La Cancion Del Camino

39
Nostalgia Hace ya diez años que recorro el mundo. ¡He vivido poco! ¡Me he cansado mucho! Quien vive de prisa no vive de veras, quien no echa raíces no puede dar frutos. Ser río que recorre, ser nube que pasa, sin dejar recuerdo ni rastro ninguno, es triste y más triste para quien se siente nube en lo elevado, río en lo

description

cancion

Transcript of La Cancion Del Camino

Nostalgia

Hace ya diez aosque recorro el mundo.He vivido poco!Me he cansado mucho!

Quien vive de prisa no vive de veras,quien no echa races no puede dar frutos.

Ser ro que recorre, ser nube que pasa,sin dejar recuerdo ni rastro ninguno,es triste y ms triste para quien se sientenube en lo elevado, ro en lo profundo.

Quisiera ser rbol mejor que ser ave,quisiera ser leo mejor que ser humo;y al viaje que cansaprefiero terruo;la ciudad nativa con sus campanarios,arcaicos balcones, portales vetustosy calles estrechas, como si las casastampoco quisieran separarse mucho...

Estoy en la orillade un sendero abrupto.Miro la serpiente de la carreteraque en cada montaa da vueltas a un mundo;y entonces comprendo que el camino es largo,que el terreno es brusco,que la cuesta es ardua,que el paisaje es mustio...

Seor! Ya me canso de viajar! Ya sientonostalgia, ya anso descansar muy juntode los mos!... Todos rodearn mi asientopara que les diga mis penas y mis triunfos;y yo, a la manera del que recorrieraun lbum de cromos, contar con gustolas mil y una noches de mis aventurasy acabar en esta frase de infortunio:He vivido poco!Me he cansado mucho!

LA CANCION DEL CAMINO

Era un camino negro.La noche estaba loca de relmpagos. Yo ibaen mi potro salvajepor la montaosa andina.Los chasquidos alegres de los cascos,como masticaciones de monstruosas mandbulasdestrozaban los vidrios invisiblesde las charcas dormidas.Tres millones de insectosformaban una como rabiosa inarmona.

Sbito, all, a lo lejos,por entre aquella mole doliente y pensativade la selva,vi un puado de luces, como un tropel de avispas.

La posada! El nerviosoltigo persign la carne vivade mi caballo, que rasg los airescon un largo relincho de alegra.

Y como si la selvacomprendiese todo, se qued muda y fra.

Y hasta m lleg, entonces,una voz clara y finade mujer que cantaba. Cantaba. Era su cantouna lenta... muy lenta... meloda:algo como un suspiro que se alargay se alarga y se alarga... y no termina.

Entre el hondo silencio de la noche,y a travs del reposo de la montaa,oanse los acordesde aquel canto sencillo de una msica ntima,como si fuesen voces que llegarandesde la otra vida..

Sofren ml caballo;y me puse a escuchar lo que deca:

- Todos llegan de noche,todos se van de da...

Y, formndole do,otra voz femeninacomplet as la endechacon ternura infinita:

- El amor es tan slo una posadaen mitad del camino de la vida.

Y las dos voces, luego,a la vez repitieron con amargura rtmica:

- Todos llegan de noche,y todos se van de da ...Entonces, yo baj de mi caballoy me acost en la orillade una charca.

Y fijo en ese canto que venaa travs del misterio de la selva,fui cerrando los ojos al sueo y la fatiga.

Y me dorm, arrullado; y, desde entonces,cuando cruzo las selvas por rutas no sabidas,jams busco reposo en las posadas;y duermo al aire libre mi sueo y mi fatiga,porque recuerdo siempreaquel canto sencillo de una msica ntima:

- Todos llegan de noche,todos se van de da!El amor es tan slo una posadaen mitad del camino de la vida...

DE VIAJE

Ave de paso,fugaz viajera desconocida:fue slo un sueo, slo un capricho, slo un acaso;dur un instante, de los que llenan toda una vida.

No era la gloria del paganismo,no era el encanto de la hermosura plstica y recia:era algo vago, nube de incienso, luz de idealismo.No era la Grecia:era la Roma del cristianismo!Alrededor era de sus dos ojos oh, qu ojos, sos!que las fracciones de su semblante desvanecidasfingan trazos de un pincel tenue, mojado en besos,rediviviendo sueos pasados y glorias idas...

Ida es la gloria de sus encantos,pasado el sueo de su sonrisa.

Yo lentamente sigo la ruta de mis quebrantos;ella ha fugado como un perfume sobre la brisa!Quizs ya nunca nos encontremos;quizs ya nunca ver a mi errante desconocida;quizs la misma barca de amores empujaremos,ella de un lado, yo de otro lado, como dos remos,toda la vida bogando juntos y separados toda la vida!

BLASN

Soy el cantor de Amrica autctono y salvaje:mi lira tiene un alma, mi canto un ideal.Mi verso no se mece colgado de un ramajecon vaivn pausado de hamaca tropical...

Cuando me siento inca, le rindo vasallajeal Sol, que me da el cetro de su poder real;cuando me siento hispano y evoco el coloniajeparecen mis estrofas trompetas de cristal.

Mi fantasa viene de un abolengo moro:los Andes son de plata, pero el len, de oro,y las dos castas fundo con pico fragor.

La sangre es espaola e incaico es el latido;y de no ser Poeta, quiz yo hubiera sidoun blanco aventurero o un indio emperador.

QUIN SABE

Indio que asomas a la puertade esa tu rstica mansin:Para mi sed no tienes agua?Para mi fro cobertor?Parco maz para mi hambre?Para mi sueo, mal rincn?Breve quietud para mi andanza?

-Quin sabe, seor!

Indio que labras con fatigatierras que de otro dueo son:Ignoras t que deben tuyasser por tu sangre y tu sudor?Ignoras t que audaz codiciasiglos atrs te las quit?Ignoras t que eres el amo?

-Quin sabe, seor!

Indio de frente taciturnay de pupilas de fulgor:Qu pensamiento es el que escondesen tu enigmtica expresin?Qu es lo que buscas en tu vida?Qu es lo que imploras a tu dios?Qu es lo que suea tu silencio?

-Quin sabe, seor!

Oh, raza antigua y misteriosa,de impenetrable corazn,que sin gozar ves la alegray sin sufrir ves el dolor:eres augusta como el Ande,el Grande Ocano y el Sol!Ese tu gesto que parececomo de vil resignacin,es de una sabia indiferenciay de un orgullo sin rencor...

Corre por mis venas sangre tuya,y, por tal sangre, si mi Diosme interrogase qu prefiero-cruz o laurel, espina o flor,beso que apague mis suspiroso hiel que colme mi cancin-,responderale diciendo:-Quin sabe, seor!

LOS CABALLOS DE LOS CONQUISTADORES

Los caballos eran fuertes!Los caballos eran giles!Sus pescuezos eran finos y sus ancasrelucientes y sus cascos musicales...

Los caballos eran fuertes!Los caballos eran giles!

No! No han sido los guerreros solamente,de corazas y penachos y tizonas y estandartes,los que hicieron la conquistade las selvas y los Andes:

Los caballos andaluces, cuyos nerviostienen chispas de la raza voladora de los rabes,estamparon sus gloriosas herradurasen los secos pedregales,en los hmedos pantanos,en los ros resonantes,en las nieves silenciosas,en las pampas, en las sierras, en los bosques y en los valles.

Los caballos eran fuertes!Los caballos eran giles!

Un caballo fue el primero,en los trridos manglares,cuando el grupo de Balboa caminabadespertando las dormidas soledades,que de pronto dio el avisodel Pacfico Ocano, porque rfagas de aireal olfato le trajeronlas salinas humedades;

y el caballo de Quesada, que en la cumbrese detuvo viendo, en lo hondo de los valles,el fuetazo de un torrentecomo el gesto de una clera salvaje,saludo con un relinchola sabana interminable...y baj con fcil trote,los peldaos de los Andes,cual por unas milenarias escalerasque crujan bajo el golpe de los cascos musicales...

Los caballos eran fuertes!Los caballos eran giles!

Y aquel otro, de ancho trax,que la testa pone en altocual queriendo ser ms grande,en que Hernn Corts un dacaballero sobre estribos rutilantes,desde Mxico hasta Hondurasmide leguas y semanas entre rocas y boscajes,es ms digno de los laurosque los potros que galopanen los cnticos triunfalescon que Pndaro celebralas olmpicas disputasentre el vuelo de los carros y la fuga de los aires

Y es ms digno todavade las odas inmortalesel caballo con que Soto, diestramente,y tejiendo las cabriolas como l sabe,causa asombro, pone espanto, roba fuerzas,y entre el coro de los indios,sin que nadie haga un gesto de reproche,llega al trono de Atahualpa y salpica con espumaslas insignias imperiales.

Los caballos eran fuertes!Los caballos eran giles!

El caballo del beduinoque se traga soledades.El caballo milagroso de San Jorge,que tritura con sus cascos los dragones infernales.El de Csar en las Galias.El de Anbal en los Alpes.El Centauro de las clsicas leyendas,mitad potro, mitad hombre,que galopa sin cansarse,y que suea sin dormirse,y que flecha los luceros,y que corre como el aire,todos tienen menos alma, menos fuerza, menos sangre,que los picos caballos andalucesen las tierras de la Atlntida salvaje,soportando las fatigas,las espuelas y las hambres,bajo el peso de las frreas armaduras,cual desfile de herosmos,coronados entre el fleco de los anchos estandartescon la gloria de Babieca y el dolor de Rocinante.

En mitad de los fragores del combate,los caballos con sus pechos arrollabana los indios, y seguan adelante.Y, as, a veces, a los gritos de "Santiago!",entre el humo y e fulgor de los metales,se vea que pasaba, como un sueo,el caballo del apstol a galope por los aires

Los caballos eran fuertes!Los caballos eran giles!

Se dira una epopeyade caballos singularesque a manera de hipogrifos desoladoso cual ro que se cuelga de los Andes,llegan todos sudorosos, empolvados, jadeantes,de unas tierras nunca vistas,a otras tierras conquistables.Y de sbito, espantados por un cuernoque se hincha con soplido de huracanes,dan nerviosos un soplido tan profundo,que parece que quisiera perpetuarse.Y en las pampas y confinesven las tristes lejanasy remontan las edadesy se sienten atradospor los nuevos horizontes:Se aglomeran, piafan, soplan, y se pierden al escape.

Detrs de ellos, una nube,que es la nube de la gloria,se levanta por los aires.

Los caballos eran fuertes!Los caballos eran giles!

LA TRISTEZA DEL INCA

Este era un Inca triste, de soadora frente,de ojos siempre dormidos y sonrisa de hiel,que recorri su imperio, buscando inutilmentea una doncella hermosa y enamorada de l.

Por distraer sus penas, el Inca di en guerrero;puso a su tropa en marcha y el broquel requiri;fue sembrando despojos sobre cada senderoy las nieves mas altas con su sangre manch.

Tal, sus flechas cruzaron inviolables regiones,en que apenas los rios se atrevian a entrar;y tal fue, derramando sus heroicas legiones:de la selva a los andes de los andes al mar.

Fue gastando las flechas que tena en su aljaba,una vez y otra y otra, de regin en regin,porque cuando sala victorioso, lograbalevantar la cabeza, pero no el corazn.

Y cansado de tanto levantar la cabeza,celebr bailes magnos y banquetes sin fin,pero no logra nada disipar su tristeza,ni la sangre del choque, ni el licor del festn.

Nada entraba en el fondo de su espiritu oculto:ni las cndidas ustas de dignstico rol,ni los cirios de Quito, consagradas al culto,ni del Cuzco, tampoco, los vestales del sol.

Fue llamado el ms viejo sacerdote; Adivinaeste mal que me aqueja y el remedio del mal;dijo al gran sacerdote, con voz trmula y fina,aquel joven monarca, displicente y sensual.

-Ay,senor! - dijo el viejo sacerdote -Tus penas remediarse no pueden; tu pasin es mortal.La mujer que has ideado tiene anil en las venasun trigal en los bucles y en la boca un coral.

- Ay, senor! - ciertos dias vendran hombres muy blancos,Ha de oirse en los bosques el marcial caracol:cataratas de sangre colmaran los barrancos,y entrarn otros dioses en el Templo del Sol.

La mujer que has ideado pertenece a tal raza,vanamente la buscas en tu innumera grey,y servirte no pueden oracin ni amenaza,porque tiene otra sangre, otro dios y otro rey

Cuando el rito sagrado le mando optar esposa,hizo astillas el cetro con vibrante dolor,y aquel joven monarca se enterr en una fosay pensando en la rubia fue muriendo de amor.

NOSTALGIA

Hace ya diez aosque recorro el mundo.He vivido poco!Me he cansado mucho!

Quien vive de prisa no vive de veras:quien no hecha races no puede dar fruto.

Ser ro que corre, ser nube que pasa,sin dejar recuerdos ni rastro ninguno,es triste, y ms triste para el que se sientenube en lo elevado, ro en lo profundo.

Quisiera ser rbol, mejor que ser ave,quisiera ser leo, mejor que ser humo,y al viaje que cansaprefiero el terruo:la ciudad nativa con sus campanarios,arcaicos balcones, portales vetustosy calles estrechas, como si las casastampoco quisieran separarse mucho...Estoy en la orillade un sendero abrupto.Miro la serpiente de la carreteraque en cada montaa da vueltas a un nudo;y entonces comprendo que el camino es largo,que el terreno es brusco,que la cuesta es ardua,que el paisaje mustio...

Seor!, ya me canso de viajar, ya sientonostalgia, ya anso descansar muy juntode los mos... Todos rodearn mi asientopara que diga mis penas y triunfos;y yo, a la manera del que recorrieraun lbum de cromos, contar con gustolas mil y una noches de mis aventurasy acabar con esta frase de infortunio:

-He vivido poco! Me he cansado mucho!

LA CRUZ DEL SUR

Cuando las carabelas voladorasal fin trazaron sobre el mar sus huellas,fueron rasgando por delante de ellasla inmensidad con sus tremantes proas.

Entonces, Dios, en las nocturnas horas,tras el misterio de las tardes bellas,una cruz dibuj con cuatro estrellasen el lienzo en que pinta sus auroras.

Qued la cruz como argentado brocheque en la punta de un velo resplandece,dejando ver radiantes simbolismos.

Y hoy, sobre el terciopelo de la noche,en la profunda obscuridad, parecela condecoracin de los abismos...

LOS VOLCANES

Cada volcn levanta su figura,cual si de pronto, ante la faz del cielo,suspendiesen el ngulo de un vuelodos dedos invisibles de la altura.

La cresta es blanca y como blanca pura:la entraa hierve en inflamado anhelo;y sobre el horno aquel contrasta el hielo,cual sobre una pasi6n un alma dura.

Los volcanes son tmulos de piedra,pero a sus pies los valles que florecenfingen alfombras de irisada yedra;

y por eso, entre campos de colores,al destacarse en el azul, parecencestas volcadas derramando flores.

LA MAGNOLIA

En el bosque, de aromas y de msicas lleno,la magnolia florece delicada y ligera,cual velln que en las zarpas enredado estuviera,o cual copo de espuma sobre lago sereno.

Es un nfora digna de un artfice heleno,un marm6reo prodigio de la Clsica Era:y destaca su fina redondez a manerade una dama que luce descotado su seno.

No se sabe si es perla, ni se sabe si es llanto.Hay entre ella y la luna cierta historia de encanto,en la que una paloma pierde acaso la vida:

porque es pura y es blanca y es graciosa y es leve,como un rayo de luna que se cuaja en la nieve,o como una paloma que se queda dormida.

ORQUDEAS

Anforas de cristal, airosas galasde enigmticas formas sorprendentes,diademas propias de apolneas frentes,adornos dignos de fastuosas salas.

En los nudos de un tronco hacen escalas;y ensortijan sus tallos de serpientes,hasta quedar en la altitud pendientes,a manera de pjaros sin alas.

Tristes como cabezas pensativas,brotan ellas, sin torpes ligadurasde tirana raz, libres y altivas;

porque tambin, con lo mezquino en guerra,quieren vivir, como las almas puras,sin un solo contacto con la tierra.

TRPTICO CRIOLLO

I. El charro

Viste de seda: alhajas de gran tono;pechera en que el encaje hace una ola,y bajo el cinto, un mango de pistola,que l aprieta entre el puo de su encono.

Piramidal sombrero, esbelto cono,es distintivo en su figura sola,que en el bridn de enjaezada colano cambiara su silla por un trono.

Sintase a firme; el ltigo chasquea;restriega el bruto su chispeante callo,y vigorosamente se pasea...

Ddase al ver la olmpica figurasi es el triunfo de un hombre en su caballoo si es la animacin de una escultura.

II. El llanero

En su tostada faz algo hay sombro:tal vez la sensacin de lo lejano,ya que ve dilatarse el ocanode la verdura al pie de su boho.

El encuadra al redor su sembradoy acaricia la tierra con su mano.Enfrena un potro en la mitad de un llanoo a nado se echa en la mitad de un ro.

El, con un golpe, desjarreta un toro;entra con su machete en el boscajey en el amor con su cantar sonoro,porque el amor de la mujer ingratabrilla sobre su espritu salvajecomo un iris sobre una catarata...

III. El gaucho

Es la Pampa hecha hombre: es un pedazode brava tierra sobre el sol tendida.Ya a indmito corcel pone la brida,ya lacea una res: l es el brazo.

Y al son de la guitarra, en el regazode su "prenda", quejoso de la vida,desenvuelve con voz adoloridauna cancin como si fuera un lazo...

Cuadro es la Pampa en que el afn se encierradel gaucho, erguido en actitud briosa,sobre ese gran cansancio de la tierra.

porque el bostezo de la Pampa verdees como una fatiga que reposao es como una esperanza que se pierde...

NOCTURNO DE LA COPLA CALLEJERA

Tiempo ha quem mis navescomo el conquistador,y me lanc al trajn de la aventurade un corazn en otro corazn;pero...confieso yoque he tenido tambin mi noche triste.Oh noche triste en que llorando estoy!

Oh noche en que, vagandopor los barrios oscuros de aspecto evocador,donde en casas humildes suea el romanticismode vrgenes enfermas de Luna y de cancin,me ha interrumpido el pasouna copla escapada por el hueco traidorde una ventana, a sloclavrseme a mitad del corazn...

Y la copla a m vinolanzada, entre el rezongo de un viejo acorden,por algn mozalbete presumidosegn era el descaro de su engolada voz.

No me lleg la copla redondeada;no me lleg,sino algo en que pona su miel un primer besoo en que abra su rosa quiz un primer rubor..Pero...

ay de m! s estoyseguro del final que en lo ms hondosu envenenada punta me clav.Tales palabrasson:-"Pienso en aqul que te quisoantes de quererte yo"-.

Ya que lejos de ti, sintote acasoms adentro que nunca de mi amor,ha venido esta copla destempladaa destemplar tambin mi corazn:yo no he sido el primer hombre que amaste...No he sido, no,amor primero de mujer ninguna...No he despertado en nadie la primera emocin...No he probado la miel de un primer beso,ni abr la rosa de un primer rubor..

Comprendes t qu sangrelloro en mi noche triste? Comprendes qu cancines la que me sugiere aquella coplavenida a m quiz como la vozque detuvo, camino de Damasco,tambin a un pecador?

La primera mujer que am en la vida,al or que la amaba, colrica me huy;la segunda mujer, sonrisas tuvopara m que antes tuvo para otros tal vez... y luego adis

djome desde lo alto de un navoen que de m por siempre se alej;la tercera mujer no pudo nunca,desde su ostentacinde estrella, percatarsede mi apasionamiento de pastor;

una me dio una cita en cierta nocheen que, para burlarme, se muri;otra me dijo con los ojos algoque todava descifrando estoy,porque en ningunos ojos volv a hallar tal mirada,con que piadosamente me ha de ver quiz hoy Dios...

Despus... tngolo dicho:he quemado mis naves como el conquistadory me he entrado tambin a sangre y fuegode un corazn a otro corazn;y en esta noche triste,tengo un orgullo sabio, porque no he sido yoamor primero de mujer ninguna,pero el ltimo s: seguro estoy!

Y, as, como amor ltimo que he sido,de ms de una mujer, pienso en tu amor;y pensando en la copla callejera,la hago decir con todo mi orgullo indoespaol:

Pienso en aqul que te quieradespus de quererte yo!

NOTAS DEL ALMA INDGENA

Quin sabe!

Indio que asomas a la puertade esta tu rstica mansin: .para mi sed no tienes agua?para mi fro, cobertor?parco maz para mi hambre?para mi sueo, mal rincn?breve quietud para mi andanza?...-Quin sabe, seor!

Indio que labras con fatigatierras que de otros dueos son:ignoras t que deben tuyasser, por tu sangre y tu sudor?ignoras t que audaz codicia,siglos atrs, te las quit?ignoras t que eres el Amo?...-Quin sabe, seor!

Indio de frente taciturnay de pupilas sin fulgor:qu pensamiento es el que escondesen tu enigmtica expresin?qu es lo que buscas en tu vida?qu es lo que imploras a tu Dios?qu es lo que suea tu silencio?-Quin sabe, seor!

Oh raza antigua y misteriosade impenetrable corazn,que sin gozar ves la alegray sin sufrir ves el dolor:eres augusta como el Ande,el grande Ocano y el Sol.

Ese tu gesto que parececomo de vil resignacin,es de una sabia indiferenciay de un orgullo sin rencor..Corre en mis venas sangre tuya,y, por tal sangre, si mi Diosme interrogase qu prefiero- cruz o laurel, espina o flor,beso que apague mis suspiroso hiel que colme mi cancinresponderale dudando:-Quin sabe, seor!

EL ROMANCE DE LA FELICIDAD

Felicidad: yo te he encontradoms de una vez en mi camino;pero al tender hacia ti el ruegode mis dos manos... has huido,dejando en ellas, solamente,cual una ddiva, cautivoalgn mechn de tus cabelloso algn jirn de tus vestidos...

Tanto mejor fuera no habertehallado nunca en mi camino.Por ser tu dueo, siento a vecesque no soy dueo de m mismo...Toda esperanza es un engao;todo deseo es un martirio...

Felicidad: te vi de cerca;pero no pude hablar contigo.

Ya voy sintindome cansado...Cuando en la orilla del caminome siento a ver pasar a muchosque hacia ti vayan cul yo he ido,tal vez te atraiga mi reposo,mi displicente escepticismo,mi resignada indiferencia,mi corazn firme y tranquilo;y, paso a paso, a m te acerques,sin que yo llegue a percibirlo,y, al fin, sentndote a mi lado,hablarme empieces: - Buen amigo...

Ser mejor el no buscarte?Ser mejor el ser altivoen la desgracia y no sentirsejuguete vil de tus caprichos?

Yo slo s que cuantas vecescon ms afn te he perseguido,ms fcilmente, hacia ms lejos,ms desdeosa, huir te he visto.Yo slo s que cuantas vecestorn perfil un sueo mo,Felicidad, te vi de cerca,pero no pude hablar contigo...

EL IDILIO DE LOS VOLCANES

El Ixtlachuatl traza la figura yacentede una mujer dormida bajo el Sol.El Popocatpetl flamea en los sigloscomo una apocalptica visin;y estos dos volcanes solemnestienen una historia de amor,digna de ser cantada en las compilacionesde una extraordinaria cancin.

Ixtachuatl --hace miles de aos--fue la princesa ms parecida a una flor,que en la tribu de los viejos caciquesdel ms gentil capitn se enamor.El padre augustamente abri los labiosy djole al capitn seductorque si tornaba un da con la cabezadel cacique enemigo clavada en su lanzn,encontrara preparados, a un tiempo mismo,el festn de su triunfo y el lecho de su amor.

Y Popocatpetl fuese a la guerracon esta esperanza en el corazn:dom las rebeldas de las selvas obstinadas,el motn de los riscos contra su paso vencedor,la osada despeada de los torrentes,la acechanza de los pantanos en traicin;y contra cientos y cientos de soldados,por aos gallardamente combati.

Al fin torn a tribu (y la cabezadel cacique enemigo sangraba en su lanzn).Hall el festn del triunfo preparado,pero no as el lecho de su amor;en vez de lecho encontr el tmuloen que su novia, dormida bajo el Sol,esperaba en su frente el beso pstumode la boca que nunca en la vida bes.

Y Popocatpetl quebr en sus rodillasel haz de flechas; y, en una solo voz,conjur la sombra de sus antepasadoscontra la crueldad de su impasible Dios.Era la vida suya, muy suya,porque contra la muerte gan:tena el triunfo, la riqueza, el podero,pero no tena el amor...

Entonces hizo que veinte mil esclavosalzaran un gran tmulo ante el Solamonton diez cumbresen una escalinata como alucinacin;tom en sus brazos a la mujer amada,y el mismo sobre el tmulo la coloc;luego, encendi una antorcha, y, para siempre,quedse en pie alumbrando el sarcfago de su dolor.

Duerme en paz, Ixtachuatl nunca los tiemposborrarn los perfiles de tu expresin.Vela en paz. Popocatpetl: nunca los huracanesapagarn tu antorcha, eterna como el amor...