La Chica Del Embarcadero

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    LA CHICA DELEMBARCADERO

    Una historia de Petra Morganstern escrita e ilustrada por G.Norman Lippert

    G. Norman Lippert

    Todos los contenidos y copyright G. Norman Lippert, 2008

    Traducido al castellano por LLL

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    ndice

    LA HISTORIA DE LA HISTORIA...........................................................4

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    La historia de la historia

    Saludos, estimado lector, y bienvenido a "La chica del embarcadero".Antes de que empieces la historia, creo que podra ser bastante til que tecuente la historia de la historia.

    Hace poco ms de un ao, me embarqu en un proyecto deescritura. Pretenda ser slo por diversin, para mi propio disfrute yde unos pocos amigos y familia. El proyecto fue un ejercicio decatarsis, siguiendo la historia de un, desde luego, bien conocido jovenmago... no tan famoso como su padre (esta es la naturaleza delproblema principal de este joven mago) pero famoso no obstante.Para mi sorpresa, este proyecto de escritura creci hasta alcanzar lalongitud de una novela. A lo tonto, publiqu la novela online.Entonces, asombrosamente, esta tuvo un xito bastantesorprendente entre lectores de todo el mundo. Eso condujo, porsupuesto, a una secuela.

    Con la publicacin de la secuela, descubr unas cuantas cosasinteresantes: aunque basada en la historia original de otra autora famosa(forjando as la naturaleza de mis propios peliagudos problemas) estashistorias haban llegado a abarcar una terrible cantidad de conceptos ypersonajes originales. Comprend con cierto grado de deleite que haba unahistoria totalmente nueva incrustada ah, y esa era nicamente ma.

    Por tanto, me embarqu en un nuevo proyecto: romp con el tronco de laidea original y trasplant algunas ramas propias y nicas a una nuevahistoria. Este, querido lector, es el resultado de ese experimento.

    Qu significa esto para ti? Bueno, hay dos formas en que puedesescoger disfrutar de esta historia:

    Primero, dado que esta historia es, en muchos sentidos, una progresinlgica de mis primeras dos novelas, puedes escoger leer esas primero. Sepueden encontrar gratis online, empezando por www.elderscrossing.com ensu versin en ingls y en www.libroslibroslibros.org en su versin espaola.All, encontrars la historia preliminar de los personajes contenidos aqu, locual seguramente te permitir apreciar esta historia a una escala algomayor.

    Segundo, puedes escoger lanzarte a esta historia como una entidad en s

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    misma. Fue escrita por separado, incluso si gran parte de la historiapreliminar existe en algn otro sitio. Las luchas y conceptos que conformarel ncleo de esta historia, aunque fantsticas y mgicas (y bastanteoscuras) le sern familiares a la mayor parte de los lectores, aunque nuncahayan ledo los nombres de estos personajes antes. Si escoges leer solo

    esta historia, sera til (aunque no necesario) que seas consciente de unascuantas cosas: primero, nuestro personaje principal, la adolescente seoritaMorganstern, es miembro de una sociedad mgica secreta que existe juntocon el mundo no-mgico. Segundo, tuvo un bastante inusual ltimo aoescolar, durante el cual fue el centro de un complot bastante sorprendentede algunos magos muy retorcidos. Los detalles de ese complot seconocern durante el progreso de la siguiente historia, pero el resultadoesencial del mismo fue este: la seorita Morganstern ha descubierto queest maldita con el ltimo fantasma fragmentado del mago ms malvado detodos los tiempos. Como una llama en una linterna, este malvado jirn de

    alma vive dentro de la propia alma de ella, afectndola, influencindola. Enesto, Petra no es diferente a todos nosotros, malditos como estamos con lanaturaleza dual de nuestra humanidad, constantemente en lucha contra laspolaridades gemelas de la luz y la oscuridad, la bondad y el egosmo.

    Y esta, estimado lector, es la historia de la historia. Espero que disfrutesde este pequeo y oscuro cuento de hadas. Si es as, hzmelo saber. Podrahaber ms.

    Vigila el agua. Seguro que algo va a salir de ella.

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    Captulo 1

    Petra despert con la primera luz del sol manando a travs de suscortinas andrajosas, pintando patrones dorados sobre la cama y lassucias, y principalmente desnudas paredes. Durante un momento, lospatrones dorados de sol transformaron la habitacin convirtindola enalgo tranquilo y alegre. Eso simplemente puso a Petra un poco tristemientras yaca en su cama, parpadeando lentamente, su cabello

    oscuro esparcido al azar sobre la almohada, porque saba que no erauna imagen autntica. An as, fue un momento agradable. En esemomento, antes de que empezara el desagradable bullicio de lamaana, intent disfrutarlo.

    Se oyeron pasos callados fuera de la no-del-todo cerrada puerta desu habitacin. Una sombra se movi en la penumbra del pasillo. Petrasonri muy ligeramente.

    Petra susurr la voz de una chica. Me dej a Beatrice en tuhabitacin. Puedo entrar a cogerla?

    Petra suspir y rod de costado, apoyndose en el codo.

    S, entra. En silencio, por favor.

    Lo s replic la chica, todava cuchicheando. Abri la puertalentamente, intentando evitar que sta rechinara pero rechin anms. La sonrisa triste de Petra se hizo un poco ms amplia mientrasobservaba. La nia tena el cabello dorado y rasgos plidos, a pesarde sus mejillas y la nariz bronceadas. Lentamente, se arrastr alinterior de la habitacin, explorando el suelo, con ojos serios. Habaropa de mueca esparcida sobre el entarimado desnudo a los pies dela cama. La chica espi un poco y sus ojos se abrieron. Se agach,

    desapareci tras el pie de la cama y reapareci un momento despuscon una pequea mueca manchada de barro aferrada contra supecho.

    Estaba preocupada por ella susurr la chica, bajando la miradaa la mueca entre sus brazos. No le gusta estar sola de noche.Quiere dormir conmigo. La olvid despus de que estuviramosjugando anoche, pero intent enviarle pensamientos felices porqueno poda volver a por ella de noche. Le dije en mis pensamientos quetodo ira bien y que no tuviera miedo, y que volvera a por ella por lamaana. Adems funcion, ves? Todava est feliz. La chica dio la

    vuelta a la mueca, mostrando a Petra la gran sonrisa cosida en lacara de la mueca.

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    Petra asinti con la cabeza, divertida.

    Es feliz porque su mam la quiere mucho. De qu tendra quepreocuparse? Sin embargo, ser mejor que la lleves a tu habitacinantes de que tu madre te oiga. Si sabe que ya estamos despiertas...

    Puedo ser realmente silenciosa declar la chica gravemente.Mira.

    Con exagerado cuidado, la chica comenz a salir a hurtadillas fuerade la habitacin, alzando los pies como si estuviera pisando minas.Petra no puedo evitar sonrerle. En la puerta, la chica se detuvo y segir.

    Esta noche otra vez, Petra? Antes de luces fuera? T sersAstra esta vez y el seor Bobkins puede ser Treus. Yo ser la BrujaMarsh, vale?

    Petra sacudi la cabeza, ms como muestra de diversin que comonegacin.

    No te cansas de esa historia, Iz?

    La chica sacudi su propia cabeza vigorosamente.

    Antes de luces fuera dijo de nuevo, haciendo que Petra loprometiera. Un momento despus se haba ido, y fue, desde luego,notablemente silenciosa mientras se arrastraba de vuelta a su propiahabitacin. Desde abajo, Petra poda or traqueteos y refunfuos en lacocina. No pasara mucho antes de que Phyllis llamara a Petra e Izzy,anunciando a gritos el comienzo del da. Si pasaba eso, las cosas

    empezaran mal, a Phyllis le gustaba adherirse a un horario, y si tenaque llamar a las dos chicas para que bajaran, eso era seal de que yairan retrasadas todo el da. Phyllis odiaba holgazanear, como ella lollamaba. Odiaba los vagabundeos, que era como ella llamaba acuando Izzy jugaba o exploraba. Phyllis no era la madre de Petra, noera su abuela, que haba muerto haca aos. Phyllis ni siquiera erauna bruja. Era, sin embargo, la esposa del abuelo de Petra, y era, apesar de todas las apariencias, la madre de Izzy.

    Suspirando, Petra sac las piernas de la cama y cruz el suelohasta su armario, disfrutando de los ltimos minutos de quietud y de

    las brillantes monedas de luz del sol que se esparcan alegremente atravs de las andrajosas cortinas, como si cayeran sobre un hogarfeliz y una chica feliz. Petra no era una chica muy feliz. Aun cuandoescoga la ropa, los sueos de la noche rodeaban su cabeza, oscurosy zumbones, como una nube de moscas. Tena el sueo casi cadanoche ahora, y la cuestin era que casi se estaba acostumbrando al. Ni siquiera era un sueo en realidad, sino un recuerdo reproducidouna y otra vez, como una burla. En l, Petra vea a su propia madre,su madre biolgica, a la que nunca haba conocido. La madre delsueo sonrea, y era la misma sonrisa triste que la propia Petra lucacon frecuencia cuanto miraba a su hermanastra

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    Izzy. En el sueo, Petra oa su propia voz gritar "Lo siento, mam!" ycada vez, la Petra del sueo intentaba ahogar a la Petra del recuerdopara cortar esa declaracin, para anularla. Como siempre, no poda, ycuando la voz de la Petra del recuerdo sonaba, la figura de su madrese desintegraba. Se colapsaba como una escultura de agua,

    salpicando sobre s misma y derramndose sobre el suelo, trazandoun curso hasta la ondeante charca verdosa de la cual Petra saba quenunca reaparecera. La Petra del sueo intentaba gritar de angustia ydesesperacin, pero no poda emitir ningn sonido. En el sueo,saliendo de la oscuridad, otra voz hablaba en vez de eso. Eraengaosa y enloquecedora. Petra intentaba no escucharla. Era unavoz muerta. Pero se haca difcil no orla. Algunas veces, de hecho,Petra la oa incluso cuando estaba despierta. La oa en la trastiendade su propia mente, como si fuera una parte de ella. Petra tenamiedo de las cosas que deca la voz oscura. No porque no estuvierade acuerdo con ella, sino porque parte de ella... una parte secreta yprofundamente enterrada... lo estaba.

    Petra suspir, recogi su ropa, y recorri el pasillo hacia el bao.

    Tenemos un da muy ocupado ante nosotras, chicas dijo Phyllisbruscamente cuando Petra e Izzy entraron en la cocina. Cincominutos ms haraganeando y no habrais tenido tiempo dedesayunar. Sois conscientes de que no apruebo la pereza.

    Lo siento, madre dijo Izzy cumplidoramente, trepando a unasilla ante la mesa. Petra se sent junto a ella y mir su plato; un trozode tostada seca, cortada por la mitad, y un pegote de yogurt natural.Phyllis era una inquebrantable creyente en las comidas sanas. Supropia figura de palo era testimonio de ello, y estaba ferozmenteorgullosa de su forma fsica. Silenciosamente, Petra aor losdesayunos en el Gran Comedor, las salchichas, los panqueques y losarenques frescos. Se record a s misma que aquellos das estabanoficialmente acabados. La graduacin haba sido una semana antes.Ni Phyllis ni Izzy haban asistido, por supuesto, pero el abuelo de Petrahaba estado all, llevando su nico traje bueno marrn, queprobablemente haba estado de moda en algn momento a mitad delsiglo pasado. Era difcil decir si se haba sentido orgulloso de Petra

    cuando sta acept su diploma del director Merlinus, pero al menos

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    haba estado all, con sus cejas pobladas fruncidas en algo semejantea un cumplido ceo de aprobacin.

    Phyllis interrumpi los pensamientos de Petra con su voz zumbonay estridente.

    Tu abuelo ha pedido que le acompaes al campo sur estamaana, Petra, no le hagas esperar. Izabella, ya sabes qu da eshoy, asumo.

    Izzy mir a Petra, con los ojos muy abiertos. Petra form con laboca la palabra "cabras".

    Cabras respondi Izzy, hundida. Las cabras no. Por favor.

    Ya hemos pasado por esto, Izabella cant Phylliscondescendientemente. Si no recortamos sus cuernos, las bestiasse harn dao a s mismas. Es por su propio bien, como bien sabes.No quiero una palabra ms al respecto.

    Izzy tena miedo de su madre, pero se excit.

    Pero sangran cuando lo hago. No quiero hacerles dao! Que lohaga Petra. Ella siempre puede hacerlo sin herirlas.

    Phyllis se encresp y fulmin a Petra con la mirada durante unmomento.

    Eso es porque Petra es una insolente practicante de loantinatural. No tendremos nada de esa infernal brujera en esta casa,como bien sabes. Fuera lo que fuera lo que tu hermana escogi hacer

    en esa horrible escuela es asunto enteramente suyo, pero esos dasse han acabado, y a buenas horas. Ya es hora de que tu hermanaencuentre algo til que hacer con su vida. No permitir ese tipo decosas bajo mi techo, y su abuelo est completamente de acuerdoconmigo.

    Pero Madre dijo Izzy, empujando su plato a un lado. Measustan las cabras.

    Eso es porque eres una simple, Izabella dijo su madreprosaicamente. Y es mi deber obligarte a superar ese defecto. Ya esbastante malo que hayas nacido as. No te mimar animando tu

    estupidez natural. Lo he pasado bastante mal encontrando un lugaren la vida para ti. Te gustara que la Granja Correccional PercivalSunnyton te rechazara porque careces del juicio suficiente paramanejar una sierra? Izzy no respondi. Baj la mirada a su pecho,haciendo un puchero con el labio. Finalmente, sacudi la cabeza.

    Es enteramente posible dijo Phyllis jovialmente, retirando eldesayuno apenas tocado de Izzy y dejando ruidosamente el plato enel fregadero. Slo piensa en la desilusin que seras para m y paratu padrastro. Despus de todo lo que hemos hecho por ti. El seorSunnyton no paga mucho, pero es lo mejor que podemos esperar, y

    desde luego no es que no nos vayan a venir bien los ingresos. Y como

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    bien sabes, es en realidad tu nica oportunidad en la vida. Despusde todo, para qu otras cosas vale una cosita lerda como t?

    Petra se enfureci pero no dijo nada. Saba por experiencia quedefender a Izzy solo empeoraba las cosas. En vez de eso, capt lamirada de Izzy cuando Phyllis se dio la vuelta. Permiti que unasonrisa curvara la comisura de sus labios y alz la muecaligeramente. Izzy mir a Petra, con los labios todava fruncidos, yentonces vio la pequea vara de madera sobresaliendo muyligeramente por la manga del vestido de trabajo de Petra. Izzy sonriinmediatamente y se cubri la boca con las manos. Sacudi la cabezade lado a lado, advirtiendo a Petra, pero sus ojos centelleabanalentadoramente. Subrepticiamente, Petra alz el brazo, fingiendoestirarse. Al otro lado de la cocina, Phyllis extendi la mano hacia elgrifo del fregadero, con intencin de empezar a fregar los platos de lamaana. De repente, de la base del grifo sali un chorro de agua,

    como si de ste hubiera surgido un escape. Phyllis balbuce yretrocedi torpemente mientras el agua la golpeaba directamente enla cara. Izzy amortigu la risa entre las manos mientas Petra bajaba elbrazo, deslizando su varita de vuelta a la manga. Desde la puerta trasella lleg el sonido de alguien aclarndose la garganta. Petra e Izzysaltaron culpablemente y se giraron.

    El trabajo espera dijo el abuelo de Petra desde la entrada,mirndola atentamente, sin sonrer. Iba vestido con sus viejospantalones llenos de rozaduras y una camisa gruesa. Su cabeza en sumayor parte calva estaba roja por el sol.

    Warren escupi Phyllis furiosamente. Este fregadero estfallando otra vez. Cmo se supone que voy a trabajar conherramientas tan defectuosas? Como si Izabella no fuera suficiente.Crea que habas arreglado esta fuga!

    Parece que algunas fugas son peores que otras dijo el abuelode Petra, con los ojos todava sobre Petra. Cada cosa a su tiempo,mujer. Lo arreglar a la vuelta. Vamos, Petra.

    Cuando Petra se levantaba de la mesa, escondi en la palma untrozo de tostada que quedaba de su plato. Rode la mesa, pasando latostada a Izzy. La chica menor la cogi y sonri, mordiendo una

    esquinita.

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    Me alegro de que lleves tu palo contigo dijo el abuelo de Petracon mordacidad mientras el carro rebotaba sobre el camino lleno debaches empujado por el nico y viejo caballo de la granja. En la partede atrs del carro, herramientas de granja y bolsas de fertilizantesrebotaban y rechinaban.

    No es un palo, abuelo dijo Petra cansinamente. Es una varita.Llmala como lo que es.

    No deberas acicatear a la mujer de la casa mascull el abuelo. Eso no hace las cosas ms fciles para nadie.

    Petra suspir. Haban tenido esta conversacin muchas vecesantes.

    Y qu hay de ti? Eres t el que me pide que venga contigo paraque pueda sacar con magia las rocas del campo y reparar las vallasY si averigua eso?

    No lo har respondi el abuelo tranquilamente. Yo no locontar porque aprecio mucho tu ayuda, y t no lo contars porqueesta es la nica vlvula de escape para tus habilidades.

    Mis habilidades? dijo Petra, mirndole fijamente. Y qu hayde ti? Has olvidado completamente quin eres?

    Slo porque seas mi nieta eso no es excusa para ser insolente dijo el viejo impasiblemente, haciendo chasquear las riendas. Petrasaba lo bastante del pasado de su abuelo para saber que l se oponatestarudamente incluso a discutirlo. Al contrario que otras parejas de

    antecedentes mgicos mixtos, Phyllis haba descubierto la autnticaidentidad mgica de Warren Morganstern muy pronto, y la habadesaprobado vigorosamente, tanto es as que para acceder almatrimonio, Phyllis haba insistido en que su prometido magorenunciara a su magia y rompiera su propia varita.

    He hecho mi eleccin sigui el abuelo de Petras despus deunos minutos de silencio. Puede que no la entiendas, pero nonecesitas hacerlo. Pronto te irs y no tendrs que volver a pensar enm o en Phyllis nunca ms. De hecho, considerndolo todo, mesorprende que hayas vuelto aqu, ahora que tu escolarizacin ha

    acabado y eres mayor de edad.Petra no respondi a eso. La verdad era que no saba por qu habavuelto. Siempre haba asumido que, una vez fuera mayor de edad,nunca volvera a poner un pie en la casa en la que haba crecido, yadis muy buenas. Y aun as, una vez lleg y pas su graduacin, casisin comprenderlo, Petra se haba encontrado volvieron a la camaestrecha en la fra y yerma habitacin que haba conocido toda suvida. Quera marcharse, quera romper con todo y encontrar unanueva vida, y aun as, por razones que no entenda del todo, cada dase encontraba todava all. Tal vez fuera Izzy. Petra siempre se habaocupado de ella tanto como poda. La chica era ciertamente simple,como Phyllis le recordaba cada da, pero no era estpida. Suinocencia resultaba secretamente deliciosa para Petra, que

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    aprovechaba cada rara oportunidad para jugar con la nia,fugazmente y sin el conocimiento de Phyllis, antes de lo que Izzyllamaba "luces fuera" cada noche. Izzy era la nica persona con laque Petra poda hablar de magia, aunque tenan que mantenerlocomo un secreto juramentado. Izzy adoraba las historias de Petra

    sobre la escuela de magia, con clases de levitacin, vuelos de escoba,y convertir cosas en otras cosas. Se deleitaba con las historias dePetra sobre la obra mgica, El Triunvirato, en la cual Petra habatenido un papel durante su ltimo ao de escuela. Durante susfugaces momentos libres, Petra e Izzy caminaban alrededor delpequeo lago al borde de la propiedad. All, ocultas de la casa por unaarboleda, Petra haca pequeas demostraciones de magia para Izzy,levitando sus muecas y hacindolas bailar, o transfigurandoguijarros en diminutas mariposas cuando Izzy los lanzaba al aire. Unavez, Petra e Izzy estaban sentadas en el borde del pequeoembarcadero balanceando las piernas y observando a las liblulastejer patrones sobre las ondeantes olas y estaban hablando de lamisteriosa herencia mgica de Petra.

    De dnde vienes, Petra? pregunt Izzy, levantando la miradahacia ella y guiando los ojos al sol de la tarde.

    No lo s en realidad haba respondido Petra. A tu padrastro...no le gusta hablar de ello.

    Es pap Warren un mago?

    Petra se encogi ligeramente de hombros y mir hacia el agua.

    Deseara ser una bruja, como t dijo Izzy, inclinndose haciaatrs sobre sus manitas regordetas. Pero no lo soy, verdad?

    Petra se gir y sonri a su hermanastra.

    Yo no estara tan segura, Iz. La forma en que puedes enviarpensamientos a tus muecas. Es una especie de brujera, no crees?

    Izzy arrug la cara pensativamente. Finalmente, dijo:

    Es un poco brujera, pero no realmente. Aunque no soy unaautntica muddle tampoco.

    Haca mucho que Petra haba dejado de corregir a Izzy sobreterminologa mgica. Sacudi la cabeza.

    No, no eres una autntica muddle tampoco, Izz. Hay demasiadamagia en ti para eso.

    Estoy justo en el medio dijo Izzy firmemente, sentndoseerguida de nuevo. Atascada entre ser una bruja y una muddle. Esono es tan malo, verdad?

    Supongo que eso te convierte en una bruddle entonces, no? dijo Petra, con una sonrisa torcida.

    Soy una bruddle estuvo de acuerdo Izzy. Una bruddle rarita.

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    Petra sacudi la cabeza, riendo, y empuj a Izz, como si fuera atirarla al lago.

    Juntas, las dos chicas forcejearon y rieron juguetonamentemientras el sol bajaba sobre el lago, bruendo su superficie,convirtindolo lentamente en oro.

    Phyllis se ha estado quejando de las araas dijo el abuelo dePetra, frenando el carro de un tirn y sacando a Petra de su ensueo.

    El qu? pregunt ella, parpadeando.

    Araas repiti su abuelo, bajando al camino de tierra. Abajoen el embarcadero. Ya sabes que le gusta tomar el t all por lastardes. Estaba pensando que tal vez podras limpiarlo para ella.

    Petra entrecerr los ojos hacia su abuelo.

    Cmo sabes que estaba pensando en el embarcadero?

    Warren Morganstern mir fijamente a su nieta.

    Yo no s tal cosa. Phyllis lo mencion antes esta misma maana,eso es todo. No vayas a hacer correr el rumor de que soy una especiede mentalista o nunca me librar de l.

    Esa era su idea de una broma, pero Petra no sonri. El hecho eraque ella saba que su abuelo no poda negar completamente susangre mgica, aunque hubiera roto su varita en dos pedazos y loshubiera quemado en el fogn (y menudo fuego colorido haba sidoese). La varita no hace al mago ms de lo que un sobre hace a la

    carta. Warren Morganstern poda desde luego leer mentes, al menosde forma vaga y embotada, y esta habilidad pareca slo haberseincrementado ahora que se negaba cualquier otra expresin de sunaturaleza mgica. Petra no crea que lo supiera ni siquiera l mismo,pero ella haba visto su habilidad en accin en incontables ocasiones.Era como cuando haba vuelto de los campos con un ramillete deflores silvestres para Phyllis precisamente los das en que ella estabams brusca e irritable, las flores la enfriaban justo lo suficiente parahacer la tarde soportable. Eran los pequeos comentarios que hacaal dependiente en el mercado, quien tena tendencia a meter elpulgar en la balanza de los pedidos de todo el mundo, pero nunca en

    los del abuelo. Era la sincronizacin de las pocas palabras dealabanza o afecto rgidoque ofreca a Izzy o incluso a la propia Petra;raras, pero siempre cuando ms se las necesitaba y apreciaba. Elabuelo no era un hombre de corazn fuerte, pero no era mezquino. Yan as, a pesar de Phyllis y su propia renuncia voluntaria, era unmago.

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    No tienes algn tipo de spray insecticida para matar araas? se quej Petra, bajando del carro y sacando su varita de la manga.La ferretera tiene pasillos llenos de ese tipo de cosas, no?

    Tu sistema es ms limpio replic su abuelo, saliendo al campo. Por no mencionar ms barato.

    Petra suspir y sigui a su abuelo. Todava estaban a la vista de lacasa, cerca de la cima de la colina con vistas a la granja entera. Almenos la maana le permitira algunos pequeos placeres, levitandorocas que haban quedado al descubierto por el arado del abuelo. Yahaba una pila sustancial de ellas en la base del rbol grande ynudoso del centro del campo... el "rbol de los Deseos", como lollamaba Izzy sin ninguna razn en particular. Phyllis haba asumidoque Warren y Petra extraan las piedras a mano, y era tan egocntrica

    que no le haba dedicado un segundo pensamiento. Eso era bueno, yaque si hubiera prestado ms atencin, haba visto que algunas de laspiedras de la pila habran sido ms exactamente descritas comoenormes rocas. Muchas de ellas eran demasiado pesadas para queincluso un hombre en formapudiera levantarlas, y mucho menos unhuesudo anciano de setenta aos y una adolescente.

    Warren seal, y Petra vio una cpula lisa de piedra marrn quesobresala ligeramente de la tierra labrada. Tena una grieta brillandodonde la caa del arado la haba marcado, y Petra pens por unmomento que pareca el calavera de una vctima de asesinatoenterrada. El pensamiento no la desalent, como saba que deberahaber hecho. Apunt su varita y la agit. La roca se arranc de latierra con una especie de sonido hmedo y desgarrado y flot en elaire, girando lentamente, con trozos de tierra hmeda cayendo deella. Petra la mir fijamente. No era una calavera, y comprendi,curiosamente, que se senta un poco decepcionada.

    No haba ninguna tumba oficial para los padres de Petra, no por loque a ella concerna. Ahora saba que estaban, de hecho, enterradosen alguna parte, pero eso no constitua una tumba. No realmente. Poruna sola razn, no estaban enterrados juntos, como deban marido y

    mujer. Su madre, que haba muerto al dar a luz a Petra, estabaenterrada en algn srdido cementerio olvidado de Londres. Petra ni

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    siquiera saba el nombre de ste, y nunca haba estado all. No querair tampoco. No quera ver el nombre de su madre grabado sobre unade las muchas lpidas, apiada con docenas de otras, inclinadas yagrietadas, como dientes podridos. Su padre, por otro lado, estabaenterrado en una catacumba annima bajo la prisin mgica que

    haba sido su ltimo y trgico hogar. Slo recientemente Petra habaaveriguado esto, en su ltimo curso de escuela, el da de sucumpleaos. Su padre haba sido asesinado mientras era prisionero,una venganza equivocada tomada por los guardias por "proteger" alos villanos a los que su padre ni siquiera poda dar nombre. Nadiehaba reclamado su cuerpo, y este simplemente haba sido echado allaberinto de cuevas bajo la prisin, junto con otros presos olvidadosque murieron dentro de esas horribles paredes. Petra no podasoportar pensar en ello; sus padres, utilizados y manipulados,aplastados hasta la muerte por los engranajes de una batalla queellos ni siquiera entendan, e instantneamente olvidados por ambosbandos de esa batalla, inmediatamente pisoteados mientras la guerraprosegua, insensata y estpidamente. En el fondo, Petra odiaba aambos bandos.

    As pues, haba hecho su propia tumba para sus padres. Haca aosy aos, cuando era muy pequea, Petra haba encontrado unapequea hondonada en el bosque que separaba la granja delpequeo lago, y all, su pequea mente infantil haba decidido quehara la tumba. Entonces no haba entendido lo que significaba unatumba. Slo saba que sus padres estaban muertos, y a la gentemuerta se le haca monumentos de piedra, como totems, para ayudar

    a los dems a recordarles. Saba que los monumentos de sus padresdeban estar juntos, as podran consolarse el uno al otro en lamuerte. Sin pensar en ello, Petra haba movido algunas piedras paralas tumbas, apilndolas cuidadosamente, sin siquiera tocarlas. Lajoven Petra estaba familiarizada con la magia incluso entonces, y lanecesit para dar forma a los monumentos de sus padres, sin decirlenunca a nadie lo que estaba haciendo. La magia de Petra tenda amolestar a la gente, aunque ella no entenda por qu. Despus detodo, la abuela y el abuelo eran mgicos. Les haba visto usar magiamontones de veces en la granja y en la casa, haba observado como

    el abuelo poda hacer que el interior del viejo mirador del lago al finaldel embarcadero se hiciera mucho ms grande por dentro que porfuera, as podan celebrar fiestas dentro si queran. Y an as la magiade Petra pareca asustar a sus abuelos por alguna razn. Comoconsecuencia de ello, Petra haba aprendido a no utilizarla delante deellos. Usaba las manos para cargar los cubos de leche del establo a lacasa, en vez de hacerlos flotar, lo cual era mucho ms divertido.Cerraba las cortinas de la sala tirando del cordn, en vez desimplemente pensar que se cerraran. Y definitivamente no utilizabasus pensamientos para matar las ratas del stano, an cuando laasustaban mucho, con sus ojos relucientes en la oscuridad,

    escurrindose entre los sacos de arpillera de patatas y remolachas.Petra nunca olvidara la cara blanca de su abuela cuando haba

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    subido del stano una maana, el da despus de que Petra hubieracomprendido que poda matar a las ratas con el pensamiento. Suabuela simplemente haba cogido a Petra de la mano, la habaconducido fuera hasta el lamo, arrancado una vara larga, y azotadoa Petra en una mano vigorosamente; cinco golpes punzantes, uno por

    cada rata muerta en el suelo del stano. Petra saba que su abuelatena casi tanto miedo a las ratas como ella misma, y an as la carablanca de su abuela y la delgada lnea roja de su boca le decan aPetra que, en ese momento, inexplicablemente, su abuela tenaincluso ms miedo de la chiquilla que lloraba delante de ella.

    As, en secreto, la pequea Petra haba sacado las piedras de latierra para la tumba de sus padres, sin varita, simplemente sealandocon los dedos de su manita. Levitndolas sin esfuerzo, haba apiladolas piedras, haciendo que encajaran perfectamente juntas, hasta que

    hubo dos pilas, dos montculos de piedras, cada uno ligeramente msalto que la pequea que los haba hecho. La pequea Petra se sintiun poco mejor entonces. La tumba pareca correcta y justa.Cuandoquiera que Petra se senta particularmente solitaria otemerosa, acuda a hurtadillas a la tumba provisional. Incluso antesde que su abuela hubiera muerto, antes de que la magiadesapareciera de la granja y la horrible Phyllis hubiera ido a vivir conellos, incluso antes de que el mirador se hubiera separado delextremo del embarcadero y hundido en el lago, incapaz de sostenersepor s mismo sin la magia del abuelo. Petra acuda furtivamente a la

    hondonada del bosque. Incontables veces, a lo largo de sus aos deniez, Petra acudira, con frecuencia a escondidas en medio de lanoche. Se sentara en un gran rbol cado ante los montculos depiedra, y hablara con ellos, sus padres perdidos haca tanto tiempo, alos que nunca haba conocido, cuyas caras ni siquiera reconocera.

    Petra era mucho ms alta que los montculos de piedra ahora, perotodava iba algunas veces, como haba hecho ahora. Todava sesentaba en el viejo rbol cado, que largo tiempo atrs se habaconvertido en un amasijo de flores silvestres y hierba azotada por elviento. Incluso todava, a veces hablaba con sus padres, peroraramente en voz alta ya.

    Al contrario que la pequea Petra que haba construido las tumbas,la Petra mayor saba que sus padres ya no podan orla. Y tambin alcontrario que la pequea Petra que haba construido las tumbas, laPetra mayor saba el aspecto que tenan sus largamentedesaparecidos padres. Haba visto sus caras docenas de vecesdurante el ao anterior, suficientes para tenerlas grabadas en lamemoria. Les haba visto mirarla desde las aguas de una charcamgica secreta, sus caras tristes pero amorosas, y en la charcahaban estado juntos. Esa era una parte importante del recuerdo.Haba estado juntos en la misteriosa charca, y

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    Petra tena la secreta sensacin de que era a causa de la tumba queella haba construido; los montculos de piedra haban unido a suspadres en la muerte, y se alegraba de ello. En el reflejo verdoso de lacharca, Petra haba visto que sus padres haban sido gente bienparecida, si bien simples; de buen corazn, pero ingenuos. Petra nolos odiaba por eso. Nadie odia a un conejo porque sea demasiadosimple para evitar meterse en una trampa. Uno compadece al conejo,y odia a los asesinos que pusieron la trampa, que estaban dispuestosa aprovecharse de la humilde candidez del conejo, y sin ms raznaparte de utilizar y matar.

    Petra se sent delante de las tumbas, pensando en las caras de suspadres, imaginando que poda verlas en las mismas rocas de susmontculos funerarios. Las piedras apiadas nunca se habanseparado o soltado. De hecho, una red de enredaderas florecienteshaba crecido sobre los montculos, fortalecindolos y hacindolos

    hermosos. Petra ya no poda recordar si haba hecho que crecieran lasenredaderas all utilizando magia, pero crea que era probable. Nuncahaba tenido que colocar flores en las tumbas de sus padres, porquelas enredaderas siempre florecan cuando ella quera; flores oscurascon filamentos amarillos, exuberantes y vibrantes, hermosamentefragantes. Incluso en el ms crudo invierno, cuando el resto delbosque era un tablero negro y blando de esterilidad, las enredaderaspodan tener flores siempre que Petra lo deseaba. No siempre hacaque ocurriera, pero a veces lo senta correcto. Algunas veces lo sentanecesario.

    Mientras el sol de la tarde se filtraba a travs de los rboles,pintando patrones en movimiento sobre las tumbas, Petra no hizo quelas enredaderas florecieran. No saba si lo volvera a hacer algunavez. Haba visto las caras de sus padres muertos en el agua, y habahecho la eleccin de no arrastrarlos fuera de esa agua, no traerlos devuelta al mundo de los vivos. Tal vez la misma promesa de su retornohaba sido una mentira. Petra intentaba convencerse a s misma deque haba sido simplemente un truco malvado, que ninguna magiapodra traer verdaderamente a sus padres de vuelta, a pesar de lomucho que ella lo deseara. Pero haba visto a su madre saliendo deesa charca, la haba visto all de pie, slida y real, su cara sonriendocon amor, observando a Petra. Todava la vea casi cada noche en sussueos, y observaba ese ltimo momento cuando ella, la Petra delsueo, escoga denegar ese retorno. Haba parecido lo ms valiente ycorrecto en ese momento... negarse su ms profundo deseo parasalvar la vida de otro. Incluso ahora, cuando Petra miraba abstrada ala tumba secreta de sus padres, saba que haba hecho la eleccincorrecta. Pero por qu, entonces, se senta tan, tan perdida? Porqu luchaba con tan aplastante y hechizante sensacin de prdida?Por qu, por encima de todo, senta el horrible peso del miedo deque, de algn modo, de alguna manera monumental, hubiera fallado

    a sus padres perdidos haca tanto tiempo?El viento sopl, arremolinando hojas muertas a travs de la hierba

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    alta y suspirando una nota aguda en la canopia de los rboles, en lasmismas enredaderas que abrazaban las tumbas gemelas. Petra mirfijamente a las tumbas, sus grandes ojos azules y chispeantes, sinver, perdidos en el sueo y las palabras enloquecedoras de la voz enlo ms profundo de su mente.

    No hizo que las flores rojas florecieran.

    Esa tarde, despus de fregar los platos de la cena y limpiar lacocina con ayuda de Izzy, Petra anunci que se iba a dar un paseo allago.

    Como quieras replic Phyllis indiferente, las comisuras de suslabios cerradas alrededor de un par de alfileres mientras recoga elruedo de uno de los vestidos de Izzy. No olvides barrer el prticoantes de irte a la cama durante el resto de la noche. Que yo no veaese desastre de tierra que t y tu abuelo dejasteis en la puerta

    cuando salisteis esta maana.Petra apret los labios pero no respondi. La puerta mosquitera dio

    un golpe cuando se march, saliendo a la rojiza luz de la tarde. Unmomento despus, se oy un discurso y el golpe de la mosquitera denuevo cuando Izzy sali corriendo, siguiendo a Petra. Petra sonri unpoco, ralentizando el paso sin mirar atrs. Izzy la alcanz e igual supaso, pisando alegremente sobre los parches de brezo.

    Tu madre sabe que vienes conmigo? pregunt Petra despusde un momento.

    Izzy asinti con la cabeza.No me necesita hasta que haya acabado el ruedo de mi nuevo

    vestido de trabajo. Quiere que me lo pruebe antes de que acabe lanoche. Cree que es su nica oportunidad de arreglarlo antes de queme marche a casa del seor Sunnyton la prxima semana. Pero no sehar de noche hasta dentro de otra hora, as que dijo que poda venirsi nos apresurbamos en volver. Y dijo que te dijera que no medejaras acercarme al embarcadero porque me caer porque soy unatorpe y un taburete de dos patas y nado como un guijarro.

    Petra sinti el calor subirle a las mejillas otra vez, pero solo baj la

    mirada hacia Izzy y le alborot el cabello. Por razones que Petra nopoda ni comenzar a entender, Izzy amaba a su madre, lisa y

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    llanamente, sin cuestin. Confiaba en todo lo que Phyllis deca,incluso cuando era insultante y degradante para Izzy. Por supuesto,era cierto que Izzy no era particularmente lista. Haba nacido con undefecto que Petra no entenda, excepto porque haca a Izzy ms lentapara captar las cosas que los dems nios de su edad. Por otro lado,

    sin embargo, el mismo "defecto" pareca dotar a Izzy de una hermosadulzura y disposicin simple. La muchacha era incansablemente leal,confiada y afectuosa, incluso con Phyllis, cuando sta lo permita. Dealgn modo, fracasaba totalmente al ver que su propia madre apenasla aprobaba, y que incluso se avergonzaba de ella. Raramente Phyllispermita a Izzy acompaarla al pueblo, y cuando lo haca, a Izzy se leprohiba hablar, y se le ordenaba caminar inmediatamente detrs dePhyllis, permaneciendo "fuera del paso y fuera de problemas".

    Te alegra empezar a trabajar en la granja del seor Sunnyton lasemana que viene? pregunt Petra ligeramente.

    Izzy solt un enorme suspiro.S, supongo. Pero, y si es realmente duro?

    Petra se encogi de hombros y no dijo nada.

    Madre dice que slo tengo que quedarme all durante la semana.Eso significa que puedo volver a casa sbados y domingos, y ver atodo el mundo y tener tiempo para escabullirme un poco. Madre diceque el seor Sunnyton no permite que nadie se escabulla del trabajode la granja, ni siquiera antes de que se haga de noche. Crees quees cierto?

    Petra caminaba, mirando a la hierba alta que bordeaba el sendero.

    Imagino que habr algo de tiempo para escabullirse, Iz. Puedestener algo de tiempo para ti misma, pero debes ser lista al respecto.Tal vez despus de la cena, como hacemos aqu a veces.

    Izzy consider eso. Despus de un rato, sonri un poco.

    Si fuera una bruja, empezara la escuela en vez de ir a la GranjaCorreccional del seor Sunnyton, verdad?

    Petra asinti con la cabeza, sin sonrer.

    Eso sera maravilloso se entusiasm Izzy. Podra conseguir mipropia varita mgica y aprender a hacer cosas asombrosas. Madrecree que no le gusta la magia, pero si yo fuera una bruja, lo vera deotro modo, creo. Vera lo agradable que es tener una hija mgica quepueda ayudarla en la granja. Aprendera todo tipo de modos nuevosde hacer que pasaran cosas con magia, as ella no tendra quetrabajar tan duro. Eso la hara feliz, no crees?

    Petra solt un profundo suspiro.

    Probablemente tengas razn, Iz.

    Sin embargo, madre dice que la escuela no es en absoluto tangenial dijo Izzy, saltando sobre la raz de un rbol. Especialmentepara alguien como yo. Dice que debera alegrarme de no tener que ir,

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    porque vera lo diferente que soy de las otras chicas y chicos.

    Petra apret los labios firmemente. Finalmente, justo cuando lasdos rodeaban la extensin de rboles, dijo:

    Entonces no debera dejarte subir al embarcadero conmigo?

    No, creo que est bien replic Izzy, inclinando la cabeza en unacaricatura pensativa. Me quedar a la mitad, como siempre. T meechars un ojo. Madre no lo sabr.

    Mientras se aproximaban al embarcadero, el lago permanecasilencioso, liso y vidrioso, reflejando el cielo rojo como un enormeespejo. Petra se detuvo en los escalones que bajaban alembarcadero.

    Voy a matar a las araas, Iz dijo, volvindose para mirar a lachica. Eso te molestar?

    Ugh, no respondi Izzy con un estremecimiento. Las odio. Sesientan ah en medio de sus telas mirndome mientras paso a sulado, saltando arriba y abajo cuando el viento sopla, como si desearanque yo fuera lo bastante pequea para quedar atrapada en su red yas poder cogerme. Odio las araas.

    Las araas no son malas, Iz dijo Petra perezosamente, pisandosobre la madera combada del viejo embarcadero. No estninteresadas en ti. Cogen un montn de otros bichos que son muchopeores. Los moquitos desean picarte, pero hay muchos menos deellos, porque las araas se los comen.

    Izzy se estremeci y se abraz a s misma, dando el primer pasosobre el embarcadero.

    No me importan cuando no puedo verlas, como las de afuera enel campo. Slo no me gustan las de aqu. Me miran.

    Petra sac su varita y dedic una sonrisa ladeada a suhermanastra.

    No te mirarn mucho ms. Esto slo llevar unos minutos. Porqu no te quedas ah atrs y no miras, vale Iz?

    Izzy asinti fervorosamente y se dio la vuelta. Casi

    instantneamente, se distrajo con una extensin de rocas blancascerca de la orilla. Empez levantarlas del suelo y tirarlas al lago,formando entrelazados patrones de anillos de ondas sobre lasuperficie lisa.

    Petra suspir y apunt su varita. Ya no era capaz de pensarsimplemente en las araas y matarlas, como haba hecho depequea. Por aquel entonces, como con las ratas, haba podido verdirectamente en las mentes de las diminutas criaturas, encontrar esanica chispa de vida, como una vela en una caverna, y simplementeapagarla. Siempre haba sido buena entendiendo como funcionaban

    los cuerpos y como arreglarlos. A causa de eso, a lo largo de su vidaen la granja, casi nadie haba enfermado particularmente o haba

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    resultado seriamente herido. El abuelo trabajaba ms duro de lo queun hombre de su edad debera, y aun as cada maana despertabafresco y gil, sin ninguna dolencia persistente. No haba artritis ni ensus articulaciones ni en las de Phyllis, ni huesos quebradizos ocorazones o pulmones dbiles. Cuando Petra era pequea, haba

    trabajado secretamente en los cuerpos de los adultos sin ni siquieraintentarlo realmente. Asuma que era simplemente tarea de los niosmantener a los adultos, mirarlos a hurtadillas desde el otro lado de lahabitacin, encontrar las debilidades, y animar cuidadosamente a suscuerpos a repararlas. Si al menos la pequea Petra hubiera entendidola naturaleza del cncer, podra haber podido salvar la vida de suabuela. Haba visto la oscuridad all, creciendo en el interior delcuerpo de su abuela, pero no poda entrar en ella, no poda averiguarlo que era o si era bueno o malo. La abuela finalmente acudi a losmdicos, pero ni ella ni el abuelo haban contado a la pequea Petraque el cncer era lo que se la estaba comiendo. Pronto, la abuelamuri, y su cuerpo entero se haba vuelto oscuro para Petra. Lapequea se sinti de algn modo responsable de ello, pero no mucho.Era una chica notablemente pragmtica, e incluso en mitad de supena, haba sentido algo de furia contra sus abuelos. Por qu nohaban hablado a Petra de la enfermedad de la abuela para quepudiera intentar arreglarlo? Pareca demasiado egosta y destructivohaberlo mantenido en secreto. Y luego, gradualmente, Petra empeza entender que sus abuelos no saban nada de sus talentosespeciales. No tenan ni idead de que poda ver dentro de ellos yayudar a sus cuerpos. Y entonces, a la zaga de esa comprensin, se le

    ocurri a la pequea Petra que tal vez sera mejor que no lo supieran.Tal vez eso slo les asustara, como tanta de la otra magia de Petra.Por primera vez, Petra empez a entender por qu su magia podapreocupar a otros. Despus de todo, poda utilizar la mente paraentrar dentro de sus cuerpos y ayudarles, tal vez temieran quedecidiera usar las mismas habilidades para hacerles dao. Comohaca con las ratas. Pero, por supuesto, Petra saba en su corazn queella nunca hara eso a la gente que le importaba. Por qu iban apreocuparse por eso? Qu haba hecho Petra para hacerles temerque pudiera hacerlo?

    De cualquier manera, la pequea Petra decidi que sera mejor nohablarles de esta clase especial de magia; la magia de dentro-del-cuerpo. Como la levitacin y el mover cosas con la mente, empez ahacerlo cada vez menos. Y lentamente, con el paso del tiempo,empez a olvidar como hacer esas cosas totalmente. Empez aperder fuerza en los msculos mentales secretos que hacan queocurriera la magia. Ahora, simplemente aliviaba las articulaciones ymsculos de su abuelo, y se ocupaba de que Phyllis no tuvieradolores fuertes en los dedos y rodillas, donde era propensa alreumatismo. Petra no haca eso porque le importara Phyllis, sinoporque, por razones que no llegaba ni a suponer, le importaba a su

    abuelo.Petra ya no poda pensar simplemente en las araas del

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    embarcadero y matarlas, como haca cuando era pequea. Ahora,tena que utilizar su varita, pero incluso as, no tena que pronunciarlas maldiciones en voz alta. Poca gente saba esto. Petra habaaprendido a mantener muchas de sus habilidades en secreto, inclusopara sus amigos y profesores de la escuela. Era bastante buena

    lanzando hechizos slo con sus pensamientos, aun cuando necesitabala varita para hacer que ocurrieran. Lentamente, Petra pase a lolargo del embarcadero, apuntando la varita hacia las telaraas quefestoneaban los pilares y produciendo diminutos, casi imperceptibles,destellos verdes. Las araas caan muertas de sus redes, con laspatas tiesas y encogidas. Como el abuelo haba insinuado, haba ungran nmero de ellas. Para cuando Petra alcanz el final delembarcadero, donde el viejo mirador haba estado adjunto una vez,los tablones maltratados por el clima estaban cubiertos de araas sinvida.

    Estn todas muertas? grit Izzy, todava negndose a mirarhacia el embarcadero desde su posicin en la costa rocosa. Noquiero verlas.

    Estn muertas respondi Petras. Podrs subir en un minuto.

    Volvi sobre sus pasos a lo largo del embarcadero, pisando sobrelas araas muertas y apuntando la varita. En la base delembarcadero, se dio la vuelta y apunt con la varita de nuevo. Sinuna palabra, un chorro de aire empez a soplar desde la punta desta. Petra lo utiliz para empujar los diminutos cadveres hacia elfinal del embarcadero, pensando bastante morbosamente que las

    patas encogidas las hacan parecer diminutos rastrojos negros ymarrones. La piel de Petra se eriz un poco a la vista de ello, peroslo un poco.

    Para cuando alcanz el extremo del embarcadero, el sol se habahundido completamente bajo el horizonte, pintando el cielo de unbrillante y ardiente rojo y convirtiendo el lago en un espejo de sangre.Petra agit la varita, enviando la nube de araas muertas a resbalarpor el borde del embarcadero y al agua. Las observ golpear lasuperficie, donde flotaron y despus, lentamente, empezaron ahundirse.

    Mientras las araas bajaban a las oscuras profundidades, algo mspareci alzarse hacia la superficie, brillando tenuemente, casiresplandeciendo, siempre demasiado dbil.

    La cara de Petra no cambi, pero su corazn se detuvo durante unlargo momento, y despus empez a palpitar, luchando por atrapar asus pensamientos que corran a toda velocidad. Tena que ser untruco de la luz, o simplemente su propia imaginacin hiperactiva.Llevaba soando ese sueo ya tanto tiempo que ste se filtrabaincluso en sus horas de vigilia. Eso tena que ser. Simplemente nohaba modo de que pudiera estar viendo realmente una forma que

    pareca estar ascendiendo, a la deriva justo bajo la superficie del

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    agua tintada por la puesta del sol. Era una cara. Petra la reconoci,por supuesto. Casi pudo convencerse a s misma de que erameramente un truco de la luz, simplemente una extraa complejidadde crepsculos y sombras bajo la superficie del agua, producida por ladbil silueta del olvidado mirador que yaca muerto en el fondo del

    lago directamente bajo ella.Pero no era eso. Era la madre de Petra. Su cara alzaba la mirada

    hacia Petra, justo como haba hecho desde la charca verdosamenteondeante durante su ltimo ao escolar. Petra haba credo que nuncavera esa cara de nuevo, aparte de en sus sueos, pero aqu estaba,fantasmalmente dbil, casi perdida entre las sombras de lasprofundidades.

    Fueron las araas, pens Petra de repente, su corazn martilleaba,su cara todava estaba en blanco mientras miraba hacia abajo con losojos abiertos del par en par. Las araas! Las mat y las envi al

    agua, justo como se supona que tena que hacer en la cmara de lacharca. Slo que entonces, la muerte se supona que haba de ser unasesinato, un sacrificio humano. "Sangre por sangre", haba dicho lavoz en lo ms profundo. "Ese es el nico modo de cumplir cabalmentelos requerimientos y traer equilibrio. Ese es el nico modo de traer atus padres de vuelta". Las araas no haba sido suficiente paracumplir el trato, pero s para producir el ms dbil y trmulo de losreflejos.

    Qu ves? dijo Izzy de repente, su voz llegaba directamente dedetrs de Petra. Petra jade y se dio la vuelta, comprendiendo que no

    haba tomado aliento desde haca varios segundos. Izzy se detuvo derepente en medio del embarcadero, con los ojos muy abiertos.Qu? Qu pasa, Petra?

    Petra oblig a su voz a sonar normal.

    Nada. Slo estaba mirando. Todava se puede ver el mirador ahabajo cuando la luz es la adecuada. Es... un poco espeluznante.

    Genial dijo Izzy, avanzando de nuevo para unirse a Petra al finalde embarcadero. Me gusta lo espeluznante. Djame ver.

    Cuando las chicas miraron abajo, la luz haba cambiado

    ligeramente. Petra qued aliviada al ver que la trmula imagen de lacara de su madre haba desaparecido.

    Si estuvo alguna vez realmente all, dijo parte de la mente de Petra.Lo imaginaste. No fue real. Nunca fue real. Pero la voz no tenaningn poder. Petra saba lo que haba visto. Le sorprenda que esavoz fantasmal en lo ms profundo de su mente permanecierasilenciosa ahora, pero tena la sensacin de que estaba all noobstante, alerta, observando, esperando.

    Lo veo susurr Izzy, sealando tentativamente. Ah abajo.Est todava ah, aunque creamos que haba desaparecido. Ves?

    Petra asinti lentamente. Igualando el susurro conspirador de Izzy,

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    dijo:

    Lo veo, Izzy. Todava puedo verlo.

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    Captulo 2

    El da siguiente era sbado, y si bien Phyllis por lo general noobservaba ninguna diferencia entre el fin de semana y cualquier otroda de la semana, se mostr incluso ms brusca que de costumbrecuando Izzy y Petra bajaron las escaleras.

    Come mientras andas, Izabella declar Phyllis rotundamente,sin mirarla empuj un plato de tostadas fras hacia la muchacha.No, no, no cojas el plato entero, lo rompers, coge slo un trozo, y nohay tiempo para mermelada. Te pondras hecha un asco de todos

    modos. Corre al granero y barre todos los establos, primera tarea. Loquiero hecho para cuando Warren acabe con Bethel.

    Petra apret los labios. Bethel era la vaca lechera de la familia, yseguro que el abuelo ya estaba all. Barrer los establos antes de queterminara de ordearla era imposible.

    Yo lo har declar en voz alta Petra, arrebatando un trozo detostada del plato y dirigindose hacia la puerta.

    Oh, no lo hars, seorita dijo Phyllis bruscamente. S comobarres t. Prefiero tenerte encerrada en el armario que ah fuera

    donde alguien podra verte. Hoy tengo una tarea especial para ti.Pero madre dijo Izzy, si barr el granero ayer.

    Y yo prepar la cena ayer, verdad? contest Phyllis, apilandocazuelas en una alacena alta y cerrando de golpe la puerta. Perocon toda seguridad estars gorroneando por aqu esta nochebuscando cenar otra vez, no es as? La vida es trabajo, Izabella. Si nosabes eso ya, entonces eres ms lenta de lo que pensaba. Ahora ve!Los ojos de Phyllis relampaguearon cuando vocifer la ltimapalabra, e Izzy gir sobre sus talones como un cachorro asustado,olvidndose incluso de coger un trozo de tostada seca. Cuando la

    puerta lateral chirri y se cerr de golpe, Petra fulmin con la miradaa Phyllis a travs de la mesa, entrecerrando los ojos y apretando yaflojando sus manos en puos.

    Oh, no empieces dijo Phyllis, ignorndola y regresando alfregadero. No es como si tuvieras algn inters en el asunto. Nisiquiera puedo imaginar por qu ests an aqu, pero mientras nopuedas encontrar nada til que hacer con tu vida, me alegrarmantenerte ocupada. Lo menos que puedes hacer es ganarte tupropio sustento. Hoy irs al mercado y pedirs al seor Thurman delalmacn crdito para comprar un nuevo bal. Nada especial, ya

    sabes, slo algo lo bastante grande para la ropa de trabajo de Izabellay algunas otras cosas indispensables. No la ver arrastrando esas

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    tontas muecas suyas con ella a la granja.

    Petra sacudi la cabeza ligeramente, tena tantas cosas que decirque no atin a mencionar nada. Phyllis la ignor.

    No haba ninguna posibilidad de que el seor Thurman fuera a

    ampliar ms el crdito a los Morganstern, no importaba quin lopidiera, y Phyllis lo saba. Adquirir el bal no era realmente lacuestin, de todos modos. El plan de Phyllis era sencillamentedeshacerse de Petra por ese da. El seor Sunnyton, el dueo de lagranja cercana, vena hoy para conocer y evaluar a Izzy. Era lo mscercano a una entrevista de trabajo que tenan los trabajadores de lagranja, y Petra saba que era ms una subasta de ganado que unaentrevista. La idea hizo que su sangre hirviera. Phyllis lo saba, porsupuesto, saba que a Petra le sera imposible no interferir cuandollegara el momento. As que haba decidido enviar a Petra en unaintil diligencia, una que le llevara la mayor parte del da.

    Ni pienses en ir a contarle esto a tu abuelo, querida comentPhyllis, como si leyera los pensamientos de Petra. Est totalmentede acuerdo conmigo. Vete, ahora, antes de que decida hacerte llevarun saco de harina contigo.

    Petra an no se mova. Fulminaba con la mirada la parte de atrsde la cabeza de Phyllis, mientras su ardiente clera se depositaba enel interior de un refulgente y pequeo horno de odio. Petra casi lasabore. Esto la despabil. No siempre sera as, pens pormillonsima vez. Algn da, las cosas cambiaran. Algn da, labalanza se equilibrara y por fin ganara. Era la naturaleza del dramade la vida, verdad? El bien siempre venca al final. Era lo nico quetena a que aferrarse. Despus de todo, el haber escogido el lado delbien en la Cmara Secreta le haba costado su mayor deseo. Lasfuerzas del bien se lo deban, no? Le deban demasiado.

    Petra tom un profundo y mesurado aliento y se gir paraabandonar la cocina. Cuando alcanzaba las escaleras, Phyllis laintercept una vez ms.

    Y Petra dijo, inclinndose para encontrar los ojos de Petra atravs de la entrada de la cocina, su mirada era implacable.

    Caminars hasta el mercado. Me has entendido?Petra sostuvo la mirada de Phyllis durante varios segundos,

    manteniendo su propia expresin totalmente en blanco. Ni asinti, nineg con la cabeza, pero Phyllis haba dejado las cosas muy claras:nada de magia. Finalmente, Petra apart la mirada de Phyllis y atropezones subi la escalera para coger su capa. Quizs Phyllis podadecirle qu hacer, pero que la condenaran si dejaba que la viejamurcilago le dijera cmo hacerlo.

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    Diez minutos ms tarde, Petra avanzaba por el estrecho senderoque rodeaba los bosques. Una vez estuvo fuera de la vista de la casa,se desvi de la senda, andando con rpidas zancadas a travs de lahierba alta y adentrndose en la sombra de los rboles. Su clera lasegua como un nubarrn, dejando un manto perceptible de frialdadtras su paso. La rabia era tan grande y sin lmite que Petra apenas era

    consciente de ella.Pas los montculos de los monumentos a sus padres sin dedicarles

    siquiera una mirada, andando con paso brioso directamente hasta unrbol muy grande y nudoso. Era un rbol singularmente feo,retorcido, medio muerto, que vesta un abrigo parcial de cortezasobre el blanco hueso de su tronco. Un lado del tronco estabacubierto de una densa hiedra rojiza. Petra ya haba sacado su varita.Cuando se detuvo delante del rbol, apunt la varita, trazndolahacia arriba en un lento arco.

    La hiedra cruji. Se desenroll sorprendentemente, creando

    primero una fisura, y luego un ancho boquete que se abri como unacortina de teatro, revelando un espacio oscuro. El tronco del rbolera, de hecho, completamente hueco, como Petra haba descubiertohaca mucho tiempo. Sus paredes interiores eran lisas y estabanmuertas, su suelo estaba alfombrado con paja putrefacta. Habavarios objetos escondidos en el interior, pero Petra ignor la mayorparte de ellos. Haba venido slo a por una cosa, y se estir a por ellaeficientemente. Se alej con el objeto en la mano, sostenindolodelante de ella: un palo de escoba. Era casi tan largo como ella era dealta, con una cola cuidadosamente recortada y ensartada. El mango

    estaba gastado. Como siempre, sinti como encajaba perfectamenteen su mano. Mientras Petra dejaba que su mirada recorriera lalongitud de la escoba, la hiedra detrs de ella se teji cerrndose otravez, escondiendo el interior del rbol hueco y los objetos que en lhaba. El manto fro de la rabia de Petra la envolva, llenando el fondode la hondonada como una bruma. Pareci que el aire se oscurecamuy ligeramente. Petra sonri lentamente, pero la sonrisa de ningunaforma afect a sus ojos.

    Menos de un minuto despus, una forma oscura pas como un rayopor el bosque, atrayendo un abanico de hojas muertas y polvoarenoso tras su estela. Baj en picado sobre el lago, compitiendo consu reflejo, y luego, con el aletear de una capa, desapareci.

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    Petra se inclin sobre su escoba, con los dientes ligeramenteexpuestos por el viento y los ojos entrecerrados. Volaba bajo, apenasmetro y medio sobre la serpenteante lnea de un arroyo, siguiendosus curvas mientras stas surcaban los campos. Con altos y rocososbancos de arena y continuos rboles, era como volar por un tnelnatural. Petra se inclinaba tomando agudas curvas, esquivando

    rboles cados, y se balanceaba sobre abruptos lechos pantanosos ycantos rodados. Las liblulas revoloteaban por delante de ella, suzumbido apenas si se oa antes de perderse en la distancia quedejaba atrs. Era, en verdad, muy peligroso, pero no le importaba.Toc con la barbilla el extremo de su escoba, obligndola a ir msrpido, sintiendo el azote del viento sobre su cabello y el chasquidode su capa mientras volaba. Al seguir la corriente hasta el puebloestaba tomando el camino largo, pero volando reduca en horas eltiempo de su recorrido. An as, Petra saba que esa no era laverdadera razn por la que haba decidido volar, a pesar de lasrdenes de Phyllis. Lo haba hecho en parte por desafiar a Phyllis, porsupuesto, pero slo en parte. Interiormente, era como si intentarasuperar algo. Quizs era su rabia lo que intentaba superar, o quizsera la voz fantasmal en los recovecos de su mente. Petra siemprehaba insistido en intentar ser honesta consigo misma, y saba que lavoz estaba, de hecho, excepcionalmente tranquila despus de lo deayer. Lo que en verdad intentaba superar era el recuerdo de lo quehaba ocurrido el da anterior al final del embarcadero, cuando habaenviado a las araas muertas al agua.

    Haba pensado que todo se haba acabado que se habaterminado con su ltimo ao escolar. Haba hecho la eleccin

    correcta, haba elegido el bien sobre sus ms profundos deseos. Esaeleccin le haba dejado un sentimiento de vaco total y abandono, yan as, muy en el fondo, encontraba algo de consuelo en saber quela pesadilla se haba terminado, y que haba hecho lo correcto. Leentristeca saber que nunca vera otra vez el rostro de sus padres, nisiquiera en el fantasmal reflejo de la charca, pero eso tambin erauna especie de liberacin. Se haba terminado. Poda intentar seguiradelante.

    Pero ahora eso haba cambiado. Su madre haba aparecido una vezms, burlonamente, apenas visible sobre las ondulantes aguas del

    lago. Esta vez no haba requerido ninguna mgica fuerza exterior omalvola que la manipulara. Nadie la controlaba o la tentaba.

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    Por lo visto, Petra haba conjurado completamente sola esa imagen

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    efmera de su madre muerta. No saba cmo era posible. Quizssiempre haba tenido ese poder, pero nunca haba sabido convocarlohasta sus encuentros con el horrible ser llamado el Guardin. Quizsde algn modo haba aprendido la habilidad de esa entidad, como porsmosis, sin siquiera intentarlo. En realidad no importaba. El poder de

    convocar la imagen de sus padres estaba all, dentro de ella. Eso, ens mismo, no era de lo qu Petra hua. Era de la sospecha de que allno era donde sus poderes terminaban. La ltima promesa delGuardin haba sido mucho ms que permitir que Petra vierasimplemente breves vistazos de sus padres muertos; el Guardin lehaba prometido la restitucin de los mismos.

    Eso era imposible, por supuesto. Mirando en retrospectiva, Petradudaba que hasta una entidad tan poderosa como el Guardin, cuyoorigen se perda en el tiempo y el espacio, cuyo dominio era el Vacoentre el mundo de los vivos y el de los muertos, pudiera en verdad

    devolver a sus amados padres a la vida. Pero y si no fueraimposible? Incluso si haba slo una posibilidad entre cien... unaposibilidad entre millones... era una oportunidad que no podra serrechazada. Esto era lo que haba impulsado a Petra a travs de sultimo ao escolar, lo que la haba ayudado a colaborar ciegamentecon los complots de aquellos que se proponan manipularla. Si lapromesa es lo suficientemente tentadora, las probabilidades dejan deimportar; cualquier posibilidad es una posibilidad digna de luchar porella, o incluso de morir por ella. Si la promesa es lo suficientementegrandiosa, mereca casi cualquier precio.

    Casi.Y por eso Petra haba decidido rechazarlo al final, verdad? Porque

    el Guardin le haba pedido que hiciera algo que ella no poda hacer:matar a una persona inocente. Haba hecho la eleccin correcta.Haba elegido el lado del bien.

    Y mientras Petra pensaba esto, siguiendo el agitado curso delarroyo, revoloteando dentro y fuera de la luz del sol y la sombra, eldorado calor y frialdad de otoo, la voz en los escondrijos de sumente de repente habl otra vez. De veras? dijo. Realmenteescogiste el lado del bien?

    Los ojos le lagrimeaban mientras volaba. Por supuesto que habaelegido el bien. Haba decidido no matar. Haba salvado a la chica quese supona iba a ser su vctima. Haba destruido la fuente de lasmanipulaciones que la haban engaado.

    Hiciste esas cosas, admiti la voz. Pero realmente las elegiste?Despus de todo, hubo otro factor. Hubo un muchacho.

    S, record Petra. James, su amigo. l haba llegado en el ltimomomento. l haba revelado la fuente de aquellos que la habanmanipulado, mostrndole su autntica y espantosa fealdad. Habadespertado sus sentidos justo a tiempo.

    De veras?, pregunt la voz. Quizs. Pero quizs no. Quizs l fue

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    sencillamente otra manipulacin, slo que en direccin contraria.

    Otra manipulacin? Petra nunca lo haba pensado de esa forma.Sin embargo tena algo de sentido. Si James nunca hubiera llegado,podra no haber escogido al final salvar a la muchacha. De hecho,podra haberla matado. Y si lo hubiera hecho, ella, Petra, podra estaren un lugar muy diferente hoy, no?

    La voz habl razonablemente, resonando en la parte posterior desu mente.

    No importa donde estaras ahora. Tal vez el Guardin podra habermantenido su promesa; despus de todo, viste a tu madre de pie enel borde de la charca, verdad? Pero una vez ms, tal vez no. Nuncalo sabrs. Pero sabes una cosa: t no hiciste esa eleccin. Fuisteinterrumpida. Influyeron en ti. Al final, fuiste manipulada por esechico, James, de la misma forma en que podra haberlo hecho el

    Guardin. Nunca sabrs que eleccin habras hecho por ti misma. Ocual sera el resultado de esa eleccin.

    Era cierto. Era un pequeo detalle, y an as, en cierto modo, eramonumental. Esto cambiaba todo. Parte de Petra haba odiado laeleccin que haba hecho, pero al menos haba tenido la satisfaccinde saber que haba sido su decisin, una que la defina, que la hacabuena, a pesar del mal que acechaba en su interior y que a vecessenta removerse. Haba demostrado que poda desafiar ese mal; quepoda contenerlo. Pero y si no hubiera sido realmente su eleccin? Ysi la voz tena razn? Y si ella hubiera sido simplemente manipuladaen direccin contraria? De ser as, entonces no habra sido unaeleccin en absoluto, y mucho menos un momento que la definiera.

    Y si ahora se le estaba dando la oportunidad de hacer una nuevaeleccin pero sin manipulaciones exteriores? Qu hara?

    Petra parpade y mir a su alrededor. Sin darse cuenta haba terminadodetenindose por completo. Permaneci inmvil en el cielo sobre el palo desu escoba, flotando en el aire sobre su propio reflejo. La superficie tembl asu alrededor, inconscientemente. El pelo le colgaba lacio sobre las mejillas.Escuch.

    Una vez ms, la voz de la trastienda de su cabeza se haba acallado.

    Tres horas despus, Petra caminaba por el sendero que conduca a la

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    casa. El sol era un diamante brillante en la despejada superficie del cielo,habiendo transformado la brumosa maana en una tarde hmeda, sinviento. Petra haba escondido su escoba otra vez en el rbol hueco y ahoracaminaba vigorosamente hacia la casa con la capa colgando sobre suhombro, el cabello atado en una cola de caballo balancendose con el

    viento.

    Al final, el seor Thurman, dueo de Tratos y Acuerdos Thurman, leshaba concedido el crdito necesario para comprar un pequeo pero robustobal de segunda mano. A principios del verano, Petra se haba dado cuentade que aquel viejo y pintoresco soltern de toda la vida estaba colado porella, aunque era demasiado tmido como para decir nada. La idea de usarlos afectos del seor Thurman como moneda de cambio le parecavagamente repugnante, y sin embargo, haba decidido demostrarle a Phyllisque, en definitiva, no la haba enviado a un recado intil. No haba hecho

    falta demasiado. Simplemente convenci al seor Thurman con algunatontera sobre la belleza de los atardeceres otoales y cunto adoraba lasflores silvestres, sonriendo perezosamente y mirando con los ojos muyabiertos al viejo. Para cuando mencion el asunto del bal de Izzy, el seor

    Thurman estaba bastante sonrojado. Le haba ofrecido el bal a crditoantes de que ella tuviera que pedrselo. Prometi que el abuelo Warren iraa recoger el bal al da siguiente y le dese una buena tarde al seor

    Thurman. Se senta un poco culpable por lo fcil que le haba resultadoconseguir del seor Thurman lo que deseaba, pero slo un poco. Fue dandosaltitos de vuelta al arroyo donde haba ocultado su escoba.

    Llegaba aproximadamente con dos horas de antelacin del mercado,pero Petra saba que Phyllis no dira nada. Despus de todo, la camionetablanca del seor Sunnyton estaba an aparcada en el desgastado caminode entrada, cerca de la casa; la entrevista con Izzy todava no habaconcluido. Phyllis no mencionara la magia en presencia del seor Sunnyton,ms de lo que soltara una ventosidad, y por las mismas razones. Con esacerteza firmemente asentada en su mente, Petra avanz hasta la sombradel porche. Extendi la mano hacia la puerta, y entonces se quedcongelada donde estaba.

    Dentro se alzaban voces. Resonaban pasillo abajo y a travs de la puertamosquitera. Lo primero que oy Petra fue a Izzy sollozando.

    Es bastante joven y enfermiza deca la voz de un hombre sobre elsonido del llanto de Izzy. Y un poco, ejem, excitable.

    En absoluto declar Phyllis con rotundidad, como si se tratase de unaorden para Izzy. Est perfectamente preparada para el trabajo de granja.Despus de todo, es de lo nico de lo que habla ltimamente.

    Izzy tom un rpido aliento. Luchando por controlar su voz, dijo:

    He cambiado de idea. No quiero ir. Quiero quedarme en casa contigo y

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    con pap Warren. An no estoy preparada.

    Tonteras ladr Phyllis. El seor Sunnyton te ofrece una oportunidadde oro. Si la granja te necesita ahora, entonces te irs con l hoy mismo yno se hable ms. Despus de todo, no hay razn para que pases una

    semana dando vueltas por aqu si tienes oportunidad de trabajar en lagranja desde ahora mismo. Warren puede llevarte tus cosas dentro de poco.

    A travs de la malla de la puerta, Petra pudo distinguir la figura dePercival Sunnyton de pie en la entrada de la sala, de espaldas a Petra. Erabajito y regordete, aunque iba pulcramente vestido con sombrero y abrigoblancos. Tena las manos metidas en los bolsillos de su pantaln mientras semeca impacientemente sobre los talones. Hizo como que miraba el reloj.

    En realidad, tal vez ste no sea un buen momento dijo. No hayninguna necesidad de que la chica venga hoy si no est preparada.

    Probablemente haya ms oportunidades el prximo ao si la chica esincapaz de acudir ahora.

    Eso no ser necesario declar Phyllis framente, y Petra supo queestaba observando a Izzy con aquella mirada dura e implacable,ordenndole guardar silencio.

    Esta vez, sin embargo, la mirada no funcion. Al parecer, Izzy no habaentendido realmente cmo sera la vida en la granja hasta que haba visto elresplandor impersonal de este hombrecillo gordinfln, de brillantes ojos ynombre engaosamente amable. En una extraa muestra de desafo, Izzy

    alz la voz.

    Pero yo no quiero! gimi. Tengo miedo de ir! No me obligues,madre!

    Phyllis decidi adoptar una nueva tctica. Chasque la lenguadespectivamente y le habl al hombre del abrigo y sombrero blancos.

    Es terca, como puedes ver, pero eso es lo que la har tan buenatrabajadora. Una vez se acostumbre a tu granja, ya no querr marcharse.

    Se ri un poco, como si compartiera una broma.

    No! grit Izzy, ahora completamente entregada a aquel ltimorecurso, el desafo directo. No quiero ir, y no puedes obligarme!

    Ya es suficiente! orden Phyllis, con su voz resonando como unmartillo sobre hierro. Se oy una sonora bofetada, seguida de una serie depasos inestables. El leve golpe que escuch Petra fue el sonido del traserode Izzy cayendo con fuerza sobre el sof de la sala. El seor Sunnyton mirhacia otro lado... no por horror, sino con una especie de distrada propiedad,como si estuviera permitiendo a Phyllis algo de corts privacidad mientras

    ella atenda a un asunto necesario.

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    Petra estaba atravesando la puerta y recorriendo a zancadas el pasilloantes de saber incluso lo que tena intencin de hacer. Para cuando lapuerta mosquitera se cerr de golpe tras ella, haba empujado a un lado algordinfln y se aproximaba a Phyllis, con ojos resplandecientes. Phyllisapenas parpade, pero sus ojos se lanzaron hacia abajo durante un fugaz

    segundo. Est comprobando si llevo la varita en la mano, pens Petra. Y dehecho, as era; la vara de madera sobresala intencionadamente de su puo,apuntando al suelo. Ni siquiera era consciente de haberla sacado de subolsillo.

    He vuelto, madre gru Petra, hablando a travs de los dientesapretados, convirtiendo la ltima palabra en un insulto. Justo a tiempo,por lo que parece.

    Sin apartar la mirada de Phyllis, Petra extendi la mano izquierda haciaIzzy, que estaba sentada bastante aturdida en el sof, con una mano en lamejilla.

    As que, aqu estas replic Phyllis, recomponindose. Einterrumpiendo groseramente asuntos que no te incumben. Por qu no tecomportas como una buena chica y le preparas al seor Sunnyton un pocode t?

    Eeh! tartamude Sunnyton nerviosamente. Eeh, no! No, gracias,eso no ser

    No creo que Izzy est lista para marcharse hoy dijo Petra lentamente,

    manoseando su varita con la mano derecha, la izquierda an tendida haciaIzzy.

    Los labios de Phyllis casi desaparecieron mientras su rostro se endureca.

    No creo que eso sea algo que t debas decidir.

    No, no lo es replic Petra llanamente, entornando los ojos. Esdecisin de Izzy. Y creo que ya lo ha hecho.

    Mirad intervino Sunnyton, retrocediendo a travs de la puerta de la

    sala. Dejar que lo decidis vosotras las damas. Sentos libres de llamar...

    Izabella se ir ahora declar Phyllis, imponindose. Sunnyton sedetuvo impotente en el marco de la puerta, obviamente perdido. Phylliscontinu, sin apartar la mirada de los ojos de Petra. Ella no sabe lo que leconviene. Es tonta. Por tanto, sin su madre para tomar tales decisiones porella, es una completa intil.

    A pesar de lo que pudiera parecer, Petra haca un gran esfuerzo porcontrolar su furia. Era una tarea difcil, suficiente como para requerir toda suconcentracin. La varita pareca vibrar en su mano. Tras ella, Percival

    Sunnyton se estremeci. La habitacin pareca de repente estar enfrindosebastante. Su respiracin le sala de la nariz con un vapor blanco. Avanz un

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    poco ms hacia el pasillo. Petra no poda obligarse a hablar. En cambio,rompi el contacto con la mirada acerada de Phyllis y mir a Izzy. Izzysimplemente miraba a la mano extendida de Petra, aferrndose an lamejilla que Phyllis haba golpeado con su propia manita.

    Ven conmigo Izzy dijo Petra llanamente. Vayamos a corretearunpoco.

    No har tal cosa! orden Phyllis, su voz casi vibrando. Se movi parainterponerse entre Izzy y Petra.

    El aire se volvi gris alrededor de ellas. Frondas de escarcha seextendieron sobre las esquinas de la ventana de la sala, propagndose a lavelocidad del rayo. La varita de Petra temblaba en su mano. Phyllis nopareca ser consciente del cambio de atmsfera de la habitacin. Su cara sehaba puesto plida, con vivas manchas rojas en las mejillas. Levant el

    brazo para apartar de un golpe la mano extendida de Petra. Sunnyton jade,como si fuera a hacer una advertencia, pero ninguna palabra brot de suboca. Petra estaba segura de que sera incapaz de controlar su respuesta siPhyllis la tocaba.

    Y entonces otra voz habl desde la puerta, dejando congelada a Phyllis enel lugar. El corazn de Petra salt ante su sonido. Era el abuelo Warren.

    Si la chica no est lista para marcharse, no tiene porque hacerlo dijo.Su voz no fue ni alta ni exigente, an as estaba cargada de una ciertagravedad. Petra no recordaba haber odo hablar a su abuelo con tan queda

    ferocidad.

    Los ojos de Phyllis se desviaron en su direccin, su ceja se dispar haciaarriba. En el umbral, Percival Sunnyton se giro rpidamente, mirando alhombre ms alto y ms mayor que haba tras l.

    Aj! El hombre regordete forz una risa. Usted debe ser elguardin de esta chica, el seor Morganstern! S, s, claro que lo es! Deninguna manera tenemos intencin de presionar a la jovencita! Me limitara seguir mi camino y esperar a verla la prxima semana, suponiendo que

    an tengamos un acuerdo. Yo mismo encontrar la salida, gracias, ybuenas tardes!

    Las ltimas palabras de Sunnyton resonaron desde el porche mientrasste virtualmente hua de la casa, sujetndose el sombrero blanco sobre lacabeza como si algn fantasma caprichoso estuviera intentandoarrebatrselo. Un momento despus, el motor de su camioneta blancavolvi a la vida con un rugido y retrocedi velozmente a lo largo del camino,girando ansiosamente de lado a lado. Nadie se haba movido en la sala.Petra baj la mirada a la varita que sostena en la mano. sta an apuntabahacia el suelo; en la alfombra, junto a su pie derecho, un pequeo crter

    negro humeaba ligeramente.

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    Iba a hacer que me fuera con ese hombre! proclam Izzy, con laslgrimas todava secndose en sus mejillas.

    Petra y ella haban abandonado la casa poco despus del incidente,

    dejando al abuelo Warren y a Phyllis mirndose framente el uno al otro atravs de la sala. Petra se intern a propsito en la neblina de la tarde,impulsada por su rabia, simplemente poniendo tanta distancia como eraposible. Izzy trotaba para mantenerle el paso, todava firmemente asida a lamano de Petra, con las mejillas coloradas. La actitud de la chica acerca de laentrevista pareca oscilar entre la tristeza herida a una tentativa furia.Petra nunca haba visto a Izzy hablando de aquella manera.

    Cmo pudo madre hacerme esto a m? Ni siquiera me escuchaba!Apenas conoce a ese horrible hombre, pero iba a obligarme a marcharme

    con l en su camioneta! Y sabes qu ms? No iba a poder volver paranada a casa los fines de semana! Madre dice que sera mejor queempezara a pensar en la granja como mi hogar! Dijo que sera ms fcil sivolva a casa slo una vez al mes! Y dice que ni siquiera puedo llevarmemis muecas! Qu haran ellas sin m? Me echaran de menos!

    Todo ir bien Iz dijo Petra automticamente, sin apenas escucharse as misma.

    No, no ir bien! Izzy rompi a llorar de repente, retirando su mano dela de Petra y detenindose a mirarla. T no has odo lo que decan all

    dentro! Aunque no tenga que marcharme hoy, aun tendr que ir la semanaque viene! Empiezo a pensar que a madre ni siquiera le importa si novuelvo nunca ms! Empiezo a pensar que...

    Izzy call bruscamente y aparecieron lgrimas en sus ojos, deslizndoseinmediatamente por sus mejillas. Apret los labios con fuerza, intentandoevitar que temblaran.

    Petra hinc una rodilla en el sendero, arrastrando a la chiquilla a unabrazo, odindose a s misma por ofrecer tan magro consuelo.

    Chsss! dijo entre el cabello de la nia.

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    Izzy se apart sin embargo, con lgrimas corriendo libremente por susmejillas. Mir a los hombros de Petra, aparentemente decidida a encararuna verdad que haba estado negando durante aos.

    Empiezo a pensar que madre ni siquiera me echara de menos Su

    voz se interrumpi cuando solloz, pero cerr los ojos con fuerza,obligndose a continuar, a acabar el pensamiento. No creo que le importesiquiera. Creo que quiere que me vaya.

    Finalmente, se desplom de nuevo contra Petra y permitiendo que lachica mayor la abrazara Izzy llor; enormes sollozos descorazonadores,sollozos que rompan sobre los hombros de Petra como olas en el ocano.Petra simplemente la abraz y le acarici el cabello. Siempre haba asumidoque Izzy desconoca completamente el desdn que senta su madre haciaella, pero ahora vea que la joven lo haba sabido todo el tiempo, muyadentro, en una secreta cmara enterrada en su joven corazn. Izzy habasido capaz de engaarse a s misma sobre su madre durante once aos,pero hoy ese engao se haba derrumbado. Phyllis, con su propia mano,haba derribado aquella ilusin tan cuidadosamente edificada. Haba sidosencillo. Slo haba hecho falta una nica bofetada. En realidad, no habasido una gran bofetada; la marca en la mejilla de Izzy ya se habadesvanecido. Pero haba sido suficiente, y de algn modo Petra saba qu,para Izzy, no haba vuelta atrs.

    Si fuera una bruja todo sera ms sencillo barbot Izzyrepentinamente contra el hombro de Petra, con aliento clido y feroz. Si

    fuera una bruja, podra cambiar cosas. Podra hacerme ms lista. Podrahacer que madre me quisiera. Pero no soy una bruja. Ni siquiera soy unaautntica muddle. Soy una bruddle.

    Izzy se apart de Petra de nuevo y mir hacia la cima de la colinacubierta de hierba, con los ojos an llenos de lgrimas.

    Slo soy una bruddle. Estoy atrapada en el medio y no puedo hacernada bien. Tal vez madre tenga razn. Tal vez soyuna intil. Tal vez fueramejor para todo el mundo que me marchara para siempre. Para siempre

    jams.

    Petra mir hacia la cima, siguiendo la mirada de Izzy. All, apostado comoun centinela, en lo alto de la colina, estaba el rbol solitario del campo de suabuelo; el rbol al que Izzy siempre haba llamado rbol de los Deseos.

    Qu ests haciendo, Izzy? pregunt Petra, con voz tan leve como unsusurro.

    Izzy contest simplemente, con voz llana, sin apartar sus ojos de aquelenorme y retorcido rbol:

    Pido un deseo dijo con su carita plida y grave. Eso es todo. Sloestoy pidiendo un deseo.

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    Captulo 3

    Ms tarde esa noche, por primera vez en aos, Petra se escabullde la casa. Cerr la puerta centmetro a centmetro tras ella y semovi gilmente a travs del porche, pisando sobre las tablas menosrechinantes. Ya no necesitaba moverse furtivamente, en realidad.Parte de ella lo saba. Poda evitar que las tablas crujieran, o que lamosquitera chirriara simplemente pensando en ello, si quera. Dehecho, si as lo deseaba, poda simplemente poner a Phyllis y a suabuelo en un sueo tan profundo que no oiran a una banda marcharpor el pasillo de arriba, mucho menos sus vagabundeos nocturnos.

    Pero Petra no hizo ninguna de esas cosas. Escabullirse era parte delritual. De algn modo extrao, escabullirse era lo que siempre habafuncionado.

    Cuando sus pies descalzos golpearon la hierba cubierta de rocodebajo del porche, Petra tom un profundo aliento de fresco airenocturno. La luna era apenas una astilla color hueso, colgando bajaen el cielo sobre los bosques cercanos. Silenciosamente, Petra pusorumbo hacia ella, ignorando el sendero y cortando directamente atravs del jardn hacia los bosques. Haba hecho esto tantas veces alo largo de los aos que era una maravilla no haber desgastado su

    propio sendero. Sus pies estaban hmedos por el roco para cuandoentr en los brazos del bosque y empez a descender hacia lahondonada. Los grillos cantaban por todas partes a su alrededor,formando una larga y campanilleante nota en el aire oscuro.

    La hondonada se abri ante ella, como haca siempre. La luz de laluna se filtraba a travs de los rboles, formando cambiantespatrones sobre los montculos de sus padres. Como siempre, la luzplateada y la quietud de la hondonada hicieron pensar a Petra en unaescena subacutica, una Atlntida mgica llena de capricho ysolemnidad. Petra se abri paso lentamente alrededor de los

    montculos. Cuando alcanz el viejo rbol cado, sin embargo, no sesent en l. Se qued de pie y mir fijamente los montculos, con ojosbrillantes y vacos. Haba tenido intencin de hablar a las tumbas,como haba hecho cuando era pequea. Ahora que estaba aqu, sinembargo, no poda. Por primera vez en su vida, las tumbas noparecan tumbas en absoluto. Eran simplemente pilas de piedras.Monumentos, s, pero no a sus padres muertos. Cuando Petra lasmir, se le ocurri que eran, en vez de eso, monumentos a doschicas... la joven Petra, que los haba construido, e Izzy, cuyainocencia haba sido asesinada por una sola bofetada de la mano desu madre.

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    Los montculos eran las tumbas de la juventud de Petra e Izzy. Talvez siempre haba sido ese su propsito, incluso cuando Petra loshaba construido por primera vez. Tal vez slo ahora lo vea porqueahora, esta noche, ambas tumbas estaban finalmente llenas. Eratriste, pero Petra no llor. La juventud siempre termina, tarde o

    temprano. Tal vez, en cierto sentido, uno solo puede empezar acrecer cuando lo hace. Tal vez la vida slo empieza verdaderamentecuando muere la inocencia.

    Una brisa sutil sopl a travs de la hondonada, susurrando a travsde las hojas alborotadas y haciendo crujir las enredaderas anudadasalrededor de los montculos. Una vez ms, la escena pareca unavisin subacutica, llena de un azul profundo y un eterno silencio.

    Petra se apart de los montculos. Tras ella, el viejo rbol huecocruji con la brisa, llamndola. Camin hacia l, sacando su varita. Laarrastr hacia arriba, como dibujando una lnea vertical en el aire

    nocturno. Las enredaderas que abrazaban el rbol se apartaron denuevo, susurrando para s mismas. De nia, Petra haba sido capaz dehacerlo sin varita, simplemente pensando en ello. Anhel de nuevoese poder simple y sin esfuerzo. La varita era una muleta, que lehaba sido impuesta por un mundo mgico ms dbil. Parte de ella sesenta profundamente resentida por ello. Deseaba ser capaz de hacermagia como sola hacerla... sin varita o palabras. Tal vez algn dadominara esa habilidad otra vez. Hara un esfuerzo por practicarlapara intentar encontrar ese msculo mental secreto de nuevo. Esospoderes tenan que estar todava ah, solo tena que buscarlos,

    intentar una vez ms ejercitarlos.Entr en la oscuridad del rbol hueco. Su escoba estaba apoyada

    entre las sombras, pero Petra la ignor. En vez de ello, se arrodill ycoloc las manos a ambos lados de una pequea caja, muy parecidaa un joyero. Estaba hecha de madera negra, pulida hasta brillar comoun espejo. Se senta muy fra en las manos. La sostuvo ante ellamientras se levantaba. Las hojas crujieron bajo sus pies cuando lallev fuera del rbol hueco.

    Petra no abri la caja mientras caminaba, escalando la cuestasuave que sala de la hondonada. Ya saba lo que haba en ella,

    aunque no lo entenda. Era fea, fra, y an as, de algn modo alocadoe inconcebible, reconfortante. Incluso ahora, slo sostener la caja, sesenta correcto. No bien, exactamente. En cierto modo, sujetar la cajase senta cualquier cosa excepto bien. Completo, de algn modo.

    Los rboles se hicieron ms delgados cuando Petra alcanz el lindedel bosque, y no se sorprendi en absoluto de ver la brillantesuperficie del lago extendida ante ella. Haba caminado atravesandotoda la banda de bosque, saliendo por el otro lado. Ante ella, elembarcadero se extenda como un oscuro presagio, apuntandoinexplicablemente a la nada. El lago reflejaba el azul del cielo

    nocturno, cortado por la mitad por una banda de danzante luz de lunareflejada. Petra no interrumpi su zancada. Llev la caja hasta el

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    embarcadero, colocndosela bajo el brazo mientras caminaba. Lastablas gastadas todava estaban calientes tras el sol diurno. Secabanlas huellas de los pies descalzos de Petra mientras sta caminabahasta el extremo del embarcadero.

    Cuidadosamente, Petra se puso en cuchillas y coloc la caja negrasobre las tablas detrs de ella. Cuando se enderez, sac la varita delbolsillo de su camisn.

    Suspir profundamente y la gir en un violento ademn. No querahacerlo, pero tena que asegurarse. Cerrando los ojos, lanz su mentede vuelta a la granja. Esta era otra habilidad que casi haba perdidode su niez. Si se concentraba, incluso ahora, poda visualizar lagranja entera en su mente, como una escultura. All estaba la casadormida y el granero oscurecido con Bethel dentro, despierta,masticando su pienso. All estaba el limpio espacio surcado del campodel abuelo Warren, el rbol de los Deseos, las pilas de rocas. All

    estaba la hierba perlada de roco del jardn, llena de diminutas vidasde araas y ardillas. Y luego, finalmente, Petra encontr lo que estababuscando. En su mente, vio el pequeo patio de gallinas y el gallinerodesvencijado. All estaban las diminutas llamas azules de las gallinasdormidas... y despus estaba la llama ms brillante, un insistenteparpadeo verde: un zorro. Petra haba odo al abuelo Warren hablardel zorro. Se haba estado llevando una o dos gallinas al mes a lolargo del verano, aunque el abuelo no haba determinado comoconsegua pasar la valla del gallinero. Petra poda verlo ahora: habaun agujero poco profundo bajo la esquina trasera, oculto por un

    parche de brezo. El zorro poda escabullirse a travs de l, apenas, ycoger a la gallina ms cercana a la puerta del gallinero, cerrar susestrechas mandbulas sobre el cuello de la gallina dormida antes deque sta soltara el ms ligero chillido de alarma. En su mente, Petrapudo ver al zorro, agachado bajo sobre las ancas, retrocediendo atravs del agujero, arrastrando a la gallina muerta tras l. Sus ojoseran brillantes y redondos como abalorios, y Petra no pudo evitarpensar en la mirada tambin redonda y sin alma de PercivalSunnyton.

    Petra se concentr en la brillante llama verde de la mente delzorro. Lo llam. El zorro no quera venir... quera escabullirse a losbosques y disfrutar de su presa en privado. Pero Petra fue insistente.En su mente, sinti al zorro resistirse, lo vio dejar caer la gallinamuerta y morder el aire alrededor de su cabeza, como si pudieramorder la mano invisible de la chica.

    Ms gallinas, dijo Petra en la mente del zorro. Gallinas gordas,todas las gallinas que quieras. Pero debes venir ahora, rpido; debesapresurarte. El zorro dud un momento al b