LA CENICIENTA

La Cenicienta que no quería comer perdices

Por Nunila López SalameroIlustraciones de Miriam Cameros Sierra

LaCenicienta 30/8/07 19:55 Página 1

La Cenicienta tenía tantas, tantas, tantas ganas de ir a la fiesta...

que al final lo consiguió,


pero se puso tanansiosa...

que a la mañana siguiente no se acordaba de nada.


Pero ahí estaban, los dos señores, con elzapato de cristal de tacón de palmo y de punta...

esperando para que se lo probara.


Al principio no le cabía el pie, pero apretó, apretó, hasta que le “cabió” y lo metió!; pero lo que metió fué la pata...

porque se tuvo que casar con el príncipe!


Al príncipe le encantaban las perdices, pero la Cenicienta es vegana: no come ni carne, ni pescado, ni huevos, ni lleva chupa de cuero, pero tenía que cocinar las perdices porque era la comida preferida del príncipe!

Se las cocinaba a la plancha, al horno, rellenas...

¡qué me perdices!


¡estas están quemadas!¡estas están crudas!

gritaba el príncipe malhumorado, porque nunca cocinaba las perdices a su gusto.

¡estas están saladas!

¡estas están sosas!


¡Y además tenía que ir todo el díasubida en los zapatos de tacón de cristal de palmo...

y de punta!


Al principio tenía que poner la espalda recta, pero se caíapara atrás, así que se inclinó, y por su espalda se le fueron...

deslizando todas las ideas. Y la punta del pie chafada completamente,eso es horrible: en la planta del pieestán reflejados todos nuestros órganos, ¿qué hacemos en Occidente las mujeres con todos los órganos chafados? !No, si aquí no nos cortan el clítoris porque no saben ni dónde lo tenemos!


La Cenicienta cada vezse encontraba peor,enferma, deprimida,triste…


A lo que sus amigas le contestaron: —¡no es para tanto! ¡A mi príncipe le encantan lasvacas, necesito ocho microondas para calentarle la cena!—¡Y el mío es moderno, tengo que ir subida en unasplataformas de medio metro! ¡que ya no se ni lo que mido!

Un día fue a contárselo a sus amigas:—¡qué rollo de príncipe, qué rollo de perdices, y qué rollo de zapatos!


Así que la Cenicienta pensó que lo suyo no era para tanto, y dejó de contárselo a sus amigas, y dejó de tener amigas...Sólo tenía al príncipe, las perdices y los zapatos de tacón. La espalda torcida y las plantas de los pies destrozadas.


Y al cabo de los años le dio por reirse de si misma...

pensó que inocente de niña...al creer que un principe

la iba a salvar...

después de años viviendo con uno, se dio cuenta de que los príncipes no te salvan...tampoco los camioneros, ni los discjockeys, ni las pasteleras. La única capaz de salvarte...


...eres

¡Tu misma!


Así que la cenicienta por primera vez en suvida dijo ¡basta!, y apareció la hada, que era una basta! He de contaros que las hadas son gorditas,morenas y peludas, y son unas bastas queestán dentro de nosotras y salen cuandodices ¡basta!

En cuanto vió a la Cenicienta la abrazó y la estrujó, y ésta en cuantose sintió abrazada se puso a llorar. ¡Hacía tanto tiempo que estaba bloqueada y no podía llorar!


Primero empezó llorando por el príncipe, las perdicesy los zapatos. Luego continuó porque su madrastra lamaltrataba y su padre la trataba peor.Y por sus hermanas, que casi se mueren por estardelgadas y querer usar una 38 de Zara’s.

Lo lloró todo, todo,todo

(hasta lo de que nació en el hospital en vez de en casa)


También lloró dos vidas anteriores, por si acaso,para no repetir karma.

Y se sintió mejor que nunca...

vacía¡con el miedo que le daba quedarse vacía!


Sabía que teniendo al hada basta al lado, lo conseguiría.

En primer lugar dejó al principe, a pesar de que es muy difícil dejarlos, es tan difícil que a veces repites dos o tres príncipes más, pero ella lo consiguió.

Luego dejó los zapatos,las perdices,

Ahora sólo teníaque llenarse decosas bonitas.


y montó un restaurante vegetariano. Lo mejor fue que conoció a muchas másmujeres que les pasaban lo mismo que a ella:

la Ratica Presumida, que había hecho un tallerde cómo superarse siendo mala y cambió sulazo por un látigo. Ahora no hay gato, perro ocerdo que le pida que se case con ella. La Blankanieves y la Bella Durmiente, quellevaban siglos dormidas y que ahora estándespertando; están saliendo de un proceso dedesintoxicación de Prozac y poco a poco loestán consiguiendo.

La Blankanieves La Ratica Presumida La Bella Durmiente La Caperucita Roja


Y la Caperucita, que fue la que peor lo pasóporque le había salido violento el cazador:

¡Caperucita!, —le dijeron las demás— ¿Tú a este señor no le conociste con una escopeta debajo del brazo?

No, si digo yo que tendríamos que fijarnos más.


El caso es que ahora están todas muycontentas de haberse conocido, a la parque muy enfadadas por el papel que hantenido que representar en los cuentos.Niñas pasivas esperando que les pidan la mano y les quiten la vida. ¡Eso se tieneque acabar! Así que han decididocomenzar un cuento nuevo que será

“érase una vez unas mujeres que noestábamos solas y unas perdices quevolaban felices”.


Miriam Cameros Sierra

Nacida en plenos San Fermines 78 en Pamplona.

Pasa su niñez en la Ribera profunda de Navarra, entre vaquillas y vaqueros.

Ilustradora, artista plástica, graffitera…

Su obra puede verse plasmada en murales de grandes proporciones, cómo en

camisetas para diferentes marcas de ropa, exposiciones y prensa gráfica.

Ha sido premiada en diferentes certámenes de artes plásticas y de cómic.

Nunila López Salamero

De origen aragonés, nació en un polígono obrero de la Barcelona del 66, en pleno

éxodo migratorio.

Pasa su niñez rodeada de “Vaquillas”, “ Toretes” y demás fauna del gueto.

A los 28 años, ya crecidita decide vivir del cuento. Mundo al que ella entra gracias

a su hijo Yoel.

Desde entonces ha inventado y contado cuentos por todo el Estado, editando un CD

que ha dado la vuelta al mundo y ha cambiado muchas vidas. Ha trabajado con

varios grupos de mujeres. Este cuento se creo como encargo del grupo de mujeres

contra los malos tratos de Horta ( Barcelona).


LA CENICIENTA QUE NO QUERÍA COMER PERDICES

Este cuento está dedicado a todas las mujeres valientes que quieren cambiar su vida y a todas aquellas que la perdieron y nos iluminan desde el cielo.


LA CENICIENTA

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