La Ciudad Dispersa

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'. Urbanismo, ciudad. historia (1) los fenómenos de la suburhnnil..1cilll1 y la se abordan aqui desde distintas per,pcnivas y poniendo el 3((,1l1O en as pecIos diversos. aunque estrechamente vinculados entre si. Por un lado. la'> visiones más territoriales y metropolitanas consideran las dinámi- cas dI.' expallsión urbana y dl,'sccntrali- zadón, enfatizando los aspectos lIIrales de tipo económico, 50rínl y político. Otras aportaciones se planll."- an, en cambio. desde la dimensión me- dioambiental. poniendo de manifksto la im:irlrncia rl<' dichos fenómenos l'n los ecosistcmns urbanos, dada la OClI- pación indiscriminada de sudo y la dl><;- estructuración !le los naturales inhul,'ntl." a los mismos. El dl'l y la ordena- ción delterrilorio se considera. por ul- timo. ('n las m¡\s inleH'- sadas en las posibilidades dr linos procesos flUc, en los uhimus ;¡ñllS, conocen una aceleración mas que no- table, no sólo l'n el mundo sino, lambiCn, en nuestras y urbanas La ciudad dispersa Suburbanización y nuevas periferias Frandsco Javier Monc/ús (ed.) Centre de Culh.L1"3 Conlemporimia de BaKelona

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Urbanismo, ciudad. historia (1)

los fenómenos de la suburhnnil..1cilll1 yla displ'f~ión se abordan aqui desdedistintas per,pcnivas y poniendo el3((,1l1O en as pecIos diversos. aunqueestrechamente vinculados entre si. Porun lado. la'> visiones más territoriales ymetropolitanas consideran las dinámi­cas dI.' expallsión urbana y dl,'sccntrali­zadón, enfatizando los aspectos cslruc~

lIIrales de tipo económico, 50rínl ypolítico. Otras aportaciones se planll."­an, en cambio. desde la dimensión me­dioambiental. poniendo de manifkstola im:irlrncia rl<' dichos fenómenos l'nlos ecosistcmns urbanos, dada la OClI­

pación indiscriminada de sudo y la dl><;­

estructuración !le los SiSIt~mllS naturalesinhul,'ntl." a los mismos. El p~pl'l dl'lpl;lI1c~micnto \lfb~nístico y la ordena­ción delterrilorio se considera. por ul­timo. ('n las int~rvenciotles m¡\s inleH'­sadas en las posibilidades dr conlrol~r

linos procesos flUc, en los uhimus ;¡ñllS,conocen una aceleración mas que no­table, no sólo l'n el mundo anglf)s~jfÍn

sino, lambiCn, en nuestras ciud~des yconurh~l'iones urbanas medilerr..inc~s.

La ciudad dispersaSuburbanización y nuevas periferias

Frandsco Javier Monc/ús (ed.)

Centre de Culh.L1"3 Conlemporimiade BaKelona

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Suburb~nizadóny nuevas p<'riferias. l'el'5llC'ctiv:lsgrográfico-urba n[slicasFrllncisco J6uin- Monr/u.s 5

Suburb~nizadón y periurbanizaciÓn. Ciudades anglosajonasy dudades latinasGiusrppr ikmlltrris .. . .. . . . . . . .. . .. . . . . .. ... . . . .. . .. . .. .. 11

Los confines de la ciudad sin confines. Esuuctura urbana y limitesadministrativos en la ciudad difusaOriol Nd·lo ]5

Barcelona: u-ansformaciones en los sistemas productivos y txpansiónmetropolitanaJOOII-Ellgrni Sándu 59

Pl:'riurb~nizaeióny complejidad en los sistemas urbanosS41h-ador Rucd6 • • • • • • . . . . . . . . . . . . . . • • • • • • • • . • • • . • . . 8]

.la riucbd d.1Ja. S\l.bluban;zac;6B y.unras prnfni.aso ... crid>n'> m d

iNla J lid (muo: d~ (""<1"" Coot....potllloi~<k Bólrtdoaa mlK los....,.

.... ro:bm'D y abril .... 1996

El ricio dd ;ligua y la rr:'C'Onversión dd paisaje periurbano en lasciudades de la red C-6FTuei:u:o PrIliCff CordEonu ..

Estrategias urbanislkas y cr"ttimiento suburlnno en las ciud~des

españolas: el caso de BarcelonaFTflluisco Jfll'iu MOrir/liS .

111

.. 14)• d~ 101 aulora .... los ."lculos Y !Ir los pmpi<t~"""... b>. 'JÚll'nI05. 1'.19'

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EdlMón C("JIlrr d. (1IIlII"" Conl~",porlIn.. '" Bartdon~

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I'rodllc:dón: Anllk ~dll"ri~1

Cllbk"~: pro¡>as~nd.a<Ic <lna urt:>anLZaCión ~n rl M• ...,.mr (Barcrl"n~l. I,n

ISBN: 14·BB811_lS_7

lkpó§llo l.-gol: 8-09.'76-98

Impreso ~n RGmanY~fV~lJs, S.A.

V~rd3gu~r. I • 08786 Ca~lI.d..

La incipiente configuración de una región urbana di:spr:rs.a: d caso de laComunidad Autónoma de Madrid (1960-199))Ramón Ló/Nz de Lucio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 169

La Rl:'gión Atlántica Norte de Portugal: ¿meuópolis O metápolis?Nuno PflnllS y AlI'IlTfl Domingues 191

Referencia sob~ los aUlores 219

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Suburbanización y periurbanización.Ciudades anglosajonas

y ciudades latinas

Giusrppr Dematteis

los rttirntes proccsos de periurbanizadón y de difusión ~ticular de' la ciudad(.ciudad difusa.) estin dando origen a ¡>(riferias urbanas de un tipo muy distintode aquellas que se han formado l:n Europa d~C' la revolución industrial hasta1... dkada de 1960. Estas nuevas periferias son el rc:suhado de profundos cam~

bias en las ntruclUriIIS tcrritoriales urbanu (desurbanización, conlraurbaniza­ción}. en las tttnologias de la comunicación y dC' la información ltdcmatkaJ. enla org¡mización y en la ~lación social (posfordismoJ. que' han transformado alos paisc'S industri¡lliz.ados a panir de finales de la década de 1960.

(OD la ~riurbaniz;¡ción y la .ciudad difusa. los moddos de la suburbaniza­ción de lipo lalino-mediterráneo y de tipo anglosajón. que durante mucho tiem­po han ~guido caminos dife~nles, tienden ahora a converger en un modelolinieo comun a toda Europa de .ciudad sin centro. de estructura relioJlar, cuyos.nodos. (sistemas urbanos singulan:s) constrvan y acentuan su identidad a tra­vés de procesos innovadon:5' de competición y coo~raciÓn. Las nu~as perife­rias parecen asi destinadas a convcrtil"Se' en la verdadera metrópoli, hecho que serefleja rambién en una muración de las imagenes de las periferias mismas, deuna negativa propia de la ciudad fomista a olra positiva caraeteristica de la ciu­dad difusa posfordista. Todo ello liene además importantes conse<:uencias paralas modalidades del gobierno y dc la planificación urbana, las cuales dcben apo­yarse también en conexiones de tipo reticular tnen: los actores publicos y losprivados.

1. SUBURBANIZAC'ÓN: El MoorLO ItlS1ÓRtCO tATlNO­

MEDITERRÁNEO y El ANGLOSAJÓN

Según una opinión gcneral, la periferia suburbana seria un modelo anglosajón,una forma de asentamiento tipica de la Europa septenrrional que. sólo redenle­menle, se habría extendido a la Europa mediterránea. Si bien es cierto que en losúltimos cien años el modelo anglosajón ha illnuido en las Formas de la expan-

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slón urbana Illcdicl'rránea, hay que r~ordar que cada una de estas dos civiliza­dones urbanas ha tcnidu en el pasado modalidades de suburbanizadón propias,muy div«:rsas. Y, tall:omo veremos, esta diversidad reaparece actualmente en lasmatri¡:es territoriales de la periurbanizadón.

En Europa. la dudad medireml.nea tradidonal ~ I:araeteriza por su compal:i·dad y por la neta ~par.ldÓn entre paisaje urbano y paisaje rural. Esle fenómenono depende sólo de motivos de defl"nsa sino, más en gl"neral, dl"l hecho de quela sociedad urbana (la duirtlsl ha marcado durante mill"nios su distindón dI" larural tamhien cn términos fisicos, concenlr.ind~ en la lubs. La distribución declemenlOS urbanos en el fC'rritorio (caslillos, monasferios, ferias y men:ados, lu­gares de culto e incluso univl"rsidad«:s) con los cenlros correspondientes de po­dcr I"S e:n cambio un rasgo originario de: la civilización germanica y anglosajonaque sólo durante la Edad Media pen~ró en cierta medida e:n el area latina medi­rl"rr.lnea, asi como e:n e:1 mismo periodo, y particularmenle: en la epoca bajome:·die:val. algunos rasgos tipicos del modelo concentrado ml"ridional se impusitronen la Europa central y septentrional. En cambio. la difercncia en el habitar que­dó bastante marcada a largo plazo: en edificios de varios pisos en el modelo la­lino yen casas uni o bifamiliares con pequeño janlin en e:1 modelo anglosajón.aquel que ya Thomas Moro indicaba como lifMIlogia uniea y óptima para las S4ciudades de la isla de: Ulopia. Tambicn hay que I!:ner en CUl"nla que la relaciónde fuerte d~nde:nda económica social y cultural del campo rt::spCCIO de las ciu­dades. prese:nre: en casi loda el árca mediterránea. no se: encuenlra del mismomodo en e:1 resto de Europa occidenfal, donde: durante: la epoca mode:ma tuvolugar la formación de una burguesia empresarial agricola y artl"Sanal tambifn enlos pueblos. la misma _revolución industrial. nace, como es sabido. en tanto quefenóml"no extraurbano.

Todo 610 no significa. sin embargo, que la burgu6ia urbana ml"diterráneaignorara la vida suburbana. Muy al contrario: aquella costumbre dC' dividir eltiempo t'ntrc la domus (urbana) y la uilo (rural) que t'n la Antigiledad romanaI"ra propia de las familias p;llricias o muy ricas. se' convi¡:rte, t'n el medioe:vo. enuna costumbre difundida tambien entre los estratos sodalt'S medios. Cl"nsos dt'isiglo KIV mueslr.m que en ciudades como Génova, Florencia y Perugia casi lodoslos propietarios de casas urbanas tenian también una casa y un predio rural. Da­lOS análogos aparecen para dudades como Ma~clla. Monlpellier y 10ulouse.'Giovanni Villa"; cscribia que. en \J50. Flon:ncia estaba rodeada por ,st'is milhabitáculos (abilllnl ricos y nobles que. de juntarlos. hubieran hecho dos Floren­das. y. además, siempre en la campiña suburbana.•tienen quintas de recreo loscomen:iantl'S. y los ancsanos mas viles y vulgares•.' Villani y olros tras él. comoLean Battist3 Alburi, explican también el fenómeno, no tanto en términos de

l. ROloOANll. M.. I.'r,rrlica drlla dn~ r"ro~a. F.inaudi. Tuna 19')). pp. 124 Yl&.

2. Ibid.. p. 126.

amor hacia la naturaleza (como sucedenl dcspué$ con el romanticismo) sino co­mo I"vasión frente a los condicionamientos sociales de las ciudades., como bus­queda de la libertad en un ambienle agradable.'. Para de.'c1rlo con palabras deLewis Mumford: .aisla~c del mundo como un monje y vivir como un principe:estOS son los objetivos dt' los primeros suburbios•. ' Unos hábitos que duraronhasta el inicio de nuestro siglo.

De !:Ste modo. en el área latina la vida suburbana tradicional es una expre­sión de la dependencia del campo cen:ano resp~lo de la ciudad. Es un fenóme­no difuso. pero que sigue siendo rural, en c:l se:ntido de que eslá basado en .se­gundas r6idencias. que: son tambien predios nisticos. es decir. unidades deproducción agrirola, donde trabajan aparceros o jornaleros. Es una suburbaniza­ción sin expansión de la dudad. Crea aquello que: E. ~reni llama el d,d plltstlg­

gio.' que 6 un paisaje rural crt'ado por la dudad: una especie de granjardinproductivo.

En los paisn anglosajones. en los que la dt'pendencia dt'1 campo respe:cto ala ciudad cercana er.t bastante menos acenluada. la suburbani:zación es más re­cienle, en tanto que deriva de la e:xpansión urbana consiguiente a la revoluciónindustrial. Una expansión como t'Sla 5t" e.xtiende en forma de mancha dt' aceitecon el acceso de las clases medias y obreras a la vivienda individual. aislada oen hila;¡. y estallara con el aa:t'SO de las mismas clases a la propiedad del aulo­móvil. Con todo. esta suburbani:zación no seri de lipo rural, sino una invasiónde los t'Spacios rurales por pane: de.' la ciudad. qut' incluir.i. collSt'rvándolo. algtinele:menlo. como el ve:rde de las arboledas, de los pequeños jardines. de los par­ques uistentes.

Tt'nt'mos asi dos modelos t[picos de e:xpansión suburbana. En el mC'dite:rrá­neo tradicional, muy precoz, la ciudad fisiC3 (la urbs). hasta el final del siglo XIX

no se: dilala mucho más allii dI" las vil"jas murallas. mientr.ts la sociedad urbana(la dI/itas) coloniza el campo circundante a travk de un vasto r.ldio y transfor­ma su paisaje. que. con todo. sigue siendo rural. En el anglosajón. más tardio, lauros. en cambio, ~ dilata junto con la cillitllS: el paisaje urbano susricuye al ru­ral prt'Cedcme y recrea en su inte.'rior algunos de sus t'lt'mentos. En el primer ca­so, lo suburbano es el .jardin. dI" la ciudad: en el segundo. t'S la ociudad-jardin •.Ciertamente. se Ir.lta de tipos ideales con muchas variedades regionales, espe­cialmenle en el árca mediterranea, dondt', por ejc:mplo. la permanencia de es­tructur.lS agrarias latifundislas (en la llalia y en la Espai\a meridionales) producevariantes significativas. Cllando, en 1"1 siglo xx, las grandes ciudades medilcrrá­neas iniclen lambién su expansiÓn incontrolada, seguirán al hacerlo t'1 modelofunciollal anglosajón di:' las perifcrias dormitorio. manteniendo sin embargo lalipologiajorma/ de la vivienda Cn altura y, por consiguiente. la gran densidad

l. "lUId"a.o. 1,.. I..d dml nrl/a 'IOria. 1963. JI. 605.

4. Sf:.E.... E.. Staria drl pa"~9g¡a ag,aria ;Ialiana. l"l~n•. Bari 1962.

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('dUida y demográficll de 105 viejos ('entros. lIasla f«has rt'lativamente rt'Citn­1l'S, la upansión urbana sc:ra por lo lanto más contenida, m:b denS<l y m¡b com­pacta. Se man1endri además la separación ('ntre campo y ciudad, pero se irá¡>('rditndo la vi('ja simbiosis enm: la dudad y las aldeas '1105 villorrios cercanos,basada en la pequeña propitdad agricola dt ciudadanos tn dgimtn dt ttDtnciadirttta o tn apa~ria.

11. DESUIIIANIZACIÓN. CONlIlA-UIIIANIZACIÓN T

rERIUltBANlZACIÓN DESDE LA EUItOrA NOROCClDENTAl

Al MEDITERRÁNEO

El proceso de suburbanización de las ciudades europeas occidentales sufre. uncambio considerable a partir de finalts de los años sesenla. No sólo los nudroscenlrales de. las grandes ciudade.s comienzan a perder población, sino que tam­bien las ·coronas. suburbanas comienzan a ralenlizar su crecimiento hasta elextremo de que, hacia los años sclenta. en muchos grandes sistemas urbanostanto los núcleos como las coronas eotran en una fase de desurbanización, pre­selltando perdidas conjunlas de población. Algunos estudiosos como P. Hall, P.Chesire, L. Van den Berg, R. Orewelt y otros' ven en estos cambios las fases su­cesivas de un _ciclo de vida urbano. que, iniciado con la conccnlración de lapoblación en el nlideo central o core (urballización), proseguirla luego con elcrecimiento de las _coronas. o ring (suburballiZlldÓII¡, pasando entoncc.s al decli­ve demográfico (desurbllnlzadón) y a la espera de una hipotética recuperaciónde.l nliclto central ¡reurbanizodtln).

las ciudades europeas de los años setenta y ochenta, tn conjunto, parecenseguir I¡¡, trayectoria qUt va de la suburbaniz¡¡,ción a la desurbanización, aunqueen momentos direre.ntes: primero las dt la Europa noroccidental '1 más tarde lasde lil Europa medilerrane.a.· en las que las _coronas' P<'rif~ricu siguen cxten~

diendose e.n las viej¡s formas dt mancha de ace.ite hasta los ailos ochenta y, enalgunos casos. aunque. con citna ¡minoración dd ritmo, hasta la acIualidad.

En ti interin se. manife.staba u.n fe.nómeno paralelo y en pane relacionadocon la transición dcmogrl.fica negativa de las gn.ndes ciudades: el crecimientogener.dlzado de. los c('ntros um..nos mtnore.s o incluso los rurall'S, tm un largoperiodo de declivt o, si se quiert, de. CTttimiento menos fuerte respecto al de lasciudades medias y grandes.. Este ffnomeno, que ya habia sido descrito en los Es-

s. Vl'a"", H.w.. r. y HAT. D~ GI"O"~. «.r..., in r.~ E....,..., • ...... "Slm<, tkinemann, londlft

1980: '.mbit'n VAK DOI REIIG. L, 01lW'!TT. L \.r .L~ Urit<l.. E....¡w: • •r""" "19"O",r. "".¡ J.../i...,.Pe....mon, Odoro 1982: asl oomo C_. P, y HAY. D., UrlIo. prol>l.",. i. Wrsrf'" Ewro,.~: ..

«0'0",1. """Iy.-i., Un..-In, Hym.n 1m.6. ve."" CHlSI<iIE. P., .A _ pha"" or o<ba" dl:"ldopmenl In W-.strm EwrolM'? Tht l:"IlMnel' ror ,...,1980>,. UrlhIn Srudi.,. vol. 32. nlim. 7 [19'.l~). pp. U)4S·I06l.

tados Unidos por B. Berry con elnombrt dt COlltraur¡'atrlllldÓ.. , cardcleri1;ó abuena parte de la f.uropa occidenlal enue los años selentll y primeros añosochenla. AqueJlo qut lo distingula de un¡ simple dilatación d(' las coronas urba­nn ('ra el hecho de que los centros menorts rn recupc:racióo de.mográfica se dis·tribuian más allá de.! radio de. innuencta o de la pendularidad de las grandes ciu­d¡des. UllOI desconcentración tal era rdcv¡nte a escala de las grandes regiones yde paises ('nIeTOs. incluyendo a las zonas mis alejadas de los polos mnropolita­nos. Por e.jemplo, ('n Italia. durante. e.! periodo de I¡ máxima conttntración urba­na (1958-1964), tan sólo d 2-4C1b dt los municipios italianos e.xperimtntó un (R­

cimien10 demográfico, mienlras que en los años 1968-1980 los municipios encrteimie.nto pasaron a ser e.l S5CIb, dislribuidos un poco por todas panes.'

Entre los años 1980 y 1990, este pr~ de dcsconccntradón urbana conti­nua, p('ro en la forma más selectiva de un¡ _desconcentración concentrada•.'La geografia de. las variaciones demográficas mas recientes ",vela la presenciacontemporánea de. dos dinámicas positivas diferenles. la primtra (que en laliter¡¡,tura fr¡¡,nctsa sobre el lema se denomin¡¡, periurbanización) consiste enla recup('radón de la polarizadón urb¡¡,na que ahora, en cambio, se manifiestacomo dilatación progresiva dc las coronas externas y de las ramificaciones ra·diales de los sistemas urbanos con una reducción tcnd~ndal de los residentescn los nucleos centr:lles. Este fenómenu se observa casi por lodas panes, aun­que en las regiones más desarrolladas (eomo son, en Italia, el Norte y p¡¡,ne delCe.ntrollos campos de polarización urbana se sobre.ponen y yuxlaponen aexpansiones relícular~ nu pularizadas, dádo lugar a una vasta zona urbanizadacontinua.

La ~gunda dinámica se manifiesta en aquellas formas de expansión urbanaindepntdiarles de los compos de polarización de los 9randes cmtros. que ~l(a­

lía se indican con la denominación de <Ciudad difusv~ ti~ comtuQP:Q[::te ti crttimiento de las eslrucluras de asentamienlo rrtkularts en forma de ma­llas mis 11 menos t!!pidas. Cuando estas mallils se corresponden con las de latrama de los municipios, o con tramas ¡ún mis menudas. este tipo de crttimie.n-

1. c-. D_ 1lDtArrm.. u_ MueiAm. B.IrdL!. !'II.I.. .-rJn'~. hwMg<.,re.~ SIla.

J"''''''''' pnI.frriim, f. Angdl. Mil1ft lMI... En nanto a h.ali&, w......, IlDtATTftI" G.la ('''''' cIt~ IIfru--.• ...... i. /,.,,-, I.rf"?'"• .w.f.I'ros~ ..... ptIlinrlJ<'. F. Angdi, MIl!" 1992; Bosr.oto. f. Y e.uu.(iIO. R.I_ c:argo dl:~ r .. n"if ......~••• prriwrN.iu,ui_ ~ potilidt 1","lo""li. 11 Uulino. Bolonla 19'i4; 0f.NArms. G.

'J IIoMAVEJ:O. P.la n ..o cltl. 11 .i.r w...... ir"'i...,, 'Id/o 'pIlzi. '"'IIia''' t"M1"O¡H"G, II MuJino.BoIo"i.a [m pmlsaI. E" CUI"lo .l' nda, vd.. DATAR lJ<'kr ',UIO'O/ PO" I''''''f''''",,,,~., J.ItrrilOitl". la dOClJ,.,.,ntarion r... "",iSO', Pari. 1994. Pa... H"lar>d:a, w,a.., U...... Nrl"""b i.. f.w",p~.

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Coo¡w..zioor ~,rorgtl.iu".Io"fd~lltmrono f""'prO. Comisión Europu, Oi~ctlón G~neml XVI.Rru..,lu 1994.

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10 origina árcas de relativa densificadón urbana extensas"y compactas, como laslíela llanura lombardo-venedana en ltaHa' o de la región del curso bajo del Rioen el omrazón. de Europa.

Oc la combinación de estas dos dinamkas SI; derivan treS1¡P-QS.ll1O:rf.o.LQg~:

la periurbanizuci6n, la difusión rr.tkular y la.sUpl.'Tposid6n dc.../lmbJls. la merapcriurbanizadón puede interpretarse como la situación de desarrollo más Mbil.en la cual el crecimiento depende sólo de las fundones de sctvido [y eventual~

mente industriales) de un polo urbano dentro de un contexto regional relativa­mente pobre tanlo en servicios como en actividad productiva,J¿ difusión reticu­lar (.ciudad difusa.] es C3raneristica d~os tejidos mixtos residenclalesyproductivos (industriales, terciario-productivos, agro-industrialesJuristic.osl de­rivados ya s~a de dinámicas endógenas del lipa _distrito industrjal. ya sea de ladescentralización metropolilana de amplio radio. Se trata de realidades a menu­do muy dinámicas, caracterizarlas por actividades de nivel cualitativo y territo­rial medio y medio-bajo. Allí donde estos dos tipos se suman, a arecen las áreasmetropolitanas (monocéntricas o olícentncas, es decir los c9.n1cx.tos.J.crritoria~

les favorables al desarrollo de niveles in<.\ustriales y terciarios más avanzados. Elht:{:ho de quc las arcas metropolitanas d~ este tipo estén presentes sobre todo enlas regiones europeas más desarrolladas y estén prácticamente ausentes en las.periféricas. mediterráneas (el Sur italiano, la España meridional y occidcntal,Grecia) indica el agravamiento de los desequilibrios territoriales. Además. la es­trecha dependencia entn:.: desarrollo territorial y los grandes ejes de comunica­ciones hace presumir que la integración dc estos últimos en el sistema europeotenderá a marginar ulteriormente a las periferias mcditerráneas, en tamo quemenos aventajadas por los efectos positivos de esta integración.

Hay que hacer constar, no obstantc, que las formas del desarrollo periurbanoy difuso-reticular que caracterizan a las regiones más desarrolladas presentangraves debilidades desde el punto de vista territorial y medioambiental. En lamayoda de los casos se presentan como formas de desarrollo no sostenible amedio-largo plazo, en tanto que grandes consumidoras rle suelo y de encrgia.fuenles de contaminación del aire y del agua con unos costes de infrnestructurasy de gestión de los servicios destinados a crecer dpidamcnte a partir de umbld­les de dcnsidades relativamente bajos.

Especialmente en las n:giones mediterráneas, donde el paisaje rural presenlaestructuras históricamente muy elabOlddas, existe el peligro de una deglddacióncualiIativa. Se Trata de algo que ya se puede advertir en las primeras fases de laperiurbarlÍzación con crecimiento desequilibrado de los asentamientos _rururba_nos' y de las formaciones lineales según los ejes viarios principales. Una degra­dación como ésta se hace cada vez más evidente con la excesiva densificación

9. W3n", INIIOVlN.... F. ~r al.. in duo! dijJ~.~. DAEST. V~n~3 T9'lO; BOfOI. S., lANzANl. A. Y MA.lINO.

E., Ambk"tl, ptJ~.a9!li ~ immag;n; ddla r~ion~ milan~.~, Abita", ~esta C.t.log~i, Milón T993.

que, al reducir progresivamente los espacios abiertos, lleva a la eliminación delpaisaje rural originario. Este proceso va acompañado dc la desarticulación de lostejidos urbanos y territoriales históricamente consolidados, cuyos ricos _legados.materiales y culturales dejan de ser las matrices generadoras de nuevos dt:sarro­llos en los asentamientos, reduciéndose a un cierto hallazgo fósil aislado y pro­tegido, en un contexto dominado por dinámicas exógenas.

Por todos estos motivos, la periurb3nización y la forma de la _ciudad difusa.son pronsos que pueden ser conlrolados. Pero para controlarlos hay que pensarante todo que se traTa dc algo estructuralmente nuevo y no de una simple dila­tación de las viejas periferias urbanas a escala regional.

111. LA lJESCONCENTRACIÓN URBANA COMO FENÓMENO

ESTRUCTURAL

El análisis dc la contraurbanización y el martelo del _ciclo de vida de las ciuda­dcs. ha permitido recoger y confrontar datos sobre regiones y países diferentes,encontrando ciertas regularidades inesperadas que requerian una interpretación.Un l¡rimer paso en eSTa dirección ha consistido en la caracterización de las uni­dades territoriales pertinentes, es decir, los ámbitos y las c's,al~..gepgráficas sig­nificativas. En panicular es importante distinguir entre la escala de decenas y decentenas de kilómetros. A la primera---'pertenecen aquellas que se han dellomina­do regiones o sistemas funcionales urbanos. Se trata de los ámbitos de vida, demovilidad pendular coTidiana y de movilidad residencial de quienes viven y tra­bajan en un territorio urbanizado. A estos ámbitos les corresponden mercadoslaborales y de servicios geográficamente distintos. Sin embargo, al poder tenerun diámetro de diversas decenas de kilómetros. y al estar por tanto aniculadosen más centros de variadas dim~nsiones, son el equivalente. en la época del au­tomóvil y dI' los medios de comunicación rápidos. de lo que era el ámbito de unmunicipio urbano cuando se circulaba a pie o en carroajes.

Este salto de escala debido a las nuevas formas de movilidad territorial de lasfamilias hace que los desplazamientos demográficos relevantes dentro de una re­gión funcional urbana tengan el mismo significado de aquellos que en el pasadose daban entre los barrios de un único centro urbano. Resulta evidente por tantoque el crecimiento de los cenTros menores o de los mUllicipios rurales compren­didos en un sistema terrilorial de este tipo se atribuya a la región urbana en suconjunto y no pueda entenderse como una contrauroanización, asi como resultatambién impropio hablar de desurbanización sólo porque algún centro de esemismo sistema se encuentra en fase de decadencia, aun en el caso de que se tra­te del centro principal. Si la redistribución geogrJfica de la pobl3ción se limitaraa estos ámbitos, la contraurbanizadón seria ~ntonccs una especie d~ ilusión óp­tica, debida a un error de escala de nuestras observaciones.

Muy diSTinto t::S su significado si el crecimiento demográfico se redistribuyeentre sisTem3s urbanos y territoriales diferentt:S, moviéndonos en una escala de

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centenan:s de kilómetros. En este sentido. si la variabllidad regional de los sal­dos n.:Jturales es débil y si excluimos algunas ¡jn:as de inmigración de jubilados.debemos concluir que la variación demográfica dependc de una redistribuciónde los puestos dI' trabajo. Si además este fenómeno se generaliza. cabe suponerqut se está produciendo alguna mutación imponantt tn las localizaciones dt lasempresas. En particular. si la ocupación crtct en los sistemas urbanos territoria­les menores con menoscabo dt los metropolilanos. cabe hablar de una deseon­ctntradón efl'C!iva. es decir, de algo diferenlt del mero crecimitnto en manchade aceitt de las áreas mctropolilanas.

En realidad. el mayor crttimiento de los sisteomas meonores y pc:rlftricos deori·va dtl saldo dc dos movimieontos: uno de descentralización les dC'Cir. puestos deotrabajo duranteo un tleompO localizados o localizablC'S con los sisleomas meotropolila­nos que seo trasladan o se crean t$ 1I0~'0 con los sisleomas menores) y un movi·miento deo centralización queo af«la al dtsarrollo con los ceontros metropolitanosdeo nuC"Vos pUCSIOS de trabajo, en la mayorla de los casos ligados a una actividadmuy cualificada, no prcscntcs, al meonos por ahora."ln los sisteomas meonoTCS. Enotras palabras. no se pasa sólo de la polarización a la descentralización. sinotambién deo una fase dc polarización poco selectiva, que afC'Ctaba a las activida­dcs industriales deo aha inteonsidad de trabajo poco cualificado. a una fast muchomás selC'C1.iva.

El htcho deo que la población deo las ciudadts .centrales- mayorC'S y deo algu­nas ál1:as metropolitanas disminuya no es eontonctS una rtgla flja y general. EnsituadonC'S meotropolítanas panicularmenleo dinámicas. dondeo la ocupación in­dustrial haeeo ya tieompo queo seo habia reodimtnsionado. el crtcimieonto deo nutvosemplcos y deo las nuC"Vas clases sociales pued(' dar lugar a una rtcuptración dt­mográfica con las mismas ¡jreoas melropolitanas centrales. Y viceoversa, alU dondeoteonemos politicas urbanas débilC'S. grandts herencias deo Tl"COnvtfSión industrialy ambieontal y un abanico de funcionC'S metropolilanas reslringido. se puedendar sicuacionC'S deo dtclive o de tslancamieonto demogr.ifico aun con presencia deouna fuene dimimica, también ocupacional, de los sectores avanzados.

Scgun C'Sta interpretación, la dtseoncentración y la coruraurbanización a es­cala supnm:gional observadas cn el úhimo cuano de siglo seo n:lacionan con losprocesos dr n:strucluración económica que han actuado a tseala global. Esto CJ(­

plicaria entre olras cosas la aparición casi contemporanea del fenómeno en lO­dos los paises y las regiones industrializados.

Si eoxaminamos las modalidades del desarrollo regional ptriférico de losailos seleota, vemos queojunto a factores puramente coyunturaleos han inteTVt­nido otros de tipo estructural. con efectos territoriales no reversibles. Me rt'fierotanto a las innovaciones de carácter tecnológico y organizativo quc han permi­tido una art!cul.:JciÓn más estrecha de caracter territorial de las empresas multi­localizadas. como al nivel de infraestructuración material y social alcanzadopur una gran parte del territorio en los paises industrializados. nivel que hapermitido una IllaYOr difusión dI' las actividades económicas en el territorio.

Estos dos órdcnes dt factores han comenzado a actu.:Jr conjuntamente desde fi­naJes de la década de los sesenta. con el efecto de extender a los sistemas urba­nos tIlenon:s aquellos campos de eoxteomalidad que en la primera mitad dd siglose habian desarrollado en forma dc mancha de aceite alrededor de las dudadesprincipales. originando. en este periodo. las áreas meotropolilanas deo formacompacta. AClualrneonle los nuevos campos de externalidad no Iieoncn ya unaforma de área compacta. ni un radio tan limitado, sino queo se configuran comorcticulas an!culadas en centros y sistemas urbanos ¡>«¡ucllos o grandes. en u­lensiones teorriloriales macrorrtgionales lfigs. 1 Y 2). El hecho de que. conrem­por.inea.mente a la formación de estos campos de extemalidad C'Xteonsos, se ha­yan realizado nuevas externalidades metropolitanas favorables al desarrolloconcenlrado de actividades lerciarias superiores y de I~nologias avaru:adas, nosólo no obstaculiza la descentralización en forma de red de muchas de las vie­jas aClividades metropolitanas, sino que más bien la facilita meodiante mC'Canis­mos deo ji/lm"!J dowlI.

Stria eontoDctS C':SIa descoDcentración funcional la que crcaria lo periurbano yla .ciudad difusa•. De htcho. ésta se distinguirla deo la simple difusión urbana yde la .urbanizaciÓn del campo. porque ntá dOlada de una estructura funcionalurbana autónoma que le es propia. Incluso en el caso de que la dependencia je­rirquica eotrc el niveol meotTopolitano y eol de los sisteomas urbanos menom per­manezca y tal vez se refuerceo, lal dependencia se basa hoy bastante más en lasdiferencias cualitativas que en las cuantitativas. Esto uplica la razón por la quese pueden dar contempor.ineamente dtsarrollos dcmogr.ifieos fuertes. ya sea consisteomas urbanos menorts. ya Sta en sistemas metropolitanos. indepcndieme­mente de aqudlos factOTCS deo distancia y deo dimeoosión de los astntamicntos queen el pasado, y todavia eon la fase mas reciente de contra-urbanización. podianpa~er decisivos. En la aClualidad, todo centro. en tanto queo nodo de una C'CU­

menópolis tendencial reticular. Cl"«e, se estanca o entra en dt'dive 5tgún sus es­ptcializaciooes. de la naturaleza de los intercambios que liene con otros nodosde la red o de sus condiciones ambientales locales.. Entreo éstas revisten panicularimportancia las culturales, queo fonnan el sustrato de la continuidad y de la in­novación.

A fin de hacer representables tsta nueva dinámica y las formas C'Spacialesque ~ derivan deo la misma es preociso sustituir la idea claska de posición geo­gráfica reolativa o absoluta. queo se rdien: a un espacio conlinuo y homogéneo.por la posición rdacional. quc hace referencia a otro tipo de espacio virtual, dis­condnuo y heterogéneo. Se trata de un espado cuyas caracteristicas varian deun lugar a otro según la disposición y superposición de las diversas redes de re­laciones económicas. culturales y políticas que atnvll'San cada lugar. Esto signi­fica que todo lugar y todo sujeto localizado puede penenecer contemporánea­mente a redes diferentcs. tlue intClactllan a escalas distintas.

Si queremos identificar la periurbanizadón y la .ciudad difusa. con las nue­vas periferias urbanas, hemos dI' reconocer Sil dirercncla respecto de las perife-

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rias urbanas de la fasco pT«ffiente, diferencia que no radie<1- sólo en la fonna (ba­ja densid<1-d, viviendas unifamilial"C5 o pan::adas, tramas retieula~..) sino tam­bién en las modalidades de organización territorial. de composiciones sociales yde desarrollo. Mas en general. esta diferencia entft viejas y nuevas ~ri(erias seadscribe al gran cambio que se ha pfoducido ('ntn:: los años 1960 y 1970 en lospaises industrializados (con consttucndas de carácter indiTl"CIO a escala planela­ria), mafl."ado ¡KIf el Er.lnsito de la organizadón y la reguladón social dcnomina­da .fordislao a la oposfordista., caracterizada por la relajación de las relacionesjerárquicas. por la flcxibilidad de la organización productiva y del trabajo, por lamultiplicación de las conexiones horizontales y por la aparición consiguiente' delas identidades o especificidades locales como otrds ,anlas .ventajas competiti­vas., en un conlexto tcndcncialrncnlC global.

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IV. VIEJAS Y NUEVAS IMÁGENES DE LAS PERIFERIAS

URBANAS

Si c:xaminamos la prolija literatura especialitada sobre las periferias urbanas en­tre los ailas 1950 y la decada de 1980 encontramos muchas definicionrs mas omenos explidtas. que corresponden a una imagen en conjunto negativa." El cri­terio lateral de la posición topográfica (la periferia comprendida romo pane dr laciudad qur rodra al «ntro) ~ carga dr significados valorativos cuando ~ con·virrtr rn metMo... de dominación (el centro que decide y controla) y de d~pen­

d~ncio (la pt'rifrria que.se estructura pasivamente rn función del «nlm. alojandoaquello que el centro rechaza). También d criterio residual. segUn e.I cual la IKri­feria no ts una vrrdadera ciudad. ni verdadero campo. no es meramenle descrip­livo sino valorativo. en I.anto que. tspttialmente en los paises mediterráneos. su­giere la imagen de un an:a en la que lanlO los valores gener.;¡lmente asociados alhecho urbano como ;IIquellos propios dI: la cualidad ml:dioambiental $On mini­mos. Una imagen nrgativ;ll de estr tipo queda t'xplicilada t'n l;IIs ddinkiones dela pt'rifrria como "o-cenfm. por consiguiente como espacio carentr dr los valoresde la rcntralidad. La mism;ll idea.se halla presentr -aunqur lal vu lo ~a rn un;llforma mrnos radical- en aqudbs definidones que considl:ran los valores urba·nos como gradientes negllfioos que. de las puntas más elevadas del «ntro. dtta­en más o menos gradualmente hacia la periferia. Esta ultima ~ miudria por dioa un espacio cuyas cualidadts nunca pueden alcanzar las del rcntro. aunque in­tenta hacerlo continuamente en un empt'no inutil. Por si eso no baslara. en mu­chos casos las perift'rias de las g...ndts ciudadts ~ han concebido como espaciosdonde las pOfologios urilu"os y las desvaloriz.aciones son mbimas: la dtgrada­ción tisica y social. la marginalidad. la exclusión. la desviación.

Ademas de estas formas aparcntemente objetivas (en realidad melafóricas yvaloralins) las ~riferias urbanas se han definido tambitn a partir dt' las valori­ucionl'$ y de los comportamientos de los sujelos. y una vu más lo han sido enttrminos prevalentemcntc negativos. El crilerio de la deseabilidad.se ha utilizadopor C"jemplo pan definir las ~riferias como lugares qUt la gentr habila por nc-.­cc-sidad. al no Itner la posibilidad de vivir en otro lugar; al considenr luego lavivencia cotidiana se han relacionado romo lugares donde o no se vive o ~ vivtuna vida alienada, es decir, lugart's donde sólo se duerme, se trabaja. SI: pasa(yendo y viniendo del centro o at salir de la ciudad); espacios. por consiguiente.que no producen identidad. ni senlÍdo de pertenencia ni enraizamiento en quie­nl'$ los habitan. Quienes han buscado explicaciones, o cuando mrnosjusrifica-

10. Par:¡ una trilie. de In rnn....pcJonn "qatlvas de la per;rma urba.a vtan.., tlE1lJnNl. L.•Jn

prrlftrla. Unlpl. prr<:o",¡ e Immaglnl •. M.ridlua. "lim. S 0989); Duu. PUOOI...,. G., .Olprndenu.

aUlonomla d.lI. prrirerie•• Tmi'orio. "lim. 211989); CUMlNTI. A. y I'uEOO. F. (eds.l. E"PfJlis. lA

n'quol(Jk'llionr d.1l0 l'iud In E"ropo. l vol.. hiena, Sari y Roma 1990; MA~NAClU. A. (ed.l. Pe. "no

nOl... ra'la u,/Ionls.lra. f. Ang.IJ. MiI~u J99O.

dones. a estas imágenes negativas. a menudo se han rderido a la historia. Así,la escasa cualidad formal. 1;11 repl:tidón sin orden ni concierto. la atopia (el espa­cio sin _lugares.). la fatta dl" identidad, ~ han asociado con los tiempos dema­siado rapidos del crccimirnto periferico. que no habrian permitido la sedimenta­dón de las cualidades culturales. sociales y esltticas características de la ciudadtradicional. representada por el (('ntm. Otros relacionan la falla de cualidad conel periodo histórico en qUt las periferias ~ formaron. un periodo dominado porprocesos homologados lipiros del capitalismo industrial y de la economia mone­laria que. como ya observara G. SimmC'l a propósito de la metrópolis moderna,.reduce toda cualidad y peculiaridad a la cuestión de la mera cantidad•. " Las pe_riferias serian enlonces la expresión negativa de la modernidad urboina que. sinembargo. ;IIlgun aspecto positivo deben de haber tenido. si en el ultimo siglo ymedio ha inducido a algunos miles de millones de hombres y mujerl'$ a aden­uarse en esos lugares tan despTe'Ciados. teniendo en cuenta que ist era paraellos el unico modo posiblt de pasar de la premodemidad de la vida rural a lamodernidad. n:presentada prttÍSamt'nle por la metrópolis.

Todo esto nos harc rencxionar sobre el hecho de que hasta hace poco tiem­po. al menos en Europa. la imagen negativa de la perifl:'ria uro;llna ha sido pro­ducida por un;ll cultura hegemónica cuyos reprtSe.ntantes.se identificaban sobretodo con el ctntro. donde solian habitar. Esto era posible. lodavia y espedal­mentt', t'n la fasc fordÍSta. en la que la ('Slruetura jerirquica y c1asisla de las rt­laclones sociall'$ hacia. en ('SIl'. caso. qUt se representaran bien en la oposiciónideológica enue el rcntm (las c1:LSes burguesas) y la periferia (las clases proleta­rias y subpmletariasl. La fase posfordista más rttit'ntr. al hacer mils compleja lacomposición y la geografia sodal dc la ciud;lld. ha reducido mucho la eficacia dela metonimia social (('ntro-periferia.

Tal como muestra ti cuadro 1. las nuevas periferias actualmente no se defi­nen ya de un modo negalivo respecto al «ntro. En las preferencias de los sujelOsque las escogen y las habilan. ktas presenlan cualidades medioambientales queel centro no tiene (tntonces. los graditntes neguivos van ahora lambil!:n de laperiferia al centro) y en los t'spacios reticulares de la cludad difusa St reducelambien mucho la vieja drpendencia del centro mclmpolitano como lugar de tra­bajo y de los servicios cualificados, en cuanto qUI:. con la dirusión de uno yotros en el territorio periuroano y en la .ciudad difusa., btos, convcnidos en sis­temas urbanos reticulares autónomos. se presentan hoy como .periferias sin cen­tro•.

Además de la cualidad mcdioambiental y la alltonomla respC'Cto a los ctntrosmetropolitanos, las nuevas periferias revelan cada vez m~s otro car.icter positi­vo: el de ser los .laboratorios. sociales y territoriales en los que se exptrirnent¡m

11. S"""'tl,. G.••la mtlropoti • la vila m,nlalr. (19031. rn I...,aglni drll'u.nlO. ~¡dón rnmpilada

¡><lr C. Whjrlu Milis, ComunilJo, Mil~n 1%3. pp. sn

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V. HACIA POliTlCAS DE RED

En conclusión. se puede afirmar que hasla la revolución indllSlriallas periferiasurbanas han sido los lugares de la innovación y del cambio, pero sólo rC'Ciente­menle esla vocación .metropolilana. ha t'mpezado a abrirse camino como valorpositivo en el imaginario social, que lo C'onsidrra como alribulo fundamental delas .nuevas periferiaso. Eslo SUcWl' pll.'Cisarncnte cuando los d01i caminos princ¡~

pales históricos de la subumanizacion occidental europea -el anglosajón y ella~

tino-mediterráneo- acaban Nmvrrgirndo en un unico modelo, que bajo una di-

innovaciones y cambios imponanlt'S cn la forma de h:lbitar, en los estilos de vi­da, en las rciaciont'S sociales y aSImismo en los movimientos politicos." Pcro es­to tambi~n sc podria afirmar de las viejas periferias fordistas que, como lugarejemplar del conflicto capital-trabajo, han producido tambirn su mediación, esdecir. el .pacto social- del wtJ!arc 5tote'. Y si queremos remonlarnos mis en eltiempo podemos dti:ir que la misma revolución industrial ha sido, en la Inglate­rra del siglo xvm. un hti:ho esencialmente operifrrieoo y sustancialmente antiur­bano, en confliclo ron cl orden corporativo que tenia en las ciudades sus centrosde poder. Siguiendo esta tónica se llega a invenir comple'tamente la imagen ne­gativa de la periferia. ¡¡firmando que dur¡¡nte los últimos años l¡¡ periferia h¡¡sido metrópolis. en el ~ntido etimológico de ciudad-madre (mt'rt'r-polisl, gl'ne­radora de nuevos modelos culturales, sociales y politicos. Aquello que hoyesnuevo y significuivo no es. enlOnces, el hC'Cho de que la periferia destmpeñeICSte papel, sino que comience a serie generalmente reconocido, que estt coo­virlitndose en un elemento constitutivo de su imagen. ¿Signo lal vez de quela hegemonia social y cullur.d se está desplaLando de las virjas rlites enrocadasen los centros históricos de las grandes ciudades a las nuevas rliles emergen­tlCS en los espacios urbanos perifericos? Es pronlo aún para ¡¡firmarlo. pero, contodo, una cosa partte a partir dc ahora cien¡¡: que la globalización. entendidacomo ¡¡creso dirt"do a 10111 redes globalt'S de los intert¡¡mbios y de I¡¡ informa­ción, no cs ya una prerrogativa de los grandes centros urbanos. sino que est;i¡¡hora ya al alcance de los sistemas territoriales perif~ricos y de SllS aclares loca­les. Por ejemplo, una imagen rtticnte ha revelado que 41 S de los 784 sisll,~mall

funcionales urbanos re¡;onocibles en Italia a principios de la deuda de 1990presentan funciones inl~rnacionales significativall: con una prnencia panicu­larmeme e1evad::l en las ;ircas pcriurbanas de la <iudad difusa•.

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RfPllESUtlACION De LA PERIfERIA URBANA (1~60·1~901

Cfl1(rOOS h"ft"~ oc la ciudad IordMól ~,im.a. lit li~ posfOldóll--"""",-. 9<'09;ir,U----";,"C~~~~.~,="'~,.::e.,, ......--C~;;~o..~"~"""";;;;;;;,:.~_;;;"="---9'''''11~ ti millO d¡fu5ao 'tbclIla,. dt5lJ~lt

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12. Por ~j~"'plo. <o It.lio <1 i",o dolo .c1l1d:ld dirll"".lo",b~,d,,·v.nrci.n. t5 lamb;"" c1.IIr... dt I1

~"tfla Y ",nli."" ~mpn:so, dund. ~ «ln(.~I"'~ 101 d«IOn:s d. II USo Nont. Vio", 8~r.N"-S(O, A..

L'1Iolu, i~ t<mpi di l"ombio"'."fO ".,1"/("0. 11 Mulino. Bolo~¡a 1996, pp. J] Yss'lJ. Bo.....v..o. P l·.ptrtur<l imtm••ionalt dtl li n. lIm~nD i,~li'no ~tl ~on'tsto nlropto. tn

DUlAm,s, G. y Bo V!:IO. 1'. (tds). 11 sislrmo orl>n"o "p. dr. Itn prTn).).

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Todo ello tl~nr con~l'{'u('ntlll~ nolabll'li (n rl modo dt' concebir las polltlcasurbanas y la misma planificación urbanlsficll. Aunque.' I"Ste aSpt.'Clo se allarta dellema aqui abordado, no se puede dejar de hacer referencia al mismo en tantoque el gobierno de las .nuevas periferias. es probablemente la cuestión en la quese decide el (uturo urbano dt Europa. Iksdc esle punto dt' vista. el tránsilo a lafase posfordista no iWl0 ha comportado un cambio de imagen. La globa1izadónha vuclto ineficaz tanto el control territorial directo por parte de la administra­ción publica (del municipio al Estado) como la estructura jnárquica il tr.lVk dela cual ese control se habla ejercido tradicionalmente, la posibilidad de los suje­toS locales de establecer ('nI n: si relaciones horizonules directas, que supenncualqui~r confin geogr.ifico. sustra~ su funcionamiento t~rritorial d~ los contro­lo tradiciona!o. Por otro lado, las JT:lks d~ int~racdono globalo que asi se for­man. deb~n encontrar lugaro de inten::onexión y .arraigo. ~n m~dios localocomo ru~nlO de ~xl~malidad, En un mundo dond~ todo parctt dolocalizado. lalocalización de los ascntami~ntos y ~I uso dd su~lo continuan as' siendo cuo­tiones d~isivas que ningun sujeto, ni publico ni privado, consigu~ por si sólocontrolar. J...;¡,s nuevas formas de I;¡ ciudad-rtd imponen enlonees nuevas form;¡sd~ programación de los ascnlamil."ntos, no ya simp!l.'mrnte basados en la autori­dad ni racional-comprensivos, sino int~raetlvos,~mproariales,contractu;¡les,c;¡paces de conectu ~ntre si ;¡ los actores y sujetos perteneciento;¡ .rtdes. dife­rentes, para la r~3Iiza{"ión d~ proymos comunes a una escala territorial local.J...;¡,s po1iticas urbanas pasan ;¡ ser así lambil!n reti("ulafl"'S y ("on«1ivas, como la.ciudad sin «,ntro. qUl." d~n golxmar,

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versidad de denominaciones (ciudad difusa, pcriurbanización, ciud;¡d reticul:u)presenta ~n toda Europa caracterC'S comunes e innovadorC'S. En particular. la'nueva periferia. de las d«adas de 1980 y dc 1990 ap;¡rett como la _ciudad sincentro' quc dcriva de la inten::onexión risica y funcional d~ los lugaro y de lossislem;¡s urbanos qut" conservan y potencian la propia identidad. porqu~ v~n enla misma un recurso que pu~d~n hacer valer en la competición global. La ima­gen de las nuevas periferias es entonces compleja: en la ncala macro apar~e

una linlca gran estnJctura difusora en forma de red, mientras que en la escalamirro cada .nodo. de t:'ila rl'd rev~'a caracteres C'Sp~cilicos. identidades partIcu­lares y. por tanlo. principios de organización espacial caracteristicos de la mis­ma. Los modelos g~nerales aptos para describir estas nuevas realidades territo­riaks y sociales son pr~cisamenleaquellos de los sistemas complejos, de laautoorganización, de la aulopoyesis."

14. C01<T1. S.. ODolATI[IS. G. y Ew.NIJEl. C...Th~ drwl"pm~n{or arral a"d n~lwort SYS{~tnl' ~n

OtMAnt:lS. O. y GU.....ASI. v. (~ds.l. u,.¡",~ ~rNiorh, Oto-l/o/y.m~ núm. 2. Palron, !lnlonla 1994.pp. 45·68.

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