LA BIBLIOTECA PUBLICA Y LA EDU ‘CACION DE...

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LA BIBLIOTECA PUBLICA Y LA EDU ‘CACION DE ADULTOS W CARL THOMSEN bibliotecario director, Copenhague EDWARD SYDNEY bibliotecario del distrito, Leyton MIRIAM D. TOMPKINS profesora adjunta de biblioteconomía Columbia University UNESCO ‘950

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LA BIBLIOTECA PUBLICA Y LA

EDU ‘CACION DE ADULTOS

W CARL THOMSEN

bibliotecario director, Copenhague

EDWARD SYDNEY bibliotecario del distrito, Leyton

MIRIAM D. TOMPKINS profesora adjunta de biblioteconomía

Columbia University

UNESCO

‘950

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Acobose de imprimir el 31 de julio de Ig5o por la Sociedad de explotacih de la Imprenta Bellenand, en Pa?? para la Organización de las Naciones Unidas para la Educaczon

la Ciencia y la Culturu, rg, avenue KlLber, Paris-16c Unesco. Publicacián 616

Traducido por MARIA TERESA CHAVEZ, subdirectora de la Biblioteca de México y profesora de la Escuela Nacional de Bibliotecarios y Archivistas.

Presentamos nuestro agradecimiento por las fotografías usadas en este libro a :

Alfr. MULLER; Arbejdernes Oplysnings Forbund; Biblioteca pública de Cleveland; David MARDON (Bibliotecas públicas de Leyton) ; Fox Photos Ltd. (Bibhoteca pública de St. Paneras); Hammond IRWIN (Biblioteca del condado de Cole); Biblioteca pública de Margate.

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MANUALES DE LA UNESCO PARA LAS BIBLIOTECAS PUBLICAS. 3.

LA BIBLIOTECA PUBLICA Y LA EDUCACION DE ADULTOS

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Grupo de discusión organizado por la bibliotecaria en una comunidad rural.

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PREFACIO

L A Unesco tiene una responsabilidad especial en el desarrollode aquellos servicios educativos, culturalesy cient@cos que ayudan a colmar la laguna

existente entre los especialistas y la generalidad de los ciudadanos del mundo. En todo periodo de grandes adelantos en las ciencias y en el saber, hay siempre el peligro de que los intelectuales se hallen privados de contacto con el pueblo, y que éste permanezca ignorante de lo que están haciendo sus dirigentes culturales. Entre los diversos tipos de servicio que el hombre civilizado ideó para evitar ese peligro, pocos hay que ofrezcan más amplias posibilidades y mayor necesidad de ser desarrollados que los diversos servicios a que contribuyen las bibliotecas pzíblicas. Ningún hombre que haya aprendido a leer rebasando el nivel de la simple alfabetización, y que desee participar plenamente en la vida de su comunidad, podrá mante- nerse en contacto con lo que está sucediendo en cualquier punto del globo, incluso con lo que está ocurriendo a la puerta de su casa, si no acude a los libros y a los periódicos; pero hay pocas personas en el mundo que puedan comprar todos los libros que necesitarían para su uso personal. Ésta es la razón de que la Unesco no haya vacilado en hacer todo lo posible para que exista el mayor ntímero posible de bibliotecas pt5blicas y para que las ya existentes sean lo mejores posible. En su función más elemental, las biblio- tecas ptlblicas son depósitos de saber y de experiencia gratuitamente abiertos a los hombres de todas las clases, rapas, religiones y edades; pero en estos Últimos años las bibliotecas publicas, en todos los lugares en que se han desarrollado debidamente, han aceptado responsabilidades mucho más amplias que las que impone un depósito pasivo. Tienen que participar activamente en la educación de los adultos, utilizando los nuevos medios de comunicación, como son la radio, el cine, los grupos de discusión y las exposiciones, de modo que se ayude a la gente que frecuente las bibliotecas a leer bien, inteligentemente, y que se dirija su atención critica hacia 10s problemas más importantes de su ambiente y de su tiempo.

Por el momento, la verdad es, desgraciadamente, que hay muy POCOS paises en el mundo en que se comprendan plenamente las posibilidades que

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ofrece una biblioteca pública, y en muchas partes del globo apenas puede decirse que existan tales servicios. La linesco se da perfecta cuenta de esta situación, y por eso, como continuación del éxito obtenido en un cursillo de verano para bibliotecarios ptiblicos que se celebró en Inglaterra en 1948, hemos emprendido la publicación de una serie de manuales para difundir en el mundo entero los mejores resultados obtenidos por la experiencia en este orden de actividad. Estos manuales, tres de los cuales se publican en 1950, tratarán de algunos de los aspectos fundamentales del funciona- miento de una biblioteca: p p re aración en biblioteconomia, papel del bibliotecario en la educación de: los adultos y extensión de las actividades de la biblioteca pública para atender a las necesidades de poblaciones esparcidas, rurales, y de grupos especiales dentro de la comunidad.

Han sido escritos por bibliotecarios y para bibliotecarios principal- mente, porque al profesional en biblioteconomía es a quien sobre todo incumbe la responsabilidad de desarrollar sus servicios; pero no se han escrito de manera que puedan interesar exclusivamente a los bibliotecarios. En realidad tengo la esperanza de que los lean funcionarios de los gobiernos, educadores y otras personas que tengan a su cargo la provisión de los ser- vicios de bibliotecas ptiblicas y la formación profesional de los biblio- tecarios. El progreso de las bibliotecas ptíblicas depende en gran parte de la competencia-y amplitud de miras de los bibliotecarios; pero sólo podrán obtenerse resultados importantes si esos bibliotecarios cuentan con el apoyo de las autoridades educativas, Jinanzieras y legislativas de su país.

Los autores de estos manuales los han escrito en entera libertad, expre- sando individualmente sus opiniones personales. Han consultado los docu- mentos que se redactaron en el Cursillo internacional de verano, y han recibido consejos de la Unesco, pero no con objeto de dejar sentadas las normas de la Unesco en cuanto al funcionamiento de las bibliotecas públi- cas. Es evidente que ciertos principios del servicio de bibliotecas deberían aceptarse; pero, como lo indican algunos de los autores, una biblioteca viva debe estar tan estrechamente ligada a las condiciones económicas, sociales y culturales del territorio en que funciona, que la interpretación de esos principios entraña gran amplitud de diferencias en la práctica. Se ha puesto de relieve este punto en el presente volumen mediante descripción del trabajo de educación de adultos efectuado en las bibliotecas públicas de tres paises -Dinamarca, Reino Unidoy Estados Unidos de .Norteamérica. Se eligieron estas tres naciones como ejemplos por figurar sus bibliotecas ptíblicas entre las más activas en el terreno de la educación de adultos, y porque en ellas las contrapuestas pautas para las actividades de la educa- ción de adultos se han desarrollado como resultado de condiciones nacio- nales diferentes. También hubiera podido incluirse a otros paises, de haberlo consentido el espacio; pero los tres que se han elegido pueden servir

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por la variedad de sus programas para indicar los principales tipos eJ;- caces de actividades de educación de adultos practicadas en las bibliotecas públicas.

El valor de los servicios educativos de estas s5ltimas no se reconoce cla- ramente en todo el mundo. Sin embargo, en la Conferencia Internacional sobre Educación de Adultos, celebrada en Dinamarca durante el mes de junio de 1949, se hizo un progreso alentador en este respecto. Los delegados de veintinueve paises se pusieron de acuerdo para aprobar la siguiente resolución :

La Conferencia hace constar su agradecimiento por la contribucidn esencial de los museos y las bibliotecas públicas a la educación de adultos. Proporcionadamente a las circunstancias de cada Estado Miembro, la Conferencia apoya la declaracidn de la Unesco : u La biblioteca pziblica, fuerza viva para la educación popular », y recomienda que sea tomada en consideración y, en la medida de lo posible, adoptada en los Estados Miembros corno base para una linea de acción.

Es ésta la primera resolución que sobre el papel de las bibliotecas públicas en la educación de adultos haya adoptado un grupo internacional de educa- dores, y confio en que sirva de estimulo al amplio desarrollo de los pro- gramas de bibliotecas de la índole descrita en este manual.

JAIME TORRES BODET Director general

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INDICE

Primera parte : Dinamarca plgina

CAPITULO 1 Introducción. El sistema bibliotecario de Dinamarca.

CAPfTULo II La educación extraescolar en Dinamarca. ......

CAPITULO III Las labores colectivas de las bibliotecas. ........

CAPITULO IV Tareas individuales de la biblioteca. ...........

cAPfTULo v La biblioteca como iniciadora. ................

CAPITULO VI El trabajo con 10s adolescentes. ...............

CAPfTUI.0 VII Organismo roadyuvantc cn la rducaci(ín rxtra-

escolar ......................................

Segunda parte : Reino Unido

CAPfTIJLO 1 Introducción. ................................

CAPfTULO II La biblioteca pública : facultades y plan de acción.

CAPfTIJLO III La biblioteca pública en funciones : su acción

genera1 ......................................

CAPITULO IV La biblioteca pública en acción como centro de

actividad cultural local. ......................

CAPfTULO V La biblioteca pública en acción como impulsora,

patrocinadora y coordinadora de la educación

extraescolar de adultos ........................

CAPfTULO VI La biblioteca pública en acción como organiza-

dora responsable y copartícipe. ................

CAPfTULO VII COnCluSióll. .................................

Tercera parte : Estados Unidos de Sl’orteamérica

CAPiTULO 1 Introducción. ................................ CAPITULO II La biblioteca pública guía a sus lectores ........

CAPÍTULO III Nuevos instrumentos para la educación de adultos.

CAPíTULO IV La biblioteca pública sirve a los grupos de la comu-

nidad .......................................

CAPÍTULO v La bibliotc-ca pública patrocina a los grupos de dis-

cuslhn ....................................... CAPfTULO VI Esfuerzos aunadon de la biblioteca y la comu-

nidad .......................................

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ILUSTRACIONES

Grupo de discusión organizado por la bibliotecaria en una comu-

nidad rural. (Frontispicio.) Círculo de estudio para jóvenes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Instrucción sobre el uso de la biblioteca. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Intercambio de ideas - un grupo de discusión :en la biblioteca.

Discusión sobre libros. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Exposición en una biblioteca pública. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Concierto de música grabada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Bibliotecas circulantes, equipadas algunas veces con proyectores

de películas y fonógrafos, al servicio de los lectores de zonas

rurales................................................

La bibliotecaria ayuda a los clubs y a otras organizaciones a

planear programas educativos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Jefes de grupo de discusión en la biblioteca reciben enseñanza

práctica...............................................

Discusión después de la proyección de películas documentales. . .

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PRIMERA PARTE

DINAMARCA

por CARL THOMSEN bibliotecario director, Copenhague

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CAPITULO PRIMERO

INTRODUCCION EL SISTEMA BIBLIOTECARIO DE DINAMARCA

E L movimiento bibliotecario en Dinamarca es muy reciente, si se compara con el de la Gran Bretaña y el de los Estados

Unidos de Norteamérica. Hace apenas cuarenta años que se ela- boraron los primeros planes para la organización del sistema bibliotecario moderno, y no más de treinta que se comenzó a dar una educación técnica a los bibliotecarios. Gran parte de las energías que la primera generación pudo dedicar al trabajo bibliotecario tuvieron que emplearse en objetivos básicos como son : 10 la fundación de bibliotecas ; 20 la formación de una sólida base económica para su funcionamiento ; 30 la preparación de un plan para su desarrollo futuro.

En este primer período el uso que el público hizo de las biblio- tecas no cesó de ir en aumento; al personal, que era muy reducido, le resultaba difícil prestar la debida atención, as1 a las tareas rutinarias del préstamo de libros, salas de lectura, etc., como a más amplias actividades, necesarias para hacer de la biblioteca un verdadero centro de educación popular.

Para comprender la situación actual de las bibliotecas en Dina- marca, hay que tener presentes algunas características generales :

I. Dinamarca es uno de los países más pequeños de Europa, y tiene sólo cuatro millones de habitantes. 2. Las diferencias de clase están menos marcadas que en la mayor parte de los otros países; hay solamente un idioma, una nacionalidad y una religión. 3. Las comunicaciones entre las diversas partes del país y entre las ciudades y el campo son fáciles. 4. La biblioteca pública es, como la escuela en general, gra- tuita para todos. No hay analfabetos, y nadie puede en jus- ticia decir : « Me hubiera gustado estudiar esta o aquella materia, pero los libros no estaban a mi alcance.»

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5. La biblioteca pública funciona con fondos públicos, ya que el Estado y las municipalidades contribuyen a su sosteni- miento con más del noventa por ciento de los gastos. La cooperación privada apenas tiene importancia, por lo que no hay peligro de que los intereses económicos particulares influyan en los planes bibliotecarios. 6. La neutralidad de las bibliotecas públicas es ampliamente reconocida, ya que todas las opiniones políticas, sociales y religiosas tienen idéntico derecho a estar representadas en las colecciones de libros. 7. Debido a la división del trabajo y a la cooperación entre las bibliotecas científicas y las populares, éstas pueden dedicar sus energías a la educación en general y al esparcimiento literario, y al mismo tiempo actúan como avanzada de las bibliotecas especiales y científicas. Tomás Dossingl, que encabezó el movimiento de las bibliotecas públicas danesas durante el último cuarto de siglo, formuló así el programa de estas instituciones: «Las bibliotecas públicas estarán al servicio de la educación general del pueblo en todos los grados de su desarrollo, y ayudarán y completarán la obra educativa de la escuela... Además, reforzarán y apoyarán la educación extraescolar (conferencias y círculos de estudio). Las bibliotecas públicas son, por lo tanto, insti- tuciones para toda la población; no establecimientos para indigentes, sino organismos educativos para todas las clases sociales. »

CTIENE LA BIBLIOTECA P6BLICA OBLIGACIONES RESPECTO DE LA

EDUCACIÓN DE ADULTOS?

Las bibliotecas públicas no cumplen sus finalidades si están aisladas del trabajo educativo. No puede negarse que se ha reali- zado y puede seguir realizándose una magnífica labor por las bibliotecas que han concentrado sus :esfuerzos en la tarea de hacer que sus colecciones de libros sean tan amplias y valiosas como quepa en lo posible, y que han elaborado las mejores técnicas de catalogación imaginables para orientar al público. Muchos bibliotecarios se sienten muy satisfechos con dedicar gran parte de su tiempo y energías a dar el mejor servicio a cada lector que acude a su biblioteca, ya sea al departamento de

1. Tom4s Dossing fué jefe de los inspectores de bibliotecas del gobierno, rgm-lgqS, y murió en rg46 siendo plenipotenciario danés en la URSS.

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Círculo de estudio para j<ívenes.

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Instrucri~in sobrr cl uso de la biblioteca.

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préstamo a domicilio, o al de consulta, y creen haber hecho frente a su tarea dejando a un lado, a priori, la idea de que tienen otras obligaciones. Es mejor, dicen, resolver correctamente los problemas que encontramos diariamente en la biblioteca que gastar nuestras fuerzas en trabajos exteriores que pueden ser hechos por otros. A esto respondemos: las obligaciones de la biblioteca deben ir tan lejos como las necesidades de la población lo demanden; el bibliotecario tiene también tareas fuera de la biblioteca, cuyo alcance puede medir solamente por medio de su contacto personal con otras instituciones interesadas en la educación popular.

Por ejemplo, una escuela secundaria local situada en el área atendida por una biblioteca tendrá por lo general su colección particular de libros, pero no se aprovecharán plenamente ésta y la de la biblioteca si no hay cooperación entre las dos institu- ciones. La biblioteca debe tener a la escuela al tanto de todo lo concerniente al arreglo y renovación de sus existencias de libros, para hacer que ésta preste la mayor utilidad posible. Asimismo las solicitudes de material hechas por la escuela, para el trabajo de profesores y alumnos, servirán de guía para aumentar la pro- visión de libros de la biblioteca, la que tomará principalmente en consideración esas demandas. Cuando el bibliotecario sea, como debe ser, uno de los profesores visitantes de la escuela, podrá lograr fácilmente que la biblioteca sea mejor aprovechada por los alumnos.

Si el bibliotecario, además, reconoce la obligación de establecer contactos con otras instituciones educativas, procurará, como parte esencial de sus actividades, ingresar en la comisión local de la Asociación Educativa de Trabajadores, a fin de seguir sus trabajos más de cerca y fomentar el uso de la biblioteca por medio de círculos de estudio y de clases nocturnas.

LA PREPARACIÓN DEL BIBLIOTECARIO

Para que las bibliotecas públicas de un pais sean un factor de la educación en general, su personal ha de integrarse preferente- mente no por eruditos o expertos catalogadores, sino por indivi- duos que sepan ser intermediarios entre el mundo de los libros y todas las clases sociales. La preparación del bibliotecario debe desarrollar su capacidad para coordinar su trabaio con la educa- ción en general.

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Lo que en ese país se requiere oficialmente de quienes desean ser bibliotecarios puede parecer modesto: el solicitante debe simplemente haberse matriculado o haber pasado los exámenes finales en una escuela de preparación para maestros. El aprendi- zaje dura tres años y la preparación se completa con un año en la Escuela de Bibliotecarios del Estado. Durante esos años los alumnos trabajan en una biblioteca y a la vez reciben alguna instrucción teórica. Del setenta al ochenta por ciento de los bibliotecarios con certificado son mujeres.

Juzgando el reclutamiento y la preparación en Dinamarca a la luz de los problemas que se discutirán en este ensayo, hay que admitir que la experiencia ha revelado ciertas deficiencias. Sólo una minoría de los estudiantes tiene conocimiento del movimiento educativo extraescolar, y el adiestramiento hace poco por reme- diar esa omisión. Igual que en algunos otros países, el trabajo bibliotecario ha sido considerado como una ocupación adecuada para muchachas refinadas de la clase media superior, que «tienen amor a los libros », pero que no pudiendo realizar los esfuerzos que demanda una carrera universitaria, no se conforman con un mero empleo de oficina. En algunos países se necesita haberse graduado en una universidad para ser aspirante a biblio- tecario (la preparación bibliotecaria práctica y teórica es, en ese caso, más corta), pero esto no garantiza el tipo perfecto de reclutamiento. La solución parece ser que no pueda nombrarse a nadie bibliotecario de una biblioteca pública si no ha demos- trado interés y conocimientos en alguna forma de trabajo educa- tivo extraescolar.

En las bibliotecas de Dinamarca en que se da instrucción bibliotecaria se acostumbra hacer que los estudiantes esperen un año después de pasar el examen previo a la matrícula, em- pleando ese «tiempo de espera » en ampliar sus lecturas y asistir a cursos universitarios o a la escuela secundaria del pueblo. Se ha comprobado que esto último es de gran importancia, ya que los futuros bibliotecarios, que en su mayor parte proceden de la clase media de las poblaciones, no solamente se familiarizan con una rama característica del trabajo educativo extraescolar, sino que conocen asimismo a los representantes de otras clases sociales, especialmente a la juventud de la población rural.

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CAPITULO II

LA EDUCACION EXTRAESCOLAR EN DINAMARCA

N o es necesario hacer aqut un completo estudio de las distintas formas mediante las cuales se lleva a cabo la educación

extraescolar en Dinamarca; éstas difieren también en los diversos países, pero su propósito común puede definirse como sigue : La educación extraescolar tiene por objeto el desarrollo intelec- tual, social y manual del individuo, de acuerdo con su habilidad e inclinaciones, debiendo hacerse notar que su finalidad directa no es la educación vocacional.

Las actividades educativas en las que puede cooperar las bibliotecas son :

La escuela voluntaria para adolescentes, o escuela nocturna, que continúa el trabajo de la primaria, e imparte conocimientos útiles en lengua vernácula, idiomas extranjeros, aritmética, trabajo en madera, economía doméstica, etc., y da a los alumnos nociones elementales de sociología, historia y literatura. Estas escuelas se sostienen con fondos públicos, y su profesorado, espe- cialmente en los distritos rurales, está formado en su mayoría por maestros de las escuelas para niños.

La escuela secundaria popular para campesinos, sostenida en parte con fondos públicos, y en parte por los estudiantes, da a los jóvenes oportunidad de dejar su trabajo durante cinco o seis meses para adquirir conocimientos y estímulo por medio del contacto con diversos grupos y de conferencias encauzadas prin- cipalmente hacia un punto de vista cristiano-nacional.

La Asociación Educativa de Trabajadores, que en Dinamarca es sostenida por contribución directa y colectiva del partido social- demócrata y de los gremios obreros, ha hecho surgir la idea de que el movimiento obrero tiene la responsabilidad no sólo de la emancipación política y económica de los trabajadores, sino también de su desarrollo cultural, por medio de instituciones educativas, tales como escuelas, bibliotecas, etc., proporcionadas

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por la comunidad para el beneficio de toda la población y que deben aprovecharse en la forma más amplia que sea posible.

Las asociaciones religiosas, las agrupaciones políticas juveniles y las organizaciones femeninas que fomentan la activa participa- ción de la mujer para lograr la solución de los problemas sociales.

La Extensión Universitaria, movimiento que ofrece confe- rencias para iniciar al vulgo en el conocimiento de las ciencias.

Las emisoras de radio, difundiendo en todo el país numerosas conferencias educativas y discusiones sobre diversos asuntos.

La prensa, que, principalmente por la magnitud de su circu- lación, es el medio más importante para informar al pueblo sobre política, economía y sociología, actuando como un foro en el que expertos en los diversos campos discuten cuestiones artís- ticas, religiosas, científicas, literarias y filosóficas.

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CAPITULO III

LAS LABORES COLECTIVAS DE LAS BIBLIOTECAS

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E L prrmer requwto para llevar a cabo la educación extra- escolar es que los libros estén al alcance de todos los individuos,

y que se les presenten de manera que despierten su interés por leerlos. Es decisivo para el éxito de la educación del adulto poner a su disposición no sólo libros de texto, sino libros que den a cada cual la oportunidad de leer lo que le plazca. La bibliotecas públi- cas tienen que adaptarse a las necesidades del trabajo educativo, y adquirir de acuerdo con éste sus libros. Tienen que estar al tanto de la manera en que ese trabajo se desarrolla en el área que tienen a su cuidado, y colaborar en el estudio de aquellos problemas que para ser resueltos requieren la cooperación de los habitantes de una parte del país o de la totalidad de éste.

Una de las tareas que han de emprenderse colectivamentr es la publicación de listas impresas y guías para los lectores. Toda biblioteca moderna, grande o pequeña, tiene una lista desuslibros accesible al público, en forma de catálogo en tarjetas, que es el auxiliar más completo e importante para llegar a los libros. Pero si el bibliotecario desea realmente guiar al público en la selección de sus lecturas, es muy conveniente que proporcione listas impresas para uso de cada persona, tanto en su casa como en la biblioteca. Pero por lo general resulta muy caro y laborioso que cada biblio- teca edite sus listas y las tenga al día. La publicación cooperativa es más práctica, especialmente en los países en que, como en Dinamarca, se ha establecido la colaboración entre las bibliotecas. De tiempo en tiempo (en Dinamarca, cada tres años) se publican listas colectivas que contienen una amplia selección de las obras de actualidad con que cuentan las bibliotecas grandes y pequeñas. Las listas se imprimen en gran cantidad; así el costo es mínimo comparado con el que tendrían las listas parciales de cada biblio- teca. Esto no significa que la colección de libros de las bibliotecas copartícipes sea idéntica, pues solamente se seleccionan los libros

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que, en opinión del compilador, deben encontrarse en bibliotecas del tipo de aquéllas a las que se destina la lista.

Este método se ha venido usando en el país durante más de veinticinco años, con un aumento constante del apoyo prestado por las bibliotecas, y ha hecho posible que éstas no sólo guíen a cada lector, sino que establezcan contactos con escuelas, cursos educativos, círculos de estudio, etc.

El mismo método se ha empleado para la publicación de guías de lectores («Lecturas con una finalidad ))) y de listas anotadas de libros sobre materias especiales. De esta manera ha sido posible, gradualmente, presentar en conjunto los aspectos principales de la producción científica y literaria que interesan al lector en general, y facilitar considerablemente la dirección de sus lecturas. En los últimos años Dinamarca ha tratado de resolver, también coope- rativamente, el problema de la impresión de un periódico para los lectores de las bibliotecas. Seis veces al año se publica un periódico ilustrado, de doce páginas, llamado Biblioteksnyt (Noticias bibliotecarias), que contiene listas anotadas de los mejores libros de actualidad, guías de lectores sobre varias materias y listas de artículos de revistas dignos de recomendación.

Para resolver todos estos problemas hace falta una oficina que dirija y edite las publicaciones. Desde 1939 ha estado trabajando en Dinamarca una institución de esta índole, la Folkebiblio- tekernes bibliografiske Kontor (Oficina Bibliográfica de Bibliotecas Públicas), sostenida con subsidios del Estado y con los ingresos de sus publicaciones, la cual ha llevado a cabo admirablemente un gran número de tareas bibliográficas y de otro género, que se pueden realizar más fácilmente en colaboración. Gracias a la existencia de esta institución se considera normal, en las bibliotecas danesas, que cuando un problema es muy grande para una de ellas, sea resuelto en cooperación. Esta coope- ración es particularmente valiosa para las pequeñas bibliotecas de los distritos rurales, que son administradas por bibliotecarios aficionados (generalmente profesores de escuela elemental), ya que estas personas, en muchos casos, no están capacitadas para llevar a cabo la formación y publicación de listas impresas y guías de lectores. En Dinamarca es corriente el USO

de estas facilidades colectivas, por ser un principio establecido que ninguna biblioteca pública necesita limitarse a su propia colección de libros, sino que puede valerse del préstamo inter- bibliotecario.

El sistema bibliotecario central que se estableció en r 914, y

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está completamente desarrollado al presente, coordina la colabo- ración entre las bibliotecas pequeñas y las grandes. Cada biblioteca parroquial del campo está sostenida por una biblioteca central, que refuerza su provisión de libros, la ayuda en la selección de éstos, hace el trabajo técnico y actúa como intermediaria entre ella y las bibliotecas científicas y técnicas. De este modo la biblioteca pequeña, con unos cuantos centenares de volúmenes, puede prestar a sus lectores el mismo servicio que proporcionan las bibliotecas grandes de las ciudades, y ayudar efectivamente en el trabajo educativo local a los círculos de estudio, escuelas nocturnas, etc.

Otra empresa en común para todas las bibliotecas es el trabajo educativo por radio. En Dinamarca existe solamente un sistema de emisiones de radio, la Corporación Radioemisora del Estado, sostenida por la contribución de los radioyentes. Casi todos los hogares tienen su aparato de radio, por el que se paga un moderado impuesto de 15 coronas al año. El pueblo de Dinamarca es un asiduo radioyente; las transmisiones de conferencias y círculos de estudio forman parte esencial de los programas, aunque pre- domina el servicio de noticias y la música. Las bibliotecas están convencidas de que la efectividad de las transmisiones educativas depende de la colaboración entre ellas y la Corporación Radio- emisora del Estado, y en consecuencia aprovechan la oportunidad que ofrecen las discusiones transmitidas por radio, para guiar a los oyentes hacia las obras que tratan del tema controver- tido.

Esto ha llevado al establecimiento de una comisión de relaciones, formada por representantes del departamento de conferencias de la Corporación Radioemisora del Estado y de las bibliotecas científicas y públicas. Se ha agregado un bibliotecario a la Corpo- ración Radioemisora, el cual debe redactar las notas literarias que se publican en conexión con las emisiones. Además se proyecta, para la transmisión de conferencias, la impresión de listas sema- nales de libros que hayan aparecido la semana anterior, para ayudar a las bibliotecas en la preparación de exposiciones de las obras que en esas listas se recomienden. Las investigaciones han demostrado que los oyentes se interesan por los libros citados en las emisiones radiofónicas.

La comisión organizó las cosas de modo que cuando los biblio- tecarios de las centrales del país celebren su reunión anual en Copenhague en 1949, dediquen un día adicional para discutir con los jefes de programas de la Corporación Radioemisora

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la acción recíproca necesaria para coordinar los intereses de IOS

oyentes y de los lectores. Entre las emisiones iniciadas hasta ahora por la comisión figuran

las siguientes : La emisión por radio, desde una biblioteca parroquial, en que

los lectores expresen sus puntos de vista en cuanto a la elección de libros, y el bibliotecario hable de la biblioteca.

Una discusión de mesa redonda, entre críticos, libreros y bibliotecarios, sobre quién es el responsable de la producción de libros.

Un estudio hecho por lectores, críticos y bibliotecarios, sobre si llevan o no a cabo sus funciones los críticos literarios de 10s

periódicos. Actualmente se está procediendo a una investigación, en diez

bibliotecas grandes y pequeñas, para averiguar si los libros mencionados en las emisiones de radio se leen más que otros de materias afines.

Desde 1941 ha habido en Dinamarca ciclos de programas de radio que se desarrollan de esta manera : el departamento encar- gado de la educación de adultos, dependiente de la Corporación Radioemisora, ha hecho escribir libros de texto sobre dos o tres asuntos. Para cada libro se ha preparado, generalmente por un bibliotecario, una guía de lectores en la que se indican las obras que deben utilizarse como suplemento de cada uno de los capítulos, señalándose los problemas que pueden presentarse a discusión. Se dedican diez o doce emisiones de radio, por lo general quince- nales, relativas al asunto de que trate cada libro. Las bibliotecas de todo el país exponen esos libros, así como guías y carteles que estimulan la formación de clubs de debates radiados. Las biblio- tecas que tienen sala para círculos de estudio, con aparatos de radio, ponen éstos a la disposición de los clubs, celebrándose asimismo reuniones de este tipo en las casas. En cada emisión de radio se presenta a los oyentes un capítulo del libro, comúnmente por varias personas, y después de la emisión se discute en los clubs; si algún problema no puede resolverse, se consulta a la Corporación Radioemisora, la cual contesta antes de la siguiente sesión.

Como ejemplos de los temas que se han presentado en las emisiones de los círculos de estudio, pueden citarse los siguientes : N El ciudadano en Dinamarca J> ; « Industrias de Dinamarca » ; « La moneda y las finanzas “; «Ley y justicia 1); « Psicología cotidiana “; «La novela social danesa », «La moneda y la producción»; K? @té es

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el cristianismo? “; w El hogar y el niño )>; « Del liberalismo antiguo al moderno “; « Informaciones sobre pintura danesa »; «Democracia danesa “; «Fundamentos de la música ».

La comisión de relaciones se ha interesado grandemente por esta clase de emisiones, y se ha empeñado en que las guías de lectores utilizadas en los programas comprendan los libros que existen en las bibliotecas. No cabe duda que la colaboración bien organizada entre las emisoras y el sistema bibliotecario es de gran valor para el trabajo educativo de un país.

Las bibliotecas de Dinamarca han iniciado recientemente la cooperación en otro aspecto de la educación de adultos. Desde 1948 la Oficina de Cine del Estado, que distribuye películas culturales y documentales y selecciona entre las recreativas las mejores tanto del país como del extranjero, ha instalado proyec- tores para cintas sonoras de 16 mm., en treinta de las treinta y tres bibliotecas centrales que hay en el país. La biblioteca es la intermediaria entre la Oficina de Cine y las asociaciones, escuelas, cursos, etc., que necesitan utilizarlas en su trabajo. Los « biblio- tecarios encargados de las películas » se preparan para su nueva tarea asistiendo a series de conferencias, discusiones y proyec- ciones; después reúnen a los representantes de las asociaciones, escuelas, etc., de sus distritos, para demostraciones nocturnas en las bibliotecas, en las que se proyectan las películas y se hacen los arreglos para su préstamo.

Si las bibliotecas saben aprovechar la oportunidad que se les presenta, entrarán en contacto con nuevos lectores que llegarán a los libros por medio de las películas. Probablemente se crearán pronto en este país círculos de estudio de películas, a fin de valorizar éstas y desarrollar la capacidad para su acertada selección.

La prensa diaria es un factor de educación popular que las bibliotecas no deben pasar por alto. La Asociación Bibliotecaria danesa, por medio de su sección de prensa, envía a todos IOS periódicos del país informes sobre los asuntos de más interés para las bibliotecas. Cada una de éstas, con la colaboración de la prensa diaria local, debe aprovechar las oportunidades que se le presenten para señalar a la atención del público 10s buenos libros. Algunas bibliotecas publican en la prensa, semanalmente, listas de libros en conexión con temas de actualidad, exposiciones y conferencias locáles.

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CAPITULO IV

TAREAS INDIVIDUALES DE LA BIBLIOTECA

L o primero que debe hacer la biblioteca para establecer con- tactos con la educación extraescolar local es elaborar un

repertorio de las instituciones, escuelas, asociaciones, etc., que desarrollan programas para la educación de adultos, y averiguar qué puede hacer para ayudarlas en esta obra.

Supongamos que en una población pequeña existe: 10 una asociación de Extensión Universitaria, que proporciona confe- rencias científico-populares; 20 una agrupación para conferencias de invierno, que desarrolla un programa de seis o más conferen- cias y recitación por la noche; 30 una escuela nocturna, que organiza clases de socialogía, historia moderna e higiene; 40 una filial de la Asociación Educativa de Trabajadores, con círculos de estudio sobre gobierno local, gremios obreros y novela social; 50 una asociación política de jóvenes, que organiza tres discu- siones públicas sobre asuntos políticos; 60 una sociedad apolítica femenina, interesada por la literatura feminista; 70 una agru- pación de amas de casa, que organiza clases de repostería y conservación, y celebra discusiones sobre economía doméstica; 80 una filial de la Asociación Cristiana de Jóvenes, con una sesión sobre China; go un Club Rotario, que desea dar una confe- rencia en la biblioteca; roo una asociación artística, que pro- yecta una exposición de artistas aficionados.

Como institución neutral, es propio de la biblioteca ayudar a las diferentes instituciones y asociaciones a coordinar sus pro- yectos particulares. En la primera quincena de septiembre, cuando empiezan a elaborarse los planes para el invierno, el bibliotecario invita a los directores a una reunión en la biblioteca, en la cual adquieren conocimiento de sus respectivos proyectos y, si es necesario, pueden sugerir cambios para evitar coincidencias en fechas, etc. Algunos bibliotecarios han tenido a su cargo el registro de los asistentes a las reuniones, y los que dirigen las asocia-

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ciones locales le informan siempre que va a efectuarse alguna reunión, para asegurarse de que no hay otra a la misma hora.

En la reunión preparatoria los representantes de la biblioteca describen los servicios que ésta puede prestar a las asociaciones en sus actividades, además de poner los salones a su disposición. La biblioteca ofrece, por ejemplo, proporcionar a los círculos de estudio las obras que necesiten mientras celebran sus reuniones; promete a la escuela nocturna una clase de dos horas sobre el uso de la biblioteca; propone a la asociación de Extensión Uni- versitaria hacer, en colaboración con el conferenciante, listas de lecturas referentes a la conferencia; hace una oferta similar a la agrupación política de jóvenes y a la de mujeres; ofrece a la sociedad de amas de casa una exposición de libros y folletos sobre economía doméstica, al Club Rotario, una conferencia sobre la importancia de la biblioteca para el comercio, y a la asociación de arte, hacer una selección de obras sobre asuntos artísticos, y presentarlas cuando se lleve a cabo la exposición de artistas aficionados.

Por regla general, todas estas ofertas son aceptadas con agra- decimiento, y si la biblioteca tiene éxito al realizar lo que promete, muchos de los que participan en el trabajo educativo se conver- tirán en amigos y asistentes asiduos suyos.

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CAPITULO V

LA BIBLIOTECA COMO INICIADORA

L A kCtUra sin límite no es, frecuentemente, más que un ati- borramiento superficial de libros, que no tiene nada que ver

con la educación y su desarrollo. El problema pedagógico de la lectura, ahora más que nunca, consiste en inducir al mayor número de personas a seleccionar sus lecturas con cuidado, y asimilar realmente lo que han leído por medio de la reflexión o de la discusión con otros. Los círculos de estudio contribuyen en cierto modo a la solución del problema, pero debe admitirse que la mayor parte de su trabajo se desarrolla en asociaciones que tratan de educar a sus miembros no para ser buenos lectores, sino activos partidarios de una u otra causa, ya sea política, social o religiosa. En conclusión, la obra del círculo de estudio es más bien de propaganda que de educación de adultos. En esas cir- cunstancias la biblioteca, que debe ser una institución neutral, tiene la tarea especial de contribuir a la educación de buenos lectores, habituándolos a investigar los hechos y a formarse en el’conocimiento antes de dar solución a sus problemas.

Algunos bibliotecarios se han convencido de que ésta es la más importante de sus labores; y dan mucho de su tiempo y energía a la participación en el trabajo de los círculos de estudio. Si en Dinamarca no ha sucedido esto con la mayor parte de los bibliotecarios, es debido : 10 a los defectos anteriormente men- cionados en cuant.o a su reclutamiento y preparación : 20 a la duración del trabajo nocturno en las bibliotecas, que tiene ocupado al bibliotecario hasta las ocho, las nueve o las diez de la noche, durante tres o cuatro días de la semana; 30 al hecho de que del 70 al 80 o/. de los bibliotecarios son mujeres, las cuales -parti- cularmente las casadas- tienen deberes domésticos además de SU trabajo profesional.

Como la mayor parte de los lectores solicitan novelas, el 65 a 70 yO de los libros prestados por las bibliotecas danesas corresponde

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a ese tipo, y es principalmente en este campo donde el bibliote- cario puede hacer esfuerzos para desarrollar mejores hábitos de lectura. Esto se hace de diferentes maneras : durante el invierno, algunos bibliotecarios organizan veladas para los lectores, en las que los propios bibliotecarios, o los amigos de la biblioteca, discuten algún autor y leen trozos de sus obras, o hacen crítica de otras materias, como : « El destino de los emigrantes », «El anti- semitismo en la literatura », «China en la literatura », «La Revolu- ción rusa en la literatura», etc. En dichas veladas los bibliotecarios tratan de inculcar a los lectores el valor de la lectura sistemática ya sea de las obras de un autor, ya de varios que traten de materias afines.

Durante la ocupación, en la ciudad de Aarhus (cerca de cien mil habitantes), se inició una serie regular de veladas literarias de invierno; en cada una de ellas se discutía un autor cuyas obras, ajuicio del bibliotecario, no eran tan conocidas como merecían serlo, y se leían selecciones de sus libros para dar al auditorio una impresión de su manera de escribir. La asistencia a estas reu- niones era de setenta a doscientas personas. Otro ejemplo es Genthofte, donde los programas para el invierno de I 947 fueron :

Enero- Conferencia : Soya, Kjeld Abel], Kaj Munk (dramaturgos daneses). Recitación de trozos de sus obras, por aficionados.

Febrero- Conferencia : Las Bodas de Figaro, ilustrada con discos fonográficos.

Marzo- Conferencia : La literatura rusa, de Puchkine a nuestros días.

Durante dos inviernos, la biblioteca sucursal en Norrebro (Copenhague) llevó a cabo «veladas para lectores a domicilio », en el salón de lectura (la biblioteca no tiene salón especial para conferencias). Se trataron los siguientes temas : «Novelas de Copen- hague “; « Nis Petersen (autor danés) “; «Oyente y lector “; « Histo- ria de Norrebro»; «Groenlandia en la literatura “; « Kristoffer Janson (autor noruego) “; « Tvar Lo-Johansson (autor sueco) ».

En las reuniones mencionadas el auditorio es por lo general pasivo, no obstante lo cual hace preguntas a los oradores después de las conferencias. Algunos bibliotecarios, deseosos de que haya intercambio de opiniones, organizan discusiones nocturnas, pro- curando que el libro presentado a discusión sea suficientemente antiguo para que muchos lectores lo conozcan y al mismo tiempo bastante moderno para que ofrezca un interés actual.

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En estas discusiones es tarea del bibliotecario estimular a los participantes por medio de una breve exposición del argumento del libro, o diciendo algunas palabras acerca del autor, y final- mente tratando de plantear problemas sobre la obra, para que haya un intercambio de opiniones. La experiencia ha demostrado que se pueden obtener valiosos resultados en estas veladas, pues muchas personas se sienten inclinadas a discutir otros libros que han leído y que les han impresionado; mediante la discusión se señalan detalles o puntos de vista que ellas no habían notado, y frecuentemente se resuelven a leer otra vez el libro.

Como ejemplo, citaremos Nykobing (veinte mil habitantes), donde la biblioteca invita regularmente a sus lectores a «círculos de conversación » sobre algún autor o libro. La biblioteca sucursal de Vesterbro (Copenhague) inauguró, en el invierno de I g48- I 949, «círculos de conversación » similares para sus lectores. Los temas de las dos primeras veladas fueron El Omnibus descarriado, de Steinbeck, y Pacto de caballeros, de Laura Z. Hobson. Se ha proyectado un extenso programa para la próxima temporada.

La serie de estas discusiones nocturnas sobre una sola obra es lo que constituye los círculos de estudio. Éstos exigen mucho trabajo de las personas que los dirigen, pues durante el invierno, una vez por semana o cada quince días, deben planear y guiar la reunión, a más de cumplir con su trabajo diario en la biblioteca y estar al tanto de la producción literaria en general. Pero, común- mente, los bibliotecarios que han emprendido esta tarea están satisfechos de sus resultados, que les estimulan para continuar año tras año. Sin embargo, es obvio que los bibliotecarios, cuyo número es muy reducido si se compara con el de la población (en las ciudades de Dinamarca hay el promedio de un biblio- tecario por cada seismil habitantes), no pueden hacer frente por sí solos a la tarea de reunir a todos los que desean cultivar sus lecturas de esta manera, por lo cual deben buscar cooperación fuera de la biblioteca. En Dinamarca son relativamente pocos los intelectuales que se han unido a la obra de educación popular, mientras que en Inglaterra, por ejemplo, puede contarse casi siempre con la ayuda de los universitarios; pero éstos, en Dina- marca, están tan mal pagados, que sólo unos cuantos sienten la tentación de sacrificar sus horas libres. Últimamente, sin embargo, se han notado ciertos signos de cambio favorable, y algunas de las personas más cultas están compartiendo sus conocimientos con sus compatriotas menos afortunados.

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CAPITULO VI

EL TRABAJO CON LOS ADOLESCENTES

s I las bibliotecas deben contribuir activamente al desarrollo de la comprensión de autores y obras por los lectores adultos,

es evidente que debe tenerse muy en cuenta el período que sigue inmediatamente a la edad escolar. Sólo realizando un trabajo especial con los adolescentes será posible tender un puente sobre el foso que separa las actividades de la escuela y la autoeduca- ción del adulto.

Son muchos los jóvenes entre quince y veinte años que no reci- ben la educación general destinada a los adultos; algunos van a escuelas técnicas, comerciales, agrícolas 0 municipales, a seguir estudiando, pero un gran número de la juventud sin preparar no recibe ninguna instrucción, ya que en Dinamarca no existe la enseñanza obligatoria para los jóvenes. Es en estos años, que tanta importancia tienen para su desarrollo futuro, cuando deben encontrar en la biblioteca un estímulo para sus intereses y una dirección que esté de acuerdo con sus necesidades. Ocurre fre- cuentemente que los jóvenes, después de salir de la escuela, se alejan de todas las actividades intelectuales y se sienten invadidos por una ansia primitiva de libertad, que no es siempre el mejor punto de partida para el desarrollo intelectual. En Dinamarca, como en todas partes, la mayoría se ha dado cuenta de que esta reacción contra la escuela es debida al hecho de que ésta, con demasiada frecuencia, acumula conocimientos, en vez de actuar como fuente de inspiración y, por otra parte, a que algunos de los problemas de la juventud tienen que resolverse -si existe posibilidad de solución- mediante una alteración radical de los métodos educativos. Pero aun con la escuela más perfecta, muchas personas encontrarán un vacío en los años que la siguen inmediatamente; si la biblioteca, en esa etapa, se ingenia para atraer su atención, logrará hacerlo de manera tal que acudirán a ella durante toda su vida.

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Pero no es suficiente que la biblioteca limite sus esfuerzos a comprar libros especialmente adecuados para los jóvenes, que los ponga en un sitio aparte en los estantes, y que al mismo tiempo -como se hace en algunas bibliotecas- no permita que los lectores menores de dieciocho años tengan acceso al resto de los libros, por temor a que las obras destinadas a lectores de edad madura caigan en manos de quienes no deben leerlas.

Los bibliotecarios tienen la misión de guiar a los lectores jóvenes. Muchos se han convencido de la necesidad de que uno de ellos se dedique especialmente a atender al público de quince a veinte años, debiendo para ello estar al corriente de los intereses de la juventud y de sus aficiones literarias, y ser persona de confianza en la biblioteca. Además, debe buscarlos en sus reu- niones de los clubs o gremios, y estar a su disposición siempre que lo necesiten, para informarles de lo que la biblioteca puede ofrecerles; asimismo, cuando van a terminar sus estudios, les dará a conocer la sección para adultos, invitando a los alumnos de los cursos superiores a visitarla. Allí se les explicará lo que es la biblioteca y cómo está organizada, y se les dará una lista de libros adecuados para ellos.

Es también deber del bibliotecario instruir a los alumnos de las escuelas técnicas, comerciales o de otros aprendizajes, sobre «cómo se debe utilizar la biblioteca ». En Dinamarca se consi- dera que es muy importante dar esta instrucción al mayor número de escuelas para jóvenes, explicándoles la organización de la biblioteca pública y las facilidades que proporciona a los lectores; al mismo tiempo se les enseña a servirse de las obras de consulta (preferentemente las que tratan de las materias que estudian), con lo cual se consigue familiarizarles con la biblioteca pública, y muy pocos -al menos en las ciudades-- crecen sin haber estado en contacto con ella. En el campo el problema es principalmente de adaptación; las pequeñas bibliotecas públicas de los distritos rurales no cuentan con salas de lectura, ni de otra índole, donde los jóvenes puedan pasar sus horas libres; a la escuela nocturna asiste sólo una tercera parte de ellos, y no encuentran las mismas oportunidades para la instrucción biblio- tecaria de que disfruta la juventud urbana. Se han hecho esfuer- zos por lograr un mejor servicio escolar y resolver el problema de local para las bibliotecas parroquiales, a fin de que pueda darse en ellas la instrucción sobre el uso de la biblioteca y los libros. (Las salas de muchas bibliotecas públicas del campo se emplean, después de las horas de servicio, para círculos de estudio, cosa

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que debe hacerse en todas las bibliotecas rurales, siempre que ello sea posible.)

Durante la ocupación alemana hubo en Dinamarca una activa cooperación entre las asociaciones juveniles politicas, apolíticas y religiosas, bajo la dirección de la Dansk Ungdoms- samvirke (Unión de la Juventud Danesa), a la que han sustituído un Consejo de Jóvenes y comisiones asociadas locales, por medio de las cuales se atiende a las necesidades culturales de la juventud. En varias partes, por ejemplo en Esbjerg (cuarenta mil habi- tantes) y en Vordingborg (diez mil habitantes), se ha iniciado la cooperación entre la biblioteca y la comisión juvenil local, con el fin de establecer circulos de estudio, cursos y conferencias para jóvenes. Hay motivo para creer que dicha cooperación se desa- rrollará gradualmente en otras varias municipalidades danesas.

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CAPITULO VII

ORGANISMO COADYUVANTE EN LA EDUCACION EXTRAESCOLAR

L A contribución del sistema bibliotecario de un país al trabajo educativo popular depende no sólo de los medios económicos

de que dispongan las bibliotecas y de la actitud del bibliotecario, sino también de la forma en que se desarrolle la colaboración. Como quedó dicho anteriormente, es natural que cada biblioteca inicie la cooperación con los órganos locales para la educación popular, invitando una vez al año a representantes de estas orga- nizaciones, para discutir la ayuda que puede prestarles la biblio- teca. Pero muchos problemas deben resolverse ampliando la colaboración a todo el país; así, por ejemplo, la publicación de las obras más adecuadas para su empleo en el trabajo educativo, y la obtención de las sumas necesarias para hacerlo. Se ha formado en Dinamarca un consejo de todas las organizaciones educativas, incluyendo a la Asociación de Bibliotecarios, para considerar los asuntos mencionados y otros de carácter similar. Este consejo ha organizado un breve curso universitario anual para los que conducen el trabajo educativo, dando de este modo a los parti- cipantes oportunidad no sólo de adquirir nuevos conocimientos, sino tambitn de ponerse en contacto con personas que trabajan en otros aspectos de la educación de adultos, y poder comparar sus resultados. Los representantes de la biblioteca en el consejo de educación popular tienen a su cargo la defensa de la causa de las bibliotecas y a la vez son portavoces del consejo ante los bibliotecarios, y, por su parte, la asociación nacional de biblio- tecarios o los editores de periódicos profesionales deben llamar la atención hacia asuntos referentes a la cooperación, que quizá son descuidados por las bibliotecas.

En conclusión, de la misma manera que el libro es y debe ser la base de toda la educación de adultos, la biblioteca debe tener un puesto central en esta tarea; sólo así puede llegar a ser una activa institución social, y no simplemente un centro de espar-

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cimiento y pasatiempo para el pueblo. Si se quiere lograr completo éxito para establecer relaciones sólidas y duraderas entre las dife- rentes instituciones educativas y la biblioteca pública, los biblio- tecarios tienen que tomar la iniciativa. Cada biblioteca debe tener un plan de acción para su distrito, en tanto que todo el sistema bibliotecario prestará atención a los programas comunes. Solamente cuando .los bibliotecarios tengan un conocimiento personal de las diferentes formas del trabajo educativo, parti- cularmente del de círculos de estudio, y cuando cuenten con e tiempo necesario para llevar a cabo los preparativos adecuados a fin de cooperar en esta obra -y únicamente entonces- la biblioteca se convertirá en lo que puede y debe ser: un instru- mento ideal para la educación de adultos.

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SEGUND.4 PARTE

REINO UNIDO

por EDWARD SYDNEY bibliotecario del distrito, Leyton

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CAPITULO 1

INTRODUCCION

L A existencia de una biblioteca pública -pública, en el sentido de que sus recursos y servicios sean asequibles a todos los

ciudadanos adultos, sin distinción de credos, opinión política o situación social- confirma por sí misma la creencia general en la capacidad y buena disposición del individuo para continuar su educación durante toda su vida, con un fin determinado, de acuerdo con sus necesidades y deseos. Esta afirmación no se tra- ducirá en realidad si el abastecimiento de libros de la biblioteca es inadecuado; si la biblioteca está mal situada, si tiene poco personal, inexperto y sin preparación; si no está bien adminis- trada y cuenta con poco dinero, como ocurre en multitud de ocasiones. En cambio, en caso contrario puede ser, como efecti- vamente lo es en muchas comunidades, uno de los elementos fun- damentales para el constante desarrollo y educación de adultos, pues aunque no es sino uno solo de los muchos medios e influen- cias que instruyen, informan y moldean la mente y la vida de los hombres, es más efectivo y elevado que los demás, porque SUS

instrumentos principales son los libros y todo el material con ellos relacionado. Los libros registran y hacen accesible la historia de las aspiraciones y proezas humanas, y es a ellos a los que todo hombre inteligente debe recurrir para obtener información, estímulo y alivio.

El objeto de todos los servicios de las bibliotecas públicas es lograr que se utilicen los libros; es decir, hacer llegar por conducto de ellos a las mentes de los hombres un gran acopio de ideas de alta calidad. El bibliotecario tiene que persuadirse de que el instrumento principal para alcanzar este fin es siempre el libro, y que, por lo tanto, todo el acervo de técnicas bibliográficas y biblioteconómicas debe dedicarse a coleccionar, catalogar y hacer asequibles al público los libros y materiales afines, tanto nacionales como extranjeros. Desgraciadamente los libros, por

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su naturaleza material, imponen ciertas limitaciones en su uso como vehículos de ideas, para la popularización de las que encie- rran dentro de sus cubiertas; como muchos bibliotecarios reconocen estas limitaciones, no han rehusado aceptar el empleo de otros medios y métodos que animen y persuadan a la gente a servirse de ellos, y han experimentado y utilizado gran variedad de esti- mulos, por lo general descritos como actividades para la educación de adultos.

DEFINICIÓN DE LA EDUCACIÓN DE ADULTOS

El propósito de este ensayo es describir algunas de las actividades educativas para los adultos, que se emplean en los servicios bibliotecarios del Reino Unido. Antes de hacerlo hay que tratar de definir la «educación de adultos » a íin de que esta informa- ción tenga valor en otros países que posean, como indudablemente deben poseer, sistemas y tradiciones educativos y sociales, insti- tuciones y asociaciones, diferentes de las de estas islas. Este intento ayudará también a fijar el alcance del presente estudio.

La «educación de adultos » no es un término fácil de definir, y con permiso de E. M. Hutchinson, secretario de la Fundación Nacional para la Educación de Adultos, se citará su definición, dada en un reciente estudio presentado a la Conferencia Interna- cional sobre Educación de Adultos, celebrada en Dinamarca en junio de 1949. «Se da el nombre de educación de adultos a las actividades educativas realizadas voluntariamente por personas que han llegado a la mayor edad (en el Reino Unido, de dieciocho años en adelante), y que tienen como fin, sin la mira primaria de su valor vocacional, el desarrollo de habilidades y aptitudes perso- nales, y el estímulo de la responsabilidad social, moral e inte- lectual, dentro de la estructura de la ciudadanía local, nacional y mundial ». El uso que de dicho término se hace en el Reino Unido presupone un tipo general de individuo con capacidad para leer y escribir, como resultado de la instrucción obligatoria de la niñez. Esta definición subraya la interpretación, esencial- mente británica, de la «educación de adultos “; es decir, una actividad voluntaria, no precisamente con fin vocacional, basada en la capacidad general de leer y escribir; con lo que se excluye una amplia esfera de actividades educativas para la instrucción del adulto, en ciencia, comercio, tecnologia y ciencias sociales, con el fin principal de prepararlo para desempeñar ciertas fun-

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ciones prácticas para que pueda ser útil a sí mismo y a la comu- nidad. La definición expresa claramente, asimismo, que la edu- cación de adultos se sobreentiende no en lo que concierne sola- mente a su eficiencia funcional, sino a sus responsabilidades sociales, morales e intelectuales. Lo que falta en ella es una refe- rencia específica al desarrollo y refinamiento de los sentidos, por medio de una comprensión y apreciación del arte, sin las cuales ningún ciudadano puede considerarse como un ser civili- zado y maduro. Sin embargo, la definición es provechosa para esclarecer la comprensión británica del significado y propósito de la educación de adultos, porque es dentro de los límites de esta manera de verla, y en su apoyo, como los bibliotecarios del Reino Unido organizan sus actividades.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Las palabras «educación de adultos » han venido a ser, en el curso de los años, un término descriptivo que abarca un campo específico de actividad educativa, ajeno a la organización y administración de la educación escolar, aunque ligado a ellas: principalmente porque el servicio educativo oficial del que ambas dependen, y que se sostiene con fondos locales y nacionales, no aceptó ninguna responsabilidad financiera, ni de otra índole para el desarrollo de la clase de actividad definida por E. hl. Hutchinson. Puede decirse de una manera general, aunque no absoluta, que el Estado no tomó a su cargo ninguna tarea para la educación no vocacional de los adultos hasta la ley de educación de 1944. No obstante, el Reino Unido tiene una añeja tradición en este terreno, tradición que data del rápido crecimiento en el siglo XVIII

del número de círculos de debates, museos, asociaciones cien- tíficas y naturalistas, en la propagación de clases nocturnas y escuelas dominicales y en la formación de clubs de libros. Esta ansia de las clases obreras por su propio mejoramiento dió origen a los institutos mecánicos. En 1851 se estimaba que había en Inglaterra 610 establecimientos de esta clase, con 600.000 miem- bros; que el número de conferencias dadas en 1850 fué de 3.054, y que los estudiantes asistentes a las clases eran 16.629. Es signi- ficativo que la primera ley de bibliotecas públicas, en Inglaterra, fué aprobada en 1850. En esa época el éxito de los institutos mecánicos y de otras actividades similares fué advertido por las universidades, y, en el período de 1873 a 1878, Cambridge,

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Londres y Oxford adoptaron el proyecto conocido desde entonces como «University Extension Movement» (Movimiento de Exten- sión Universitaria) en virtud del cual miembros de SU personal, u otros especialmente designados para este propósito, recorrieron el pais para dar conferencias a las clases trabajadoras, hombres y mujeres, sobre temas escogidos por los mismos estudiantes, para revisar los trabajos escritos por ellos y dirigir las discusiones.

«La influencia de las conferencias de Extensión Universitaria se dejó sentir más entre señoras, personas desocupadas y jóvenes de la clase media; por otra parte, tuvieron también gran éxito entre los mineros de Northumberland y entre los obreros de algunas otras partes del país. Debido a los esfuerzos de un pequeño grupo de trabajadores, empeñados en aprovechar con mayores ventajas las facilidades de la Extensión Universitaria, se formó en rgo3 la Asociación para fomentar la educación superior de los trabajadores (conocida después como Asociación Educativa de Trabajadores) r. >>

Estaria fuera de lugar describir aquí las otras muchas activi- dades educativas desarrolladas en la Gran Bretaña durante el curso de la revolución industrial; lo que se desea hacer resaltar es la característica propensión del pueblo de estas islas a orga- nizar multitud de asociaciones e instituciones para el desenvol- vimiento, instrucción e información de la opinión pública, en todos los órdenes concebibles. Fué el éxito del Movimiento de Extensión Universitaria, de la Asociación Educativa de Traba- jadores, de los colegios de residentes, de la Unión Cooperativa y de otras organizaciones empeñadas en la educación extraescolar para los adultos lo que finalmente condujo al Estado a este campo no como competidor de los organismos existentes, sino en cooperación con ellos. Es de notar que, en el ejercicio de los poderes conferidos a las autoridades educativas locales por la ley de educación de 1920, esas autoridades hayan preferido ayudar a las organizaciones existentes para la educación de adultos, en vez de darles educación no vocacional.

SITUACIÓN ACTUAL

Desde rg2o el progreso de la Corporación de la Radio Británica, con el elevado contenido educativo de sus programas, la industria

I. Po& : Growth o,f Adult Educolion. Departame?to de Asuntos de Actualidad, folleto no 46, 1948.

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cinematográfica, especialmente la película documental, y las bibliotecas públicas de Inglaterra y Gales, liberadas al fin de la estranguladora situación financiera debida a la limitada contri- bución local, y extendidas a las zonas rurales, han aportado nue- vas y poderosas influencias a la educación de adultos. Como resultado de los experimentos del tiempo de guerra, tenemos ahora: el Consejo de Artes de la Gran Bretaña, que ayuda y fomenta el desarrollo y mantenimiento en todo el país de exposi- ciones de arte, de conciertos y de representaciones teatrales; la Biblioteca Central Cinematográfica, que presta las películas gratis a todo el que las solicita; el Departamento de Asuntos de Actua- lidad, que estimula y sirve a grupos de discusiones de todas clases; el Consejo Central de Inventos Industriales, que propor- ciona exposiciones ambulantes y colecciones de fotografías, en tanto que la Liga Británica del Teatro y el Instituto Británico Cinematográfico, establecidos antes de la guerra, se han visto obligados a ampliar sus servicios para satisfacer las crecientes demandas que reciben.

Finalmente la ley de educación de 1944 preceptúa que es «deber de todas las autoridades educativas locales proporcionar, en su área de actividad, las facilidades adecuadas para difundir la educación», y para ese fin establece :

a) «Cursos completos y parciales para personas que han pasado de la edad de la instrucción obligatoria.»

b) « Ocupación del tiempo libre en actividades organizadas, cultura- les y recreativas, que llenen las necesidades de todas las personas que hayan pasado de la edad de la instrucción obligatoria, y que puedan y quieran aprovechar los medios proporcionados para ese propósito. 1)

Las autoridades locales están obligadas a preparar un plan para fomentar la educación en su territorio, y al prepararlo deben «considerar todas las facilidades para ampliar la educación, proporcionadas en su zona por universidades, asociaciones educa- tivas y otras corporaciones », y hacerles las consultas necesarias al respecto.

Tal es la situación tradicional y contemporánea de la educación de adultos en cl Reino Unido. Esperamos que este breve bosquejo llene su propósito de poner de manifiesto las diversas actividades llevadas a cabo en este país con ese fin. Las normas y tradiciones sociales y educativas de nuestra sociedad facilitan o modifican

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-y en ocasiones frustran- el desarrollo de nuestro servicio. Estas normas y tradiciones han sido singularmente eficaces para dirigir las labores de las bibliotecas públicas en el campo de la educación de adultos, y han influenciado hondamente el sentido filosófico de muchos bibliotecarios profesionales y de otras per- sonas que trabajan en las bibliotecas, en lo que atañe a los fines y utilidad de los servicios de las bibliotecas públicas.

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CAPITULO II

LA BIBLIOTECA PUBLICA FACULTADES Y PLAN DE ACCION

D E lo anterior se deduce que la «educación de adultos » sigm-

fica educación en «grupos “; en cambio, el propósito básico de la biblioteca pública ha sido dar servicio al «individuo », sea o no miembro de un grupo organizado. Es fundamental para la comprensión de nuestra política, en lo que concierne a las actividades de la biblioteca en relación con la educación de adultos, que se comprenda bien esta distinción, puesto que ha caracterizado y determinado nuestra historia, estado legal, planes y recursos financieros. El ensanchamiento del plan de acción de las bibliotecas para cubrir la variedad de actividades por las que se estimula a los grupos es nuevo, aunque durante muchos años se hayan hecho experimentos esporádicos, mas no dentro de las facultades asignadas a las autoridades bibliotecarias por la legis- lación de bibliotecas. En rigor, esa legislación, aun en los tiempos actuales, no confiere facultad a dichas autoridades, ya sean muni- cipales o rurales, más que para proveer de libros y materiales afines a los ciudadanos. Los trabajos que se tiene el propósito de describir en este ensayo dimanan principalmente de leyes espe- ciales, o de facultades obtenidas por algunas autoridades, o por el Consejo del condado de Londres (facultades generales), ley de 1936, capítulo IX sección 5 I, que dió permiso para pagar honorarios a los conferenciantes, y la ley del Consejo del condado de Middlesex, de 1944, que autorizó el gasto para conferencias y exposiciones de arte, y el cobro de cuotas de entrada. Las limita- ciones de las leyes de bibliotecas han sido superadas en parte, en el pasado, por muchas autoridades inferiores, que adoptaron también las leyes de los museos y galerías de arte, reuniendo todas las funciones en un director, el bibliotecario. Ba-jo dicha dirección, no todas las actividades organizadas son estrictamente de responsabilidad de la biblioteca, aunque algunas de ellas tengan lugar en ésta o en sus anexos. En la gran ciudad de

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Sheffield, donde las bibliotecas, galerías de arte y museos son dirigidos por una comisión (aunque operan bajo subcomisiones, como departamentos separados, con sus propios funcionarios y empleados), se ha establecido una subcomisión compuesta de esas tres instituciones, de la comisión de educación, y de los respectivos jefes de oficinas, para elaborar planes de servicio, cooperación y asistencia mutua. Sobre el particular se hablará más adelante.

La ley de educación de 1944 autoriza a las bibliotecas públi- cas para que, si así lo desean, soliciten la ayuda de las autoridades locales de educación, a fin de obtener fondos para conferencias, exposiciones y otras actividades semejantes. Hasta ahora se ha hecho poco uso directo de esa facilidad, empleándola únicamente para pagar honorarios de conferenciantes. La ley de 1947 del Consejo del condado de Londres (Facultades generales), faculta a éste y al Consejo del distrito metropolitano para proporcionar salones de conciertos, salas de diversiones y de lectura, pabellones y plataformas para bandas, en los que tengan lugar conciertos y diversiones, y la ley del gobierno local de 1948 permite a la autoridad del ramo organizar diversiones y bailes, comedias y conciertos, sostener una banda u orquesta y suministrar refrescos, programas y anuncios, a condición de que el cargo neto a la autoridad no excederá en ningún año del límite de seis peniques por libra esterlina.

La política oficial de la Asociación de Bibliotecarios, en rela- ción con las actividades para la educación de adultos, se basó en exámenes y cálculos casi continuos del servicio llevado a cabo entre I 914 y el informe de McColvin de I 942, y fué expuesta por la asociación en el párrafo 17, páginas 14-15, de las «Pro- posiciones para el desarrollo del servicio de bibliotecas públicas después de la guerra », editado en 19.~3, que dice como sigue:

«ES función de la biblioteca pública proporcionar libros, por lo cual la educación de adultos que suministre se basará princi- palmente en la lectura de esos libros por los asistentes a la biblio- teca. Las autoridades educativas y otros organismos tienen a su cargo organizar la educación escolar. Las conferencias y otras actividades educativas para el adulto no forman propiamente parte del servicio bibliotecario, que sólo es responsable de la provisión de libros para estos fines. La biblioteca debe tener un salón apropiado, en el que se lleven a cabo clases y conferencias sobre SU servicio, y que pueda usarse para dar a niños y adultos

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lecciones y prácticas para el uso de los libros. Allá donde existan éstas y otras pertenencias, pueden ponerse a la disposición de las autoridades educativas. Sin embargo, en general es conveniente tener locales separados y distintos para la educación escolar y para las bibliotecas. En los lugares muy pequeños, en los que ni la biblioteca ni las instituciones educativas justifiquen la necesidad de locales separados para ambas, pueden utilizarse edificios unidos, tales como colegios de aldea y centros comunales, con salas para clases, y salón o salones para la biblioteca aparte. Por lo general, esto será especialmente ventajoso en pequeños poblados y distritos suburbanos, en donde la biblioteca y las instituciones educativas estén adyacentes. Un servicio de biblio- tecas públicas adecuado y eficiente es un auxiliar indispensable de cualquier proyecto para la educación de adultos. »

Ésta es solamente una parte del programa delineado para señalar las condiciones mediante las cuales el servicio bibliote- cario puede cumplir su propósito principal : un servicio de libros completo. Tiende, en su afán de llenar sus necesidades básicas, a excluir las bibliotecas públicas de cualquier aspecto de la educa- ción extraescolar u otras actividades, si antes no cuentan con los

recursos necesarios para libros y demás auxiliares bibliográficos, y para un personal suficientemente apto, capaz de suministrar un eficiente servicio de información y ayuda a los lectores. Además, nuestra experiencia en los años de postguerra iniciados hacia I 920,

y las exigencias de los años de la guerra de 1939-r 943 hasta el momento en que se elaboró el informe, nos hicieron estimar mejor el gran impulso que daría al servicio una buena colección de libros relacionados con el plan nacional de rehabilitación para todos los ex-combatientes y con el cambio de producción de las industrias de guerra a las del tiempo de paz; ésta fue una gran

oportunidad, quizá la más importante surgida en noventa y tantos años. No debe emprenderse nada que reste tiempo, esfuerzo, pericia 0 concentración a la función principal, que es el servicio de libros.

Muchos factores han influido en la participación efectiva de las bibliotecas en la educación ,extraescolar de adultos, pero el

principal ha sido en todas las épocas el financiero. La libertad de gastar lo que la comunidad local necesita para su servicio biblio- tecario data sólo de hace treinta años, y de éstos, los últimos diez marcados por la guerra y por las consecuencias de ésta.

Este bosquejo de plan de acción y facultades sería incompleto si no se recordara que el servicio bibliotecario del Reino Unido

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no es legalmente obligatorio, sino optativo; es un servicio del gobierno local, sostenido totalmente con fondos locales, y hasta ahora independiente de subvenciones, dirección e intervención del Estado.

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CAPITULO III

LA BIBLIOTECA PUBLICA EN FUNCIONES SU ACCION GENERAL

L A biblioteca pública es y ha sido siempre un centro de activi- dad cultural local. Para el ciudadano que navega en su

embarcación, bajo su exclusivo mando, con una carta particular de navegación, y hacia su propio puerto, no hay servicio com- parable en el pais. Pero no se intenta tratar de aquellos aspectos del servicio dedicados al ciudadano tomado individualmente, sino a grupos de éstos que se reúnen en la biblioteca; es decir, a las actividades por las cuales algunos bibliotecarios intentan acercar la biblioteca a la corriente vital de estímulo de la comunidad. Esta corriente está compuesta de grupos e individuos, pero hasta ahora en general hemos puesto nuestra atención en el individuo, descuidando al grupo, en cambio.

No se incluye dentro del plan de este ensayo la descripción del servicio de libros que la biblioteca suministra a los cursos de edu- cación escolar de adultos organizados por el Movimiento de Extensión Universitaria y la Asociación Educativa de Traba- jadores, dondequiera que se lleven a cabo, o los métodos por medio de los que se da información sobre el valor y forma de usar la biblioteca a grupos de todas clases, dondequiera que se encuen- tren temporal 0 permanentemente.

El propósito fundamental de una biblioteca pública es el ser- vicio de libros y materiales afines; ninguna biblioteca debe deci- dirse a dar educación extraescolar y a estimularla hasta que cuente con los adecuados recursos de libros y auxiliares biblio- gráficos, y con el servicio de información y guía para los lectores. No hay que emprender otras actividades, por atractivo que pudiera resultar su desarrollo, si es a expensas de servicios esen- ciales aun cuando poco aparatosos; no obstante, un servicio de bibliotecas públicas, que opera con un programa de continuo interés y estímulo y toma parte activa en la presentación de ideas e información de tipo altamente educativo y cultural, por otros

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medios que no sean los libros, atrae a muchos que de otra manera permanecerían alejados. En un gran número de personas se ha despertado un grado más amplio de interés, que tiene como consecuencia un mejor discernimiento y una mayor satisfacción en el uso de los libros. También la reunión en la biblioteca de grupos de ciudadanos interesados por cuestiones particulares, y preparados para ampliar sus conocimientos, proporciona muchas oportu- nidades de establecer relaciones entre el bibliotecario y los ciu- dadanos individualmente, lo que es tan difícil en estos días de exi- gencias de las masas, gran circulación de libros y reducido per- sonal, y que es sin embargo tan fundamental para utilizar con éxito los recursos de la biblioteca.

La reputación de la biblioteca como institución imparcial y su reconocida hospitalidad le confieren, desde todos los puntos de vista, una posición única como directriz de la mente del público; es evidente que el ejercicio de esa dirección ha sido satisfactoria para el público, y ha elevado las condiciones del servicio.

Es un aspecto interesante del trabajo bibliotecario público que, a pesar de la política oficial, limitaciones financieras y órde- nes de atenerse a las labores bibliográficas y bibliotecarias, siempre ha habido unos cuantos bibliotecarios que no son capaces de quedarse tranquilamente en su casa, esperando las solicitudes de los lectores, sino que toman parte activa en estimular tales soli- citudes, reuniendo en la biblioteca, por un medio u otro, uno o varios grupos de personas, y despertando su interés en relación con las ideas e informaciones contenidas en los volúmenes de los estantes. Generalmente tales intentos toman la forma de confe- rencias públicas, pero en ocasiones puede organizarse una expo- sición de material de historia local, de tipografía, de libros raros, etc. En la mayoría de estos casos, el proyecto que al efecto se for- mula depende de los rkcursos de material local y de la habilidad en su presentación.

Durante los últimos treinta años, desde la ley de bibliotecas de 1919, los intentos encaminados a hacer de la biblioteca un centro de educación extraescolar han tomado dos direcciones principales :

I. Proporcionar, dentro de la biblioteca misma, facilidad y comodidades para que puedan reunirse en ella las sociedades locales;

2. Con la propia autoridad de la biblioteca patrocinar las actividades encaminadas a estimular a los ciudadanos a con-

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currir al centro bibliotecario para reunirse con otros que ten- gan los mismos intereses y establecer un intercambio de ideas.

Para ese fin se han seguido dos direcciones: a) Estimular la formación de sociedades culturales locales, como son consejos artísticos, filiales de la Asociación Educa- tiva de Trabajadores, de la Liga Nacional del Libro, clases del Movimiento de Extensión Universitaria, sociedades gramofónicas de anticuarios, literarias, cinematográficas y otras, que con ayuda de la biblioteca y con la representación de ésta en el consejo de administración gobiernen y dirijan sus propios asuntos. Tales corporaciones pueden reunirse o no en la biblioteca, pero de cualquier modo ésta actúa como medio para estimularlas y fomentar su actividad. La vida y destino de esos grupos depende de los miembros y directores que elijan, y vivirán 0 morirán según su propia fuerza, pues la responsabilidad final no es de la biblioteca.

6) Tomar a su cargo la autoridad bibliotecaria toda la responsabilidad para la organización y mantenimiento de actividades, tales como grupos de discusión, lecturas de obras teatrales, conferencias, recitales de música grabada, con- ciertos, proyecciones de películas y exposiciones. Es posible llevar a cabo estas actividades, principalmente porque se han instituído ciertas fuentes nacionales de abastecimiento del material necesario y de ayuda competente, y porque las bibliotecas de cooperación y subscripción pueden ahora obtener consejo y ayuda, sin estar limitadas a sus propios recursos. Estas fuentes de abastecimiento son el Consejo de Artes de la Gran Bretaña, el Instituto Británico de Educación para Adultos, la Biblioteca Central Cinematográfica y el Ins- tituto Cinematográfico Británico, la Oficina de Relaciones Exteriores, la Liga Británica del Teatro, el Consejo Central de Inventos Industriales, la Liga Nacional del Libro, etc.

Las bibliotecas fueron estimuladas para extender sus actividades en esta dirección, por el memorándum no. 242, de agosto de 1940, del Consejo de Educación; por las disposiciones de la ley de edu- cación de 1944; por la reglamentación de las subvenciones para ampliar la educación, del Ministerio de Educación, no. 6, de 1945, y por la circular no. 57, de 1945, sobre el desarme y la educación de adultos, sin temor a excederse en el capítulo de gastos no autorizados. Ese temor ha quedado definitivamente descartado por la ley del gobierno local de 1948.

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CAPITULO IV

LA BIBLIOTECA PUBLICA EN ACCION COMO CENTRO DE ACTIVIDAD CULTURAL LOCAL

U N estudio superficial de los planes y las facilidades de servicio de las bibliotecas públicas hecho entre las dos guerras revela

indicios de un cambio en el sentido filosófico de las autoridades bibliotecarias y sus funcionarios. Las nuevas bibliotecas centrales de Manchester, Bolton, Sheffield, Rotherdam, Huddersfield, Hendon y Watford, para citar sólo unas pocas, y de muchas sucursales en todas partes del país, han sido dotadas de teatros, salas de conferencias y de sesiones, salones de exposiciones, pianos, proyectores cinematográficos, etc., para que la biblioteca pueda ser un centro de servicio cultural local, ya sea que esas activi- dades se lleven a cabo en la institución, que sean patrocinadas por ella, por sociedades locales o por ambas. Aunque no es posible hacer gran cosa sin comodidades ni equipo, es sorpren- dente lo que puede realizarse si se da impulso a la obra, ya sea en la biblioteca juvenil, o en el departamento de préstamo de libros para adultos, después de las horas de servicio, o en el salón de lectura, cerrando como una hora más temprano una o dos noches por semana.

Se estima que aproximadamente 150 bibliotecas tienen salas de conferencias o de sesiones, que se utilizan para la educación de adultos u otras actividades, y que cerca de 174 autoridades están llevando a cabo programas en diversas ramas, o colaborando en ellos. Esos programas difieren enormemente en extensión y variedad, desde una conferencia popular ocasional hasta una amplísima esfera de acción: clases, conferencias, grupos de dis- cusión, lecturas de obras teatrales, exposiciones, etc. Se debe recalcar que las bibliotecas públicas no están nunca encargadas de cursos de instrucción en ninguna materia, aunque muchas de ellas den cabida a cursos de esta índole organizados por otras corporaciones.

Será útil, a este propósito, describir brevemente el trabajo de

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tres nuevos servicios bibliotecarios, y uno antiguo renovado, para demostrar cómo han respondido en cada caso a las nuevas nece- sidades las ciudades que no tienen trabas de tradición y cos- tumbres arraigadas, a pesar de haber encontrado las mayores difi- cultades.

DAGENHAM: Esta villa adoptó las leyes de bibliotecas en 1928. Era una población nueva, que nació de una gran organización de viviendas para la clase trabajadora, construídas por el Consejo del condado de Londres, a principios de 1920, en la ribera sep- tentrional del Támesis, al este de Londres, en el condado de Essex. Dentro de sus límites se encuentra la fábrica de automóviles de la compañía Ford, en la que están empleados muchos de los residentes. Su población es aproximadamente de I 10.000 habi- tantes, y cuenta con seis sucursales de biblioteca, y una ambu- lante. Las oficinas principales están situadas en una «casa habi- tación rodeada de fosos », contigua a la sucursal de Dagenham, y no tienen edificio central del tipo común para concentración de los servicios técnicos y administrativos; ninguna de las sucur- sales cuenta con una sala de reunión o salón de conferencias.

La situación local, en los comienzos del servicio bibliotecario, era excepcional, ya que no se trata de la expansión normal de un centro urbano, con la consecuente extensión de los servicios existentes, ni era una población «nueva » en la verdadera acep- ción de la palabra. Era una planificación de viviendas, cuyos habitantes tuvieron que convertirla en centro administrativo, iniciando y desarrollando en ella todos los tipos concebibles de organización social. No había entre ellos material humano muy apropiado para este trabajo, pues eran gentes que forzosamente se habían extendido fuera del límite oriental de Londres, con poco conocimiento del gobierno local y menos experiencia de esa cohesión social de poblaciones provincianas, en las que germinan tantas agrupaciones políticas, sociales y culturales.

Éste era un problema enteramente nuevo y urgente para las labores de las bibliotecas públicas, problema que requería una revaluación de los servicios fundamentales y una indispensable selección, cuidadosamente relacionada con las condiciones, necesidades y aspiraciones locales. Aquí había facilidad para establecer dirección y cooperación, al fundar un servicio que tenía que ser sufragado íntegramente con dinero de una población de trabajadores, sin ninguna ayuda financiera extraña. La, oportu- nidad era única, por el pueblo, con el pueblo y para el pueblo.

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Se presentaba a mano, evidentemente, la ocasión de hacer expe- riencias, invenciones e innovaciones en el servicio bibliotecario, pero, más que nada, de desarrollar la imaginación y el esfuerzo. Esa oportunidad fué brillantemente aprovechada en muchos sentidos, especialmente para dirigir la educación extraescolar del adulto, y estimularlo. Gran parte de lo que a seguida se expone está tomado del informe anual del bibliotecario, de 1947-48.

Los edificios de las bibliotecas son reconocidos ahora como lugares de reunión aptos para toda clase de sociedades, y durante los años I 947-48 se celebraron en ellos I .638 reuniones. Es intere- sante observar la clase de actividades que han gravitado en torno a la biblioteca, y que fueron impulsadas por el bibliotecario y su personal en un sitio en que no había nada y donde hubo que hacerlo todo.

Naturalmente el primer lugar en esas actividades lo ocupa la Asociación Educativa de Trabajadores. La sucursal de Dagenham proporcionó, en 1947-48, clases sobre: asuntos del día (12 sema- nas) ; asuntos internacionales (12 semanas) ; organización eco- nómica moderna (12 semanas) ; apreciación de la música (18 semanas). También organizó dos escuelas del sábado sobre : 10 la crisis del dólar y el nuevo proyecto nacional para la salud; 20 gremios obreros; salarios y estabilidad; aspectos sociales del cinematógrafo en la biblioteca.

Hay tres grupos florecientes de música, que han prestado discos de gramófono para cada una de las reuniones. La biblioteca pública ha comenzado a formar su discoteca, y tiene una sección de obras musicales que fué inaugurada hace algunos años y presta muy buen servicio.

Dos grupos de discusiones semanales han tratado los siguientes temas : «La labor del gobierno local “; «Problemas alimenticios del mundo » ; «Los alojamientos y el partido laborista »; «Los problemas afrontados por las Naciones Unidas “; «El drama- turgo Marlowe “; «Servicios para la juventud “; «Problemas y psicología “; «Australia hoy y mañana “; «Exportación y défi- cit»; «Bienestar en el trabajo “; «Los deportes y SUS profesio- nales “; «La historia del gobierno local “; «El individuo y el Estado »; «Palestina en la actualidad >).

Se inauguró con éxito un círculo de lectura de obras teatrales, dirigido por un guía voluntario, que posteriormente fué contra- tado para ese trabajo por la Sociedad Cooperativa de Londres. La ayuda graciosa de una corporación como ésa, en obras de esta clase, es completamente nueva. Nuestra más próspera sociedad

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cinematográfica debe también sus películas y aparatos a la misma corporación.

En I 947 se dieron doce proyecciones de películas, en las cuales se presentaron cintas británicas, danesas, americanas, francesas, rusas, alemanas, canadienses y suizas. El promedio de asistencia a esas sesiones de cine fué de 75 a 80 personas, y a una de ellas asistieron 145 niños.

Una productora local está haciendo una película documental sobre actividades de la juventud, y la música se está componiendo también en la localidad. La sociedad dirige sus asuntos, y la biblioteca le proporciona el lugar donde reunirse y todas las faci- lidades para su trabajo.

Consejo de Artes. El 22 de julio de 1947 se organizó el Consejo de Artes de Dagenham, y ahora se está estableciendo un Centro de Artes. El local y el personal de la biblioteca figuran en la orga- nización; sus actuaciones principales fueron : la representación durante dos noches, en la escuela secundaria del condado, por el Teatro de Máscaras de Priestley, de El Tilo, y una exposición de ilustraciones del Libro de Job por Blake, y otra pequeña, pero muy hermosa, de una colección de figuras chinas en madera.

GUILDFOKD : Mil años de vida urbana ininterrumpida han dado a la villa de Guidford, Surrey (población de 45.000 habitantes), una atmósfera de vida apacible y un encanto de mundo antiguo. Hasta I 942 no tuvo la villa una biblioteca pública, la cual empezó a funcionar como resultado directo de la agitación de los miembros de las Fuerzas de Su Majestad de guarnición en la villa o cerca de ella, de los estudiantes de leyes y medicina, y de grupos de intelectuales refugiados, que habían buscado amparo en la loca- lidad a causa de las incursiones aéreas sobre Londres. Aunque la biblioteca temporalmente se repartió entre varios locales de la villa, tuvo un éxito inmediato, Al cabo de dos años la Comi- sión de Bibliotecas se transformó en Comisión de Bibliotecas, Museos y Artes, para administrar la biblioteca y el museo y fomentar la música, el teatro y las artes gracias a las diversas atribuciones de que disponía. En abril de 1944 alquiló una tienda grande en el centro de la villa, la hizo decorar por un grupo de estudiantes de arte, que trabajaron bajo la dirección del jefe de la biblioteca, e inició una serie de exposiciones, en cooperación con el Consejo para el Fomento de la Música y las Artes (ahora Consejo de Artes de la Gran Bretaña), y otras corporaciones.

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Hasta junio de 1948 se habían efectuado 58 exposiciones, conside- rable número de las cuales fué resultado del estímulo aportado a las sociedades locales por la eficacia del servicio y la actividad y alientos del bibliotecario. Una exposición sobre la historia del cine tuvo como consecuencia la creación de una sociedad local cinematográfica y de un curso de la Asociación Educativa de Trabajodores sobre la «Historia del cine». Además de sus exposi- ciones, la Casa Guildford, como se llamó a la tienda transformada, proporciona servicio gratuito a las sociedades oficiales y particu- lares, fomentando actividades culturales y educativas, que incluyen conciertos corales y sinfónicos, reuniones educativas y conferencias, y una asamblea local. El edificio tiene un cupo máximo de 250 personas y es utilizado durante los meses de invierno por 25 organizaciones.

Los institutos nocturnos y el colegio técnico no han podido llegar a un convenio con corporaciones como la Asociación Educativa de Trabajadores, y la Comisión de Bibliotecas se ha visto obligada a colmar ese vacío tomando a su cargo, como parte importante de sus tareas, actividades tales como la ayuda para encontrar oradores, la publicidad general para el trabajo de la educación extraescolar de adultos, la coordinación entre indivi- duos y corporaciones, y la cooperación en la educación del ejército y provisión a su acomodol.

«Estas y otras muchas funciones acentúan la importancia de la biblioteca no sólo como fuente de lecturas, sino como una corriente que lleve información e intercambio de ideas al terreno más amplio posible... La centralización de la educación (con la ley de 1944) ha dejado sin resolver un sinnúmero de cabos sueltos, representados por el trabajo voluntario y el extraescolar para la educación de adultos, trabajo que es esencial para el logro de una ciudadanía democrática, que debe tener sus raíces en una completa y madura comprensión, tanto de los derechos y deberes cívicos como de las artes. Esos cabos sueltos sólo pue- den anudarse firmemente en un tejido de buena ciudadanía, merced a una hábil dirección local, que en la actualidad, por su preparación y relaciones, el indicado para ejercerla es el biblio- tecario. )>

Otro trabajo experimental de la Comisión de Bibliotecas y de sus funcionarios ha sido la formación de una orquesta municipal de profesionales, de un coro municipal para festivales, y de una

I. Informe Anual de la Biblioteca Pública de Guildford, 1947-48.

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compañía de teatro local, con carácter fijo, patrocinada por el Consejo de Artes. Así en menos de siete años, algunos de ellos de guerra, el entusiasmo, la inventiva y la actividad de un bibliote- cario público y de su comisión establecieron en Guildford un centro vital para las artes, que cuenta con la sincera ayuda de las organizaciones locales, nacionales y algunas otras, y de cuantos estaban deseosos de crear un verdadero centro de cultura, con un interés ilimitado por las bellas artes. Esta dirección redunda en un aumento del crédito y dignidad de la profesión bibliotecaria.

SWINDON: Wiltshire (67.030 habitantes) es una ciudad indus- trial y comercial, asiento de los talleres de ingeniería para locomo- toras, de la gran sección occidental de los Ferrocarriles bri- tánicos. Hasta 1942 el único servicio de biblioteca lo proporcionó el Instituto Mecánico de Ferrocarriles, pero desde tiempo atrás se había hecho evidente que ese servicio era inadecuado para las necesidades de la moderna Swindon. El Consejo municipal adoptó en el año 1942 la ley de bibliotecas, y abrió la primera de éstas en el local de una antigua tienda, en una de las calles principales, con éxito inmediato. Obligados por el aislamiento de la ciudad durante la guerra, y por la suspensión de casi todos los grupos locales, culturales e intelectuales, la Comisión de Bibliotecas y sus funcionarios se vieron muy pronto impulsados a ampliar SUS actividades, para satisfacer y estimular todos los anhelos y necesidades de los diversos aspectos de la educación extraescolar de adultos. La respuesta a esa medida fué tan efectiva y continua que el Consejo municipal convirtió una escuela en biblioteca para jóvenes y centro de artes, dotados de todo el equipo nece- sario para uso de las sociedades locales. En el transcurso de 1847-48, estas últimas celebraron 480 reuniones en el centro; además, la Comisión de Bibliotecas organizó una serie de exposi- ciones y siete conciertos, y patronicó ocho sociedades : Grupo de Discusiones sobre Arte, Club de Danza, Sociedad Cinematográfica y Club Doméstico del Cine, Sociedad de Música Grabada, Socie- dad de Historia, Grupo de Lecturas de Obras de Teatro, y Círculo Poético, las cuales celebraron en conjunto 130 reuniones. No cabe duda que el servicio bibliotecario se ha beneficiado enor- memente con estas nuevas actividades, tanto por lo que toca a su prestigio como para lograr mayores oportunidades en el ser- vicio de libros, y así vigorizar la poderosa ayuda local para su continuo desarrollo.

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ST. PANCRAS, distrito metropolitano,. Londres (población de 140.000 habitantes) : ES preeminentemente una «villa ferroviaria >) puesto que tres de las principales terminales de Londres están en SUS límites, incluyendo los patios, las oficinas de administra- ción, etc., y como tal fué uno de los blancos sobre los que se concentraron los bombardeos alemanes. Al norte hay una zona residencial de la clase media, en el sur una extensa área de nego- cios y comercial, y un distrito industrial que contiene multitud de pequeñas fábricas de industrias ligeras. Aunque las leyes de bibliotecas fueron adoptadas en 1904, la villa tenía en 1939 solamente dos bibliotecas, y una de éstas estaba en un local provisional. Después de la guerra ha sido muy rápida y consi- derable su expansión, que ha tenido lugar en seis diferentes puntos para servir mejor a todos los vecinos; los cuatro nuevos locales están en lugares adaptados, y proporcionan sólo libros a domicilio para adultos y niños, y un servicio de consulta limitado. Ninguna de ellas tiene salas de reunión, y todos los grupos se congregan en la biblioteca infantil después de las 7 de la tarde.

Aprovechando la experiencia de los «Días de fiesta en casa», del tiempo de guerra, y con la coóperación del Consejo para el Fomento de la Música y las Artes, de esa misma época, y los servicios del Ministerio de Información, la Comisión de Educa- ción y Bibliotecas Públicas de St. Paneras patrocinó el estable- cimiento del Consejo de Artes y Cívismo de St. Paneras, organi- zación de vecinos cuyo objeto es coordinar y ayudar en su trabajo a cientos de organizaciones educativas y culturales de la pobla- ción. Además, este consejo tiene sus grupos y clubs, como son el Grupo de Música, la Sociedad Hortícola, el Círculo de Danza, etc. Las bibliotecas públicas ayudan a esta obra en todas las for- mas posibles, proporcionando personal para el trabajo de adminis- tración (el bibliotecario del distrito es secretario general hono- rario del consejo), encargándose de la publicidad y prestándoles equipo, v. g. proyectores de películas, linternas mágicas, epidia- scopios, etc.

Las «Semanas de arte y civismo», celebradas en I 947 y I 948, fueron organizadas totalmente por las bibliotecas públicas, en nombre del Consejo de Artes y Civismo. En cooperación con el consejo, el Departamento de Bibliotecas organiza series de conferencias, discusiones y exhibiciones de películas, conciertos, festivales de teatro, asambleas juveniles y, junto con la Liga Nacional del Libro, una «Semana del libroa que comprende una exposición, conferencias, discusiones y una orientación del

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pensamiento. En las bibliotecas sucursales, el personal estimula la formación de pequeños grupos de lectura de obras teatrales, de discusión y de audición de música grabada. Siempre que es posible, el material de publicidad para todas estas actividades contiene listas de lecturas e información del servicio proporcionado por las bibliotecas.

En las cuatro descripciones anteriores se pone de relieve la buena voluntad de las autoridades bibliotecarias para patrocinar y suministrar fondos con destino a la expansión de las actividades antedichas.

Como ninguna de las cuatro bibliotecas -Dagenham, Guildford, Swindon y St. Paneras- están planeadas ni equipadas para pro- porcionar estos servicios en sus locales, es conveniente saber lo que se hace en aquellas en que existen equipo y facilidades, como en las bibliotecas centrales de Manchester y Sheffield, que tienen teatros y salas de reunión con todos los accesorios necesarios.

En Manchester, cl teatro se utilizó constantemente, durante 1947-48, en 4g de sus 52 semanas, para representaciones teatrales, música de cámara, conciertos, bailes y proyección de películas. Además fué alquilado por una compañía de teatro fija, doce sociedades y otras instituciones. Se presentaron 16 obras, en 446 funciones. La biblioteca de Manchester es la única que tiene una compañía de teatro fija. El Consejo de Artes presentó «Teatro de danza» y «Bailarines españoles», durante una semana cada una, y la Oficina Central de Información dió 47 comidas, en las que se hicieron comentarios, y 12 acompañadas de proyección de pelí- culas. En otras partes de la biblioteca se celebraron I I exposi- ciones, y los salones de lectura fueron alquilados por sociedades locales en 95 ocasiones.

En la biblioteca de Sheffield, el teatro fué alquilado 260 veces, representándose 33 obras por sociedades de aficionados; se dieron 83 conferencias, y algunas sociedades locales cinematográficas proyectaron 18 programas. En el período de octubre de 1947 a marzo de 1948 inclusive, solamente hubo 22 días, excluyendo los domingos, en los que no estuviese ocupado el salón.

Igual demanda hay en cualquier biblioteca bien acondicionada. Siempre que se examinan los informes de las bibliotecas, se encuentran los mismos grupos locales mencionados, así como sus constantes asistentes : la Asociación Educativa de Traba- jadores y el Movimiento de Extensión Universitaria, Filiales de

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la Liga Nacional del Libro, Sociedades Literarias, Grupos de Discusión sobre Arte, Círculos de Escritores, Confraternidades Dickens y Lecturas de Poesía; Sociedades de Historia, Fotografía, Películas, Antigüedades, Música Grabada, Naturalistas, Filatelia, etc., Asambleas Humorísticas, Reuniones para Debates y Obras.

Por lo general, el uso del servicio y del equipo se hace mediante el pago de honorarios que cubren justamente los gastos de soste- nimiento, y a veces gratis, pues es bien sabido que muchas socie- dades locales del tipo mencionado subsisten gracias a pequeñas subscripciones anuales y en gran parte a la ayuda voluntaria de sus directivos y miembros honorarios. En estos casos, la biblioteca comúnmente exige que no se cobren cuotas de admisión y puede insistir en que las reuniones sean públicas. Las condiciones del alquiler varían, y las cargas de arrendamiento se calculan según las diferentes circunstancias, especialmente cuando el salón se alquila con fines lucrativos. Como las sociedades de teatro locales sufragan sus gastos, que son necesariamente considerables, con el producto de la venta de los billetes de admisión, debe permitírseles que cobren cuotas razonables.

Algunas autoridades bibliotecarias restringen el uso de sus salones, reservándolos para las sociedades locales que se considera tienen más necesidad de ayuda. Por ejemplo, una biblioteca tomará en cuenta solamente «solicitudes de sociedades y orga- nización de bonajde, de las del distrito administrativo o asociadas con él, establecidas para el estudio de la historia, la literatura, la ciencia, el arte y materias afines, con objeto de llevar a cabo conferencias o exposiciones de carácter educativo, o reuniones privadas para tratar sus propios asuntos, en las que no se cobrarán los billetes, programas, etc., y no se harán «colectas », y solici- tudes de asociaciones reconocidas, cuyos miembros pagan cuotas, para celebrar sus reuniones ordinarias en las que no se cobrarán los billetes, programas, etc. y no se harán colectas ».

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CAPITULO V

LA BIBLIOTECA PUBLICA EN ACCION COMO IMPULSORA, PATROCINADORA Y COORDINADORA DE LA EDUCACION

EXTRAESCOLAR DE ADULTOS

E N los tres años y medio siguientes a la terminación de la guerra, gran número de bibliotecarios públicos de menos de cincuenta

años retornaron del Servicio Nacional a sus bibliotecas, y segura- mente porque se dieron cuenta de que entre sus compañeros de campamento, alojamiento y cuarteles, había tanta ignorancia de la finalidad y valor del servicio bibliotecario, o quizá porque encon- traron a su retorno una sociedad en la cual la guerra había acabado con casi todos los grupos culturales e intelectuales, se mostraron más activos en inspirar, patrocinar y coordinar los esfuerzos locales para restablecer los organismos de la educación extraescolar de: adultos durante estos años posteriores a la guerra. Cualquiera que sea la razón de ello, es evidente que las autoridades bibliotecarias y sus funcionarios, al encontrarse con facultades y oportunidades, se apresuraron a sacar ventaja de la situación en varios aspectos y campos de actividad hasta ahora, por regla general, no considerados como parte de las funciones de una autoridad bibliotecaria.

En el campo exclusivo de los libros, se cuenta con datos de varias sucursales de la Liga Nacional del Libro, formadas prin- cipalmente por los esfuerzos de los bibliotecarios para llevar a cabo conferencias sobre los libros y discutirlos. Además y con el mismo propósito, se inauguraron en algunas poblaciones cierto número de clubs y círculos literarios y bibliotecarios, Entre otros pueden citarse : el Círculo Bibliotecario de Malden y Combe, la Sociedad Bibliotecaria, Literaria y Filosófica de Clydebank, el Círculo de Lectores de Fulham, el Círculo Literario de Hornsey, el Club Bibliotecario de Sutton Coldfield, el Club del Libro de Tauton y la Sociedad Literaria de Clackmannonshire. General- mente el bibliotecario desempeña la secretaría honoraria, las agru- paciones se reúnen en la biblioteca y la comisión bibliotecaria está representada en las directivas. Pueden ser socios todos los adultos,

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satisfagan o no pequeña cuota anual. La constitución de la Malden y Combe es interesante, pues une directamente al círculo con la administración y servicios de la biblioteca, constituyendo un esfuerzo para crear un grupo de «Amigos de la biblioteca », intento raro, pero muy bien acogido por los que asisten a la biblioteca, de conseguir para el servicio de ésta la ayuda pública.

El establecimiento permanente del Consejo de Artes de la Gran Bretaña, llamado en tiempo de guerra «Consejo para el Fomento de la Música y las Artes », ha inducido a cierto número de autoridades bibliotecarias a patrocinar la creación de juntas de arte locales, en la seguridad de que siempre contarán con la información, el servicio y la garantía financiera del consejo. Como el Consejo de Artes de la Gran Bretaña no puede conceder subsidio a las autoridades municipales, el Consejo de Artes local tiene que ser una asociación separada de ciudadanos y represen- tativos del arte local, sociedades de música y teatro, y, si es necesa- rio, de un representante de la corporación municipal en la junta de gobierno. Los experimentos del tiempo de guerra en St. Pan- cras, Swindon y Guildford no hubieran sido posibles sin los servicios y guía del Consejo de Artes. Ambos se han seguido en Dudley, donde la biblioteca sucursal Netherton fué transformada en una encantadora y pujanta biblioteca, centro de arte e infor- mación, con amplia esfera de actividad en exposiciones, conciertos y representaciones teatrales; fundó el Club de Artes Dudley, y se publica un boletín de información, trimestral, sobre las biblio- tecas, teatro local, danza, música, ópera, películas y artes visuales. La sorprendente respuesta del público se ha debido a la actividad y energía del bibliotecario y a su autoridad. Las autoridades bibliotecarias impulsaron consejos de artes similares en Brierley Hill, Hornsey Dartford, Swindon y Pendlebury, y otros lugares.

No es propósito de este ensayo discutir si los bibliotecarios públicos deberían ocuparse o no de estas actividades, pero es evidente que su estrecha vinculación con ellas tiene al servicio bibliotecario en una continua y vital relación con las fuerzas vivas, para el enriquecimiento de la cultura de la comunidad local. Un verdadero bibliotecario no desearía mejor oportunidad para lograr mayor rendimiento del servicio bibliotecario y de sus recursos de libros y materiales afines.

Una variedad interesante en el intento de mantener estrecho contacto con las sociedades locales, es la realizada en Folkestone, donde el bibliotecario y el jefe del Departamento de Educación procedieron a un estudio de las sociedades locales interesadas

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en ciencia, literatura, arte, música y aficiones personales, e invi- taron a los directores de unas 30 de ellas, reuniéndolos para formar un Consejo Local de Sociedades Culturales, con el biblio- tecario como presidente, y el funcionario de educación como secretario. Los objetivos del consejo son :

a) Fomentar el trabajo de las sociedades existentes, y estimular la formación de nuevas agrupaciones para llenar los vacíos descubiertos en el estudio;

b) Ayudar a proporcionar alojamiento a las sociedades que al presente no cuentan con un local apropiado;

c) Proporcionar aparatos como linternas mágicas, epidia- scopios, proyectores de películas, etc. ;

d) Mantener la unión entre la autoridad de educación y la de bibliotecas;

e) Compilar e imprimir una guía de sociedades locales, indicando fines, subscripciones, jefes, reuniones, etc.;

f) Compilar e imprimir un calendario completo de las reuniones de las sociedades, con fechas de las conferencias, actividades, etc., y evitar, hasta donde sea posible, que coincidan esas fechas.

Cada sociedad continúa dirigiendo sus asuntos interiores, y el consejo es meramente una corporación coordinadora. Se han iniciado nuevas sociedades y actividades, incluyendo una filial de la Asociación de Historia, y estudios del material de historia y de las formaciones geológicas locales. Además, el entusiasmo ambiente y la habilidad de los expertos han dirigido su atención a dar nuevo impulso al museo local. La biblioteca, como albergue de la mayoría de las sociedades, ha llegado a ser el centro de amplia- ción de la actividad cultural, y el servicio bibliotecario está logrando ser reconocido como la fuerza generadora de esas actividades, y a la vez aumentando su posibilidad de dar servicio bibliográfico y de información lo más completo posible. Otro experimento de estímulo se hizo en Hendon, donde se celebró una quincena de exposiciones del trabajo de 24 sociedades locales, en la biblio- teca central, en noviembre de 1948, y se publicó una hoja volante conteniendo los nombres de las sociedades, detalles de sus finali- dades, y los nombres y direcciones de sus secretarios.

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CAPITULO VI

LA BIBLIOTECA PUBLICA EN ACCION COMO ORGANIZADORA RESPONSABLE

Y COPARTICIPE

E N este capítulo se intentará tratar de las actividades llevadas a cabo en las bibliotecas, con o sin la ayuda de orga-

nismos no bibliotecarios, con grupos de ciudadanos, de los que el bibliotecario y su personal son, única o principalmente, responsables.

El bibliotecario sabe qué personas tienen especial interés por determinados asuntos, no sólo por su conocimiento de las asocia- ciones y sociedades de su localidad, sino también por los datos que tiene de los libros usados por los individuos. Algunos biblio- tecarios llevan un registro de lo que interesa a los lectores; así pueden tenerlos al tanto de las nuevas adquisiciones de libros y publicaciones periódicas. Otros forman una lista con las direc- ciones de las personas más influyentes y destacadas, para infor marles de todo lo concerniente al desarrollo y actividades de; servicio de la biblioteca. El empleo de esos medios y la distri- bución de hojas sueltas en las bibliotecas, de carteles fijados en los edificios públicos y de tablones con avisos, así como el uso de la prensa local, generalmente asegurará una asistencia regular a casi todas las actividades que la autoridad tenga interés en organizar.

Debe insistirse en que mucho del trabajo que describimos más adelante ha podido realizarse con un alto grado de calidad y presentación porque las fuentes nacionales de abastecimiento han sido organizadas en años recientes, con la máxima pericia. Tam- bién, algunas veces, merced al pago de pequeñas cuotas, las bibliotecas pueden aprovechar material o experiencia personal que están completamente fuera de sus propios recursos.

En estos asuntos, el primero y más importante deber de un bibliotecario es persuadir a la gente para que se informe del valor de la biblioteca, y darle instrucción sobre el uso de los libros como instrumentos para la vida diaria, así como para

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fines especiales de investigación y consulta. Quizá el sistema mejor organizado de este tipo de trabajo sea el de Sheffield, donde una Subcomisión mixta de Educación y Bibliotecas, Galerías de Arte y Museos ha estado trabajando durante dos años, para obtener la máxima cooperación en su tarea. Mucho de este esfuerzo se ha dedicado a las personas menores de dieciocho años.

«Se dió un curso de instrucción en el uso de directorios y libros de consulta sobre cuestiones cotidianas a los estudiantes, de doce años en adelante, del Colegio Central Comercial Diurno... Varias instituciones de la ciudad han hecho uso de las facilidades de la biblioteca, particularmente del Departamento de Historia local; los estudiantes del Departamento de Educación de la Universidad, del Colegio de Preparación de la ciudad, y de la Escuela Normal temporal de Briercliffe asistieron a una plática del bibliotecario sobre «Los materiales y métodos de la historia local, ilustrada con mapas, libros y manuscritos. La filial de la Asociación de Historia en Sheffield hizo estudio de las colecciones de manuscritos.. . En tres de las bibliotecas sucursales se orga- nizaron reuniones periódicas de lectores para discusiones sobre la biblioteca y otros asuntos. El círculo de la biblioteca sucursal Firth Park se reunió cinco veces (con asistencia de 134 personas), el círculo de discusión de libros, de la biblioteca sucursal Park, siete veces (asistieron 147 personas), y el círculo de lectores de la sucursal Hillsborough, seis veces (asistieron I 28 personas). La discusión fué dirigida en cinco ocasiones por bibliotecarios, y otras veces por lectores. Para las reuniones en la sucursal Park, generalmente se preparó y puso en circulación una lista de libros. Además de estas reuniones organizadas, se celebraron en la biblioteca circulante de Firth Park veintinueve charlas sobre libros y lecturas, dadas todas ellas, con excepción de una, por el bibliotecario... Muchos grupos visitaron el edificio de la biblio- teca central, para enterarse del trabajo que se lleva a cabo en sus distintos departamentos; 3g miembros de dos clubes juveniles, 44 de sociedades locales, 14 de la Asociación de Humanistas, y IO estudiantes extranjeros en un grupo organizado por el Consejo BritánicoI. »

Bristol se distingue también por los cursos de preparación para estudiantes de los colegios comerciales locales. En Norwich,

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la filial local de la Asociación Educativa de Trabajadores orga- nizó una clase en la biblioteca de consulta, para estudiar cómo se usa el material de historia local. En York, a petición del Colegio de la Universidad Hull, grupos de hombres y mujeres sometidos al servicio militar y que esperaban el desarme visitaron la biblio- teca para instruirse en el uso de los libros de consulta, especial- mente de los relacionados con la organización de los negocios.

Para la discusión de libros, además de las relaciones con las sociedades literarias locales y otras, los proyectos más destacados han sido recientemente : «Los viernes en la biblioteca», de Rugby, discusión mensual sobre libros; y «Los grandes libros», de Leyton, series de conferencias sobre famosos clásicos ingleses por autores bien conocidos. Estas series se llevaron a cabo en cooperación con la Liga Nacional del Libro, que contrató a los oradores, y con el Consejo del condado de Essex, que pagó sus honorarios; se organizaron en cooperación con la Liga Nacional del ramo varias «Semanas del libro», que consistieron en una exposición de libros nuevos o especialmente seleccionados, series de conferencias por celebridades literarias, «orientaciones del pensamiento literario» y concursos; así como exposiciones pre- sentadas por el Consejo de Artes de la Gran Bretaña, sobre «Diseños de libros británicos».

El empleo de conferencias y métodos de discusión para divulgar el conocimiento de los clásicos y de la buena literatura moderna que describe las condiciones contemporáneas de los países extran- jeros es muy restringido, por la carencia de traducciones y por la imposibilidad, excepto en raras y afortunadas ocasiones, de conseguir oradores capacitados para explicarlos y discutirlos.

Las conferencias siguen siendo el método favorito para la difusión de las ideas, y en la mayor parte de sus programas se incluyen cortas listas de lecturas sobre los asuntos que tratan. Los temas de viajes y los sociales son los más populares. Es un hecho curioso el fracaso, en los años posteriores a la guerra, de las conferencias de personalidades célebres, en poblaciones donde esas mismas personalidades habían tenido éxito anteriormente. Glasgow y Leyton han informado sobre dos interesantes medios de aprovechar las conferencias. En Glasgow, las bibliotecas y departamentos de Educación están cooperando en proporcionar facilidades para fomentar el estudio de puntos de especial interés sugeridos por los conferenciantes. Al terminar cada conferencia, se invita al auditorio a matricularse en un pequeño curso de estu- dio, que consta solamente de seis reuniones, a menos que se desee

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Intercambio de ideas. Un grupo de discusión en la biblioteca.

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Ukcusit;n jobre libros.

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prolongarlo. El Departamento de Educación proporciona los servicios de un director idóneo, y la biblioteca pone sus colec- ciones a la disposición de los que se inscribieron en los cursos. No se cobran cuotas. En Leyton, un profesional dió una serie de catorce conferencias quincenales sobre música, alternadas con recitales de música grabada que proporciona el público, para ilustrar la conferencia de la semana anterior. Las bibliotecas, por lo general, no presentan conferencias sobre temas económicos, dejando esto a la filial local de la Asociación Educativa de Traba- jadores, al Departamento de Educación del Consejo del condado de Londres, o al Movimiento de Extensión Universitaria. Sin embargo, por el hecho de ofrecer locales, sugerir temas, anunciar las series y congregar al auditorio, la biblioteca puede ser un instrumento para crear discusiones y hacer que se utilicen los libros que traten de asuntos de importancia contemporánea o permanente. Como ejemplo de ello citaremos la cooperación de la biblioteca de Leyton con el Departamento de Estudios extramuros de la Universidad de Londres, en una serie de catorce conferencias sobre «El individuo en la sociedad», y el curso de la de Dagenham sobre «Asuntos de actualidad».

No cabe duda que la gente se ha acostumbrado a la presenta- ción visual de ideas y hechos por medio de las películas, ya sea porque en tiempo de guerra la prensa diaria redujo sus ilustra- ciones a un mínimum, o porque durante la misma se produjeron tantas buenas películas documentales e instructivas. Algunos bibliotecarios se han dado cuenta de que las buenas películas de tipo documental, instructivo y explicativo pueden proporcionar un puente que, dominando la ignorancia, una el interés desper- tado por esas películas al firme deseo de saber y leer más sobre alguna materia, hallando así en el mundo de los libros un eslabón perdido. 2 Cuántas veces no se ha visto el bibliotecario ante la petición de un lector que desea un simple bosquejo sobre un tema, y ha tenido que ofrecerle un libro de texto escolar o un tratado erudito, sabiendo que ni uno ni otro eran satisfactorios ? Además, muchas personas aprenden los rudimentos de las materias por medio del cine más pronto que por las imágenes verbales. De aquí los recientes experimentos hechos el invierno pasado en Sheffield, Leicester y Leyton, entre otros, donde se presentaron programas de películas, en cooperación con la biblioteca central cinematográfica. Cada centro nocturno de proyección de pelí- culas desarrolla un tema, v. g. : « Canadá “; «República e imperio “; «Gran Bretaña industrial “; « Física atómica “; «Educando a los

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jóvenes )j; «Secretos de la naturaleza “; «Viviendo unidos N; «Otros países»; «Color y diseño en la industria “; «Transportes y comuni- caciones “; «Planificación de ciudades»; «Su jardín ; » «La vida y oficios rurales», etc. En Leyton, después de una serie de peliculas sobre <<El desarrollo de los niños », la filial local de la Asociación de Escuelas de Puericultura dirigió una discusión que despertó tanto interés que originó la petición de una serie de proyecciones cine- matográficas sobre el mismo tema, con discusiones similares. Se han mencionado ya las proyecciones de películas a la hora de la comida, en la biblioteca central de Manchester, por la Oficina Central de Información. El uso de películas es probablemente una de las maneras más eficaces de crear la comprensión inter- nacional entre la generalidad de las personas, pero esas películas deben interpretar a la gente común haciendo las cosas corrientes de la vida diaria, para presentarlas a las personas del mismo nivel en otros países. Los castillos de España son sin duda intere- santes para el que trabaja en las minas de carbón de Escocia, pero lo que realmente desea saber, por razones de amistad y comprensión internacionales, es cómo viven y trabajan los de su mismo oficio en España, Pensilvania y el Ruhr. Esas pelí- culas, si ya se han hecho, no son asequibles por medio del comercio u otros conductos ordinarios, y de ahí la necesidad de crear en cada país un centro internacional de intercambio.

Como resultado de la serie de pláticas para grupos de discusión llevadas a cabo por la Corporación de la Radio Británica, de las pruebas que hizo entre las dos guerras para popularizar las emisiones radiadas, con las subsecuentes discusiones y lectura individual, y del éxito de la técnica y servicio del Departamento de Asuntos de Actualidad del Ejército, los síndicos de la corpo- ración Carnegie del Reino Unido establecieron el Departamento de Asuntos de Actualidad que publica Asuntos de Actualidad, serie de folletos cada uno de los cuales es una sencilla exposi- ción, hecha por una autoridad reconocida, sobre algunos temas de importancia actual, tales como « Exportaciones », «Relaciones familiares», « Ciudades nuevas», etc., y también « Manuales del Pasado », para los estudiantes más tenaces y para los directores de discusiones sobre asuntos particulares. Además, el Departamento de Asuntos de Actualidad publica una hoja suelta quincenal llamada Revista Mapa, que en el frente lleva dos o cuatro temas para análisis especial, seleccionados por su peculiaridad y por ser adecuados para la representación visual, y en el reverso los ilustra con material pictórico e información estadística. La

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oficina organiza también escuelas para preparación de los diri- gentes de discusiones técnicas y del manejo de grupos.

Hasta ahora las bibliotecas no han usado este servicio, aunque la del condado de Fifeshire haya hecho algunos experimentos. La dificultad está en encontrar dirigentes de grupos con sufi- cientes conocimientos en la materia y con tiempo para hacer la preparación necesaria para cada discusión. Que el método de grupos de discusión puede ser un éxito bajo una dirección capaz, lo confirma el grupo aEducación y Democracia», que funcionó en Leyton durante cinco años (rg42-rg47), con la ayuda de muchos oradores de la Gran Bretaña y las Naciones Unidas, competentes en temas educativos, y el frecuente uso de películas. Como variantes de esta técnica se citan : las «Discusiones de los viernes», llevadas a cabo en Dumfries, las Asambleas Humo- rísticas, en Ealing, y «Rasgos Notables de Hasard», en Fulham. Estos últimos son una modalidad de la Asamblea Humorística, y están basados en lecturas de Hansard por elementos represen- tativos de los partidos políticos locales, seguidas de debates en los que toma parte el auditorio.

La lectura de obras teatrales en grupo es una actividad que se desarrolla íntima y amistosamente, y que puede dar mucho placer y provecho, tanto a los que toman parte en ella como a los espectadores. Bastantes bibliotecas rurales tienen varios ejemplares de obras de teatro para prestarlos a los grupos, y otras los alquilan a bajo precio, a la Liga Británica del Teatro. El grupo más destacado se formó en Leyton en enero de 1936, y desde entonces, con excepción de dos cortas interrupciones durante los más fuertes períodos de bombardeo, ha continuado sus reuniones semanales con una asistencia total aproximada de 27.000 personas. Una filial de este grupo, los Actores de la Biblio- teca de Leyton, dió comienzo a sus actividades en 1942, y ahora cuenta unas dos docenas de representaciones en su abono.

Desde que terminó la guerra, algunas bibliotecas han empezado a formar colecciones de discos de gramófono, con el fin de pres- tarlos al público para que éste los utilice en sus casas. Resultado de ello ha sido la organización de recitales de música grabada, y el fomento de las sociedades de discos musicales. Esos recitales han sido organizados en los lugares ya mencionados en este ensayo, y en Holborn (a la hora de la comida), Fulham, Islington, Horn- sey, Lambeth, Leyton y otras. Quizá la primera que se estableció fué la de Leyton, que empezó en el verano de 1941, y ahora completa su octava sesión con su 1630 recital.

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Muchas bibliotecas conceden gran importancia a las exposi- ciones de libros nuevos, cubiertas para libros, y obras sobre mate- rias especiales y sobre acontecimientos de actualidad. Un inte- resante experimento fué la exposición de carteles, diagramas y folletos de la Unesco, llevada a cabo en el salón de lectura de la biblioteca de Stirling, durante tres semanas, en 1946.

Que esas bibliotecas estiman como de gran utilidad los ser- vicios del Consejo de Artes y de su subsidiario proyecto «Arte para el pueblo», del Instituto Británico de Educación de Adultos, lo evidencian las 520 exposiciones prestadas a 120 bibliotecas aproximadamente, desde 1945. La ampliación más reciente del servicio ha sido el proyecto «La pintura del mes», mediante el cual se hacen circular, entre un grupo de bibliotecas, varias pinturas acompañadas de un texto explicativo. Cada una de ellas la tiene en exhibición un mes y la envía después a otra de las bibliotecas que forman el grupo. Guildford ha inaugurado recientemente un sistema de préstamo de reproducciones de primera clase, de pin- turas famosas, en sus respectivos marcos, para exhibirlas en las casas de los ciudadanos. Aveces las exposiciones se acompañan con guías de lecturas, y frecuentemente, coincidiendo con la exposición, se prepara, con ayuda del proyecto «Arte para el pueblo», una serie de conferencias sobre temas como: «El goce del color, la forma y el modelo en la vida diaria», o «Cómo mirar las pin- turas)). La biblioteca que ha sacado más partido de las exposi- ciones es la de Leyton. Lo que se dirá más adelante está tomado de Oportunidades rg&Ig49, que contiene el programa oficial de obras teatrales, conferencias, discusiones, recitales de música grabada y exposiciones, organizado por esa biblioteca.

Durante el invierno se alquilaron cinco exposiciones al Consejo de Artes, y una al Instituto Británico de Educación de Adultos, y el salón fué prestado al Club Essex de Arte y al Gremio de Artes y Oficios de Essex para sus exposiciones de primavera. El material de las exposiciones es de gran interés por su variedad y amplitud : «Acuarelas y dibujos ingleses», « iQué es la pintura moderna?», «Grabados chinos en madera», «Historia de las obras de Shakespeare», «Cinco siglos de pintura», «Diseños de libros britá- nicos, pinturas de aficionados locales y de artistas profesionales », y «La obra de artesanos, masculinos y femeninos (de costura, alfarería, joyería y trabajos en madera) ».

Estas exposiciones en gran escala duran generalmente dos semanas, y son reforzadas por exposiciones más pequeñas, de varios tipos, como, por ejemplo, una serie de seis reproducciones de

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pinturas famosas, que se cambian cuatro veces al año y van acom- pañadas de una corta explicación destinada a ayudar a su com- prensión y apreciación; con exposiciones periódicas mensuales de colecciones de fotografías que comprenden cerca de cuarenta temas diferentes, alquiladas al Consejo de Proyectos Industriales (v. g. «Tradición inglesa », «Evolución del ómnibus », «Diseñador textil en su trabajo », «Aerodinámica », etc.); por un pequeño mostrador en el que el Departamento de Asuntos de Actualidad sostiene una exposición muy variada de sus materiales pictóricos e impresos más recientes; por pequeñas exposiciones pictóricas de la misma oficina, sobre temas como : «El teatro », «La orquesta sinfónica », «Gran Bretaña industrial », «Conozca a su representante en el Parlamento », etc. ; y por una exposición de sellos postales que hace y cambia frecuentemente la Sociedad Filatélica local.

A esto debe agregarse: ocho vitrinas iluminadas, a la entrada de los salones, conteniendo libros nuevos, y diez pequeñas exposi- ciones especiales, en la biblioteca de préstamo para adultos, de libros sobre temas de interés local, una de las cuales es permanente y contiene los últimos folletos publicados por el gobierno y por otras instituciones.

La fuerza impulsora que origina este continuo y variado pro- grama de exposiciones se deriva de la simple creencia de que las ideas presentadas pictóricamente y de manera atractiva pueden conducir al uso de los libros, de que muy pocas personas leen un libro porque es un libro, de que la mayoría de la gente lee porque le interesan las ideas contenidas en los volúmenes impresos, y de que el deseo de leer éstos viene de su aspecto exterior.

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CAPITULO VII

CONCLUSION

L A anterior descripción de las actividades para la educación de adultos en las bibliotecas públicas del Reino Unido no

pretende ser completa, pero se espera que haya sido suficiente para indicar la variedad, vitalidad e importancia de la contri- bución de las bibliotecas a la creación de una comunidad local, intelectualmente activa y culturalmente progresista. Como ha dicho acertadamente la Federación Internacional de Asociaciones Bibliotecarias : «La biblioteca pública puede ayudar a la gente a decidir qué ha de leer y pensar acerca de ello, sin decirle qué opi- niones debe tener o de qué manera debe obrar.»

Como la introducción a Oportunidades rg@-rg49 de Leyton, escrita por el presidente de las comisiones de bibliotecas, contiene mucha de la fe, esperanza y propósitos que animan todas las actividades de las bibliotecas públicas para la educación de adultos, y algunos datos de sus más señalados éxitos, y finaliza con una nota que todos los bibliotecarios del mundo aprobarán, pondremos fin al presente ensayo con algunos pasajes tomados de esa introducción.

«La publicación de nuestro programa invernal de conferen- cias, exposiciones, recitales de música grabada, etc., constituye, dentro del año bibliotecario, un acontecimiento que merece calu- rosa bienvenida, pues cada programa es una empresa arriesgada llena de esperanza y expresión de fe. Esperanza de que un número suficiente de ciudadanos aproveche y aprecie las oportunidades proporcionadas para su recreo, y fe en que, además de ese goce e interés, esos ciudadanos se sientan estimulados a ampliar sus conocimientos y comprensión, por medio de la lectura de los libros que se recomiendan en el programa, y de otros del acervo de las bibliotecas.

»A la ayuda prestada por los ciudadanos del distrito a los esfuer- zos realizados por la comisión se debe que estemos animados a

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continuar y ampliar las oportunidades de carácter cultural para que las aprovechen todos ustedes. Como creo que les gustaría conocer la forma en que se empleó la ayuda que nos han propor- cionado, he preparado la siguiente breve estadística informativa, que comprende hasta el 31 de mayo de 1948.

As1sT~Nc1A

Grupo de lectura de obras teatrales (322 reuniones). Otras obras teatrales. ............................ Grupos de discusión (282 reuniones) .............. Recitales de música grabada (151). ...............

Música diversa .................................. Conferencias (35). ................................ Proyecciones de películas (3 1) ..................... Exposiciones (45). ...............................

ASISTENCIA TOTAL.

23.009

29.270

8.583 I I .og6

9.165 2.684

2.645 70.974

157.426

»Hemos llamado a este programa «Oportunidades». ;Oportu- nidades para qué? La contestación corresponde a cada uno de nosotros, de acuerdo con nuestras necesidades e intereses. Para mí, las diversas actividades aqui descritas son ventanas mágicas abiertas ante la mente fecunda del hombre, y espero que mediante ellas se llegue al material que guarda las memorias de los triunfos, dificultades y alegrías de la humanidad, que la biblioteca colec- ciona y conserva para uso y provecho de todos nosotros.»

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TERCERA PARTE

ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMERICA

por MIRIAM D. TOMPKINS jrofesora adjunta de biblioteconomía, Columbia University

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CAPITULO 1

INTRODUCCION

E STE informe sobre la educación de adultos en las bibliotecas públicas norteamericanas trata de presentar los proyectos y

prácticas que en ellas se llevan a cabo; reunidos los de varias partes del país, semejan una fotografía superpuesta, que podría dar la errónea impresión de que todas las bibliotecas de los Estados Unidos suministran servicios educativos a los lectores que han pasado de la edad escolar. Es verdad que algunas bibliotecas grandes y medianas han desarrollado programas muy bien ela- borados, pero también lo es que hay cientos de pequeñas biblio- tecas con recursos limitados, que tienen que restringir al mínimo sus actividades, aunque pueden citarse muchos ejemplos de biblio- tecarios que, incluso en condiciones desfavorables, se han inge- niado para contribuir efectivamente a la vida de la comunidad.

El término «educación de adultos» no se ha incorporado al uso sino en los últimos veinticinco o treinta años. El concepto, sin embargo, fué atributo de las bibliotecas públicas norteameri- canas, desde sus comienzos, hace un siglo. La siguiente exposición de las funciones de las bibliotecas, dada en el informe de 1852 de la entonces recién fundada biblioteca pública de Boston, podría haber sido escrita en 1949, tan bien expresa el punto de vista de los bibliotecarios progresistas de la actualidad.

. ..Se ha juzgado atinadamente que -dentro de institu- ciones políticas, sociales y religiosas como la nuestra- es de suprema importancia que los medios de información general se difundan de modo que se induzca al mayor número de personas a leer, y a comprender los problemas fundamentales del orden social, que se nos presentan a cada paso y que, como ciudadanos, estamos continuamente obligados a resol- ver, y resolvemos, acertada o equivocadamentel. »

I. Rcport of the Tr~;,,!ees of thc Public Librnry of thc City of Boston, Ju!v, 1852. Boston, J.H. East- burn, City Printer, 1852, pPg. rg.

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A medida que fué extendiéndose por el país el movimiento de las bibliotecas públicas, se produjo cierta confusión en cuanto a sus propósitos y deberes; sin embargo, tres publicaciones, aparecidas en rgzo, tuvieron un efecto decisivo para el pensamiento y dar forma a las actividades. William S. Learned, en su obra La Biblio- teca @blica americana y la Difusión del saber, describió el tipo de organismo que se necesita para la educación extraescolar de la población adulta, e introdujo el concepto de la biblioteca pública como «centro de información para la comunidad». El informe de la Asociación Norteamericana de Bibliotecas, Las Bibliotecas y la, Educación de adultos, delineó programas y métodos. La Instrucción de adultos, de Edward L. Thorndike, demostró científicamente que hombres y mujeres de edad madura pueden adquirir nuevos conocimientos teóricos y prácticos.

Entre los obstáculos que obstruyen el camino del educador de adultos figura la resistencia a aprender de algunos de los últimos. Los esfuerzos intelectuales requieren autodisciplina. Para los adultos que han ido solamente unos pocos años a la escuela, la lectura es una tarea, particularmente porque la mayoría de la lectura seria, no novelesca, se escribe para lectores experimentados. Las bibliotecas públicas no pueden extender sus servicios en algu- nas de las áreas en que más se necesitan, por la discrepancia entre los libros de que pueden disponer y la capacidad de la gente para la lectura. Aunque se hacen progresos en el estudio de la «ame- nidad del estilo» y en la producción de libros sencillos y de lec- tura fácil, y aunque el nivel general de educación se eleva, pasa- rán muchos años antes de que se colme el foso existente entre los lectores y los libros.

Son numerosos los lugares en que se dispone de escasas opor- tunidades para la educación de adultos. La instrucción de éstos en común debería ser una empresa colectiva, en la que diferentes organismos institufdos para atender a tipos particu- lares de necesidades cooperasen para desarrollar un programa bien equilibrado. La biblioteca sola no puede asumar la responsabi- lidad plena de esa empresa, pero su posición excepcional, como único organismo independiente para la distribución de libros a personas de todas edades, nivel de educación, orígenes nacional y racial y creencias religiosas diferentes, le da oportunidades excepcionales para identificar intereses, explotar la curiosidad y el deseo de información sobre asuntos y problemas de importancia para el individuo y la sociedad. Un buen bibliotecario ve la biblioteca como una institución flexible, a la que puede darse

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forma dentro del molde más apropiado a la variedad de su público. No como una organización, sino como un organismo; no como una institución, sino como una fuerza viva y creciente.

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CAPITULO II

LA BIBLIOTECA PUBLICA GUIA A SUS LECTORES

SERVICIO CONSULTIVO PARA LOS LECTORES

E N los setenta y cinco años que siguieron a la fundación de las primeras bibliotecas sostenidas públicamente en los Estados

Unidos, se estableció gran número de ellas en muchas partes del país. El rápido desarrollo del movimiento bibliotecario después de rgoo se debe, en gran parte, a la generosidad de Andrew Car- negie, quien donó los fondos necesarios para los edificios de cientos de bibliotecas. Su interés por las bibliotecas públicas se derivaba de su fe en la educación, y de su creencia de que el libre acceso a los libros ofrece los mejores medios para difundir el saber entre la población en general.

Pero al aumentar tanto las bibliotecas como el público de lec- tores, problemas de naturaleza más o menos técnica empezaron a absorber el tiempo y atención de los bibliotecarios. Los previ- sores dirigentes de la profesión, comprendiendo que lo que había sido originariamente un servicio sencillo, altamente personalizado, se estaba volviendo mecánico e impersonal, se apresuraron a buscar el remedio. En las comunidades más grandes, las bibliotecas sucursales llevaron los libros más cerca de la gente; el uso del estante abierto se adoptó en lo general, por lo cual la colección de la biblioteca fué inmediatamente accesible a los lectores. Sin embargo, parecía que estas medidas no eran suficientes. Los empleados que atendían al público, siempre ocupados, tenían poco tiempo para hablar con los prestatarios, muchos de los cuales no querían discutir sus problemas personales en presencia de otros. Si las bibliotecas habían de funcionar con éxito como orga- nismos educativos, el servicio individualizado era una necesidad. Así a principios de rg2o se implantaron en muchas bibliotecas los servicios consultivos para los lectores.

A continuación enumeramos los servicios de orientación per- sonal prestados en las bibliotecas, con el fin de mostrar cl desa-

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rrollo de sus programas para la educación de adultos. Aunque algunos de los procedimientos descritos estén hoy superados, deben tomarse en cuenta porque engendraron una fuerza que activó todos los servicios bibliotecarios norteamericanos.

El papel de consejero de lectores varió en las diferentes biblio- tecas, mas en todas ellas tuvo ciertas características comunes. Los requisitos para ese cargo son: familiaridad con las obras que traten de todas las materias, pericia para usar las fuentes de información, capacidad para comprender y trabajar con per- sonas de todas clases, y habilidad para enseñar. El escritorio del consejero de lectores era de fácil acceso, aunque debía tener cierto aislamiento; si la biblioteca era suficientemente amplia, el conse- jero tenía su oficina privada, de preferencia cerca de la sala de préstamos a domicilio y de la de consulta. Las obras fundamentales eran : compendios, bibliografías, extractos y «libros primeros » sobre varias materias. Generalmente se daba poca publicidad a este nuevo servicio, un letrero o dos sobre el escritorio o sobre la puerta de la oficina, algunas palabras dirigidas a los lectores, y unos cuantos periódicos con historietas; y resultó evidente, por la acogida que se le dió en casi todas las bibliotecas, que muchos lectores necesitaban de esta orientación.

Al principio, los consejeros se dedicaron principalmente a ela- borar cursos individuales de lectura. En una entrevista en la que se prestaba al solicitante la atención y el tiempo necesarios, éste exponía lo que especialmente le interesaba, los antecedentes de su educación y conocimientos, y los propósitos que le animaban a hacer lecturas sobre un tema particular; basándose en esta infor- mación, se preparaba el curso de lectura. El uso de las listas para los cursos se fué ensanchando gradualmente, sus ejemplares se archivaban suplementados con otras listas, y todas quedaban a disposición de los lectores interesados. Los títulos de los libros incluidos en los cursos de lectura se anotaron en tarjetas anotadas y dispuestas en un catálogo de materias, para servicio del público; sirviéndose de ellas, varios lectores pudieron hacer sus propios cursos de estudio. En cuanto a los demás, los consejeros sólo necesitaron instruirlos en el uso de los recursos de la biblioteca.

La demanda de estos servicios de consulta rebasó pronto al tiempo y a los conocimientos de una sola persona; estaba claro que ninguna biblioteca podía satisfacer todas las peticiones. A menudo los lectores necesitaban la ayuda de consejeros que les orientasen profesionalmente, de organismos de beneficencia, de centros de higiene, de psicólogos, o necesitaban cursos de ins-

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trucción. Los consejeros satisficieron esta nueva demanda, reco- rriendo sus comunidades para compilar una lista de los organismos a los que podían dirigirse los lectores. Estos organismos, a su vez, enviaron a la biblioteca a otras personas necesitadas de ayuda; muchas organizaciones pidieron en préstamo pequeñas colec- ciones de libros, para uso de su personal y de su clientela. A fin de atender a esas solicitudes, la biblioteca tuvo a menudo que reforzar sus propios recursos, y que modificar sus planes de compra de libros. Varias organizaciones pidieron ayuda para planear sus programas, y solicitaron miembros del personal de las bibliotecas como oradores y directores de grupos de discusión.

La pequeña biblioteca.

Muchos factores determinan la forma particular del servicio de orientación: las dimensiones y condiciones materiales de la biblio- teca, las caracteristicas de los asistentes, la calidad del personal y los recursos educativos de la comunidad. La biblioteca muy pequeña, con personal limitado, escaso presupuesto y pocos libros, ha de vencer muchos obstáculos, pero también tiene determinadas ventajas sobre la biblioteca grande. Su área de servicio está más claramente definida, el personal puede tomar parte en la vida de la comunidad, y de este modo familiarizarse directamente con sus necesidades y posibilidades. Las relaciones entre el lector y el bibliotecario son más fáciles y más naturales, la amistad y el interés comprensivo por la gente, la prontitud para usar todos los recursos disponibles pueden compensar otras deficiencias. El caso típico de una bibliotecaria recientemente nombrada en una pequeña ciudad industrial es el siguiente:

La biblioteca estaba descuidada, los libros eran viejos y muy usados, los prestatarios pocos; el centro contaba con tres ayudantes, ninguno de los cuales había trabajado nunca en otra biblioteca, y las condiciones dominantes parecían irremediables. La nueva bibliotecaria estaba decidida a hacer de la biblioteca una fuerza en la comunidad y, como medio para llevarlo a cabo, decidió ofrecer a los lectores servicio consultivo. Su primer paso fué convertir la biblioteca en un lugar grato y atrayente; manejando con habilidad su exiguo presupuesto y aprovechando la ayuda voluntaria, pudo hacer que se pintaran las paredes de colores claros y armoniosos, que se fabricaran estantes nuevos y apro- piados, y que se instalaran sillas cómodas. La colección de libros tuvo que ser reorganizada, los libros viejos y que no se usaban

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Exposicihn C*I una biblioteca pública

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Concierto dc mkica grabada.

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fueron descartados, y nuevos libros con brillantes cubiertas de celofán ocuparon sus lugares tan rápidamente como los fondos lo permitieron. El personal ayudó con entusiasmo a la bibliotecaria, bajo cuya dirección descubrieron todos un nuevo concepto del servicio que les estaba encomendado.

Sin embargo, había que contestar a una pregunta primordial, antes de que poder iniciar el programa de guía de lectores: ,$ómo podría darse tiempo para hacerlo? Con este fin, la bibliotecaria escudriñó sus horarios diarios y eliminó sin piedad las tareas menos esenciales, simplificó muchos trámites, y por distintos medios pudo salvar seis horas de cada semana para el nuevo proyecto.

Desde entonces dedicó tres tardes por semana a consultas per- sonales de los lectores; el siguiente letrero anunció el nuevo servicio: « Departamento de Lectores -Permítanos Vd. que le ayu- demos a planear sus lecturas ». La respuesta del público sobre- pasó lo que esperaba, pues el número y variedad de intereses de los lectores que deseaban ser satisfechos fué mayor de cuanto se supuso. Los propios recursos fueron empleados hasta el límite, se compraron nuevos materiales, se obtuvieron libros prestados de otras bibliotecas y de la existencia de libros de la biblioteca del Estado se extrajo gran cantidad de ellos, para atender todas las solicitudes. Los clubs pidieron su ayuda para planear sus pro- gramas, la Asociación de Padres y Maestros solicitó listas de lec- turas y una colección de libros sobre el cuidado del niño, las igle- sias encontraron en la biblioteca una valiosa fuente de materiales para sus sociedades misionarias. Personas que nunca habían hecho uso de la biblioteca acudieron a ella para pedir sugestiones y orientación. En un tiempo relativamente corto, la biblioteca asumió calladamente un puesto directivo en su comunidad.

La biblioteca de las grandes ciudades.

Muy diferentes son los problemas de los sistemas bibliotecarios en las grandes ciudades. Allí, el gran número y variedad de libros y el numeroso personal compensan la dificultad de individualizar el servicio. La pregunta a que estas bibliotecas deben contestar es : &ómo romper las barreras y lograr confianza e intimidad con el público lector? La organización llevada a cabo en una ciudad del Este sugiere un método para resolver esta dificultad.

En el edificio central de este sistema bibliotecario, los libros se agrupan por materias -literatura, música, sociología, tecno- logía, etc. Cada división tiene un jefe que sirve de consejero al

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lector, en su materia especial; por encima de estos jefes de divi- sión hay un jefe de servicios de consulta que inspecciona el trabajo del cuerpo de consejeros, prepara para estos servicios a los jóvenes que forman parte del personal, concierta frecuente- mente conferencias entre los miembros de las divisiones, y ayuda a los lectores cuyos intereses van más allá de los límites comunes. Algunas de las grandes sucursales tienen sus propios consejeros de lectores, cuyo trabajo es inspeccionado y coordinado por este mismo jefe. Un consultor para la educación de adultos, consejero de lectores experimentado, es el representante de la biblioteca para establecer relaciones con otros organismos y dirigir los ser- vicios de aquélla hacia los grupos y organizaciones que hay en la comunidad.

Orientación de lectores para todo el Estado.

Casi todos los Estados sostienen departamentos de extensión, para proporcionar libros a quienes no tienen acceso directo a las biblio- tecas locales, y algunos de ellos han desarrollado servicios de orien- tación, similares, en ciertos aspectos, a los cursos por correspon- dencia ofrecidos por colegios y universidades. El Departamento de la Biblioteca de un gran Estado del Oeste ha tenido un éxito notable en este campo. El servicio se anuncia en los periódicos locales y en las revistas de agricultura. A cualquier residente en el Estado que desee orientación en sus lecturas, le basta con escribir a la oficina principal del departamento para que se le envíe un impreso en el que debe manifestar sus intereses particulares, sus propósitos y su preparación educativa; un miembro del personal del departamento traza el programa de lectura, y lo remite por correo al lector con el primer libro de la lista; el lector sigue su propio camino, y recibe los libros uno por uno, sin más gasto que el del porte para devolverlos. Este servicio se ha popularizado crecientemente; los habitantes de las villas pequeñas o de las granjas han estudiado filosofía, han leído todas las tragedias de Shakespeare, han llegado a ser astrónomos de afición, han apren- dido la manera de hacer sus casas atractivas, de cuidar mejor a sus niños, y a desarrollar interesantes programas en la iglesia. Los frutos de esta orientación a larga distancia han sido considerables.

Debido a la preponderancia que, durante la etapa experimental, se dió al trabajo por separado del consejero de lectores, surgió la

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idea de que se trataba de un servicio especial; mas ahora, las funciones de orientación son generalmente reconocidas como correspondientes a todo el personal, según se declara en un reciente boletín:

La frase -servicio de consejeros de lectores- puede y debe aplicarse a todas las bibliotecas, indica una disposición general para ayudar a todo aquel que desee leer con un fin, ya sea que logre su objeto con la lectura de uno, o de una docena de libros, folletos o artículos de revistas’.

Como la atención se concentra cada vez más en los lectores y sus necesidades, hay la tendencia a unificar todo el trabajo con el público, en un departamento de servicio de lectores, pero las prácticas administrativas varían mucho.

ESTIMULACIÓN DE INTERESES LATENTES

Muchas personas encuentran poco placer o valor práctico en los libros; el periódico, las revistas populares y unas cuantas histo- rias de misterio y aventuras absorben el escaso tiempo que pueden dedicar a la lectura. Hacer comprender al público que la biblio- teca es una institución vigilante, que mira siempre hacia el futuro, es el primer paso para conquistar muchos lectores; mas para dar con aquellos temas por los que sienten un interés auténtico y latente, se necesita bastante imaginación e ingenio.

Las exposiciones.

La exposición del libro es uno de los más eficaces recursos para invitar a la lectura; unos cuantos libros sobre asuntos interesantes de actualidad o de valor permanente se exhiben en un lugar visible de la biblioteca, en vitrinas de exposición al exterior de aquélla, en los escaparates de las tiendas de calles transitadas, y a orillas de las carreteras en las áreas rurales.

La experiencia ha enseñado a los bibliotecarios que una pequeña exposición de libros sobre un solo tema atrae a los lectores con más facilidad que muchas obras relativas a distintas materias. LOS

libros deben ser el punto central, aunque las fotografías, artículos

I. Wisconsin Free Library Commissiorr. Joint Extension Committee. The !4kmin- Ivide Idea for i’olunfar~’ Education through Rending. Madison, Wisconsin, The Commission, 1948.

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de revistas y recortes de periódicos debidamente dispuestos pueden contribuir a la eficacia del conjunto. Es conveniente evitar presentarlos de manera extravagante y fantástica. Las cubiertas de libros pueden ser colocadas en tablones de anuncios, pero requieren cuidadosa selección para que representen con exactitud el contenido del libro. El color y el dibujo solos no deben deter- minar la elección, pues si se les da preferencia, se incurre en el error de proceder con el mismo criterio de los que ejercen el «arte de vender ».

Un anuncio notable de la biblioteca pública Enoch Pratt en Baltimore son sus doce escaparates al nivel de la calle, en los cuales aparecen cada semana nuevas exposiciones cuidadosamente planeadas y artísticamente arregladas. Libros, autores, celebri- dades locales, asuntos de actualidad, historia de la ciudad y del Estado proporcionan temas de gran variedad. Tan interesado está el público por estas exposiciones, que una corriente de dona- tivos y préstamos afluye a la biblioteca, para que ésta los exhiba, y la gente anda más calles, apartándose de su camino, para ver «qué hay de nuevo en los escaparates de la biblioteca».

Salones de lectura popular.

Un salón especial con una colección limitada de libros atractivos e interesantes sobre diversos temas es una dádiva para los lectores fortuitos que se desaniman fácilmente a la vista de una extensa formación de materiales de lectura. Los bibliotecarios empiezan a darse cuenta de la conveniencia de ofrecer al visitante que sólo se presenta ocasionalmente una muestra de la colección total. La ordenación de los libros por temas, que reúne los materiales que por razones de clasificación algunas veces están completamente separados, atrae a menudo a los lectores a terrenos que de otra manera nunca hubieran pensado explorar.

Las características especiales del salón popular de lectura, que hacen sentirse como en su casa a los visitantes, son: iluminación adecuada, pinturas murales interesantes, estantes de altura conve- niente (de preferencia con entrepaños bajos e inclinados), un sencillo catálogo en tarjetas, si es posible anotado, unas cuantas mesas sobre las cuales estén expuestos libros y revistas atractivos, sillas cómodas, y ceniceros para los fumadores. En un extremo del salón se pueden poner discos para fonógrafo, placas giratorias y audífonos.

En bibliotecas donde no puede haber aparte una sala especial

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, como centro popular de lectura, se usarán pequeñas piezas convenientemente situadas, o también se colocarán estantes sepa- rados, en un lugar visible y de fácil acceso. Las colecciones debe- rán ser cambiadas frecuentemente, y presentadas de manera atractiva. Unos empleados a los que se ha relevado de otros deberes, y que han desarrollado un sexto sentido que les dice cuándo deben ofrecer ayuda al lector y cuándo dejarlo elegir ’ a su propia voluntad, pueden hacer mucho para guiar a las personas que vacilan en pedir ayuda.

Las listas de libros.

Las listas de libros bien presentadas, impresas o multicopiadas son fácilmente asequibles en la mayoría de las bibliotecas. El papel de color, con dibujos apropiados en las cubiertas o en los márgenes, da más atractivo a esas listas. Los bibliotecarios dis- cretos incluyen sólo un número limitado de libros, con el fin dc no abrumar a los presuntos lectores con demasiado material en que elegir. Las notas descriptivas breves, con indicación del contenido y estilo de las obras, ayudan a los lectores a seleccionar los libros de acuerdo con sus gustos.

Los folletos «Lecturas con una finalidad», serie de sesenta o más cursos de lectura preparados por especialistas y publicados hace algunos años por la Asociación Norteamericana de Biblio- tecas, fueron muy populares en su tiempo. Cada número de la serie consta de un corto ensayo, seguido de una lista de lecturas. Esos folletos están agotados en su mayoría, pero sirvieron para un propósito útil y deberían ser revisados y reimpresos. A veces las bibliotecas distribuyen listas publicadas por otros organismos : la Asociación de Política Extranjera, la Liga de Mujeres Votantes, la Sociedad de Cancerología, la Asociación de Cardiología, la Conferencia Nacional de Cristianos y Judíos, etc.

Hace algunos años, la biblioteca pública de Cleveland estable- ció un precedente, ahora seguido por otras bibliotecas. En coope- ración con teatros-cines locales que costean la impresión, prepara listas cortas de libros referentes a películas de actualidad. Las listas se imprimen en forma de «registros para libros», y son insertadas en los volúmenes que se prestan fuera de la biblioteca, y también distribuidas por los cines entre el público que asiste a éstos. Así la biblioteca hace publicidad a las buenas películas, y los cines, a su vez, anuncian la biblioteca.

La «columna de -la biblioteca>>, formada por listas y juicios

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críticos de libros, es un servicio proporcionado por muchos periódicos; mas los bibliotecarios han descubierto que las activi- dades de la biblioteca despiertan mayor interés entre los lectores, que a menudo pasan por alto la columna de autores y títulos.

Facilidades a los lectores.

Para los empleados de oficinas del centro de la ciudad, que dispo- nen de poco tiempo, algunas bibliotecas organizan breves pláticas, proyecciones de películas o conciertos de música grabada. «Conozca a los expertos» fué el título de una serie de pláticas a mediodía, celebradas en el edificio central de una biblioteca en la costa del Oeste, que tuvieron mucho éxito. Los programas estuvieron a cargo de artistas y escritores locales y regionales, que discutían sus propios trabajos, así como materias relacionadas con ellos.

En una biblioteca del Este se han dado durante los seis últimos años «pláticas de medio día» sobre problemas de actua- lidad, asuntos de la comunidad, psicología, higiene personal, etc. Las reuniones, que se celebran en una sección del corredor prin- cipal, fácilmente accesible desde la calle, son tan de confianza que la gente puede entrar y salir si así lo desea. Un estante con libros sobre asuntos del día, colocado cerca de la entrada, da facilidad a las personas que disponen de poco tiempo para una selección más rápida. Otra biblioteca ofrece a mediodía proyec- ciones cinematográficas, v. g. «Grandes artistas y su música», presentando artistas como Myra Hess y José Iturbi, y breves reseñas de libros importantes del momento dadas por miembros del personal.

Para mejorar el conocimiento de la lectura.

Dos verdaderas barreras para la educación por medio de la lec- tura se oponen al bibliotecario: una es la escasez de materiales impresos escritos en forma sencilla; la otra, la pésima práctica que de la lectura tienen muchos adultos. Las películas y otros auxiliares audiovisuales ofrecen remedios parciales, pero el conocimiento de la lectura es un requisito sine qua non de la edu- cación genuina, y función principal de la biblioteca, el desarrollo de hábitos de lectura correctos. Una provisión de libros sencillos y fácilmente comprensibles, sobre temas importantes, ayudará a resolver el problema; pero hay que acabar con las deficiencias

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en lo que al conocimiento de la lectura se refiere; mientras existan, los servicios bibliotecarios más eficaces quedarán fuera del alcance de muchos adultos.

Las personas inexpertas en la mecánica de la lectura no son las únicas que quedan fuera del mundo de los libros. Los métodos de lectura lentos y enfadosos, los vocabularios limitados y la falta de concentración hacen de la lectura una tarea que no va con per- sonas de todas edades, conocimientos y niveles de educación. La incapacidad puede ser causada por una instrucción escolar limi- tada, por deficiencias de la enseñanza, por un medio ambiente perjudicial, por la falta de madurez y por otros muchos factores. Cualesquiera que sean las razones, hay grandes sectores de la población para los que la enseñanza del arte de leer es la primera necesidad educativa.

Algunos afirman que esa enseñanza es un deber de las escuelas, pero hay muchos lectores retrasados que están más allá de la edad escolar, en tanto que las escuelas para adultos que ofrecen cursos de mejoramiento para éstos son relativamente escasas. Además, algunos adultos que tienen aversión a todo lo que se parezca a una sala de clase irán con más facilidad a la biblioteca, que les brinda su atmósfera sencilla y su fácil adaptabilidad a las necesidades individuales. Los consejeros de lectores que tienen experiencia en el trabajo con lectores retrasados saben que los hábitos de lectura pueden mejorarse incluso en los adultos, y la mayoria de ellos están al tanto del progreso en el campo de los estudios sobre la lectura. En años recientes, las escuelas de biblio- tecarios han incluído, como parte necesaria de su plan de estudios, cursos que tratan del progreso de la lectura. Una profesión que se especializa en la educación por medio de la lectura debe estar informada de las causas de la incapacidad para ésta, conocer las pruebas de inteligencia corrientes, y ser capaz de prescribir los primeros auxilios.

Algunas bibliotecas han organizado clases destinadas a mejorar el conocimiento de la lectura; la biblioteca pública de Washington, D.C., ayudada por un especialista en lectura, sostiene una clínica, abierta no sólo a los lectores sino a los miembros del personal, para estudio y diagnóstico, asi como para mejorar directamente los procedimientos de lectura. La biblioteca pública de Detroit estableció una clínica de lectura en el auditorio de su edificio principal, que tuvo una asistencia de cerca de ciento cincuenta personas, dotadas de preparación y conocimientos distintos; el inspector de lectura de las escuelas públicas sometió a ese

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público a una serie de pruebas de lectura, dividió el grupo en pequeñas secciones, y durante todo el curso el personal de la biblioteca trabajó con el inspector, siguiendo los progresos de los estudiantes y prescribiendo materiales de lectura.

La biblioteca pública Enoch Pratt, de Baltimore, ayudada por un grupo de instructores de escuelas, dirigió un curso más avanzado, que incluyó instrucción no sólo en cuanto a capacidades para la lectura, sino a la apreciación de ésta y a los métodos de estudio. El programa «Educación de toda la vida», que ofrece la Clinica de Lectura para Adultos, en unión de la biblioteca pública de Nueva York y del colegio de tila ciudad de Nueva York, es muy popular; los cursos están planeados para dar a los estudiantes intensa instrucción para leer rápida y correcta- mente y mejorar su vocabulario, discernimiento y cultura.

Una inspección en las bibliotecas populares de todo el país descubriría indudablemente cursos semejantes en otros lugares. Incluso en las pequeñas comunidades que carecen de las facili- dades de las grandes urbes, las bibliotecas adquieren los excelentes libros para ayudar directamente a los lectores, sin más guía, a capacitarse en la lectura, libros que ahora están al alcance de todos, y enseñan a los lectores a usarlos. Algunas bibliotecas llevan a cabo las pruebas acostumbradas, y solicitan la ayuda de las escuelas públicas que tienen clínicas de lectura. En muchas ocasiones ha sido el bibliotecario quien ha enfocado la atención sobre las necesidades de los lectores retrasados, y ha ayudado a éstos a obtener clases especiales de lectura para adultos.

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CAPITULO III

NUEVOS INSTRUMENTOS PARA LA EDUCACION DE ADULTOS

A LGUNOS bibliotecarios que consideran la biblioteca pública como un centro de educación para toda la comunidad han

tratado, por espacio de varios años, de establecer contactos con el gran número de personas que no se sirven de esa institución. La experiencia ha demostrado que la letra impresa no es para muchos el mejor medio de comunicación de las ideas; para éstos, el rico acopio de materiales que no son libros : música grabada, trans- misiones de radio, cinematógrafo, televisión, etc., parece ofrecer una solución parcial del problema. Al principio, los bibliotecarios se valieron de esos recursos como atracción para la lectura, mas se desanimaron cuando los registros del préstamo de libros mos- traron que no había resultados inmediatos. Sin embargo, actual- mente estos nuevos medios están reconocidos como valiosos instrumentos educativos por sí mismos; este punto de vista lo ha expresado el presidente de la Sección audiovisual de la Asociación Norteamericana de Bibliotecas :

Los materiales audiovisuales, por supuesto, nunca pueden ocupar el lugar de los libros. No deben estimarse como expedientes para aumentar la circulación del libro. Son útiles por sí mismos, pero no para estimular mucho más la lectura; tampoco deberían ser usados exclusivamente para divertir con el sonido y el movimiento. Sabiamente empleados, pueden enriquecer el servicio de los libros de la biblioteca complementándolos. Pueden llevar información e ideas a gran número de personas a las cuales no han llegado los libros. Al aumentar el volumen e intensidad de los servicios bibliotecarios, multiplicarán sus contactos con la comunidad y los harán más efectivosl.

El uso constructivo de materiales audiovisuales requiere clara

r. Rothrock, Mary U. a Wings of Thought n. Librar? .Xmrnal f4 : 458, March 15, 1948.

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comprensión de los efectos por éstos producidos: muchos de los más populares están destinados a las masas para satisfacer sus gustos, pero algunas veces presentan ideas engañosas, provocando respuestas emotivas que fomentan prejuicios existentes. Por tanto, incumbe al educador de adultos desarrollar su capacidad para distinguir entre lo verdadero y lo falso, entre lo aparente y lo real, pues la auténtica educación demanda actividad mental, y las películas, la radio y los discos representan un tipo único de comunicación que puede ser recibido pasivamente. Si las biblio- tecas han de utilizar eficazmente los materiales audiovisuales, debe alentarse a los auditorios a reaccionar ante las ideas que se les presentan.

DISCOS FONOGRAFICOS

Los discos fonográficos han tenido una gran aceptación, incluso en las bibliotecas que no se han decidido a incluir películas en sus colecciones; es obvio el valor cultural de la gran cantidad de excelentes discos fáciles de adquirir.

Las prácticas en el uso de los discos fonográficos varían. Algunas bibliotecas sólo pueden servirse de ellos en su interior, y bajo su dirección, múltiples placas giratorias y audífonos permiten a diversas personas al mismo tiempo gozar de sus selecciones indi- viduales. Otras no solamente proporcionan equipo para la audi- ción de los discos, sino que prestan éstos a domicilio, como hacen con los libros.

Casi todas las bibliotecas que poseen colecciones de discos los usan en sus programas de educación de adultos, generalmente formados por conciertos que presentan a determinado artista -obras de un compositor- o por un grupo de composiciones que abarcan un período o una forma musical. Miembros :del personal o músicos locales, dan una plática antes de tocar los discos; se tienen a mano libros apropiados, y los oradores generalmente llaman la atención del auditorio, mencionando determinados títulos en el curso de la exposición. Una biblioteca utiliza un amplificador para llevar sus programas musicales a los trabaja- dores que se reúnen en un parque cercano, durante la hora del almuerzo; las bancas del parque están siempre llenas, y se puede ver a la gente aglomerada en las paredes circunvecinas, sentada en la hierba e incluso de pie durante todo el concierto. Los programas son variados: clásicos, modernos, semiclásicos,

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música popular y «familiar antigua», que se presentan alternativa- mente.

La demanda de discos para la enseñanza de idiomas es creciente, y muchas bibliotecas los prestan a domicilio; los más solicitados, que son de español, francés, ruso y alemán, se suplementan gene- ralmente con colecciones de libros de esas lenguas. Para la gente de otros países deseosa de perfeccionar sus conocimientos de «inglés americano », hay discos de dicción, hábilmente preparados por maestros de experiencia. Los discos de teatro, poesía y grandes obras en prosa están adquiriendo popularidad. Actualmente, la serie de discursos notables de 1933 a 1945 : «Puedo oirlo ahora», tiene una gran demanda; las bibliotecas se están dando cuenta de que a través de ellos el público se está interesando en los libros que tratan de asuntos nacionales e internacionales durante ese período.

Unas cuantas bibliotecas han empezado a usar alambre o cinta metálica para grabar. radiotransmisiones importantes de acontecimientos locales y de sus propios programas. Los discos tomados de las reuniones de los grupos de discusión están demostrando ser valiosos instrumentos para la formación de los dirigentes de grupos.

PELÍCULAS CINEMATOGRAFICAS

Hace diez años, sólo dos bibliotecas de los Estados Unidos poseían colecciones de películas de 16 mm. Ahora hay más de sesenta, y el número crece constantemente. Algunos bibliotecarios se niegan aún a admitir que la distribución de películas esté dentro de la legítima incumbencia de la biblioteca; otros, por las limita- ciones del presupuesto, no pueden pensar en añadir nuevos tipos de materiales y los servicios que ellos demandan. Pero creemos justo manifestar que los bibliotecarios norteamericanos, en general, están convirtiéndose crecientemente en partidarios de ellas, pues comprenden el poder de las películas documentales y educativas para difundir la información sobre problemas vitales, estimular los intereses y fomentar la comprensión entre los grupos.

Algunas bibliotecas que no disponen de fondos para la adquisi- ción de películas sostienen información y servicio de consulta para facilitar su uso. Un archivo bien surtido de catálogos de películas, publicaciones periódicas y guías de discusión capacita al personal para ayudar al, público a seleccionar las películas apropiadas a

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sus necesidades. En algunos casos, las bibliotecas se comprometen a obtenerlas directamente de los distribuidores para los solicitantes, salvando asi un obstáculo que a menudo se interpone en el camino de los que aspiran a obtener esas películas. Todos estos servicios, aunque deficientes para la adquisición inmediata de tales ele- mentos, son importantes por sí mismos, y proporcionan una experiencia de valor práctico para cuando la biblioteca comience a formar su colección.

Suponiendo que fuera posible hacerlo, no sería conveniente que la totalidad de las bibliotecas pequeñas del país adquiriesen colecciones de películas. En la actualidad, dos experimentos hechos con fondos donados por algunas fundaciones están demostrando la posibilidad de mancomunar los recursos y los servicios de películas y distribuirlas en una región determinada; en un gran Estado rural, se envían de comunidad en comunidad las películas, junto con proyectores y operadores, en automóviles con libros; la sección urbanizada de otro Estado recibe servicio similar de una biblio- teca que tiene varios años de experiencia en manejar películas; informes recientes indican que ambos experimentos han tenido un gran éxito.

Las películas de las bibliotecas generalmente son prestadas al público, en términos semejantes a los que se usan para los libros; unas cuantas bibliotecas cobran una cuota individual por este servicio. Algunas exigen que las películas sean exhibidas solamente dentro del edificio, otras restringen su uso a grupos organizados, pero muchas siguen la costumbre, más liberal, de prestar las películas tanto a particulares como a los organismos de la comu- nidad. Se considera como requisito importante, para el éxito de los programas de películas, que se integren con los servicios de todos los departamentos: de Arte, Humanidades, Tecnología, de Niños y Jóvenes, y sobre todo del Departamento de Educación de Adultos.

Las secciones siguientes de este informe mencionan frecuente- mente las películas en conexión con numerosos proyectos de grupos de discusión, padres, gremios obreros, organizaciones de jóvenes, sociedades eclesiásticas y comunidades rurales. Además, las bibliotecas ayudan a otras organizaciones a desarrollar sus programas, aconsejándoles en la elección de películas, y propor- cionándoles oportunidades para revisarlas. Las proyecciones de películas a horas convenientes para personas ocupadas, que se hacen semanal o diariamente, son un éxito en algunas de las más grandes bibliotecas.

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LA RADIO

Los bibliotecarios norteamericanos utilizan mucho la radio para sus programas educativos. Hace años había un método popular llamado “grupo de radiooyentes», para inducir a la gente a reunirse a escuchar transmisiones sobre asuntos importantes, y cuando terminaban los programas, se discutían entre el auditorio. Pero la radio opera con arreglo a horarios fijos, y muchos pro- gramas adecuados para la educación de adultos son transmitidos a horas inadecuadas para la reunión de los grupos. De ahí que algunas bibliotecas están formando colecciones de discos de radiotransmisiones para uso de los grupos de discusión y de las clases sobre apreciación de la música. Los bibliotecarios activos siguen atentamente los programas de radio, hacen publicidad a los que tienen valor educativo, se subscriben a boletines que publi- can las discusiones, y preparan exposiciones y listas de libros relacionadas con las emisiones.

Los bibliotecarios hacen también emisiones de radio. Los programas semanales de varias bibliotecas, continuados año tras año, han dado prueba de ser lo suficientemente interesantes para las difusoras y los oyentes. Ejemplo de ello es el programa «Tesorería de todos», en el que hay crítica de libros, pláticas acerca de varios servicios bibliotecarios y una sesión mensual de preguntas sobre libros y autores, a las que un grupo de bibliote- carios se comprometen a contestar. El personal de la biblioteca de un condado ha transmitido todas las mañanas de los sábados, desde 1938, un programa titulado «Caravanas de libros». En un gran centro metropolitano, la biblioteca difundió una serie de transmisiones cuyo título era «Los poetas son personas». Cada semana un bibliotecario entrevistaba a un poeta eminente, entre otros William Rose Benet, Padraic Colum y Langston Hughes. El programa de esta misma biblioteca: c&anciones folklóricas para los siete millones», presentado con discos y artistas, recibió una mención nacional como el mejor programa cultural del año. «Los críticos de libros para jóvenes)) es un programa de radio dedicado a libros para gente joven, en el que un grupo de niños y niñas, espontáneamente, trata de contestar a preguntas hechas por los bibliotecarios y por autores y editores visitantes.

Aunque el número total de emisiones bibliotecarias es relati- vamente pequeño, está creciendo constantemente; todas las estaciones de radio del país destinan parte de su tiempo diario a «programas de interés público», principalmente informativo y

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educativo; cuando una biblioteca demuestra su habilidad para presentar programas interesantes que atraen a los radiooyentes, generalmente encuentra oportunidades de tomar parte en las radiotransmisiones. Si no es posible obtener tiempo gratis (ya que casi ninguna biblioteca tiene dinero que gastar en transmisiones), es posible a veces participar en programas patrocinados por grandes tiendas, organizaciones mercantiles, asociaciones edu- cativas, etc. Mas para el éxito de las radiotransmisiones se necesita habilidad y tiempo, pues son requisitos indispensables planearlas cuidadosamente, amplia visión para lograr un auditorio variado, y para atraer y sostener su interés.

TELEVISIÓN

Poco hay que decir en la actualidad acerca de la ayuda que la televisión puede prestar a la biblioteca en la educación de adultos, pues los programas de servicio educativo por medio de las trans- misoras de televisión pertenecen al porvenir. No obstante, las bibliotecas están comprando equipos de televisión, en espera del día en que haya más programas educativos. Entre tanto, una biblioteca del Sur, que tiene dos equipos grandes en su edificio principal, y uno chico en cada una de sus sucursales, está demos- trando la cooperación que puede haber entre la biblioteca y una estación de televisión. La estación aprovecha al auditorio de tele- visión de la biblioteca, en calidad de críticos de sus programas, y ha formado grupos de discusión sobre «grandes libros», y deba- tes y conferencias acerca de materias importantes. Esto ha permi- tido también a la biblioteca coordinar programas de televisión con películas educativas.

OTROS MATERIALES AUDIOVISUALES

La relación completa de los materiales audiovisuales usados por las bibliotecas en la educación de adultos incluirán un gran número de artículos diversos, como mapas y esferas, cartas de navegación y gráficos, fotografías, reproducciones de pinturas, etc. Todo esto se necesita de tiempo en tiempo para las clases, grupos de discusión y lectura individual.

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CAPITULO IV

LA BIBLIOTECA PUBLICA SIRVE A LOS GRUPOS DE LA COMUNIDAD

E N el capítulo II, titulado «La biblioteca pública guía a sus lectores », se intentó señalar la estrecha conexión que hay entre

los servicios de consulta en la biblioteca y un programa de exten- sión de sus actividades en la comunidad. Un bibliotecario ha dicho: «La mayor parte del trabajo educativo realmente impor- tante de nuestras bibliotecas principia fuera de sus muros». Mas el éxito de las labores en pro de la educación de adultos depende de la habilidad de la biblioteca para lograr que se conozcan sus funciones y recursos, y para crear la demanda de sus servicios. Los bibliotecarios deberían no sólo tener un conocimiento total de sus comunidades, sino, a la vez, identificarse con las distintas organizaciones y grupos a los que la biblioteca está capacitada para ayudar. El requisito principal es disponer de tiempo para participar en sus programas educativos, pues sólo con contactos directos puede el bibliotecario determinar las necesidades parti- culares o decidir la manera y medios de mejorar los programas en cuestión. Se ha aludido a la parte principal del trabajo, pero a pocas bibliotecas les es posible dedicar una persona «extra» a este fin. Sin embargo, los horarios pueden disponerse de modo que permitan al bibliotecario o a miembro del personal tener contactos con gentes de fuera. Es importante que todos los miembros del personal estén ampliamente informados de los proyectos que la biblioteca desea llevar a cabo en la comunidad, para que puedan contribuir a su desarrollo. Esto se consigue por medio de reuniones del personal, en las que se discuten los planes y se hacen suges- tiones. Ninguna biblioteca puede poner en práctica todos los proyectos; hay que hacer siempre una selección, pues la mayor parte de los programas activos incluyen planes tanto para su realización inmediata como para ejecutarlos cuando el tiempo y los recursos lo permitan.

Las páginas siguientes describen algunos de los servicios que

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dan las bibliotecas públicas a diferentes grupos de la comunidad. Se han elegido por su importancia y por ser iguales en casi todas las comunidades. La pauta para dicho servicio se determina de acuerdo con las condiciones locales. En consecuencia, hay una gran variación en el servicio que cada biblioteca proporciona a los diferentes grupos.

EDUCACIÓN PARA LA VIDA FAMILIAR

El servicio bibliotecario a los padres es una consecuencia natural del que se da a los niños. Por espacio de más de sesenta años, los bibliotecarios para niños han sido los cruzados de la causa de la lectura infantil. En sus esfuerzos para ensenar a las madres cómo han de inspirar a sus niños el amor a la lectura, los bibliotecarios participan en las actividades de la comunidad, hablando en los clubs de mujeres, asociaciones de padres y maestros, y grupos de la iglesia. Las discusiones de literatura infantil atraen inevitable- mente solicitudes de libros sobre asuntos como: el cuidado del niño, higiene, psicología, nutrición, problemas de la conducta y formación del carácter; también se hacen preguntas relacio- nadas con el sexo, el matrimonio, la formación del hogar, ubica- ción de los alojamientos, jardinería, problemas de los consumi- dores, el presupuesto de la familia, y otros temas. Para satisfacer estas necesidades, la biblioteca empieza a formar colecciones especiales de libros, folletos, revistas, y en los años recientes películas y otros materiales audiovisuales. Éstos se pueden tener ya sea en una sección del Departamento para Niños, ya en las salas de lectura para adultos; cuando hay espacio suficiente, las bibliotecas establecen por separado un «salón para padres de familia» o un «departamento de vida familiar».

Hace nueve años, la biblioteca pública de una pequeña ciudad de Nueva Inglaterra organizó un salón que originalmente fué llamado «salón de padres de familia». Después se adoptó el nombre de «salón familiar», para describir más exactamente la amplia extensión de los servicios ofrecidos. Listas especiales de lecturas, preparadas por dos profesores de colegio, dan una guía básica a los que se sirven del departamento; a intervalos regulares se envían otras listas a varias iglesias, para su publicación en los

calendarios semanales. Los periódicos locales dan espacio a artículos, cursos de lectura y planes generales de estudio, que tratan de asuntos concernientes a la familia en la comunidad. A

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los padres que no van a la biblioteca, puede atraérseles tambien por medio de la Asociación de Enfermeras Visitadoras y de la «Clínica del Niño» que sirven a la comunidad. De vez en cuando se planean programas especiales para clubs y grupos de estudio, y, si es necesario, la biblioteca organiza nuevos grupos. Un direc- torio de organismos e instituciones, que ofrecen servicios a los padres, permite al personal de la biblioteca remitir al público hacia las fuentes de información adecuadas. «Educación para la vida familiar» fué el tema de un instituto’ creado reciente- mente por la biblioteca, bajo los auspicios de las iglesias, y sus distintas sesiones han tenido tanto éxito que van a inaugurarse otros; semanalmente se llevan a cabo las «Noches familiares», en las que se proyectan películas educativas de interés para los padres y los jóvenes, con el fin de estimular la exposición de opiniones y de suscitar debates.

La biblioteca pública de Chicago es uno de los grandes sis- temas bibliotecarios más activos en su trabajo con los padres y grupos familiares. Sus servicios abarcan desde la preparación de listas de lecturas y amplios programas para grupos de estudio, hasta la verdadera instrucción por medio de clases organizadas por la biblioteca. Cada año se da semanalmente, durante seis semanas, un «Curso de estudio para madres», planeado por el director del trabajo con los niños. En él se imparte instrucción sobre literatura infantil. Más de diez mil padres de todos los niveles económicos y educativos siguieron, durante los quince años pasados, el curso, que ha venido dándose también en varias biblio- tecas de otras partes del país.

Un instituto ((sobre el matrimonio y la vida familiar», que funcionó anualmente de 1942 a 1945, bajo el patrocinio unido de la biblioteca pública de Detroit, el Servicio de Extensión de la Universidad de Michigan, y más de cincuenta organismos, pone de manifiesto lo que puede lograr un personal activo e inteligente en una comunidad grande. En cuatro sesiones diarias, de lunes a viernes, se presentaban programas para madres de niños en edad preescolar y escolar, para jóvenes, para consejeros profesionales, como trabajadoras sociales, clérigos, doctores y maestros, para matrimonios jóvenes y para jóvenes sin casar; autoridades bien conocidas hablaban en las reuniones generales, y dirigían pequeños grupos de discusión y seminarios; varios organismos de la comunidad dieron a conocer sus servicios que

1. Un breve programa educativo organizado para un grupo determinado que se interese PO* Una actividd especial.

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contribuyen a la vida familiar; se exhibieron películas apropiadas durante las horas del mediodía, y se facilitaron libros, folletos, publicaciones periódicas y listas de lecturas relativas a las materias discutidas; un centro de cuidados del niño y la «Hora del cuento» entretenían a los niños cuyos padres asistían alas sesiones. Durante la semana, los organismos patrocinadores hacían esfuer- zos por establecer contactos que pudieran continuar durante todo el año. Ningún instituto similar se ha llevado a cabo durante los cuatro años pasados, pero las demandas del público han convencido al personal de la biblioteca de que deberían prepa- rarse nuevas conferencias.

En áreas que no están bien servidas por bibliotecas públicas locales, se han desarrollado programas que abarcan un Estado. En Wisconsin, una oficina de la biblioteca del Estado ayuda a las asociaciones locales de padres y maestros y a otros grupos de estudio a planear sus programas, y les presta los materiales de lectura requeridos. Para los padres que no pueden asistir a las reuniones de los grupos se preparan cursos de lectura individuales, y se les envían por correo los libros, en riguroso orden de sucesión. Una oficina de la biblioteca del Estado, en Illinóis, trabaja con la Dotación del Departamento del Interior de Illinóis y el Servicio de Extensión de la Universidad del Estado. Veinticuatro cursos de lectura, revisados cada año, son puestos a la disposición de las campesinas de Illinóis. Entre las materias incluídas están : «Vesti- dos y textiles “; «La familia y las relaciones sociales » ; «La casa y sus alrededores) ; «Electrificación rural “; «La música en el hogar “; «El arte, sus relaciones con el hogar y la vida personal»; «Cuidados caseros de los enfermos y primeros auxilios». Las mujeres que leen un número requerido de libros y escriben un breve relato sobre cada uno reciben un certificado de la biblioteca del Estado; durante los siete años pasados, se leyeron siete mil libros, otor- gándose cerca de mil certificados.

LAS BIBLIOTECAS PÚBLICAS AYUDAN A LOS ADULTOS JÓVENES

A veces se dice que las bibliotecas públicas no tendrían la tarea de inducir a hombres y mujeres a leer si las escuelas desarrollaran su trabajo correctamente. Pero incluso en comunidades con buenas bibliotecas escolares -en las que profesores y biblio- tecarios trabajan juntos, tratando de desarrollar en los estudiantes el amor a la lectura y el sentido del valor de los libros-, ocurre

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muy a menudo que los jóvenes, una vez que dejan la escuela, no leen sino periódicos escandalosos y revistas cómicas. Para ayudar a remediar esto, algunas bibliotecas tienen un «reservado para jóvenes», o departamento donde son fácilmente accesibles libros atractivos de todas clases, y en el que los bibliotecarios dotados de una inteligente comprensión de la juventud están prontos a ayudara los lectores a escoger libros de acuerdo con SUS

intereses. Mas, si es tarea relativamente fácil ayudar a las personas ya interesadas por lecturas que valen la pena, es muy difícil estimular el deseo de leer y despertar ambiciones latentes. Si los bibliotecarios no buscan a los jóvenes, los libros nunca tendrán importancia para los miles de ellos que no asisten a la biblioteca espontáneamente.

2 Qué desean los jóvenes ? Desean trabajo y carrera; aspiran al matrimonio, a tener familia, a establecer sus hogares; quieren estar de acuerdo con las otras gentes, comprenderse, y tener una sensación de seguridad personal en el mundo de los adultos; anhelan salud y esparcimiento; tienen aficiones personales, les gusta la música, y algunos de ellos están interesados por problemas sociales y políticos. Estos intereses pueden ser satisfechos por las bibliotecas, si atraen oportunamente a los jóvenes.

Las bases para que el servicio bibliotecario tenga éxito con los jóvenes que ya salieron de la escuela deben ponerse antes de que dejen ésta, y en muchas comunidades hay una activa cooperación entre las escuelas y la biblioteca. La biblioteca pública ayuda a los estudiantes a conseguir los materiales que necesitan en sus cursos, y los guía en su lectura voluntaria. Las escuelas, a su vez, les estimulan a ser lectores de la biblioteca, y en muchos lugares distribuyen a todos los estudiantes que van a graduarse invitaciones de la biblioteca pública y tarjetas de presentación para un miembro de su personal; los grandes sis- temas bibliotecarios incluyen los nombres y direcciones de las sucursales.

Los estudiantes que dejan la escuela para ir a trabajar antes de la edad legal (que es dieciséis o dieciocho años, en la mayor parte de los Estados) deben obtener de las escuelas oficiales per- misos para trabajar, con los que se dan frecuentemente recorda- torios especiales para asistir a la biblioteca pública. Cuando el joven adulto obtiene trabajo, la escuela envía a la biblioteca el nombre y dirección del patrón, y si el joven trabajador no es todavía cliente de la biblioteca, el bibliotecario le escribe ofrecién- dose a ayudarle en cualquier problema nuevo que pueda surgir.

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La mayor parte de los jóvenes tienen un interes vital en elegir ocupación adecuada. Aun cuando la biblioteca no esté preparada para dar una orientación profesional, puede, por medio de su repertorio de direcciones, poner a los solicitantes en relación con asesores competentes, institutos de orientación profesional y centros de colocación. También puede proporcionarles sus colec- ciones de libros y otros materiales sobre ocupaciones de todas clases. Hace pocos años, la biblioteca pública de una comunidad industrial hizo la experiencia de emplear los servicios parciales de la orientadora profesional de una escuela secundaria, que todos los días, en las últimas horas de la tarde, al comienzo de la noche, recibía a quienes deseasen consultarla en una oficina de la biblio- teca. La experiencia alcanzó un gran éxito, pero los fondos de la biblioteca no permitieron que se llevara adelante. Sin embargo, esto sugiere una clase de servicio que podrían ofrecer perfecta- mente muchas bibliotecas.

La biblioteca no intenta competir con grupos existentes, sino colaborar con ellos. La iniciativa del primer contacto corresponde a menudo, sin embargo, al bibliotecario. Los centros comunales, iglesias y organismos de beneficencia de todas clases ofrecen a los bibliotecarios oportunidades para tratar con confianza a los jóvenes y conocer directamente las cosas que les interesan. De vez en cuando se invita al bibliotecario a que asuma la dirección de un grupo. Esto sucedió recientemente en Baltimore, cuando el bibliotecario de los jóvenes aceptó dirigir un grupo juvenil de las Naciones Unidas. Los miembros del grupo respondieron con entusiasmo a los programas que el bibliotecario ayudó a planear, y se emplearon libros, folletos y películas para iniciar discusiones que resultaron estimulantes y animadas. Con la ayuda financiera de un club masculino local, se envió a diez y ocho miembros del grupo juvenil a la reunión del 3vew York Herald Tribune, importante conferencia celebrada anualmente para considerar asuntos decisivos nacionales e internacionales. Con ello se dió a los jóvenes delegados oportunidad de tratar personalmente a algunos de los oradores notables, y de participar en las discusiones.

«Caminos para la comprensión mundial» es el título de una serie de programas para jóvenes, patrocinados colectivamente por la biblioteca pública, el Consejo Juvenil de Asuntos Mun- diales, el Museo de Arte y el Club de Amigos de la Prensa Mundial en Cleveland. Las reuniones se celebran mensualmente en la biblioteca pública, la asistencia tiene un promedio de 450 jóvenes,

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que vienen de todas partes del Greater Cleveland. «Los progra- mas están planeados para lograr una mejor ciudadanía mundial y una mayor comprensión de los problemas que entraña Ia convi- vencia en un mundo unido.» Se insiste en el acercamiento humano por medio de pláticas sencillas, películas, grupos de dis- cusión, entrevistas, música y danzas nacionales. En la biblioteca pública hay exposiciones de libros, y de artes y oficios represen- tativos de otras naciones, con materiales prestados por el Musco de Arte y por personas de esos países que se interesen por tales cuestiones. Las escuelas públicas y parroquiales de la ciudad cooperan estimulando en los alumnos el interés despertado por los programas.

Un ejemplo interesante de lo que una biblioteca pública puede hacer por los muchos pequeños grupos de niños que vagan sin rumbo por las calles, y que a menudo se ven en serias dificultades, lo muestra la experiencia de una bibliotecaria de Brooklin. Su amistoso acercamiento a uno de esos grupos, que encontró en las inmediaciones, animó a seis de los niños a pedirle que les permitiera reunirse un una sala de juntas de la biblioteca. Como lo que más les interesaba no eran los libros, sino los deportes, a la bibliotecaria le aterró la idea. Pero cuando los niños le prome- tieron observar las reglas de la biblioteca y hacer el menor ruido posible, accedió a tomarlos a prueba. El grupo recibía nuevos miembros cada semana hasta que la salita resultó insuficiente para reunirlos. Otra organización vecina les ofreció un local más amplio; pero los niños, desconfiados de la autoridad adulta, se negaron a ir. Cuando vino la guerra y los miembros de más edad fueron reclutados para el servicio, los niños más pequeños conti- nuaron reuniéndose regularmente, y cuando los primeros dirigentes fueron relevados del servicio armado, volvieron uno tras otro al club. Ahora éste cuenta con 1.500 miembros. que resultan ya demasiados para reunirse en la biblioteca; perolos fondos para su edificio van aumentando, y esperan tener muy pronto su propio domicilio. Muchos de estos niños probablemente se alejaron de influencias antisociales, yendo hacia intereses constructivos por medio de su agrupación en este club, lo que nunca habrla pasado si la bibliotecaria no hubiera encontrado lugar para ellos en la biblioteca. «Este grupo», escribe la bibliotecaria, ccha llegado a ser nuestro mejor contacto con la comunidad; gracias a la multitud de estos niños, muchos de los cuales han acabado por ser verdaderos amigos para nosotros, hemos aprendido mucho más acerca de la gente de las cercanías, de sus recursos y problemas,

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de su manera de vivir y de la forma en que la biblioteca puede contribuir a mejorarla, de lo que hubiéramos podido hacer nunca mediante ningún proyecto ideado por nosotrosr. »

Los adultos mayores.

Más de once millones de hombres y mujeres en los Estados Unidos han cumplido con creces sus sesenta y cinco aniversarios. Dentro de treinta años habrá probablemente el doble. No sólo se encon- trarán más ancianos, sino que éstos formarán una proporción mayor de la población total. Muchos de ellos, ricos en experiencia de la vida, tienen una importante contribución que aportar. La sociedad debe recibir el beneficio de su sabiduría, y ellos la satis- facción que da sentirse útil. La edad avanzada no significa forzo- samente inflexibilidad de la mente o del espíritu. Pero muchos ancianos que han aceptado la generalizada idea de que la ancia- nidad es el momento de retirarse de la vida activa necesitan fre- cuentemente que se les anime para mantener su interés vital por el mundo que les rodea, y para utilizar sus largos ratos de ocio en cosas que siempre desearon hacer, pero para las que nunca encontraron tiempo.

Un club para ancianos organizado por la biblioteca pública de Cleveland ilustra la manera en que las bibliotecas pueden contri- buir a dar ese estímulo; la idea para el club pudo haber sido inspirada, en parte, por el servicio de «internados» que suministra la misma biblioteca. Un fondo especial permite a ésta llegar directamente a las personas confinadas en sus casas por enfer- medad, impedimento físico o achaques de la vejez. Es éste un servicio educativo que proporciona a los bibliotecarios extra- ordinarias ventajas para trabar íntimos y amistosos contactos con esos lectores.

Pero hay muchas personas que a los sesenta años y aun después gozan de la plenitud de sus facultades físicas y son perfectamente capaces de participar en programas educativos, como lo saben los bibliotecarios de Cleveland. Aunque a la reunión inicial del club concurrieron solamente treinta ancianos, los socios subieron en un año a cerca de trescientos. Se reúnen ricos y pobres, hombres y mujeres retirados de diversas profesiones, gente de negocios, trabajadores calificados y otros, con escasas diferencias sensibles

1. Scoggin, Margaret C. ‘The Librory ar a Center for Young Pqble in the Communi~y. Youth, Communication, and Libraries : Documentos presentados al Instituto de Bibliotecas de la Universidad de Chicago, editados por France Henne, Alice Brooks, Ruth Ersted. Chicago, Ameritan Library Association, 1949, pig. 160.

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de nivel moral y mental. Los programas son planeados por los mismos miembros, y la mayor parte de las actividades se desa- rrollan gracias al interés espontáneo del grupo. Los temas carac- terísticos que se tratan son: «Ancianidad creadora », «Gobierno mundial»,«Américalatina», «Relacionesraciales», «Urbanización», y «Alojamientos para ancianos». Los socios actúan como ejecutantes en las veladas musicales, en representaciones teatrales y en la presentación de sus aficiones personales, revelando a menudo talento no sospechado. A veces se utilizan películas para entablar discusiones, y las exposiciones de libros y listas de lecturas han logrado que se lea más y se aprecie mejor el valor de la lectura.

El club de Cleveland es un iniciador afortunado, y otras bibliotecas, al ver su éxito, están llevando a cabo proyectos similares. Pero muchos ancianos no desean quedarse aparte y que se les trate como grupo especial. Gozan asociándose con personas más jóvenes que ellos, y encuentran muy de su gusto los clubs de lectura y grupos de discusión formados por personas de todas edades.

LAS BIBLIOTECAS PÚBLICAS TRABAJAN CON GRUPOS DE LA CLAES

OBRERA

El movimiento educativo para trabajadores comenzó en los Estados Unidos poco después de terminada la primera guerra mundial, como un esfuerzo consciente de las clases trabajadoras para mejorar su situación educativa, Los primeros cursos patro- cinados por trabajadores organizados concentraron su atención en las necesidades inmediatas de los estudiantes: comprensión de los problemas básicos económicos y sociales y preparación para dirigir los sindicatos obreros. Ahora el movimiento se ha extendido, y muchos organismos están interesados en la educación de los trabajadores. Es muy grande el número de escuelas de verano, institutos de fin de semana y clases locales. Algunos colegios y universidades han abierto sus puertas a los trabajadores, ofreciéndoles cursos adaptados a sus necesidades; los planes de estudios no sólo se han desarrollado de acuerdo con las necesidades especiales de las ocupaciones de los estudiantes, sino que se han extendido hasta incluir un amplio campo de materias culturales.

1Qué hacen las bibliotecas públicas norteamericanas para fomentar la educación de los trabajadores? Los datos, desgra- ciadamente, no son muy favorables. Los bibliotecarios, en gene-

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ral, han tardado en darse cuenta de sus responsabilidades en esta materia, o para aprovechar las oportunidades que ofrece para aumentar la utilidad de las bibliotecas en sus comunidades. Los trabajadores, calificados o no, no se hallan representados entre los lectores de la biblioteca en proporción a su número en la población general. Muchos de ellos adolecen de una ins- trucción insuficiente. No acuden voluntariamente a los libros, porque la lectura se les aparece como algo trabajoso. A menudo están mal informados sobre la biblioteca pública, considerándola como un lugar sólo para estudiantes y lectores de novelas. Se resisten a entrar en un edificio que se les antoja demasiado oficial y repelente, y vacilan en pedir ayuda para encontrar lo que desean. Las bibliotecas deben tomar la iniciativa, si quieren llegar a ser de utilidad para los trabajadores de ambos sexos.

Una iniciadora afortunada.

La biblioteca pública de Milwaukee inició, hace treinta años, un programa de servicio para grupos de trabajadores, el único que se ha venido continuando hasta hoy.

Esta biblioteca empezó su trabajo con los sindicatos obreros, obteniendo la cooperación de sus directores; el Consejo Central de Trabajadores estableció una comisión de bibliotecas, invitó a la consejera de lectores de la biblioteca a dirigir la palabra a los miembros del consejo en una reunión pública, y le dió cre- denciales para su admisión en todos los sindicatos afiliados de la ciudad. La biblioteca adoptó la política de aceptar todas las sugestiones hechas por la comisión de bibliotecas del consejo, y cuando éste solicitó que se le diera servicio de libros en sus reuniones bisemanales, la biblioteca accedió y proporcionó no sólo libros, sino los servicios de una bibliotecaria competente. La colección original de títulos recomendados por la comisión de bibliotecas del consejo constaba principalmente de obras clá- sicas y eruditas sobre economía obrera; pocas se pidieron pres- tadas, aunque los trabajadores demostraron interés por el ser- vicio; pero cuando la bibliotecaria llevó libros escogidos por ella -biografías cortas, libros sobre jardinería, cuidado de la casa, vida familiar, higiene, novelas populares y folletos sobre cuestiones sociales y políticas- los libros fueron muy solicitados. Los sindicatos empezaron a pedir títulos y materias especiales, y la biblioteca hizo todos los esfuerzos para satisfacer esas deman- das, inclusive el de comprar nuevos materiales. Con un registro

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completo de la lectura de cada persona, que conservó la biblio- tecaria, pudo adaptar la colección de libros a los intereses de todos.

La consejera de lectores habló ante casi todos los sindicatos afiliados. Estas pláticas no sólo dieron publicidad a la biblioteca, sino que le proporcionaron oportunidad de apreciar cuáles eran las lecturas que necesitaban los trabajadores, y, tomándolas en cuenta, revisó la existencia de libros de la biblioteca, encon- trando limitaciones hasta entonces no sospechadas. Determinados títulos requeridos a menudo no eran asequibles, y muchos de los libros sobre asuntos de particular interés para los trabajadores estaban escritos en un estilo demasiado difícil para la mayoría. La bibliotecaria intentó remediar la situación, pero sólo pudo hacerlo parcialmente, pues los libros sencillos y de fácil lectura sobre las materias más solicitadas no era posible obtenerlos en ninguna parte, ni ahora se pueden conseguir en abundancia. Veinticuatro años de esfuerzo de los bibliotecarios y otros educa- dores para que se produzcan libros escritos al nivel de la capa- cidad de lectura del promedio de los trabajadores han fracasado.

Para ofrecer directamente los libros a la atención de tantos obreros como fuera posible, el personal de la biblioteca, con ayuda de la comisión de bibliotecas del consejo, preparó una serie de listas de lecturas, que se imprimieron y distribuyeron entre los sindicatos obreros, con una carta de recomendación del Consejo Central, llevando cada lista el nombre de un sindicato; y se proveyó de colecciones de libros en préstamo a las centrales sindicales que disponían de facilidades para la difusión de los volúmenes entre sus afiliados.

Un curso de economía del trabajo, patrocinado por el Consejo Central de Trabajadores, proporcionó otro punto de contacto entre la biblioteca y los sindicatos obreros, digno de mencionarse. Las sesiones-clases se celebraban en una sala de reuniones de la biblioteca. De este modo, la consejera de lectores, inscrita en el curso, tuvo oportunidad de aumentar sus conocimientos sobre los problemas de trabajo, y de considerar las necesidades de lec- tura de los estudiantes. Su elección para la Junta Educativa del Consejo Central de Trabajadores le dió voz para intervenir en la política educativa, mientras que como bibliotecaria se las arregló para tener a mano los libros apropiados para las diversas sesiones- clases. Un «estante para trabajadores», colocado en el salón de lectura principal, halló excelente acogida no sólo entre los

trabajadores, sino entre el público en general. Algunos de los

estudiantes llegaron a interesarse tanto por la lectura que for-

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maron un club del libro, que se reunía semanalmente durante los meses de verano para discutir novelas sobre cuestiones obreras, bajo la dirección del secretario de la Unión de Maquinistas.

Para llegar a los trabajadores que no eran miembros activos de los sindicatos afiliados, la Biblioteca pidió y obtuvo la cooperación de los patronos y de los directores del personal. Unos y otros pro- porcionaron espacio para depositar colecciones de libros en muchas tiendas y fábricas, y ayudaron a estimular el interés por la lec- tura, haciendo circular los libros entre sus empleados.

Una de las más valiosas realizaciones del primer programa fué iniciada por el director de la biblioteca. Consistió en una serie de discusiones de mesa redonda, en las que participaban los patronos y los dirigentes de los sindicatos. Los resultados no pueden medirse en forma tangible, pero las conferencias fomentaron la comprensión mutua entre ambos grupos, y dieron a éstos un concepto más claro de las funciones de una biblioteca pública. Los dos grupos se unieron para sostener la biblioteca cuando hubo peligro de que sus ingresos fueran reducidos.

Trabajo y dirección.

La biblioteca pública de Akron (Ohío) logró un gran éxito trabajando simultáneamente con las clases obreras y la dirección de las fábricas. Esta ciudad es un importante centro industrial, residencia de grandes compañías productoras de hule, y los tra- bajadores están vigorosamente organizados. Un empleado de la biblioteca, preparado en economía y cuestiones del trabajo, tiene a su cargo el Departamento de Asuntos y Servicios Obreros. Los materiales especializados que necesitan los dos grupos están juntos y a su alcance. Comentando el valor del servicio, el jefe del departamento escribe:

I. Desde el punto de vista de la biblioteca: La consulta especializada y el servicio de investigación para las clases obreras son funciones tan esenciales de la biblioteca pública moderna como los servicios que presta a los negocios. La biblioteca pública es el lugar donde los funcionarios del sin- dicato y los miembros de éste obtendrán las respuestas pre- cisas a las preguntas concretas que sus «negocios» plantean.

2. Desde el punto de vista del sindicato: La información sobre temas concretos es cada vez más importante para el éxito de las relaciones industriales. Los sindicatos locales no

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pueden proporcionar un departamento de investigación, y la biblioteca es el único lugar en el que pueden obtener la estadística y otros informes que necesitan para sus negocia- ciones y demás actividades del sindicato. Para los sindicatos nacionales más amplios, con departamentos especializados y expertos, la biblioteca es el centro de otras fuentes vitales adicionales y de informaciones de base.

3. Desde el punto de vista de la comunidad : Al propor- cionar hechos y fuentes de investigación, tanto a los direc- tores como a los obreros, la biblioteca pública suministra un importante servicio, que aclara muchos puntos para la mejor comprensión de los problemas económicos de la comunidad moderna industrial y, por lo tanto, aporta una importante contribución para mejores relaciones obrero-patronales. Como todas las relaciones humanas, las buenas relaciones entre los directores y los obreros sólo pueden construirse eficazmente con el poder invencible de los hechos, la inves- tigación y el conocimiento’.

Esta biblioteca sostiene también un Departamento de Servicio para Grupos, que trabaja con organizaciones de la comunidad, y tiene un programa muy activo en el campo de la educación de los trabajadores, similar al descrito anteriormente. El departa- mento coopera con las principales organizaciones obreras, tanto en sus programas de educación de las masas, como en los pequeños grupos de estudio y de discusión; les prepara listas de lectura, envía colecciones de libros a las oficinas principales de los sindi- catos, ayuda a éstos a planear los programas de educacion para trabajadores, y organiza y lleva a cabo exposiciones cuando aquéllos celebran reuniones importantes. La bien surtida colección de películas de la biblioteca suministra películas apropiadas para muchos grupos de trabajadores; de tiempo en tiempo el depar- tamento inicia sus programas de educación para los obreros, pro- gramas que son frecuentemente públicos y están formados por películas como : «El trabajo mira hacia adelante», «Salarios contra preciosu y «El trabajo y el voto». Eminentes líderes obreros de la comunidad suelen encargarse de dirigir los debates, ocupándose los sindicatos de anunciar las reuniones.

Los dos departamentos -Asuntos y Servicios Obreros, y Ser-

I. Pragan, Otto. Library Service to Labor Groups : Akren Public Library. In Ameritan Library Association. Joint C ommittee on Library Service to Labor Groups. Newrlet~er. April, 1949. (Multicopiado.)

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vicios para Grupos- trabajan estrechamente unidos, y juntos han desarrollado un amplio programa para la educación de los trabajadores, que figura en primer lugar entre los ofrecidos por las bibliotecas públicas norteamericanas.

c La semana de los trabajadores »

La actitud apática de la mayoría de los trabajadores respecto de la biblioteca pública ha sido ya comentada. A fin de despertar su interés y demostrarles la variedad de materiales y servicios que tienen a su disposición, los consejeros de lectores de la biblioteca pública de Minneápolis organizaron un programa completo, llamado «La semana de los trabajadores». En el pasillo principal del edificio central se exhibieron, reunidos en el mismo lugar, libros, folletos y publicaciones periódicas, que antes habían estado colocados en diversas partes de la biblioteca. El material fué agrupado en cuatro divisiones principales: 10 problemas sociales y políticos de actualidad; 20 problemas económicos; 30 el movi- miento sindical; 40 problemas del trabajo y obras relativas a ellos, completándose con colecciones más pequeñas como : cclntereses del hogar », «Libros para los padres», «Higiene personal », «Cooperativas de consumo», «El arte de la conversación» y «Leer para distraerse». Se colgaron en las paredes grandes car- teles y cartas estadísticas; en las mesas, ante las que se instalaron sillas cómodas, se pusieron revistas y libros atractivos. Las pape- letas de registro invitaban a contestar a esta pregunta: «$ómo puede ser más útil para usted la biblioteca?». El Consejo Central de Trabajadores se encargó de la publicidad; los miembros hablaron ante todos los sindicatos de la ciudad, y la prensa obrera publicó artículos sobre la biblioteca y la educación de los traba- jadores. La exposición no sólo atrajo a un gran número de traba- jadores, sino que despertó considerable interés en todos los miem- bros de la comunidad, Esta «Semana de los trabajadores» valió con creces el tiempo y el esfuerzo que costó, como lo demues- tra el hecho de que el personal de la biblioteca está abrumado de peticiones para que la exposición temporal sea permanente.

La Asociación Norteamericana de Bibliotecas (A.L.A.) reconoce la importancia de la educación de los trabajadores.

Hace tiempo que la Asociación Norteamericana de Bibliotecas ha reconocido el lugar fundamental que la educación de los traba-

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jadores debería ocupar en los programas de las bibliotecas públi- cas para la educación de adultos. A fin de estimular el interés en ese terreno, la asociación, cooperando con las de organizaciones obreras más fuertes (el Congreso de Organizaciones Industriales y la A.F.L., o Federación Americana del Trabajo), designó recientemente una comisión mixta de servicio bibliotecario para grupos de trabajadores. La comisión está empeñada en una activa campaña de publicación de los programas de las biblio- tecas que han tenido más éxito en la educación de los trabajadores. Por medio de una serie de «estudios de casos», tirada en multi- copista, que describe con algún detalle los procedimientos em- pleados por varias bibliotecas, ofrece planes generales para guiar a otras.

El siguiente sumario indica algunos de los métodos que recomienda:

I. Seleccionar un miembro competente del personal, que tenga preparación y personalidad para trabajar con los grupos obreros. Es indispensable el conocimiento de la his- toria del movimiento obrero y de los problemas actuales del mundo industrial, tanto nacionales, como locales.

2. Buscar a los miembros dirigentes de los grupos obreros, y atraer su interés y cooperación.

3. Hacer publicidad de la biblioteca y de sus servicios, en la prensa obrera, en las reuniones de los gremios y en todas las asambleas de grupos de trabajadores, para que el mundo obrero se entere de que existe la biblioteca.

4. Atraer el interés y ayuda de los patronos, jefes de personal y administradores de fábricas.

5. Adoptar una política liberal, al ampliar la colección de libros en los campos apropiados para las necesidades de los

trabajadores, y al administrar los servicios bibliotecarios para los sindicatos, adelantándose a las demandas de 10s

obreros para satisfacerlas, ya que éstas rara vez son irrazo- nables.

6. Colocar colecciones en depósito,en las oficinas principales de los sindicatos, donde y cuando sea posible, manteniendo una cuidadosa inspección, renovarlas a intervalos regulares, y conservarlas activas. Los datos de la cantidad de libros prestados y los comentarios de los lectores son eficaces para atraer el interés. No hay que desanimarse si algunos de IOS

trabajadores al principio leen solamente novelas ligeras;

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hay que recordar que leer una historia superficial de aven- turas es una experiencia educativa para la persona que no está acostumbrada a leer libros.

7. Usar películas para despertar el interés, y organizar programas de discusión.

8. Conocer los requisitos que facilitan la lectura del libro, y aplicarlos al seleccionar los materiales para los obreros.

g. Trabajar estrechamente con los maestros que dan clases a los trabajadores.

I o. No desanimarse si los primeros intentos del trabajo con los grupos de obreros parecen no tener éxito; hay que ensayar nuevamente, pues los procedimientos pueden estar equivo- cados. Para ganar la confianza y la buena voluntad, se nece- sitan repetidos esfuerzos.

LECTORES RURALES

Muchos organismos interesados en la vida rural han preparado el camino para el bibliotecario. El principal de ellos es el Servicio de Extensión Cooperativa del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, que durante noventa años aproximadamente ha llevado a cabo programas de educación rural que abarcan toda la nación. En cada Estado los directores de servicios de extensión, los agentes de demostración para el campo y el hogar, y una mul- titud de voluntarios debidamente preparados trabajan para mejorar los métodos de labranza, elevar el nivel económico de los agricultores y su familia, y ampliar su vida social y cultural. Bajo los auspicios del departamento se han desarrollado clases, demostraciones, grupos de discusión, civismo, teatro y clubs musi- cales, para lo cual se han distribuído cada año a los lectores rurales cerca de treinta millones de boletines, octavillas, y circulares, escritas en lenguaje llano.

Otros importantes organismos rurales son: la Granja Nacional, organizada « para educar y elevar el agricultor norteamericano », con sus miles de unidades granjeras locales, la Unión de Agricul- tores, y muchas organizaciones de higiene y de beneficencia del Estado y del condado. El bibliotecario rural entra en escena dispuesto a cooperar con todos ellos, a utilizar sus recursos cuando y donde pueda, y a contribuir con sus propios esfuerzos.

,Qué lee la población rural? De la misma manera que los habi- tantes de la ciudad, muchos de los rurales están interesados en lo

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que atañe a sus ocupaciones: desean aumentar su capacidad, eficiencia y conocimientos; quieren casas cómodas, vida familiar agradable, salud y esparcimiento. Como ciudadanos, están inte- resados en los problemas de la comunidad, y en los grandes acon- tecimientos de la nación y del mundo, y, al igual de lo queocurre con la gente de la ciudad, sus intereses a menudo requieren estímulo y dirección. Si bien es cierto que en el campo hay menos tiempo desocupado, también lo es que son muy pocas las actividades que compiten con la lectura para emplear los ratos de ocio.

Sólo unos cuantos ejemplos de las muchas actividades del bibliotecario rural pueden citarse. No puede seguir un modelo único, porque la vida rural norteamericana ofrece gran contraste, en cuanto a riqueza, educación, raíz étnica y tipos de cultivo. Dondequiera que esté el bibliotecario, sus programas deben ser planeados para satisfacer a los lectores.

En áreas donde la gente haya tenido pocas oportunidades edu- cativas, el bibliotecario puede empezar formando grupos de «lectura en voz alta». Selecciona un libro sencillo, un artículo de revista, un periódico, o lo que sea más a propósito para des- pertar interés, y, a medida que lee, hace comentarios y trata de sondear a sus oyentes, invitándolos a expresar sus ideas y opi- niones. Para dirigir esos grupos se debe buscar la ayuda de alguna persona de la localidad, pues el bibliotecario sólo tiene tiempo . para iniciar los grupos, pero se mantiene en contacto con ellos y sus directores, cuida que tengan los libros que necesitan, coopera en la formación de los programas, y en conservar vivo y en aumento el interés de los oyentes.

En Taos (Nuevo México), donde muchos de los adultos de habla española son incapaces de leer el inglés, los bibliotecarios de las «sucursales», jóvenes de la enseñanza secundaria forma- das por el bibliotecario del condado, mantuvieron sus comuni- dades en diario contacto con el progreso de la guerra, leyendo los periódicos en voz alta, y mostrando en un mapa la ubica- ción de los lugares mencionados o donde los hijos y hermanos de los oyentes estaban en servicio militar.

En un condado de la parte montañosa del Sur, la enfermera del distrito y la bibliotecaria trabajan en estrecha unión; frecuente- mente hacen sus visitas en el ómnibus de la biblioteca. La enfer- mera informa a la bibliotecaria de qué gente necesita libros y folletos, y la bibliotecaria, a su vez, se refiere a las condiciones de salud que requieren la atención de la enfermera. El ómnibus se

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usa a menudo para llevar a las madres al centro de maternidad del condado.

En las áreas más privilegiadas del país, la bibliotecaria organiza frecuentemente grupos de discusión; uno de ellos se ha estado reuniendo, durante varios años, en la sala de la granja de la biblio- tecaria, en la que está instalada la biblioteca. Las sesiones quin- cenales del grupo tienen que ser adaptadas periódicamente a las exigencias del cambio de horario que, según las estaciones, tiene que hacer el ama de la casa; pero las reuniones no se interrumpen. Su interés inicial por las obras de literatura novelesca en boga se extendió bien pronto a la biografía y la historia contemporánea, y de ahí pasó a diversos campos. Uno de los asistentes dijo: «Es mucho más fácil obtener una comprensión clara de los grandes problemas del día, como la guerra y la paz, y las Naciones Unidas, cuando compartimos nuestras ideas y opiniones. »

Gran cantidad de bibliotecarios son miembros de las granjas locales y trabajan en unión con ellas. Una bibliotecaria, que tuvo un gran éxito, inició su grupo con una serie de bosquejos de discusiones, preparados por el Departamento de Agricultura: los problemas que en ellos se presentaron indujeron a usar mate- riales de consulta y otros libros de la biblioteca. Los informes de las reuniones, que resumían la discusión y las conclusiones alcan- zadas, escritos por la bibliotecaria y publicados en los periódicos del condado, despertaron interés en otras áreas e indujeron a la formación de nuevos grupos de discusión.

En los ómnibus se llevan, además de los libros, películas, proyec- tores, generadores y cortinas para oscurecer las salas. En muchos de los lugares que visitan los ómnibus, la gente ha visto rara vez o nunca una película; el día de la visita, el público acude de lugares que distan varias millas para asistir a la proyección. Las películas exhibidas tratan de problemas relativos a la vida de la gente del lugar y de acontecimientos mundiales; generalmente van seguidas de una discusión, y el bibliotecario tiene a mano libros y folletos que dan más amplia información sobre la materia. Las bibliotecas de los condados ya empiezan a formar sus colecciones de pelí- culas, pero muchas se obtienen prestadas de otros organismos del Estado y del gobierno nacional.

Recientemente algunas bibliotecas de condado han venido incluyendo en el material enviado a los lectores discos y fonógrafos portátiles, y a veces se prestan unos y otros a los solicitantes, pero en general sólo se facilitan los discos. De vez en cuando se da un concierto con óperas populares, canciones folklóricas y «música

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familiar antigua»; los campesinos tienen gran interés por la música, pero el bibliotecario debe cuidar de no sobrepasar el nivel cultural del auditorio.

Los ejemplos tomados de las bibliotecas urbanas y rurales demuestran que los propósitos son los mismos, y que muchos de los métodos y recursos usados son similares. Pero el bibliotecario rural tiene una área geográfica más vasta y una población muy esparcida; la comunidad a que sirve la biblioteca es generalmente la de un condado entero (la máxima unidad de gobierno local en los Estados Unidos), o quizá la de dos o tres condados contiguos. La oficina principal de las bibliotecas puede estar en la ciudad más cercana, en el palacio de justicia del condado, o en algún otro edificio donde haya lugar suficiente. Para mucha de la gente del campo, una biblioteca es un ómnibus con libros, una biblioteca sobre ruedas, que sigue una ruta regular planeada para recorrer el circuito de su área, deteniéndose a entregar libros a las biblio- tecas de las villas pequeñas, que se encuentran en las tiendas rurales, escuelas, iglesias y granjas, dondequiera que sea más conveniente para que la gente de las cercanías pida sus libros; y con el ómnibus, el bibliotecario va llevando servicio personal a sus lectores. Los libros depositados en las estaciones están a cargo de un bibliotecario local, generalmente preparado y vigilado por el director de la biblioteca.

Uno de los principales propósitos del plan de cuatro años, adoptado por la Asociación Norteamericana de Bibliotecas en 1948, es extender el servicio a las áreas rurales. El servicio biblio- tecario rural se está desarrollando rápidamente y es una gran promesa para el futuro. Jesse T. Reid, director del extraordinaria- mente fructífero plan de educación para adultos, en el condado de Taos (Nuevo México), dice :

En nuestra opinión, el programa de las bibliotecas de los condados, que incluye la educación visual, reserva más grandes promesas a la educación popular de los residentes rumles de regiones aisladas que cualquier otro esfuerzo de servicios organizados, y puede ser una poderosa cuña que abra paso a un progreso ilimitado... Las películas educativas son indispensables para este programa, preparan el terreno para la lectura voluntaria y el estudio organizado; sin ellas no puede vencerse la inercia respecto de la mera «teoría»‘.

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FORMACIÓN DE PROGRAMAS

<c;Dónde puedo encontrar algo sobre medicina social? » pregunta, preocupado, el presidente del Club Siglo Veinte. «Nuestra socie- dad tuvo una interesante plática sobre la Unesco, la semana pasada. No sabíamos mucho respecto al asunto, pero ahora que- remos hacer un estudio real sobre él ». Otro miembro de un club confiesa: «Nuestros programas no han sido muy interesantes este ano, ipuede usted sugerir algunos temas que realmente valgan la pena?» Un club de mediodía, de hombres de negocios, desea una serie de reuniones sobre los proyectos del gobierno en rela- ción con la vivienda; otro grupo está profundamente inquieto por el aumento de la delincuencia juvenil en su ciudad. Éstas son preguntas características que tiene que afrontar el bibliotecario. Cada una de ellas requiere tiempo, reflexión y habilidad para ser contestada adecuadamente. &ómo puede un bibliotecario ocu- pado añadir a un horario ya sobrecargado la tarea de formar los programas para cada grupo local?

Hace muchos años la bibliotecaria de la pequeña biblioteca de un colegio, que sirve también a la gente de la villa, luchó con ese problema. Al fin invitó a los funcionarios y directores de un club a asistir a una conferencia en la biblioteca. Antes de que llegaran hizo un acopio de programas impresos de clubs, y preparó una lista de asuntos de varios órdenes; arregló exposiciones para suge- rir cómo podían desarrollarse algunos de los temas, y empezó la conferencia comentándolos brevemente. Habló de algunos de los instrumentos de la biblioteca: el catálogo en tarjetas y ,los índices de publicaciones periódicas, explicando cómo se emplea cada uno de ellos, e hizo comentarios sobre los libros de consulta más usados. Los participantes hablaron de sus planes, abriendo de este modo el camino para la cooperación entre muchos grupos de la comuni- dad. Los programas de los clubs mostraron un marcado progreso, y la conferencia para la elaboración de planes llegó a ser un importante acontecimiento anual, que atraía gente de las áreas circunvecinas.

De algunos modestos esfuerzos como éste ha nacido un nuevo tipo de servicio, el «instituto para la formación de programas», considerado por muchos bibliotecarios como uno de los medios más valiosos y constructivos con que cooperar a la educación de adultos.

Un ejemplo más reciente de estas conferencias son las celebradas cada primavera por la biblioteca del condado, que da servicio

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al área circunvecina de Cleveland (Ohío). En 1947 se reunieron en la biblioteca los representantes de varios clubs en una sesión matinal, donde escucharon una interesante plática sobre «Las competencias mentales como entretenimiento». Después cada representante describió su propia organización: sus propósitos, la clase de reuniones que celebra, y cómo podría cooperar con los otros grupos. Por la tarde todos informaron acerca de sus «mejo- res programas del año», con lo cual sugirieron ideas a los demás, y en seguida se proyectaron películas. Una, relativa a la India, proporcionó el tema para la discusión sostenida por el grupo de un club, que habla pasado el año precedente estudiando dicho país. Gracias a una hábil dirección, fué posible demostrar no sólo como deben utilizarse las películas para estimular la discusión, sino también la manera de distinguir lo real de lo que es materia de opinion y como poner al desnudo lo que es mera propaganda. Al fin de las sesiones del día se entregó a cada participante una copia del Manual para formar programas, preparado por el personal de la biblioteca. En él había modelos de programas atractivos, listas de películas adecuadas, con cortas notas descriptivas e información de dónde y cómo podían obtenerse, un directorio de organizaciones con sus domicilios y teléfonos, nombres de personas destacadas, y un informe sobre recursos, tales como oradores y exhibiciones. Entre los programas había uno sobre la bomba atómica, basado en la película Un Mundo o Ninguno. Alimento para el espfritu fué un programa relacionado con la nutri- ción, mientras que en Inválidos se trató de la rehabilitación de los lisiados.

En ciudades grandes como Detroit, un instituto para formación de programas, organizado en un principio por la biblioteca pública, se ha convertido en una empresa en la que está empe- ñada toda la comunidad. Más de sesenta de las principales orga- nizaciones cooperan «para ayudar a los presidentes respectivos a formar programas de interés vital para el público, tratando de ue tengan continuidad de asuntos y significación social». Un manual de los recursos de la comunidad para la formación de programas contiene información detallada sobre importantes organizaciones y la clase de ayuda que cada una está dispuesta a prestar a otros grupos y organismos.

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CAPITULO V

LA BIBLIOTECA PUBLICA PATROCINA LOS GRUPOS DE DISCUSION

U NA parte intrínseca de las funciones educativas de la biblioteca

es proporcionar motivos para leer. Reuniones para debates, clubs de estudio y grupos de discusión, sensatamente proyectados, conducen a fomentar los intereses intelectuales y proporcionan valiosas experiencias educativas. Hace años, Alvin Johnson, comentando el papel que desempeña la biblioteca pública en la educación de adultos, escribía:

. ..En todos los aspectos, hombres y mujeres necesitan del estímulo de grupos activos para entrar seriamente en las actividades educativas. No pueden ser obligados a instruirse pero sí ser conducidos a ello. Esta función de dirección nece- sita ser emprendida por la biblioteca pública, ya que es el órgano permanente de la educación de adultos, en la mayor parte de las comunidades... Esto quiere decir que los miem- bros del personal de la biblioteca deben ser activos en orga- nizar grupos dentro de ellal.

En la actualidad, muchcs grupos prosperan bajo la dirección de las bibliotecas, pues las oportunidades para discutir la situación crítica del momento, los problemas de la comunidad, grandes libros del pasado y libros actuales que hacen pensar, atraen a gente de toda la comunidad y a pequeños grupos de las cercanías.

REUNIONES PARA DEBATES

Las reuniones para debates son un medio efectivo para presentar temas de discusión a auditorios numerosos. El asunto es expuesto por un orador o por un grupo de cuatro a ocho personas, que sos- tienen varios puntos de vista. Después sigue un período de discu-

I. Johnson, Al&. The Public Library : A People’r Uniuerri~y. New York, Ameritan Asso- ciation for Adult Education, rg38, yål. 76.

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sión, en el cual participan tanto el público como los oradores, y la reunión concluye con un breve resumen hecho por uno de ellos.

Una serie de reuniones para debates dirigida no hace mucho por la biblioteca pública de lndianápolis ilustra el tipo de pro- grama para toda la comunidad. Inducidos por los artículos de los periódicos sobre la reconocida ignorancia del público en general acerca de la organización y propósitos de las Naciones Unidas, la bibliotecaria y su personal determinaron que su comu- nidad debería ser informada sobre ese punto, y que las reuniones para debates lograrían este propósito, a condición de que el público se diera cuenta exacta de la importancia del problema.

Los periódicos y la radio cooperaron con la biblioteca en una sistemática campaña de publicidad. Se insertaron, en todos los vo- lúmenes prestados a los lectores, marcadores de libros, comentando la falta general de información acerca de las Naciones Unidas, y terminando con esta declaración: « Tiene usted el deber de enterarse. x Bibliotecarios competentesestaban en un escritorio especial, equipado con folletos, publicaciones periódicas y octa- villas, dando información a los que la requerían. Hubo firmas comerciales que cedieron el espacio reservado a sus anuncios en la prensa diaria, y que pegaron carteles llamativos que fueron expuestos por toda la ciudad; un boletín semanal distribuído entre sus conductores por la compañía local de transportes dedicó una columna entera al proyecto de la biblioteca. La campaña fué un éxito, pues numeroso público de todas las clases sociales de las diversas partes de la ciudad y de las zonas suburbanas llenó de bote en bote el salón cada noche que había debate.

Los temas específicos para los debates fueron seleccionados por un grupo de ciudadanos, y entre ellos figuraban: «La ayuda a Europa D, «La preparación militar universal» y «La energía atómica». Un grupo de hombres y mujeres bien informados abria cada una de las sesiones, pero el público podía participar libremente desde el principio. Un senador de los Estados Unidos encontró las discusiones muy instructivas, y más tarde declaró que le habían ayudado a descubrir lo que sus electores realmente deseaban que hiciera como delegado suyo en Washington.

GRUPOS DE DISCUSIÓN DE LECTURAS

La biblioteca pública de la ciudad de Washington y la Liga de Mujeres Votantes, organización nacional que tiene grupos activos

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de educación porp toda sartes del país, patrocinaron conjunta- mente una serie de programas de discusión de lecturas, para los que escogieron como tema las cuestiones internacionales. Las reuniones se celebraron dos veces al mes, de 8 a IO de la noche, en dos bibliotecas sucursales completamente separadas y cuyas comunidades tenían muy distintos intereses. Un bien conocido autor y conferenciante dirigió las discusiones. La biblioteca proporcionó películas, listas de lecturas y colecciones especiales de libros, puestos en estantes en las salas de las reuniones. Para lograr una preparación general sobre los temas que habían de discutirse, los participantes leyeron los últimos números de «Información sobre el mundo de hoya, sección informativa y cuidadosamente editada del Atlantic Monthly, una de las mejores revistas norteamericanas. A cada una de las sesiones asistieron de quince a veinticinco personas, y se prestaron cerca de cuatro- cientos libros de las colecciones especiales. Además, los parti- cipantes leyeron otras muchas obras de varios departamentos de la biblioteca. Tanto esta última como la liga estimaron que los programas habían tenido mucho éxito, por lo que habrán de continuarlos en el próximo año.

DIVULGACIÓN DE IDEAS

Los seis grupos de discusión que se reunieron en algunas sucursales de la biblioteca pública de Nueva York son descritos por sus patrocinadores como «medios para la divulgación de las ideas», reconociendo con ello implícitamente un aspecto de la función de la biblioteca, que, según el concepto de Learned, es un centro de información para la colectividad. Los objetivos de esos grupos difieren un tanto de los que tienen los programas de discusión de lecturas antes descritos, pero la finalidad de unos y otros es el aprendizaje mediante el intercambio de ideas. Por supuesto, los materiales impresos conservan su importancia, pero el éxito se

* mide más por el adelanto de los participantes en su capacidad de expresarse, de exponer claramente su pensamiento, de fundar sus

. . opnuones en hechos, y de guardar el respeto debido a las opiniones opuestas, que por la cantidad y calidad de la lectura.

Todos los grupos de discusión son dirigidos por una persona de experiencia. Los directores de Ias bibliotecas o sus ayudantes actúan como codirigentes, y asumen la responsabilidad de organizar los grupos, establecer los horarios de las reuniones e

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Bibliotecas circulantes, equipadas algunas veces con proyectores de películas y fohgrafos, al servicio de los lectores de zonas rurales.

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La bibliotecaria ayuda a los clubs y a otras organizaciones a planear programas educativos.

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informar al director acerca de las condiciones del vecindario, pues como las seis sucursales operan en diferentes tipos de comu- nidad, cada programa presenta características distintas. Los grupos tienen un promedio de quince a veinte miembros, aunque haya uno de ellos que es mucho más numeroso. Se han hecho esfuerzos por conservar los grupos pequeños, pero los grandes continuarán mientras no se cuente con el suficiente personal directivo. Las reuniones concluyen generalmente con una taza de café entre compañeros que da ocasión a los miembros de elaborar los planes para las sesiones subsiguientes. Los temas escogidos siguen un orden de sucesión natural, en el que un asunto conduce a otro.

Algunos de los temas discutidos durante el año pasado fueron: «;Puede convenirnos el programa de previsión social del presi- dente Truman ? “; «iHasta qué punto satisface actualmente el capitalismo las necesidades del hombre moderno ?»; «$e adhe- rirán los Estados Unidos al pacto del Atlántico ?»; «iHasta dónde debemos permitir la libertad de expresión a quienes no están de acuerdo con nosotros ?»; cc;Qué significación tiene para nosotros la crisis de China ?»; «;Está llenando su come- tido el programa de recuperación europea ?X Estas preguntas revelan la amplitud de criterio de las discusiones.

DEBATES SOBRE PELfCULAS

Las bibliotecas públicas han venido utilizando por espacio de unos ocho años la técnica de discusión de películas en sus pro- gramas de educación de adultos. En 1941, el secretario ejecutivo de la Asociación Norteamericana de Bibliotecas designó una comisión mixta de debates sobre películas, que representaba a cuatro organizaciones nacionales, y cuyo objeto era promover los debates sobre películas en las bibliotecas, estudiar su eficacia y ayudar en los esfuerzos de la guerra. Desde que ésta terminó, el Consejo de Películas de América ha trabajado por fomentar el movimiento de debates sobre películas en todo el país.

En estos debates una película documental o educativa, que presenta generalmente algunos problemas contemporáneos, da al auditorio una base general de información y comprensión. Un orador o un grupo introducen el tema y, después de proyectada la pelicula, señala los puntos principales. El procedimiento, a partir de ese instante, se atiene a la forma usual de las discusiones.

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El siguiente es otro ejemplo de la forma en que las bibliotecas norteamericanas están empleando la técnica de las discusiones de películas. La directora de una biblioteca sucursal que está al servicio de un vecindario muy populoso, en el que gentes de muchos países viven en estrecha vecindad, observó que si bien no hay demostraciones externas de antagonismo racial, los diversos grupos no se mezclan libremente entre sí. Expuso el folleto Las Ratas humanas que intenta disipar las ideas de diferencias raciales, mas no fu6 ampliamente leído, y mucha de la gente a la que quería atraer no asistía a la biblioteca. Pero la bibliote- caria, habiendo tenido conocimiento de una película puesta en circulación por aquel entonces, La Confraternidad del hombre, basada en el folleto en cuestión, procuró verla, y la encontró divertida e instructiva, técnicamente buena y asequible a todos los niveles de educación.

Su siguiente paso fué elegir una fecha para el debate sobre la película, planear la forma de darle publicidad entre el vecindario y organizar el servicio de proyección. Se hicieron letreros anun- ciando el debate y se colocaron dentro de la biblioteca y en la puerta principal en las escuelas, en los vestíbulos de las iglesias, en las oficinas de los sindicatos obreros, en los pasillos de las casas de vecindad, en las tiendas, y en otros lugares de negocios. Se enviaron avisos a los boletines semanales del vecindario, distri- buyéndose hojas en multicopista a los lectores de la biblioteca y a varios clubs, y se consiguió la ayuda de los sacerdotes, pro- fesores, enfermeras de los centros de higiene, etc.

Como la sucursal no tenía salón de actos, se acondicionó el de la biblioteca infantil, exhibiéndose libros apropiados, dispo- niéndolos en lugares visibles de la sala de préstamos a domicilio, y en pequeños estantes. Se preparó para distribuirla después de la reunión una lista de lectura muy corta atractivamente presentada, hecha en multicopista y con una breve nota indi- cando que la sucursal tenía libros en italiano, alemán y húngaro, y que podía pedir prestados a la biblioteca principal libros en otros idiomas.

La reunión de debates empezó puntualmente a las 8 y media. A esa hora el público llenaba la mayor parte del salón. Para muchos de los asistentes, cra aquélla SLI primeravisita ala biblioteca. La bibliotecaria pronunció unas palabras de bienvenida y habló muy brevemente de la película y del propósito de la reunión. Una de sus ayudantes, nacida en Italia, repitió las palabras en italiano, y la bibliotecaria dijo dos o tres frases en alemán.

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Aunque algunos de los visitantes sabían poco inglés, la película presentaba la historia de modo que todos la podían entender. Después de la proyección, la bibliotecaria y una de sus ayudantes manifestaron lo que habían aprendido de la película y terminaron haciendo preguntas como éstas: «<Hay algunas otras diferencias fuera del idioma y el color, que impidan a la gente conocerse y agradarse entre sí ?»; «iLas distinciones basadas en la raza, están alguna vez justificadas ?»; <clQué podemos aprender para conocernos mejor unos a otros -SR

El auditorio se mostró indeciso, pero a las IO, cuando el debate quedó terminado, habían hablado quince o veinte de los asis- tentes, pues no es tan difícil hablar ante otras personas, si se tiene que decir algo que realmente se desea expresar. Cuando la bibliotecaria preguntó si les gustaría tener otro debate, todos aplaudieron, y así terminó la reunión.

Es evidente que este único debate sobre películas no ha resuelto el problema de las diferencias raciales, ni siquiera entre ese vecindario. Sin embargo logró reunir a algunas de las gentes de la comunidad durante hora y media. Quizá empiece a desarrollarse un sentimiento de buena vecindad. Unas cuantas personas se han puesto a pensar en la fraternidad con relación a la gente que vive en la misma manzana de casas que ellas. Más tarde, la gente y las organizaciones cuya ayuda pidió y obtuvo la bibliotecaria, solicitarán a su vez que la bibliotecaria les ayude en sus proyectos, y así los miembros de la comunidad comenzarán a trabajar juntos, y podrán celebrarse más reuniones de debates sobre viviendas, higiene, cuidado del niño y una docena de otros temas relacionados con la vida del vecindario.

PROGRAMAS DE LIBROS ESCOGIDOS

La biblioteca pública, que hace asequible a nuestras comu- nidades la sabiduria destilada de la experiencia del mundo, debería también proporcionar estímulo y dirección para hacer de esa sabiduría un elemento activo en el pensamiento general de la comunidad. Y puesto que ese es su deber, puede hacerlol.

Ésta es la esencia de la educación de adultos en la biblioteca : fomentar el desarrollo intelectual por medio de la lectura.

r. Powell, John. r,One Step nearer Leadershipn. Library Journal, 71 : 443. April I, 1946.

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LOS programas de libros escogidos ofrecen el medio más eficaz para atraer los lectores a los libros, cultivar su aprecia- ción crítica y suscitar el pensamiento constructivo. Mas para que esos programas tengan éxito, se requieren directores que no sólo conozcan a fondo el contenido de los libros, sino que tengan clara comprensión de los lectores y habilidad para sugerir respuestas. Muy a menudo la conferencia o la crítica sobre un libro sirven como substitutivo a la lectura, y pueden orientarse para llamar la atención sobre escritores y libros que de otro modo no se apreciarían, o para estimular el deseo de la lectura. Sin embargo los más valiosos programas requieren participación activa de los miembros de un grupo, que han leído el libro y vienen preparados a hablar sobre él.

Pueden citarse muchos ejemplos de grupos especiales de lectores patrocinados por las bibliotecas. Entre ellos se ha elegido un club de crítica de libros organizado por la de una pequeña ciudad, porque sugiere las posibilidades propias de esa empresa. La bibliotecaria empezó por congregar a varias personas de la localidad que repre- sentaban distintos sectores. Todas estuvieron de acuerdo en que la comunidad necesitaba la clase de estímulo cultural que las críticas de libros bien desarrolladas pueden dar, y consintieron en servir de comisión consultiva. De allí en adelante se reunieron regularmente, ayudando a decidir la clase de libros que deberían criticarse, quién haría la crítica, las fechas y noches más a pro- pósito para atraer un mayor número de personas y la manera de publicar los programas. Las reuniones tuvieron éxito desde el principio y llegaron a ser un acontecimiento mensual, que reunió alrededor de trescientas personas en el salón de actos de la biblio- teca, para oír: a un abogado, hablar de libros sobre asuntos económicos y sociales; a un doctor, discutir algunos de los mejores libros sobre higiene mental; la crítica de la bibliotecaria sobre obras teatrales del día, y al director de la escuela secundaria, que hizo un resumen de las tendencias educativas expuestas en libros recientes. Los programas eran variados, pudiéndose presentar un solo libro o autor, un grupo de libros sobre un tema especial o varios de 10s libros mejores y más recientes. Los resuItados más importantes fueron: 10 un marcado aumento en la demanda de los mejores libros de la biblioteca no pertenecientes al género novelesco; 20 el número de pequeños grupos de discusión de libros que se formaron en toda la comunidad; y 30 la divulgación de la idea de clubs de libros en las ciudades y villas cercanas. El éxito de la empresa se puede atribuir a la calidad de la dirección y de

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las críticas, y al hecho de que encontró una necesidad popular muy real, aunque no se hubiera echado de ver anteriormente.

Un tipo de grupos de discusión de lecturas llamado «grupos de grandes libros», que es muy popular actualmente, se originó fuera de la biblioteca, pero está encontrando uno de sus más firmes apoyos en los bibliotecarios. Cerca de doscientas bibliotecas se han unido al movimiento, y algunas de ellas patrocinan treinta o cuarenta grupos diferentes. Como su nombre indica, la atención se concentra en libros que han ganado lugar permanente en la literatura mundial. No se leen esos libros porque sean clásicos, sino porque sintetizan el gran pensamiento del pasado, que puede aplicarse al mundo contemporáneo. En cada uno de los dieci- ocho seminarios bisemanales, dos directores de discusión (biblio- tecarios locales, abogados, hombres de negocios, amas de casa, etc.) y un grupo de otras personas interesadas de la ciudad, pasan dos horas hablando sobre Las Confesiones, de San Agustín, El Principe, de Maquiavelo, La Refitíblica, de Platón, u otros libros semejantes. Los dirigentes preparados por la Fundación de Grandes Libros practican una adaptación del método socrático. No disertan ni contestan a preguntas. El autor es el maestro, y la función de los directores es ayudar al grupo a recordar lo que dijo, a interpretar su significado y a valorizar su mérito. A pesar de la similitud del procedimiento, las visitas a varios grupos de un mismo conglome- rado revelan una completa falta de uniformidad, pues cada uno tiene sus características propias.

Algunos bibliotecarios prefieren que los grupos de discusión de libros seleccionen sus listas de lecturas, con títulos como «Libros de significación» o «Libros importantes de todos los tiempos». Los bibliotecarios ‘prácticos saben que es ilusoria la meta de la Fundación de los Grandes Libros: « Desarrollar un programa de educación de las masas que alcance posiblemente a 15.000.000 en los próximos cinco años». La alta calidad de los «grandes libros» sólo puede emparejarse con una pequeña parte de la población, dotada de un alto nivel de cultura. Por lo tanto, la tarea principal del director de la biblioteca, en el campo de la educación popular, es empezar con el pueblo en el lugar en que se encuentra, y ayudarlo a avanzar paso a paso.

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CAPITULO VI

ESFUERZOS AUNADOS DE LA BIBLIOTECA Y LA COMUNIDAD

U NA grave debilidad de la educación de adultos en los Estados Unidos es el carácter fragmentario de sus programas. La

división de la responsabilidad entre varios organismos ha tenido como resultado lo esporádico y disperso de los esfuerzos, pues sólo en unos pocos lugares ha habido un serio intento de planear programas estables y debidamente coordinados. La biblioteca pública, a la que corresponde un papel central en la tarea de proporcionar oportunidades educativas a los residentes de su comunidad, es, lógicamente, un organismo para el fomento de la cooperación. Los siguientes ejemplos indican que en algunas localidades está asumiendo esa función.

UNA UNIVERSIDAD DEL PUEBLO

Hace años una universidad municipal de la ciudad de Nueva York decidió dar comienzo a un plan de educación para adultos, y acudió, como cosa natural, a la biblioteca pública, como el organismo mejor calificado para averiguar la clase de cursos que la gente deseaba y para organizarlos. Se distribuyeron cuestiona- rios en las bibliotecas sucursales, y los bibliotecarios, completa- mente familiarizados con su vecindario, organizaron más de cien clases sobre el arte de escribir cuentos, francés, ruso, español, economía política, psicología, dibujo y pintura, artes domésticas, cuidado del niño, y otras muchas materias. Amas de casa, gente de negocios y hombres y mujeres profesionales de dieciséis a sesenta años se inscribieron en los cursos, dispuestos a satisfacer sus intereses especiales, y estudiaron juntos en los salones de la biblioteca y de los clubs. La universidad proporcionó los instruc- tores, y los bibliotecarios de las sucursales ayudaron durante todo el período, dando la bienvenida a cada grupo, explicándole las

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facilidades y servicios de la biblioteca e informándose de las necesidades de lectura de los estudiantes. El plan ha ido amplián- dose cada año, y su éxito se atribuye en gran parte al hecho de que la clase de educación que la gente realmente desea, la tiene a su disposición en los alrededores de su propia biblioteca pública que le son familiares.

Los «colegios del vecindario», en seis bibliotecas sucursales de la biblioteca pública de Louisville, originados por los grupos de discusión sobre «grandes libros », están ofreciendo cursos sobre multitud de materias, sin costo alguno, por medio de un plan coordinado y la acción cooperativa de la biblioteca pública de la universidad local y de una estación de radio. Cualquier residente que haya terminado los estudios de segunda enseñanza y cumplido los veintiún años puede inscribirse en las clases que se dan en la biblioteca pública. La universidad transmite por radio, y la biblioteca facilita sus transcripciones para usarlas en la central o en las sucursales conectadas con ella por red telefónica, para los que no pueden escuchar las conferencias a la hora que son transmitidas. La colección de películas de la biblioteca y sus libros se utilizan también en las clases.

EL INSTITUTO DE LA ENERGíA ATÓMICA

El ejemplo más sobresaliente de las actividades directivas de la biblioteca pública es el Instituto de la Energía Atómica, estable- cido hace dos años en la biblioteca pública Enoch Pratt, de Baltimore. Gracias a la calidad de sus servicios, desde hace mucho tiempo la biblioteca ocupa una posición de prestigio en la ciudad, y, como está siempre activamente interesada en tener al público al tanto de los acontecimientos del día, fué natural que eligiera la bomba atómica como tema de sus trabajos en 1947. El proyecto empezó modestamente, pero muy pronto adquirió gran impor- tancia. El personal comprendió lo mucho que podía hacer para ayudar a la gente a comprender este enorme problema, y todas las divisiones de la biblioteca fueron llamadas a cooperar. Después la biblioteca acudió a otros organismos de la ciudad: universi- dades, la Academia de Ciencia, escuelas, iglesias, organizaciones de negocios y profesionales, sindicatos obreros, periódicos, radio y cines. Todos respondieron. En toda la ciudad aparecieron carteles anunciando el naciente instituto. La radio y los periódicos hicieron frecuentemente referencias al mismo, y la biblioteca

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distribuyó 50.000 octavillas describiendo el programa y sus pro- pósitos, y 50.000 listas de libros: «Usted y el átomo». Se propor- cionaron fondos y técnicos hábiles, que contribuyeron a presentar una enorme exposición titulada: «La energía atómica: fuerza para la vida o caos», instalada en el salón central, en el que todos podían verla desde que entraban a la biblioteca. Allí se presentaba la historia de la energía atómica y sus consecuencias para la huma- nidad. Como número principal del instituto se organizaron cinco conferencias dominicales, con notables oradores e ilustradas con películas, grupos de discusión y todos los demás métodos usuales para informar al público, a disposición del cual se pusieron, en la biblioteca central y en las sucursales, centenares de libros importantes sobre la materia. Cada sucursal presentó su exposi- ción, hizo publicidad al instituto entre su vecindario, y organizó grupos de estudio y de lectura.

Se habían tomado disposiciones para acomodar a 1.500 per- sonas para las conferencias dominicales; pero la concurrencia fué mucho más numerosa, y después de la primera se equipó un salón de actos en el tercer piso, con un sistema de amplifica- dores, utilizado para el público que no cupo en la sala principal. A cada una de las pláticas seguía la discusión, y el gran número de grupos de estudio de particular importancia que surgieron para continuarla demostró que el instituto había hecho algo más que atraer la atención de la comunidad hacia el asunto sólo por unas semanas. Más de un centenar de ciudadanos acudieron para idear en común maneras y medios de sostener el interés desper- tado. Se estableció una comisión permanente, y durante varios meses se recibieron en la biblioteca solicitudes de oradores, materiales y sugestiones para programas. Un miembro del per- sonal escribe: «Este proyecto demostró de manera concluyente que es posible despertar en una comunidad el deseo de leer, estu- diar y pensar sobre un problema importante.»

((PROGRAMAS EN TORNO A GRANDES CUESTIONES))

El significado de lo que esta biblioteca realizó por medio de su Instituto de la Energía Atómica, y por qué pudo hacerlo, fué comprendido al punto por los principales directores de bibliotecas públicas. Un grupo de ellos se reunió a discutir planes para un programa educativo nacional, y éste fué el origen de los «Progra- mas en torno a grandes cuestiones», organizados por la Asocia-

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Jefes de grupo de discusión en la biblioteca reciben enseiíanza prdctica.

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lXscusic\n después de la proyrcción de películas documentales.

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ción Norteamericana de Bibliotecas. El A.L.A. Bulletin, la Booklist, y anuncios especiales atrajeron la atención hacia el programa. Las primeras cinco «grandes cuestiones»: «El plan Marshall, pro y contra “; «Relaciones entre los Estados Unidos y Rusia “; «Inflación y depresión “; «Relaciones obrero-patronales », y «Dere- chos civiles », fueron seleccionadas por votación de los dirigentes de negocios, trabajo, agricultura, ciencia y otros campos.

El objeto del programa, según la Booklist, es el desarrollo de «una ciudadanía que comprenda los problemas trascendentales con que tiene que enfrentarse en la actualidad nuestro pueblo». «Las bibliotecas deben suministrar la dirección», continúa el artículo. «La educación escolar sola no puede hacer el trabajo, ni tampoco los periódicos, la radio y las revistas. Las bibliotecas de nuestra nación deben colmar el vacío, promoviendo y estimu- lando la lectura y la discusión de las grandes cuestioneslx Biblio- tecarios competentes formaron bosquejos para uso general en el desarrollo de cada uno de los temas, incluyendo sugestiones concretas para encauzar la acción de la comunidad, y para pre- sentar de manera efectiva los materiales, listas de libros, progra- mas de radio y películas, que contribuyan a la comprensión. La Asociación Norteamericana de Bibliotecas reitera que el propósito es: «combatir la indiferencia e incomprensión por medio de una información ampliamente difundidan. La biblioteca no toma partido en las cuestiones sujetas a controversia.

CONSEJOS DE EDUCACIÓN DE ADULTOS

En el capítulo II nos referimos a los archivos de información sobre oportunidades para la educación local de adultos, elaborados por los consejeros de lectores. Indican esos archivos el alcance y carácter de la educación de adultos en las comunidades locales. Las duplicaciones, superposiciones, mala distribución y necesidades insatisfechas son manifiestas en cada situación. Los consejos de educación de adultos, formados por representantes de las princi- pales organizaciones, han sido implantados en algunas comuni- dades, a menudo bajo la dirección de la biblioteca. Generalmente, entre los objetivos de los consejos se incluye: 10 el establecimiento de una oficina de información sobre las oportunidades disponibles para la educación de adultos; 20 eliminar la duplicidad y la

r. Booklirt. 44: 397, August, 1948.

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. ., superposicion innecesarias; 3 o organización de proyectos patro- cinados colectivamente; 40 publicidad para estimular el uso de las facilidades en la educación de adultos; y 50 patrocinio de institutos para preparación de directores. Pocos consejos han subsistido. La falta de sostén financiero y de autoridad para llevar a cabo una acción oficial han sido causa del fracaso de muchos de ellos. La autora tiene conocimiento de uno que ha operado con éxito durante un considerable lapso de tiempo. Se trata de un consejo que tiene sus oficinas en el edificio central de la biblioteca pública de Denver. La biblioteca desempeña importante papel en la organización de ese consejo, pero el sostenimiento del mismo corre a cargo de los miembros de los organismos y organizaciones, gracias a lo cual cuenta con los recursos necesarios para emplear permanentemente un secretario ejecutivo competente y publicar un directorio anual y boletines de las actividades realizadas durante el año. La biblioteca realiza uno de los más activos programas de educación de adultos en el país, y utiliza el consejo «como vía común del funcionamiento de la totalidad de los ochenta y tantos organismos, oficiales o no, de educación de adultos, que son miembros del consejol,>.

La coordinación de la multitud de organizaciones y organismos que operan en casi todas las comunidades norteamericanas es esencial para el completo desarrollo y aprovechamiento de las oportunidades para la educación de adultos. La biblioteca pública es, potencialmente al menos, la mejor calificada para dar el género de dirección y de esfuerzos cooperativos que se necesitan. En un artículo sobre esta materia, Glen Burch, entonces ayudante del director de la Asociación Norteamericana para la Educación de Adultos, escribe:

Creo que, en la actualidad, es cada vez mayor el número de bibliotecarios públicos.. . dotados de comprensión para los problemas de la comunidad, o que se interesan por ellos, y que son capaces de participar activamente en los esfuerzos de organización de la comunidad. Quizá la indi- cación más notable de ese interés y actividad crecientes se encuentre en algunas de nuestras grandes ciudades, donde los bibliotecarios de las sucursales están desempeñando un papel importante en la organización y dirección de un número creciente de consejos vecinales. Son muchas las

I. McNally, Miriam E., uAdult Program Works 2 Waysu. Library Journal, 73 : 1053, Augus t ,948.

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bibliotecas que se han destacado en la dirección de la comu- nidadl.

1Y el futuro de la educación de adultos en las bibliotecas públicas? Carl H. Milam, que fué secretario ejecutivo de la Asociación Norteamericana de Bibliotecas y es ahora bibliotecario de las Naciones Unidas, resumió el pensamiento de los bibliotecarios públicos que miran al porvenir, diciendo:

I. Las bibliotecas públicas deben concentrarse más amplia- mente ahora que en el pasado en los materiales y servicios para personas que lleven un JWJ~O’.& en su lectura. Esto significa probablemente menos competencia con la biblio- teca de alquiler y el puesto de periódicos, mejor servicio a los lectores de buen criterio, y una cooperación más efectiva con otras instituciones educativas.

2. Las bibliotecas deben estar constantemente al tanto de los objetivos sociales, económicos, políticos y culturales, y saber cómo han de emplear sus materiales y su personal para ayudar al público a avanzar hacia esos objetivos. Me refiero a objetivos como: buenas relaciones entre las razas, tolerencia religiosa, cooperación internacional, y una docena de otros más. Esa acción no debe ser de propaganda, pues no es tarea del bibliotecario decir a la gente lo que debe pensar, sino más bien ayudarla a decidir sobre qué ha de pensar. En una buena biblioteca de comunidad sería difícil a cualquiera permanecer completamente ignorante de los problemas sociales importantes.

3. La biblioteca no debe ser ya únicamente una colección de libros, sino llegar a ser un centro de materiales para aprender. Los materiales impresos son nuestro principal acervo, y con- tinuarán siéndolo, pero también debemos estar al corriente del empleo pedagógico de otros materiales, como son las películas y los discos fonográficosz.

1. Burch, Glen., wPuhlic Libraries Fail Community Prog.ramsn. Liúrary 3ournal, 73 : 157, Feb. I, IgQ3.

z. Milam, Carl H., denotes OI: Adult Educatima. 2r3. June, rg46.

Ameritan Library Arsocialion, Bullefin, 40:

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ALGUNOS TITULOS DE PUBLICACIONES DE LA UNESCO PARA LOS EDUCADORES*

Clubs des relations internationales et groupements analogues. Ilustrado.

Ra@ort adressé au Conseil économique et social sur l’enseignement relataf aux Nations Unies et aux institutions spécialisées.

Ra@ort de la Conférence préparatoire des repré- sentants des universités. - Convoquée a Utrecht, 2-13 août 1948.

« Vers la compréhension internationale » 1. Quelques suggestions concernant l’ensei-

gnement relatif aux Nations Unies et aux institutions spécialisées.

II. La Préparation du personnel enseignant. III. Bibliothèque choisie. - Bilingüe

(inglés-francés).

Iv. Les Nations Unies et le Civisme interna- tional.

V. Dans la classe auec les moins de treize ans.

VI. L’InJuence du foyer et de la communauté sur les enfants de moins de treize ans.

VII. L’Enseignement de la géographie - quelques conseils et suggestions.

Rapport sommaire de la Conférence internationale de l’éducation des adultes.

Enfants sans foyer. - Numerosas ilustracio- nes

« Problèmes d’éducation » I. L’Enfance victime de la guerre.

La Reforme des manuels scolaires et du matériel d’enseignement.

ALGUNAS PUBLICACIONES

Acte constitutzf de l’organisation des .Nations Unies pour l’éducation, la science et la culture.

Actes de la Conférence générale de 1’ Organisation des Nations Unies pour l’éducation, la science et la culture. Quatrième session. Paris,

‘949. Vol. 1 : Comptcs rendus des débats. Vol. II : Résolutions.

Rapport aux Nations Unies, Ig@-1949. Rapport du Directeur général sur l’actiuité de

l’organisation d’octobre Ig49 à mars 1950.

So.05

$0.15

$1.00

$0.10

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DE LA UNESCO*

$0.10 6d. 25 F

2.;; 0. L1.4.0 416 12;; P

$0.80 4l- 200 F

$1.00 6/- 300 F

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Études d l’étranger - réfiertoire international des bourses et échanges.

Tome II, ‘gag. Supplément au tome II, 1949.

Presse, Film, Radio. Rapport de la Commis- sion des besoins techniques après enquête dans quatorze pays. Paris, Igag.

Communications mondiales : bresse, radio, jilm. Paris, 1950.

L’Education par la radio : La radio scolaire, par Roger Clausse. Paris, 1950.

La Formation professionnelle du personnel de la radio, par Maurice Gorham.

Enlace cient$co. La labor de enlace de la Unesco mediante los centros de coopera- ción científica.

Avec le TICER sur les chantiers de la reconstruc- tion. tion.

Goethe - textos de homenaje - 1749-1949. Goethe - textos de homenaje - 1749-1949. (Editado para la Unesco por la Gráfica (Editado para la Unesco por la Gráfica Pan-americana, México, D. F.) Pan-americana, México, D. F.)

Catálogo de reproducciones en color de la pintura de 1860 a 1940. - Trilingüe (español- francés-inglés).

Livret des commissions nationales.

$1.25 $0.50

$1.20

$1.20

$0.40

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81.50 $1.00

W 350 F 3/- 150 F

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W 400 F

W 300 F

75 F

35 F

PUBLICACIONES PERIODICAS

Abono anual Bulletin du droit d’auteur. Trimestral, bilin-

güe (inglés-francés).

Bulletin oficie1 de 1’ Unesco. Cada dos meses, publicado en inglés y francés.

Bulletin de 1’Unesco <i l’intention des biblio- thlques. Mensual, bilingüe (inglés-francés)

Educacióon fundamental - boletín trimestral. Publicado en español, en francés y en inglés.

El Correo de la Unesco. Mensual. Publicado en español, en francés y en inglés.

Museum. Revista trimestral bilingüe(inglés- francés) de las técnicas museográficas.

Bulletin international a’es sciences sociales. Trimestral. Publicado en francés y en inglés.

$1.80

$1.00

$2.00

$0.70

$1.00

$5.00

Sr.50

II/- 550 F

W 300 F

1213 600 F

4/- 200 F

5/- 200 F

LI.I.0 440 F

9, - 440 F

* Estas publicaciones han aparecido igualmente en inglés.

Los precios de las publicaciones están indicados en dolares, libras esterlinas y francos franceses.

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LISTA DE LIBREROS DEPOSITARIOS

DE LAS PUBLICACIONES DE LA UNESCO

ARGENTINA. Editorial Sudamericana, S. A., Alsina 500, Buenos Aires.

AUSTRALIA. H. A. Goddard, Ltd., 255a George Street, Sydney.

AUSTRIA. Wilhelm Frick & Co., 27 Graben, Viena 1.

BÉLGICA. Librairie Encyclopédique, 7, rue du Luxembourg, Bruselas.

BRASIL. Livraria Agir Editora, rua México 98-B, Caixa postal 3291, Rio de Janeiro.

CANADA. The Ryerson Press, 2gg Queen Street West, Toronto.

CHECOESLOVAQUIA. Orbis, Narodni 37, Praga 1.

CHILE. Librería Lope de Vega, Moneda 924, Santiago.

COLOMBIA. Sr. Emilio Royo Martín, Carrera ga, I 791, Bogotá.

CUBA. La Casa Belga, Sr. René de Smedt, O’Reilly, La Habana.

DINAMARCA. Einar Munksgaard, 6 Norregade, Copenhague.

EGIPTO. James Cattan, fournisseur de la Cour, I 18, rue Emad el Dine, El Cairo.

ESTADOS UNIDOS. Columbia University Press, 2960 Broadway, Nueva

York 27, N. Y.

FILIPINAS. Philippine Education Co., Inc., comer Tanduay and Vergara Streets, Quiapo, Manila.

FRANCIA*. Maison du Livre francais, 4, rue Félibien, Paris-Ge. (Ventas al por mayor y publicaciones no periódicas únicamente.)

GRANBRETANA. H. M. Stationery Office, P. 0. Box 569, Londres, S.E.r.

GRECIA. Elefthéroudakis, Librairie Internationale, Atenas.

HUNGRfA. « Ibusz », Akadémia-u. IO, Budapest V.

INDIA. Oxford Book & Stationery Co., Scindia House, Nueva Delhi.

ISRAEL. Leo Blumstein, Book and Art Shop, 35 Allenby Road, Te1 Aviv.

ITALIA. Messaggerie Italiane, via Lomazzo 52, Milán.

LfBANO Y SIRIA. Librairie Universelle, avenue des Francais, Beirut.

MÉXICO. Librería Universitaria, Justo Sierra 16, México, D. F. NORUEGA. A/S Bokhjsrnet, Stortingsplass 7, Oslo.

PAÍSES BAJOS. N. V. Martinus Nijhoff, Lange Voorhout g, La Haya.

PAKISTÁN. Thomas & Thomas, Fort Mansions, Frere Road, Karachi 3.

PERÚ. Libreria Internacional del Perú, S. A., Girón de la Union, Lima.

PORTUGAL. União Portuguesa de Imprensa, 198 rua de S. Bcnto, 30 Esq., Lisboa.

SUECIA. A/B C. E. Fritzes Kungl. Hovbokhandel, Fredsgatan 2, Esto- colmo.

SUIZA. Europa Verlag, Rämistrasse 5, Zurich.

UNIÓN SUDAFRICANA. Van Schaik’s Bookstore (Pty.) Ltd., Libri Build- ing, Church Street, Pretoria.

URUGUAY. Centro de Cooperación Científica para la América latina, Unesco, avenida Agraciada 1875, Montevideo.

* FRANCIA. Unesco, Service des ventes, 19, avcnue Kléber, Paris-IGe. Tél. : Kléber 52-00.