La Caída de Sagunto por Antonio Penadés.

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ORONOZ / ALBUM MUERTE ANTES QUE RENDICIóN ANTONIO PENADéS HISTORIADOR Y ESCRITOR SAGUNTO En el año 219 a.C., la capital de los edetanos fue atacada por el caudillo cartaginés Aníbal. Tras largos meses de asedio, los púnicos lanzaron el asalto final que terminó con la masacre de la mayoría de los defensores

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Articulo del historiador Antonio Penadés.

Transcript of La Caída de Sagunto por Antonio Penadés.

  • 2 historia national geographic

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    muerte antes que rendicin

    antonio penadshistoriador y escritor

    saguntoEn el ao 219 a.C., la capital de los edetanos fue atacada por el caudillo cartagins Anbal. Tras largos meses de asedio, los pnicos lanzaron el asalto final que termin

    con la masacre de la mayora de los defensores

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  • historia national geographic 3

    La destruccin de sagunto

    Este conocido leo de Francisco Domingo Marqus, realizado en 1869, muestra a

    Anbal (a la derecha, conduciendo un

    carro) dirigiendo a sus hombres en el asalto final sobre

    Sagunto. Palacio de la Generalitat, Valencia.

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  • imparable y termin inquietando a Roma, que tambin aspiraba a dominar la Pennsula. A principios de 225 a.C., una delegacin ro-mana acudi al campamento de Asdrbal pa-ra acordar un reparto de las reas de influencia, cuyo lmite quedaba situado en el ro Ebro.

    Para consolidar sus conquistas, los cartagi-neses haban seguido la tctica de establecer pactos con los pueblos indgenas, pero hu-bo una ciudad ibera que se neg a cualquier

    transaccin. Sagunto (o Arse, su nom-bre ibero) era un poderoso ncleo de los edetanos, en el extremo de la sierra Calderona, edificada sobre

    La primera guerra pnica (264-241 a.C.), el largo conflicto en el que Roma y Cartago chocaron por primera vez en la pugna por la hegemona en el Me-diterrneo, termin con la completa

    derrota de los cartagineses, que no slo se vie-ron despojados de sus bases de Sicilia y Cer-dea, sino que tambin debieron pagar una enorme indemnizacin de guerra. Para resar-cirse de esas prdidas y obtener recursos con los que pagar a los romanos, los Brcidas, el clan dominante en la capital pnica, volvieron la mirada hacia la pennsula Ibrica y sus ricos recursos mineros. A partir de 237 a.C., Amlcar Barca comenz la ocupacin del territorio y el sometimiento de las poblaciones indgenas, que realiz a veces de forma brutal. El avance cartagins dirigido, tras la muerte de Amlcar en una escaramu-za, por su yerno Asdrbal pareca

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    Dominios de Cartago

    Pueblos

    Invasin cartaginesa 237 a.C.

    Itinerario de Anibal 218 a.C.

    Desembarco romano 218 a.C.

    Tratado del Ebro 226 a.C.

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    dos potencias enfrentadasel mapa sobre estas lneas recrea el itinerario que sigui amlcar para invadir la pennsula ibrica, el de anbal para sitiar sagunto, y el desembarco de roma en la pennsula en 218 a.c., ao en que empez la segunda guerra pnica.

    c r o n o lo g a

    eL frente de La pennsuLa

    Amlcar Barca desembarca en Gadir (cdiz) procedente de cartago y empieza la ocupacin de la pennsula ibrica sometiendo a los pueblos del sur peninsular.

    asdrbal funda en el levante una capital, Cartago Nova. Los romanos, alarmados por el avance cartagins, envan una delegacin en 225 a.c. a negociar las reas de influencia respectivas. se firma el tratado del ebro.

    busto de anbal. MUseO ARqUeOLgicO NAciONAL, NpOLes.

    227-225 a.c.237 a.C.scALA, FiReNZe

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  • y sucesor de su cuado Asdrbal tras el asesi-nato de ste por un esclavo a finales de 221 a.C., consider intolerable. No slo por tratarse de una violacin de los trminos del tratado, sino porque sin duda el general cartagins pensaba ya en su futura expedicin a Italia y no quera dejar enemigos en la retaguardia.

    Anbal frente a SaguntoA mediados de mayo de 219 a.C., Anbal se in-tern en territorio saguntino. Tras arrasar los campos adyacentes a la ciudad, se present ante sus muros con un ejrcito de unos 50.000 combatientes, muchos de ellos mercenarios.

    un promontorio a poco ms de un kilmetro del mar y junto a una ruta de acceso al inte-rior de la Pennsula. Aunque estaba en el rea de influencia cartaginesa, se ali con Roma dado que mantena fructferas relaciones comercia-les con dos aliadas de sta, Massalia (Marse-lla) y Emporion (Ampurias). Por otro lado, los saguntinos ambicionaban las minas de hierro de los turboletas, tribu aliada de Cartago que se extenda por la actual provincia de Teruel. Sagunto supona, pues, un desafo al dominio cartagins en la parte de la pennsula Ibrica que le haba sido asignada por el tratado del Ebro. Esto era algo que Anbal, hijo de Amlcar

    La ruina de cartagotras la primera guerra pnica, cartago deba pagar una elevada indemnizacin a roma. por ello se expandi por hispania, en busca de sus abundantes recursos. arriba, las termas de antonino, en cartago.

    anbaL rompe eL pacto

    segn el historiador polibio, los romanos mandaron legados a asdrbal y conclu-yeron con l un pacto en el que, pasando por alto el resto del territorio hispano, se

    dispuso que los cartagineses no atravesaran con fines blicos el ro denominado iber. el Ebro, pues, se converta en el lmite infranqueable de las reas de influencia de roma y cartago, con lo que la ciudad de sagunto quedaba en teora bajo dominio cartagins. resulta por ello difcil de explicar jurdicamente la alianza de la ciudad edetana con roma, al margen de las razones econmicas y de conveniencia de ambas partes. algunos investigadores han defendido, con slidos argumentos, que el ro iber de la cita de polibio no corresponde al ebro, sino al Jcar o el segura, bastante al sur de sagunto. por otra parte, anbal justific su ofensiva contra sagunto por la necesidad de defender de los edetanos a un pueblo indgena aliado, los turdetanos, por lo que rechaz las ofertas de paz de las embajadas romanas.

    el tratado del ebro

    Anbal se enfrenta con xito a los olcades, vacceos y carpetanos. mientras, la ciudad de sagunto, situada muy al sur del territorio romano, firma una alianza con roma desafiando los trminos del tratado del ebro.

    Los cartagineses liderados por anbal se internan en territorio de Sagunto y arrasan los campos de cultivo prximos a la ciudad. con un ejrcito compuesto por 50.000 hombres, anbal sitia sagunto.

    Los saguntinos piden una ayuda a Roma que nunca llegar. anbal somete a la ciudad a un duro asedio y la ataca con sus mquinas de guerra. cuando consiga tomarla no mostrar piedad con sus habitantes.

    221-220 a.c. 219 a.c. 218 a.c.

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  • No pretenda rendirla por hambre, sino tomarla al asalto mediante un ataque simultneo por tres puntos: la llanura, el ro Palancia y el extre-mo occidental, que era el punto ms dbil de la fortificacin al dar su ngulo a una zona abierta, apta para el manejo de las mquinas de guerra.

    Anbal orden aproximar a ese punto los arietes, con sus hombres protegindose de los proyectiles enemigos con ayuda de vineas (parapetos mviles). Los saguntinos haban reforzado la muralla con una enorme torre y construyendo muros ms altos que los del resto del permetro, lo que dificultaba el acceso pero a la vez restaba estabilidad a la estructura. Los jvenes saguntinos ms destacados se consa-graron con determinacin a la defensa, usando armas arrojadizas e incluso saliendo y cargan-do contra las obras de asedio de los romanos.

    En uno de estos lances, el propio Anbal fue herido en un muslo por una jabalina de doble punta. Se retir y estuvo convaleciente unos das, durante los cuales los saguntinos realiza-ron incursiones nocturnas en el campamento cartagins que causaron muchas bajas. La lucha se reanud con mayor dureza. Los saguntinos se repartieron por todo el permetro de la mura-lla, pero se vean incapaces de defenderla toda frente a la embestida de los arietes cartagineses.

    Cuando tres torres y el tramo de muro que las una se vinieron abajo, los cartagineses creyeron que la plaza estaba tomada. Pero al

    penetrar por la brecha se encontraron con que los saguntinos haban colocado sus cuerpos, sus escudos y sus lanzas como barrera; segn Tito Livio, ninguno dio un paso atrs por miedo a que el enemigo ocupara el espacio que l dejara libre. Arrojados tan de cerca, sus dardos y falricas (lanzas ardientes) provocaron un gran nmero de muertos y heridos entre los asaltantes. Los defensores rechazaron a los cartagineses hasta los escombros de la muralla y los desalojaron con violencia. Anbal se vio obligado a ordenar la retirada.

    Una ciudad bajo asedioEn los das siguientes al ataque, mientras sus hombres descansaban en el campamento, el general pnico los enardeca prometindo-les que gran parte del botn sera para ellos si tomaban la ciudad. Mientras, los asedia-dos levantaron un nuevo muro en el tramo derrumbado y se mantuvieron firmes en su posicin, confiados en que no tardara en lle-gar la ayuda que haban solicitado a sus aliados romanos por medio de emisarios.

    castillo de sagunto. desde la poca islmica, el cerro se

    convirti en una fortaleza. su forma actual corresponde a

    las ampliaciones del siglo xix.

    la temible falcata de los iberosEl ejrcito cartagins contaba con soldados iberos mercenarios. Su arma principal, al igual que la de los defensores de Sagunto, era la letal espada corta o falcata, curvada y de doble filo, como sta de la Almedinilla, Crdoba.

    Muralla

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  • lanzas incendiarias

    las principales armas que emplearon los saguntinos durante el sitio de 218 a.C. fueron las jabalinas de doble punta y las falcatas, espadas cortas

    de doble filo y forma irregular. Los arcos y las flechas eran poco usados en el mundo ibrico. En los momentos clave los sagun-tinos utilizaron un arma novedosa llamada falrica, una fina lanza de unos tres pies de largo coronada con puntas de hierro que se forraba de estopa y se impregnaba de pez y azufre negro. Antes de lanzarla se le prenda fuego, a fin de aterrorizar a los enemigos al clavarse en sus escudos; stos, para no quemarse, tenan que despojarse de sus armas y huir, momento en que se volvan vulnerables ante el siguiente ataque.

    las armas de los saguntinos

    el vaso de los guerreros de san miguel de liria muestra un desfile de combatientes

    con escudos y lanzas. museo de prehistoria, valencia.

    Acueducto

    La saGunto romana

    unos pocos aos despus del asedio de anbal, los saguntinos pudieron volver a su ciudad gracias a escipin, que la reconquist para roma en

    212 a.c. desde entonces la sagunto ibera em-prendi un rpido proceso de romanizacin que se reflej en su urbanismo. en una primera fase la ciudad se extendi por las alturas del cerro, donde se construy un primer foro 1, que a mediados del siglo ii a.c. se traslad al llano. Los restos hoy conservados corresponden al foro de poca de augusto 2, cuando sagunto, colonia latina en 55 a.c., se haba convertido en un municipio de derecho romano. en el perodo imperial se erigieron los grandes edificios p-blicos caractersticos de toda ciudad romana: un teatro 3 con capacidad para unas 6.000 personas, un circo 4 de 354 metros de largo por 73 de ancho, con aforo para 20.000 per-sonas, y un anfiteatro 5. tambin se erigi un puente 6 que cruzaba el ro palancia y conec-taba la ciudad con la va augusta.

    la ciudad renacida

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  • Concluida la tregua, Anbal orden acercar a la muralla una gran torre mvil desde la que los cartagineses disparaban flechas, dardos y lanzas. A la vez, un cuerpo de zapadores for-mado por quinientos africanos socavaba con zapapicos la base de la muralla. Nuevos des-moronamientos permitieron la entrada de los cartagineses, que ocuparon una posicin eleva-da. All erigieron un muro para crear un fortn defendido con ballestas y pequeas catapultas.

    Por su parte, los saguntinos levantaron con los escombros un muro interior para proteger la zona no ocupada, cada vez ms reducida. All resistieron en medio de una escasez creciente de alimentos y de agua, hasta el punto de que, segn Silio Itlico, se vieron obligados a comer el cuero de sus escudos y cortezas de rboles. Anbal se ausent para realizar una rpida ex-pedicin contra los oretanos y carpetanos, y cedi la direccin del asedio a su lugarteniente Maharbal, que libr con xito algunos combates y derrib nuevos tramos de muralla.

    A su vuelta, Anbal decidi enviar a Sagunto a un soldado llamado Alorco, de origen ibero y que haba sido husped de los saguntinos, con una propuesta de paz. Tras entregar su arma a los centinelas, Alorco pidi que lo llevaran ante su jefe. En medio de una gran aglomeracin y ante los miembros del consejo de la ciudad, explic los trminos de la ofer-ta del general cartagins. Deban abandonar Sagunto y entregar todo el oro y la plata que poseyeran el municipio y los particulares. A cambio, conservaran la vida y podran edi-ficar una nueva ciudad en la llanura. Aunque duro y amargo declar Alorco, esto es lo que os aconseja vuestra situacin. Yo, la ver-dad, abrigo alguna esperanza de que, cuando lo hayis entregado todo, Anbal rebajar algo estas condiciones; pero creo que es preferi-ble soportarlas a dejar que vuestros cuerpos sean destrozados y vuestras mujeres e hijos arrebatados segn el derecho de guerra.

    Sin dar tiempo al pueblo a debatir la pro-puesta, los ciudadanos principales decidieron responder con los hechos. Se reunieron en el

    anbal lleva la guerra a italiaTras destruir Sagunto, Anbal dej a su hermano Asdrbal en Hispania y al frente de un gran ejrcito, entre el que se contaban 37 elefantes, realiz la pica travesa de los Alpes que muestra el fresco de Ripinada sobre estas lneas. 1513. Museos Capitolinos, Roma.

    esta escultura de AgUsTN qUeROL Y sUBiRATs (1886) RecReA eL TRgicO sUicidiO de UNA MUJeR sAgUNTiNA qUe HA MATAdO A sU pROpiO HiJO pARA iMpediR

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  • foro con una gran cantidad de oro y plata, y, en vez de entregarlo al invasor, lo arrojaron a una hoguera junto con los objetos valiosos, prendas, joyas y vasos sagrados de los templos. Para que todo quedara totalmente fundido, lanzaron tambin al fuego plomo y bronce. Justo en ese momento se oy un enorme estruendo: una torre se vino abajo por la accin conjunta de los arietes y los zapadores cartagineses, dejando paso a una cohorte que envi a su general la seal de que la ciudad estaba desguarnecida. Anbal atac con todos sus efectivos y en pocos instantes irrumpi en Sagunto.

    Matanza y destruccinA la entrada de los cartagineses en la ciudad le sigui una terrible masacre. Sabedores de que los asaltantes tenan la consigna de matar a to-dos los hombres en edad militar, una parte de los saguntinos se retiraron con sus familias a sus casas, les prendieron fuego y se mantuvie-ron encerrados hasta que los techos se desplo-maron sobre ellos. Los dems cargaron contra los asaltantes y combatieron a muerte hasta

    el final. Al mismo tiempo, algunas mujeres se despeaban desde las murallas despus de haber matado a sus hijos. Aun as, los cartagi-neses lograron capturar a un buen nmero de mujeres y nios para venderlos como esclavos y amasar as un botn considerable; Anbal re-parti una parte entre sus hombres, segn sus mritos, y envi el resto a Cartago.

    Tomada Sagunto, el ejrcito cartagins se retir a Cartago Nova para invernar, mientras los mercenarios iberos volvan a sus poblados. Pero el descanso dur poco. En la primavera siguiente todos se pusieron de nuevo a las r-denes de Anbal, que emprenda la marcha hacia los Pirineos y desde all hacia Italia, dispuesto a cumplir su promesa de vengarse de Roma.

    ensayoSagunto: oppidum, emporio y municipio romanocarmen aranegui. Bellaterra, Barcelona, 2004.textoHistoria de Roma (Libro XXI)tito livio. gredos, Madrid, 2008.novelaAfricanus, el hijo del cnsuls. posteguillo. Zeta Bolsillo, Madrid, 2014.

    Para saber ms

    eL teatro de saguntousado largo tiempo como instalacin militar, el teatro lleg al siglo XX muy deteriorado. en los aos noventa se hizo una polmica restauracin, en la que se aadi un nuevo gradero de losas de mrmol y se reconstruy el scenae frons (frente escnico).

    Los hroes de saGunto

    en la memoria histrica espaola, Sagunto y numancia son ejemplo del sacrificio del pueblo frente a un conquistador extranjero, y as fueron evocadas por

    numerosos poetas, dramaturgos y novelistas. en la guerra de independencia, por ejemplo, alberto Lista escribi una Oda a las ruinas de Sagunto que empezaba: salve, oh alczar de edetania firme, / ejemplo al mundo de constan-cia ibera, / en tus ruinas grandiosa siempre, / noble sagunto. el caso saguntino, sin embargo, tena una desventaja, pues se trataba de una ciudad aliada con una potencia extranjera, roma, justo la que haba aplastado a Numancia. La solucin consisti en reprochar a los romanos la tardanza en auxiliarlos, como haca Feijoo en el siglo XViii: La porfiada resistencia de ocho meses a 150.000 combatientes acredit tanto su constancia, su valor y su fineza por los romanos, como llen a stos de oprobio por la fra lentitud o, por mejor decir, total omisin en socorrer a tan generosos aliados.

    morir con honor

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  • maestros en el arte del asedio

    los cartagineses eran autnticos especialistas en la guerra de asedio, en la que aplicaban tcticas y maquinarias desarrolladas por sus antepasados fenicios, quienes a su vez las haban copiado del temible ejrcito asirio. los cronistas antiguos especifican las diversas armas y tcnicas de asedio que anbal y sus hombres emplearon contra la ciudadela ibera de sagunto.

    1 Torre de asaltolas torres mviles, de forma cuadrada, se componan de varios pisos unidos por una escalera interior. Desde la cima se tenda una pasarela por la que se realizaba el asalto.

    4 Vineasparapetos que protegan de los proyectiles enemigos a los soldados que se acercaban a la muralla con arietes u otros ingenios de guerra, o para realizar labores de minado.

    2 Arietese empleaba contra puertas y murallas. aunque no lo inventaron propiamente los pnicos, fueron ellos quienes lo introdujeron en el mbito del Mediterrneo.

    5 Circunvalacinno est claro si los cartagineses usaron esta tcnica, que consista en rodear la muralla sitiada con un slido vallado compuesto por grandes estacas de madera.

    3 Ballesta giganteDe origen griego, esta mquina de guerra (polntonon) poda disparar de una sola vez diversos proyectiles largos y afilados a una gran distancia.

    6 Tropas de Cartagoel ejrcito cartagins era variopinto y estaba formado por tropas de diferentes pueblos, casi todas mercenarias y cada una de ellas con su armamento caracterstico.

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  • anbal sitia sagunto eN eL AO 219 A.c.

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