo soy el que dijo (dije?) eso; Tú eres el que mintió (mentiste?); Vosotros sois los que os aprovechasteis (se aprovecharon?);... Las formas plurales presentan además el caso atípico de que, cuando van precedidos del interrogativo quién,es también han de concordar con el verbo de modo semejante a lo que acabamos de decir: ¿Quiénes de nosotros conocemos el informe?, ¿Quién de nosotros conoce el informe?,...

o       los reflexivos mí, ti, sí, concuerdan obligadamente con la persona a que se refieren, pese a los continuos errores producidos: El jersey no da más de sí; Tú no das más de ti (*sí); Cuando yo volví en mí,...

        los posesivos, ya que vienen a ser una sustitución pronominal de los personales (tu casa = casa de ti), a veces los sustituyen innecesariamente y se produce, dentro del error lingüístico, una tendencia a la concordancia femenina: Sigue detrás nuestra (no nuestro); Estaba delante mía (no mío);... Lo correcto en estos casos es Sigue detrás de nosotros, Estaba delante de mí. Cuando se trata de casos correctos, la concordancia entre posesivo y personal es forzosa: Me costó lo mío (y no lo suyo); Os salisteis con la vuestra (y no con la suya);...

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 Regla 11ª: Concordancia entre complementos

            Tres complementos oracionales (el sujeto, el atributo o Atribo y el atributivo o Atrivo) mantienen como tales relaciones de concordancia con otros complementos:

        respecto al sujeto, ha de concordar en género y número con el Atribo (Juan está contento) y con el AtrivodelSuj (Juan llegó contento) cuando a ellos va referido. Como ya dijimos al hablar de las reglas 1ª, 2ª, 5ª y 6ª, la principal concordancia del sujeto la realiza con el verbo, pero podríamos añadir aquí tres casos especiales:

o       el primero se refiere a las oraciones impersonales que han de tacharse de incorrectas por pretender el hablante una concordancia entre el verbo y el complemento directo por entender erróneamente que se trata de un sujeto: *No hubieron fiestas frente al correcto No hubo fiestas.

o       el segundo se refiere a las oraciones que denominamos impersonales atípicas pues en ellas ocurre que en la intención del hablante no entra el interpretar como sujeto lo que concuerda con el verbo: No me gustan las ventanas (No me gusta la ventana).

o       el tercero viene referido a las oraciones que denominamos pasiactivas por presentar un "sujeto" ilógico con preposición: Entre Juan y Pedro movieron el coche.

        respecto al Atribo, ha de concordar en género y número con el sujeto cuando a él va referido (Juan es abogado) incluso si se trata de un Suplemento atributivo (Juan está de abogado).

        respecto al Atrivo, este ha de concordar en género y número con el otro complemento a que se

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refiera, ya se trate del sujeto (Juan llegó contento), del complemento directo (Juan tiene blanca la barba), del suplemento (No puedo hablar de Juan como cocinero) o del complemento indirecto (A Juan le gastaron la broma adormilado).

 

El orden en castellano 

 

 

 

            Cada lengua posee su propio orden en la emisión de las distintas unidades lingüísticas (de lineal es calificado el orden castellano, frente al envolvente de otras lenguas) y por ello la traducción de una lengua a otra será tanto más correcta cuanto más se acerque al orden propio de cada idioma: así, la versión española del mensaje inglés Who did you go with? no es *¿Quién tú fuiste con? -como pediría la "linealidad" del signo lingüístico- sino ¿Con quién fuiste tú? (por diversas razones sobre las que no viene al caso abundar). Dentro del mismo castellano, que presenta un orden más libre que el inglés o el francés, en algunas ocasiones se producen leves alteraciones del orden usual, las cuales apenas llevan aparejado un cambio significativo (caso de Mi padre ha llegado a Madrid esta mañana, que presenta prácticamente la misma significación que Esta mañana ha llegado a Madrid mi padre, o que A Madrid ha llegado mi padre esta mañana, o que Mi padre a Madrid esta mañana ha llegado). Pero no siempre ocurre así ya que en otras ocasiones el distinto orden oracional puede producir emisiones semánticamente diferentes: no es lo mismo decir Me duermo pensando en los aviones que En los aviones me duermo pensando; se trata en estos últimos casos de una exigencia gramatical referida al orden oracional, la cual obliga, en el ejemplo concreto que ahora seguimos, a que el sintagma en los aviones sea interpretado en el primer ejemplo como suplemento y, en el segundo, como complemento circunstancial de lugar. Cada hablante reconoce, en el momento del habla, un orden "usual" en su lengua y siente como insólito o afectado otro orden distinto (del cuádruple ejemplo utilizado arriba, el iniciado con Mi padre... sería preferido por todos los hablantes castellanos a los otros tres, y el último de ellos, por tener el verbo al final, sería rechazado a su vez por la misma cantidad de hablantes); por ello es capaz de reconocer como aceptable cualquier orden oracional castellano. Este orden usual no es en absoluto sistemático ya que en su configuración sincrónica, a pesar de que han intervenido razones etimológicas y

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gramaticales, puede ser alterado por cada emisor por motivos tan "poco" lingüísticos como la intención del hablante, su particular interés expresivo en el momento del habla, la extensión de la oración, o el deseo de evitar la ambigüedad y la confusión. Enunciaremos a continuación los principales casos de interés que, en cuanto al orden o a la posición que adoptan las palabras o grupos de ellas en cada mensaje, presenta nuestra lengua no sin señalar previamente que en este terreno no existe una norma fija (excepto en aquellos casos en que se señale expresamente).

Orden tonal y morfológico 

 

 

 

El orden "tonal": 

            Desde el punto de vista de la entonación, la actitud del hablante ante lo emitido o por emitir parece incidir en que se adopte por la lengua un determinado orden según sea el tipo de oración de que se trate:

las oraciones imperativas parecen tomar como obligado el verbo al inicio de la oración (¡Venga usted aquí ahora mismo!) ya que la esencia del mandato emitido se encuentra en la acción expresada por el verbo y el hablante procura emitirlo cuanto antes.

las oraciones exclamativas no presentan ningún orden especial que no sea la obligada colocación inicial del alusivo exclamativo cuando se trata de exclamativas parciales: ¡Qué frío hace esta noche!

las oraciones interrogativas presentan dos casos de orden obligado:o si se trata de interrogativas parciales, el alusivo interrogativo ha de

ser colocado al inicio de la pregunta: ¿A qué hora saldrás esta tarde?o en la práctica totalidad de los demás (exceptuadas las retóricas "confirmativas" del tipo Juan no ha venido, ¿no?) el sujeto ha de ir colocado tras el verbo (¿No ha venido Juan?) ya que el orden inverso produce en castellano una pregunta muy distinta a la pretendida y, por tanto, superflua (¿Juan no ha venido?, pregunta que, en puridad, ni pretende enterarse de si ha venido Juan, ni dar a entender al interlocutor que no se le ha entendido, ni

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nada por el estilo: se trata, simplemente, de una pregunta mal formulada).

las oraciones enunciativas, por ser las usuales en la entonación castellana, no presentan regla fija que no sea la de que, cuando se trata de una enunciativa negativa, el adverbio "no" ha de preceder al verbo: No me gusta que me grites; Ya te he dicho que no me gusta que me levantes la voz.

 

 

El orden "morfológico": 

            Las distintas categorías morfológicas difícilmente aparecen aisladas unas tras otras (Él y yo somos quienes iremos allí, por ejemplo) sino que, como se verá más adelante, en esta misma lección, se emiten amalgamadas las unas con las otras conformando sintagmas más o menos extensos (Un buen amigo mío y yo somos los que iremos a la ciudad, por ejemplo): si bien una sola categoría morfológica también puede constituir por sí misma un solo sintagma, no es este el caso más frecuente. Para cuando ello ocurre, pueden presentar las distintas categorías morfológicas los siguientes casos reseñables en los que un determinado orden o posición frente a los restantes elementos de la oración es obligado o bastante significativo:

el verbo guarda íntima relación con el orden oracional por ser la categoría morfológica más importante de cualquier mensaje: es tan importante el lugar que ocupa dentro de cualquier oración que el hablante no siente como emitido correctamente su mensaje hasta que no ha dicho el verbo; es como si el hablante estuviera a la espera de expresar el verbo para sentir la sensación de que todos los elementos oracionales emitidos han alcanzado la trabazón lógica necesaria. Ello viene a decir que

o es la categoría morfológica (y la función sintáctica) que presenta una posición más fija dentro de la oración, posición que, pese a su importancia, no es ni la primera o inicial ni la final, sino la posterior a la inicial: Juan come aquí ahora; Aquí come Juan ahora; Ahora come Juan aquí;... Serían insólitos en castellano los órdenes *Come Juan aquí ahora y *Juan ahora aquí come, (es decir, los lugares primero o último) excepto, como ya se ha dicho arriba, cuando se trata de oraciones interrogativas o imperativaso cuando se trata de formas no personales en situación de construcción absoluta, es obligado su uso al inicio de frase, ya se trate del infinitivo (Al esconderme tras las rocas, me hice una herida), del gerundio (Escondiéndome tras las rocas, me hice una

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herida) o del participio (Escondido tras las rocas, me hice una herida).o incluso puede adelantar su posición al auxiliar de la perífrasis que forme si se persigue el énfasis: ¡Buscándola estoy! ¡Encontrada la tengo ya! ¡A buscarla iba!

el sustantivo no presenta ningún caso reseñable relacionado con el orden, a excepción del consistente en que, de dos sustantivos seguidos sin formar un compuesto, el segundo se convierte en adjetivo del primero: francés sabio (sabio francés); joven estudiante (estudiante joven),... el artículo convierte en sustantivo (o sustantivación) a las categorías morfológicas que admiten su colocación antepuesta: el comer; el gato; lo blanco; el siete; el todo; el que viene; el qué dirán; el mío; el antes y el después;... el adjetivo es la categoría que más posibilidades significativas adquiere según sea su colocación (que, por lo de más, se reduce a ir o delante o detrás del sustantivo al que siempre acompaña), ya que puede

o cambiar en su significación (hombre pobre/pobre hombre), o no significar nada o mucho (blanca nieve/nieve blanca), o apocoparse o no (gran persona/persona grande),... o Reseñable es el caso de la hipálage, recurso retórico consistente en

aplicar el adjetivo a otro sustantivo cercano a aquel al que realmente se refiere: César esperaba los impacientes puñales de su amigos.

de los numerales podría señalarse queo se posponen los cardinales usados como ordinales: siglo XX, día

veinte,... pero los números redondos pierden a veces su valor: gracias mil,...

o los ordinales referidos a papas, reyes, ... van siempre pospuestos: Felipe quinto,...

o el partitivo medio va pospuesto si se suma a alguna unidad: media naranja/dos naranjas y media.

los indefinidos presentan, como único caso llamativo en cuanto al orden, el del doblete algún,o,a,os,as/ningún,o,a,os,as, cuya posición con respecto al sustantivo con el que van es incompatible: No tengo ningún libro/libro alguno.

los alusivos presentan la particularidad de ir encabezando siempre la oración en que intervienen (sea simple o compleja), ya se trate de:

o los interrogativos: ¿Qué haces? Cuéntame qué haces.o los exclamativos: ¡Cuánto calor hacía esta mañana!o los relativos: ¡Lo que cuesta comprarse un piso!; No puedo pagar

lo que cuesta el alquiler. respecto a los personales, puede distinguirse, para su estudio, entre las

formas sujeto y las formas átonas:o respecto a las formas sujeto,

el castellano no precisa llevar obligatoriamente el personal sujeto delante del verbo, como sí ocurre en inglés o francés

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(Cuando (*tú) lo dices, por algo será) pero, si se usa con cierto interés significativo, prefiere la posición pospuesta al verbo (Cuando lo dices tú, por algo será) y equivale entonces a la antepuesta con mismo: Cuando tú mismo lo dices, por algo será.

si interviene la primera persona con otras, va al final: Mi mujer y yo (*Yo y mi mujer)

con adjetivo añadido, van pospuestos: Se me acercó un niño, gordito él, pero no ocurre siempre, como se acaba de decir arriba: El solito, tú mismo,... Además, en este caso puede aparecer como caso de "doble sujeto" en posición pospuesta: El niño hace siempre los deberes él solo; Juan arregla él mismo su coche;...

las formas usted,es pueden adoptar cualquier posición, incluso la "intraperifrástica": (Usted) tiene (usted) que tomárselo (usted) menos en serio (usted).

o con respecto a las formas átonas, los átonos pueden ir antepuestos o pospuestos al verbo: Me

lo dio =Diómelo el personal átono suele ir pospuesto al complemento al que

pronominaliza, sea directo o indirecto (A Juana la vi ayer; A Juana le dieron la carta; A ti te vi ayer).

cuando acompañan a verbos en forma no personal en posición enclítica, pueden ser atraídos por el verbo principal a una posición proclítica: El jefe quiere despedirte/El jefe te quiere despedir,...

en oraciones negativas, se colocan los átonos entre el adverbio "no" y el verbo: No me lo creo.

en cuanto a los posesivos, sus formas apocopadas van siempre antepuestas al sustantivo: mi deseo es tu felicidad.

respecto a los demostrativos, a veces es peyorativa la colocación pospuesta: el niño ese es hijo de la mujer aquella.

el adverbio presenta estas tres particularidades destacables: o suelen encabezar la oración cuando van aislados conformando

complementos circunstanciales: Ayer hizo buen día; Casi me da; Bastante has hablado ya.

o si va pospuesto o antepuesto a un  sustantivo, algo poco frecuente, se adjetiva: calle arriba, el entonces Presidente,...

o el adverbio no puede adoptar distintas posiciones en su oración, pero siempre niega el elemento al que precede: No por eso lo hagas; No muchos saben eso; Comió no peras, sino naranjas;...