La caza del elefante en medio urbano

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Cuando el disparate galantea con la virtuosa pauta, el infortunio más perverso está servido. Acto seguido una absurda intrepidez flojea el corsé y libera su asustada esencia, la lógica.Por eso ¡Vialatte* es grande!*Escritor del s. XX

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Director de la colección:Antxon Lafont Mendizabal

Maquetación:Erein

© Begoña del Teso© Erein. Donostia 2012

ISBN.: 978-84-9746-807-7D.L.: SS-1771/2012

Erein Argitaletxea. Tolosa Etorbidea 10720018 Donostia

T 943 218 300 F 943 218 311e-mail: [email protected]

www.erein.com

Imprime: Martínez InprimategiaJuan XXIII auzunea, 16. 20730 Azpeitia

T 943 815 555e-mail: [email protected]

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1ª. edición: Noviembre del 2012

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LA CAZA DEL ELEFANTEEN MEDIO URBANO

Tomo I - Crónica 1ª: “Medio Urbano”

Begoña del Teso

Haran 8

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La colección Haran quiere plantear temas de interéspopular tratándolos de manera que fomente “la lecturade una sentada”. Contenidos actuales escritos porautores de reconocido prestigio.

El director de la colección, ANTXON LAFONT MENDIZABAL.

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Índice

PRÓLOGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

INTRODUCCIÓN FILOSÓFICO COCHINERA. . . . . . . . . . 9

I. ¡UN CAFÉ CON TILA!. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

II. NIÑOS POR CATÁLOGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

III. ¡MI PERRO SE MOJA!. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25

IV. ¡LLUEVE!. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31

V. OBSERVACIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35

VI. PRIMERA CONCLUSIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39

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PRÓLOGO

Las crónicas que componen el Tratado intitulado “Lacaza del elefante en medio urbano”, corresponden ahechos significativos de cada uno de sus componentes:Caza, Elefante, Medio Urbano.El primer tomo zambulle en el tercer componente

por medio de pinceladas. Una crónica futura tratará enel segundo tomo de “la caza”.Estimamos que un tercer escrito dedicado al ele-

fante no parece necesario dado que su caracterizaciónestá suficientemente representada por una silueta in-confundible formada por trompa, colmillos, patazas ysobrepeso natural habitado, parece ser por una legen-daria memoria.

ALM

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INTRODUCCIÓN FILOSÓFICO COCHINERA

Ninguna de las moléculas que forman este opúsculotiene la menor intención de ser correcta ni política nisocial ni lingüística ni cinematográfica ni municipal nisentimental, sexual o literariamente.Admitimos que atodo lo que escribamos alguien añada un corolariosulfurado o sulfuroso. Admitimos que en todo lo queescribamos haya una excepción. Pero sabemos que lasexcepciones confirman las reglas. Todas. Pensamoscaer amorosamente en brazos de los tópicos porqueaunque el tiempo, el mal/buen humor y lo demás loshayan inflado, hinchado y deformado nada tiene las ra-íces más verdaderas y profundas que un tópico.

No pensamos pedir perdón en ningún momento aninguna minoría de esas que se sienten insultadas porel mero hecho de que les soplen a la cara. De hecho, es-tamos hasta el frontispicio de la dictadura de las mi-norías, entendiendo como tales a los conversos al no ta-baquismo, las mujeres, los homolesbitransbi, loshablantes de lenguas disglósicas (o no), los niños adop-tados, los niños robados, los ecologistas que no hanvisto un bicho de verdad ni vivo ni muerto en su vida,los bicicleteros señoritingos que descubren ahora quea pesar de que se creían la cúspide de la pirámide ur-bana concienciada, a ellos también les roban las ruedas

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de sus velocípedos y acabarán multándoles si siguenhaciendo el gamba con sus triciclos.

Vamos a hablar entre guarro y franco. No nos gus-tan los niños. No nos gustan los viejos. Porque hemossido lo uno y seremos lo otro. No nos gustan los perrosque se pueden llevar en el bolso. No nos gusta el gymjazz. Ni el spinning. Ni, por supuesto, esas máquinasde gimnasio que consisten en cintas andadoras. Coño,si quieres andar, hazlo sobre el asfalto, la arena o lahierba. Antes vivíamos en un mundo mucho más sen-cillo: andar consistía en ir de un sitio a otro y no endesplazarse sobre una cinta que no va ni viene ni te traeni te lleva a ninguna parte y te obsesiona con la mismapared, siempre la misma pared durante el paseo.

No pensamos pedir perdón por nada de lo dicho y es-crito. No nos gustan las mujeres eternamente afligidas,maltratadas, discriminadas, ninguneadas, de esas quepiensan que un piropo es un abuso y desconocen (por-que abominan de ellas) el maravilloso resultado quepueden dar las armas demujer usadas a la manera de lasgrandes damas. Desde Eva hasta Madonna pasandopor la madrastra de Blancanieves y Marlene Dietrich.

No nos gustan los hombres que nos tratan como sifuéramos sus iguales. Porque no tenemos la menor in-tención de ser como ellos. No por lo menos como

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esos señores orondos, con esa gordura atroz que aca-rrea el sentirse tan feliz de haberse conocido. Entre unacurva de la felicidad y cuatro onzas de tableta de cho-colate bronceado nos quedamos con lo segundo. So-bre todo si tiene moto. ¿Eléctrica? Jamás. Convenci-dos de que el motor fue uno de los inventos que liberóal Hombre (como supondrán no vamos a usar ni Hu-manidad ni Seres Humanos ni Hombre/Mujer. Nossentimos plenamente integradas en la terminación “O”neutra y globalizadora del castellano), lo entenderemossiempre como algo tronante y oloroso, alimentadocon derivados del petróleo y aceite. Queremos quenuestros coches y motos hagan ruido y huelan. Nosaterra el silencio atronador de los coches eléctricos.Tanto o más que esas ciudades sin graffitis, sin pinta-das, sin ruido, sin niños, sin perros. Nos aterra elskyline rojiblanco sin mácula del País Vasco del Norte.Y lo perros de raza tan pura que son tontos de remate.Y los hámsters manipulados genéticamente para queno muerdan a los niños.

Fumamos, claro. Nos apasiona el tabaco. Su histo-ria. Su sabor. Su cultura.Adoramos los gestos que im-plica el sacar el cigarrillo de la pitillera, ahuecar susbriznas, encenderlo. No entendemos no ya a Bogart sintabaco, ni siquiera a Lucky Luke. Y sabemos que mo-riremos. Pero no por el tabaco sino porque nacemoscon fecha de caducidad. Todos. También los que toman

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leche semidesnatada sin lactosa enriquecida con vita-minas y Omega 3. Y menos mal que moriremos por-que si no, la vida sería insoportable.

Resumiendo: no vamos a pedir perdón ni a Cristoni aAlá (los dos tienen bien anchas las espaldas comopara no poder asumir las páginas de este opúsculo).Nos gusta llamar “negros” a los negros, cojos a los co-jos, ciegos a los ciegos y enanos a los enanos (nosmola que sean y se sientan toreros, por ejemplo). Ah,nos parece más poética la palabra mongol (esos ojosrasgados, ese exotismo…) que “síndrome de Down”(tan científica ella). No pediremos perdón por tomarcafé caliente amargo fuerte y espresso (mejor incluso“ristretto”) ni por no engullir actimeles por la ma-ñana. Ni por el azúcar. Ni por las drogas consumidas.Ni por abominar de Paulo Coelho yAntonio Gala. Niporque nos gusten las mujeres mariscalas y las asesi-nas en serie. Ni por haber pensado que los homose-xuales iban a ser valientes y vanguardistas y su luchaiba a ir mucho más allá que a reivindicar el derecho ahacer algo tan aburrido como matrimoniarse.

Sabemos también que somos una especie en vías deextinción. Triunfarán y sobrevivirán los otros, los delOmega 3, el triciclo, los niños adoptados, el dúplex yel lenguaje campechano (a nosotros nos priva que nosusteen y no que nos tuteen). Pero desapareceremos con

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la misma dignidad que lo hicieron los dinosaurios y losmamuts. Eso sí, que nos entierren. Nada de quemarnospara que de nosotros no queden ni las cenizas. Quere-mos marcar territorio y que la tierra nos sea leve.

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